RESUMEN CAPITULO 2 LA IGLESIA PUEBLO DE DIOS

SEMINARIO SAN PEDRO DE PORTOVIEJO TEOLOGÍA ECLESIOLOGÍA PATRICIO XAVIER ZAPATA NASIMBA ECLESIOLOGÍA DE ELOY BUENO DE LA

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SEMINARIO SAN PEDRO DE PORTOVIEJO TEOLOGÍA ECLESIOLOGÍA PATRICIO XAVIER ZAPATA NASIMBA ECLESIOLOGÍA DE ELOY BUENO DE LA FUENTE CAPÍTULO II LA IGLESIA PUEBLO DE DIOS Introducción Ya el tema del capítulo nos advierte la importancia de la connotación teológica que Eloy Bueno de la Fuente va a tratar, la búsqueda de comprensión de la Iglesia como aquel pueblo de Dios en su misterio de fe. Aquella Iglesia que camina en el misterio de la fe, tiene una misión específica y cuya perfección futura se la consigue en el medio comunitario, de la relación con los otros bautizados. Esa connotación de pueblo de Dios que el Concilio Vaticano II va a afianzar como un carácter de identidad. ¿Qué significa que la Iglesia sea Pueblo de Dios? Debemos partir de una premisa principal, la (De la Fuente, 1998, p. 27). Por esto, el autor nos propone seis aspectos que marcan este protagonismo. El primero está relacionado con el destino histórico que ha atravesado la imagen del Pueblo de Dios. Sabemos que desde los inicios la Iglesia ha abarcado la centralidad ya que el Pueblo de Israel era identificado como el Pueblo de Dios, es tal la importancia de la Iglesia como nuevo pueblo de Dios, que se va a mantener hasta el siglo IV. Sin embargo, va a existir un cambio de preferencia (De la Fuente, 1998, p. 28). Hasta el Siglo XX hay un predominio de esta imagen. Pero (De la Fuente, 1998, p. 28). El Concilio Vaticano II, en LG considera este cambio como fundamental, puesto que (De la Fuente, 1998, p. 29). Los teólogos postconciliares le han dado énfasis a la imagen, a tal punto que se ha convertido en una (De la Fuente, 1998, p. 29). En cuanto a considerar el Pueblo de Dios en la perspectiva del Padre, el Concilio Vaticano II la ve como inserta en la economía de la salvación. (De la Fuente, 1998, p. 30). Este plan de cercanía de salvación comunitaria el NT lo designa con 4 términos: (De la Fuente, 1998, p. 30). Se pone en manifiesto el designio divino en el que Dios (De la Fuente, 1998, p. 30), sin caer en ningún modo de exclusión, sino como plan de Dios para la salvación de toda la humanidad que es Pueblo de Dios. (De la Fuente, 1998, p. 30). Dios, entonces, se adapta al ritmo de la historia, como aquel que va al encuentro y se comunica en medio de la historia. Esto nos pone en una triple dialéctica: concentración-expansión en donde (De la Fuente, 1998, p. 31); la vocación-envío, en donde la (De la Fuente, 1998, p. 31); y, la Alianza que es una (De la Fuente, 1998, p. 31). El tercer punto es la relación en la memoria colectiva de Israel como Pueblo de Dios. Esta es una memoria de carácter nacional, cuyo (De la Fuente, 1998, p. 31). Eh aquí donde la dialéctica mencionada se hace paradigmática en la (De la Fuente, 1998, p. 32). (De la Fuente, 1998, p. 32). Entonces, la Alianza que es de principio individual con Abrahám, se hace colectiva en la experiencia del Sinaí. Y a través de la alianza se (De la Fuente, 1998, p. 32). Es decir, es Dios quien constituye como pueblo a Israel. Constitución que necesariamente se centrará en la Asamblea, que es la (De la Fuente, 1998, p. 33). Por otro lado, la versión septuaginta va a traducir al gringo Edah como sinagoga y Qehal como Ecclesía.

El cuarto punto a resaltar es la conciencia de ecclesía en el nuevo pueblo de Dios. Así es como Jesús, por medio de su Iglesia, sigue invitando al Pueblo de Israel. (De la Fuente, 1998, p. 35). Toda esta misión del pueblo de Israel se ve presente, como es sabido, dentro de las comunidades de los creyentes, que se consideraron herederos de los (De la Fuente, 1998, p. 35). Los escritos paulinos de 1Cor 10, 1-3; 2Cor 6, 16; Gál3, 16, entre otros, van a sostener que la (De la Fuente, 1998, p. 36). (De la Fuente, 1998, p. 36). Término que adquiere una doble conciencia: a) la Septuaginta (De la Fuente, 1998, p. 37); b) la Ecclesía es inclusiva de mujeres, niños y esclavos, (De la Fuente, 1998, p. 38). El quinto sentido es la conciencia teológica de la Iglesia como Pueblo de Dios, en donde el autor resalta 8 aspectos: a) (De la Fuente, 1998, p. 39); b) (De la Fuente, 1998, p. 39); c) (De la Fuente, 1998, p. 39); d) (De la Fuente, 1998, p. 39); e) tenemos a la Iglesia como (De la Fuente, 1998, p. 39); f) la Iglesia mira a su componente escatológico que la hace peregrina, pues actualiza la victoria del Padre en Jesús, la libera del triunfalismo y la hace humilde y servicial para que de ella se reciba la gracia; g) la Iglesia tiene y sostiene unas enormes implicaciones ecuménicas; y, h) (De la Fuente, 1998, p. 40). Finalmente no previene de las interpretaciones que pueden darse y así tergiversar el sentido de la imagen del Pueblo de Dios: a) (De la Fuente, 1998, p. 40); b) (De la Fuente, 1998, p. 41); c) (De la Fuente, 1998, p. 41); d) (De la Fuente, 1998, p. 41); e) (De la Fuente, 1998, p. 41), en el peligro de caer en las polémicas de la teología de la liberación. Preguntas La lectura de este texto me ha llevado a plantearme las siguientes interrogantes: - ¿Toda la humanidad entra en la categoría Pueblo de Dios? Si es así, ¿qué sucede con las religiones mistéricas? - ¿Cuál es la connotación de la Iglesia de los Pobres que plantea propiamente Su Santidad San Juan XXIII frente a la Iglesia de los pobres que presenta la teología de la liberación? - ¿Cómo se entiende el sentido ecuménico de la Iglesia trinitaria imagen del Pueblo de Dios frente a la modernidad y el modernismo aún presente en la actualidad? Conclusión El autor, en este segundo capítulo, fue más allá de la presentación de la historia de la eclesiología. Ahora nos presentó el sentido de entender a la Iglesia como el Pueblo de Dios. Y pues, hay aspectos fundamentales a resaltar para concluir. Primero, la Iglesia es pueblo de Dios a imagen del Pueblo de Israel. Dios escoge un pueblo de entre todos los pueblos, pero no en un sentido exclusivista, sino universal. La conciencia del pueblo de Dios, al igual que con el Pueblo de Israel va a partir de una experiencia epifánica, la Alianza en el Sinaí. Aspecto fundamental que hace del pueblo de Israel constituirse como pueblo. Así mismo en la Iglesia, la experiencia con la novedad del Dios Trino revelado en la Persona de Cristo, en su Pascua, nos ha constituido como pueblo. Como imagen del Pueblo de Israel esta constitución se fundamenta en la asamblea donde la Alianza se sella. Así pues, la Iglesia sella su alianza con Dios en la celebración de los sacramentos, sobre todo la Eucaristía. Comentario crítico

Quiero ser enfático en cuanto al análisis de los riesgos. El autor es consciente del daño y el peligro que representa la teología de la liberación de corte marxista que ha tergiversado el sentido de la palabra y la ha equiparado con el proletariado. Entender al pueblo como la masa de los oprimidos puede tender a convertir al cristianismo en una filosofía, en una ideología. Esto hace que la Iglesia pierda su sentido mistérico de la iniciativa de Dios, por equipararla a una institución más de lucha hegemónica por la libertad de las masas. Y la Iglesia, como ya hemos visto, no es una unidad de clase. Referencia bibliográfica De la Fuente, E. (1998). Eclesiología. Biblioteca de Autores Cristianos: Madrid.