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• lucas guevara

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MONICIÓN DE ENTRADA: Hermanos: Celebramos la festividad de Santiago Apóstol. El y los demás apóstoles son los primeros transmisores de la fe, los que dieron testimonio de la resurrección del Señor porque fueron testigos de la misma. Nuestra eucaristía ha de ser hoy una proclamación de nuestra comunión con la fe apostólica, la fe de aquellos hombres que Jesús escogió para ser transmisores de su Buena Noticia. Reavivemos nuestra fe para celebrar dignamente la eucaristía. MONICIÓN PRIMERA LECTURA: En el relato de los Hechos de los Apóstoles vemos como, después de Pentecostés, los seguidores de Jesús habían perdido el miedo y anunciaban a todos la Resurrección del Hijo de Dios, haciendo signos y prodigios, y reuniéndose en el pórtico de Salomón. A pesar de las amenazas y persecuciones, se mantuvieron firmes en su afán de anunciar la resurrección de Jesús, importándoles poco los castigos y sufrimientos que les supuso su firmeza en la fe. Esto nos motiva hacer fieles hasta el final. MONICÍÓN SEGUNDA LECTURA: Los apóstoles al dispersarse anunciaron la Buena Noticia de Jesús en, todo el mundo conocido hasta entonces. Santiago viajó hasta Hispania, según la tradición, donde fue el germen de la fe del Salvador en nuestra tierra. También fue uno de los primeros apóstoles que, siguiendo el ejemplo del Maestro, entregó su vida, siendo pasado a cuchillo por orden de Herodes. Siendo así tan fuerte su fe, que gracias al Espíritu, él estaba convencido que quien resucitó a Jesús, también lo resucitará un día. Escuchemos. MONICIÓN AL EVANGELIO: A veces cuán frecuente es la obsesión por intentar destacar, cuando lo realmente importante es lo contrario, convertirse en el servidor de los demás. Desde el punto de vista humano, guiados, quizás, por un sentimiento de egoísmo, y su afán por alcanzar un puesto privilegiado, podría ser comprensible, pero la respuesta de Cristo no tiene medidas y, nos motiva a beber el cáliz que Él ha de beber, y ante una respuesta afirmativa, nos catequiza advirtiéndoles del riesgo de intentar ser los primeros, pues es preferible convertirse en el servidor de todos, antes de buscar ser servido. PETICIONES: Por la Iglesia entera. Para que viva siempre la alegría renovadora de la fe de Jesucristo, y sepa transmitirla como hicieron los apóstoles. ROGUEMOS AL SR.

Por los cristianos de nuestro país: por los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y laicas. Para que nuestra vida sea un fiel reflejo del amor de Jesucristo. Roguemos al sr. Por todos los ciudadanos. Para que en todos crezca el espíritu de generosidad, de servicio, de buena convivencia. Roguemos al sr. Por nuestros gobernantes. Para que trabajen siempre al servicio de la justicia, la paz y el bienestar de todos, y especialmente de los más débiles. Roguemos al sr. Por los que viven en la soledad y la tristeza. Para que sientan muy cercana la fuerza de Dios y la ayuda de los hermanos. Roguemos al sr. VISPERAS: SALMO 140 El fin de la jornada es un momento especialmente indicado para hacer la síntesis del día y para ver hasta qué punto también nosotros, como el salmista, estamos rodeados de continuas tentaciones que ponen en peligro nuestra fidelidad. Cómo el autor de nuestro salmo, somos unos pobres perseguidos por el tentador; como nos recomendó ya el Señor, nos es necesario «velar y orar para no caer en la tentación» , pues nuestro enemigo, el diablo, constantemente nos incita a la infidelidad: No nos dejes, Señor, caer en la tentación, en ti nos refugiamos, no nos dejes indefensos. SALMO 141 En el justo perseguido, pero salvado por Dios, sumergido en la angustia, pero lleno de confianza, podemos ver a Jesucristo que ahora ora con nosotros, reunidos en su nombre. Jesús, en efecto, en los días de su pasión, no encontró nadie que le hiciera caso, nadie que mirara por su vida, pero, en la resurrección, el Padre le sacó de la prisión y ahora da gracias a su nombre, mientras los justos la Iglesia que, sobre todo en el domingo, se reúne a su alrededor para celebrar la eucaristía le rodean, contemplando cómo Dios le ha devuelto su favor. CANTICO A LOS FILIPENSES Este himno nos lleva a la contemplación de la gloria de Cristo que restablece la comunión de la humanidad con Dios. En Cristo, pues, y por Cristo, toda la humanidad ha pasado del alejamiento y dela enemistad de Dios a la plena comunión con él. Y es este paso o misterio pascual lo que celebramos, hoy, en el domingo cristiano.