rechazo materno inconsciente

considero que el ser humano, cursa desde su nacimiento periodos de transito entre el narcisismo a la socialización, sin

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considero que el ser humano, cursa desde su nacimiento periodos de transito entre el narcisismo a la socialización, sin embargo de la sexualidad para ambos sexos que pasa por la confirmación narcisista por parte de en esta investidura se depositaran los inicios de la diferenciación sexual por parte de la madre.

El material inconciente que deposite la madre en su hijo tiene que ver con su representación de la feminidad y de la masculinidad, a partir de sus propias imágenes parentales, el investimiento de su propio sexo, su relación con su pareja, su deseo de un hijo o una hija, el erotismo que se pone en juego en su relación con su hijo o hija, entre otros muchos factores, por tanto las producciones psíquicas, físicas, afectivas, etc, que la madre sitúe en el periodo prenatal incidirán posteriormente en la vida y en la identificación sexual de ese niño, puesto que los contenidos sexuales maternos se infiltran en los primeros cuidados iniciando el reconocimiento del bebé como otro, proceso que corre paralelo, en él, al de la separación del objeto primitivo y la constitución del objeto interno. La posición del padre, de la pareja de la madre, comienza a tener aquí enorme importancia. Este contenido sexual implantado en el niño, es el inicio del inconsciente, y será objeto de sucesivas interpretaciones, simbolizaciones y traducciones, a lo largo de toda la vida.

las enfermedades psicotóxicas son síndromes resultantes de la deformación de la relación objetal durante el primer año de vida del niño. Es el comportamiento patológico de la madre el que deforma su relación con el hijo y actúa en forma de toxina psíquica, proporcionando al niño estímulos impropios. Esta conducta materna es siempre una forma de rechazo del niño. - Cuadros provocados por un rechazo primario manifiesto

y posterior contexto, son decisivos, en el caso de que una familia no brinde el suficiente amor al niño influirá en los factores etiológicos del alcoholismo, instaurando impulsos autodestructivos basados en una fijación oral; esto puedo explicar pues la adicción al alcohol es el medio utilizado por aquellos individuos que poseen un fuerte impulso inconsciente a destruirse así mismos, como consecuencia de los sentimientos infantiles de haber sido traicionados por sus padres. El conflicto surge por la intensa rabia del niño que desea destruir a sus padres, la cual no puede ser expresada por el miedo a perderlos y que es entonces dirigido hacia sí mismo, convirtiéndose en frustraciones que gratificaran en su posterior desarrollo a través del consumo de alcohol, por las fijaciones orales que no fueron tramitas. Entonces, todas estas relaciones más tarde, en la adultez, el alcohol se convierte en el medio para obtener la gratificación de los impulsos orales y venganza, expresándose la hostilidad a través del comportamiento antisocial desplegado bajo la influencia de la intoxicación etílica, a

la vez que es alimentada la culpa por la alienación que sufren por los efectos destructivos de la conducta etílica. El alcohol es utilizado para vencer la frustración externa a través del olvidar y soñar, como para vencer una inhibición interna. A medida que avanza la enfermedad aumentan los rasgos esquizoides -preocupaciones paranoicas, así como alejamiento de los demás y fantasías de omnipotencia.

Ahora bien, estas relaciones de objeto, parentales, etc, fijan frustraciones en la infancia y ya en el desarrollo del niño o mas adelante en la adolescencia podrían constituir una personalidad pre-mórbida oral y narcisista, producto de experiencias familiares difíciles, caracterizada como la dependencia, la inmadurez, la baja tolerancia a la frustración y la incapacidad para demorar las gratificaciones, estas experiencias traumáticas producen en el niño la formación de fuertes tendencias a las perversiones sexuales y al sadismo. Así como tienen tendencias homosexuales reprimidas e incapacidad para amar, para dar y recibir. SOBREPROTECCIÓN Los niños sienten sobreprotección rechazante cuando su madre los sobreprotege, por la culpa por rechazar a sus hijos

Es conveniente mencionar que la gran mayoría de las madres y padres por generaciones han estado divididos emocionalmente, y en la lucha de las emociones y pensamientos dedicados a sus hijos, se les crea la lucha interna inconsciente entre amar y aceptar a sus hijos o permanecer ajenos a ellos y rechazarlos, todo esto propiciado por las promesas y la confusión en Si, como plantea Lacan, el deseo del sujeto es deseo de reconocimiento, deseo de ser el falo materno, ha de plantearse en el sujeto la pregunta por el deseo el Otro. Lacan formula en el Seminario 5 en relación a la madre que: “su ausencia o su presencia se convertirá para el sujeto en el signo del deseo al que se aferrará su propio deseo, y que hará o no de él, no simplemente un niño satisfecho o no, sino un niño deseado o no deseado”. Señala, posteriormente, los efectos desestructurantes que tiene sobre la constitución subjetiva el hecho de no haber ocupado el lugar del falo materno, de no haber sido deseado: el profundo rehusamiento de estos sujetos a acercarse a su historia que lleva, en casos extremos a la tendencia al suicidio como modo de salir de ella. “No aceptan ser lo que son, no quieren saber nada de esa cadena significante en la que sólo a disgusto fueron admitidos por su madre”. Considero que el abandono materno se constituye para Daniela como una marca en relación a esta pregunta por el deseo del Otro que se pone en juego en el deseo de reconocimiento. Constituye un signo, lo que representa algo para alguien. El abandono de la madre biológica representa para Daniela el rechazo del Otro. Es el signo del rechazo del Otro. b.

La ilusión

¿Qué hace Daniela frente a este Otro cuyo rechazo le impide ubicarse como deseada? Freud, en “La pérdida de la realidad en la neurosis y en la psicosis”, caracteriza la neurosis por la evitación de un trozo de la realidad. Afirma que el

neurótico evita encontrarse con un fragmento de la realidad que le resulta traumático, no quiere saber nada del mismo, y busca reemplazarlo en la fantasía por uno más acorde a sus deseos. Daniela evita encontrarse con el rechazo materno, con la marca que este rechazo ha dejado en su historia. Lo evita mediante lo que ella llama “ilusión”. La ilusión le permite eclipsar el rechazo del Otro, mantenerlo oculto. En 1927, Freud conceptualizó la ilusión al realizar un análisis de las creencias religiosas. Planteó que la fuerza de la religión no procede la posibilidad de sustentar y corroborar las ideas religiosas mediante la razón, sino que su potencia fluye de una convicción interna que tiene otras fuentes. Calificó a las ideas religiosas como ilusiones, considerando ilusión a toda creencia engendrada por el impulso a la satisfacción de un deseo que prescinde de la relación con la realidad. La ilusión tiene como punto de partida un deseo, no es un precipitado de la experiencia ni una deducción del pensamiento. La ilusión en Daniela surge del deseo de reconocimiento, del deseo de ser deseada por el Otro. Apartándose de la experiencia, ubica una madre que ha cambiado, lo que le permitiría a Daniela empezar a sentirse bien. Donde el rechazo del Otro es evitado, la ilusión dice: “Finalmente tu madre biológica te quiere y sos una hija deseada”. Sostiene la presencia de un Otro que aloja al sujeto en su deseo y al sujeto como falo materno. Sustenta tanto al sujeto como al Otro sin falta, es decir, elude la castración. Esta ilusión brinda a Daniela cierto alivio en relación a su historia. Pero este bienestar se caracteriza por su fragilidad: la ilusión está condenada al derrumbe dado que la lleva a buscar a una madre que no existe, la lleva en su búsqueda a chocar nuevamente con el rechazo. Por otro lado, la evitación del rechazo materno pareciera ser correlativa del hecho de que Daniela se lea como rechazada en las distintas escenas cotidianas, ya sea con su familia, sus amigos, su pareja. La falta de localización del rechazo en relación a su madre biológica la condena a reencontrarlo en todas las situaciones que ponen en juego la pregunta por el deseo del Otro. c.

Melancolización

¿Qué sucede cuando una actualización del rechazo derrumba la ilusión? Daniela frente al rechazo siente culpa y bronca contra sí misma. Siente que ella misma lo genera. ¿Qué hace que Daniela pase de ser rechazada a sentirse rechazable? ¿Qué hace que se ubique como causa del rechazo? Creo que ante la pérdida de la ilusión se produce en Daniela una melancolización. Hablo de melancolización para señalar por un lado que no considero que en este caso se trate de una melancolía, pero que el mecanismo que se pone en juego tiene puntos en común con el que Freud describe en relación a la misma. Lo que caracteriza a la melancolía, a diferencia del duelo, es que ante una pérdida se produce un empobrecimiento del yo, el cual se considera indigno de estimación y se dirige amargos reproches. La génesis de estos auto-reproches es explicada por Freud a partir de la vuelta contra el propio yo de reproches dirigidos inicialmente hacia el objeto perdido. Considero que en el caso de Daniela puede hablarse de melancolización en el punto en el que, por un mecanismo similar al anteriormente descrito, la paciente, ante el rechazo materno, no imputa este rechazo a su madre biológica, sino que se reprocha a sí misma el ser rechazable, el haber generado el rechazo. No aparece, por lo tanto, bronca hacia la madre, sino hacia sí misma. Daniela se siente culpable. Nuevo punto de contacto con la melancolía. Freud plantea que en la misma el superyó vuelve contra el propio yo la agresión que se dirigía al objeto perdido. La tensión entre el superyó y el yo se manifiesta como sentimiento de culpabilidad y necesidad de castigo. Así tanto agresión como reproche, dirigidos inicialmente a su madre biológica, caen sobre Daniela, haciendo de ella alguien rechazable, culpable. Lacan caracteriza en el Seminario 20 al superyó como imperativo de goce, voz que empuja al sujeto a gozar. En Daniela, este imperativo le achaca lo mala que tiene

que haber sido para haber sido rechazada, la fuerza al goce masoquista de ofrecerse al Otro como objeto de rechazo. Este proceso de melancolización del yo que se pone en juego en Daniela es correlativo de una preservación del Otro. Si Daniela es culpable por el rechazo, entonces no lo es su madre. En donde la ilusión decía: “Tu madre finalmente te quiere y te desea”, dice, tras su ocaso, la culpa: “Tu madre biológica te quiere, pero como sos rechazable te abandonó”. La melancolización no sostiene como la ilusión a un Otro idealizado y al sujeto como su falo sino a un Otro sin falta y al sujeto como objeto rechazable. El superyó, en este proceso, hace que el yo se ofrezca, al modo en que se ofrecen sacrificios a las divinidades, al Otro como objeto rechazable. El yo se sacrifica a si mismo en este goce masoquista para preservar al Otro de la falta. d.

El duelo

Gerez Ambertín sostiene, a partir del análisis que realiza Freud de los testimonios del pintor Haitzmann, que la melancolización puede surgir en la neurosis como consecuencia de un duelo suspendido. ¿Puede pensarse en el caso de Daniela en un duelo no realizado con respecto a su madre biológica? ¿Qué vínculo libidinal podría haber en relación a esta madre que la abandonó a los diez meses y que nunca tuvo afecto para darle, vínculo que pudiera motivar un duelo con su pérdida? ¿Puede haber un duelo por algo que no se tuvo? Considero que, si puede hablarse de duelo impedido, es no tanto en relación a la pérdida de su madre biológica, sino a la de esa madre idealizada que Daniela construye mediante la ilusión y sostiene mediante la culpa. Esta madre ilusoria es de gran valor libidinal para ella, dado que le evita encontrarse con la falta dejada por el rechazo de su madre biológica, le permite reparar algo de su historia. Duelo no realizado, dado que la madre idealizada es sostenida por Daniela, dado que Daniela evita su pérdida. ¿Implica la asunción por parte de sujeto de la falta materna la pérdida de esa madre que nunca tuvo pero en la cuál religiosamente creyó mediante la ilusión? Según Nasio, la lógica de la cura en la neurosis supone el atravesamiento de la angustia de castración. Este atravesamiento implica que el paciente, al enfrentarse a la castración en el análisis, pueda asumirla en lugar de evitarla neuróticamente. La asunción de la castración genera una pérdida, que es la pérdida de la ficción de la omnipotencia del Otro y de la potencia fálica del sujeto. El sujeto pierde una parte de sí mismo, pierde el niño fálico que creyó ser, y esta pérdida da lugar a un duelo. ¿Puede pensarse que el duelo no realizado por Daniela es el duelo por esa parte de sí misma que perdería en la confrontación con la castración del Otro (con el rechazo materno), parte de sí misma que consiste en esa niña ilusoria que finalmente fuera aceptada por una madre que la aloje en su deseo? Fue siguiendo esta lógica que las intervenciones en la continuación del tratamiento buscaron ubicar lo que Daniela evitaba ver: que su madre biológica nunca la quiso. Se cuestionaba así tanto la ilusión como el lugar de causa del rechazo del Otro en el que se ubicaba la paciente para evitar el encuentro con la falta materna. En entrevistas siguientes, se pudo recortar en su discurso que su madre biológica constituyó siempre un vacío para ella, que nunca encontró en ella otra cosa que rechazo. El hecho de que su madre biológica la abandonara a ella de igual modo que a sus otros hijos, permitió enlazar el rechazo a los hijos en general y no a Daniela en particular. La apuesta sostenida en el tratamiento apuntaba a que Daniela pueda dejar de sacrificarse a sí misma para seguir creyendo, que el espejismo problemático de las dos madres fuera dando lugar a que finalmente encuentre que tuvo sólo una, su madre de crianza.

la que el ser humano ha estado sumergido por siglos. Esto, aunado al miedo que se produce cuando la madre no espera un embarazo, provoca un automático rechazo causado por

situaciones que la madre o padre están viviendo. Hay que recordar que en la gran mayoría de los casos el rechazo es automático e inconsciente por parte de la madre, ya que el miedo que el Enemigo Interior le envía se conecta con sus propias experiencias y promesas* causándole miedo a ser madre, recordándole así que el embarazo en ese momento no es adecuado. Por lo tanto el miedo y el rechazo que ella está sintiendo crea una mayor cantidad de energía negativa que incrementa el volumen de su Enemigo Interior y provoca que el bebé se contamine con su vibración negativa, imprimiéndose así en el Cuerpo Emocional del bebé. Como se mencionó en capítulos anteriores, el bebé es un ser independiente de ella y elabora sus propios pensamientos en relación a la información que ha recibido de la madre, así que si el bebé siente miedo y rechazo materno -con la ayuda de su propio Enemigo Interior que ya está formándose- interpreta el miedo y rechazo como: "No me quieren...". "Soy inadecuado...". "Llegué fuera de tiempo...". "No soy conveniente...". "Causo problemas...". "Soy un estorbo...". "Causo dolor...", etc. Este rechazo no queda solamente ahí, va más profundo en virtud de que el bebé se siente uno con la madre, SE RECHAZA A SI MISMO, la Mente Mentirosa dice: "Porque mi mamá me rechaza, yo me rechazo...". "Si mi mamá no me quiere, yo no me quiero...". "Si mi mamá no me quiere, yo soy malo, algo hice mal o algo mal hay en mí...", etc. Por lo tanto el bebé entrará en una dolorosa confusión.