Citation preview

el robo de la Por Yunuén Esmeralda Díaz Velázquez y Juan Francisco Benavides Solá

Editora

Mariana Chávez Rodríguez

Bárbara Gentil Vianna Machado

Nancy A. Camacho Mina

Caridad Ortiz

Comercialización Marcos Lazcano V. Ricardo García Ch.



CARTA EDITORIAL: El secreto de la Gioconda Pág. 03 EL RETRATO MÁS CÉLEBRE DE LA HISTORIA Pág. 04 El enigma de su rostro La enigmática sonrisa Las manos de una matrona Oscura vestimenta Geología o divinidad Antecedentes de la Gioconda EL ROBO DE LA MONA LISA Pág. 22 Historia de un retrato EL SECRETO DE LA GIOCONDA Pág. 32 Espiral y punto áureo EL CONTEXTO IDEOLÓGICO Pág. 42



R.M. REVISTA MÉDICA DE ARTE Y CULTURA es una publicación mensual, producida y comercializada por Grupo Percano de Editoras Asocaidas, S.A. de C.V. Rafael Alducin No. 20, Col. Del Valle, C.P. 03100, México, D.F. Teléfono: 5575 96 41, Fax: 5575 54 11. Editor: Claudio Peruggia C. REVISTA MÉDICA se reserva todos los derechos, incluso los de traducción, conforme a la Unión Internacional del Derecho de Autor. Para todos los países signatarios de las Concenciones Panamericana e Internacional del Derecho de Autor, queda prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier sistema sin autorización por escirto del editor. El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de los autores y no refleja necesariamente el punto de vista de los editores. Autorizada por la Dirección General de Correos con permiso No. PP09-0227, características NO. 228451116. Licitud de contenido en trámite y licitud de título No. 1507. Reserva de Derechos al uso Exclusivo del Título No. 245/84. Impresa en México por Compañía Impresora El Universal, Allende No. 176. Col. Guerrero. Distribuida por SEPOMEX y por MAC Comunicación e Imagen, S.A. de C.V.. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial con registro No. 2797. Tiraje: 21,500 ejemplares mensuales, certificado por IBDO Hernández Marrón y Cia., S. C. Contadores Públicos y Consultores.

LAS PERIPECIAS POLÍTICAS DE UNA OBRA Pág. 48 Misión de paz El valor espiritual EL PINTOR: NIETO DE DIOS Pág. 56

Diseño de portada: Bárbara Gentil Vianna Machado

Carta Editorial

El secreto de la Gioconda Por Mariana Chávez

El robo de la Mona Lisa el 21 de agosto de 1911 no fue casual, como tampoco lo es la estima que esta pieza ha alcanzado internacionalmente. Muchos elementos han confluido para que la fama de esta obra haya trascendido fronteras físicas y temporales. En este número la maestra y el doctor en arte, Yunuen Esmeralda Díaz Velázquez y Juan Francisco Benavides Solá respectivamente, hacen un recorrido histórico y artístico por esta obra representativa del Renacimiento. Juan Francisco Benavides Solá, detalla el momento ideológico en el que fue elaborada, evidenciando que si bien el Renacimiento es considerado un periodo de esplendor humanista y artístico, conviven aún tendencias del oscurantismo medieval: persecuciones religiosas, la satanización del erotismo femenino y violencia extrema, en el nombre de Dios. A través de una minuciosa narración Yunuen Díaz Velázquez nos describe el hecho que, desde su punto de vista, catapultó el interés internacional por la Gioconda: su robo por parte de Vincenzo Peruggia, un migrante italiano trabajador del Museo del Louvre, que sintiendo una pasión desbordante por la obra decidió hacerla suya para luego devolverla a su amada patria. El robo puso en entredicho la seguridad del Museo Louvre y de manera indirecta de Francia y su devolución por parte del gobierno italiano “fue sobre todo un gesto de buena voluntad para tratar de mantener un ambiente pacífico en un periodo en que cualquier desavenencia por mínima que pareciera podría desatar la ira de los dos bloques, nos dice la autora. Pero la misión pacificadora de la Gioconda no terminó ahí, como tampoco son finitas las interrogantes que surgieron y surgirán en la mente de todo aquel que la mira e inevitablemente se pregunta o teoriza en torno a su identidad, su transcendencia y su valor.

El retrato más célebre P or Y unuen E smeralda D íaz V elázquez Maestra en Arte

“La Gioconda está consagrada. Durante cuatro siglos ha recibido el homenaje de la admiración de todos los maestros”. Odilón Redón (pintor)

egún el inventor y pintor italiano Leonardo da Vinci, la pintura, como arte, sobresale porque “no desaparece tan pronto como nace, como la música; dura y guarda toda la apariencia de estar viva, aunque de hecho está confinada a una superficie. Puede preservar la belleza pasajera de los mortales y dotarla de una permanencia mayor que los trabajos de la naturaleza, porque éstos son esclavos del tiempo, aun cuando la muerte haya destruido el original de la naturaleza la pintura preserva la imagen de la belleza divina”. Este pensamiento de Da Vinci se refleja perfectamente en su obra La Mona Lisa, pintada entre 1503 y 1506, la cual ha logrado conservar su renombre a través de los siglos convirtiéndose en la pintura más conocida en el mundo occidental. Actualmente el cuadro se exhibe en una sala especial en el Louvre, tras un vidrio blindado de 40 mm. de espesor que la mantiene protegida. Muchos elementos han confluido para que esta pieza haya alcanzado tal estima, no sólo por las innovaciones estilísticas de la

obra sino también por circunstancias como los desacuerdos que existen acerca de la identidad de la modelo, el enigma de su sonrisa, el hecho de que Leonardo la haya guardado consigo hasta su muerte o su afamado robo en 1911; para apreciar mejor la obra y entender cómo se convirtió en un icono del arte occidental, a contuinuación presento un análisis, realizados por varios artistas plásticos, sobre los distintos elementos que la integran. La Mona Lisa fue pintada sobre una tabla de álamo de 77x53 centímetros, mediante la aplicación de óleo. Se trata de una composición piramidal destacada por la figura de la modelo que domina el primer plano. Desde un punto de vista técnico, está cubierta por una sucesión de esmaltes de colores que vitrifican el cuadro. La imagen parece haber sido oscurecida por la sucesión de las diferentes capas de barniz. La gama de colores aplicados a la pieza va del azul cielo al amarillo, a través de un sinfín de tonalidades de ocre, gris, marrón y rojo; restringiéndose, sobre todo, al uso de tonos de elementos minerales, haciendo concordancia entre el paisaje, el vestido y los reflejos que de ellos se perciben en el rostro de la modelo.

el robo de la

Antes del

Renacimiento

la pintura y la escultura se consideraban simples oficios, no figuraban personas en particular como artistas, sino gremios, por lo que no era importante firmar las obras. La categoría de artistas como un ser genial, viene del Renacimiento, cuando comienzan a distinguirse las producciones de tal o cual maestro

rm

•Julio/p6

La también llamada Gioconda se encuentra en un balcón sentada sobre una silla de madera con coderas; en la esquina derecha del cuadro se percibe la sombra de una columna. Se cree que en la pintura original se podían observar dos columnas completas, pero que éstas casi desaparecieron al recortar el cuadro para hacerlo caber en un marco. Existe un bosquejo de esta obra realizado por Rafaél Sanzio  entre 1505 y 1507, después de una visita al estudio de Leonardo; está inspirado en la Gioconda y en él se pueden apreciar las dos columnas completas. El dibujo se exhibe actualmente en el Louvre en el departamento de Pinturas y dibujos del siglo XVI. La modelo fue retratada un poco por debajo del talle, sus manos se encuentran una sobre la otra, cruzadas por encima de su regazo, su cuerpo gira hacia la derecha del espectador, mientras su rostro está casi de frente. Contrario a la época Medieval, donde Dios se erige como la preocupación principal en la vida de los hombres, en el Renacimiento el hombre se convierte en el centro de sus propias reflexiones, este interés humanista que destaca la individualidad y la originalidad, es quizá el que permitió la proliferación del retrato como género pictórico, que hubiera sido impensable en el Medioevo pues las imágenes realistas estaban prohibidas. El hombre, como decía Protágoras, es “la medida de todas las cosas”, el interés por los griegos produjo también una revaloración de lo humano. El hombre adquiere conciencia sobre sí mismo, por ello desea guardar un testimonio de su paso por el mundo. El retrato es esa constancia de la singularidad personal que sólo podía ser costeada por los nobles, de modo que se convirtió también en un emblema de poder. El retrato conoció su más claro desarrollo en la Italia del Cinquecento. Para la segunda mitad de este siglo, el realismo plano de las imágenes de perfil, pintadas bajo la influencia de los retratos flamencos como los de Jan van Eyck, Hans Memling o Roger van der Weyden, se vio reemplazado por el retrato de tres cuartos y frente, con lo que se dieron los primeros pasos hacía la complejidad psicológica y espiritual en los retratos. El clímax de este proceso evolutivo del arte está contenido en la Mona Lisa. Según el novelísta y político francés André Malraux, “el tributo más sutil que ha rendido el genio a un rostro viviente”. Antes del Renacimiento la pintura y la escultura se consideraban simples oficios, no figuraban personas en particular como artistas, sino gremios, por lo que no era importante firmar las obras. La categoría de artistas como un ser genial, viene del Renacimiento, cuando comienzan a distinguirse las producciones de tal o cual artista. El retrato tiene un papel muy importante en este proceso, pues busca plasmar las fuerzas internas del modelo, sus conflictos y preocupaciones,

el robo de la mona lisa

Pintada entre 1503 y 1506, La Mona Lisa es la pintura más conocida en el mundo occidental.

lo cual requería de una capacidad especial por parte del pintor para poder capturar ese yo interno, mientras mejor lo lograra más reconocido era el artista. “Pintar el rostro de tal manera que sea fácil comprender lo que ocurre en la mente”, demandaba Leonardo. Según el escritor y mecenas español Eulalio Ferrer, autor de Da Vinci y la Mona Lisa, “después de la Mona Lisa, un retrato verdadero no podría volver a ser jamás el registro mecánico de las facciones de una persona, sino el campo de fuerza donde se viven las batallas del drama psicológico”. La Gioconda es la consumación de un proceso de desvanecimiento, el sfumato, técnica que prescinde de los contornos precisos para envolverlo todo en una niebla que difumina los perfiles causando la impresión de que todos los elementos están inmersos dentro de la atmósfera, en contraste con la técnica utilizada en el Quattrocento, en la que cada figura era pintada como un elemento independiente perfectamente definido por el contorno.

rm

•Julio/p8

el robo de la

La Mona Lisa tiene una sala especial en el Louvre, donde el cuadro se exhibe actualmente tras un vidrio blindado de 40 milímetros de espesor que la mantiene protegida.

El enigma de su rostro

Enmarcado por un fino cabello castaño, asoma un rostro ovalado, su tez blanca refleja los tonos verdes del paisaje, su nariz es fina, sus ojos parecen mirar al espectador mientras una sonrisa se esboza en sus labios delgados. La identidad de la modelo no ha podido ser esclarecida aunque no han faltado historias al respecto. La versión generalmente aceptada es la del pintor, escritor y arquitecto italiano Giorgio Vasari: “un noble florentino, próspero fabricante de telas, llamado Francesco Zanobi del Giocondo se entrevistó con Leonardo para pedirle que pintara a su tercera esposa”, Lisa Gherardini. Leonardo cobró por anticipado, según él, pero nunca entregó el cuadro. Se dice que el Giocondo consideró un honor que el afamado maestro pintara a su esposa. Esto tiene sentido de algún modo pues el apelativo Mona Lisa, está formado por la abreviatura italiana de la palabra madona (señora) y el nombre de pila de la modelo: Lisa. El título alternativo de la Gioconda, por su parte, resulta de la forma femenina del

rm•Julio/p10

apellido Giocondo, y constituye la designación oficial francesa para el cuadro desde 1652. Por otro lado, el italiano gioconda y el francés joconde tienen el significado de “jocoso”. Debido a la sonrisa de la modelo, el título del cuadro sugiere el apellido de la modelo pero también a la sonrisa de ese misterioso rostro. En la pintura actual, no se perciben cejas o pestañas en la modelo, no se sabe si esto fue concebido originalmente de esta manera o si se borraron al paso de los años, o quizá por una restauración agresiva. Se cree que originalmente la modelo sí poseía cejas, pues Vasari escribe acerca de la obra: “En las cejas se apreciaba el modo en que los pelos surgen de la carne, más o menos abundantes y, girados según los poros de la carne, no podían ser más reales”. Fuera quien fuera la modelo, algo debió haber movido en el corazón de Leonardo para acceder a pintarla después de haber rechazado encargos de papas y reyes. Aunque muchas personas aseguran que Leonardo no era devoto del amor por las mujeres, hay quienes han escrito que el pintor se enamoró intensamente de la

“La pintura preserva la imagen de la belleza divina”:

Leonardo da Vinci.

el robo de la

Se cree que en la pintura original se podían observar dos columnas completas, pero que éstas casi desaparecieron al recortar el cuadro para hacerlo caber en un marco. Esta copia de la época da testimonio de ello.

modelo, alargando las sesiones de trabajo tanto como las horas de conversación; sin embargo, es posible que Leonardo se enamorara más de la pintura que de la mujer, pues conservó la obra durante toda su vida, dejándola como parte de su herencia a Gian Giacomo Caprotti da Oreno, mejor conocido como Salai, quien fue su fiel asistente.

La enigmática sonrisa

Según Eulalio Ferrer “la sonrisa es como la pintura misma. Un enigma dentro de otro enigma, alargando o enriqueciendo el fondo misterioso de una obra instalada en las cumbres del mito universal”. ¿Por qué sonríe? ¿Es esa una sonrisa alegre? ,¿Melancólica?, ¿Nos coquetea?, ¿Se burla de nosotros? Éstas y muchas otras preguntas han tratado de ser respondidas rm•Julio/p12

por infinidad de escritores y artistas a lo largo de la historia sin llegar a obtener consenso alguno, lo único que es evidente es que este gesto tiene un poder cautivador, algo que atrae y elude a la vez, un poder de seducción al que más de uno han sucumbido. Para el dramaturgo francés Paul Bourget, la sonrisa es “simplemente el misterio copiado”, mientras que al novelista y dramaturgo italiano Gabriel D’Annunzio le pareció “una fusión con el infinito”; hay en ella “algo de mundano, algo de vigilancia y autosatisfacción”, escribió el historiador de arte Kenneth Clark. Para el historiador francés y crítico de arte Hyppolite Taine se trataba de una sonrisa: “dubitativa, licenciosa, epícurea, deliciosamente tierna, ardiente, triste”. Por su parte el poeta francés George Sand no encontraba en ella más que “fría malicia”. Quizá cada uno de ellos encontraba en la expresión el reflejo de sus propios anhelos, sin embargo, lo que es claro es que esta sonrisa guarda su lugar en la historia, como el también poeta francés André Salmón menciona “la sonrisa de la Gioconda fue quizá por demasiado tiempo el sol del arte”. Un sol que se contrapone a la sombra de sus numerosos misterios. No todos concuerdan con la magia encarnada en esta sonrisa, según la neuróloga de la Universidad de Harvard, Margaret Livingston la sonrisa se debe, sencillamente, a una ilusión óptica. La doctora nos dice que si vemos a la Mona Lisa a los ojos, la estamos mirando periféricamente y, en consecuencia, las sombras de las mejillas sugieren una sonrisa. Cuando se mira directamente a la boca, la sonrisa desaparece. La sonrisa ha sido motivo de películas, poemas y hasta bromas, se ha erigido como un atributo inseparable del cuadro como solía decir Paul Valery “Ese pliegue del rostro ha tenido la fortuna de suscitar la más sensacional fraseología”. A tal punto, que a veces nos preguntamos, si el cuadro es tan conocido por la imagen en sí misma o por las numerosas historias que se han tejido alrededor de él.

Según la neuróloga Margaret Livingston, la sonrisa de la Mona Lisa se debe a una ilusión óptica: si se le mira a los ojos, las sombras de las mejillas sugieren una sonrisa, pero cuando se mira directamente a la boca, la sonrisa desaparece.

Las manos de una matrona

Las manos sobre el vientre de la Gioconda han sido interpretadas por algunos autores como una alusión al embarazo de la modelo. Según ellos esto se vería constatado ya que las manos en proporción con el resto del cuerpo, son demasiado grandes, según ellos, como signo de su gravidez. Otros autores afirman que la modelo no se encontraba embarazada al momento de posar, sino que había sufrido un aborto algunos meses atrás. Según esta teoría, Francesco del Giocondo había solicitado este retrato con la finalidad de alegrar a su joven esposa después de la tragedia que acababa de vivir; esto se reafirmaría por la vestimenta tan oscura que porta, contraria a los alegres colores con los que solían ser retratadas las damas de la época. Incluso muy diferente a otros retratos que realizó el mismo Leonardo, donde las mujeres solían portar colores vivos aunque discretos, ligados a la representación de lo femenino, rosas pálidos, azules celestes, amarillos, siempre envueltos en una gran luminosidad, reflejo de las sedas y otras telas de gran lujo que se traían a Italia por los comerciantes que habían logrado establecer redes de intercambio con el medio oriente, otra característica del Renacimiento. Lisa es una mujer casada pero no lleva anillo de bodas ¿Por qué una dama desposada con un exitoso comerciante rehusaría a portar su anillo? Algunos autores utilizan este detalle para debatir sobre la identidad de la modelo. Estas manos que descansan una sobre otra, hacen pensar a algunos que se trata de representar el carácter afable de la modelo, una serenidad que hace juego con la naturaleza que reposa tranquilamente en el paisaje.

el robo de la

Oscura vestimenta

La dama porta un velo sobre su cabeza que para algunos historiadores es un signo de castidad, atributo frecuente en los retratos de esposas. Los de aquella época por lo general reflejaban un mundo en el que se esperaba que la mujer fuera modesta, casta, virtuosa, delicada y sutil. El vestido es de color verde de una oscuridad intensa, casi café, con pliegues en la parte frontal del pecho, en el cuál sobresalen delgados hilos dorados formando un entrelazado que enmarca un discreto escote. El vestido permite apreciar el cuello y el pecho de la modelo que no muestran joya alguna. Un pañuelo de tela transparente desciende por su hombro izquierdo y las mangas de su vestido formando numerosos pliegues en el antebrazo. Su vestimenta es sorprendentemente simple en comparación con los trajes pintados en la misma época. En la Florencia del siglo XVI se hacía ostentación de la ropa costosa y las joyas porque se trataba de mantener las apariencias y de mostrar el poder de estas familias; al menos en los círculos aristocráticos en los que Leonardo habitualmente se desenvolvía, pero en esta pintura, Leonardo decidió dejar de lado estas reglas, la realizó con un vestido modesto y oscuro. Nada que aludiera a la nobleza o a una posición social se ha evidenciado en la obra.

Geología o divinidad

Según curadores del Louvre, la vista de la Mona Lisa se destaca sobre un paisaje dividido en dos partes superpuestas: una imaginaria y una humanizada. Se puede distinguir una de otra por los colores utilizados en cada sección; el paisaje humanizado aparece en colores ocre, muy cercano a los tonos de la vestimenta de la modelo, aparece efectivamente como si fuera la vista detrás de ella de manera frontal. Por encima de ésta se aprecia otro paisaje pintado en diferentes tonalidades de verde, éste supone una vista de vuelo de pájaro, la modelo hace armonizar ambos. Según los mismos curadores la vista de vuelo de pájaro era utilizada habitualmente para las pinturas en las que se representaba a Vírgenes y Santas. El presentar el paisaje con ambas partes superpuestas podría representar el deseo de hacer confluir en el hombre su elemento divino y humano, algo en lo que el maestro parecía estar muy interesado por los estudios secretos que realizaba. Si durante el Medioevo el cuerpo humano fue denigrado por ser visto como fuente de tentaciones, tal como se puede apreciar en frisos de catedrales donde se muestran torturas extremas al cuerpo y su asociación con lo diabólico, en el Renacimiento el aprecio por el cuerpo se recupera con el culto al arte griego. Los renacentistas al mirar las obras de los antiguos entienden que el cuerpo es un microcosmos, una representación del Universo unido a la divinidad, quizá ésta es la idea que Leonardo trataba de mostrar al realizar el paisaje de este modo, el ser humano que ha logrado unir en sí lo sagrado con lo profano, el alma con el cuerpo, lo terreno y lo celeste. rm•Julio/p16

Las

manos sobre el vientre de la Gioconda han sido interpretadas por algunos autores como una alusión al embarazo de la modelo y hay quien señala que se ven grandes en proporción con el resto del cuerpo, como signo de gravidez.

Según el Eulalio Ferrer, el paisaje es más una visión que una descripción, en la obra de su maestro el pintor y el escritor italiano Verrocchio, El bautismo de Cristo, se encuentra presente ya el tema del río y un camino serpenteante representados ambos de manera más bien lírica. Según el historiador de arte Ernst Gombrich hay una discontinuidad en el paisaje: “cuando centramos nuestras miradas sobre el lado izquierdo del cuadro, la mujer parece más alta o más erguida que si tomamos como centro la derecha. Y su rostro, asimismo, parece modificarse con este cambio de posición, porque también en este caso las dos partes no se corresponden con exactitud”.

La Dama del Armiño, de acuerdo con curadores de Louvre, antecede la concepción de la Mona Lisa por su atención en las modulaciones de la luz y los matices de expresión, donde se esboza ya una sonrisa

el robo de la

Algunos piensan que el paisaje que acompaña a la Mona Lisa podría estar inspirado en una región a 48 km de Florencia, donde el río Arno es cruzado por el puente Bureano, elementos mostrados en la pintura.

Algunos piensan que este paisaje podría estar inspirado en una región a 48 kilómetros de Florencia, donde el río Arno es cruzado por el puente Bureano, ya que esta región tiene un extraño parecido al puente de la pintura; lo que sabemos con certeza es que Leonardo conocía el puente y sus alrededores, pues sólo un año antes de empezar a trabajar en el cuadro estuvo trabajando en este lugar como ingeniero para el líder militar César Borgia. Sólo a 12 minutos de ese lugar hay una conexión sorprendente con la Mona Lisa, este paisaje épico es conocido por los lugareños como el “Valle del Infierno”, las rocas aparecen frecuentemente en los dibujos del maestro y hay formas similares en los fondos de las pinturas La Virgen de las rocas y La Virgen y Santa Ana. Según algunos científicos hay en la pintura una clara representación de un ciclo geológico en el río que empieza en la montaña y va hacia abajo hasta llegar al mar, también comentan que el pintor solía visitar unas cuevas donde había encontrado restos fósiles de vida marina, que probablemente él había desarrollado las primeras hipótesis sobre la evolución de la Tierra. Ésta sería la razón por la que las rocas aparecen frecuentemente en sus obras, pues ellas son testimonio del paso del tiempo y de los cambios evolutivos. Otra teoría propone que el paisaje fue inspirado en las vistas que éste pudo alcanzar a observar en los Alpes cuando realizó un viaje a Milán. El puente que se vislumbra en el centro del cuadro podría hacer alusión a

los intereses del artista por la ingeniería y la arquitectura, labores a las que dedicó gran parte de sus investigaciones. Finalmente, puede decirse que ambos son elementos de civilización, signos del auge económico que gracias al crecimiento del comercio y al establecimiento de las primeras ciudades-Estado se dio durante la época.

Antecedentes de la Gioconda

Los estudios que se realizaban previos a la elaboración del retrato casi nunca guardaban un vínculo con las pinturas terminadas. El bosquejo del Louvre que presenta a Isabel D’Este es el único perfil que podría asociarse a la Mona Lisa. En éste regresó a la solución más arcaica de retratar a la modelo de perfil. Sin embargo, la resolución espacial, que encuentra su culminación con la pintura de la Gioconda, ya se había desarrollado en el bosquejo. A la vez menos convencional en la actitud y más sentimental en la expresión, La Dama del armiño, de acuerdo con curadores de Louvre, preparó la concepción de la Mona Lisa por su atención en las modulaciones de la luz y los matices de expresión, donde se esboza ya una sonrisa. El armiño que lleva es un atributo; en el retrato del siglo XV, solían pintarse objetos simbólicos que servían de pista para determinar la identidad de las modelos. Por eso la sonrisa en la Gioconda, se cree que puede ser una pista para identificar a Lisa Gherardini, esposa del Giocondo.

el robo de la

Según el novelista y político francés André Malraux, la Gioconda es “el tributo más sutil que ha rendido el genio a un rostro viviente”.

Un

boceto que presenta a Isabel D’Este es el único antecedente que podría asociarse con la Mona Lisa, aunque en éste Leonardo regresó a la solución convencional de retratar a la modelo de perfil.

Si el arte del retrato se refinó durante todo el siglo XV, en especial durante el último cuarto del siglo XV en Italia y sobretodo en Florencia, donde los retratistas buscan representar la expresión de la personalidad y los rasgos individuales del carácter del modelo. La mímesis en estos cuadros se torna sorprendente. Según curadores e historiadores del Louvre, la Mona Lisa logra una síntesis de la investigación que incluye soluciones espaciales previamente elaboradas por los pintores flamencos, como Hans Memling. Curiosamente, en Alemania, Alberto Durero, pintor renacentista, encuentra una solución similar a la del trabajo de Leonardo. El retrato de Bendetto Portinari orando, pintado por Hans Memling en Brujas, por ejemplo, fue encontrado en 1487 en la capilla Portinari del Hospital Santa María Nuova en Florencia. Leonardo solía frecuentar este lugar por lo que muy probablemente le haya tomado por referencia para la realización de la Mona Lisa. Por otro lado, rm•Julio/p20

la fórmula flamenca experimentada por Jan Van Eyck en 1428, había sido presentada a gran escala por los pintores florentinos en los años 1485-1490, por lo que se trataría de otra referencia importante para el cuadro. Continuando con esta propuesta, la fórmula aplicada por el italiano Domenico Ghirlandaio en el retrato de Francesco Sassetti con su hijo fue utilizada veinte años después por Leonardo, pero con mayor flexibilidad, inaugurando así los retratos de gran escala. Algunos creen que el cuadro constituye el punto de llegada de la representación de la mujer en el Renacimiento, el encuentro de todas las aspiraciones de perfección en lo femenino. Según Eulalio Ferrer “hay en éstas un particular tipo facial, una mirada, a veces una sonrisa, que cuadro tras cuadro se repite con inquietante obstinación. Un tipo facial que, en opinión de algunos, es todavía más antiguo que el de Leonardo, y que se puede rastrear hasta las obras de Verrochio, la escultura medieval o el trabajo de algunos artistas flamencos del siglo XV, pero que Leonardo recibió como la más preciosa de las herencias, con el fin de conducirla hasta su plenitud”. Esto explicaría las similitudes que se presentan entre las obras, pues se trataría de la representación del ideal femenino de la época, la culminación de una investigación estética realizada por diversos artistas. El historiador de arte francés René Huyghe considera que la Mona Lisa es el retrato de una esfinge situada fuera del tiempo, filtrada por la fascinación. Por su parte, el novelista francés André Malraux piensa que es el más bello retrato del mundo. “Es una mujer envuelta en la miel oscura de sus ropas”, según la escritora argentina Luisa Sofovich. Para Ortega y Gasset es una imagen voluptuosa y melancólica a la vez. Gombrich advierte que piensa por sí misma: “Como un ser vivo, parece cambiar ante nuestros ojos y mirar de manera distinta cada vez que volvemos a él. De las más variadas formas se afirma una y otra vez que la Mona Lisa es una imagen excitante en su doble reflejo de ternura y altivez, llena de sinuosidades y sutilezas, fuente que irradia misterios y seducción”. Tal ha sido la admiración por la obra y la cantidad de investigaciones y relatos que ha inspirado, que bien podría tomarse la insinuación del hisotriador de arte austriaco Ernst Hans Josef Gombrich por algo cierto, pues la pintura ha adquirido una vida propia tejida de alegorías, mitos, hallazgos y aventuras.

El robo de

la mona lisa P or Y unuen E smeralda D íaz V elázquez Maestra en Arte

“Inexplicable… Increíble… Inimaginable… Misterioso robo de la Mona Lisa… Rapto de la Gioconda…” Anunciaban los diarios al día siguiente del robo del cuadro. l 21 de agosto de 1911 el artista Luis Beroud asistió al Museo del Louvre para realizar una copia de la obra, al llegar a la sala donde habitualmente era exhibida encontró el lugar vacío, así que preguntó al guardia por la pieza. Era un lunes, día dedicado al mantenimiento del museo, por lo que el guardia no tuvo la menor alerta, pues supuso que el cuadro había sido retirado por los restauradores. La insistencia del joven obligó al guardia a buscar la obra en las bodegas, después de un rato el empleado irrumpió en la sala con un escalofriante grito: “C’est parti!” La Gioconda había desaparecido ante los ojos de todos. Cuando Vincenzo Peruggia salió de casa, aún se escuchaban los ruidos de las tuberías luchando contra el óxido que parecía dilatarse por las noches; tenía las manos casi congeladas por el frío matutino y en sus ojos se arremolinaban los primeros vientos del otoño. No se cruzó con nadie en el camino, sólo el río Sena acompañaba sus pasos por los puentes y callejas de la ciudad exhalando una niebla densa que apenas permitía avanzar unos cuantos pasos sin tropezar, sentía en su pecho una especie de miedo y emoción; como un lago

cuyo hielo se craquela de pronto y deja salir algunos brotes de agua mientras se disuelve, Vincenzo sentía en sus manos la sangre engrosándole las venas cargada con trocitos de hielo, en su pecho la angustia retoñaba como hierba intempestiva, sólo tenía en su mente una imagen que le avivaba el paso, la sonrisa benevolente de la Gioconda se le aparecía con un imperativo de fuga. Vincenzo solía trabajar en el Louvre como ayudante de mantenimiento, “macarroni” solían llamarle los compañeros de manera despectiva por su origen italiano, para sacarle de su ensimismamiento; el hambre quizá, le hacía tener hermosas alucinaciones con los cuadros del museo, así que se distraía del trabajo con facilidad, dejando que su mirada vagara por las piezas mientras se imaginaba las historias que había detrás de cada una. Menos sabía de la pieza, más se exaltaba su fantasía. Conocía las llaves, los corredores, las puertas, las escaleras y los pasos escondidos del Louvre, por eso le fue fácil confundirse entre los otros trabajadores, ingresar al museo, tomar el cuadro y esconder bajo su ropa a la querida Mona Lisa. Realizó cada acto con tanta naturalidad que nadie notó si quiera su presencia, sus pasos eran lentos, sus ojos bajo un sombrero café quedaban

el robo de la

Al ser detenido, Peruggia dijo no ser un delincuente, sino un patriota que sólo quería devolver a su país lo que le pertenecía.

oscurecidos, su amplio abrigo cubría sus manos. Todo pasó muy rápido, incluso más de lo planeado, o al menos así lo sintió al cruzar la puerta de salida, pronto se mezcló entre la gente como un naipe en la gris baraja de la ciudad. El camino de regreso casi siempre es más fácil que el del arribo, una vez pudo ver el Sena todo el hielo de su corazón colapsó y la sangre fluyó libremente como el río que le acompañaba a casa. Bajo su abrigo podía sentir el calor de esa misteriosa sonrisa que le llevó a cometer el primer acto criminal de su vida, pero él no se sentía como un delincuente, el amor por la mujer del cuadro borraba cualquier culpabilidad de su mente, así que caminaba tranquilo contemplando los primeros rayos de sol de la mañana. Entró a su vecindad como si fuese un día cualquiera, saludó a sus vecinos, subió las escaleras, ingresó al cuarto que compartía con seis inquilinos más y cerró las cortinas alrededor de su cama. Tirado sobre su lecho, envuelto en cobijas raídas y alumbrado tan sólo por la tenue luz de una pequeña ventana, se dedicó varias horas a regocijarse con el resultado de su aventura. Cada vez que veía el paisaje de la Mona Lisa, pensaba en su hermosa Italia, en los valles en los que él trabaja con su familia de niño realizando la siembra, en las callosas manos de su padre y la regordeta sonrisa de su madre recogiendo la cosecha, en el horno de piedra y el olor a pan fresco. Ese paisaje verde le hacía recordar la tranquilidad de la vida silvestre y le hacía añorar la vuelta a casa. La vida parisina nunca es fácil para un extranjero, la gente te mira siempre sabiendo que eres extraño, los amables tienen un modo sutil de sonreír con benevolencía cuando no puedes pronunciar bien rm•Julio/p24

su lengua, pero la mayoría te ignora si no comprende lo que dices; además es ajetreada como cualquier otra ciudad. Vincenzo, indocumentado, pobre e italiano, había vivido grandes penurias, así que saberse en posesión del cuadro le hacía sentir que en la vida podría existir cierta justicia, era su modo de aliviarse un poco de la rabia de vivir con un sueldo miserable en un país extraño, un país en el que se le iba acabando la vida. Tres años pasó con el cuadro escondido en su maleta, las condiciones precarias en las que vivía no hicieron pensar a nadie que la obra estuviera siquiera cercana a aquel sitio, de haberlo sabido no habría faltado quien quisiera cobrar la recompensa anunciada en los diarios; Peruggia, timido y ensimismado, no levantó sospecha, de todos modos sus compañeros llegaban tan cansados del trabajo que ninguno desperdiciaría energía en inmiscuirse en su vida. En diciembre de 1913, Alfredo Geri, dueño de una tienda de antigüedades en Italia, recibió una llamada desde Francia; el joven en la línea aseguraba que tenía en su poder a la Mona Lisa y que quería devolverla al pueblo italiano. Sin estar seguro al respecto, pero con la curiosidad de los buenos galeristas, Alfredo dio aviso a su amigo Corrado Ricci, en aquel entonces director de la galería de los Uffizi, para fijar el encuentro en un hotel de Florencia con el joven Vincenzo.

El 21

de agosto de 1911, el Museo del Louvre recibió a sus visitantes con un lugar vacío en donde hasta el día anterior había colgado la Mona Lisa. El artista Luis Beroud fue quien hizo el trágico descubrimiento.

el robo de la

Presentación

del cuadro tras su recuperación en 1913. El hecho de aparecer en Italia despertó una ola de nacionalismo cuyo sentir general era: “Esta pintura es nuestra. Leonardo es italiano, la Mona Lisa es una mujer italiana, conservémosla”.

El hombre sintió un mal presentimiento al abordar, pero su emoción por volver a su natal país fue más fuerte, así que dejó que se disipara como el humo de los trenes que partían de la estación. Recordaba el riachuelo del cuadro y se animaba pensando que pronto podría nadar en un río similar que había en su pueblo, así paso su viaje entre memorias y anhelos, mirando por la ventana de vez en cuando para poder embeberse de nuevo en sus paisajes internos. Cuando el tren se detuvo, Vincenzo sintió de nuevo el crujir de hielos en su pecho, pero pensó que era la emoción de haber regresado a casa como un héroe, sonrió entonces, levantó su maleta y se dirigió a la dirección acordada. En la calle todo era terriblemente igual a como lo recordaba, era increíble de algún modo saber que nada había cambiado mientras él estaba fuera, que sólo había envejecido; pero al mismo tiempo

Los biógrafos refieren que Leonardo trabajaba en el mural de la Batalla de Anghiari al mismo tiempo en que pintaba a la Mona Lisa, además de proyectar la canalización del río Arno.

rm•Julio/p26

todo era diferente, ni siquiera las grandes esculturas de la ciudad eran las mismas aunque su hermosura siguiera siendo tan seductora como siempre y la piedra siguiera pareciendo piel y carne. No quería parecer un bandido cualquiera, así que tomó un baño, vistió su mejor atuendo y esperó mirando el retrato hasta que llegó la hora del encuentro. No quiso pensar nada, sólo miró por primera vez a la mujer del cuadro a los ojos y recorrió el velo de su cabello y acarició con su mirada sus suaves mejillas y veló las manos que reposaban con tranquilidad, se sintió sereno. Se escucharon pequeños golpes en la puerta del cuarto. Recibió a las notables figuras con un cortés saludo y mostró la obra con tal orgullo que parecía como si él mismo hubiera realizado la pintura. Los gentiles caballeros observaron el conocido retrato, habían pasado la noche estudiando los detalles del original para poder identificarlo y en efecto pronto lo reconocieron, ambos disimularon su emoción, acostumbrados a tratar con la gente de la subastas y pidieron permiso para llevar el cuadro a fin de examinarlo con mayor detalle en el museo. Peruggia, que ya sentía sobre su cabeza como si llevara una corona de flores, accedió y los señores partieron con el cuadro. Unas horas más tarde el sonido de sirenas lo despertó de una pequeña siesta, antes de que pudiera terminar de espabilarse, la policía había irrumpido en su cuarto y le había hecho rendir, el raptor fue llevado a la penitenciaría para ser procesado. Los caballeros le habían tendido una trampa. Héroe trágico, Vincenzo Peruggia declaró su amor por la obra y su patriótica intención de devolverla a Italia. La corte que no encontró pruebas que refutaran

el robo de la

de dinero vendiendo copias de la obra como si fueran la verdadera. El robo de la Gioconda se convirtió en el más célebre de la historia, el poeta, novelista y ensayista francés Guillaume Apollinaire y el pintor español Pablo Picasso fueron los primeros sospechosos de la desaparición debido a que anteriormente fueron acusados de comprar una serie de esculturas prehistóricas robadas del mismo museo. Los periódicos se encargaron de mantener a los lectores a la expectativa, incrementando la fama de la obra. En las calles la publicidad se adueñó de la imagen, las postales mostraban nostálgicas réplicas y se ofrecieron cuantiosas sumas a quien pudiera dar información sobre su paradero. El robo del famoso cuadro inauguró una era de atracos de piezas y de compras ilícitas de obras de arte. En la actualidad la Interpol publica cada año un catálogo con las obras más buscadas, con la intención de alertar a los comerciantes de arte de posibles fraudes. Las versiones respecto al robo de la Mona Lisa son diversas, la literatura al respecto no ha dejado de producir nuevas historias que basadas en algunos hechos se han dejado llevar por su propia inventiva, la versión que aparece en este artículo fue desarrollada después de la lectura de diversos documentos. La “esfinge de la belleza que nos sonríe misteriosamente” como solía llamarle Theofile Gautier aún “plantea un acertijo que no han resuelto los siglos que la contemplan admirados”.

HISTORIA DE UN retrato

El rey francés Francisco I ordenó pintar una versión desnuda de la Mona Lisa, llamada la Mona Vanna.

dicha declaración y sintiendo de manera secreta cierta alegría por tener de vuelta en casa una obra tan significativa, fijó su condena en un año. Después de cumplir dicha condena al parecer Vincenzo se casó y guardo una vida tranquila como pequeño comerciante. En 1913, cuando la pintura apareció en Italia, había una ola de nacionalismo: “Esta pintura es nuestra, Leonardo es italiano, la Mona Lisa es una mujer italiana, conservémosla”, era el sentir general de los italianos. Así que la obra fue exhibida en Roma, Florencia y Milán y en cada ciudad visitada por la “bella donna” las multitudes se agolparon. En enero de 1914, la pieza finalmente fue devuelta por el gobierno Italiano a Francia, la pieza arribó sana y salva. Años después se intentó ligar a Peruggia con un conocido traficante argentino de arte, Eduardo de Valfierno. Según un reportero llamado Karl Decker, Valfierno se había entrevistado con Peruggia acordando pagarle por el robo de la pieza; sin embargo, una vez llevado a cabo el hurto, Valfierno se olvidó de su cómplice y se dedicó a adquirir grandes cantidades rm•Julio/p28

La Gioconda comenzó a pintarse en abril de 1503, con la promesa de terminar el cuadro en cuatro semanas; sin embargo, este lapso se convirtió en cuatro años, ya que al mismo tiempo Leonardo llevaba a cabo otros proyectos, como el mural de la Batalla de Anghiari y la canalización del río Arno. Refiere el arquitecto y escritor italiano Giorgio Vasari, que mientras retrataba a la Mona Lisa había bufones animando el estudio con música y canciones, de modo que el semblante de Lisa pudiera “rehuir esa melancolía que se suele dar en la pintura de retratos”. Se sabe que Leonardo nunca entregó la pintura a Francesco del Giocondo, probablemente éste se cansó de esperar la terminación de la obra pues era normal para Da Vinci tomarse su tiempo para concluir sus proyectos; a pesar de los apuros de sus mecenas, el artista trabajaba a su propio ritmo, a veces por días enteros sin descanso y otras, pasando días sólo mirando el cuadro sin realizar si quiera una pincelada. Este cuadro acompañó al maestro por el resto de sus días y al fallecer fue heredado a su otro compañero de vida, Salai, su fiel ayudante. En 1530, la Mona Lisa formaba parte de la Colección Real de Francisco I de Francia, quien la colocó en su cuarto de baño, el rey también poseía una curiosa versión desnuda de la Gioconda, llamada la Mona Vanna. Cuando comenzó la Revolución Francesa, en 1789, la aristocracia fue enviada a la guillotina y el palacio

el robo de la mona lisa

A pesar de los apuros de sus mecenas, Leonardo trabajaba a su propio ritmo, a veces por días enteros sin descanso y otras, pasando días sólo mirando el cuadro sin realizar una sola pincelada

del Louvre se convirtió en Museo, fue entonces cuando la pintura fue mostrada al público por primera vez. Al ser coronado Emperador de Francia, Napoleón solicitó como una de sus primeras peticiones, que la Mona Lisa fuera colocada en su habitación privada en la Tullerías, reviviendo así la tradición de la Colección Real. Napoleón la mantuvo allí por casi una década y le llamó, Madame Lisa. Una vez terminado el imperio de Napoléon, la Gioconda regresó al Louvre, hasta su robo en 1911. Al abrir el Louvre una semana después de la desaparición, cientos de personas visitaron el Salón Carré para ver el espacio vacío donde yacía la obra, en el que un desconocido dejó flores. Tres años después la obra reapareció en Italia y fue devuelta a Francia pues, independientemente de que fue elaborada por un italiano, formaba parte de la Colección Real de Francisco I. Durante la Segunda Guerra Mundial, el cuadro se trasladó del Louvre a diversos escondites ubicados en Francia, tuvo asilo en el castillo de Amboise, en la abadía de Loc-Dieu y finalmente en el museo de Ingres de Montauban. En 1956, ya de regreso en el Louvre, la pintura sufrió un ataque con ácido y el mismo año el boliviano Ugo Unganza, arrojó una roca al cuadro dañando un pequeño segmento del pigmento cercano al codo izquierdo. La Monalisa recibió una invitación para viajar a Estados Unidos de diciembre de 1962 a marzo de 1963. El presidente John F. Kennedy la recibió y la declaró patrimonio cultural de la humanidad, inaugurando así, entre la comunidad americana, el interés por la cultura y volviéndola un ícono del arte. Más de dos millones de personas visitaron la pieza, aunque no todos la recibieron con el mismo entusiasmo, se cuenta que Dalí desfiló ante el museo con un letrero en la espalda con la leyenda: “Mi sonrisa es mejor”. Se cuenta también que la visita causó tal impresión, que las jóvenes de la época a menudo intentaban imitar la sonrisa y el peinado de la mujer del cuadro. La Gioconda realizó en 1974 una nueva gira internacional al Museo Pushkin de Moscú y al Museo Nacional de Tokio, en éste último la obra causó gran revuelo. A pesar del aprecio que había por ella, no pudo escapar de un atentado más; una mujer en silla de ruedas roció pintura sobre la cubierta de plástico del retrato gritando “Abajo la Mona Lisa” y “Dejen entrar a los inválidos” en protesta por la falta de acondicionamiento en el museo. En abril de 2005, después de un periodo de análisis y mantenimiento curatorial, la pintura se trasladó a un nuevo recinto en el Louvre, la Salle des Etáts. Es ahí donde se exhibe actualmente, detrás de un cristal antireflejante e irrompible que le protege de los cambios de clima, los destellos de las cámaras y cualquier otro tipo de atentado. Hoy en día la visita al Louvre para contemplarlo se ha convertido para los amantes del arte, en el simil del viaje de los musulmanes a la Meca, una peregrinación a cumplir por lo menos una vez en la vida. rm•Julio/p30

el robo de la

la

El secreto de

Gioconda P or J uan F rancisco B enavides S olá Doctor en Arte

rm•Julio/p32

¿Qué hace tan importante a la Mona Lisa? ¿Por qué ese gran misterio e interés ante la imagen de una mujer que en apariencia no tiene nada de especial? ¿De dónde proviene esa “aura”, de obra única e irrepetible a la que hace referencia Walter Benjamin, ese halo artístico casi religioso que irradia esta obra maestra?

na larga fila de espera hace que pocas veces esta obra se encuentre sola, una pared de vidrio antibalas la separa de los miles de espectadores que diariamente se detienen frente a este cuadro. Obviamente las medidas de seguridad son extremas después de que la misma sufriera varios atentados a lo largo de su existencia, aunque ninguno fue tan grave como su robo y posterior desaparición por un lapso de tres años. Incluso muchos dicen que el cuadro expuesto, por medidas de seguridad, no es el original, que es una copia que el museo colocó para que los visitantes crean que están frente a la Mona Lisa de Leonardo. De todas formas es casi imposible apreciar la obra en sus detalles más profundos dado el grueso vidrio, el pequeño tamaño de la pintura y la gran cantidad de espectadores que apuntan con sus cámaras de foto y de video sobre las cabezas de los que se encuentran adelante, tratando de capturar algo de la “magia” que se supone tiene la obra más famosa de la historia del arte. Al parecer, el misterio más perturbador ha sido desde un inicio el establecer con claridad la identidad de la modelo, ya que no existe ningún documento escrito por la mano de Leonardo en el que se mencione

a la modelo de la obra. La biografía escrita por Vasari, que es una de las referencias más legitimadas en el mundo del arte, fue escrita 30 años después de la muerte del maestro, lo que deja también muchos cabos sueltos. Por otro lado, la imaginación de artistas e historiadores, así como científicos, ha creado una multiplicidad de teorías que lejos de ayudar a aclarar la situación, han formulado toda una mitología alrededor de la pieza. Se comentó ya en el artículo anterior sobre las teorías que existen alrededor de esta obra, que la modelo pudiera estar embarazada debido tanto a la posición de sus manos sobre el regazo como al velo de gaza que porta en la cabeza. Sin embargo, también se comentó que ninguna teoría era contundente, pues el velo también era signo de castidad en el Renacimiento. En el libro Mona Lisa, mujer ingenua del historiador italiano Giuseppe Pallanti se presenta como la tercera esposa de Francesco del Giocondo. Según esta propuesta, ambos se habrían casado cuando Lisa tenía tan sólo 16 años. De ser así, Lisa habría posado, cuando tenía 24 ó 25 años, versión que más o menos concordaría con la de Vasari. Giuseppe Pallanti la denominó “mujer ingenua”, pues según sus estudios éste era el apelativo cariñoso con el que Francesco le llamaba a su querida esposa.

el robo de la

Muchos dicen que, por medidas de seguridad, el cuadro expuesto en el Louvre no es el original, sino una copia colocada para no correr riesgos

Además de la propuesta de Vasari que designa a Lisa Gherardini como la modelo, otros historiadores han abierto la posibilidad de que se tratara de alguna amiga o amante de Juliano II de Médicis. La historiadora alemana Vogt Luerssen en su libro Quien es la Mona Lisa propone que se trata de Isabela de Aragón, sosteniendo esta teoría basándose en que el color del vestido de la modelo es representativo de la dinastía italiana Sforza, a la cual Isabel pertenecía: su tristeza, según la autora, se debe a que la madre de la modelo habría muerto un año atrás. Esta hipótesis ha encontrado muchas reservas por parte de académicos, pero el texto ha encontrado su público entre los lectores alemanes. Según una hipótesis de Lillian Schwartz, académica de la Escuela de Artes Visuales de Nueva York, desarrollada a principios de los noventas, la modelo podría ser el mismo Leonardo, ésta es una propuesta que se plantea gracias a que ella realizó un ejercicio en el cual muestra que al superponer el autorretrato de Leonardo hecho en carboncillo que se conserva en la biblioteca de Turín y ajustarlo a la nariz de la Gioconda, las facciones de Leonardo y la modelo concuerdan de manera sorprendente; otros dicen que se trata de la madre de Leonardo y no de él mismo, con lo cual explican dicho parecido. Incluso recientemente se ha solicitado permiso al gobierno francés para exhumar los restos de Leonardo da Vinci, con la intención de verificar si se trata de un autorretrato. No ha faltado quien se atreva a decir que, de tratarse de un personaje masculino, sería quizá el retrato rm•Julio/p34

el robo de la

Espiral y punto áureo Pienso

que para analizar una obra de arte, es

importante mirarla atenta; a pesar de que la

Lisa

Mona

ha sido una de las obras más comentadas en

la historia, de las más vistas, su propia estructura no se ha analizado.

Leonardo

fue uno de los más

importantes teóricos de la imagen, él estaba dentro de una tradición que se va formando en

Occidente

con respecto a la manera de hacer una imagen perfecta.

La

composición de una imagen implica

una estructura invisible para el espectador, que como una especie de esqueleto, sostiene a toda la imagen.

En general Leonardo hizo, como la mayor

parte de artistas que sabían cómo hacer imágenes, una cuadrícula áurea, es decir dividió de forma imaginaria cada lado de la superficie en ocho partes, de ellas tomó cinco o tres donde colocó las partes más importantes de su imagen (lo puntos áureos).

Según

las ideas compositivas para estructurarlas,

los personajes o los elementos más importantes de una imagen tendrían que estar en el cruce de algunas de estas líneas y no en el centro, como en general las personas creen hasta la actualidad.

Por otra parte, en la estructura de las imágenes deberá estar una espiral que partiendo de uno de estos puntos áureos, se prolongue en una proyección que crea una espiral dentro de la cual se distribuyen los elementos que se usarán.

Es

de

entenderse que es muy complejo hacer esto con figuras como el retrato, pues el mismo está regido por la forma de la persona y no por la intención compositiva, sin embargo, como se puede ver en la ilustración,

Leonardo

distribuye de manera por

demás estructurada la imagen de la

Mona Lisa,

de hecho se puede ver que esta espiral pasa por distintos puntos y engloba otros, como los ojos, las manos o la misma boca y su famosa sonrisa.

Sin

embargo lo que aún no logro explicar es el por qué, a mi parecer, el punto áureo más importante

La

cuadrícula aurea es la división imaginaria de una imagen en ocho partes, en la que los puntos áureos (ubicados en el cruce de líneas horizontales y verticales) determinan donde colocar a los personajes o los elementos más importantes.

está ubicado en su cuello.

rm•Julio/p37

el robo de la

Isabela de Aragón (aquí retratada por Rafael) es una fuerte candidata a ser la verdadera modelo de la Mona Lisa pues, además del parecido, el color del vestido es el representativo de la dinastía italiana Sforza.

de Salai, de quien se piensa no sólo era su asistente sino quizá su amante, pues tenían una relación muy estrecha y ambos permanecieron juntos hasta la muerte de Leonardo. Al estar vetado por la sociedad el amor entre hombres, Leonardo habría decidido enmascararlo ataviándolo como una mujer. Otra tesis sustenta que podría ser una representación del “Andrógino”, que en la tradición alquímica es entendido como la conjunción de lo masculino y lo femenino, la unión de contrarios que conforman el Universo, síntesis del equilibrio cósmico, esta tesis es apoyada en la relación que Leonardo tendría con los Illuminati y otros grupos francmasones, interesados en saberes esotéricos. Para tratar de desentrañar los misterios de la obra, científicos de todo el mundo han desarrollado tecnologías que develen posibles datos ocultos. Entre ellas destacan las pruebas que con un escáner digital realizó el ingeniero francés Pascal Cotte, quien diseñó un aparato de alta definición que permite escanear y ver imágenes muy detalladas del cuadro. Según sus estudios la obra tenía originalmente cejas y pestañas, como Vasari también refiere, además de que originalmente poseía un rm•Julio/p38

rostro más ancho y su sonrisa era más expresiva. Según Silvano Vincenti, quien recientemente dirigió una nueva investigación junto con un grupo de historiadores italianos, en los ojos de la modelo se podría encontrar develado el misterio sobre su identidad. Este grupo afirma con seguridad que “en el ojo derecho aparecen las letras LV, que podrían ser las iniciales de Leonardo Da Vinci, mientras que en el izquierdo también hay símbolos que no están plenamente definidos”. Se cree que si éstos son desentrañados el misterio de la modelo podría ser decodificado. Finalmente, el Museo del Louvre, reconocido en general como poseedor del cuadro original y la fuente más reconocida de investigaciones sobre la obra, sostiene la tesis de Vasari, quien identifica como modelo a la italiana Lisa Gherardini. Aunque todas estas teorías han hecho un intento por aportar significados al cuadro, ningún estudio revela el por qué esta imagen se ha convertido en la más representativa de la Historia del Arte. Es obvio que el que haya sido realizada por Da Vinci y que las mitologías personales, la firma y una serie de elementos que podrían considerarse valores extra estéticos, son parte de ese reconocimiento que va más allá de lo que la propia obra representa, una serie de valores agregados que se fundan en la antigüedad de la misma, en la época a la que pertenece, al autor y su fama; incluso el concepto de genialidad y hasta la cantidad de obras que éste pudo haber realizado, las cuales mientras más escasas y más difíciles de encontrar sean, resultan ser más valiosas. Por otra parte el misterio de lo que representan es

Según

una hipótesis desarrollada a principios de los noventas, la modelo podría ser el mismo Leonardo, pues hay algunas coincidencias con su único autorretrato; una variante dice que podría ser más bien su madre.

el robo de la

el robo de la mona lisa

parte de un valor que damos a las obras. De igual forma se puede pensar en aquellas situaciones en las que el cuadro ha estado envuelto: el hecho de que haya pertenecido a Napoleón, quien se refería a ella como la Señora Lisa, o que estuviera expuesta en el Louvre durante muchos años sin que nadie se cuestionara su pertenencia a una cultura o a una nación, incluso el que fuera robada y devuelta para el pueblo italiano, coincidentemente poco antes de la Primera Guerra Mundial, en medio de muchos conflictos entre varios países del continente europeo relacionados con problemas de identidad y pertenencia. Todas estas cosas resultaron valores adheridos a lo que la imagen representaba por sí misma. Lo que sí parece un hecho es que la Mona Lisa tomó la importancia que en la actualidad tiene luego de que fuera robada y recuperada en 1913.

El Museo del Louvre, poseedor del cuadro original y la fuente más reconocida de investigaciones sobre la obra, da por buena la tesis de Vasari que identifica como modelo a la italiana Lisa Gherardini

rm•Julio/p40

El contexto

ideologico P or J uan F rancisco B enavides S olá Doctor en Arte

El Renacimiento tiene como principal característica la rara mezcla de paganismo y cristianismo; en especial la mujer es objeto de éstos cultos ambiguos, que la satanizan. n la Europa renacentista la caída de ideas como la de que la Tierra era plana y el centro del Universo y el hombre también, ocasionaron la crisis de los dogmas religiosos. El pensamiento filosófico griego se recuperó, se cuestionó la fe, así como el poder de la nobleza. El conocimiento, el saber buscó iluminar la vida de las nuevas ciudades-Estado, también la invención de la imprenta y la difusión del conocimiento fueron un aporte fundamental. Además la ruptura de la propia iglesia y las ideas de una Reforma, en sus fundamentales ideas y comportamientos, favorecieron la aparición de las libertades religiosas, y en el ámbito económico y político se desarrolló un capitalismo incipiente. Sin embargo, las nuevas ideas renacentistas no se extendieron a toda la población; de hecho la iluminación que se podría imaginar en la época, se encontraba muy limitada debido a la herencia de la Edad Media y el oscurantismo; la instauración de las bulas papales y la Santa Inquisición, que pretendían condenar la curiosidad investigativa. Así, hay una convivencia entre el Mundo de Tinieblas y el Renacimiento.

Leonardo fue un hombre de su época que debió estar al tanto de la moda renacentista que rescata dioses paganos de la cultura greco-romana como Venus, Dionisio, Apolo y la diosa Griega Artemisa o Diana, esta última en especial llamó la atención de los hombres y las mujeres del Renacimiento. Según Rosa María Santidrián, en su libro Mujeres malas y perversas, Diana “encarnó el prototipo de una mujer masculina, virginal, frígida solo en apariencia, inaccesible y capaz de medirse de igual a igual con los hombres. Fue también llamada Cinthia o Selene, diosa de la luna y de la caza, con su arco y flecha era infalible y hacía gala de una crueldad directa. Era la diosa a la que las brujas convocaban en sus aquelarres para que fuera su Gran Sacerdotisa, muchas veces acompañada por un dios Cornudo”. En el Renacimiento también se produce una extraña actitud con respecto a la sexualidad y a los placeres del cuerpo, la cual termina siendo discriminatoria, pues mientras que las mujeres solteras permanecen guardadas, las casadas se desataban en amoríos frívolo, en donde el adulterio era normal, y no caer en las bajas pasiones era lo raro. “El

el robo de la

El Renacimiento no sólo comprendió un cuestionamiento de la religión y sus dogmas, sino también el poder de la nobleza y la socialización del conocimiento, en lo que mucho ayudó la invención de la imprenta

humanismo no sólo es la época de las letras y de las ciencias, también es la de la mayor hipocresía, los engaños, las intrigas... Es la vuelta a la vida cortesana del imperio romano”, agrega Rosa María Santidrián. Durante los siglos XV y XVI la inquisición alcanzó un poder aterrador. Miles de mujeres fueron quemadas, acusadas de brujería, de hecho, se calcula que el 85% de las personas condenadas fueron mujeres. La inquisición nació en el siglo XIII y en un principio sólo se ocupó de los herejes, pero en el 1484 apareció una bula contra la brujería promulgada por Inocencio VIII. En ella, Summis desiderantibus affectibus, el pontífice encargaba que se actuara con severidad contra las hechiceras. La Iglesia publicó en 1486 un documento titulado Malleus Maleficarum (“Martillo de las brujas”), que sirvió de “biblia” a los cazadores. Ahí se afirmaba que la mujer era inmoderada y emocionalmente inmadura, de apetitos carnales insaciables, crédula y charlatana, menos inteligentes que los hombres, generalmente embustera y más propensa a vengarse mediante la brujería. Como comenta el escritor rumano Mircea Eliade en su profundo e interesante trabajo Historia de las creencias y las ideas religiosas, la famosa y siniestra «caza de brujas» emprendida durante los siglos XVI y XVII, rm•Julio/p44

tanto por la Inquisición como por las iglesias reformadas, perseguía la aniquilación de cultos paganos, que constituía una amenaza contra los fundamentos mismos de la fe cristiana, y que lejos del sacrificio, la abstinencia y la prohibición característicos del culto cristiano, propugnaba los placeres, en especial del cuerpo, de ahí la popularidad que desarrollaron. Es evidente que los fieles de Diana no tenían nada en común con los autores de maleficios satánicos —dice Mircea Eliade, también autor de Mito y realidad— lo más probable es que sus ritos y sus visiones se relacionaran con un culto arcaico de la fecundidad. “Pero, las indagaciones de la Inquisición entendieron de manera radicalmente diferente la situación, haciendo referencia a ellos con el apelativo de saiga, término latino para «bruja», y «Diana», que se convirtió en la patrona de las brujas en Europa occidental. La palabra saiga además dio origen a strigoí, «brujos» en rumano, vivos o muertos (en este segundo caso vampiros)”. Es en este mundo que el genio renacentista pinta su Mona Lisa y pretender que a él no le importaban esos temas o que le eran desconocidos puede resultar absurdo, sobre todo tomando en cuenta que Leonardo se encontraba en un proceso de investigación que lo llevó a hacer en secreto una gran cantidad de autopsias,

el robo de la mona lisa

Leonardo fue el producto más acabado y representativo de la ideología renacentista de su tiempo. En toda su obra manifiesta una fascinación por el Universo y la maquinaria invisible que hay tras de él.

prohibidas por la Iglesia, por las cuales pudo haber sido acusado de profanador de cadáveres, delito muy castigado, por la creencia de que el cuerpo humano era algo hecho por Dios, a su imagen y semejanza, y que por lo tanto debería mantenerse intacto y en el misterio. Es probable que Leonardo pintase a esta mujer, no sólo como un retrato, es de preguntarse también por qué la llevó consigo el resto de su vida y no la entregó a Francesco del Giocondo, quien supuestamente se la habría encargado. Es lógico pensar que tenía una relación de afecto con la imagen, tal vez tiene que ver con su propio imaginario, poblado de misterios, de cosas sin resolver, de vida y muerte, de estudios de cadáveres en los cuales buscaba la razón de la propia vida.

Lilith la rebelde

En su estudio Los mitos hebreos de Robert Graves y Raphael Patai estos autores mencionan que “Dios formó entonces a Lilith, la primera mujer, del mismo modo que había formado a Adán, excepto que Él utilizó inmundicia y sedimento en lugar de polvo puro”, pero Adán y Lilith nunca encontraron la paz juntos, pues cuando él quería acostarse con ella, se sintió ofendida por la postura reclinada que él exigía. “¿Por qué debo estar por debajo de ti? -preguntó ella, quien luego argumentó: “También se me hizo del polvo y por lo tanto soy tu igual”. Adán trató de obligarla a la obediencia por la fuerza, pero Lilith, con rabia, pronunció el nombre prohibido de Dios y se elevó en el aire y lo dejó. En castigó fue expulsada del Paraíso y se convirtió en la compañera de Satán y reina de los demonios, entre ellos los vampiros. rm•Julio/p46

Las peripecias políticas

de una obra P or Y unuen E smeralda D íaz V elázquez Maestra en Arte

¿Será verdad que podemos separar a la estética de la política como si se tratara de dos mundos aparte? ¿El cielo, la tierra y el infierno no son en todo caso caras que representan una misma forma de entender el mundo? ¿En qué medida podemos separar el mundo del arte y el mundo de la política?

egún Kant, la estética es la respuesta subjetiva provocada por la obra de arte que le permite al espectador sublimar su espíritu escapando de la materialidad del mundo. Para él el arte y la política serían esferas autónomas, pues la política pertenece a lo terreno y el arte al plano espiritual. Con el presente ensayo pretendo hacer visibles ciertas cuestiones subyacentes a la Gioconda, en las que sobresale el uso político de la obra de arte en diferentes momentos históricos. Comencemos por el Renacimiento. Cuando un grupo adquiere poder e influencia por su relevancia económica, intenta a su vez legitimarse a través de una política cultural. Los nuevos ricos del Renacimiento, resultado de la incipiente burguesía que aparecía entre los comerciantes, procuraron consolidarse a través de la promoción de las artes, convirtiéndose en mecenas y justificando, de ese modo, su poder ante la sociedad. Ellos intentaron mostrar que sus ganancias económicas podrían beneficiar a los pobladores en general pues podrían cultivarle al promover expresiones artísticas. Al presentarse con dicho rol, ellos promovían la idea de que mientras más ganancias acumularan más arte podrían impulsar.

Por su parte, Lévi Strauss, fundador de la antropología estructural: “Para los artistas del Renacimiento, la pintura era quizá un instrumento de conocimiento pero era también uno de posesión, y no debemos olvidar, cuando hablemos de pintura renacentista, que esta fue posible gracias a las inmensas fortunas que se amasaron en Florencia y otros lugares y a que los ricos mercaderes italianos veían en los pintores unos agentes que le permitían confirmar su posesión de todo lo bello y deseable del mundo. Los cuadros de un palacio florentino constituían una especie de microcosmos en el que el propietario había recreado, gracias a los artistas, todos los rasgos del mundo al que estaba ligado, rasgos que quedaban a su alcance en una forma lo más real posible”. Así la aparición de la pintura al óleo como técnica pictórica respondería a una necesidad social de los nuevos ricos que deseaban registrar su propia gloria a través de retratos de ellos mismos con sus posesiones. Para John Berger, “la pintura al óleo es a las apariencias lo que el capital a las relaciones sociales. Lo reducía todo a la igualdad de los objetos. Todo resultaba intercambiable porque todo se convertía en mercancía. Toda realidad era mecánicamente medida por su materialidad. El periodo de la pintura al

el robo de la

las clases dirigentes al público en general, así fue como por primera vez, el rostro de la Gioconda pudo ser observado por cualquier persona que visitara el museo sin pertenecer necesariamente a la nobleza.

Misión de paz

Un pie porfavor

óleo coincide con el auge del mercado libre de arte… El óleo es una técnica con una capacidad increíble para asemejarse a lo real, la pintura representa esos objetos que pueden comprarse con oro o con dinero, las mercancías se convierten en el tema real de las obras de arte”. Quizá por eso la Mona Lisa resultó tan inquietante aún para su tiempo, pues se trata de un retrato cuya modelo no se ha podido identificar con plenitud y que representa a una joven con una sencillez inusual para un momento histórico en el cual demostrar el poder del mecenas era de gran importancia. Curiosamente los románticos contribuyeron en gran medida a hacer famosa la obra. Este grupo de jóvenes artistas que promovieron las ideas de libertad e igualdad, tuvo gran influencia en la Revolución Francesa, la cual terminó con el régimen monárquico de Louis XVI, creándose así la República y la Declaración de los Derechos del Hombre. Es posible que estos artistas que buscaban rebelarse contra el absolutismo monárquico, hayan encontrado en la austeridad de la modelo, así como en su paisaje, una identificación con sus ideales. Resultado también de la Revolución Francesa fue la creación del Museo del Louvre (antes Palacio Real), que en 1973 se abrió al público para poder mostrar las colecciones privadas de rm•Julio/p50

El filósofo francés Jacques Ranciére en su libro División de lo sensible, indica que toda la estética contiene dentro de sí actitudes políticas, pues se trata de una decisión sobre qué es lo que se debe mostrar y cómo se debe mostrar, más cuando se trata de legados que quedarán para la posteridad. El hecho de que Napoleón solicitara remover de la muestra del Louvre a la Gioconda, para tenerla en su aposento real, fue también una decisión sobre quien podría y/o debería observar esa obra, denotando el poder que su gobierno poseía aún sobre la cultura. Cuando 1911 se da a conocer el robo, el mundo entero se encontraba en una situación compleja. Era casi el final de un periodo conocido como la Paz Armada, resultado de dos alianzas antagonistas firmadas en 1982: por un lado la Triple Entente formada por Francia, el Reino Unido y Rusia; y , por otro lado, la Triple Alianza, establecida entre Alemania, Austria-Hungría e Italia. Se llevaba a cabo una carrera armamentista entre ambas divisiones y si bien no había una guerra declarada, el clima de aparente paz denotaba una gran fragilidad. Por otro lado, entre 1911 y 1912, la Guerra Ítalo-turca, entre el Imperio otomano y el Reino de Italia, fue otro antecedente de la Primera Guerra Mundial. Cuando en 1913 la pieza es hallada en Italia, había un clima de nacionalismo que apoyó el proceso de unificación de Italia. La Gioconda fue bien recibida por los italianos pero a favor de Francia había varios supuestos, el primero fue que Leonardo había llevado la obra consigo a Francia por lo que ésta nunca había sido robada por Napoleón a Italia, como Vincenzo Peruggia y otros contemporáneos suyos pensaban; también se creía que el cuadro había sido vendido al emperador Francisco I por el mismo Leonardo. Lo más seguro fue que el retorno de la obra a Francia fue sobre todo un gesto de buena voluntad para tratar de mantener un ambiente pacífico en un periodo en que cualquier desavenencia por mínima que pareciera podría desatar la ira de los dos bloques y provocar un enfrentamiento mundial, como efectivamente se dio tan sólo un año después de que la obra fueran regresada al Louvre. La Gran Guerra, como también se le conoce a la Primera Guerra Mundial, estalló en 1914 y terminó con los tratados de París (19191920). Ocho millones de muertos y seis millones de inválidos se cuentan entre los daños resultados del enfrentamiento bélico. Antes del robo de la Mona Lisa, la seguridad del Louvre era bastante pobre, las llaves estaban al alcance de todos y aunque la prensa francesa había ya hecho reclamos al gobierno francés, éste tema no se encontraba dentro de sus prioridades. El robo cambió

el robo de la

de manera radical la posición de las autoridades, pues de algún modo la precariedad del sistema de seguridad dio una imagen de precariedad a Francia. El robo del cuadro representó la consolidación del arte en general como un valor mercantil, pues evidenció la posibilidad de hacer negocios de manera ilícita con él, abriéndose el tema de la mafia internacional, la existencia de grupos organizados que lucraban con artículos culturales de igual manera que se hacía con narcóticos y con armas. Se cree que la desaparición de la Mona Lisa hizo ricos a algunos personajes como Valfierno, quienes vendieron copias a precios exorbitantes a millonarios que no dudaron en hacerse de la obra de manera ilegal. Según la historiadora y novelista Noah Charney, autora de El ladron de arte, “El robo de obras de arte produce unos ingresos anuales de entre dos mil y seis mil millones de euros anuales, lo que lo convierte en el tercer tipo de crimen más lucrativo, sólo por detrás del tráfico de drogas y de armas”. La Mona Lisa se movió de locación muchas veces durante ambas guerras mundiales y años después, en la década de los 1970, apareció de nuevo en el escenario internacional jugando un papel crucial, cuando el Louvre aceptó prestarla a Estados Unidos para su exhibición. Según el doctor en teoría del arte y arquitectura Frank Zöllner, en su artículo John F.

Kennedy y la Mona Lisa de Leonardo, el préstamo por parte del gobierno francés en 1963, representó el acercamiento político que entre ambos países se estaba buscando en esa época. La guerra fría estaba en uno de los momentos más frenéticos, la Unión Soviética declaraba la posesión de armamento nuclear y su interés en establecer bases nucleares en Cuba, esto representaba una grave afrenta al gobierno norteamericano. De acuerdo con Zöllner: “Entre junio y octubre de 1962, mientras que los gobiernos francés y americano estaban trabajando el préstamo de arte, la guerra fría parecía precipitarse a un fin catastrófico. La Unión Soviética había respondido a la instalación de cohetes atómicos estadounidenses en Turquía mediante la creación de armas nucleares estratégicas de la propia Cuba…; sin embargo, cedió a las demandas de Kennedy para la retirada de las armas nucleares soviéticas en Cuba, el 22 de octubre de ese mismo año. En las semanas siguientes el líder soviético desmanteló la base de misiles en Cuba y los barcos soviéticos cargados con armas atómicas regresaron a su casa. En enero de 1963, es decir, poco después de que el presidente presentó formalmente la pintura en Washington, las crisis de los misiles se resolvió fácilmente”. Estados Unidos estaba interviniendo en Vietnam como apoyo a los Franceses que colonizaban dicha

El propio Leonardo fue quien llevó a la Mona Lisa a Francia y al morir la dejó en este castillo en Amboise, en el que pasó sus últimos días. Por tanto, la obra nunca fue robada por Napoleón a Italia como se dijo.

rm•Julio/p52

el robo de la

Legitimado como el museo más visitado del Mundo, el Louvre hace que la Ciudad Luz mantenga su estatus de centro cultural, aunado a su influencia política global. Sin duda su estrella principal es la Mona Lisa.

región, mientras que Francia estaba desarrollando armamento nuclear en esa época. Quizá a manera de evitar una tercera guerra mundial y unidos ante el enemigo común que en ese momento representaba la Unión Soviética, ambos gobiernos decidieron aliarse, muestra de ello fue el préstamo del cuadro. Estados Unidos utilizó el préstamo como una estrategia política: realizó grandes preparativos y organizó dos exposiciones repletas de gran publicidad, rodeando de un aura inimaginable a la pintura. Buques de marina, guardias nacionales y hasta una escolta del FBI, además de la armada y guardia nacional acompañaron a la Mona Lisa, desde la recepción, durante la muestra y hasta su regreso. Coincidiendo con el LXXXVIII congreso de Estados Unidos, se realizó una invitación, para la presentación oficial de obra, a todo el Congreso, el gabinete de administración de Kennedy y la Corte Suprema. Según Zöllner, “la prensa al día siguiente se mostró divertida con el hecho pues ningún jefe de Estado había sido nunca tratado con tantos cuidados por los infantes de marina como la Gioconda, su muestra se convirtió en un acto de Estado”. El autor añade que “nunca antes un préstamo de arte había sido asunto oficial de la Casa Blanca, nunca antes ni después un presidente ha realizado él mismo la inauguración de una exposición y menos ha dado un discurso inaugural”. El discurso

de Kennedy para la apertura es uno de los documentos más reveladores de intercambio trasatlántico en los inicios de 1960 y la Guerra Fría, durante su discurso el presidente resalto: “nuestras dos naciones han luchado en el mismo lado en cuatro guerras durante un lapso de 185 años. Cada una ha sido liberado de la dominación extranjera de otro, por el otro, con amistad y coraje… Las dos revoluciones (la Francesa y la de independencia de Estados Unidos) ayudaron a definir el significado de la democracia y la libertad que son tan controvertidas en el mundo de hoy. Hoy, aquí, en esta galería, delante de este gran cuadro, estamos renovando nuestro compromiso con los ideales que han demostrado un fuerte vínculo a través de tantos peligros”. Agrega Zöllner que en los setentas y teniendo como marco contextual la Guerra Fría los países más poderosos lograron firmar acuerdos de paz. Es en esta década que Francia accede que la obra visite Japón y la Unión Soviética como una muestra de conciliación política entre Occidente y Oriente.

El valor espiritual

Cuando la obra visitó la Unión Americana, John Walker, director de la Galería Nacional, expresó que no todos los que habían visitado a la Mona Lisa tenían las mismas razones, él los dividió en dos grupos, los rm•Julio/p53

el robo de la mona lisa

Cuando Berger analiza el valor económico del arte, apunta que su precio en el mercado es un reflejo de su valor espiritual, aunque deplora que éste sólo puede explicarse “en términos de magia o religión” comulgantes y los devotos, los primeros sólo pretendían obtener una cierta cultura con el sólo hecho de mirar una obra, los otros, los amantes, serían los verdaderos creyentes, los que consumaron su sacramento con la contemplación del cuadro. Esta visión religiosa de la obra de arte es cuestionada por el artista y teórico John Berger en su libro Modos de ver, pues para él “el arte del pasado es mistificado porque una minoría privilegiada se esfuerza por inventar una historia que justifique retrospectivamente el papel de las clases dirigentes, cuando tal justificación no tiene ya sentido en términos modernos”. La obra deja de significar por ella misma y en cambio se aprecia el hecho de que sea la pieza “original”; éste es otro elemento que se resalta con el robo de la obra, pues a su regresó se certificó su autenticidad la cual le hizo elevar su valor por encima de cualquier posible copia o reinterpretación. Mientras autores como el filósofo alemán Walter Benjamin defienden el aura del original de la obra en su libro La obra de arte en la era de la reproducción mecánica, Berger desmantela esta visión al enunciar que la obra de arte “se define como un objeto cuyo valor depende de su rareza. El precio que alcanza en el mercado es el que afirma y calibra este valor. Pero como es pese a todos, una obra de arte —y se considera que el arte es más grandioso que el comercio—, se dice que su precio en el mercado es un reflejo de su valor espiritual. Pero el valor espiritual de un objeto, como algo distinto de su mensaje o su ejemplo, sólo puede explicarse en términos de magia o religión”. Por eso ninguna copia, como la que se encuentra en el Museo del Prado atribuida al pintor alemán Hans Holbein el joven; la que pertenece a la colección privada de Hugh Blake en Londres; la copia del parlamento italiano o la atribuida al alumno de Leonardo Salai de la colección Luchner, recibe tantas visitas al año como la Gioconda del Louvre; tan sólo en 2008 se registraron alrededor de quince mil visitas. Legitimado como el museo más visitado del mundo, el Louvre hace que la Ciudad Luz mantenga su estatus de centro cultural aunado a su influencia política global.

rm•Julio/p54

el robo de la

El Pintor:

nieto de dios P or Y unuen E smeralda D íaz V elázquez Maestra en Arte

rm•Julio/p56

Una de las personas más admiradas no sólo en el campo de las artes sino de las ciencias en general es sin duda Leonardo da Vinci, figura del Renacimiento cuyo legado en campos tan disímiles como el arte, la hidráulica, la mecánica, la arquitectura y la anatomía, por mencionar algunos, siguen siendo estudiados aún en nuestro tiempo. a fecha de su nacimiento es el 15 de abril de 1452, glorioso tiempo para que un artista pudiera desarrollar su fructífera carrera pues se trata de una época en la que se da paso a grandes revoluciones en el pensamiento. Debido al apogeo económico de las ciudades-Estado se realizaron grandes obras para embellecer las nuevas urbes, así que los mecenas se hacían rodear de artistas que apoyaran dicho propósito. Quizá la peste que asoló buena parte de Europa hizo mella en el espíritu de la gente, quien encontró en la belleza un motivo de regocijo. “La belleza perece en la vida pero es inmortal en el arte”, escribe Leonardo en su Tratado de la pintura, esta búsqueda de la eternidad que se contrapone a la fragilidad de la vida humana parece haber sido una de las motivaciones de Leonardo para legar ese gran cúmulo de conocimientos, también podría explicar el gran interés del artista por la alquimia, cuya última meta es descubrir la manera de producir el lapis, la piedra filosofal, el origen y fin de todo, la materia eterna; así como otros conocimientos

secretos que en su época se encontraban fuertemente vedados. No aprendió en su infancia latín o griego, pues dicha educación estaba reservada a los nobles; su interés por la observación directa provino posiblemente de su humilde origen, pues siendo hijo ilegítimo de una campesina y un notario noble de Florencia, pasó los primeros años de su vida en el campo, regocijándose en el estudio de la naturaleza dónde realizaba sus primeros descubrimientos. “¿No ves tú que el tesoro no honra a su acumulador, después de su vida, como hace la ciencia, que atestigua y proclama a su creador, porque es hija de quien la genera y no hijastra como la pecunia?”, con esta frase Leonardo mostraba su gran interés en el estudio y su desprecio por los mecenas, de quienes llegó a decir “lo primero que se obtiene de los clientes es adulación, luego trabajo duro y al final recriminaciones”. En 1460 su padre lo llevó a Florencia para trabajar como aprendiz en el taller del pintor italiano Andrea del Verrochio, donde destacó como estudiante al pintar uno de los ángeles del cuadro El bautizo de Cristo. Verrocchio instruyó a Leonardo en las

el robo de la

diversas técnicas de pintura y escultura, pero también en las actividades que se desarrollaban de continuo en el taller por lo que le dio bases sobre metalurgia, trabajo del cuero y yeso, mecánica y carpintería, así como principios de matemáticas. En 1482 emigró a Milán para trabajar con Ludovico Sforza “El Moro”, duque de aquella ciudad, donde realiza sus estudios sobre hidráulica, mecánica, arquitectura, botánica, escultura y fabricación de laudes. Se cuenta que Leonardo gustaba de regocijar a sus comensales tocando música y que era considerado como un gran artista, la cocina también se encontraba dentro de sus habilidades por lo que era en general apreciado por la gente allegada al palacio. El mismo decía que “si es posible se debe hacer reír hasta a los muertos”. En 1499 trabajó como ingeniero militar y arquitecto para los venecianos y a finales del mismo año regresó a Florencia como capitán e ingeniero militar, la rivalidad económica generó grandes guerras entre las ciudades más importantes; Leonardo viajó incesantemente dejando registros en mapas e inventando maquinaria que pudiera servir para derribar a los enemigos del mecenas en turno, la mayoría de sus inventos quedaron en papel aunque recientemente diferentes grupos de científicos se han dedicado a comprobar su funcionalidad de manera favorable. Trabajó después para César Borgia, duque de Francia, quien en 1502 lo contrató como ingeniero militar. De regreso en Milán pintó la Gioconda y en 1505 realizó su Códice sobre el vuelo de los pájaros, proyecto con el que ambicionaba hacer que los hombres pudieran volar con una máquina. A partir de 1516 presta servicio a Francisco I, rey de Francia, quien tenía un gran aprecio por Leonardo pues le consideraba un hombre muy sabio, el monarca le proporcionó un castillo y una pensión suficientes para que pudiera dedicar los últimos años de su vida a sus estudios. Finalmente, murió el dos de mayo de 1519, en brazos de Francisco, según ilustró el pintor francés Dominique Ingres en una de sus obras. Su tumba se encuentra en la Capilla de Saint- Hubert, en Amboise, Francia. Aunque sus diversos intereses no le daban tiempo para dedicarse únicamente a la pintura, él sentía gran aprecio por esta disciplina a la que solía llamar “poesía muda”, pues era capaz de exaltar los más altos sentimientos. Leonardo decía: “No sientas lástima por el humilde pintor, podría ser el señor de todas las cosas, de todo lo que existe en el Universo, primero lo tiene en su mente y luego en su mano, por su arte puede ser considerado nieto de Dios”. Entre sus obras rm•Julio/p59

el robo de la

Otras Mona Lisas Kazimir Malevich, Composición con Mona Lisa, 1914. San Petersburgo, Museo Estatal Ruso. En esta obra elaborada durante el periodo cubista de Malevich, el rostro de la Gioconda está disperso entre otras figuras; ha perdido su aura, es un cuadrado más en la composición geométrica. Su creación probablemente sea la respuesta del artista ante la utilización de la obra como instrumento político.

Malevich niega la imagen como icono, tachándola, incluyéndola como una más de las abstracciones de la vida contemporánea. Marcel Duchamp elaboró en 1919 la pieza llamada L.H.O.O.Q. Se trata de un readymade (arte que se realiza utilizando objetos ya prefabricados), en el que utilizó una tarjeta postal de la Mona Lisa y pintó encima, con lápiz, un bigote y barbilla. Duchamp, considerado padre del dadaísmo, intentó desacralizar la obra que se había convertido en un símbolo del arte. El dadaísmo pretendió realizar una ruptura con todas las convenciones del arte al utilizar objetos comunes para convertirlos en obras.

En 1940 se realizó una reproducción de 1981 y aún no se recupera. El original está en Nueva York en la Mary Sisley Collection. Con tendencias hacia la abstracción geométrica Fernánd Leger, desarrolló en 1930 la Mona Lisa con llaves. Se trata de una imagen en la que aparece detrás de un cúmulo de llaves, sobre un fondo amarillo en lo que aparenta ser, por los tonos y las divisiones, una tabla de madera. La

esta pieza, la cual fue robada en

imagen ha sido intervenida de modo que aparece sólo en blanco y negro, lo que realza el contraste de los colores primarios que hay en el fondo.

En

“Después de la Mona Lisa, un retrato verdadero no podría volver a ser jamás el registro mecánico de las facciones de una persona, sino el campo de fuerza donde se viven las batallas del drama psicológico”: Eulalio Ferrer, autor de Da Vinci y la Mona Lisa.

vez de aparecer en primer plano, el cuadro ha sido colocada en la parte posterior, junto con una etiqueta de sardinas, como si se tratara de ilustraciones pegadas a una puerta cerrada de perilla azul. La pintura

Da Vinci ha dejado de ser la imagen sagrada para convertirse en una figura borrosa que aparece en un lugar extraño, como un anuncio pegado al poste de una calle o como los stickers que los niños colocan en sus carpetas. de

rm•Julio/p61

el robo de la

Plaza principal de Vinci, a cuyas afueras (en el barrio de Anchiano) Leonardo vio la primera luz en

1452.

más famosas se encuentran el Retrato Ginevra de Benci (1475-1478), La Virgen de las Rocas (1483-1486), La Dama del Armiño (1483-1484), La Anunciación (14721475), Santa Ana, la Virgen y el niño (1501), La última cena (1495-1497) y la Mona Lisa (1503-1506). Era un ser muy sensible: “todo conocimiento comienza por los sentimientos” y “es imposible amar algo u odiar algo, sin empezar por conocerlo”, son frases de este genio que hablan de ese profundo afecto que sentía por la naturaleza y por las personas de las que se rodeaba. Sus asistentes y amigos Salai y Metzi le acompañaron por más de 15 años, hasta su lecho de muerte. Leonardo fue una persona que se sometió a duras pruebas que pudo superar con su agudo ingenio. “Mientras creía que aprendía a vivir aprendía a morir”, pensaba Leonardo, y creo que tiene razón en ello, pues mientras va pasando cada uno de los instantes de nuestra vida, mientras nos enfrentamos a más dificultades, a más alegrías y derrotas, nuestra alma se va templando, la sabiduría nos permite hacernos más etéreos hasta que por fin un día somos tan livianos que por fin soltamos nuestro cuerpo pues, como también solía decir Leonardo: “Ningún ser termina en la nada”. rm•Julio/p63

el robo de la

Otras Mona Lisas Salvador Dalí

alboroto creado, pues sintió

Tras él unas cortinas rojas y al lado ¿Dónde está la maravillosa sonrisa de la Mona Lisa? Ha desaparecido, ha sido negada en la obra, no hay más representación. Andy Warhol, conocido sobre todo por ser un ícono del arte pop, utiliza la obra para realizar varias composiciones, primero dos Mona Lisas juntas, después cuatro, termina con un cuadro llamado Treinta son mejor que una, en 1963. Aquí pone en evidencia la masificación de

que se trataba sobre todo de un espectáculo mediático más

la imagen que se ha llevado a cabo gracias a la

que de una exhibición de arte. En ese sentido, las manos de la

industria y cómo en el capitalismo, toda imagen

Gioconda, repletas de monedas doradas, podrían representar el carácter consumista que había detrás de la pintura. Robert Rauschenberg, por su parte, realizó su primera versión de la Mona Lisa en 1958. La obra parece un mero

pierde su valor y se convierte en una visión

ocasión

para

no perdió

hacer

un

autorretrato con la Mona Lisa en

1954. El

pintor surrealista

pone sus característicos ojos y bigote al rostro de la modelo.

Dalí,

quien

tuvo

ocasión

de ver la obra mientras se presentaba en

Estados Unidos,

se sintió irritado por todo el

o un tapiz.

un cilindro de aparente mármol

reproducible, en un objeto de moda.

YASUMASA MORIMURA,

hace una serie de

autorretratos utilizando imágenes de íconos culturales y, por supuesto, la Mona Lisa no podía

1982 utiliza el mismo motivo para realizar la obra Neumonía Lisa,

Tiene tres versiones: Mona Lisa embarazada, muy parecida a la imagen de Leonardo; Mona Lisa desnuda y Mona Lisa en tercer lugar, esta última desarrollada 1998 es especialmente interesante, pues utiliza el fondo del cuadro La virgen de las Rocas de Da Vinci; hace alusión al posible embarazo de “Lisa”, pero

en la que combina la imagen con

también a los estudios anatómicos registrados

fotos de sus viajes sobre una base

en

boceto donde varias imágenes casi traslúcidas de la

Gioconda que se

difuminan entre rayones, manchas y números.

Posteriormente,

en

faltar en su repertorio.

muchos

bocetos

de

pintor

renacentista;

de cerámica. El artista la realizó durante un viaje al oriente,

finalmente es un autorretrato que alude a la

donde estudió el uso de este material. Esta última pieza hace

evidenciar esta trampa haciendo

Gioconda podría haber sido el Leonardo. Finalmente Bansky, artista anónimo de Gran Bretaña, ha llenado muchas paredes de su país con grafitis que incluyen el rostro de la Mona Lisa. Con un trabajo que va de la ironía a la denuncia política, en su obra Duchamp la presenta como una mujer de la “vida galante” que se muestra al mejor postor. Enaltecida por los museos y vejada quizá por los artistas, la obra de Leonardo ha sido y seguirá

cuadros cuya imagen poco tiene

siendo objeto de numerosas reinterpretaciones

que ver, al menos en un primer

no sólo por sus cualidades estéticas o por ser él

Aquí se presenta un fragmento de cielo, no se sabe si es un espejo, un papel pintado, una ventana

su autor, sino por las significaciones que se han

alusión también a que la suvenir.

Tazas,

Mona Lisa

se ha convertido en

playeras, lápices y hasta bolsas de mandado con la imagen han invadido la vida diaria. La Gioconda, de René Magritte, 1960. Si la pintura del Renacimiento trataba de representar la realidad, Magritte, pintor surrealista, intentó

momento, con su título.

rm•Julio/p64

teoría de que la propio

entretejido a su alrededor.