Neutralidad de La Ciencia

NEUTRALIDAD DE LA CIENCIA Autora: Tatiana Del Castillo de Loayza. Docente del Área de Ciencias Clínicas Farmacéuticas, e

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NEUTRALIDAD DE LA CIENCIA Autora: Tatiana Del Castillo de Loayza. Docente del Área de Ciencias Clínicas Farmacéuticas, en Farmacia y Bioquímica Universidad nacional de San Antonio Abad del Cusco

INTRODUCCION Siempre se ha dicho, que la ciencia es una forma de conocimiento del hombre usada a favor de la humanidad, pero hoy día cuando existe una gran lucha por un poderío tecnológico, podríamos decir realmente que ¿la ciencia es neutra? Países desarrollados muestran siempre grandes avances tecnológicos, haciéndolos una potencia, pero realmente estos avances ayudan al desarrollo social del país aun cuando la mayoría de las veces son usadas para uso bélico u otro más que para beneficio de la sociedad? ; entonces la sociedad tiene influencia sobre la ciencia? Los éxitos de la ciencia han proporcionado una gran capacidad para controlar y transformar el mundo, esto se hace evidente desde la segunda guerra mundial; pero la ciencia ha venido siguiendo o la han trasformado aparentemente con una ideología netamente económica donde solo los poderosos producen ciencia, apoderándose de toda producción de ciencia que le beneficie sin pensar en la consecuencias que pueda generar, entonces las aplicaciones de la ciencia o la tecnología es neutra?. Hay quienes defienden que la investigación y la ciencia son (o deberían ser), por naturaleza, neutrales, ajenas a criterios éticos y a ideas filosóficas o culturales, políticas, religiosas, económicas u otras que puedan impedir su normal desarrollo. Ahora revisaremos las opiniones a favor y en contra sobre este aspecto.

OPINIONES A FAVOR: “LA CIENCIA ES NEUTRA” Un artículo publicado por Alcira B. Bonilla en la revista Al tema del Hombre ( 2010) (1), menciona que La neutralidad valorativa o axiológica de la ciencia (Wertfreiheit)), en su versión más vulgar, se indica diciendo que la ciencia no es

buena ni mala, sino que es bueno o malo el uso que de ella se hace. Atendiendo a esta categoría de "uso", que señala el campo de aplicabilidad y las finalidades perseguidas por una ciencia, Javier San Martín justifica una distinción entre el uso técnico y el uso práctico de los objetos de una ciencia, sobre todo, en el campo de las ciencias humanas y sociales. El uso técnico se define como "un uso instrumental, el uso de algo para conseguir otra cosa, un fin distinto" ,en tanto que el uso práctico "parte siempre de los fines y sólo teniendo en cuenta esos fines proyecta la investigación". Aplicada la distinción a las ciencias sociales y/o humanas, concluye San Martín: El científico social o humano puede trabajar desde esta doble perspectiva: o bien trata de conocer a los otros para hacer de ellos uso técnico como medios para conseguir los fines propios del grupo social al que pertenece o para el que trabaja o bien quiere conocer a los otros para el desarrollo de una conducta práctica en el cual los otros no aparezcan como medios de nadie, sino sólo como fines y en la medida en que los fines que no sean universales para todos (p. 40-41). Volviendo al tema de la neutralidad axiológica propiamente dicha, es en el campo de las ciencias sociales, la idea de una Wertfreiheit, o una Wertfreie Wissenschaft, en donde se encuentra la idea de que las ciencias no implican, ni suponen, ni obligan una acción determinada. Las ciencias, simplemente, se limitan a proporcionar medios técnicos para conseguir fines puestos previamente. Tal apresurada neutralidad de las ciencias, definida sobre todo por las posiciones positivistas, ha recibido una formulación. La formulación más radical se apoya en tres supuestos básicos: 1) las ciencias sólo se ocupan de hechos y las leyes científicas son nada más que generalizaciones empíricas; 2)los hechos son independiente de las teorías o interpretaciones; 3) entre hechos y valores o normas existe un hiato insalvable en una doble dirección. De los hechos no pueden derivarse normas, ni sirven para fundamentar valores y, por otro lado, las valoraciones y las normas no pueden afectar la objetividad de los datos fácticos sobre los que se apoya la ciencia. ¿Es neutral la tecnología y la ciencia?(2) En la formalidad de la reflexión si lo es. Nada es bueno ni malo, todo depende del uso que le des. Pero en la

realidad la ciencia está dirigida y construida por personas con intereses y emociones. La ciencia se supone neutral pero no lo es desde una visión más amplia y natural que la occidental. Aunque así fuese las personas son quienes deberían ser neutrales, o digamos bienintencionadas, pero también dependen de su entorno cultural. Como explica esta web en el artículo "Los 11 axiomas del mal" , la ciencia occidental surge de una situación cultural concreta y exclusiva: con miedo a la Naturaleza que inspira el deseo de dominarla, y apoyada por la revolución industrial y la ilustración burguesa -antropocéntrica, desarrollista y economicista-. Muchos inventos no son sino sustitutos inútiles de la fuerza natural y el sentido común negados por el entorno filosófico y socioeconómico.

Un invento es válido cuando es útil y rentable, y si de paso es sano y no abusa del medioambiente mejor, pero no es necesario que cuente con ese aspecto. Por ejemplo los teléfonos móviles con sus ondas nocivas. Una ciencia diferente como por ejemplo el Taoismo no excluye el sentido común original y su mecánica intrínseca hace imposible manipularlo con fines interesados o dudosos, pues a la vez depende de, y causa, la salud y madurez ética y espiritual. Por otro lado nosotros no tenemos conocimiento ni acceso a los mecanismos que deciden la dirección de la ciencia, y estos están influidos por la economía, la política y la ideología dominante. Muchos científicos han dejado de recibir ayudas o sido sustituidos al ampliar sus teorías o sugerir usos no militares de sus descubrimientos. OPINIONES EN CONTRA: LA CIENCIA NO ES NEUTRA Los científicos son humanos y los humanos no siempre cumplen las leyes. Alex Fernández Muerza ( 3) opina: “el físico francés Jean Marc Lévy-Leblond se muestra contrario a la idea de la neutralidad de la ciencia basándose en cuatro puntos, porque aun cuando es una forma de conocimiento enteramente objetiva sobre todo en la parte experimental no es neutral de acuerdo a los siguientes aspectos:

a.) Los científicos que rechazan la responsabilidad de las consecuencias negativas de su trabajo, reclaman elogios y reconocimiento por las cosas positivas. b.) La ciencia sería neutra si fuera una forma de conocimiento puro, al margen de influencias externas, pero existen muchos intereses que influyen en las investigaciones. c.) Ni la ciencia escapa a las influencias directas de los condicionantes sociales, ni los científicos se encuentran al margen de la sociedad. d.) La idea de neutralidad sería cierta si el balance entre posibles beneficios y perjuicios sería equilibrado, pero las estructuras sociales actuales hacen que los segundos sean más probables.

En el mismo orden de ideas, se considera que es incorrecto sostener que exista un carácter neutral, interno, propio de la ciencia. Esta posición implica que la ciencia en su totalidad es básica o fundamental guiada por el espíritu de investigación, el conocimiento y la verdad, desvinculándola del otro momento que es el de la ciencia aplicada, orientada a un fin. Ahora bien, (4) ¿es éticamente neutral la ciencia?, ¿se corrompe, por el poder?,

¿serán

correctos

los

códigos

morales

establecidos

para

la

investigación científica?, entre otros aparecen constantemente en el libro “Ética, Ciencia y Técnica” de Mario Bunge, que dedica a un análisis crítico de la relación entre estos tres aspectos. Una de las tesis fundamentales que se trata en este trabajo de Bunge, es la referente a la corrupción de la ciencia en función a la sumisión de esta al poder, (económico, político o militar). “La ciencia puesta al servicio de la destrucción, la opresión, el privilegio y el dogma- fuerzas armadas, trusts, partido so iglesias- puede ser muy eficaz y hasta creadora en cierto respectos limitados (...)no absolvamos entonces, a los científicos que ayudan a empujar a sus semejantes a la guerra, a la miseria, a la opresión o a la conformidad con un dogma cualquiera: son más responsables que sus empleadores: contribuyen ala corrupción de nuestro tiempo”…

Desde tiempos anteriores hasta la actualidad constituye uno de los principales problemas de la ciencia y de su basamento moral, el provecho que pueda tener cierto conocimiento producido y el fin con que pueda ser utilizado, este es manejado y pirateado por “científicos –administradores” o “gerentes de la ciencia” como dice Bunge, con el propósito de obtener facilidades para las instituciones que administran. La influencia que el poder ejerce sobre el quehacer científico, se da como reducción, en diferentes grados, de la autonomía que pueda generarse una vez que la investigación se desencadena. Tampoco se puede olvidar que a veces responden también al interés político o económico de algún grupo social. La búsqueda de la verdad en la actividad científica, hace que los científicos se auto impongan una norma de conducta recta, ética. …(6).Sobre la influencia de la sociedad en la Ciencia: sus aplicaciones vienen decididas por la sociedad (aplicaciones que, desgraciadamente, no siempre son precisamente para beneficio de todos). Son las necesidades sociales (ya sean médicas, militares, políticas,…) las que impulsan el desarrollo tecnológico. Ejemplos: El paleontólogo Stephen Jay Gould escribió una interesante obra, La falsa medida del hombre, en la que se escondía una voraz crítica de los test de inteligencia. Por esa obra circulaban los nombres de grandes investigadores de la mente, como Paul Broca, Cesare Lombroso o Ciryl Burt, y se mostraba como sus trabajos estaban en relación directa con el contexto social en que se desarrollaban. Según Gould, toda la investigación en psicología de la inteligencia del siglo XIX a mediados del XX estuvo poderosamente influida por las ideas sociales Un sistema de clasificación de los seres vivos, como el que propuso Linneo en el siglo XVIII (en cierto modo aún vigente; es el sistema de clasificación jerárquico basado en reinos, familias, especies,…), solo hubiese sido posible en una sociedad en la que se atribuía la diversidad de la vida a la acción del Divino Hacedor, y en la que se creía que las especies animales eran entes inmutables y estáticos.

Las ideas catastrofistas de Cuvier, que fueron un obstáculo a la difusión del transformismo de Lamarck, estaban, en cierto modo, influenciadas por el clima religioso de la época. No podemos olvidar, las oposiciones que encontró, por parte del mundo religioso, la teoría de la evolución por selección natural de Darwin en sus primeros años. Incluso, pensadores evolucionistas posteriores, como el jesuíta Teilhard de Chardin, desarrollaron su visión finalista de la evolución, influenciados por sus firmes convicciones religiosas. Ejemplo similar, sería por ejemplo, el modelo de evolución por ortogénesis (la idea de que los organismos evolucionan por una fuerza externa cuasi-divina que dirige sus cambios) que se planteaba a principios del siglo XX. Pero no solo la biología o la psicología, o el pensamiento evolucionista se han visto sometido a influencias sociales. A mi modo de ver, otras ramas de la ciencia, a priori más resguardadas de modas y más objetivas, como la Física o la Química, se ven sometidas a influencias. Y no hace falta remontarse al repetido ejemplo de la teoría heliocéntrica de Galileo para justificar esa afirmación. Toda la teoría del calor y la termodinámica se desarrolló a partir de finales del siglo XVIII, en mi opinión, influido ello por la presión que supuso la Revolución Industrial. En Química, por su parte, durante la segunda mitad del siglo XVIII, la comunidad científica se encontraba dividida entre mecanicistas, que trataban de explicar los fenómenos biológicos como se explicaban los compuestos inorgánicos; y los vitalistas, que planteaban que las sustancias orgánicas no podían sintetizarse en el laboratorio, y que solo podían construirse por acción de una “fuerza vital” que diferenciaba lo vivo de lo inerte. Importantes químicos orgánicos como Berzelius defendían las tesis vitalistas. Hubo que esperar a que en 1828 Wöhler sintetizara la úrea, y a que, posteriormente, otros químicos hicieran lo propio con otros compuestos, como Kolbe con el acético, Berthelot con el metano,…, para que la idea de la fuerza vital fuese finalmente desterrada. No hace falta decir que esta idea del vitalismo y la fuerza vital tiene unas ciertas reminiscencias religiosas, y que tras ella se esconde la idea de

que hay una mano directora de la creación (llamada fuerza vital) que convierte lo muerto en vivo. La idea de creación del universo a partir de la nada, como supone la teoría del Big Bang, solo podría haber surgido, a mi entender, en occidente, con nuestra visión cristiana del mundo. Es significativo, que uno de los padres del Big Ban, el astrofísico y matemático francés George Henri Lemaître, fuese sacerdote. Como también lo es el hecho de que, grandes filósofos y pensadores ateos y materialistas como Kant, Engels o Marx, fuesen partidarios de la idea de un universo infinito que había existido desde siempre. A mi juicio, todo esto son ejemplos que muestran que la ciencia no es, ni mucho menos, ajena al contexto social en que viven los científicos (advierto, también, que la idea ni es nueva, ni es mia,). Quizás la ciencia, como idea abstracta, como herramienta sí sea objetivo. Pero sus productos, los distintos paradigmas científicos, están lejos de alcanzar la neutralidad y de estar libres de la influencia social, o por lo menos de la influencia de ciertas “verdades” asumidas. Como muy bien supo darse cuenta Heisenberg con su principio de incertidumbre, la explicación depende de quien la explica. ¿Podemos pensar a la actividad científica fuera del contexto social y de las cuestiones éticas en términos de responsabilidad?(5) No, puesto que la ciencia es una actividad social entre otras y como tal debe asumir la responsabilidad que le corresponde a su papel en el desarrollo de las sociedades. El científico, como todo ser humano, se caracteriza por sus debilidades y fortalezas. Existe un código ético que el investigador tiene que cumplir si desea cumplir su trabajo eficientemente, es decir, de modo responsable; las faltas más frecuentes son: alterar o manipular los resultados obtenidos en la experimentación, o, peor aún, realizar un fraude grave, cometer plagio, mencionar sólo los textos que coinciden con el punto de vista del autor (parcialidad en las citas bibliográficas), dar preferencia o un rol secundario en forma injusta a colaboradores en un proyecto de investigación dado, etc.

Un tipo de falta propio del enorme desarrollo industrial de nuestros días es la introducción de intereses comerciales en el transcurso de la investigación. Se suele decir que el investigador sólo debe atender los intereses que tienden a la búsqueda de conocimiento, rechazando todo compromiso con intereses externos. Pero es lícito preguntarse si el científico que trabaja en la producción de una droga no conoce los efectos secundarios que puede tener, o si quien trabaja en el nivel básico de la fabricación de armas biológicas o químicas desconoce el destino final de su investigación. Es sumamente probable que estos investigadores estén bajo la presión de las empresas o gobiernos para los que trabajan. En muy pocos lugares, si los hay, se trabaja en forma independiente y por el “afán de conocer” únicamente. La gran mayoría de los proyectos de la investigación llamada “básica” se hace por requerimiento de intereses sectoriales, sean estos gobiernos, empresas o instituciones de otro tipo. Mario Bunge, sostiene que cuando la ciencia básica es dirigida, muere inevitablemente. Resulta difícil creer, sin embargo, que las naciones

mundialmente

poderosas

dejen

librado

al

criterio

de

los

investigadores o grupos institucionales la dirección de las investigaciones. ¿Cómo se vería, por mencionar un ejemplo, desde la perspectiva de los países centrales, el papel que cumplieron los caudillos en las pueblos de Latinoamérica: como libertadores o como insurrectos que obstaculizaron la modernización de la región? Se puede afirmar entonces que la corrección o incorrección del acatamiento de los científicos a esos intereses, ya que éstos son inevitables, depende del tipo de interés al que sirvan. ¿Y quién determina la aprobación o desaprobación de los mismos? Si las decisiones sobre la elección de los temas a investigar y los fines que se le dará a la investigación, promueven la autonomía de los individuos y sociedades, como insiste (Paulo) Freire, entonces podemos pensar que se está en el camino correcto. Lamentablemente no es esto lo que sucede en la mayoría de los proyectos de investigación de los países en desarrollo, en los que la ciencia que se practica es otra forma del sometimiento al poder hegemónico de los países desarrollados. Éste es un problema que se ve muy claramente en los temas de

bioética, en los cuales se analizan y denuncian los abusos de las investigaciones

en

seres

humanos

pertenecientes

a

las

poblaciones

empobrecidas y vulnerables del Tercer mundo. En estos lugares se realizan experimentos con drogas y luego no se provee de la medicación necesaria para paliar sus posibles efectos perjudiciales. También sucede que a los sujetos de países pobres se les da placebo para comparar con los resultados de una droga, pero a los sujetos de los países desarrolladas se les da, con el mismo fin, una medicación ya aprobada. En suma, estos casos muestran que la responsabilidad del investigador no es ajena al contexto socio-político del que forma parte, por eso la misma no queda agotada en los códigos de ética profesional. Muchas veces se afirma que el control de la comunidad científica garantiza el cumplimiento de los objetivos y la corrección de los procesos de una investigación, por eso la ciencia es una empresa auto-correctiva. Rigoberto Lanz (7) escribe: las ciencias (todas ellas, sin excepción) están atravesadas por valoraciones del mundo, por presuposiciones sobre la realidad, por intereses de todo género, por la carga de los conceptos y métodos de los que se vale, por la impronta cultural donde se gesta, por el clima intelectual de su época. Fuera de ese marco no hay ninguna ciencia. En ese contexto hay unos personajes de carne y hueso cuya práctica emblematiza lo que se entiende por ciencia; sea que son reconocidos típicamente como científicos, sea que recubren el mundo de la enseñanza de la ciencia, sea que se dedican a los desarrollos tecnológicos. En todos los casos, estos actores sociales encarnan los contenidos de lo que prima como cultura científica en cada coyuntura. …(8)…Las ciencias (todas ellas, sin excepción) se han convertido en el eje principal de todo país que busca un desarrollo tanto económico, político y social. Pero por que la ciencia ha de seguir una ideología política cuando la ciencia debe ser usada a favor de la sociedad de un país, esto se ha trasformado debido que los países sub-desarrollados hacen ciencia solo por un beneficio económico sin pensar en la prioridad que es su sociedad, donde les crean falsas necesidades solo para obtener de ellos la ciencia que produzcan.

Jorge Núñez Jover Director de Posgrado de la Universidad de La Habana dice que America Latina no tiene la gran producción de ciencia «La mayor parte del mundo, sin embargo, apenas tiene participación en la definición y ejecución de los cursos científico técnicos. Se ha dicho que la ciencia mundial está aún más concentrada que la riqueza mundial. América Latina, por ejemplo, tiene muy poca participación en ciencia y tecnología: poco más del 2% de los científicos e ingenieros que realizan tareas de investigación y desarrollo en el planeta y algo más del 1% de los recursos que se invierten con ese fin. » Por eso he de decir que la ciencia hoy día no es neutra, es lamentable que sea así, ya que solo se enfoca en un entorno netamente económico buscando solo el desarrollo y beneficio de unos a costa y sacrificio de otros, sin pensar en las consecuencias que eso puede acarrear. Si queremos referirnos propiamente al aspecto humano del científico, que es quien hace ciencia, J. R. C. Letona (10) expresa: Incluso como ya Damasio propone que lo afectivo está antes que lo racional se ve que todo el quehacer científico atraviesa siempre estas dos esferas, no se diga que lo moral no lo atraviesa, se niega la neutralidad como la objetividad de la ciencia, porque siempre estará hecha por sujetos afectivos y racionales, y por el simple hecho de ser personas ya poseen un carácter ético. Otro asunto es que no se accione esa ética como el norte que la ciencia debería tener. Para poder hacer un análisis adecuado de la tesis de la neutralidad es necesario que distingamos, nuevamente y cuidadosamente, dos usos del término "ciencia": cuando se aplica a un proceso y cuando lo hace a un producto o resultado. Así, la ciencia como proceso es un conjunto de actividades o trabajos que son realizados por los científicos o pro instituciones científicas tales como, observar, experimentar, planificar investigaciones, etc. Por otro lado, la palabra "ciencia" puede referirse al resultado o producto de las actividades o procedimientos científicos, en especial, al conjunto de enunciados que intentan describir algunos rasgos del universo. A la luz de esta distinción analítica, parece enteramente razonable sostener que la ciencia entendida como producto, esto es, como un conjunto de

enunciados, incluyendo las distintas relaciones lógicas que rigen entre ellos (deducibilidad, contradicción, compatibilidad, etc.) resulta ser, sin duda, lógicamente independiente de todo juicio de valor, ya que, desde un punto de vista estrictamente lógico, ningún enunciado descriptivo tiene aplicaciones normativas o éticas. Si esto es así, entonces, la ciencia como producto es efectivamente independiente de enunciados valorativos, especialmente de tipo ético. De acuerdo con esto, si es esta característica lógica de los enunciados científicos lo que la tesis de la neutralidad valorativa de la ciencia establece y defiende, entonces, resulta ser correcto. En suma, la ciencia es éticamente neutral. Sin embargo, si la tesis de la neutralidad pretende aplicarse a la ciencia entendida como proceso o actividad, tal tesis resulta, a mi juicio, insostenible. A continuación quisiera exponer algunas de las razones que fundamentan esta posición. En primer lugar, considero que un análisis de las actividades que deben realizar los científicos en tanto científicos muestra que ellos tienen que tomar, por lo menos, algunas de las siguientes decisiones: -Qué problema, asunto o materia investigar o estudiar (seleccionar qué investigar). -Qué técnicas o procedimientos han de emplearse para realizar la investigación en el área escogida o para obtener conocimiento sobre un determinado problema (seleccionar cómo investigar). -Qué hipótesis aceptar o rechazar, esto es, qué enunciados pueden ser incluidos en el corpus de conocimiento científico aceptado (seleccionar hipótesis). Si aceptamos lo anterior, tenemos que admitir, también que cualquier decisión o selección sólo es posible sobre la base de algún juicio de valor y, en este sentido, ineludiblemente los científicos tienen que hacer juicios de valor de algún tipo. Analizando todas las posiciones anteriores pienso que, para dar una opinión centrada y objetiva se debe siempre distinguir entre la ciencia como proceso, de la ciencia como producto. No se puede hacer ciencia sin valores, la ciencia no es neutral valorativamente. Es así que considero que la ciencia no sólo no debe pretender ser neutral, sino que debe estar comprometida con los valores humanísticos

Es importante reafirmar que la ciencia no es, no ha sido, ni podrá ser neutral en ningún sentido, no sólo porque como un producto humano está impedida de esta cualidad, sino porque tampoco debe pretender nunca permanecer neutral ante los hechos y fenómenos del mundo. Yo creo que es porque la ciencia trata cada asunto para llegar a una solución exacta . Aunque también creo que puede ser neutral, porque es capaz de demostrar una teoría que solucione un problema y otra que la estropee. A este razonamiento encontré una frase de Seagan: En la ciencia no hay ninguna verdad entera o verdadera todo es posible. La Ciencia no entra en opiniones o creencias de tipo personal. Dos partículas eléctricas se atraen si son de distinto signo y se repelen si son del mismo. Aquí no hay opiniones personales. Un análisis cuantitativo de compuestos químicos en una muestra es lo que es, y no hay opiniones personales. La idea básica tras la concepción de una ciencia neutral es que la ciencia debería ser una empresa universal, de tal manera que la gente, al margen de la ideología, religión y concepción del bien que asumen, pudiera participar y beneficiarse de ella. No se puede negar que la ciencia, de un modo conceptual, sí es objetiva. Pero esto solo es media verdad. La ciencia de un modo abstracto es objetiva; pero no se debe olvidar, que quien emplea la ciencia, los científicos, son humanos y como tales humanos, solo serán capaces de ser medianamente objetivos. La investigación científica depende de unos presupuestos, y así habrá determinadas líneas de estudio que gozarán de más apoyo económico, mientras que otras tendrán mayor dificultad para prosperar. Por otra parte, cuando hay un paradigma científico bien establecido, aquellos trabajos que se salgan de la convencionalidad que marca éste paradigma, no gozarán de un buen apoyo por parte del resto de la comunidad científica, ni una gran repercusión. Su destino más probable es el olvido y la indiferencia.

CONCLUSIONES Al exponer mis opiniones sobre el tema, he de reconocer mi ignorancia en cuestiones filosóficas muy profundas. La idea básica tras la concepción de una ciencia neutral es que la ciencia debería ser una empresa universal, de tal manera que la gente, al margen de la ideología, religión y concepción del bien que asumen, pudiera participar y beneficiarse de ella. Creo haber mostrado que hay poderosas razones para creer que la tesis de la neutralidad valórica de la ciencia sólo puede aceptarse en tanto que se considere la ciencia como producto, pero de ninguna manera cuando la ciencia se considera un proceso. La neutralidad de la ciencia y la tecnología radica en el criterio de quien la juzgue, y del beneficio que del mismo obtenga, por lo que probablemente dicha neutralidad no exista. Por otra parte, observamos un doble discurso en la comunidad científica: Cuando su trabajo se utiliza para bien, la ciencia es buena y el científico, como publicitaba la Fundación Leloir, es un “héroe verdadero”. Cuando su trabajo se utiliza para mal, el científico no tiene nada que ver, la ciencia no es ni buena ni mala, es neutral, la culpa es de quien utilizó los productos de la ciencia para mal. Creo que pensar a la ciencia como una actividad neutral, sin valor ético, desentendiéndonos de los intereses y capitales que dirigen qué, cómo y para qué se financia, es deslindarnos de la responsabilidad por las consecuencias de nuestro trabajo como investigadores. Todo lo expresado hasta aquí muestra que la ciencia, concebida como proceso, no puede prescindir o estar totalmente divorciada de valores de algún tipo; más bien la ciencia presupone valores; no se puede hacer ciencia sin valores, en suma, la ciencia no es neutral valorativamente.

Por último comparto esta idea que argumenta la doctora en Medicina y docente titular de Biología de la Facultad de Ciencias Médicas.UNR Argentina.(9), "La ciencia neutral no existe. Se investiga lo que da dinero, se desarrolla lo que es económicamente rentable. La ciencia necesita mayor control externo y se debe presentar por fuera del aparato de la ciencia porque ésta mueve poder y mucho dinero".

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS: 1. Alcira B. Bonilla Artículo: La "neutralidad" de la ciencia. Revista Al tema del Hombre Publicado por. 2010. http://www.chasque.net/frontpage/relacion/0210/neutralidad.htm 2. Dread Jos. ¿Es neutral la tecnología y la ciencia?. Revista The Ecologist. FORO http://www.theecologist.net/foros/temas.asp?tm=12 3. Alex Fernández Muerza, ¿Es neutra la Ciencia? Libro de Notas.2005 http://librodenotas.com/article/6172/es-neutra-la-ciencia 4. Adianez Fernández Bermúdez Título: Una visión de la ciencia y su relación con la ética, en Mario Bunge. Correo: [email protected] . http://www.eumed.net/libros-gratis/2011e/1067/vision_ciencia.html 5. D.F. UBA XXI. Ni la ciencia ni la tecnología son neutrales. para la materia introducción al pensamiento científico. 2008 http://mundo-perverso.blogspot.com/2008/06/ni-la-ciencia-ni-latecnologa-son.html 6. EL VERDUGO. Revista electrónica :EL PATÍBULO. ARTICULO. ENERO 2005. http://patibulo.blogspot.com/2005/01/es-la-ciencia-neutra.html 7. Rigoberto Lanz. ALAI, América Latina en Movimiento 2006-06-11 La ciencia no es neutra. http://alainet.org/active/11824&lang=es 8. Ensayo ¿Es la ciencia neutra? (2011, 10). Ciencia Neutra. BuenasTareas.com. Recuperado 10, 2011, de http://www.buenastareas.com/ensayos/Ciencia-Neutra/2911880.html Referencias del ensayo: Oscar Varsavsky(1969) Ciencia, política y cientificismo, Disponible en:

http://200.16.17.55/~jcp/files/Oscar.Varsavsky..Ciencia.politica.y.cientificismo.eXactas.pdf Rigoberto Lanz (2006) La ciencia no es neutra, Disponible en: http://alainet.org/active/11824&lang=es Jorge Núñez Jover La ciencia y la tecnología como procesos sociales, Disponible en: http://www.oei.es/salactsi/nunez05.htm 9. Stella Maris Martínez, miembro de la Comsión de Ética de la Investigación de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), 10. J. R. C. Letona Profesor titular. Departamento de Filosofía, Facultad de Humanidades, USAC.. Publicado por Harold en 09:52 prosophiablogspot.com [email protected]