Restaurando La Puerta Del Juicio

La última puerta mencionada en el capítulo 3 de Nehemías es la “Puerta de la Inspección”. (Nehemías 3:31) Después de él,

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La última puerta mencionada en el capítulo 3 de Nehemías es la “Puerta de la Inspección”. (Nehemías 3:31) Después de él, Malquías, uno de los orfebres, hizo reparaciones hasta la casa de los sirvientes del templo y de los mercaderes, frente a la puerta de la Inspección y hasta el aposento alto de la esquina. La palabra exacta que se usa en hebreo es “Mifkad”, que literalmente significa: una tarea asignada, hacer un nombramiento, asignar un cargo o mandato. Históricamente esta puerta era la de la revisión o de registro. Cuando un extranjero llegaba a la ciudad, tenía que tener una visa. Bueno, no como las que conocemos en el día de hoy, pero él debía detenerse en la puerta para inscribirse. Y también era la puerta de la inspección, de pasar revista. Cuando llegaba de regreso el ejército que había salido a luchar en alguna batalla, los soldados al regresar pasaban por esta puerta.

Aquí fue donde el rey David pasó revista a sus tropas cuando regresaban. La mayoría de ellos gustosamente hubiera entregado su vida por su rey. Cuando ellos llegaban cansados y heridos de la lucha, encontraban a su rey en la puerta para darles la bienvenida y agradecerles por su lealtad y valor. Desde el aspecto espiritual esta puerta también conocida como la del Juicio, pues nos habla del juicio de Dios. La palabra hebrea original significa "citatorio, comparecencia, reclutamiento". Esto con lleva la idea de tropas presentándose para la revista. En 1 Tesalonicenses 4, en el momento del arrebatamiento de la Iglesia, seremos recogidos para encontrarnos con el Señor en el aire. Hay personas que dicen que eso va a ser ¡algo maravilloso! ¡Pues, sí, lo es! Pero, ¿sabe usted que después de dicho arrebatamiento vamos a presentarnos ante el tribunal de Cristo? La biblia habla de tres tipos de Juicio: El Juicio de las Naciones, El tribunal de Cristo y El juicio del trono blanco.

1.- El Juicio de las naciones: En Mateo 25:31-33 las naciones son comparadas con ovejas y cabras. El juzgara a las naciones que se levantaron contra Israel. 2.- El tribunal de Cristo: en este juicio se recompensara a los cristianos. 3.- El Juicio del trono blanco: este no es para dar recompensas sino para juzgar a todos los que rechazaron a Jesucristo. Hablando del tribunal de Cristo Escuchemos lo que dijo el apóstol Pablo en su Segunda carta a los Corintios, capítulo 5, versículo 10: "Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo". (Salmo 50:1-6) El poderoso Dios, el SEÑOR, ha hablado, y convocado a la tierra, desde el nacimiento del sol hasta su ocaso. (2) Desde Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido. (3) Que venga nuestro Dios y no calle; el fuego consume delante de El, y a su derredor hay gran tempestad. (4) El

convoca a los cielos desde lo alto, y a la tierra, para juzgar a su pueblo, (5) y dice: Juntadme a mis santos, los que han hecho conmigo pacto con sacrificio. (6) Y los cielos declaran su justicia, porque Dios mismo es el juez. (Eclesiastés 12:13-14) El fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. (14) Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, ya sea buena o sea mala. Éste no es el mismo juicio que el del Gran Trono Blanco, mencionado en Apocalipsis 20:11-15. Solo los creyentes comparecerán ante el tribunal de Cristo. Porque este juicio no está relacionado con la salvación, sino con la recompensa. Los creyentes, entonces, recibirán lo que les corresponda, según lo bueno o lo malo que hayan hecho mientras estaban en esta tierra. En base a ello, el apóstol Pablo dijo en 2 Corintios 5:11, "Por eso, sabiendo que hay que tener reverencia al Señor, procuramos convencer a los hombres". Pablo estaba diciendo: "Yo quiero estar ocupado porque tendré

que presentar trabajando”

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Él va a examinar esas obras en ese día. Él va a examinar de cerca cómo hemos vivido nuestra vida aquí en la tierra. Este es, pues, el simbolismo de esta puerta. Como ya hemos dicho, cuando los soldados regresaban a través de esta puerta, el rey David estaba allí. Y él conocía al soldado cubierto de cicatrices, que había luchado con denuedo, y él sabía lo que había hecho. Entonces, de vez en cuando, él llamaba a uno de los que estaban formados en filas y le decía: "Yo tengo un premio, una recompensa para usted". Y habrá muchos creyentes desconocidos para nosotros, y otros más conocidos, que serán llamados aparte de las filas en ese día del tribunal de Cristo, para ser recompensados. Miren cómo estas puertas fueron restauradas. No fueron restauradas en cualquier orden. Esto fue designio de Dios, tal como nosotros vamos por etapas en la vida de la iglesia. Después que el Señor venga, juzgará a su casa, porque el juicio empieza por la casa. Y es

menester que todos, incluyendo a Pablo – él se incluye allí –, comparezcamos ante el tribunal de Cristo. En aquel día muchas personas que no restauraron ninguna puerta, dirán: ‘Señor, Señor, en tu nombre hicimos esto o lo otro’. Y el Señor dirá: «Nunca os conocí, hacedores de maldad, apartaos de mí». A otros, que han restaurado las puertas, el Señor les dirá: «Buen siervo y fiel … entra en el gozo de tu Señor». ¿Qué es una recompensa? 1.- Dar una cosa o hacer un beneficio a una persona, como premio por un servicio, o como reconocimiento por un mérito o una buena acción. Apocalipsis 22:12 12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. El Señor Jesús, está pronto, para galardonar a todo aquel que ha decidido servirle y actuar de acuerdo a Su Palabra. Ya sea como hijo, padre, amigo, esposo (a), empleado, empresario, servidor público, o como ministro en una iglesia podemos hacer la obra de Dios y publicar Su

Reino a través de nuestras actitudes, palabras y acciones. Cualquier obra de caridad, de honestidad, de eficiencia, de comprensión, etc, hecha para el Señor tendrá su recompensa pues: “... Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre... ” (Hebreos 6:10). Vemos cómo el Señor muestra un interés muy grande en recompensar a aquellos que han decidido creerle, y dar el todo por el todo por su gran amor mostrado en la cruz para salvar a la humanidad. Podemos darnos cuenta que al Señor le importa demasiado la gente de Su Reino (nosotros). ¡Dios interesado por ti, valorando tu esfuerzo, motivándote a servir, haciéndote saber que habrá recompensas y pago por tu trabajo en Su Reino! ¡Qué Dios tan precioso servimos! Antes de venir a establecer Su Reino, le interesa recompensar a quien le sirve en él. “... Como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9)

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58) Gracias a Dios somos salvos por la fe en la Sangre del Cordero de Dios que fue derramada en la cruz del Calvario y no por obras. Pero qué agradable es saber que aunque no servimos a Dios con el fin de obtener recompensas, Él en Su infinito amor nos quiere bendecir abundantemente con ellas en esta vida, y lo más importante, por la eternidad, donde nunca terminarán. La salvación la recibimos por la gracia de Dios es un regalo, Pero las recompensas son por la labor realizada en su obra. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58) Gracias a Dios somos salvos por la fe en la Sangre del Cordero de Dios que fue derramada en la cruz del Calvario y no por obras. Pero qué agradable es saber que aunque no servimos a Dios con el fin de obtener recompensas, Él en Su

infinito amor nos quiere bendecir abundantemente con ellas en esta vida, y lo más importante, por la eternidad, donde nunca terminarán. Cristo viene pronto, y la pregunta es ¿estamos preparados para ese encuentro con nuestro bendito Salvador? ¿Qué hemos hecho para él? ¿Cómo hemos consumido nuestro tiempo y todas las bendiciones que él nos ha regalado? ¿Tenemos algo para ofrecer a sus pies ese día que lo veamos cara a cara? ¿Hemos de ir a su presencia sin ningún fruto que ofrecer? Jesús dice: “He aquí yo vengo pronto y mi galardón conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra”.