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Universidad de San Carlos de Guatemala Escuela de Ciencias Psicológicas Profesorado en Educación Especial Estrategias de los Problemas de Conducta Nadyezhda van Tuylen Jorge Fernando Gómez Mármol 2011 15030

Trastorno Oposicional Desafiante El presente informe toma sus bases en los trabajos de: “Tratamiento del trastorno de oposición desafiante” (E. Rigau - Ratera, C. García - Nonell, J. Artigas - Pallarés); “Trastorno oposicional desafiante: enfoques, diagnóstico y terapéutico y trastornos asociados” (Blair Ortiz Giraldo, Carlos Alberto Giraldo Giraldo, Juan David Palacio Ortiz); “Características familiares y habilidades sociocognitivas en niños con conductas disruptivas” (Mirta Susan Ison, Revista Latinoamericana de Psicología, Enero 2004) y “Prevalencia, sintomatología y distribución del trastorno negativista desafiante” (Enrique Emberly Moreno y Manuel Pelegrina del Rio). El trastorno de oposición desafiante (TOD) se puede definir como un conjunto de conductas que se rebelan de manera hostil hacia las figuras de autoridad, Aparentemente de mayor prevalencia en la figura masculina y de mayor intensidad durante la adolescencia. Su correcto abordaje podría evitar el crecimiento en intensidad conforme se avanza a la edad adulta. Por consiguiente se busca que este artículo elabore de manera clara y concisa las características y métodos de abordaje básicos para el TOD.

Negativismo, hostilidad, desobediencia y oposición se encuentran como núcleo del TOD, pareciera que este set conductual lleva a algunas personas a relacionar este trastorno como algo que forma parte de un trastorno de conducta (TC). Sin embargo el TC se muestra como un caso mucho más grave, en este más allá de desafiar a las figuras de autoridad se cae un una violación constante de los derechos, normas y leyes que rigen el entorno de la persona. Por otra parte no pareciera del todo incorrecto el asociar, hasta cierto grado, ambos trastornos, algunos estudios parecieran indicar que el no intervenir, o hacerlo de manera inadecuada, puede llevar a que un TOD avance a un TC y posiblemente a un trastorno de personalidad antisocial (TPA) en la edad adulta. Dichas intervenciones suelen seguir uno de dos caminos: la ruta conductista o el enfoque cognitivo. La visión conductista del abordaje toma bases en que las conductas pueden ser reforzadas o extinguidas a base de recompensas, castigos y ausencias. Además de esto la teoría conductista de Barkley resalta la importancia de que los padres deben ser constantes, específicos e inmediatos en la aplicación de las consecuencias, sean positivas o negativas. Así mismo cabe resaltar que para Barkley padre-hijo se encuentran en una relación recíproca, la conducta de uno afectara sobre el otro y viceversa; y es este enfoque en las conductas en donde se difiere del otro modelo utilizado.

El enfoque cognitivo dispone que una vez se tengan las habilidades necesarias para realizar una acción o para comportarse bajo cierto estándar es posible que un niño alcance dichos patrones de comportamiento. En el caso específico del modelo de “Solución colaborativa de problemas” existen categorías para clasificar el tipo específico de abordaje que se dará a ciertas conductas: El grupo A, en el que se catalogan conductas que implican un riesgo para el niño o para otros; el grupo B, dentro del cual hay conductas inadecuadas que no implican un riesgo importante o problemas a nivel familiar y el grupo C que reúne conductas sin riesgos pero que alteran de manera importante la dinámica familiar. Como se mencionó antes el propósito de estas categorías es definir el abordaje que se tendrá ante las conductas. En el caso del grupo A el adulto se impone ante el niño, ya que hay una amenaza directa no hay lugar a elaborar dialogo con el niño; el grupo C da lugar a simplemente ignorar las conductas, seguir al niño en una pelea porque no quiere comer “X” alimento solo lleva a un deterioro en el ámbito familiar ante una situación que no supone ningún tipo de riesgo; finalmente el grupo B da paso a un ambiente de negociación, reconocer que el niño tiene capacidad de decisión y permitir que él se dé cuenta de esto servirá en el desarrollo de sus habilidades básicas.

Para concluir he de mencionar que los patrones de abordaje del modelo cognitivo parecieran ser la manera más adecuada de trabajar con los niños. El permitir que los niños tengan un input directo, por muy leve que pueda ser, sobre las decisiones que los involucran es de gran ayuda para generar un ambiente en el que las relaciones no se basan en un “yo digo, tú haces”. De esta manera es posible apaciguar los rasgos que definen al TOD, pues en un entorno de colaboración no hay lugar al desafío de figuras de autoridad, por supuesto el modelo conductual tiene su utilidad pero probablemente se vea limitado a usos de modificación de conducta temporal y a corto plazo.