Monografia de Karl Popper

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INTODUCCION

En el 2010 se cumplen 16años de la muerte de Karl Popper. Como un homenaje a su memoria, este trabajo mostrará su pionera, y como veremos, no siempre bien reconocida fundamental contribución a las teorías filosóficas sobre la explicación científica, especialmente, la de carácter causal. En este sentido uno de nuestros objetivos principales será señalar: los aporte importantes que brindo a la ciencia sobre las ya cinco décadas de explicación científica debiera re-escribirse. Es uno de los pensadores más influyentes del siglo XX. Agudo crítico del positivismo lógico y del relativismo moral, se empeñó en demostrar que el historicismo había inspirado tanto a los marxistas como a los fascistas. Convertido en uno de los grandes estudiosos del método científico, dio un impulso formidable a la historia de la ciencia. En ciencia moderna, la búsqueda critica y dialéctica de la negación y falsedad de las conjeturas, para Karl Popper se basa en tres ámbitos de análisis cognoscente como lo son: el sentido común, la teoría del conocimiento y la teoría del conocimiento científico. Con estos tres ámbitos podemos dar a conocer el análisis de la teoría de Karl Popper la que acepta que las dos primeras pueden producir enunciados y doctrinas psicológicas que no reconoce en el conocimiento ningún elemento que no proceda de la experiencia. Para Karl Popper los enunciados científicos son refutables, es decir, que pueden ser impugnados con razones que otros alegan, mientras que los enunciados particulares no son científicos. Por esta razón es que popper explica la producción de teorías mediante la dimensión cognoscitiva, es decir, que estas discusiones se centran en demostrar la verdad o falsedad de un enunciado y analizar de nuevo si puede o no ser falseable. Kart Popper es un filósofo que busco el sentido y la originalidad en la fundamentación lógica del conocimiento desde una perspectiva realista que él mismo llamó "racionalismo crítico", a partir de la cual se opuso a todas las formas de convencionalismos, operacionalismos y relativismos.

RESUMEN La búsqueda de una caracterización adecuada de la explicación científica ha constituido uno de los problemas fundamentales de la filosofía de la ciencia. En general, sabemos hacer ciencia pero no contamos con una visión compartida, con cierta unanimidad, por parte de científicos y filósofos con respecto a qué estamos haciendo cuando hacemos ciencia. En todo caso, poder contar con una caracterización adecuada de la explicación científica parece ser una condición necesaria para una comprensión global de la ciencia, en especial, si aceptamos que una de las funciones de las teorías científicas es explicar o que una de las metas más importantes de la investigación científica es proporcionar explicaciones de fenómenos, eventos o hechos particulares, leyes empíricas y teorías. Conocemos numerosos intentos de entender en qué consiste dar una explicación científica y, a su vez, sabemos que los resultados de tales intentos no han conducido a consenso alguno. Esta situación responde, entre otros factores, a que, en principio, no parece existir alguna razón a priori para creer que podemos hallar una respuesta definitiva a este problema. Por otra parte, tampoco existe acuerdo sobre en qué consiste una reflexión filosófica sobre la naturaleza de la explicación científica y, por consiguiente, sobre los criterios que permitirían establecer cuándo hemos encontrado la respuesta correcta. Popper no negaba que el análisis lógico podía jugar un papel importante en el proceso de clarificación o escrutinio de los problemas y sus posibles soluciones. Lo que rechazaba era la tesis de que el método de la filosofía o la meta de ella, consistiera en alcanzar “elucidaciones”, “análisis”, “clarificaciones” o “definiciones” filosóficas de conceptos. Por el contrario, para él, la tarea de la filosofía es resolver problemas. Para ello el filósofo puede emplear cualquier método que lo aproxime a la verdad o a la solución tentativa de un problema. Sin embargo, Popper reconoce que si hay un método que pudiera tener una cierta preeminencia, aunque no sea exclusivo de la filosofía, es el método de la discusión racional que consiste en formular un problema lo más clara y exactamente posible, para luego someter a un severo examen crítico las diversas soluciones que se ofrezcan. Para Popper, no es la tarea del filósofo reemplazar un concepto más o menos vago por otro más exacto. Esto se debe, entre otras razones, a que la precisión o exactitud es siempre relativa a un propósito determinado, por ejemplo, resolver algún problema.

Capítulo I Biografía de Karl Popper Karl Raimund Popper nació en Viena, la capital de Austria en 1902 de familia judía que se había convertido al cristianismo. Se educo bajo la religión luterana y se educo en la Universidad de Viena. En 1919, se volvió marxista, se unió a la Asociación de Estudiantes de Escuela Socialista y al Partido de Obreros Social-Demócratas. Más tarde abandono el ideal marxista y gradualmente empezó a adoptar los ideales de liberalismo social. Su desilusión con el ideal marxista fue el motivo principal por el que Popper escribió su obra La sociedad abierta y sus enemigos. Popper se doctoro en filosofía en 1928, y trato de integrarse a algunas discusiones filosóficas en el Círculo de Viena y grupos que admiraban a Ludwig Wittgenstein. De 1930 a 1933 como reacción al empirismo lógico, escribió una obra que no se publico hasta 1979, titulada Los dos problemas fundamentales de la teoría de conocimiento, la que llego a editar y publicar en 1934 bajo el titulo: La lógica de la investigación científica. Esta sería la obra filosófica más importante de su carrera, y la que estableció los fundamentos para el resto de su carrera filosófica. En dicha obra el crítico varias corrientes de la época, especialmente el psicologismo y la corriente inductivista promovida por el empirismo lógico. Esa obra propuso la falsacion como alternativa a la posición inductivista del método científico. Más adelante, con el surgimiento del nacional-socialismo en Alemania, Popper emigro a Nueva Zelanda donde enseno por algunos años. Luego se mudo a Gran Bretaña en la Escuela de Economía de Londres. Más adelante, en 1949, se volvió profesor de lógica y de método científico en la Universidad de Londres. Se le otorgo el titulo de “Sir” por la Reina Isabel II en 1965, y fue miembro de la Sociedad Real en 1975. Durante su carrera académica, y aun después de que se retiro en 1969, Popper se mantuvo activo elaborando su filosofía hasta su muerte en 1994. He aquí algunas de sus otras obras más importantes:     

La pobreza del historicismo (1934) La teoría de los cuantos y el cisma en la física (1956-57) El realismo y la meta de la ciencia (1956-57) Conocimiento objetivo: un acercamiento evolucionista (1972) El “yo” y su cerebro: un argumento por el interaccionismo (escrito junto a John

Eccles)(1977)  El mito del marco: en defensa de las ciencias y la racionalidad (1994)  El conocimiento y el problema mente-cuerpo: en defensa de la interacción (1994)

Capitulo II

IDEAS IMPORTANTES RESPECTO A SUS APORTES A LA CIENCIA Cuando Popper publicó "La Lógica de la Investigación Científica", en 1934, algunos comentaristas creyeron descubrir las suficientes pruebas sobre un evidente parricidio intelectual. Esta cita evidencia el impacto que causó la crítica popperiana dirigida a la médula de la ciencia dominante en la época. Popper expuso su visión sobre la filosofía de la ciencia en su obra, ahora clásica, La lógica de la investigación científica, cuya primera edición se publicó en alemán en 1934. En ella el filósofo austriaco aborda el problema de los límites entre la ciencia y la metafísica, y se propone la búsqueda de un llamado criterio de demarcación entre las mismas que permita, de forma tan objetiva como sea posible, distinguir las proposiciones científicas de aquellas que no lo son. Es importante señalar que el criterio de demarcación no decide sobre la veracidad o falsedad de una afirmación, sino sólo sobre si tal afirmación ha de ser estudiada y discutida dentro de la ciencia o, por el contrario, se sitúa en el campo más especulativo de la metafísica. Para Popper una proposición es científica si puede ser refutable, es decir, susceptible de que en algún momento se puedan plantear ensayos o pruebas para refutarla independientemente de que salgan airosas o no de dichos ensayos. En este punto Popper discrepa intencionadamente del programa positivista, que establecía una distinción entre proposiciones contrastables (positivas), tales como Hoy llueve y aquellas que no son más que abusos del lenguaje y carecen de sentido, por ejemplo Dios existe. Para Popper, este último tipo de proposiciones sí tiene sentido y resulta legítimo discutir sobre ellas, pero han de ser distinguidas y separadas de la ciencia. Su criterio de demarcación le trajo sin querer un conflicto con Ludwig Wittgenstein, el cual también sostenía que era preciso distinguir entre proposiciones con sentido y las que no lo tienen. El criterio de distinción, para Wittgenstein, era el del "significado": solamente las proposiciones científicas tenían significado, mientras que las que no lo tenían eran pura metafísica. Popper se formó intelectualmente en la corriente dominante del positivismo lógico nacido y desarrollado en el Círculo de Viena bajo el rígido criterio verificacionista como norma para demarcar y aceptar el progreso del conocimiento científico. Este positivismo surgió en oposición a la manera medieval de postular el conocimiento basándose en proposiciones metafísicas incontrastables con la realidad y que se

constituían dogmáticamente (como las teologales) en los fundamentos de dichas proposiciones convirtiéndolas en incuestionables, "... un auténtico círculo de autoridad, autocontenido y excluyente ante cualquier abismo de duda metódica." La verificación representó el arma de ataque contra estas proposiciones. Se clasificaron las proposiciones en analíticas y sintéticas. Según este criterio, las primeras son ciertas porque los conceptos que las componen y la estructura lógica en que se expresan las hacen válidas, las segundas son ciertas porque la experiencia práctica las hace evidente. Era tarea de la filosofía desenmascarar los sinsentidos de muchas proposiciones autodenominadas científicas a través de la aclaración del significado de las proposiciones. A Popper se le encuadró en dicha escuela cuando formuló su idea de la demarcación, pero él mismo se encargó de aclarar que no estaba de acuerdo con dicho planteamiento, y que su tesis no era ningún criterio de significación (Popper siempre huyó de cualquier intento por aclarar significados antes de plantear teorías). Es más, Popper planteó que muchas proposiciones que para Wittgestein tenían significado no podían calificarse como ciencia como, por ejemplo, el psicoanálisis o el marxismo, ya que ante cualquier crítica se defendían con hipótesis ad hoc que impedían cualquier refutación. Lo cierto es que Popper era consciente del enorme progreso en el conocimiento científico que se experimentó en los siglos que le precedieron, en tanto que problemas como la existencia de Dios o el origen de la ley moral parecían resistirse sin remedio, puesto que no mostraban grandes avances desde la Grecia clásica. Por ello, la búsqueda de un criterio de demarcación aparece ligada a la pregunta de ¿qué propiedad distintiva del conocimiento científico ha hecho posible el avance en nuestro entendimiento de la naturaleza? Algunos filósofos habían buscado respuesta en el inductivismo, según el cual cuando una ley física resulta repetidamente confirmada por nuestra experiencia podemos darla por cierta o, al menos, asignarle una gran probabilidad. Pero tal razonamiento, como ya fue notado por David Hume, no puede sostenerse en criterios estrictamente lógicos, puesto que éstos no permiten extraer (inducir) una ley general (universal) a partir de un conjunto finito de observaciones particulares. Popper supera la crítica de Hume abandonando por completo el inductivismo y sosteniendo que lo primero son las teorías, y que sólo a la luz de ellas nos fijamos en

los hechos. Nunca las experiencias sensibles anteceden a las teorías, por lo que no hay necesidad de responder cómo de las experiencias particulares pasamos a las teorías. Con ello, Popper supera la polémica entre empirismo y racionalismo, sosteniendo que las teorías anteceden a los hechos, pero que las teorías necesitan de la experiencia (en su caso, de las refutaciones) para distinguir qué teorías son aptas de las que no. Las proposiciones dogmáticas entran sólo en las primeras. Para que una proposición analítica tenga validez científica, según la concepción positivista, debe ser factible de contrastación empírica (materialmente) y es ahí donde radica el impacto del positivismo sobre los residuos aún influyentes de los escolásticos medievales: "Históricamente, los miembros del Circulo de Viena emplearon al principio la verificabilidad de la significación principalmente como un aguijón con el que desinflar las pretensiones metafísicas, como punta de lanza y, simultáneamente, como reacción extrema al apriorismo metafísico y a la servidumbre del tomismo y de la lógica deductiva dominante, especialmente en el ámbito de las Ciencias Sociales." Los positivistas pretendieron establecer una demarcación de la ciencia eliminando todos los vestigios y posibilidades de la seudociencia, con lo cual se justifica la forma radical como quisieron implantar sus principios. Esa manera de desarrollarse y la rigidez de criterios del positivismo generó dos clases de problemas. El primer problema es, como diría Blaug "... un prejuicio antimetafísico" que generaba una creciente desconfianza entre los científicos que desarrollaban líneas de investigación sobre fenómenos no observables y en consecuencia no susceptibles de verificación, incluso en áreas de la ciencia ya consolidados como la física y la química" tales como el espacio absoluto y el tiempo absoluto de la mecánica newtoniana, los electrones de la física de partículas, los límites de la las valencias de la química y la selección natural de la teoría de la evolución" y además desautorizaban los modelos de interpretación global generados con la misma finalidad antimetafísica pero poseían el contraste empírico de todos los eslabones teoréticos (la teoría evolucionista por ejemplo). Este problema emana de la fuente de origen del conocimiento científicoque postulan los positivistas: la observación directa del problema, con lo cual pasan por alto el carácter evolutivo y acumulativo del conocimiento. La salida a este dilema, propuesta en La lógica de la investigación científica, es que el conocimiento científico no avanza confirmando nuevas leyes, sino descartando leyes

que contradicen la experiencia. A este descarte Popper lo llama falsación. De acuerdo con esta nueva interpretación, la labor del científico consiste principalmente en criticar (acto al que Popper siempre concedió la mayor importancia) leyes y principios de la naturaleza para reducir así el número de las teorías compatibles con las observaciones experimentales de las que se dispone. El criterio de demarcación puede definirse entonces como la capacidad de una proposición de ser refutada o falsabilidad. Sólo se admitirán como proposiciones científicas aquellas para las que sea conceptualmente posible un experimento o una observación que las contradiga. Así, dentro de la ciencia quedan por ejemplo la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica y, fuera de ella, el marxismo o el psicoanálisis. En el sistema de Popper se combina la racionalidad con la extrema importancia que la crítica tiene en el desarrollo de nuestro conocimiento. Es por eso que tal sistema fue bautizado como racionalismo crítico. Esta concepción de ciencia de los positivistas los llevó a una demarcación basada en el método inductivo: " la ciencia parte de la experiencia y procede, a través de la observación y la experimentación, a establecer leyes generales con la ayuda de las reglas de al inducción", a lo cual se puede añadir, que implícitamente se fundamentaban en la creencia cartesiana del poder de la razón, cayendo en el mismo error que criticaban a los escolásticos: el dogmatismo del conocimiento; los positivistas trasladaron la fuente de justificación y argumentación de sus postulados de la existencia de un Dios metafísico todopoderoso y omnisciente a una razón (materialista) igualmente todopoderosa y omnisciente. Esto ocurre a través de un circulo metodológico implícito en la inducción, donde las teorías se corroboran por la adaptación o adecuación de los fenómenos al ámbito de los conceptos manejados por los científicos que los estudia, entonces todos los fenómenos observados se pueden explicar dentro de la misma teoría (aunque ella sea errónea), convirtiéndose en herramientas tautológicas para defender ciertas posiciones ideológicas. Esto significaría el estancamiento de la ciencia. Lo anterior entraña el segundo problema al que se puede llamar la falacia lógica de la inducción, el cual consiste en el error lógico que ocurre en el proceso de generalización de leyes a partir de la observación de casos particulares. Puede decirse que este es el principal problema que enfrentaba la ciencia de finales de siglo XIX y principios del XX, porque amenazaba seriamente su prestigio y la credibilidad de todo el conocimiento que había emanado de ella: si el método que utilizan para generar conocimientos ciertos y verdaderos tiene errores entonces dicho conocimiento no

puede ser del todo cierto. Los positivistas pretendían generar leyes universales al estilo de los escolásticos y el hecho es que se demostró la imposibilidad lógica y práctica de tal pretensión. En suma, las circunstancias históricas a las que se enfrentó Popper se caracterizaban por un clima muy confuso y hostil con respecto a la ciencia. Por un lado existía el descontento dentro de los mismos círculos científicos consolidados a causa de los prejuicios que impedían el avance científico en áreas nuevas que se apoyaban en conceptos inmateriales y que por tanto no podían ser cualificados y verificados empíricamente en la realidad. Por otro lado, las críticas devastadoras que hicieron algunos filósofos de la ciencia, entre los que destaca Hume, respecto al método inductivo y las pretensiones de la ciencia de generar leyes universales basadas en dicho método, resquebrajaba el piso epistemológico de toda la ciencia, afectando gravemente su reputación y credibilidad que ella se merecía. Popper da respuesta a toda esta problemática de manera sencillamente genial. Tanto complicado, esto se debe a que ha ofrecido distintas respuestas a la pregunta respecto de la tarea y el objetivo de la ciencia. Así, por un lado sostiene: Combatir la equivocación, el error, significa, por lo tanto, buscar la verdad objetiva y hacer todo lo posible por descubrir y eliminar las falsedades. Esa es la tarea de la actividad científica. Así, podemos decir que nuestro objetivo en cuanto científico es la verdad objetiva, más verdad, más verdad interesante, más verdad inteligible Apesar de esto, no hay duda, de que para Popper la tarea de la ciencia y su objetivo es suministrar explicaciones. Así, en su ensayo “La meta de la ciencia” –después de señalar que puede resultar ingenuo hablar de la meta o el objetivo de la ciencia, debido a que es evidente que distintos científicos tienen diferentes metas y que, en sentido estricto, la ciencia en sí no posee metas– sugiere “que la meta de la ciencia es encontrar explicaciones satisfactorias de todo lo que nos parece que necesita una explicación”. También encontramos que tempranamente, en 1948, Popper formulaba ya la pregunta respecto de cuál es la tarea de la ciencia, respondiendo: La tarea de la ciencia es en parte teórica –explicación y en parte práctica– predicción y aplicación técnica. Trataré de mostrar que estas dos tareas son, de algún modo, dos aspectos diferentes de una y la misma actividad. Como podemos ver la concepción de la ciencia de Popper está estrechamente ligada a la idea de explicación. Procederemos a continuación a exponer la concepción de Popper de la explicación científica. CONCLUSIONES

 Por consiguiente, Popper jamás trató de producir una elucidación o clarificación “a la Carnap”, del concepto de explicación científica. Más bien, ha examinado el problema de la explicación científica en el contexto de responder a la pregunta sobre las metas y objetivos de la ciencia empírica. BIBLIOGRAFÍA Y DIRECCIONES ELECTRÓNICAS o o o o o o o

CARNAP, R. (1950): Logical Foundations of Probability, Chicago, University of Chicago Press. CURD, M. y J.A. Cover (eds.) (1998): Philosophy of Science, New York, W.W. Norton and Company. DONAGAN, A. (1964): “Historical Explanation: The Popper – Hempel theory reconsidered”, History and Theory, IV, pp. 3-26. HEMPEL, C. (1965): Aspects of Scientific Explanation, New York, The Free Press. KITCHER, P. y W. Salmon (eds) (1989): Scientific Explanation, Minneapolis, Minnesota Studies in the Philosophy of Science, 13 University of Minnesota Press. OLIVÉ, L. (ed.). (1995): Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía. Racionalidad Epistémica. Madrid, Trotta, vol. 9.