Módulo 5 Las Fisuras de La Masculinidad Hegemónica

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Módulo 5 Las Hegemónica

Fisuras

de

la

Masculinidad

Se dice que todo modelo instaurado no es perfecto ni perpetuo, que tiene sus falencias. En ese sentido, la masculinidad hegemónica, como ya se ha enunciado, es un modelo que el patriarcado ha instaurado para ejercer su dominio y asegura su permanencia cada vez con mayor coerción y enfatiza las formas desde las burdas hasta las subliminales para ejercer el dominio. Si bien es cierto, todo modelo no es perfecto, se dice que dicho modelo de masculinidad hegemónica tiene sus "fisuras". Por fisura se entiende una grieta que se produce en cierto objeto o una hendidura que se encuentra en un mineral o hueso que no llega a romperse en un primer momento pero que con el paso del tiempo tiende a resquebrajarse. Bajo esta idea, el modelo de la masculinidad hegemónica tiene sus fisuras las cuales se evidencian con contradicciones en sus marcas. Por ejemplo, dicen que los hombres no "lloran", es decir la negación de expresiones afectivas o de emociones como miedo, dolor, sensibilidad entre otras, que todo hombre en más de algún momento de la vida ha experimentado. Hombres que han fracasado en el rol proveedor, hombres débiles físicamente, hombres con frustraciones por no ser heterosexuales, etc., etc. En definitiva hombres que han transgredido el modelo hegemónico de la masculinidad. Las experiencias del trabajo de sensibilización con hombres aplicando metodologías participativas o de educación popular, enseñan que partiendo de las mismas experiencias de los hombres que viven la masculinidad hegemónica como una camisa de fuerza y develando la violencia hacia las otras, los otros y hacia sí mismo como un componente fundamental del modelo, la apuesta se hace a la educación en responsabilidad antes que a la culpa. Es decir, más que buscar culpables o las causas de la existencia de la masculinidad hegemónica, los hombres deben responsabilizarse, se debe ser consecuentes con

nuestras acciones, de nuestra palabra, pensamientos, emociones o sentimientos.

de

nuestros

Acá cabe hacerse algunas preguntas ¿cómo se puede decir (o adjudicar) que alguien "es machista" si esto refiere a un comportamiento que responde a una o algunas emociones y no a una característica estable y duradera? ¿Por qué se usa el verbo "ser" y no el "estar"? De manera análoga cuando se dice que alguien "es enojado" o "es miedoso". Sus conductas machistas (o "enojadas" o "miedosas") se reiteran con frecuencia ante situaciones que las estimulan. Esta tendencia (la de usar el verbo "ser" y no "estar") responde a la necesidad que tenemos de hacer del mundo un lugar estable y, consecuentemente, suponer que la gente tiene una "personalidad" definida y duradera. Pero es importante tener presente reflexiones de Flavia A. Limone Reina Reina: "Ideologías, valores y emociones, de una parte, y patriarcado, sexismo y machismo, de otra, (y, probablemente, otros elementos no analizados aquí) interactúan entre sí formando un todo vivencial imposible de separar en la experiencia. Sin embargo, el artificio del análisis nos provee de una aproximación teórica que podría explicar el por qué del machismo (que no del Sistema sexo género) entendido como un comportamiento que responde a una serie de emociones que tienen explicación en los aprendizajes al interior de una cultura determinada con sus valores e ideologías. Esto significa que dichos aprendizajes podrían ser modificados -eliminando consecuentemente el machismo- o no reproducidos en futuras generaciones, si modificáramos aspectos ideológicos y valóricos de la cultura. No hay forma de eliminar el machismo sin tocar el sexismo y el patriarcado; el S. s./g. al completo (con sus dos sexos/dos géneros/dos orientaciones de deseo sexual -ambas hetero-) debe ser desmantelado para poner fin al machismo. No basta sólo con castigar formas explícitas como la violencia de compañeros o ex compañeros contra las mujeres; esto es

apenas la punta de iceberg. Un gobierno paritario como se ha intentado ahora en el Estado Español; un cambio en la educación; la ley de matrimonio homosexual y muchas de las nuevas estrategias comienzan a marcar un mejor camino hacia la deconstrucción del sistema". Limone Reina es crítica y asertiva en sus reflexiones y es partidaria en la necesidad de "atacar" las creencias sostenidas por el patriarcado, romper con el imaginario social y con la homogenización al interior de los géneros, para permitir que la diversidad se exprese entre personas y no entre categorías: se quebraría así la ideología patriarcal. Del mismo modo, han de cuestionarse y cambiarse las normas institucionales ligadas a valores diferenciales para cada uno de esos dos géneros y romper el sexismo. Han de modelarse nuevos comportamientos (inter)personales y comenzar a cuestionar afectos y sus manifestaciones (celos, amor romántico, amor maternal, etc.) para poner en crisis el machismo. Se debe hacer hincapié en que la vivencia del machismo y de la masculinidad hegemónica es también un factor de riesgo para los hombres mismos y que el cambio (de este modelo en la vida personal) es beneficioso no solamente para las otras y los otros, sino también para los hombres. El énfasis deberá hacerse en un abordaje integral, en la educación en la coherencia de vida, en la responsabilidad es decir en ser consecuentes con lo que se piensa, lo que se dice y lo que se siente y con las acciones encaminadas hacia las relaciones igualitarias libres de todo tipo de violencia. Esta debe ser la responsabilidad ética del cambio. Pero también con la incidencia de este tipo de coherencia de vida en políticas públicas, es decir no solo a nivel personal sino a nivel estructural, a nivel de sistemas. 5.1 Nuevas Masculinidades o Simplemente Masculinidades A cerca de la expresión "nuevas masculinidades". La pregunta sería, ¿Cuándo empieza la nueva masculinidad? En los procesos formativos y de sensibilización o de toma de conciencia del modelo de la masculinidad hegemónica se cae en la cuenta que ningún hombre sobre la faz de la tierra está totalmente liberado de las marcas de dicha masculinidad, pero paradójicamente, ningún hombre cumple a cabalidad

con los mandatos (marcas) de dicho modelo. También anidan formas de ser, de pensar o actuar que van en contra de dichas marcas. Por lo que, cuando se hace mención de una nueva masculinidad, se cree que la vieja masculinidad era negativa en su totalidad y que con un miniproceso básico en materia de género y masculinidades, esta vieja masculinidad ha desaparecido. La expresión "nuevas masculinidades", encubre más de lo que revela sobre los procesos de cambio de los hombres. Por ello lo importante también de construir un lenguaje más claro, propositivo, inclusivo, expresivo y con criterio. Un ejemplo evidente de cambio es el de mujeres empoderadas, autónomas, con independencia económica, formación profesional, con plenos derechos y que deciden sobre sus cuerpos y vidas. Este cambio en un contexto social, con lugar y tiempo concreto, en el aquí y en ahora incide en los modelos de ser hombres y mujeres. Ante tales cambios, surge la demanda o necesidad de cambios en hombres. Se podría hacer mención que las "nuevas masculinidades" van siendo una moda, puesto que autoproclamarse perteneciente a ella otorga prestigio social y de género. Por ello muchos hombres entran en un proceso de camuflaje y reciclaje de prácticas masculinas, para conseguir beneficios. Pero sin cambiar o sin incorporar a sus vidas transformaciones reales. Por lo que, esa "nueva" forma de ser hombre, no es más que una "nueva" práctica de la masculinidad hegemónica. Llegar a decir que ahora se tiene o se está en una nueva masculinidad es invisibilizar o negar que hayan existido históricamente hombres que han construido su masculinidad opuesta a la masculinidad hegemónica. Por lo tanto, se recomienda hacer referencia simplemente a la existencia de diversas maneras de ser hombre, es decir masculinidades en plural. Desde la formación en la temática, la experiencia vivencial y metodológica en el acompañamiento y facilitación de procesos de formación y sensibilización con hombres en El Salvador, en el sector de la sociedad civil y en el sector público, durante siete años y desde la reflexión de los procesos de cambio en hombres, es necesario y altamente valioso y significativo realizar dichos procesos con todos los hombres. Recalcando que son el inicio de un proceso constante de revisión de la masculinidad de desaprendizaje y reaprendizaje hacia masculinidades saludables, más justas, expresivas de afecto, equitativas, encaminadas a la igualdad que valoren, respeten y cuiden la vida. Masculinidades de deconstrucción (de marcas de la masculinidad hegemónica) y reconstrucción (de fisuras de dicho modelo hegemónico).