Populismos latinoamericanos

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RESUMEN El populismo ha sido durante el siglo XX, y en cierto modo sigue siéndolo en el presente siglo, una de las formas de gobierno más frecuente en América Latina. A pesar de su carácter democrático e inclusivo a favor de sectores excluidos tanto política como económicamente, muchas de las prácticas políticas de sus líderes han sido antidemocráticas y, en la mayoría de los casos, las políticas económicas y sociales llevadas a cabo han concluido al pasar un tiempo en mayores desigualdades y crisis económicas. A pesar de ello, el populismo sigue retornando, en particular a la región andina (la de mayor inestabilidad política), reflejo de que la construcción de la democracia aún no ha concluido, ya que estos siguen siendo países con grandes desigualdades socio-económicas y con gobiernos no democráticos. Han sido muchos los líderes denominados o autodenominados como populistas y a pesar de las grandes diferencias en el modo de hacer política y en las particularidades de cada país, todos tienen en común la relación directa entre líder y pueblo y esa ambigua relación con la democracia. Teniendo en cuenta sobre todo las políticas socioeconómicas llevadas a cabo, se pueden distinguir tres olas o proyectos populistas. El populismo clásico de los años treinta/cincuenta, entre los que destacan líderes como Lázaro Cárdenas en México, Getulio Vargas en Brasil y Juan Domingo Perón en Argentina, movimiento que surgió como respuesta a una crisis del Estado liberal oligárquico acentuado por el “Crack” del 29. Todos estos líderes crearon sistemas de protección social e impulsaron un modelo económico de sustitución de importaciones y de intervencionismo estatal. El populismo de derechas de los noventa, que tuvo como principales representantes a Carlos Menem en Argentina y Alberto Fujimori en Perú. Ambos aplicaron políticas económicas neoliberales basadas en las recetas del denominado Consenso de Washington. Y por último, el populismo de izquierdas del siglo XXI, cuyo mayor representante fue Hugo Chávez en Venezuela, pero que también incluye figuras como Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador. Estos líderes han roto con la política neoliberal y comparten con el populismo clásico una mayor intervención del 1

Estado que incluye la nacionalización de los recursos naturales, así como nuevos programas de educación y salud, pero se diferencian de aquel por su orientación izquierdista, su discurso político anti-globalización y por una política económica no basada en la sustitución de importaciones. La experiencia de estos años nos permite señalar que el populismo en América Latina está históricamente arraigado e incluso puede decirse que constituye un régimen político característico de la región. Por ello, la finalidad de este trabajo es acercarse a ese fenómeno tan peculiar y diverso e intentar definir las características generales y propias del populismo latinoamericano, centrándome en el análisis de los líderes que considero más característicos, para poder comprender su alcance e importancia en la historia latinoamericana tanto en la época de los populistas denominados clásicos como hoy en día.

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ÍNDICE 1. Características generales y clasificación................................................................... 4 2. Populismo clásico/tradicional .................................................................................. 6 2.1. México: Cardenismo (Lázaro Cárdenas, 1934-1940): ....................................... 6 

Triunfo sobre el “Callismo”......................................................................... 7



Las políticas cardenistas: reforma constitucional, políticas económicas y sociales ....................................................................................................... 8



Creación y estructura de un partido de poder: el PRM ................................. 9

2.2. Brasil: Varguismo (Getúlio Vargas, 1937-1945): ............................................ 10 

Primeros años (1930 y 1937): ................................................................... 10 o Golpe militar (1930) y fin de la República o Constitución de 1934



El Estado Novo (1937-1945): .................................................................... 12 o Políticas económicas y sociales o Política exterior

2.3. Argentina: Peronismo (Juan Domingo Perón, 1946-1952):.............................. 15 

Revolución de 1943 (G.O.U) ..................................................................... 15



Primera Presidencia (1946-1952) .............................................................. 16 o Políticas sociales: el papel de Eva Perón o Políticas económicas

3. Los nuevos populismos .......................................................................................... 19 3.1. El populismo neoliberal o de derechas: ........................................................... 19 

Argentina: Carlos Menem (1989-1999) y el Plan de Ajuste Estructural ..... 20



Perú: Alberto Fujimori (1990-2000) y el renacer de Perú........................... 22

3.2. El populismo de izquierdas: ............................................................................ 23 

Venezuela: Hugo Chávez (1998-2013) y el nacional populismo-militar ..... 24



Bolivia: Evo Morales (2005-), el populismo étnico refundacional.............. 26



Ecuador: Rafael Correa (2006-), populismo y presidencialismo ................. 27

4. Conclusiones: perspectiva comparativa ................................................................. 28 5. Bibliografía ........................................................................................................... 31

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1. CARACTERÍSTICAS GENERALES Y CLASIFICACIÓN El nacimiento del populismo se concibe sólo en un horizonte democrático, entendido en sentido amplio y no en términos meramente políticos, en el cual el pueblo es, o se considera comúnmente que debe ser, el titular de la soberanía, la fuente indiscutible de la legitimidad de poder, el centro del orden social. Aunque también los gobiernos surgidos en nombre del pueblo soberano por efecto de la onda populista violaran su espíritu y letra, es importante subrayar que los populismos nacieron como promesas de rescate de la soberanía popular incautada y pisoteada por esta o aquella élite. 1 El populismo, término variable y ambiguo, que puede ser urbano y/o rural, progresista o conservador, capitalista o anticapitalista, de masas o de elites, de izquierda o de derecha, ha sido estudiado desde diferentes perspectivas. Por un lado, la dimensión socio-económica que se fundamenta en las políticas económicas (basadas en el dirigismo estatal y orientadas hacia la protección del mercado interno, exceptuando las políticas de los líderes populistas neoliberales de la década de los 90) y en las bases sociales generalmente formadas por las clases medias, obreras o campesinas atraídas por las políticas redistributivas y la protección del Estado. Y por el otro, el enfoque político que define el populismo como un “estilo de liderazgo político”2, caracterizado por la relación directa, personalista y paternalista entre líder-seguidor, que no reconoce mediaciones organizativas o institucionales, que habla en nombre del pueblo y donde los seguidores están convencidos de las cualidades extraordinarias del líder y creen que gracias a ellas, a los métodos redistributivos y/o al intercambio clientelar que tienen con el líder (tanto material como simbólico), conseguirán mejorar su situación personal o la de su entorno. En cualquier caso, el populismo debe entenderse en su totalidad como un fenómeno de alcance político, económico, social e ideológico. A grandes rasgos, las características generales del populismo latinoamericano son:

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Zanatta, L., “El populismo, entre religión y política. Sobre las raíces históricas del antiliberalismo en América Latina”, EIAL: Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, Vol. 19:2, juliodiciembre 2008. 2 Freidenberg, F., La tentación populista: una vía al poder en América Latina, Síntesis, Madrid, 2007, p. 25. 4

 La conducción personalizada. Siempre existe un líder con el cual se crea una relación directa, vertical, carismática y paternalista, por encima de cualquier forma de intermediación política (partidos, sindicatos, movimientos políticos, sistema de representación) y de cualquier proyecto, política pública, institución u organización. 3  La existencia de un discurso nacionalista. La apelación al sentimiento nacionalista es uno de los vehículos emocionales que la conducción populista establece con la población. En la cual los enemigos son externos, en un principio el “imperialismo” y hoy en día la “globalización capitalista”. 4  Su propensión a realizar reformas socio-políticas. El proceso de reformas descansa en la voluntad del gobernante y en la masa movilizada. 5 Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, estas políticas carecen de una perspectiva de largo plazo, de una estrategia de desarrollo, generando gastos crecientes e incontrolables, endeudamiento crónico, corrupción, violación de la estabilidad jurídica y de los derechos de propiedad, demagogia, clientelismo político y debilidad institucional que terminan damnificando a la mayoría de la población en general. En cuanto al contexto en el que emerge el populismo, por lo general, lo hace en situaciones de crisis tanto socioeconómicas como políticas; sin embargo, como veremos a lo largo del trabajo, el populismo ha existido tanto en tiempos “normales” como en los de crisis, por lo que más que un fenómeno transitorio o excepcional unido a una crisis, es una forma común de gobernar en la mayoría de los países latinoamericanos. Teniendo en cuenta las características propias y los contextos de surgimiento de cada populismo, se pueden distinguir tres tipos de populismos: 1) El populismo clásico de los años treinta, cuarenta y cincuenta marcado por el modelo de sustitución de importaciones y el nacionalismo que incluye a figuras tan variadas como Lázaro Cárdenas en México, Getúlio Vargas en Brasil y Juan Domingo Perón en Argentina entre otros; 2) el populismo neoliberal o de derechas de la década de los noventa de Carlos Menem en Argentina o Alberto Fujimori en Perú caracterizado por las políticas

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Ibid. p. 28. Benavente, A., Cirino, J. A., La democracia defraudada: populismo revolucionario en América Latina, Grito Sagrado, Buenos Aires, 2005, p. 39. 5 Ibid. p. 43. 4

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económicas neoliberales establecidas por el Consenso de Washington; 3) el populismo de izquierdas a inicios del siglo XXI de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador que rompe con el modelo neoliberal y retoma una mayor intervención del Estado, retornando al nacionalismo, aunque dentro del amplio marco capitalista. 2. POPULISMO CLÁSICO/TRADICIONAL El primer populismo importante fue el denominado populismo clásico, que tuvo su pleno desarrollo entre las décadas de 1930 y 1950. A pesar de que incluyó a figuras muy diversas y que entrañan diferencias importantes entre sí, surgieron bajo una serie de condiciones similares. A nivel internacional, la profunda crisis económica de 1929 impactó severamente sobre un modelo de desarrollo centrado en la exportación de materias primas y la importación de manufacturas, e hizo que se agravaran los niveles de conflictividad existentes en sociedades en transformación. A nivel interno, el régimen político oligárquico mostró que los sectores dominantes no eran capaces de resolver los problemas económicos y de canalizar las demandas de los sectores sociales medios y bajos que presionaban para poder satisfacer sus necesidades políticas y económicas. Junto a ellos, sectores aperturistas de las oligarquías apoyaron su irrupción para generar modelos alternativos de participación popular. Estos líderes impulsaron la figura de un Estado promotor de un modelo de acumulación nacionalista, basado sobre todo en la industrialización, centrado en el mercado interno, que expandió el empleo urbano y creó condiciones para la incorporación social y política de los sectores trabajadores. Los sindicatos fueron claves para encuadrar a la clase trabajadora y movilizarlos como electores de un nuevo tipo de partidos. 2.1. México: Cardenismo (Lázaro Cárdenas, 1934-1940) El gobierno de Lázaro Cárdenas6 supuso una etapa clave para el desarrollo del Estado y un punto de inflexión en la Revolución mexicana, ya que se institucionalizaron muchas de las políticas revolucionarias.

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Lázaro Cárdenas del Río (1895-1970). Desde muy joven mostró una tendencia natural a conocer personalmente los lugares y la gente, y a tejer redes de amistad, favores y protección en donde actuaba. 6

Las medidas reformistas e intervencionistas llevadas a cabo durante su presidencia fueron resultado de los cambios que se estaban dando en el clima ideológico desde primeros de la década de 1930, cambio que se debía a la crisis económica y al descontento de las masas populares por el balance negativo de la revolución, puesto que entre 1915 y 1930 los dirigentes del proceso revolucionario iniciado en 1910 no habían hecho transformaciones significativas de cara a su institucionalización. Triunfo sobre el “Callismo”7 En este contexto de descontentos, dentro del partido creado por el presidente Plutarco Elías Calles, el PNR8, comenzó a darse una disidencia reformista y anticallista, por lo que a finales de 1933 con la elaboración del Plan Sexenal, la hegemonía callista del PNR intentó asegurar su futuro marcando los límites del siguiente gobierno, pero los reformistas lograron imponer en el plan la orientación ideológica de la revolución. Para contrarrestar el peso creciente de la disidencia, Lázaro Cárdenas –antiguo gobernador de Michoacán y secretario de gobernación en uno de los gobiernos del Maximato–, que no era tan radical, se presentó como la mejor opción política a la presidencia que asumiría en diciembre de 1934. Desde su campaña política Cárdenas obtuvo el apoyo de una gran masa de la población, ya que logró crearse una imagen política nacional y establecer contacto directo con los problemas nacionales y el pueblo en su conjunto, alianza gobierno-pueblo que profundizó durante los años de su mandato. Su política popular chocaba con Calles por lo que Cárdenas pidió la renuncia de todo el gabinete para reestructurarlo, logrando finalmente, en abril de 1936, “eliminar” a Calles y de esta manera, abrir el camino para su plan nacional-popular.

Esta conducta le sería de gran utilidad para sus propósitos políticos; así se comportaría como gobernador (Michoacán), secretario de estado, candidato presidencial, presidente y expresidente. 7 Calles fue presidente en el periodo entre 1924 y 1928; sin embargo, en los seis años siguientes (19281934), época conocida como “el Maximato” en referencia a Calles como el jefe máximo de la Revolución, el ex presidente mantuvo el poder, ya que se sucedieron tres presidentes subordinados en menor o mayor medida a sus intereses y políticas. 8 Durante casi todo el siglo XX México ha sido un Estado hegemónico de Partido único. El primer partido fue el Partido Nacional Revolucionario (PNR), creado en 1929 durante el gobierno de Portes Gil, pero bajo el poder de Calles. Luego transformado en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1938 y finalmente, en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1946. 7

Las políticas cardenistas: reforma constitucional, políticas económicas y sociales La política económica tuvo como punto de partida la creación de un marco jurídico que reglamentó los planteamientos generales de la Constitución, para consolidar el poder público sobre los intereses privados. Tres de las leyes más importantes en este sentido fueron: la Ley de nacionalización de bienes (30 de agosto de 1935), arma que utilizó el cardenismo para realizar una reforma agraria masiva; la Ley de expropiaciones (6 de octubre de 1936), en la que se justificaba la expropiación de bienes privados por causa de utilidad pública y con base en la cual se realizó la expropiación de los ferrocarriles y del petróleo en 1938; y, por último, la Ley de Cámaras de Comercio e Industria (27 de agosto de 1936), en la cual se fijaron las reglas del juego y los alcances políticos a que podía aspirar, en ese momento, la burguesía, parcelando sus fuerzas. 9 Esta capacidad política del gobierno cardenista le permitió ampliar sus márgenes de acción y negociación en una coyuntura que se caracterizó por la redefinición de las modalidades de vinculación entre las clases y el estado. Para ello, se constituyeron las principales organizaciones sociales. En cuanto a la clase obrera, en 1936 se creó la Confederación de Trabajadores de México (CTM), formándose un frente sindical único. La necesidad de cohesionar a las bases agrarias del estado impuso la sola presencia de una Liga de Comunidades Agrarias por entidad federativa, que tendría la exclusividad de la representación, la demanda y el reparto de las tierras. Y en 1938 quedó constituida la Confederación Nacional Campesina (CNC) que integró a ejidatarios10, comuneros, solicitantes de tierra, asalariados y productores agrícolas. Además, mediante la Nueva Ley Agraria se llevó a cabo a la dotación de tierra –se repartieron entre los campesinos 18.000.000 hectáreas, la mayor parte de ellas en forma de ejidos–, lo que supuso su teórica transformación de peones en propietarios aunque a través de la fórmula corporativa del ejido. A pesar de ello, el latifundismo no desapareció, principalmente en gran parte de la mitad norte del país, tanto por las 9

Pozas Horcasitas, R., “La consolidación del nuevo orden institucional en México (1929-1940)”, en González Casanova, P. (coord.), América Latina: Historia de medio siglo. Vol. 2. Centroamérica, México y el Caribe, Siglo Veintiuno, Madrid, 1993, p. 313. 10 Se denomina ejido a la tierra comunal en la que diferentes campesinos denominados ejidatarios la trabajan, compartiendo la tierra, la maquinaria y el crédito. 8

características del territorio como por el éxito del modelo agroganadero capitalista desarrollado desde finales de siglo XIX.11 En ese mismo año de 1938, Cárdenas también promovió una central autónoma para integrar a la burocracia nacional: la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE). Por otra parte, mejoró la paga, las condiciones de trabajo y el armamento del ejército, pero estableció el relevo periódico de los mandos para evitar feudos militares. En el terreno de la orientación educativa, se pronunció por una “educación socialista”12 en todos los niveles, la cual se concebía como el vehículo de integración social de la nacionalidad mexicana y como la gran promotora de un sólido nacionalismo. Para ello promovió la construcción de miles de escuelas en el ámbito rural. Sin embargo, el resultado de estas políticas fue un gasto público deficitario durante los últimos tres años del régimen. La presión ejercida sobre la economía nacional se tradujo en un aumento del circulante, en constantes devaluaciones y en una creciente inflación. Esto condujo a un repliegue del reformismo al final de su mandato. Creación y estructura de un partido de poder: el PRM La necesidad de consolidar el gobierno dependía de lograr la permanencia de las bases sociales y convertirlas en el soporte de su poder institucional para aumentar sus márgenes de negociación frente a las fuerzas oponentes. Esta coyuntura planteó la necesidad de reorganizar el aparato político que hasta entonces había permitido la cohesión del grupo gobernante: el partido de estado. Así, en 1938 se inicio la III Asamblea Nacional del PNR, que dio origen a una nueva forma de encuadrar a las fuerzas políticas a través de cuatro sectores que constituirían el Partido de la Revolución Mexicana (PRM). Estos sectores fueron el obrero (CTM), el campesino (CCM), el sector popular (FSTSE) y el sector militar. 13 El incluir al ejército en el PRM, permitió ceñirlo a las reglas políticas de cohesión y 11

Bethell, L., Historia de América Latina. 12. Política y sociedad desde 1930, p. 217-218. Socialista referente a una educación anticlerical y nacionalista. 13 Pozas, op.cit., p. 311. 12

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disciplina partidaria, lo que fue un factor decisivo para formar un frente ante la oposición. Resumiendo, se puede decir que el triunfo sobre Calles, las organizaciones de obreros y campesinos y la creación del PRM, le permitieron establecer un régimen político a la vez revolucionario e institucionalizado, basado en un estado fuerte que tenía una influencia activa y directa en el sector político, económico, social y cultural. Por lo que fue un régimen presidencialista, pero estable y eficaz. 2.2. Brasil: Varguismo (Getúlio Vargas, 1937-1945) La emergencia al poder de Getúlio Vargas se dio bajo la coyuntura de una lucha intraoligárquica en la que se reclamaban cambios, a la que se le sumó la ya mencionada crisis económica mundial que también afectó gravemente a la economía y sociedad brasileñas. Vargas permaneció en el poder durante quince años sucesivamente como jefe de un gobierno provisional, presidente elegido por voto indirecto y dictador. Tiempo en el que personificó una línea de acción muy diferente de la política oligárquica. Primeros años (1930-1397) En octubre de 1930, la alta jerarquía militar y algunos políticos dieron un golpe de estado en el que depusieron al entonces presidente Washington Luís y pasaron el poder a Vargas como presidente de un gobierno provisional en el que se mantuvo durante cuatro años gobernando por decreto ante la ausencia de un poder legislativo. Con el reconocimiento de Vargas como jefe del Gobierno Provisional, quedó sin vigencia la Constitución de 1891. El propio gobierno limitó sus poderes con una Ley Orgánica, en tanto no se redactara otra Constitución. El Congreso fue suspendido, había censura de prensa y los gobiernos de los estados fueron sustituidos por interventores.14 En este contexto, a pesar de que sólo funcionaba el poder ejecutivo, Vargas capitaneó ese poder con muchas novedades.

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Iglesias, F., Historia Política de Brasil (1500-1964), Mapfre, Madrid, 1992, p. 268. 10

Durante los primeros años, a pesar de que fueron años de confrontación interna (con la Revolución Constitucionalista de las fuerzas de Sao Paulo 15 y sobre todo, a partir de 1934, con los movimientos nacionales del integrismo 16 y de la ALN17) Vargas llevó a cabo diferentes innovaciones. Una de las primeras medidas fue la creación del Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio y el Ministerio de Educación y Salud en 1930. Por un lado, el Ministerio de Trabajo en el plano federal empezó a considerar los problemas de los trabajadores, a los que poco a poco se les fue concediendo vacaciones, salario mínimo, horario de trabajo y previsión social. Por el otro, el Ministerio de Educación realizó la reforma de las enseñanzas en todos los niveles, técnico, primario, medio y superior y se produjo la verdadera creación de la universidad estatal. Sin embargo, la educación estaba impregnada de una mezcla de valores jerárquicos y de conservadurismo nacido de la influencia católica, ya que una importante base de apoyo del gobierno fue la Iglesia Católica.18 En noviembre de 1933, fue elegida una asamblea Constituyente para que redactase una Constitución que finalmente fue puesta en vigor el 16 de julio de 1934. Esta nueva Constitución era en parte una señal del reconocimiento de otro orden social y económico, ya que fueron introducidos artículos respecto a los derechos de los trabajadores, asistencia social, la familia, la educación, la seguridad nacional, la limpieza electoral o la inclusión de los Consejos técnicos, en reconocimiento de la necesidad de racionalizar el estado. Sin embargo, la Constitución de 1934 vivió poco más de tres años, pues el episodio comunista y la doctrina integrista justificaron al gobierno para que el 10 de

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Tras el ascenso al poder de Vargas, se dio el reagrupamiento de las fuerzas políticas de São Paulo. Las cuales por su elevado sentido de lealtad al estado y las demandas para que Vargas cumpliera su promesa de convocar una Asamblea Constituyente que redactara una nueva Constitución, se levantaron contra él. Así, en 1932, la frustración paulista acabó en una rebelión armada conocida como la Revolución Constitucionalista, la cual detuvo a las fuerzas federales durante cuatro meses. Sin embargo, finalmente los rebeldes tuvieron que rendirse. 16 Movimiento derechista de rápido crecimiento que presentaba afinidades con los partidos fascistas europeos. Fundado a finales de 1932 y liderado por Plínio Salgado. Su dogma era cristiano, nacionalista y tradicionalista, y su estilo paramilitar. 17 Aliança Libertadora Nacional (ALN), movimiento de frente popular, creada en 1935. Era una coalición de socialistas, comunistas y radicales de varias clases, manejada en la práctica por el Partido Comunista Brasileño. 18 Fausto, B., História Do Brasil, Edusp, Sao Paulo, 1998, p. 337. 11

noviembre de 1937 diera un nuevo golpe dando inicio al régimen personalista conocido como Estado Novo. El Estado Novo (1937-1945) El Estado Novo fue implantado en estilo autoritario. Pero la centralización del Estado no significa que la sociedad quedó desatendida, ya que la representación de los diversos intereses sociales cambió de forma pero no dejó de existir. A partir del Estado Novo desapareció la representación vía Congreso, reforzándose la que se hacía en los órganos técnicos, en el interior del aparato del Estado. A pesar de su carácter autoritario y antidemocrático, durante el periodo del Estado Novo, se dieron grandes realizaciones materiales. En cuanto a la administración, como la burocracia se regulaba por criterios de relaciones personales y favoritismos, fue necesaria su modernización, la formación de personal y el reclutamiento de cuadros para la misma. De ello se encargó el Departamento Administrativo del Servicio Público (DASP). De esta manera se superó la administración fundada en el clientelismo y se introdujeron los criterios de preparación y selección de funcionarios por concursos abiertos, así como el establecimiento de la carrera administrativa basada en el mérito.19 También se impulsó el desarrollo industrial desde una perspectiva nacionalista, es decir, una política de sustitución de importaciones que se vio acentuada por las dificultades de la segunda guerra mundial. Las manufacturas tuvieron que producirse en el país y poco a poco se pasó de producir bienes de consumo a bienes intermedios. El aumento de la producción industrial fue considerable y produjo más empleo y mayores rendimientos. También se impulsó la creación de una gran siderurgia. Para ello, negoció la financiación con Estados Unidos que necesitaba los recursos minerales de Brasil. Y así nació la Compañía Siderúrgica Nacional en 1941.20 Desde 1938, la renta industrial superó a la de agricultura. Sin embargo, este último sector también aumentó en cantidad y calidad. No sólo se trabajaba el café, sino

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Iglesias, op. cit., p. 292. Ibid., pp. 288-289. 12

que también se elevó el rendimiento de otros productos como la caña de azúcar, el arroz o el tabaco. A pesar del desarrollo económico logrado, el Brasil de comienzos de los años cuarenta no era una sociedad moderna, industrializada y urbanizada. Más allá de unas cuantas ciudades clave, la estructura corporativista dejó intacta la mayor parte del país, que era una vasta extensión desconectada y rural. Durante este periodo Vargas sometió totalmente a los sindicatos. En agosto de 1939, un decreto estableció las líneas de organización sindical, volviendo el sindicato todavía más dependiente del Estado. En julio de 1940, fue creado un impuesto sindical, instrumento básico de financiación del sindicato y de su subordinación al Estado. A pesar de ello, también tomó medidas a favor de los derechos de los trabajadores, lo que reforzó esa figura de protector.21 Cabe señalar que el régimen de 1937 no se dirigió solamente a los trabajadores en la construcción de su imagen. Trató de formar una amplia opinión pública a su favor, mediante una mezcla de políticas represivas, como la censura de los medios de comunicación, y otras de carácter más positivo: la elaboración de su propia versión de la fase histórica que vivía el país y el especial cuidado que tuvo en tratar bien a los intelectuales, que se convirtieron al varguismo en cuanto representaba la esperanza de modernización del país.22 Y logró su propósito ya que obtuvo el apoyo de una gran masa popular que lo reelegiría presidente en 1951. En cuanto la política exterior, al estallar la Segunda Guerra Mundial, el país se inclinó de manera natural hacia las llamadas democracias, pero el gobierno no se definió. Supuso que Alemania podía vencer y, por tanto, no convenía definirse inmediatamente. Tuvo que tomar postura en 1942, tras la entrada en la guerra de los Estados Unidos. A partir de entonces, Brasil se convirtió en una pieza vital de la maquinaria de guerra aliada, al proporcionar materias primas esenciales (como cuarzo y caucho) y bases navales y aéreas que resultaron críticas en la Batalla del Atlántico. 23

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Fausto, op.cit, p. 373. Fiorucci, Flavia, “¿Aliados o enemigos? Los intelectuales en los gobiernos de Vargas y Perón”, EIAL: Estudios interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, Vol. 15:2, julio-diciembre 2004. 23 Iglesias, op.cit., p. 293. 22

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Como consecuencia de la guerra se acentuó la oposición interna al régimen. Como este no era democrático, cuando Brasil se colocó al lado de los Estados Unidos la contradicción aumentó el sentido opositor y avivó la petición de democracia para el país. Las organizaciones de estudiantes, los pronunciamientos de los líderes empresariales, intelectuales y sindicales condujeron al resurgimiento de los políticos. A partir de 1943 el presidente, al percibir que se estaba formando una ola de opinión democrática, se anticipó a los hechos adoptando una nueva postura populista. Tomó medidas como la emisión de un severo decreto antimonopolio con el fin de restringir el papel de las compañías extranjeras en la economía brasileña o la decisión de liberar a los presos políticos de izquierda. Con ello intentó crearse una nueva imagen electoral, pero el reclamo de una democracia era cada vez mayor, por lo que tuvo que convocar elecciones para el día 2 de diciembre a las presidencias de la República y la Asamblea Constituyente. Y ante ciertas actitudes dudosas y denuncias de intento de continuar en el poder, algunos militares del propio gobierno, ligados a la oposición política, dieron el golpe de 29 de octubre de 1945, alejando a Vargas del poder.24 A pesar de que el gobierno de Vargas fue antidemocrático y se basó en una alianza de la burocracia civil, militar y de la burguesía industrial, no se alejó de la sociedad y siguió llevando a cabo prácticas a favor del pueblo, sobre todo del trabajador obrero. Esto le llevaría a ser nuevamente presidente electo por votación popular en 1951. Durante su segundo gobierno (1951-1954), gracias a los beneficios extraordinarios que le proporcionó su alineamiento con los EE.UU. en la guerra, se expandió la política desarrollista e industrial, que puso las bases del Brasil actual, sin que desaparecieran las enormes diferencias económicas de clase o entre la sociedad urbana y la rural. También aumentaron las presiones de múltiples frentes y la falta de apoyo de su gobierno, lo que finalmente, llevó a Vargas el 24 de agosto de 1994 a suicidarse.25

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Ibid., p. 294. Skidmore, T., “Una nueva era de Vargas, 1951- 1954”, en Mackinnon, M, Petrone, M (comp.), Populismo y neopopulismo en América Latina. El problema de la Cenicienta, Eudeba, Buenos Aires, p. 93. 25

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2.3. Argentina: peronismo (Juan Domingo Perón, 1946-1952) El general Juan Domingo Perón llegó al poder tras un golpe de estado protagonizado por un grupo de jóvenes coroneles en 1943. Este golpe se presentó originariamente como respuesta al cúmulo de crisis socioeconómicas. Por un lado, el golpe que con la crisis mundial sufrió el modelo agroexportador sobre el que se asentaba la prosperidad argentina y, por otro, las transformaciones en la sociedad argentina tras el flujo acelerado de emigrantes hacia las grandes ciudades, Buenos Aires sobre todo, y la acumulación en ellas de vastos grupos marginales no asimilados. Y a pesar de que la revolución rápidamente se vio inmersa en crisis y parecía que tendría un pronto final, no sólo logró sobrevivir sino que, gracias al instinto político de Perón, llegó a refundarse en un sistema nuevo y vigoroso de forma que el peronismo se convertiría durante décadas en un actor clave del sistema de partidos argentinos y en uno de los ejes de confrontación política que polarizó la sociedad. 26 Revolución de 1943 (G.O.U) Tras la revolución del 4 de junio que llevó al poder a los militares, los coroneles del G.O.U (Grupo de Oficiales Unidos) se distribuyeron los principales cargos y desde ellos comenzaron a actuar con tal desarmonía que pronto comenzaron a surgir fisuras internas. En ese contexto, Juan D. Perón, uno de los militares golpistas descubría la posibilidad de poner en funcionamiento un plan más sutil. Poco a poco, su figura fue creciendo dentro de la política. Primero fue Secretario de Trabajo y Previsión, más tarde asumió el cargo de Ministro de Guerra y también el de Vicepresidente del gobierno. A medida que crecía su influencia, se advertía que buscaba apoyarse simultáneamente en el ejército y en el movimiento sindical. Los sectores obreros acogían con satisfacción la inusitada política laboral del gobierno que los favorecía en los conflictos con los patrones, estimulaba el desarrollo de las organizaciones obreras adictas y provocaba el alza de los salarios. En el ejército, por su parte, algunos grupos

26

Gonzalez, Leandri, R., “El populismo en el poder: el gobierno peronista en el periodo 1950-1955”, en Alvarez Junco, J., Gonzalez Leandri, R., (comp.), El populismo en España y América, Catriel, Madrid, 1994, pp. 112-115. 15

reconocían la capacidad de conducción de Perón y aprobaban su plan de atraer a los obreros. Por el contrario, otros sectores militares y conservadores no tardaron en descubrir el peligro que entrañaba la organización de poder que Perón construía rápidamente en su beneficio, y opinaron que constituía una amenaza para las instituciones democráticas, por lo que se exigió su renuncia de todos sus cargos, logrando su procesamiento el 8 de octubre de 1945. Frente a ellos, los sectores ya definitivamente peronistas, con decidido apoyo militar y policial, se dispusieron a organizar un movimiento popular para lograr el retorno de Perón. Así el 17 de octubre de 1945, los obreros se manifestaron en la Plaza de Mayo pidiendo la liberación de Perón que finalmente lograron.27 En la agitada campaña a las elecciones de febrero de 1946, a la que se presentó en compañía de un destacado miembro de la Unión Cívica Radical, Perón logró atraer a ciertos sectores del radicalismo y del conservadurismo. Le respaldaba abiertamente el aparato gubernamental y sectores del ejército y de la Iglesia, así como también algunos grupos industriales que esperaban una fuerte protección del Estado para sus actividades; pero también lo apoyaba una masa popular muy numerosa, con lo que ganó las elecciones ocupando la presidencia en junio de 1946. Primera Presidencia (1946-1952) Lo primero que hizo al ocupar la presidencia fue llevar a cabo una política de remoción de los cuadros administrativos y judiciales, además de la expulsión de todos los profesores o intelectuales que habían tenido alguna militancia contra él. Gracias al apoyo incondicional del parlamento pudo revestir todos sus actos de una perfecta apariencia constitucional. Esta característica prevaleció durante todo su gobierno, apoyado, además, en una constante apelación a la adhesión directa de las masas. Aparte de la legitimidad de su título constitucional, la fuerza del gobierno seguía consistiendo en el apoyo que le prestaban los grupos de poder: el ejército, la Iglesia y las organizaciones obreras. Para mantener ese apoyo, Perón trazó distintas líneas políticas y procuró mantener el equilibrio entre los distintos sectores que lo sostenían. 27

Romero, L. A., Breve historia contemporánea de la Argentina, 1916-2010, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2012, p. 116. 16

Pero el que más le preocupaba era el sector obrero y de ahí la significación de su política laboral. Esa política tuvo tres aspectos. En primer lugar, procuró acentuar los elementos emocionales de la adhesión que le prestaba la clase obrera. Tanto su oratoria como la acción y la palabra de su esposa, Eva Duarte, estaban destinadas a destacar la actitud paternal del presidente con respecto a los que vivían de su salario y a los necesitados. Para ello se llevaron a cabo desordenadas distribuciones de paquetes con ropas y alimentos u obsequios personales de útiles de trabajo o medicinas mediante la Fundación Eva Perón, además de crear escuelas, hogares para ancianos y huérfanos y policlínicos.28 En segundo lugar, se logró establecer una organización sindical rígida a través de la Confederación General del Trabajo (CGT), que agrupó a varios millones de afiliados de todos los sindicatos, obligados a incorporarse y a contribuir automáticamente. Finalmente, el gobierno mantuvo una política de salarios altos, leyes jubilatorias, indemnizaciones por despido, vacaciones pagadas, aguinaldo y otras ventajas directas que dieron la impresión a los asalariados de que vivían dentro de un régimen de protección. En cuanto a la política económica, el rasgo predominante fue el intervencionismo estatal y la nacionalización de los servicios públicos. El gobierno proyectó un plan quinquenal que, por su improvisación y superficialidad, no pasó de ser un mero instrumento de propaganda. Fue creado el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (I.A.P.I) para comercializar las cosechas, pero resultó ser una organización burocrática que redujo los márgenes de los productores y sirvió para favorecer los intereses de los grupos económicos allegados al gobierno, que se enriquecieron con el régimen de control de las exportaciones y las importaciones. Al mismo tiempo el gobierno permitió que determinados sectores de las industrias media y liviana prosperaran considerablemente gracias a los créditos que otorgaba el Banco Industrial y el abundante consumo estimulado por los altos salarios.

28

Ibid., pp. 126-127. 17

En cuanto a las nacionalizaciones, las medidas fueron más drásticas. Se proclamó la recuperación de los ferrocarriles, los teléfonos, el gas y la navegación fluvial, pero la predominante preocupación política del gobierno impidió una correcta administración de los servicios, de modo que disminuyeron los niveles de eficacia y el monto de las ganancias. 29 A partir de 1949 la situación comenzó a cambiar. Una crisis profunda comenzó a incubarse por no haberse invertido en bienes de capital las cuantiosas reservas con que contaba el gobierno al comienzo de su gestión –fruto sobre todo de su posición como proveedor de los países aliados en la guerra mundial– y por no haberse previsto las necesidades crecientes de la industria y de los servicios públicos en relación con la progresiva concentración urbana; pero sobre todo porque, pese a la demagogia verbal, poco se había alterado sustancialmente en la estructura económica del país. 30 Pese a todo, Perón pudo conservar la solidez de la estructura política en que se apoyaba y pudo mantener un pequeño margen de ventaja sobre todas las fuerzas opositoras unidas, sobre todo a partir de la aplicación de la ley de sufragio femenino que, promovida por Eva Perón, fue lo que le dio la victoria en las elecciones de 1952. La gigantesca organización de la propaganda oficial contaba con múltiples recursos como los folletos y cartillas, el control de casi todos los periódicos del país, el uso de la radio, la eficaz oratoria del presidente y de su esposa y los instrumentos de acción directa. La propaganda tenía como finalidad mantener la autoridad personal de Perón, y tal fue también el sentido de la reforma constitucional de 1949, que incorporó declaraciones sobre soberanía y derechos de los trabajadores sólo para disimular su verdadero objetivo, que consistía en autorizar la reelección presidencial. La respuesta a esta creciente organización dictatorial fue una gran oposición de las clases altas y de ciertos sectores politizados de las clases medias y populares. El fallecimiento de Eva Perón el 1952 constituyó un duro golpe para el régimen. El problema fue sin embargo la economía: la política nacionalizadora y redistributiva agotó los recursos, y para sostenerla se trató de mantener los altos salarios; el resultado lógico fue un proceso inflacionario rápido y creciente que incrementó la inestabilidad 29 30

Benavente, A., Cirino, J. A., op.cit., pp. 71-72. Romero, op.cit., p. 140. 18

social. Perón se vio obligado, en su segundo gobierno, a solicitar crédito a entidades bancarias extranjeras, hacer concesiones petrolíferas a empresas estadounidenses y a iniciar un proceso de ajuste en salarios, precios y gasto social. Todo ello contradecía las políticas que le llevaron al poder y el crecimiento del descontento, junto a las preocupantes muestras de autoritarismo del régimen –en especial contra la prensa, la Iglesia y también sectores de izquierda socialista– favorecieron el golpe militar que lo depuso en 1955.31 Resumiendo, como todo populismo clásico, la estrategia de poder de Perón también fue la de fortalecer el Estado. Para ello se hizo cargo de la orientación y dirección de las fuerzas sociales a través del control del sindicalismo, y a pesar de que durante sus mandatos el régimen se fue inclinando por la pendiente autoritaria y antidemocrática, formalmente, el sistema siguió siendo democrático, puesto que el Congreso Nacional siguió funcionando. Además, Perón logró el apoyo sólido del llamado movimiento peronista, creando una de las lealtades partidarias más fuertes de América Latina y desarrollando un mundo simbólico que le permitió mantener una fuerte red de lealtades durante muchos años. 3. LOS NUEVOS POPULISMOS 3.1. El populismo neoliberal o de derechas La década de 1980 fue crítica en América Latina con cambios equiparables a los que se experimentaron en la década de 1930. Por una parte, la crisis de la deuda marcó el fin del modelo de desarrollo, con su fuerte intervencionismo estatal e industrialización. Por otra parte, tras los gobiernos militares de los 70 los países comenzaron a vivir procesos de transición a la democracia con la revalorización del respeto de los derechos humanos, el pluralismo político y una mayor competencia política. Esta situación llevó en la década de 1990 a líderes como Carlos Menem o Alberto Fujimori al poder. Estos nuevos populismos se parecían a los clásicos en el tipo de vínculo que establecían con sus seguidores y en la personalización del liderazgo,

31

Rock, D., Argentina 1616-1987. Desde la colonización española hasta Raúl Alfonsín, Alianza editorial Buenos Aires, 1982, pp. 382-396. 19

pero las políticas sociales y económicas, la base social en la que se apoyaban y el tipo de modelo de desarrollo que impulsaban eran diferentes. Al no tener mucho que redistribuir, con una fuerte presión externa para que se redujera el tamaño del Estado, se controlara el gasto público y se bajara el déficit, estos nuevos líderes aplicaron las políticas neoliberales sugeridas en el “Consenso de Washington”. Estas se dieron en torno a dos cuestiones fundamentales: por un lado, la desprotección del mercado interno y la liberalización de los movimientos de capital, impuestos por los bancos acreedores como condición para nuevos créditos y, por otro, la reducción y privatización del sector público. Las privatizaciones ayudaron a tener liquidez a corto plazo y sirvieron como atractivos instrumentos para atraer inversión extranjera. Como consecuencia de estas reformas y los ajustes y recortes realizados, se produjo un estancamiento de los salarios, un fuerte crecimiento del trabajo informal y una caída del empleo en el sector público. Argentina: Carlos Menem (1989-1999) Cuando Carlos Saúl Menem compitió por la Presidencia de Argentina en 1989, su discurso en campaña era de corte nacionalista y antiimperialista, apelaba a los valores clásicos del populismo peronista y prometía luchar contra la corrupción e impulsar la descentralización política y el renacimiento del Estado, a través del fortalecimiento de las empresas estatales. Prometió aumento de salarios así como justicia social y redistribución de la riqueza. Sin embargo, una vez en el poder, Menem se acercó a los grupos económicos más poderosos y a los organismos internacionales, convirtiéndose en fervoroso defensor de la apertura económica y la globalización. 32 Menem lideró con un estilo personalista que dio a entender cierta continuidad con el peronismo clásico. Tomó de éste algunos de sus recursos políticos claves como la idea del líder conductor, la descalificación de los adversarios o la base discursiva del apoyo popular. Sin embargo, existieron rupturas en la base social de apoyo, en el contenido de políticas económicas llevadas a cabo y en el tipo de política exterior implementada.

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De la Torre, C., “Redentores populistas en el Neoliberalismo: nuevos y viejos populismos latinoamericanos”, Revista Española de Ciencia Política, Nº 4, 2001, p. 185. 20

A pesar de desarrollar políticas que iban en contra del electorado del peronismo, las bases peronistas le siguieron apoyando. No obstante, entre sus nuevos aliados se encontraban políticos de centro-derecha y liberales, organizaciones sindicales, los medios de comunicación y sobre todo los sectores de la elite empresarial y financiera. Cuando Menem llegó al poder, el país estaba económica y financieramente en la ruina, por lo que puso en marcha un vasto programa de privatizaciones y amplias medidas desregulatorias. 33 Este programa instrumentado a lo largo de la década estuvo legitimado a través de la ley Emergencia Económica y la ley de Reforma del Estado. Su legitimación también se basó en el éxito del denominado Plan de Convertibilidad, del 1º de abril de 1991, que consiguió reducir espectacularmente el gravísimo proceso inflacionario que sufría el país. Con el peso argentino anclado en una paridad fija con el dólar, las expectativas de devaluación fueron controladas. Esto se asoció con medidas tales como la liberalización plena del flujo de capitales. La estabilidad de precios así lograda y un cierto proceso de crecimiento que se logró a comienzos de los noventa preparó el terreno para la adopción y legitimación del programa de ajustes. Con este programa extremadamente neoliberal, todos los anteriores regímenes de promoción industrial, regional y de exportaciones fueron suspendidos y las ventajas de las que gozaban los productores internos como proveedores del Estado quedaron eliminadas. Las finanzas estatales se controlaron, se incrementaron los impuestos directos al consumo, lo cual afectó principalmente a las clases medias y trabajadoras. Se capitalizó la deuda pública mediante bonos. Fueron privatizadas más de treinta empresas públicas (las telecomunicaciones, el transporte o la petrolera estatal YPF) pero sin institucionalizar organismos de regulación, lo que provocó que se realizara en el marco de una elevada corrupción y de un sistema judicial (incluida la Corte Suprema) que operó acorde con los diseños del gobierno, aun en casos en que las medidas adoptadas eran claramente contrarias a las leyes vigentes. Estas políticas económicas tuvieron éxito y el país se recuperó y entró en una etapa de crecimiento. El éxito de las políticas económicas y los diferentes programas sociales, manejados a través de un sistema de distribución centralizado desde el ejecutivo y sólo acompañado por las redes clientelares, le dieron a Menem la reelección 33

Gerchunoff, P., Torre, J. C., “La política de liberalización económica en la administración de Menem”, Desarrollo económico, Vol. 36, Nº 143, 1996, pp. 735-736. 21

en mayo de 1995 (tras la reforma de la Constitución en 1994 que eliminó la clausula que prohibía la reelección presidencial). 34 Pero el estancamiento de la economía a partir de 1998 y el importante desprestigio de su gobierno frente a la opinión pública por el alto nivel de corrupción, provocaron la renuncia de Menen a perseguir un tercer mandato. Perú: Alberto Fujimori (1990-2000) En 1990 Alberto Fujimori llegó a la Presidencia de la República en Perú. En el momento que asumió el poder, existía una importante fragmentación en muchos partidos y graves problemas de gobernabilidad. Fujimori también ejerció un liderazgo de base personalista, no estaba mediatizado por partidos, medios de comunicación y otros grupos sociales de manera organizada, por lo que tenía una relación directa y personal con las masas, especialmente con los sectores informales y las clases bajas, lo que constituyó la base de su legitimidad de origen. Creó su propia plataforma política, Cambio-90, y a pesar de que un principio se creía que era un presidente débil porque sus primeros gabinetes estuvieron integrados por personas próximas a la oposición y a Vargas Llosa, con el tiempo esta percepción fue cambiando y los militares y en particular el Servicio Nacional de Inteligencia, se transformaron en su base institucional de apoyo. Su primer acto de gobierno fue un fuerte ajuste fiscal con espectaculares aumentos de precios. El objetivo inmediato fue contener la inflación y capturar los ingresos necesarios para renovar los pagos del servicio de la deuda. Se llevó a cabo un programa de estabilización neoliberal. El proceso de liberalización fue muy rápido ya que entre 1991 y 1995 se privatizó una gran parte del sector público, se dejaron los precios en manos del mercado, se eliminó la mayoría de las protecciones arancelarias,

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Ibid. 22

se trató de llegar a un acuerdo con los acreedores extranjeros y se dio prioridad a la inversión extranjera.35 A pesar de las consecuencias de estas medidas (aumento de la pobreza, del sector informal y la caída de los salarios reales, entre otros), Fujimori logró mantener su apoyo popular. Para ello, capitalizó su debilidad en el legislativo atacando a los partidos tradicionales y culpándolos de todos los males de la República y gobernó por encima de las instituciones políticas. El control de las variables económicas por parte del gobierno (la caída de la inflación y el crecimiento económico), el éxito de las reformas estructurales, la distribución de servicios y recursos a los más pobres, el manejo de la gobernabilidad y el control de la guerrilla de Sendero Luminoso tras el apresamiento de sus máximos dirigentes generaron un “respaldo selectivo” por parte de la ciudadanía que le llevó a ser reelegido en 1995.36 Finalmente, a pesar de que Fujimori volvió a ganar las elecciones en el 2000, estas se dieron en un clima de sospechas de fraude y al final renunció a su cargo. 3.2. El populismo de izquierdas Tras el negativo balance de las políticas neoliberales que aumentaron las desigualdades y llevaron a recurrentes crisis económicas, se requirió una profunda reconstrucción política, social y económica y algunos países como Venezuela, Bolivia y Ecuador, con la elección de Hugo Chávez en 1998, de Evo Morales en 2005 y de Rafael Correa en 2006 sucesivamente, han optado por políticas populistas. Estos nuevos líderes conocidos como populistas de “izquierda” a diferencia de los nuevos populistas neoliberales de la década de 1990, no defienden políticas de libremercado, lo que hizo pensar en un primer momento en que se parecían más a los populistas clásicos, aunque también se diferencian de estos por su discurso político y orientación izquierdista.

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García, Montero, M., “La década de Fujimori: ascenso, mantenimiento y caída de un líder antipolítico”, América latina hoy: Revista de ciencias sociales, Vol. 28, 2001, p. 65. 36 De la Torre, op.cit., p. 186. 23

Venezuela: Hugo Chávez (1998-2013) El fenómeno Chávez no era nuevo en Venezuela, el país contaba con una larga historia de populismos. Sin embargo, Chávez asumió el liderazgo en un contexto de una sociedad desarticulada y desorientada y su liderazgo sirvió en cierta manera como un espacio constructor de identidades frente a una sociedad que se encontraba sin referentes.37 La impronta militarista38, el fuerte personalismo y la clara tendencia a la concentración de poder son los tres elementos claves del Chavismo. El estilo político chavista fue construido en contra de la clase política y las instituciones democráticas, privilegiando una relación directa y personalizada con el pueblo, a través del “telepopulismo”, sin intermediarios organizados. La base social de apoyo de Chávez estaba formada por el pueblo sin militancia que no contaba con ningún referente organizativo, integrado por los trabajadores, los sectores informales, los campesinos y algunos grupos fragmentados del empresariado y de la clase media empobrecida, todos ellos muy desencantados con la situación económica y política del país. Chávez acentuó la polarización y el control político. Aunque el gobierno no ejercía una represión abierta, practicaba la censura y excluía a la oposición de la política y de las instituciones. El primer acto de su gobierno fue dar un paso hacia la reforma institucional. La Constitución de 1999 creó la “República Bolivariana” de Venezuela que prolongó el mandato presidencial de cuatro a seis años, eliminó el Senado, permitió el voto a los militares y fortaleció la democracia directa mediante referéndums y revocatorias. Desde entonces, Chávez empezó a ocupar las principales instituciones democráticas del Estado (ejecutivo, legislativo, judicial, electoral, fuerzas armadas) hasta que quedaron todas bajo su control. Y la creación del Partido Único Socialista de Venezuela (PUSV), la posibilidad de ser reelegido y la reestructuración del poder 37

Gómez Calcaño, L., Arenas, N., “¿Modernización autoritaria o actualización del populismo? La transición política en Venezuela”, en Ramos, M. (coord.), Venezuela: rupturas y continuidades del sistema político (1999-2001), Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca, 2002, p. 57. 38 Chávez además de ser militar pensaba como tal. Por lo que los militares tuvieron un papel importante en su gobierno, ocuparon puestos importantes y coordinaron algunas de las misiones asistenciales. Además de que se fomentó la educación militar, se crearon círculos militares y milicias civiles y se incrementaron los gastos militares incluyendo la compra de armas y equipo militar. 24

municipal y comunal para “convertir al viejo Estado contrarrevolucionario en un Estado revolucionario” controlado por el poder central, acentuaron la centralización de poder. 39 El petróleo es la columna vertebral de la economía venezolana, y la empresa estatal PDSVA ha sido y es la clave del poder político. El gobierno aprobó una nueva Ley de Hidrocarburos que elevaba los beneficios y el control del Estado en el negocio petrolero. A nivel internacional, Venezuela reactivó su papel en la OPEP y siguió una política de maximización de precios y reducción de cuotas de producción. También nacionalizó las empresas de telecomunicaciones, petróleo y electricidad entre otras. En cuanto al aspecto social, Chávez puso en marcha diferentes políticas asistenciales para asegurar la educación, la vivienda y los alimentos a los sectores populares. Políticas dirigidas exclusivamente por la Presidencia y paralelas a las instituciones constitucionales formales. El objetivo de Chávez además de llevar a cabo una Revolución Bolivariana era crear una coalición regional contra EEUU. Y así en el 2004, Castro y Chávez promovieron la creación del ALBA40, diseñada como contra-proyecto al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). A pesar de ello y pese a los constantes ataques verbales de Chávez contra EE.UU., Venezuela siguió suministrándole petróleo y las relaciones comerciales no se vieron afectadas. Además cabe señalar que el discurso de la unidad latinoamericana contrastaba con los enfrentamientos de Chávez con países vecinos (Colombia y Chile) y con su salida de la Comunidad Andina. Por lo que más que la integración, el chavismo reavivó la llama del nacionalismo en América Latina. 41 El nacional-populismo militar de Chávez tenía un carácter refundacional que transformó el país y que ha influido en otros gobiernos populistas actuales. Sin embargo, su populismo tuvo efectos negativos visibles hoy en día en Venezuela como la

39

Gratius, S., “La tercera ola populista en América Latina” Documento de Trabajo, FRIDE, Nº 45, 2007, p.10. 40 Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) conocida como ALBA o Alianza Bolivariana para las Américas es una organización internacional de ámbito regional para la colaboración y la complementación política, social y económica. Esta organización fue promovida por Cuba y Venezuela y hoy en día la integran diferentes países de América Latina como la Bolivia de Evo Morales o el Ecuador de Rafael Correa y también del Caribe. 41 Arenas, N., “El gobierno de Hugo Chávez: populismo de otrora y de ahora”, Nueva Sociedad, Nº 200, 2005, p. 40. 25

militarización, la corrupción, la llamada “boliburguesía” y una economía y sociedad desestructuradas.42 Bolivia: Evo Morales (2005-actualidad) Las elecciones presidenciales de diciembre de 2005 tuvieron como principal resultado la victoria de Evo Morales por una mayoría absoluta. Como consecuencia, se han dado cambios sustantivos en la política boliviana. Se ha producido una recomposición profunda del sistema de partidos, una importante renovación generacional en el liderazgo político y una ruptura definitiva de códigos de exclusión social de raigambre étnica con la presencia del “primer presidente indígena”. 43 También el proyecto político de Evo Morales tiene muchos elementos en común con el “modelo chavista”. Por el rechazo a la democracia representativa y el afán de crear un nuevo Estado, el proyecto político de su gobierno sigue, con sus idiosincrasias nacionales, el camino institucional de Chávez y muestra de ello es la estrecha alianza que había entre Chávez y Morales. Sin embargo, a diferencia del Chavismo, en Bolivia ha surgido un “etno-populismo” desde abajo que se enfrenta a la tradicional elite blanca concentrada en los cuatro departamentos más ricos del país. Los indígenas constituyen la base de apoyo del presidente. Evo Morales y su partido mayoritario MAS (Movimiento al Socialismo) representan un “indigenismo inclusivo” que atrae a diversas etnias, parte de la clase media, los sindicatos y un gran número de organizaciones de la sociedad civil. Morales al igual que Chávez convocó una Asamblea Constituyente para llevar a cabo la reestructuración de Bolivia hacia un Estado incluyente y más democrático. Entre las medidas tomadas están la nacionalización de los hidrocarburos, convirtiéndose de esta manera tanto el petróleo como el gas en armas de política exterior, y la distribución de tierras para el cultivo comunitario. 44

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Gratius, S., Reflexiones sobre izquierda y populismo en América Latina, Cátedra de Estudios Internacionales, Bilbao, 2010, p. 19. 43 Mayorga, F., “El gobierno de Evo Morales: entre nacionalismo e indigenismo”, Nueva sociedad, Nº 206, 2006, p. 5. 44 Aguirre, M., Moreno, I., “La Refundación del Estado en Bolivia” Documento de Trabajo, FRIDE, Nº 31, 2007, pp. 11-14 26

A pesar de su propósito, estas medidas no han hecho más que aumentar la tradicional polarización del país entre el Este y el Oeste, entre la pobre mayoría indígena y la rica zona occidental poblada por blancos y mestizos. Es clara la división política desde el interés por el control de los recursos hasta la cuestión de las autonomías. Por lo que a pesar de la revolución nacionalista y el intento de crear un Estado más incluyente, Bolivia sigue siendo un país pobre con dos cosmovisiones difíciles de reconciliar. Ecuador: Rafael Correa (2006-actualidad) Rafael Correa es ejemplo de la izquierda intelectual, doctor en Economía y con experiencia política (fue ministro de Economía durante la Presidencia de su predecesor Alfredo Palacio) llegó a la presidencia con un Partido propio, Alianza PAÍS (Patria Altiva Í Soberana) en el 2006. Su gobierno representa ante todo los intereses de la izquierda, lo cual se refleja en su gabinete integrado por mujeres e intelectuales. Correa pretende refundar el Estado, siguiendo también los pasos de Chávez (revolución constitucional, económica, educativa, por la integración latinoamericana…). Al igual que Chávez, Correa ha puesto en marcha una “democracia más participativa”, por fuera de las instituciones y basada en la opinión de la gente en la calle. Su política económica también es nacionalista y tiene como base el petróleo. En el 2007, Ecuador volvió a entrar en la OPEP y su nueva política energética incluye maximizar los beneficios de la empresa nacional Petroecuador. Ha cambiado su política exterior, por un lado, cesando el acuerdo de libre comercio con EE.UU. y, por el otro, rechazando las políticas impuestas por el FMI y el Banco Mundial. Y también está llevando a cabo una gran inversión social con ayudas para los más pobres y una política educativa que incluye la mejora de la educación estatal. 45 A diferencia de Chávez y al igual que Evo Morales, tiene como importante base popular el movimiento indígena. La Constitución de 2008 designa al Estado ecuatoriano

45

Gratius, 2007, op.cit., p. 14. 27

como intercultural y plurinacional. 46 Sin embargo, la fortaleza del movimiento indígena puede llegar a ser un potencial factor de riesgo político. 4. CONCLUSIONES: PERSPECTIVA COMPARATIVA Mediante estos tres movimientos populistas podemos ver que el populismo latinoamericano no es un fenómeno transitorio, sino que continúa siendo un fenómeno recurrente de la política en América Latina. A pesar de que las diferentes crisis económicas, políticas, sociales o incluso ideológicas han ayudado a que llegaran al poder líderes de carácter populista, la noción de crisis no basta para explicar el auge de este fenómeno. Ya que también ha estado presente durante épocas de estabilidad económica y de crecimiento, como ocurre actualmente. La continúa fragilidad de las instituciones liberales democráticas para dar un sentido de participación y de pertenencia a la comunidad política y social de una gran parte de la masa popular y la fuerte desigualdad social existente en la región, facilitó la creación de este estilo de movilización política que mediante un discurso retórico, une de manera directa al líder populista y a las masas. El populismo nació en un contexto democrático y a pesar de que los populistas no siempre han respetado las normas y los procedimientos democráticos, no se pueden equiparar con los fascismos. Salvo en el caso del Estado Novo de Brasil, las instituciones democráticas han seguido funcionando en menor o mayor medida, y los presidentes populistas han sido democráticamente elegidos y han vivido del apoyo popular. No todos los populismos son similares e incluso entre los líderes definidos bajo el mismo tipo de populismo sea clásico, neoliberal o los nuevos populismos de izquierdas se dan diferencias. Sin embargo, todos ellos comparten algunas características. Tanto los populismos clásicos como los nuevos populismos surgieron en un contexto de crisis económica y política, que los gobiernos eran incapaces de resolver. En todos los casos se da una relación directa, personalista y paternalista entre el líder y

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De la Torre, C., “El gobierno de Rafael Correa: posneoliberalismo, confrontación con los movimientos sociales y democracia plebiscitaria”, Temas y debates: revista universitaria de ciencias sociales, Nº 20, 2010, p. 160. 28

la masa sin la intervención de ninguna institución. Y en general, todos los líderes han ido debilitando las reglas institucionales y concentrando el poder. A diferencia de los nuevos populistas de derechas que optaron por una política cercana al neoliberalismo, el populismo actual de izquierdas y el populismo clásico comparten mucho en sus políticas socio-económicas, siendo muy visible la referencia peronista en el caso de Venezuela. Ambos populismos comparten la intervención del Estado en la economía, la puesta en marcha de programas sociales, las reformas institucionales incluyendo la Constitución, el discurso nacionalista para subrayar las raíces propias y la búsqueda de un enemigo exterior. Sin embargo, se pueden señalar ciertas diferencias. Además de su orientación izquierdista, su discurso político anti-globalización y su política económica no basada en la sustitución de importaciones ya que se mueven dentro de un marco capitalista, la población en general tiene más recursos que en 1930. Y en cierta manera, la legitimación democrática es mayor por el sufragio universal. Además, es posible que la continuidad de los nuevos regímenes populistas y de sus políticas sea mayor. La importancia del crecimiento del comercio con las nuevas potencias asiáticas como China e India, que por un lado, aumenta los recursos económicos y por el otro, les proporciona a estos regímenes un mayor grado de independencia política respecto de los tradicionales "patrones" como son EE.UU. y Europa, pueden contribuir en ello. El populismo puede considerarse como una tendencia positiva, siempre y cuando conduzca a políticas públicas en beneficio de los ciudadanos. Y se puede decir que en pocos años, estos nuevos gobernantes de izquierdas han logrado progresos sociales visibles, además de que en estos países ha aumentado la participación ciudadana. Sin embargo, esta tendencia populista también tiene su lado negativo, ya que en vez de basarse en un consenso político, tiende hacia rasgos autoritarios, centralización de poder, altos niveles de corrupción, clientelismo y restricciones de las libertades (especialmente de los medios de comunicación) como ha sido en el caso de Venezuela. Por el contrario, los excesos chavistas han hecho que los regímenes supuestamente afines estén tratando de evitarlos y compensen más sus políticas.

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Por último, señalar que por lo general, la izquierda es una fuerza ascendente en toda la región latinoamericana. Y que con sus pros y sus contras, estos nuevos gobiernos están llevando a cabo una favorable transformación social.

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