Muerte de Un Gemelo

Artículos de Peter Bourquin y otros      Del gemelo muerto y del gemelo sobreviviente Cuando se pierde a un gemelo

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Artículos de Peter Bourquin y otros     

Del gemelo muerto y del gemelo sobreviviente Cuando se pierde a un gemelo… Pasos de sanación de un gemelo solitario El culto de gemelos en el oeste de África Testimonio de Micaela

Del gemelo muerto y del gemelo sobreviviente La ciencia sabe desde hace décadas que entre un 10 % y un 20 % de los embarazos comienza como un embarazo múltiple, sobre todo de mellizos, pero también de gemelos, trillizos o cuatrillizos. Pero en Europa sólo uno de cada 100 partos acaba siendo de gemelos, aunque últimamente como consecuencia de la fertilización en Vitro ya nacen gemelos en uno de 50 partos en algunos países, entre ellos España. (En este articulo utilizaré la expresión “gemelo”, tanto cuando se trata de gemelos como de mellizos, e incluyendo también el sexo opuesto, las gemelas.) Esto significa que más que un 90 % de gemelos se pierden durante el embarazo. Como la constitución femenina esta diseñada para la gestación de un único bebe, a menudo la naturaleza sacrifica a algún feto para garantizar la supervivencia del otro. La mayoría se malogran antes de la décima semana, no dejando rastro alguno al ser el embrión reabsorbido por el útero materno. Entonces se habla del gemelo evanescente. En estos casos sólo una ecografía temprana podría mostrar sí al comienzo hubo un embarazo múltiple, aunque esto no siempre significa que el ginecólogo lo comunique a la embarazada. Para “no inquietarla de forma innecesaria” a veces se silencia que su embarazo fue originalmente un embarazo múltiple. La ecografía fue introducida en España en los años 70. Cuanto más tiempo de gestación haya vivido más probable es que el gemelo muerto haya dejado alguna huella. A veces la comadrona encuentra después el parto del gemelo sobreviviente una placenta alargada o una segunda placenta, o un diminuto feto momificado y puede comentarlo a los padres. En algunos pocos casos uno de los gemelos muere solo unos días antes o durante el parto. Así que en ocasiones el hermano vivo sabe que tenía un gemelo que murió durante el embarazo, mientras que a menudo lo ignora. Resumiendo esto significa que por lo menos una de cada diez personas empezó su vida acompañada por un gemelo o trillizos. Esto supone un grupo significativo de la población. Mientras lo dicho es un

hecho científicamente conocido y comprobado, aunque poco conocido por el público, durante mucho tiempo se ignoró por completo que efectos podría tener esta pérdida para el gemelo sobreviviente. Solo en los últimos años han aparecido unas primeras investigaciones y publicaciones al respecto. ¿Que significa el hecho de ser un gemelo solitario? Para un gemelo sobreviviente el vivenciar la muerte de su hermano durante el embarazo casi siempre es una fuerte experiencia traumática. Esta pérdida a menudo hace sombra a todo lo que le espera después en su vida. Parece ser una mera anécdota al comienzo de su camino y nada más, pero según mi experiencia no se puede subestimar la importancia de esta pérdida en la vida del gemelo solitario. Le determina en muchos aspectos. Hay que entender que para un gemelo la relación con su hermano es la primera relación de su vida, que viene incluso antes de la relación con su madre. La psicología prenatal subraya la suma importancia que tiene este hecho. Los recuerdos e improntas prenatales de un gemelo y de la experiencia de su primera relación son habitualmente de un profundo amor y de una cercanía tan intensa que se vive como una unión. A esto le sigue la muerte y la experiencia de la pérdida del gemelo, lo que, experimentado desde esta corta distancia, es realmente terrorífico y traumático, y le deja en estado de shock. Lo sorprendente es que las investigaciones muestran que estas tempranas improntas son determinantes para la vida del gemelo sobreviviente, incluso cuando la perdida del gemelo tuvo lugar en el primer trimestre de la gestación. Aunque el gemelo sobreviviente no es consciente de los recuerdos de su gemelo, estos forman la base de su guión de vida. A continuación voy a describir algunos de sus sentimientos y conductas más característicos: Una consecuencia habitual es que el gemelo sobreviviente vive en una confusión. No tiene claro quien de los dos (o tres) es él: el vivo o el muerto. Por supuesto esto sucede en el profundo inconsciente. En un momento vital y activo, de golpe se puede sentir sin fuerza, solo y deprimido. Alterna entre los dos polos y siente por los dos. En consecuencia no se entiende a si mismo y tiene el sentimiento básico que es diferente que los demás. Se podría decir que el gemelo vivo no quiere dejar a su hermano muerto solo, y le sigue amando y acompañando en su alma. Se parece al mito griego de los hermanos gemelos Hipnos y Thanatos, dioses del sueño y de la muerte, ambos hijos de la noche. También un proverbio alemán dice q ue el sueño es el hermano pequeño de la muerte. Una posible comprensión de este mito es que Thanatos se murió y que su hermano Hipnos se unió con el en sus sueños. De la misma forma el gemelo vivo sigue unido a su hermano muerto. Una vez adulto se siente algo distante de sus seres queridos, de su entorno y de la vida misma. Tiene un pie en la vida y el otro en la muerte. Algunos tienen una comprensión innata de la muerte que parece ser un viejo conocido a quien respetan y comprenden, pero que no les causa ningún miedo. Otros sienten una gran angustia con todo lo relacionado con la muerte. Algunos quieren morir, lo que se puede manifestar desde una tendencia depresiva, drogas, anorexia hasta conductas de riesgo o incluso suicidio. Todos tienen en común un sentimiento básico de tristeza o melancolía. A causa de su dolor y estado de shock nacen con un movimiento interrumpido hacia su madre. Desde pequeño un gemelo solitario siente que alguien le falta, lo que le hace sentirse acompañado por una soledad aunque esté arropado por su familia. Puede que tenga un amigo invisible, o una muñeca que es de suma importancia para él. Se retira de forma intermitente a un mundo propio al que los demás no tienen acceso. Este sentimiento básico de soledad le acompañará también s iendo adulto, igual que el sentimiento de estar incompleto. Algo o alguien le faltan. Puede que inicie una búsqueda de algo en su vida aunque no sepa lo que es. Esta búsqueda puede mostrarse de diferentes maneras: viajar por todo el mundo, estar inmerso en una búsqueda espiritual, querer encontrar la pareja ideal. Puede que uno sienta especial interés y atracción por gemelos. O que duplique ciertas posesiones comprando un par de todo sin saber porque. Casi todos gemelos sobrevivientes se sienten profundamente culpables o hiperesponsables respecto a su entorno. Es un sentimiento básico sin que entiendan la causa. En su inconsciente ha quedado la idea de

no haber hecho lo suficiente para salvar a su querido hermano, o incluso de haber causado su muerte. Es el sentimiento de la culpa del sobreviviente que luego se proyecta en todo lo demás. Un número significativo de los gemelos sobrevivientes trabaja en profesiones de ayuda, lo que tiene que ver tanto con su afán de salvar al otro, como con su capacidad empática, típica de un gemelo solitario. En su vida laboral a menudo trabajan por dos (o tres). Esto no quiere decir que se permitan disfrutar los frutos del éxito que para muchos de ellos es más bien pasajero, como algo que se gana y se pierde, lo que puede ser un patrón típico en su vida. Un gemelo tiene un modelo de relación fundamentalmente diferente de la de un no gemelo. En pocas palabras se puede describir esta compleja realidad solo en unas pinceladas: un gemelo busca normalmente relaciones cercanas y profundas, mientras que las superficiales no le interesan. Esto incluye a menudo la necesidad de mucho contacto corporal. De esta forma revive su primera experiencia de relación que tuvo en el útero. A lo largo de la vida la relación de pareja es la que más se parece en su constante cercanía y su enfoque en el otro a una relación entre gemelos. Es más este sentimiento de “nosotros” lo que les hace sentirse bien. Pero una vez pasada la primera fase del enamoramiento es difícil para personas que no son gemelos soportar esta cercanía constante, porque necesitan más espacio propio donde poder sentirse a si mismos. El modelo de relación de una persona sin par se parece a las mareas, un movimiento rítmico de acercarse y retirarse, para estar con el otro y después de nuevo con uno mismo. Esta mas anclado en el sentimiento de “yo”. Estas diferencias hacen que no pocas relaciones entre gemelo y no gemelo se rompan con el tiempo. Un gemelo solitario tiene dos formas bien distintas de vivir relaciones, aunque a menudo aparecen en una mezcla: se agarra a su pareja y teme la separación, por miedo a perder a su ser querido otra vez. Cada movimiento pendular de retirarse de su pareja lo vive como un abandono doloroso. A veces esto lo lleva a una actitud controladora o a sentir celos. Si por esta conducta su pareja se siente agobiada y se va, se repite para el gemelo solitario una vez más su vivencia inicial de la perdida y de la separación. Para él es una catástrofe que le hace sufrir muchísimo. Cualquier pérdida, desde una ruptura de una amistad hasta la muerte de una mascota, puede causarle un sufrimiento que le hunde durante un largo tiempo. La otra forma es que huya de toda relación intima porque le dé pánico. No se atreve a amar porque lleva en su interior un profundo temor de que su gemelo le arrastrará hacia la muerte, o que no sobreviviera una nueva separación. En consecuencia le cuesta abrirse y entregarse realmente a cualquier relación amorosa más adelante en su vida. Siente que necesita una cierta distancia de seguridad aunque no entienda el porqué. Sean cuales fueren las causas en un primer plano, es un hecho que los gemelos solitarios tienen menos hijos que otras personas. Aunque a veces lo anhelen tanto que parece una cuestión de vida o muerte. Siendo padres pueden tener un vínculo especial con uno de sus hijos, con quien experimentan una cercanía y unión que refleja la relación que tuvieron con su gemelo. Entonces les cuesta distinguir a su hijo y su gemelo emocionalmente. En algunos casos en lugar de tener hijos tiene n una mascota que llevan muy de cerca, por ejemplo un pequeño perrito que siempre tienen en el regazo o sujetan en el brazo. ¿Como saberlo? Aparte de los indicios indicadores que se muestran en los sentimientos básicos, la vivencia interna y el comportamiento de la persona en cuestión, nombrados anteriormente, también hay indicadores biológicos que muestran si una persona es un gemelo sobreviviente o no. Los principales son:   

Embarazo a través de fecundación en Vitro una ecografía que muestra un embarazo múltiple una fuerte perdida de sangre vaginal en el primer trimestre del embarazo

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una segunda placenta, o una placenta de forma inusual un diminuto feto momificado (llamado feto papírico) un parto de un gemelo muerto un teratoma que contiene material orgánico como hueso, dientes o cabello órganos duplicados como un doble útero, etc. o dedos extras (también pueden tener una causa diferente) otros gemelos en la familia (esto muestra una probabilidad genética)

Solo ocasionalmente se dan estas pistas biológicas. Y cuando el gemelo se fue durante el primer trimestre del embarazo, como es el caso en la gran mayoría de los gemelos solitarios, entonces la madre normalmente no sabe si hubo un embarazo múltiple. Pero mientras que los indicadores biológicos hablan con claridad, hay que ver el conjunto de los otros indicadores para saber si una persona es un gemelo solitario. Como lamentablemente en muchos casos falta la información sobre las circunstancias del embarazo y parto, y en consecuencia no es posible llegar a un diagnostico claro por esta vía, puede ser de ayuda considerar la posibilidad de ser un gemelo solitario cuando uno se reconoce en la mayoría de los nombrados sentimientos básicos y actitudes. Muchos de ellos por sí solos pueden también tener otras causas y no indican necesariamente que la persona empezó su camino de vida acompañado por un gemelo. Reconocerse en uno u otro aspecto descrito suelto no significa nada. Solo cuando uno se reconoce en la imagen general, sufre de las consecuencias descritas, y cuando otros caminos terapéuticos no hayan llevado a una sanación, entonces valdría la pena seguir esta pista hacia su propia realidad interior para encontrar la verdad. Hay varios métodos terapéuticos que ayudan a investigar más: con regresiones guiadas, a través de una Constelación Familiar, con un examen kinesiológico, o analizando los propios sueños, entre otros. El recuerdo del gemelo está allí en la persona afectada, en su inconsciente y en la memoria celular del cuerpo. Cuando uno contacta con ello, experimenta a menudo una comprensión espontánea. De golpe todo lo que antes era una acumulación de piezas inconexas en la vida cobra sentido. Con ello comienza su camino para recuperar la integridad de su alma. El primer y decisivo paso es reconocer la realidad de ser un gemelo solitario que ha perdido a su hermano en la primera fase de vida. Solo esto produce a menudo un alivio inmediato. Después uno empieza a hacerse consciente de la relación íntima con su gemelo. Esto es un proceso que necesita su tiempo, a veces varios años. Uno descubre el amor y la felicidad que sentía en la presencia y en la unión con su gemelo, y también con el dolor y el terror que le causó su muerte. La añoranza de reencontrarse con el otro y poder volver al paraíso perdido da paso a un tiempo de duelo y despedida. Con el tiempo uno llega a la experiencia de un vínculo de amor entre ambos que se mantiene. También uno se da cuenta de algunas creencias sobre si mismo y sobre la vida que se habían formado a causa de la experiencia en el útero y que ahora le toca revisar. Para dar un ejemplo: de un “soy el culpable, no he hecho lo suficiente para retenerle y salvarle” uno llega a “no tenía que ver conmigo, porque no estaba en mis manos, fui muy pequeño”. A esta nueva comprensión contribuye también llegar a la experiencia de que el hermano muerto no tiene ningún reproche sino que siente amor hacia su gemelo vivo. Gracias a esta experiencia no se queda en una reflexión mental, sino se vuelve una vivencia interior. Puede ser necesario tratar la experiencia traumática de una muerte vivenciada tan de cerca, para sanar estados de angustia inherentes. A veces partes de uno mismo se quedan congeladas en un estado de shock, lo que después se manifiesta en una falta de vitalidad o de emocionalidad. Aquí hay diferentes técnicas terapéuticas que pueden ayudar a revitalizar estas partes de uno y sanar el trauma, como somatic experiencing o EMDR, entre otros. En este proceso de sanación se aclara y se separa cada vez más lo que al comienzo era confuso y mezclado, tanto emocionalmente como al nivel cognitivo. Un gemelo es gemelo durante toda su vida, y

mantendrá algunas percepciones y actitudes propias de esta vivencia tan determinante. Pero al saberlo uno se entiende mejor y es capaz de discriminar que pieza del puzzle pertenece a que lugar. Con el tiempo uno llega a sentirse más entero y en consecuencia también más libre para vivir su propia vida. © Peter Bourquin, 2007 (revisado 12/2009) www.gemelosolitario.net

Cuando se pierde a un gemelo… Por Coks Feenstra A veces uno de los bebés fallece durante el embarazo o poco después del parto. Es una situación extremadamente difícil para los padres. Esperaban dos (o más) bebés y no ven cumplida su ilusión. Cuesta tiempo y lágrimas asimilar lo ocurrido. Según un estudio realizado en Inglaterra, la situación de los padres de gemelos (trillizos, etc.) que pierden un hijo es sumamente difícil: apenas tienen tiempo para estar de luto (hay otro bebé que necesita su atención) y no reciben la misma atención que otros padres en esta situación. El entorno (familiares y personal médico), supone erróneamente que la felicidad de tener por lo menos un bebé sano compensa la pérdida del otro. Pero eso no supone consuelo alguno; los padres amaban a los hijos que estaban esperando y querían acogerlos a todos en el seno familiar. Por lo tanto, los padres de gemelos, trillizos, etc. tienen más problemas para asimilar la pérdida y sufren más molestias físicas que otros padres en semejante situación que esperaban un solo hijo (su periodo de luto está socialmente más definido). Un estudio demostró que las madres que habían perdido a uno de sus bebés, al año de su muerte tenían más problemas emocionales y psíquicos que otras que habían tenido (y perdido) un solo bebé. Para algunos padres resulta difícil vincularse con el bebé superviviente; éste les recuerda al que perdieron y no pueden dejar de pensar: ‘¿Sería como él?’. También tienen que aceptar que no van a ser padres de gemelos, tal como habían soñado, y que no verán el maravilloso crecimiento de dos hijos de la misma edad. Esto también supone una gran pérdida. A veces, en los padres a nivel inconsciente, hay una especie de sentimiento de reproche hacia el bebé sano como si éste, de alguna manera, fuera culpable de la muerte del otro.

Es muy importante que los padres reciban apoyo y comprensión por parte de familiares y personal médico. No deben ocultar su dolor, sino hablar del bebé fallecido, darle un nombre y, a ser posible, enterrarlo. Consejos de padres de partos múltiples que perdieron a uno de sus bebés: – Déle un nombre al bebé fallecido. Cuando el hospital no pregunte por él, coménteselo. El bebé forma parte de la familia y será mencionado en muchas ocasiones. – Despídase de su bebé. A pesar de lo que se suele pensar, es aconsejable. Los padres que no lo hacían, comentan que más tarde se arrepentían, porque no guardaban ningún recuerdo de su bebé. Tenerlo consigo, ver su cuerpecito desnudo, hablarle y llamarle por su nombre, ayuda en el proceso del duelo. Pida tiempo al personal médico para estar a solas con su bebé. – Tener recuerdos del bebé ayuda en la asimilación de su muerte. Guarde por ejemplo la pulserita con su nombre o alguna prenda. Tome también fotos de él y alguna con su hermano gemelo. Para usted será un recuerdo tangible y para su hermano es algo importante para cuando empiece a preguntar por su gemelo. – Explique a sus visitas que vienen a celebrar el nacimiento del bebé sano, que están felices por un lado y sumamente afligidos por otro. Al ser honestos sobre sus sentimientos, los familiares y amigos entenderán mejor su ambivalencia. – Es probable que cada uno de la pareja reaccione de modo distinto a la muerte del bebé. En general, las mujeres suelen exteriorizar más sus sentimientos, mientras que los hombres los guardan para su interior y se vuelcan en su trabajo. Si se da un distanciamiento entre la pareja, conviene buscar ayuda profesional. – Contacte con algún grupo de apoyo (véase anexo). El contacto con otros padres que han pasado por una situación similar, es de gran ayuda. No sólo los padres sufren la pérdida de un ge melo, sino también su hermano gemelar. Aunque el tiempo que hayan estado juntos, haya sido relativamente corto, la muerte del gemelo siempre causa un impacto profundo en el otro, como demuestra el siguiente testimonio de un hombre (51 años): ‘Soy el más pequeño de cuatro hermanos. Cuando era niño, solía jugar a que tenía una hermana gemela. Le hablaba, le daba órdenes, me enfadaba con ella y me reconciliaba con ella. Era mi fiel acompañante. Insistía a mis padres en que yo tenía una hermana gemela. Mis padres no entendían mi fantasía y me contestaban que había nacido solo. Hace unos años mi madre tuvo que ser operada por un problema ginecológico y le quitaron el útero. Después de la intervención el ginecólogo le dijo que había encontrado restos de un bebé momificado en su útero. Había llevado gemelos en su último embarazo, de los que uno (mi hermana) se murió. Mi juego de niño no fue una fantasía, sino la realidad en los primeros meses de mi vida prenatal’. El bebé no nacido es consciente de su entorno, mucho más de lo que hasta ahora se suponía. Los estudios de la psicología pre- y perinatal (investiga la vida intrauterina y en torno al nacimiento) lo ponen en evidencia y demuestran que el bebé en el útero almacena experiencias, memoriza, aprende y es consciente de lo que ocurre a su alrededor. Lo que vive en la fase prenatal, influye en su posterior vida. Y por los vídeos, hechos a los gemelos y trillizos conocemos hoy en día más profundamente su relación: se tocan, se chupan el dedo del otro, se empujan o se acurrucan el uno contra el otro. Mientras comparten el mismo espacio, escuchan los mismos ruidos, y perciben las mismas emociones maternas, se va tejiendo entre ellos una relación muy íntima. Es probable que ya tengan una remota idea de sí

mismo (el sentido del ‘yo’) y del otro, aunque será, sin duda, una sensación confusa. Y cuando de repente uno deja de respirar y dar señales de vida, el otro queda desconcertado, sin entender lo que está sucediendo. No hay duda de que viva una sensación de pérdida y vacío. Según el psicólogo Bowlby, que estudió la importancia del vínculo entre madre e hijo (la llamada teoría del apego), los gemelos son el uno para el otro personas de apego. Por lo tanto, su vínculo es emocionalmente tan importante (o quizás más) que el que desarrollan con sus papás. Desarrollarse y crecer juntos en el útero crea un lazo íntimo, una responsabilidad y un espíritu de compartir. También crea sentimientos negativos, como conflicto de intereses (¿quién ocupa el mejor sitio?), envidia y empujones. Pero todo forma parte de la íntima relación que cada uno vive con el otro. El hijo, que viene solo, se relaciona con su madre durante su vida prenatal y también con su padre (en menor medida), pero la relación intrauterina entre los gemelos es mucho más intensa. Por ello el otro es parte de su ‘sentido del yo’; cuando desaparece, durante el embarazo o más tarde en su vida, el gemelo superviviente siente desconcierto, tristeza y una sensación de no ser completo. Y esa sensación se adueña de su ‘sentido del yo’ y causa, a un nivel inconsciente, la búsqueda por el otro. Todos los gemelos, que han perdido a su hermano gemelar, conocen muy bien los sentimientos, como soledad, la sensación de ser distinto e incompleto, aislamiento y tener emociones que nadie entiende. Gran parte de la información de la que hoy en día disponemos sobre el impacto de la pérdida de un gemelo, proviene de testimonios de gemelos supervivientes, ya adultos. Muchos de ellos se enteraron de la existencia de su hermano-gemelo a mayor edad. Y con ella entendían por fin por qué siempre se habían sentido tan profundamente solos. Saber de la existencia del hermano-gemelo significaba para todos encontrar una pieza importante del puzzle de su vida: ahora se entendían mejor a sí mismos; por fin tenían una explicación para sus sensaciones incomprensibles hasta el momento. Por esta razón es importante contar siempre al hijo su origen: debe saber desde pequeño que con él crecía otro bebé y que empezó su vida como uno de dos. El niño, tal como demuestra el testimonio anterior, lo intuye y lo lleva consigo, pero no sabe explicarlo. Poder hablar sobre su gemelo, la vida en común que ha perdido, le ayuda a superar lo ocurrido y a entenderse a sí mismo. También le ayuda a formar un nuevo sentido del ‘yo’ y establecer su identidad. Esto es de vital importancia. Lo es para todos los gemelos que crecen juntos, pero también lo es para e llos que pierden a su hermano gemelo. Su origen biológico es distinto a la situación que viven a partir de cierto momento de su vida. El siguiente testimonio de una mujer de 30 años, cuyo hermano murió en el nacimiento, lo explica muy bien: ‘He sido toda mi vida gemela, aunque mi hermano murió a las pocas horas de nacer. Ser parte de dos es parte de mi conciencia y su significado siempre ha sido impactante. No me acuerdo cuándo me contaron sobre mi hermano gemelo, pero cuando era una niña, me importaba que otros lo supieran. Sentía intuitivamente que era distinta a los otros niños y necesitaba que los otros reconocieran esta diferencia. El es mi compañero de por vida. Como niña me sentía a menudo muy triste. Me gustaba leer libros con un relato triste y así lloraba horas y horas, hasta que mis padres me prohibieron la lectura. Desde que conozco a ‘The Lone Twin Network’ (Asociación Inglesa de Gemelos que han perdido a su gemelo) conozco a más gemelos que han quedado solos. Ellos me entienden y gracias a estos contactos ya no tengo que negar que perder a un gemelo causa un impacto profundo’. Sugerencias para los padres que sufren la pérdida de uno de sus hijos en un parto múltiple:

– Comente a su hijo la existencia de su hermano gemelo en sus primeros años. Una madre, que perdió a uno de sus gemelos en el momento del parto, solía hablarle a su bebé durante el baño: ‘Eres un gemelo. Tenías un hermano que nació contigo. Pasaste muchas horas con él en mi vientre. Os tocasteis y jugasteis. Pero sin que yo ni tú pudiéramos hacer nada, él murió. Por esto estoy triste. Pero estoy muy feliz contigo y te quiero mucho’. De este modo ella pudo explicarle sus dobles sentimientos: su amor y felicidad con él y su aflicción por el otro. Un bebé siempre percibe las emociones mat ernas y su honestidad le ayuda a entender la situación (no comprenderá las palabras de su madre, pero sí su tono). – Cuando el niño empiece a preguntar sobre su nacimiento, es un buen momento para enseñarle unas fotos, algún recuerdo de su hermano y, si usted quiere, visitar con él su tumba. Saber su origen biológico le ayudará a entenderse a sí mismo y formar su identidad. – Es importante averiguar la causa de la muerte. Así podrá explicar a su hijo lo ocurrido y evita que en su seno familiar circulen rumores como ‘Juan no dejó sitio a su hermano’ o ‘Ana se lo comió todo’. Estos comentarios pueden causar profundos sentimientos de culpabilidad en el hermano superviviente. – Intente averiguar la zigosidad de sus bebés. Cuando lo pide en un momento temprano, e l ginecólogo lo puede averiguar mediante la placenta. Esta información no sólo es importante para usted, sino también más adelante para su hijo. – El gemelo superviviente echa en falta el contacto físico con su hermano. Puede ser la causa de sus llantos en el primer tiempo posterior a la muerte del gemelo. Tenerlo cerca de usted en la cama y llevarle a menudo en el marsupio, le ayudará a sentirse mejor. – Es muy probable que el gemelo superviviente viva momentos de tristeza, ansiedad y conductas difíciles. Envolverle con mimos y atención extra es muy importante para él. Toda esta evidencia sobre el impacto de la pérdida de un gemelo en el otro, aun ocurriendo durante el embarazo, pone en tela de juicio la práctica del aborto selectivo. No podemos suponer que tal experiencia no deje ninguna secuela en los bebés supervivientes. ——————————————————————————– Coks Feenstra es autora de: “El gran libro de los gemelos”, Ediciones Médici www.coksfeenstra.info

Pasos de sanación de un gemelo solitario “! Gracias a la vida que – a pesar de todo – siempre nos ha empujado a seguir adelante!” Este artículo describe las diferentes etapas que suceden en el proceso interno de un gemelo solitario cuando emprende su camino de sanación. Es un resumen de lo que he podido observar a lo largo de los años tanto en mi propia vida como en el proceso terapéutico con mis pacientes. Esto no significa que para todo gemelo solitario tenga que ser así. No obstante creo que puede servir como hoja de ruta, dando orientación a las personas afectadas, en un camino que requiere su tiempo.

1. El primer paso es el descubrimiento de que uno es gemelo, y de lo significativo que eso es para su vida. La gran mayoría de los gemelos solitarios no sabe que lo es. Se sienten diferentes y no entienden el porqué. Muchos sentimientos, vivencias y hábitos parecen incongruentes, fuera del contexto, como por ejemplo comprar todo en pares, o el deseo de querer morir. Entonces el descubrimiento de ser gemelo marca un antes y un después en la vida de muchos gemelos solitarios. Uno empieza a darse cuenta de la importancia de este hecho para su propia vida. Con su gemelo tuvo la primera relación de su vida, incluso antes que con su madre. Haber vivido en unión con un gemelo y posteriormente haber sufrido su pérdida, marca de forma decisiva el “guión de vida” de una persona. Viejos y constantes sentimientos de añoranza, soledad, tristeza, culpa y de que algo (alguien) falta tienen su origen aquí. De golpe lo que antes eran piezas inconexas en uno mismo cobran sentido, y se abre una nueva manera de entender la propia realidad. 2. De la sospecha a la certeza es el segundo paso. A menudo la persona duda durante un tiempo, si realmente es un gemelo o no, y si esto tiene que ver con sus dificultades en la vida. Aunque le explica muchas cosas, le suena demasiado extraño a la vez. La ignorancia general respecto al tema del gemelo evanescente no ayuda, todavía hace falta concienciar a la sociedad. A menudo no hay pruebas definitivas, como la muestra de una temprana ecografía que lo hubiese confirmado. Pero cuanto más tiempo investiga, más descubre. Solo uno mismo conoce la verdad sobre su propia historia, que sigue guardada en su memoria celular. Indicios como los propios patrones, sentimientos, recuerdos, sensaciones corporales, sueños, dibujos, cuentos y poemas, alguna información sobre su embarazo y parto, etc. le convencen en su conjunto cada vez más, hasta el punto que acepta la realidad y ya no la pone en duda. 3. El siguiente paso es establecer una relación con su gemelo. Es un darse cuenta de que hay alguien muy cercano y querido, añorado durante mucho tiempo, y que es posible relacionarse con él, sintiéndole y hablándole. Es importante darle un nombre. Hasta tener un peluche en la cama que represente al gemelo puede ser de ayuda. De esta manera uno entra en contacto con su “alma gemela” que hasta entonces buscaba en el mundo exterior. Para muchos gemelos solitarios, esta relación la viven al comienzo con ambigüedad, entre el anhelo y el amor y el miedo y el dolor. En ello se reflejan sus dos recuerdos más profundos y antiguos: la unión íntima y la pérdida desoladora. Una vez que supera el miedo y, atravesando su viejo recuerdo del dolor de la separación de entonces, se entrega al encuentro amoroso con su gemelo, por primera vez se llena el vacío que ha sentido durante toda su vida en su alma. Uno se siente completo. La búsqueda tiene por fin un fin. En consecuencia uno fortalece la relación con su gemelo en el tiempo, hasta que esta experiencia de bienestar en el contacto con él s e mantiene estable. Esta sensación en el alma de unión y amor se mantiene para siempre. 4. Este reconocimiento de su gemelo le ayuda a distinguir entre sus propios sentimientos y los de él. Sentimientos como ser invisible, no tener lugar, ser ignorado, querer desparecer, (debería) estar muerto, etc. tienen que ver con la experiencia de su gemelo y no con él. Empieza a deshacer el desbarajuste de su mundo emocional y entenderse mejor. También uno se da cuenta de que ahora le toca revisar ciertas creencias sobre si mismo y sobre la vida que se formaron en aquel momento temprano. Para dar un ejemplo: de un “soy el culpable, no he hecho lo suficiente para retenerle” uno llega a “soy inocente, porque no estaba en mis manos, fui muy pequeño”. A esta nueva comprens ión contribuye también llegar a la experiencia de que el hermano muerto normalmente no tiene ningún reproche sino que siente amor hacia su gemelo vivo. 5. El siguiente paso es unificar la vida exterior y la vida interior. Muchos gemelos solitarios han vivido su vida ausentándose de cierta manera – por ejemplo a través de una adicción al trabajo, una búsqueda espiritual, cambios permanentes del hogar o del empleo, una huida de relaciones cercanas, o una

depresión – buscando inconscientemente a su gemelo perdido. Uno ha sentido en el fondo de su alma que estar con su gemelo significa alejarse del mundo y viceversa. Ahora aprende que su gemelo le acompaña por todas partes, y que estar con otros no significa en absoluto traicionarle. Ya no tiene que decidirse entre sus amores. 6. En algún momento uno se da cuenta que uno se siente bien, y que su gemelo también lo está, pero que hay un pequeño ser todavía no nacido en uno mismo, que sufrió la muerte de su gemelo, lo que le dejó a menudo en estado de choque, soledad y una tristeza abrumadora. Entonces es importante que comienza a cuidar, consolar y amar este pequeño yo en su interior, hasta que se encuentra bien. Un buen complemento puede ser un tratamiento adicional con un método de sanación de traumas sufridos – en la psicología se habla del estrés postraumático -, como por ejemplo EMDR, para modificar los recuerdos grabados, disolver los bloqueos emocionales y energéticos en el cuerpo y recuperar la energía retenida. 7. Finalmente descubre que en la relación con su gemelo hay un aspecto vivo y otro muerto y empieza a distinguirlos. Respecto al aspecto vivo quiero explicarme: Cuando yo tenga 80 años, mis padres seguirán “vivos” dentro de mí aunque hayan muerto hace décadas. En este sentido siempre hay una relación viva de uno con su gemelo. Pero también tiene en si mismo la memoria grabada de convivir durante un tiempo con el cuerpo muerto de su gemelo, hasta que este desapareció, reabsorbido por el organismo de su madre, o hasta que llegó el momento del parto. Casi nunca hubo un funeral o queda una tumba. Es de gran ayuda de despedirse del cuerpo muerto de su gemelo con la ayuda de un ritual o de un entierro simbólico. De esta forma concluye su proceso de duelo por el hecho de que el otro no esta aquí en la vida, mientras uno se queda con su gemelo en su corazón. Es un profundo acto de aceptación y de amor. A la vez se separan los caminos, lo que le ayuda a quedarse con su propia vida y sus propios sentimientos, anclándose todavía más en la vida misma. Un gemelo es gemelo durante toda su vida, y mantendrá algunas percepciones y actitudes propias de esta vivencia tan determinante. Al saberlo uno se entiende mejor y es capaz de discriminar que pieza del puzzle pertenece a que lugar. En este destino particular uno no solo sufre las consecuencias, sino también llega al punto de descubrir la riqueza de ser gemelo. En su camino de sanación uno llega a sentirse más entero y libre para vivir su propia vida, y vivirlo lo más feliz posible. © Peter Bourquin Barcelona, agosto 2008 www.gemelosolitario.net

El culto de gemelos en el oeste de África Los Yoruba son con 20 millones de individuos el grupo étnico más grande de África. Viven sobre todo en Nigeria, y en Benin. Una particularidad de esta tribu es que tiene un porcentaje extraordinariamente alto de partos múltiples, que es cuatro veces mayor que en Europa. La falta de una red sanitaria moderna y el mayor riesgo inherente de embarazos múltiples causan una alta mortalidad: alrededor de la mitad de los gemelos muere en el parto o durante su infancia. No es de sorprender que en su cultura los gemelos tradicionalmente tengan un lugar destacado. Según

la tradición de los Yoruba, los gemelos comparten un alma que es inseparable. Cuando un gemelo muere, se rompe esta unidad y pone implícitamente a su hermano sobreviviente en peligro de muerte. Para evitar que el otro sigua a su gemelo muerto, tienen un ritual que mantiene la unidad del alma de los gemelos y que a la vez canaliza el proceso del duelo de la madre y de su familia. Los padres encargan un Ibeji, una pequeña escultura de madera de entre 20 y 30 centímetros de altura. (En el lenguaje del pueblo de los Yoruba “Ibeji” significa gemelo: IBI = nacido, y EJI = dos.) Esta figura representará el bebé difunto, pero se le da la apariencia de un adulto, con claros signos del sexo de la persona y del clan a que pertenece. El tallista es elegido con la ayuda de un Babalowo (“padre de los misterios”), vidente y sacerdote del pueblo. Este habitualmente elige a un particular tallista profesiona l, pero también puede ocurrir que encomiende al propio padre esculpir el Ibeji. Una vez que la escultura está acabada, el Babalowo realiza un ritual público para invitar al alma del gemelo difunto a residir en el Ibeji. A partir de entonces el Ibeji es tratado y cuidado como si el gemelo siguiera de cierta manera vivo. La madre le ofrece comida, lo lava con regularidad, para aplicarle después una mezcla de aceite y polvo de madera roja en el cuerpo y pigmento azul en su cabello, y en algunas zonas lo viste. Se le canta y reza, y también puede que se lo lleve consigo, envuelto en su vestido. Es una imagen conmovedora ver como sale la pequeña cabeza de uno o dos Ibeji de la túnica de la madre. Mientras en los primeros años se guarda el Ibeji cerca de la cama de la madre, con el tiempo se le coloca en el altar de los ancestros que hay en casa. La responsabilidad de cuidar a un Ibeji es en primer lugar la de su madre, después es de su gemelo vivo y de las mujeres de las generaciones posteriores de la familia.

El primer nacido de los gemelos se llama tradicionalmente Taiyewo o Tayewo que a menudo es reducido a Taiwo, Taiye o Taye. Significa “el primero en saborear el mundo”. Kehinde es el nombre del segundo gemelo, “el que llega después”. Se dice que Kehinde envía a Taiyewo para ver como es la vida allí fuera en el mundo. De esta manera Taiyewo sale y será el primer nacido. A continuación le comunica a Kehinde a través de su forma de gritar si la vida parece buena o no. De esta respuesta depende si Kehinde llega al mundo vivo o muerto. Ambos vuelven al mundo de los ancestros de donde

han venido, si la respuesta de Taiyewo no es suficientemente buena para ninguno de los dos. Se dice que Taiyewo es normalmente el tranquilo y introvertido de los gemelos, mientras que Kehinde es más bien extrovertido y inquieto. Tener gemelos en una familia se considera una suerte en buena parte del África negra. Se cree que son intermediarios entre los dioses y los hombres, y pueden influir a favor del bienestar de su familia. Cuando los dos gemelos mueren en el parto, se tallan dos Ibeji, porque de esta forma su presencia bendice a su familia, siempre que ellos estén honrados y cuidados ritualisticamente. También se talla un segundo Ibeji cuando el segundo gemelo muere durante su infancia o adolescencia.

Como en muchas sociedades de África negra, que ven a los gemelos portadores bien de suerte o de desgracia, también los Yoruba han tenido una relación ambivalente respecto a los gemelos. En los viejos tiempos creyeron que los gemelos eran como algo malo y antinatural que no tenía explicación, y que traian mala suerte a su pueblo. En consecuencia era una practica habitual matar a los recién nacidos. Este cruel trato cambió alrededor del siglo dieciocho. Según una antigua leyenda el pueblo de los Yoruba cayó en una profunda melancolía. Cuando a continuación el rey de los Yoruba consultó al oráculo de Ifa, este ordenó que se dejara inmediatamente de matar a los bebes gemelos, y que no eran malignos sino al contrario portadores de buena suerte porque eran intermediadotes entre los dioses y los hombres. A partir de este momento se instaló un culto de veneración de los gemelos y de sus madres, que con el tiempo acabó con el infanticidio. Otra leyenda dice que la esposa del legendario rey Ajaka dio luz a gemelos, y este dio órdenes de cambiar la tradición y salvar a sus hijos. En los pueblos vecinos de los Yoruba de Nigeria, en la tribu de los Ewe en Togo, Benin y Ghana hay un culto similar, que son los Venavi. Estas figuras reciben un trato parecido a los Ibeji. Como se tocan sus caras cada vez que se habla con ellos, se pierden los rastros con los años. A menudo a las estatuas les falta algo, normalmente una parte del pie o del brazo. Esto tiene su origen en un rito de sanación. Cuando el gemelo vivo cae gravemente enfermo, entonces se implora la ayuda del alma que reside en el Venavi para el enfermo. El Babalawo prepara una medicina que contiene limaduras del Venavi. De hecho a menudo el niño se recupera de su enfermedad gracias a la ayuda de su gemelo.

Todavía hoy en día hay países donde los gemelos sufren las consecuencias de las supersticiones de su gente. Hace poco leí una noticia en la prensa. El nacimiento de gemelos en algunas partes de la isla de Madagascar no es recibido con alegría, y no por motivos económicos o por lo difícil que puede ser criar dos bebés a la vez. Los fady o tabúes locales son una parte importante de la vida diaria en esta gran isla. En la región de Mananjary está muy arraigada la creencia de que el nacimiento de gemelos trae mala suerte y los padres se ven obligados a separarlos para no ser aislados por sus vecinos. En los últimos 20 años dos orfanatos de Mananjary han recibido a 236 gemelos abandonados, según las autoridades. © Peter Bourquin, octubre 2008 www.gemelosolitario.net

Testimonio de Micaela Este artículo es un testimonio extraordinario. Fue escrito por una participante de nuestros dos talleres de sanación para gemelos solitarios, e ilustra su proceso interior a lo largo de dos años. Gracias a la gran capacidad de Micaela de observar sus estados internos y cambios y encontrar después palabras para ello, nos deja participar en la complejidad de la realidad que significa ser un gemelo solitario, y en su proceso de sanación. Este testimonio está compuesto por tres partes: un breve mail antes de la primera participación, una reflexión sobre la experiencia del primer taller y los cambios posteriores que ocurrieron a lo largo del año siguiente, y un resumen escrito meses después de la participación en el segundo taller.

Antes del prime r taller Yo no sabría bien describir mi “experiencia de gemelo solitario”, pero lo que sé, es que cuando he leído, hace algunos meses, la página de presentación del taller y los conceptos que Peter había escrito, sentí algo muy fuerte y empecé a llorar. Así, sin más, delante del ordenador. Me reconocía por completo en lo que estaba leyendo. Y de repente se me ocurrió algo que casi se me había olvidado, un recuerdo de hace mucho tiempo que había como removido y que en este momento volvía a mí y es como si tuviera mucho sentido: me veía yo niña, tenía unos 6-7 años y estaba en la bañera de mi casa duchándome. De repente empiezo a llorar, desesperada. Mi madre llega corriendo, preocupada, y me pregunta que había pasado. Yo, llorando como una magdalena, le contesto “lloro porque esta vida no existe, nosotros no existimos, ¿qué hay después de todo esto? Morimos y no hay nada! No existimos de verdad! Es un momento dentro mucho tiempo y no tiene sentido!” Mi madre no sabe que contestarme, intenta consolarme pero sus palabras no alivian mi pena. Siempre me he sentido acompañada por esta sensación de precariedad, de “esto está a punto de acabarse”, de duda existencial. En mi vida, lo veo reflejado en la dificultad que siempre he tenido – y tengo todavía – al compromiso a largo plazo (que sea una formación, un trabajo, la boda…), a tomar decisiones, a planificar y a elegir una dirección. La sensación de que “es siempre demasiado tarde”, de sentirme mayor ya cuando era niña y no haber disfrutado de la inocencia de mi niñez. Tengo ganas ahora mismo de liberarme de todo esto, porque me siento como en una jaula y por fin la veo… Después del primer taller Llevo meses con la idea de escribir algo sobre el taller de Gemelo Solitario… Escribirlo me ayuda a integrar y sentir con fuerza otra vez el poder sanador de lo que he descubierto, aún así sin olvidar como me he sentido, como ha sido para mí el hecho de perder a mi hermano y “tener que nacer” aunque en ese momento no quisiera. Vivir con estas sensaciones de “Gemelo Solitario” hasta ahora. Siento que es importante que esto incluya también el saber reconocer y ver las pautas que se repiten a lo largo de mi vida, aceptarlas (aunque cueste porque están tan radicadas) y poder actuar de manera distinta gracias a que ahora sé – por fin – de donde llegan. A través de la experiencia vivida he podido darme cuenta de muchísimos bloqueos y patrones que habían recurrido a lo largo de toda mi vida y en ese taller, por primera vez, fue posible “plantar una semilla distinta” para que, a partir del día después pudieran modificarse. Lo que ha cambiado gracias al Taller de Sanación de Gemelos Solitarios…. 1)

Mi relación con mi Interior y con lo Femenino

El patrón: Pues…soy una Mujer. Eso, que parece evidente, nunca lo había sido tanto para mí. Siempre me había sentido más hombre que mujer, en la forma de relacionarme con las personas, en la forma de vivir el trabajo, en la manera de ver la Vida. Incluso cuando era más pequeña me cortaba el pelo para parecer un chico y muchas personas dudaban que fuera lesbiana. Yo siempre he tenido claro que me gustaban los chicos, pero siempre con una cierta culpabilidad rara.

Siempre he tenido más amigos hombres que chicas y, yo misma, muchísimas veces me he mirado al espejo durante mi vida enfadada conmigo misma preguntándome “¿Por qué he nacido mujer?”. El descubrimiento: Ahora sé – entre posiblemente otras cosas – de donde viene. Mi gemelo era un chico. En uno de los ejercicios que hicimos a lo largo del taller sentí mi cuerpo bloqueado y exactamente la misma sensación corporal que había sentido otras mucha veces, de no-capacidad de escucharme, de no saber lo que quería como si una “voluntad superior” me pidiera algo y yo tuviese que renunciar a lo mío para poder satisfacer a esta persona tan importante para mí que “me pedía” y que me arrastraba. ¡Y, en este momento, yo ya no quería ser una chica! Yo quería vivir por mi gemelo: ser un hombre, trabajar como un hombre, hacerlo todo bien. Con esta fractura permanente en mi y esta pregunta: ¿Quién soy yo? ¿Por qué no consigo escucharme ni saber lo que quiero? ¿“Donde está Micaela”? Y cansancio…mucho mucho cansancio, porque al final era no hacer ni una cosa ni la otra, siempre en el medio de dos cosas, sin poder acabar ni una y con la culpabilidad por las nubes. El Cambio: No sé como ha pasado, pero desde ese día consigo “sentirme” y escucharme más, sencillamente porque, al reconocer esa “otra voz”, cuando la noto sé que no soy yo y consigo reconocerle como algo fuera de mi. Esto me permite no hacerle caso y tomar mi decisión independiente. He aprendido a reconocer un poco más cuando habla mi “lado hombre”, a sonreírle y decirle que soy una chica. Que no puedo ser un hombre y ahora, por fin, quizás no lo quiero. No es fácil, porque es un patrón muy arraigado y cuesta mucho llegar a la profundidad de lo que realmente quiero – siempre noto este “eco” -, pero tengo la sensación que voy más directa hacia una dirección que finalmente reconozco como mía, sin culpabilidad. A raíz de este movimiento hacía mi interior y mi feminidad, siento que ha cambiado bastante mi percepción y mi relación con 2)

Mi relación con el trabajo y “el hacer”:

Como explicaba antes, siempre he tenido en mí una voz que me “empujaba a hacer más y más”. De manera compulsiva. Siempre me ha costado parar, sobre todo el trabajo, pero también en “tomarme mi tiempo libre sin hacer nada”. Casi imposible antes imaginarlo. Ahora estoy en el proceso – porque no puedo decir que el cambio se ha dado por completo, me falta bastante -, pero sí detecto más a menudo esa voz…y decido no seguirla. He aprendido a parar más, a escuchar a mi cuerpo. Repito, es increíble como en muchos años de terapia personal ya había llegado a conclusiones similares con respecto a muchos temas, y seguro que tiene mucho a que ver la relación con mi padre también, pero sin embargo no había sido una comprensión tan profunda y “vivencial” del patrón y, al final, se había quedado en una esfera mucho más mental. Ahora, después del taller de gemelo solitario, es distinto porque yo he “vivido mis límites” en el presente. No podía moverme porque yo sentía a mi gemelo detrás de mí y sentía que me pedía más. Yo lo sentía de verdad. No se trata de recuerdos, se trata de mí y ahora, de sentir mis bloqueos y ver con claridad lo que está pasando. Por eso ha sido tan único y siento que verdaderamente ha provocado en mí unas grandes ganas de cambio. Se trata de reconocer y ver que tengo las herramientas para poder “dar el paso” porque hay una parte que no me corresponde. Es un gran alivio y una gran motivación: ¡yo puedo cambiar de verdad! 3)

Mi relación con mi madre (y mi padre)

El patrón: Siempre había sentido como una relación un poco distante con mis padres, a pesar de que ellos siempre han estado por mí en todo momento de mi vida. Y no llegaba a dar una explicación. Como si no pudiera acercarme demasiado a ellos físicamente ni emocionalmente, a pesar de lo que los quería. Al final, en los años de trabajo de terapias personales que he estado haciendo, había salido algo relacionado con un momento concreto de mi infancia, que había sido supuestamente “el corte”. La explicación tenía sentido, pero yo siempre había advertido que había algo desde más atrás, porque no tenía recuerdos de sensaciones distintas (y tengo recuerdos muy claros desde los 2 años)…. El descubrimiento: Durante el taller, al “renacer”, el sentido de culpabilidad hacía mi hermano muerto era tan fuerte y las ganas de quedarme con él tan viscerales que, sencillamente, no quería salir a la Vida. No quería vivir. Veía mi madre que me miraba con Amor y yo no podía hacer lo mismo, estaba desesperada y además no conseguía contárselo. Mi madre no me podía entender. Pero me miraba con esos ojos de Amor, y yo me hubiese marchado corriendo. Y mi padre, detrás, que yo sabía quería un niño…y yo que era una niña… ¡si solo supiera! Ambos me miraban con Amor, pero yo no podía. El Cambio: ha sido para mí una revelación muy dura entender que no eran mis padres que habían cortado su Amor hacia mí, sino que había sido yo que, durante toda mi vida, me había sentido sin capacidad de tomarlo. Que difícil aceptar eso…. Volví a casa del taller realmente destrozada. Lloré toda la noche. Pero con una luz nueva sobre las cosas: por fin lo había visto, era – y es – ¡un Amor tan bonito…! ¡Y yo lo quiero! Ahora, por fin, puedo mirar a los ojos a mis padres, puedo reconocer este amor y puedo aceptarlo. Este cambio ha sido tan espectacular…sobre todo hacia mi madre. Me acuerdo la primera vez que volví a la casa de mis padres después del taller, ¡la miraba con ojos tan distintos! Y fue muy bonito porque, por primera vez en mucho tiempo y sin explicaciones, durante estos días nos abrazamos muy fuerte, llorando las dos. 4)

Mi relación con mi pareja

El patrón: Siempre me he enfadado con mis parejas porque no me daban lo que yo quería. Porque no conseguían llenar ese “vacío” que yo sentía. “Y si no lo sabe hacer mi pareja, ¿quién lo hará?”, me preguntaba. Este mecanismo perverso provocaba al final alejamiento porque yo, decepcionada por lo que – según mi percepción – “no me daban”, buscaba por otro lado. Sin embargo yo nunca he podido lidiar con las rupturas y las separaciones. Un sufrimiento imposible. Así que este “me quedo insatisfecha porque no puedo irme” veo que me recuerda ahora mucho al “no me puedo separar de mi hermano aunque sepa que ya está muerto” …. Es una sensación que me ha acompañado siempre, en las parejas, con los amigos, con el trabajo. Y siempre me había provocado un sufrimiento muy grande. Por otro lado siempre he tenido muchas ganas de independencia, como si la quisiera pero en el fondo no la pudiera lograr. El descubrimiento: han sido varios. a) Antes de todo que esta relación de “simbiosis perfecta” que he vivido con mi Gemelo es única y no se puede repetir. Que no puedo pedirle a la pareja algo que sencillamente la pareja no me puede dar. Que más vale aceptar que esta experiencia no volverá y agradecer haberla vivido, de todas maneras, porque ha sido muy bonita. (Aunque el hecho de que mi gemelo fuera hombre lo complica bastante de cara a la pareja, porque es más fácil una identificación…y este es un punto a trabajar.)

b) El segundo punto es escucharme a mí y no asociar la voz de mi pareja como una segunda “voz interior del gemelo” que me dice que hacer, en consecuencia de la cual me pierdo a mí misma. Conseguir separarnos, vivir momentos juntos y otros separados y es sano así, que no pasa nada. c) Que el no poder separarme de una pareja que ya no tiene sentido de ser me viene de la separación forzada del gemelo, que no quisiera repetir. Sin embargo el momento en el taller en que tuve que separarme de mi gemelo muerto y “nacer” fue uno de los que más me impactó en mi vida. Antes lo expliqué desde un punto de vista del “no querer nacer” y en relación a los padres, pero la verdad es que el descubrimiento más grande – y duro – fue justo un poco antes: percibir claramente cómo, a pesar de ser plenamente consciente que mi hermano estaba muerto, no conseguía dejar de abrazarlo y estar pegada a él. Que prefería eso al nacer. Con esta nueva mirada y esta nueva consciencia reconozco ahora todas las veces en mi vida en que he estado haciendo lo mismo: aferrarme a algo que ya sabía estaba “muerto” (una relación amorosa o de amistad, un trabajo que ya no me satisfacía, un piso, un coche, etc.) y seguir tozuda allí, sin poder despegarme aunque sintiera claramente que eso ya no era para mí. Y renunciar así a nuevas oportunidades que tenía delante. Este punto sea quizás el descubrimiento más impactante de los tres días de taller: está clarísimo, y delante de mí, como en muchas ocasiones y durante muchos años he estado prefiriendo quedarme pegada, de manera consciente, a algo “muerto” en lugar que dar un paso en otra dirección y abandonarlo…. El Cambio: Me siento más libre, más fuerte. Veo a mi pareja y ahora reconozco que es “otro” con respecto a mí. Que nos complementamos sin “ser espejos” y que el hecho de tener gustos distintos no tiene por qué afectar a la pareja. Me tomo más espacios para mí y también los necesito ahora. Estoy bien con él pero no me siento morir si pienso en separarnos. Después de la Constelación de pareja, que hice con mi novio y en la cual salió otra vez el tema del gemelo, es muy bonito porque ahora él también conoce mi dinámica por haberla visto y me apoya en este sentido. Y me pregunto si tomo decisiones para “no abandonar” o para “vivir”: es como si hubiera ganado una nueva herramienta de evaluación fundamental en mi vida, una nueva brújula ¡con un nuevo Norte más sano! Hasta he podido aceptar, yo que siempre he declarado que no me casaría nunca, de mirar con compromiso distinto a mi pareja y ….¡faltan sólo dos meses a la boda! ¡Qué cambio! 5)

Mi relación con mis amigas

El patrón: un poco lo mismo que con la pareja. Siempre he buscado en mi vida “amigas del alma”, de estas relaciones en las cuales sientes que sois inseparables…que dura un tiempo y luego se esfuma. Pero la ruptura provoca mucho dolor y se queda como un “cordón umbilical cortado”. Y luego, en este ser tan inseparables, perder mi vida y enfadarme conmigo misma por no conseguir hacer nada sin involucrar a la otra persona por un lado y, por el otro, necesitar libertad pero ya no tenerla. Y demasiado sentido de culpabilidad. El descubrimiento: otra vez, que mis amigas no me pueden dar lo que busco…. Y que lo que busco además en estas relaciones no es sano, porque me lleva a sufrir mucho. Y que ya no quiero estar pegada a “relaciones muertas”, que el desprenderse es bueno y lo quiero para mí.

El Cambio: conseguir salir con otra gente, no sentirme culpable por no compartirlo todo, poder tomar más distancia en general de las personas. Me siento más libre e independiente, porque ahora sé de donde viene este “impulso simbiótico” y ya no lo quiero. Incluso a veces disfruto que me moleste, porque antes intentaba alejarme y no lo conseguía. A raíz de todo esto, de hecho, ha cambiado mucho también: 6) Mi relación con las decisiones Es quizás el patrón que me cuesta más cambiar, porque desde siempre me es muy difícil elegir entre dos cosas. Al final, acabo llevándome/comprando las dos. Siempre dos. Y muchas veces son iguales (dos pares de pantalones) o muy distintas (escoger entre curso de PNL o de baile). Es como si quisiera desde siempre vivir varias vidas en una, la mía no me basta. Estoy en ello, reconozco el patrón y el taller me ha otorgado mucha luz sobre esta dinámica, sin embargo en este caso cuesta más llevar el cambio a mi vida, porque toca algo muy profundo que es descubrir primero lo que soy y lo que quiero de verdad, sin ruidos. 7)

Mi relación de la Maternidad

El patrón: Pues, simplemente siempre he pensado que no tendría nunca hijos, ni siquiera los quería. Nunca me he sentido capaz. Tenía mucho miedo sólo de pensarlo. Un boqueo imposible de gestionar. El descubrimiento: El taller de Gemelo Solitario” me ha enseñado una gran verdad: ¿cómo podía yo plantearme ser Madre, yo que había nacido sin poder mirar a mi madre por la culpabilidad y que no quería nacer? Al salir del taller, me acuerdo que lloré mucho, porque me di cuenta que mi miedo estaba muy relacionado con mi propia sensación de no haber querido lo suficiente a mi Madre y que, al tener yo un hijo, pudiera pasar lo mismo. Así que prefería ni plantearlo: se trataba de miedo a no poder amar y ser amada. A ser una madre que no entendiera al hijo, así como yo había sentido que había pasado a mi propia madre … pero ahora esta creencia se había desvanecido, al descubrir que el “corte” llegaba de mí. El Cambio: Es simplemente increíble porque, por primera vez, se me ha “abierto la puerta a la posibilidad de ser madre” … y de ser una buena madre. Antes para mí era imposible concebir un pensamiento similar! Después del segundo taller Quiero continuar esta “serie” de experiencia personal en el taller de Gemelo Solitario añadiendo la vivencia del Taller II de Gemelos. Fueron otra vez unos días llenos de Amor, de Vida, de descubrimiento, de emociones. Fue muy distinto al primer Taller. Personalmente, siento ahora más que nunca cuanto este trabajo más profundo y de “sanar segundas capas” fue necesario para mí: el hecho de dar un seguimiento a un primer taller en el cual se me había acompañado a descubrir algo de mí que ignoraba, algo que tenía tanto sentido en mi vida y que era al mismo tiempo demasiado grande como para poderlo integrar todo. Lo que viví en el segundo Taller de Gemelo Solitario en relación a esto…

1)

Mi relación con mi Gemelo

En el primer taller….: En el primer taller descubrí que tenía un Gemelo Solitario. Que este Gemelo era chico. Pude sentir, vivir desde lo más profundo la Verdad de cómo este hecho había condicionado hasta este momento mi vida: esta necesidad de llevar “muchas vidas” a la vez, esta sensación desde pequeña de ser un chico, este “desdoblamiento” en todo lo que hacía, sin poder encontrar un centro que fuera mío y al mismo tiempo con este sentido de culpabilidad muy grande que me acompañaba sin saber porque…. En el Primer Taller pues descubrí mi Gemelo, lo sentí….y luego murió. Todo fue muy rápido, muy revelador y también muy duro. No sabes que tienes un hermano y, a los dos días de descubrirlo, te toca vivir otra vez este momento de la separación, un momento doloroso y quizás demasiado grande; un momento al mismo tiempo fundamental, que te abre los ojos y te permite reconocer muchas dinámicas tuyas, realmente cambiando tu realidad así como la has percibida hasta al momento. En el primer taller, sentí que el objetivo era la Toma de Consciencia. A posteriori, reconozco que lo que viví entonces fue sobre todo un gran “despertar”: es como si abrieras los ojos por primera vez sobre una nueva Vida tuya, sobre una nueva “tu” en relación con otro que ahora sí reconocer ser otro y que, hasta poco, formaba inconscientemente parte de ti. El Taller II: descubrimiento: Volver a ver “desde fuera” en los trabajos de mis compañeros del taller (y sentir que pasaba en mi interior) este dolor de sentir, vivir la relación con el gemelo, reconocerle, descub rirle, encontrar la felicidad durante un momento y, con dolor, tenerle que dejar. Sin embargo, lo que me sorprendió fue cuanto había cambiado lo que yo sentía de cara a estos procesos que se estaban manifestando delante de mí: ya no percibía en mi esa lucha constante, resistencia, dolor, rabia y ahogo (como en el taller I), sino más bien lo que estaba sintiendo era una sensación mixta de inexorabilidad, de fuerza del Destino, de agradecimiento y de ternura. Y en paralelo, tuve ganas de volver a vivir la experiencia con mi Gemelo desde el presente. El cambio fue muy grande. Conseguí vivir otra vez esta “simbiosis” con mi hermano gemelo, mirarle en los ojos y sentir que eso, ya no provocaba rabia ni dolor intenso, sino un gran Amor y Gratitud. Por supuesto con Tristeza, pero fue una tristeza consciente. Pude agradecerle sin hablar todos estos años en que me había acompañado, en que lo había sentido tan cerca. Pude ver en sus ojos el Amor hacia mí, sin juicio, sin presión…las ganas que yo pudiera encontrar mi Camino. Miré a mi hermano por primera vez desde el “nosotros como Adultos” en lugar que desde la separación traumática en el útero de cuando éramos niños. Desde la Vida en lugar que desde la

Muerte. Así que pude verle con su fuerza, desde mi fuerza y, sobre todo, esta vez fui yo la que conseguí, tomándome mi tiempo, tomar la decisión de despedirme de él, de levantarme e ir hacia mi Vida. ¡Qué diferencia con el primer taller! Qué diferencia con este momento en que un brazo me había obligado a separarme de mi hermano mientras ambos teníamos los ojos cerrados, mientras yo luchaba para morir con él pegada a su cuerpo sin Vida, mientras no podía respirar y lo último que querría era Vivir! Ahora sí pude mirarlo en los ojos, ahora sí pude verle y saber que nos íbamos a despedir, ahora sí pude reconocerle a él en otro sitio y yo sentir que quería vivir, levantarme e ir hacia otro futuro en el cual él no está presente físicamente, aunque siempre en parte vivirá en un lugar de mi corazón. Fue realmente un momento fundamental de crecimiento para mí. Y, soy consciente, que no hubiera podido vivirlo tan sólo dos años antes. Que en el primer taller el trabajo es otro, que es necesario otro espacio – y quizás también un recorrido sincero de crecimiento personal – antes de poder llegar a esta despedida “consciente y voluntaria”. Que yo estaba allí y lo estaba logrando. Estaba tan emocionada, con miles de emociones contrastantes y al mismo tiempo sintiéndome, por primera vez, realmente “entera”, realmente Micaela. No sé como describir esta sensación porque fue muy fuerte. 2)

Mi relación con mi Fuerza

En el primer taller de hace dos años, me sentí sin fuerza como Micaela. ¿Quién era yo, pues, si había estado viviendo a través de dos personas? ¿Qué era mío y que era de mi Gemelo? Me acuerdo muy bien la sensación de estar clavada al suelo, sin poderme mover, sin fuerza. A lo largo de estos dos años fui conectando conmigo misma y fui explorando esta parte mía…ahora había llegado a un punto en que sentía estar mucho más cerca de mí y al mismo tiempo otra vez confundida, con dudas. Con ganas de “tomar mi papel” y al mismo tiempo sin poder. El Taller II: descubrimiento: Peter me pidió de elegir a alguien para mí hace 3 años, para mí ahora y para mí en tres años. Y a alguien para mi gemelo. Así que pude ver, desde fuera y desde dentro a la vez, estas 3 “Micaelas”…eran tan distintas la una de la otra! Y pude también mirar desde otra perspectiva a mi hermano. Claro, caminar es crecer, es cambiar….es un concepto tan banal y a la vez tan interno que es difícil percibir la diferencia entre un momento y el otro de la vida. Reconocer el recorrido que he estado haciendo desde 2009, verme a mí ahora y verme a mí en tres años. Pude contactar con mi fuerza y confiar en ella, confiar en el recorrido sin prisa por correr adelante ni ganas de volver atrás.

El aprendizaje y las emociones de este ejercicio fueron tan grandes y tan profundos, tanto a nivel emocional como a nivel corporal, que lo que me pasó fue que durante las dos semanas después mi cuerpo pesaba tanto que casi no podía levantarme. Fue como “bajar a la Tierra” de golpe. El cambio: Desde este momento se pudieron mover muchísimas cosas en mi vida. Siento menos miedo hacia al futuro, noto una confianza muy profunda, más que antes a pesar de que yo ya soy una persona que confía mucho en que siempre vivimos lo que nos toca vivir, siento que estoy en mi Camino y agradezco mucho estar aquí donde estoy. Que todo lo que me ha llevado al presente tiene mucho sentido y que estoy en el buen camino hacia al futuro: tranquilidad, confianza, fuerza. Si he llegado a donde estoy ahora, ¿por qué no podré caminar hacía a otra Micaela, distinta de la de ahora, en tres años? Hay muchísimas otras capas que podría comentar que se han ido desvelando gracias a esta nueva experiencia, tan distinta y complementaria al taller I que, personalmente, la considero necesaria en el Camino de aprendizaje y crecimiento de Gemelo Solitario. A mí me ha permitido vivir la experiencia desde otro lugar, haber tenido el tiempo de madurar mi relación con mi gemelo, de crecer como persona y de conectar con una parte de mi misma que desconocía tan solo dos años atrás. Mi agradecimiento es inmenso y mi camino por delante largo…la diferencia es que ahora tengo muchas ganas y mucha ilusión por vivirlo. ¡Ya elegí nacer, y lo hice yo! © Micaela, en 2012.