Obras de Teatro Cortas

Obras de teatro cortas Pepito y las letras “O” – Obra de teatro Título: Pepito y las letras “O”. Personajes: Narrador, M

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Obras de teatro cortas Pepito y las letras “O” – Obra de teatro Título: Pepito y las letras “O”. Personajes: Narrador, Maestra, Juanito, Gerardo, María, Ramiro, Pepito, resto de los niños. Escenario: Salón de clases.

(Los niños se encuentran sentados en su lugar, escondiendo su mirada de la maestra para evitar que esta les pregunte algo. Mientras que la maestra camina entre los pupitres). Narrador: En el salón de clases, los alumnos se encontraban un poco nerviosos, porque la maestra les hacía preguntas, tratando de descubrir cuanto habían aprendido los últimos días. Maestra: A ver Juanito, dígame por favor…una palabra que tenga entre sus vocales una letra “O”. Juanito: Muy fácil maestra, “pino”. Maestra: Muy bien Juanito. Sigue usted Gerardo, pero ahora que sean dos letras “O”.

Gerardo: (Pensativo) Mejor pregúnteme otra cosa maestra. Maestra: Esfuércese un poco por favor. Gerardo: Está bien… la palabra es… “coco”. Maestra: Muy bien, eso me gusta más, ahora que todas las vocales sean “O”. Y es el turno de (volteando de un lado al otro)…Maria… que nos dirá una palabra con tres letras “O”. María: Goloso, maestra. Maestra: Muy bien, María. Ahora tú Ramiro, y vamos en cuatro. Ramiro: (Muy pensativo) monótono maestra… Maestra: Excelente, todos están haciéndolo muy bien. Veamos si… (volteando de sorpresa) Pepito también está listo y nos puede decir una palabra que tenga muchas letras “O”. Pepito: (Impresionado se queda pensando y responde con una sonrisa en la boca) Pues Goooooooooooooooooooool. FIN

Los gatos del tejado – Obra de teatro Título: Los gatos del tejado. Personajes: Narrador, gato Romualdo, gato 1, gato 2, gato desconocido, grupo de gatos. Escenario: Tejados de un vecindario.

(Se abre el telón, un gato camina por el tejado, mientras un grupo de ellos maúlla una tonada conocida en el fondo del escenario). Narrador: Como era su plan de todas las noches, el gato Romualdo caminaba por el tejado, rumbo a la sala de conciertos, pues esa noche ensayarían su canción favorita. A lo lejos, escuchó que la practica ya había comenzado y se dio un poco de prisa. Gato Romualdo: ¡Cielos!, no pensé que fuera tan tarde, espero no haberme perdido de mucho. Gato 1: ¡Vaya!, ahí viene Romualdo a toda prisa, es mejor que me haga un lado, no sea que me tire del tejado. (El gato uno sale de su camino, para que Romualdo siga a toda prisa) Gato 2: ¡Mira nada más!, ahí viene Romualdo, como siempre tarde a su ensayo. Narrador: Ambos gatos se cruzan y se dan las buenas noches como es habitual en ellos. Gato Romualdo: Miauuuuu, miauuuuuu.

Gato 2: Miauuuuu, miauuuuuu. Narrador: Después de intercambiar el saludo, sigue cada uno con lo suyo. Romualdo apresura aun más el paso, pues quiere llegar antes de que se empiecen a arrojar los zapatos, pero se encuentra en el camino, un gato desconocido y se detiene para darle también las buenas noches, porque es muy educado. Gato Miauuuuu, miauuuuuu.

Romualdo:

(El gato desconocido responde y sigue de largo) Gato desconocido: guauuuu, guauuu. Narrador: Romualdo seguía tan apresurado, que le llevó un par de pasos pensar en el saludo que había recibido del extraño, pero en cuanto se dio cuenta, volvió para cuestionarlo. Gato Romualdo: (Extrañado) Y ¿se puede saber porque usted da el saludo ladrando como perro? Gato desconocido: (Con una enorme sonrisa) ¡Pues porque sé idiomas! FIN

La serpiente y la luciérnaga – Obra de teatro Título: La serpiente y la luciérnaga. Autor: Adaptado de las fabulas de Esopo. Personajes: Narrador, Luciérnaga, Serpiente. Escenario: Arboles en el fondo.

(Empieza con luciérnaga y la serpiente en el escenario y hacen todo lo que el narrador cuenta)

la

Narrador: En un día normal, volaba una feliz luciérnaga por los aires. De pronto una serpiente con mucha hambre la miró, se acercó, e intentó comérsela. La luciérnaga esquivó su ataque volando rápidamente hacia los árboles, pero la serpiente no pensaba desistir. La luciérnaga huía rápido y con miedo de la feroz depredadora. Huyó un día y la serpiente no desistía, dos días y nada. En el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente: (Ambos se detienen) Luciérnaga: ¡Espera un momento!. Sé que estás tan cansada como yo, paremos un momento. Solo para hacerte unas preguntas. Serpiente: Normalmente no le respondo preguntas a mi comida, pero veamos que sucede.

Luciérnaga: ¿Tú comes luciérnagas? Serpiente: No. Luciérnaga: ¿acaso te hice algún mal? Serpiente: No. Luciérnaga: Y si tu no comes luciérnagas, ni te hice daño, ¿Porque me persigues? Serpiente: Porque no soporto verte brillar. Narrador: Esas fueron las últimas palabras de la serpiente, pero la luciérnaga aparte de brillar, también tiene un par de alas, que la ayudaron a escapar… Muchos nos vemos envueltos en situaciones donde nos pasan cosas poco agradables, sin haber hecho algo malo o dañado a alguien. Pero esto sucede porque al igual que con nuestra amiga la luciérnaga, hay quienes no soportan vernos brillar. La envidia es uno de los peores sentimientos que existen, pero no hay que dejar que esto empañe nuestros logros, cuando esto pase, ¡no dejemos de brillar! Continúa siendo tú mismo(a), sigue dando lo mejor de ti, sigue haciendo lo mejor, no permitas que te lastimen, no permitas que te hieran… ¡Sigue brillando y no podrán tocarte!, porque tu luz seguirá intacta, porque siempre habrá quien te apoye, porque tu huella permanecerá, porque el recuerdo de lo que fuiste e hiciste quedará, ¡pase lo que pase! FIN

El sastrecillo Valiente – Obra de teatro Título: El sastrecillo Valiente Autor: Adaptado del cuento de Los Hermanos Grimm Personajes: Narrador, Sastre, Gigante de la montaña, Cortesanos, Gigante 1, Gigante 2. Escenario: Se recomienda su representación con títeres por la complejidad de personajes y escenarios.

Narrador: Lo que cambio la vida de este humilde sastre, no ha sido obra de la casualidad, ni el simple destino, sino de su ingenio que lo llevó por el buen camino. Una mañana se le antojo para el desayuno una tostada con mermelada, después de prepararla, la llevó consigo al taller para disfrutarla, pero esta lucia tan deliciosa, que pronto las moscas comenzaron a rondarla. (El sastre, trata de espantar las moscas sobre su tostada en repetidas ocasiones, pero ellas siempre vuelven) Sastre:¡Eh, quién las invitó a ustedes!

Narrador: Pero las moscas, que no entendían su idioma, lejos de hacerle caso, volvían a la carga. Por fin el sastrecito perdió la paciencia, sacó un pedazo de paño y empezó a echar golpes. Al levantar el pañuelo, se dio cuenta que había acabado con todas ellas. Sastre: ¡De lo que soy capaz!, la ciudad entera tendrá que enterarse de esto, ¡Qué digo la ciudad!, ¡El mundo entero! Narrador: Para lograr su cometido, decidió bordar su gran hazaña en un cinturón: SIETE DE UN GOLPE, decía. Y salió a mostrarle al mundo su nueva habilidad, llevando solamente un queso viejo en el bolsillo y un pájaro que le hacía compañía. En su marcha se encontró un gigante. Sastre: ¡Buenos días, camarada! Gigante de la montaña: ¡Quítate de mí vista, miserable criatura! Sastre: ¿Ah, sí? (le enseñó el cinturón) ¡Aquí puedes leer qué clase de hombre soy! Narrador: El gigante vio el emblema “siete de un golpe” en su cinturón y pensó que el sastrecillo había derrotado a siete hombres de una. Por eso le mostró sus respetos, pero no muy seguro de su fortaleza, le retó con una serie de pruebas. (El gigante agarra una piedra y la exprime hasta sacarle unas gotas de agua) Gigante de la montaña: A ver si lo haces, ya que eres tan fuerte! Narrador: El sastre mete la mano en el bolsillo saca el queso y lo aprieta hasta sacarle todo el jugo. Muy impresionado, pero no conforme con esto, el gigante toma una piedra y la arroja muy lejos. Gigante de la montaña: Anda, a ver si haces algo parecido. Sastre: Un buen tiro, aunque la piedra volvió a caer a tierra. Ahora verás. Narrador: Saca al pájaro del bolsillo, lo arroja al aire. El pájaro, encantado con su libertad, alza rápido el vuelo y se pierde de vista. Sastre: ¿Qué te pareció este tiro, camarada? Narrador: El gigante se quedó sin palabras, y propuso nuevos retos. A los cuales el sastre salió victorioso. Finalmente, tuvo que aceptar la valentía de aquel hombrecillo. Gigante de la montaña: Ya que eres tan valiente, ven conmigo a nuestra casa y pasa la noche con nosotros.

Narrador: El sastrecito aceptó la invitación y lo siguió. Cuando llegaron a la caverna, encontraron a varios gigantes sentados junto al fuego, comiendo. Le enseñaron una cama para dormir, sin embargo, era demasiado grande para él, así que, en vez de acomodarse en ella, se acurrucó en un rincón. A medianoche, el gigante se levantó y, descargó un formidable golpe sobre la cama. Luego volvió a acostarse, pensando que había acabado para siempre a tan impertinente sastrecillo. A la madrugada, los gigantes, se disponían a marcharse al bosque cuando, de pronto, vieron al hombrecillo contento saltando en la cueva, aquello fue más de lo que podían soportar, y pensando que iba a matarlos a todos, salieron corriendo, cada uno por su lado. Y el sastre prosiguió su camino. Tras mucho andar, llegó al jardín de un palacio real, y como se sentía muy cansado, se echó a dormir sobre la hierba. Mientras estaba así durmiendo, se le acercaron varios cortesanos, lo examinaron par todas partes y leyeron la inscripción: SIETE DE UN GOLPE. Cortesanos: ¡Ah!. ¿Qué hace aquí tan terrible hombre de guerra, ahora que estamos en paz? Sin duda, será algún poderoso caballero. Narrador: Y corrieron a dar la noticia al rey, diciendo que sería un hombre extremadamente valioso en la guerra contra los gigantes. Así cuando el sastre despertó se encontró con la noticia de que obtendría la mitad del condado y la mano de la princesa, si los libraba de los gigantes. Sastre: Justamente he venido con ese propósito. Estoy dispuesto a servir al rey. Acabaré muy pronto con los dos gigantes. Narrador: Así, pues, el sastrecito se puso en camino al bosque, seguido por cien jinetes. Sastre: Esperen aquí. Yo solo acabaré con los gigantes. Corrió hasta encontrar a los gigantes que dormían tranquilamente, y aprovechó la ocasión para tirarles piedras, se echaron la culpa mutuamente, y terminaron peleándose entre ellos. Gigante 1: ¿Por qué me pegas? Gigante 2: Estás soñando. Yo no te he pegado. Narrador: Los dos se enfurecieron tanto que arrancaron de cuajo dos árboles enteros y estuvieron aporreándose el uno al otro hasta que los dos cayeron muertos de cansancio. Entonces el sastrecito se posó sobre ellos para que los jinetes pudiesen apreciar que había vencido. Sastre: Se acabaron los gigantes, aunque debo confesar que el trabajo fue duro. Narrador: No contento, el rey le encargó otra misión, deshacerse de un unicornio que vivía en el bosque, y para ello el sastrecillo engaño al animal, el cual envistió contra un árbol y se quedó allí atrapado. Siendo poco para su majestad una tarea más se le fue encomendada, atrapar al dichoso jabalí que destrozaba los cultivos; el sastre consiguió encerrarle en una capilla.

Habiendo logrado todas esas hazañas, el rey tuvo ahora que cumplir su promesa y le dio la mano de su hija y la mitad del reino. Se celebró la boda con gran esplendor, y allí fue que se convirtió en todo un rey el sastrecito valiente. (Termina la obra con la boda del sastrecillo y la princesa) Narrador: Con todas sus hazañas dejó más que asombrada a la gente, pues a pesar de su pequeño tamaño y delgada figura había conseguido aplastar a tales fieras, y no fue una labor de fuerza o valentía, el sastre confió ante todo en su potencial, poniendo en práctica su astucia e inteligencia en cada situación.

La tortuga y el águila – Obra de teatro Título: La tortuga y el águila. Autor: Adaptado por obrasdeteatrocortas.com.mx de la fábula de Esopo del mismo nombre. Personajes: (3) Narrador, Tortuga, Águila. Escenario: Una laguna sobre el escenario y unos cuantos escalones escondidos detrás de una montaña para simular altura.

(La tortuga se asolea junto a la laguna, mientras el águila vuela sobre la montaña) Narrador: Una vieja tortuga, se asoleaba en el borde de la laguna, mientras veía una majestuosa águila desplegando sus anchas alas, y volando en la montaña. (El águila baja de la montaña a beber un poco de agua en la laguna donde descansa la tortuga) Águila: ¡Hola!, ¿Cómo está hoy señora tortuga? Tortuga: Bien, gracias. (Suspirando) aunque estaría mucho mejor si pudiera ver todo desde las alturas como lo haces tú. Solo que ninguna de mis amigas aves ha querido ensenarme a volar. Narrador: La señora tortuga sufría mucho porque estaba cansada de cargar siempre su caparazón y arrastrarse sobre la tierra. Águila: ¿Y que gano yo si te llevo conmigo por los aires, lo más alto que pueda? Tortuga: (Muy ilusionada) En el fondo de esta laguna hay incontables riquezas, serán todas tuyas si me enseñas a volar. Águila: Entonces te enseñaré al volar.

Narrador: Entonces, el águila tomó con sus garras a su nueva amiga y se remontó por el azul del cielo. Volaron y volaron entre las nubes. (El águila abraza a la tortuga y sube con ella los escalones escondidos en la montaña simulando volar, hasta llegar a la cima). Tortuga: ¡Estoy volando!

(Muy

emocionada)

Águila: Ahora que sabes cómo se hace, ¡vuela tú sola! (El águila afloja las alas y suelta a la tortuga, la tortuga cae desde la cima de la montaña, por lo que no debe ser muy alta, al chocar contra el suelo suelta pedazos de su caparazón y se queja) Tortuga: ¡ay!, pero que dolor tan grande Llora). Narrador: Así la pobre tortuga perdió su bello caparazón que tanto la protegía del mundo cruel, ¡todo por renegar de su suerte natural!…una tortuga no tiene nada que hacer entre las nubes, cuando apenas se mueve con dificultad sobre la tierra. No hay razón para envidiar la vida de los demás, cada uno tenemos cualidades propias que nos distinguen, y podemos engrandecerlas si nos concentramos en ellas y no es ser como otros. FIN

El bosque del espejo mágico Título: El bosque del espejo mágico. Autor: Marcel Marck. Advertencia: Este guion es para ser leído, estudiado o ensayado, pero no representado, sin la previa autorización de su autor o en su defecto de la S.G.A.E. o entidad que la sustituya. Personajes: (6) Narrador, Lita, Nito, Tilao, Karao, tia Tana. Escenario: El bosque.

Cuento escénico en un solo acto. Narrador: Hola amiguitos y amiguitas, para poder introducirnos en el cuento que se representa a continuación, vamos a imaginarnos que todos nosotros somos flores de un bosque. Estamos, en un bosque de la isla de Ha Ha Havi. Un bosque tenebroso en el que la luz del sol, apenas puede traspasar el espeso entramado de hojas y ramas; en él, hay muchas flores; y ya sabéis: vosotras y vosotros, sois las flores de este bosque. Y ahora, os dejo con nuestros principales protagonistas; Nito y Lita…ya vienen por ahí. Personajes en escena: Lita y Nito. Nito: No te me escapes.

Lita: ¿Cómo voy a escaparme? Aquí no hay forma de hacerlo. Y Además no quiero escaparme, la Tita Tana, me ha dicho que cuando llegue el verano podrá irme a mi casa; que vendrá mi Mama a por mí. Nito: ¿Seguro que vendrá? Lita: Si, seguro que sí. Nito: ¿Tantas ganas tienes de irte a tu casa? Lita: Si, allí tengo una casa muy bonita. Con jardín… Nito: Aquí tienes un bosque. Lita: Si, pero es tenebroso, el sol apenas luce. No le dejan las ramas. Nito: Pero es grande, seguro que más que tu jardín. Lita: Eso me da igual. En mi casa, tengo cerca a mis amiguitos. Aquí el único amiguito que tengo eres tú, y no sé si fiarme. Nito: me porto bien, no te dejo de vigilar, pero aparte de eso me porto bien. Lita: Si, me invitas a comer cosas….del bosque. Nito:¡Que están muy buenas! Son frutas con estupendas propiedades. Lita: Si, me gustan, pero podías guiarme hasta la playa, que eso es más bonito. Nito: No estoy autorizado. Lita: ¿Ves como no eres buen amiguito? Nito: Es que si se entera tía Tana, me la cargo. Lita: Le tienes miedo… Nito: Si, tienes razón tengo miedo a sus tirones de oreja y sus pellizcos, ¡Duelen! Lita: Vaya amigo cobardica, y quejica. Nito: Y vaya amiga egoísta que solo le importa ella, y que le da lo mismo que a su amiguito le hagan daño.

Lita:¿Has visto esto que hago? (DA VUELTAS) Nito: Yo también (LE IMITA) Lita: (TARAREA UNA CANCIÓN MIENTRAS DÁ LAS VUELTAS) Nito: (LA IMITA) Tilao: (SURGE ¿Que hacéis dando vueltas?

EL

MAGO

TILAO)

Nito: Ya ves Tilao, divirtiéndonos. Lita: Eso…lo que dice este. Tilao: Hacéis muy mal, de esa manera, os cansareis mucho. Lita: Que va, no me canso. Nito: Yo tampoco. Tilao: Pues…yo solo de veros dar vueltas ya estoy cansado. Nito: Porque eres ya muy viejo. Tilao: Eso será. Es verdad… estoy muy viejo. Voy a tener que rejuvenecer. Nito:¿Pero se puede rejuvenecer cuando uno quiere? Tilao: Aquí en este bosque, existe la posibilidad. Lita: ¿Cómo es posible? Tilao:(MIRA A UN LADO Y A OTRO) ¿No hay nadie alrededor? Nito: Estamos solo los tres, y todas esas flores. Lita: ¡Que son flores…muy bonitas! Tilao: En un lugar de esta isla, existe un espejo mágico, que quien se mira en él, rejuvenece o envejece según esté de ánimo su espíritu. Solo podemos mirarnos en él cinco veces en nuestra vida. Nito: ¿Solo pueden mirarse los brujos?

Tilao: No. Puede mirarse todo ser que pueda llegar a él. Pero os repito, se puede envejecer o rejuvenecer según el ánimo del espíritu de quien se refleja en el espejo. Lita: Yo quiero irme a mí casa. Tilao: Te iras, cuando lo diga tía Tana, y ella tiene muy mal genio; Porque tú tía es mala y no quiere dejarte ir, aunque no te lo diga. Quiere tenerte siempre aquí porque al verte con tu juventud y belleza, ella se cree que todavía esta joven y guapa. Lita: ¿Y Nito porque está aquí? Tilao: Díselo tú Nito. Nito: No lo sabe casi nadie, Tana tu tía es mi madre y Tilao…mi padre. Lita:¡Y yo el Hada de los bosques! ¿No me digáis mentiras? Tilao: No son mentiras Tita. Porque tu tía Tana, fue hace muchos años El Hada de los Bosques. Pero se portó soberbiamente con sus compañeros y el gran brujo Karao, le quitó la belleza, la juventud y la bondad, y la convirtió en lo que es ahora, la bruja Tana. Lita:¿Y no puede cambiar? Tilao: Si se mirarse una vez en el espejo mágico lo lograría. Nito y Lita: ¡Que se mire, que se mire! Nito: Tú sabes dónde está el espejo ¿Verdad? Tilao: Hoy en día no. Lo vi por última vez hace 50 años, entonces me miré en él y rejuvenecí, para volver a verlo , hace falta… Lita y Nito: ¿Qué? Tilao: Hace falta juntar tres palabras. “Un conjuro mágico” y para ello, hay que solucionar tres pistas, de las cuales yo solo tengo una. Nito: ¿Quién tiene las otras dos? Tilao: Una el Gran brujo Karao y otra la tita Tana. Lita: Entonces…Tilao, la cosa no es difícil; manos a la obra. Nito: En primer lugar, habrá que localizar al gran Brujo Karao

Tilao: Ahí está el gran problema. Aunque pensándolo bien……… Lita y Nito: ¿Qué? Tilao: Ocurre que el gran Brujo Karao, quiere siempre pasar desapercibido, por lo que lo podemos encontrar en cualquier lugar, disfrazado, “Cambiando su personalidad” Nito: ¿Y dónde está? Tilao: Sé una fórmula para llamarle. Karao Karao, no seas Karao, y trae el cacao. POR EL PATIO DE BUTACAS, APARECE EL ARTISTA DE ATRACCIÓN, QUE REALIZARA SU TRABAJO. CUANDO TERMINE. Tilao: Muy bien. Me ha encantado tu nuevo trabajo y personaje amigo Karao. Y como ves, hasta las flores, han aplaudido tu actuación. Pero ahora, quiero un favor. Tu pista para localizar el espejo mágico del bosque. (EN UN ROLLO O PERGAMINO, LE DA UNA NOTA, SALUDA Y SE DESPIDE, HACIENDO MUTIS POR EL FORO) Tilao: Ya tenemos la primera pista, y dice: ¿Quién es una mujer triste muy secreta y reposada, de cuerpo y alma privada, que de negro traje viste y de malos es amada? Nito: No lo sé ¿Tú lo sabes Tilao? Tilao: ¿Qué es?

Es

muy

fácil

(DIRIGIENDOSE

A

LAS

FLORES)

Lita: Eso, eso, ¿Qué es? Tilao: Es la Noche. Ya tenemos la primera pista. La noche, ahora yo voy a dar la segunda. Pero hay una condición para que valga, que dos seres puros, la canten. Nito: ¿Y dónde están? Tilao: Sois vosotros. Y aquí está la pista. Cerca de Navidad, los niños suelen cantar, juntos, y sin desafinar cantos al niño Jesús. Lita: Eso yo lo sé, Un villancico. Tilao: Así es. Pero tenéis que cantarlo y os tienen que acompañar las flores de este lugar. TANTO NITO COMO LITA, TENDRÁN QUE ARREGLÁRSELAS PARA QUE EL PUBLICO PRESENTE, CANTE CON ELLOS UNA ESTROFA DE ALGÚN VILLANCICO POPULAR. Tilao: Perfecto, ya solo falta una pista, pero esta es la peor. Hay que traer aquí a tía Tana y….

Lita y Nito: ¿Qué? Tilao: Es muy difícil, Lita y Nito: ¿Qué Pasa? Tilao: Su pista está en una canción que tía Tana tiene que cantar, y tiene que ser una canción alegre. Lita y Nito: (HACEN GESTOS DE QUE ESO ES MUY DIFICIL) Tilao: Hay que intentarlo. Voy a buscar a tía Tana. (VASE POR UNO DE LOS LATERALES QUE SE HAYA CONCRETADO CON LA DIRECCION) Lita y Nito: ¡Uff. Que difícil! EN ESCENA TIA TANA Y TILAO. Tilao: Aquí, te quiero aquí. Tía Tana: (HACE COSAS DE BRUJA DE LOS CUENTOS) Tilao: Ya está bien, deja de hacer brujerías tontas. Quiero que cantes una canción, si tú, y una canción alegre. Lita: Si tía si, canta una canción, te lo pide tu sobrina. Tía Tana: (SE VA A IR) Nito: Mamá, no te vayas. Cántanos, te lo pide tu hijo. Tía Tana: (SE VUELVE DE SUBITO, MIRA A NITO, Y SE PONE A CANTAR.) Tilao: Muy bien tía Tana. Has llama……………………………………………..

cantado,

y

la

canción

se

Narrador: No, no te vayas todavía. Porque ya tenemos las palabras mágicas. Que son; Una noche villancicos y……………………………………. SE OSCURECE LA SALA Y CUANDO SE ILUMINA DE NUEVO EN EL CENTRO DE LA ESCENA HAY UN ESPEJO, TIA TANA SE MIRA EN EL ESPEJO. HUMO Y SONIDO MUSICAL TIA TANA APARECE AHORA JOVEN Y RADIANTE. Nito: Mamá.

Lita: Tía Tana, que guapa eres. Tilao: Y…yo…..también tendría que rejuvenecer…pero sabéis una cosa, más adelante. Me gusta estar así. Tía Tana: Gracias a todos. Y tu sobrina, cuando quieras volverás a tu casa, como un rayo, que para eso vuelvo a ser el Hada de Los Bosques. Y ahora quiero que cantéis todos conmigo esta bonita canción. AL TERMINAR LA CANCION Tilao: Y niñas y niños, colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

Un futuro músico – Obra de teatro Título: Un futuro músico. Autor: Fabián Sevilla. Personajes: Dos; Vendedor, Lucas.

(La escena transcurre en una tienda de música: hay instrumentos expuestos y afiches de músicos famosos.) Vendedor: (Al ver que Lucas mira los instrumentos.) Buenas tardes, nene, ¿qué buscas? Lucas: Quiero dedicarme a la música. Y mi papá me dio dinero para comprarme un instrumento, pero no sé cuál elegir. Vendedor: (Enérgico.) Viniste al sitio indicado: “¡SONAMOS!” es la mejor tienda de instrumentos musicales de la ciudad. ¿Qué te parece este piano? Lucas: Lindo, pero quisiera uno que en vez de teclas blancas, las tenga azules, y que las negritas, fueran rojas.

Vendedor: Pero todos los pianos tienen teclas blancas y negras. Lucas: Eso porque nadie les ha enseñado a maquillarse aún. Vendedor: Ese modelo de ahí tiene los pedales… Lucas: ¿Aquí vende instrumentos o triciclos? Vendedor: Los pianistas pisan los pedales para… Lucas: Entonces es ideal para un corredor de Fórmula 1. No me convence. Vendedor: ¿Y el órgano? Tengo todo tipo de órganos… Lucas: Si no los tuviera estaría muerto. Vendedor: Órganos eléctricos. Lucas: No sabía que había corazones o pulmones que se enchufaran. Vendedor: (Trata mantener Mejor pasemos a otra cosa. Alguno de viento…

la

paciencia.)

Lucas: Ventilador ya tengo. Vendedor: Yo me refería a los que se deben soplar. Lucas: ¿Una torta de cumpleaños? Vendedor: No, algo como… como… como esa flauta. Lucas: (Mira el instrumento.) ¡Esta fallada! No voy a comprar algo que tiene cualquier cantidad de agujeritos. ¡Parecen los soquetes de mi abuelito! Vendedor: Sirven para tocar la flauta dulce. Lucas: Si es dulce, entonces no. A mí me encantan las comidas saladas. Además, imagínese si olvido guardarla y se la comen las hormigas que son dulceras a rabiar. Vendedor: ¿No te gustaría tocar la armónica? Lucas: ¡Ni loco! Si llego a tocar a Mónica, mi compañera de banco, me muele a patadas.

Vendedor: Podría ser alguno de cuerda. Lucas: Si quisiera algo a lo que hay que darle cuerda, me compraría un reloj despertador. Vendedor: Me refiero a instrumentos que tienen las cuerdas tensadas y… Lucas: ¡Menos! Lo único que me falta: terminar tendiendo la ropa al sol en esas cuerdas. Vendedor: Por ejemplo el violín, la viola o el violonchelo. Lucas: No quiero saber nada con el Chelo: en el último partido me metió un patadón que terminó haciendo un gol con mi cabeza. Vendedor: Tal vez una guitarra criolla. Lucas: Las únicas criollas que me gustan son las empanadas que cocina mi abuela. Vendedor: Un bajo o un contrabajo. Lucas: ¿Insinúa que soy enano? Vendedor: ¿Y la batería? Lucas: ¡Eso! Una con platillos que suenen como fuentes, tambores que se oigan como cacerolas y un bombo que retumbe como cuando se golpea una olla. Vendedor: Entonces te conviene comprar una batería de cocina. Lucas: Y que pueda golpear durante horas. Vendedor: Deberá ser una batería larga duración y recargable. Serías un gran batero… Lucas: ¿A dónde va el tero? Vendedor: Batero es un modo de decir baterista. Lucas: No, yo no quiero ser carterista. Vendedor: Es el que interpreta la batería. Te puedo ofrecer una que tiene unas hermosas baquetas… Lucas: ¡Otra que se va! ¿A dónde va Queta? Vendedor: Las baquetas se usan para golpear la batería.

Lucas: Yo no quiero golpearla. A ver si la rompo, con lo cara que debe salir. Vendedor: También se le dicen escobillas. Lucas: Pero deseo ser músico, no barrendero. Vendedor: Aunque no tenés la menor idea, creo que con práctica y estudio, podrás tocar jazz. Lucas: ¿Yas mismo? Vendedor: Hacer pop. Lucas: ¿Como una burbuja que explota? Vendedor: Y rockear. Lucas: Yo no soy de roncar. Vendedor: (Al Este cree que para tocar en clave de Sol hay que usar anteojos oscuros.

público.)

Lucas: Si lo pienso, me gustaría comenzar tocando una bocina de bicicleta o de un camión. Vendedor: (Al Con lo poco que sabe de música, le convendría una bocina de avión

público.)

Lucas: ¿Qué dijo? Vendedor: Creo que estás demasiado crudito. Por ahora te recomiendo que comencés practicando con esto (Le pasa un timbre de puerta.) Lucas: ¡Buenísimo! Con esto, si me aburro de practicar puedo dedicarme a otra cosa. Vendedor: ¿A qué? Lucas: ¡Al ring raje! (Presiona el timbre y corre mientras se produce el TELÓN O APAGÓN.)

El zapatero y las brujas – Obra de teatro Título: El zapatero y las brujas Adaptación: José Luis García. Personajes: Andres, Zapatero, Bruja 1, Bruja 2, Bruja Zapata, zapatos.

(Se comienza en un bosque, con truenos y música misteriosa). (Zapatero y Andrés pasan cautelosamente por el escenario de un lado al otro). (Dos truenos después, entran de nuevo). Andres: Estoy seguro. Que aquí es dónde se reúnen las brujas que te robaron los zapatos. Zapatero: ¿Y para qué los quieren? Andres: Para nada. Sólo lo hacen por molestar. A todos los demás les robaron algo también.

Zapatero: ¿Y te quedas a ayudarme? Andres: Quisiera… pero el miedo me supera. (Andrés huye del lugar). Zapatero: ¿pero qué es lo que hago aquí? Bruja 1: (Fuera del escenario). ¡Dame esa botella! Zapatero: ¡Ahí vienen las brujas!. (Se esconde entre los árboles). (Entran Bruja 1 y Bruja 2. La número 2 trae una botella y la número 1 intenta quitársela). Bruja 1: Que me la des he dicho. (Bruja 2 bebe de la botella e inmediatamente comienza a desplazarse por el lugar a toda velocidad, como si patinara en lugar de caminar, se deja arrastrar por el viento y ríe de forma malévola, luego la Bruja 1 hace lo mismo; el viento las lleva fuera de escena dejando atrás la botella). (El Zapatero sale de su escondite). Zapatero: ¿Y si yo también bebo de ella? (El Zapatero se acerca y se aleja varias veces de la botella, hasta que al fin, la agarra y bebe un sorbo). (Vuelven los truenos, el Zapatero se sacude y desaparece, reapareciendo casi de inmediato ¡convertido en bruja!). (Suena la música de Brujas y Bruja Zapata se mueve por el lugar como empujada por el viento). (Entran Bruja 1 y 2). (Las tres bailan una danza de brujas hasta que la música se detiene). Bruja 1: Bienvenida hermana al bosque de las brujas. (Bruja 1 abraza y besa a Bruja Zapata y luego la Bruja 2 hace lo mismo). Bruja Zapata: Que amables…

Bruja 1: Me pica la nariz. Bruja 2: Y a mí las orejas. Bruja 1: Es la alergia a los humanos. Bruja 2: Pero aquí no hay humanos. Bruja Zapata: ¡Jesús! Bruja 1: ¿pero qué has dicho? Bruja 2: ¡Está prohibido decir eso! (Y con gran estruendo desaparecen las dos y Bruja Zapata desaparece y vuelve a aparecer convertido en el Zapatero). Zapatero: ¡Jesús! Bruja 1 Y 2: (Fuera del escenario). Lo ha vuelto a decir. (Se escucha una explosión y al lado del Zapatero aparecen varios pares de zapatos). Zapatero: ¡Mis zapatos! (Se acerca para tomarlos, pero uno de ellos lo patea en el trasero). Zapatos: Podemos ir solos, conocemos el camino y ya somos mayores… Zapatero: Esta bien, pero volvamos a casa. Zapatos: Con modales es mejor. (El Zapatero se da la vuelta y camina en dirección a su casa. Los zapatos comienzan a seguirlo. Pero otro le patea también el trasero). (El Zapatero se vuelve hacia los zapatos). Zapatos: Fue aquel… Zapatero: ¡Zapatos que hablan y patean el trasero!, ¡me voy a volver rico! (Salen todos). Fin

Pedro y el lobo 4 Replies

Érase pastorcillo llamado Pedro, quien vivía en un pueblo cercano al bosque.

una

vez

un

Él se encargaba de llevar a las ovejas a pastar en el campo, pero se aburría tanto que un día se le ocurrió divertirse a costas de la gente del pueblo. Y de la nada empezó a gritar: —¡Ya viene el lobo, ya viene el lobo, auxilio! —. Con tales gritos, los vecinos alarmados salieron corriendo a ayudarle, pero al llegar se encontraron solamente con Pedro, riendo a carcajadas, porque todos le habían creído. Los vecinos volvieron a su casa muy molestos por la terrible broma del niño. Continue reading →

La Manta – Obra de teatro Título: La Manta Autor: Inspirado en un cuento del mismo nombre de Víctor Balaguer. Adaptado por: José Luis García. Personajes: Marido, Esposa, Abuelo e Hijo.

(Comienza la escena con una casa en un extremo y en el otro una farola. Se trata de una calle cualquiera, de un pueblo cualquiera). (Entran el Marido y la Esposa). Marido: Mi padre lleva viviendo con nosotros 14 años. Ya no lo soporto más. Esposa: Pero es tu padre… Marido: Él eligió ser padre y cuidó de mí 25 años. Yo no elegí ser hijo y ya llevo 14 cuidando de él. Es insoportable. Esposa: No debes olvidar que es tu padre. No puedes echarlo a la calle… Marido: Pues lo tengo decidido. O él o yo. (Entran ambos en la casa). (El Abuelo y el Marido salen de la casa. Primero el Abuelo, que camina renqueante y luego el otro). Marido: Padre, sal ya de mi casa. Te he mantenido por más de 12 años. Vete a donde quieras. Abuelo: Hijo, no me eches. Soy viejo y estoy enfermo. Marido: El tiempo ya pasó, padre. Vete y no vuelvas.

Abuelo: Dame al menos una manta para abrigarme. Si no, moriré de frío. Marido: Accedo a eso, para que veas que buen corazón tengo. ¡Hijo, ven aquí! Hijo: (Solo su voz a lo lejos sin aparecer en escena). ¡Espera que estoy ocupado! Marido: ¡Qué salgas de una vez te digo! (Sale el Hijo). Hijo: Tranquilo. Haberme dicho antes que estabas enfadado… Marido: Ve al armario y coge una manta y se la das al abuelo. Hijo: ¿Y para qué? Abuelo: Tu padre me echa de casa. Hijo: Espera, abuelo; voy a por la media manta. (Entra el Hijo en la casa). (Sale el Hijo de la casa). Hijo: Aquí tienes la media manta. Ve y aléjate por lo menos, hasta donde la farola. Abuelo: No te entiendo. Hijo: Confía en mi abuelo, ve… (El Abuelo, sin entender nada, se aleja del muchacho en dirección a la farola). Hijo: ¡Papá, ven, para que veas que buen hijo soy! (El Marido sale de la casa). Marido: ¿Qué quieres? Hijo: Que ya le he dado al abuelo la media manta. Marido: ¿Qué has hecho?, ve a dónde está y dale también la otra mitad.

Hijo: La otra mitad la guardo para cuando tú seas tan viejo como el abuelo y te eche también de mi casa. Marido: ¿Qué dices? Hijo: Que me has enseñado la lección. Cuando seas viejo, te marcharás de mi casa para que no me molestes. (Y sin decir nada más, el Hijo entra en la casa). (El Abuelo al ver que su nieto entra en la casa, se separa de la farola y comienza a alejarse aún más de la casa). Marido: ¿Qué he hecho?

(Para

si

mismo).

(El Abuelo está a punto de salir de la escena). Marido: Padre, espere, no se vaya. (Se acerca al trote hasta el Abuelo). Marido: Tiene que perdonarme, padre; no sé qué es lo que me ha pasado. Por favor, vuelva usted a casa. Abuelo: ¿Estás seguro? Marido: No he estado tan seguro de algo en toda mi vida. Vamos a casa, que le prepararé una buena sopa para cenar. (Los dos se acercan hasta la casa y al llegar el Marido entra en la casa). Marido: Voy a hacerle una sopa estupenda. (Y entran ambos en la casa).

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