Poesia Infantil

Como irte y volver. Como quedarte. Como moverte en todas las direcciones. * * Como llegar al lugar de descanso y perderl

Views 29 Downloads 0 File size 2MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Como irte y volver. Como quedarte. Como moverte en todas las direcciones. * * Como llegar al lugar de descanso y perderlo y encontrarlo otra vez y volver a perderlo. (Olas)

Lo que el libro guarda Este libro de guardas translúcidas, acopia una serie de metáforas sobre las formas que adopta el agua, que aluden a diferentes emociones humanas. El ser humano, en las ilustraciones, está representado/simbolizado por camas, sillas, mesas, barcas… (¿Quien más que él las construye y las usa para su trajinada vida?) En cada página, encontrarás un animalito (o más), no como mascota, sino como guía. En la sexta ilustración, dejé una cita manuscrita: el nombre de un libro que considero profundo y precioso: Tarde de invierno. Tanto los poemas como las ilustraciones tienen, a veces, notas al pie.* La imagen final (La lloroncita) tiene un tratamiento conceptual diferente al resto. El libro incluye un apéndice con citas de texto y de imagen. Gracias a los editores por publicar este libro-experimento.

El árbol de lilas María Teresa Andruetto Ilustraciones de Liliana Menéndez

Para Alberto

UNO Él se sentó a esperar bajo la sombra de un árbol florecido de lilas.

Pasó un señor rico y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez de trabajar y hacer dinero? Y el hombre le contestó: Espero.

Pasó una mujer hermosa y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez de conquistarme? Y el hombre le contestó: Espero.

Pasó un niño y le preguntó: ¿Qué hace Usted, señor, sentado bajo este árbol, en vez de jugar? Y el hombre le contestó: Espero.

Pasó la madre y le preguntó: ¿Qué hace este hijo mío, sentado bajo un árbol, en vez de ser feliz? Y el hombre le contestó: Espero.

DOS Ella salió de su casa. Cruzó la calle, atravesó la plaza y pasó junto al árbol florecido de lilas. Miró rápidamente al hombre. Al árbol. Pero no se detuvo. Había salido a buscar, y tenía prisa.

El la vio pasar, alejarse, volverse pequeña, desaparecer. Y se quedó mirando el suelo nevado de lilas.

Ella fue por el mundo a buscar. Por el mundo entero.

En el Este había un hombre con las manos de seda. Ella preguntó: ¿Sos el que busco? Lo siento, pero no, dijo el hombre con las manos de seda. Y se marchó.

En el Norte había un hombre con los ojos de agua. Ella preguntó: ¿Sos el que busco? No lo creo, me voy, dijo el hombre con los ojos de agua. Y se marchó.

En el Oeste había un hombre con los pies de alas.

Ella preguntó: ¿Sos el que busco? Te esperaba hace tiempo, ahora no, dijo el hombre con los pies de alas. Y se marchó.

En el Sur había un hombre con la voz quebrada. Ella preguntó: ¿Sos el que busco? No, no soy yo, dijo el hombre con la voz quebrada. Y se marchó.

TRES Ella siguió por el mundo buscando, por el mundo entero. Una tarde, subiendo una cuesta, encontró a una gitana. La gitana la miró y le dijo: El que buscas espera, bajo un árbol, en una plaza.

Ella recordó al hombre con los ojos de agua, al que tenía las manos de seda, al de los pies de alas y al que tenía la voz quebrada. Y después se acordó de una plaza, de un árbol que tenía flores lilas, y del hombre que estaba sentado a su sombra.

Entonces se volvió sobre sus pasos, bajó la cuesta, y atravesó el mundo. El mundo entero. Llegó a su pueblo, cruzó la plaza, caminó hasta el árbol y le preguntó al hombre que estaba sentado a su sombra: ¿Qué hacés aquí, sentado bajo este árbol?

Y el hombre dijo con la voz quebrada: Te espero. Después él levantó la cabeza y ella vio que tenía los ojos de agua, la acarició y ella supo que tenía las manos de seda, la llevó a volar y ella supo que tenía también los pies de alas.

Presentamos algunas de las poesías utilizadas en sus clases por la señorita Stretchberry, la maestra protagonista del libro Quiere a ese perro, de Sharon Creech (México, Fondo de Cultura Económica, 2004), que Cecilia Bajour comenta en la sección “Reseñas de libros” de este mismo número. Estos textos forman parte de la pequeña antología poética incluida en el libro y que se presenta con el título “Algunos poemas utilizados por la señorita Stretchberry”. Son publicados en Imaginaria por gentileza y autorización de los editores del Fondo de Cultura Económica de Argentina. *****

Una carretilla roja tanto depende de una carretilla roja barnizada de lluvia junto a las blancas gallinas William Carlos Williams Traducción de Martha Block. ***** El tigre * Tigre, tigre, que te enciendes en luz por los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo pudo idear tu terrible simetría? William Blake * Primer verso (traducción del FCE) ***** El pasto Voy a salir a limpiar los retoños del pasto sólo me detendré a barrer las hojas (y, tal vez, a ver cómo el agua se aquieta). No tardaré mucho. Ven conmigo. Voy a buscar al pequeño ternero aquél que está parado junto a su madre. Es tan chiquito. Cada vez que ella lo lame con su lengua, se tambalea.

No tardaré mucho. Ven conmigo. Robert Frost Traducción: versión libre de Juana Inés Dehesa. ***** Ama a ese niño * Ama a ese niño, como un conejo ama correr Dije que amo a ese niño como un conejo ama correr Amo llamarlo en la mañana amo llamarlo “¡Oye, hijo!” Walter Dean Myers Traducción: versión libre de Cecilia Aura. * Primer verso *****

Ama a ese perro (Inspirado por Walter Dean Myers) Ama a ese perro, como un pájaro ama volar Dije que amo a ese perro como un pájaro ama volar Amo llamarlo por la mañana amo llamarlo “¡Oye, Sky!” Jack * * Niño protagonista de Quiere a ese perro.

*****

Poesías de Marina Colasanti Presentamos una selección de cuatro poesías que pertenecen al libro Ruta de colisión (Rota de colisão), de Marina Colasanti (Córdoba, Argentina, Ediciones del Copista, 2004), de donde las hemos tomado con autorización de los editores. Como la edición del libro es bilingüe, ofrecemos también las versiones en portugués; la traducción —primera de sus poemas al castellano— fue realizada por la escritora argentina María Teresa Andruetto. Imaginaria agradece a Oscar Roqué Garzón, Director de Ediciones del Copista, las facilidades proporcionadas para la reproducción de estos textos.

Muerte bajo el sol Cuando se tira abajo una casa no se clava el hacha de un solo golpe bien de raíz. Ni es de pie que ella cae con sus ramajes. Una casa se mata despacio. Se arrancan primero los pasamanos de la escalera abriendo a la ruina los peldaños inútiles. Se retiran los herrajes y las vigas. Después se arrancan puertas y ventanas se vacían en la fachada los dinteles ciegos. Y quien pasa ya sabe. Aquí no se vive más. Entonces es la hora de las tejas despellejadas sin sangre una por una. Mostrando los huesos yace más que muerto el descarnado esqueleto en el jardín. Cruel laparoscopia de mis fantasmas la casa en que viví fue tirada abajo. Se van los espectros, todos sin abrigo deshaciendo las imágenes superpuestas. Vamos nosotros sin marcas en el polvo. Y las palabras

tantas palabras que hilamos juntos y que las paredes guardan en sus entrañas son deshechas a mazazos. Morte sob o sol Quando se abate uma casa não se crava o machado de um só golpe bem junto da raiz. Nem é de pé que ela cai com suas ramagens. Uma casa se mata devagar. Extirpa-se primerio o corrimão da escada abrindo para a queda os inúteis degraus. Retiram-se as ferragens as madeiras internas. Depois se arrancam portas e janelas vazam-se na fachada os alizares cegos. E quem passa já sabe. Aquí nã mais se mora. Só então é a vez das telhas esfoladas sem sangue uma por uma. Ossos à mostra Jaz mais que morto o descarnado esqueleto no jardim. Crua laparotomia dos meus fantasmas a casa em que vivi é posta abaixo. Vão-se os espectros todos sem abrigo desfazendo as imágenes superpostas. Vão nossos son gravados na poeira. E as palavras palavras tantas que fiamos juntos e que as paredes guardam entranhadas são desfeitas a golpes de marreta.

Frutos y flores Mi amado me dice que soy como una manzana partida en dos. Yo tengo las semillas

es verdad. Y la simetría de las curvas. Tuve un cierto rubor en la piel lisa que no sé si todavía tengo. Pero si en abril florece el manzano yo hecha manzana y por demás madura todavía me despliego en flores blancas cada vez que su daga me traspasa. Frutos e flores Meu amado me diz que sou como maçã cortada ao meio. As sementes eu tenho é bem verdade. E a simetria das curvas. Tive um certo rubor na pele lisa que não sei se ainda tenho. Mas se em abril floresce a macieira eu maçã feita e pra lá de madura ainda me desdobro em brancas flores cada vez que sua faca me traspassa.

En lo oscuro manchado de luz En noches de luna llena es tan intensa la vida en el jardín que duermo inquieta como cuando me adormezco en el cine y la historia va adelante

amor y guerras más allá de mis párpados cerrados. No escuro manchado de luz Em noites de lua cheia é tão intensa a vida no jardim que durmo aflita como quando adormeço no cinema e a história leva adiante amor e lutas além das minhas pálpebras fechadas.

Antes de volverme gigante Cuando yo era chica los corredores eran largos las mesas altas las camas enormes. La cuchara no cabía en mi boca y el tazón de sopa era siempre más hondo que el hambre. Cuando yo era chica sólo gigantes vivían allá en casa. Menos mi hermano y yo que éramos gente grande venida de Lilliput. Antes de virar gigante No tempo d'eu menina os corredores eram longos as mesas altas as camas enormes. A colher não cabia na minha boca e a tigela de sopa era sempre mais funda do que a fome.

No tempo d'eu menina só gigantes moravam lá em casa. Menos meu irmão e eu que éramos gente grande vinda de Lilliput.

Laura Devetach • • • • •

Autobiografía Trayectoria: datos biográficos, bibliografía, premios, actividades Cuento: "Monigote en la arena" Poesías de "Canción y pico" Cuento: "Leyenda del hueco del diablo"

Canción y pico Poesías extraídas, con autorización de su autora y sus editores, del libro Canción y pico (Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1998 Colección El ombligo) No me duermo Es el miedo tengo clavos en la cama estoy deseando una fruta que me ruede la garganta. Despacito digo uva y por la u me gotea el jugo de la mañana. Toc Pájaro flaco, la flecha salió del arco y allá quedó. Palabras con puntería no necesitan explicación. Bicho de luz

El bicho de luz engaña se convierte en ascua camina en las sombras como si fumara. Nunca soples Nunca soples un bicho de luz. Puede convertirse en un incendio. Luciérnaga La luciérnaga abre y cierra agujeros en la noche. Bichos bolita Los bichos bolita hacen burbujas en la tierra. Polillas Las polillas llenan el mundo de huecos diciendo tejer puntillas. La naranja El viejito corre tras una naranja que rueda la calle. La corre se escapa. La corre la alcanza. La corre la caza. La pela la come. Guarda tres gajitos y la perfumada cinta de la cáscara. Aquí va la hormiga

Aquí va la hormiga cruzando de noche la mesa llevando una vaca llevando encendida una vela y el problema vino porque yo hice ¡fuzz! y todo el poema se quedó sin luz. A cazar naranjas La viejita come gajos de naranja riendo se pone un rulo de cáscara. Levanta los brazos va de rama en rama por los naranjales ardiendo la boca las piernas raspadas. —¡Vamos a cazarlas! La viejita corre a esperar naranjas que rueden la calle. Y se va la hormiga Y se va la hormiga llevándose un mar llevando una coma llevándose un punto final. Hormiga que sale del bosque de un libro siempre vuelve a entrar.

Poemas para mandar en avioncitos de papel por Laura Devetach Ilustraciones de Douglas Wright

Dos gusanos Un gusano ay, qué cosa. Dos gusanos ay, qué cosa. Iban muy muy apurados. Se chocaron con la rosa ay, qué cosa y quedaron arrugados.

Vapor Casi humo firulete de la taza de café. Da tres vueltas y se estira hasta donde

no se ve.

Otoño El león ruge. Rodando llega el otoño sobre ruedas de tres O las uvas y las manzanas dejan pálido al melón. La vaca muge. Rodando pasa el otoño con muy pocas golondrinas. Chisporrotean fueguitos madurando mandarinas. El león ruge la vaca muge el secreto del otoño se descubre porque cruje.

El vaso de agua Un mar con todos los peces y barcos que quieran pasar.

Adivinanza para Usted Tiene a veces una flor en el ojal una sonrisa en el lápiz algún reto y alborotos de porotos a la hora de contar. Señorita: ¿quién será?

Palabras para consolar a un cuaderno Hola cuaderno. Ya sé que se marchitan tus hojas en verano que te arrinconan cuando estás escrito y te prefieren con hojas en blanco. Aquí voy flotando en un día largo viento a favor cabeza con pájaros. Y escribo en vos como en la arena cuaderno silenciosa alcancía de todo lo que canto.

Aviones de papel Aviones de papel sobre la arena. Palabras de papel las olas mezclan. Baten sus lenguas sus caracolas y las salpican en otras tierras. Copyright Laura Devetach

Las hormigas cantoras de Laura Devetach y Juan Lima

Por el mar de las Antillas anda un barco de papel Tres poemas de Nicolás Guillén ilustrados por Horacio Elena

1. Un son para niños antillanos

Por el Mar de las Antillas anda un barco de papel: anda y anda el barco barco, sin timonel. De La Habana a Portobelo, de Jamaica a Trinidad, anda y anda el barco barco, sin capitán. Una negra va en la popa, va en la proa un español: anda y anda el barco barco, con ellos dos. Pasan islas, islas, islas, muchas islas, siempre más: anda y anda el barco barco, sin descansar. Un cañón de chocolate contra el barco disparó, y un cañón de azúcar, zúcar, le contestó.

¡Ay, mi barco marinero, con su casco de papel! ¡Ay, mi barco negro y blanco sin timonel! Allá va la negra negra, junto junto al español; anda y anda el barco barco, con ellos dos. Nota de Imaginaria: La cantante argentina Mariana Baggio, en su disco Barcos y Mariposas, incluyó una versión de "Un son para ninos antillanos". En el website dedicado al disco, www.barcosymariposas.com.ar, se puede encontrar mucha más información y, especialmente, se pueden oír casi todas las canciones completas (también el son de Guillén),en una versión de baja fidelidad.

2. Sapito y Sapón

Sapito y Sapón son dos muchachitos de buen corazón.

El uno, bonito, el otro, feón; el uno, callado, el otro, gritón; y están con nosotros en esta ocasión comiendo malanga, casabe y lechón. ¿Qué tienes, Sapito, que estás tan tristón? Madrina, me duele la boca, un pulmón, la frente, un zapato y hasta el pantalón, por lo que me gusta su prima Asunción. (¡Niño!) ¿Y a ti, qué te pasa? ¿Qué tienes, Sapón? Madrina, me duele todo el esternón, la quinta costilla y hasta mi bastón, pues sé que a Sapito le sobra razón. (¡Pero niño!) Sapito y Sapón son dos muchachitos de buen corazón.

3. Que te corta corta

¡Qué cola tan larga tiene este ratón! Corta, corta, corta... ¿Quién se la cortó? ¡Qué pico tan grande tiene este tucán! Corta, corta, corta... ¿Quién lo cortará? ¡Qué rabo tan gordo tiene este león! Corta, corta, corta... ¿Quién se lo cortó? ¡Qué carne tan dura tiene este caimán! Corta, corta, corta... ¿Quién lo cortará? A la corta, corta, y a la corta va, corta que te corta, que te cortará.

Poesías inéditas de Ruth Kaufman "Los rimaqué" es la obra más reciente de Ruth Kaufman, y todavía se encuentra inédita. (Nota de febrero de 2003: Fue publicada por editorial Sudamericana en 2002. Ver reseña aquí.) Se trata de una colección de poesías construidas esencialmente en torno a preguntas, de las que muchas funcionan también como adivinanzas. Este último rasgo llevó a la autora a incluir un índice al final de su volumen, con los títulos de los poemas, que sólo aparecen allí. Publicamos en Imaginaria, con la gentil autorización de Ruth Kaufman, 12 de los 23 poemas que componen "Los rimaqué", respetando esa estructura original: para ver el índice puede hacer click en el número de cualquiera de los poemas, o ir directamente hacia el pie de la página (y viceversa: desde el índice puede llegar a cualquiera de los poemas haciendo click en su título).

Los rimaqué por Ruth Kaufman Siete son los maestros de todo lo que yo sé ¿qué, quién, cómo, cuándo, dónde por qué y para qué? ¿Mi a jajam? A Iodea lishol

(Quién es el sabio? El que sabe preguntar) Pirkei Abot, Talmud de Babilonia

1 ¿Estará el fuego escondido bien adentro de los troncos hasta que las chispas llegan y lo despiertan de pronto? ¿O vendrá desde muy lejos dando rápidas zancadas para comerse a los leños con sus lenguas afiladas?

2 Se ponen las nubes redondas y negras de la tierra sube olor a tormenta.

Un fuerte estallido y volamos los dos: hermanos mellizos relámpago y yo. Si juntos salimos a andar por el mundo ¿por qué llego yo siempre segundo?

3 ¿Adónde se van las sombras de los árboles altivos cuando el cielo al fin acalla el color y sus chillidos? ¿Adónde van las estrellas espantadas, sin su brillo? ¿huyen junto a las lechuzas los ladrones y los grillos?

4 En todas las cosas yo dejo mi brillo rojo, blanco, verde azul o amarillo. Apenas me acerco las cosas se asombran y hasta el más pequeño proyecta su sombra. Me voy arrimando y las sombras se mecen se estiran, se achican, vibran, se estremecen. Pero ni bien sus caras alumbro ¿por qué, encandiladas, se van de este mundo?

5

¿Por qué en medio de la cara sólo yo me he vuelto rara? Yo era chiquitita más chiquita que un botón pero un día de repente pegué fuerte un estirón. ¡Ay que cuerpo desparejo me gritaron los espejos! ¿Cuál ha sido la patraña que me ha vuelto tan extraña?

6 Cuando el mar de un lado avanza y a la arena araña y muerde ¿es porque del otro lado asustado retrocede? ¿Cuántas orillas tiene el mar? ¿Existe viajero que las pueda contar?

7 Poquitos rincones encuentro en los mapas que no haya tocado mi cuerpo de plata. Bajo con las lluvias acaricio el suelo y en pocas semanas ¡de nuevo en el cielo! A un solo lugar jamás he llegado por más que mil veces lo haya intentado. Le ruego a las nubes le suplico al viento ¿por qué nadie quiere llevarme al desierto?

8 ¡Caer, perderse es todo su anhelo dejar las chaquetas y rodar por el suelo! ¿Cómo dura más atado, al coserlo fuerte o al dejarlo holgado? ¿Siente miedo o siente prisa mientras cae de la camisa?

9 Yo tejo las escamas de cada mañana. Yo le bordo lentejuelas a la araña en su tela. Y a cada yuyito le calmo la sed. ¿Por qué de repente un aire malvado pasa y lo que toco va dejando helado?

10 Dulces labios reciben mi sonrisa amarilla pero agrios se tuercen al probar mi saliva. Una niña golosa me besa ¿por qué frunce la boca y completa una mueca?

11 a Ercilia y Virginia ¿Para qué se abren tan rojas? ¿Para el colibrí que ni siquiera las roza? ¿Para el zum zum que la abeja en el aire enreda como una madeja? ¿Para las miradas tristes que vagan sobre las cosas y el dolor que nunca olvidan olvidan sobre sus hojas?

12 ¿A qué día, a qué hora a qué exacto segundo aprontas tus valijas para irte hacia otros mundos? ¿Cuando la tierra parda ya no se resquebraja y la flor del zapallo se abre y ya no cuaja? ¿Cuando pasan las horas y siguen las camisas aleteando en las sogas? ¿Cuando pasa todo el día y ninguna cigarra ha dicho: "¡es mediodía!"? ¿Cuando los cinco dedos de pronto acobardados ya no quieren ser libres y buscan los zapatos? ¿Cuando a la cinta negra, sedienta, del asfalto no engaña el horizonte con sus charquitos falsos? ¿Cuando la primera hoja se pone amarilla

entiendes que es la hora de huir a toda prisa? ¿O acaso te demoras jugando al veo veo hasta que los tomates se pintan por entero?

Índice 1. El fuego 2. El trueno 3. La noche y el día 4. La luz 5. La nariz 6. La marea 7. La gota de agua 8. El botón 9. El rocío 10.El limón 11.Las rosas 12.El verano

Limericks de Edward Lear Nº 291 | Ficciones | 19/4/11 | 3 comentarios AddThis Sharing Buttons Share to FacebookShare to TwitterShare to ImprimirShare to CorreoShare to Más...1

Para acompañar el comentario sobre el libro El cuento de los cuatro niños que dieron la vuelta al mundo (y algunos limericks) , de Edward Lear —que realizó Marcela Carranza en la sección “Reseñas de libros”—, reproducimos algunos de los limericks que Lear incluyó en su libro A Book of Nonsense (1).

A continuación, cada limerick se presenta en su versión original en inglés (2) , seguida de la versión en español de Elías Gallo (3).

There was an Old Man of Moldavia, Who had de most curious behaviour For while he was able, He slept on a table, That funny Old Man of Moldavia. Había un viejo señor de Moldavia cuya conducta era de lo más extraña: mientras tuvo fuerza durmió en una mesa este curioso señor de Moldavia. —000—

There was an Old Person of Buda, Whose conduct grew ruder and ruder; Till at last with a hammer, they silenced his clamour, By smashing that person of Buda. Había una vieja persona de Buda cuya conducta era cada vez más ruda Hasta que a martillazos acallaron sus gritos aplastando a este hombre de Buda. —000—

There was a Young Person of Crete, Whose toilette was far from complete; She dressed in a sack, Spickle-speckled with black, That ombliferous person of Crete. Había una joven persona de Creta cuya toilette no era nada completa. Vestía un bolsón moteado de marrón esta increíble persona de Creta. —000—

There was an Old Person of Cromer, Who stood on one leg to read Homer; When he found he grew stiff, He jumped over the cliff, Which concluded that Person of Cromer. Había un viejo señor de Cromero que se puso en un pie para leer a Homero. Hasta que se quedó duro y se cayó de un muro, lo que concluyó con el señor de Cromero. —000—

There was an Old Man of Coblenz, The length of whose legs was immense; He went with one prance From Turkey to France, That surprising Old Man of Coblenz. Había un viejo señor de Coblenza cuyas piernas eran de longitud inmensa. Un paso era la distancia entre Turquía y Francia Para este sorprendente señor de Coblenza. —000—

There was an Old Person of Spain, Who hated all trouble and pain; So he sat on a chair, With his feet in the air, That umbrageous Old Person of Spain. Había un viejo señor en España que de las molestias huía con maña. Se sentaba al desgaire con los pies en el aire este umbrático señor en España. —000—

There was an Old Man who said, ‘¡Well! Will nobody answer this bell? I have pulled day and night, Till my hair has grown white, But nobody answers this bell!’ Decía un viejo señor desesperado: ¿Nadie vendrá a contestar mi llamado? Llamó noche y día y ya encanecía, pero nadie vino a contestar el llamado.

Poesías del libro Palabras manzanas de Jorge Luján Nº 260 | Ficciones | 24/11/09 | 13 comentarios AddThis Sharing Buttons Share to FacebookShare to TwitterShare to ImprimirShare to CorreoShare to Más...

Por gentileza y autorización del Grupo Anaya presentamos algunas poesías del libro Palabras manzana de Jorge Luján. Los poemas están acompañados por las ilustraciones que Manuel Marín realizó para la edición de esta obra. En nuestra sección «Reseñas de libros», los lectores encontrarán un comentario sobre esta obra, preparado por Raúl Tamargo; y en la sección «Autores», un informe biográfico y el listado de los libros publicados por Jorge Luján. Agradecemos a Pablo Cruz, de Editorial Anaya, las facilidades proporcionadas para la

reproducción de estos textos e ilustraciones.

Tumba Tumba Retumba No es contra el mundo que embiste el rinoceronte sino contra esos cuernos que por nada se quitan de en medio de sus ojos.

Tarde de invierno Juega mi dedo en el vidrio empañado y dibuja una luna y dentro de ella a mi madre que viene por la calle y cabe justo en el dibujo que voy agrandando a medida que se va acercando hasta darme este abrazo que cabe exactamente detrás del vidrio del portarretrato.

Levanté un tallo seco y en el aire se hizo flor

Aspiré su aroma y la vi alejarse mariposa

El encargo

Una mañana al lavarme la cara me busqué en el espejo y lo encontré vacío. Corrí entonces a verme en una fuente y sólo el cielo se reflejaba en ella, enturbié el agua con mi brazo y la dejé venirse clara, mas yo seguía ausente. Si acaso supieras adónde he ido déjame una señal, un mapa en el aromo de la plaza o una flecha pintada en la pared. Pero si lo ignoras, te pido que vayas al río y me dibujes un contorno en el agua cristalina y antes de que sea demasiado tarde, me des un nombre nuevo.

El viejo poeta Cuando tiembla de frío

pronuncia la palabra sol Cuando tiembla de poesía se interna en el ocaso.

Los colores y las hadas Poemas de Cecilia Pisos

En esta edición de Imaginaria presentamos una selección de poemas de la escritora argentina Cecilia Pisos. Algunas de las poesías pertenecen a su libro Las hadas sueltas (Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2002) y se reproducen por gentileza y autorización de su autora. Cecilia Pisos (1965) es Licenciada y Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). Ha sido docente en las cátedras de Retórica, Literatura Inglesa y Literatura Española II y auxiliar de investigación en el Departamento de Investigaciones Filológicas de la Academia Argentina de Letras. Realizó estudios sobre la lírica del Siglo de Oro (CONICET- Instituto de Filología Hispánica, UBA) y publicó artículos en revistas de la especialidad. Desarrolló tareas de autoría, coordinación y edición para diversas publicaciones y editoriales, dedicándose especialmente a los libros escolares y a la literatura infantil y juvenil. Ha sido asimismo responsable por la Argentina ante la Coedición Latinoamericana de Libros para Niños y Jóvenes (CERLALC-UNESCO). Coordinó Zona de Letras, espacio dedicado a la lectura, la literatura, los libros y la escritura, durante el primer año del portal educativo Educ.ar, así como talleres de poesía para niños y adultos. Sus poemas "para grandes" recibieron premios en varias ocasiones. Su libro Como palabras educadas fue publicado por Ediciones de Tierra Firme a través de un subsidio de la Fundación Antorchas. Es colaboradora de las revistas Genios y Genios de Jardín.

Publicó la serie Los Requetelibros 1, 2 y 3 y participó en ABCDuende 1, 2 y 3 para primer ciclo de la educación general básica y es coautora de Proyectos con todos, texto para docentes. Su poesía para niños se puede leer en Las hadas sueltas y en Las brujas sueltas (Buenos Aires, Sudamericana, 2004). Entre sus cuentos y novelas para chicos se encuentran: Maus y el ratón tigre (Buenos Aires, Sudamericana, 2002), Un cuento por donde pasa el viento (link a la sección Libros recomendados de este número), Rompecabezas (Buenos Aires, Edebé, 2004) y El té de la princesa (Buenos Aires, Ediciones SM, 2004). También es autora de dos volúmenes de la colección "El baúl" (El baúl de los animales, El baúl de los transportes). Con ¿Te lo cuento otra vez? (Quito, Ecuador, Editorial Libresa, 2003), en el que relata de treinta maneras diferentes una misma historia, resultó finalista del Concurso Internacional de Literatura Infantil "Julio C. Coba". Su novela Como si no hubiera que cruzar el mar (Buenos Aires, Alfaguara, 2005) fue preseleccionada por el jurado del Certamen de Narrativa Infantil y Juvenil en los Premios Literarios Jaén 2003 (España). Los lectores que deseen comunicarse con Cecilia Pisos pueden escribirle a: [email protected].

Los colores del aire (selección) Ojo de hormiga La hormiga te obliga a perseguir con ojos bien bajitos hoja y miga. Cuando se sigue bien su caminito, se llega hasta la planta y el pancito. Los trabajos y los días Escarabajo: de una punta a la otra enrolla el día, ése es su trabajo. Cuando llega al final le queda un tubo de negra noche como nunca hubo. Y un cansancio de césped y de rosas de perfumes de flor y mariposas.

Mosquito feroz Caperucita tiene un lobo apretado en su puño cerrado. Un lobo como un mosquito que pica y muerde y que araña, aunque sea en chiquito. Caperucita lo encierra en un hoyo bajo tierra. Pero igual teme, está inquieta y se pregunta con su voz secreta: "Si yo tengo encerrado a este lobito, ¿habrá asustando nenas por el bosque del tamaño del lobo, algún mosquito?" Fiesta Los peces sueltan burbujas como globos. De qué cumpleaños de las aguas no se sabe. Cuenta ¿Qué talle creen que calza el pie de la madrugada que viene aplastando sombras como hormigas desdichadas? ¿La suma de luz más luz o el número que da nada?

Alas de hada (selección) Hadas de los brazos cruzados Así se ponen las hadas cuando algo las enoja. Y fruncen bien las cejas, sacan trompa. En esta posición se quedan lo que dure su furia, que, en general, es corta. Pero, si con un dedo pruebas haciéndoles cosquillas, o soplas sus pestañas, te encontrarás con hadas que pronto se desarman, con hadas movedizas de arena que se ríe. Las hadas que entran en los sueños Las hadas que entran en los sueños llevan pequeños cuchillos de papel plateado, vendas de agua oscura y pastillas de viento. Con el agua, te vendan lo que miras. La pastilla de viento va en tu boca para que soples lo que sueñas y ellas se corten pedacitos de lluvia azul, de tigres a lunares y todas esas cosas imposibles que quedan sueltas cuando estás dormido. Las hadas sueltas Tienen la espalda despegada

como si fueran figuritas de álbum viejo, un pedacito roto de brazo o pie y de seguro, la varita y los trucos bien gastados. ¿Bastará con pegarles en los codos un parche o atarlas con hilitos para que no se pierdan? ¿Será posible devolverles sus alas y sus magias? ¿Desabollar sus bonetitos y hacerlas sonreír? Coplas de hadas Con las alas replegadas, se va a caballo del viento el hada de la mañana con sus cabellos bien sueltos. ....................................................... Salió un hada a la mañana en carrera con el sol. Llegó segunda a la noche: la luna se adelantó. ....................................................... En la punta de una estrella se quemaba los piecitos un hada pequeña y bella, gritando y a los saltitos. ....................................................... Si las hadas no volaran, nadarían con las alas como peces de aire claro con burbujas de palabras.