Pep Guardiola

PEP GUARDIOLA - OTRA MANERA DE GANAR ANALISIS Entendí a profundidad la conceptualización del fútbol de Guardiola; su fi

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PEP GUARDIOLA - OTRA MANERA DE GANAR

ANALISIS Entendí a profundidad la conceptualización del fútbol de Guardiola; su filosofía que va, obviamente, mucho más allá del juego. Muy útil para intentar atisbar la fortaleza de un liderazgo en medio de egos tan gigantescos como los de estrellas de talla mundial. Tiene fantásticas e innumerables fuentes de gran aporte. Tal vez el pecado del libro es la demasiada idealización del personaje. Hay una postura de fan de parte del autor, que le resta a veces un poco de distancia periodística al texto. Y por ahí me queda la sensación de citas. Me pareció muy bueno porque se pueden conocer detalles de la personalidad y el trabajo de Guardiola

que

hasta

el

momento

mucha

gente

desconocía.

Lo recomendaría a toda persona que le guste el deporte en general y a los que quieran aprender cómo manejar un grupo de personas con egos, sentimientos y sensaciones distintas pero unidas por un mismo objetivo, gracias a los conceptos de un cabeza de compañía. Se ha plasmado su influencia en el juego del que muchos consideran el mejor equipo de la historia. Su mensaje ha llegado al mundo de los negocios, un paralelo entre su gestión de vestuario y la gestión empresarial. Y lo que más me impactó fue la duda, eso no es malo, porque si uno duda, piensa. Eso permite buscar soluciones y él las encuentra, a veces en milésimas de segundo. Pep tiene dudas terribles y constantes, en cada partido. Nos mostró toda la metodología que Pep hacía para llevar a sus equipos al triunfo. Con tintes filosóficos y si quieren, dramáticos, Guardiola pensaba en todos los detalles para que sus jugadores hicieran lo que mejor sabían hacer, en combinación con el trabajo previo, para obtener la victoria y todas las copas que al final ganó. Desde cuidar las dietas, la vida personal de sus futbolistas, el terreno de juego; todo lo necesario para la comodidad y tranquilidad del vestuario.

No ha sido uno de buscar la promoción de sus mensajes aunque ha tenido el escenario ideal para proyectarlos. Le ha pasado a mucha gente que creció con él y que reconocen el aura de Pep Guardiola y se han dejado absorber. Gente de muchísima calidad y muchísimo valor periodístico.

Pero es casi inevitable por ese extremismo en el que se ha convertido el periodismo, pero también porque el aura de Guardiola viene acompañado de éxitos. Guardiola es lo que es y era lo que era como futbolista, símbolo del club, icono de una sociedad. Y sabes el sacrificio que le cuesta y sabes que su personalidad obsesiva y detallista es responsable de lo que está pasando.

Porque lo que ha hecho Guardiola es cambiar el fútbol, que a estas alturas no es fácil. Quizás a gente que está más cerca le cueste escribir que es un hombre complejo, con altibajos de moral y de energía. Que es capaz de pensar en dejarlo todo en medio de los clásicos. Un visionario más allá del día a día que azota al mundo que gira en torno al esférico. Te demuestra que en mundo tan imperfecto y dominado por la élite política, económica y FIFA, surgió un tipo normal que luchó por lograr la esencia, lo simple, demostrando valores como trabajo duro, respeto y honestidad se puede lograr los más altos resultados deportivos. Va más allá de exponer la gloria del triunfador, en las trescientas cuarenta páginas del mismo, se muestra, junto con el triunfo el propio drama personal del protagonista, Pep vivía en su propia obsesión, lo que se había iniciado como la ilusión de su vida más allá.

Algunas frases que decía: -

Una figura paternal para otros, un mesías para muchos. Un ejemplo de comportamiento, una lección de liderazgo, un modelo social, una política, el marido ideal, el novio soñado, el amigo de las cañas del sábado, un hombre bueno, sano, sereno, pasional y calmado a la vez o según lo que requería el momento.

- Pueden imaginar la gran motivación que es para mí estar aquí, entrenar a este equipo. Es el máximo honor. Por encima de todo, amo este club. Y nunca tomaré una decisión que perjudique o vaya en contra del club. Todo lo que voy a hacer se basa en mi amor por el Barcelona. Necesitamos y queremos orden y disciplina.

El técnico no se sentía lo suficientemente bueno en su trabajo y que, con cada partido, estaba más lejos de seguir en la élite; su otra manera de ganar' que puede ser implementada por entrenadores, gerentes

y

cualquier

persona

que

esté

al

frente

de

un

equipo

de

trabajo.

Una cosa que he observado de Guardiola , crucial para su inmenso éxito como entrenador y es su gran humildad. Jamás ha intentado presumir de nada; siempre se ha mostrado extremamente respetuoso,

y

eso

es

muy

importante.

El conjunto toda vía luchaba por todos los objetivos, y la junta directiva pensó que ese éxito serviría para convencer le, para hacer le entender que lo mejor era su continuidad.

Estos altibajos lo tuvieron cerca de la salida antes del tiempo en la que lo hizo: Lo más sorprendente de todo son esos altibajos y la obsesión con la que hace todo. Pero sobre todo la carga emocional que pone en lo suyo es lo más relevante de todo. Vivimos en un mundo que critica mucho, desprecia casi siempre y admira poco. Guardiola ha logrado construir un equipo que despierta el elogio unánime, lo mismo que busca toda empresa. Sólo desde ese respeto y admiración es posible atraer el talento, tener éxito, vender mejor y tener un buen clima de

trabajo.

Tiene tanto interés para el público en general; se mete bajo la piel del entrenador y muestra qué es lo que lo que le hace funcionar a él y a su equipo, además de contar anécdotas y detalles de las estrategias que traza fuera del campo, lo que ayuda a proporcionar una visión más definida de la persona y del club del que se ha convertido en símbolo. Eran muy altas cada vez que jugaba el equipo de Guardiola, todos querían vencerle. De hecho, creo que él estaba en una posición privilegiada en cierto sentido e igual, ante tanta presión, no se dio cuenta, pero lo único de lo que tenía que preocuparse era de encontrar la manera de abrir la defensa rival. El resto venía dado por la calidad de sus futbolistas, por la lealtad de estos a una idea, a un estilo de juego que entendían y respetaban. Creo que uno de los grandes placeres de la vida es perseverar.

¿Por qué marcharse? -

Por una cuestión relacionada con el control de los futbolistas, con la constante búsqueda de nuevas tácticas porque los equipos rivales habían empezado a descubrir y a contrarrestar el juego de barca, quizá sintió que no podía encontrar nuevas maneras de motivar a la plantilla. Estoy seguro de que la plantilla de Pep estaba llena de esa clase de individuos que son un ejemplo para los demás y que tenían unas ganas enormes de competir al más alto nivel.

-

Quizá Pep subestimó su habilidad para sacar de nuevo lo mejor de su plantilla, hemos visto lo que consiguió con el Barca, y está claro que hay que poseer un talento especial para mantener el equipo compitiendo a ese nivel y con semejante éxito durante tanto tiempo. Pero estoy convencido de que Pep dispone de suficientes armas para hacerlo otra vez, y todas las veces que sea necesario.

Pep dejó el FC Barcelona y todo aquello que había forjado porque no es como la mayoría de entrenadores. Se marchó porque, lo suyo, no es habitual. No es un entrenador cualquiera. Seguro que ya se dio cuenta de ello la primera vez que coincidió con él en el banquillo, en la final de la Liga de Campeones en Roma, en el 2009. Para ese partido, Guardiola había compilado sus pensamientos y aplicado su filosofía de club a todos los aspectos vinculados al encuentro, desde la preparación hasta las tácticas, desde la última charla técnica hasta la forma en que celebraron la victoria. Convencimiento que sería absurdo dejar atrás esa obra que estaba construyendo. Si te fijas en el Real Madrid, un equipo ganador de cinco Copas de Europa a finales de la década de los cincuenta y principios de los sesenta, no existe ninguna razón para pensar que él no podría haber hecho lo mismo con el Barça. Si yo tuviera ese equipo, alcanzar esas cotas, las del Madrid, supondría una motivación personal. Si yo fuera Pep, abandonar el Barcelona hubiera sido, sin duda, la decisión más difícil de tomar en toda mi carrera. Pep no solo cambió la dinámica negativa en el club sino que además, en tan solo doce meses desde su llegada, había empezado a enterrar unos poderosos mandamientos sobreentendidos pero imperantes en el mundo del fútbol: sobre la importancia de ganar por encima de todo, sobre la imposibilidad de conciliar el principio de alcanzar las más altas cotas con el buen juego, o esa idea tan extendida que consideraba obsoletos los valores esenciales de la deportividad y el respeto. Pep decidió ir a contracorriente porque todo ello atentaba contra sus creencias. Pero eso fue al principio. Hacia el final de su etapa en el Barça, Pep ya no era el joven entusiasta e ilusionado que usted conoció aquella noche en Roma o con el que coincidió al año siguiente en Nyon, en la sede de la UEFA, durante uno de esos raros encuentros entre entrenadores, una profesión, por lo demás, particularmente solitaria.

Puedo imaginar la solución más increíble a un problema, y a veces, a uno de mis jugadores se le ocurre una medida incluso mejor durante el partido, una solución en la que yo no había pensado. Para mí, es como una pequeña derrota; significa que debería haber hallado la solución antes. Eso digo Guardiola a un amigo. La decisión Antes del anuncio oficial, la pista más destacada que reveló Guardiola acerca de su futuro pasó inadvertida para muchos. Se la dijo a un periodista italiano, en su tercer año frente al primer equipo del Barça, en una conversación que tenía que incluirse en un DVD sobre la historia del Brescia. Pep, que no concedía entrevistas individuales, había hecho una excepción, pero finalmente fue traicionado y sus declaraciones acabaron en la televisión nacional italiana.

No se trataba tanto de una evaluación de su situación personal como de la descripción de una constante histórica, aplicable no solo al FC Barcelona, sino a la mayoría de los clubes de gran envergadura. Pero, ciertamente servía para calibrar lo que sentía. Según Guardiola: «Para estar en una gran institución durante cuatro años, has de tener mucho coraje. Los jugadores se cansan de ti, y tú te cansas de los jugadores; la prensa se cansa de ti y tú te cansas de la prensa, de ver las mismas caras, de contestar las mismas preguntas, siempre lo mismo. Al final, eres consciente de que ha llegado el momento de marchar, de la misma forma que lo comprendí cuando era jugador y un día me dije: “Me parece que ha llegado la hora de irme”»

Pep cambiara de opinión. Pep habían marcado cierta distancia con su mejor futbolista; confiaban en su continuidad y le mostraban su apoyo.

El equipo ha pasado por una época en que no todo el mundo era tan profesional como deberían haber sido. Es hora de correr y darlo todo. He formado parte de este club desde hace muchos años y soy consciente de los errores que se han hecho en el pasado. Yo os defenderé hasta la muerte, pero también puedo decir que voy a ser muy exigente con todos como lo soy conmigo mismo. Es la manera que dar esfuerzo a un equipo para lograr lo cometido. En opinión de Guardiola estamos aquí para ayudarnos unos a otros y asegurarnos de que haya paz espiritual para que los jugadores no sienten tensiones o divisiones. Somos uno. Estemos juntos cuando los tiempos sean difíciles. No filtremos nada a la prensa. No quiero que nadie haga la guerra por su cuenta. Se dice que más del 90% del liderazgo es inteligencia emocional: capacidad de gestionar las emociones, autocontrol, espíritu de superación y la relación con otras personas. Y todo esto lo hace muy bien. Él ha sabido como nadie integrar las emociones en la dirección y activar el motor emocional que guía el comportamiento de las personas de forma positiva. Pep es una persona obsesionada por el trabajo, la mejora, la gestión de la calidad del producto ofrecido pues busca buen juego que dé espectáculo y proporcione resultados. Dos de sus frases que mejor resumen esto son: “El secreto está en el talento de los futbolistas y en el trabajo duro, no hay más” y “Aunque sigas ganando, siempre tienes que mejorar”. Tiene una clara orientación al cliente y sabe gestionar la eficacia dirigida al resultado, la ambición del logro y las ganas de éxito. En este sentido él tiene claro que el éxito.

Uno de sus méritos es haber logrado el elogio unánime y sincero por sus resultados, sus valores y su exquisitez en el trato y rigor en el trabajo. Más aún, no sólo por parte de sus jugadores o de su afición, sino de los rivales. Pep es un personaje atípico en el mundo del fútbol: culto, educado, humilde, cercano, correctísimo en el trato… Por todo esto, incluso gente a la que no le interesa el fútbol se ha visto seducida por el entrenador del Barça. Ese respeto y admiración bien merecidos es la forma más eficaz de atraer y fidelizar talento, generar un gran clima de trabajo, de que los clientes estén encantados y los resultados acompañen. La innovación ha sido otra constante en su modelo de gestión: a lo largo de su trayectoria, y aún a día de hoy, ha demostrado una gran avidez por aprender de los entrenadores y personas que le han rodeado a lo largo de su carrera futbolística. Guardiola ha modernizado el estilo de juego y ha gestionado los momentos previos de los encuentros con nuevos planteamientos como la video motivación que utilizó antes de saltar al campo a jugar la final de la Champions en Roma Ha sabido marcar las metas comunes del grupo, al tiempo que ha aprovechado el talento y la personalidad individuales de los miembros de su equipo en beneficio del colectivo. No olvidemos que el éxito es un estado de ánimo y cuando todos quieren ganar y todos dan lo mejor, el éxito no tarda en llegar. Pep es introvertido, un líder hecho a sí mismo, construido a base de trabajo, de metodología, que se ha encontrado desempeñando ese rol casi sin quererlo. Tiene dudas, se equivoca y no tienen ningún problema en admitirlo, pero que ha hecho de su pasión su profesión. No es una pose cuando asegura que sueña con dirigir algún día la cantera del Barça. Está claro que preferiría la privacidad y desempeñar su función fuera de los focos. No es una persona que se haya sentido desde el primer momento cómodo ante las cámaras, siendo el centro de toda la atención. Poco a poco no le ha quedado más remedio que ir adaptándose. Las empresas deberían principalemente promover desde dentro y contratar a personas muy concretas. En las mejores empresas existe un clima de satisfacción, rendimiento y desarrollo y eso hace Guardiola: generar un ambiente de trabajo en el que la gente se sienta satisfecha, sin olvidar que ganar es muy importante. Surgen algunos conflictos individuales, tiene la habilidad para reconocer los puntos fuertes y débiles de ese jugador y trata de resolverlo de forma discreta, sincera e individual: se trate de una estrella mundial en el declive de su carrera. Pep era una figura respetada y admirada por el público, medios de comunicación y jugadores debido a su brillante.