Monografia Crisis Economica

UNIVERSIDAD PRIVADA TELESUP INVESTIGACIÓN MONOGRÁFICA “CRISIS ECONOMICA” PRESENTADO POR: Benjy Martin Gonzales Rodríguez

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UNIVERSIDAD PRIVADA TELESUP INVESTIGACIÓN MONOGRÁFICA “CRISIS ECONOMICA” PRESENTADO POR: Benjy Martin Gonzales Rodríguez CURSO: Gestión de Negocios

CICLO V

AREQUIPA – PERÚ 2014

DEDICATORIA: A Dios por las alegrías que me das día a día A mis queridos niños, por el mejoramiento de nuestras vidas. A mi madre por ser tan cariñosa y por todos los valores que nos inculco a mis hermanas y a mí.

Benjy Martin

AGRADECIMIENTOS:

Agradecemos en primer lugar, al ser Supremo, único dueño de todo saber y verdad, por iluminarme durante este trabajo y por permitirme finalizarlo con éxito; y en segundo lugar, pero no menos importante, a nuestros queridos padres, por su apoyo incondicional y el esfuerzo diario que realizan por brindarnos una buena educación.

INTRODUCCIÓN

La crisis económica es un problema que día con día afecta en nuestra sociedad que poco a poco se deteriora en nuestras vidas, hoy tratamos de comprender por qué se da dicha situación y no solo eso; sino como solucionarlo y controlarlo En nuestro estudio es importante conocer las altas y bajas de nuestro mundo económico para así poder analizar y estar a la defensiva de los nuevos problemas que a diario se dan en nuestro entorno. Algunos ejemplos serian: el incremento en el dólar y como este afecta en la moneda mexicana y a su vez el incremento de las materias primas que da un fuerte giro globalmente y principalmente a nuestro país. También dentro de esta investigación veremos cómo problemas antiguos se reflejan hoy en nuestros días y como ha cambiado la economía en nuestro país, dando así nuevas ideas y pensamientos de cómo solucionar dichos problemas en la deflación e inflación que hoy nos rodea. Por estas razones se decidió estudiar e investigar con un alto grado de dedicación para aprender y compartir el conocimiento obtenido.

MARCO TEORICO DESARROLLO DEL TEMA Crisis económica La crisis iniciada en el 2008 ha sido señalada por muchos especialistas internacionales como la «crisis de los países desarrollados», ya que sus consecuencias se observan fundamentalmente en los países más ricos del mundo. Por crisis económica de 2008 a 2011 se conoce a la crisis económica mundial que comenzó ese año, originada en los Estados Unidos. Entre los principales factores causantes de la crisis estarían los altos precios de las materias primas, la sobrevalorización del producto, una crisis alimentaria mundial y energética, una elevada inflación planetaria y la amenaza de una recesión en todo el mundo, así como una crisis crediticia, hipotecaria y de confianza en los mercados. La causa raíz de toda crisis según la Teoría austríaca del ciclo económico es una expansión artificial del crédito. En palabras de Jesús Huerta de Soto «esta crisis surge de la expansión crediticia ficticia orquestada por los bancos centrales, y que ha motivado que los empresarios invirtieran donde no debían». Algunas de las principales causas o cosas que propician la crisis mundial son por ejemplo: ELEVADOS PRECIOS DE LAS MATERIAS PRIMAS.La década de los años 2000 fue testigo del incremento de los precios de las materias primas tras su abaratamiento en el período 1980-2000. Pero en 2008, el incremento de los precios de estas materias primas particularmente, subida del precio del petróleo y de la comida aumentó tanto que comenzó a causar verdaderos daños económicos, amenazando con problemas sociales en los

países que se encuentran en vías de desarrollo , la estanflación y el estancamiento de la globalización. En enero de 2008, el precio del petróleo superó los US$100/barril por primera vez en

su

historia, y

alcanzó

los

US$147/barril

en

julio debido

a

fenómenos especulativos de alta volatilidad que condujeron a un fuerte descenso durante el mes de agosto. Otro tanto sucedió con uno de los principales metales industriales, el cobre, que venía experimentando un vertiginoso aumento en su cotización desde 2003, principalmente por la cada vez mayor demanda de las nuevas potencias emergentes, como China e India, sumada a otros factores como inventarios decrecientes

y conflictividad

laboral en

las minas cupríferas

de Chile,

el

primer país portador a nivel mundial del mineral. En enero de 2008, la cotización del cobre en la London Metal Exchange (Bolsa de Metales de Londres) superó por primera vez en su historia los US$ 8000 la tonelada. A principios del mes de julio alcanzó US$ 8940 la tonelada, récord absoluto desde que se tienen registros de su cotización en la LME, a partir de 1979. Este valor a niveles históricos fue un 272,5% mayor que el antiguo récord absoluto de US$ 3280 la tonelada registrado el 24 de enero de1989 sin ajuste por inflación. Luego

de

este

máximo

y

en

línea

con

la

conducta

del petróleo,

la cotización del cobre registró una abrupta caída de más del 50% desde el récord de julio (a octubre de 2008) en un marco de volatilidad nunca antes visto. Materiales esenciales en la producción, como el ácido sulfúrico y la soda cáustica vieron también incrementados sus precios hasta un 600%. La crisis del petróleo y de los alimentos fue objeto de debate en la 34ª Cumbre del G-8. Crisis económica en México Debido a la alta dependencia de la economía mexicana en su comercio exterior con los EE.UU. y a la continua caída en las remesas producto de la desaceleración de la economía norteamericana (segunda fuente de divisas después del petróleo), México no tardó en resentir los efectos de una crisis económica en el país vecino, el efecto dominó que esto tuvo en todos los sectores tardaron unos meses en hacerse presentes. El desempleo abierto en México

subió a 4,06% en enero de ese año, comparativamente mayor con la tasa del año anterior que se encontraba en 3,96%, y solo en enero de 2009, 336 mil personas se quedaron desempleadas en México. La debilidad estructural de las finanzas del gobierno mexicano altamente dependientes del precio del petróleo y la constante caída en la producción de este recurso tuvieron una repercusión presupuestal que obligó a elevar impuestos como el Impuesto al Valor Agregado, el Impuesto Sobre la

Renta

y

a

instaurar

impuestos

nuevos

a

las

telecomunicaciones,

desafortunadamente estos ingresos no van encaminados a nuevas inversiones o proyectos productivos, sino a mantener la estructura gubernamental que consume el 80% del presupuesto, esto plantea nuevos escenarios de crisis en un mediano plazo. El año 2009 ha sido especialmente difícil para la economía mexicana. Al iniciar el año, las expectativas oficiales pronosticaban un crecimiento exiguo a lo largo de 2009. Sin embargo, al pasar los meses las expectativas fueron tomando derroteros más pesimistas y en ocasiones contradictorios, por ejemplo, entre los pronósticos de la Secretaría de Economía y el Banco de México. Después de la epidemia de gripe A(H1N1), se comenzó a hablar de una afectación de la actividad económica en el país, especialmente en el caso del sector turístico que es la tercera fuente de divisas para el país. El titular de la Sectur apuntaba en mayo de 2009 que la ocupación de los hoteles en los principales destinos turísticos del país oscilaba entre 10 y 30% a lo que se sumaba la cada vez más frecuente cancelación de vuelos. Ante ese panorama el secretario Rodolfo Elizondo Torres pronosticaba una pérdida de más de 100 mil empleos en el sector. Por

otro

lado,

desde

2008

el peso

mexicano entró

en

una

serie

de depreciaciones frente al dólar estadounidense que lo llevaron a perder Alrededor del 25% de su valor hacia 2009. Si en 2006 (año de inicio del gobierno de Felipe Calderón) el dólar se compraba en 10,77 MXN, en enero de 2009 se compraba en las ventanillas bancarias al precio de 13,48 pesos por dólar. Entre las medidas que se tomaron para contener la devaluación del peso se aplicó la subasta de una parte de la reserva de divisas internacionales, lo que llevó al país a disminuir dichas reservas extranjeras en más de 20 mil millones de dólares estadounidenses.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) apuntó en su reporte anual que México sería el país más afectado por la crisis económica en la región al presentar una contracción de 7% en su producto interno bruto (PIB). La actual crisis, tiene sus inicios en 1968 y se profundizó por políticas desacertadas, como las impuestas en México desde hace 20 años y en Estados Unidos desde hace ocho. "Las hipotecas de casas en Estados Unidos, era uno de los elementos mucho más débiles de la cadena, pero era toda la cadena la que estaba mal. En los últimos años se crearon, a partir de este tipo de hipotecas mal otorgadas, una serie de instrumentos financieros para satisfacer la codicia de algunos y no para satisfacer la vida social" enfatizó el investigador. Asimismo, se refirió a las consecuencias que ya se comienzan a notar en México, como la caída del peso, tema del que dijo, "el gobierno estuvo manteniendo el peso en un nivel que no era el suyo, la devaluación actual del peso, implica simplemente que está pasando a su nivel real. Podría devaluarse sin que esto fuera catastrófico para el país". Sin embargo, lo que podría agudizar la crisis económica en México es la falta de capacidad de las autoridades para enfrentar la problemática, cuestión que será notoria cuando crisis abandone las bolsas de valores y alcance al común de la gente. Crisis en el mundo La crisis se extendió rápidamente por los países desarrollados de todo el mundo. Japón, por ejemplo, sufrió una contracción del -0,6% en el segundo trimestre de 2008. Australia y Nueva Zelanda también sufrieron contracciones. Cabe destacar que es cada vez mayor la preocupación sobre el futuro de los países con economías pujantes y emergentes, tal como lo es la incertidumbre respecto a países tales como China e India en Asia; Argentina, Brasil y México en América y Sudáfrica en el continente africano, cada uno de ellos líderes en sus regiones y, también afectados por la actual crisis económica. En el primer trimestre de 2009, las bolsas de Estados Unidos y Europa fueron superadas por las de países en desarrollo como China y Brasil. Brasil y Rusia aumentaron sus índices un 9% en moneda local; el índice de India pasó a ser positivo y el índice compuesto de Shanghái, en China, aumentó un 30%, lo cual

se justificó por la fortaleza y estabilización de los sectores financieros de dichos mercados y por la búsqueda de inversiones de riesgo. Los flujos bajaron de US$1,2 billones (2007) a US$707 000 millones (2008) y se espera que bajen a US$363.000 millones para el 2009. En abril de 2009 se reporta que como consecuencia de la crisis el desempleo en el mundo árabe se considera una «bomba de tiempo». Asimismo, se reporta que Egipto teme por el regreso de 500.000 trabajadores de países del Golfo. En marzo de 2009 se reportó que, a raíz de la crisis, el mundo árabe perdió 3 billones de dólares (que corresponden en el mundo anglosajón a 3 trillones de dólares). A raíz de la crisis el Banco Mundial prevé un duro año 2009 para los países árabes. En mayo de 2009 se informa que Naciones Unidas reporta caída de la inversión extranjera en el Medio Oriente. 

PIB e indicadores de mercados laborales en países de desarrollo



Crecimiento del PIB

INFLACIÓN DEFLACIÓN GLOBAL En febrero de 2008, Reuters informó que la inflación había subido a niveles históricos por todo el mundo. A mediados de 2008, los datos del FMI indicaban que la inflación se hallaba en máximos en los países exportadores de petróleo, debido al aumento de las reservas de divisas extranjeras. Pero también en muchos países subdesarrollados. La inflación también aumentaba en los países desarrollados, si bien no tanto en comparación. Para 2009 el problema era el inverso: el panorama económico apuntaba a la deflación, lo que, por ejemplo, llevó a la FED a situar el tipo de interés en prácticamente el 0%. Guerra de divisas y guerra comercial En octubre de 2010 aparecen señales claras de una posible guerra de divisas (dólar, euro, yen y yuan). Los países rebajarían la cotización de sus monedas en busca de ventajas competitivas `-para facilitar la exportación- que ayuden a salir de la crisis, pero, si se produce una guerra de divisas y un círculo de rebajas se acentuaría el enfrentamiento comercial llegándose a una guerra comercial que

acinturaría

y

retrasaría

inevitablemente

la

recuperación.

Precisamente también hubo una guerra comercial durante la Gran Depresión, iniciada por Estados Unidos y Gran Bretaña. En esta ocasión los ojos se dirigen a China quien podría corregir el problema, si lo desea, apreciando su moneda. Para Immanuel Wallerstein la pérdida de peso del dólar es real y puede

producirse una caída repentina que genere un caos extraordinario o una caída suave que vaya sustituyendo el dólar como moneda de referencia. Consecuencias ALGUNAS DE LAS CONSECUENCIAS POR LA CRISIS ECONÓMICA SERIAN Las crisis económicas se acompañan de peor salud (por el aumento del paro y de la pobreza, y por el incremento de la diferencias entre pobres y ricos) pero no siempre se acompañan de mayor mortalidad. Las crisis económicas no aumentan las muertes en general, sí aumentan las muertes por suicidio en todos los países y situaciones. El desempleo se asocia a suicidio. En España los suicidios están aumentando

y

son

ya

la

tercera

causa

de muerte,

tras

la mortalidad

cardiovascular y el cáncer. En el mundo, el suicidio es la segunda causa de muerte, tras los accidentes de tráfico, entre los 10 y 24 años. Se puede evitar el aumento de los suicidios, con el rechazo a las políticas que hacen caer el sistema de previsión social, la educación, la sanidad, la cultura y el medio ambiente. La crisis económica impondrá un sufrimiento muy grande a México, porque habrá desempleo, caída de remesas y la posibilidad de mayor violencia, pero al mismo tiempo, dará una enorme posibilidad de cambio, pues exigirá reacciones sensatas de la sociedad.

La gran depresión Esta fue una crisis económica mundial que se prolongó durante la década anterior a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de la década de los años treinta o principios de los cuarenta. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a más países de las sufridas en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma de hasta qué punto puede disminuir la economía mundial. La depresión se originó en los Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa del 29 de octubre de 1929 (conocido como Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo. La Gran Depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres. La renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios y los precios cayeron, y el comercio internacional descendió entre un 50 y un 66%. El desempleo en los Estados Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%. Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada, y la construcción se detuvo prácticamente en muchas áreas. La agricultura y las zonas rurales sufrieron la caída de los precios de las cosechas que alcanzó aproximadamente un 60 por ciento. Ante la caída de la demanda, las zonas dependientes de las industrias del sector primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron las más perjudicadas. Los países comenzaron a recuperarse a mediados de la década de 1930, pero sus efectos negativos en muchos países duraron hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La elección como presidente de Franklin Delano Roosevelt y el establecimiento del New Deal en 1932 marcó el inicio del final de la Gran Depresión en Estados Unidos. Sin embargo, en Alemania, la desaparición de la financiación exterior, a principios de la década de 1930, y el aumento de las dificultades económicas, propiciaron la aparición del nacional-socialismo y la llegada al poder de Adolf Hitler. CAUSAS.-

Hacia 1925, la economía mundial se hallaba bastante equilibrada, la producción había vuelto al nivel de antes de la Primera Guerra Mundial, la cotización de las materias primas parecía estabilizada y los países que atravesaban un periodo de alta coyuntura eran numerosos. Sin embargo, no era un retorno a la belle époque. Una serie de equilibrios tradicionales quedaban alterados: la producción y el bienestar progresaban de manera espectacular en unas partes (Estados Unidos, Japón), mientras que en otras, perdida la prosperidad anterior a la guerra, vivían abrumados por el desempleo y las crisis endémicas; en particular en el Reino Unido. Al propio tiempo, los estadounidenses complicaban de singular manera la posición de los europeos. La deuda internacional no podía pagarse sino con oro o mercancías, y los estadounidenses frenaban sus importaciones de Europa con nuevos y cada vez más elevados derechos de aduana, al tiempo que utilizaban su superioridad para imponer sus exportaciones a Europa. Por otra parte, los Estados Unidos disponían de las mayores reservas de oro del mundo, por lo que, para mantener el patrón oro, hubo de conceder cuantiosos préstamos a Europa. Tal fue el origen de los planes Dawes y Young. En 1914, la economía estadounidense vivía en plena era de prosperidad, y la guerra europea la acrecentó: durante tres años sucesivos, los Estados Unidos fueron los proveedores de un mercado casi ilimitado, mientras las potencias europeas se aniquilaban entre sí. La capacidad industrial de los Estados Unidos también había aumentado considerablemente, y su agricultura progresaba a idéntico ritmo. Desde 1925, la actividad de la Bolsa había evolucionado tan vertiginosamente como la producción industrial del país. La cotización de las acciones subía regularmente de año en año, y fueron numerosos los estadounidenses que hallaron en la especulación bolsística la fuente de una rápida fortuna: la fiebre de jugar a la Bolsa tentaba a todos los estratos de la población de modo irresistible, tanto rentistas y jubilados como aprendices, que ignoraban todo lo relativo a la industria, a la economía y a la misma Bolsa. Todo el mundo consideraba que la economía del país se encaminaba hacia niveles insospechados, y todos estaban persuadidos de que las "mejores acciones" podían conseguirse con muy poco dinero, pensando que debía aprovecharse de aquella buena suerte antes de que pudiera terminarse. La continuada demanda hizo subir las acciones a alturas increíbles, y pronto la cotización en Bolsa fue pura especulación, que nada tenía de común con la

auténtica solvencia de una sociedad. Mientras sólo se trató, para el ciudadano medio, de invertir sus economías, la especulación siguió dentro de unos límites más o menos razonables, pero transcurrió el tiempo y los estadounidenses empezaron a jugar a la Bolsa con dinero prestado. Una acción de cien dólares nominales podía obtenerse sólo por diez, mientras el resto, llamado "excedente" -o sea, noventa dólares-, se pagaba a crédito. Si la acción seguía subiendo, todo iba perfectamente: un alza del 10%, esto es, que pasara de 100 a 110 dólares proporcionaba al accionista un beneficio neto del 100% sobre los 10 dólares que en realidad había desembolsado. En cambio, si la acción bajaba en un 5 o un 10%, el corredor bursátil exigía nuevo pago al contado, y si el cliente no podía hacer frente al mismo, se veía obligado a vender con pérdida, con el fin de cubrirse él y cubrir a otros acreedores eventuales. Entre los pequeños especuladores -decenas de millares de ciudadanos- eran muy pocos los que poseían reservas de liquidez apreciable. EFECTOS DE LA CRISIS MUNDIAL

PBI estadounidense en el período 1910–60 con los años de la Gran Depresión (1929–1939) remarcados.

La depresión subsiguiente fue por mucho la peor de la historia estadounidense.

Durante al menos tres años y medio todos los indicadores sociales y económicos reflejaron un progresivo deterioro de la situación. En 1932 el PBN había disminuido un 27% y la producción industrial un 50%. La inversión ni siquiera alcanzaba para el mantenimiento de las instalaciones existentes. Bajo estas presiones, el sistema bancario acabó por derrumbarse. Para el 1933, el desempleo llegó al 25%. Solo en 1940 se recobró el nivel de producción previo al 29 y esto se debió al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Durante los primeros años de la depresión, entre 1929 y 1932, el índice general de precios en Estados Unidos, disminuyó el 35,6%. Muchos economistas piensan que este proceso de deflación fue responsable de la profundidad y duración de la depresión y también parece probable que esta prolongada deflación sólo fue posible por la política del Sistema de Reserva Federal de disminución de la oferta monetaria. Los sectores más gravemente afectados por la depresión fueron la agricultura, la producción de bienes de consumo y la industria pesada. Esto provocó que ciudades como Detroit y Chicago, que dependían de la industria pesada, sufrieran la crisis con más intensidad. A su vez, hubo ciudades dependientes una sola industria que terminaron totalmente arruinadas. En 1932 el nivel de actividad al que estaba funcionando la industria era tan bajo que incluso una eventual demanda del mercado podía ser satisfecha sin necesidad de inversión y sin recurrir a más mano de obra. De modo semejante, el sector de la vivienda estaba también saturado de casas vacías cuyos propietarios no habían podido hacer frente a las hipotecas. Pero lo que más se resintió fue la confianza de los empresarios quienes poseían grandes dudas sobre la utilidad de nuevas inversiones. El hundimiento de la bolsa fue además una causa directa de la reducción de los beneficios empresariales y destruyó el incentivo individual al ahorro, reduciendo así el volumen de los recursos destinados a la inversión. El nivel extraordinariamente bajo de los ingresos agrícolas fue decisivo y retardó considerablemente la recuperación. La agricultura fue el sector más deprimido de la economía y los productores habían disminuido sus ingresos en un 70%. Gran parte de las cosechas no se vendían y comenzaron a disminuir la producción demasiado tarde. A su vez, como la gran mayoría de los pequeños agricultores estaban endeudados, se veían forzados a vender sus productos o perder sus propiedades.

El funcionamiento del sistema bancario americano fue el factor individual que mayor influencia tuvo sobre la profundidad alcanzada por la depresión. Los bancos se apoyaban en unas pocas industrias locales y eran muy susceptibles a las retiradas de fondos. Al producirse una corrida bancaria masiva, los ahorros se tornaron menores que los ingresos y los bancos no podían prestar dinero. A su vez, las garantías, como las casas, contra las cuales se habían vendido los préstamos eran invendibles. A pesar de la debilidad del sistema bancario, su derrumbamiento pudo haberse evitado, pero el gobierno no hizo nada para rescatar a los bancos. Es más, lo que se pensaba en ese entonces era que la depresión suponía una purga que desembarazaría a la economía de sus aspectos menos eficientes, siendo las bancarrotas y los despidos parte necesaria de este proceso de retorno al equilibrio. Difusión de la crisis La depresión norteamericana de la actividad económica fue acompañada por una reducción adicional del préstamo hacia el extranjero y una fuerte contracción de la demanda de importaciones. Esto produjo una gran reducción del flujo de dólares hacia Europa y el resto del mundo. Dado la importancia de Estados Unidos en la economía mundial, el impacto de su crisis sobre el resto del mundo fue fuerte, es por eso que se dice que Estados Unidos exportó su crisis. Prácticamente todos los países padecieron declives tanto en la producción industrial como en el PBI, siendo la URSS la principal excepción al estar aislada de los estragos del capitalismo moderno. El siguiente cuadro muestra la caída de la renta y la producción industrial entre el comienzo de la crisis en 1929 y 1932, año que marcó el momento de mayor profundidad de los indicadores económicos. A principios del 1931, si bien persistía la deflación y la desocupación era alta, los países más afectados eran los exportadores de materias primas, varios de ellos debieron abandonar el patrón oro. Sin embargo, con la quiebra del Credit Anstalt, el principal banco de Austria, se produjo una fuga de capitales en Alemania, Gran Bretaña y en Estados Unidos quien decidió terminar con el patrón oro. Hacia fines del 1932, casi todos los países del mundo lo habían hecho. Alemania, logró una moratoria en el pago de las reparaciones de la deuda pero igual decidió aumentar las tasas de interés. Esto provocó una profundización en la caída de la actividad económica y un incremento de la desocupación. La

devaluación del marco fue descartada por temor a la inflación. La alta desocupación creó un clima de conflictividad social y política que allanó el camino a la llegada de Hitler al poder. Gran Bretaña, por su parte, abandonó el sistema monetario tradicional dejando flotar la libra, esto produjo su depreciación. Esto fue la demostración del liderazgo británico y permitió que la economía británica se recupere de forma razonable librada de las condiciones impuestas por una moneda sobrevaluada y altas tasas de interés. En poco tiempo se produjo la desorganización y la destrucción parcial de la maquinaria que movía la economía internacional. Los países buscaron una salida individual a la crisis al desaparecer la cooperación financiera. Esto produjo un deterioro de los términos de intercambio y significó el descenso de los precios de las materias primas respecto a los productos manufacturados. En un contexto de escasez de crédito, el resultado para los países periféricos fue la pérdida de reservas y la depreciación del tipo de cambio. Los países periféricos adoptaron dos tipos de políticas: las pasivas y las activas. La pasividad fue el mantenimiento de la ortodoxia monetaria y cambiaria con respecto a los países centrales, y fue realizado por países pequeños con alta dependencia del mercado como Haití, Honduras y Panamá. Las políticas activas fueron modificar el tipo de cambio, controlar las importaciones, intervencionismo estatal e industrialización por sustitución de importación. Estos fueron el caso de Argentina, Brasil y Uruguay. Hundimiento del comercio internacional Uno de los factores de propagación de la crisis fue el hundimiento brutal del comercio internacional, que llegó a perder dos terceras partes del valor alcanzado en 1929. Este descalabro del comercio trasladó los efectos de la crisis hasta aquellos países que tenían sus economías abiertas al exterior. El hundimiento del comercio internacional se prolongó bastante en el tiempo. En 1938 el valor del comercio mundial se situaba todavía por debajo de la mitad del nivel del año 1929. La razón del mantenimiento de la caída fue la adopción generalizada de políticas comerciales proteccionistas encabezadas por Estados Unidos y Gran Bretaña que desencadenaron una guerra comercial que junto con la bajada de la demanda por la propia depresión redujo el comercio mundial. Durante la década se tomaron diversas medidas:

Control de cambios: diferentes formas de restricciones oficiales sobre las transacciones privadas de divisas extranjeras. Los gobiernos exigieron de los exportadores las divisas recibidas por sus ventas entregándoselas a los importadores como pago de sus compras, en ambas operaciones el precio era fijado por el gobierno. Esto produjo aislamiento y favoreció el desarrollo de las industrias internas al limitar la entrada de mercaderías. Acuerdos bilaterales: buscaban el equilibrio entre las cuentas mutuas de dos países que querían mantener alto el nivel de comercio sin movilizar oro ni divisas. Un ejemplo son los acuerdos de compensación que consistía en una forma moderna de trueque en los cuales no era necesario ningún tipo de movimiento monetario. Otro tipo de acuerdo bilateral era el clearing, el cual consistía en abrir una cuenta en cada país a través de los cuales se efectuaban los pagos por importación e importación. Alemania fue uno de los que utilizó estos dos tipos de acuerdos. Finalmente, los acuerdos de pagos, que se establecían entre países con tipo de cambio fijo y países con controles de cambio, buscaban resolver los problemas de deudas congeladas e intereses impagos de los últimos países. Fueron utilizados preferentemente por Gran Bretaña. Aranceles al comercio: las tarifas fueron el mayor obstáculo para el intercambio internacional de bienes. Incluso Gran Bretaña, país con fuerte tradición liberal, aprobó una ley de derechos de importación que imponía una tasa del 10% sobre todas las importaciones fuera de la Commonwealth. El colapso en el que se encontraba la economía en 1932 fue extendiendo la idea de que era necesaria la colaboración internacional para combatir la crisis comercial y financiera. Por esta razón, se convocó a la Conferencia económica mundial en 1933. Pero como Estados Unidos salió del patrón oro convirtiendo al dólar en una moneda fluctuante, la reunión se clausuró sin ningún éxito. Tres años más tarde, con el dólar estabilizado, se produjeron nuevos intentos de cooperación internacional como el acuerdo tripartito entre Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, con el objetivo de regular los tipos de cambio. Propuestas para solucionar la crisis Expansión fiscal y regulación financiera Para combatir la crisis global, EE.UU. propuso a que los países del G-20 iniciaran una nueva ronda de gastos, además de establecer una meta de crecimiento

específica del 2%. Estas políticas fueron rechazadas. La cumbre de ministros de finanzas del G-20 acordó ejercer políticas monetarias y de expansión fiscal hasta que el crecimiento aumente. También se acordaron propuestas para ayudar a los países en desarrollo a través de donaciones al FMI y mejorar la regulación financiera, incluyendo requerir el registro de los fondos de cobertura y sus gestores. Aumento de la natalidad Para el economista italiano Gotti Tedeschi, el verdadero origen de la crisis es «la caída de la natalidad en los países occidentales». Así lo afirman Ettore Gotti Tedeschi, conocido economista y presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR, conocido como el Banco Vaticano), en una entrevista al informativo semanal Octava Diez del Centro Televisivo Vaticano. La baja natalidad del pasado, de la que se deriva el rápido envejecimiento de la población en los países occidentales, es lo que aboca a los países occidentales a empobrecerse. Fomento de la confianza y del consumo El Consejo

Superior

empresas españolas ha

de

Cámaras

presentado 25

de de

Comercio y

18

grandes

febrero de 2010 su

campaña

publicitaria para contagiar confianza y fomentar las actitudes positivas entre la ciudadanía para hacer frente a la salida de la crisis económica, bajo el lemaestoloarreglamosentretodos.org. Aumento del déficit presupuestario y del gasto Para los economistas Paul Krugman y Robin Wells la inercia de las distintas autoridades económicas y políticas presagia una prolongación de la crisis con alto nivel de paro y escaso crecimiento si no se acometen soluciones que a corto plazo no eviten una recesión profunda haciendo que los gobiernos emitan deuda y gasten más. Para Krugman y Wells, cuando la situación de crisis es más intensa (momento Minsky, en honor al poskeynesiano Hyman Minsky) los déficits presupuestarios no solo son buenos, son necesarios. Frente a la crisis cultural, ecología, feminismo y reconocimiento de las minorías Frente a la considerada como crisis económica de 2008-2010 el sociólogo Alain Touraine considera que Europa solamente muestra impotencia económica, política y cultural pero que esa impotencia no es consecuencia de la crisis, es su causa general. Para Touraien Europa debe tomar conciencia y romper el silencio,

en caso contrario la crisis se profundizará aún más y Occidente perderá sus ventajas. Las soluciones existen, en el plano económico, la ecología política da respuestas frente al suicidio colectivo; en el plano social y cultural, el mundo feminista se opone a las contradicciones mortales de un mundo que sigue dominado por los hombres y en el terreno político, la idea novedosa es, más allá del gobierno de la mayoría, la del respeto de las minorías y su reconocimiento. Apoyo a la agricultura En palabras de Benedicto XVI, «La crisis económica actual, de la que se ha tratado también en estos días en la reunión del llamado G20, debe tomarse en toda su seriedad: esta tiene numerosas causas y manda una fuerte llamada a una revisión profunda del modelo de desarrollo económico global (cfr Enc. Caritas in veritate, 21). Es un síntoma agudo que se ha añadido a otros también graves y ya bien conocidos, como el perdurar del desequilibrio entre riqueza y pobreza, el escándalo del hambre, la emergencia ecológica y, actualmente también general, el problema del paro. En este cuadro, parece decisivo un relanzamiento estratégico de la agricultura. De hecho, el proceso de industrialización a veces ha ensombrecido al sector agrícola, el cual, aún tomando a su vez beneficio de los conocimientos y de las técnicas modernas, con todo ha perdido importancia, con notables consecuencias también en el plano cultural. Me parece el momento para un llamamiento a revalorar la agricultura, no en sentido nostálgico, sino como recurso indispensable para el futuro.» EL ORIGEN Y DESARROLLO DE LA CRISIS ACTUAL EN EUROPA Y ESTADOS UNIDOS. En primer lugar, cabe destacar que la crisis financiera actual no es ninguna novedad. El funcionamiento actual del sistema financiero y económico internacional globalizado y objeto de baja regulación o simplemente autor regulado, si admitimos que la crisis es la forma en que dicho sistema se regula o purga por catástrofe, cada pocos años genera una crisis. Baste recordar la crisis de la deuda externa, que se extendió durante gran parte de la década del 80, la crisis mexicana de comienzos de los 90 y la crisis asiática de 1997, que se propagó a la mayoría de los países emergentes y subdesarrollados. Estas crisis generalmente comienzan por el sector financiero, pero rápidamente se extienden a la economía real, tanto internacional, como nacional, como no puede ser de otra

manera. La desproporción gigantesca entre los activos financieros, llamados simbólicos y los reales ha sido señalada repetidamente, entre otros por Peter Drucker en la década del 90 (Drucker, Peter, “The New realities, 1990) como causa principal de la volatilidad de los valores financieros, que tienen una dinámica propia, por falta de un razonable correlato con la economía real. Ello implica que la economía simbólica se basa fundamentalmente en la voluntad de los diversos actores de atribuirse capacidades o discapacidades financieras que no reposan tanto en el sustrato real, como en la confianza en el sistema y en las reglas de juego que rigen al mismo. Por ejemplo, mi casa es siempre la misma pero su valor puede variar enormemente de acuerdo a la situación del Mercado. Esa confianza se vulnera fácilmente ante cualquier signo de alarma, como por ejemplo un atentado terrorista o, por el contrario, se mantiene incólume más allá de cualquier criterio de prudencia o racionalidad, como veremos que sucedió con los MBS, hasta que se produce una gran conmoción financiera. Parece equivocado restringir las crisis globales al auge de la globalización propio de las últimas décadas. Sin que las economías estuvieran tan fuertemente conectadas como ahora, es innegable que la crisis financiera norteamericana de 1929 tuvo repercusiones no sólo en los Estados Unidos y Europa, sino en todo el mundo y duramente en América Latina, donde la

contracción del crédito, el

consumo la producción y las exportaciones, generó una sucesión de golpes de Estado, seguidos

de dictaduras más o menos prolongadas en un intento de

manejar las tensiones sociales que se generaron. La reducción de los

apoyos económicos no permitió a los

gobiernos de la época dar respuesta satisfactoria mediante el normal ejercicio de las instituciones al aumento de las demandas sociales, producto de la caída de la actividad económica. Se toma la crisis de las hipotecas “subprimes” como punto de partida de la actual crisis financiera. ¿Qué son los créditos “subprimes”? Wikipedia los define como “una modalidad crediticia del mercado financiero de Estados Unidos que se caracteriza por tener un riesgo de impago superior a la media del resto de los créditos.” Por tal razón, la mayor parte de los créditos subprime son afianzados con hipotecas sobre inmuebles. Los créditos son calificados en una escala que va de un máximo de 800 para los AAA hasta menos de 620 para las subprime digamos normales y 320 las riesgosas Pero, para

maximizar sus ganancias los bancos comenzaron a prestar a personas calificadas como “ninjas” (no icome, no jobs, no assets) o sea personas insolventes sin empleos fijos. La idea era que el incremento siempre creciente del valor de los inmuebles garantizaba el crédito, en caso de ejecución de hipoteca. Pero para que el sistema crezca indefinidamente es necesario superar ciertos cuellos de botella. En Estados Unidos, la FED regula la proporción de esos créditos de alto riesgo que pueden tener los bancos en su cartera. Esto daría la idea que el riesgo de estos créditos está controlado pero no es así. Para facilitar las operaciones con los créditos hipotecarios, titulización,

los bancos recurren a la

que consiste en formar paquetes con créditos prime y subprime,

llamados MBS (mortgage backed securities) y venderlos en bloque. Los compradores de MBS pueden ser de muy diversas índole: fondos o trusts creados por los propios bancos para absorber esos créditos; bancos de inversión que pueden venderlos

a aseguradoras, sociedades de

capital y riesgo, financieras o particulares, etc. Las entidades adquirentes no tienen regulaciones legalesque determinen qué proporción de créditos riesgosos pueden tener en su cartera, por lo cual si no hay una adecuada autorregulación, pueden acumular todos los créditos riesgosos que les parezca. Como éstos créditos tienen un interés que superan entre 1.5 y 7 puntos la tasa de interés normal y comisiones mayores, los adquirentes de esas hipotecas obtienen un gran beneficio; a su vez, las entidades bancarias prestamistas, se ven aseguradas contra el riesgo de incumplimiento, atrayendo más clientes y al mismo tiempo podrán deshacerse de sus créditos rápidamente e incrementar su dinero en caja cuando tienen necesidad, sin esperar a su vencimiento. Existe además otra razón para que ese sistema le sea favorable a la banca y es la “ratio Cook”. Las normas de Basileaestablecen que los Bancos por cada préstamo que hacen deben aumentar sus fondos en una medida que va del 8% del capital prestado al 1.6 por ciento para prestatarios AAA y nada si es a Estados muy solventes. La colocación de los MBS cumple en este aspecto una doble función: aumenta la proporción del capital y disminuye los créditos de su cartera. De este modo cumple las normas de Basilea sin necesidad de salir a buscar refuerzos de su capital. Otra práctica que contribuyó a hacer más oscura aún la composición de las carteras de préstamos es la calificación (rating) de las entidades que

Negociaban los MBS. Si la entidad tiene investment grade AAA, según las agencias especializadas llamadas Calificadoras de Riesgos, sus carteras gozan de mayor confianza en el público y automáticamente los MBS se convierten en AAA, independientemente de su composición y por esa vía se pueden colocar los paquetes de créditos buenos conjuntamente con créditos malos porque tienen la garantía de un inversor AAA. Pero otros fondos que no tienen calificación AAA operarán en el mercado con MBS más riesgosos a rentabilidades más altas. Para atraer a los inversores y enmascarar los riesgos, utilizan dos procedimientos: los CDO (collateralized debit obligations) y los CDS (credit default swaps), Los CDO son paquetes de MBS que se dividen en tramos: créditos buenos, regulares y malos. Para hacer frente al impago de estos últimos, se ofrece el compromiso de que todo lo que se recaude por el cobro del paquete irá para pagar el tramo bueno, por lo cual este último adquirirá investment grade. En los CDS, el tenedor asume el riesgo de default mediante el cobro de un interés mayor. Por añadidura, estando los intereses bancarios muy baratos el público masivamente se endeudaba para adquirir esos fondos de alta rentabilidad y ganar un diferencial muy importante. El caso es que ese sistema se extendió enormemente sobre ciertas presunciones: que el valor de las propiedades iba a seguir creciendo y que los deudores “ninja” iban a seguir pagando sus intereses

y las hipotecas, cosa que no ocurrió a

principios del 2007, y que en caso de ejecución los créditos se iban a poder cobrar íntegramente, dado el mayor valor de los inmuebles. Los “ninja” dejaron de pagar, el valor de los MBS se desplomó y no se pudieron vender porque nadie quiso tomarlos, cundió la desconfianza entre los bancos y cesó el crédito interbancario. Las hipotecas se ejecutaron y mucha gente quedó en la calle pero los bancos no llegaron a recuperar la totalidad de sus créditos por la caída de los precios de los inmuebles.El riesgo de un desastre con esta calesita infernal es evidente si no se establece un límite preciso a la cantidad de créditos subprime convertidos en AAA por el sistema antedicho. Y lo que sucedió fue precisamente eso: los administradores del sistema, por exceso de confianza y afán de lucro inmoderado (mayores

intereses, bonus, etc) lo llevaron a sus extremos, sin tener en cuenta que el constante aumento de los valores inmobiliarios, por encima de toda expectativa razonable en algún momento se iba a revertir y entonces el derrumbe del sistema sería inevitable. En el caso, como vimos, la rebaja pronunciada de los tipos de interés facilitó el crédito e inyectó más dinero especulativo en el mercado financiero, lo que contribuyó a agravar más aún la crisis.( lo antecede es una compaginación del autor de datos tomados de diversas fuente de Internet). Este escenario excede las mejores expectativas de quienes predican la maldad intrínseca del capitalismo en general y del hipercapitalismo global en particular, contraponiéndolo a pureza intrínseca del monopolio o la regulación estatal de la economía. Según esta visión, el mercado de los MBS se hundió porque su gobierno neoliberal no hizo lo más mínimo para regularlo. Bernard Brown, polítólogo norteamericano que se autodefine independiente, argumenta que, en realidad, el Estado no fue ajeno a la hipertrofia del sistema porque facilitó el otorgamiento de préstamos para adquisición de viviendas de bajo valor - entre otras cosas por la reducción sistemática de las tasas de interés- en función de la idea populista, propia del partido demócrata, que la gente pobre debía poder acceder a la vivienda, aún sin tener dinero para comprarla. (Bernard Brown, entrevista publicada en el diario Le Monde). Como el entrevistado no expresa en qué forma el Estado norteamericano incentivó los préstamos hipotecarios riesgosos, no es posible evaluar la exactitud de sus afirmaciones. Otras especulaciones coincidentes con ésta de fuentes republicanas hacen remontar esta ausencia voluntaria de regulación estatal del crédito a la era Clinton. Una cosa sí es clara: el público norteamericano durante estos años de crecimiento de los valores inmobiliarios usaba sus casas para obtener refinanciaciones bancarias a bajo costo, con cuyo producido pagaban otros consumos a los cuáles normalmente no hubieran podido acceder, lo cual, a su vez, incentivó las ventas al detalle y los precios de las mismas. Hoy, esos sectores están sufriendo las consecuencias de la caída del poder adquisitivo y los productores mayoristas y minoristas de las ventas. La crisis de las hipotecas subprime comienza a manifestarse en febrero de 2007, provocando diversos efectos. Por una parte varios bancos suspenden sus fondos

especulativos, como el caso del Bear Stearns norteamericano, el IKB alemán, el BNP Parisbas francés y el Northern Rock británico quedando el Citigroup también afectado. El Banco Central Europeo, la Reserva Federal, el Banco Nacional Suizo, así como otras entidades similares comienzan a inyectar fondos públicos para ayudar a bancos en dificultades o permitir su compra por otros mejor posicionados. Así se posibilitó la compra por Merrill Lynch del tambaleante Bear Stearns. Por supuesto que cada crisis bancaria fue acompañada por fuertes movimientos a la baja de las bolsas mundiales, pero el sistema se tambaleaba mas no caía. En julio y agosto del 2008, el Tesoro norteamericano debe socorrer las financieras gigantes Freddie Mac y Fannie Mae, con garantías hasta de 200.000 millones de dólares y el 15 de setiembre el gobierno opta por dejar ir a la quiebra a Lehman Brothers, banco de inversiones que sufrió 54.000 millones de pérdidas en títulos subprime y sus acciones bajaron un 95%. El Banco fracasó en la búsqueda de inversores externos y la negativa de socorro con dineros públicos determinó su suerte. Parece que el gobierno prefirió asistircon garantías por 85.000 millones de dólares a la aseguradora mundial AIG, que quedó nacionalizada en un 80% porque su caída hubiera sido aún más catastrófica que la de Lehman Brothers y no quiso arriesgarse asistiendo a ambas instituciones a la vez. Merril Lynch en dificultades, logra un arreglo privado y es comprado por el Bank of America por 50.000 millones de dólares. A su vez, 10 bancos internacionales deciden crear un fondo de emergencia por 70.000 millones de dólares. Días pasados, luego de un entendimiento bipartidario y un trámite complicado, con diversas enmiendas entre las cuales como medida ejemplarizante se limitó las indemnizaciones a los grandes ejecutivos de las entidades quebradas llamados los paracaídas dorados- el Congreso norteamericano aprobó la creación de un fondo de 700.000 millones de dólares. El plan de salvataje comprende la inyección inmediata d 140.000 millones de dólares de adelanto de impuestos. Se creó un fondo de 300.000 millones para comprar MBS o sea fondos garantidos por hipotecas. Se creó una entidad con el objetivo de asegurar fondos por 400.000 millones de dólares y se propuso la compra por el Tesoro de activos tóxicos de hasta 700.000 millones de dólares.

La Banca europea

fue alcanzada por la crisis norteamericana a través de

diversos conductos. Uno de los más directos fue la quiebra de Lehman Brothers y las dificultades de las otras aseguradoras gigantes. La AIG a fines del 2007 había tomado créditos de Bancos europeos por un valor de 379.000 millones de dólares; si dicha firma no hubiera sido socorrida por el gobierno norteamericano, esos bancos hubieran tenido que aumentar cuantiosamente sus fondos para cumplir la “ratio Cook” o trasladar sus créditos a otra entidades, lo cual era a todas luces extremadamente difícil en las circunstancias y hubiera entrañado riesgos de quiebra seguros, sobre todo para los británicos que eran los más comprometidos. Las salidas de la crisis financiera no son las mismas para todos los países. Los planes de salvataje diseñados para hacer frente a la crisis financiera responden a diferentes tipos

de soluciones: (conceptos tomados en parte de un artículo

aparecido en el diario Le Monde el 19.10.08 por Marie-Béatrice Baudet et Adrien de Tricornot). 1) el tipo norteamericano, que consiste en la recuperación de los activos dudosos de los bancos, invertir los dineros públicos en darles efectivo en su lugar para mantener el crédito e intentar revender los activos tóxicos por lo que den. A efectos de evitar una corrida sobre los depósitos se eleva la garantía de depósito de 100.000 a 250.000 dólares. 2) El segundo tipo es el británico y consiste en garantizar los préstamos interbancarios a fin de que la entidad prestamista se asegure que recuperará su dinero pase lo que pase ( a menos que el Estado entre en default, claro está). Este dispositivo en principio no cuesta nada, a menos que el Banco prestatario quiebre y tiende a estimular los préstamos interbancarios, que en todos los sistemas se han detenido y son fundamentales para mantener la liquidez. Aparte de ello, el gobierno se hizo cargo de la gestión de los Bancos más afectados. 3) El tipo francés reposa sobre dos pilares: a) se destinan 40.000 millones de euros a un fondo para eventuales recapitalizaciones bancarias a medida que se necesiten. b) se crea una sociedad de refinanciamiento de derecho privado, la Sociedad de Refinanciación, donde el Estado tendrá el 34% del capital y los bancos se harán cargo del 66% restante. Esta sociedad refinanciará a los establecimientos de crédito a cambio de activos de buena calidad, prestándoles efectivo. El Estado asume una garantía de hasta

320.000 millones de euros. El objetivo es permitirle a los Bancos reactivar el funcionamiento de los préstamos interbancarios y los préstamos a las empresas y a los particulares. Los depósitos en la Banca comercial gozan de una garantía de depósito de 70.000 euros por persona (si los titulares de las cuentas son varias personas, cada una tiene una garantía por ese monto). La Banca privada logró dejar al gobierno afuera de la participación en los mismos, conservando total capacidad de decisión y el gobierno, por otra parte se libró de garantizar la totalidad de los activos La Unión Europea no se puso de acuerdo sobre un tipo único de salvataje, dejando que cada país asuma una vía propia. En realidad el Banco Central Europeo no puede tener un papel central en la resolución de la crisis porque sus competencias consisten solamente en la emisión de euros, la fijación de las tasas de interés y en la inyección de efectivo en el mercado del euro. Se estima que el mecanismo europeo es en ese sentido más débil que el norteamericano porque el Banco Central Europeo carece de función supervisora sobre los Bancos a quienes presta dinero público y carece de información veraz sobre su solvencia. A su vez, la Unión carece de un organismo Comunitario de monitoreo de los mercados financieros que pudiera cumplir esa función. Incluso se dice que las entidades financieras en su conjunto han tenido más pérdidas que sus similares estadounidenses. Sin embargo, de acuerdo al Instituto de Washington esas pérdidas repercutieron menos sobre los activos de cada entidad, porque los créditos subprime tomados se repartieron en paquetes más pequeños que en Estados Unidos (Juan Hernández Viguera, miembro de ATTAC, España autor del libro “La Europa opaca de las finanzas y sus paraísos fiscales”) Varios países, sin embargo, tomaron por su cuenta rápidas medidas para bloquear la crisis. Gran Bretaña rescató los Bancos Northern Rock, el Royal Bank of Scotland, el Northern Bank y el HSBC, tomando el Estado a cambio el 60% de las acciones del primero y el 40% de las acciones de los restantes. El Barclay’s figura también entre los bancos rescatados.

Se especificó que estas nacionalizaciones parciales eran

temporales, devolviéndose las acciones a la actividad privada cuando la crisis pasara. Estos rescates insumen 44.000 millones de libras. Alemania puso en marcha un plan de salvataje por 400.000 millones de euros en garantías de la

actividad bancaria e inyectó 80.000 millones de euros para recapitalización de Bancos, garantizando hasta cualquier monto los depósitos bancarios. El Benelux y Francia impidiero la quiebra de las entidades financieras Fortis y Dexia y Alemania e Irlanda garantizaron todos los depósitos bancarios. Islandia, grandemente tocada por la crisis bancaria garantizó la actividad de los bancos británicos establecidos en la isla. Otros países europeos como Portugal, Noruega y España adoptaron medidas similares. Los fondos necesarios para estos salvatajes se obtendrían a partir de una masiva emisión de deuda pública de los países respectivos y se estima que se podrán obtener con cierta facilidad las sumas requeridas a través de la venta de fondos soberanos de los Estados implicados. La actividad diplomática en Europa desde la caída de Lehman Brothers ha sido muy intensa. Las más importantes han sido la reuniones de 4 países mantenidas por Francia, Gran Bretaña, Alemania e Italia, la reunión de 15 países europeos del 15 de octubre pasado donde se decidió garantizar el refinanciamiento de los bancos hasta fines de 2009 y la cumbre europea programada para el 7 de noviembre, con el fin de preparar la que tendrá lugar en Washington el 15 de noviembre a nivel mundial con el fin de

“refundar” el sistema financiero

internacional con mayor regulación y vigilancia y estudiar la situación de la economía mundial, así como el impacto de la crisis en los países en desarrollo. Esta movilización diplomática se justifica por la necesidad de coordinar los esfuerzos de estos países para mejor conjurar la crisis, a falta de un organismo que pueda adoptar decisiones en nombre de todos. Para paliar ese vacío del sistema económico internacional se está hablando de “un nuevo Bretton Woods”, donde se asignarían nuevas tareas al

Fondo

Monetario Internacional y al Banco Mundial.A pesar de la seriedad y celeridad de las decisiones hasta el momento las mismas no han servido para restablecer la confianza en las bolsas mundiales, que se mantienen muy

nerviosas, alternando importantes pérdidas con alzas más

limitadas. Se calcula que las pérdidas acumuladas del valor de las acciones al día de hoy es de 25.000 millones de dólares. Tampoco se reanudó el flujo de préstamos interbancarios y los préstamos a empresas y privados siguen restringidos, pese a los esfuerzos de los gobiernos de reabrir el crédito.El hecho

es que aún antes de la etapa de la crisis iniciada a comienzos de setiembre por la quiebra de Lehman Brothers, como consecuencia del desmoronamiento de la burbuja inmobiliaria de las “subprimes” en Estados Unidos – pero de ninguna manera la única causa- este país ya había entrado en recesión técnica y Europa prometía terminar el año con un muy bajo crecimiento o sea al borde de la recesión. China terminará el año con un alto crecimiento en desaceleración, pero es inimaginable que ese país, profundamente asociado a las inversiones norteamericanas y europeas pueda ser por sí solo el motor de la economía mundial. De hecho la demanda mundial de bienes y servicios ha comenzado a caer, así como los precios internacionales

de

bienes

de

demanda

poco

flexible,

incluyendo

los

agroalimentarios y el petróleo. La amplificación de la crisis del comercio mundial se debió a que la burbuja financiera de productos agroalimentarios y minerales, que había crecido grotescamente porque dichos bienes se consideraron un refugio seguro ante la caída del dólar, estalló como las demás burbujas. Creemos que se exageró el papel de la demanda China e India en la formación de los precios mundiales y aunque estas se mantuvieran en los niveles del primer semestre de 2008,

desaparecido

el

efecto

especulativo,

los

precios

habrían

caído

igualmente.Pero hay otro factor que incide en forma importante en el debilitamiento económico mundial y es la desacelaración del crecimiento norteamericano y europeo, que tiene que ver con la caída de la competitividad de esos países en general. El Estado de bienestar sin duda es la mayor aspiración de cualquier sociedad, pero es difícil de sostener, aún para los países más desarrollados en un mundo donde la inmigración de los países pobres se hace difícil de contener, donde las naciones que practican el dumping social atraen las inversiones reales y donde proliferan los paraísos fiscales. No obstante, pensar que estamos viendo el fin del capitalismo es por lo menos excesivo y quienes lo piensan así sólo están dando rienda suelta a sus fantasíasideológicas o exteriorizando lo que consideran favorable a sus intereses políticos, sin tomar en cuenta los datos de la realidad. La crisis financiera si bien no está conjurada es enfrentada con toda determinación por los diversos actores estatales y privados. La recesión que sobrevendrá, si bien dura, podrá ser sin

duda superada en el mediano plazo. Es hasta posible que el sistema capitalista salga reforzado si adopta una mayor regulación del sistema financiero internacional que reduzca los riesgos de nuevas crisis. Desde el punto de vista político, no es de esperar que se produzcan grandes cambios en la correlación de poderes a nivel internacional en el mediano plazo. Es difícil pensar que Estados Unidos vaya

a perder el carácter de primera

potencia económica mundial, porque tiene un

mercado interno enorme y

sofisticado, los índices más altos de competitividad, productividad e innovación tecnológica y una relativamente menor tasa de desempleo (6%) (Foro Económico Mundial, Un. De Columbia), todo lo cual le permitiría hacer frente a los nuevos desafíos energéticos y ecológicos mejor que otros países. Es probable, también que con un nuevo gobierno demócrata practique una política

más

proteccionista de los intereses de la empresa y el trabajo

nacionales, lo cual reforzará su economía, aunque esto, infortunadamente, pueda perjudicar la economía de los países en desarrollo. También es probable que, a la luz de su desprestigio internacional y de los malos resultados de su intervención en

Irak

y

aún

de

Afganistán,reduzca

considerablemente

su

política

intervencionista y busque soluciones menos traumáticas para preservar los fundamentos de su poder.Europa, si quiere jugar un papel de primera línea en el mundo deberá avanzar rápidamente en el camino de una mayor coordinación financiera y sobre todo unificar su política internacional. Una mayor capacidad de decisión de la Unión Europea sería decisiva para reducir la hegemonía política de Estados Unidos y así lograr una mayor multilateralidad en las relaciones internacionales, lo cual permitiría a los países emergentes jugar un papel más importe, sacando fruto de las pugnas de intereses entre los grandes poderes mundiales, como sucedió en cierta medida durante la Guerra Fría. REPERCUSIONES DE LA CRISIS EN AMERICA LATINA Es claro que si se trata de una crisis global habrá repercusiones en América Latina, quizás no tanto directamente por la vía financiera pero sí por el lado de la producción, el comercio militantes

y la inversión. Sin embargo, prominentes políticos y

del progresismo latinoamericano han efectuado sorprendentes

declaraciones al respecto. Hubo manifestaciones de alegría por lo que muchos ven como la caída definitiva del imperio norteamericano y el orden capitalista, lo

cual ya vimos que es muy improbable. La presidenta Cristina Fernández expresó en las Naciones Unidas su satisfacción porque la Argentina, gracias a la buena política y administración del kirchnerismo no iba a sufrir los embates de esta crisis. Por supuesto el presidente Chávez ha hecho declaraciones mucho mas rotundas y altisonantes, saludando el fin de capitalismo y el comienzo del “socialismo del siglo XXI”. Haber denunciado repetidamente la tentacularidad de la globalización y al mismo tiempo pretender que los gobiernos progresistas están fuera de sus efectos perniciosos, no es sostenible ni siquiera al nivel de la propaganda y de la Autopromoción y simplemente no es cierto. Baste pensar que gran parte de la bonanza disfrutada por los países latinoamericanos se debe al incremento de las exportaciones y valorización de las materias primas y commodities, que siempre han exportado y que aislados el efecto chino e hindú, gran parte del incremento de los precios de las mismasse debe a la burbuja especulativa sobre esos bienes. Ahora bien; esa burbuja ya explotó y sus efectos se han visto inmediatamente en los bruscos descensos de los precios, que en algunas casos llega al 50% de los manejados a comienzos de año. No se trata, pues, de hacer futurología sino de comprobar una realidad actuante.

CONCLUSIÓN

En conclusión la crisis actual se debe a la subida de los precios en forma generalizada y a esto se llama inflación. Pero la inflación también se debe al contagio de dicha enfermedad cuando se importa productos de los mercados extranjeros especialmente de los Estados Unidos donde se atraviesa una crisis financiera por desfinanciamiento de los bancos privados. Mediante el mercado la crisis se expande por todo el mundo y llega también a nuestro país. Cuando existe inflación significa que los precios suben desmedidamente y el gobierno tiene que actuar para controlar dicha inflación ya sea subiendo el precio de la tasa de interés, pero de cualquier manera si la inflación persiste se llega un momento que la producción se tiene que ver afectada y es cuando se llega entonces a la recesión.

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