Ortega y Gasset Apuntes

COLEGIO LICEO SAGRADO CORAZÓN HISTORIA DE LA FILOSOFÍA Profesora: Mª Elena Rodríguez Sánchez ORTEGA Y GASSET 1 l.- C

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COLEGIO LICEO SAGRADO CORAZÓN HISTORIA DE LA FILOSOFÍA Profesora: Mª Elena Rodríguez Sánchez

ORTEGA Y GASSET

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l.- CONTEXTO HISTÓRICO. José Ortega y Gasset nació en Madrid en 1883. Su padre fue director del periódico El Imparcial Estudió Filosofía y Letras. En 1923 fundó La Revista de Occidente. En 1929 dimitió de su cátedra de Metafísica de la Universidad Central a causa de un enfrentamiento doctrinal con la política de la dictadura de Primo de Rivera. En 1931 se instauró en Espala la II República. Entonces, Ortega, junto con Gregorio Marañón y López de Ayala, fundó la Agrupación al servicio de la República. Fue elegido diputado a las Cortes Constituyentes por la provincia de León. Al comenzar la guerra civil en 1936 se exilió a París. Luego vivió en Holanda, Argentina y, finalmente, en Portugal hasta 1945, año en el que decide regresar a España. Apartado de la cátedra fundó el Instituto de Humanidades, donde prosiguió su magisterio hasta su muerte en 1955. A Ortega le preocupaba el retraso intelectual de España. Al igual que otros escritores de la época, como Unamuno, Pío Baroja y Antonio Machado, su pretensión fue europeizar España. Su aportación, en este sentido, fue dar a conocer en España la filosofía que entonces se hacía en Europa, principalmente en Alemania. Ortega entró en contacto con el neokantismo de Cohen, la fenomenología de Husserl, el vitalismo de Nietzsche, el evolucionismo de Spengler, el historicismo de Dilthey y el existencialismo de Heidegger. De todas estas filosofías, ignoradas en España, donde era predominante el pensamiento de tipo escolástico, Ortega tomó múltiples ideas con las que trató de desarrollar un pensamiento propio. Entre las obras de Ortega más destacadas, podemos citar las siguientes: Las Meditaciones del Quijote (1914), España invertebrada (1921), El lema de nuestro tiempo (1923), ¿Qué es filosofía? (1929, aunque publicada en 1958), La rebelión de las masas (1930), Ideas y creencias (1940), Estudios sobre el amor (1940) e Historia como sistema (1941). El contexto histórico en el que surge el pensamiento de José Ortega y Gasset, a nivel internacional, viene marcado por las dos guerras mundiales (1914 y 1939), que ponen al ser humano en situación de plantearse su racionalidad o irracionalidad para asumir su discurrir histórico. Además no podemos olvidarnos de la Revolución rusa (1917), el ascenso del fascismo con Mussolini, el nacional-socialismo de Hitler y el estalinismo, así como del colapso de la Bolsa en Nueva York (1929). Estos acontecimientos históricos son muestra de un mundo convulso, controvertido y falto de una guía con valores humanos que nos hagan recordar cuáles son la naturaleza y las necesidades de las personas. A nivel nacional, en España, se refleja el arcaísmo dejas estructuras sociales (caciquismo) y económicas (producción agrícola latifundista) que latía debajo de la aparente apacibilidad del régimen de la Restauración borbónica de 1874, en la figura de Alfonso XII, a cuyo reinado hasta 1885 se añadiría la regencia de María Cristina hasta 1902. En todo ese periodo la paz y la estabilidad política se apoyaban en esas estructuras sociales caducas y en un sistema político basado en la farsa sucesión pactada de conservadores y liberales. Con la pérdida de las colonias de Cuba y filipinas (1898), se produce una gran crisis que va a influir en toda la cultura posterior; después, Alfonso XIII inicia su reinado en 1902, seguido de la dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la II República, la Guerra Civil de 1936 y la dictadura de Franco, hasta la restauración de la democracia en 1975, marcando el desarrollo histórico del siglo XX.

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2.-CONTEXTO CULTURAL. En lo que se refiere a los aspectos socioculturales, España sufre un retraso industrial, económico y cultural frente a Europa. Junto a un elevado analfabetismo, se produce una estructura caciquil del Estado, con una gran influencia y poder de la Iglesia católica. Asimismo, después del desastre del 98, se genera un sentimiento global de fracaso y se extienden las ideas de regeneración. Esta tradición regeneracionista de intelectuales donde se ubica Ortega tiene como idea fundamental la necesidad de insertar definitivamente a España en un contexto europeo y moderno. Todo ello impulsó el surgimiento de una serie de generaciones de intelectuales de enorme prestigio y proyección a nivel nacional e internacional.  E1 krausismo y la Institución Libre de Enseñanza, recordamos que es una institución basada en una enseñanza creativa, de calidad y en libertad y que en ella se educaron Buñuel, Lorca, Dalí... Dicha Institución fue creada por Giner de los Ríos, alumno del krausista Sanz del Río.  La generación del 98: principales representantes Azorín, Baroja, Machado, Unamuno…  La generación del 14: principales representantes Azaña, D´Ors, Jiménez, Madariaga, Ortega…  La generación del 27: principales representantes Aleixandre, Alberti, Lorca…

Las propuestas de estos pensadores, literatos e ideólogos se realizan en tres espacios culturales concretos: el Ateneo de Madrid, la Residencia de Estudiantes y la Revista de Occidente. En arte hay que destacar en los pintores Picasso (cubismo), Dalí (surrealismo) y Miró, así como Sorolla (impresionismo). En el campo de la arquitectura sobresale Gaudí (autor de la Sagrada Familia), máximo representante del Modernismo. En escultura recordamos la obra de Gargallo (autor de el profeta) y en música es fundamental recordar la figura de Manuel de Falla, Turina y Abéniz. En el ámbito literario destacan los poetas modernistas Rubén Darío y Juan Ramón Jiménez. En la Generación del 98 destaca Valle-Inclán o Antonio Machado y en la Generación del 27 tenemos a Lorca, Alberti, Cernuda, Jorge Guillén, etc. Por último, en la literatura de postguerra podemos citar a Blas Otero o Delibes. En el campo científico, Ramón y Cajal y Severo Ochoa destacan en medicina, mientras Albert Einstein descubre la teoría de la relatividad.

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3.- CONTEXTO FILOSÓFICO. Desde el punto de vista filosófico, conviene citar determinadas corrientes de pensamiento y autores cuya influencia fue notable en Ortega:  La fenomenología de Husserl, quien pretende hacer del saber filosófico ciencia estricta.  El existencialismo de Heidegger y Sartre. El existencialismo es la filosofía que describe la angustia, la náusea y el absurdo de la existencia humana.  El vitalismo de Nietzsche, (recordamos que para el vitalismo lo importante no es la razón pura sino la vida).  El historicismo de Dilthev (recordamos que para el historicismo, la historia es la realidad esencial, y en ella los seres humanos y la sociedad se van constituyendo).  El neopositivismo: el neopositivismo pretende encontrar una manera segura, exacta y precisa para tratar los asuntos que el hombre puede dilucidar con su mente pensante, y encuentran la racionalidad científica.  La filosofía analítica de Wittgenstein y Russell. Esta filosofía considera que el problema del conocimiento debe plantearse en el marco de la relaciones entre el lenguaje y el mundo.

Esta variedad de corrientes y posiciones filosóficas invitan a Ortega a realizar una interesante síntesis en la que primen los valores de la vida, asumiendo la validez del sentimiento y la razón, con un desarrollo de la vivencia cotidiana y temporal de nuestra historia.

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TEORÍA DE ORTEGA Y GASSET 1.- ETAPAS EN EL PENSAMIENTO DE ORTEGA. En su desarrollo se distinguen varias etapas, que no son independientes entre sí. Las diferencias se encuentran en el criterio interno de ese desarrollo. Así, según se atienda a los objetos, las perspectivas, puntos de vista, o la razón y la vida, se establecen tres etapas: objetivismo, perspectivismo y raciovitalismo. 1.1.-Primera etapa: el Objetivismo. Esta etapa de su pensamiento va de 1902 a 1914. La producción de Ortega consiste en artículos en periódicos y revistas, comenzando con "Glosas", su primer artículo, y concluyendo con su primer libro importante, Meditaciones del Quijote. Podemos destacar tres puntos básicos en esta etapa: a) La disciplina de las cosas: La preocupación casi única de Ortega es el tema de la cultura, como la realidad objetiva de la que España carece. Le interesan las cosas, los objetos. En la objetividad ve Ortega una disciplina, es decir, un instrumento que hace posible seguir normas y leyes, que entonces faltaban en su país. Ha de interesarnos lo objetivo, repetía casi obsesivo, las cosas, o, lo que es lo mismo, la ley, el orden, la prescripción, la exactitud. b) La necesidad de ciencia: Para Ortega, España estaba falta de ciencia, y donde no hay ciencia, tampoco se da el descubrimiento de la verdad, ni la visión del universo; solo queda dogmatismo y retórica. c) La europeización: La europeización es el problema español. La explicación de nuestro desnivel respecto a los europeos consiste en que Europa es ciencia, España es inconsciencia. De lo anterior se deduce la necesidad de educar, de entender el sentido de las cosas. En definitiva, objetividad y sistematización constituyen los dos propósitos de Ortega para situarnos en la ruta europea. 1.2.-Segunda etapa: perspectivismo. 1.2.1.-El término perspectiva. Procede del latín per-spicere, es decir, mirar intensamente. Los objetos se presentan al espectador, y este los ve desde la situación concreta y personal en que se encuentra. La teoría perspectivista es una teoría del conocimiento (gnoseológica) y es una teoría de la realidad (ontológica).

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La etapa perspectivista va de 1914 a 1923, y las obras fundamentales para seguirla son: Meditaciones del Quijote (1914), El espectador I (1916), II (1917), III (1921) y El tema de nuestro tiempo (1923). Entre esta etapa del pensamiento de Ortega y la anterior, es decir, entre objetivismo y perspectivismo, no hay ruptura sino prolongación. La circunstancia marcó el objetivismo, y la circunstancia exige, igualmente, el perspectivismo. De este modo la perspectiva incluye la circunstancia -situación personal y social del sujetoy, previamente, la vida. Las características de la teoría del conocimiento perspectivista, podríamos resumirlas de la siguiente forma: A) La supuesta realidad inmutable, absoluta y única, no existe. Hay tantas realidades como puntos de vista. La realidad se nos muestra como la serie de perspectivas, por ejemplo, visuales, intelectuales, valorativas, científicas, etc. Las distintas perspectivas son como las riberas de un río; sólo si las integramos todas tendremos la realidad completa y global, o el "torrente de lo real", como escribe Ortega. La perspectiva o los puntos de vista son las formas desde las que puede comprenderse una realidad. La realidad tiene infinitas perspectivas, todas ellas igualmente verídicas y auténticas. Con esta teoría Ortega critica a Platón, pues no existe una realidad arquetípica, modélica, trascendente, inmutable, a la que se enfrenta un sujeto, sino que el hombre percibe siempre la realidad en perspectiva, y esto porque la realidad es así, no por deficiencia del ser humano. B) El yo no está aislado, sino entre las cosas y con las circunstancias que le rodean. Dado que las circunstancias me hacen, yo me comunico con el universo entero desde mis circunstancias individuales. La circunstancia determina el modo de conocer el mundo, las cosas. Por ello, en cada acto comprensivo se incluye: • Nuestro conocimiento del objeto que es siempre parcial. • Toda la información histórica concreta que constituye al sujeto (circunstancias) Por eso sólo podemos captar la realidad desde puntos de vista sin poder ir más allá de ellos. C) Las cosas no son sino valores o interpretaciones que cada uno hacemos desde nuestra situación vital. Por ello, la idea de perspectiva va unida a la de la vida. D) La verdad no es una y única, sino la complementación de los distintos puntos de perspectivas con que se contemple. En este sentido somos insustituibles, necesarios para completar el cuerpo de la verdad total. Con otras palabras, cada uno de nosotros se forma una imagen de la realidad desde su perspectiva, y la suma de las diversas perspectivas conforman la verdad en su totalidad. La verdad es la perspectiva con que cada individuo, cada generación, cada momento histórico percibe

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la realidad, no existe la verdad única y absoluta. Fundir todas las perspectivas en una sola sería posible a Dios. Para Ortega, la verdad no es algo cerrado y concluido, absoluto, sino que igual que la vida, se construye históricamente y consiste en la suma de perspectivas parciales de los distintos sujetos. La verdad se va conformando con el vivir. El punto de vista individual es el único desde el cual puede mirarse el mundo en su verdad; cada uno contempla la realidad que le ha tocado vivir desde su propio yo en el mundo concreto que vive. Desde ahí buscará la verdad como misión fundamental de su vivir.

1.2.2.-Consecuencias del perspectivismo. La doctrina del perspectivismo permite a Ortega superar dos posiciones antagónicas en la historia de la filosofía: el relativismo y el racionalismo. 1.- El relativismo: posición filosófica que niega la existencia de verdades universales y absolutas. Solo hay verdades relativas a la circunstancia de cada sujeto. Afirma que las verdades son "relativas" a cada uno, pero no valen universalmente para toda época ni para todo ser humano. Quien conoce es un individuo concreto sujeto a su corporeidad y a su contexto cultural, por eso la verdad no será igual para todos ni para todos los tiempos: habrá tantas verdades como contextos humanos. Así, la verdad única e invariable nunca será cognoscible. Por eso el relativismo desemboca en el escepticismo. Para el escepticismo no hay verdades absolutas e indudables porque el espíritu humano no las ha alcanzado nunca. Dicho con otras palabras, el relativismo quita valor objetivo a la cultura para mantener la vida y el sujeto presenta una visión deformada de la realidad. Esta corriente es el origen del vitalismo: - filosofía que defiende que la vida es la única realidad y, por tanto, su objeto de estudio. - defiende que el conocimiento es un proceso biológico que carece de principios racionales. - rechaza el conocimiento racional y propone la intuición entendida como experiencia subjetiva. - defiende que la cultura debe someterse a l a vida.

2.- El racionalismo: la verdad es absoluta e invariable y el sujeto que conoce es el alma racional en Platón, la sustancia pensante en Descartes, la razón pura en Kant... ese sujeto tiene que ser ultravital y extrahistórico. Para Ortega, las verdades eternas del racionalismo que siempre habían existido y que eran el eje de la verdad sería como la de la existencia de un punto de vista que recogiera todas las posibilidades, lo que es contradictorio con la noción misma de punto de vista. Por tanto, sería un

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producto de la mente que se separa de las condiciones concretas y reales y forma un concepto perfecto y general (abstracto), por eso mismo es inexistente. Ahora bien, aunque se mostrara semejante "verdad", sería tan general y única que carecería de la riqueza múltiple de la vida. Así pues, el racionalismo niega todo sentido a la vida para salvaguardar la cultura, con otras palabras, olvida la vida y la historia y crea el "yo puro" inventado por la filosofía moderna. Por tanto, para Ortega el error radica en creer que la razón era capaz de encontrar la verdad en sí mismas Esta corriente es el origen del culturalismo: posición intelectual que por insistir en la importancia de la cultura olvida que el origen de la cultura es la vida. El tipo de cultura que defiende el culturalista es una cultura que no dice nada al hombre de su tiempo y por eso la rechaza. Según Ortega la cultura tiene que ser vital, porque la cultura es una necesidad de la vida y tiene que estar conectada con ella. Por tanto para Ortega ninguna de las dos (relativismo y racionalismo) aportan una visión completa de la realidad, porque ambas no tienen en cuenta los valores de la anterior:



porque el racionalismo niega los valores de la vida.



porque el relativismo niega los valores de la cultura.

La vieja discordia está resuelta con la teoría de Ortega: No hay vida humana sin dirigirla hacia la verdad, ni verdad que pueda existir sin lo vital. Esto es lo que resuelve precisamente la idea perspectivista. En la vida aparecen las cosas, como trozos del universo que se conocen mediante un punto de vista. "Hay tantas realidades como puntos de vista". La perspectiva constituye una totalidad de relaciones.

1.3.-Tercera etapa: raciovitalismo. A partir de 1923 nos encontramos con el sistema definitivo de Ortega, el de su madurez, como culminación de las etapas anteriores. La razón vital es el centro de la filosofía de Ortega. Quedarse en una de las dos posiciones, objetivismo o perspectivismo, es una mutilación; la razón es una forma de la vida, "la razón pura tiene que ceder su imperio a la razón vital". Ni vitalismo. El tema de la vida está presente en Ortega desde su primer título pero su sistema no es vitalista porque el vitalismo filosófico reduce el conocimiento a puro proceso biológico. Se conocen las cosas cuando se tiene vivencia de ellas, y no a través de conceptos racionales. Lo que hace es considerar la vida como el objeto de reflexión filosófica. Dicho en otros términos, quiere hacer ontología de la vida, viendo en ella la realidad radical, es decir, primera y última, en la que se fundamentan las demás realidades radicadas. Ni racionalismo. El sistema de Ortega tampoco es racionalista, aunque reflexionar sobre la vida solo puede hacerse desde la razón, introduciéndose mediante ésta en la intimidad y el principio de la vida. Por

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tanto, Ortega reivindica el papel de la razón: no va contra la razón, sino contra el racionalismo. La razón es "una función vital", por eso no puede sustituir a la vida, debe integrarse en ella. Para Ortega los dos ejemplos históricos del racionalismo son Platón y Leibniz. Para ambos, el mundo real tiene que organizarse racionalmente, es decir, según dicen nuestras ideas. De este modo el mundo depende de los dictados de nuestra subjetividad, cayendo así en la mayor de las irracionalidades. Así surge el racionalismo imperialista, en el que la razón gobierna el mundo legislando y mandando sobre él, en lugar de recibirlo y aceptarlo. Esta actitud le parece impropia de la mentalidad europea. Sino raciovitalismo. Para Ortega la realidad primera y primordial es la vida de ella dependen las demás realidades. Por ello, el método adecuado para el conocimiento de la realidad es el que va a ser proporcionado por una razón vital e histórica, es decir, por una razón que integre en sí misma la vida y la historia como elementos constituyentes. Por tanto, el raciovitalismo acepta la razón y la vida como componentes fundamentales de la realidad. Tenemos, pues, que la filosofía de Ortega se articula en torno a tres conceptos que especifican las características de la vida tal y como nuestro autor la comprende: como realidad radical, como razón vital y el hombre como ser histórico.

A) Concepto de vida como realidad radical. Hemos visto que la Filosofía es el "conocimiento del universo o cuanto hay". Pero debemos dar otro paso, el más decisivo: ¿qué realidad del universo es la más indudable? En otras palabras, el primer problema filosófico consiste en determinar qué elemento del universo nos es dado de forma tal que escape de todo tipo de duda. Ortega encuentra que esa realidad radical no es la conciencia, el sujeto, como creía el idealista en contra del realista, sino la vida, "que incluye -además del sujeto-, el mundo". La realidad radical es, pues, nuestra vida, la de cada uno en particular. No existe otra realidad más indubitable. Cualquier tipo de realidad siempre supone de antemano otra realidad que la fundamenta: nuestra vida. La vida es la realidad radical, es decir, aquella en que toda otra realidad radica, y es diferente del ser, de aquello en que las cosas consisten. Con otras palabras, la vida es realidad radical, aquella realidad primera y primaria de la que se derivan todas las demás realidades. La realidad radical es la realidad de un yo en una circunstancia. Esta vida tiene una estructura concreta: es la vida que un yo concreto ha de hacer en una circunstancia concreta. El problema tiene dos aspectos: el "yo-haciendo-su-vida" y la circunstancia. La circunstancia. La vida humana se realiza siempre desde una situación concreta, el escenario que corresponde a cada uno: es circunstancia. Recordamos que circunstancia es lo que está a nuestro alrededor, lo que nos rodea o circunda. Para Ortega es todo aquello con lo que se encuentra el hombre y que, por tanto, no elige, sino que le viene impuesto por su situación a la hora de desarrollar su vida (factores personales, sociales, históricos...) Los contenidos de nuestra circunstancia son vividos como dificultades o facilidades que la situación ofrece a cada uno para desarrollar su vida. Según Ortega las circunstancias son cambiantes y dependen del tiempo que nos ha tocado •

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vivir, esto es, de la altura histórica en que se desarrolla nuestra vida. Por eso, afirmaba Ortega, la realidad del hombre es una realidad histórica. Esto es lo que Ortega reconoce en su frase " Yo soy yo y mi circunstancia". La circunstancia por sí misma no es nada, solo adquiere sentido cuando se relaciona con el yo humano que la vive. E1 "yo-haciendo-su-vida". La vida es algo que nos viene dado pero, es, a la vez, algo que hay que resolver. No está prefijada, aún no es pero hay que hacerla en el tiempo. La vida nos es dada pero todo lo demás está por hacer. La vida es el quehacer que el hombre se ve obligado a realizar. ¿Cómo? Desde sus creencias y con sus ideas el hombre desarrolla su proyecto vital eligiendo ente las posibilidades que la circunstancia le ofrece. En esto radica la intrínseca libertad humana. Esta libertad introduce en la vida el riesgo del fracaso. La vida humana es, pues, una realidad libre y susceptible de fracaso. Ahora bien, este quehacer en que consiste el ejercicio de la libertad que constituye la vida humana exige comprender las circunstancias que la facilitan o dificulta: es la tarea de la razón vital. •

Ahora bien, ¿cuál ha de ser el compromiso del hombre consigo mismo y con su circunstancia, su compromiso moral? Para Ortega es "Llegar a ser el que eres". Todo hombre si sabe escucharla, oye en el fondo de su ser una llamada, la de su destino. Por esto, la cuestión moral clave es ser fiel a esa llamada, a esa vocación. Con sus actos y renuncias el hombre va dibujando su perfil a lo largo de su vida. Si cumple su vocación, ese perfil se adecuará a su destino: será lo que debe ser. Y en esta adecuación radica la felicidad a la que puede aspirar el ser humano: en el más alto cumplimiento de su vocación que sus circunstancias le permitan. Visto todo esto podemos decir que esa realidad radical que es la vida se especifica y define mediante una serie de categorías o modos de ser mediante los cuales se desarrollan las características más importantes de la vida: 1.- Vivir es, ante todo, encontrarse en el mundo. Mundo no es aquí naturaleza, como creían los antiguos, sino "lo vivido como tal". Esta es, pues, la primera categoría de la vida: yo en el mundo. 2.- Pero no nos encontramos en el mundo de una forma vaga, sino concreta: estamos ocupados en algo. Por ello, "vivir es convivir con una circunstancia". 3.- Mas "todo hacer es ocuparme en algo para algo". Estamos dedicados a algo para una finalidad, en vista de la cual ocupamos nuestra vida de una forma determinada. La vida no está nunca prefijada, no está prevista. Es imprevista, es posibilidad y problema. 4.- Por tanto, yo he decidido hacer lo que hago; yo he sido libre al decidirme por esta y no por aquella labor. Nada se nos da hecho, por eso la vida es un decidir antes que un hacer. Vida es anticipación y proyecto. 5.- Ahora bien, si decido es porque tengo "libertad para...", es decir, puedo escoger. Esto es fundamental, ya que el poder de decisión dependerá siempre de que haya o no posibilidades frente al que tiene que decidirse. Con palabras de Ortega, decidimos "porque vivir es hallarse en un mundo no hermético, sino que ofrece posibilidades". 6.- Pero esas posibilidades no son en absoluto ilimitadas. El mundo de la vida es, pues, esencialmente circunstancial, y el hombre ha de decidirse dentro de la circunstancia, asumiendo plenamente "su" circunstancia. 10

7.- Acabamos abordando la última categoría: la temporeidad. "Si nuestra vida consiste en decidir lo que vamos a hacer, quiere decirse que en la raíz misma de nuestra vida hay un atributo temporal: la vida es futurización" (Qué es Filosofía, X). Esta categoría juega un papel extraordinario y a dos niveles: un nivel ontológico (con lo que se perfila totalmente la teoría de la realidad), y otro gnoseológico. Por lo tanto, las categorías las podemos resumir en tres: a) Vida es libertad, posibilidad y proyecto: la vida es futuro. b) Vida es circunstancia: la vida es presente. c) Vida es experiencia de la vida: vida es pasado.

B) La razón vital. Desde Grecia, el concepto de razón como «logos» es el de algo que capta lo inmutable, la esencia eterna de las cosas, pero esta razón no es capaz de captar la realidad cambiante y radical de la vida humana. Ortega se opone tanto al racionalismo como al vitalismo, por considerarlos a ambos visiones parciales de la realidad. Por un lado, la razón matemática es una parte, una forma particular de la razón vital, capaz de captar la realidad temporal de la vida. Ortega afirma que la razón tiene que ser una razón vital, es decir, una razón al servicio de los temas y problemas que nos preocupan en nuestro cotidiano vivir. La razón vital es una razón rigurosa, es ratio, es «logos», es concepto preciso y bien delineado. La razón vital es una misma cosa con el vivir, es la misma vida humana funcionando como razón. Con este concepto de razón vital expresa la necesidad de integrar los conceptos de razón y de vida, una vida que es esencialmente razón; una razón que vamos adquiriendo progresiva y laboriosamente. Establece que razón y vida son dos términos que no pueden entenderse adecuadamente, sino en interconexión. El pensamiento es una función vital semejante a la digestión o a la circulación de la sangre como productos espontáneos del sujeto viviente. El Raciovitalismo pone la razón al servicio de la vida, que es la realidad radical dentro de la cual se encuentran las demás realidades. Resumiendo, Ortega con el Raciovitalismo pretende colocar a la razón en su verdadero lugar, dándole el verdadero y riguroso sentido, poner la acción intelectual en contacto con la realidad, es decir, la vida. Así, la realidad, la vida, resulta inteligible cuando funciona como razón. En la medida en que la vida se hace inteligible a sí misma desde sí misma, se convierte en el órgano con que inteligimos la realidad; es, así, razón vital. La razón vital es una razón rigurosa que es capaz dg aprehender Ja realidad temporal de la vida. La razón vital es igual que el vivir, es una misma cosa. Vivir es entender mediante la razón la circunstancia en la que nos ha tocado vivir. Como conclusión podemos decir que la concepción de la razón de Ortega (la idea de raciovitalismo) es una consecuencia de su metafísica, de su ontología (la vida como realidad radical). C) El hombre como ser histórico. La realización existencial específicamente humana se sitúa en el tiempo: en un presente mediante una determinada relación con el futuro y con el pasado. El hombre vive en un determinado momento, en un tiempo, en una época histórica. Este tiempo es el que tenemos que 11

abordar, no sólo con la razón, sino también con la vida y desde la vida. La historia es el encuentro de la temporalidad y la intersubjetividad, donde la vida se hace historia. El vivir del hombre es historia porque todos nosotros nos encontramos juntos en un mismo mundo. El hombre es un ser histórico porque es el lugar donde se despliega su futuro, su quehacer y proyectos. La historia es una constante relación activa del hombre con el mundo y del mundo con el hombre, y hace del proyecto humano el factor histórico por excelencia. La razón histórica. Hemos insistido anteriormente que la acción intelectual del hombre para que sea auténtica razón tiene que estar en contacto con la realidad, es decir, la vida. Así la razón se hace vital, una sola cosa con el vivir. Pero el vivir del ser humano es un proyecto, un quehacer de lo que podemos ser ante un mundo circunstanciado de posibilidades, que nos exige decisión y libertad. Pues bien, esta realización existencial se lleva a cabo en la historia. La vida del hombre es un continuo hacerse, es la realización permanente de un proyecto que se está haciendo en la historia, en el devenir de la vida. La razón vital es constitutivamente histórica y el hombre más que naturaleza es historia, según afirma Ortega. Su vida no es naturaleza estática, algo acabado e inmutable, sino que es historia, en tanto que en ella se hace su existir, que no le es dado, ya hecho, sino que no tiene más remedio que hacer algo para no dejar de existir. Por esto, la historia pertenece esencialmente a la vida de cada uno de nosotros. La vida del hombre se concretiza en razón histórica, desde donde se explica tanto la vida individual como la de los pueblos y naciones y desde donde se comprende el devenir de los hechos. La razón histórica no es una descripción narrativa y superficial del quehacer humano (propio de la razón abstracta), sino constante búsqueda dinámica de los factores que la posibilitan y hacen inteligible en la totalidad de su ser histórico. La razón histórica es activa como la realidad misma que está tratando de aprehender. Esto sólo se consigue viviendo y reviviendo continuamente esa realidad, esto es, siendo una razón viviente. •

La realidad como historia. La concepción historicista enlaza íntimamente en Ortega con su filosofía de la vida y le sigue muy de cerca. Toda su concepción de la vida es claramente historicista, pues la vida es un devenir que transcurre en la historia y forma la historia. Nuestro tiempo es el momento histórico del hombre. El hombre no sólo vive en la historia y tiene una historia, sino que lo histórico es su modo de ser constitutivo, como la vida eterna. «El hombre no es naturaleza, sino historia». El hombre es historia porque la vida entera es una realidad histórica, la cual es «viviente», es decir, ha de entenderse como una fuerza de movimiento. Los conceptos de vida, historia y mundo aparecen en un mismo sentido. La historia es simplemente la vida, concebida desde el punto de vista del todo de la humanidad. La historicidad encuentra su raíz en la temporalidad de la vida. La vida se desenvuelve en el espacio y tiempo como una corriente, que comienza en el tiempo y en él acaba. El tiempo concreto de la vida, no se mide por el reloj, sino por la vivencia del acontecer. •

Historicismo y Sociedad. Históricamente cada época se caracteriza por sus creencias, ideas, cultura, problemáticas, etc. Estos factores constituyen unas formas de vida, unas costumbres, modos de vivir, instituciones y relaciones de tipo sociales. •

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En un período histórico de tiempo viven varias generaciones: los viejos, los hombres maduros, jóvenes y niños. En esta realidad social se establece unas relaciones dinámicas entre las nuevas generaciones que buscan nuevas innovaciones, valores culturales, interpretaciones de su realidad histórica y social, etc., que van sustituyendo a las generaciones anteriores que han dejado su legado cultural. El pasado socio-cultural se hace presente transformándose y proyectándose hacia el futuro en el fluir de su propia espontaneidad. Sin este proceso social la historia quedaría estancada, las generaciones anquilosadas, la comunidad social empobrecida. Puede darse el enfrentamiento generacional cuando son muy fuertes las tensiones entre los valores recibidos de unas generaciones y las radicales transformaciones de otras nuevas que vienen empujando. Cuando hay generaciones polémicas es posible las innovaciones, la dialéctica histórica siempre culmina en nuevas síntesis socio-culturales. Lo mismo que la vida del hombre es un quehacer, realización de un proyecto que se hace en la historia, así las generaciones tienen históricamente su misión propia, sus proyectos y tareas históricas. Cada generación tiene que abrirse al futuro proyectándose en dimensiones histórica.

2.- LA FILOSOFÍA PARA ORTEGA Y GASSET. Analizados los contenidos fundamentales de la filosofía de Ortega y Gasset, cabe preguntarse aún qué es para él la filosofía. Como hemos visto, el hombre desarrolla su vida con un bagaje de creencias e ideas (nunca parte ni de la ignorancia ni del saber absolutos) en recíproca disputa. Esta disputa obliga a reflexionar sobre su yo y su circunstancia, sobre la vida, estableciendo un tribunal último de apelación ante el que dirimir la verdadera falsedad de sus convicciones. Este tribunal, esta certidumbre última que el ser humano se ve obligado a constituirse es la filosofía, que tiene las siguientes características: • Es radical. Constituye la raíz de toda otra verdad, pues toda verdad lo es porque así lo ha dispuesto la filosofía. • Es autónoma. La filosofía es un saber carente de supuestos (y, a la inversa, todo saber presupone una filosofía, una concepción del mundo y de la vida, como le sucede al saber científico). • Es responsable. Es un saber que ha de dar cuenta de sí mismo ante sí mismo. A la propia estructura de la filosofía le compete la exigencia de justificación, que ha de realizar el hombre ante sí mismo. Este carácter responsable y humano de la filosofía la diferencia de la religión (en la que la fuente del saber es la revelación, Dios), del arte y de la experiencia de la vida (que no asumen la exigencia de exhibir su fundamento). En definitiva, la filosofía es algo vital y necesario, flexible, abierto y vivo como la propia vida. Filosofía es, por tanto, "conocimiento del universo o de todo cuanto hay", una certidumbre radical y última que el hombre ha de hacerse para no desorientarse en las vicisitudes de su vida. La dimensión histórica de la vida hace que la filosofía haya de vérselas con la generación a la que pertenece y con los usos sociales vigentes (con sus ventajas e inconvenientes) en la circunstancia que le ha tocado vivir. En definitiva, Ortega considera la filosofía como un saber radical y último que el hombre se ve forzado a hacer para vivir.

3.-INFLUENCIA E IMPORTANCIA DE ORTEGA. Ortega ha sido el filósofo español más importante del siglo XX. Su mérito es doble: por una parte consiguió introducir en España el pensamiento europeo dominado por corrientes de pensamiento como la fenomenología, el vitalismo, el historicismo y el existencialismo; por otra, 13

logró expresarse con una terminología y un estilo que no existían en la lengua castellana. En cuanto a la originalidad de su pensamiento, su aportación consiste en integrar de un modo coherente, modificándolas en parte, ideas procedentes de corrientes filosóficas diferentes, como el vitalismo, el historicismo y el existencialismo. Que lo haya conseguido o no es una cuestión discutida. Su filosofía, efectivamente, está inundada de ideas filosóficas ya formuladas por otros autores, pero Ortega en todo momento trató de dar a las ideas recibidas un nuevo rumbo. Su vitalismo, por ejemplo, aunque parte de principios similares al vitalismo inaugurado por Nietzsche (la vida es la única realidad, cada vida incorpora su propia perspectiva vital, la razón está subordinada a la vida), pretende ser un vitalismo de corte racionalista que da cabida a los ideales o proyectos de la razón humana. La conducta humana no sólo está regida por el deseo irrefrenable de satisfacer los instintos, como pensaba Nietzsche, sino también por ideales racionales. Su historicismo, aunque recoge ideas historicistas presentes en autores como Hegel, no admite el necesitarismo histórico de éste, dando cabida a la libertad humana y a la capacidad del ser humano para diseñar proyectos y cambiar la historia. Su existencialismo, muy próximo al de Heidegger, trata, sin embargo, de superar el pesimismo de éste con su ética «deportiva», de indudable raigambre estoica, con la que afrontar el sinsentido de la existencia humana tan subrayado por los autores existencialistas. Al recoger ideas de diferentes filosofías, Ortega es un autor difícil de integrar en una determinada corriente. En algunas cuestiones su pensamiento adolece de cierta ambigüedad. Por ejemplo, su perspectivismo no aclara cómo pueden complementarse visiones o ideas de la realidad completamente antagónicas. ¿Cómo complementar el materialismo con el espiritualismo?, o ¿el ateísmo con el teísmo?, o ¿cómo aplicar su perspectivismo a la ciencia? ¿Qué hacemos con las teorías científicas que han sido refutadas y sustituidas por otras? ¿Podemos «complementar» la física aristotélica con la física newtoniana? Su raciovitalismo, aunque pretende ser un vitalismo «moderado», no entra en el problema de la más que posible incompatibilidad de proyectos vitales. «Sé el que eres» es una máxima vacía de contenido que puede justificar cualquier proyecto humano. Ortega renovó sin duda la filosofía española. Fruto de su esfuerzo son los innumerables discípulos que formó y que han dominado el panorama de la filosofía española de la segunda mitad del siglo XX. Entre ellos cabe mencionar a autores como García Morente, Xabier Zubiri, María Zambrano, Julián Marías o José Gaos, que han sabido encontrar en Ortega un punto de partida para desarrollar filosofías propias, y en algunos puntos divergentes a la del propio maestro.

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RELACIÓN DEL TEMA DEL TEXTO CON OTRA POSICIÓN FILOSÓFICA. 1.- SI EL TEMA DEL TEXTO TRATA SOBRE LA REALIDAD (ONTOLOGÍA). Podemos comparar a Ortega con Platón. Platón defiende la existencia de dos mundos: el inteligible y el sensible. El inteligible representa la realidad arquetípica, modélica, trascendente, inmutable. Sin embargo, Ortega afirma que el hombre percibe siempre la realidad en perspectiva, y esto es así porque la realidad es así, no por deficiencia del ser humano (los sentidos no nos engañan). Por tanto, no hay una realidad única y verdadera (mundo de las ideas en Platón), sino que las diferentes perspectivas sobre la realidad son todas ellas verídicas y auténticas. De este modo, piensa el filósofo español que Platón pretendía dar una visión absoluta de la realidad (mundo inteligible) cuando inevitablemente la estaba contemplando desde su perspectiva. La filosofía platónica sería utópica porque pretendía que una realidad, un saber valiese para todos los tiempos y todos los hombres, olvidando la dimensión histórica y vital del mundo y de la realidad.

2.- SI EL TEMA DEL TEXTO TRATA SOBRE EL CONOCIMIENTO (GNOSEOLOGÍA). Posición racionalista de Platón y Descartes. Aunque llegan a la misma conclusión por distintos motivos, para ambos la verdad es eterna, única e invariable. Para Platón sólo el conocimiento de los seres inteligibles es verdadero (idealismo): para que la verdad tenga esos rasgos, tiene que ser conocimiento de seres a su vez inmutables, las Ideas, una realidad independiente del cambio y movimiento sensible. En coherencia con lo anterior, los rasgos del mundo sensible sólo permiten una opinión (conocimiento no verdadero). A la ciencia o conocimiento verdadero se llega a través de un alma racional que ha sabido separarse de lo corporal (lo vital otológico en palabras de Ortega). Para Descartes será verdadero lo que la razón, cualquier razón, pertenezca al lugar o momento histórico al que pertenezca, perciba con claridad y distinción. La razón que alcanza la claridad y distinción es, nuevamente, una razón separada y sin ningún contacto con el cuerpo: la sustancia pensante. Precisamente cuando el alma racional platónica o la sustancia pensante cartesiana se dejan llevar por los sentidos y entran en contacto con lo sensible (con la vida), pierden la posibilidad de alcanzar la verdad. Por eso el alma racional, la sustancia pensante o la razón pura kantiana son, aplicando nuevamente las expresiones orteguianas, ultravitales y extrahistóricas. Ni la vida concreta de cada individuo ni su momento histórico deben influir en su capacidad para conocer lo que esos mismos autores han definido como lo real (las Ideas o lo que corresponda a una idea cierta). Posición perspectivista y raciovitalista de Ortega. La doctrina del punto de vista resume la posición gnoseológica orteguiana, opuesta tanto a la racionalista como a la vitalista o relativista. El conocimiento es siempre conocimiento desde una vida, desde unas condiciones corporales, socioculturales e históricas concretas, es decir, desde un punto de vista. La circunstancia de cada sujeto determina la parte de realidad a la que tiene acceso. Por tanto, ningún sujeto ni ninguna época histórica podrán alcanzar el conocimiento absoluto y definitivo (crítica al racionalismo), lo que no implica que la parte de verdad alcanzada sea precisamente eso, una parte de la verdad (crítica al relativismo). Desde su vida el hombre alcanza realidades objetivas, lo que no implica que sean realidades ultravitales y extrahistóricas, porque sólo son accesibles desde una vida, desde una historia. Precisamente por eso, la verdad no será consecuencia de un alma racional o sustancia pensante (versiones de la razón pura del racionalismo), sino de una razón encarnada en la vida, de una razón vital.

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3.- SI EL TEMA DEL TEXTO TRATA SOBRE EL HOMBRE (ANTROPOLOGÍA). Posición racionalista de Platón y Descartes. Ambos defienden un dualismo antropológico. Para Platón la verdadera identidad del hombre es su alma racional, que es inmortal y fuente del verdadero conocimiento. Para alcanzar la verdad el alma tiene que luchar contra el cuerpo y sus sentidos que la encarcelan. La vida se convierte así en un camino de separación y lucha contra lo corpóreo, de «negación» de lo vital. El hombre que quiera llegar al Bien y acabar con su ciclo de reencarnaciones debe ser un medio transparente sin ninguna peculiaridad ni individualidad, un elemento ultravital y extrahislórico en el que la verdad absoluta y eterna pueda hacer su aparición. Una verdad extrahistórica sólo puede ser conocida por un hombre ultravital. Descartes propone un dualismo racionalista muy cercano: lo único indudable es la existencia del pienso, la de una sustancia que se define y justifica su existencia como pensamiento. Lo corporal es un añadido accidental y secundario. Por eso, los hombres de todas las épocas y lugares son los mismos. Las diferencias culturales e históricas que Descartes reconoce entre ellos no tocan a la esencia humana, que es su pensar. La actividad que lleva a la verdad es una actividad no vital. Posición vitalista de Nietzsche. La vida humana es esencialmente inconsciencia e instinto. El hombre tiene que tener la suficiente valentía para ejecutar sus instintos. Los únicos valores que debe alimentar son los valores vitales. El hombre, definido como un ser que busca valores absolutos (la Verdad, el Bien, la Belleza), es una ilusión del racionalismo y del cristianismo que niega los rasgos propios de la vida del hombre. Se pide al hombre que viva de un modo que contradice lo vital. La filosofía occidental ha definido al hombre exactamente por lo que no es: intelecto, razón, pureza, quietud, contemplación de lo trascendente... Posición raciovitalista de Ortega. Lo que define al hombre es su vivir. La vida no es una cosa o sustancia que se pueda definir. El hombre no tiene naturaleza, tiene historia (crítica al racionalismo). Es un ser que se está haciendo incesantemente a sí mismo decidiendo desde el marco de libertad que le ofrece su circunstancia. La definición de cualquier aspecto humano que olvide que nace de lo vital es una abstracción. Sin embargo, y aquí se introduce la crítica al vitalismo, el hombre no puede prescindir de la cultura: de querer conocer la verdad, de actuar bien y de contemplar lo bello. Ortega define al hombre como un «devorador de verdades»: se alimenta de verdades porque necesita saber a qué atenerse. Sin verdad no hay hombre, pero esa verdad sólo es accesible y útil desde y para un hombre que es razón vital.

¡SUERTE CHIC@S, ÉSTE ES EL ÚLTIMO TEMA QUE OS LLEVARÁ AL TRIUNFO! ESPERO QUE HAYÁIS APRENDIDO A SER BUENOS FILÓSOF@S Y A CUESTIONAROS EL POR QUÉ DE LAS COSAS.

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