Primer Material de Apoyo (Max Weber)

MATERIAL COMPLEMENTARIO: FICHAS DE ESTUDIO Danilo Panes Á. Curso de Sociología – Programa de Bachillerato Julio, 2018 El

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MATERIAL COMPLEMENTARIO: FICHAS DE ESTUDIO Danilo Panes Á. Curso de Sociología – Programa de Bachillerato Julio, 2018 El presente documento constituye un material de estudio complementario de los contenidos y la bibliografía a trabajar durante la catedra. Se constituye como un documento sintético de algunos pasajes de sus obras, orientado a facilitar la comprensión general de la obra de Max Weber. Es preciso aclarar que el presente resumen no reemplaza de ninguna manera las lecturas obligatorias ni los contenidos vistos en clases. I. “La objetividad cognoscitiva en la ciencia social y de la política social” Este texto pretende esclarecer las condiciones a través de las cuales la labor investigativa de las ciencias sociales lograría producir conocimiento objetivamente valido. Para Max Weber la realidad debe comprenderse como una multiplicidad infinita de procesos, imposibles de someterse en totalidad a los alcances de la finita mente humana. Es por eso, que el estudio de los procesos socio-históricos, debe construir un ordenamiento conceptual de la realidad empírica, en donde no se establecen relaciones entre “cosas” objetivas y hallables puramente en la realidad empírica; sino conexiones conceptuales entre problemas, condicionadas por el interés cognoscitivo de quien investiga y por la significación cultural especifica que cada cual otorga. En sus palabras, somos capaces de hallar el sentido del acaecer del mundo siendo capaces de crearlo. Así, el ordenamiento de la realidad sensible en categorías y conceptos se liga estrechamente a los elementos subjetivos del propio entendimiento, en cuanto están en relación con las ideas de valor culturales con las cuales abordamos la realidad, y con los puntos de vista que seleccionan, analizan y organizan el objeto durante el análisis científico. Es decir, al igual que el hombre de voluntad, el hombre científico es un individuo con la capacidad de posicionarse ante el mundo, juzgando y significándolo, otorgándole un sentido real al conocimiento teórico; formando juicios de valor que permean su propia labor investigativa. Como se mencionó, la complejidad de la realidad nos limita a conocer solo una parte “esencial” de ella; parte finita de la realidad que creemos merece ser estudiada. Es esta parte la que comprendemos como significativa culturalmente, y es por esto que cobra sentido lógico la idea de un conocimiento de fenómenos individuales, a los cuales se les otorga sentido por la especificad en que se manifiestan. Asumiendo esto, el interés de la

ciencia esta en comprender, por un lado, la conexión y significación cultural de sus manifestaciones individuales en su configuración actual, y por el otro, las razones por las cuales ha llegado históricamente a ser así. Es decir, estableciendo conexiones universales las que se insertan problemas prácticos e históricos interpretados desde un punto de vista especifico. La ciencia social, aborda el estudio teórico e histórico de dichos fenómenos, y las soluciones prácticas son consideradas objeto de la política social. En la construcción de este esquema interpretativo, toman forma los tipos ideales. Los cuales son, representaciones ideales de las conexiones individuales, que permiten ilustrar y comprender pragmáticamente la especificación de aquella conexión. Es un cuadro utópico ideal unitario carente de contradicciones, en el cual, se acentúan rasgos distintivos de los fenómenos que se presentan de manera difusa en la realidad empírica, por lo cual, son inhallables pura y exactamente en la realidad. No es un esquema normativo del como debiera ser la realidad, sino un instrumento lógico, medio por el cual, la realidad es medida y comparada a fin de esclarecer elementos significativos en su contenido empírico. Es una imputación a las causas reales posibles; comprendiendo los fines y los ideales que están en su base, comprobando, en cada especificidad plena de significación, en qué medida la realidad se acerca o se aleja a la tipología construida. II. “La relación entre ascesis y espíritu capitalista” Este texto se propone realizar un examen global del protestantismo ascético, orientado a identificar las influencias de la ética puritana en la formación del moderno espíritu capitalista, en tanto que el ascetismo puritano tendería a favorecer y fortalecer el modo de vida capitalista, a través del concepto de profesión, el cual comprende la racionalización del comportamiento y la actividad económica propiciando la formación del comportamiento burgués racional. En las formulaciones del ascetismo y la ética puritana se identifican, a través de obras representativas como la de Richard Baxter, una valoración y fundamentación religiosa y moral de la actividad económica, referida principalmente a la propiedad, la riqueza y su consecución, a través del trabajo. Además, esto se acompaña de una valoración del tiempo en perspectiva religiosa, pues el derroche del tiempo se apega a lo pecaminoso. Desde esta óptica, se critica y se enfrenta el uso irracional de la riqueza, entendido como la riqueza dispuesta a la satisfacción de las tentaciones, ambiciones o disposiciones pecaminosas, que no tienen por objeto la glorificación de dios. La opulencia es condenable cuando induce a un mal uso o derroche del tiempo en la holganza corrupta y los placeres sensuales de la vida. La ética puritana postula que la glorificación de dios, se acrecienta a través de las obras, y no por la vía de la ociosidad ni el placer. Es por esto, que se postula que es el trabajo el medio correcto para enfrentar las tentaciones, ambiciones y dudas religiosas. Aquí al trabajo se le considera una obligación moral, es en sí mismo una actividad vital de la existencia por mandato de Dios, y por lo tanto, la integración de los individuos a una profesión se comprende como resultante directo de la voluntad divina. Como

consecuencia de esta fundamentación religiosa, el trabajo y la profesión pasan a ser requerimientos prácticos del dogma puritano, obligaciones piadosas propias de una vida ascética y metódica, constituyéndose como una actividad constante, sistemática y prolongada a través del tiempo, como ejercicio y practica de una asignación de orden divino. En esta lógica, se acepta el trabajo orientado a la consecución de la riqueza, pues a mayor riqueza tanto más recio es el sentido de la responsabilidad y su intención de incrementarla a través del trabajo constante, cumpliendo entonces con la valoración ética del trabajo constante y prolongado. La riqueza puede entonces ser de uso racional y provechoso grato a dios, con la finalidad vital de retribuir beneficios para el hombre y la comunidad. Esta concepción puritana, deviene en acciones en la esfera económica que se orientan en lo subjetivo a una dedicación a la ganancia y una propensión a la acumulación fundamentada ética y moralmente. Esta concepción propicio la creación de capitales y la formación del comportamiento burgués racional en la sociedad moderna, diferenciándose y enfrentándose al criterio judaico más próximo al capitalismo aventurero de índole política especuladora. Sin embargo, el capitalismo triunfante y consolidado comienza a prescindir de argumentos religiosos, reemplazándolos por criterios utilitarios nutridos más bien del sentido de la productividad, que de la moral y ética religiosa. En definitivas cuentas, comienza a secularizarse la riqueza y el ethos propio de la industria racional burguesa, secando el aspecto de la religión en la formación de grandes riquezas. Bibliografía: Weber, M. “La objetividad cognoscitiva en la ciencia social y de la política social”, en Ensayos sobre metodología sociológica, Amorrortu editores, Buenos Aires, 2006, pp. 39-101. Weber, Max: “La relación entre ascesis y el espíritu capitalista”, en La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Sarpe, Madrid, 1984, pp. 185-227.