Poeta Manabita

Poeta Manabita: Vicente Espinales Tejena El escritor y médico Vicente Espinales, de origen manabita, es uno de los valor

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Poeta Manabita: Vicente Espinales Tejena El escritor y médico Vicente Espinales, de origen manabita, es uno de los valores culturales manabitas. Cardiólogo de profesión, Abogado, Poeta y Actor de Teatro, Televisión y Cine. Este poeta manabita ha publicado los siguientes libros: ‘’Enero’’ – 1963 ‘‘Febrero’’ – 1972 ‘‘Poesía 76’’ – 1976 ‘‘Actitudes sexuales y drogadicción’’ – 1980 ‘‘Alfaro y cultura’’ – 1995 ‘‘El gorrión regresa por sus alas’’ – 2005 ‘‘Viviendo el amor’’ – 2006 Estudió en el Colegio Nacional Olmedo de Portoviejo. Nacido un 28 de julio de Ecuador.

en Portoviejo, Manabí,

Trabajó en la Casa de la Cultura Ecuatoriana y entre algunos poemas están: Celos

Baja un poco la sombrilla El sol está quemando tus pezones Y sobre la arena caliente Un par de piernas se entusiasman. Y te aclaro que no me sorprendo de nada. Simplemente tengo terror a los anzuelos A los ojos desorbitados A la malicia servida a plena luz del día Y a la falsa posición de los abrazos.

Talvez me esté consumiendo en mi vejez O en esa libertad repasada que me acusa. Pero me importa más Que todo el tiempo ya vivido Tu perfil de fruta apetecida Tu busto al viento Y esa copa derramándose en mi mirada. No te inquietes Si digo que bajes la sombrilla Si es que importa.

Caso contrario, desnúdate más Y más. Que así es como yo te amo. Y que todos entiendan

Este lenguaje de amor Que tengo para tu cuerpo. Y esta razón de amarte Para tu enriquecida vida.

Llamada Me dicen que llamaste No sé desde dónde. Tus vuelos son tan mágicos Que en mí son separaciones. Ayer una, hoy otra. Y talvez mañana la última. Siempre es la última. Porque volvemos galopando

Al sitio de la entrega. Allí sin timbres alucinantes, Sin interrogaciones Los cuerpos son los cuerpos Las pieles se deshojan. La noche es una sola. Y los dos entrelazado Para seguir el cuento. Pero ayer mismo te fuiste Y comprendo que andas desesperada. Ahora otra vez Quiero volver conmigo Para lo mismo, para lo mismo. Talvez te vuelva a recibir Pero por si acaso no te molesta Haz un esfuerzo Y vuélveme a llamar.

Discúlpame La puerta estaba abierta

Arreciaba la lluvia Hacía mucho ruido en el tejado Y el viento era una constante Entre mis huesos. Almacenaba de verdad anhelos Desde la última llamada de emergencia. No enloquecía. Suspiraba en medio De la inquieta soledad Que entraba de puntillas poco a poco. Decidido entonces a permanecer despierto A ser guardián de mis propios sueños A tratar de embriagarme con recuerdos Y a no dejarme vencer en el cansancio. Así llego desnudo a tu aposento Al mismo lugar de los encuentros. En donde ni tú ni yo nos consolamos Invierno tras invierno. Discúlpame me ensortijó el deseo Me bañé sin quererlo en tus adentros. Y lentamente fue descendiendo en la promesa

Hasta quedarme frente a ti sólo en mis ojos. Ahora, bien puedes marchitar la lluvia Que aún se anida entre mis huesos. Soy el mismo de ayer con más sigilo Y sin embargo tirito todavía. Vamos, dejemos los lamentos A la tierna suspicacia del anhelo. Los dos somos una guitarra desprendiéndose En la noche Con un canto latiendo en cada cuerda. No me sorprendas cerrándome la puerta. He venido a tu encuentro. Tómame, desgárrame, incinérame. Sólo tú conoces la adivinanza de mis besos. No le hagas sombra. Siémbralos en tu amanecer Bajo la lámpara.