Neoliberalismo en Chile

Universidad Austral de Chile Del homo socialis al homo economicus: consecuencias de la implementación del neoliberalism

Views 70 Downloads 0 File size 414KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Universidad Austral de Chile

Del homo socialis al homo economicus: consecuencias de la implementación del neoliberalismo en Chile

Resumen: El presente trabajo de investigación se centrará en el análisis y reflexión de las consecuencias que trajo la implementación del neoliberalismo en el Chile actual, para ello se buscará dar respuesta a la siguiente pregunta: “¿Qué consecuencias políticas, económicas, sociales y culturales ha traído la implementación del neoliberalismo en nuestro país desde su introducción hasta el Chile actual?” En virtud de dicha pregunta se realizará una revisión de una gran variedad de fuentes bibliográficas enfocadas en estudios sobre Chile, que hablan sobre los cambios que han ocurrido desde la instauración de este modelo hasta ahora, como por ejemplo las reformas en torno a la educación, o visibilizando los conflictos indígenas y medioambientales que se han ido desarrollando a causa de estas políticas implementadas en el área económica. Las fuentes utilizadas se basaron en artículos académicos como también en libros, que aportaron para explicar este complejo proceso que se llevó a cabo en Chile, siendo fundamentales para sostener los argumentos planteados a lo largo del documento que reflexionan sobre cómo el neoliberalismo y su inserción como sistema en el país trajo consecuencias en la esfera político-estatal, educativa y social, impactando el ejercicio de la acción democrática y transformando la vida social. Palabras clave: Neoliberalismo – Política – Educación – Multiculturalidad – Medioambiente Carolina Acevedo – Valeria Martínez

1. Introducción Se entiende por neoliberalismo a la política económica que promueve una refundación del paradigma liberal clásico de los siglos XVIII y XIX, y su aplicación técnica en las economías de todo el mundo. Dicha perspectiva “comenzó a prevalecer cuando su opuesto predecesor, conocido como gestión keynesiana de la demanda, entró en su propia crisis masiva con la inflación de la década de 1970” (Crouch, 2012, p. 19), y plantea como idea principal que el libre mercado es el mejor espacio para la asignación e intercambio de los recursos económicos, lo que implica la apertura completa de las economías a los mercados y al capital internacional, el recorte del gasto público y reducción del aparato estatal, la privatización de las empresas públicas y de los servicios sociales estableciendo, en resumen, un clima propicio para la inversión extranjera. Las reformas neoliberales implementadas en Chile durante dictadura denotaron en términos tanto económicos como sociales la proyección de una nueva manera de afrontar el desarrollo de la sociedad, constituyéndose en una inspección completa de la política económica del país durante los últimos tres cuartos del siglo pasado. Asimismo, el redimensionamiento neoliberal de la esfera político-estatal ha impactado considerablemente el ejercicio de la acción democrática en el país. Asimismo, es importante destacar que fue en Chile que esta ideología se vio implementada debido a que se dio un momento preciso para hacerlo, una dictadura que permitiría introducir sus políticas, y un grupo de economistas formados en Chicago por el ideólogo del libre mercado, Milton Friedman. Sin embargo, es evidente que hoy en día este modelo económico se ve enfrentado a una oposición importante, siendo cuestionado por una gran parte de la población. En el presente trabajo se realiza una reflexión respecto al alcance que el sistema neoliberal tiene en las distintas dimensiones que componen la existencia humana, concluyendo que su implementación durante la dictadura militar de Augusto Pinochet no sólo significó una revolución en la economía chilena; la inserción de este sistema en el país y las políticas que se han llevado a cabo en virtud de éste han logrado que la lógica de mercado se introduzca en lo educacional, laboral, étnico, cultural, medioambiental, etc. Asimismo, el objetivo principal de este informe es dar respuesta a la pregunta: ¿Qué consecuencias políticas, económicas, sociales y culturales ha traído la implementación del neoliberalismo en nuestro país desde su introducción hasta el Chile actual? En virtud de esto es que se procederán a utilizar diversos artículos académicos que sitúan al neoliberalismo en Chile en diferentes áreas específicas de trabajo: política, educación, cultura y etnia, y medioambiente. Por último, es necesario mencionar que el tema a desarrollar se vincula directamente con los temas del curso planteados en las unidades 3: democracia y ciudadanía; 4: economía política, capitalismo y ecología; y 5: cultura política, ideología y medios.

2. Marco Teórico: ¿qué se entiende por neoliberalismo? Desde los años 70 se ha presentado, a escala global, un giro radical con destino hacia el sistema neoliberal, tanto en las prácticas como en el pensamiento político y económico. Se han visto generalizadas las prácticas de privatización, desregulación y un abandono por parte del Estado de muchas áreas de bienestar social. La gran mayoría de los Estados tras el derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética, han adoptado, ya sea de forma voluntaria u obedeciendo las potentes presiones del imperialismo, una interpretación de la teoría neoliberal, ajustando algunas de sus políticas y de sus prácticas a dichos supuestos. El neoliberalismo es, ante todo, una teoría de prácticas político-económicas que afirma que la mejor manera de promover el bienestar del ser humano consiste en no restringir el libre desarrollo de las capacidades y de las libertades empresariales del individuo, dentro de un marco institucional caracterizado por derechos de propiedad privada, fuertes mercados libres y libertad de comercio. (Harvey, 2007, p.8) Los ideólogos de la ideología neoliberal se valieron de los ideales políticos de la libertad individual y la dignidad como andamiaje en virtud de lo que ellos consideraban como los principales valores de la civilización. Asimismo, señalan que estos ideales de libertad y dignidad se veían amenazados tanto por el fascismo, el comunismo y las dictaduras, como por cualquier forma de intervención estatal. El rol que debe cumplir el Estado en el modelo neoliberal se restringe a construir y preservar un contexto institucional adecuado para el desarrollo de las practicas anteriormente mencionadas, entendiendo que esto incluye garantizar la calidad y la integridad del dinero. Asimismo, para la proliferación del neoliberalismo es importante que los Estados dispongan de funciones y organizaciones militares, policiales, defensivas y legales que se posicionan como necesarias para garantizar y proteger el derecho a la propiedad privada, asegurando, por otra parte, el funcionamiento apropiado de los mercados mediante el uso de la fuerza si se estima necesario. “Por otro lado, en aquellas áreas en las que no existe mercado (como la tierra, el agua, la educación, la atención sanitaria, la seguridad social o la contaminación medioambiental), éste debe ser creado, cuando sea necesario, mediante la acción estatal.” (Harvey, 2007, p.8) Como se mencionó anteriormente, y como lo señala Wendy Brown (2015), otra vía fundamental de implementación y extensión de la razón neoliberal esta acompañada de ciertas reformas en el ámbito legal. Lo sucedido, precisamente, en Chile durante el régimen dictatorial de Pinochet se constituye como un claro ejemplo de la ley siendo empleada para la privatización de empresas estatales en virtud de atraer inversionistas extranjeros, la drástica reducción de las restricciones al libre comercio, la prohibición de los sindicatos, las asambleas y los partidos de izquierda, así como la criminalización de las huelgas, entre otras medidas legislativas aplicadas. Sin embargo, este tipo de acciones legales no solo sirven para la reestructuración de los mercados económicos, sino que también reestructuran los derechos políticos, el concepto de ciudadanía y otra serie de elementos que constituyen la vida democrática en virtud de lo económico. Asimismo, hoy en día, es importante considerar que los apologéticos del ideario neoliberal se posicionan como sujetos de importante influjo en diversas esferas de influencia. Las políticas neoliberales han ganado hegemonía en el discurso, llegando a

penetrar profundamente en las formas de pensamiento, logrando incorporarse a la forma natural en que la mayoría de los individuos interpretan, entienden y viven el mundo. Sin embargo, el proceso de neoliberalización ha acarreado un acusado proceso de “destrucción creativa” no sólo de los marcos y de los poderes institucionales previamente existentes (desafiando incluso las formas tradicionales de soberanía estatal) sino también de las divisiones del trabajo, de las relaciones sociales, de las áreas de protección social, de las combinaciones tecnológicas, de las formas de vida y de pensamiento, de las actividades de reproducción, de los vínculos con la tierra y de los hábitos del corazón. (Harvey, 2007, p.9) En síntesis, es pertinente afirmar que el neoliberalismo no es sólo un conjunto de políticas económicas, sino que se erige como una racionalidad que interviene y afecta absolutamente todos los órdenes de la vida, incluyendo la cultura, la educación, la conformación del trabajo y del hogar, conformando un paradigma en que la ciudadanía se transforman en simples “homo economicus”, exponiendo a la democracia a grandes riesgos. El giro hacia el neoliberalismo incluye, asimismo, una transformación radical de las estructuras estatales y de la razón de ser del Estado mismo. la neoliberalización puede ser interpretada bien como un proyecto utópico con la finalidad de realizar un diseño teórico para la reorganización del capitalismo internacional, o bien como un proyecto político para restablecer las condiciones para la acumulación del capital y restaurar el poder de las elites económicas. (Harvey, 2007, p. 25) De esta forma, se forma una paradoja al señalar que el giro neoliberal se llevó a cabo supuestamente en nombre de la libertad y, sin embargo, desgasta los cimientos de la soberanía tanto de los Estados como de los individuos, quedando la actividad de ambos completamente subordinada a las demandas del mercado, impulsados a funcionar conforme a una lógica meramente empresarial. Toda conducta es una conducta económica, todas las esferas de la existencia se enmarcan y miden a partir de términos y medidas económicas, incluso cuando esas esferas no se moneticen directamente. En la razón neoliberal y en los dominios que gobierna, sólo somos homo oeconomicus, y lo somos en todos lados, una figura que por sí misma tiene una forma histórica específica. (Brown, 2015, p. 10)

3. Desarrollo: las políticas neoliberales en Chile La obra historiográfica de Garate (2012) se centra en la premisa de que el período comprendido entre 1973 y 2003 constituye un único gran proceso histórico de transformación medular de la sociedad chilena, llegando a constituirse como el más profundo e irreversible de toda su historia. Luego del golpe de estado Chile se encuentra frente a una revolución no sólo política o institucional, sino que administradora de un cambio profundo en la cultura de los chilenos, que sobrepasa el giro estructural en la economía, para instalarse a su vez en el nivel de las representaciones y de las ideas. Como resultado de este proceso se erige el Chile de la sociedad de mercado, del consumo, de la iniciativa privada y del emprendimiento. Ahora, si bien se observan a nivel global tendencias similares, Chile se posicionó como un laboratorio y una de las primeras experiencias de procesos similares que se han mundializado a partir de la caída del Muro de Berlín. En los siguientes apartados se pretende dar cuenta de ese proceso de neoliberalización que se llevó a cabo en las distintas áreas del país, tales como política, educación, cultura, etnia y políticas medioambientales, a partir del análisis de las fuentes bibliográficas elegidas para cada una de las cuatro área de estudio seleccionadas.



Sobre política:

En el presente apartado se busca analizar la nueva estructura política chilena junto con la nueva conceptualización de ciudadanía y participación que se erige a partir de la consolidación del neoliberalismo en el país, así como sus implicancias en la función que hoy en día cumple el aparato estatal y la crisis democrática, en virtud de los textos de Bravo, Chonchol, Gómez, Moulian y Quitral que aportan distintas reflexiones respecto a la situación política de Chile desde la dictadura hasta la actualidad. La dictadura militar fue pionera en transformar radicalmente la estructura patrimonial del país, desmantelando y privatizando el Estado a partir del traspaso de responsabilidades sociales y recursos públicos a manos privadas, junto a políticas como el cierre de oficinas públicas, despidos masivos de sus funcionarios y disminución del gasto fiscal. Asimismo, el régimen autoritario se valió de medidas como la posibilidad de poner término al contrato de trabajo unilateralmente por parte del empleador y la restricción del derecho a huelga en virtud de debilitar los sindicatos y despolitizar a la población. Estas transformaciones estructurales fueron institucionalizadas a través de la Constitución de 1980. La primera idea-fuerza de la Junta militar –que coincidió plenamente con las reformas estructurales de corte económico– fue la necesidad de despolitizar a la sociedad, es decir, transformar las bases de su cultura política, la conciencia que tenía de sí misma, la forma de leer su historia e interpretar su presente, modificar su conducta, valores y sentimientos. En ello no sólo fueron explícitos sino reiterativos. (Bravo, 2012, p. 90) Respecto a los primeros años postdictatoriales, Moulian (2007) analiza el carácter histórico del devenir de un Chile incierto y rehén de las transacciones políticas de las que se valieron los tecnócratas chilenos para construir las políticas de consenso que buscaron legitimar la Carta Magna dictatorial de 1980, estimulando el despliegue económico a través del consumismo; lo que el autor llamas los ciudadanos credit-card, quienes cambiaron los espacios públicos de ejercicio de la ciudadanía por los paseos por las tiendas del mall. (p. 102). A partir del proceso vivido en dictadura y que es consolidado en los gobiernos de la

Concertación, la ciudadanía ya no se presenta a través de la participación política o cívica, es decir, en el partido, en el acto electoral o en la organización social de la sociedad civil, sino en el acto de consumir. Se es ciudadano en la medida en que se participa del mercado. En el Chile Actual la política se ve enfrentada a una doble restricción que la asfixia y que conspira contra ella. La primera restricción es la ausencia del espacio cultural para ideologías transformadoras, sometidas a la estigmatización de lo irracional que han sido incapaces de sobrepasar. La segunda es la voluntad tecnificadora que emana del neoliberalismo hegemónico y que aleja lo político tanto de los representantes como del ciudadano común. (Moulian, 2007, p. 60) La crisis actual de la ciudadanía se manifiesta en el surgimiento y constitución de una ciudadanía política fragmentada, cuyo principal atributo es su desvinculación de la política. Este tipo de ciudadanía falla en contribuir al desarrollo de una democracia sólida, inclusiva y participativa, por el contrario, permite que la democracia pase a ser propiedad exclusiva de los políticos más que de la ciudadanía como tal. “¿Cuál es la crisis de la política en el Chile Actual? La imposición por una ideología utópica, el neoliberalismo, de una política a-ideológica, que no contiene proyecto, que es la petrificación absoluta de lo actual.” (Moulian, 2007, p. 58) La democracia liberal representativa y la política democrática caen en picada al mismo tiempo que la actividad mercantil, el conformismo, la desigualdad social, el individualismo, la fragmentación ciudadana y la desprotección social se ven en alza. Por lo tanto, es posible argumentar que mientras más se consolida la estructura social neoliberal en el país menos necesaria resulta la política. “En eso estamos en el Chile Actual. Desideologizando a la política, alegres porque nada de fondo está puesto en cuestión, sólo algunos aspectos superestructurales.” (Moulian, 2007, p. 61). Dentro de este escenario, la ciudadanía opta por retirarse a la esfera privada y marginarse de todo acto que conlleve participación política, volviendo a la política institucionalizada infructuosa, se transforma en lo que Moulian denomina como la pseudopolítica. Es decir, los procesos culturales que han surgido y se manifiestan en la sociedad civil chilena están caracterizados por la cosmovisión neoliberal que se ha vuelto hegemónica y dominante. De esta forma, el mercado neoliberal logra su propósito de destruir las relaciones sociales que tradicionalmente eran de carácter comunitario entre los individuos y posiciona en ellos nuevos vínculos de relaciones sociales en virtud de la subsistencia del mercado, tales como la competencia entre los sujetos, la acumulación de ganancias personales y la búsqueda incesante por el interés material. Pasa del homo socialis al homo economicus, entendiendo esto como el predominio del ser individualista en desmedro de ese ser humano más sociable. El sujeto que nace es un ser autónomo, aislado y cuya satisfacción personal está determinada por el acceso a algunos bienes materiales. (Quitral, 2012, p. 106) Por otro lado, la reformulación de la relación entre Estado y mercado se tradujo en un inexorable retroceso en materia de derechos sociales, económicos, políticos y civiles, consolidando lo que Moulian (2007) llama “el debilitamiento intencionado de la democracia”. por parte de los tecnócratas neoliberales. Otra idea dominante del pensamiento neoliberal es el rol extraordinariamente selectivo que se tiene del Estado. Este es, en general, considerado una carga y hay que liberar a la sociedad del peso aplastante del Estado, sobre todo en materia de

impuestos y de reglamentaciones. Pero cuando se ven afectados los intereses de los privilegiados, el Estado ya no es mirado como una carga, sino como una entidad que tiene que desempeñar un papel activo para ayudarlos a salir adelante. (Chonchol, 1996, p. 142) En síntesis, es posible afirmar que la consolidación del experimento neoliberal en Chile, sin duda, deja a un Estado con un mínimo grado de injerencia en comparación al mercado, limitando a la sociedad y a sus ciudadanos sólo a aceptar y no a participar en debates claves para el desarrollo del Chile del siglo XXI. Asimismo, la situación política actual plantea el debate respecto a la validez de la democracia, entendiendo que no es posible ejercer la plena ciudadanía bajo este sistema de mercado que prioriza lo individual por sobre lo colectivo, despojando a la población de sus derechos básicos. (…) la sociedad neoliberal triunfante exige a los individuos el hacerse cargo de sí mismos y que, independientemente de sus recursos materiales y simbólicos, desarrollen soportes y competencias necesarias para garantizar su acceso a los bienes sociales. En este nuevo escenario social, el bienestar ya no aparece como un derecho, sino como una oportunidad. (Gómez, 2008, p. 67)



Sobre educación:

En el presente apartado se busca desentrañar la estructura del orden educativo arraigado en la sociedad chilena actual, en el que la educación se impone como un bien individual bajo la premisa de la competencia generalizada, la cultura de la evaluación y el objetivo de la eficiencia. Para esto, se hará uso de las fuentes bibliográficas de Acosta & Yilorm, Brown, Donoso, Ramírez y Slachevsky, que aportan una visión de las transformaciones neoliberales en el ámbito educativo vividas en la dictadura, y reflexiones respecto a sus consecuencias en la actualidad, tanto en el aula como en las calles (movimiento estudiantil). Durante el transcurso de las últimas décadas la educación en general ha dejado de considerarse un bien social y público cuyas funciones esenciales eran contribuir a garantizar cierto grado de igualdad y movilidad social, así como proporcionar una formación cultural apropiada para el ejercicio de una ciudadanía democrática inteligente, pasando a comprenderse solo como una inversión en capital humano cuyo norte es alcanzar el éxito individual en un mercado laboral marcado por la precariedad y la “flexibilidad”. Como señala Brown (2015), esta transformación junto a la devaluación de los estudios de humanidades que la acompaña se erige como una herida mortal para toda cultura política democrática. Si bien la premisa económica toma fuerza en el sistema educativo a principios del siglo pasado con las concepciones nacionalistas de la educación, cuyo fin es la formación de trabajadores-productores, es hacia fines de la década de los 1970 que el gobierno establece una agenda para las reformas educacionales cuyas directrices son de carácter neoliberal, anunciando una reforma revolucionaria del sistema educacional. Los documentos en materia educacional de los primeros años de la dictadura dan cuenta, fehacientemente, de la inexistencia de un proyecto único en la materia. Se podría decir que hubo más bien una pugna ideológica entre orientaciones católicoconservadoras y orientaciones neoliberales, ambas con fuerte acerbo nacionalista, pero que no permitían tener una visión homogénea de la institución educacional a la cual aspirar. (Slachevsky, 2015, p. 1478)

Durante la dictadura cívico militar es posible observar la consolidación de la nueva derecha neoliberal, que comienza a poner en discurso la necesidad de un Estado subsidiario que viniera a reemplazar el antiguo Estado Docente. Asimismo, se erigen fuertes críticas al estatismo “exagerado” y una férrea defensa del principio de libertad de enseñanza, que es entendida como el derecho del consumidor de elegir su proveedor educativo y la libertad de emprender proyectos educativos, aumentándose la oferta educativa y supuestamente adaptándola a los deseos de las familias. De esta forma, se pone en marcha una completa restructuración del sistema educacional sobre cimientos claramente neoliberales e inspirados en las proposiciones de Milton Friedman. Se transfiere, de este modo, el desarrollo de la educación en Chile a la interacción de los actores privados en el mercado, privatizando y desestatizándola. Asimismo, en el transcurso de la década de los 80, la gestión administrativa de todos los establecimientos educacionales públicos primarios y secundarios queda en manos de sus respectivos municipios, o se ceden a corporaciones privadas sin fines de lucro. Por otro lado, las reformas llevadas a cabo en la década también comprenden el modo de financiamiento de la educación. Las instituciones de educación pública (municipales), comienzan a recibir financiamiento a través de un subsidio en virtud de la demanda que satisfacen. Este sistema se conoce como bono educativo o voucher, y significa que el subsidio se determina en función de la asistencia promedio de los educando a cada institución. Así, las instituciones privadas que solicitan la ayuda estatal reciben la misma que los establecimientos municipales, lo que da nacimiento a los establecimientos particulares subvencionados. Se abre, de este modo, la posibilidad para que instituciones educativas lucren con la educación, y continúen percibiendo fondos públicos. Bajo las políticas socioeducativas del modelo neoliberal más potente del mundo, que amparan el dominio de la burguesía, la educación en Chile segrega a los estudiantes desde la sala cuna hasta la educación superior, de acuerdo con sus estratos sociales y las capacidades de pago de los padres y/o apoderados. Los sectores más vulnerables de la población se reúnen en escuelas públicas abandonadas desde el punto de vista social, cultural y educativo. Ante esta realidad, este trabajo concluye, en primera instancia, que el modelo educativo en Chile discrimina en forma salvaje y siempre a favor de los más adinerados, lo cual afecta los procesos de enseñanzaaprendizaje de todos los subsectores. (Acosta & Yilorm, 2016, p. 132) Asimismo, la labor de los profesores también es privatizada y el sindicato es desarticulado. Además, se pone término a la carrera docente vinculada al estatus de funcionario público y comienzan a depender directamente del código del trabajo, viéndose subordinados a la voluntad de su empleador, se supone que esto busca dar mayor flexibilidad al mercado educativo, sin embargo demuestra que “las precarias condiciones laborales que debe experimentar el profesorado en Chile indican que estos también se encuentran en riesgo social y académico” (Acosta & Yilorm, 2016, p 129) durante la época. Por último y como culminación de la dictadura, un día antes que asuma el poder el gobierno elegido democráticamente, se promulga la LOCE. “El último acto jurídico del régimen autoritario viene entonces a clausurar los cambios educativos implementados en la década de los 80, y a asegurar su permanencia, haciendo muy difícil su modificación o derogación.” (Slachevsky, 2015, p. 1481) Por otro lado, y como lo señala Donoso (2005) el laboratorio de políticas neoliberales en Chile heredó instituciones que actualmente siguen funcionando. La Concertación arregló, perfeccionó y consolidó (no solo) el sistema educativo neoliberal, dinamizándolo. Ahora, si bien la ampliación y diversificación de la oferta educativa en la teoría concede que

las familias y estudiantes posean una mayor libertad de elección educativa, en la práctica esta elección depende de la capacidad adquisitiva o de endeudamiento del núcleo familiar. Finalmente, con las movilizaciones estudiantiles del 2006 y luego con mayor fortaleza las del 2011, conformadas principalmente por estudiantes pero junto a otros actores activos de la sociedad chilena, “se comienza a hablar de una crítica al modelo neoliberal instalado en el país durante la dictadura y vigente hasta nuestros días” (Ramírez, 2017, p. 32), problematizando las bases del modelo educativo iniciando un periodo de revisión, discusión y de propuestas respecto a las políticas neoliberales. La pobreza y la pobreza extrema se ven claramente reflejadas en las aulas. La mayoría de los estudiantes cuyas familias son de estratos socioeconómicos bajos se agrupan en determinados establecimientos educacionales y comparten sus experiencias de vida: desempleo, explotación de los padres y/o familiares, desnutrición, hacinamiento, familias disfuncionales, delincuencia, prostitución, alcoholismo, drogadicción, trabajo infantil, entre otros males del sistema neoliberal. (Acosta & Yilorm, 2016, p. 128)



Sobre multiculturalismo y conflicto indígena:

En este apartado se busca caracterizar el concepto de multiculturalismo, así como analizar los conflictos indígenas que se viven en el país desde una perspectiva critica del neoliberalismo y su influencia en estos, basándose en la lectura de Bolados, Boccados y Navarrete, que ofrecen una precisa conceptualización de multiculturalismo y de los conflictos indígenas que se erigen en el país a causa de la reestructuración del Estado neoliberal. El neoliberalismo se constituye como una nueva hegemonía cultural que modifica las relaciones entre Estado y sociedad, llevando a que las personas sean sujetos individualistas y consumidores activos. Bajo este contexto, Chile debió iniciar un proceso que buscaba redefinir las relaciones del Estado con los pueblos indígenas, en virtud de la deuda histórica del país hacia sus pueblos originarios. Si bien, desde la década de los 90 algunos pueblos indígenas han reconocido que, de cierta forma, se ha ido avanzando en algunos ámbitos, como en la participación política en las reformas impulsadas durante esos años. Sin embargo, otros recalcan que estos avances solo han significado un reconocimiento formal y restringido de sus derechos colectivos. Así surge el multiculturalismo, el que se caracteriza “por un discurso que promueve la expansión de derechos y de formas de ciudadanía cultural y/o diferenciada por un lado, mientras que por el otro, restringe y subordina aquellos derechos que entran en conflicto con los intereses económicos transnacionales” (Bolados, 2012, p. 136). Asimismo, el autor plantea que la utilización del término ínter o multicultural está cumpliendo una “función estratégica y política para las comunidades indígenas en su lucha por el reconocimiento, a la vez que sirve para introducir el discurso del neoliberalismo democrático que tiende a profundizar mecanismos de privatización y tercerización de las relaciones sociales” (p. 136). Se tiende a ver el multiculturalismo como un dispositivo de poder. La manera en la que fue instaurado en Chile hace más bien que se hable de un neoliberalismo multicultural, más que un multiculturalismo neoliberal, debido a que esta versión se caracteriza por representar una forma más limitada del multiculturalismo, que desde el neoliberalismo se extiende hasta llegar hacia otros lugares socioculturales antes ignorados; como lo fue el

incorporar las prácticas terapéuticas indígenas en el campo de la salud intercultural, y su progresiva burocratización. Es posible encontrar un ejemplo de esto a comienzos de los 90, cuando se pone en práctica una política intercultural llamada Programa de Desarrollo Integral para Comunidades Indígenas, que es más bien conocido como Orígenes. Durante este proceso el Banco Interamericano de desarrollo le dio un préstamo con una considerable suma de dinero al país, que debía ser distribuido en cinco áreas: educación y salud intercultural, en el ámbito productivo, fortalecimiento institucional y mercado social. Este programa se estructuró en dos fases de implementación (2001-2006 y 2007-), teniendo como objetivo mejorar las condiciones de vida de los tres grupos indígenas del país (Mapuche, Aymara y Atacameño) a través de dos ejes principales: la participación social y el desarrollo integral con identidad (Bolados, 2012, p. 137). Sin embargo, se reconoce que Orígenes más que buscar mejorar las condiciones de vida de estos grupos indígenas, quería desmovilizar y apaciguar el conflicto mapuche que tomaba lugar en los 90 de una manera brusca tras la construcción de la central hidroeléctrica Ralko en territorio pehuenche. Asimismo, es importante destacar que el área en que dicho programa tuvo mayor influencia fue en la salud. se dio paso a un segundo momento del proceso de construcción del campo de la salud intercultural en Chile, el cual tuvo como característica la progresiva desvinculación de las demandas territoriales y medioambientales de la política de salud. La progresiva despolitización del tema salud se produce a la par de la puesta en marcha del programa nacional PESPI o Programa Especial Salud y Pueblos Indígenas, el cual emerge en un contexto efervescente con las experiencias de salud desarrolladas en el sur y un apoyo internacional que promueve la implementación de políticas multi o intercultural. (Bolados, 2012, p. 138). Una de las actividades llevadas a cabo por el Programa Orígenes en el ámbito de la salud intercultural, fue con el fin de apoyar el diseño de experiencias piloto de atención y gestión intercultural de salud en la primera y segunda región. Así, dentro de las bases que se planteaban había ciertos requisitos que debían ser respetados por la empresa consultora, como por ejemplo, que el equipo de consultores debía ser interdisciplinario, que era indispensable la incorporación en el equipo de consultoría de personas indígenas, con experiencia en el trabajo comunitario de salud con pueblos indígenas, entre otras. Se realizaron ciertos talleres para hablar sobre este proyecto y dar la aprobación a ciertos temas del diseño, esperando ser una instancia participativa en el que pudieran incluirse los indígenas y diesen a conocer su posturas. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario, se generan debates entre los consultores y funcionarios que son más bien una discusión técnicas en que la que los sanadores e indígenas no participan y tienden a ser excluidos. En resumen, plantean ciertos mecanismos que presenta la estructuración del campo de la salud intercultural en construcción, como que se dé una división socio-étnica del trabajo que limita las posibilidades de participación real de los indígenas, la despolitización de los problemas sociales, el hecho de que los indígenas presentes deban reconocerse como los representantes legítimos de sus comunidades, el querer construir las comunidades indígenas como un todo homogéneo y, por último, el papel intermediario de los funcionarios indígenas. Básicamente, lo que se buscaba es que estos grupo de indígenas entrarán al sistema de dominación de la salud formal.

Constatamos que a través de la llamada participación social, el Estado extiende sus mecanismos de control e intervención. Consagra o deslegitima a los agentes sociales y tiende a englobar las esferas sociales que quedaban hasta hace poco fuera de su ámbito de acción e intervención (Boccados, y, Bolados, 2010, p. 669). Por otro lado, hace algunas décadas, en distintos lugares de América latina se han generado una serie de conflictos entre las comunidades indígenas y el Estado, que ha buscado consolidar su poder desposeyéndolas de sus tierras y queriendo transformar la población en un ente homogéneo. Al transcurrir los años, estos conflictos continúan, complejizándose cada vez más, especialmente tras la consolidación del neoliberalismo y la inserción a un mundo globalizado. En este escenario surge una problematización de la etnia, evidenciándose en América Latina una renovada visibilidad del movimiento indígena con un protagonismo político. Ejemplo de esto es el caso del pueblo mapuche en el territorio chileno y argentino, quienes han sido constante en su lucha para reivindicar sus derechos ancestrales. En el caso chileno, se da inicio a una nueva etapa de conflicto con el Estado, debido a los grandes intereses del capital en territorios al sur del país, donde se encuentran asentadas gran parte de estas comunidades; ante el surgimiento de esta movilización el Estado ha optado por criminalizarlos y definir la problemática indígena como un conflicto de campesinos pobres. En estos casos mencionados, es posible observar algunas tendencias de la gobernabilidad neoliberal en materia indígena, como lo es “la separación entre derechos culturales (lengua, educación bilingüe, tradicionales, etc.) y empoderamiento político y económico” (Navarrete, 2010, p. 493). Ante esto, una de las medidas estatales fue "promover la cultura, pero desvinculándola del tema del poder político y el control de los recursos que permiten efectivamente la subsistencia de una cultura” (Navarrete, 2010, p. 493). Asimismo, un principio cultural del neoliberalismo es el régimen productivo y la economía globalizada, es decir, se es capaz de gestionar las demandas indígenas por seguridad en la tenencia y por acceso a tierras, pero siempre y cuando éstas entren de alguna forma al juego de la economía global o no representen un conflicto con intereses económicos de otros sectores más dinámicos e integrados. En síntesis, los movimientos indígenas chilenos y latinoamericanos se nutren de elementos transformadores, queriendo renovar las prácticas socioculturales, el respeto por la identidad y cultura propia. Siendo capaces de tener una mirada crítica al ejercicio de poder y de autoridad del Estado, de promover una mirada crítica la privatización de los recursos, la mercantilización y el saqueo medioambiental, postulando otros proyectos para el bienestar de la población.



Sobre medioambiente:

En el presente apartado se pretende analizar los conflictos medioambientales vigentes a lo largo del país, en virtud de las obras de Bolados, Fuenzalida & Quiroz, Romero H, Romero T & Toledo, y Seoane, quienes aportan una visión crítica de estos conflictos entendiéndolos como producto del neoliberalismo y el extractivismo arraigados en el territorio nacional. Durante la última década, Chile se encuentra inmerso en un creciente proceso de conflictos socio-ambientales que han generado una serie de protestas cuestionando la legislación ambiental e indígena que tuvo lugar en los años 90. Por otro lado, ciertas agrupaciones ambientales hacen fuerte crítica de:

Las supuestas regalías del cobre en el norte, los impactos de las industrias forestales y las salmoneras en el sur, y la crisis en la disponibilidad y acceso al agua producto del intensivo extractivismo minero y agroexportador en la zona central del país (Bolados, 2016, p. 2). Como lo señalan Fuenzalida y Quiroz (2012), todas las regiones de Chile tienen al menos un conflicto ambiental activo, abarcando sesenta y ocho comunas a nivel nacional. De acuerdo a un listado de conflictos ambientales detectados por OLCA y Fundación Terram, por ejemplo en Tarapacá, en Iquique hay conflictos ambientales por la Termoeléctrica Pacífico, mientras que en Valparaíso, Puchuncaví tiene problemas con el complejo industrial de Ventanas, termoeléctrica Campiche, por otro lado, en Valdivia conflicto con la Planta de Celulosa CELCO. Uno de los proyectos más criticados últimamente fue el Proyecto HidroAysén, que contemplaba construir cinco centrales hidroeléctricas en la Patagonia, dos de ellas en el río Baker y tres en el río Pascua en la región de Aysén, ante ello recibió muchas críticas debido a al impacto social y ambiental que tendría su construcción. Esto evidencia como en Chile el agua se transformó en un bien de consumo transable para el mercado, en el que los derechos de este se pueden vender, comprar y transferir libremente. La propiedad del agua en Chile respecto a su uso consuntivo está concentrada en manos del sector exportador, principalmente agricultura (84,6%), industria de comodines (6,5%) y minería (4,5%). En el caso de las aguas que no tienen un uso consuntivo, el 81% está en manos de la compañía española ENDESA (…) (Romero AH, Romero TH y Toledo, 2009, p. 6) Asimismo, la Provincia de Petorca no estuvo exenta de conflicto respecto al agua, el que se desarrolló producto de una intensa política agroexportadora que fue impuesta en el año 1990. Ante ello, se dio paso a una activa movilización por usurpación de aguas gracias a que los habitantes se organizaron formando un movimiento a inicios del año 2015. Movimiento Social y Político de Recuperación del Buen vivir (...), tendrá como principios fundamentales una denuncia al sistema de explotación y privatización de los bienes comunes, (...) plantean una nueva ecología sobre el modelo agrícola basado en la agroecología, y la eliminación de tóxicos para la producción (Bolados, 2016, p. 13). Por otra parte, se hace mención a modo de ejemplo de que estos problemas medioambientales también ocurren en otras regiones de América Latina, como lo fue en el caso de Perú, en relación a la actividad minera, que trajo consigo varias consecuencias como lo fue “contaminación de ríos y tierra, desplazamientos, que dicha actividad descargó sobre las comunidades rurales y su pauperización – contrastante con el crecimiento de las ganancias empresarias – marcaron la persistente emergencia de protestas y conflictos (...)” (Seoane, 2006, p. 95). A modo de síntesis, en Chile, como también en otros países de América Latina han ido surgiendo organizaciones y movimientos que buscan visibilizar estos conflictos socioambientales y así poder combatirlos, en una crítica hacia este modelo extractivista que se caracteriza por una intensificación de la actividad productiva y sobreexplotación de los recursos naturales; afectando las esferas social, cultural y ambiental. Asimismo, cabe recalcar que, bajo este contexto, se entiende el territorio como un espacio de poder y de dominio por parte del Estado.

4. Conclusión El objetivo bajo el cual se articuló este ensayo es responder la pregunta: ¿Qué consecuencias políticas, económicas, sociales y culturales ha traído la implementación del neoliberalismo en nuestro país desde su introducción hasta el Chile actual?, lo que se hizo a lo largo del desarrollo. A modo de síntesis, es posible aseverar que el neoliberalismo, a través de sus políticas, ha tenido consecuencias no solamente en la esfera económica, sino que invade con su influencia a casi todos los sectores de la vida, el neoliberalismo baña con su ideología la educación, las políticas públicas y el sistema político, así como ataca los principios, las prácticas, las culturas, los sujetos y las instituciones de la democracia. Respecto a la política, el neoliberalismo ha logrado transformar completamente la función del aparato estatal en virtud del mercado, cambiando rigurosamente la forma en que se entiende la ciudadanía y la participación dentro de la democracia representativa, poniéndola en crisis. Por otro lado, las políticas neoliberales han deformado en su totalidad el sistema educativo, privatizando exitosamente el derecho a la educación, cuyo enfoque ahora consiste en reproducir individuos calificados para entrar al precarizado mercado laboral, no molestándose en formar individuos aptos para ejercer la ciudadanía inteligente. En el ámbito cultural y étnico el neoliberalismo ha logrado instalar una paradoja respecto a la relación entre las comunidades indígenas y el Estado, en la que se busca promover políticas publicas que homogenicen e integren a la población indígena a la nación, siempre que esto no conflictúe con los intereses económicos transnacionales. Por último, en materia medioambiental es evidente que el neoliberalismo y el extractivismo han causado graves daños a los recursos naturales de los países tercermundistas como Chile. Asimismo, al finalizar el ensayo es visible que el neoliberalismo actúa como un cáncer que consume y corrompe cada área de la humanidad en los países cuyas políticas se orientan bajo sus postulados. Esto abre el debate no respondido en las lecturas respecto a qué alternativas hay al neoliberalismo en un contexto de una economía y un mundo globalizado. Por otro lado, si bien la literatura plantea que el neoliberalismo se instala no solo en una dimensión económica, sino que afecta las características de comportamiento del sujeto, estas no profundizan demasiado respecto al interesante tema. Por último, es necesario destacar los textos de Wendy Brown y David Harvey por la clara conceptualización del neoliberalismo y su rango de influencia que entregan, sin embargo, el texto completo de Brown solo se encuentra en ingles en formato digital para descarga, lo que limita el acceso de quienes no hablan el idioma, además que dificultó la lectura y la traducción de las citas en el desarrollo del presente informe. Situaciones como esta ayudan a abrir el debate respecto a la necesaria socialización de las ciencias sociales para la totalidad de la población.

5. Bibliografía 

Boccara, G., & Bolados, P. (2010). ¿Qué es el multiculturalismo? La nueva cuestión étnica en el Chile neoliberal. Revista de Indias, 70(250), 651-690. doi: http://dx.doi.org/10.3989/revindias.2010.021



Bolados, P. (2016). Conflictos socio-ambientales/territoriales y el surgimiento de identidades post neoliberales (Valparaíso-Chile). Izquierdas, (31), 102-129. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-50492016000600102



Bolados, P. (2012). NEOLIBERALISMO MULTICULTURAL EN EL CHILE POSTDICTADURA: LA POLÍTICA INDÍGENA EN SALUD Y SUS EFECTOS EN COMUNIDADES MAPUCHES Y ATACAMEÑAS. Chungará (Arica), 44(1), 135-144. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-73562012000100010



Bravo, V. (2012). Neoliberalismo, protesta popular y transición en Chile, 1973-1989. Política y cultura, (37), 85-112. Recuperado en 10 de junio de 2019, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S018877422012000100005&lng=es&tlng=es



Brown, Wendy. (2015). Undoing the demos: Neoliberalism's Stealth Revolution. Zone Books: NY.



Chonchol, J. (1996). Reflexiones sobre Chile: ¿hay alternativas al modelo neoliberal? Estudos Avançados, 10(27), 141-162. https://dx.doi.org/10.1590/S010340141996000200009



Crouch, Colin. (2012). La extraña no-muerte del neoliberalismo. Capital Intelectual: Buenos Aires.



Donoso, S. (2005). REFORMA Y POLITICA EDUCACIONAL EN CHILE 1990-2004: EL NEOLIBERALISMO EN CRISIS. Estudios pedagógicos (Valdivia), 31(1), 113135. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-07052005000100007



Fuenzalida, M & Quiroz, R. (2012). La dimensión espacial de los conflictos ambientales en Chile. Polis (Santiago), 11(31), 157-168. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-65682012000100009



Garate, Manuel. (2012). La revolución capitalista de Chile: 1973 – 2003. Universidad Alberto Hurtado: Santiago.



Gómez, JC. (2008). Política y ciudadanía en una sociedad neoliberal avanzada, Chile 1990-2007. Cuadernos del CENDES, 25 (67), 59-83.



Harvey, David. (2007). Breve historia del neoliberalismo. Akal: Madrid.



Moulian, Tomas. (2007). CHILE ACTUAL: Anatomía de un mito. Ediciones LOM: Santiago.



Navarrete, R. (2010). Gobernabilidad neoliberal y movimientos indígenas en América Latina. Polis (Santiago), 9(27), 481-500. https://dx.doi.org/10.4067/S071865682010000300022



Quitral, M. (2012). Estado, mercado y sociedad en el Chile de los noventa: ¿La herencia de un "modelo de modernización" autoritario? Atenea (Concepción), (506), 97-119. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-04622012000200007



Ramírez, S. (2017). Los derechos sociales como crítica del modelo neoliberal: antagonismos emergentes en el Chile Actual. Academia Y Crítica, (1), 32-55. https://doi.org/10.25074/07199147.1.572



Romero Toledo, H., Romero Aravena, H., & Toledo Olivares, X. (2009). Agua, Poder y Discursos: Conflictos Socio-territoriales por la construcción de centrales hidroeléctricas en la Patagonia Chilena. Anuario de Estudios Americanos, 66(2), 81103. Doi :http://dx.doi.org/10.3989/aeamer.2009.v66.i2.318



Seoane, J. (2006). Movimientos sociales y recursos naturales en América Latina: resistencias al neoliberalismo, configuración de alternativas. Sociedade e Estado, 21(1), 85-107. https://dx.doi.org/10.1590/S0102-69922006000100006



Slachevsky, N. (2015). Una revolución neoliberal: la política educacional en Chile desde la dictadura militar. Educação e Pesquisa, 41(spe), 1473-1486. https://dx.doi.org/10.1590/S1517-9702201508141660



Yilorm, Y. & Acosta, H. (2016). Neoliberalismo y proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua inglesa en Chile: una mirada dialéctica al estado del arte en sectores vulnerables. Revista Cubana de Educación Superior, 35(3), 125-136. Recuperado en 10 de junio de 2019, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S025743142016000300010&lng=es&tlng=es

Total de palabras: 7.000