Porfirio Diaz

El Porfiriato Por: Jessica Flor Laguna Rivera Escuela Secundaria Por Television #0370. Pedro Fuentes Garcia 3er grado G

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El Porfiriato Por: Jessica Flor Laguna Rivera

Escuela Secundaria Por Television #0370. Pedro Fuentes Garcia 3er grado Grupo D 8 de Abril de 2013

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Introducción Porfirio Díaz y el Porfiriato marcaron la historia de la segunda mitad del siglo xix mexicano y los inicios del siglo xx. El personaje y su época tejieron un periodo histórico fundamental para entender la historia moderna y contemporánea de México.

Porfirio Díaz El General Porfirio Díaz Mori nació en la Ciudad de Oaxaca, el 15 de septiembre de 1830. Estudió en el seminario como alumno externo. Por consejo del liberal Marcos Pérez, ingresó en el Instituto de Ciencias y Artes a la carrera de Leyes que no terminaría. Posteriormente se enlista en la vida militar. Tenía entonces Porfirio Díaz 16 años; y como escuchara de labios de uno de sus profesores, que era deber de los mexicanos defender el territorio invadido, tomó este sentimiento en el estudiante la misma forma activa y enérgica con que en su corazón se han revelado todos en el curso de su vida. Así, pues, congregó a algunos de sus condiscípulos; y poniéndose resueltamente a la cabeza de ellos, se dirigió al Gobernador del Estado para ofrecerle sus servicios y los de sus compañeros, como una ofrenda a la Patria. Naturalmente, admirado el Gobernador ante aquella actitud resuelta, pero más admirado todavía ante el ardor patriótico de aquéllos jóvenes, se limitó a anotar sus nombres sin aceptar de pronto el ofrecimiento que le hacían. Más tarde fue éste aceptado, y entonces Porfirio empuñó por vez primera las armas en defensa de México, hizo sus guardias y se sujetó al duro régimen militar. El 22 de diciembre de 1859 el Presidente de la República recomienda especialmente al Gobernador de Oaxaca, dé el ascenso inmediato al Teniente Coronel Porfirio Díaz, por su brillante comportamiento en el ataque de Tehuantepec, el 25 de noviembre del mismo año.

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El 23 de enero de 1860 Don Porfirio Díaz y sus fuerzas constitucionalistas sufrieron una derrota por parte de las fuerzas reaccionarias que obedecían a Cobos en el pueblo de Mitla. El 30 de enero de 1860 se le nombra Jefe de la Brigada de la Sierra, de la División de operaciones del Estado de Oaxaca. El 19 de abril del mismo año se recibe una mención honorífica por el asalto y toma de la manzana inmediata al Convento de la Concepción en Oaxaca. El 5 de agosto de 1860 se vive una acción de guerra dada en Oaxaca por la División del Estado, en cuya jornada salió herrado el coronel Porfirio Díaz. El 14 de julio de 1861 se le otorga una mención honorífica por su arrojo en la jornada de Jalatlaco y por lo cual se le da el grado de General de Brigada. El 28 de abril de 1863 recibe una mención honorífica por el combate del 25 de abril en puebla. El 30 de junio de 1863 se recibe la orden para que sea nombrado General en Jefe del Ejército de Operaciones. Durante la guerra de Reforma Don Porfirio Díaz libró 12 batallas, fue herido de gravedad, creó una policía secreta, sufrió peritonitis, instaló una fábrica de municiones, se volvió experto en ataques súbitos y emboscadas. Pero sobre todo en manejar hombres, adivinar pasiones y ambiciones, y aprovecharlas. "Hubo un tiempo en que no recibí ni instrucciones ni ayuda de mi gobierno, por lo que me vi obligado a pensar por mí y convertirme en gobierno". Los frutos vendrían más tarde, en 1866, cuando su estrella militar comenzase a brillar por encima de todas, sus triunfos de Jalatlaco, Miahuatlán y La Carbonera resonarían en los campos liberales. El 2 de abril de 1867 lograba en Puebla su victoria más importante: la puntilla del Imperio. El 20 de enero de 1868, el presidente Juárez y el General Porfirio Díaz, se cruzan telegramas de felicitación al inaugurar la comunicación con la Ciudad de Oaxaca. Al finalizar el siglo XIX las líneas telegráficas comunicaban a casi toda la República Mexicana. Ya para esta época, Guillermo Marconi había inventado el telégrafo sin hilos. En 1867 se había casado con Delfina Ortega Díaz, su sobrina carnal, la hija de su hermana Manuela, en ese matrimonio procrea a sus hijos Porfirio y Luz. Al morir su primera esposa se retractó por escrito aunque privadamente de haber apoyado las Leyes de Reforma. Con las mujeres de su familia su esposa y sus hijas Luz y Amada, ésta nacida de una madre juchiteca en los años sesenta, se mostraba tierno y respetuoso. Con los hombres, sobre todo con su hijo "Porfirito", a quien apodaban " el Chas" por su desagradable costumbre de estornudar en público, se comportaba durísimo; a los doce años lo mandó al Colegio Militar, donde fue tratado con severidad.

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En 1876 en plena Revolución de Tuxtepec, Don Porfirio, al verse perdido en el pueblo norteño de Icamole, prorrumpió en llanto. Le dirían "El llorón de Icamole", pero a la postre los vencería a todos. La primera línea de teléfono que existió en la República Mexicana, fue la que se tendió entre el Castillo de Chapultepec y Palacio Nacional el 16 de febrero de 1878. Fue presidente Constitucional de la República para el periodo de 1877 a 1880. Según la Constitución Mexicana, Díaz no podía permanecer en la presidencia durante dos mandatos consecutivos por lo que tuvo que renunciar en 1880 aunque continuó en el gobierno como Secretario de Fomento. Fue reelegido en 1884 y consiguió la aprobación de una enmienda a la Constitución que permitía la sucesión de mandatos presidenciales. En 1881, su amigo, el Padre Eulogio Gillow daría la bendición a Don Porfirio Díaz (viudo de 51 años) y a Carmelita Romero Rubio (17 años). En 1884 se encontró con una situación caótica ya que no había dinero en las arcas nacionales y la tranquilidad pública se había alterado. Al tomar posesión se restableció la paz, se regularizaron inmediatamente los pagos y el comercio volvió a dar señales de vida. El 2 de octubre de 1886, el gobierno anuncia que se ha publicado el reglamento para establecer una Escuela Normal para Profesores. Se reelige por segunda ocasión para el periodo 1888 –1892. El 29 de febrero de 1888 la Junta Legislativa del Estado de Oaxaca, expide un decreto permitiendo a la mujer el acceso a las carreras profesionales. El General Porfirio Díaz recibe del Ministro de Francia en México el día 30 de abril de 1889, las insignias de la Legión de Honor que le confirió el gobierno francés. Se aumentan las líneas férreas en la República Mexicana. Don Porfirio Díaz se reelige por 3ª ocasión para el periodo de 1892 – 1896. En la 4ª reelección cubrió el periodo de 1896 – 1900 y en la 5ª el periodo de 1900 – 1904. En 1903 se reformó una vez más la Constitución, prolongando el periodo presidencial a seis años y se creó la vicepresidencia. El 1º de diciembre de 1904 inicia su sexto periodo de reelección. En los primeros años del siglo XX el gobierno de Porfirio Díaz se fue debilitando, tenía poca credibilidad y muchos opositores. Se recrudecieron los actos de represalia contra campesinos y trabajadores, como las matanzas de Río Blanco (1905) y Cananea (1906) y poco después el Partido Liberal Mexicano, bajo el liderazgo de los hermanos Flores Magón, publicaba un manifiesto de 28 puntos considerado como el antecedente inmediato del levantamiento popular de 1910. El 21 de mayo de 1911 renuncia y el 26 de mayo partió a Veracruz para embarcarse rumbo a la Habana y posteriormente a Europa. El 2 de julio de 1915 a la edad de 84

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años el General Díaz falleció en París. Sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse en París.

El Porfiriato Antecedentes Con la caída de Maximiliano, México recuperó a plenitud su soberanía. El Presidente Benito Juárez se dedicó a reorganizar la administración civil y militar, reduciendo el efectivo del Ejército. Insatisfecho con su situación política, el General Porfirio Díaz lanzó el Plan de la Noria el 1/o. de octubre de 1871, levantándose en armas contra el gobierno Juarista, pero fracasó. Dicho Plan pugnaba por la “No Reelección”. El 18 de julio de 1872, víctima de una angina de pecho, falleció el Licenciado Benito Juarez, figura fundamental en la historia de México, al fallecer, el Licenciado Sebastián Lerdo de Tejada asumió la presidencia por Ministerio de Ley. Su gobierno transcurrió sin mayores incidentes hasta que fue depuesto al pretender reelegirse. El Plan de Tuxtepec, fue lanzado el 1/o. de enero de 1876, quienes nombraron a Porfirio Díaz como jefe del movimiento, que tenia como propósito evitar la reelección de Lerdo de Tejada. El 20 de mayo de 1876 en Icamole, tropas leales infringieron una terrible derrota a los sublevados comandados por el General Porfirio Díaz, quien se vio obligado al retirarse al sur de la República. A pesar de su derrota en Icamole, el General Porfirio Díaz continuó combatiendo a los lerdistas. El 16 de noviembre de 1876 se produjo la Batalla de Tecoac, enfrentándose Díaz con el Gral. Ignacio R. Alatorre; durante el reñido combate, ambos bandos estuvieron cerca de la victoria, pero la oportuna llegada de refuerzos porfiristas, al mando del Gral. Manuel González, provocó la derrota de Alatorre. Derrotadas en Tecoac sus mejores tropas, Sebastián Lerdo de Tejada no tuvo mas remedio que renunciar a la Presidencia, la cual fue asumida el 28 de noviembre de 1876 por el General Porfirio Díaz, quien había entrado triunfante a la Capital el 21 del mismo mes. El inicio Al triunfar el plan de Tuxtepec, Porfirio Díaz quedó como presidente de la República. Aunque con este plan Porfirio Díaz se había comprometido a luchar por la no reelección, ya en el poder olvidó su promesa y se mantuvo como presidente de 1876 a 1910, excepto en el periodo de 1880 a 1884, cuando lo sucedió en la presidencia Manuel González, a quien manipuló durante su mandato; de esta manera se inició el Porfiriato.

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El país, cansado de las continuas luchas aceptó la dictadura de Díaz, que duró 34 años, sin embargo la constante agitación e intranquilidad del pueblo llevaron a la nación al caos. Porfirio Díaz quiso terminar con la pésima situación económica en que se encontraba México y utilizó las fuerzas militares para imponer la paz. Durante el largo tiempo en que gobernó Díaz se realizaron obras importantes en varios puertos, y se tendieron 20,000 kilómetros de vías férreas. Las líneas de ferrocarril se trazaron hacia los puertos más importantes y hacia la frontera con los Estados Unidos de América para facilitar el intercambio comercial. También sirvieron para facilitar la circulación de productos entre distintas regiones de México, y como medio de control político y militar. El correo y los telégrafos se extendieron por buena parte del territorio nacional. Se fundaron algunos bancos, se organizaron las finanzas del gobierno, se regularizó el cobro de impuestos, y poco a poco se fueron pagando las deudas. La agricultura progresó espectacularmente en Yucatán, en Morelos y en La Laguna, se cultivó un sólo producto: henequén, caña de azúcar y algodón. La desigualdad social México tuvo un crecimiento económico nunca antes visto. Pero como poca gente tenía dinero para invertir o podía conseguirlo prestado, el desarrollo favoreció a unos cuantos mexicanos y extranjeros. Con esto, la desigualdad entre los muy ricos, que eran muy pocos, y los muy pobres, que eran muchísimos, se fue haciendo cada vez más profunda la esperanza de comer cada día.

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Se agudizó la tendencia a acumular terrenos en manos de unos pocos propietarios; es decir, a la formación de latifundios. Los indígenas perdieron muchas tierras, y la mayor parte de los habitantes del campo tuvieron que ocuparse como peones en las haciendas. Allí había trabajo, pero estaban mal pagados, tenían poca libertad y se veían obligados a gastar el poco dinero que ganaban en las tiendas de raya, que eran de los propios patrones y que vendían todo más caro. Al endeudarse en estas tiendas, los peones tenían que seguir trabajando para el mismo patrón, aunque los tratara mal. En algunas regiones, como la península de Yucatán y Valle Nacional, Oaxaca, los peones eran, por el trato que se les daba, prácticamente esclavos. Pero la pobreza en el campo había llegado a extremos de desesperación e indignación, la clase obrera que había surgido estaba sometida a jornadas de más de 10 horas de trabajo, y se empleaban niños y mujeres a los que se les pagaba menos.

Sociedad y cultura Se hicieron grandes esfuerzos por extender la educación pública, lo que permitió que se educaran más niños; cada vez más gente pudo seguir estudios superiores y así se empezó a formar en todo el país una clase media de profesionales y empleados públicos. Se enriqueció la vida cultural con nuevos periódicos, revistas y libros escritos e impresos en México. Se multiplicaron los caminos, puentes, edificios y escuelas. Los teatros presentaban compañías y actores europeos, y pronto el cinematógrafo fue conocido en todo el país. La paz porfiriana fue provechosa para la cultura. Se avanzó en las ciencias, las artes y la técnica. Se fundaron academias, teatros, museos y asociaciones artísticas y científicas. Como en Europa y el resto de América, hubo una profunda influencia de la cultura francesa que puede apreciarse en la mayoría de los edificios y los monumentos de la época. Un grupo de historiadores publicó México a través de los siglos; otro grupo escribió México y su evolución social. Justo Sierra inaguró la Universidad Nacional. José María Velasco plasmó en cuadros maravillosos el esplendor del paisaje mexicano; Saturnino Herrán pintó una impresionante serie de cuadros con gente del pueblo y con alegorías a la mexicanidad; José Guadalupe Posada logró vigorosos grabados con escenas de la vida diaria.

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Músicos como Juventino Rosas, Ricardo Castro y Felipe Villanueva buscaron crear una música con hondas raíces populares. Hubo grandes novelistas, como Federico Gamboa; cronistas y cuentistas, como Angel del Campo, y poetas como Manuel Gutiérrez Nájera, Manuel José Othón, Salvador Díaz Mirón y Amado Nervo, que dedicaron su talento a describir y a cantar a la vida y el paisaje de México, así como a explorar la intimidad de sus sentimientos. En los últimos años del gobierno de Díaz hubo un grupo de muchachos brillantes y estudiosos que formaron en la ciudad de México el Ateneo de la Juventud. Alfonso Reyes, José Vasconcelos y Pedro Henríquez Ureña encabezaron este movimiento renovador que buscó libertad y nuevos caminos para el pensamiento y para la creación artística. Sus trabajos juveniles fueron interrumpidos por la Revolución, y todos ellos realizaron la parte más importante de su obra una vez que término la lucha. La Dictadura Porfirista Porfirio Díaz casi no dejó ningún poder a los gobernadores ni a las autoridades locales. Él tomaba todas las decisiones. Los diputados y los senadores aprobaban todas sus iniciativas. La opinión pública debía estarle siempre agradecida. No se permitía ninguna confrontación de ideas ni de opiniones. El presidente se reeligió varias veces. Por largo tiempo esa fórmula funcionó porque el país anhelaba la paz y la prosperidad, y porque el gobierno de Díaz logró un impresionante impulso económico. Pero con el tiempo los defectos de la situación se fueron agudizando. A un lado de la creciente desigualdad y del clima de injusticia que se vivía, sobre todo en el campo, el problema más grave fue que no había oportunidad para que quienes deseaban participar en la política pudieran hacerlo. Porfirio Díaz había envejecido, se acercaba a los ochenta años y era natural pensar que pronto tendría que ser reemplazado. Pero el dictador no facilitó la inevitable sucesión. En 1908, Porfirio Díaz concedió una entrevista al periodista norteamericano James Creelman, en la cual afirmó que México ya estaba preparado para tener elecciones libres. La noticia llenó de optimismo a mucha gente, que de inmediato comenzó a organizarse para participar en las elecciones de 1910.

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Surgieron varios partidos políticos, y se escribieron libros y artículos que discutían la situación del país y la solución de sus problemas. Lamentablemente, Díaz cambió de opinión y se reeligió de nuevo. Pero era ya imposible detener el deseo de cambio. El Fin del Régimen A fines de 1907, con motivo de la entrevista que concedió al periodista norteamericano James Creelman, Díaz manifestó que el país estaba preparado para la democracia. A raíz de estas declaraciones, se crearon partidos político de oposición para las elecciones que se llevarían a cabo en 1910; entre éstos destaca el partido Anti–reeleccionista, encabezado por Francisco I. Madero. Sin embargo, Díaz no cumplió la promesa hecha en la famosa entrevista, reeligiéndose para la Presidencia, y para la Vicepresidencia, imponiendo a Ramón Corral, para el periodo de 1910 a 1916. Ante esta situación, Don Francisco I. Madero lanzó el Plan de San Luis, el 5 de octubre de 1910, documento que convocaba al pueblo mexicano a levantarse en armas. Los principales puntos de dicho plan fueron la nulidad de las elecciones efectuadas en 1910, para presidente y vicepresidente de la República, y el desconocimiento del gobierno del General Díaz, así como el de todas las autoridades cuyo poder dimanaba del voto ilegítimo. El pueblo mexicano, al llamado de Don Francisco I. Madero, se lanzó a la lucha armada el 20 de noviembre de 1910. Estas fuerzas fueron compuestas por campesinos que reclamaban su derecho a la propiedad de tierras, por obreros que reclamaban justicia social y por las clases medias que pedían libertad política. Estos grupos fueron dirigidos por caudillos regionales, quienes sobresalieron por su carisma. Entre los más destacados se encuentran, Emiliano Zapata, que operó en la zona sur del país, y Pascual Orozco y Francisco Villa, quienes combatieron en las regiones del norte. Es así como el 20 de noviembre de 1910, da inicio el movimiento armado, con carácter esencialmente popular y social, convirtiéndose en la primera gran revolución del siglo XX. Al iniciarse el movimiento revolucionario, el Ejército Federal estaba conformado con aproximadamente 29,000 elementos, de los que, alrededor de 23,000, eran tropas combatientes.10 El país se encontraba dividido en 12 Zonas Militares, 3 Comandancias Militares y 9 Jefaturas de Armas. Además, el Ejército contaba con el auxilio de los

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Cuerpos Rurales, que dependían de la Secretaría de Gobernación, así como con el Escuadrón de Gendarmes del Ejército, que desempeñaba el servicio de Policía Militar. El Ejército Federal ante esta situación y en concordancia con su disciplina, respondió al llamado del gobierno legalmente constituido. La lucha dio inicio con el enfrentamiento entre un ejército profesional y una multitud improvisada. En un principio, los revolucionarios no contaban con una técnica adecuada para el combate, pero poco a poco fueron mejorando su organización y su adiestramiento, gracias a la práctica que obtuvieron en el campo de batalla. De estos grupos revolucionarios se formará el Ejército Constitucionalista en 1913, que el Plan de Guadalupe sancionó, redactado por Don Venustiano Carranza; hoy en día, se reconoce a este Ejército, como el pie veterano de lo que son actualmente las Fuerzas Armadas Mexicanas. La reducción de los efectivos del Ejército de la Federación, en el periodo 1884–1910, fue de un 25%, viéndose seriamente afectados los mandos intermedios –de oficiales superiores 52% y subalternos 31% –, indispensables para controlar a la tropa. Con esto, el Gobierno Federal se vio maniatado al no poder elevar sus efectivos, por carecer de oficiales para encuadrar con la tropa; “con alrededor de 3,000 generales y coroneles de todas las armas, no se podía pensar en una movilización de 100, 000 o más hombres, carentes de disciplina o de entrenamiento militar”. El deterioro así como la desmoralización interna, produjeron fisuras y debilitamiento del sector militar, que llegaron hasta los años de 1910–1911. Conclusiones Finalmente, podemos decir que durante el porfiriato, se generaron muchas de la raíces que dieron a México identidad como una nación moderna del siglo XX; en este sentido, no debemos ver el proceso de profesionalización del Ejército mexicano hasta entonces llevado a cabo, como una cuestión ajena al proceso de institucionalización de las Fuerzas Armadas, durante el periodo posrevolucionario. Por el contrario, en términos políticos, jurídicos y culturales, debe verse como un proceso continuo, iniciado con la promulgación de la Constitución de 1857. Por lo tanto, la normatividad administrativa y judicial militar creada durante la segunda mitad del siglo XIX, será base de partida indispensable, para la futura organización e institucionalización militar en México. El Ejército no cambiará su esencia de ser nacional, subordinado al Estado, al servicio de los intereses públicos, y con características marcadamente distintivas de la sociedad civil.

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Datos curiosos Porfirio Díaz es sin duda una de las figuras más polémicas de nuestra historia. Atacado por unos y defendido por otros. Pero estamos conscientes que el Gral. Díaz formó parte de una etapa crucial en el acontecer social, político y económico de nuestro país. Bajo su dictadura México consiguió un importante progreso económico. Aumentaron las inversiones de capital extranjero, lo que favoreció la construcción y expansión de la red de ferrocarriles, se elevó el desarrollo de la minería de plata, se instaló la primera línea telefónica, inauguró la comunicación vía telégrafo en Oaxaca, se exhibió el fonógrafo, entre otras cosas. Por tal motivo consideramos que Díaz es un pilar importante en el desarrollo de México por todos estos avances. Por otra parte, nos encontramos en desacuerdo con su delirio de grandeza que lo empujo a intentar durar más tiempo en el poder, se sentía dueño del país. Además era malinchista, ya que consideraba que lo mejor provenía del extranjero. Trataba de imitar los estilos europeos, tanto en costumbres de la vida cotidiana como en modelos arquitectónicos, una muestra de ello es el Palacio de Bellas Artes. Por lo tanto llegamos a la conclusión de que una persona como él, que logró grandes avances para el país, también es una persona que pudo estancarlo en sus últimos años de gobierno; ya que sentimos que ya no pensaba en servir al país sino en que el país le sirviera. También consideramos que antes de poder amar a lo demás tenemos que aprender amar a nuestras raíces. Su mandato se caracterizó por un crecimiento económico gracias a la inversión extranjera, la realización de obras públicas y el desarrollo de la industria en ciertas regiones, pero también por el uso de la fuerza para doblegar a la oposición y una muy desigual distribución de la riqueza. La Revolución acabaría con el gobierno de Díaz e inauguraría una nueva etapa para la historia de México. Cabe mencionar que en varios compañeros surgió cierta admiración hacia Porfirio Díaz, porque de ser un hombre humilde, residente de Oaxaca, logró ser un personaje ilustre de México.