Para Ser Persona

UNIVERSIDAD​ ​CATÓLICA​ ​DE​ ​COSTA​ ​RICA CULTURA​ ​CRISTIANA​ ​II ESQUEMAS​ ​Y​ ​RESEÑA:​ ​PARA​ ​SER​ ​PERSONA PRO

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UNIVERSIDAD​ ​CATÓLICA​ ​DE​ ​COSTA​ ​RICA

CULTURA​ ​CRISTIANA​ ​II

ESQUEMAS​ ​Y​ ​RESEÑA:​ ​PARA​ ​SER​ ​PERSONA

PROFESOR:​ ​MARCO​ ​ANTONIO​ ​FERNÁNDEZ​ ​PICADO

DANIEL​ ​BURGOS​ ​MONTOYA

SEDE​ ​DE​ ​MORAVIA 12/2016

CAPÍTULO​ ​I El​ ​diagrama​ ​inicia​ ​con​ ​la​ ​pregunta​ ​“¿Qué​ ​es​ ​persona?”

​La lectura del capítulo uno del libro “Para ser persona” me pareció realmente interesante, esto​ ​por​ ​diversos​ ​motivos​ ​que​ ​citaré​ ​a​ ​continuación. Antes de iniciar, estaba dispuesto a hacer un análisis de “calidad”, y por alguna razón que desconozco, mi mente entró en estado de búsqueda de errores, para poder criticar a este libro de forma negativa a la hora de la reseña, y a pesar de que conforme leía cada párrafo encontraba ideas con las que no estaba de acuerdo, el siguiente párrafo me hacía cambiar de opinión, ajustándome más y más al pensamiento del autor, y entendiendo, página a página, con​ ​mayor​ ​claridad​ ​sus​ ​ideas. Si bien es cierto, es un libro realmente atinado, me parece que el autor comete un error: Etiquetar y señalar de manera específica lo que debe ser una persona, a pesar de que en un principio se refirió a que un ser humano no es una cosa, y por lo tanto no podía etiquetarse. Sin embargo, al utilizar argumentos como, y parafraseo: “Una persona es un ser predispuesto a la plenitud”, o, “Una persona debe apoyarse en otras personas para alcanzar dicha plenitud”, desde mi perspectiva, objetiviza y reduce al término “persona”, aunque lo hace de una forma tan subjetiva que me hace dudar de mi propio punto de vista, ya que este puede ser argumentado desde muchas vertientes, por el hecho de que la palabra “plenitud” puede ser interpretada de muchísimas maneras, y “apoyarse en otras personas” puede entenderse de formas diferentes también, y es esta característica del capítulo la que hizo de la lectura algo extremadamente placentera: El que me induce a cuestionar lo que pienso, a la vez de que adquiero​ ​conocimiento​ ​útil. Siento, nuevamente, desde mi perspectiva, que el autor señala un camino muy específico hacia la plenitud: La libertad, la autonomía y el contínuo crecimiento personal. En este punto se encuentra mi mayor desacuerdo con él; considero que la plenitud no está construida sobre pilares preestablecidos, y que mediante el soporte de estos pilares, todas las personas pueden llegar a sentirse plenas. Estoy de acuerdo con que la libertad debe acompañarse de reglas, y el ejemplo del ajedrez terminó de convencerme. En un partido de fútbol, los futbolistas se pelean por el dominio del balón, y todos ellos tienen la libertad de moverse a su antojo, de utilizar las técnicas que crean más convenientes para mantenerse al mando del mismo, sin embargo, los jugadores están sujetos a un set de reglas que rige su comportamiento, y hace que el juego sea más entretenido. Me es difícil imaginar un partido de fútbol en el que cada jugador pueda llevar su propio balón consigo mismo. Cuando el autor propone que el contínuo crecimiento personal es una regla esencial de la plenitud, me cuesta estar de acuerdo

con él, debido a que estoy seguro de que hay personas en el mundo que encuentran su felicidad, su plenitud en una rutina establecida. En un estancamiento, o como ellos mismos lo denominarían,​ ​una​ ​“orden”. A pesar de que, a juzgar por mi reseña, parece que no me gustó la lectura, hay que ver más allá de las apariencias. Me pareció sumamente enriquecedora, y realmente me gustó hacer una conexión entre este capítulo y varias teorías sobre la motivación que he estudiado en otras​ ​materias.

CAPÍTULO​ ​II

En este capítulo se habla sobre las diferentes dimensiones que componen a la persona, siendo estas la física, psíquica y espiritual, y a su vez, las diferentes dimensiones en las que se dividen​ ​las​ ​primeras​ ​dimensiones. De los dos capítulos que he leído de este libro, este ha resultado ser mi favorito, debido a que habla de la persona de forma directa, y con un abordaje que, estoy seguro, haría sentir identificado​ ​a​ ​cualquier​ ​humano. Cuando se habla al principio, de la dimensión física, recuerdo vívidamente como mi profesor de cultura cristiana II dijo que nosotros no poseemos, no tenemos un cuerpo, sino que somos uno, y ahora sé cual fue su referencia. Me parece un comentario muy acertado, ya que muchas personas tratan sus cuerpos como si fueran ajenos a sí mismos. Como si fueran objetos que les pertenece, aunque es entendible, debido a que el cuerpo busca la mayor cantidad de placer y la utilización mínima de energía, lo que no es compatible todas las veces con​ ​el​ ​crecimiento​ ​personal. En algunas materias de la universidad, muy relacionadas con la psicología, el enfoque que se da es, o enteramente positivista, o enteramente anti-positivista, y es por esto por lo que este capítulo me llamó más la atención. Hace un llamado a buscar las cualidades del ser humano desde diferentes puntos de vista para su mejor entendimiento, en lugar de enfocarse en la pregunta​ ​“¿Qué​ ​es​ ​lo​ ​más​ ​importante?​ ​¿Lo​ ​biológico​ ​o​ ​lo​ ​psíquico?”. Es como, una unión de diversas ramas de la psicología, el conductismo, el humanismo y el transpersonalismo, y eso me gusta. Cuando se habla de la dimensión psíquica se menciona la motivación como “voluntad”, y se divide en tres partes, lo que puedo relacionar estrechamente con la pirámide de necesidades de Abraham Maslow, y por último, cuando se menciona la dimensión espiritual se hace de una forma genial, y con un punto, con un argumento que nunca había escuchado antes: “La dimensión espiritual nos permite controlar la psique y el cuerpo”, y por simple que parezca, como ateo/agnóstico que soy, me da mucho que​ ​pensar. En un principio me cuesta mucho asociarlo con la religión como tal, sin embargo, no lo veo como los miles de positivistas y las miles de personas que comparten mis creencias (o carencia de ellas), sino que lo veo con mi mente abierta y dispuesta a aprender. Es un tema que​ ​en​ ​definitiva​ ​me​ ​encantaría​ ​seguir​ ​estudiando,​ ​y​ ​seguramente​ ​lo​ ​haré.

CAPÍTULO​ ​III

Nuevamente en este capítulo, al igual que en el primero, me encuentro con un texto con el que difiero en muchos aspectos, aunque a su vez, estoy de acuerdo con muchos otros. En el tema de las relaciones, siento que muchas pueden calificarse bajo los tipos que nos presenta el autor, sin embargo, no creo que estos sean los únicos tipos de relación existentes. Cada relación humana, al igual que la misma persona, es subjetiva, y por ende, no debería poder calificarse​ ​con​ ​una​ ​etiqueta. Siento que de igual manera, el autor nos intenta acercar a un único camino a la plenitud. Un camino con relaciones que deben seguir un prototipo. Con comunidades que deben seguir un prototipo, e incluso, una relación con Dios que debe seguir un prototipo establecido en el mismo libro. No siento que esto sea correcto. Me parece que el autor intenta objetivizar lo subjetivo en el ser humano, y establecer su sola visión de camino a la plenitud, como si fuera este​ ​el​ ​único​ ​posible​ ​para​ ​alcanzar​ ​este​ ​estado.

Es imposible decir que todas las personas somos iguales, habiendo más de 7 billones de nosotros en el mundo, por lo que me parece también ilógico afirmar que para todos existe un camino​ ​para​ ​el​ ​bienestar,​ ​para​ ​la​ ​plenitud. Bibliografía Domínguez​ ​Prieto,​ ​Xosé Para​ ​ser​ ​persona​ ​/​ ​Xosé​ ​Domínguez​ ​Prieto​ ​--​ ​San​ ​José C.R.​ ​:​ ​Universidad​ ​Católica​ ​de​ ​Costa​ ​Rica,​ ​Escuela​ ​de​ ​Ciencias Teológicas:​ ​Cátedra​ ​Emmanuel​ ​Mounier,​ ​2013. 160​ ​p,​ ​;​ ​17x11​ ​cm.