Monografia de Las Rebeliones Indigenas

LAS REBELIONES INDIGENAS EN EL SIGLO XVIII INTEGRANTES: -GARCIA ESPIRITU LUIS ALFREDO -CASAS SOSA JUAN FERNANDO Luffi

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LAS REBELIONES INDIGENAS EN EL SIGLO XVIII

INTEGRANTES: -GARCIA ESPIRITU LUIS ALFREDO -CASAS SOSA JUAN FERNANDO

Luffi

LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII

ÍNDICE

1. DEDICATORIA 2. INTRODUCCIÓN 3. CAPITULO I: LA REBELIÓN DE JUAN SANTOS ATAHUALPA A. EL PLAN DE JUAN SANTOS ATAHUALPA B. LA EXTENSIÓN DEL MOVIMIENTO C. DESARROLLO DE LA REBELIÓN D. DESAPARICIÓN DE JUAN SANTOS ATAHUALPA 4. CAPITULO II: LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU II A. REBELIÓN EN LAS CERCANÍAS DEL CUZCO B. REBELIÓN EN EL SUR C. ESTRATEGIAS DE TÚPAC AMARU II 5. CAPITULO III: LA REBELIÓN DE TÚPAC KATARI A. FRICCIONES ENTRE AYMARAS Y QUECHUAS B. REBELIÓN C. MUERTE Y CONTINUACIÓN DE LA LUCHA 6. CONCLUSION 7. BIBLIOGRAFIA

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DEDICATORIA:

A nuestros padres.

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INTRODUCCIÓN

El Derecho representa aquel conjunto de normas que, fundadas en la naturaleza humana, configuran el orden social. Los fundamentos del derecho se encuentran en la naturaleza social de los seres humanos, en razón de que: Los hombres se relacionan entre sí conforme a tendencias naturales de realización; estas tendencias necesitan, para desarrollarse, de un orden que fije límites éticos y que permita dicha realización coexistencial de manera justa entre los miembros, en ese sentido los hombres conocen naturalmente, mediante la razón, los primeros principios jurídicos generales necesarios para ordenar la convivencia y el bien común.

Estos movimientos o rebeliones serguen como reacción contra la aplicación de las reformas carbonices del siglo XVIII, estuvieron encabezadas por indios nobles, muchos de ellos curacas, los cuales se apoyaron en los abusos que sufrían la población indigen para organizar los levantamientos armados, mucho de los cuales solo pretendían alcanzar reivindicaciones de pequeño sectores sociales. En sí, es muy difícil hablar de un proyecto político articulado que buscase el logro de la independencia.

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LAS REBELIONES INDIGENAS EN EL SIGLO XVIII 3. CAPÍTULO I: LA REBELIÓN DE JUAN SANTOS ATAHUALPA Fue el dirigente quechua de una importante rebelión indígena que estalló en1742, cuyo propósito era restaurar el Imperio de los incas y expulsar a los españoles y negros. Al frente de las tribus selváticas, logró controlar un extenso territorio de la selva central del Virreinato del Perú, amagando la sierra central. Si bien la rebelión no llegó a extenderse más allá de esos límites, tampoco pudo ser

sometida

por

la

autoridad

virreinal.

Juan

Santos

desapareció

misteriosamente hacia el año 1756, desconociéndose la fecha y las circunstancias de su fallecimiento. Lo poco que se sabe de la vida de este caudillo mestizo antes del año 1742 nos lo han transmitido los religiosos que se entrevistaron con él y que recogieron algunos datos de su boca, por lo demás dudosos. Juan Santos afirmaba ser un descendiente de los incas nacido en el Cuzco y criado por los jesuitas. Demostraba tener una gran cultura, pues dominaba el castellano y latín, además del quechua y otros idiomas nativos. También afirmaba que uno de sus maestros jesuitas, al comprobar sus aptitudes intelectuales, lo llevó consigo a Europa (España y Portugal) y África (San Pablo de Luanda, en Angola). Regresó al Perú, que lo recorrió del Cuzco a Cajamarca. Hacia 1740 se ofreció como ayudante de los misioneros franciscanos de la región de Chanchamayo, en la selva central. Estas misiones habían facilitado la llegada de los españoles interesados en explotar la sal proveniente de un cerro aledaño (Cerro de la Sal), quienes empezaron a usar como mano de obra a los nativos asháninkas, lo que conllevó a una serie de abusos. La idea de la rebelión surgió entonces en Juan Santos, al comprobar la desalmada dominación española que ejercían con total impunidad. Se propuso restaurar el trono de sus antepasados y dar la libertad a los indios. Al momento de estallar la rebelión, Juan Santos contaba de 30 a 40 años de edad. Vestía una cushma o camisón típico de los indios selváticos y llevaba siempre colgada en el pecho una cruz de madera de chonta con cantoneras de HISTORIA DEL PERU

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII plata. Mascaba abundante hoja de coca, a la que denominaba «hierba de Dios». Sus rasgos eran de mestizo. Uno de los frailes franciscanos que lo visitó lo describió como de estatura alta y de piel tostada, añadiendo: «tiene algún vello en los brazos, tiene muy poco bozo, luce bien rapado… es de buena cara; color pálido amestizado; pelo cortado por la frente a hasta las cejas, y lo demás desde la quijada alrededor coleteado», es decir, recogido en una coleta, según la moda occidental del siglo XVIII. A. EL PLAN DE JUAN SANTO ATAHUALPA El movimiento libertario estalló en junio de 1742. Juan Santos se hizo proclamar Apu Inca, aduciendo ser descendiente de Atahualpa. Confiaba en el apoyo de los indios de todo el territorio peruano; llegó incluso a afirmar que estaba relacionado con los ingleses y que una flota británica apoyaría por mar su rebelión. Coincidentemente, al iniciar la lucha de la libertad, se vio por las costas del virreinato la nave del inglés Jorge Anson. Su meta era restaurar el Imperio inca y expulsar a los españoles y a sus esclavos negros, para inaugurar un nuevo régimen de prosperidad, aunque aseguró que la religión de todos seguiría siendo la católica romana. Sin embargo, incitó a los indios a que se rebelaran contra los trabajos que les imponían los misioneros católicos y exigió la ordenación de sacerdotes indígenas. Su plan era ganar primero la selva, luego la sierra y finalmente la costa. Por último, se coronaría Inca en Lima. Nombró por teniente suyo a un cacique cristiano llamado Mateo de Asia y mantuvo como ayudante cercano a un negro, Antonio Gatica, que era su cuñado. B. LA EXTENSIÓN DEL MOVIMIENTO El conocimiento que poseía de la lengua quechua y de varias lenguas amazónicas le permitió a Juan Santos ser comprendido prontamente por los indígenas de la selva central, que se plegaron a su lucha con gran entusiasmo. La rebelión logró congregar a los pueblos de la selva central: ashaninka, yanesha y hasta shipibo, es decir, las poblaciones que habitaban las cuencas de los ríos

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII Tambo, Perené y Pichis. Toda esa zona era conocida con el nombre del Gran Pajonal y era territorio de las misiones franciscanas. Juan Santos llegó a contar con más de 2000 hombres, con los cuales logró controlar la selva central, territorio que, por lo demás, no se hallaba eficazmente regulado por el poder virreinal. C. DESARROLLO DE LA REBELIÓN El Juan Santos Atahualpa en Quimiri, encarando a un grupo de misioneros franciscanos. Estos, considerados cómplices del abuso y explotación de los nativos, fueron expulsados. Biblioteca del Convento de Ocopa. El primer objetivo de los rebeldes fue la reducción de Eneno, para luego seguir con Matranza, Quispango, Pichana y Nijandaris. Destruyeron en total 27 misiones y amenazaron con atacar la sierra. El virrey marqués de Villagarcía ordenó a los gobernadores de la frontera de Jauja y Tarma, Benito Troncoso y Pedro de Milla Campo que se internaran en la región convulsionada, para cercar al rebelde. Así se hizo y Troncoso llegó hasta Quisopango, en donde encontró alguna resistencia, pero logró ahuyentar a los indios. Juan Santos, que rehuyó al encuentro, se dirigió hacia el pueblo de Huancabamba. Desde Tarma salieron fuerzas coloniales para ir en su búsqueda, pero el caudillo mestizo logró ponerse a salvo. Al año siguiente, los españoles organizaron una expedición a Quimiri (hoy La Merced), en el valle de Chanchamayo. Iban bajo el mando del corregidor de Tarma, Alfonso Santa y Ortega, acompañado por el gobernador de la Frontera, Benito Troncoso. El 27 de octubre de 1743 llegaron a Quimiri, donde levantaron un fuerte, que concluyeron en el mes de noviembre. Fue dotado de cuatro cañones y cuatro pedreros, con su correspondiente provisión de municiones. El día 11 de noviembre, el corregidor Santa partió hacia el interior, quedando en el fuerte de Quimiri el capitán Fabricio Bertholi con 60 soldados. Juan Santos, que estaba al tanto de todos los movimientos del adversario, planeó atacar a la pequeña guarnición. Previamente, se apoderó de una remesa de víveres que marchaba con destino al fuerte, iniciando luego el sitio del mismo. Muchos de los

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII soldados españoles perecieron entonces a raíz de una epidemia y en los demás cundió la desmoralización, al extremo que presionados por el hambre algunos desertaron. Entonces, Juan Santos exigió a Bertholi la rendición, mas éste se negó confiando en que le llegarían pronto los refuerzos que había solicitado por intermedio de un religioso que pudo eludir a los insurrectos. Finalmente, Juan Santos decidió atacar el fuerte y todos los españoles fueron muertos. Eran los días finales del año 1743. Mientras tanto, asumió el poder un nuevo virrey, José Antonio Manso de Velasco, futuro conde de Superunda, un militar con mucha experiencia. Juan Santos continuó sus ataques. Tomó el pueblo de Monobamba, el 24 de junio de 1746, extendiendo el radio de acción de su movimiento. Incluso se habló de manifestaciones a su favor en la lejanaprovincia de Canta. El virrey Manso de Velasco nombró jefe de una tercera expedición a Joseph de Llamas, marqués de Menahermosa. Pero el rebelde tomó la iniciativa tomando Sonomoro en 1751 y Andamarca el 4 de agosto de 1752. Esto último significaba ya una seria amenaza, porque Andamarca era ya la cordillera y estaba cerca de Tarma, Jauja y Ocopa. La rebelión amenazaba extenderse a la sierra, poblada por una nutrida población indígena, cuyo alzamiento habría dado un giro formidable y decisivo a la misma. El marqués de Menahermosa maniobró para dar alcance a Juan Santos pero éste logró eludirlo. El virrey enfureció con los resultados, pues no se había librado una batalla decisiva y el rebelde seguía controlando una gran zona en la selva. Corrieron rumores de que Juan Santos atacaría Paucartambo, que caería sobre Tarma, que asolaría Jauja, pero nada de esto ocurrió. Misteriosamente, el líder mestizo no volvió a realizar sus osados ataques y la región volvió a gozar de paz.

D. DESAPARICIÓN DE JUAN SANTOS ATAHUALPA Desde el año 1756 no se supo pues nada de Juan Santos. El mismo virrey Manso de Velasco, en su memoria fechada en 1761, escribió al respecto: «desde el año 1756… no se ha dejado sentir el indio rebelde y se ignora su situación y aún su existencia». Una versión dice que hubo una sublevación entre los rebeldes y que HISTORIA DEL PERU

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII Juan Santos tuvo que ordenar la muerte de Antonio Gatica, su lugarteniente y otros hombres por posible traición. Sobre el final de Juan Santos corrieron las más variadas versiones. Una de ellas afirma que murió en Metraro, víctima de una pedrada disparada con una honda en un festejo público; otras afirman que fue envenenado. Otra posibilidad es que haya muerto de vejez. Se dice incluso que habría contado con una especie de mausoleo en Metraro, adonde descansaban sus restos humanos y eran objeto de veneración. 1.-Su desaparición y probable muerte tuvo visos legendarios y maravillosos, en el recuerdo de los montañeses. Para unos no había fallecido, creyendo que era inmortal. Para otros habría subido al cielo rodeado de nubes, y volvería en un futuro a la tierra. 2.-Fray José Miguel Salcedo aseveró que cuando llegó a San Miguel del Cunivo fue recibido por catorce canoas con unos ochenta hombres con extrañas demostraciones de regocijo, entre ellos dos capitanes del rebelde, quienes le aseguraron que Juan Santos «… murió en Metraro, y preguntándoles a donde había ido me respondieron que al infierno, y que delante de ellos desapareció su cuerpo, echando humo…». El coronel Roberto López, del ejército peruano, afirmó en una carta que muchos indios de las márgenes de los ríos Huallaga, Ucayali y sus afluentes, no creían que había muerto, pues «… un día, en presencia de varias tribus reunidas en el pueblo de Metraro, rodeado de nubes se remontó a los cielos». Para Ossio, Juan Santos Atahualpa asumió atributos para destacar su condición de mesías restaurador del orden. Fue el líder en el cual por primera vez se materializaba la idea del retorno del Inca. Frente al desorden reinante por la corrupción y los abusos de los corregidores, proclamó la abolición del dominio español y la recuperación del reino incaico, en su calidad de descendiente legítimo del último Inca, pero además proclamándose enviado de Cristo y poseído por el Espíritu Santo cristiano. Era la primera expresión del mito de Inkarrí llevada a la acción.

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII 3. De allí que se impuso entre los pueblos selváticos una explicación sobrenatural que afirmaba que el caudillo «se elevó a los cielos en medio de mucho humo» y se corrió la voz de que había prometido regresar. El mesianismo tuvo efecto, pues hasta el día presente muchos todavía aguardan su retorno. Sea como fuera, lo cierto es que el accionar de Juan Santos tuvo un dilatado efecto en la región, pues colonos y misioneros no volverían a ingresar a la selva central peruana hasta ya conformada la República del Perú.

4. CAPÍTULO II: LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU II

Fue importante el levantamiento acontecido entre 1780 y 1782 en el virreinato del Perú, en la región del Cuzco, en reacción a la imposición de las Reformas borbónicas que se extendió luego a todo el sur peruano y el Alto Perú, perteneciente al virreinato del Río de la Plata. Fue iniciada por el curaca José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II, quien tuvo como antecedente la rebelión del curaca Tomás Catarí, y tras su ajusticiamiento fue secundado por Diego Cristóbal Túpac Amaru, Andrés Túpac Amaru y Julián Apaza o Túpac Catarí. La Secretaría de Estado de España, en un esfuerzo de reforzar la administración de sus colonias, ha de introducir una serie de cambios sistemáticos, conocidos como las Reformas borbónicas. Como parte de estas reformas, se creó el virreinato del Río de la Plata (1776) escindiendo del virreinato del Perú los territorios de la Real Audiencia de Charcas, que en aquel entonces atravesaba una importante ruta comercial terrestre, uniendo las ciudades de Cuzco, Arequipa, Puno, La Paz y el resto del Altiplano hasta Potosí. La separación administrativa supuso también la transferencia de los beneficios económicos hacia Buenos Aires en detrimento de Lima, ocasionada por la despenalización del contrabando a través del puerto atlántico.

Paralelamente, en los dominios españoles se incrementaron y cobraron con mayor eficiencia impuestos como la alcabala, afectando a los comerciantes del HISTORIA DEL PERU

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII sur del Virreinato peruano y del Alto Perú (hoy Bolivia). Estos comerciantes eran mayormente caciques (curacas) indígenas de real linaje de cultura mestiza. Ellos también se vieron perjudicados por el movimiento arbitrario de autoridades indígenas por parte de la administración virreinal a favor de indios serviles al Estado, en perjuicio de los jefes étnicamente legítimos. El siglo XVIII representó el tiempo de mayor presión económica sobre el campesinado indígena. Se observa en su máxima expresión el sistema del reparto de mercancías, mediante el cual los corregidores obligaban a los indios a comprar bienes a precios muy elevados. El reparto, el tributo indígena y la mita minera oprimían la economía colonial a fin de satisfacer las demandas de la metrópoli.Dado esto la rebelión de Túpac Amaru influyo en la independencia del Perú, ayudo a que el Perú sea mucho más fuerte y es por ello que los españoles llegaron a la necesidad de lograr la independencia.

A. REBELIÓN EN LAS CERCANÍAS DEL CUZCO El 4 de noviembre de 1780 durante o después de una fiesta en Tungasuca, donde Túpac Amaru era [cacique], este y sus partidarios apresaron a Antonio Arriaga, corregidor deTinta (lugar de nacimiento de Túpac Amaru), y lo mantuvieron cautivo por seis días hasta finalmente ejecutarlo públicamente. Antes de ejecutar a Arriaga, Túpac Amaru lo convenció de que pidiera a algunos españoles que le llevaran dinero para rescatarlo. Túpac Amaru se movilizó por áreas rurales logrando muchos adeptos, principalmente entre los indígenas y mestizos, pero también de algunos criollos. El 17 de noviembre arribó al pueblo de Sangarará, en donde las autoridades españolas del Cuzco y de las áreas cercanas habían colocado una fuerza de 900 hombres. El ejército de Túpac Amaru, que había crecido hasta varios miles de hombres, los derrotó en la batalla de Sangarará al día siguiente, destruyendo la iglesia local en donde se había refugiado un buen número de personas. El visitador español José Antonio de Areche actuó en respuesta al levantamiento de Túpac Amaru moviendo tropas desde Lima y desde lugares tan lejanos como Cartagena de Indias en la actual Colombia, logrando reunir unos 17.000 hombres, muchos de ellos indios auxiliares más tropas regulares HISTORIA DEL PERU

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII y veteranas.9 Las tropas de Lima fueron el instrumento de ayuda para repeler los intentos de Túpac Amaru con 10.000 rebeldes10 de capturar el Cuzco en diciembre y en enero. También tuvieron éxito los realistas en defender La Paz por 12.000 alzados gracias a la valerosa resistencia de José Sebastián de Segurola.11 Luego de esos fracasos la coalición que seguía a Túpac Amaru comenzó a desintegrarse, empezando por los criollos que lo abandonaron y se unieron a las fuerzas gubernamentales. El 27 de febrero de 1781, los rebeldes en venganza por la ejecución de Tomás Catari masacraron a uno o dos millares de personas en Chuquisaca, asesinando a hombres, mujeres, niños y religiosos por igual.12 A finales de febrero de 1781 las autoridades españolas comenzaron a operar con ventaja y Túpac Amaru y su familia fueron capturados el 6 de abril. El 15 de mayo fue sentenciado a muerte, y el 18 de mayo fue forzado a presenciar la ejecución de su esposa y sus dos hijos. Más tarde se le intentó descuartizar vivo atando cada una de sus extremidades a sendos caballos, de manera infructuosa. Finalmente sus verdugos optaron por decapitarlo y posteriormente despedazarlo. Más tarde, el virrey mandó a repartir las partes de Túpac Amaru en los pueblos que apoyaban la rebelión, para intimidar a la población. El decreto de Areche que siguió a la ejecución de Túpac Amaru II incluyó la prohibición de la lengua quechua, el uso de ropas indígenas, y virtualmente cualquier mención o conmemoración de la cultura incaica y de su historia. Muchos indios y mestizos se sublevaron al estar endeudados con los comerciantes españoles, a los que asesinaron donde les encontraban, por ejemplo, así sucedió cuando los mineros recibieron a los mensajeros del Sapa Inca y su «teniente» Dámaso Katari. B. REBELIÓN EN EL SUR La prédica de Túpac Amaru se esparció más al sur del Cuzco en la región cercana al lago Titicaca en el Alto Perú, entonces perteneciente al virreinato de Buenos Aires. Allí se produjo otro alzamiento en diciembre de 1780, liderado por Túpac Katari, que fue ayudado por un primo de Túpac Amaru llamado Diego Cristóbal Túpac Amaru. Esta rebelión se benefició con la incorporación de las HISTORIA DEL PERU

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII fuerzas remanentes que habían sobrevivido a la captura de Túpac Amaru. Katari sitió La Paz durante seis meses en 1781 con sus pobremente organizadas fuerzas que alcanzaban el número de 40.000,2 3 en su mayoría aymaras,6 falleciendo 15.000 a 20.000 personas,14 pero fue capturado y ejecutado en noviembre de 1781. Diego Cristóbal Túpac Amaru continuó hasta marzo de 1782, cuando también fue capturado y ejecutado. En el lejano Chaco jujeño, el cacique mestizo José Quiroga levantó a los indios tobas en nombre del Inca, requiriéndose en envío de milicianos tucumanos para sublevar su movimiento. C. ESTRATEGIAS DE TÚPAC AMARU II Su actividad conspirativa habría comenzado cuando desaparecieron o fueron asesinados el Gobernador de Potosí, Ventura Santelices, y su tío Blas Túpac Amaru, ambos encargados de gestionar ante el Rey Carlos III la abolición de la mita y otras pesadas cargas que sufrían los indígenas. Debe suponerse un largo período de preparación conspirativa previa a la gran sublevación de 1780, debido a la gran extensión territorial que abarcó la misma (el sur del virreinato peruano, todo el altiplano alto peruano y porciones del noroeste argentino). Areche consideró que la rebelión habría sido preparada con más de cinco años de antelación. Según la confesión de Bartolina Sisa, alias La Virreina, mujer de Túpac Catari, su esposo...hizo tres viajes al pueblo de Tungasuca para tratar y comunicar a Gabriel Túpac Amaru y le oyó decir muchas veces, se estaba premeditando diez años antes la sublevación...Poco después de la sangrienta rebelión en el poblado alto peruano de Pocoata, encabezada por los hermanos Tomás, Dámaso y Nicolás Catari contra el Corregidor Joaquín de Alós, juzgó Túpac Amaru II que había llegado el momento de actuar. La actividad política y reivindicativa de José Gabriel Túpac Amaru se caracterizó por una exposición gradual de sus propósitos, respondiendo siempre a circunstancias concretas. Al principio interesó a varios prelados y funcionarios en la situación penosa de los indios, entre ellos a los Obispos del Cuzco, Agustín

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII Gorrichátegui y Juan Manuel Moscoso y Peralta, y al Obispo de La Paz, Francisco Gregorio de Campos. Premeditó un golpe contra Antonio Arriaga, corregidor de Canas y Canchis (Tinta), que atemorizase a los españoles y diera impulso a su movimiento anticolonial. Apresó a Arriaga tras una emboscada, haciéndole firmar una carta falsa a través de la que le fueron remitidos 22.000 pesos, barras de oro, mosquetes y mulas, gracias a los cuales comenzó a dar sustento económico a su alzamiento, aunque conseguiría más abastecimientos al confiscar productos y propiedades de otros corregidores; luego hizo ahorcar públicamente al corregidor el 10 de noviembre de 1780 en la plaza de Tungasuca, arengando a sus tropas sobre los objetivos de su movimiento: abolir las mitas y el reparto de efectos y exterminar a los malos corregidores, estimulándolos para que prestasen ayuda y perseverasen en una empresa destinada a su propia liberación. Desde entonces, asumió el nombre de Túpac Amaru Inca. Siguiendo las tradiciones culturales incaicas su rebelión estuvo sustentada en una auténtica red de parentesco, pues fue capaz de movilizar en primer término a su propia gente, a sus familiares y allegados de la provincia de Tinta. Por ello, Quispicanchis después de Canas y Canchis (Tinta), fue la provincia más susceptible de ser movilizada, debido a que una rama de la familia Túpac Amaru residía allí. A los lazos del parentesco habría que sumar actividades económicas afines, por cuanto varios parientes del líder ejercían como él actividades comerciales de arrieraje. Sus manifiestos parecen haber sido distribuidos por el Alto y Bajo Perú por el gremio de arrieros en sus rutas normales, cumpliendo ese gremio un rol muy importante en la organización del movimiento. Existió también la solidaridad de numerosos caciques que suministraron hombres y provisiones. Vale decir que ciertos patrones de comportamiento social andino, como la reciprocidad simétrica tanto como la mita y el tributo como vínculos comunales, y la solidaridad entre caciques, fueron utilizados por Túpac Amaru en la organización de su rebelión.

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII A medida que se propagaba fuera de la provincia bajoperuana de Tinta la rebelión fue disminuyendo en su fuerza, puesto que en provincias como Calca, Lares, Cotabamba, Abancay se produjo una resistencia importante a Túpac Amaru. Una de las causas fue la resistencia étnica, al ser considerado como un advenedizo e impostor por ser mestizo, razón por la que no había obtenido el decisivo apoyo de los doce ayllus reales (o panacas) del Cuzco. Otra cuestión es la de que la rebelión tupamarista provocó el recrudecimiento de antiguas rivalidades étnicas, dividiendo a los caciques en leales y rebeldes, lo que también contribuyó a la desintegración y derrota del movimiento. Igualmente, muchos caciques se vieron en la necesidad de defender los notorios privilegios y propiedades que habían alcanzado con los españoles, todo aquello que les significaba riqueza, prestigio y poder. El ejército tupamarista poseyó una composición social mixta, alentando de manera especial la participación de sectores criollos y mestizos en la rebelión. Los cargos más elevados fueron ocupados por caciques, mestizos y algunos criollos. Los indígenas de las comunidades no fueron puestos al mando de tropas salvo excepcionalmente, desempeñando generalmente el rol de simples soldados rasos y tropa. Ello se habría debido a la habilidad política y a la amplitud de miras de Túpac Amaru, quien determinó que para el logro de sus objetivos necesitaba especialmente el apoyo de los criollos, al ser quienes poseían manejo de las armas de fuego, cultura e importantes conexiones. De ahí sus permanentes llamamientos a la concordia y la unión entre criollos, mestizos e indígenas, como cuando manifestara: ...Sólo siento de los paisanos criollos, a quienes ha sido mi ánimo no se les siga algún perjuicio, sino que vivamos como hermanos, y congregados en un cuerpo, destruyendo a los europeos. Todo lo cual, mirando con el más maduro acuerdo, y que esta pretensión no se opone en lo más leve a nuestra sagrada religión católica, sino sólo a suprimir tanto desorden, después de haber tomado por acá aquellas medidas que han sido conducentes para el amparo, protección y conservación de los españoles criollos, de los mestizos, zambos e indios, y su tranquilidad, por ser todos paisanos y compatriotas, como nacidos en nuestras HISTORIA DEL PERU

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII tierras, y de un mismo origen de los naturales, y de haber padecido todos igualmente dichas opresiones y tiranías de los europeos. Por eso, fueron considerables los privilegios otorgados a los criollos comprometidos con el movimiento tupamarista, debido a lo cual oficiaron muchas veces de amanuenses y secretarios del caudillo inca, convirtiéndose en sus consejeros y actuando a nivel de la toma de decisiones. De cualquier modo, el grupo criollo no fue el más encumbrado y prominente, tratándose generalmente de pequeños comerciantes, artesanos, o de oficiales provincianos, más cercanos a la condición e intereses de los mestizos. Con los europeos hubo algunas excepciones, como la de los españoles Figueroa y Cisneros, quienes tomaron parte de la rebelión por estar casados con criollas acaudaladas; participando también los hermanos Jacinto y Juan de Dios Rodríguez de Herrera, prominentes criollos mineros y hacendados de Oruro, quienes acaudillaron en nombre de Túpac Amaru II la rebelión de la villa; igualmente, según Micaela Bastidas, su esposo habría estado en contacto con los criollos limeños Mariano Barrera y Miguel Montiel, y con el criollo potosino Lucas Aparicio. Sobre la existencia de un núcleo criollo aliado a Túpac Amaru II en el Cuzco, sólo se sabe que Felipe Miguel Bermúdez integró el gobierno revolucionario del inca. También habrían participado en el movimiento Francisco Molina, hacendado criollo del Collao, quien fue responsable de pagar los salarios a los soldados, reclutar hombres y escribir cartas de convocatorias; Francisco Cisneros, escribano español que redactó cartas y programas, y los escribanos criollos Esteban Escarcela y Mariano Banda. Por otra parte, Túpac Amaru parece haber tenido sumo cuidado en convocar para conseguir su apoyo no sólo a los criollos, sino igualmente a los caciques y curas. De cualquier modo, estos últimos se demostraron tan ambivalentes como los criollos y los caciques, respecto a la rebelión. Los curas que apoyaron su movimiento estaban vinculados por lazos de compadrazgo con los rebeldes, o se mantenían en estrecho contacto con ellos al ser párrocos de las comunidades rebeladas. El mayor apoyo fue dado por el bajo clero vinculado a las parroquias provinciales, con mayoría de integrantes que hablaban quechua o aymara, lo cual les proporcionaba un mayor acercamiento cultural con la masa indígena. HISTORIA DEL PERU

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII El Visitador José Antonio de Areche y Benito de la Mata Linares remarcaron la poderosa influencia local alcanzada por el clero en relación a la rebelión tupamarista, hecho notable y demostrable por cuanto las proclamas del líder incaico estaban llenas de citas bíblicas que sólo podían manejar los curas. Por eso, cuando el respaldo de los caciques confluyó con el del clero, se propagó más rápidamente la rebelión. Con todo, la posición de muchos curas fue tan oportunista y de conveniencia como la de muchos criollos, quienes estimularon el estallido de la rebelión, agitando a la masa indígena e impulsándola a luchar contra los corregidores, aduaneros y funcionarios reales españoles, aunque retirando luego apresuradamente su apoyo al comprender que la rebelión fracasaría, fingiendo entonces lealtad a la corona o colaborando efectivamente en la represión.8 Después de reprimir la sublevación tupamarista de 1780, se comenzó a evidenciar contra los criollos mala voluntad de parte de la Corona Española, especialmente por la Causa de Oruro, y también por la demanda entablada contra el Dr. Juan José Segovia, nacido en Tacna y el Coronel Ignacio Flores, nacido en Quito, quien había ejercido como Presidente de la Real Audiencia de Charcas y había sido Gobernador Intendente de La Plata (Chuquisaca o Charcas, actual Sucre).

5.-CAPITULO III: LA REBELIÓN DE TÚPAC KATARI Julián Apaza Nina, más conocido como Túpac Catari, Túpaj Katari, o simplemente Katari (Ayo Ayo, provincia de Sica Sica,Virreinato del Perú, 1750 – La Paz, 15 de noviembre de 1781) fue un indígena aymara, hijo natural de un campanero que murió como mitayo en las minas de Potosí. Luego de quedar huérfano en su adolescencia comenzó a servir como sirviente de cura, convirtiéndose en campanero gracias a su tío Manuel, curaca de una comunidad vecina a Ayo-Ayo, llegando a ser campanero oficial de la iglesia del poblado. Luego trabajó dos años como peón en la mina de San Cristóbal, de Oruro, al principio como barretero y luego acarreando trozos de mineral impuro

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII para que lo escogieran. Allí conoció el sufrimiento de sus paisanos y comenzó a propagandizar la necesidad de rebelarse. Después fue a trabajar a Sica Sica como panadero. Allí conoció y se enamoró de la chola Bartolina Sisa, casándose con ella. Más tarde fue comerciante trajinante minorista hasta La Paz, estudiando la forma de pensar de los indígenas, mestizos y cholos, viendo especialmente su descontento creciente ante la explotación colonial.1 Fue secundado en su lucha por su esposa, Bartolina Sisa, y su hermana menor Gregoria Apaza. Adoptó el seudónimo de Túpac Katari en homenaje al caciqueInca rebelde Túpac Amaru II que se levantó en Cuzco; y Tomás Catari, cacique de Chayanta. A. FRICCIONES ENTRE AYMARAS Y QUECHUA Julián Apasa alias Túpac Catari, como caudillo rebelde de las tropas de la etnia aymara, se alió parcialmente e hizo frente a la supremacía quechua. Su autoridad se hacía explícita en su nombre (amaru: serpiente en quechua; catari: serpiente en aymara). Su rebelión tuvo características muy particulares y diferencias notables con la de Túpac Amaru II. A pesar de encontrar cierta resistencia, la facción quechua tuvo desde el principio control sobre la facción aymara, liderada por Túpac Catari. Diego Cristóbal Túpac Amaru se había disgustado frente a las pretensiones de éste de actuar como virrey de Túpac Amaru II, aunque finalmente fue aceptado como gobernador, particularmente por sus conocimientos del territorio, sus contactos personales y su ascendiente sobre la masa indígena. Túpac Catari utilizó convenientemente a sus parientes, para que lo ayudaran y ocuparan los puestos directivos. De igual forma utilizó el sistema de colaboración mutua entre parientes, y los vínculos creados por el compadrazgo. El líder utilizó su experiencia como trajinante de coca y bayetas, para organizar junto a sus parientes un comercio clandestino de coca y vino, cuyas ganancias fueron empleadas para financiar el movimiento rebelde y abastecer las tropas del Alto Perú. Sus conexiones familiares sirvieron tanto para reclutar tropas como para

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII organizar el apoyo económico del movimiento, de igual manera que lo hizo Túpac Amaru II con sus parientes arrieros. Una diferencia importante derivada de las diferentes posiciones sociales de ambos líderes, fue que si Túpac Amaru II ejerció un control vertical sobre su movimiento a través de su política de cambiar caciques y alcaldes indígenas en las provincias que llegó a controlar; Túpac Catari no pudo imponer verticalmente su autoridad, dejando que los caciques fueran propuestos por las comunidades indígenas. Tal diferencia se debería a que Túpac Amaru II era parcialmente reconocido como integrante de la nobleza indígena, y tenía la posibilidad de pedir apoyo económico y político a los caciques vecinos, mientras que Túpac Catari carecía de ese privilegio, necesitando recurrir a las comunidades locales para garantizar el control de la rebelión aymara. Ello también explicaría la violenta reacción de Túpac Catari frente a los privilegios y la colaboración con los españoles de algunos caciques, llegando a ejecutar a alguno de ellos. Otra diferencia fue la de que, si en la fase quechua los criollos participaron como armeros, escribanos y asesores; en la fase aymara su peso social disminuyó notablemente en número e importancia, siendo casi inexistente. Ni Túpac Catari, ni Miguel Bastidas, hermano de la mujer de Túpac Amaru, sabían leer ni escribir, y sus escribanos o amanuenses fueron generalmente mestizos. El alejamiento de los criollos del movimiento rebelde se debió particularmente al aumento creciente de la violencia, y a los reiterados ataques de parte de los indígenas a los intereses económicos y privilegios que poseían aquéllos en haciendas, minas y obrajes. Como indígena puro, Túpac Catari tuvo una política mucho más radical respecto a los criollos, considerándolos blancos y prescindiendo de su apoyo en el Alto Perú. Sin embargo, fue capaz de establecer alianzas con los mestizos, mulatos y negros, quienes participaron en su ejército. Además, en las tropas aymaras surgió un fuerte sentimiento antiespañol y anticriollo, por lo tanto antiblanco, dando lugar a una auténtica guerra étnica, intentando incluso abandonar toda costumbre europea, regresando a las pautas indígenas precolombinas. Así lo declaró el 19 de marzo de 1781, un cañari que convocó a todos los indios del común de Tiquina en nombre de Túpac Catari, diciendo: HISTORIA DEL PERU

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII Manda el Soberano Ingá Rey, que pasen a cuchillo a todos los corregidores, sus ministros y caciques, cobradores y demás dependientes. Como asimismo a todos los chapetones, criollos mugeres, niños de ambos sexos y toda persona que parezca ser española o lo sea, o que a lo menos esté vestida a imitación de tales españoles. Y que si esta especie de gentes se favoreciesen en algún sagrado o sagrados y algún cura u otra cualesquier personas impidiese o defendiesen el fin primario de degollarlas, también se atropelle por todo, ya pasando a cuchillo a los sacerdotes y ya quemando las Iglesias. En cuyos términos que tampoco oyesen misas, ni se confesasen, ni menos diesen adoración al Santísimo Sacramento (...) así mismo no tuviesen los indios sus consultas en otros lugares que no fuesen los cerros, procurando no comer pan, ni beber agua de las pilas o estanques, sino enteramente separarse de todas las costumbres de los españoles. Durante el mes de marzo de 1781, las fuerzas quechuas de Azángaro cooperaron con las fuerzas aymaras de Chucuito para expulsar a los españoles de Puno, aunque los tupamaristas comenzaron a enfrentarse a los cataristas, más populares y radicales. Y en los meses que siguieron a la captura y ejecución de José Gabriel Túpac Amaru, pudo observarse escasa cooperación entre quechuas y aymaras, rivalizando ambas facciones por dominar el Alto Perú. Durante el segundo sitio de La Paz, los indios de Carabaya lucharon al lado de los quechuas, mientras que los de Pacajes lo hacían con los aymaras. Orellana comunicó a las autoridades de Arequipa que las fuerzas rebeldes se hallaban profundamente divididas, reconociendo como su rey a Túpac Amaru II o a Túpac Catari, nunca a ambos conjuntamente. Durante el sitio de Puno, los comandantes tupamaristas Andrés Quispe y Juan de Dios Mullpuraca pusieron en claro que sólo aceptaban órdenes de Diego Cristóbal Túpac Amaru, y no apoyaron al principio las demandas aymaras para la abolición del tributo y la mita, y cuando se convirtió en jefe de la rebelión, la situación se agravó al empeñarse en que las fuerzas aymaras izaran su bandera y sólo permitir a Túpac Catari ocupar un cargo de tercer nivel, aunque tuvo la prudencia de reconocer la autonomía de las provincias aymaras. Por eso, cuando en agosto los tupamaristas se unieron al sitio de La Paz, bajo el mando de Andrés Túpac Amaru y Miguel Bastidas, las diferencias se hicieron HISTORIA DEL PERU

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII palpables con la separación de los acantonamientos militares; lo que también recordaba que la organización catarista estaba gobernada por representantes de los 24 cabildos indígenas de La Paz, mientras que los tupamaristas estaban bajo el mando de élites indígenas y de ladinos. Durante los meses que precedieron a la llegada del coronel José de Reseguín desde Buenos Aires, ambos bandos apenas mantuvieron relaciones entre sí, entre otras razones, porque Túpac Catari se había vuelto irracional y caprichoso al entregarse con asiduidad a la bebida, consultando oráculos sobre el futuro y mandando ejecutar a cualquiera que no pudiera demostrar que era aymara, usurpándole sus tierras. B. REBELION Como parte del levantamiento, Túpac Katari formó un ejército de cuarenta mil hombres y cercó dos veces por un tiempo en 1781 a la ciudad española de La Paz, pero los dos intentos terminaron en fracaso por maniobras políticas y militares de los españoles, así como alianzas con líderes indígenas contrarios a Túpac Katari. Finalmente todos los cabecillas de la rebelión fueron apresados y ejecutados, incluida su esposa, Bartolina Sisa, y su hermana, Gregoria Apaza. Este levantamiento indígena de finales del siglo XVIII fue el más extenso geográficamente y con más apoyo. Tomó dos años a los virreinatos afectados sofocarlo. Los rebeldes asediaron la ciudad de La Paz desde el 13 de marzo de 1781 durante ciento nueve días sin éxito, debido a la resistencia y al apoyo de tropas mandadas desde Buenos Aires. En ese contexto el virrey Agustín de Jáuregui aprovechó la baja moral de los rebeldes para ofrecer amnistía a los que se rindieran, lo cual dio muchos frutos, incluyendo algunos líderes del movimiento. Túpac Katari, que no había aceptado la amnistía y se dirigió a Achacachi para reorganizar sus fuerzas dispersas, fue traicionado por algunos de sus seguidores y luego apresado por los españoles, la noche del 9 de noviembre de 1781. Durante el segundo cerco se unió a los rebeldes túpackataristas, Andrés Túpac Amaru, sobrino de Túpac Amaru II y vinculado sentimentalmente a Gregoria Apaza, hermana menor de Túpac Catari.

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LAS REBELIONES INDIGENAS SIGLO XVIII Como recompensa moral de los esfuerzos y sacrificios que tuvieron que soportar los españoles de la ciudad de La Paz, por cédula real del 20 de mayo de 1784, a la ciudad de La Paz le fue otorgado el título de "noble, valerosa y fiel". C. MUERTE Y CONTINUACIÓN DE LA LUCHA En el Alto Perú, un traidor entregó a los españoles en Chayanta al cacique sublevado Tomás Katari, pero cuando lo conducían a La Plata para ser juzgado5 lo arrojaron por un barranco y lo mataron. Como venganza por el asesinato de su cacique, la sublevación se extendió aún más ese mismo mes de diciembre, y otro miembro de la familia, Dámaso Katari, llevó a cabo una tremenda matazón de mineros y españoles en la zona, y se dirigió con miles de aymaras a sitiar de nuevo la ciudad de La Plata, donde Ignacio Flores, Paula Sanz, también compañero de la Expedición, y otros militares españoles y las milicias de la ciudad, intentaban seguir resistiendo.6 Francisco Tadeo Diez de Medina, el juez quien lo condenó a morir descuartizado, en su sentencia dijo:[ «Ni al rey ni al estado conviene, quede semilla, o raza de éste o de todo Tupaj Amaru y Tupaj Katari por el mucho ruido e impresión que este maldito nombre ha hecho en los naturales... Porque de lo contrario, quedaría un fermento perpetuo...». Se le atribuye a Tupac Katari,antes de morir ejecutado, haber mencionado las frases célebres:[ «A mí solo me matarán..., pero mañana volveré y seré millones». Idioma original: «en aymara: Naya saparukiw jiwyapxitaxa nayxarusti, waranqa, waranqanakaw tukutaw kut'anipxani...»

CONCLUSIONES HISTORIA DEL PERU

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Los indígenas jugaron un papel importante en la lucha política del siglo XIX; en tal sentido condicionaron las acciones de la elite y la formación del estado con el salvador.



No fueron subordinados, pero tampoco independiente de las agendas, prácticas y estilo de las elites.



Las comunidades que más se movilizaron eran aquellas que tenían mayor cohesión y más recurso de defender.



A pesar de que los indígenas tuvieron una margen de maniobras y autonomías, no pudieron lograr una incorporación institucionalizada en el estado y al final fueron subordinados, neutralizados o simplemente dejaron de movilizarse, como aconteció con el Cojutepeque.

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