MOVIMIENTO LGTB JOSEPH.docx

INTRODUCCIÓN El tema que se abordara en el siguiente estado de cuestión es el siguiente: La discriminación social hacia

Views 202 Downloads 0 File size 388KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

INTRODUCCIÓN El tema que se abordara en el siguiente estado de cuestión es el siguiente: La discriminación social hacia el movimiento LGBT en el Perú en los años 2012 a 2016. En estos últimos años el movimiento LGBT ha generado muchas expectativas dando a conocer la molestia de la falta de interés de no dar a reconocer sus derechos. En años recientes las iniciales LGBT se han utilizado para denominar de forma inclusiva a todos los individuos y a las comunidades que se identifican como lesbianas, gay, bisexuales o transexuales o aquellos/as que tienen dudas acerca de su sexualidad y/o identidad de género. Conocer como se ha estado desarrollando este tipo de discriminación es para nosotros de mucho interés, ya que a lo largo de estos años se han visto afectadas muchas personas con respecto a la falta de legalización de sus derechos, puesto que de una manera se han visto afectados como ciudadanos. La conducta discriminatoria social resulta ser por la ausencia de interés política y jurídica del país. Esta conducta pretende remontar dificultades diferenciados basados en las opciones sexuales de cada persona. El tema seleccionado guarda relación directa con la película vista: “Mi nombre es Harvey Milk” del político Harvey Milk, película estadunidense que fue estrenada el 28 de octubre de 2008. Estos temas son similares en lo que se observa que no hay democracia puesto que, la justicia no es parcial e igual, son discriminados de acuerdo a su sexualidad. La discriminación e igualdad son temas que vienen desde nuestros antepasados y hasta hoy en nuestra etapa (S. XXI) seguimos iguales, toda la ciudadanía debe unirse para que termine este problema social,

formando una sociedad libre de conflicto y hacer valer nuestros derechos de igualdad para hacer una justicia digna con responsabilidad. Algo fundamental para llegar a adentrarnos en este punto es analizar cuáles son las causas de este problema social. Paulatinamente, tiene que ver mucho con un eje orientador que da las pautas para la autorregulación de conductas, y el comportamiento de una sociedad. Aquí entra a tallar la ética, un aspecto enriquecido de conceptos de parte de numerosos autores pero que en su profundidad implica más que una simple definición y engloba una serie de prácticas no aplicadas por la sociedad. Esta concepción valorativa que en su forma teórica y práctica abarca sucesivamente, primero, la manera de concebir las cosas y

segundo, la forma apropiada de vivir, tiene una peculiaridad

terminológica

ambivalente.

Hay

que

tener

en

cuenta

que

esta

concepción está implícita en nuestra forma de vivir y su aplicación dependerá del sentido que le den los participantes que en forma práctica somos todos nosotros. Pero este estudio no se enfoca en crear un nuevo concepto de ética, ni mucho menos abordar en todos los campos

ya

mencionados

donde

está

incluido

esta

máxima.

Su

importancia radica en como relacionamos dicha idea o concepto con el tema que estamos analizando sobre el problema de la discriminación hacia el movimiento LGBT. Si echamos un vistazo a nuestra realidad, esa que esta conformada por estereotipos,

personas

con

diferentes

concepciones,

principios,

conductas y diferentes niveles de posición económica, nos damos cuenta que todos aplicamos de alguna manera ciertas limitaciones morales en cuanto a los que nos parece correcto a nuestros ojos como a lo que alusivamente es calificado como incorrecto o malo. Sin pretender corregir este uso cotidiano lo que queremos entender es que la ética aborda tanto las conductas más lozanas como también las más reprobables. Ahora bien, debemos mencionar que nuestra sociedad es

un sentido general es pluralista, multicultural y multidiverso, lo cual demuestra

que

también

hay

una

serie

de

comportamientos,

concepciones o formas de pensar que son propias de cada una, y que deben ser respetadas desde un punto de vista universal que están respaldados por normas jurídicas internacionales como los derechos humanos. Históricamente en todo país que ha adoptado una forma de gobierno autoritario siempre se ha promovido ver las cosas de un lado conservador. Esta actitud refleja el desprecio y la discriminación contra las personas que tiene otro tipo de orientación sexual. Un claro ejemplo es el del movimiento LGBT, un movimiento social y político que pretende conseguir la normalización social y la equiparación de derechos de homosexuales (gais y lesbianas), transexuales, bisexuales, etc. Su inicio se remonta en el siglo XIX en Francia donde esta forma de expresar sus ideales era considerado como sodomía y estaba penado al grado de delito. Actualmente ya es un movimiento consolidado con respaldo político y que sigue en pie de lucha por el reconocimiento de sus derechos de forma internacional. Otro ejemplo que podemos mencionar es el personaje que aparece en nuestras primeras líneas: el caso del político Harvey Milk que de forma autobiográfica fue llevado al campo cinematográfico relatando la vida de un activista gay estadounidense quien pelea por los derechos de los homosexuales y se convierte en el primer homosexual con un cargo público en los Estados Unidos, como miembro de la Junta de Supervisores de San Francisco. Justamente en el mismo lugar es donde se reclamaba una modificación constitucional, que

parte

de

homosexuales.

una Casos

proposición como

los

que

prohíbe

expuestos

y

el

los de

matrimonios muchos

no

mencionados son los que alimentan nuestro trabajo puesto que son el claro ejemplo de cómo distintas sociedades, con distintas formas de

concebir o pensar guardan cierta reserva y limitaciones cuando se trata de las conductas manifestadas por movimientos o personas gais. El conservadurismo tanto tradicional como el actual se nota no solo como forma doctrinaria si no que yace en cada uno de nosotros al grado de manifestarse inconscientemente. El aspecto critico que este estudio abordara con lo expuesto es entender como la ética, que incluye la libertad en su expresión, está relacionada con el con la concepción que tiene

el

movimiento

LGBT.

Cuestiones

como:

¿qué

origina

la

discriminación y rechazo de la sociedad frente a la personas gais? ¿Cómo son afectadas ética y moralmente las personas gais habiendo normas jurídicas internacionales que respaldan la libertad de orientación sexual? ¿Cuál es el papel de la ética de la sociedad referente a los movimientos gais en nuestro país?

son algunas interrogantes que se

responderán en la presente investigación tomando como lapso de tiempo el periodo de años 2012 al 2015.

CONCEPTOS CLAVES SOBRE HOMOSEXUALIDAD Y LESBIANISMO CONCEPCIÓN SOBRE LA SEXUALIDAD La sexualidad como fenómeno contemporáneo es el producto de la interacción de una multitud de tradiciones y de prácticas sociales, religiosas, morales, económicas, familiares, médicas y jurídicas (Weeks, 1985: 24). Contiene unas categorías, conceptos y lenguajes que nos dicen qué es “bueno” o “malo” o “dañino” o “saludable”, “normal” o “anormal”, “apropiado” o “inapropiado” como conducta. Partimos de la idea que la sexualidad es una construcción social, una decisión arbitraria sobre lo que es bueno o malo. Así, la mayoría de la gente estamos en algún punto entre estos extremos, más próximos a la Heterosexualidad, o la Bisexualidad o la Homosexualidad y el Lesbianismo, en diferentes momentos de la vida.

La Identidad Sexual es una constancia relativa en la preferencia de las personas de un sexo u otro que sueles elegir como compañeros sexuales y afectivos a lo largo de tu vida, y así se puede ser:    

Homosexual o Lesbiana: personas que eligen tener parejas afectivas y sexuales del mismo sexo. Bisexuales: hombres y mujeres que tienen relaciones sexuales y afectivas como personas del mismo y del sexo opuesto. Heterosexuales: personas que tienden a elegir parejas sexuales y afectivas del sexo opuesto. Transexuales: personas que adquieren las características físicas de las personas del sexo contrario mediante tratamiento hormonal o quirúrgico.

Aquellas personas que ocasionalmente tienen relaciones sexuales con personas del sexo opuesto, no son necesariamente homosexuales y lesbianas. Esto es mucho más frecuente de lo que se piensa, un estudio realizado en EEUU (1980) afirma que el 75% de las personas universitarias tienen alguna práctica homosexual o lesbiana. Aquí hablamos de prácticas sexuales. MITOS HACIA LA HOMOSEXUALIDAD Y EL LESBIANISMO Existen muchas ideas que circulan entre la gente y que no son correctas, desde el desconocimiento del vocabulario apropiado para denominar a una persona homosexual entre otras cosas como: -

Todas las personas homosexuales tienen pluma

Si eres homosexual o lesbiana se te nota, los demás lo saben necesariamente. Todas las personas problemas en su infancia.

homosexuales

y

lesbianas

-

Las lesbianas son casi-hombres

-

Las mujeres femeninas no pueden ser lesbianas.

han

tenido

Si creces entre personas homosexuales te “conviertes” en uno de ellos Las personas bisexuales son viciosas, pasan por una fase o es que son indecisas.

Para poder hablar con propiedad de un tema, tenemos que informarnos, viendo que todo esto es falso. Estos mitos falsos alimentan una actitud negativa hacia el Lesbianismo y la Homosexualidad y hace que se mantenga la discriminación y la homofobia. TIPOS DE VIOLENCIA PERSONAS LGBT

POR

INTENSIDAD

Y

ORIGEN

HACIA

Los tres niveles analíticos de la violencia que proponemos son:  



Individual o particular: La ejercida por individuos o grupos particulares. Gubernamental: La ejercida por el aparato de gobierno. Las ausencias de las realidades LGBT en el ejercicio cotidiano de la política, su legislación y su representación. Sociocultural: Es el nivel de violencia más amplio y cobija a los demás, en él se inscriben los otros niveles de violencia y comprende desde el sistema simbólico hegemónico —que privilegia la heterosexualidad obligatoria como norma y el patriarcado como sustrato de la organización social— hasta prácticas de eliminación material. Se encuentra presente en todos los espacios sociales y se manifiesta mediante distintos tipos de violencia.

Estos tipos de violencia son circulares y simultáneos, es decir, unos generan a otros, están interrelacionados y un tipo de violencia no excluye a otro. Todas las violencias inclusive la sutil o tácita pasa por el cuerpo. No contemplamos la posibilidad de un cuerpo escindido del alma o la mente, como lo propone el modelo cartesiano. 

Externa: Homofobia y lesbofobia (Familia, Iglesia, escuela, trabajo, calle, en general espacios sociales)

Entiéndase por homofobia el sistema de pensamiento y las prácticas derivadas de él que excluyen o eliminan a las personas homosexuales y lesbianas, de miedo u odio. Cuando hablamos de lesbofobia nos referimos al sistema de pensamiento y las prácticas derivadas de él que excluyen o eliminan particularmente a las lesbianas o mujeres con prácticas homoeróticas. Explícita o extrema: Crímenes de odio, (violencia física tortura, abuso sexual, secuestro chantaje, limpieza social), tráfico de personas,

exclusión legal, expulsión de espacios sociales como la familia, la escuela, el trabajo, la calle, etc.  -

-

Interna Homofobia y lesbofobia interna (entendidas como el sistema de pensamiento homofóbico y lesbofóbico reproducido por los mismos homosexuales hacia sí mismos). Endodiscriminación o discriminación de personas LGBT hacia otras del mismo sector (por raza, etnia, edad, clase, género y opción sexual)

VIOLENCIAS MÁS COMUNES Cada una de las letras “lgtb” viven diversas formas de la misma homofobia, por las características propias de su sexualidad y cómo desafían las normas imperantes: Lesbianas: Invisibilización, discriminación por género, lesbofobia, misoginia, confinamiento al espacio privado, privación o imposición del rol reproductivo biológico y social. Endodiscriminación en general, abuso sexual, expulsión familiar. Gays: Homofobia en general, endodiscriminación por raza, etnia, edad; crímenes de odio, expulsión familiar. Bisexuales: Invisibilización, lesbofobia y homofobia, endodiscriminación por opción sexual principalmente y demás variantes, expulsión familiar Transexuales: Eliminación física, tráfico de personas, exclusión laboral y escolar, crímenes de odio, homofobia, expulsión familiar

HOMOSEXUALIDAD A LO LARGO DE LA HISTORIA

La homosexualidad ha estado presente en las sociedades desde tiempos muy antiguos, y se han encontrado casos de homosexualidad bastante bien documentados desde la más temprana antigüedad. EN GRECIA Y ROMA El lugar del homosexual en la sociedad y la percepción de la homosexualidad cambia muchísimo entre las sociedades y las épocas. En la Grecia antigua, por ejemplo, se consideraba normal que un muchacho (entre la pubertad y el crecimiento de la barba) fuera el amante de un hombre mayor, el cual se ocupaba de la educación política, social, científica y moral del amado. Pero se consideraba más extraño que dos hombres adultos mantuviesen una relación amorosa (aunque se ve que era normal en la relación entre Aquiles y Patroclo, o en las parejas de soldados tebanos y hasta en la relación entre Alejandro Magno y Hefestión). Existen numerosos ejemplos de literatura lírica ensalzando el amor y las relaciones homoeróticas. Los poetas latinos de la época dan por hecho que todos los hombres siente deseo homosexual en algún que otro momento. Ejemplos de poetas con alguna obra que alaban estas relaciones son Cátulo, Horacio, Virgilio u Ovidio. Cabe destacar el hecho de que ser "pasivo" no era bien visto socialmente, pues se consideraba que serlo significaba ser intelectualmente inferior y más inexperto que el que asumía un rol "activo" También es destacable que la homosexualidad femenina no estaba bien vista; la máxima griega era, a este respecto, que "la mujer era para la reproducción, pero el hombre para el placer". Se reconocía que era necesario preservar la estirpe, la especie, pero que solamente se podía encontrar placer en la relación íntima con otro hombre, ya que el hombre se consideraba un ser más perfecto que la mujer y, por lo tanto, la unión entre dos hombres sería más perfecta. En la antigua Roma, si bien algunos autores como Tácito o Suetonio contemplaban la homosexualidad como un signo de degeneración moral e incluso de decadencia cívica, era relativamente frecuente que un hombre penetrara a un esclavo o a un joven, mientras que lo contrario era considerado una desgracia. De Julio César, el gran genio militar, creador del Imperio, se decía que era “vir omnium mulierum et mulier omnium virorum”, esto es, “el marido de todas las mujeres y la mujer de todos los maridos”. Famoso por sus amoríos con las mujeres de la nobleza romana, los rumores sobre su homosexualidad tienen su origen

en el 80 A.C., cuando el joven Julio César fue enviado como embajador a la corte de Nicomedes. Al parecer, el rey asiático quedó tan deslumbrado con la belleza del joven mensajero romano que lo invitó a descansar en su habitación y a participar en un festín donde sirvió de copero real durante el banquete. Su estancia en Bitinia generó fuertes rumores de que ambos –Julio César y Nicomedes- fueron amantes, lo cual motivó a los adversarios políticos de Julio Cesar a llamarle ―Reina de Bitinia‖, incluso tiempo después de su estancia en el reino. Tanto a Marco Antonio como a Octavio (este último conocido después como César Augusto) se les señaló que tenían amantes masculinos. De nuevo Suetonio consigna que el emperador Nerón, tomando el rol pasivo con el liberto Doryphorus, imitaba los gritos y gemidos de una mujer joven. También el emperador Galba se sentía atraído por hombres fuertes y experimentados. Y en varias ocasiones se informa que los soldados eran asaltados sexualmente por sus oficiales superiores. La práctica de la pederastia tiene su cenit durante el reinado del emperador Adriano. Es famoso su amor por el joven griego Antínoo. Tras su prematura muerte ahogado Adriano erigió templos en Bitinia, Mantineia y Atenas en su honor, y hasta le dedicó una ciudad, Antinoópolis. Cabe destacar al joven emperador Heliogábalo, que a principios del siglo III escandalizó a sus contemporáneos casándose públicamente dos veces vestido de mujer. Son múltiples las anécdotas sobre su comportamiento lascivo, y los soldados de su guardia personal eran conocidos como los rabos de burro por ser reclutados en las termas entre los mejor dotados. LA INQUISICIÓN La persecución de la homosexualidad por la Iglesia Católica fue constante a lo largo de la Edad Media, si bien la sodomía era una acusación útil que a veces se unía, y no siempre se distinguía, de la de herejía, lo que hace francamente difícil cualquier análisis. Los procesos más sonados, como el ataque contra los templarios, acusados de entregarse a prácticas homosexuales y heréticas, son todos sospechosos y promovidos por razones políticas. En circunstancias normales los nobles y privilegiados rara vez eran acusados de esta clase de delitos, que recaían casi enteramente sobre personas poco importantes y de las que tenemos pocos datos. Durante los siglos V al XVIII, la tortura y la pena capital, generalmente en la hoguera, eran los suplicios a los que se condenaba en la mayor

parte de Europa a los homosexuales. La Santa Inquisición de la Iglesia Católica no se diferencia mucho, en su persecución de la homosexualidad, de lo que era corriente en casi todas partes, y es culpable de la tortura y muerte de innumerables personas acusadas del denominado pecado nefando.  Finocchio (finoquio), que en italiano significa = maricón‘ y también =hinojo‘ (porque se envolvía a la persona en hojas de hinojo para retardar su agonía entre las llamas); aunque existe una opinión errónea (teñida de homofobia) de que la acepción insultante es moderna y proviene del término caer de hinojos o arrodillarse (para realizar sexo oral). Pero en italiano, rodilla es ginocchio, y no finocchio;  Faggot, que en inglés actual significa = maricón, pero que en el pasado quería decir haz de leña‘, y se relaciona con la leña con que los homosexuales eran quemados vivos hasta morir por su pecado contra natura. PERSECUCIÓN NAZI DE LOS HOMOSEXUALES Durante la época nazi, se consideró a la homosexualidad una inferioridad y un defecto genético, por lo que se aplicó un artículo de una ley del código penal alemán de 1871. Se trataba del párrafo 175 que decía: "Un acto sexual antinatural cometido entre personas de sexo masculino o de humanos con animales es punible con prisión. También se puede disponer la pérdida de sus derechos civiles." Durante la República de Weimar ‒entre el final de la primera guerra mundial y el ascenso de Hitler‒ esta ley pocas veces se puso en práctica, por lo que el Berlín de la década de 1920 era considerado un lugar de gran vida homosexual. Con la llegada del nazismo, los alemanes considerados homosexuales fueron apresados o internados en campos de concentración, donde muchos fueron asesinados. De acuerdo al historiador alemán Klaus Müller, se calcula que aproximadamente 100.000 hombres fueron arrestados bajo el mencionado artículo penal entre 1933 y 1945. Aproximadamente la mitad fueron sentenciados a prisión; de ellos, entre 15.000 y 10.000 fueron enviados a campos de concentración, de los cuales sobrevivieron unos 4.000 al finalizar la guerra.

Los prisioneros considerados homosexuales dentro de los campos de concentración eran identificados con un triángulo invertido de color rosa. A aquellos homosexuales que además eran judíos se les obligaba a usar una estrella de David cuyo triángulo invertido era rosa. Este símbolo, en memoria del exterminio en los campos de concentración, es usado en la actualidad por asociaciones que luchan contra la discriminación por motivos de orientación sexual. Después de la guerra, el citado párrafo siguió siendo ley en ambas Alemanias hasta finales de la década de 1960. De ese modo, algunos homosexuales que habían sobrevivido a los campos de concentración nazis fueron arrestados nuevamente bajo esa ley. Todavía en 1998 el parlamento alemán aprobó una ley para anular sentencias injustas impuestas durante la administración de la justicia penal nazi. Dos grupos fueron excluidos de la anulación integral de las sentencias nazis injustas: los desertores del ejército y las personas homosexuales. De ese modo se les impedía a los sobrevivientes homosexuales los procedimientos destinados a limpiar su estigma legal y a percibir las compensaciones por las injusticias sufridas, como sí ocurre con otras víctimas. No fue sino hasta el año 2002 cuando dicha ley se modificó, para incluir a los homosexuales. Los homosexuales se encontraban entre los grupos que fueron exterminados en el Holocausto nazi, aunque no hubo ningún esfuerzo sistemático para eliminar a todos los homosexuales (como sí se hizo, en cambio, con los judíos o con los gitanos). A los homosexuales que fueron enviados a morir en los campos de concentración se les seleccionó a menudo para acoso, tortura y asesinato especial, tanto por los otros encarcelados como por los guardias.

SITUACIÓN LEGAL EN EL MUNDO La homosexualidad es contemplada de diversas maneras por los diferentes ordenamientos jurídicos: como primera diferencia, existen países donde el comportamiento homosexualidad está penado y otros donde no lo está, partiendo de esta base:  Países donde la homosexualidad es legal: generalmente los gobiernos trabajan con el objetivo de reducir la homofobia de la sociedad y otorgar nuevos derechos, siendo el mayor de ellos el matrimonio homosexual y la posibilidad de que las parejas homosexuales adopten menores (caso de España). Entre los

derechos también se encuentran, además del matrimonio y la adopción, las uniones civiles u otro tipo de reconocimientos de estas uniones.  Países donde la homosexualidad es ilegal: ésta se castiga con penas que pueden llegar a la pena de muerte (caso de Irán y de Arabia Saudita), o por lo menos con sanciones económicas o la cárcel.

LUCHA CONTRA LA DISCRIMINACIÓN Muchos países occidentales han legalizado o al menos descriminalizado la homosexualidad, siguiendo recomendaciones del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.

CASO HARVEY MILK Harvey Bernard Milk (Nueva York, 22 de mayo de 1930 - San Francisco (California), 27 de noviembre de 1978) fue un político y activista estadounidense, que se convirtió en el primer hombre abiertamente homosexual en ser elegido para un cargo público en los Estados Unidos, como miembro de la Junta de Supervisores de San Francisco en 1977. Milk nació y creció en Nueva York, donde aceptó su homosexualidad siendo adolescente; sin embargo, mantuvo su orientación sexual en secreto hasta convertirse en adulto. Su experiencia en la contracultura de la década de 1960 le permitió abandonar muchos de sus puntos de vista conservadores sobre la libertad individual y la expresión de la sexualidad. Aunque era muy inquieto, trabajaba en diferentes profesiones y cambiaba de casa con frecuencia, en 1972 decidió trasladarse

definitivamente a San Francisco. Se asentó en el distrito de Castro, un vecindario que entonces experimentaba un importante flujo migratorio de homosexuales, y abrió la tienda Castro Camera, que se convertiría más adelante en la sede central de sus campañas y punto de reunión de sus colaboradores. Milk se sintió llamado a presentarse como candidato a supervisor de la ciudad de San Francisco en 1973, aunque encontró cierta resistencia en el orden político gay establecido hasta entonces. Su campaña fue comparada con el teatro: era descarado, directo, animado y extravagante, ganando la atención de los medios de comunicación y obteniendo una apreciable cantidad de votos, aunque no los suficientes para ser elegido. Hizo campaña de nuevo en las dos elecciones siguientes, apodándose a sí mismo como el «alcalde de la calle Castro». Los votantes fueron suficientes para permitirle presentarse también a la Asamblea Estatal de California. Aprovechándose de su creciente popularidad, dirigió el movimiento político gay en feroces batallas contra las iniciativas antihomosexuales. Milk fue elegido supervisor en 1977, después de que San Francisco reorganizara su procedimiento electoral para elegir representantes por barrios en vez de realizar una única votación a nivel de la ciudad. Estuvo once meses en el puesto de supervisor municipal y fue responsable de la aprobación de una estricta ordenanza sobre los derechos de los gais en San Francisco. El 27 de noviembre de 1978, Milk y el alcalde George Moscone fueron asesinados por Dan White, otro supervisor de la ciudad que había dimitido recientemente y quería recuperar su cargo. Tanto la elección de Milk como los sucesos que siguieron a su asesinato pusieron de manifiesto la liberalización de las actitudes ciudadanas en San Francisco y los conflictos políticos existentes entre el gobierno de la ciudad y una fuerza policial conservadora. Milk se ha convertido en un icono y en “un mártir por los derechos de los gais”, de acuerdo al profesor Peter Novak de la Universidad de San Francisco. Mientras que las clases políticas dirigentes de la ciudad insistían en que los gais debían colaborar con los políticos liberales y contenerse en la lucha por sus objetivos, él los animaba abiertamente a emplear su creciente poder en la ciudad y a apoyarse entre sí. En 2002 se le consideró «el funcionario abiertamente LGBT más famoso e influyente jamás electo en los Estados Unidos». El escritor John Cloud

señaló así su influencia: «Tras desafiar la clase gobernante de San Francisco en 1977 para convertirse en un miembro del panel de supervisores, muchas personas —heterosexuales y homosexuales— tuvieron que ajustarse a una nueva realidad que él encarnaba: que los gais podían llevar una vida honesta y de éxito». EQUIPARACIÓN DE DERECHOS CON LOS HETEROSEXUALES Unión civil La unión civil es uno de los varios términos (existen, desde el 9 de noviembre del 2006, las denominadas sociedades de convivencia, concepto que se aplica no sólo a parejas hombre-hombre y mujer-mujer, sino a cualquier otro par de personas que, por razones incluso no relacionadas con su preferencia sexual, viven juntas) usados para un estado civil similar al matrimonio, creados sobre todo para permitir el acceso de las parejas homosexuales a las ventajas de las que gozan los matrimonios heterosexuales. En algunos lugares se dispone también de uniones civiles para los heterosexuales que no desean formalizar su relación en un matrimonio. Estas uniones heterosexuales reciben el nombre legal de unión libre. Estas uniones llegan a ser, en algunos estados, idénticas al matrimonio, del que sólo se diferencian en el nombre. Las uniones civiles están reguladas en Dinamarca, Israel, Islandia, Hungría, Francia, Finlandia, Alemania, Portugal, Croacia, Luxemburgo, Reino Unido, Andorra, Nueva Zelandia, República Checa, Uruguay, Colombia, en algunos estados de Estados Unidos (Hawái, California, Vermont, Distrito de Columbia, Maine, Nueva Jersey y Connecticut), en algunas regiones de Italia (Campania, Emilia-Romaña, Toscana, Umbría, Abruzos, Lacio, Liguria, Apulia y Véneto), en partes de Suiza (ciudad y región de Zúrich), en parte de Australia (estado de Tasmania), en parte de México (Ciudad de México y el estado de Coahuila) y en parte de Brasil (estado de Río Grande do Sul).

MATRIMONIO SEXUAL El matrimonio homosexual es el reconocimiento social, cultural y jurídico que regula la relación y convivencia de dos personas del mismo sexo, con iguales requisitos y efectos que los existentes para los matrimonios entre personas de distintos sexos. Éste es el paso más avanzado para el total equiparamiento de derechos y deberes entre los ciudadanos homosexuales y heterosexuales, y sólo se ha aprobado en los Países Bajos (2001), en Bélgica (2002), en España (2005), en Canadá (2005),

en Sudáfrica (2006), en Noruega (2008), en Suecia (2009), Portugal (2010), Argentina (2010) y, como ya se mencionó en la sección previa, en México existe, también desde 2006, la llamada Ley de Sociedad de Convivencia. En otros estados el asunto está en debate y, según un estudio de opinión europeo, más de la mitad de los ciudadanos de Suecia, Dinamarca, Luxemburgo, Andorra, Alemania y la República Checa están a favor de su regularización en sus estados, y los defensores de esta reforma representan más del 45 por ciento en Austria, Francia, Reino Unido y Finlandia. Pero no sólo en Europa se ha debatido sobre este asunto, sino que éste es un debate vigente en el resto de los países occidentales, como Estados Unidos. En estos debates, habitualmente suelen estar a favor los sectores progresistas de la sociedad, es decir, aquellas organizaciones que están en pro de los derechos de la comunidad lésbico-gay-bisexual-transgénero (LGBT) y los partidos políticos progresistas (lo cual no es sinónimo de izquierdas, necesariamente), entre los cuales se encuentran mayoritariamente los socialdemócratas, los ecologistas, los centristas y los liberales. En contra del planteamiento de cambios en la legislación se hallan los sectores conservadores de la sociedad (la iglesia tanto católica como protestante y ortodoxa, principalmente), así como de los partidos políticos que defienden sus ideales y/o los modos de vida tradicionales (los de ideologías conservadoras, nacionalistas o de extrema derecha) y organizaciones del mismo entorno. Argumentos a favor: principalmente, quienes tienen una postura a favor de la reforma alegan que regularizando el matrimonio homosexual se conceden nuevos derechos a un grupo de ciudadanos (los homosexuales y bisexuales) que hasta este momento no tienen/tenían, incumpliendo de esta manera en algunos casos la Constitución o la legislación vigente (al condenar la desigualdad y la discriminación, mientras que algunos de los ciudadanos no se pueden casar con la persona que quieren, mientras otra parte sí lo pueden hacer). Con esta extensión de derechos, argumentan, no se ven afectadas las libertades de otros ciudadanos. Argumentos en contra: suelen afirmar que existe única y exclusivamente un tipo de familia y no varios tipos de ella, y su definición de familia dice que se trata de una unidad destinada a la procreación y, dado que una pareja de hombres, lo mismo que una pareja de mujeres, no pueden procrear a través de los medios "naturales" (los tradicionales), por

consiguiente la familia queda restringida a la unión de un hombre con una mujer. Otro argumento puesto en la palestra durante estos debates es la raíz etimológica de la palabra matrimonio, que proviene del latín, matri-monium, y significa "unión de hombre y mujer concertada mediante determinados ritos o formalidades legales" Este segundo argumento está especialmente orientado en no aceptar que estas uniones sean llamadas matrimonio sino más bien de otra manera, manteniendo sin embargo la mayor parte de los derechos que eso implica. ADOPCIÓN DE HIJOS POR PARTE DE PAREJAS HOMOSEXUALES La adopción de hijos por parte de parejas homosexuales está autorizada por ley en un reducido número de territorios europeos y norteamericanos, y da la oportunidad a las parejas de homosexuales de tener hijos, reconociéndoles a ambos como padres o madres legales. Esta ampliación de derechos no suele tener tanto apoyo popular como otras medidas de ampliación de derechos a los miembros de este colectivo (tales como el matrimonio homosexual), a pesar de lo cual más del 50 por ciento (más de la mitad) de la población de Suecia y de los Países Bajos está de acuerdo con esta medida. La opinión médica está algo dividida al respecto: por ejemplo, algunos consideran que lo importante para un correcto crecimiento de los menores no es el sexo de los padres, sino el cariño dado a sus hijos. Importantes asociaciones de especialistas, como la Asociación Estadounidense de Pediatría o el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, se muestran a favor, y diversos estudios científicos al respecto no han encontrado que haya ninguna desventaja ni deterioro en el desarrollo psicológico (ni intelectual ni emocional) en los niños o niñas criados por una pareja de hombres o por una pareja de mujeres. Sin embargo, personas como Dale O'Leary, escritora e investigadora de la Asociación Médica Católica de Estados Unidos, han expuesto los diversos riesgos que implica para un niño el ser adoptado por parejas homosexuales.

PRIMER MOVIMIENTO HOMOSEXUAL Se denomina primer movimiento homosexual al movimiento de lucha por los derechos LGBT que se dio en las primeras tres décadas del siglo XX, principalmente en Alemania, pero también en otros países de Europa y en Estados Unidos.

El movimiento tiene localizadas sus raíces en los escritos de mediados del siglo XIX de Heinrich Hössli, Karl Heinrich Ulrichs y Károly Mária Kertbeny, los tres dentro de la cultura de habla alemana. Habitualmente se sitúa el comienzo del primer movimiento homosexual con la creación en 1897 en Berlín del Wissenschaftlich-humanitäres Komitee de Magnus Hirschfeld.3 Dentro del movimiento alemán hubo otras dos corrientes importantes lideradas por Adolf Brand y Friedrich Radszuweit. Este movimiento no sólo publicó innumerables obras y revistas sobre el tema, sino que, a pesar de numerosas dificultades, se implicó activamente para conseguir la aceptación de la homosexualidad en la sociedad y la eliminación del artículo 175 del código penal alemán, que convertía la homosexualidad en ilegal. El movimiento alemán se extendió por Europa Occidental y Estados Unidos, fundándose en 1928 la Liga mundial por la reforma sexual, una organización internacional que, entre otros objetivos, buscaba la aceptación de la homosexualidad. Sin embargo, todo este movimiento se vio imposibilitado desde mediados de la década de 1930 por el ascenso del fascismo y el inicio de la Segunda Guerra Mundial, desapareciendo, pero dejando en Suiza una semilla que permitiría el nacimiento. PRECURSORES DEL MOVIMIENTO HOMOSEXUAL Heinrich Hössli (1784-1864)

Un sombrerero y ensayista suizo, que publicó el primer volumen de su obra Eros en 1836 y el segundo en 1838, se puede considerar como el primer activista homosexual de la historia. En el primer volumen compara el tratamiento que recibe el «amor griego», como denomina la homosexualidad, con el que se dio en siglos anteriores a los herejes y las brujas. Además, defiende que las características externas (como el amaneramiento) no revelan nada sobre las preferencias sexuales. El segundo volumen se divide en dos partes: una antología sobre el amor masculino, con obras griegas, romanas y persas principalmente, y una segunda, en la que trata de desmontar nueve prejuicios, incluyendo el de la pedofilia. La influencia de Hössli fue muy pequeña y sus textos apenas tuvieron difusión. Marco una gran importancia que puede integrarse al activismo homosexual.

Karl Heinrich Ulrichs Fue uno de los primeros y más importantes activistas. Era abogado de Hannover, el primero en proponer una asociación de homosexuales. Ulrichs publicó entre 1864 y 1865, bajo el seudónimo Numa Numantius, cinco panfletos con el nombre colectivo de Forschungen über das Räthsel der mannmännlichen Liebe (“Estudios sobre el enigma del amor del hombre por el hombre”) en el que defiende la teoría del tercer sexo, anima muliebris virili corpore inclusa, un alma de mujer en un cuerpo de hombre, y el origen biológico de la homosexualidad. Los escritos de Ulrichs lo convierten en el primer teórico moderno de la homosexualidad y tuvieron una cierta importancia por despertar el interés de algunos sexólogos como Krafft-Ebing. En 1867 trató de defender la abolición del artículo 175 en un congreso de abogados en Múnich, pero no consiguió ni terminar de exponer el primer párrafo antes de ser abucheado, siendo así el primer homosexual en «salir del armario» públicamente. Ulrichs también clasificó y nombró los diferentes tipos de orientación sexual: el

«urning» o «uranier», para los hombres homosexuales, y el «dioning» o «dionäer», para los hombres heterosexuales, una interpretación del discurso de Pausanias acerca de las dos formas de Eros, las dos Afroditas del simposio de Platón.11 Estas denominaciones no tuvieron éxito y fueron desplazadas por el término «homosexual», una palabra aséptica, creada por Károly Mária Kertbeny en una carta a Ulrichs. Károly Mária Kertbeny (1824-1882) Fue

un

periodista y traductor húngaro, ciudadano del Imperio austrohúngaro. Se interesó por el tema homosexual de joven al vivir de cerca dos suicidios de homosexuales. A pesar de que lo negó siempre, sus ambiguas relaciones con mujeres y la sensibilidad a la belleza masculina que muestra en sus diarios podrían indicar que Kertbeny mismo fuera homosexual. En 1868 se trasladó a vivir a Berlín, donde conoció a Ulrichs y, aunque personalmente no hubo afinidad, más tarde tuvieron una relación epistolar intensa. Kertbeny también luchó por la abolición del artículo 143 del código penal de Prusia, incorporado luego en el artículo 175 alemán. Algunos sucesos cronológicos que cimentaron la base del movimiento LGBT en Alemania de los cuales se pueden considerar a continuación:  En 1903 Adolf Brand crea la segunda organización LGBT del mundo, la Gemeinschaft der Eigenen (“Comunidad de los propios”), a partir de los suscriptores de su revista Der Eigene. La Gemeinschaft der Eigenen entendían la homosexualidad de forma opuesta a Hirschfeld y los suyos, haciendo hincapié en el hombre masculino, el eros pedagógico y el amor platónico. En 1905 Brand atacó públicamente a Hirschfeld y el Comité Científico Humanitario en el artículo Homosexualität und Afterkultur («Homosexualidad y cultura del trasero») publicado en su revista, rechazando al homosexual femenino como una caricatura y criticando la mención de la sexualidad. La asociación siguió durante algún tiempo la estrategia del outing, tanto propio como ajeno.

 Entre 1907 y 1909 el Comité Científico Humanitario sufrió una crisis a consecuencia del escándalo Harden-Eulenburg y la actuación de Hirschfeld en el proceso, que llevó a la secesión del grupo Sezesion bajo el liderazgo de Friedländer, grupo que desapareció con el suicidio de su líder en 1909.14 Durante la I Guerra Mundial, de 1914 a 1917, el Comité prácticamente no tuvo actividad.  En 1919 Magnus Hirschfeld creó el Institut für Sexualwissenschaft, la primera institución para el estudio de la sexología del mundo, en la que el Comité ocupaba la sección para la «reforma sexual». El Instituto tenía como objetivo «el fomento del estudio científico de la vida sexual y el esclarecimiento en ese campo». El trabajo científico anterior de Hirschfeld incluía la creación del término travestido, que de esa forma quedaban por primera vez «separados» del homosexual, la realización de la primera encuesta sobre la incidencia de la homosexualidad en la población y el desarrollo de una terapia afirmativa para ayudar a los homosexuales a vivir con su «diferencia». El Instituto organizó en 1921 el primer congreso internacional para la reforma sexual con base científica: Ersten internationalen Kongreß für Sexualreform auf sexualwissenschaftlicher Grundlage. En 1928 Hirschfeld funda la Weltliga für Sexualreform («Liga mundial para la reforma sexual») que tiene su sede en el Instituto y que trata tanto de avanzar los derechos de los homosexuales, como de temas sobre la anticoncepción y la política de población.  En 1919 se creó la tercera organización homosexual, la Berliner Freundschaftsbund («Liga de amigos de Berlín»). Con la unión en 1920 del Berliner Freundschaftsbund con otras organizaciones de Fráncfort y Hamburgo, se creó la organización más importante durante la década de 1920, el Deutsche Freundschaftsverband («Liga de la amistad de Alemania»), que a partir de 1923 pasó a llamarse Bund für Menschenrechte («Liga por los derechos humanos»), dejando el enfoque político para abordar actividades más sociales y dedicarse a diversas publicaciones.3 Bajo la dirección de Friedrich Radszuweit, llegó a tener más de 30.000 miembros en 1928, extendiendo su actividad hasta Suiza. Radszuweit se convirtió en una de las personas más importantes del movimiento homosexual, fundando una editorial y abriendo la primera librería especializada en temas homosexuales del mundo. La asociación se caracterizaba por su estructura federal y el

trabajo de información que hacían las asociaciones locales. A mitad de la década de 1925 se dedicaron a luchar contra la discriminación individual de homosexuales, enviando cartas de queja a representantes oficiales.  Entre 1920 y 1923 funcionó la Aktions-Ausschuß («Comisión de acción») con la unión de las tres grandes organizaciones. Poco a poco el Comité Científico Humanitario fue ganado en influencia hasta que, tras la retirada de Gemeinschaft der Eigenen, la comisión se disolvió. A partir de 1925 comenzó a haber disensiones dentro del movimiento homosexual alemán. En 1926 el Comité Científico Humanitario se unió a otra serie de movimientos de liberación sexual para elaborar una estrategia en contra del proyecto de reforma de la legislación sobre los delitos sexuales incluidos en el código penal. El grupo editó una contrapropuesta que pedía la eliminación de las condenas por infidelidad, por homosexualidad entre mayores de 16 años, por prostitución, por aborto y por la venta de anticonceptivos. Las otras dos organizaciones, Gemeinschaft del Eigenen y Bund für Menschenrecht, se sintieron ignoradas y en las revistas de Radszuweit se acusó a Hirschfeld de perjudicar al movimiento con su solicitud de legalizar la prostitución masculina. Tras muchas polémicas sobre su estilo y su estrategia, Hirschfeld fue destituido en 1929 como director del Comité, aunque el puesto fue ocupado por un amigo, Otto Juliusburger. La sede se trasladó ese mismo año desde el Instituto a un nuevo local en la calle Zimmer, en Berlín.

EL FEMINISMO LÉSBICO Las lesbianas estaban sometidas a una doble discriminación en la época: por mujeres y por homosexuales. Al contrario que el caso de los hombres, aun ocultando sus tendencias sexuales, las mujeres no eran libres, aunque el artículo 175 no les afectase. Como consecuencia, los esfuerzos de las lesbianas se centraron más bien en el movimiento feminista, que en el de liberación homosexual, a pesar de que el Bund für Menschenrecht de Radszuweit poseía desde 1923 una sección femenina en Berlín y las teorías de Hirschfeld daban holgada cabida a las mujeres. Por otra parte, el movimiento homosexual liderado por Brant era profundamente misógino en su afirmación de la virilidad. Dentro del movimiento fueron de importancia Johanna Elberskirchen, Theo Anna Sprüngli alias Anna Rüling y Emma (Külz-) Trosse. Las tres

publicaron importantes textos sobre la emancipación lésbica dentro del movimiento de reforma sexual. Fuera del movimiento homosexual también fueron de importancia en la defensa de los derechos de los homosexuales la anarquista Emma Goldman y la pacifista Helene Stöcker, ambas feministas y a favor de la reforma sexual. La reacción de la sociedad patriarcal fue la equiparación de las feministas con lesbianas marimachos y la creación del estereotipo de “lesbiana perversa” y rapaz. Esta percepción tuvo un importante apoyo en la novela semiautobiográfica Die Beichte eines Toren (1983 en alemán; “Las confesiones de un insensato”) de August Strindberg, en la que el autor describe las aventuras lésbicas de su propia esposa.

SOCIEDAD Y HOMOSEXUALIDAD Muchos moralistas y diferentes miembros de grupos religiosos siguen considerando que la homosexualidad es una desviación sexual y un pecado, motivo por el cual la homosexualidad ha sido prohibida en muchos países y culturas a lo largo de la historia, ya sea castigando a la homosexualidad en sí o bien algunas prácticas sexuales asociadas con ella (como la penetración anal, la penetración bucal o la masturbación), a pesar de que dichas prácticas no son exclusivas de las personas homosexuales. En muchas culturas la relación homosexual, aunque fuera consensual (es decir, practicada por un acuerdo de ambos miembros de la pareja), llegó a considerarse un crimen. MITOS Respecto a los roles tomados por los homosexuales, existe un mito popular que dice que en las parejas uno de los hombres adopta el rol de varón y el otro el rol de mujer. De esta manera, el hombre más «varonil» es el considerado activo (el que penetra analmente al otro y nunca es penetrado), mientras que aquel que prefiere ser penetrado es considerado pasivo, y por consiguiente es más femenino o más «afeminado». Este mismo mito también se aplica a las mujeres lesbianas: una de ellas tendría facciones, musculatura, actitud y ropas más «masculinas» (la considerada «activa»), mientras que la otra sería más «femenina» (la considerada «pasiva»). En realidad sucede que, en la mayor parte de los casos, ninguna persona homosexual es exclusivamente «activa» ni «pasiva» durante toda su vida, y también que, en una misma relación de pareja, los roles son dinámicos, es decir, se van modificando con el tiempo.

EDUCACIÓN SOBRE LA HOMOSEXUALIDAD Centros escolares infantiles, tan solo para poner como ejemplo, las escuelas de Massachussets y otras áreas de los Estados Unidos están ya enseñando a los niños de la escuela elemental o primaria a equiparar las relaciones homosexuales a las del matrimonio entre un hombre y una mujer. Más aún, en nombre de la tolerancia (que significa no únicamente "tolerar", sino una consideración profunda, a través de la reflexión, de las diferencias humanas) y de la no discriminación se han elaborado cuentos infantiles con temática homosexual, con el propósito de que desde temprana edad los niños perciban que la homosexualidad es una variable natural más en la diversidad de los miembros individuales de toda sociedad. Esto sitúa a muchos padres ante una posición intolerable para ellos, pues no desean entrar en particulares sobre la homosexualidad con un niño pequeño, y la única solución para muchos de estos padres ha sido retirar a sus hijos de esas escuelas públicas y buscar otras alternativas.

HOMOFOBIA La homofobia es una enfermedad psico-social que se define por tener odio a los homosexuales. La homofobia pertenece al mismo grupo que otras enfermedades parecidas, como el racismo, la xenofobia o el machismo. Este grupo de enfermedades se conoce con el nombre genérico de fascismo, y se fundamenta en el odio al otro, entendido éste como una entidad ajena y peligrosa, con valores particulares y extraños, amenazadores para la sociedad, y -lo que es peorcontagiosos. La homofobia, como las demás variantes del fascismo, prepara siempre las condiciones del exterminio. Pasiva o activamente crea y consolida un marco de referencias agresivo contra los gais y las lesbianas, identificándoles como personas peligrosas, viciosas, ridículas, anormales, y enfermas, marcándoles con un estigma específico que es el cimiento para las acciones de violencia política (desigualdad legal), social (exclusión y escarnio públicos) o física (ataques y asesinatos). Mientras que a lo largo del siglo XX los movimientos por la igualdad han conseguido importantes avances en los derechos de otros colectivos estigmatizados o excluidos, como las minorías raciales o las mujeres, la homofobia sigue perviviendo en la sociedad impunemente, sin que haya una conciencia colectiva de su peligro. Muestra de esta situación es que,

por ejemplo, todavía en muchos países las relaciones homosexuales están penalizadas, se escuchan chistes de mariquitas en los medios de comunicación, lesbianas y gais son agredidos por bandas de neonazis, se hacen redadas policiales en los locales de ambiente gais, y sus derechos no están equiparados a los de las personas heterosexuales. Todo el mundo recuerda que los nazis exterminaron a varios millones de judíos; nadie recuerda que también exterminaron a cientos de miles de homosexuales, y que tras la derrota nazi muchos de ellos siguieron en prisión porque en Alemania (antes y después de la 2ª Guerra Mundial) la homosexualidad era delito. A nadie se le ocurre hoy hacer un chiste antisemita en la radio o en la televisión; en cambio, todas las semanas escuchamos chistes homófobos en estos medios. ¿Por qué? Porque aún no hay instrumentos suficientes para que la homofobia sea nombrada, pensada, combatida con rotundidad. 1997 fue el Año Europeo contra el racismo y la xenofobia, hubo cientos de actos para concienciar a la sociedad contra estas variantes del fascismo; no se celebró ningún acto contra la homofobia. La Real Academia se ha negado a incluir el término "homofobia" en el diccionario, tras solicitarlo varias veces distintos colectivos gais y antirracistas. La homofobia tiene una larga tradición en la historia de la humanidad, no tiene un origen único, ni una cabeza visible, ni un objetivo, ni una razón histórica, está enraizada en diferentes culturas, épocas, clases sociales, instituciones. ¿Cómo combatirla? He aquí algunos frentes: Desde la infancia: los niños aprenden de lo que ven y oyen. En un hogar donde los padres (o uno de ellos) son homófobos, donde se escuchan comentarios o insultos contra los homosexuales, se está fomentando la futura homofobia de los niños. Esto tiene dos graves consecuencias para ellos: si el niño/niña tiene deseos homosexuales, se verá traumatizado por ese ambiente hostil y será incapaz de poder asumir con naturalidad su deseo; además -independientemente de su opción sexual- estaremos criando a un futuro homófobo, y reproduciendo por tanto un sistema fascista. Los padres deben tomar consciencia de esta situación. Desde la escuela: la escuela es un lugar fundamental de socialización y adquisición de valores; es imprescindible introducir en las escuelas programas educativos tolerantes con las diferemtes opciones sexuales y críticos contra la homofobia, y que los docentes se comprometan en esa misma crítica.

Desde el lenguaje: el lenguaje cotidiano está lleno de expresiones homófobas, que traducen y legitiman ese estado de odio y agresión: maricón, dar por el culo, bollera, tortillera, ir a tomar por el culo, bujarrón, sarasa, moña... la riqueza del castellano en este ámbito es casi ilimitada, fiel reflejo de nuestra igualmente rica tradición homófoba. Hay que denunciar ese lenguaje, desenmascarando su violencia interna, e incluir el término "homofobia" en el diccionario. Desde las instituciones: el Estado, el Ejército y la Iglesia son tres instituciones tradicionalmente homófobas. El Estado aprueba el matrimonio entre parejas de distinto sexo, concediendo unos derechos legítimos a estos ciudadanos, y margina por razones de orientación sexual a otras personas, lo cual es inconstitucional. El Ejército persigue activamente a las personas homosexuales cuando están bajo su jurisdicción, e inculca valores homófobos y machistas. La Iglesia Católica, fiel a su histórica tradición de promotora de exterminios, sigue atacando las relaciones homosexuales con declaraciones agresivas, y promoviendo el odio hacia las personas homosexuales. Lo mismo ocurre con la mayoría de las demás religiones del mundo. Por tanto, hay que exigir a estas instituciones que abandonen sus posiciones homófobas y que colaboren a erradicar la persecución contra gais y lesbianas. Desde los movimientos sociales y políticos: los grupos de crítica social, tradicionalmente identificados con el nombre genérico de izquierda (socialismo, comunismo, anarquismo, etc), siempre han dejado de lado el problema de la homofobia, cuando no han participado activamente en ella (Castro, Stalin). Las ONGs antirracistas tampoco han tomado conciencia hasta hace poco de la necesidad de incluir el trabajo contra la homofobia como uno de sus objetivos. Los grupos políticos conservadores siempre han estado a favor de la homofobia (Reagan, Tatcher), financiando a grupos parafascistas homófobos, o rechazando iniciativas legales de igualdad (Felipe González, Aznar). Desde el mundo académico-científico: el discurso médico tomó el relevo en el siglo XIX a la religión en la tarea de estigmatizar y reprimir ciertas opciones sexuales: de ahí nace a finales del XIX la categoría de homosexualidad como enfermedad, una de las raíces de la homofobia del siglo XX. Los discursos médicos, psiquiátricos, sociológicos, y de la ciencia en general deben abandonar sus estrategias de segregación y dejar de señalar la homosexualidad como algo específico, desviado, anormal o enfermizo.

Desde los medios de comunicación: la radio, la prensa, la televisión, transmiten continuamente imágenes y contenidos homófobos. Por ejemplo, cuando hay un asesinato, si el asesino es gai, se incluye este dato como relevante en el titular, si es heterosexual se omite. Esa manera de dar una noticia es abiertamente homófoba, y manipuladora. La radio y la televisión emiten chistes que hacen escarnio y burla de lesbianas y gais, e introducen imágenes pintorescas para ridiculizar a los homosexuales. Los profesionales de estos medios deben comprometerse para abandonar ese tipo de prácticas homofóbicas. Desde los propios homosexuales: gais y lesbianas tenemos la responsabilidad de luchar contra la homofobia, organizándonos, manifestándonos, saliendo del armario, perdiendo el miedo, reivindicando nuestros derechos, denunciando las agresiones, haciéndonos visibles para atacar a los homófobos, para que el resto de la sociedad sepa que existimos y entienda que la lucha contra el fascismo es una lucha de todos. Estas actitudes respecto al colectivo homosexual están muy extendidas por las diversas sociedades, siendo generalmente inversamente proporcional al desarrollo económico, democrático, cultural y urbano de una sociedad (de esta manera, encontramos que donde está menos extendida es en Europa occidental y en las ciudades del resto del mundo occidental, mientras que es mucho más acusada en las zonas rurales de los países en vías de desarrollo). Como ya se ha visto en los diversos apartados de los derechos del colectivo homosexual, la homosexualidad se expone a la pena capital en Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Irán, Mauritania, Nigeria, Pakistán, Sudán y Yemen, mientras que también es perseguida y castigada en otros estados: Bangladesh, Bután, Guyana, India, las Maldivas, Nepal, Singapur y Uganda.

SITUACIÓN MUNDIAL SITUACIÓN POR CONTINENTES África Pese a que ha sido negada o ignorada por los exploradores europeos, la homosexualidad ha estado presente en el África nativa y ha tomado varias formas:

 Los antropólogos Murray y Roscoe informaron de que las mujeres en Lesotho establecen relaciones "duraderas y eróticas" socialmente aceptadas, relaciones que se denominan motsoalle.  E. E. Evans-Pritchard informó de que los guerreros Azande (en el norte del Congo) se casaban rutinariamente con jóvenes muchachos que servían como esposas temporales. Esta práctica se volvió obsoleta a principios del siglo XX, pero se la comunicaron los ancianos del lugar. Un artículo académico de Stephen O. Murray examina la historia de las descripciones de la homosexualidad en el África tradicional subsahariana. América Latina Las prácticas homosexuales en Latinoamérica son legales en todos los países en esta región. El último país en despenalizarlas fue Nicaragua, dejando de considerar delito la homosexualidad en el código penal que entró en vigor en 2008. Cuba es un caso especial: la homosexualidad es legal y no está penada, aunque su tratamiento sigue sujeto a una cierta arbitrariedad, aunque en los últimos años parece que la persecución ha cejado en el país caribeño. Aun siendo fuerte la homofobia dentro de algunas sociedades de esta región, los legisladores han hecho esfuerzos que han conseguido que Latinoamérica sea uno de los lugares con las legislaciones más tolerantes y progresistas del mundo. La mayoría de los países tienen legislación contra la discriminación por orientación sexual, entre estos estados están Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Nicaragua, Perú, Uruguay, Venezuela, así como Puerto Rico y todas las dependencias francesas del Caribe. El 15 de julio de 2010, Argentina se convierte en el primer país latinoamericano que aprueba la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo. América del Norte En América del Norte la homosexualidad no es perseguida legalmente en ningún territorio, pero en la práctica los homosexuales suelen ser objeto de discriminación en diversas zonas, especialmente en los territorios rurales de los Estados Unidos y en México, pues allí se

encuentran núcleos ultraconservadores que la ven como una enfermedad y, consecuentemente, tratan de "sanar" a los miembros del colectivo o la persiguen (si bien el maltrato tanto físico como psicológico no se da exclusivamente en estos territorios). En esta misma línea, existen diversos lugares donde los padres de homosexuales envían allí a sus hijos para curarlos. Sin embargo, en ciudades como Nueva York o San Francisco y en Canadá los miembros del colectivo LGBT son más respetados, siendo la homosexualidad aceptada de forma similar que en Europa occidental. Además, es en América del Norte donde el movimiento homosexual empezó a aparecer de forma organizada políticamente y relevante con el motivo del rechazo a lo sucedido en Stonewall. Existen diversas publicaciones orientadas hacia esta comunidad, así como lugares de encuentro. También se producen películas y series destinadas a la comunidad homosexual o que tratan como tema principal la homosexualidad (algunos ejemplos, en los Estados Unidos, son las series de televisión Queer as Folk y Will & Grace y la película Brokeback Mountain, esta última dirigida por Ang Lee y traducida en América Latina con el título Secreto en la montaña y en España como En terreno vedado); todo esto hace que la comunidad homosexual norteamericana sea una de las más desarrolladas y visibles del mundo. Véase el caso específico de la denominada ley de sociedades de convivencia en la ciudad de México, Distrito Federal.

Asia En el continente asiático existen diversas leyes con respecto a la homosexualidad, la mayor parte de los países de Oriente Medio se castiga desde los años de cárcel hasta la pena de muerte, excepto Israel, Jordania, Irak y Turquía. En la primera y en la última, si bien tienen leyes antidiscriminatorias donde se castiga la homofobia. En los países del Lejano Oriente, en la mayor parte de los países es legal, menos en Birmania, Brunéi, Malaysia, Singapur y entre otros, que solo se castiga desde los años de cárcel hasta la cadena perpetua. En países como Camboya, Corea del Sur, Japón, Tailandia, Taiwan y sobre todo en Filipinas, ya existe una mayor aceptación o tolerancia donde se respeta

esta orientación sexual, aunque todavía se da una discriminación aislada por algunas sociedades. Aunque también ya cuentan con leyes antidiscriminatorias, para evitar la homofobia. Además en países como China, Corea del Norte, Indonesia, Laos, Vietnam y otros la homosexualidad es legal pero aún reprimida, aunque en China va resurgiendo una con un alto grado de aceptación o tolerancia para reconocer algunos derechos legales. En India, la homosexualidad es ilegal y considerada como un delito, aunque en los últimos años por medio de artistas e intelectuales han entrado en vigor para que esas leyes que castiga por motivo de orientación sexual, sean abolidas o derogadas en dicho país. Europa En general, la homosexualidad en Europa se acepta y se respeta, siendo la zona donde los homosexuales gozan de mejor aceptación tanto por la sociedad civil como por la clase política y la legislación (fue allí donde se autorizaron por primera vez tanto las uniones civiles como el matrimonio homosexual). De todas maneras, aún quedan sectores en la sociedad claramente homófobos y desde algunas instituciones (caso del gobierno de Polonia) la homosexualidad no es tratada como en el resto del continente. Éstas dos últimas situaciones se dan más frecuentemente en la Europa Oriental que en la Europa Occidental, donde la democracia lleva más tiempo funcionando. El Parlamento Europeo y el Consejo de Europa han recomendado a todos los estados miembros la inclusión en su legislación de medidas antidiscriminatorias y de igualdad para todas las minorías, incluyendo las sexuales, medidas que ya están vigentes en la mayor parte de la Europa occidental y se están llevando a cabo en la Europa oriental. Europa occidental En los últimos años, la homosexualidad en esta región tiene un alto grado de aceptación, aunque pueden presentarse casos aislados de discriminación por parte de una minoría de conservadores, especialmente en los grupos religiosos. Muchos países reconocen la unión civil y Bélgica, España y los Países Bajos han equiparado a todos sus ciudadanos al admitir el matrimonio entre personas del mismo sexo con plena igualdad legal. En todos esos países se penaliza la discriminación y el maltrato a las personas por tener una orientación sexual concreta.

En Austria, en Irlanda y en pequeños estados como Liechtenstein, Malta, Mónaco y San Marino la homosexualidad es legal, pero aún no existen leyes específicas. Europa oriental En Europa Oriental, a diferencia de la mayoría de los países de la Unión Europea, la homofobia y la discriminación persisten, tanto en los Balcanes, incluyendo Grecia, como en los países bálticos: Estonia, Letonia y Lituania (miembros de la Unión Europea) y otros estados desgajados de la antigua Unión Soviética, en la que durante el régimen comunista la homosexualidad fue condenada y perseguida (desde 1933 hasta después de la desaparición de la U.R.S.S. los homosexuales fueron considerados criminales o enfermos). Con la caída del comunismo, la homosexualidad fue despenalizada en Rusia y otros países, aunque la situación está muy lejos de ser la de sus vecinos occidentales. En Rusia se ha propuesto claramente volver a la penalización de la homosexualidad, aunque esto no es probable, considerando la pertenencia de Rusia al Consejo de Europa. Sin embargo, la no penalización no impide la homofobia y la discriminación, muy evidentes en ese país. En cambio, en Croacia, Eslovenia, Hungría y la República Checa, la homofobia ha disminuido, debido a la pertenencia o la cercanía a la Unión Europea. En Croacia y Hungría se permite la unión civil y se sanciona la discriminación por orientación sexual. En la República Checa y Eslovenia la unión civil ya es legal. Un caso especial es Rumania: a pesar de ser el único país europeo oriental que derribó con violencia un régimen comunista que penalizó durante muchos años la homosexualidad, su despenalización a regañadientes no evita la homofobia, que es fuerte y persistente, aunque también se atisba una lejana posibilidad de que se pueda reformar el código legal, para extender algunos derechos a las parejas del mismo sexo. Algo similar sucede en su vecina Bulgaria.

MOVIMIENTO LGBT El movimiento gay, movimiento homosexual, movimiento de liberación LGBT o movimiento por una libre orientación sexual se refiere a un movimiento social en el cual se lucha por la causa de personas con una

orientación sexual distinta a la heterosexual. El movimiento gay comenzó formalmente en el año 1969 en la ciudad de Nueva York, con la marcha que se dio después de los llamados disturbios de Stonewall, aunque varias organizaciones y activistas habían dado los primeros pasos del movimiento LGTB ya desde finales del siglo XIX, reivindicando derechos para los homosexuales. El movimiento de liberación LGBT tiene, entre otros, objetivos tales como el matrimonio homosexual, la adopción y la despenalización de la homosexualidad en los diversos países del mundo. Hasta finales de la década de 1960 no hubo grupos LGBT ni publicaciones sobre el tema. Los primeros grupos LGBT se formaron a principio de la década de 1970 en Ciudad de México y Guadalajara. El 15 de agosto de 1971 se formó el Frente de Liberación Homosexual, el primero de su tipo en México. Se disolvería al año siguiente. Una de las primeras activistas LGBT fue Nancy Cárdenas. Cárdenas, escritora, actriz y directora de teatro, inspirándose en los movimientos LGBT en Europa y Estados Unidos, comenzó a realizar reuniones de escritores LGBT. En 1973 fue la primera mexicana en discutir abiertamente su homosexualidad en la televisión mexicana. El 26 de julio de 1978 se produjo la primera marcha LGBT, a favor de la Revolución Cubana. La marcha estuvo organizada por el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR). El 2 de octubre del mismo año, los grupos FLH, Lesbos, Oikabeth, Lambda de Liberación Homosexual y Sex-Pol, junto con otros, marcharon en la manifestación para conmemorar el décimo aniversario del movimiento del 68. En 1979, el FHAR sale de nuevo a la calle en favor de la Revolución Sandinista en Nicaragua. Como se puede apreciar, el movimiento LGBT estuvo en sus inicios muy ligado a los movimientos de izquierdas. A finales de junio de 1979 se realizó la primera manifestación a favor de los derechos de los homosexuales, coincidiendo con el aniversario de los disturbios de Stonewall. Se exigía la libre expresión sexual y se protestaba en contra de la represión social y policial. Desde entonces, anualmente se celebra una marcha LGBT en el Día del Orgullo Gay. Pero estos grupos y otros no han tenido la continuidad necesaria. El movimiento LGBT se vio paradójicamente impulsado por la crisis del sida, que se cree que llegó a México en 1981. Los grupos LGBT se enfocaron más hacia la lucha contra la infección, realizando campañas preventivas y de sexo seguro, de información sobre la enfermedad, pero

también dirigieron su lucha contra los prejuicios sociales de los sectores más conservadores, que consideraba que “lo que Dios no había conseguido lo haría el Sida y esta enfermedad es un castigo divino”. Las manifestaciones, que se han convertido en anuales, pedían el fin de la discriminación social de los enfermos de sida, en particular en el trabajo, los hospitales y los centros de salud, y medidas de prevención, tales como la promoción del uso del condón. En los noventa, sin dejar de luchar por los elementos mencionados, se comenzó a protestar por los asesinatos de homosexuales y se intentó defender el respeto a la diversidad sexual. En 1992 Patria Jiménez y Gloria Careaga-Pérez crearon la asociación lésbica El clóset de Sor Juana, una de las asociaciones LGBT más importantes del país; como ONG fue acreditada por Naciones Unidas para la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer.

ACTIVISTAS EN POLÍTICA En 1997, Patria Jiménez fue la primera persona abiertamente homosexual en ganar un puesto en el Congreso, haciéndolo por el Partido de la Revolución Democrática. En 2007 se presentó al Congreso por primera vez una transexual, Amaranta Gómez por México Posible. Amaranta Gómez se identifica con las muxhes, un nombre dado localmente a los berdaches de Juchitán de Zaragoza (Oaxaca).

DERECHOS LGBT MEXICO Algunos derechos en los primeros años del siglo XXI. El 29 de abril de 2003 se aprobó la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación. La ley, que ha sido criticada como insuficiente, da pie a la creación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, CONAPRED, que se encarga de recibir y resolver casos de discriminación, además de desarrollar acciones para proteger a todos los ciudadanos y las ciudadanas de toda distinción o exclusión basada en el origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, que impida o anule el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas.

En noviembre de 2006 se promulgó la Ley de Sociedades de Convivencia en el Distrito Federal. Llamada ley gay en los medios masivos de comunicación, esta disposición jurídica no está orientada exclusivamente a la población homosexual. La ley —en vigor desde su publicación en el diario oficial del gobierno capitalino el 16 de marzo de 2007— ofrece casi los mismos derechos que un matrimonio dentro de los límites del Distrito Federal, a excepción de la adopción. El primer estado mexicano en legalizar las uniones civiles fue Coahuila el 11 de enero de 2007, bajo el nombre de pacto civil de solidaridad. El congreso coahuilense modificó el código civil en la entidad para introducir la nueva forma de convivencia. La ley permite derechos similares al matrimonio. El 4 de marzo entró en vigor en Ciudad de México la ley que permite el matrimonio homosexual, a pesar de que la Procuraduría General de la República ha presentado ante la Corte Suprema de México un recurso contra la ley, siendo el primer país de América Latina en permitir por medios no judiciales este tipo de matrimonio. El 12 de marzo de 2010 se celebraron las primeras bodas, que tendrán que ser reconocidas en todo el territorio mexicano. A pesar de estos avances, en 2006, la población mexicana se oponía mayoritariamente al matrimonio homosexual. En una encuesta de Parametría, el 61% de los encuestados respondió «no» a la pregunta si apoyarían una enmienda a la constitución para legalizar el matrimonio homosexual. Sólo un 17% respondieron afirmativamente y un 14% no dieron o no tenían opinión. En la misma encuesta un 41% se oponía a la posibilidad de dar los mismos derechos que los disfrutados por un matrimonio a una pareja gay registrada, apoyando esta posibilidad sólo un 28%.

CULTURA LGBT Frida Kahlo, una de las grandes artistas plásticos mexicanas, era bisexual. Sus relaciones lésbicas fueron de poca importancia y estuvieron empequeñecidas por el amor de su vida, Diego Rivera. Su importancia para la comunidad LGBT no estriba tanto en su bisexualidad como por haberse convertido en un icono gay, por su carácter luchador e inconformista. Otros pintores y artistas visuales LGBT son Roberto

Montenegro, Nahum B. Zenil, Julio Galán, Roberto Márquez y Carla Rippey. El autor LGBT mexicano de más éxito es Luis Zapata Quiroz. Se le ha criticado por seguir los estereotipos del modelo estadounidense del homosexual masculino trágico, a pesar de que en ningún momento plantee la homosexualidad como algo malo. Carlos Monsiváis también ha considerado en sus críticas el profundo homoerotismo de los poetas perteneciente al grupo de Los Contemporáneos, entre finales de la década de 1920 y mediados de la de 1940. Varios de sus poetas, como Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer y Salvador Novo eran homosexuales y «se dejaron tentar, discretamente, por un tema muy caro a la época: los marineros, en el aura de la noche portuaria, con su libertad y su belleza”. Los chicanos —estadounidenses descendientes de mexicanos— de la comunidad LGBT también han creado una cultura floreciente. Así, Gloria Anzaldúa y Cherríe Moraga son dos autoras importantes dentro de la comunidad LGBT norteamericana y Francisco X. Alarcón, profesor en la Universidad de California, ha publicado nueve libros de poemas Dentro de la música hay que mencionar a Chavela Vargas (nacida en Costa Rica y residente en México desde hace décadas), cuyas letras contienen claros elementos lésbicos, y Juan Gabriel, uno de los compositores de música popular más importantes de México. Uno de los pocos cantantes que han salido del clóset ha sido Christian Chávez, cantante del grupo RBD. El cantante y actor se vio impulsado a ello después de que circulasen por Internet fotos de la boda que realizó en Canadá en 2005. Uno de los centros de la cultura y la diversión homosexual en México es la Zona Rosa, una serie de calles en la Colonia Juárez, en la Ciudad de México. Desde mediados de 2007, el Gobierno del Distrito Federal y la Delegación Cuauhtémoc—en cuyo territorio se encuentra la Zona Rosa— han realizado operativos en algunos antros de la Zona Rosa, con el propósito de liberar a esta zona turística de problemáticas como el narcomenudeo, el sexoservicio masculino y femenino, así como reducir la incidencia de delitos como el robo. Otros blancos de los programas son aquellos sitios de convivencia que carecen de medidas de seguridad para los usuarios —salidas de emergencia principalmente—.Grupos LGBT han denunciado el hecho como una forma de homofobia.

MOVIMIENTO LGBT EN LATINOAMERICA La cuestión de la normalización en términos de ciudadanía es el eje principal sobre el que se basan las políticas de los movimientos de la disidencia sexual, concretamente lo que hoy se denomina movimiento LGBT (Lesbiano, gay, bisexual, travesti/transexual) en América Latina82. Entendemos por “normalización” un mayor nivel de aceptación en la sociedad de las diversas especificidades de la disidencia sexual con el fin de lograr su reconocimiento, como también condiciones de igualdad jurídico- institucional con el resto de la sociedad. Estos reclamos hoy están focalizados en la adquisición de derechos de ciudadanía especialmente el matrimonio, la adopción, beneficios sociales, garantías contra la violencia y discriminación. En líneas generales, el problema de la normalización ciudadana indica nuevas formas de inserción y participación de los colectivos de la disidencia sexual en los procesos democráticos, a partir de renovadas formas de visibi- lidad y compromisos políticos. Esto supone también una rediscusión sobre los problemas de las políticas identitarias del movimiento LGBT, que incluye conceptuar la identidad no sólo como problema hermenéutico, sino en relación a la hegemonía de diversas concepciones políticas organizativas. El objetivo de este trabajo entonces apunta una reflexión sobre la articulación y modos de conflictos presentes entre la construcción de políticas públicas y los reclamos de los movimientos sociales LGBT formulándonos como principal pregunta no tanto si es necesaria la ampliación de los derechos de ciudadanía sino en qué condiciones y de qué modo están organizando sus demandas los movimientos sociales LGBT y qué concepciones y prácticas articulan esos reclamos en la producción de políticas públicas nacionales y multilaterales.

PERSECUCIÓN Y HOSTIGAMIENTO HACIA EL MOVIMIENTO LGBT Desde la conquista de América la regulación de los cuerpos sexuados al igual que los racializados fue una característica fundamental de la distinción salvaje/civilizado, metáfora constitutiva del sistema colonial latinoamericano. El patriarcado, en dicho contexto, se conforma según la formación discursiva del patrón masculino “activo”, que reserva la potestad sobre los demás cuerpos “pasivos” al artífice de la civilidad: el

señor propietario, blanco y cristiano. Así, el proceso de formación de la diferenciación masculina/activa se funda en la apropiación de los bienes económicos y simbólicos de los otros pasivos: las mujeres en tanto diferenciación anatómica y de roles (masculino/femenino), los otros machos en tanto femeninos (sodomitas), los otros en tanto esclavos (mediados también por la diferencia de color o racial) los otros no discernidores (niños y enfermos mentales). El poder civil, nunca claramente diferenciado del religioso, será el principal artífice de las interpelaciones que sentarán las bases de la persecución y represión contra los que alteren los cánones de la diferenciación sexual y de género. Ora los contumaces sodomitas expurgando sus pecados infamantes con el fuego inquisitorial (México fue el ejemplo más horrendo en este sentido, donde en 1658 se denunciaron 123 sodomitas, 19 de ellos fueron presos y 14 quemados en la hoguera). Ora los putos, fanchonos o mariquitas, encasillados como “homosexuales”, a tono con el discurso modernizador de los estados nacionales desde finales del siglo XIX. La construcción de las naciones latinoamericanas, en los moldes de las men- talidades burguesas en boga en Europa, se corresponde con la interpelación de sus ciudadanos como individuos “sanos” y “trabajadores”. Todo desorden y exceso, especialmente en el campo de la moral sexual, entra en el territorio de la “enfermedad”. El patrón de “normalidad” es la familia y sus pilares. Por un lado la mujer/madre en oposición a la meretriz al servicio del marido, los hijos y la patria, responsable, además, por la generación de hijos sanos y por ende, del mejoramiento de la raza y la nación. Por otro lado, el marido/padre, sin excesos, virtuoso y buen trabajador en oposición al libertino, al vagabundo o peor aún al “pervertido homosexual”. En las nuevas articulaciones estatales se definen así desde el higienismo médico, importado también de Europa, un sinfín de categorías patológicas, de taxonomías y clasificaciones de lo “anormal”: perversión, ninfomanía, histeria, homosexualismo, safismo, onanismo. El siglo XX, no hará más que profundizar esta situación sometiendo sistemá- ticamente a los homosexuales a los más crueles tratamientos, discriminación y burla. Desde la humillación a los 41 en Ciudad de México, de 1901 (las 41 “maricas” presas en una sola noche y sometidas a torturas) los experimentos y estudios antropométricos de los médicos paulistas de la década de 1930, hasta la desaparición sistemática, nunca

oficialmente reconocida, de gays argentinos en la truculenta dictadura de 1976-83. Aún hoy en países como Jamaica, popularísimas canciones llaman a “cazar a la gente gay y quemarla viva”. En las décadas de la Identidad y Unidad Nacional mexicana, del populismo argentino y el Estado Novo brasileiro, políticas explícitas del Estado regula- rían la moral sexual de sus ciudadanos. Muchos países incluirán entonces la homosexualidad como delito en sus códigos penales. En otros estados, como la Argentina, surgen los edictos policiales cuya función sería regular las denominadas “faltas menores”. De esta manera, el engendro jurídico que constituían (constituyen) los edictos o faltas, penalizaban la pederastia en la Argentina creando una nueva forma jurídica y tipificación delictiva no prevista en el Código Penal de la Nación. No obstante, desde siempre, los sodomitas, los homosexuales, los invertidos, las tribadistas, sedimentaron espacios, trayectorias y prácticas de resistencia y vivencia a partir de lo artístico, de lo lúdico, lo corporal y lo cotidiano. Ya desde los años 1950 es posible visualizar importantes experiencias de socialización gay y lesbiana en las principales ciudades latinoamericanas: los clubes y las turmas de los jornais cariocas, los grupos lésbicos de las beeter o “fiesteras” en Buenos Aires, las asociaciones de los “felipitos” en Bogotá. Sin embargo, no planteaban todavía una política de visibilidad en el contexto de un espacio público fuertemente marcado por la represión sexual en general y la homofobia en particular.

PRIMERA FASE: EL MOVIMIENTO HOMOSEXUAL En el marco imperante de contestación cultural de fines de los años 1960 se crean las condiciones para la visibilidad del movimiento homosexual, al mismo tiempo que se organizan los movimientos indígenas, de negros/as y de mujeres en algunos países de América Latina. El movimiento homosexual, comenzó a plantear como problemas a considerar en la agenda política valores de su vida cotidiana, el hacer público lo privado, el autoafirmarse como sujetos homosexuales en la sociedad. Esto último suponía una reversión identitaria en la categoría de interpelación definida como homosexual, que, de ser el término médico para clasificar una enfermedad pasó a ser una categoría política afirmativa de la diferencia.

Al mismo tiempo que los colectivos “homosexuales” se constituían iban definiendo una identidad para visibilizarse que supone aún hoy un grado de complejidad y discusión creciente. Esta identidad, tanto en la construcción en redes, en acciones colectivas o desde la reflexión teórica, fue considerada mucho tiempo como única. La concepción de la “identidad unitaria” partía de naturalizar el “sujeto homosexual” en términos esencialistas, es decir, intentando definir cuáles eran los rasgos característicos o típicos del ser homosexual. Los movimientos más significativos pos 1968, surgirían en Nueva York y, en América del Sur, en Buenos Aires. El 27 de junio de 1969, comenzaba la violenta resistencia de un grupo de gays de Nueva York, ante la invasión policial del bar Stonewall Inn (situado en la calle Christopher de Greenwich Village). Esta acción, que duraría tres días, se convertiría en el “mito de origen” del movimiento homosexual en el mundo. Al año siguiente, comenzó a celebrarse la “semana del orgullo gay” culminando con una marcha que partía de la calle Christopher. En Argentina, “Nuestro Mundo”, surgido en 1967, fue el primer grupo constituido públicamente bajo una orientación homosexual en América del Sur. Con mayoritaria base obrera y sindical se definió como grupo homosexual- sexopolítico. En 1971, con el ingreso de intelectuales de clase media, daría origen al Frente de Liberación Homosexual (FLH) de clara orientación mar- xista. En los 1970, el grupo desarrollo un intenso activismo: participación en protestas, grupos de estudio, alianzas con grupos feministas y contactos con grupos gay del exterior. En el año 1973 el FLH publica “SOMOS”, la primera revista homosexual de América Latina. La violencia política desatada entonces en la Argentina culminó con la dictadura militar de 1976 y el FLH se autodisolvió decidiendo funcionar en el exilio. Los homosexuales fueron uno de los blancos predilectos de la dictadura militar. Como parte de las actividades preparatorias del Mundial de Futbol 1978 se organizaría la “campaña de limpieza”, emprendida por la Brigada de Moralidad de la Policía Federal, con la finalidad de “espantar a los homosexuales de las calles para que no perturben a la gente decente”. Por otra parte, entre 1982 y 1983, se produjo un importante número de asesinatos de homosexuales, nunca resueltos, concomitantes con la actuación de grupos neonazis (como el Comando Cóndor y el Comando de Moralidad) que instaban a acabar con los homosexuales en la Argentina.

Más o menos en los mismos años que la Argentina entraba en su período más oscuro y represivo, en el Brasil se vivían nuevos aires libertarios. Particularmente el año 1978 fue un momento catalizador de las más diversas redes de conflicto operantes en la sociedad brasileña. Precedidos por las masivas protestas estudiantiles del año anterior, entraban en huelga los metalúrgicos y trabajadores de la industria automovilística en San Pablo, al tiempo en que las feministas, los negros y los homosexuales establecían sus primeras organizaciones de carácter político. Las primeras agrupaciones de los homosexuales brasileños fueron el jornal “Lampião da Esquina” en Rio de Janeiro y la agrupación SOMOS, denominada así en homenaje a la publicación del FLH de Argentina, en la época ya extinto. Ambas no obstante, se insertarán en la disputa político-ideológica que dominaba por entonces todos estos nuevos movimientos. Una línea, de tinte anarquista ponía el acento en la reflexión sobre el ser homosexual (concienciación), sus vivencias y represiones, visibilizándose como una minoría autónoma y cuestionadora del sistema. Otra, desde el marxismo, señalaba que esta era una instancia de lucha menor, que debía insertarse en la lucha política mayor por un hombre nuevo, en una sociedad sin clases y supuestamente sin diferencias sexuales. Producto de estas discusiones y de la necesidad de vivenciar su especificidad, el subgrupo lésbico que existía en SOMOS se separa y forma el “Grupo de Acción Lésbica Feminista” (GALF), acercando sus posiciones a las recientemente creadas organizaciones feministas del Brasil. Sin lograrse un consenso sobre el “ser homosexual”, que unificara sus luchas el movimiento prácticamente desparecería en los próximos años83. Colombia conoce sus primeras agrupaciones también en los años 1970. León Zuleta es el primero en organizar un grupo de homosexuales en Medellín. Poco después junto con Manuel Velandia fundan el “Movimiento por la Liberación Homosexual” en Bogotá. En México se organizan también varias agrupaciones: el “Frente de Liberación Homosexual de México”, liderado por Nancy Cárdenas y otros como los “Grupos de los Martes y los Viernes”, el “Grupo-Grupo” y “SEXPOL”, todos con un carácter fuertemente reflexivo y de concienciación sobre el ser homosexual. Estos grupos, aparecen públicamente por primera vez en julio de 1978 en una manifestación política conmemorativa de la Revolución cubana y del movimiento

estudiantil de 1968. En ese mismo año nace el “Frente Homosexual de Acción Revolucionaria” (FHAR) y otras dos agrupaciones: el “Grupo Lambda de Liberación y la organización lesbiana “Oikabeth”.

SEGUNDA FASE: EL MOVIMIENTO LGBT A mediados de la década de 1980 el movimiento homosexual resurge con gran fuerza. La aparición del VIH-Sida, determinará en gran medida el nuevo estilo de organización del mismo. Nunca la cuestión homosexual estuvo tan visible ni se habló tanto, a favor o en contra. Era un problema insoslayable, ya sea para los que alzaban la voz para condenar y estigmatizar con los viejos designios inquisitoriales a los ahora denominados “grupos de riesgo”, como para aquellos que entendían que el reconocimiento de la diversidad era una cuestión vital de salud pública. Los nuevos tipos de grupos que surgirán son la ONG/Gay y la ONG/Aids, estimulados y prohijados por las políticas de financiamiento para el combate y prevención del virus desplegado por las organizaciones de cooperación internacional o del propio Estado. Los grupos más activos en la primera mitad de la década de 1980, en el Brasil, como el “Grupo Gay de Bahía” (GGB) y el “Triángulo Rosa” en Río de Janeiro, planteaban ahora objetivos “integracionistas”, es decir, mejorar la posición del homosexual en la sociedad, combatir el estigma y ampliar su base de derechos. Ya no estaba en juego la lucha contra el capitalismo sino la mejor manera de vivir integrados en las sociedades modernas, a partir de las políticas de “reconocimiento”. En Argentina, en tanto, con el retorno a la democracia se organizaron diversos grupos en Buenos Aires que forman una coordinadora para tratar la cuestión homosexual en las elecciones del año 1983 y elaborar un cuestionario para ser aplicado en los diversos partidos que concurrían a las mismas. Pero la vuelta a la democracia no significó el desmantelamiento de los aparatos represivos contra los homosexuales. Después del primer gran operativo focalizado en la población gay realizado por el gobierno democrático, en marzo de 1984, en el bar Balvanera, miembros de la ex Coordinadora y otros homosexuales se reunieron en una asamblea que, el 17 de abril de 1984, fundaría la “Comunidad Homosexual Argentina” (CHA).

Por estos mismos años en el Perú, entre la vuelta a la democracia y la guerra, surgiría el “Movimiento Homosexual de Lima” (MOHL). En tanto en Chile, en 1984, en plena dictadura, se crea el grupo lésbico-feminista “Ayu- quelén”, después del trágico asesinato en el centro de Santiago de la artista lesbiana Mónica Briones, a manos de las fuerzas de seguridad. Los años 1990 se caracterizaron por la pluralidad y la diversidad de agrupaciones que surgieron en todo el continente, especialmente en las principales ciudades latinoamericanas. Como en el resto del mundo se impone la designación de lesbiana y gay abandonando la categoría homosexual (Seidman, 1996). Posteriormente también travestis, transexuales, bisexuales e intersexuales). Surgen además, poderosas y articuladas asociaciones nacionales e internacionales de organizaciones LGBT (gay, lesbico, travesti, transexual, bisexual e intersexual), como la ILGA (Internacional Lesbian and Gay Asociation) a nivel mundial, la ILGALAC, en Latinoamérica. Por otro lado, aparecen nuevos espacios de articulación entre los que se cuentan las multitudinarias Marchas del Orgullo que persiguen especialmente una política de visibilidad, la Internet como espacio privilegiado de encuentro, de organización virtual y un mercado específicamente dirigido al público LGBT. Todo esto posibilitó la creciente fragmentación identitaria en los más diversos “estilos de vida”, o sea, el surgimiento de nuevas experiencias e identidades homoeróticas sin necesariamente reclamos o demandas políticas. Cada vez más las personas se organizan o simplemente se “agrupan” (o agregan) en función de sus gustos, preferencias, estilos, diferenciándose a partir de una sofisticación y estetización del deseo y del consumo. Las tribus de musculosas o “barbies” (gays de cuerpos trabajados) los “osos” (gays generalmente peludos y robustos o gordos), las cross-dressers, (hombres hetero u homosexuales que se visten de mujer) los S/M (sadomasoquistas), las lesbianas butchs (mujeres que reinventan la masculinidad) drag-queens y drag-kings (producciones estilizadas de los géneros), entre otros. Varios grupos suman también su preferencia sexual a otras especificidades corporales, culturales y religiosas. Además de numerosos grupos cristianos LGBT, existen agrupaciones judías, de sordos/as, de ciegos/as, de negros y negras, de personas mayores, en varias ciudades latinoamericanas.

PERSISTENCIAS REPRESIVAS

Según el informe 2009 de ILGALAC (Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe) once países latinoamericanos penalizan prácticas asociadas a la no heterosexualidad. El área de América Central y el Caribe es el foco más intensamente represivo en materia legal. Las penalidades con diversos grados y modalidades, van desde los 5 a los 25 años de cárcel en Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbardos, Dominica, Granada, Belice, Guyana, Jamaica, San Cristóbal y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas y Trinidad y Tobago. En Guyana, Barbados y Trinidad y Tobago pueden acarrear la privación de libertad de por vida (cadena perpetua); en Belice y Trinidad y Tobago las leyes migratorias prohíben el ingreso de homosexuales al país. En Jamaica, uno de los países considerados como más homofóbicos de la región, es una tradición entre los cantantes rastafaris la homofobia de sus letras, denunciada y censurada en giras a países europeos. En República Dominicana han sido denunciadas restricciones a la libertad expresión y se prohíbe por ley la adopción por parte de personas homosexuales. En Nicaragua hasta la derogación de la ley que penalizaba la sodomía, recién en el año 2008, se castigaba hasta con tres años de cárcel cualquier acto sodomita, aun si era cometido en la privacidad del propio hogar. En Costa Rica, una normativa poco clara en el Código Penal disponía penalizar con 30 días o multas a quien “practicare la sodomía de forma escandalosa”, pero esto fue revocado por las Leyes antidiscriminatorias del año 2008. Por otra parte, el Congreso hondureño ratificó en el 2005 una reforma constitucional que prohíbe los matrimonios entre personas del mismo sexo e impide la adopción de niños a parejas homosexuales. La misma reforma se discute actualmente en el Parlamento de El Salvador. La contradictoria Constitución boliviana, a pesar de su rasgo multiculturalista, a la vez que prohíbe cualquier acto discriminatorio (art. 14) anula cualquier posibilidad de reconocimiento al matrimonio homosexual al dar rango constitucional al matrimonio “entre una mujer y un hombre” (art. 63). Una interpretación similar puede hacerse del art. 68 de la Constitución de Ecuador. En Paraguay el artículo 140 del Código Civil prohíbe en forma explícita el matrimonio para las personas del mismo sexo. Tradicionalmente la iglesia católica y, en los últimos años muchas iglesias neopentecostales, son algunas de las instituciones más

homofóbicas en América Latina, conjuntamente con las fuerzas armadas y la policía. Estas iglesias se oponen a toda modificación legislativa a favor de los derechos LGBT, las campañas de prevención del VIH-Sida y no pocas, sobretodo en Brasil, propician clínicas de cura para homosexuales. En El Salvador, por ejemplo, en abril de este año, la iglesia católica presentó en el Congreso 300.000 firmas de ciudadanos que piden que se ratifique la enmienda constitucional que prohíbe los matrimonios entre personas del mismo sexo. América Latina es también una de las regiones donde más se contabilizan crímenes de odio con base en la homofobia. Existen innumerables denuncias que recorren toda América Latina sobre la brutalidad de las vejaciones, abusos y detenciones que sufren travestis y transexuales. En el 2001, por ejemplo, la policía de Tegucigalpa anunciaba que iniciaría operativos de “captura a travestis y homosexuales pues estos, representan un mal social para los menores de edad y un daño para los turistas que visitan el país”. En el año 2003 el Comité de Derechos Humanos de la ONU interrogó al gobierno de El Salvador acerca de detenciones arbitrarias y torturas a travestis. En el 2004 fueron asesinadas 18 travestis en Guatemala. En Argentina, varios códigos de faltas penalizan el “vestir las ropas del sexo opuesto” lo que de hecho inviabiliza el derecho a la existencia de las travestis.

EL LARGO CAMINO DE LOS DERECHOS La política de visibilidad del movimiento LGBT apunta al reconocimiento de una especificidad cultural y al reclamo como sujetos plenos de derecho. Desde este accionar, consumo, estilos de vida y cuestiones políticas y sociales del colectivo LGBT se tornan mucho más visibles en los medios de comunicación. La violencia homofóbica, la discriminación en el mercado de trabajo, cuestiones relativas al derecho de adopción, de herencia y matrimonio pasan a ser tratados con inusitada frecuencia por diarios, revistas y programas de televisión. Las agrupaciones LGBT han podido obtener personería jurídica, tempranamente en Brasil (GGB, en 1983) y tardíamente, y en base a importantes presiones internacionales, en Argentina (1989, la CHA). Las organizaciones travestis están en peor situación aún. En Argentina solo una agrupación entre las de travestis consiguió obtener su personería: la “Asociación de Travestis Unidas de Córdoba” (ATUC), en el 2004.

Por otra parte, los avances en términos de derechos y garantías jurídicas han sido notables, en algunos países y ciudades del continente. Numerosas leyes que reconocen la libre orientación sexual fueron promulgadas generalmente a nivel municipal o estadual. Ecuador, paradójicamente, pasó de penalizar la homosexualidad a convertirse en el segundo país en el mundo, después de África del Sur, que incluyó en su Constitución la prohibición de discriminar por orientación sexual. Existe normativa específica antidiscriminatoria, con diferentes matices, en Uruguay, México, Venezuela, Colombia, Antillas Neerlandesas, Aruba, Nicaragua, Argentina (en Buenos Aires y algunas ciudades) y en Brasil donde algunos estados la reconocen constitucionalmente. Venezuela, Argentina, Costa Rica, Paraguay y Puerto Rico prohíben la discriminación laboral, en la mayoría de los casos en el ámbito público. No obstante, son varias las empresas privadas que extienden los beneficios del cónyuge a los compañeros del mismo sexo (por ejemplo, Aerolíneas Argentinas en Argentina, IBM en Brasil y México, Itaipú Binacional y Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social en Brasil, Cooperativa Bancaria en Uruguay). El derecho a pensión por viudez fue reconocido a personas gais y lesbianas en Brasil y Argentina. El derecho a visitas íntimas a personas privadas de su libertad sin distinción de su preferencia sexual fue reglamentado en Pernambuco (Brasil) y en México. El cambio de sexo y nombre para los transexuales es aceptado en algunos estados del Brasil, en Chile, México, Cuba y en Argentina mediante fallos judiciales. En algunos casos, además, se eliminó la homosexualidad como causa de indignidad para ocupar cargos públicos o ejercer derechos políticos (la imposibilidad de votar en la provincia de Buenos Aires o la regulación de las conductas contra la dignidad de la administración de justicia en Colombia). En Perú se incluyó la Orientación Sexual como causal para pedir amparo en casos de discriminación. También cuentan con esta garantía: Ecuador, Uruguay y México. Existe “unión civil” o pactos de convivencia, que regulan las uniones con- sensuales entre personas sin distinción de sexos. En Ecuador el artículo 68 de la constitución de 2008 establece la unión civil entre dos personas sin marcar su género aunque se prohíbe expresamente el matrimonio. Por ley Uruguay definió, en el año 2008, la unión concubinaria como “la situación de hecho derivada de la comunidad de vida de dos personas, cualquiera sea su sexo, identidad, orientación u opción sexual, legalizando así un reconocimiento de derechos

prácticamente similar al matrimonio”. También en este país se estableció la condena a prisión de medio a dos años por actos de violencia moral o física de odio o desprecio por razón de orientación o identidad sexual. En México se reconoce la unión civil en las ciudades de en Mexico,D.F., Coahuila y en Argentina en las ciudades de Buenos Aires Rio Negro (sin reglamentación) y Villa Carlos Paz y Río Cuarto en la provincia de Córdoba. En Colombia, gracias a un fallo de la Corte Constitucional, en 2007, las parejas de gays y lesbianas pueden legalizar sus uniones ante notario público o en un centro de conciliación, después de dos años de convivencia. También tendrán derecho al patrimonio del otro en caso de separación o muerte aunque el fallo no incluye el tema de seguridad social. Un fallo judicial en el Estado de Rio Grande do Sul de Brasil autorizó el registro de uniones estables sin distinción de sexo. En Argentina el 14 de julio de 2010 fue legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo convirtiéndose así en el primer país de América Latina y segundo de toda América después de Canadá en este logro. El derecho a adoptar de parejas del mismo sexo solo fue reconocido por un fallo judicial en el Estado de San Pablo, en Brasil, y cuenta con media sanción del Congreso uruguayo. Pueden adoptar gais o lesbianas en condición de solteros/as en Argentina, Brasil, Mexico, Colombia, Costa Rica, y Puerto Rico. En los foros internacionales, desde Pekín a Durban, la inclusión de la categoría “orientación sexual” e “identidad de género” fue sistemáticamente excluida. En abril de 2003 la delegación brasileña de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU introdujo el proyecto de resolución sobre derechos humanos y orientación sexual, conocido como “Resolución de Brasil”, por el cual se prohíbe la discriminación por motivo de orientación sexual. Luego de intensos debates, la resolución fue pospuesta y al año siguiente la moción fue retirada.

DISCUSIÓN Y BALANCE: INSTITUCIONES OBLICUAS Las diversas agrupaciones que aparecen a partir de mediados de la década de 1980, persiguen, en términos generales, una política afirmativa que pone el acento en los derechos reconocidos por el Estado y en las posibilidades abstractas de igualación normativa. Con un pie en el mercado la política del gay ciudadano parece confundirse por momentos con la del gay consumidor y no pocas veces con la el gay

“contribuyente”, usufructuario por tanto de los mismos derechos que el resto de los ciudadanos (o por lo menos las mismas garantías de consumo que los contribuyentes de su faja tributaria). Esto conduce a la inevitable pregunta sobre quiénes hablan en nombre de los colectivos que dicen representar y lo que resulta aún más problemático quiénes son esos colectivos. Es entonces que la noción unitaria de identidad homosexual comienza a resquebrajarse. La homosexualidad desde su surgimiento como categoría de la taxonomía médico-legal se explicó siempre por posturas esencialistas, o sea, como si sólo existiese un tipo o una única manera de serlo. Esta postura sería cuestionada tanto desde la teoría como desde la militancia política, relativizando la univocidad del “ser homosexual” y destacando la necesidad de conectar cada identidad con las condiciones de producción o el contexto histórico específico. En los EEUU, desde las diferencias hacia el interior de la propia comunidad homosexual, negros/as y chicanos/as comienzan a criticar el denominado “solipsismo blanco de clase media”. Es decir, una identidad vista y construida desde la posición del gay, varón, blanco y de clase media. Algunas feministas reflexionan, por ejemplo, sobre su condición de lesbianas chicanas y la pro- blemáticas de las diferencias que se intersectan (raza, clase, edad, género, etc). Estas corrientes serían introducidas, con sus particularidades - y no sin fuertes debates-, hacia el interior de los movimientos: en Argentina por Nestor Perlongher y en Brasil por Herbert Daniel y Leila Micolis. Por otra parte, comienza a abandonarse la designación “homosexual” y se imponen las denominaciones gay, lesbiana, travesti, transexual, intersexual en los nuevos movimientos que comienzan a visibilizarse en el espacio público, agrupándose de acuerdo a sus especificidades. LOS LÍMITES DE LA TOLERANCIA Hemos visto el amplio abanico de posibilidades de la posición de los Estados latinoamericanos respecto al tema de la diversidad sexual. Desde la intolerancia absoluta y la franca persecución en muchas de las islas del Caribe hasta un clima de reconocimiento creciente en países como Uruguay, México, Argentina y Brasil. El punto que se plantea aquí es el de los propios límites estatales al reconocimiento de lo diverso y/o los tiempos de asimilación del sistema.

Lógicamente sólo podemos considerar en este caso los países favorables a la temática positiva de la diversidad en el espacio público. Pero aun así, en tanto el estado plantee desde el vamos los límites del sujeto a ser reconocido, o sea, el marco y hasta donde podrá hacerse la demanda, y con respecto a qué derechos, obtura la propia existencia del sujeto como otro diverso. Esto supone, incluso, la construcción del propio sujeto ahora “reconocido”. Es el caso de Bolivia y Ecuador, donde si bien se reconoce con rango constitucional el derecho a la libre orientación sexual también se cierra y con el mismo rango la posibilidad del matrimonio y la adopción. En Argentina el tema travesti es sintomático. Aún se discute el derecho a su existencia en la medida que muchos de los códigos de contravenciones inconstitucionalmente penalizan el vestirse con ropas del otro sexo. Esto de hecho inviabiliza su circulación pública y por ende su visibilidad/reconocimiento85. Sin contar con que las travestis/transexuales son el colectivo que más sufre discriminación y violencia en cualquiera modalidad. El segundo problema a considerar tiene que ver con las diferencias de visibilidad posibles en contextos urbanos y periféricos de los países de la región que, al igual que los colectivos de travestis suponen una visibilidad previa al acceso a derechos. El diseño de cualquier política de ampliación de derechos, sexuales o no, pasa por entender que, en las sociedades latinoamericanas, de manera particular, coexisten rasgos premodernos, regiones con modernizaciones diferenciadas y marcas posmodernas vía globalización que pretende ser cada vez más acelerada. De tal manera, no será lo mismo una agenda sexo-política en contextos como las provincias del norte-hispánico argentino, que las de las poblaciones recientes de la Patagonia o de la megalópolis porteña. Por tal motivo fue posible aprobar una ley de unión civil restricta a la ciudad autónoma de Buenos Aires mientras que en el interior (a excepción de Río Negro) ni siquiera aún puede hablarse de una agenda de derechos para el sector LGBT. Simplemente porque parecen no existir sujetos de tales derechos. La invisibilización es tal que instituciones de este tipo son vistas como una excentricidad realmente inaceptable. ¿Cómo pueden celebrar un acto público, como la unión civil cuando mínimamente no se garantiza el derecho al reconocimiento específico que lo sustenta? Si no existe al menos un reconocimiento del derecho a “ser” diferente, ¿qué sentido

tienen instituciones que regulen cuestiones atinentes a la cotidianeidad de los mismos? DILEMAS CIUDADANOS Finalmente la pregunta que debe formularse desde América Latina es si realmente es posible ampliar o construir ciudadanía. En el marco de democracias formales y no sustantivas y con las desigualdades más asimétricas de este planeta, ¿será posible esta construcción? O mejor aún ¿A quiénes beneficiará el estar comprendidos bajo la categoría de ciudadanos? Ello parece ser un problema de universalidad y, de cierta manera, lo es. Aquí el dilema que se nos presenta es el de la institucionalización en términos de ciudadanía y las regulaciones culturales que operan para mantener en la cotidianeidad las estructuras de dominación y discriminación. Es inveterada la poca eficacia en varios países y nuevamente en este caso Brasil es el paradigma de las regulaciones jurídicas por sobre las regulaciones culturales. Baste el caso más notorio de la legislación que garantiza la no discriminación racial en una sociedad culturalmente atravesada de punta a punta por el racismo. En contextos como este, el resultado de las políticas de ampliación de derechos apuntó para la guetificación. Se reconocen y protegen espacios específicos de retirada del control de la moral pública al igual que se reconoce la retirada del estado de las favelas y su reemplazo estratégico dada su mayor eficacia de control social por el narcotráfico. Esta racionalidad particular sostiene la permisible acreditación ciudadana de un marco racional o legal y la violencia de la opresión cotidiana, en apariencia no visible. Esto se constata, por ejemplo, en los países que aunque más avanzados en el reconocimiento de derechos mantienen estructuras de opresión que, por otras vías, demuestran cualquier intento emancipatorio. Brasil, así, figura a la cabeza de los crímenes de odio homosexual en América Latina por México. En Brasil, de acuerdo con cifras del Grupo Gay da Bahía, en el período 1980-2000 se produjeron 1.960 asesinatos homofóbicos, lo que representaría un homicidio cada dos días. En México, de acuerdo a casos relevados por la Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por Homofobia, se registraron 213 personas ejecutadas por odio homofóbico entre 1995 y 200088. El promedio es de 35 homicidios por año, por lo cual este país es el segundo después de Brasil que registra el mayor número de crímenes de odio contra personas LGBT (Mott y Cerqueira, 2001).

CONCLUSIONES Son muy diferentes las situaciones de los colectivos de la diversidad sexual en el contexto latinoamericano. El Caribe es el territorio en donde más se vulneran los derechos de personas LGTB, con francas políticas represivas y persecutorias que establecen penas que van de los 5 a los 25 años y reclusión perpetúa. Este contexto de interpelación absoluta torna imposible la existencia misma de cualquier movimiento sexopolítico. En el resto de los países se visibiliza con mayor claridad el problema que hemos desarrollado como paradoja latinoamericana de la institucionalización y que determina que el reconocimiento a las demandas de los grupos subalternos presente no pocas contradicciones. En todos los casos debe señalarse que aunque el Estado parece promover, por un lado, la imagen del/la “gay/lesbiana ciudadano/a” que reclama derechos civiles con una sexualidad controlada y responsable implementa, por otro, una represión creciente vía subterfugios legales (códigos de faltas, contravenciones). Más allá de los avances en lo formal-legal, la homofobia cultural parece dar respaldo a políticas no explícitas pero cómplices de la represión a lo diferente. Y esto último agreguemos, en su expresión más amplia, desde lo sexual hasta las protestas populares y reclamos campesinos. Las fuerzas de seguridad, especialmente, parecen ser las encargadas del control de lo diverso en América Latina y de que invariables cuadros de poder y dominación mantengan un esquema que lleva 500 años de exclusión. Así, no solo la diversidad sexual y de género está siempre en jaque, sino también la racial/étnica y, sobretodo, los movimientos que cuestionan las bases del sistema neoliberal: campesinos, desocupados, obreros, mineros, ambientalistas. Argentina y Uruguay son los dos países que más clara y abiertamente han emprendido una política de reconocimiento de derechos y garantías legales. En Colombia y Brasil se observa también un proceso en el mismo sentido, pero basado más en reconocimientos por vías judiciales. Ecuador y Bolivia son ambiguos: han hecho importantes reconocimientos constitucionales pero también han objetado en las propias constituciones ciertos derechos, además de no contar con políticas públicas que hagan efectivos esos derechos. Chile, como señala el último informe de ILGALAC (2009) manifiesta sus buenas intenciones sin terminar de concretarlas nunca.

México y Brasil han hecho, además, reconocimientos parciales de derechos en determinadas ciudades o estados, por eso, el otro gran dilema, como ya introduje, son las efectivas condiciones de ejercicio de los derechos recono- cidos a las diversidades sexuales, en relación a las profundas diferencias de modernización entre lo que aquí denominé comunidades urbanas y periféricas y no sólo una ingenua diferencia rural-urbana (y menos aún, en los términos orientalistas que supone la discusión tradicional/moderno). De allí que la discusión sobre derechos como matrimonio o unión civil, en contextos con regulaciones culturales diferenciadas –plantean grandes interrogantes en tanto antes no se discutan las condiciones de visibilidad de la población LGBT periférica. Sin visibilidad no existe sujeto de derecho y sin sujeto de derecho es imposible el reconocimiento de cualquier institución legal. ¿Cuáles serían las posibilidades de ejercicio de tal derecho? ¿Cómo podrían contraer matrimonio o unirse civilmente dos personas del mismo sexo si no podrían, por ejemplo, convivir sin la persecución de su comunidad, lo que de hecho invalidaría la facticidad de tal institución? Nuevamente aquí se presenta la paradoja latinoamericana entre lo institucional y lo cultural. La problematización crítica de la normalización ciudadana y el conflicto en América Latina fue de cierta manera formulada desde la teoría y la praxis política queer89 . Si bien su recepción fue y es importante en sectores del mo- vimiento, particularmente en Argentina, desde la década de 1990 (ver Figari y Ponce, 1999) resulta urgente pensar en qué medida la globalización de las agendas multilaterales - en términos de las demandas LGBT- ha impactado en esa discusión. ¿A quién favorecen las instituciones y garantías en sociedades tan profundamente desiguales en razón de clase y raza/etnia? O sea, ¿de qué y de cuáles gays y lesbianas o diversidades sexuales estamos hablando cuando de derechos civiles o visibilidad LGBT se trata? Esas preguntas son las que deberán tenerse en cuenta al calor de los avances institucionales que se van generalizando en gran parte de América Latina.