Monografia Craneo

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA Y CIENCIAS DE LA SALUD ESCUELA PROFESIONAL DE ENFERMERÍA FARCACOLOGÍA GENERAL TEMA: CRÁNEO F

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FACULTAD DE MEDICINA HUMANA Y CIENCIAS DE LA SALUD ESCUELA PROFESIONAL DE ENFERMERÍA FARCACOLOGÍA GENERAL TEMA: CRÁNEO FETAL DOCENTE:

SIME MARTINEZ LÓPEZ Médico Radiólogo CMP. N° 20725 RNE 27882

PRESENTADO POR:  XXXXXXX  XXXXXX  XXXXXXXX  XXXXXXXX  XXXXXX IV CICLO ENFERMERÍA TARAPOTO – SAN MARTÍN 2017 1

DEDICATORIA A NUESTROS PADRES….

LOS AUTORES.

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ÍNDICE

PORTADA ............................................................................................................... 1 DEDICATORIA ........................................................................................................ 2 ÍNDICE .................................................................................................................... 3 INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 4 CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO EL CRÁNEO............................................................................................................ 6 1.1 DEFINICION..................................................................................................... 6 1.2. COMPOSICIÓN ............................................................................................... 6 1.3. CONFIGURACIÓN DEL CRÁNEO EN GENERAL ......................................... 14 1.4. DIVISIÓN........................................................................................................ 16 1.5. EL CRÁNEO EN LA LACTANCIA Y LA INFANCIA ........................................ 17 DISCUSIÓN .......................................................................................................... 19 CONCLUSIONES.................................................................................................. 21 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ...................................................................... 23 ANEXO .................................................................................................................. 24

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INTRODUCCIÓN

Todos los huesos del cuerpo humano se clasifican en cuatro tipos: largos, cortos, planos e irregulares. Los huesos de la cabeza humana se dividen en dos partes que son los huesos del neurocráneo y los huesos del esplacnocráneo. Los huesos del neurocráneo se encargan de proteger el encéfalo y los huesos del esplacnocráneo o huesos de la cara, se encargan de proteger las porciones del sistema respiratorio y digestivo de la cabeza.2

El neurocráneo está formado por dos huesos planos (parietales) y seis huesos irregulares (1 occipital, 1 esfenoides, 1 etmoides, 1 frontal y dos temporales). El esplacnocráneo o huesos de la cara están formado por catorce huesos, seis pares (maxilares superiores, malares o cigomáticos, palatinos, cornetes inferiores, nasales o huesos propios de la nariz, unguis o lagrimales) y dos impares (vómer y maxilar inferior o mandíbula). Excepto los huesos propios de la nariz y el vómer que son planos, el resto de huesos de la cara son huesos irregulares.7

Para entender la estructura de los huesos de la cabeza es imprescindible localizar primero el hueso y luego apreciar sus detalles anatómicos. Para la localización de los huesos en la cabeza esquelética se utilizan las visiones en conjunto desde la parte anterior “norma frontal”, la cara lateral “norma lateral”, la parte posterior “norma occipital”, la parte superior “calota craneal”, y la parte inferior “norma basal”. El trabajo monográfico titulado “El Cráneo”, tiene como objetivo principal conocer todo acerca de su funcionamiento, uso y rol que desempeña. Justificándose su estudio porque permitirá enriquecer nuestro conocimiento cultural. El trabajo monográfico está dividido en: Introducción, problema, antecedentes, marco teórico, discusión y conclusiones. Se presenta además la bibliografía consultada.

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CAPITULO I

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MARCO TEÓRICO EL CRÁNEO 1.1 DEFINICIÓN Se conoce que el cráneo es una parte del cuerpo humano y está formado por un conjunto de huesos que forman el neurocráneo (la bóveda suavemente arqueada bajo la cual se aloja el cerebro) y el viscerocráneo (el esqueleto de la cara). Los huesos del neurocráneo están ensamblados entre sí mediante suturas óseas, lo que proporciona un receptáculo seguro para el cerebro. La superficie del cráneo está cubierta por un entramado de pequeños músculos que producen los movimientos de la mandíbula y toda la variedad de expresiones características del rostro.1

1.2 COMPOSICIÓN Estos huesos son planos, con una cara externa y otra interna, y entre ellas una capa de tejido esponjoso llamada diploe. La tabla interna se amolda a la superficie del encéfalo formándose en ella numerosos surcos o impresiones digitales, correspondientes a las circunvoluciones; así como partes salientes, llamadas eminencias mamilares, en relación con las anfractuosidades. 4

Los huesos craneales son los que cubren el encéfalo; de manera colectiva, integran el cráneo.

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El delicado tejido encefálico no entra en contacto directo

con los huesos, sino que está separado de ellos por tres membranas llamadas meninges. La más gruesa y dura de éstas, la duramadre, descansa de manera laxa contra la parte interior de casi todo el cráneo, pero está adherida con firmeza a él en unos cuantos puntos. El cráneo es una estructura rígida con una abertura, el agujero magno, donde la médula espinal se une con el encéfalo.6 Consta de dos partes principales: la bóveda craneal y la base. 2 La primera no es un hueso único, sino el domo de la parte superior del cráneo; está integrada por partes de varios huesos que forman el techo y las paredes. En los cráneos para estudio suele aserrarse para que parte de ella pueda

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levantarse, de modo que permita explorar su interior. Esto revela la base (piso) de la cavidad craneana, en la cual se observan tres pares de depresiones: las fosas craneales. Éstas corresponden al contorno de la superficie interior del encéfalo. 3

La fosa craneal anterior, que es poco profunda, tiene forma de media luna y contiene los lóbulos frontales del cerebro. La fosa craneal media, que se vuelve más profunda de manera abrupta, tiene forma de un par de alas extendidas y contiene los lóbulos temporales. La fosa craneal posterior es más profunda y aloja una división posterior y grande del encéfalo llamada cerebelo. 9 1.2.1 Frontal (o coronal) El hueso frontal se extiende desde la parte trasera de la frente hasta la prominente sutura coronaria, que cruza la parte superior de la cabeza de derecha a izquierda, y que une el hueso frontal con los huesos parietales. El hueso frontal incluye la pared anterior y casi una tercera parte del techo de la cavidad craneana, y se vuelca hacia el interior para formar casi toda la fosa craneal anterior y el techo de la órbita. En una zona profunda que corresponde a las cejas tiene un borde: el margen supraorbitario.

Cada margen está perforado por un solo agujero supraorbitario, que proporciona un paso a un nervio, una arteria y varias venas. En algunas personas, el borde de este agujero abarca el margen de la órbita o forma una muesca supraorbitaria. Una persona puede tener un agujero en un margen supraorbitario y una muesca en el otro. El área suave del hueso frontal que se encuentra apenas arriba de la raíz de la nariz es la glabela.4

El hueso frontal también contiene al seno frontal, que quizá no se pueda ver en todos los cráneos que se usan para estudio, ya que en algunos de éstos la bóveda craneal se corta demasiado arriba como para mostrarla, y determinadas personas no la tienen. A lo largo de la orilla

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de corte de la bóveda craneal, también se puede ver el diploe (la capa de hueso esponjoso que se encuentra en la parte media de los huesos craneales.

1.2.2 Huesos parietales Los huesos parietales derecho e izquierdo integran la mayor parte del techo craneal y parte de sus paredes. Cada uno de ellos está rodeado por cuatro suturas que se unen a los huesos vecinos: 1) una sutura sagital entre los huesos parietales, 2) la sutura coronaria 5 en el margen anterior, 3) la sutura lambdoidea6 (oparietooccipital) en el margen posterior y 4) la sutura parietotemporal de manera lateral.

A lo largo de las suturas parietotemporal y parietooccipital suelen verse pequeños huesos de sutura (wormianos) como pequeñas islas de hueso rodeadas de líneas de sutura. De manera interna, los huesos parietal y frontal tienen marcas que parecen fotografías aéreas de arroyos tributarios. Representan lugares donde el hueso se ha moldeado alrededor de los vasos sanguíneos de las meninges.

En

el

aspecto

externo,

los

huesos

parietales

tienen

pocas

características. En ocasiones se presenta un agujero parietal cerca de la esquina de las suturas parietooccipital y parietotemporal. Un par de ligeros engrosamientos, las líneas temporales superior e inferior, forman un arco a través de los huesos parietal y frontal. Marcan la unión del músculo temporal, largo y con forma de ventilador, que apoya la masticación y se inserta en la mandíbula.

1.2.3 Los huesos temporales Si se palpa el cráneo, justo arriba de la oreja y en sentido anterior a ésta (la región temporal), se puede percibir el hueso temporal, que forma la pared inferior y parte del piso de la cavidad craneana. Este hueso debe

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su nombre a que las primeras canas a menudo se desarrollan en las sienes.7 La forma un poco compleja del hueso temporal se comprende mejor cuando se divide en cuatro partes: 1. La escama del occipital (cuya palpación se acaba de pedir) es más o menos plana y vertical. Está rodeada por la sutura parietotemporal (también llamada escamosa). Posee dos características notorias: a) La apófisis cigomática, que se extiende de modo anterior para formar parte del arco cigomático (pómulo). b) La fosa mandibular, una depresión en que la mandíbula se articula con el cráneo. 2. La parte timpánica8 es un pequeño anillo de hueso que bordea el conducto auditivo externo (la abertura hacia el canal auditivo). Tiene una espina puntiaguda en su superficie inferior, la apófisis estiloides, cuyo nombre se debe a su parecido con el estilete que usaban los griegos y romanos antiguos para escribir en tablillas de cera. La apófisis estiloides proporciona una superficie de unión para los músculos de la lengua, la laringe y el hioides. 3. La parte mastoidea9 es posterior a la timpánica. Tiene una pesada apófisis mastoides, que puede palparse como un bulto prominente debajo del oído. Está relleno con pequeños senos de aire que comunican con el conducto auditivo medio. Estos senos están sujetos a infección e inflamación (mastoiditis), que pueden erosionar el hueso y extenderse al cerebro. Un surco llamado muesca mastoidea es medial a la apófisis mastoides. Es el origen del músculo digástrico, que abre la boca. La muesca está perforada por el agujero estilomastoideo en su extremo anterior y el agujero mastoideo en su extremo posterior

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4. El peñasco (parte pétrea)10 puede verse en el piso craneal, donde parece una pequeña montaña que separa la fosa craneal media de la posterior. Alberga las cavidades del oído medio e interno. El conducto auditivo interno (una abertura en la superficie posteromedial) permite el paso del nervio vestibulococlear, que lleva señales para la audición así como el equilibrio del oído interno al cerebro. En la superficie inferior del peñasco existen dos agujeros prominentes que reciben su nombre de los principales vasos sanguíneos que pasan por ellos: a) El conducto carotídeo es el paso para la arteria carótida interna, un proveedor importante de sangre al encéfalo. Esta arteria se encuentra tan cercana al oído interno que en ocasiones puede oírse el pulso de la propia sangre cuando el oído descansa sobre una almohada o cuando el corazón late muy fuerte. b) El agujero yugular es una abertura grande, irregular, que se ubica en sentido medial a la apófisis estiloides, entre los huesos temporal y occipital. La sangre del encéfalo drena a través de este agujero hacia la vena yugular interna del cuello; también pasan por él tres nervios craneales.

1.2.4 El hueso occipital El hueso occipital integra la parte posterior del cráneo (occipucio) y un porcentaje importante de su base. Su característica más notoria, el agujero magno, permite la entrada de la médula espinal a la cavidad craneana y proporciona un punto de unión para la duramadre. Una consideración importante cuando hay traumatismo craneoencefálico es la inflamación (edema) del encéfalo. Como el cráneo no puede expandirse, el edema presiona al encéfalo y produce aún mayor daño a los tejidos. Un edema considerable puede expulsar parte del tallo encefálico por el agujero magno, lo que suele acarrear consecuencias fatales.2 El hueso occipital continúa en sentido anterior a éste, y forma una placa de grosor medio: la base del cráneo (parte basilar). A ambos lados del 10

agujero magno hay una pequeña protuberancia, el cóndilo occipital, donde el cráneo descansa sobre la columna vertebral. En el borde anterolateral de cada cóndilo hay un conducto hipogloso,11 que recibe su nombre del nervio hipogloso que lo atraviesa para inervar los músculos de la lengua. En algunas personas se encuentra un conducto condíleo posterior a cada cóndilo occipital.5

En el interior, el hueso occipital exhibe impresiones dejadas por grandes senos venosos que drenan sangre desde el encéfalo. Uno de estos surcos viaja a lo largo de la línea sagital media. Justo antes de alcanzar el agujero magno, se ramifica en dos surcos, derecho e izquierdo, que rodean el hueso occipital como brazos extendidos antes de terminar en los agujeros yugulares. Es posible palpar otras características del hueso occipital en la parte posterior de la cabeza. Una de ellas es una protuberancia media prominente llamada protuberancia occipital externa (el empalme para el ligamento de la nuca, que une al cráneo con la columna vertebral). Desde esta protuberancia es posible trazar de manera horizontal un surco hacia la apófisis mastoides, la línea superior de la nuca, que define el límite superior de la nuca y proporciona adhesión para varios músculos de la nuca y la espalda. Forma el límite en que se percibe la transición del músculo al hueso al palpar la parte superior de la nuca. Al jalar hacia abajo el hueso occipital, varios de estos músculos ayudan a mantener la cabeza erecta. La línea inferior de la nuca, más profunda, proporciona unión para algunos de los músculos profundos de la nuca.2

No es posible palpar este borde poco notorio en el cuerpo vivo, pero es visible en un cráneo aislado.

1.2.5 El esfenoides El esfenoides12 tiene una forma compleja, con un cuerpo de grosor medio y alas mayores y menores extendidas que le dan al hueso completo una

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forma de mariposa irregular. Desde la perspectiva superior puede observarse la mayor parte del esfenoides. En esta vista, las alas menores forman el margen posterior de la fosa craneal anterior y terminan en una cresta ósea delgada donde el esfenoides desciende de manera abrupta hacia las alas mayores. Éstas se forman casi a la mitad de la fosa craneal media (el hueso temporal que forma el resto) y están perforadas por varios agujeros que se expondrán más adelante.

El ala mayor también forma parte de la superficie lateral del cráneo, justo en sentido anterior al hueso temporal. El ala menor forma la pared posterior de la órbita y contiene el conducto óptico, que permite el paso del nervio óptico y la arteria oftálmica. En sentido anterior y lateral a esta ala menor pueden observarse las apófisis clinoides anteriores que protegen los agujeros ópticos. Un corte en la pared posterior de la órbita, la hendidura esfenoidal, forma un ángulo hacia arriba, lateral al conducto óptico; sirve como paso para tres nervios que proporcionan movimiento a los músculos oculares.

El cuerpo del esfenoides contiene un par de senos esfenoidales y tiene una superficie parecida a una silla de montar a la que se llama con acierto silla turca. Ésta consta de un hueco profundo denominado fosa hipofisaria, que alberga la hipófisis, así como un margen anterior elevado (la tuberosidad hipofisaria) y uno posterior (la lámina cuadrilátera). En vida, la duramadre se expande sobre la silla turca y se une a la apófisis clinoides anterior. Un tallo penetra la duramadre para conectar la hipófisis con la base del encéfalo. Varios agujeros perforan el esfenoides en sentido lateral a la silla turca. El agujero rotundo y el agujero oval son pasajes para dos ramas del nervio trigémino. El agujero espinoso, que tiene casi el diámetro de la punta de un lápiz, permite el paso de una arteria de las meninges. En la unión del esfenoides y los huesos temporal y occipital se observa una ranura irregular, el agujero rasgado, que en el

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cuerpo vivo está relleno con cartílago y no comunica vasos ni nervios principales.

En una vista inferior del cráneo, el esfenoides es anterior a la base del hueso occipital. Las aberturas internas de la cavidad nasal que se ven en esta perspectiva son las aberturas nasales anteriores o coanas.13 En sentido lateral a cada abertura, el esfenoides muestra un par de láminas paralelas: las láminas pterigoideas14 medial y lateral. Cada lámina tiene una extensión inferior más estrecha, la apófisis pterigoidea. Estas láminas y apófisis proporcionan unión para algunos músculos del maxilar. Los senos esfenoidales se encuentran dentro del cuerpo del esfenoides.

1.2.6 El etmoides El etmoides15 es un hueso craneal anterior localizado entre los ojos. Forma parte de la pared medial de la órbita, el techo y las paredes de la cavidad nasal, y el tabique nasal. Es un hueso muy poroso y delicado, con tres porciones principales: 1. La lámina vertical (perpendicular), una lámina delgada de hueso que forma las dos terceras partes superiores del tabique nasal. (La parte inferior está formada por el vómer, que se estudiará más adelante.) El tabique divide la cavidad nasal en espacios neumáticos derecho e izquierdo: las fosas nasales. El tabique está a menudo desviado hacia una fosa nasal. 2. Una lámina cribosa16 que forma el techo de la cavidad nasal. Esta lámina tiene una hoja en la parte media, la cresta de gallo (crista galli) que constituye un punto de unión para la duramadre. A cada lado de la cresta se encuentra un área alargada y deprimida, con varios agujeros: los agujeros cribosos (olfatorios). En estas depresiones descansan un par de bulbos olfativos del cerebro, relacionados con el sentido del olfato, y los agujeros permiten el paso de los nervios olfativos por la cavidad nasal hacia los bulbos.

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3. El laberinto, una masa grande situada a cada lado de la lámina vertical. Recibe su nombre del hecho de que cuenta en el interior con un laberinto de espacios neumáticos, las celdillas etmoidales. De manera colectiva, constituyen los senos etmoidales que se estudiaron antes. La superficie lateral del laberinto es una lámina orbitaria que se ve en la pared medial de la órbita. De la superficie medial del laberinto surgen dos láminas rizadas con forma de rollo de hueso llamadas cornetes nasales17 superior y medio, que se proyectan en la fosa nasal desde su pared lateral hacia el tabique.

1.3 CONFIGURACIÓN DEL CRANEO EN GENERAL. 1.3.1 Configuración interior del cráneo La caja craneal en su configuración interior se divide en dos regiones: bóveda y base. Los límites de estas dos regiones están representados por un plano transversal que pasa por delante de la eminencia frontal media y por detrás por la protuberancia occipital externa. • Región de la bóveda. (1) En la línea media y de delante atrás presenta: (a) Una parte de la cresta frontal, en la cual viene a insertarse la hoz del cerebro. (b) El canal longitudinal, el cual, siguiendo las suturas mediofrontal y sagital, nos conduce hasta la protuberancia occipital interna, límite posterior de esta región. (2) A los lados de la línea media: siempre de delante atrás: (a) La fosa frontal. (b) La sutura frontoparietal. (c) La fosa parietal. (d) La sutura parietoocipital. (e) Fosa cerebral del occipital Además, a cada lado de la sutura sagital: el agujero parietal y las depresiones que producen los corpúsculos de Pacchioni.

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• Región de la base. (1) Zona anterior: por detrás está limitada, en la línea media, por el canal óptico, y a los lados, por el borde posterior de las alas menores del esfenoides. Está constituida, en la línea media, por la cara posterior del frontal, la lámina cribosa del etmoides y una parte de la cara superior del cuerpo del esfenoides; a los lados, por las eminencias orbitarias y las alas menores del esfenoides. (2) Zona media: su límite posterior lo constituyen, en la línea media, el borde superior de la hoja cuadrilátera del esfenoides; a los lados, los bordes laterales de esta misma hoja cuadrilátera y el borde superior del peñasco. Los límites laterales de esta zona están representados por el plano convencional antes indicado que separa la bóveda de la base. A la formación de esta zona concurren: el cuerpo del esfenoides, el ala mayor del mismo, la porción escamosa del temporal y la cara anterior del peñasco. (3) Zona posterior: limitado por detrás y a los lados por el plano que separa la base de la bóveda. Está constituida por la vertiente posterior de la lámina cuadrilátera del esfenoides, la cara posterior del peñasco y toda la cara interna del occipital, exceptuando las fosas cerebrales.

1.3.2 Configuración exterior del cráneo • Región de la bóveda. (1) En la línea media encontramos: la sutura mediofrontal; vemos después la sutura biparietal o sagital, con el agujero parietal y por último la parte más alta de la concha occipital. (2) A los lados encontramos 3 eminencias: la eminencia frontal, la parietal y la occipital. Entre estas tres eminencias encontramos las suturas: la primera, sutura frontoparietal o coronal; la segunda, sutura parietoccipital o lamboidea. •

Región lateral o región temporal.

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Está limitada, por arriba y atrás por una línea curva, que empieza por delante a nivel de la apófisis orbitaria externa y termina por detrás en la fontanela posterolateral, en el punto en que convergen el temporal, el parietal y el occipital. Esta línea curva puede recibir el nombre de línea temporal. •

Región de la base Está circunscrita a cada lado de la línea media por una prolongada línea curva que uniría sucesivamente de delante atrás: la apófisis orbitaria externa del frontal, el tubérculo cigomático y la apófisis mastoides. Sobre estas líneas curvas encontramos: (1)

Los arcos orbitarios.

(2)

El borde anterior del ala mayor del esfenoides.

(3)

La cresta esfenotemporal.

(4)

La raíz longitudinal de la apófisis cigomática.

(5)

La línea curva occipital superior.

El área de la base del cráneo permite divisiones metódicas que facilitan su estudio. Al trazar una línea transversal que vaya de un tubérculo cigomático a otro (línea bicigomática) se forma una porción anterior o zona facial; una segunda línea transversal paralela a la anterior (línea bimastoide) delimita una porción media o zona yugular y una porción posterior o zona occipital.

1.4 DIVISIÓN Las divisiones del cráneo se originan por el tipo de osificación y por su función. 1.4.1 Neurocráneo Está delimitado por una línea que se dispone desde la Glabela, en la eminencia frontal mediana, hasta la protuberancia occipital externa. Esta línea permite dividir al cráneo en una zona superior e inferior: la calvaria y la base.

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Los huesos de la calvaria tienen osificación membranosa en cambio la base del cráneo presenta osificación cartilaginosa o endocondral. Aquellos huesos que pertenecen a la calvaria y a la base del cráneo tienen osificación mixta.

1.4.2 Viscerocráneo No hay ninguna línea que defina el tipo de osificación de un hueso, a diferencia de los huesos del neurocráneo, pero mayoritariamente su osificación es membranosa. Neuro y Viscerocráneo articulan en la zona anterior del macizo facial. Es importante destacar que la osificación endocondral es más estable que la membranosa, ya que en la primera es muy difícil observar impresiones de tipo vásculo-nervioso o muscular debido a que su crecimiento está determinado por acción hormonal mientras que la osificación membranosa está determinada por factores ambientales que la afectan y a esto también se debe que esas estructuras óseas presentan impresiones de arterias en sus paredes internas y externas.

El cráneo está constituido por 22 huesos (más los osículos del oído medio de ambos lados), los cuales se articulan a través de las suturas del cráneo. Todos estos huesos son fijos con la excepción de la mandíbula que es el único hueso móvil del cráneo. La calvaria está conformada por 4 huesos planos, la base por 4 huesos de constitución irregular.

1.5 EL CRÁNEO EN LA LACTANCIA Y LA INFANCIA La cabeza de un recién nacido no cabría por el conducto pélvico de la madre de no ser porque los huesos de su cráneo aún no se fusionan. Debido al desplazamiento de los huesos craneales durante el parto, el recién nacido puede parecer deforme, pero su cabeza pronto adopta una forma más normal. Los espacios situados entre los huesos craneales no fusionados se denominan

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fontanelas,20 ya que la pulsación de la sangre del neonato puede percibirse allí. Los huesos se unen en esos puntos sólo por medio de membranas fibrosas en las que más adelante se completa la osificación intramembranosa. De estos sitios, cuatro tienen una prominencia especial además de ubicación regular: las fontanelas anterior, posterior, esfenoidal (anterolateral) y mastoide (posterolateral) (Ver Anexo 2). Casi todas las fontanelas se osifican cuando el niño alcanza un año de edad, pero la más grande (la anterior) aún puede palparse 18 a 24 meses después del nacimiento.

Al nacer, el hueso frontal y la mandíbula están separados en secciones derecha e izquierda, pero se fusionan en el aspecto medial durante la infancia temprana. Los huesos frontales se fusionan entre los 5 y 6 años de edad, pero en algunos niños persiste entre ellos una sutura metópica.21 En algunos cráneos adultos hay evidencia de los trazos de esta sutura. La cara de un recién nacido es plana y el cráneo es más o menos largo. Para acomodar el encéfalo que continúa en crecimiento, el cráneo aumenta de tamaño durante la infancia con más rapidez que el resto del esqueleto. Alcanza casi la mitad de su tamaño adulto a los nueve meses, tres cuartas partes a los dos años y casi el tamaño final a los 8 o 9 años de edad.

Las cabezas de lactantes y niños son, por tanto, más grandes en relación con el tronco que las de adultos (los caricaturistas y anunciantes explotan extensamente este atributo al dibujar personajes de grandes cabezas para darles un aspecto más conmovedor e inmaduro). Se considera que tanto en seres humanos como en otras especies animales, las cabezas grandes y redondeadas de los individuos jóvenes promueven la supervivencia al estimular los instintos de protección por parte de los padres.

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DISCUSIÓN

El cráneo visto desde la norma frontal está constituido por siete regiones anatomoclínicas: frontal, órbitas, la porción ósea lateral a la abertura nasal, la porción ósea anterior de la abertura nasal, región maxilar superior, región malar y región maxilar inferior. En la norma frontal se pueden apreciar huesos y cavidades. Los huesos son el frontal, etmoides, huesos propios de la nariz, maxilar superior, malar o cigomático, cornete inferior y etmoides; las cavidades son las fosas nasales y las órbitas.

Las fosas nasales están limitadas exteriormente por los huesos propios de la nariz y el maxilar superior, y en su interior se puede apreciar el cornete inferior formando parte de su pared lateral y el etmoides formando parte del tabique nasal; las órbitas están limitadas exteriormente por el frontal, el malar y el maxilar superior, y en su interior se puede apreciar el hueso esfenoides. En la exploración clínica podemos palpar en la visión frontal de un paciente el hueso frontal, malar, propios de la nariz, maxilar superior y maxilar inferior.

En la norma lateral del cráneo podemos distinguir dos grandes regiones anatomoclínicas que son el neurocráneo o huesos de protección del encéfalo y el esplacnocráneo o huesos de la cara. Los huesos del neurocráneo que se observan en la norma lateral son el frontal, parietal, esfenoides, temporal y occipital; los huesos de la cara que se aprecian son el frontal, huesos nasales o propios de la nariz, lagrimal, etmoides (estos dos huesos se aprecian porque el borde lateral de la órbita es más posterior que el medial y permite visualizar la pared medial de la misma donde están situados), malar o cigomático, maxilar superior y maxilar inferior. En la norma lateral del cráneo se puede apreciar una fosa que se sitúa entre el hueso esfenoides, temporal y malar, denominada fosa temporal. Clínicamente en la exploración lateral de un paciente podemos palpar los regiones superficiales de los huesos propios, el maxilar superior, el maxilar inferior, el malar, el frontal, el parietal, el temporal y el occipital.

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En la norma occipital se distingue la parte posterior del hueso occipital y su unión con los huesos parietales y temporales. La parte posterior de la cabeza ósea es palpable hasta donde comienza la inserción en el occipital de los músculos de la nuca. En la norma superior o calota craneal se observa el hueso frontal, los parietales y el occipital y es palpable en toda su superficie externa. En la norma inferior o base del cráneo podemos distinguir dos caras, la cara exocraneal y la cara endocraneal.

La cara exocraneal se divide en tres porciones denominadas anterior, media y posterior. La porción anterior se encuentra por delante de la línea bicigomática (entre la superficie más ancha del denominado arco cigomático) , la porción media se encuentra entre la línea bicigomática y la línea bimastoidea (línea que pasa por las dos apófisis mastoides) y la porción posterior se encuentra por detrás de la línea bimastoidea. Por motivos docentes en la porción anterior de la cara exocraneal se incluye el complejo óseo del paladar. En la cara exocraneal podemos observar el maxilar superior, palatino, vómer, esfenoides, temporal, malar y occipital.

La cara endocraneal de la base del cráneo presenta tres fosas que se corresponden con las estructuras cerebrales y cerebelosas que se sitúan sobre ellas. La fosa craneal anterior es donde se sitúa el lóbulo frontal del cerebro, la fosa craneal media corresponde al lóbulo temporal y la fosa craneal posterior corresponde al lóbulo occipital y al cerebelo. Los huesos que podemos visualizar en la cara endocraneal de la base del cráneo son el frontal, etmoides, esfenoides, temporal y occipital.

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CONCLUSIONES

1.- El esqueleto de la cabeza o macizo esquelético cráneo-facial, es el conjunto de los huesos del ''cráneo'' (''ossa cranii'') y los huesos de la cara (''ossa faciei''), conocido como '’calavera'' en términos coloquiales, aunque anatómicamente es la cabeza ósea, siendo el ''cráneo'' una parte de la cabeza. Es común que ''cráneo'' designe a la totalidad de la ''cabeza ósea'', lo cual es impropio en el estudio de la Anatomía. Sin embargo, en otros ámbitos (embriología, biología, etc.) se considera el ''cráneo'' como sinónimo de ''esqueleto de la cabeza''.

2.- La distinción entre ''cráneo'' y cara es muy clara: el cráneo aloja el encéfalo fundamentalmente -''neurocráneo''-, mientras que la cara presta inserción a los músculos de la mímicay de la masticación y aloja algunos de los órganos de los sentidos. El cráneo cumple una función muy importante, ya que se preocupa de contener todo el sistema nervioso central, con excepción de la médula.

3.- El cráneo, como cavidad, puede ser considerado desde el interior de esa cavidad como ''endocráneo'', o desde el exterior como ''exocráneo''. A su vez, en conjunto, se pueden distinguir dos partes: * una parte superior, la calota1; una parte inferior, la ''basis cranii''.

4.- Otro modo de clasificar el cráneo, de manera más topográfica, es: *Viscerocráneo: compuesto por los huesos que participan en la conformación del macizo facial y las cavidades bucal, nasal y orbitaria. *Neurocráneo: compuesto por los huesos que participan en la conformación de la cavidad cráneo-encefálica. Esta división, no es tan arbitraria, parte del diferente origen embriológico de las estructuras óseas: osificación endocondral para los huesos de la base craneal, y osificación intramembranosa para los huesos de la calota.

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5.- La bóveda está formada por el frontal (parte vertical), los parietales, las escamas de los temporales y el occipital (parte superior). Está cubierta por el cuero cabelludo; los huesos se unen por unas articulaciones llamadas suturas: Sutura coronal o frontoparietal, entre el frontal y las parietales, sutura sagital o interparietal, entre los dos parietales, y sutura lambdoidea o parietoocipital, entre el occipital y los parietales.

6.- El punto de unión de las suturas coronal y sagital se llama bregma y allí se localiza, en el recién nacido, una zona de forma romboidal llamada fontanela anterior o bregmática. La base comprende el resto de las partes del esqueleto del cráneo. El límite entre base y bóveda está representado por una línea sinuosa circunferencial que va desde el surco nasofrontal hacia la protuberancia occipital externa.

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BIBLIOGRAFÍA

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RD,

Iskandar

BJ.

Bones

of

Human.

(Consultado

en:

http://www.emedicine.com/ neuro/topic80.htm).

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ANEXO

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ANEXO N° 1 EL CRÁNEO

Figura 1. Vista anterior del cráneo

Figura 2. Vistas laterales del cráneo

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ANEXO 2 EL CRANEO EN LA NIÑEZ

Figura 3. El cráneo fetal cerca del momento del parto

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