polaridad ejes astrologicos

CASA XI Eugenio Carutti 2º Año Teórico Nº 10 «Polaridad Tauro-Escorpio» 1º de junio de 1995 Antes de seguir con el tema

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CASA XI Eugenio Carutti 2º Año Teórico Nº 10 «Polaridad Tauro-Escorpio» 1º de junio de 1995

Antes de seguir con el tema de «Polaridades», quisiera hacer una referencia sobre «Ascendentes» que creo que es importante que tengan en cuenta. Nosotros hemos hecho una introducción al tema de «Ascendentes» haciendo hincapié en el signo en el que cae la cúspide, pero es necesario darle también mucha importancia al planeta que rige ese signo ascendente, ya que su posición por signo, elemento y casa nos va a dar muchísima información. De alguna manera, este planeta va a modular, trayendo cierto tipo de situaciones y de experiencias, las posibilidades del Ascendente. El regente del Ascendente es clave para que, dentro de los múltiples caminos posibles que tiene la vibración del Ascendente para manifestarse, se materialicen ciertos de estos caminos y no otros. Del mismo modo, hay que tener muy en cuenta los planetas que hubieran en Casa I. Es obvio que ser Ascendente en Cáncer con Urano en Casa I no es lo mismo que ser Ascendente en Cáncer simplemente; habrá un contexto en el que se van a vivir cuestiones del Ascendente en Cáncer y cuestiones de Urano en Casa I que, en principio, hablará de una combinación extremadamente peculiar y que con seguridad va a provocar una dificultad mayor en el individuo para reconocerse en esas experiencias tan contradictorias. Por cierto, cuanto más contradictorias sean las experiencias, más difícil será el reconocerse en ellas. Por ejemplo, si soy Ascendente en Aries con Marte en Casa IV en Cáncer, es evidente que todo ese impulso ariano posiblemente tenga mucho que ver con la familia, con el hogar, con el afecto, lo cuál va a darle un color distinto a ese Ascendente; y si ese Marte en IV está en cuadratura a Plutón, la persona experimentará que cada vez que acciona hay destrucción.

PREG.: Parece muy complicado...

RESP.: Es tan complicado como la vida misma. Es necesario darse cuenta que la astrología no puede ser más simple que la vida, y que si lo fuera no nos serviría. La astrología tiene una complejidad que es la multiplicidad de experiencias que todos protagonizamos.

PREG.: Pero, ¿la astrología no podría ser un modelo simplificado de lo que es la vida..?

RESP.: Ese es un anhelo del ser humano, muy comprensible por cierto...

PREG.: Pero, en cierto modo, es efectivamente así: es más simple la astrología que la vida...

RESP.: En este punto es necesario hacer un “loop”. La afirmación “la astrología es más simple que la vida...” no tiene consistencia porque el que lee la carta natal está viviendo. En este punto uno dice: “entonces, ¿cómo junto todo esto..?”; pero, en esta etapa lo más importante no es “cómo juntar todo esto...”, sino preguntarse “¿tengo algún amigo con Ascendente en Cáncer y Urano en Casa I..?”, y si efectivamente lo tiene, dedicarse entonces a investigar su vida. Incluso, pueden entre ustedes mismos contarse cómo viven esas energías que pueden aparecer cómo contradictorias en sus propias cartas natales. La materia prima del aprendizaje somos los seres humanos, no los libros, porque no hay manera que un libro pueda explicarles cómo es un Ascendente en Cáncer con Urano en Casa I, oposición Júpiter, trígono Plutón... El único “libro” que puede explicar esto es la observación. Entonces, el tema no es cómo los seres humanos encajamos en la astrología, sino cómo los seres humanos nos enseñan la astrología. Por eso, observemos a los seres humanos. Ahora, a propósito del ejemplo de la persona con Ascendente en Cáncer y Urano en Casa I, digamos que la modalidad de las contradicciones que va a vivir no encuentra una lógica que nos permita captarla con cierta capacidad de síntesis. Así nos parecerán cosas absolutamente antagónicas. Justamente, este es un caso en el que va a aparecer la lectura por polaridad, como un modo de simplificar la lectura de esa estructura.

PREG.: Todas las escuelas esotéricas hacen referencia a “algo que está más allá” (alma, mónada, etc...), ¿hay “algo que está más allá” y que la astrología no puede decodificar..?

RESP.: ¿A vós que te parece? ¿Puede un código simbolizar lo singular e inefable..?

PREG.: No, pero pensé que quizás el Sol...

RESP.: No hay “quizás”... Esto somos nosotros, los seres humanos: anhelamos encontrar el código que de cuenta de todo... El tema es darnos cuenta que esta pregunta que vós hacés, de distintas maneras, nos la hacemos todos: “¿hay algo que nos explique, para que así no necesite `descubrirme’ más..?”.

PREG.: Sería muy tranquilizador... (risas).

RESP.: Sí, pero de creativo no tiene mucho, sino que es más bien sospechosamente estático... (risas). Uno tiene que darse cuenta que este es el lado oscuro de la astrología. Volvamos ahora a nuestro tema: «polaridades».

Antagonismo Relación Complemento

Interpenetración

Fusión





Vamos a mirar el mandala por polaridades. Este ejercicio nos llevará a darnos cuenta cómo no estamos acostumbrados a contemplar totalidades, sino que nuestra mirada se hechiza con un aspecto del paisaje y empieza a ordenar el mismo en secuencia.

contemplar totalidades

mirar en secuencia

Nosotros leemos el mundo, y no contemplamos el mundo. Nuestra relación con el mundo es como si leyeramos un libro: uno mira la realidad así como lee un libro. Uno va sacando conclusiones y las agrega a las que ya tenía, pero esto divide el paisaje de un modo totalmente arbitrario. Ninguna de las conclusiones parciales que uno va haciendo es lícita. PREG.: Uno no tiene una mirada gestáltica...

RESP.: Exacto, uno no hace gestalt, sino que fragmenta, se hechiza con un aspecto, lo recalca y, en consecuencia, para sostener esa ubicación, tiene que empezar a excluir elementos del propio panorama, esto es, va polarizando, antagonizando, fragmentando... Todo el tema de «polaridades» tiene que ver con advertir el modo con el que polarizamos, con el que fragmentamos. Así, dividimos todo, y luego para juntar todos los elementos llegamos a resultados mucho más complejos que aquello que implica mirar en totalidad. Entonces, al trabajar polaridades estamos trabajando cómo se relacionan dos polos de un eje energético. Lo que vamos a trabajar es en el darnos cuenta cómo separamos un proceso, un movimiento, que en lo profundo está obviamente unido. Lo que ocurre es que nosotros, a esto que es del orden de lo obvio, lo hemos separado de determinada forma y, en consecuencia, no vemos lo obvio. Lo difícil de polaridades es que se trata de ver lo obvio, se trata de dejar entrar en el campo de la conciencia algo que es obvio, pero que culturalmente no lo hemos dejado entrar y lo hemos mantenido separado. Este no es un ejercicio simple. De todo esto uno se da cuenta o no se da cuenta, se ve o no se ve, pero no es algo que yo les pueda “explicar”. Es decir, yo no les puedo “explicar” cómo Géminis y Sagitario son los dos aspectos de la misma energía, sino que lo que puedo hacer es mostrar todo Géminis, mostrar todo Sagitario, y que emerja la totalidad de estos dos elementos que hasta ahora teníamos separados. Este proceso tiene que ver con un orden por el cual uno ve, de pronto, la figura que aparece del eje Sagitario-Géminis, y se da cuenta que hasta ahora miraba sólo Géminis o sólo Sagitario, no permitiendo que se formara esa figura. Por eso, no hay una explicación acerca de cómo son dos polos de lo mismo, sino que se trata de mirarlos juntos y dejar que emerja. Van a ver que cuando

lleguen al bar no se van a acordar cómo era... (risas). Uno no se puede “acordar” cómo es, sino que tiene que volver a verlo. Lo que yo haga aquí no es algo que yo me “acuerde”, sino que yo tengo que exponer un signo, exponer el otro, y dejar que aparezca solo. Por eso, al no ser una “explicación” es prácticamente imposible de retener.

PREG.: Se retiene una sensación...

RESP.: Claro, pero no se retiene una “explicación”, lo cual es lo que uno ama retener. Cuando uno dice: “¡lo agarré..!” es porque, en realidad, lo “entendió”, pero aquí estamos haciendo referencia a algo que es de otro orden. Como este es un proceso muy sutil, no vamos a seguir el mismo orden de los signos, porque es mucho más fácil pedagógicamente aprender a hacer este ejercicio con los ejes de Tierra y Agua, en los cuales hay mucha más forma, son más sólidos y resultan mucho más visibles. Los ejes de Fuego y Aire son mucho más abstractos y resulta mucho más difícil ver el dibujo; en este sentido, el eje más difícil de percibir es Aries-Libra y, por eso, es el último que vamos a hacer.

.- El Eje TAURO-ESCORPIO Para hacer polaridades uno tiene que tener muy claramente discriminados cada signo. Por eso, vamos a aprovechar este ejercicio para enfocar lo más precisamente posible la naturaleza de cada signo. Entonces, vamos a poner palabras para cada signo:







TAURO

ESCORPIO

Inercia

Muerte

Sustancia Materia

Poder Control

Necesidad

Pulsión

Poder

Oscuro

Apego

Negado

Acumulación

Conflicto

Apropiación

Destrucción

Incorporación

Transformación

Sensualidad

Resurrección

Placer - Goce

Dolor

Percepción Sensorial

Curación

Quietud - Paz

Fusión

Conservadurismo

Intensidad

Naturaleza

Absorción

Vida

Liberación Excreción Sexualidad

PREG.: ¿Tauro no sería también “forma”..?

RESP.: No... Esto es muy importante. Tauro es «sustancia», es un signo plástico del cual emerjen formas, pero el signo de la forma definitiva es Cáncer. Tauro es sustancial, es material, pero hay también en él una plasticidad generadora de múltiples formas posibles.

PREG.: ¿Tauro no tiene que ver con la asimilación..?

RESP.: No... Tauro es «incorporación», en el sentido de hacer cuerpo, corporizar, materializar. La palabra “asimilar” tiene elementos virginianos de discriminación, de selección; en cambio, la palabra «acumulación» es taurina. No implica selección.

PREG.: ¿La contemplación no es taurina..?

RESP.: Tenemos que distinguirla de la contemplación libriana. La contemplación libriana tiene que ver con dar un paso atrás y mirar abarcando la totalidad, tiene que ver con una cierta exterioridad; Tauro, en cambio, tiene que ver con estar dentro del paisaje y percibirlo como una totalidad. Como energía, Libra es mucho más visual, mientras que lo taurino involucra a la totalidad de los sentidos.

PREG.: Tauro es más indiscriminado...

RESP.: Más bien diría que Tauro es menos analítico.

PREG.: ¿Qué diferencia hay entre la percepción taurina y la pisciana..?

RESP.: La percepción pisciana es extrasensorial, mientras que la taurina es sensorial.

PREG.: ¿La perseverancia no es taurina..?

RESP.: En realidad, la perseverancia es capricorniana, mientras que lo taurino es del orden de la inexorabilidad. Como energía, lo taurino no refiere a una voluntad que se ha propuesto una meta a la cual llegará paso a paso (Capricornio), sino que es una necesidad que debe satisfacerse, y al ser necesario es inexorable.

PREG.: No hay lugar a otra posibilidad...

RESP.: Exacto, la potencia taurina tiene que ver con que no hay lugar a otra posibilidad. En Tauro hay una «necesidad» de una cierta dirección.

PREG.: ¿En Tauro hay una direccionalidad..?

RESP.: Decirlo así sería confundir... Tauro es crecimiento, lo cual tiene una direccionalidad implícita pero que es natural, no surje de una conciencia. La naturaleza, la vida natural, es taurina.

PREG.: Que a la palabra “conflicto” se la vincule con lo escorpiano, ¿no es una deformación de la psicología humana..?

RESP.: No... La energía escorpiana implica un antagonismo, implica una confrontación de opuestos, no en el sentido mental (en lo cuál tenés razón vós) sino en la tensión efectiva que implica toda destrucción (presencia de fuerzas divergentes).

PREG.: No habría que incluir en ambos a la palabra “deseo”..?

RESP.: En realidad, en Tauro habría que hablar más bien de «apego». En Escorpio podríamos hablar de «absorción»: absorbe y se deja absorber... Vayan observando que para distinguir entre «fusión» e «incorporación» tenemos que hacer una discriminación muy sutil.

PREG.: Lo inconciente, ¿no debería incluirse en lo escorpiano..?

RESP.: ¿Qué es lo inconciente..? Por un lado tiene que ver con la «pulsión», y por el otro con la «negación de la pulsión».

PREG.: Esto es algo que en Tauro no aparece...

RESP.: Exacto...

PREG.: Escorpio parece una energía más humana... RESP.: En realidad, creo que se trata de que lo humano se complica con Escorpio... (risas).

PREG.: Comparado con Escorpio, ¿Tauro sería negador..?

RESP.: “Comparado” sí, pero aquí no estamos “comparando”. De hecho, ¿quién no es negador respecto de Escorpio..?

Entonces, observando el listado de palabras, el nivel de «antagonismo» parece evidente. Ahora, si pudiéramos describir un poco más el movimiento taurino, diríamos que aquí se incorpora materia, hay una intensidad propia de la incorporación de la materia. Ahora, ¿cuál es el movimiento de Escorpio? ¿anhela la materia..? Escorpio anhela liberar la energía que está encerrada en la materia. Esto es así porque la atención del polo Escorpio está puesta sobre la «energía». La intuición primaria de Escorpio es: en la materia hay energía que necesita ser liberada... Esto es lo que permite distinguir, por ejemplo, la sexualidad taurina de la escorpiana: lo escorpiano implica una avidez por lo que está más allá de lo corporal, una avidez por lo psíquico, que no está en lo taurino. Por eso, en Tauro hay una satisfacción natural, y no la hay en Escorpio. Escorpio va y destruye, porque tiene que ver con destruir la materia para que se libere energía. ¿Qué hace el psicoanalista? ¿qué hace el médico..?: destruye una sustancia, porque esa sustancia contiene una energía que no circula... Es esto lo que hace un «curador»: destruye una configuración que no permite circular la energía... En el caso del psicoanalista, la sustancia que debe destruir es la memoria, cierta memoria que se organizó y contiene energía encapsulada; el psicoanalista sabe que hasta que la persona no logre disolver esa manera de ordenar la experiencia, esa energía quedará encerrada allí para siempre. Aquí ya podemos ver cierto movimiento: Tauro materializa, Escorpio destruye la materia para liberar energía.

TAURO

ESCORPIO

Si el interés está puesto en la energía, al estar ésta encerrada en la materia, la destrucción es inherente.

PREG.: Si existiera sólo Tauro o sólo Escorpio estaríamos perdidos...

RESP.: Exacto... Esto es algo que ya pueden ir viendo.

PREG.: El hecho de que en la materia haya energía es el proceso de la vida misma...

RESP.: En realidad, la materia es energía condensada, de modo que para volver a obtener energía debemos destruir materia. Destruímos materia para que vuelva a haber energía. Ustedes ya me habrán escuchado decir que si no muriéramos, todavía la humanidad sería aquellos “setenta y cinco Neardenthal” y, en consecuencia, nosotros jamás hubiéramos nacido, porque serían eternos. Si no existiera la muerte, la materia no podría crearse nuevamente, el espacio estaría ocupado. La muerte es necesidad de la vida: esto es lo obvio de este eje que no se quiere incluir. Decir “la muerte es necesaria...” es lo que no decimos y, en consecuencia, Tauro es “una cosa” y Escorpio “otra”. Este es el punto en el que hay que detenerse y aguantar. ¿Por qué hay una polaridad en la que un polo es «vida» y el otro es «muerte»..? Porque no podemos incluir lo obvio, esto es, que la muerte forma parte de la vida.

PREG.: Además, la muerte no es algo que llega al final de la vida, sino que está presente en cada momento. Nuestro cuerpo está permanentemente transformándose...

RESP.: La destrucción es inherente al proceso vital. No hay un “proceso vital” por un lado y una “destrucción” por el otro. Destruir es vida. El choque que nos produce escuchar esto, eso es «polaridad». La pregunta es: ¿por qué nos choca que alguien diga “destruir es vida”..? En este punto, ya es bastante visible que esos dos polos son, en verdad, dos momentos de un proceso. Hay un momento de «materialización» y hay un momento de «destrucción de la materia». Es un circuito en el que tanto Tauro como Escorpio son igualmente necesarios; es decir, ambos son «complementarios» y no son antagónicos. Para que haya más vida (más Tauro) tiene que haber más muerte (más Escorpio). Ya vimos que Tauro y Escorpio son complementarios. Ahora, ¿cómo podemos ver que Tauro está dentro de Escorpio y Escorpio dentro de Tauro..? Recordemos la visualización de Tauro: está el toro degustando su pastito, feliz, engordando, hay quietud, placer, calma, pura vida... ¡desde el punto de vista del toro..! ¡Esa misma escena, desde el punto de vista del pasto, es pura muerte, pura destrucción..! El toro come y destruye, come tanto como destruye; y también excreta, gracias a lo cual fertiliza y más adelante habrá más pasto. Es decir, solo Tauro hace todo el proceso. Esto es lo importante para ver aquí. Lo que ocurre habitualmente es que cuando uno dice «Tauro» no incluye el punto de vista del pastito, porque lo que está tematizado es el lado sensual y gozoso, y no está tematizado el lado destructivo.

PREG.: Y del lado de Escorpio también aparece Tauro...

RESP.: Bueno, que hubiera excreción sin nutrición sería un verdadero prodigio del universo... (risas). Lo que quiero que vean es cómo donde hay más vida tiene que haber más destrucción. Por ejemplo, donde hay más vida, una vida exuberante, es en la selva, con sus árboles gigantescos y esa sensación de respirar vida. Ahora, si uno se pone atento, ¿sobre qué está caminando en la selva..?: sobre lo podrido, todo el suelo de la selva está en putrefacción (ramas caídas, hojas muertas, animales muertos, fruto en descomposición, humedad...), y gracias a lo que se está pudriendo, hallamos allí una potencia extraordinaria. Sin ir más lejos, el maravilloso maíz que crece en el campo del terrateniente taurino lo es gracias a todos los “bichitos” que están muriendo en el humus, a la descomposición que se está produciendo en el humus...

PREG.: Y a eso se le llama una tierra “rica”...

RESP.: Exacto, se le denomina “tierra rica” porque está llena de seres en descomposición.

PREG.: Lo mismo ocurre con el petróleo...

RESP.: Exacto, toda nuestra civilización funciona a “jugo de cadáver”... (risas). No es un comentario macabro, sino que es eso lo que ocurre: nosotros estamos liberando la energía de la putrefacción de todo un nivel de la vida que murió, y esa muerte es hoy nuestro motor, hoy nos mueve esa muerte.

PREG.: Me resulta fácil ver que Escorpio incluye a Tauro y no que Tauro incluya a Escorpio...

RESP.: Observa a un arquetipo del taurino: el gourmet. El gourmet presenta la mesa con sus maravillosos platos con exquisitos olores, colores, sabores, texturas, con una estética llena de gozo sensual. Ahora, vayamos a la cocina del gourmet: sangre, desechos, putrefacción, restos...

PREG.: No hay conciencia en el gourmet de que esto es así...

RESP.: Justamente, esto es polarización: uno se afirma en la belleza del plato de comida, niega la destrucción que permitió esa belleza.

PREG.: Pero, por ejemplo, un cocinero que, por ser ese el único modo de cocinarla, mete viva una langosta en la cacerola con agua hirviendo, en realidad está siendo super...

RESP.: Taurino...

PREG.: ¡No! ¡Super-escorpiano..!

RESP.: La discusión sobre si eso es escorpiano o taurino es pura polaridad. Quédense allí: ya no se puede distinguir si es Tauro o Escorpio, son dos caras de la misma moneda, es el mismo proceso necesario. Uno tiende a ver un lado u otro, pero el hecho que tendamos a hacerlo no significa que el proceso en sí diferencie de ese modo entre dos polos. Nosotros hemos hecho una descripción de Tauro y hemos hecho una descripción de Escorpio porque la psicología taurina tiende a valorar ciertas cosas y la psicología escorpiana tiende a valorar otras cosas, pero los dos forman parte del mismo eje, y esto es lo que nos importa.





Cuando el taurino gourmet de paladar negro está tomando una copa de su maravilloso vino de excelso aroma, sabor, bouquet y color, ¿qué está tomando en realidad...?: jugo de uvas podridas...

PREG.: Y pisadas...

RESP.: Incluso en algunos casos pisadas... Ninguno de nosotros, cuando toma un vaso de vino hace el “clic” acerca de que está tomando putrefacción, sino que prefiere llamarlo “fermentación”... (risas).

PREG.: “Mosto”... (risas).

RESP.: Pero, en verdad, la bebida más deliciosa para muchos seres humanos proviene de la putrefacción.

PREG.: Podrías seguir con los yogures, los quesos...

RESP.: Por supuesto, los ejemplos son miles...

PREG.: El jugo de naranja no... (risas).

PREG.: Siempre que lo tomes en los primeros dos minutos... (risas).

RESP.: Creo que a esta altura ya nos queda muy claro como estos dos polos no pueden separarse nunca. Uno podría preguntarse cómo diablos hacemos para separarlos tanto.

PREG.: Estaba pensando cómo habitualmente a la existencia la llamamos «vida», excluyendo a la «muerte»...

RESP.: Ese es otro caso de aquello que les decía acerca sobre esas divisiones entre «hombre-mujer», «día-noche»... Forma parte de nuestra organización del lenguaje, de nuestro modo de polarizar: a la totalidad del proceso la denominamos con el nombre de uno de los polos, con lo cual evidenciamos el anhelo de que uno sea superior al otro para así eliminar el otro lado.

Una persona de Tauro va a tender a no darse cuenta del proceso destructivo que puede estar implícito en sus actos (por ejemplo, en sus celos, en su posesividad, en su inercia...).

PREG.: ¿Qué diferencia hay entre los celos de Tauro y de Escorpio..?

RESP.: Siempre se trata de «apego»: quedar pegado a otra persona, quedar absorbido por otra persona... Por un lado, tendrá características de «apropiación» (“¡es mío..!”), y por el otro se vivirá como «fusión». Escorpio es más bien celoso de la energía antes que de la materia, siendo en Tauro al revés; pero, ambos sugieren el mismo proceso de «apego». Es decir, hay un denominador común con diferencias, y esto es lo mismo que vemos en el eje Tauro-Escorpio: un denominador común con un lado que hace hincapié en la materia y otro lado que hace hincapié en la energía. Esa es la función de que haya un polo Tauro y un polo Escorpio, pero en verdad son dos polos distintos de una misma totalidad. No estamos diciendo con esto que no existan Tauro y Escorpio, ni que sean idénticos, sino que son dos lateralizaciones de la misma totalidad; la misma totalidad vista desde dos lados distintos. Llegando al punto de tocar esta totalidad, nos aparece la palabra «vida», en el sentido más amplio: la vida que incluya la muerte y la destrucción de una manera liberadora... Por supuesto, toda vida que no incluya a la muerte y a la destrucción de una manera liberadora, está entonces polarizada.

PREG.: De este modo, decir «vida» remite a un «proceso»...

RESP.: Claro... En última instancia todos los ejes nos van a llevar a lo mismo.

PREG.: Ahora, parecería que en Escorpio hay una mayor conciencia...

RESP.: En Escorpio puede haber dificultad para el gozo, para la paz. Justamente, la hiper-conciencia del lado oscuro hace que la paz aparezca como imposible. Ahora, ¿es imposible la paz en Escorpio..? No; en realidad, esa sensación de imposibilidad consiste en la negación del lado taurino. ¿Cómo ven a los escorpianos en general? ¿logran morir para los procesos y soltar, o tratan por todos los medios de detener una muerte inevitable..? Este es un punto muy delicado para ver en el campo de lo psicológico: psicológicamente, en Escorpio se están reforzando las características taurinas ante la presencia de la muerte y la destrucción como

energía. El signo de Escorpio en sí no es controlador, pero es muy probable que la psicología escorpiana le tenga miedo al cambio transformador.

PREG.: circulación..?

Entonces, ¿la resistencia a la propia energía es la no permite la

RESP.: Exactamente... Ustedes van a ver que todos los signos a partir de Libra resultarán mucho más difíciles para la conciencia humana, porque sus temas centrales son temas que la cultura polariza. Si mi energía central es de destrucción, y esto es liberación, dado que la cultura no dice que destrucción es liberación sino que la destrucción es “horrenda, terrible y mala...”, ¿cómo me organizo psicológicamente..?: con un pánico a mi propia energía y, en consecuencia, sin darme cuenta tiendo a polarizar y me pongo mucho más taurino, esto es, mucho más apegado, retentivo y conservador...

PREG.: Sería una especie de ficción de Tauro, porque no sería realmente él mismo...

RESP.: Bueno, si lo vés a Tauro y Escorpio como dos cosas separadas entonces sí, es una ficción. Ahora, si vés que en realidad está jugando el eje Tauro-Escorpio, lo que se observa es una polarización. El apego escorpiano, en verdad, no es escorpiano sino taurino, porque lo propio de Escorpio es saber que las cosas mueren y terminan; más aún, es tener conciencia del “alivio” del final. Esto es Escorpio.

PREG.: ¿Y cómo podría polarizarse Tauro en Escorpio..?

RESP.: Preguntemos por Hitler, Robespierre, Lenin... Todos eran taurinos.

Tratemos de registrar que sin considerar las polaridades la astrología se pone en ridículo a sí misma. La carta de Hitler es el hazmerreír de cuanto astrólogo hay por ahí, porque es Tauro-Libra. Una persona que tome un manual de astrología y luego mire la carta de Hitler, sentirá que la astrología es un absurdo. Ahora, en verdad, es inherente a una energía Tauro-Libra polarizada: Hitler luchaba porque contaba con pocos recursos naturales y no tenía espacio vital... Es decir, como taurino luchaba por su espacio vital. Y por supuesto, buscaba la pureza de la raza. Todo esto es propio al eje, no son cosas

distintas: la inexorabilidad taurina respecto a satisfacer las necesidades de obtención del propio espacio vital, la contundencia taurina respecto a lo necesario, implica destrucción. Habitualmente, uno pierde de vista el movimiento. Una carta natal, los ejes del zodíaco, son movimientos, pero la conciencia no puede seguir este movimiento, porque representa el miedo a que “si me muevo dejo de ser quien soy...” y por eso no acompaña el movimiento. Tauro y Escorpio en la vida concreta están siempre unidos, su separación no existe, pero la conciencia humana va a fijar en dos polos separados porque ese proceso le resulta excesivamente inquietante. Es decir, nosotros detenemos un movimiento que está en la realidad y lo congelamos.

PREG.: Buscamos estabilidad...

RESP.: Exacto... Ese es el lado canceriano de nuestro psiquismo. Es el anhelo de ser siempre estable e idéntico a sí mismo, propio de Cáncer-Leo. ¿Qué pasaría si fuésemos capaces de entregarnos al movimiento..? La conciencia cree que si Tauro se entrega a la destrucción, a la pérdida, entonces se acabaría la vida. Es decir, la dificultad está en que hay algo del psiquismo que no confía en el retorno natural del proceso.

PREG.: ¿Y qué es ese algo..?

RESP.: Bueno, es imposible ponerle palabras... Es algo propio de la conciencia, es algo que quiere fijar, que quiere detener el proceso vital. En definitiva, creo que es algo que nos lleva a antagonizar lo que en realidad es un movimiento. Desde este anhelo, frente a la inexorabilidad del movimiento la conciencia queda excedida.

PREG.: Esto puede dar pié para pensar el tema de la reencarnación...

RESP.: Pitágoras decía: “¿quién ha sido mineral, insecto, gusano, animal, árbol, flor, humano..?: la vida, la vida ha sido todo eso...”. Este es nuestro tema. La cuestión no es tanto la “explicación”, sino empezar a mirar y ver junto lo que antes se veía separado. Van a poder registrar que van a ver muchas más cosas que antes, como si de pronto la realidad se pusiera más luminosa, con más cosas para ver.

En realidad, cuanto más uno polariza, más excluye, como si quedara absorbido por algunos elementos de una situación y quedara el resto en un estado confuso. Cuando hay menos exclusión toda la imagen adquiere un vigor mucho mayor. Por eso creo que la experiencia pasa por mirar, mirar y preguntarse “¿por qué será que los mejores restoranes de Buenos Aires están al lado del Cementerio de la Recoleta? ¿por qué el Cementerio de la Chacarita está rodeado de pizzerías..?” (risas), o también sobre el hecho de que luego de grandes guerras o catástrofes el índice de natalidad crece vertiginosamente. Es decir, se trata de comenzar a ver procesos energéticos, y no fragmentarlos. Hagamos el siguiente juego. Supongamos el arribo de un antropólogo marciano con el objeto de estudiar las religiones de la Tierra. Entonces, llega a un templo católico y comunica a sus superiores: “aquí se adora a una deidad con clavos en las manos, en los piés, con espinas clavadas en su cabeza, bañada en sangre, con una herida en su costado...”, a lo que su superior en Marte -que tiene una mirada más inclusiva- le contesta: “¡Ajá! Seguramente entonces el templo estará lleno de oro y objetos preciosos, y los sacerdotes serán muy golosos y sensuales...”. Lo importante es comenzar a registrar estas ligaduras. La imagen de Cristo en la cruz es alimento y muerte a la vez: “Muero para que ustedes coman y beban...”. Ahora, lo que quiero enfatizar es que en la medida que una religión tenga como imagen fundamental a un ser sangrante y sufriente, entonces sus templos tienen que estar llenos de oro. Es energía pura.

PREG.: No lo entiendo...

RESP.: No es para “entenderlo”... Energéticamente, ese templo tiene que tener oro, dinero, riqueza... Muchas veces se dice: “¿por qué la Iglesia no vende sus bienes..?”, pero yo diría que hasta tanto sea ese el polo de la imagen, es imposible que no se produzca el otro. Es decir, si la imagen remitiera a un símbolo de pura energía y luz, seguramente su templo sería otro. No quiero que especulemos sobre estos temas, sino que simplemente miremos escenas. Veremos así cómo están en ellas yuxtapuestas cosas que, en un punto, nos parecen muy poco naturales, pero que observándolas energéticamente son totalmente naturales. Insisto en que no quiero que con esto se genere la sensación indiscriminada de que ya no hay Tauro ni Escorpio, sino da darnos cuenta que hay un movimiento de energía que tiene dos momentos, y que si yo focalizo en uno de ellos entonces excluyo el otro, antagonizando de este modo la manera de experimentar Tauro o Escorpio. ¿Para qué el médico decide amputar..?: para que alguien viva... Es decir, para que alguien sea capaz de curar tiene que tener la capacidad de no temerle a la destrucción liberadora. En un nivel esto se antagoniza y parecen psicologías que no tuvieran nada que ver una con la otra, pero en la medida que esto se vaya diluyendo podrán empezar a ver rasgos escorpianos en los taurinos y rasgos taurinos en los escorpianos. Psicológicamente, empezarán a ver taurinos polarizados y escorpianos polarizados.

PREG.: Entonces, si no fuésemos seres humanos que antagonizamos, tendríamos una astrología de seis signos...

RESP.: Creo que sí... Al final, veremos que podríamos reducirlo a tres procesos. Es decir, a mayor velocidad de vibración, en la que la conciencia no detiene ni fragmenta, más próximos estamos de la unidad. Eso es el mandala. En la medida que la conciencia no tolere esa velocidad de vibración y quiera detener, entonces empezará a fragmentar y surgirá el conflicto. No se trata de que no haya especializaciones; cada uno va a dominar algún lado, pero va a tener suficiente velocidad de circuito como para encontrar el modo de interactuar con los demás. Es decir, todo esto no diluye la especificidad del momento taurino ni la especificidad del momento escorpiano, pero sí implica experimentarlo como un momento o aspecto de una totalidad. Entonces, un mismo individuo se experimenta como un aspecto de la totalidad en movimiento y, como tiene la capacidad de resonar con los otros once aspectos, el proceso se hace más fluido. Esta sería la posibilidad. Ahora, en la medida que comienzo a atesorar mis “rasgos positivos” negando los rasgos que no me atrevo a incluir, automáticamente me polarizo dentro de mí y me polarizo ante los demás; así, por ejemplo, yo como taurino empezaré a vivir como antipática esa manera “buscadora de lo oscuro” propia del lado escorpiano del eje, mientras que yo como escorpiano empezaré a vivir como antipática esa “pachorra gozosa” propia del lado taurino del eje.