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Resumen Este trabajo trata sobre los hebreos: es la historia de un pueblo que empieza en Abraham, inicialmente cuando Yahvé se le presenta en Ur de los caldeos, dándole un mandato. Según la narración bíblica, la historia de los judíos comienza en Abraham, un hombre que ha sido considerado como el padre de todos los hebreos y el fundador del pueblo de Israel y por ende de todos los judíos. El patriarca cobraría importancia más adelante para los hebreos creyentes y la historia de los mismos. Un pacto con Dios cambiara el rumbo de la vida de Abraham junto con la de sus descendientes.

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Introducción El título de esta monografía es “El origen del pueblo hebreo”, donde abarcaremos puntos importantes. Nos concentraremos en la figura de Abraham por la importancia que cobra en la cultura hebrea. Hablaremos de quien fue Abraham y de donde vino. La alianza que hace Yahvé es el tema central que vamos a estar tocando. Es importante aclarar que el nombre Yahvé es equivalente a Dios. La figura de Abraham como el máximo exponente de la fe hebrea, y sobre todo poder mostrar como fue concedida su promesa es el objetivo de este escrito. Gracias a la obediencia de Abraham, Dios le prometería una descendencia que seria como las estrellas del cielo y la arena del mar, así mismo les daría a sus descendientes toda la tierra que pisaban, un territorio fértil donde fluía la leche y la miel, un hebraísmo “leche y miel” que expresan la abundancia del ganado y la fertilidad del territorio en cuanto a vegetación. Abraham representa un papel muy significativo en la cultura hebrea, sobresale por ser una de las figuras más importantes y emblemáticas de la historia judía temprana, su persona es vital para la continuidad del relato bíblico. La biblia lo presenta como el patriarca y fundador de una nación, el ejemplo de un hombre bueno y justo que amaba la paz y que estaba dispuesto a luchar por sus principios. Su persona dio inicio al concepto de un pueblo elegido por Dios. La historia de Abraham y los patriarcas fue la primera columna de lo que terminaría constituyéndose como judaísmo. Según la biblia y la tradición judía el pueblo de Israel está conformado por los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob, por tal motivo Abraham sería adoptado como el padre del judaísmo. Para los creyentes Abraham es un modelo que seguir, él representa la obediencia del mandamiento divino mediante la fe, en su persona comienza un nuevo periodo en la historia del hombre, es el antepasado de una nación portadora de las promesas y propósitos divino, las cuales al fin serían cumplidas.

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Origen

La historia del pueblo hebreo se halla, en sus orígenes, envuelta en misterios todavía sin descifrar. Solo a partir de Abraham, conforme se nos narra en el Génesis, tenemos unos datos más o menos seguros. Hay que tener en cuenta, no obstante, que para estos relatos solo disponemos de la biblia y apenas contamos con muy pocas fuentes independientes, que vengan a confirmar lo que en el libro sagrado relata. Para conocer estas épocas remotas del cercano oriente solo disponemos de las narraciones hebreas. Algunas de ellas, no obstante, se han venido confirmando con el tiempo a través de descubrimientos arqueológicos. Otras no, aunque a medida que progresan las investigaciones arqueológicas se van confirmando más y más datos, lugares y personajes. Por otro lado, como queda insinuado, estos relatos del Génesis, así como otros de las primeras centurias del pueblo hebreo, corrieron primero como narraciones orales o tradicionales, las que solo se vinieron a escribir un milenio después de Abraham, en la época de las monarquías de David y Salomón. Los registros bíblicos indican que los hebreos eran oriundos de Mesopotamia, a cuyos ancestros Dios eligió para hacer de ellos una gran nación. En un principio fueron nómadas y vivieron en tiendas, llevando manadas de cabras y ovejas, utilizando asnos y mulas como animales de carga y estos datos son importantes para el proceso de investigación bíblica. Los hebreos formaron uno de los varios grupos étnicos: el de los arameos, parientes de los amorreos, conocidos como semitas, por considerarse descendientes de Sem, uno de los hijos de Noé, emparentados a su vez con otras tribus del norte de Arabia y del sur de Mesopotamia, en donde vivían como nómadas en tiempos prehistóricos, según queda señalado. Hacia el año 2000 a.c (época que la Historia Universal corresponde a la edad de bronce), encontramos una familia o clan semita, cuyo patriarca o jefe era Teraj, quien tenía un hijo mayor llamado Abram, nombre más adelante se le cambiaría por el de Abraham.

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El relato sobre el llamado divino del patriarca Abraham se remite en una fuente procedente de la biblia. La fuente de Génesis dice que Abraham partió junto a su padre, su sobrino Lot, y su esposa Sarai de Ur de los Caldeos hacia la tierra de Canaán, pero no llego directamente a su destino, si no que se asentó en la ciudad de Harán en el norte de Siria. Las migraciones constituyen un hecho común en la vida de los patriarcas, la historia de Abraham estuvo llena de migraciones de un lugar a otro, como es de esperarse de un nómada. Abraham recibió un llamado divino para cumplir con cierto propósito, la creación de un pueblo, esto sucedió mientras el patriarca se encontraba con su padre y su familia en la ciudad de Harán. Jehová le dijo a Abram: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” (Génesis 12:1). El patriarca sin basilar acudió al llamado, sin saber exactamente hacia donde iba y sin poder visualizar algo o palpar a quien le hablaba, quizás sea esta una de las razones por la cual lo hayan considerado como el padre de la fe. Dios lo dirigió hacia una tierra muy fértil de Oriente Medio, llamada Canaán. La geografía del territorio cananeo según la historia bíblica se ubica entre el mar Mediterráneo y el río Jordán y que abarcó parte de la franja sirio-fenicia conocida también como creciente fértil. En la actualidad corresponde el estado de Israel.

La circuncisión, señal de pacto A pesar de haber prometido Dios un hijo al patriarca cuando tenía 86 años, Sarai lo indujo a que tomara como segunda esposa a su esclava Agar, debido principalmente a su condición estéril. El relato bíblico cuenta que Agar concibió y comenzó a tratar con insolencia a su señora, motivo por el cual Sarai la echó de su casa ya que poseía todo el derecho de hacerlo. Agar, sin embargo, regresaría por la orden de Dios sometiéndose a Sarai hasta que le nació el primer niño a Abraham, al que llamó Ismael, pero este no sería el hijo que Dios habría de concederle por medio de su promesa. Trece años más tarde cuando Abraham tenía 99 años de edad, Dios hizo un pacto con él, pidiendo como señal circuncidar a su hijo Ismael y a todo hombre nacido dentro de su casa, aquel hecho 4

implicaba por sí mismo un cambio de vida en el patriarca y su clan, por ende, le fue cambiado el nombre de Abram, por el de Abraham en motivo de confirmar y recordar continuamente el convenio eterno hecho con él y su descendencia.

Esta es la alianza que hago contigo: tú serás el padre de muchas naciones, y ya no vas a llamarte Abram. Desde ahora te llamarás Abraham, porque te voy a hacer padre de muchas naciones. Haré que tus descendientes sean muy numerosos; de ti saldrán reyes y naciones. La alianza que hago contigo, y que haré con todos tus descendientes en el futuro, es que yo seré siempre tu Dios y el Dios de ellos. A ti y a ellos les daré toda la tierra de Canaán, donde ahora vives, como su herencia para siempre; y yo seré su Dios. (Génesis 17 4-8) Al tercer día de la circuncisión, Abraham fue visitado por tres mensajeros estos le predijeron que Sara tendría un hijo en edad avanzada. Según la tradición judía, siete meses después de la promesa del tan esperado hijo, el 15 de Niján, el señor cumpliría la palabra y siendo ella de 90 años y Abraham de 100 años, tuvieron un hijo a quien pusieron por nombre Isaac. Tiempo después Agar e Ismael serían despedidos de la casa por mandato de Dios.

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Conclusión La promesa sobre el territorio hecha a Abraham fue muy concreta, sería una posesión perpetua para sus descendientes, así como la elección del pueblo que saldría de sus simientes, dicha promesa nunca podría ser revocada ya que sería eterna e insustituible. El concepto de la tierra prometida era un aspecto muy peculiar de la religión israelita, para los judíos, ya que es muy significativo que los judíos convirtieran los cinco primeros libros de la Biblia, en la Torá, que son el núcleo de su fe pues se referían a la Torá como la promesa de la tierra y su cumplimiento. Los libros posteriores, pese a todo su brillo y amplitud nunca adquirieron el mismo significado fundamental. Abraham nunca vio la promesa cumplida, de hecho, pasaron cuatro generaciones para que ese pacto se cumpliera. Dios según los judíos determinó convocar a un pueblo especial para sí mismo, y a través de ese pueblo especial Dios bendeciría a todas las naciones. Los descendientes de Abraham serían conocidos como hebreos y posteriormente hijos de Israel por descender de Jacob hijo de Isaac y nieto de Abraham. El libro del Génesis y los pasajes de la fuente bíblica relacionados, así como los escritos judíos posteriores, son la única prueba de que existió Abraham, pero todo este material fue redactado por lo menos mil años después de su vida. Fuera de esto, no se han podido comprobar datos o evidencias concretas sobre su existencia, desde el punto histórico moderno, tal y como suele suceder con muchos personajes bíblicos. Aunque no se puede comprobar su existencia no debemos restarle importancia a la historia del patriarca. Los judíos todavía reconocen a Abraham como el patriarca que hizo un pacto con Dios para que se les cediera Canaán. En el presente, hay disputas por la tierra de Jerusalén y la figura de Abraham se encuentra envuelta en el problema. En definitiva, para entender la historia hebrea no podemos descartar al padre de muchas naciones.

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