M.L. Rhodes - El Elfo y El Zapatero

Logan Shoemaker es honesto, trabajador, y ama lo que hace. Aunque nunca esperaba hacerse rico, le ha ido lo suficienteme

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Logan Shoemaker es honesto, trabajador, y ama lo que hace. Aunque nunca esperaba hacerse rico, le ha ido lo suficientemente bien como para vivir a gusto con su peculiar tienda metafísica, “Tienda Mágica de Shoemaker”. Pero cuando la economía cae y comienzan los tiempos difíciles, su tienda paga el precio. Cada mes que pasa, las ventas son lentas o casi nulas, y pronto Logan vive de comer fideos y dormir en una casa donde se congela durante las frías noches invernales, luchando por sobrevivir. Su vida personal no es mucho mejor; debido a la depresión en la que se encuentra producto de ver su negocio hundirse, Logan se aísla y se vuelve más solitario que nunca. Después de una serie de contratiempos que acaban con lo último de sus pequeños ahorros, finalmente toca fondo el día en que descubre un aviso de desconexión de la compañía eléctrica que colgaba de su puerta. Esa noche, desesperado y sin esperanza, hace una llamada al universo, pidiendo ayuda. Ni hay que decir que nunca esperó recibir una respuesta tan rápida. No sólo despierta a la mañana siguiente encontrando en la mesa de la cocina cuatro botellitas de una poción especial llamada "PASIÓN", sino que no deja de recordar el sueño erótico que ha tenido durante la noche. Un sueño donde un hombre alto y hermoso, con orejas puntiagudas viene a su cama y le muestra qué clase de magia pueden hacer juntos. ¿Pero fue un sueño? Todo lo que Logan sabe es que sus clientes no pueden conseguir bastante de esa poción especial: un afrodisíaco. Logan no puede dejar de pensar en la dulce seducción del hombre que lo visitó durante la noche y la hizo. Mientras trata de descifrar qué es real y qué no, descubre que hay un mundo mucho más grande fuera que nunca habría creído descubrir, dándose cuenta que el deseo verdadero de su corazón puede venir de la forma más inesperada...

n un frío y nevado miércoles de enero, un joven comerciante con el nombre de Logan Shoemaker1 tocaba fondo. No estaba seguro de en qué punto, exactamente, pasó esto... pero sucedió. Pudo haber sido cuando salió de su vieja camioneta Ford por la mañana para hacer una carrera a la oficina de correos, sólo para descubrir que no tenía uno, sino dos pinchazos. O podría haber sido cuando trató de pagar por las reparaciones en el ‘Auto Big John’ y su tarjeta de crédito fue rechazada porque estaba por encima de su límite. Pero, probablemente, la gota que finalmente lo rompió, fue cuando regresó a la pequeña casa victoriana, de ciento treinta años de edad, que le servía de hogar y lugar de trabajo, para encontrar una nota en la puerta diciéndole que si no pagaba la factura de electricidad dentro de siete días, le cortarían el servicio. Después de encontrar el aviso de desconexión, Logan arrugó la hoja de papel amarillo en un puño y se quedó mirando el letrero de oro decorado con lunas azules, estrellas color púrpura, y las palabras ‘Tienda mágica de Shoemaker’ colgado sobre la puerta. —¿Y dónde está la magia cuando la necesito? — murmuró, sintiendo toda la tensión de los últimos meses pulsando sobre él hasta el punto en el que quería (1) Shoemaker es el apellido del protagonista pero significa Zapatero.

acostarse, aquí en el porche delantero, y llorar como cuando lo hacía siendo un niño pequeño. No había habido mucha magia en su vida desde hacía bastante tiempo. Había intentado, realmente intentado, mantener una actitud optimista, diciéndose a sí mismo que los problemas pasarían, que las ventas subirían, que todo estaría bien. Se decía que el sol saldría, así como cualquier otra frase falsamente alegre que conociera. Pero para Logan, cada día se había vuelto más y más difícil ver el lado bueno de las cosas. Las cosas habían ido cuesta abajo desde hacía meses en todos los frentes de su vida. Ni siquiera podía recordar la última vez que había pasado tiempo con amigos. Había gastado mucha energía en mantener a flote la tienda, o en preocuparse por mantener a flote la tienda, por lo que no había quedado mucho para nada más. Aparte de los clientes, una charla ocasional con el empleado regular en la oficina de correos, y la vecina que vivía detrás de él, a quien ayudaba a salir de vez en cuando, él estaba más o menos por su cuenta. Parecía que cuanto más empeoraba el negocio, Logan se aislaba más y más. No es que con su pequeña tienda en la calle principal de la tranquila ciudad de Rocky Mountain College alguna vez fuera a hacerse rico, aún en los mejores tiempos, pero por lo menos en el pasado siempre había sido capaz de pagar sus cuentas, comer, y salir de vez en cuando. Hasta el año pasado, había tenido una vida cómoda. Incluso los universitarios de esta pequeña ciudad liberal tenían una necesidad de volver a la naturaleza, conscientemente viviendo como paganos y metafísicos que amaban sus hierbas, aceites e incienso, dragones, elfos y hadas, pentáculos, Tarot y herramientas de adivinación. Pero el

triste estado de la economía nacional había levantado su fea cabeza hasta aquí, y las recientes ventas habían disminuido gradualmente a casi cero. Había intentado bajar los precios en general, hacer grandes descuentos para poder vender, e incluso se atrevió a ir él mismo a una feria local metafísica y hacer lecturas de cartas para conseguir algo de dinero extra. A pesar de todo, el pasado mes de diciembre, había sido su peor temporada festiva desde que había abierto la tienda. Y, maldita sea, él necesitaba tener una temporada de unas buenas vacaciones. Si ni siquiera podía ganar dinero decente en diciembre, cuando la mayoría de la gente estaba dispuesta a gastar más, ¿cómo diablos iba a hacer la diferencia ahora? El solo pensamiento lo hizo enfermar físicamente. —Hola, Logan. Tomando una profunda respiración para defenderse del enorme nudo en la garganta que amenazaba con ahogarlo, Logan giró lentamente hacia la acera. Descubrió una mujer menuda, anciana, envuelta en un abrigo de lana y una bufanda de color rosa chillón caminando por la acera cubierta de nieve, con su bastón en una mano y tirando de una cesta de compra en la otra. —Hola, señora Khovansky. —Empujó el aviso de desconexión en el bolsillo de su chaqueta y, aunque sus pies se sentían como el plomo, corrió por las escaleras del frente—. Deje que la ayude con su canasta. —La anciana vivía en la casa detrás de Logan, fuera del callejón que corría junto a la tienda de magia. Tomó la cesta de la mano enguantada de la mujer y se fue con ella—. ¿Qué está haciendo esta mañana? —le preguntó—. Hace mucho frío y la nieve hace que sea resbaladizo para que usted pueda estar caminando.

—¡Gah! —Ella hizo un gesto con la mano para despedir su preocupación—. Un poco de nieve no le hace daño a nadie. Respirar aire frío es bueno para los pulmones. Mi Iván tomó su camino todos los días de su vida, con sol o lluvia, nieve o aguanieve, ¡y estaba sano como un caballo hasta el día en que murió a los ochenta y nueve! Logan no estaba seguro de qué edad tenía la señora Khovansky, pero sospechaba que tenía por lo menos ochenta y nueve. —Bueno, todavía me preocupa usted. Ellos llegaron al callejón y caminaron sobre las huellas dejadas por un vehículo que había pasado antes. La nieve había disminuido gradualmente, pero el cielo estaba oscuro y amenazante, con la promesa de que la tormenta aún no había terminado. —Sabes, la tienda de té del señor Jeffries al final de la cuadra ha cerrado. —La señora Khovansky chasqueó la lengua—. Es una pena. Él tuvo su negocio en esta zona durante cuarenta años. Solíamos ir allí para comer sus bollos. —Vi que su letrero estaba abajo —dijo Logan, el peso sobre sus hombros cada vez más pesado aún. Sabía que no estaba solo con los problemas de su negocio. Parecía que cada par de semanas otra tienda a lo largo de Main Street cerraba sus puertas. Pero, maldición, él no quería ser una de las víctimas. Nunca había esperado, o incluso querido, hacerse rico con su tienda... él la tenía porque la amaba. Amaba ser su propio jefe. Amaba estar activo y devolverle algo a la comunidad metafísica en la que había crecido. Amaba a los clientes estrafalarios, la forma en que el timbre de la puerta sonaba cuando la gente entraba o salía, y amaba la creación de nuevas mezclas de aceites, que embotellaba y vendía. Amaba el olor dulce de

la madera de incienso Nag Champa que se quemaba en la tienda, y la forma en la que se había impregnado todo con un olor en el que siempre encontraba consuelo. Él no quería perder nada de eso. Era algo más que una manera de ganarse la vida, era su pasión, su vida. Quería estar aquí, en el negocio, durante cuarenta años más a partir de ahora, haciendo lo que más amaba. Al igual que el señor Jeffries lo había hecho. Por supuesto, al final el señor Jeffries se había visto obligado a cerrar su tienda. Sin embargo, había tenido una larga y buena carrera antes de que esto hubiera sucedido. Logan quería una oportunidad así. Pero por el camino en el que las cosas estaban yendo, él no iba a estar en el negocio ni siquiera cuarenta días a partir de ahora. Si la compañía de electricidad se salía con la suya, podría ser mucho menos que eso. —¿Sabe lo que va a hacer el señor Jeffries ahora que ha cerrado? —le preguntó. —Mudarse a la Florida. Para estar con sus nietos. Ellos subieron los escalones de cemento hacia la puerta de la cocina de la señora Khovansky que estaba fuera del callejón, Logan llevando la cesta de la compra. Permanecieron de pie en el porche mientras ella empujaba la llave en la cerradura y la giraba, entonces empujó la puerta y Logan la mantuvo abierta para que ella pudiera pasar y colocar su bolso de charol en el mostrador. Entró detrás de ella y apoyó la cesta de la compra contra la pared. La casa de la señora Khovansky siempre olía a comida sabrosa, como carne a la stroganof y pirozhki. A pesar de su diminuto tamaño, él sospechaba que ella

seguía cocinando las comidas tradicionales por sí misma, a pesar de que su marido había muerto hacía años. —El señor Jeffries va a estar bien, ya que se establecerá con su familia —dijo ella, continuando con la conversación como si no hubiera habido un momento de calma—. No es bueno estar solo. Están las voces... Eso atrapó a Logan con la guardia baja. —¿Las voces? Ella lo miró a través de sus grandes ojos de búho mientras se desenvolvía el pañuelo rosa de alrededor de su cabeza. —Oh, sí. ¿No las oyes, cariño? ¿Las voces que se escuchan en la noche sobre el silencio de la casa? —Um... —Logan la miró fijamente, sin saber qué decir. La viejita siempre había sido valiente y excéntrica, pero nunca la había oído hablar antes de cosas sin sentido. ¿Estaría la senilidad finalmente poniéndose al día con ella?—. Yo... no estoy seguro de que haya oído ninguna voz en la noche. ¿Alguien ha intentado entrar en su casa, señora Khovansky? —¿Entrar en mi casa? ¿Al igual que los ladrones? ¡No, no! —Se quitó el abrigo y lo colgó en el gancho cerca de la puerta, luego se inclinó hacia él, casi en un gesto de complicidad, oliendo fuertemente a agua de rosas y col—. Las otras voces —susurró. —¿Las otras? —Las que susurran en la oscuridad. Ellos te dirán cosas. —¿Qué cosas? —Bueno, eso depende de la persona, ¿no es así? — ella decía esto con la mayor naturalidad, como si yo debiera estar al tanto del asunto—. Pero si tú no vives solo, no

tienes problemas. —Ella se acercó y le pellizcó la mejilla como si tuviera cinco años—. Eres un buen chico, Logan. Tú no deberías estar tan solo. Deberías encontrar una buena chica. Casarte. Tener hijos. Entonces no tendrías que preocuparte por esto. No era la primera vez que ella le hacía esa sugerencia, y como siempre había hecho en el pasado, Logan guardó silencio y se limitó a sonreírle. No era el momento en la vida de la señora Khovansky para iluminarla con el hecho de que una buena “chica” no estaba en su futuro, porque a él le gustaban los chicos. No es que él hubiera tenido muchos de ellos alrededor últimamente. Su vida amorosa había sido bastante triste. Un poco como todo lo demás. Miró su reloj. Cinco para las diez. Realmente necesita irse para poder abrir su tienda. —¿Puedo ayudarle con cualquier otra cosa, señora Khovansky? —¡No, no! Vete. Tú has hecho suficiente. Eres muy amable por ayudarme a llegar a casa. —Está bien. Pero si nieva esta noche, voy a sacar la nieve con una pala para que no esté apilada en su puerta por la mañana. No trate de salir si hay hielo. Él sufrió otro pellizco en su mejilla. —Tan buen chico. Ahora vete. —Abrió la puerta de la cocina y lo acompañó fuera—. Le diré a Iván y a los demás que has sido de gran ayuda. Antes de que Logan pudiera fruncir el ceño y preguntar algo, ella ya había cerrado la puerta para protegerse del frío, dejándolo solo en los escalones. «¿Iván y los demás?»

Conversaciones con su marido muerto. Voces en la oscuridad... Nada de eso sonaba bien. Caminando de regreso a su casa, las botas que llevaba puestas crujían sobre la nieve, y Logan decidió que iba a tener que hacer un alto para comprobar a la anciana con más frecuencia. Pero a medida que subía los escalones de su propio porche delantero cubierto, de pronto lo golpeó la terrible realidad de que si no encontraba una solución para sus problemas de negocio en breve, podría tener todo el tiempo del mundo para comprobar a su vecina. Debido a que su tienda estaría cerrada.

Horas más tarde, cuando él cerró la puerta al término de otro día de ventas muy lento, el nudo en el estómago de Logan que había estado con él durante semanas dio un giro doloroso. Él había tenido exactamente dos clientes haciendo compras ese día, y los artículos en venta estaban con precios reducidos. El costo de las reparaciones inesperadas de los neumáticos esa mañana que había terminado por tener que pagar en efectivo, había borrado por completo los fondos que había estado ahorrando para los servicios públicos. Así, partiendo de cero con la minúscula cantidad de dinero que había hecho hoy, él podría pagar exactamente —hizo los cálculos con la cabeza— un cinco por ciento de la factura eléctrica. Y eso contando con que no gastara en comestibles, gas, u otras necesidades. —¿Cómo voy a salir de este lío? —murmuró, cerrando los ojos y apoyando la frente contra la madera fresca de la puerta principal después de que estuviera cerrada. Realizó varias respiraciones lentas y profundas, tratando de

despejar su mente y alcanzar algo de la paz interior que debería haberse ido a algún lugar dentro de él. Parecía, sin embargo, que el pozo se había secado de una manera más eficaz que las arcas de la tienda. Todo lo que encontró a su problema fue un retorcijón aún más feroz en su estómago y un dolor demasiado agudo en la cabeza. Con un suspiro, Logan apagó las luces de la tienda y se dirigió hacia una pantalla donde se encontraban los escasos calendarios de la Nueva Era y las estatuas de las deidades celtas —escasos debido a que no había podido darse el lujo de pedir nada nuevo en varios meses— en su camino a su santuario privado dentro de la vieja casa. Su combinado lugar de trabajo y cocina estaban más allá de la zona pública de la tienda, y un conjunto de crujientes escaleras de madera lo llevaban a su dormitorio, un cuarto de repuesto, y un baño privado en el segundo piso. No era mucho en la manera en la que estaba aprovechado el espacio, y todo el lugar realmente necesitaba algunas reparaciones. Los pisos de madera estaban rayados y algo agujereados. El azulejado de rosas de fondo en la cocina no era el original de cuando se construyó la casa, pero había sido sin duda el que la adornó durante la mayor parte de los últimos cincuenta años. Los aparatos se habían actualizado en algún momento, pero habían visto su apogeo hacía unas décadas. Sin embargo, el lugar era todo suyo. Incluso si tuviera que cerrar la tienda, por lo menos no sería expulsado de su casa. Aparte de los impuestos de propiedad anuales, que acababa de pagar hacía un par de meses atrás, gracias a Dios, no debía ni un centavo de la vieja casa. Había pagado por ella en su totalidad hacía cinco años, cuando la había comprado... con el legado que le había dejado su anciana tía. Él había sido su único heredero, y había utilizado el dinero de sus bienes para

comprar la casa y establecer el inventario inicial de su negocio. En la cocina, bajó el termostato diez grados de como lo mantenía durante el día para la comodidad de sus clientes y encendió varias velas en lugar de utilizar las luces del techo. Con el dinero tan escaso como había estado, había estado tratando de mantener su factura de la luz lo más baja posible. Si eso significaba que necesitara llevar más ropa para permanecer caliente, y comer a la luz de las velas en la noche, que así fuera. Encender el fuego en la chimenea, aquí en la cocina o en el piso de arriba en su habitación estaría bien, pero la madera costaba dinero. Los pocos leños que tenía los había dejado en la pila fuera de la puerta de atrás para una verdadera emergencia, como cuando se había ido la luz durante días en una de las tormentas de primavera que se arremolinaban sobre las llanuras y en contra de las montañas. De pie en la despensa abierta, debatió entre tomar un paquete de fideos ramen... o fideos ramen. Su memoria sensorial, sin embargo, recordaba con gran detalle el olor de la carne stroganoff de la señora Khovansky. Trató de ignorar la forma en que el pensamiento le hacía agua la boca. Mientras que electricidad funcionaba

su pasta se

necesitaría durante

cinco

el

cocinaba…

«¿Cuánta

microondas

cuando

minutos?»,

se

preguntó.

«¿Debería renunciar a eso, también?» Abrió una botella de vino de la parrilla en el mostrador. El Borgoña rojo había sido un regalo de alguien durante el año pasado antes de las vacaciones. Logan no era un gran bebedor, pero después de un día tan pésimo, él esperaba que esto lo relajara en el mejor de los casos, que le diera una gran dosis de olvido y poder zambullirse dentro de la noche “del-

mundo-de-los-muertos” y así poder dormir. Y en el peor de los casos, tal vez por lo menos podría pasar el próximo par de horas antes de acostarse con un zumbido agradable. Se tomó su cena, tal como estaba, sentado en un taburete en el elevado, ante la larga mesa que le servía como mesa de comedor y mesa de trabajo. Cuando terminó y enjuagó la taza y la cuchara, cortó una manzana marchita y dejó caer unos pedazos pequeños en la jaula de Zeus, que se encontraba en el final de la mesa. El hámster rosa, empezó a salir de su madriguera moviendo su nariz, como olfateando. Luego corrió, subió a su plato de semillas, y comenzó rápidamente a empujar trozos de manzana en las bolsas de sus mejillas. Después de un momento se detuvo, mordisqueó con furia la pieza que aún sostenía entre sus patas y miró a Logan sus ojos oscuros, pequeños y brillantes que parecían perforar directamente a través del alma de Logan. —Disfruta de ello, pequeño hombre. Puede ser el último fruto en un tiempo. Logan había crecido siendo sorprendentemente aficionado a los roedores. Él había accedido, durante las vacaciones de primavera el año pasado, a cuidar al hámster que pertenecía a uno de sus clientes, que era un estudiante en la universidad. Pero cuando el final de las vacaciones de primavera llegó, ningún estudiante volvió para recoger al hámster. Después de intentar localizar al joven durante un par de semanas, Logan se había dado finalmente por vencido y adoptó oficialmente a Zeus. —Sabes que sin duda Zeus es un gran nombre, muy importante para una pequeña bola de pelusa sin pretensiones —dijo al hámster—. El Zeus todopoderoso.

Zeus lo miró como diciendo: —Sí, y ¿qué clase de nombre es Shoemaker de todos modos? —Bueno, supongo que tienes algo de razón —le dijo Logan. Y luego dio media sonrisa y rodó los ojos. Él esperaba que fuera el vino lo que lo hacía tan hablador con el hámster y no porque el estrés y la soledad lo hubieran conducido finalmente a la locura. Probablemente era el vino. Se sirvió otro vaso y bebió un trago de tamaño considerable. De todos modos, era mejor hablar con un hámster que escuchar voces, como hacía la señora Khovansky. Al menos eso esperaba. —Uno de mis antepasados era realmente un zapatero, Zeus, así que no hay necesidad de ser insolente. Zeus masticaba y masticaba, y miró fijamente a Logan como si midiera su sinceridad. —Es la verdad. La tía Lillian rastreó la genealogía de los Shoemaker hasta mis “tatara-tatara-varios-grandesabuelos”, y uno de ellos era un verdadero zapatero. Logan miró hacia sus desgastadas pero cómodas botas cowboy de diez años de edad, y pensó que era una buena cosa no haber seguido los pasos de su antecesor, porque él no podía pensar en nada menos interesante que cortar cuero y coserlo para fabricar zapatos día tras día. No, lo que siempre había encontrado más interesante de su antepasado zapatero era la historia que su tía solía contarle. Parecía que transitaba por su mismo camino, ya que su antepasado había sido tan pobre que, finalmente, sólo había tenido suficiente cuero para hacer un par de zapatos. Antes de dormir, realizó los recortes y los dejó sobre su mesa de trabajo, listos para terminar el calzado por la mañana. Sin embargo, cuando despertó a la mañana siguiente, los zapatos estaban hechos. No podía

comprender cómo había ocurrido, pero los vendió ese mismo día por una buena suma de dinero, lo suficiente para comprar cuero para dos pares más de zapatos. A la mañana siguiente, los zapatos habían aparecido hechos también. Así, la historia siguió hasta que el tatara-tataramuchos tatara abuelo de Logan por fin descubrió mágicos elfos2 desnudos que habían estado haciendo los zapatos durante la noche. A Logan, como a todo niño, la historia siempre le había fascinado, a pesar de que había estado bastante seguro de que incluso en aquel entonces la tía Lillian seguramente había estado parafraseando en gran medida algún famoso cuento determinado. Pero la idea de que en realidad había tenido un ancestro zapatero como el del famoso cuento, había sido muy emocionante, y que pudieran existir criaturas mágicas aún más. Por supuesto, su vida con la tía Lillian había estado siempre llena de estas cosas. Ella creía en las hadas, elementales, y cualquier número de otros seres místicos y mágicos. Ella los había convocado durante sus hechizos y rituales, y había enseñado a Logan que debía respetarlos aunque no estuviera muy dispuesto a creer en ellos. Maldición, todavía la echaba de menos. La tía Lil había sido siempre el tipo de persona del vaso medio lleno, con un arsenal de pensamientos positivos preparado. Ella habría sabido qué hacer ahora... ya fuera ideando algún esquema para ayudar a impulsar su negocio o por lo menos hubiera tenido algunas palabras que lo tranquilizaran y una taza de té de hierbas para que se sintiera mejor. Así las cosas, Logan fue abandonado a su suerte por sí mismo. Él miró a su copa de vino, una vez más vacía. Estaba claro que no le iba bien. 2

La traducción podría ser duende o elfo, como La historia se trata de elfos se decidió dejar como traducción en la novela elfo y no duende.

—¿Qué sería lo que la tía Lil haría? —preguntó en voz alta, no estando seguro si se lo decía a Zeus o a sí mismo. Zeus se quedó mirándolo, empujó la última pieza de manzana en su mejilla, y luego corrió de regreso a su madriguera debajo de su bungaló púrpura de plástico. Logan suspiró, deseando poder enterrar la cabeza en una madriguera y hacer que todos sus problemas desaparecieran. Pero sabía que si la tía Lil realmente estuviera aquí, nunca se lo perdonaría. —Ella me diría que sacara mi cabeza de mi culo y me pusiera a trabajar. Que siguiera a mi corazón. A lo que me hiciera más feliz. —Porque si una persona quería la buena energía del universo, tenía que poner sus propias intenciones positivas en primer lugar. ¿Cuántas veces había oído eso de ella durante los años que vivieron juntos? Arrastró una bocanada de aire y trató de sobreponerse. —Está bien. Entonces, ¿qué tipo de control puedo tener aquí? ¿Qué puedo hacer para que mejore? Logan miraba fijamente a la caja de suministros con fachada de vidrio que contenía el aceite y las hierbas. Había pasado un tiempo desde que había experimentado y llegado a realizar cualquier nueva mezcla de aceites. Él había vendido la mayoría de los aceites esenciales tradicionales en su tienda: eucalipto, lavanda, rosa, sándalo, y así sucesivamente. Pero había aprendido hacía tiempo, cuando había trabajado con hierbas junto a la tía Lil, que las personas se sentían siempre atraídas por las mezclas especiales, para curación, protección, amor, e incluso aceites especiales para las estaciones del año o los signos del Zodiaco. Tal vez podría llegar a crear algo nuevo y diferente. Algo para, oh... como... —La Pasión —reflexionó en voz

alta—. Aun cuando la economía sea una mierda, a la gente todavía le gusta tener sexo, ¿no? Al igual que pensar en ello. Fantasear acerca de él. —Su ingle dio un impulso y se encontró que su pene cada vez crecía más duro sólo de decir las palabras en voz alta—. Dios sabe que yo lo hago, —murmuró—, incluso si es sólo en mis sueños. Un gemido se le escapó, en parte por deseo y en parte por frustración. Había pasado demasiado tiempo desde que había tenido la atención íntima de alguien aparte de sí mismo. La última persona que había traído a casa le había parecido bastante decente el par de veces que se habían encontrado para tomar café, pero cuando por fin Logan había conseguido que estuvieran solos, de hecho aquí mismo, en la cocina, el tipo había resultado ser un idiota y egoísta, y Logan lo había echado antes de que algo importante hubiera sucedido. Y antes de ese incidente, hacía meses desde que había estado con alguien. Tal vez era demasiado tonto y romántico, pero él mantenía la esperanza de encontrar un legítimo buen tipo con quien estar. Alguien con quien pudiera sentirse bien en la cama y fuera de ella. Se removió en la silla, tratando de encontrar una posición más cómoda para aliviar la carga contra la parte delantera de sus pantalones. Probablemente era el maldito vino lo que lo estaba haciendo tan necesitado en estos momentos. Nunca había sido capaz de manejar el alcohol, esa era una de las razones por las que no solía beber. Uno de sus amigos en la escuela secundaria siempre lo había molestado acerca de que era un tipo fácil cuando estaba borracho. —Bueno, —dijo, sintiendo un poco más que un zumbido—, supongo que no hay mejor momento para hacer una mezcla que estando borracho y desesperado.

Se levantó, tropezó —sólo un poco— contra la caja de suministros, y reunió varios frascos de hierbas, botellas de aceites esenciales, y un par de aceites de distintos operadores que podrían funcionar para la base. Regresó a la mesa, colocó todas sus provisiones sobre ella, y se sirvió otro vaso de vino para entonarse aún más. La botella estaba casi vacía. Era una pena, pensó, lamiendo la gota que resbalaba por la boca de la botella. Bebió la mitad del vaso, después se verter el resto de la botella en el vaso. Zeus sacó la cabeza de la madriguera y lo miró acusadoramente. —¿Qué? El hámster parpadeó, y meneó la pequeña cabeza. Un hilo de la culpa se deslizó a través de Logan. —Ya lo sé —dijo de mal humor—. Voy a pagar por esto en la mañana, ¿no? Zeus lo estudió por un momento, las mejillas hinchadas, y desapareció una vez más, dejando a Logan de repente con una sensación de soledad, una como nunca y ya no tuvo el estado de ánimo de hacer algo, sólo de meterse en su cama. Tenía la nariz y los dedos fríos por el frío en la sala, su cabeza estaba demasiado pesada para ser sostenida por su cuerpo, y el letargo se había apoderado de sus músculos. Levantó la mirada hacia el gran marco de plata de forma ovalada, del espejo colgado en la pared cerca de la mesa. Lo había descubierto en el desván de la casa nueve meses antes, envuelto en polvo, entre mantas hechas jirones, metido en un rincón, detrás de la chimenea. A pesar de que el marco en sí parecía antiguo al igual que el cristal, había estado en una condición excelente y sorprendentemente había necesitado sólo una buena

limpieza. Logan lo había traído abajo y lo colgó aquí en la cocina/sala de trabajo, ya que le había recordado a su tía Lillian. Pero la verdad era que lo había mantenido colgado porque le gustaba. Había algo en él... Algo reconfortante. Casi familiar. Como si... Argh. Él no lo sabía. A él sólo le gustaba y lo quería allí y a menudo se encontraba mirándolo descuidadamente sin ninguna razón aparente que no fuera que se sentía atraído por el objeto. Ahora, él se miraba en él, notando que la chaqueta de jean desgastada con botones que llevaba sobre una camiseta térmica de manga larga estaba arrugada y tenía desabrochados sus vaqueros. Su pelo oscuro, se rizaba alrededor de las orejas y en contra de su cuello, seguramente arrastrado por el viento y la suciedad de haber estado afuera con el mal tiempo al principio del día. La sombra de barba que tenía le daba un aspecto sexy y atractivo y en realidad sólo lo hacía parecer descuidado. Y se podría decir, incluso a la luz de las velas, que tenía los ojos rojos y vidriosos. Él debía alejarse del vino. Sin embargo, en este punto, iba a sentirse como el infierno en la mañana, no importara lo que hiciera ahora, por lo que también podría disfrutar de ello y sentirse bien en este momento. Levantó la copa y la vació. Lo golpeó en el estómago como plomo, e hizo una mueca. —De acuerdo, sin duda, fue tonto. Cuando vio otra imagen de sí mismo en el espejo, una nueva ola de culpabilidad corrió por él, esta vez mezclada con indignación, y le llamó la atención lo mucho que se había dejado caer en su auto-compasión. —Mírenme —dijo—. Dios, sé mejor que nadie que debo apartarme del alcohol. La sensación del agradable zumbido que brevemente sintió, se había desvanecido en una melancolía espesa. Se

hundió de nuevo en el taburete que había abandonado antes, y mientras miraba a las provisiones que había traído a la mesa sólo momentos antes, una sensación de espesa desolación se apoderó de él. —¿A quién quiero engañar? Una mezcla nueva de aceite no va a salvar mi tienda. —Dejó caer la cara entre las manos y un sollozo se le escapó—. Estoy muy jodido. — Su cabeza le daba vueltas, y todo lo que quería hacer era cerrar los ojos y aislarse del mundo. Dejó caer su cabeza sobre la mesa, apoyando la mejilla en sus antebrazos. Sus ojos picaban, pero no tenía energía ni siquiera para frotárselos. En alguna parte borrosa de su mente sabía que no debería haberse emborrachado. En lugar de mejorar las cosas, sólo había hecho que se sintiera peor, aún más derrotado, y no tenía a nadie a quien culpar salvo a sí mismo. En los momentos más difíciles, la tía Lil se había volcado al amor divino y la sabiduría del universo. «No hay nada malo o débil en pedir ayuda cuando la necesites, Logan». Y ahora mismo, Logan estaba sin ideas y sobre todo sin esperanza. —Por favor... —susurró—. No sé qué hacer. Necesito ayuda. Lo último que recordó de la feliz oscuridad que cayó sobre él fue el chirrido de la rueda de Zeus cuando el hámster la hizo funcionar como todas las noches.

ecesito ayuda». Ante las palabras, el pesado mortero resbaló de las manos de Hallan Greystone y cayó con un crujido sordo en el suelo de piedra. Con su mirada fija en la figura ante la mesa en el otro cuarto, apenas notaba las herramientas rotas... hasta que las bayas secas que había estado preparando para moler, que había olvidado por completo minutos antes, empezaron a chisporrotear y enviar plumas pequeñas de humo plateado cerca de sus pies. Asustado, se arrodilló y recogió rápidamente la sustancia cáustica con el guante grueso que llevaba en una mano para protegerse. —¡Maldita sea! —Fue una buena cosa que las bayas estuvieran secas; las recién cortadas ya se habrían quemado dejando un agujero en la suela de sus botas. Dejó los pequeños bultos grises en una jarra de piedra de repuesto donde no podrían causar ningún daño, luego giró rápidamente a la escena que había estado viendo antes. Nada había cambiado mientras él había mirado hacia otro lado. Y, sin embargo, en ese momento fatídico antes de que él hubiera dejado caer el mortero, todo había cambiado. Él estudió la oscura cabeza descansando sobre los brazos cruzados sobre la mesa, vio el aumento del tartamudeo y la caída de los hombros abatidos, y escuchó

los suspiros de un sueño intranquilo mezclado con el chirrido metálico de la criatura-ratón corriendo en una rueda algo extraña. Por más de dos años Hallan había estado observando lo que sucedía en la otra habitación, primero por curiosidad y luego, con el paso del tiempo, inconscientemente sintiendo algo que era mucho más profundo y era más complicado de lo que podía explicar. Durante todo ese tiempo, él esperaba, sin atreverse a creer que nunca podría suceder. Y ahora lo tenía. Las palabras que él había anhelado escuchar, por fin habían llegado a él en un susurro quebrado que le torció el corazón. Se quitó los pesados guantes y, en un movimiento completamente diferente de él, lo arrojó a un lado, sin importarle el lugar donde cayeran. Se acercó al espejo en la pared de piedra y presionó la palma de su mano contra este, como lo había hecho tantas veces antes, con ganas de llegar, y reconfortar al hombre del otro lado. Y ahora, ¿sería posible que pudiera hacerlo? Su pulso se aceleró y la tensión nerviosa apretó su vientre por las experiencias extrañas para él desde que descubrió la ventana entre su mundo y el otro. Pero cuanto más veía, las emociones y reacciones se habían convertido en las más comunes. Esas y muchas otras. Había imaginado este momento, quería que fuera algo más... pero de pronto se sintió mal preparado. Dejó caer la mano y miró a su alrededor, preguntándose si debería llevar algo con él, y al mismo tiempo, preguntándose qué pasaría si alguien aquí lo buscaba durante su ausencia. No había ninguna duda en su mente que él iría; había esperado demasiado tiempo para esto. Sabía, por ver el movimiento de la luz del sol y la luna en la otra habitación, que el tiempo pasaba de manera

diferente, más lento allí, y lo que se sintiera como un período corto de tiempo en el otro lado, para él podrían ser horas o incluso un día entero aquí. Si fuera convocado durante ese tiempo y no respondiera, si encontrasen sus habitaciones vacías cuando se esperaba que estuviera aquí, no habría mucho que hacer. Sus libertades se estaban deteriorando poco a poco, y cada semana traía más restricciones sobre él por un rey que había tomado el trono bajo dudosas circunstancias y se había vuelto más y más paranoico por una teoría acerca de una conspiración en su contra. Aunque no fue etiquetado abiertamente como tal, Hallan sabía que era un preso político en todo menos en nombre. No auguraba nada bueno para él si descubrían que no estaba. Pero la preocupación fue tragada por la necesidad que lo consumía para llegar allí... a ese lugar y a ese hombre, al que había sido incapaz de acercarse hasta el momento. El espejo —un vidrio élfico lo llamaban— y los textos antiguos que hacían referencia a él que habían llegado hacía treinta meses al amparo de la oscuridad, a través de un correo anónimo que había eludido a los guardias del rey, y fueron entregados a Hallan. Él mensajero había hablado sólo un puñado de palabras... «Un regalo de alguien que le ofrecía una ventana, para mantenerlo a salvo y escondido». Y entonces el mensajero se había ido, volviendo a caer en la oscuridad antes de que Hallan pudiera hacerle preguntas. En su corazón, él sospechaba que sabía de quién era el regalo, pero todavía tenía que entender por qué su madre, en su largo exilio en los confines de Lamerion, se había arriesgado tanto para que él lo tuviese. La primera vez que había mirado en el vidrio, no había visto nada más que oscuridad durante semanas. Y

entonces, una noche, una luz se había encendido desde el vidrio, y entonces se había iniciado una travesía para Hallan con el hombre en el otro lado. Había estudiado los textos, aunque parte de ellos estaban escritos en un dialecto arcaico élfico que recién había comenzado a descifrar, y hasta ahora todo lo que habían indicado había sido preciso. Pero esta sería la verdadera prueba. Este era el momento de la verdad. Con un poco de miedo de que no funcionase, tomó el pesado marco de plata del espejo. Trató de estirar el marco... y para su sorpresa y alivio, por primera vez el resistente metal cedió a la presión. ¡Realmente estaba sucediendo! Estiró el espejo más, a continuación, más y más ancho y más largo, hasta que fue casi tan alto y ancho como él. Sin embargo, antes de que pudiera ir más lejos, tuvo que cubrir sus huellas en caso de que alguien lo buscase durante su ausencia. No podía arriesgarse a que nadie lo viera a través del vidrio élfico. Barrió la mano alrededor del marco ampliado, murmurando un hechizo que había aprendido en los textos para esconder el espejo de cualquiera que pudiera entrar en la sala; lo haría invisible a los ojos, y todo lo que cualquier otra persona podría ver, sería una desnuda pared de piedra. Entonces, tomando una profunda respiración para calmar su corazón en constante carrera, y sin pensar más en las consecuencias que se amontonarían sobre él si alguien aquí en Lamerion averiguara lo que estaba haciendo, se metió en el vidrio... y lo atravesó. No estaba seguro de qué esperar, pero experimentó sólo un ligero tirón en su cuerpo durante la travesía. Y entonces sus pies tocaron tierra firme en el otro lado.

Hallan hizo una pausa para orientarse en el entorno exterior y sin embargo familiar, y lo primero que le llamó la atención fue el frío que hacía en el lugar. Mucho más frío que el calor iluminado por el fuego de sus habitaciones. Sus sentidos bien afinados tomaron otros detalles, así, cosas que no había sido capaz de ver desde su lado del espejo: la chimenea oscura en la esquina que debería ser llenada con leños y encenderse para combatir el frío que se deslizaba de todas partes, la escalera que conducía arriba, el gran gabinete de suministros que estaba contra la pared con las puertas abiertas, la forma y características de los inusuales ítems con los que conocía que la gente de este mundo hacía sus comidas y almacenaba sus alimentos. Él también notó un dulce y agradable aroma a tierra que emanaba de la propia casa, como si una hierba de algún tipo, o varias, fueran quemadas regularmente. Todas estas observaciones revoloteaban en su cabeza como el mercurio mientras le daba a la habitación una rápida mirada. Pero lo que capturó su mirada y en donde se congeló su visión, fue en Logan Shoemaker dormido sobre la mesa. «Al fin». Con una pisada casi reverente de sus botas en el suelo de madera, Hallan cruzó la pequeña habitación y se detuvo al lado del hombre al que había llegado a conocer a través de un panel de vidrio. En verdad, él no debería estar aquí en la misma habitación con él. Era un riesgo. Pero Logan había bebido demasiado vino y por el sonido de sus débiles ronquidos Hallan dudaba de que, en este punto, aunque el hombre abriera los ojos, en realidad hubiera visto algo. Y después de tanto tiempo, Hallan no podía resistir la tentación de acercarse al hombre más de lo que podía

resistir el no respirar. Incluso dormido, Logan lo llamaba, como un pájaro de Andelian que lo llamaba al hogar. Hallan se arrodilló junto a él y su mano, espontáneamente, se acercó a suavizar las olas rebeldes del cabello oscuro de Logan. Era más suave de lo que había imaginado, y más grueso. Cuando el hombre no se despertó y ni siquiera se movió más allá de ofrecer un suspiro, Hallan dejó que sus dedos se deslizaran por el cuello de Logan, ensortijándolos a través de las olas que se enroscaban en el cuello de su camisa azul. —No tienes idea de cuánto tiempo he querido hacer esto —murmuró. De cerca, Logan parecía más joven de lo que él había observado a través del cristal, sin embargo, aún más atractivo y deseable. Hallan había reconstruido la información suficiente de ver al hombre, para saber que estaba en sus treinta. El número parecía que debería ser una edad delicada, aún niño, como lo era en la raza de Hallan, pero Logan era un ser humano. No había nada delicado o infantil acerca de él. Hallan, en comparación con él, ya había vivido largos años, Logan era joven, pero también era un hermoso hombre adulto que estaba en su mejor momento. Largas pestañas revoloteaban por encima de sus mejillas, una sombra sexy se dibujaba sobre los labios, un bigote que si se le permitiera crecer, probablemente sería del mismo marrón intenso de su cabello. Su piel, coloreada por la luz de las velas sobre la mesa, le rogaba que la acariciase. Líneas tenues en la frente arrugada, que apretaba y alisaba mientras dormía, una clara evidencia de su confusión, sin embargo, no afectaba su aspecto, sólo le daba una suave vulnerabilidad que engranaba con su masculinidad seductora de tal manera que hacía que se apretase el pecho de Hallan y

sintiera una agitada sacudida caliente de necesidad en su bajo vientre. Había sido así casi desde el primer momento en que Hallan había descubierto al hombre a través del cristal élfico; una seducción silenciosa y un constante anhelo. Y ahora, estar con él en persona, tan cerca que podía oír el ruido lento y pesado del corazón de Logan, oler los aromas de jabón de pino, vino y estar a un paso de concretar su largo reprimido deseo, sentir la textura de su cabello y la piel, y ver la débil subida y bajada de su espalda y hombros al respirar, sólo magnificaban los sentimientos que había desarrollado hacia Logan desde la distancia. Logan dio un gemido silencioso mezclado con lo que sonaba como a una miseria más abyecta. Las líneas en la frente se profundizaron, y se movió un poco en la mesa sin abrir los ojos. —Has tenido un día difícil. Lamento eso. —Hallan acarició con la palma de su mano la cabeza de Logan una vez más—. No puedo hacer que se vaya, pero al menos puedo llevarte a la cama donde te sentirás más cómodo. Alejó el taburete fuera de la mesa y jaló cuidadosamente a Logan contra sí. Hallan entonces se levantó y lo colocó por encima de su hombro. No era la forma más elegante para llevarlo, pero haría más fácil el transportarlo debido al sueño pesado de Logan, haciendo su cuerpo más manejable. Logan no se despertó, sólo se quejó de nuevo, y Hallan lo movió un poco para conseguir un mejor agarre. Se dirigió hacia las escaleras, que él conocía de ver y oír a Logan tantas veces decir buenas noches a su mascota ratón y desaparecen en esa dirección que debía llevar a la habitación. La escalera estaba a oscuras, al igual que el piso de arriba al que subieron, pero la vista de Hallan era

más aguda que la mayoría de los seres y no tenía problemas para caminar. De todos modos, la oscuridad era lo mejor en caso de que Logan despertara. Su cálido peso era pesado para Hallan, quien se obligó a ir poco a poco para mantener el equilibrio, pero no era demasiado difícil de soportar. Era más difícil concentrarse en mantener sus pies en movimiento cuando lo único que quería era pensar en el calor de los muslos del hombre entre sus manos. Incluso a través de la tela de sus pantalones —jeans, le había oído llamarlos a Logan— podía sentir la cálida carne y los duros tendones. Y él era muy consciente de la curva de músculos de la parte posterior de Logan descansando contra su mejilla. Llegó a la cima de la escalera y vio la puerta abierta en lo que era claramente la habitación de Logan, donde se notaba que vivía allí, confortable, y olía su aroma amaderado. Con una mano, Hallan sacó la colcha de la cama de madera, luego bajó a Logan sobre el suave colchón y acomodó las almohadas. Tratando de no pensar mucho que había perdido el peso del hombre, se trasladó a los pies de la cama, le quitó las botas, y tiró de las mantas sobre él para evitar que el frío que se filtraba hasta aquí lo helase. —Así estás mejor —dijo Hallan, manteniendo la voz baja. Logan se acurrucó en el lecho con un profundo suspiro. Luego frunció el ceño. —No quiero perder mi tienda —le susurró en su sueño, su voz ronca por el vino y la angustia. Hallan se colocó en cuclillas al lado de la cama, con el corazón dolorido, y sacudió los rizos de nuevo de la cara de Logan. —Lo sé. Yo te ayudaré.

La respiración de Logan se detuvo, como si estuviera en el punto entre el abismo del sueño profundo y volver al estado de alerta. —¿Lo harás? —Fue apenas un susurro. —Sí. —Hallan siguió acariciando su cabello—. Lo he querido durante mucho tiempo. Todo lo que tenías que hacer era pedirlo. La mano de Logan se trasladó hacia su antebrazo, frío aun provocando una sensación caliente hormigueando en donde tocaba. Se deslizó hacia su muñeca, su mano, y luego sus dedos, curvándolos alrededor de los de Hallan. Hallan los apretó, un toque simple de gesto de confianza e intimidad. Tal cosa no habría ocurrido tan cándidamente en su mundo. En Lamerion los seres humanos casi no eran vistos, salvo aquellas almas poco comunes que se atrevieron a desafiar la larga travesía, el mar traicionero de Onyx y sobrevivieron —la mayoría no lo hizo—. Y los que sobrevivieron, generalmente se mantenían a sí mismos y no interactuaban con los elfos, a sabiendas de que no eran bienvenidos. En las raras ocasiones en que se les vio, fueron vistos hasta con un fresco desdén en la animosidad de que eran simples y tal vez peores que los elfos. El actual régimen en el poder tenía una postura en particular y llena de odio hacia todos los ecthain —no elfos, incluidos los seres humanos—, y veía a los elfos como que estaban por encima de todo el resto de los “pequeños” pueblos del mundo. Era algo contra lo que Hallan luchaba todos los días, viéndose obligado a vivir en el alto tribunal, porque a diferencia de la mayoría de los miembros de su raza, él no se había adherido a la teoría elitista. Él había sido educado para respetar a todas las almas. Su madre había sido una rara joya con un gran corazón, que ofrecía compartir todo lo que tenía con los que buscaban su ayuda o consejo. Ella

encontraba belleza en todos los seres, y había enseñado a Hallan a hacer lo mismo. Y para Hallan, Logan era uno de los seres más hermosos que jamás había conocido. —Disfruta de la tranquilidad —dijo—. Vuelvo en un rato. —Quédate... —Era más un suspiro que una palabra, y Logan rodó sobre su costado, capturando la mano de Hallan que estaba debajo de su mejilla. Hallan se sorprendió por la súplica, pero algo tiró muy profundo dentro de él. —Ni siquiera me conoces. Otro suspiro suave. —Quédate. Desgarrado por el anhelo de hacer exactamente lo que Logan le pedía, unirse a él en la cama, sostener al hombre cerca y quedarse allí, y el conocimiento de que probablemente no debería arriesgarse a estar en este mundo por mucho tiempo, aun teniendo otras cosas que hacer aquí, Hallan vaciló. —Yo quiero —le susurró a Logan—. «Más de lo que sabrás». Pero he venido a ayudarte. Aflojó su mano de debajo de la mejilla de Logan y la sacó, aunque no fue una tarea fácil. Quería quedarse y disfrutar del contacto el mayor tiempo posible. Él lo había visto y oído durante mucho tiempo, pero la incapacidad de alcanzarlo y tocarlo había sido desesperante. Él había visto sumergirse a Logan en la desesperación por su tienda y su incapacidad para pagar por las cosas que necesitaba, vio crecer menos sus sonrisas, y la preocupación borrar el brillo de sus cálidos ojos marrones. Hallan se había encontrado a sí mismo extasiado delante del espejo, con las manos apoyadas en él, queriendo con toda desesperación alcanzar

y consolar al hombre de cualquier forma posible. Él había sentido en su propio pecho todos los dolores que Logan había experimentado, y le había parecido mucho peor, porque no podía hacer nada al respecto. Él había odiado sentirse tan impotente. Odiaba aún más el conocer tan bien a Logan, y que Logan ni siquiera supiera que él existía. «¿Será realmente algo mejor ahora, sin embargo?» Hallan hizo una mueca. «Sí». «Y no». Por lo menos ahora podía tocar a Logan, podría ayudar de manera tangible, podría hacer una diferencia, podría devolverle la luz a sus ojos. Y, sin embargo, debido a las reglas del espejo... no podía permitir que Logan lo viera. Ese pensamiento le causó a Hallan un dolor de soledad profundo. —Sé agradecido por tener esto —él mismo se criticó—. Es más de lo que tenías antes. Con un suspiro, se dirigió hacia las escaleras y bajó hacia la sala, la que había llegado a ser tan familiar para él. A pesar de que preferiría estar arriba con Logan, aquí era donde realmente podría ayudarlo. Estudió el surtido de hierbas y aceites que se encontraban sobre la mesa, y recordó las palabras que Logan había dicho antes de que él hubiera sacado los suministros. —Entonces, ¿un afrodisíaco? Pues bien, vamos a hacer una poción que nadie pueda resistir. Se puso a trabajar, con algo de lo que Logan había colocado allí, luego, hizo una rápida clasificación a través del gabinete de suministros, de otros ingredientes. Había cosas más fuertes, hierbas más eficaces que podría obtener en sus tiendas de regreso en Lamerion, pero no se atrevía

a arriesgarse tratando de conseguirlas por temor a no poder regresar de nuevo esta noche. Los suministros de Logan no eran malos, sin embargo. Por esta noche iban a servir, aunque la cantidad sería limitada. La próxima vez que él fuera capaz de volver aquí, traería algunos de sus propios suministros con él. Una hora más tarde, Hallan selló y etiquetó finalmente la botella con la poción y la alineó sobre la mesa con las demás. —Ya está. Vamos a ver cómo reaccionan los seres humanos ante esto —dijo con una sonrisa de satisfacción. Como maestro de pociones del rey, sobre todo el rey actual, la mayoría de su obra tendía hacia la política y práctica —pociones de la verdad, pociones para nublar las mentes de los enemigos, para contrarrestar el veneno, o para permitir que los soldados viajaran durante varios días con poca comida, agua y sueño—. Había pasado mucho tiempo desde que había sido llamado a crear algo para el placer. Era una lástima, porque para él, el fino arte de hacer pociones debería ser tanto para placer como, si no más, para sus otros usos. La criatura-ratón asomó la cabeza gris de un montón de papel picado en su jaula y lo miró. —Bueno, hola. No sé mucho acerca de un ratón de guardia, ¿verdad? Pero te tomaste tu tiempo para venir a investigarme. El pequeño animal lo observó atentamente, pero a Hallan no le importaba. Llevó un dedo a la jaula para que el animal pudiera conocer su olor. —Entiendo que tu nombre es Zeus. —Tomó un poco de la fruta que había caído de la jaula y se la ofreció.

La criatura se la quitó, la guardó en su mejilla, y correteó. —De nada —dijo Hallan con una sonrisa tranquila. Pero se puso serio y su opresión en el pecho volvió, mientras sus pensamientos una vez más volvían hacia el piso de arriba donde dormía el hombre. Había una cosa más que podía hacer por Logan esta noche. Unos minutos más tarde, subió la escalera y entró en el dormitorio de Logan. Todo estaba todavía oscuro, aunque una franja tenue de la luz de la luna invernal, entraba a través de la brecha de las cortinas. Hallan sabía que debía cerrarla en caso de que Logan despertara, pero decidió no hacerlo. El hombre estaba completamente dormido y lo más probable era que lo estuviera hasta la mañana, y Hallan no podía resistir la oportunidad de mirarlo un poco más antes de que tuviera que abandonarlo. Logan todavía estaba de lado, con una mano debajo de la mejilla y la otra retorcida en el acolchado. Su respiración era agitada, como si no durmiera bien. Y, de hecho, como Hallan vio, Logan gimió y se volvió sobre su espalda. Hallan se agachó junto a la cama como lo había hecho antes, pero esta vez metió una mano debajo del cuello de Logan y levantó la cabeza hasta la mitad. —Bebe esto —dijo en voz baja—. Te ayudará a dormir y se llevará gran parte del sufrimiento en la mañana. —Él colocó la pequeña botella de vidrio sobre los labios del hombre. No era mucho, ciertamente no lo suficiente como para preocuparse de que Logan pudiera ahogarse en su sueño, lo suficiente para deslizarse sobre su lengua—. Golondrina.

Logan hizo una mueca en su sueño, pero tragó por instinto, y luego pasó la lengua por los labios, donde quedaba remanente de la poción. Hallan colocó la botellita sobre la mesilla de noche y dejó que la cabeza de Logan descansara en la almohada, mirando, paralizado, ya que la pálida, apenas tira de luz de la luna se reflejaba en el húmedo y lleno labio inferior de Logan, por lo que este brilló. Todo dentro de él se aquietó, mirando la boca de Logan, capturando el momento, como un cristal de las minas de Galladin atrapado en la luz del sol por primera vez. Hallan rozó el dedo sobre la superficie caliente, brillante, con ganas... «Más». Apretó los ojos cerrados cuando su corazón subió de nuevo a la vida, y el aire una vez más comenzó a fluir a través de sus pulmones. Quería más, pero sabía que nunca podría tenerlo. Lo había sabido todo el tiempo. Había pasado dos años imaginando lo que podría hacer para poder cruzar a través del cristal élfico, unirse a Logan en este mundo, lejos de las amenazas y conspiraciones de Lamerion que hacía tiempo que habían robado su alegría por la vida, y tener algo rico y completo con él. Para compartir lo mejor de una vida, una vida real con él. No era más que un sueño ilusorio, sin embargo, algo imposible, no sólo por el hecho de que ambos provenían de dos mundos diferentes, sino por la magia del espejo. Las reglas eran claras, y las consecuencias de violarlas devastadoras. Estar aquí en persona con Logan, sólo hizo su deseo más profundo. E hizo que el dolor de saber que no podría suceder fuera mucho peor.

Hallan tragó saliva. —Si solo… —susurró. «Sé agradecido por lo que tienes». Estaba agradecido. Realmente lo estaba. Pero ahora, era hora de irse. Se inclinó, incapaz de resistir, y depositó un beso en la cabeza del hombre, y descansó su frente contra la de Logan. «Hasta que nos volvamos a encontrar». Inesperadamente, una de las manos de Logan se enroscó en la parte posterior de su cabeza, haciendo que el corazón de Hallan se agitara. Y luego, aún más impactante, los labios de Logan estaban allí, sabiendo a vino, cálido y húmedo, buscando, y encontrando, moviéndose sobre él. Hallan apenas se atrevía a respirar y no estaba seguro de cómo responder cuando Logan siguió presionando besos sobre él, el contacto con la luz aún dejando pequeños incendios ardiendo de deseo en él con cada toque. Se debatía entre el deseo doloroso de devolver los besos —había pasado meses soñando con esto mismo— y el conocimiento de que Logan estaba completamente inconsciente de lo que estaba haciendo y con quién lo estaba haciendo. Sin embargo, cuando Logan le susurró: —Por favor — en voz baja, necesitado, Hallan no estaba hecho de piedra. Él lo había querido desde lejos durante demasiado tiempo. ¿Y cómo podrían unos cuantos besos inocentes en la oscuridad ser perjudiciales? Él tomó la mejilla de Logan en su mano y la besó de nuevo. Su capitulación, sin embargo, parecía agitar la vida a algo mucho más urgente en Logan. La rápida evolución de inocentes besos se volvieron puramente eróticos, los besos se hicieron más exigentes, durando más tiempo, y aunque

sabía que debía parar, Hallan no podía hacerlo. Cada probada, cada trazo de las lenguas, cada línea de contacto de los dientes, cada gemido, sólo lo llevó más lejos en el baile hasta que todo alrededor de ellos se detuvo y sólo estaban ellos dos en la oscuridad, girando. Logan se separó, dejando sus labios libres y hundió su rostro en el cuello de Hallan. —Por favor —murmuró otra vez. Su mano cubrió la de Hallan y la guió por debajo de las sábanas hasta su ingle. Hallan se mordió el labio y contuvo uno de sus gemidos. Logan estaba duro como una piedra, su erección apretada contra sus pantalones vaqueros, y el calor que irradiaba de ella en la mano de Hallan era inmenso. Le tomó hasta la última gota de su autocontrol no rasgar los cierres de los pantalones de Logan, liberar la dura longitud, y envolver su mano alrededor de ella. Sabía que sería caliente y elegante, probablemente goteando con la necesidad y espasmos por la anticipación. Su propio pene latía sólo de pensar en ello. —Logan —gimió, librando una batalla dentro de sí mismo. —Por favor. —La boca de Logan presionó caliente y húmeda contra su cuello, detrás de besos a lo largo de su mandíbula hasta el punto sensible por debajo de la oreja—. Dios, por favor —susurró—. Tócame. Quiero que me toques. Hallan también lo quería. Pero las cosas se movían muy rápido. El hecho de que Logan no estaba plenamente presente pesaba sobre él... le hacía sentir como si estuviera tomando una ventaja desleal, buscando placer por sus propias razones egoístas, cuando no estaba seguro de cuánto de esto siquiera Logan recordaría por la mañana. Más que eso, la preocupación persistente de que tenía que

irse, era una presión en su mente. Había venido aquí sin un plan, sin dejar nada para cubrir su ausencia. Probablemente había estado aquí más de lo que debería. —Tú has bebido demasiado. Yo... —Cerró los ojos y se defendió de otro gemido cuando los labios de Logan se adentraron en ese lugar sensible por debajo de la oreja otra vez—. Yo… Se olvidó de lo que estaba tratando de decir cuando con una mano, Logan abrió sus pantalones, se liberó, y apretó la mano de Hallan duro contra la carne humeante y desnuda. Con la otra mano, jugueteó con las yemas de sus dedos a lo largo de la curva extremadamente sensible del oído de Hallan. Hallan se estremeció con la necesidad. — Agrrr... Logan... —Sí... sí —cantó el hombre, acariciando su oreja y presionando su ingle contra la palma de Hallan, llenando sus manos con plenitud y calor. Hallan se había perdido. No podía luchar contra él. Ni siquiera lo quería. Giró la cabeza y capturó la boca de Logan nuevamente, lo besó largo y profundo, lamiéndolo con tanta pasión que casi se sorprendió por la intensidad de la misma. Suficiente para chochear a Logan también, al parecer, porque Hallan sintió el momento exacto de la última y tenue máscara de sueño desvaneciéndose... y Logan regresando a la plena conciencia.

Hallan se apartó con la esperanza de que no fuera demasiado tarde. —No —le rogó Logan, su voz ronca—. Por favor, no te vayas. Vuelve. Pero Hallan no respondió cuando se abalanzó hacia la ventana y corrió las cortinas cerrándolas totalmente, luego hizo una pausa, esperando, con esperanza. Cuando no pasó nada, suspiró con un irregular alivio. «Demasiado cerca». Tendría que haber cerrado las cortinas antes. Todo podría haber sido destruido por un destello de luz de la luna en el momento equivocado. Sacudido por la cercana llamada, dejó que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, y luego regresó a la cama donde estaba Logan mirándolo. Sintió que el hombre todavía flotaba en una nube de alcohol, seguro de que la poción que Hallan le había dado probablemente lo había despejado, alejando algo de la niebla de su mente. —Estoy soñando esto, ¿no? —Logan le preguntó—. Tú eres... eres una de las voces. Hallan se sentó en el borde de la cama, desconcertado, tratando de seguir los pensamientos del hombre. —¿Las voces? —La señora K dijo... que en la oscuridad... —Su voz se apagó—. No importa. Sólo bésame de nuevo. —Su mano

se deslizó a lo largo del muslo de Hallan, frotando un camino desde la rodilla hasta la ingle. Hallan cerró los ojos y respiró lenta y agitadamente al tacto del hombre. —¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? —dijo en voz baja, sintiendo como si estuviera en un territorio nuevo ahora, con Logan despierto—. Soy un extraño para ti. «A pesar de que tú no lo eres para mí. Ni mucho menos». —No te sientes como un extraño. Un destello de esperanza brilló en él. —¿No? —No. —Logan levantó ambas manos y tiró hacia abajo a Hallan hasta que sus labios estuvieron a un soplo de distancia—. Tú te sientes... correcto. —Él se arqueó hacia arriba, cerrando el espacio entre ellos, y encontró la boca de Hallan en la oscuridad. «Correcto». La palabra resonó en su mente una y otra vez mientras Logan obligó que todos sus quedaran en la distancia el poder recordar algo, quería estaba aquí.

lo hizo regresar a la danza, lo que pensamientos y preocupaciones una vez más. Logan le hacía difícil excepto que todo lo que Hallan

Logan empujó fuera el cobertor, apartándolo de su camino, y luego empezó a palpar a Hallan como si tratara de determinar lo que llevaba puesto. Su mano buscó encontrar el cinturón de cuero de Hallan y comenzó a tirar de él, buscando a tientas desabrocharlo. —Mucha ropa — jadeó—. Fuera. Necesito sacarlas. Las tuyas. Las mías. Todo. Una llamarada de calor atravesó a Hallan con la idea de tener el cuerpo desnudo de Logan contra el suyo. Él ayudó a Logan a desabrochar su cinturón, se puso de pie y

se quitó la túnica. Pero los dedos inquisitivos del hombre no se quedaban quietos. Logan se puso de rodillas sobre la cama, agarró el borde de la camisa de Hallan, y tiró de ella hacia arriba. Agachando la cabeza, Hallan dejó que lo hiciera. —Mucho mejor —suspiró Logan. Puso las palmas de sus manos sobre los hombros de Hallan, bajándolas por sus brazos, y luego volviendo a subir—. Tan malditamente cálido. ¿Eres así de caliente por todas partes? —Sus manos se movían en una línea determinada de la cintura de los pantalones de Hallan, encontrado y liberando los botones de la bragueta, y empujó a un lado las aletas, dando libertad al dolorido órgano de Hallan—. Oh, sí... —El puño de Logan le dio un apreciativa sacudida. Hallan inclinó su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, y dichosas ondas de calor corrían por él. Sus rodillas se doblaron casi con sorpresa cuando la lengua de Logan lo atacó y arrastró sobre la corona de su pene en una calurosa y lenta lamida. Gimió, enterrando sus dedos en el cabello del hombre. —Mmmm... Bueno. Sin embargo, tú todavía tienes demasiada ropa. —Metió las manos en los pantalones de Hallan, bajándolos hasta sus muslos, pero gruñendo su frustración cuando no pudo bajarlos más lejos porque no podía hacerlo desde donde estaba—. Termínalo. Por favor. Sácatelo completamente. Sin tener ganas de discutir, Hallan se sacó las botas ayudándose con las puntas, y se quitó el pantalón con un mínimo movimiento. Luego se enderezó, sintiendo el frío aire de la noche deslizándose sobre su piel, besando su erección. —Tu turno —dijo con voz ronca de deseo.

Apretó a Logan sobre la cama, se deslizó entre las piernas abiertas, y empujó la camisa de Logan hacia arriba, tomando su tiempo para explorar los planos de la parte superior del cuerpo de Logan cuando él expuso cada centímetro de su piel. Pasó la lengua sobre la extensión de piel sobre la línea hacia su abdomen y se adentró en su ombligo, golpeteó allí con la lengua haciendo temblar a Logan. Luego trazó cada costilla con los dedos, seguidos por sus labios. Rodeó sus pezones y los lamió duramente hasta que Logan se aferró a él y gimió. —Podría saborearte por días y no me cansaría de ello. «Durante semanas. Años». —Sacó la camiseta de Logan sobre su sobre su lugar de para que

cara y cabeza, y cuando Logan levantó los brazos cabeza para ayudarlo a sacarle la otra camisa, en sacarla Hallan capturó sus brazos con la camisa no pudiera moverlos, atrapándolo en esa posición.

La respiración de Logan salió como un soplido suave, expectante. Cuando Hallan apretó más sus restricciones, un lamento bajo como un gemido se deslizó de la garganta del hombre. —Te gusta esto —observó Hallan, una curvando sus labios—. Esto te excita, ¿no es así?

sonrisa

—Mm-hmm. —Logan se estremeció bajo él—. Bésame, por favor. Tócame. —Cuando Hallan no respondió de inmediato, Logan gritó—. Dios... ¡Haz algo! —¿Algo? —Hallan se puso de rodillas y se arrastró hacia atrás. Luego agarró los pantalones de Logan y los jaló—. ¿Algo como esto? —¡Sí! —Sus caderas se levantaron y se sacudieron con la desesperación, tratando de ayudar, pero en realidad sólo le hizo más difícil a Hallan poder sacarle los jeans.

—Shhh… —Hallan colocó una mano sobre su estómago para tratar de calmarlo y la deslizó hacia abajo a su todavía expuesta y sobresaliente erección, dándole un golpe suave—. Déjame cuidar de ti. —Necesito... necesito que los saques. —Lo sé. Déjame cuidar de ti —repitió—. Confía en mí. Logan se calmó, aunque Hallan podría decir que fue difícil para él. Su cuerpo vibraba como un instrumento tocado a toda fuerza, y cuando Hallan volvió a trabajar en el pantalón, cada vez que su mano se ponía en contacto con la piel, los toques provocaban más gemidos. Por fin, los jeans se habían ido, cayendo al suelo en algún lugar de la oscuridad, y Logan se extendía desnudo y temblando. —¿Tienes frío? —Hallan preguntó acariciando los muslos del hombre. —N-no. Ahora yo n-necesito... —¿Esto? —Unnh ¡Oh, dulce Jesús! —gimió cuando Hallan se sentó entre sus piernas y lamió sobre la punta de su hinchada erección como Logan lo había hecho antes. Hallan lamió de nuevo y fue recompensado con otro gemido. Y otro. —¿Significa eso que quieres que lo siga haciendo? — Hallan preguntó, sonriendo. —Si no lo haces, Yo... Unh... Creo que voy a tener que matarte. Hallan dibujó una sonrisa. Sabía muy bien de ver y escuchar a Logan durante tanto tiempo, que el hombre era

un pacifista y nunca haría daño a nadie a sabiendas. Era una de las cosas que amaba de él, junto con su sentido del humor. —Eso podría ser más difícil de lo que piensas — contestó—.Yo no soy tan fácil de matar. —No... Realmente quiero —exclamó Logan cuando Hallan lamió una vez más, tomándose el tiempo para profundizar su lengua en la ranura tomando el generoso goteo de pre semen—, más... ¡oh mierda! Necesito que hagas más de... estooooooo... Su última palabra se perdió en un grito ahogado mientras Hallan cerraba la boca alrededor de la cabeza de su pene. Hallan arremolinó su lengua por toda la longitud del grueso eje, llevándola poco a poco, más y más profundo dentro de su boca. Entonces siguió un camino de regreso hasta que solamente sus labios rozaran la hinchada punta. Cuando se lo tragó de nuevo, esta vez fue todo el camino hasta la raíz, Logan levantó las caderas de la cama, se estremeció y dio un grito ronco. Hallan acarició con su nariz los húmedos rizos, suscitado por limpiar a Logan, extasiado por su olor almizclado, su calor, la forma en que su cuerpo se estremecía y se resistía, y lo vocal que era, gimiendo y llorando, e instando a Hallan a más. Nunca, en todos los años que Hallan tenía, y él había vivido mucho tiempo bajo las normas de este mundo, estuvo con un amante tan abiertamente emotivo. Su propia raza, por regla general, era más tenue, se jactaban de su calma frente a la gran alegría y la adversidad. Y a pesar de que ciertamente disfrutaba el hacer el amor, a menudo era un acontecimiento casi estoico. Algo a ser apreciado por sus méritos físicos y fisiológicos con una aceptación de la

cercanía entre los amantes, pero nunca llegó a acercarse a la pasión y las emociones fuera de control. No había nada estoico o calmo en Logan en este momento, y Hallan encontró eso liberador e infeccioso. Todo acerca de este hombre volvía los ideales de su mundo al revés, haciendo que Hallan reexaminara todo. Había sido así desde el principio, por lo que se había sentido tan atraído por Logan. Pero ahora... la llama de una extraña luz parecía haber formado fuego en el interior de Hallan, algo que tal vez había estado siempre ahí, esperando una chispa para traerla a la vida, y ahora que la tenía, nunca sería capaz de volver a la forma en que la que era antes. Estiró las piernas de Logan y tragó dentro de su boca sus testículos, lamiendo la superficie rugosa, estableciendo una nueva ronda de gemidos y mendicidad de parte de Logan. Luego se desplazó de nuevo hasta su pene, no pudiendo obtener suficiente. El hombre sabía demasiado condenadamente bien. Su eje emanaba abundante cantidad de líquido pre seminal salado y caliente que rociaba la lengua Hallan con cada succión dentro de su boca. Pasó la lengua arriba y abajo de la longitud, y luego pasó una enorme cantidad de tiempo succionando apenas la cabeza con la punta de la lengua, dando vueltas con la lengua alrededor de la cresta, dentro de la ranura. —Por favor... Yo quiero tocarte —sollozó Logan—. Mis manos... Hallan recordó entonces que había enredado los brazos de Logan en su camisa. Dejó caer la gorda cabeza del pene de su amante de su boca e, increíblemente excitado, se arrastró sobre el cuerpo de Logan, dejando besos y lamidas con su lengua a su paso, hasta que cayó dentro de los besos calientes de Logan, que lo esperaba con los labios entreabiertos. Sin romper el contacto, sus

lenguas se ensortijaron juntas, él levantó la mano y liberó de alguna manera los brazos de Logan. En el momento en que lo hizo, Logan colocó su mano en la cabeza Hallan, sus dedos deslizándose por su larga cabellera hasta llegar a la nuca, y tiró de él más de cerca. —No sé lo que estás haciéndome —dijo Logan con voz áspera, rompiendo el beso y liberando sus labios para recuperar el aliento, pero sin dejar ir a Hallan—. Tan... loco. Tan caliente. —Lamió el labio inferior de Hallan, y luego lo chupó—. Tú... eres tan... Y yo ni siquiera sé tu nombre. Sé que esto es sólo un sueño, pero... —Otro beso—. Pero por lo menos quiero saber tu nombre. —Soy Hallan. —Hallan saboreándolo.

—dijo

como

si

lo

estuviera

probando,

—Sí. Hallan Greystone. Pero, Logan... —Extendió la mano a la cadera de Logan para alinear la ingle con la suya, instintivamente empujando contra él, refregando sus duras erecciones en un movimiento lento, circular, que hizo que Hallan viera estrellas. —¿Q…qué? —Logan le preguntó, claramente abrumado, presionando sus órganos, llevando fiebre a sus penes que cada vez se rozaban más y más. —Esto no es un sueño. —Bajó la boca sobre la de Logan y le dio un posesivo beso. Los dedos de Logan acariciaron su cabeza, mientras ellos seguían besándose y sacudiéndose juntos. Cuando acarició con sus dedos las orejas de Hallan, este se estremeció. Recogiendo las sensaciones de su reacción, Logan lo hizo de nuevo, aprovechando la misma respuesta. Cuando empezó a hacerlo por tercera vez, sin embargo, hizo una pausa a mitad de llegar a su destino para volver

sobre su camino, moviéndose más lentamente esta vez, a partir del lóbulo y hasta llegar a las puntas. Su boca se separó de la de Hallan. —Tus orejas —le susurró en un tono medio sorprendido y medio fascinado. —Son sensibles —dijo Hallan. Cuando Logan dibujó con sus dedos esta vez una línea en su ingle, envío un electrizante hormigueo a través de sus testículos y a lo largo de su eje. —Yo... me di cuenta. Pero... pero es que... Bueno, ahora sé que estoy soñando. Hallan se apoyó en sus codos, levantándose con curiosidad, y luego se dio cuenta de lo que estaba pasando. Él sonrió y acarició la nariz contra el cuello de Logan. —No estás soñando. Te lo juro. —Entonces, estoy muy, muy borracho. Eso agitó otra risa baja en Hallan. —Todavía sabes a vino. —Le dio un suave beso Logan—. Pero no estás imaginando o alucinando nada. Mis orejas son reales. Tan reales como el resto de mí. Tan real como esto... —empujó su ingle contra Logan. —Y esto... —Él lo besó de nuevo, su lengua se enredó con la de Logan en una lenta y vertiginosa danza. —Y esto... —Se deslizó hacia abajo y lamió uno de los pezones de Logan hasta que quedó duro y deseoso, y luego hizo lo mismo con el otro. —Y esto... —Él llegó aún más lejos, hundiendo la cara en la ingle de Logan una vez más, prodigando atención sobre su erección y el saco pesado debajo de ella. —Sí... oh, sí —exclamó Logan.

Hallan sonrió alrededor de la gruesa longitud en su boca. Hallan aspiró y su movió su lengua hacia arriba y hacia abajo sobre el pene de Logan, quien jugó con sus oídos, lo que puso a Hallan en un estado supremo de excitación. Él gimió y se estremeció, y eso sólo pareció excitar aún más a Logan. Y así fue como repitieron esto una y otra vez, cada uno de ellos alimentándose de las reacciones y necesidades del otro, hasta que la cabeza de Hallan daba vueltas, sentía sus testículos duros y rígidos como si fuesen a saltar, y Logan se retorció y suplicó hasta quedar ronco. Pero entonces, Logan puso una mano en la frente Hallan y empezó a alejarlo. —Detente. Por favor. Detente. Hallan se alejó, confundido y preocupado de haber hecho algo mal. —¿Estás bien? Logan parecía estar luchando para recuperar el aliento, pero él se acercó a Hallan, dejando algo más tranquila la mente de este. —Sí. Simplemente ha sido un largo tiempo para mí. Yo no iba a durar mucho más... Pero no estoy preparado para que esto termine todavía. Me temo que voy a correrme y luego... —¿Y luego qué? —Y entonces habrá terminado y tú te irás. Y yo no quiero que te vayas. Hallan sentía que el corazón se le deslizaba en la garganta, obstruyéndola. Se inclinó y besó al hombre. — Tampoco quiero irme. La mano de Logan se coló entre ellos y encontró el pene de Hallan, masajeándolo con una seducción tan dulce que le robó el aliento.

—Te quiero dentro de mí —le susurró Logan. Apretó el eje de Hallan y luego lo liberó, lo apretó una vez más y lo liberó nuevamente—. ¿Joderías conmigo? Hallan calló. Todo a excepción de su corazón, que comenzó a correr como un caballo salvaje en las llanuras. —Tú... ¿quieres qué...? —Oh, Dios. Tú eres el de arriba, ¿verdad? —Logan dijo en un apuro—. Lo siento, no debía haber… Hallan presionó con un dedo a la boca de Logan. Él no estaba familiarizado con el término “arriba”, pero no era difícil de entender la connotación sobre la base de lo que Logan le había pedido. —Lo estoy, lo hago —dijo—, pero yo soy... No podía encontrar las palabras, algo que nunca le había sucedido. Logan lo había atrapado tan completamente fuera de guardia, pidiéndole compartir algo que en el mundo de Hallan estaba reservado sólo para los amantes más comprometidos y queridos. Sabía que aquí no era ese el caso en absoluto, pero sólo el hecho de que Logan quisiera compartir esa intimidad con él, que le permitiera ser parte de él de esa manera, tocó a Hallan en lo más profundo de su ser. —Tú no tienes que hacerlo —dijo Logan—. Yo… Pero Hallan le dio un beso antes de que pudiera terminar lo que había estado a punto de decir. —Sí — suspiró. —¿Sí? ¿En serio? —Lo quiero demasiado. Logan se puso de lado y se recostó en la cama. Hallan se sentó sobre sus rodillas para darle a Logan más

libertad para lo que sea que buscara. Un cajón chirrió, seguido por algunos ruidos. —Aquí. Sin saber qué quería Logan, Hallan tendió la mano. Oyó el ‘clic’ de lo que sonaba como una botella que se abría, luego sintió un líquido frío, espeso, llenando la palma de su mano. «Lubricación». Era mucho más pegajoso y más ligero que cualquier cosa que él había sentido antes. Le gustó al instante, y el pensamiento de cómo el culo de Logan se vería, estirado y resbaladizo, mientras su erección brillara con la sustancia. Y lo caliente y resbaladizo que sería cuando él empujara dentro y fuera de Logan. Apenas podía creer lo que le temblaran las manos mientras extendía la sustancia en ambas palmas. — Túmbate. —Incluso su voz sonaba temblorosa. Logan lo hizo, separando las piernas y flexionando las rodillas. Cuando Hallan lo tocó, acariciando con los dedos el interior de uno de sus muslos, descubrió que Logan también estaba temblando. —Eres tan hermoso —murmuró Hallan, realizando con sus dedos un círculo alrededor de las bolas de Logan. —Tú no puedes verme —protestó Logan. —Te siento. —Y así lo hizo... sentía el calor de Logan, a pesar del aire frío en la habitación. La textura de los pegajosos y aun sorprendentemente suaves rizos alrededor de su pene. La forma en que sus testículos se apretaban en contra de su cuerpo cuando Hallan los acariciaba. Sintió cómo Logan se estremeció y abrió más las piernas cuando sus dedos se sumergieron abajo y en círculos alrededor de su apertura. Cómo su cuerpo se apretaba en la frustración cuando se movió de nuevo, sólo para temblar nuevamente cuando Hallan extendió el lubricante sobre sus bolas, y

luego lo deslizó hacia abajo una vez más jugueteando con la arruga apertura. Envolvió la mano alrededor del duro pene de Logan y lo acarició lentamente, el lubricante lo hacía más fácil. Su otra mano siguió presionando en contra y dibujó anillos húmedos alrededor de la cabeza, pero aún no lo presionó en la raja. Las caderas de Logan se retorcieron en la gimió, cada gemido más ronco y prolongado anterior. —Eres… eres… oh... Dios —jadeó—. Hal… por favor. Por favor… por porfavorporfavorporfavor...

cama y que el Hallan… favor…

La forma en que dijo su nombre junto con las sollozadas súplicas, penetró en Hallan, causando una banda invisible alrededor de su pecho que lo apretaba tanto que durante un buen rato no pudo respirar. Él amaba a este hombre. Lo había amado desde lejos por... ni siquiera estaba seguro de cuánto tiempo. No sabía exactamente cuándo la curiosidad se había convertido en un genuino interés y amor. Sólo sabía que así era. —Déjame hacerlo mejor —dijo, vertiendo todo ese amor en lo que estaba haciendo. Apretó el dedo pulgar contra el agujero tembloroso de Logan y empujó dentro. Logan gritó y se abalanzó contra la presión, en busca de más. Hallan estaba más que feliz de dar. Movió el dedo más profundo, más allá del anillo interior de músculos, y comenzó a realizar círculos, cada vez más amplios. —Tan, tan bueno —dijo Logan con voz áspera. Hallan se retiró, dejando a Logan protestando y pidiendo que no lo hiciera, pero quería más del líquido resbaladizo. —Shhh... No pasa nada. ¿Dónde está el lubricante, amor?

Logan sacudió una botella en su mano, y Hallan no perdió tiempo en abrirla y verter más en sus palmas. Regresó a lo que él había estado haciendo, deslizando el pulgar de nuevo en Logan, estirándolo, entrando y saliendo, mientras su otra mano continuaba acariciando el pene de Logan con movimientos largos y suaves. Y luego buscó, y encontró, la blanda protuberancia en el interior del paso de Logan y presionó suavemente. —¡Oh Dios, oh Dios! —Las manos de Logan se aferraron a las sábanas debajo de él, luego se levantó para agarrar los antebrazos de Hallan. Su cuerpo se estremeció tan fuerte que también la cama se estremeció bajo sus pies. Hallan siguió presionando, y luego relajó sus actos. —¡No... no! —Logan jadeó. Apretó de nuevo, y las caderas de Logan se sacudieron y empujaron contra su mano. —¡Jesús! ¡Dios... Hallan! —¿Se siente bien? —Te necesito... ¡Te necesito tanto! Su propio cuerpo estaba tan herido que ya no podía pensar, Hallan liberó a Logan y sacó su mano del interior de su amante, luego colocó lubricante sobre su propio pene. Susurró en el contacto. Estaba tan duro que le dolía, e incluso el más mínimo toque enviaba sacudidas de placer/dolor a través de su eje y hacia abajo en sus bolas. Él nunca había estado tan excitado. Nunca había querido a nadie con tanto deseo que lo consumiera. Empujó las rodillas de Logan, abriéndolas más contra su pecho, y guió la cabeza de su pene hacia ese hermoso y

tembloroso hoyo, teniendo toda la intención de llenarlo profunda y completamente. —Sí... sí... sí...—Logan sollozó—. Te necesito. Hallan presionó, y el nombre de Logan fue arrancado de él con un gemido cuando los músculos cedieron y el calor del cuerpo apretado de Logan se lo tragó. Durante varios segundos Hallan no pudo moverse. La presión, la tensión, y la enormidad de estar dentro de Logan, siendo parte de él, era demasiado abrumador. Pero el instinto se hizo cargo, ya que ninguno de ellos podía quedarse quieto por mucho tiempo y sus cuerpos subieron juntos, tratando de estar aún más cerca. Cuando él comenzó a moverse, era como acariciar el infierno, consumiéndolo como si fuera a estallar en llamas en cualquier momento, y una poderosa satisfacción, como si hubiera sabido toda su vida que esto iba a suceder. El cuerpo de Logan se movía en sincronía, como si hubieran sido amantes durante millones de años. Él se inclinó para besar al hombre, y se encontró con que Logan ya se inclinaba a su encuentro. Sus lenguas se movían junto con las estocadas, buscando alinear la velocidad y la intensidad de su jodida... más profundo, más duro, más lento, y luego otra vez profundo. Los dedos de Logan se curvaron en el hombro de Hallan con tanta fuerza que una parte distante de su mente se dio cuenta de que le dejaría moretones... y Hallan se deleitaba en ello, quería eso, de manera que incluso cuando él se fuera, todavía sería capaz de ver y sentir la evidencia de lo que habían compartido. Deseaba que hubiera alguna manera de que él pudiera hacerle lo mismo a Logan, aunque nunca se atrevería a hacerle daño intencionadamente, incluso por el bien del amor. Sólo tenía

que esperar que Logan se acordase de este momento y eso sería suficiente para él. Sus bocas se separaron, ya que ambos jadeaban. —Nunca he... oh Dios... nunca...me… he… sentido... así... antes —gritó Logan. —Yo tampoco —Nunca, en todos sus largos años. Las lágrimas picaron la parte de atrás de los ojos de Hallan por la intensidad de su unión. Sus dedos se entrelazaban en la cama a ambos lados de la cabeza de Logan, apretándose íntimamente. Hallan sabía que no podía durar mucho más. Sus bolas ya estaban apretando y un hormigueo de fuego se construía en la base de su espina dorsal. Sus movimientos se centraron más, como si toda su existencia se centrara en la necesidad de sumergirse en el glorioso calor y perderse para siempre en el cuerpo de Logan. Logan apretó los dedos. Y luego se puso tenso y gritó. Su pene, atrapado y deslizándose entre el sudor de sus abdómenes, se sacudió y los cubrió a ambos con su caliente semilla. Eso hizo que Hallan necesitara empujarlo hacia el borde. Él profundizó en Logan, hundiendo el rostro en el cuello del hombre, mientras su propia liberación cayó duro sobre él. Ellos se mantuvieron unidos, temblando, durante largos minutos, no dispuestos a dejar ir el momento y separarse. Y cuando finalmente lo hicieron, fue con suspiros por la pérdida. Hallan rodó sobre su costado, llevando a Logan con él hasta que estuvieron uno frente al otro. Las piernas de

Logan entrelazadas con él, apoyando la cabeza sobre el hombro del Hallan. Hallan acarició el grueso y ondulado cabello de Logan, ahora húmedo por el sudor, y cerró los ojos ante la repentina tristeza que se precipitó sobre él. Logan debió haber recogido sus emociones cambiantes, porque él fue el primero en romper finalmente el silencio. —¿Por qué tengo una sensación de malestar en la boca del estómago de que cuando me levante por la mañana, te habrás ido? —dijo en voz baja—. Tú te irás, ¿no? El nudo maldito estaba de vuelta en la garganta de Hallan. —Sí. Logan dejó escapar un suspiro tembloroso y lo liberó. —Quiero que esto sea real. Dios, quiero que esto sea real. —Su voz era ahogada, apenas un susurro—. No quiero despertar y descubrir que todo fue sueño. Por favor, quédate. El pecho de Hallan se apretaba tan fuerte que le dolía. —Es real, Logan. Te lo juro. Pero no puedo quedarme. Tengo que irme, no importa lo mucho que me gustaría no tener que hacerlo. No tengo ninguna opción. —¿Por qué? Apretó los ojos cerrados, odió esto. —Porque si me quedo, te voy a perder —susurró. —Yo... no entiendo. «Yo tampoco y lo odio». —Esa es la forma en que la magia funciona. Estoy tan, tan triste. Pero esto es real. — Se apoderó de la cara del hombre colocándola entre sus manos y presionó un urgente pero sensible beso en sus labios.

—Quiero creerte. —Los dedos de la mano de Logan se deslizaron sobre el rostro de Hallan como si tratara de memorizar cada línea de su rostro con el simple tacto. —Puedes creerme. —Pero... —Logan vaciló. —¿Pero qué? —Hallan alentó. —Tú no puedes ser real, ¿verdad? —Sus dedos se arrastraron de nuevo hasta las orejas de Hallan, siguiendo las curvas hasta las puntas—. Tú... esto... lo que eres, si eres lo que yo pienso, no existes. —¿Tú no conjeturado eso orejas antes y tiempo y sólo humanos.

tienes elfos después de después de oyendo y

en tu mundo? —Ya la reacción de Logan ver a Logan durante viendo referencias a

había a sus tanto seres

—No. En ningún lugar, excepto en los cuentos de fantasía y de hadas. Y... y tal vez en los sueños. En realidad, en sueños realmente buenos. Una media sonrisa curvó la boca de Hallan, aunque dentro su corazón dolía. —En mi mundo no vemos a muchos seres humanos, a pesar de que ellos existen. ¿Qué puedo hacer para hacer ‘esto’ más real para ti? Logan estaba en silencio. Giró su cara al hombro de Hallan, quien odió cuando sintió un sollozo lento, un tembloroso movimiento provenir de la espalda de su amante. —Logan... —Le dolía todo lo del hombre, sabiendo que él ya estaba preocupado a causa de su tienda, y odió lo que él podría haber añadido a su dolor. Quería ayudar, quería arreglar las cosas, pero no sabía cómo solucionar este problema—. Por favor... dime qué puedo hacer.

—Dime que volverás. —Era un susurro ahogado. —Lo haré. —¿Cuándo? —Logan levantó la cabeza. —No lo sé a ciencia cierta. En mi mundo las cosas son complicadas. Pero voy a volver tan pronto como sea capaz de hacerlo. —¿Me lo prometes? —Te lo prometo. —Él le dio un beso, sellando la promesa, aunque temía no poder cumplirla. Las cosas en Lamerion estaban empeorando, el rey cada vez era más y más impredecible, y sus propias acciones eran más vigiladas de cerca. Pero también sabía que él haría lo que fuera necesario para volver aquí, para estar nuevamente con Logan. —Voy a estar esperando a que cumplas —dijo Logan en un tono suave—. Y si no lo haces... voy a patear tu culo o algo así. Eso hizo que se dibujara una verdadera sonrisa en Hallan y dejara escapar una risa tranquila a pesar de sus temores por el futuro. —Estoy aquí porque tú me trajiste aquí, porque tú lo pediste. En este punto creo que puede que tengas que patear mi culo para mantenerme alejado. —¿Yo te he traído aquí? ¿Cómo? —Se podría decir por la voz de Logan que él se estaba quedando dormido, legítimamente dormido esta vez, no dentro de unos sueños de borracho. Su difícil día había acabado con él. —Tú pediste ayuda, ¿recuerdas? —Yo... lo hice. Pero no sabía... —¿Que tú me traerías aquí?

—¿Hice eso? —Te voy a contar un secreto —susurró Hallan con los labios apoyados en su frente—. Ya me tenías. Me has tenido durante mucho tiempo. —Al igual que... ¿un ángel de la guarda? —Logan murmuró. Su cuerpo estaba relajado y pesado. —Algo así. Tienes que dormir, Logan. mantenido despierto más tarde de lo debido.

Te

he

—De acuerdo... lo intentaré. ¿Hallan? —¿Hmm? —Recuerda... la promesa... Hallan apretó los brazos alrededor de él, esperando con todo su corazón que fuera una promesa que pudiera cumplir. Un minuto después, Logan se durmió, su respiración sibilante dejando escapar suaves ronquidos de él. Hallan lo mantuvo sostenido por algo más de tiempo para asegurarse de que estaba realmente dormido. Luego se deslizó de la cama y caminó por la habitación a oscuras y por el pasillo. Él encontró un recipiente con agua corriente en la sala de baño, junto con una pila de ropa en un estante. Mojó una de las más pequeñas de la suave tela en agua sorprendentemente cálida y regresó a la habitación para limpiar los restos del sexo con Logan que había quedado sobre la piel de su amante para que Logan pudiera dormir más cómodamente. Luego, Hallan se enderezó en la habitación, se limpió él mismo, y después se puso su ropa y colocó el cobertor sobre Logan. Apenas podía soportar la idea de irse, pero sabía que había llegado el momento. —Que duermas bien. —Luego se

apartó dejando un último beso sobre los labios de Logan—. Te amo, Logan —susurró. Se puso de pie y abandonó la habitación sin mirar atrás. Bajó rápidamente las escaleras, la urgencia por volver a Lamerion lo golpeó como una venganza. Él había estado horas de este lado, y temía lo que podría haber sucedido en su ausencia. Rápidamente limpió y guardó todos los suministros de Logan, y en un momento de inspiración, se tomó un momento para dejar algo más para su amante. Entonces, sabiendo que había permanecido aquí el tiempo que podía, se enfrentó al espejo. Cerró los ojos y le dijo un adiós en silencio mirando hacia la parte de arriba de la casa, al hombre que dormía. Esto sería siempre la parte más difícil, lo sabía. La partida. También sería la parte más peligrosa. Porque siempre estaría en su punto más vulnerable cuando se trasladara a través del cristal de vuelta a su mundo. De su lado, podía ver el mundo de Logan y saber qué esperar. Pero lo contrario no sucedía. Desde allí sólo podía ver un espejo con su imagen, alto, delgado, de rasgos finos y cabello rubio largo, heredado de su madre. Si alguna vez alguien encontrara que se había ido, o si estuviera en su despacho cuando regresase, él no tendría ninguna manera de saberlo hasta que fuera demasiado tarde. Sin embargo, aun sabiendo los riesgos que implicaba su acción, no podía imaginar no regresar. Ahora no. Por Logan, tomaría cualquier riesgo que fuera necesario. Dibujando un soplo de tranquilidad, Hallan echó una última mirada por la habitación, y luego entró en el espejo.

La misma sensación que antes tiró de su interior, un poco más fuerte que antes, casi como si algo tratara insistentemente de jalar de él a donde se suponía debía de estar, en el mundo donde nació. De vuelta en su propia habitación, suspiró aliviado cuando vio que todo estaba tranquilo. El espejo cambió a su tamaño normal, y se desvaneció de nuevo en la invisibilidad. No parecía que nadie hubiera estado allí. Había cerrado la puerta, así que nadie debería haber entrado, pero las puertas cerradas no significaban nada en este lugar si ciertas personas querían entrar. Un hecho que era más real cada día que pasaba. Él no había querido salir de su casa y mudarse a la fortaleza que el Tribunal Superior de Anseal le había asignado. Se había mantenido firme y luchado mientras pudo. Pero al final no le había dado otra opción. Había sido escoltado aquí hacía tres años cuando el rey declaró que quería a todos sus “asesores” cerca de él por lo que estarían más fácilmente disponibles cuando los necesitara. La verdad era, sin embargo, que el rey creía que el levantamiento se estaba formando y que no sabía en quién podía confiar por lo que quería que todos los que tenían vínculos cuestionables estuvieran detrás de sus paredes, donde mejor pudiera vigilarlos. La situación de Hallan era cuestionable ya que su madre había sido la Maestra de pociones para el rey durante el reinado del Rey Danedil “El gentil”, y su inmediato sucesor, su hijo menor, el rey Aestorian. Pero el reinado de Aestorian había sido corto, menos de un siglo, traído a su fin según la creencia de muchos, por su celoso hermano mayor que siempre había sentido que había sido engañado en su derecho a gobernar, cuando Danedil, en su lecho de muerte de una lesión causada en un accidente de

caza, desafió la tradición y pasó la corona al hijo menor en lugar de al mayor. Desde la muerte de Aestorian hacía ciento cincuenta años, el hermano mayor, Zolodan había reinado. Al asumir el trono, lo primero que Zolodan hizo fue asegurarse de no dejar potenciales cabos sueltos de los días del viejo rey y su hermano. Había desterrado a la hija de su hermano de Lamerion por toda la eternidad y encarcelado al hijo de su hermano. La madre de Hallan y muchos otros que habían sido leales al viejo rey y a Aestorian, habían sido desterrados a los confines de la tierra para nunca más volver, y todo aquel que tratara de buscarlos era amenazado de muerte. Hallan no había estado en casa cuando su madre fue exiliada... él había estado viajando durante muchos años, perfeccionando sus habilidades, estudiando en los herbolarios, y dominando la rara magia con la que había nacido. Cuando se enteró de la noticia y volvió, había sido demasiado tarde, su madre se había ido, él la había perdido. Pero ella le había dejado una carta de despedida en un lugar secreto entre las ramas del árbol hallandiell de plata, en el prado donde había vivido y había crecido. En el momento en el que Zolodan descubrió que estaba en casa, había designado como el nuevo Maestro de pociones del rey a Hallan, ordenándole ocupar el puesto que había sido de su madre. El Rey Zolodan había sido siempre muy nervioso y propenso a la ira y la sospecha, pero en los últimos años su paranoia había aumentado en proporciones inmensas, provocada por la fuga de la prisión del hijo de Aestorian y la incapacidad del ejército para encontrarlo. El rey estaba seguro de que su sobrino, que había logrado mantenerse en la clandestinidad desde su huida hacía tres años, había

estado provocando un complot contra él. Y porque la madre de Hallan tenía tenido conexiones con el antiguo rey y Aestorian, los ojos del rey había hecho a Hallan un posible sospechoso. La intriga constante enfermaba a Hallan. Aunque su madre había trabajado en el alto tribunal durante toda su vida, ella había hecho un punto el proteger a Hallan de ello, para darle la oportunidad de crecer sin la carga, jugando y siendo libre en los bosques y prados cerca de su casa en lugar de vivir una dura formación y formalmente prepararse para lo que debía algún día ser: el reemplazo de su madre. A pesar de que a menudo ella había sido reprendida por sus decisiones, se había mantenido firme en este asunto y no toleraba la interferencia de los de la corte, enseñándole ella misma a Hallan el arte y la magia de pociones con clases naturales de su elección. Ella lo animó a viajar cuando fue mayor, que estudiara generalidades, y que usara la magnitud y la diversidad del mundo que lo rodeaba para canalizar la magia que hacía de las personas con su rara habilidad y la de su madre, seres especiales. A causa de la libertad que ella le había permitido tener, Hallan nunca había querido ser parte de la Corte Suprema, con gusto habría vivido su larga vida cuidando de los seres que realmente necesitaban y apreciaban su talento. Pero el destino no se lo permitió. En cambio, ahora estaba atrapado en una vida que no tenía ningún gozo para él. No parecía haber ningún escape de esta existencia. A excepción de Logan. Su tenue conexión con Logan a través del espejo, había sido un verdadero regalo durante los dos últimos años. A veces, estaba seguro de que era todo lo que lo había mantenido cuerdo. Y ahora, la conexión se había convertido en algo aún más precioso. Con un suspiro de resignación, Hallan estudió la habitación y se encontró que todo estaba como lo había

dejado. El guante a prueba de fuego que había dejado de lado antes, estaba en el suelo al lado de su mesa de trabajo, cerca de los fragmentos restantes del mortero de piedra que había dejado caer y se había roto. Se acercó a la suciedad, la barrió y puso el guante en su lugar en el estante. Todo había vuelto a la normalidad. Una ola de dolor de soledad lo invadió y sacudió la cabeza. «Volver a la normalidad». ¿Podía haber algo aquí, a lo que él pudiera considerar alguna vez normal? Cerró los ojos y se imaginó a sí mismo de nuevo en la habitación de Logan, saboreando cada centímetro de su hermoso cuerpo, tocando y probando hasta que Logan estaba ronco producto de su mendicidad por más. Pero en esta fantasía, Logan se retorcía en la cama a la luz de la luna, su cuerpo radiante con lujuria, y los ojos fijos en Hallan viéndolo, realmente viéndolo, mientras Hallan lo llevaba al clímax. Y luego ambos se quedaban dormidos, envueltos uno en el otro, sus cuerpos entrelazados, sin reglas y sin temores. —Si tan solo... —Hallan susurró en voz baja. Sus ojos se abrieron, no para encontrar el calor del hombre que amaba, sino para encontrar las paredes de piedra de su habitación en la primera luz opaca del amanecer. La desolación gris se filtraba por las altas ventanas, robando el fuego hasta que Hallan sintió frío en su interior. Pero también le sirvió como un recordatorio de cuánto tiempo había estado ausente. Se había ido de aquí en la tarde. Tal como había sospechado, el tiempo había pasado mucho más lentamente en el mundo de Logan. Las tres o cuatro horas que había pasado con Logan habían sido el equivalente a trece o catorce horas aquí. El conocimiento lo sacudió, porque se dio cuenta de lo afortunado que había sido de que nadie hubiera venido a

buscarlo. Su ausencia no habría despertado mucha atención en la cena de anoche, porque a menudo Hallan pedía que se le llevara una bandeja a sus habitaciones, ya que odiaba pasar más tiempo de lo que era necesario con los miembros de la contenciosa Corte. El personal al servicio que entregaba la bandeja, sin embargo, debía haber pensado que algo raro pasaba ya que Hallan evidentemente no había respondido al golpe a su puerta y aceptado la comida. Sólo esperaba que no hubieran informado de su extraño comportamiento al rey. Antes de volver a ver a Logan la próxima vez, tendría que estar seguro de ofrecer una razón para su ausencia, decir que iba a cosechar hierbas y plantas por su trabajo, tal vez. Aunque el rey insistiría en enviar una escolta con él, así que tal vez no era el mejor plan. Pero ocurrió...

entonces,

un

pensamiento

enfermo

se

le

«¿Qué pasa si no puedo volver? ¿Qué pasa si el espejo sólo funcionó una vez? ¿Qué pasa si Logan pidiera ayuda nuevamente y no pudiera ir?» No. «¡No!» No podía pensar en eso. No lo podía creer. No lo haría. «Todo lo que sé sobre el tema es por los viejos cuentos. Esos libros son antiguos, y los que los escribieron ya se han muerto hace mucho tiempo. ¿Cómo saber qué es verdad y qué no lo es?» El miedo hizo nudos en su estómago. Y aunque sabía que no debía correr el riesgo tan pronto, tenía que saber. Se acercó a la pared donde estaba escondido el espejo y murmuró las palabras para hacer que apareciera. Durante

un largo momento todo en el vidrio élfico estaba borroso, y luego la cocina de Logan volvió a verse. Hallan quería suspirar aliviado, pero no porque él hubiera sido capaz de ver el mundo de Logan en el espejo por más de dos años. No había sido hasta ayer por la noche que había sido capaz de pasar a través del espejo. Con manos temblorosas, Hallan tocó el marco. «Por favor, que todavía funcione». Pero a medida que sus dedos se cerraron alrededor de los bordes, un golpe duro sacudió la pesada puerta de madera de su despacho. —¡Abre la puerta! —una voz exigente llamó desde más allá de ella. Sacudido por la interrupción, Hallan se alejó del marco y escondió el espejo. «¿Por qué ahora? Necesito saber...» Ya era demasiado tarde, sin embargo. No había nada que pudiera hacer para asegurarse en esos momentos. Mirando a su alrededor una última vez para asegurarse de que todo estaba en su lugar, y con el corazón latiendo desbocadamente, pensó que podría encubrir su condición bajo la máscara de estoicismo que había llevado cada vez que trataba con el rey o con sus secuaces. Se obligó a caminar de una manera tranquila hacia la puerta, donde los golpes habían comenzado de nuevo. Él la abrió y la dejó abierta. —El rey te llama, Maestro de Pociones. No le gusta que lo hagan esperar. Hallan levantó una ceja, dibujando la frialdad innata de la mayoría de los elfos y Hallan encontraba esto típicamente aburrido, excepto cuando le servía a su

propósito. —Tampoco él, al parecer, tiene alguna consideración para los que lo ayudan cuando envía a sus soldados a golpear las puertas en la madrugada —dijo Hallan en un tono gélido empujando sus verdaderas emociones. El rey había comprado la lealtad de los elfos de la montaña del norte—. ¿Puedo recordarte de nuevo que yo no soy uno de sus prisioneros y no se debe gritarme y ordenarme? —El rey te ha llamado —dijo el portavoz de nuevo, apoyando una mano en la espada que llevaba a su cinto—. Ahora. —Bueno, por supuesto, vamos a ver lo que el rey quiere. —Hallan dio un paso majestuosamente a través de la puerta, pero cuando se giró para tirar de la pesada puerta para cerrarla, le dio una última mirada a la pared de piedra donde reposaba el espejo. El nudo en el estómago le pesaba. «Por favor, déjame ser capaz de volver». Ese iba a ser un día insoportablemente largo.

l sonido del camión de la basura en el callejón, golpeando los contenedores y el crujido de residuos en la compactadora, sorprendió a Logan, despertándolo. La habitación estaba a oscuras, con sólo una fina capa de luz que se filtraba por debajo de las cortinas largas hasta el suelo. Él se hundió de nuevo en la cama y se frotó los ojos, preguntándose qué hora era. Su reloj digital había muerto antes de las vacaciones y no había tenido dinero para obtener uno nuevo todavía. Tenía un reloj interno bastante decente, por lo que casi siempre se despertaba temprano. Sin embargo, ¿el camión de la basura lo había despertado? Eso era inusual. «¡Oh, mierda!» El servicio que recogía los residuos por lo general llegaba a las nueve o nueve y media de la mañana del jueves. ¡Lo que significaba que se había quedado dormido! Se sentó y se quitó las sábanas... Y se congeló. Estaba desnudo. Había dormido desnudo. Algo que no había hecho en todo el invierno porque la casa estaba siempre demasiado malditamente fría. ¿Por qué habría hecho eso?

A medida que el aire helado corría sobre su piel desnuda, los recuerdos de la noche anterior regresaron paulatinamente en una niebla en pequeñas piezas. Se había emborrachado. Recordó eso claramente, Dios, había bebido demasiado. Sólo la idea del vino rojo que había bebido lo hizo sentir un poco mareado. Había... había empezado a hacer una mezcla de un aceite nuevo. Se acordó de haber sacado sus suministros. Y después... Y entonces no supo qué había sucedido. No se acordaba de haberse ido a la cama en absoluto. Impresiones de besos en sueños, y de una voz profunda y con un débil acento extranjero susurrándole, recorrieron sus pensamientos. «¿Qué demonios?» Y luego le llegaron destellos de esa misma voz gimiendo su nombre en cruda pasión, y de sí mismo gritando un nombre también, uno inusual, uno que estaba en la punta de su lengua, pero no podía recordar, y quería recordarlo. Le pareció terriblemente importante hacerlo. Pero antes de que pudiera pensar más allá, un nuevo recuerdo lo asaltó... de un cuerpo caliente, duro, que se deslizaba sobre él, en él, acariciándolo con un tono febril, para luego hundirse con él en un clímax poderoso que sacudió a través de sus sentidos. El shock y el calor abrasador batieron en las venas de Logan, a pesar de la helada habitación. «Oh, mi Dios... ¿qué sucedió la noche anterior?» «Más importante aún, ¿con quién he estado?» Pero entonces un persistente pensamiento se deslizó en su mente y echó raíces. «¿Cómo pude haber estado con alguien? Es imposible». Había estado encerrado en la casa.

Solo. Y borracho. Muy borracho. Tan borracho que no se acordaba de haberse ido a la cama. —Entonces, ¿qué es más probable? —preguntó en voz alta, sintiéndose de repente estúpido—. Un alucinante encuentro con un misterioso y hermoso desconocido que se metió en la casa... pero, ¿cómo? ¿O un increíble sueño húmedo de un borracho? Sólo había una respuesta lógica. Dejó caer la cabeza en sus manos y se restregó las manos sobre sus ojos, odiaba la decepción que lo aplastó. Cuando cerraba los ojos, podía sentirlo de nuevo. Podía oír esa voz seductora. Podía oler el aroma reconfortante de una esencia masculina limpia que no podía nombrar, pero parecía tan familiar. Podía sentir la mano, manos de dedos largos enroscándose en su cabello, acariciando su abdomen, acariciando su pene, y... oh, «caramba...» profundizando en sus lugares cálidos y oscuros. ¿Incluso había sollozado por más? Su culo se apretó sólo de pensar en ello, vacío y dolorido y con deseos de hacerlo de nuevo. Y sin embargo, nunca había sucedido. Había estado aquí solo toda la noche, por el amor de los cielos. Tenía que haber sido así. No podría haber ocurrido fuera de un sueño. No había otra manera de explicarlo. «Pero yo, sin importar qué, deseo que hubiera sido real. Dios, yo quiero que sea real». Una extraña sensación de déjà vu pasó sobre Logan. Al igual que lo había pensado antes. Incluso lo había dicho en voz alta antes. —Me estoy volviendo loco —se lamentó—. ¿Qué estoy haciendo? Es tarde. Tengo que ir a abrir la tienda.

Eso sólo le recordaba sus problemas financieros y apenas lo tenue que era su futuro. Con el corazón tan pesado, sintiéndose como si pudiera colgarlo en algún lugar alrededor de sus pies, se bajó de la cama y arrastró los pies dentro del baño para tomar una rápida ducha caliente. Pero a medida que se enjabonaba y se lavaba, las imágenes eróticas no lo abandonaban. Y descubrió que no sólo su pene estaba sensible esta mañana, sino que también su culo lo estaba. Como si hubiese sido estirado y bien utilizado en todo el camino correcto. Tenía que estar imaginando el dolor, una ilusión, algo psicológico, o algo así, porque incluso si, por alguna escasa posibilidad en el infierno, hubiera dejado entrar, por ejemplo, a un hermoso chico repartidor de pizzas o a... un ladrón sexy; nunca, nunca hubiera dejado que alguien que acababa de conocer lo follara. Mamadas, masturbación mutua... eso sí, si se trataba de alguien con el que había salido casualmente. Pero él no se sentía cómodo sobre lo anal con alguien a menos que fuera una relación condenadamente seria. Era demasiado íntimo. Sólo había compartido alguna vez algo así con dos de sus ex amantes. Uno de ellos había sido su primer novio real, explorado mutuamente y aprendiendo juntos la mayor parte de los entresijos de lo que significaba ser sexualmente activo para un joven hombre homosexual. El otro había sido una relación a sus veinte años. Habían estado juntos tres años. Habían vivido juntos dos de ellos. La ruptura había sido muy dura y Logan había terminado sintiéndose traicionado y herido. Fue tal vez por eso que había actuado con cautela desde entonces acerca de abrirse a cualquiera. Así que nunca permitiría que un extraño en la vida real le hiciera las cosas que este tipo le había hecho en sus sueños. No, en todo caso, probablemente él se había masturbado

mientras estaba soñando y se había penetrado él mismo con sus dedos. Y luego otro pensamiento le golpeó, otro destello de la memoria latente. Recordó acariciar con sus manos a lo largo de la curva de una oreja... una oreja puntiaguda. —¡Oh, de ninguna manera! ¡De ninguna jodida manera! Sacudió la cabeza y metió su cara bajo el agua. Ahora sabía a ciencia cierta que era un sueño. ¿Un elfo? Buen Dios. ¿Cómo había logrado conjurar esa fantasía? Debía ser debido a todo lo que había hablado con la Sra. Khovansky sobre las extrañas voces en la oscuridad. ¡Oh! Y también había estado pensando en ese viejo cuento de hadas con el zapatero. Así que de alguna manera, en su borrachera, su mente había torcido las cosas a un grande y erótico sueño. «Entonces, ¿por qué se sintió tan real? ¿Por qué todavía me siento como que empujara dentro de mí, besándome, sosteniéndome?» —Oh... ¡Dios mío! ¡Detente ya! ¡Basta ya! Logan apoyó su frente contra la pared de azulejos y luchó contra su frustración. No sabía qué diablos era real y qué no lo era, y odiaba sentirse tan confundido. En ese momento, prometió no volver a beber de nuevo. El alcohol nunca había sido su amigo, y anoche, al parecer, lo había jodido una vez más. —Libéralo. Déjalo ir. Tienes otros problemas de los qué preocuparte —se advirtió—. ¡Al igual que la forma de pagar las malditas cuentas!. ¡Así que toma tu cabeza y tus... tus pensamientos calientes de las nubes y baja las

escaleras y encuentra una manera de solucionar estos problemas! Cuando entró en la cocina, sin embargo... un montón de preguntas nuevas y confusión le golpeó. Sobre su mesa había cuatro pequeñas botellas transparentes llenas de aceite dorado. El problema era que Logan no tenía memoria alguna de haberlas hecho. Cada uno tenía una pequeña etiqueta púrpura atada alrededor de su cuello. Había comprado hacía un año etiquetas púrpuras pensando en que podría utilizarlas en artículos especiales, pero nunca las había usado, y definitivamente no para los aceites. De hecho, hasta este momento, se había olvidado de que las tenía. Siempre había encontrado más fácil simplemente imprimir etiquetas en blanco en la computadora y adherirlas a los lados de las botellas. Sin embargo, cada botella tenía una etiqueta de color morado en su lugar, y escrita en cada etiqueta en tinta de oro en un script fluorescente, la palabra: PASIÓN. PASIÓN. Qué pretendía la noche anterior para crear una mezcla de aceites que inspirasen pasión. Pero, de nuevo, no importaba la forma en que forzaba a su cerebro, no podía recordar alguna vez haberlas hecho. ¿Y la lujosa escritura? No se parecía en nada a su compacta mediaimpresión, media-cursiva letra de pollo. ¿Y por qué habría utilizado botellas transparentes? Siempre tenía unas botellas transparentes a mano, pero por lo general prefería botellas de color marrón o azul para proteger a los aceites de los rayos UV. Aún más fascinante que las etiquetas y las botellas, sin embargo, era el color del aceite en sí. Agarró una botella y la levantó hacia el pálido y brillante sol invernal a

través de la ventana de la cocina. Nunca había visto un color tan notablemente dorado antes. De hecho, la botella casi brillaba desde su interior. Pero, no, tenía que ser sólo un truco de la luz. No podía decir con solo mirar, qué hierbas y aceites había usado —maldita sea, seguía teniendo la mente absolutamente en blanco con respecto a estas cosas— por lo que cuidadosamente abrió una para oler el contenido. Una chispa de sensibilidad cursó a través de él, a partir de la nariz, pero pronto pudo sentir cómo se metía dentro de su cabeza, fluía hacia sus miembros, haciendo que en los dedos de sus manos y de sus pies tuviera una sensación de hormigueo, y luego haciendo una línea recta hacia su ingle donde sus bolas se apretaban y su pene cobró vida como si tuviera un petardo caliente en su interior. «¡Santa madre!» Logan tapó la botella y la puso sobre la mesa, y luego dio un paso atrás, aun luchando contra una creciente erección y el impulso de tomarla en la mano y ayudarse para poder llegar a la natural liberación de su problema. Pero luego, poco a poco, sobre un minuto más o menos, la sensación se disipó. Curioso, ¿no mató al gato la curiosidad? Agarró una botella diferente, la abrió, y con mucha más cautela esta vez, se la llevó a la nariz y olió. Todas las mismas sensaciones que antes lo golpearon de nuevo con un chisporroteo descaradamente sexual, como el golpe de un látigo. —¡Guau!

Respirando con dificultad, su pulso acelerado, sus pezones erectos por debajo de su suéter, y su punzante ingle, Logan cerró la botella. Como antes, la sacudida sexual comenzó a desaparecer a los pocos segundos y se fue pasado un minuto aproximadamente. ¿Qué en nombre de Dios se encontraba en estas botellas? Y si así se sentía al tomar una rápida bocanada de esta poderosa poción, ¿qué en la tierra sería si alguien se frotara un poco en la piel en los lugares críticos? Trató de recordar qué hierbas y aceites había sacado del armario de suministro ayer por la noche, pero no estaba seguro. Y su mente estaba tan ida que no había dejado pistas, ni notas con los ingredientes y proporciones. ¿Por qué, por qué, por qué no podía recordar nada de haber hecho esta poción? —¿Cómo podría haberme hecho con ella? Aunque, eso podría explicar muchas cosas. Si creado este aceite, mientras estaba borracho y tal ese lamentable estado, intentó hacer algo... si probado lo que hizo, podría ser la razón de que tenido sueños eróticos.

hubiera vez, en hubiera hubiera

Logan sentía que algo no estaba bien sobre esa posibilidad, sin embargo, y no sabía por qué. El problema era que tenía todo tipo de recuerdos de la noche anterior... recuerdos que le dolían de tanto deseo de recordar y por la pérdida, porque quería todo de vuelta. Y, sin embargo, no tenía recuerdos de las cosas básicas que debería tener... como la jodida forma en la que había inventado una mezcla de aceites como nada de lo que nunca hubiera oído hablar antes, embotellarla, etiquetarla, después limpiarse a sí mismo, y luego gatear a la cama.

Pasó las manos por su cabello, más confundido que nunca. Zeus sacó la cabeza de su bungaló, estornudando. Logan suspiró. —Buenos días, jovencito. Así que me darás la primicia, Zeus. ¿Estuve anoche con un hermoso repartidor de pizza? Zeus parpadeó. —Bueno... ¿qué pasa con un corpulento elfo con una voz sexy y un cuerpo para morir? —Dios, no podía creer lo que acababa de decir en voz alta. Un elfo... El hámster correteó a través de la jaula y en su rueda, donde comenzó a correr como un demonio de la velocidad. —¿No me contarás nada sobre los detalles de la extraña aparición de las pociones de esta mañana, no es así Zeus? Muy bien, guarda tus secretos. Logan miró el reloj de pared sobre el lavabo y vio que faltaban sólo unos minutos antes de las diez. Debía subir el termostato para que sus clientes no se congelaran, y aunque sabía que tenía que entrar en la tienda y encender las luces, estaba bastante seguro de que no iba a poder seguir esa mañana sin una buena dosis de cafeína. De todos modos, no era como si los clientes hubieran estado golpeando la puerta para llegar en los últimos tiempos. Él midió el café, llenó el pozo con agua, y encendió la cafetera. Después de la noche que pasó, se sorprendió de que el café, una aspirina y un vaso grande de agua no fueran las primeras cosas en las que había pensado cuando se despertó. De hecho, él debería tener la madre de las resacas en ese momento, pero no la tenía. Una punzada leve en la cabeza, un poco de mareo cuando miró la botella

de vino vacía al final de la mesa, y un deseo de café por el simple hecho de calentarse y recibir un impulso de la cafeína, pero por lo demás, no se sentía mal en absoluto. «Bebe esto. Te ayudará a dormir y se llevará gran parte del sufrimiento en la mañana.» La voz... esa voz cálida y sexy. Logan recordaba haber oído esas palabras anoche. Recordó que su cabeza se levantaba suavemente, y varias gotas de un líquido de sabor extraño caían en su lengua. —¡Maldita sea, sé que recuerdo eso —murmuró—. Lo sé. Y me siento bien, como dijo, cuando por lógica no debería estarlo. Se le ocurrió una idea y subió corriendo las escaleras, de dos en dos escalones cada vez. En su habitación se dirigió a la ventana y abrió las cortinas para dejar entrar la luz del sol, y luego echó una buena mirada alrededor por primera vez esa mañana. Las sábanas estaban arrugadas y colgaban en medio de la mitad de la cama, porque no se había molestado en hacerla todavía. Pero, ¿cómo podía ser que la ropa que vestía ayer estuviera doblada en la silla cerca de la cómoda? ¿Cuándo fue la última vez que había doblado su ropa cuando se la quitaba? Nunca... Por lo general la arrojaba hacia el cesto de la ropa en el armario, donde a veces acertaba en el blanco y a veces no, y no se molestaba en recogerla hasta el día de la lavandería. ¿Podría ser que de repente hubiera tenido una racha de limpieza y doblara la ropa cuando estaba borracho? De ninguna manera. Pero eso no era en realidad el motivo por el que había venido hasta aquí. Él tenía otro recuerdo, de llegar hasta la mesa junto a la cama por lubricante...

Su cuerpo dio un estremecimiento de anhelo al recordar manos lubricadas acariciándolo y jalando sensualmente su pene y jugando con maestría en su culo. «Oh, hombre». Logan sacudió la cabeza para volver de regreso al presente. ¿Qué había estado pensando? Oh, sí... la mesita junto a la cama. Había ido allí por el lubricante, y tenía un vago recuerdo de golpear o tocar fuera de su mano algo pequeño y de cristal. Aparte de una lámpara, la parte superior de la mesilla de noche estaba vacía, pero entonces vio un destello de algo en la luz del sol. Se puso en cuclillas, y al lado de una de las patas de madera vieja, encontró un frasco de vidrio de la mitad del tamaño de los que estaban llenos de aceite en la cocina. Lo recogió y lo olió... un olor penetrante a base de hierbas todavía se aferraba a la botella. Tocó con la punta de su dedo meñique el interior del frasco y se lo llevó a los labios. Era el sabor ligeramente amargo que recordaba de la noche anterior. Su lengua intentó de forma automática diseccionar y etiquetar los ingredientes: corteza de sauce, un toque de menta, posiblemente aceite de onagra, y algo más que no podía definir. Él podría nombrar todas las hierbas que podrían ser útiles para los síntomas de la resaca. El pulso de Logan vibraba en un golpe rápido, pesado. Se levantó y, como un hombre con una misión, regresó a la cocina. Se acercó a la mesa y agarró una de las botellas de aceite. PASIÓN

Las letras de fantasía con relieve de oro, saltaron del fondo morado como un faro en miniatura. Logan revisó la etiqueta de poco más para ver si había sido marcada por detrás. Y lo estaba. Con un precio que estuvo a punto de estrangularlo. Era mucho más alto que cualquier mezcla que jamás hubiera vendido. Incluso más que los aceites esenciales más raros que comercializaba. Y, en una letra pequeña, tan pequeña que parecía casi imposible que alguien pudiera haberla escrito a mano, una palabra: Greystone. Logan dejó escapar un suspiro tembloroso y se apoyó en la mesa al recordar... «—Yo ni siquiera sé tu nombre. Sé que esto es sólo un sueño, pero... pero por lo menos quiero saber tu nombre. —Soy Hallan. —Hallan. —Sí. Hallan Greystone. Pero, Logan... esto no es un sueño.» Logan cerró los ojos y trató de evitar que el mundo girara a su alrededor. Algo imposible, ya que todo se precipitó sobre él, y los cálidos y eróticos recuerdos lo atravesaron, apretando su pecho con una sorprendente emoción. —Hallan... —Era casi una súplica, como si de alguna manera diciendo su nombre en voz alta pudiera traerlo de vuelta allí mismo ante sus ojos—. ¿Es posible? —suspiró. Pero ¿cómo podría siquiera comenzar a creer tal cosa? Sin embargo, cuando volvió a mirar la botella de

aceite y el nombre que fluía en diminutas letras de oro, y luego hacia el frasco de vidrio vacío que había traído de arriba y que tenía agarrado con la otra mano... ¿cómo no podría? Él no había creado estas cosas. Él sabía en sus entrañas que no lo había hecho. Y si no lo había hecho él, entonces, ¿quién? Levantó la mirada hacia el espejo colgado en la pared, buscando... no sabía qué. Confort tal vez. Respuestas. Pero por alguna razón, el espejo le hizo pensar en cómo la tía Lillian siempre había creído en seres místicos, fantásticos. ¿Era extraño pensar que ella podría haber estado en lo cierto? Logan apretó los ojos cerrados al recordar el toque del hombre... elfo. Lo recordaba, y se perdió en él. Lo perdió a él. —¿Eres real? —le susurró. El traqueteo de la máquina de café terminando su ciclo trajo de nuevo a Logan al aquí y ahora y al hecho de que eran las 10:15 AM. Moviéndose en lo que se sentía como en cámara lenta, se sirvió una taza de café y caminó por toda la casa a la puerta principal, la abrió, encendió las luces, y dio la vuelta al cartel en la ventana de ‘Cerrado’ a ‘Abierto’. Dado que, como había predicho, nadie esperaba sin aliento en las escaleras de la entrada de la tienda para que abriera, puso su taza abajo en la esquina del mostrador de registro y regresó a la cocina. Donde se quedó mirando las botellas de aceite sobre la mesa. ¿Debería tratar de venderlas? Habían sido etiquetados para vender, con un precio y todo. El precio era exorbitante, sin embargo, especialmente en este clima económico. Por otro lado, el aceite no se

parecía a nada de lo que Logan hubiera visto u oído hablar antes. «Hecho por un elfo». Hizo una mueca, todavía inseguro de cómo envolver su mente alrededor de ese hecho, si era un hecho. «Un elfo. De alguna manera entró en mi casa, y no sólo preparó un poco de afrodisíaco especial élfico para que lo pueda vender, sino que encontró su camino en mi cama y...» —Tragó saliva—. «...Y creo que tal vez en mi corazón». —Realmente podría estar enloqueciendo —murmuró. Agarró las botellas de aceite y las llevó al frente. Pero se detuvo en su camino alrededor de la caja en donde vendía el resto de los aceites que se mostraban en la pared dentro de las estanterías cercanas. Este aceite no era normal. Así que en lugar de colocarlo con las cosas comunes, debía arreglar las pequeñas botellas en cajas individuales, justo al lado de la caja registradora. Tal vez, cuando un cliente ocasional entrara, sería más probable que las viera allí. Y se sentía extrañamente protector sobre los frascos, por lo que los pondría donde pudiera mantener un ojo sobre ellos, mantenerlos cerca. No tenía demasiado miedo acerca de un robo, pero eran pequeños artículos de precios altos y esos eran los favoritos para las personas con dedos pegajosos. Él no quería perder el aceite de PASIÓN. «¿Por qué los hizo Hallan? ¿Debido a que quiero que él sea real?» —Sí, maldita sea —admitió con un susurro que oprimió su pecho—. Porque yo quiero que sea real.

Rodeó el mostrador, tomando su taza de café en el camino, y comenzó el día, como muchos de los que había vivido en los últimos tiempos. No era útil limpiar tanto el polvo y tener todo ordenado cuando no había clientes, y luego el tiempo se arrastraba lentamente hasta las seis. Pero cuando empezó a rodar la silla en la que se sentaba a menudo detrás del mostrador, se detuvo en seco. En el asiento de la silla había un pedazo de papel blanco. Escrito con el mismo tipo de letra hermosa que las etiquetas de las botellas, estaban las palabras: «No fue un sueño. Te lo prometo. H.» Logan se quedó mirando la nota por largo rato, el shock ondulando a través de él, y pasaron varios segundos antes de que él notara el anillo. En la parte superior de la nota había un anillo de plata con la piedra más inusual que jamás hubiera visto. Con mano temblorosa, lo agarró. La plata no se parecía a nada que hubiera visto. Tenía un brillo casi azulado, y estaba extrañamente caliente al tacto. La banda ancha estaba cubierta de adornos decorativos. La piedra era de forma ovalada, un corte cabujón3, y aunque tenía un tinte violáceo, lo que más llamaba la atención de Logan era su iridiscencia, cómo cambiaban los colores a la luz cuando él la movía ante ella. No era un ópalo y no era una piedra de la luna... no tenía idea de lo que pudiera ser. «Nada de este mundo».

3

Un cabujón es una piedra pulida de forma redondeada, que evoca la parte superior de un cráneo.

Su pulso se disparó. ¿Para qué le habría dejado eso Hallan? ¿Para qué Logan tuviera algo tangible que no pudiera refutar? ¿Hacía sólo unas horas habría estado en el dedo de Hallan? Algo en lo profundo de su interior le dio un cálido temblor ante la idea. Lo levantó para poder ver dentro de la banda y descubrió dos iniciales de fantasía, elaboradamente grabadas. H.G. «Hallan Greystone». La mano de Logan se enroscó alrededor del anillo, y luego la abrió de nuevo y lo miró. Miró a la nota, a la escritura. «No fue un sueño. Te lo prometo.» Tragando con fuerza contra una masa espesa, una fuerte emoción que de repente le llenó la garganta, Logan deslizó el anillo en el dedo medio de su mano derecha. Por un momento sintió que podría ser un poco demasiado grande sobre sus nudillos, pero luego le rodeó su dedo como si hubiese sido hecho a medida para él. Era extraño. Se lo quitó y lo movió a su dedo anular. Se ajustaba el dedo también, perfectamente. La campana de la puerta sonó y Logan miró hacia arriba. Las dos y media. Dos mujeres entraron, hablando una a la otra. Por costumbre, sonrió y les dijo buenos días, pero en el momento en que se pusieron a mirar las estatuas de hadas y dragones, su interés regresó al anillo en su mano. Tan amplio como la banda, debería sentirse pesado, pero no lo era. ¿Hallan lo habría dejado para que lo usara o simplemente para que se quedase con él? Volvió a mirar la

nota, se levantó de la silla, y pasó el pulgar por encima de la bien escrita ‘H’. Otro recuerdo vino a él... «—Te voy a contar un secreto. —La voz de Hallan era baja, hablaba cerca de su oreja, íntimamente—. Ya me tenías. Me has tenido durante mucho tiempo.» —¿Qué significa eso? —Logan murmuró—. Es como si... como si él me conociera desde hace mucho más tiempo que una noche. Las mujeres que habían entrado para comprar no lo escucharon o no le prestaron ninguna atención mientras seguían mirando la mercancía de la tienda. Los recuerdos continuaban, ahora aclarándose, como si una fina seda estuviera entre ellos y la mente de Logan. «—Que duermas bien. —Un beso rozó sus labios. Y luego un suave susurro... —Te amo, Logan.» El corazón de Logan se apretó. —Oh, Dios... Él aún estaba conmocionado cuando, minutos más tarde, las dos mujeres charlando y riendo se acercaron al mostrador. Apretó de nuevo la mano, sintiendo el anillo en el dedo, cálido y confortable, como si fuera exactamente donde se suponía que debía estar. Tratando de llevar su atención de nuevo a su trabajo, sonrió a las damas. —Hola. ¿Qué puedo hacer por ustedes? —preguntó, con voz ronca y agitado aún por lo que acababa de descubrir.

—Voy a llevarme esto para mi hermana, mañana es su cumpleaños —dijo la morena esbelta de ojos azules. Estaba vestida con pantalones, suéter, y llevaba un abrigo sobre su brazo. Su acompañante, una mujer negra alta, estaba vestida de manera similar. Era probable que trabajaran en el edificio administrativo de la universidad, que estaba a pocas calles de distancia, ya que los estudiantes y profesores generalmente iban vestidos más informalmente. Logan tomó una pequeña estatua de un hada. Era una de las menos caras que vendía, costando sólo $ 5.99. —¿Le gustaría comprar una tarjeta de cumpleaños? —le preguntó con esperanza. Incluso una tarjeta de dos dólares podría ayudar—. Hay un estante justo ahí. —No, gracias, ya tengo una. Ese es un gran anillo — dijo, señalando su mano—. Es diferente. Hermoso. Se frotó el pulgar conscientemente a lo largo de la parte posterior de la banda, y una punzada repentina de soledad por la ausencia de Hallan brilló a través de él. — Gracias. Su acompañante empezó a revolver una cesta en el mostrador que contenía piedras naturales pulidas. Luego se trasladó a la canasta de la diosa de monedas de estaño. Tratando de no suspirar en voz alta, Logan tomó la estatua del hada. —Esto son seis dólares con cuarenta y dos centavos —dijo. Cuando la mujer se puso su abrigo y el bolso sobre el mostrador y buscó en su cartera, su amiga de repente dijo: —Oooh, Sally, aquí hay algo para ti. —Alzó una de las botellitas de aceite que Hallan había hecho—. Pa-sión —dijo ella con voz burlona—. Esto es lo que necesitas utilizar con tu Vince.

Sally rodó los ojos. —Por favor. —Su tono de voz se llenó de disgusto—. En este momento no creo que una bomba atómica arrastrara a Vince lejos de sus preciosos condenados juegos de fútbol en la televisión. —Ella miró a Logan—. Sin ánimo de ofender, si eres uno de ese tipo de chicos de fútbol. Él sonrió. —No lo soy, por lo que no me ofende —dijo mientras envolvía el hada en papel de seda. —Sigo pensando que... ¡Guau! Logan y Sally miraron a la amiga de la mujer, sorprendidos. «Uh-oh». La amiga había abierto la botella de aceite y aspirado su aroma. Sus labios se separaron, su respiración se hizo suave y jadeante, y aunque Logan no estaba interesado en los pechos de las mujeres de una manera sexual, quedó bastante fascinado al ver sus pezones erectos que formaban una gran tienda de campaña en la tela de su fino suéter de punto. El suéter era rojo con margaritas blancas en él y sus pezones estaban perfectamente alineados, sobresaliendo, como si fuera una imagen en 3-D, de los centros de dos de las flores. —¿Qué pasa, Jane? —Este... este... aceite. Oh, Dios mío, tienes que probar esto. —Um, tengan cuidado —advirtió Logan—. Es probable que no quieran nada de eso en ustedes si tienen que volver a trabajar. —No estaba seguro de qué era exactamente lo que sucedería, por supuesto, pero no pensó que pudieran realizar mucho trabajo si hicieran algo más que oler el aceite.

—¿Qué es? ¿Huele bien o algo así? —Sally preguntó. Sin responder, Jane sostuvo la pequeña botella ante la nariz de Sally, y ésta inhaló. Sus ojos azules estaban muy abiertos, casi cómicamente, y luego se nublaron con lo que sólo podría ser lujuria. —¡Oh... oh! —Un escalofrío recorrió su cuerpo delgado—. ¡Santo cuerno de perro! Esto... esto es... —¿Bueno? —Preguntó Jane, riendo—. ¡Oh, eso es mejor que bueno! ¡Eso es jodidamente increíble! — Entonces ella miró a Logan en tono de disculpa, como si no pudiera creer lo que acababa de decir. Una sonrisa tiró de sus labios, una de que conocía el sentimiento, pero rápidamente se convirtió en una mueca de dolor cuando Sally tomó otra inhalación. Él debería haberle advertido de no hacerlo hasta que la primera ronda se disipara, pero ya estaba demasiado lejos para detenerla. Otro temblor fue a través de ella, pero esta vez parecía enroscarse como una serpiente, por lo que sus contracciones y sacudidas fueron desde sus hombros hasta el pecho y de allí a sus curvilíneas caderas. —¡Oh, bebé! ¡Oh, Dios mío! Yo podría simplemente... simplemente... — Puso sus manos sobre sus caderas suavizando el retorcimiento. Jane, gracias a Dios, le arrebató la botella y la tapó. —Respira. —le dijo Logan a Sally—. Está bien, pasará... sólo respira. —¡Whooo! —exclamó unos segundos más tarde. Su color había regresado casi a la normalidad, pero sus ojos brillaban con un destello nuevo y decidido—. Está bien — dijo, agarrando la botella de la mano de Jane—. Tengo que tener esto.

—¿No quieres mirar el precio? —dijo Jane sin dejar de reír. Sally dio la vuelta a la etiqueta púrpura, y aunque Logan contuvo el aliento porque el costo pudiera disolver la venta, ella ni siquiera se inmutó cuando lo vio. —Me lo quedo. Logan no podía creerlo. —Voy a tener que cobrar esto por separado puesto que ya cerré la venta del resto de las cosas —le dijo, tratando de controlar el impacto de su voz. —No hay problema. —Ella le entregó la botella de aceite de PASIÓN y su tarjeta de crédito. A Jane le dijo—: Vince no va a saber lo que le golpeó. ¡Por lo que esta noche, no verá el fútbol! —No se lo tome, o lo use en su... eh... juego —Logan se sintió obligado a advertirle. Ni siquiera sabía con certeza lo que había en la materia, por lo que no podía dejar de buen grado que un cliente se enfermara por eso. —¿Debo frotar un poco sobre él? —preguntó a Logan seriamente—. ¿Tal vez en su pene...? Oh, Dios mío, no puedo creer lo que estoy diciendo —dijo ella ruborizándose. Él tampoco. Pero, bueno, si él de todas las personas no podía hablar de su pene, entonces sería un día muy triste. —Debería probar en otro lugar, para ver cómo reacciona y cuánto tiempo dura. Es algo muy potente. Usted no quiere... ejem... que él reaccione demasiado rápido y que lo mantenga duro por mucho tiempo o podría hacerle daño. Tal vez podría probar los puntos del pulso en primer lugar. —Esperaba no tener que explicar más sobre los asuntos más íntimos—. Y sólo coloque una gota en el punto del pulso, de una en una. Vaya poco a poco. —Tenía la sensación de que había recorrido un largo camino.

—Está bien. Iré despacio. Anotado. Y tal use un poco en mí también, para... ya sabes... para atraerlo. Le pasó el recibo de la tarjeta de crédito, y después de que ella hubo firmado, cubrió la botella del aceite con otra hoja de papel de seda y lo guardó en una bolsa pequeña aparte. —Gracias. Espero que a Vince le guste — dijo—. Y feliz cumpleaños para su hermana. —No, gracias a ti. —Ella escondió la bolsa con el aceite en su cartera junto con las hadas, y recogió su abrigo. —No lo huelas en el trabajo, ahora —Jane se burlaba de ella mientras se dirigían hacia la puerta. —¡Oh, diablos, no! ¿Puedes imaginarte la vieja agria cara de Danzinger si él encontrara a una de nosotras en un estado de excitación? El hombre es tan tenso que probablemente nunca ha tenido relaciones sexuales en su vida. —Se rió y saludó a Logan mientras se iban, el timbre de la puerta sonó detrás de ellas. Logan miró al recibo de la tarjeta de crédito que aún sostenía en la mano. «Santo cuerno de perro». La cantidad que había conseguido con una botella de aceite, era suficiente para pagar más de un cuarto de su factura de electricidad. El anillo en su mano parecía latir, aunque estaba seguro de que era su imaginación. Sin embargo, él lo miraba brillando a la luz, y una vez más a la nota que había puesto en el estante justo debajo de la caja registradora, y recordó la voz baja de Hallan susurrando palabras dulces en su oído, un torrente cálido de emoción llenó su interior, y por un momento, pensó que podría llorar.

n el momento en que Logan se metió en la cama la noche del jueves, vestido en chándal y una camiseta térmica, se rompió en algún lugar entre la emoción, un cauto optimismo, el cansancio y la maldita pura soledad por un hombre que no podía sacar de su mente. Él había vendido otra botella de aceite en la tarde, a una veinteañera pareja Goth4 que casi habían desaparecido apenas inhalaron el aceite, embriagados con el mismo juego de excitación que él, Sally y Jane y todos tenían. Habían venido a comprar incienso, pero la venta se produjo gracias al aceite, que Hallan había dejado con el incienso, el aceite de PASIÓN, las velas, y un grueso libro sobre sexo tántrico. —Maldita sea, bebé, no sabía que eras tan kinky5 —el hombre con muchos pírsines vestido de negro había dicho, mientras refregaba su pene por el culo a su novia mientras ella estaba pagando. A Logan no le importaba lo que estaban haciendo... había estado demasiado aturdido por la cantidad total de la venta que estaba creciendo.

(4) El “Ghot” o Gothic es una sub-cultura, un estilo y una manera de pensar, una filosofía y puede llegar hasta a una forma de vida completa. El término común en la cultura Gothic es una apreciación de la dicotomía de la vida, la dualidad eterna, el contraste entre la luz y la oscuridad, lo maligno y lo divino, con la conciencia de que ambas dualidades no podrían existir la una sin la presencia de la otra. (5) Kinky se refiere a las conductas sexuales no standard. No quiere decir pervertido con una connotación negativa, sino que se aplica a actos sexuales que salen de lo común, como por ejemplo, el fetichismo, o usar esposas, ojos vendados, y cosas así

Mientras yacía en la oscuridad, se colocó los cobertores justo por debajo de los ojos en busca de calor, y se preguntó, con un temblor de anticipación, si Hallan podría volver esta noche. No podía negar por más tiempo que Hallan existía, pero no tenía idea de cómo había sucedido todo. ¿De dónde había venido? ¿Qué había querido decir cuando dijo que había estado con él desde hacía mucho tiempo? Sabía que él había pedido ayuda, pero ¿cómo? ¿Cómo se había metido en la casa, y cómo se había ido? ¿A través de la puerta de entrada, o simplemente conjuró un hechizo, o qué? Estas preguntas y más se habían quedado en la cabeza de Logan durante todo el día. ¿Cómo, cómo, cómo? ¿Por qué, por qué, por qué? Había venido con respuestas razonables. Aunque, en un mundo donde los elfos y las pócimas de amor fueran un hecho en lugar de la ficción, la definición de ‘razonable’ parecía haber volado por la ventana. Sin embargo, las dos grandes preguntas en la mente de Logan eran: ¿qué había querido decir Hallan cuando dijo que iba a perder a Logan si se quedaba con él esa noche? ¿Y cuándo iba a volver? Él había dicho que volvería tan pronto como pudiera, pero que las cosas de donde venía eran complicadas. Logan no sabía lo que quiso decir, y lo dejó con un nudo en el estómago. Tenía miedo. “Tan pronto como sea capaz” podía significar un mes a partir de ahora, o un año, o, Dios no lo quiera, incluso más tiempo. Tenía un miedo corrosivo de que si no veía a Hallan otra vez pronto, muy pronto, podría empezar a olvidar los detalles sobre él, y entonces un día despertaría y pensaría de nuevo que había sido un maravilloso sueño. «A menos que todavía tengas el anillo».

Frotó los dedos de su mano izquierda sobre el anillo con los de su mano derecha, tratando de encontrar consuelo en el precioso objeto y el hecho de que Hallan lo había dejado para él, un pedazo de él para sostener. —¿Por qué estoy tan obsesionado con esto? Hace veinticuatro horas que ni siquiera sabía que este tipo existía. Esto es una locura. Pero él sabía exactamente por qué estaba obsesionado. Hace veinticuatro horas había tenido el más sorprendente y estremecedor encuentro íntimo de su vida con un hombre que apareció de la nada, que lo trató con más respeto y ternura que nadie con el que hubiera estado antes, y luego bajó las escaleras y, con lo que parecía la bondad de su corazón, hizo una poción que ya había traído más dinero a la tienda de lo que Logan había ganado en un solo día en meses. Y que, por encima de todo, pretendía ser un elfo. Una persona tendría que estar loca para no estar obsesionada. Especialmente cuando esa persona no podía quitarse la idea de que podría haberse enamorado un poco del elfo a pesar de que sólo había estado con él una noche. ¿Cómo podía estarse sintiendo de esa manera por alguien que ni siquiera debería existir en este mundo? ¿Alguien que no había visto aún? Y, sin embargo, allí estaba. Él lo estaba sintiendo, siendo o no ‘razonable’ o creíble. No podía imaginar haber compartido con un extraño lo que hizo con Hallan la noche anterior, pero eso fue simplemente... que por alguna razón Hallan no le había parecido un extraño. Él había sentido algo nuevo, pero familiar, emocionante pero también reconfortante, y por razones que Logan no podía explicar plenamente, había confiado en él.

Logan lo quería de vuelta. Quería besarlo, tocarlo y estar desnudos otra vez, juntos. Pero también quería hablar con él. Realmente hablar con él esta vez: sobre su vida y cómo había hecho el aceite de PASIÓN y por qué había tenido que irse la noche anterior. Odiaba que en realidad nunca había visto a Hallan. Podía recordar las cosas acerca de él sobre la base de todos los demás sentidos, pero en el cuarto oscuro, había estado ciego. Logan cerró los ojos, dejó que su cuerpo se relajase, y trató de construir una imagen de Hallan en su mente sobre la base de lo que sabía. Él había sentido que era alto... más alto que su 1,80 metros. Y delgado, pero no enclenque. Su pecho, brazos y piernas estaban definidos, musculosos, pero de un modo moderado, como el de un jugador de tenis o tal vez un jugador de fútbol más que el cuerpo de un constructor. Tenía el cabello largo. Cabello suave, largo y sedoso, que le había hecho cosquillas en el pecho cuando Hallan se inclinó para besarlo. Y orejas puntiagudas que realmente excitaron a Hallan cuando Logan las acarició. Logan sonrió somnoliento. ¿Quién sabía que el camino hacia el corazón de un elfo, o al menos su pene, era frotarle las orejas? Su rostro era liso, sin marcas y sin barba, y cuando sonreía Logan había sentido hoyuelos en sus mejillas. Tenía rizos suaves en la ingle y una fina capa de vello en las piernas y los brazos, pero su pecho y abdomen no tenían vello. Y su pene... increíble, largo, no muy grueso, y sin circuncidar, algo que Logan encontró increíblemente sexy. No había mucho acerca de Hallan que no hubiera encontrado atractivo. Pero echaba de menos el no saber los pequeños detalles, como el color de su cabello, de su piel y sus ojos, y si sus ojos brillaban o no cuando él era feliz y

sonreía, o si se oscurecían con pasión cuando estaba a punto de correrse. «Hallan Greystone». Bostezando, Logan se acurrucó bajo las sábanas más profundo, su cuerpo cada vez más pesado. El anillo era cálido contra su dedo. Su corazón latía lentamente y de manera constante en su pecho, sin embargo, parecía sentir dolor en cada latido. «Te echo de menos. ¿Cuándo vas a volver?»

Para decepción de Logan, Hallan no regresó la noche del jueves. Se despertó la mañana del viernes muy solo, aún vestido, sin recuerdos sobre algún visitante, o incluso algún sueño. Había dormido como si estuviera muerto para el mundo. Y cuando bajó a la cocina, todo estaba como lo había dejado la noche anterior: el cuenco de fideos vacío en el fregadero, ya que no se había molestado en aclararlo; el fajo de billetes que había estado contando antes de irse a la cama todavía estaba disperso por toda la mesa, y el comienzo de una lista de la compra en el mostrador cerca de la cafetera. La tienda era la misma de siempre, también. Con la excepción de las dos botellas restantes de aceite de PASIÓN que aún se encontraban al lado de la caja registradora. La visión de ellas le torció el corazón. Se sintió agradecido por tenerlas. Pero ahora mismo las cambiaría en un latido del corazón por ver al hombre que las había creado.

El tráfico en un viernes de compras era un poco mayor de lo que había sido en los últimos tiempos, especialmente teniendo en cuenta la nieve que cayó durante todo el día, acumulándose sobre la que aún quedaba en el suelo de la nevada del miércoles. Antes de que él hubiera abierto la tienda, Logan había hecho un trote rápido a la casa de la señora Khovansky para tomar la pala y despejar su entrada de nieve. Ella le había recompensado con blini6 caliente y mermelada de fresa, que había sido una manera agradable e inesperada de comenzar su día. Alrededor del mediodía, vendió otra botella de aceite de PASIÓN. Le pareció extraño que la clienta que lo compró, una mujer un poco desaliñada y de mediana edad con cabello gris recogido en una cola de caballo sucio, vestida con una chaqueta algo andrajosa y botas de piel grandes, ni siquiera abrió la botella para probarlo. Había entrado en la tienda, donde estuvo buscando algo durante una media hora, y llegó a la caja registradora con una bolsa de sal de mar, una caja de cartas de Tarot UFO7, y una calcomanía que decía: ‘Árbol que abraza al devoto de la suciedad’. Ella no dijo una sola palabra a Logan durante toda la transacción. No lo miró. No sonrió. Cuando él le preguntó si había encontrado todo bien, ella estoicamente recogió la botella de aceite de PASIÓN y la puso en la parte superior de la caja de cartas de Tarot. No obtuvo respuesta cuando le dio su advertencia ya familiar acerca de cómo el aceite sólo debía ser utilizado por vía tópica y no debía ingerirse. Ella no se inmutó cuando le contó sobre el resultado final, y no respondió cuando le dio las gracias y le dijo que tuviera un buen descanso de la jornada. Ella salió (6) Los blinis son pequeñas tortas de masa o mini crêpes que sirven de base para comer el caviar y el salmón, según la tradición rusa. (7) El Tarot UFO se nutre de las populares historias de extraterrestres y de objetos voladores no identificados. Los arcanos mayores están relacionados con mitos y figuras de la ufología y los trajes con tipos de seres extraterrestres.

arrastrando los pies de la tienda en el mismo silencio sepulcral que había entrado. Había estado en el comercio minorista durante cinco años y esa había sido la experiencia más extraña que había tenido con un cliente. Las cinco y media y la nieve se acumulaba demasiado en el exterior. Logan no había tenido un cliente en la última media hora, y en este momento no pensó que lo tendría. Cualquiera en su sano juicio estaría en casa o camino a casa ahora mismo antes de que las carreteras se pusieran peor de lo que probablemente ya estaban. Él estaba a punto de cerrar y bloquear la puerta un poco antes de lo habitual, cuando un empresario con complexión atlética, de unos cuarenta años, entró. Logan lo reconoció como un cliente habitual y creía recordar que su nombre era Robert. Él venía de vez en cuando y buscaba libros: temas como el taoísmo, la meditación, que se manifiesta con el pensamiento positivo. A veces, compraba un libro o dos, y de vez en cuando se llevaba algo más de la tienda que fuera de su agrado. También era, si Logan no estaba equivocado, gay. Había un ambiente definido... la forma en que hacía contacto visual con Logan, cómo le sonreía. Era un hombre bien parecido con una cabeza llena de cabello castaño empezando a ponerse gris en las sienes, penetrantes ojos azules y una fácil sonrisa de labios gruesos. Siempre olía bien con colonia cara, la cantidad justa sin ser excesiva, y el hombre podía llevar un traje a la medida como nadie. Era el tipo de hombre que si ponía su foto en un sitio de Internet gay, probablemente tendría treinta correos electrónicos de hombres jadeantes por ir a su encuentro en los dos primeros minutos. —Hey, no he llegado demasiado tarde, ¿verdad? — preguntó con un destello de dientes blancos cuando entró por la puerta, cepillando la nieve de los hombros de su abrigo de lana y sacudiendo la cabeza.

—No, no, entra. No era como si Logan tuviera a dónde ir. Regresó detrás del mostrador para revisar algunas facturas que habían llegado en el último par de semanas, mientras que el empresario miraba a su alrededor. A pesar de que normalmente a Logan le gustaba hablar con sus clientes, Logan no inició una conversación esa noche. Mientras una parte de su cerebro trabajaba en las facturas, el resto de él estaba en otro lugar, tal como había sido durante las últimas cuarenta y ocho horas, pensando en cierto elfo con una caliente voz de terciopelo. Revivía en su mente una vez más los detalles de la noche del miércoles, cada caricia, cada beso, cada gemido cuando Hallan lo había llevado a un lugar donde nunca había estado antes, con todos los sentidos comprometidos, su cuerpo temblando en el borde de un pináculo más alto que cualquiera que hubiera experimentado, y luego una vertiginosa carrera cuando cayó desde el borde. Logan se mordió el labio para contener un grito silencioso. —¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte? Los ojos de Logan se abrieron de golpe, no se había dado cuenta que los había cerrado, y sintió el calor corriendo por sus mejillas. Oh, Dios, ¿habría hecho algo de ruido en voz alta? —Um... ¿qué? —preguntó, tratando de jugar el papel de hombre frío. Sabía que tenía una tendencia a mostrar todas sus emociones en su rostro. —Dije, si había algo que yo pudiera hacer para ayudarte. Te veías como si estuvieras reviviendo algo muy sorprendente, pero luego te veías triste, como si él se hubiera ido y te dejara durmiendo solo cuando todo había terminado. Robert, el galán empresario, sonreía. ¿Y qué podía leer Logan en su mirada azul?

—Uh... —Un hombre como tú definitivamente no debería dormir solo. —Robert puso una mano sobre el mostrador y se inclinó más cerca—. Sea quien sea o haya sido, mereces algo mejor. Es por eso que pensé que tal vez podría ayudarte. Logan tragó saliva. Estaba bastante seguro de que había dicho algo lo suficientemente fuerte como para que el hombre escuchara, también. —Gracias, pero... estoy bien. En serio. —Oh, vamos. Déjame invitarte a una copa en esta noche nevada. Tú me lo puedes contar todo. Entonces podemos ir a mi casa. Tengo una gran chimenea. Una alfombra de piel de oveja. Podemos ver hasta dónde poder ir después de eso. Mierda. El tipo le había tirado todo en la cara. Y entonces, un pensamiento golpeó a Logan. El aceite de PASIÓN. Robert había olido, obviamente, el aceite antes de que Logan se hubiera dado cuenta de que él estaba allí, de pie ante él. Esa podría ser la única razón posible de que le hubiera dicho esas cosas. Pero cuando miró al lado de la caja registradora, la botella restante seguía allí, en el mismo lugar que había estado antes. No se veía como si hubiera sido tocada. «Qué dem…» —¿Tú, um, no habrás abierto casualidad? —Logan le preguntó.

esa

botella

por

Las cejas de Robert se juntaron por la confusión. — ¿Qué?

—Esa pequeña botella de aceite, justo ahí. —Logan señaló—. ¿La abriste? Robert miró en la dirección que Logan señalaba, y luego volvió a mirarlo con la misma expresión un poco confusa en su rostro. —No, ¿debería haberlo hecho? —Oh. Uh... no. No. «Oh, Dios mío. ¿En realidad él me está tirando un lance, verdad?» —Había pasado condenadamente mucho tiempo desde que Logan había estado en una situación como ésta, así que no estaba seguro de si debía estar sorprendido o emocionado. Robert arqueó una ceja. —¿Seguro que estás bien? Es mejor que me dejes comprarte esa bebida. —No —dijo Logan un poco demasiado fuerte. El calor se arrastró hasta sus mejillas una vez más—. No. Quiero decir, gracias, pero las bebidas y yo... no nos llevamos demasiado bien. —Hey, eso es bueno —dijo Robert, levantando las manos. Luego volvió a sonreír, una por la que mil tipos conectados en algún sitio gay de Internet estarían dispuestos a hacer cola en masa—. ¿Qué hay de una cena entonces? No hay presión. Sólo la cena y la oportunidad de hablar. La verdad es que he estado aquí varias veces y me gustas. Me gustaría llegar a conocerte mejor. Logan miró a los ojos sexys, pero completamente sinceros de Robert, una mirada por la que él debería haber estado cayendo, ya que, Dios mío, seamos sinceros, este hombre era una trampa. Y en su lugar, todo lo que Logan podía pensar era en cómo Hallan había conseguido de alguna manera llevarlo a la cama cuando Logan estaba borracho y se desmayó, cómo había hecho una poción para hacer que se sintiera mejor, en cuán tiernos eran sus besos, y cómo de baja era su voz cuando le dijo: “Yo te

amo, Logan”. Ese recuerdo hizo que el pecho de Logan se apretara con dolor. —Eres realmente un gran tipo... Robert, ¿verdad? Y agradezco la oferta, lo hago. —Logan le dio una sonrisa de disculpa—. Pero... hay alguien más. —¿El tipo que te dejó durmiendo solo? —Sí. Pero... —Una risa suave escapó de Logan—. No es lo que seguramente estás pensando. La sonrisa de Robert era de decepción, pero genuina. —Bueno, tenía que preguntar, pero entiendo. Si alguna vez te rompe el corazón, entonces... —Si alguna vez me rompe el corazón, creo que probablemente le patee en el culo —dijo Logan con una sonrisa, recordando que debió decirle algo similar a Hallan. Robert rió, una risa rica y baja, como un buen whisky. —Estoy seguro de que lo harás. Entonces, ¿qué hay en la botella por la que me estabas preguntando antes? — Tomó la poción y estudió la etiqueta—. ¿Pasión? Hmm... — Empezó a abrirla, pero Logan colocó una mano sobre la de Robert. —Confía en mí, no necesitas gastar tu dinero en esto. Ya tienes esto de forma natural. Robert le lanzó otra sonrisa. Maldita sea, ¿el hombre siempre sonreía? —¿Es eso un cumplido? —Tú ya sabes que lo es. Y lo digo en serio. Para sorpresa de Logan, Robert se puso serio y Logan vio un atisbo de soledad en su mirada. —Agradezco tu fe en mí más de lo que piensas. Pero la verdad es que, cuando llegas a cierta edad, no es tan fácil como solía ser —puso la

botella de aceite en el mostrador, delante de Logan, sacó su cartera y le entregó una Visa Platinum. —¿Quieres abrir la botella primero para que sepas lo que estás comprando? —Logan le preguntó. —¿Funciona? —Oh, sí. Funciona. —Entonces, eso es todo lo que necesito saber. Confío en ti. Una sonrisa arqueó los labios de Logan. —Eres un hombre interesante, Robert. Un tipo afortunado todavía no sabe lo que se está perdiendo. Pero sospecho que va a saberlo muy pronto. —Y tú, por cierto, eres igualmente interesante tratando de evitar que compre lo que supongo que es un elemento caro. Yo no conozco a mucha gente con ese tipo de honestidad. Compartieron una sonrisa, y unos minutos más tarde Logan lo acompañó a la salida, hacia la noche nevada. Cuando él cerró la puerta detrás de Robert y volteó el cartel de ‘Abierto’ a ‘Cerrado’, esto golpeó a Logan con lo que había hecho. Un realmente agradable, hombre sexy, alguien al que podía ver como un amigo y que probablemente sería un infierno de novio, lo había invitado a salir. Y él lo rechazó. Hace dos días, habría salido con Robert en un segundo. Pero ahora... todo lo que quería, con tal ferocidad que le era difícil respirar, era al único hombre que no estaba aquí. Hallan.

eis días». Hallan había pasado seis largos días miserable y solitario desde que había regresado del mundo de Logan. Seis días en los que el maldito rey lo había mantenido muy ocupado y demasiado bien custodiado para que él escapara incluso unos pocos minutos para ver si el espejo seguía funcionando, y mucho menos ser capaz de echar un vistazo a Logan. El hecho de que no había abierto la puerta para tomar su bandeja de la cena la noche en que se había ido había sido reportado al rey. Es por eso que el rey lo había llamado a la mañana siguiente, sin cesar su interrogatorio sobre dónde estaba para que no pudiera comer la cena. Hallan había agitado la cosa apagando las sospechas con la explicación de que había estado ocupado trabajando en sus habitaciones y no tenía hambre. Se había pegado a la historia, no importaba cuántas veces le había preguntado sobre el asunto el rey Zolodan, tratando de engatusarlo y hasta amenazándolo. Aunque no lo reconociera así, era obvio que el rey creyó que Hallan se había escabullido de Anseal y se han ido para ayudar en la rebelión de su “traidor” sobrino. Normalmente, si Zolodan quería poner a prueba la veracidad de la historia de alguien, simplemente le pedía a Hallan una poción de la verdad para darles y todo se revelaría. Pero por las leyes de la magia, las pociones mágicas que el mismo Hallan hacía con su magia, no

podían ser usadas en su contra; simplemente la magia se negaba a ello. Lo que dejó a Zolodan en la oscuridad de si la historia que Hallan le decía era verdadera o no. Puesto que él no podía estar seguro, en los últimos seis días, había mantenido a mano a Hallan, alegando que necesitaba a su leal maestro de pociones listo y disponible en estos tiempos difíciles. Incluso había arrastrado a Hallan con él en un viaje urgente a Rorath Nithindural, la sala de los elfos de la montaña, un agotador viaje de dos días de ida y otro tanto para el regreso. Y el par de noches que había pasado aquí, en Anseal, había obligado a Hallan a dormir en una de las antesalas de la cámara del rey, en caso de que fuera necesario. Finalmente, esta noche, desesperado por escapar aunque fuera por un rato, Hallan había tomado secretamente una poción para enfermarse. El rey, menos que satisfecho, pero incapaz de refutar el argumento de que Hallan necesitaba tener acceso a sus materiales a base de hierbas con el fin de hacer un remedio para su enfermedad y que necesitaba una buena noche para recuperarse, le había permitido volver a sus propias cámaras. Pero el rey había apostado un guardia en el pasillo fuera de su puerta que lo vigilaba como un halcón desde que Hallan entró. Las habitaciones de Hallan estaban en lo alto de una de las torres, por lo que confiaba que el guardia por lo menos tuviera un intelecto más o menos razonable y asumiera que una vez que Hallan hubiera entrado, no habría manera de que se fuera sin volver a salir por la puerta que estaba custodiando, lo que le daba varias horas de tiempo ininterrumpido. Esperaba. En el momento en que había entrado en su habitación, había cerrado la puerta detrás de él y se tragó

la poción para anular los efectos de la primera, la que dejó a sus entrañas retorciéndose y agitándose. El remedio funcionó casi de inmediato, gracias a Dios. Se estremeció. Había sido una cosa miserable hacerse eso a sí mismo, pero había valido la pena, ya que le había dado algo de preciosa libertad. Se puso a trabajar en la preparación de los elementos que iba a llevar con él al mundo de Logan. La única ventaja de haber tenido que esperar seis días fue que había tenido mucho tiempo para pensar y planificar. Pero cuando puso sus provisiones en una bolsa de viaje de cuero y se la echó al hombro, no podía quitarse el miedo de que sus libertades aquí pronto se fueran del todo. Después de estos últimos días estando cerca del rey ininterrumpidamente, Hallan había empezado a preguntarse si tal vez la obsesión del rey con él podría ser algo más que el hecho de que él era hijo de su madre. Junto con las preguntas sobre su paradero la noche en que se había ido, el rey había también preguntado a Hallan, de un modo no muy sutil, acerca de su padre, preguntas a las que Hallan no podía, con toda honestidad, dar una respuesta ya que nunca lo había conocido. Más específicamente, ni siquiera supo quién era. Cuando era un niño y él preguntó, su madre se había negado a hablarle de ello, diciendo que era mejor de esa manera y que nunca iba a hablar de ello con nadie. Ella nunca cedió. Fue la única vez que ella se había negado a ser honesta con él sobre cualquier cosa. Y eso había alimentado una creciente sospecha en él durante años. Una sospecha de que tenía miedo que el Rey Zolodan también podría llegar a compartirlo. Si ese fuera el caso y la paranoia del rey crecía peor, Hallan sabía que su vida aquí, tal como era, podría alterarse drásticamente al antojo de Zolodan.

Y entonces su vínculo con Logan se habría perdido. Tomando una respiración profunda y luchando contra una nueva agitación en su estómago, esta vez de los nervios anudados, barrió una mano alrededor del vidrio élfico para hacerlo visible, y luego observó que la niebla se levantó y la cocina de Logan quedó a la vista. Esperaba que fuera el momento en el que Logan estuviera en la cama durmiendo y por lo tanto hubiera poco riesgo de que viera a Hallan llegar a través del espejo. La cocina estaba a oscuras, lo que significaba que allí sin duda era de noche. Murmurando una oración en silencio para que el vidrio élfico le permitiera atravesarlo de nuevo, las manos de Hallan se cerraron alrededor del marco de plata y tiró. Cuando el marco comenzó a moverse, extendiéndose por debajo de su toque, un alivio tan profundo se extendió por él, que casi se sintió mareado. —Gracias —murmuró. Entró en la cocina oscura y de inmediato se dio cuenta de que estaba mucho más fría de lo que había estado la última vez. Una ráfaga de viento golpeó la casa, sacudiendo la ventana de la cocina y las ramas del árbol golpeando contra ella. Hallan puso su bolsa de cuero sobre la mesa y se acercó a los cristales cubiertos de hielo, donde se asomó a la oscuridad. No veía luces por ningún lado. Su vista aguda, sin embargo, podía ver las densas nubes cargadas de nieve y remolinos formándose fuera. Los cristales finos golpearon el espejo, y un proyecto de aliento de aire se filtró alrededor del marco. No era de extrañar que la casa estuviera helada. Volvió a preguntarse por qué Logan no mantenía un fuego encendido para calentar el lugar.

Como no quería estar lejos de él ni un minuto más, Hallan excavó en la bolsa, sacó dos pequeños frascos, y subió las escaleras a la habitación de Logan. Se acercó a la cama silenciosamente, capaz de distinguir la forma de una masa más o menos del tamaño de un humano completamente enterrado bajo las sábanas. Se sentó en el borde de la cama y extendió la mano para acariciar la mano sobre lo que él pensaba que era la cabeza de Logan. Cuando la masa se movió y escuchó un ronquido suave, una sonrisa curvó sus labios. Después de seis largos días fuera, sentía como que finalmente había llegado a casa. Y llegó el momento de decirlo todo a Logan. No podía soportar que Logan pensara que él era sólo un sueño como la última vez. Pero lo que necesitaba saber era la verdad de su situación. Había tenido más de dos años de conocer a Logan, escucharlo, verlo, y durante ese tiempo había caído tan profundamente enamorado de él, que estaba seguro de que sería para siempre. Logan nunca había tenido la misma oportunidad de conocerlo. Se merecía la oportunidad de ver y aprender por sí mismo y tomar una decisión acerca de si quería continuar lo que había comenzado durante la primera visita de Hallan. Y si lo seguía, debía conocer la realidad a la que se enfrentaban. El tiempo no estaba del lado de hallan esta noche, pero tenía la intención de hacer lo mejor que pudiera.

—Logan. La sexy voz masculina se deslizó en el sueño de Logan y agitó el anhelo caliente en su interior. Era familiar,

dolorosamente tanto... y una parte de él quería acurrucarse contra él y volver a caer en un sueño aún más profundo que el de antes, envolviéndose en el tono cadencioso a su alrededor que era como una manta de consuelo; mientras que la otra parte de él quería tirar de esa voz más cerca y separar las piernas, invitándolo a su calor de terciopelo, a su núcleo, con lentitud, apretando, seduciéndolo. —Logan... vuelve a mí. Ahora sonaba con humor, al borde de una sonrisa, y tan condenadamente sensual y cautivador que se sintió abandonando el capullo cálido del sueño sólo para escucharlo de nuevo. Y luego fue abriendo los ojos a la oscuridad y el frío... y un cuerpo duro, caliente, sentado a su lado en la cama, hizo todo lo demás irrelevante. —Oh, Dios... —Logan se apresuró a sentarse, con el corazón palpitante—. ¿Eres... eres realmente tú? —Soy realmente yo. A pesar de la absoluta oscuridad, con las manos encontró instintivamente el rostro del hombre que había sido incapaz de olvidar ni por un segundo, agarrándolo por las mejillas, tiró de él en un beso lleno de tal anhelo desesperado que Logan no estaba seguro de dónde había estado guardando todo ese sentimiento hasta ese momento. Una de las manos de Hallan subió a la parte posterior de su cabeza, presionándolo para que sus bocas se ajustaran aún más; y Logan se apoyó en él, absorbiendo su calor, su presencia. Cuando finalmente tuvieron que hacer una pausa para tomar aire, sus labios se abrieron, pero no fueron muy lejos y Logan apoyó la frente en Hallan, dejó que sus manos vagaran, encontró la suave curva de sus orejas

puntiagudas y recibió un gemido tembloroso en respuesta. —Estás realmente aquí. No estoy soñando. Tú eres real y estás aquí. —Estoy aquí. —Te extrañé. Y necesito saber por qué. —¿Por qué? Logan le dio un beso, sintiendo su aliento cálido contra su boca. —¿Por qué te he echado tan condenadamente de menos cuando apenas te conozco? ¿Por qué cada vez que he cerrado los ojos podía sentir tus manos sobre mí, y tus besos, y escuchar tu voz susurrando en mi oído? ¿Por qué la idea de que seas un elfo ya no parece un cuento fantástico y loco, y sólo se siente correcto y bueno? ¿Y por qué no he podido dejar de pensar en ti, o desearte? —¿No has podido? —dijo dejando sorprendido y emocional especie de gemido.

escapar

un

—No, yo no he podido olvidarte. —Logan se levantó y empujó los cobertores lejos, aunque hacía mucho frío en la habitación. La energía eléctrica se había ido justo antes de acostarse y la temperatura en la casa había bajado considerablemente, pero Logan apenas lo notó. Necesitaba estar más cerca. Él pasó la pierna sobre Hallan colocándose a horcajadas sobre su regazo y, frente a él, se hundió en las largas piernas, para luego sostener su cara de nuevo para otra serie de besos. Fuertes dedos se aferraron en sus caderas, su culo, tirando de él hasta cerca de la cresta de una evidente erección excavando en el pliegue entre sus nalgas a través de los gruesos y sudorosos pantalones que llevaba.

Él se quejó. —Hallan... Dios, estos dos últimos días han parecido mucho... Dio una respiración lenta y profunda, y luego Hallan estaba echado hacia atrás, acariciando con su mano la mejilla de Logan. —Han pasado seis para mí. —¿Seis? ¿Qué quieres decir? —Para mí, han pasado seis días desde que me fui. —¿Cómo... cómo es eso posible? —El tiempo pasa de manera diferente aquí que en mi mundo. Dos días para ti, seis para mí. Quería venir antes, pero esta fue la primera vez que fui capaz de estar solo y salir. —Cuéntame. —Logan apoyó su boca en la de Hallan, queriendo empujarlo hacia abajo, cubrir a ambos con los cobertores y perderse en el calor del elfo, su sabor, y sentir su cuerpo duro inclinarse sobre él, dentro de él de nuevo. Pero deseando, aún más, saber quién estaba dentro, cómo había llegado hasta aquí, y por qué había golpeado tanto a Logan. ¿Cómo se las había arreglado tan rápido para romper todas las barreras de Logan a todo lo que había considerado real y verdadero, y no sólo el abrirse a las asombrosas posibilidades, sino también abrir su corazón y lo más profundo de su interior? —Te diré lo que quieras saber. Tenemos que hablar. Su voz había bajado, y el tono serio causó que el pecho de Logan se apretase en un momento de pánico. —¿Está todo bien? Tú... tú no tienes que irte ahora ¿verdad?

Una mano acarició gentilmente su mejilla, el dedo pulgar cepillando sobre sus labios. —Es complicado. —Otra vez esa palabra—. Te lo explicaré todo. «Oh, Dios... ¿por qué no suena bien?» —El frío de la sala de repente penetró a Logan y se estremeció. —Tienes frío. Aquí. —Él escuchó y sintió a Hallan tirando de las pesadas mantas y el edredón de plumas encima de ellos, luego se giró como si fuera a quedarse junto a Logan en la cama —No. No. Yo quiero verte, necesito verte. Fuera hay una tormenta de nieve, pero tengo velas aquí, en la mesita de noche… Hallan le agarró la mano antes de que llegara a la pequeña mesa. —No, Logan. Pero Logan se soltó y dio unas palmaditas en la parte superior de la mesilla de noche buscando el encendedor. Su mano golpeó una de las largas velas. —No. —Hallan cubrió la mano y apretó sobre ella, su control era mucho más fuerte de lo que Logan hubiera esperado. —Sólo quiero verte, maldita sea. —Tiró, pero el elfo no lo liberaría esta vez. —Yo sé que quieres... pero no puedes. No así —dijo con urgencia, casi suplicando. —No lo entiendo. ¿Por qué no? —Intentó nuevamente liberarse, pero Hallan lo mantuvo firme. —Logan, escúchame. —Su voz era tensa, casi llena de dolor, que hizo que Logan dejara de luchar un poco para liberarse de su agarre.

—Por favor. Si tratas de verme, si me ves en este mundo... entonces tendré que regresar de nuevo a mi mundo y la ventana que me permite venir aquí se cerrará. Para siempre. Yo... no seré nunca más capaz de llegar aquí de nuevo. No seré capaz de verte de nuevo. Tú me habrás perdido y yo te habré perdido. Lo último fue un susurro que cortó a través del corazón de Logan como una cuchilla caliente. Tragó saliva, intentó hablar, no podía. Los nudillos de Hallan rozaron su mejilla. Con tanto cuidado y ternura, que casi hizo que Logan llorase. —Así que... —Las palabras, cuando llegaron, estaban oxidadas, apretadas, apenas pudiendo salir más allá de la constricción en la garganta—. ¿Así que nunca podré verte? —Hay una manera. Al menos por esta noche. Si tú estás dispuesto. —Sí. Sea lo que sea, estoy dispuesto. —¿Estás seguro? Porque se trata de dormir y... bueno, soñar. Odio el que por fin he logrado convencerte de que soy real y no estás soñando, sólo para decirte que esta noche, si deseas estar conmigo, será en una especie de sueño. La garganta de Logan se apretó de nuevo. —¿Voy a recordar esto? —Por supuesto. Esto no será un sueño normal. Va a ser un sueño controlado en el que elegimos dónde será y qué sentiremos, lo que decimos y qué hacemos. Cuando te despiertes, te acordarás de todo. Se sentirá como que realmente sucedió... ya que va a suceder. Sólo que en un plano diferente de donde estamos ahora.

—Al igual que una proyección astral donde nuestra consciencia trasciende el plano físico —explicó, no estaba seguro de si ‘astral’, era la traducción de algo que la gente conociera en el mundo de los elfos. —Exactamente. —¿Y vamos a estar juntos? —Sí. —Está bien. Estoy dentro. ¿Cómo lo hacemos? —Con esto. Las manos de Logan dieron unas palmaditas en Hallan en la oscuridad y descubrió que tenía dos pequeños frascos. —¿Qué es? —Va a ponernos a dormir dentro del sueño. —¿Hasta cuándo vamos a dormir? —Alrededor de una hora. No tengo mucho tiempo aquí esta noche, Logan. Fue difícil para mí alejarme. He tenido guardias respirando sobre mi nuca los últimos seis días, porque ellos sospechan de la última vez que estuve aquí. Si yo no regreso antes de que alguien descubra que me he ido... —¿Los guardias? ¿Estás en peligro? —El pensamiento hizo que su corazón latiera alocadamente. —Digamos que si yo no estoy allí, cuando se supone que debo estar, no podré... —Su voz quedó atrapada en su garganta. —Oh, Dios... no podrás ser capaz de volver por una razón muy diferente.

—Sí. Es por eso que pensé en la poción de sueño. Mi tiempo aquí es limitado, pero en el sueño sentiremos como que tenemos más tiempo. —Entonces vamos a hacerlo. Quiero todo el tiempo que pueda conseguir contigo. —Aquí tienes el tuyo. Logan tomó el pequeño frasco y sintió y descubrió un corcho en miniatura en la final del mismo. —Vamos a beber, y luego nos acostamos. —¿Cuánto tiempo tarda en arrancar? —¿Arrancar? —En empezar a hacer efecto. —No mucho. A los pocos minutos como máximo. —Bueno, entonces vamos a acurrucarnos bajo las sábanas. Hace mucho frío aquí y no quiero volver a nuestro cuerpo y que estemos hechos unos cubitos de hielo. Ese pensamiento llevó a hallan a soltar un suave resoplido de risa en la oscuridad, y el suave sonido se dirigió directamente al corazón de Logan. —Muy bien, bebé, entonces vamos a ponernos cómodos —dijo Hallan. Logan sacó el tapón de la botella y la puso frente a él, aunque no podía verla. —Salud. —¿Salud? —Es un saludo que los seres humanos dicen antes de beber, por lo general antes de tomar bebidas alcohólicas. También se podría decir ‘hasta el fondo’. Por supuesto que podría... um... decirse de más de una forma.

Otra risa cálida de Hallan lo recorrió, y esta vez disparó directamente a su ingle, sin duda, en parte, por la mano posesiva que apretaba su culo. —Y si pregunto —Hallan mordió su labio inferior, dejando escapar un gruñido suave—, ¿voy a llegar a ver una demostración de, ‘hasta el fondo’? Calor sensual inundó a Logan en olas brillantes por la imagen que eso creó en su mente. —Tal vez si lo pides educadamente. O incluso no tan bien. —Voy a mantenerte en eso. —La voz de Hallan era seductora, caliente, profunda y pura. Logan se estremeció con la necesidad. —Entonces, no perdamos más tiempo —chocó su copa contra la de Hallan, la levantó a sus labios y se tragó el líquido parecido a la miel. Sintió cómo Hallan hacía lo mismo. Entonces Logan se arrastró fuera de su regazo y se acomodó otra vez en la cama, acariciando el espacio vacío a su lado. Hallan se deslizó a su lado, levantó los cobertores a lo largo de los dos, y tiró de Logan a sus brazos. —Yo estaba esperando para llevarte de vuelta a mi cama —dijo Logan—. Pero no tenía planeado que nosotros estuviéramos completamente vestidos cuando sucediera. —Nos ocuparemos de eso con bastante facilidad cuando estamos en el plano de los sueños. Logan sonrió ante la idea de ver a Hallan despojado de su ropa. —¿A dónde iremos en este sueño? ¿Va a ser aquí o en algún otro lugar? —¿A dónde quieres ir?

—A algún lugar cálido —dijo Logan acurrucándose cerca, empezando a sentir los rizos de la primera imagen del brumoso sueño por sus venas. —Podemos hacer eso. —El aceite de PASIÓN que hiciste... eso fue increíble. Ya vendí las cuatro botellas. Gracias. Quiero decir, realmente muchas gracias. —No hay de qué. Traje más suministros conmigo. Voy a hacer más esta noche antes de irme. —No quiero que te sientas como que tienes que hacer eso —protestó Logan. Él estaba tan, tan agradecido por la ayuda que Hallan le había dado. Logan había pagado esta noche en forma on-line la factura eléctrica antes de que se cortara la luz; un poco de ironía... la pagó y se cortó de todos modos, y todavía tenía un poco de dinero de sobra para hacer las compras este fin de semana. Pero él no quería que Hallan sintiera que tenía que hacer más pociones sólo para... para comprar la felicidad de Logan o algo así. —Yo quiero hacerlo. —Las manos de Hallan acariciaban su espalda, relajándolo y llevándolo más cerca del sueño—. Amo ser capaz de ayudarte, y me da la oportunidad de hacer lo que me gusta. —Entonces, ¿qué ocurre contigo y estas pociones... el aceite de PASIÓN, esas cosas que trajiste esta noche? ¿Cómo sabes tanto sobre estas cosas? —Su cuerpo se estaba poniendo pesado y relajado. Los dedos del sueño se deslizaban más cerca. —Porque eso es lo que hago, lo que soy. Yo soy un maestro de pociones... maestro… de… pociones.

Las palabras se registraron en la mente de Logan, y el sueño, en su belleza morena, suave, lo envolvía.

ogan se despertó con la sensación de un glorioso calor filtrándose en su cuerpo. No demasiado, lo justo. Los ojos todavía cerrados, y su cabeza se sentía en un lugar cómodo y refrescante. Briznas de hierba le hacían cosquillas en los dedos y sus ojos se abrieron para encontrar árboles sobre los que moteaba la luz del sol que brillaba sobre él desde un cielo azul salpicado con tenues nubes blancas. Se sentó y se quitó los calcetines para poder mover los dedos de los pies en el pasto, disfrutando de la sensación, el olor. Mirando hacia arriba, él se empapó en el prado verde solitario, con el enorme árbol de hojas plateadas en su centro. Y luego su mirada se posó en un espectáculo que lo llenó de un embriagador calor. El calor que no tenía nada que ver con el día soleado. Se puso de pie y caminó a través de la espesa hierba. —¿El maestro de pociones? La alta figura vestida con botas de cuero hasta la rodilla, una camisa y pantalones del verde más oscuro, con el largo y brillante cabello con el color de la luz del sol, se giraba hacia él. Una sonrisa con hoyuelos iluminó el rostro marfil y suave del elfo, su cara finamente esculpida, curvando sus sensuales labios y encendiendo una chispa en sus ojos de caliente amatista.

La visión robó el aire de Logan. Su corazón se desaceleró a un latido fuerte que sentía en sus venas. Y todo lo que podía hacer por segundos era mirar y disfrutar de la belleza. —¿Necesitas una poción? —La voz aterciopelada que había llegado a conocer tan bien cepilló sus sentidos. —Hallan —suspiró, sin saber dónde había encontrado el oxígeno para hablar. Y entonces los brazos de Hallan estuvieron a su alrededor. Su boca cubrió la de Logan con un beso que clavó los dedos de los pies de Logan profundamente en la tierra blanda; tenía sus propios brazos rodeando la cintura del elfo, y tiró de él suavemente hasta que pequeños gemidos salieron de su garganta sin ningún control. Una de las manos de Hallan se hundió abajo para tomar posesión nuevamente de su culo, apretando a través de sus pantalones de chándal. La otra se unió a la primera. Cuando las dos manos ahuecaron las nalgas de Logan y lo levantó, Logan rodeó con sus piernas las magras caderas y con sus brazos alrededor del cuello de su amante, sin romper nunca el beso. Porque se había vuelto muy claro para él que lo necesitaba para respirar. Necesitaba a este hombre para vivir, para vivir de verdad. Ellos se movían con pasos largos a través del prado cerca del árbol. Hallan se arrodilló, sosteniendo la parte de atrás de Logan, y Logan todavía se agarraba con sus piernas a su alrededor. Hallan lo tendió en el elástico suelo. Se inclinó sobre él, devorando su dulce boca, sondeando con su lengua y presionando el canto de bienvenida de su deseo en la ingle de Logan. Se apartó el tiempo suficiente para arrastrar la camiseta de Logan sobre su cabeza, y luego su boca de nuevo, mordiendo sus labios, lamiendo con su lengua a lo largo de la línea de su mandíbula,

jugueteando con la punta de la misma con sus orejas hasta que Logan serpenteó por debajo de él. Se levantó de nuevo, iluminado por el sol, lo que creó un halo dorado que brillaba a su alrededor mientras se movía. Deslizó los pantalones de Logan y la ropa interior por sus piernas y los sacó. La hierba a la sombra de los árboles, era fresca contra la caliente piel de Logan, y olía de alguna manera más fresca y más verde de lo que jamás podría recordar. El cielo era más azul, también, el color más rico. O tal vez era todo por el hombre etéreo y hermoso que estaba de rodillas entre sus piernas, mirando hacia él con tal fascinación, embelesado y deseoso, reflejado en el calor en sus ojos, que Logan pensó que podría explotar por la gran intensidad emocional de su mirada. Ni siquiera podía hablar. Todo lo que podía hacer era estar allí y mirar hacia él, deseándolo con cada fibra de su ser. Y luego Hallan estaba quitándose quitándose su camisa, botas, pantalones.

su

cinturón,

El corazón de Logan se alojó en su garganta. Lo que había pensado que era hermoso antes, había sido nada más que una probada, una pizca de la realidad completa y deslumbrante que lo que Hallan Greystone era desnudo. Le secó la boca. Él abrió los brazos, diciendo sin palabras que necesitaba que este hombre lo completara. Hallan tomó la mano derecha de Logan, y con una sonrisa fugaz, besó los nudillos cerca del anillo de plata. — Lo llevas puesto —dijo en voz baja, los ojos brillantes. —¿Es... está bien? —Está más que bien. Yo esperaba que lo hicieras. —La plata es extraña. Parece que perfectamente al dedo en el que lo ponga.

se

amolda

Hallan sonrió. —Eso es porque no es de plata. El metal se llama elorium. Es muy raro. Fue extraído hace miles de años atrás, en otra tierra. El que encaje en cualquier dedo en que lo pongas es por el elorium, éste hace que se ajuste a su portador. Este anillo fue un regalo de mi madre, pasado de su padre, y así sucesivamente, a partir de los elfos a través del mar. La piedra es un símbolo de los maestros de pociones. —Deberías llevarlo tú entonces —dijo Logan rápidamente, tirando de él por su dedo—. Es muy, muy muy precioso, y es una reliquia de tu familia. —Se lo tendió a Hallan, el dedo sin el anillo despertó en él un sentimiento de desnudez, y una parte de su corazón se rompía con su pérdida. Durante un breve tiempo, el anillo le había dado una conexión con Hallan, incluso cuando estaban separados. Hallan lo tomó, pero él besó los nudillos de Logan de nuevo, para luego deslizar el anillo en su dedo y cerrar las manos sobre la parte superior de este. —Aquí es exactamente donde se supone que debe estar. —Hallan… Apretó un dedo sobre los labios de Logan. —Quiero que lo uses. Me gusta verlo en ti. Así como saber que está ahí. ¿Cómo iba a discutir cuando Hallan lo miraba de esa manera... tan lleno de pasión, calor e intensidad? Su corazón parecía crecer dentro de él. Hallan se inclinó, con las manos en el suelo a cada lado de Logan, y manteniendo su mirada hambrienta en él. —Necesitas saber que estoy enamorado de ti, Logan —dijo con voz ronca—. He estado enamorado de ti durante mucho tiempo.

Sus manos temblaban, Logan le acarició la mejilla, lleno de asombro. —¿Cómo? —El espejo en tu cocina. Es un cristal élfico. Tengo a su compañero colgado en la pared de mi habitación. Es una ventana entre nuestros mundos. No podía venir a través de ella hasta que pidieras ayuda, pero podía verte y oírte. —Oh, Dios —suspiró—. ¿Por cuánto tiempo? —¿Cuándo colgaste el espejo? —La primavera pasada, tal vez hace nueve meses. ¿Has estado viéndome todo ese tiempo? —Para mí fue desde hace más de dos años y nunca tuve la intención de invadir tu privacidad. Empezó como simple curiosidad, porque no hay muchos seres humanos en Lamerion. —¿Lamerion? —Mi mundo. Este mundo. —Miró alrededor de la pradera, y luego hacia abajo a Logan—. Pero cuanto más miraba, más me llamaba la atención tu sonrisa, tu sentido del humor, tu ternura, tu pasión, la manera que tenías de hablar con esa criatura-ratón. Y me empecé a preocupar por ti. Cuando tú eras feliz... yo estaba feliz. Cuando estabas herido, a mi me dolía. Y entonces... entonces yo no podía dejar de verte, porque estaba enamorado de ti. —No sé cómo, pero... creo que lo sabía —murmuró Logan, frotando las yemas de sus dedos índice y medio sobre los labios de Hallan—. El espejo... creo que sentí que alguien me veía. No sabía que eras tú, pero me quedaba hipnotizado por el objeto, lo mirada fijamente, a veces, sentía... ¡Dios, esto suena estúpido, pero me llegué a sentir confortado por el espejo! Hallan bajó la cabeza y besó los dedos de Logan.

—¿Por qué yo no te veo? —le preguntó Logan. —Sólo funciona en un sentido. —Hallan lo dijo con tanto pesar que hizo que el pecho de Logan doliera aún más—. A veces me sentía tan culpable por observarte, deseándote cuando tú ni siquiera sabías que yo existía. —Pero de alguna manera, creo que lo sabía. Eso explica tanto, Hallan. Cuando llegaste a través de él la otra noche, cuando... Yo nunca, nunca dejé que nadie estuviera conmigo de una forma tan íntima con tanta rapidez. Simplemente no hago eso. Y no fue porque había bebido demasiado. Yo confiaba en ti. Te sentía familiar, como... —Como que encajábamos a la perfección y habíamos sido amantes durante mucho tiempo —Hallan terminó por él. —Exactamente de esa manera. —Los pulmones de Logan se comprimieron con dolor—. Oh, Dios, Hallan... me has encontrado. No quiero perderte. ¿Qué vamos a hacer? Si no puedo verte y tú estás en algún tipo de peligro cada vez que vienes a visitarme... —Shhh... —Los labios de Hallan se posaron sobre los suyos, entonces los colocó sobre sus ojos—. Todo estará bien. —¿Cómo? ¿Cómo va a estar bien? Sus ojos se oscurecieron por la preocupación, pero la determinación brillaba en las profundidades de esas piedras preciosas. —No sé. Pero vamos a encontrar una manera de hacerlo bien. Porque yo no quiero perderte tampoco. No te voy a perder —dijo con fiereza. Sus labios encontraron el hueco sensible en la garganta de Logan, chupó y jaló, por lo que Logan se retorció y gimió, y luego regresó para cubrir la boca de

Logan en un beso que este no podría describir de otra manera más que como una marca. Era como si quisiera imprimirse a sí mismo en Logan muy profundamente, reclamándolo de manera tan inequívoca, que no habría fuerza en el universo que se doblase a sus deseos. Logan también se inclinó hacia el beso, perdido en las sensaciones de las atenciones de adoración de Hallan. Mientras yacía tendido en la hierba, desnudo, completamente expuesto a su amante elfo y temblando de pasión por debajo de lo que podría ser el Árbol de la Vida, se sentía como uno de los dioses paganos de la antigüedad, tomando el alimento de la naturaleza y la sensualidad, nutriéndose de sus raíces en la comodidad oscura de la tierra, y abierto para recibir la semilla que le permitiría estallar con vida. Hallan besó en lo que parecía cada centímetro de su cuerpo, a veces lamía y succionaba, y otras veces devoraba hasta que Logan enloquecía. No dejó piel intacta, ni un íntimo rincón fuera de los límites de su recorrido. Parecía decidido a poseer todos los átomos que hacían de Logan quién era. Logan sintió hormigueo en algunos lugares, quemado con una llama en otros, y dolor del bueno en otros más. Su pene estaba duro contra su estómago, pulsando y goteando cada vez que las manos y la boca de Hallan estaban a punto de golpear en la cabeza, para lamer toda su longitud, aprisionar en su boca sus pelotas calientes, enloqueciendo a Logan hasta que pidiera a gritos más, y luego dejándolo dolorido cuando Hallan se alejaba para explorar algo más. Justo cuando pensaba que ya no podía más, Hallan le dio la vuelta, por lo que sus pezones hinchados y su eje demasiado sensible fueron amortiguados y le provocaron abrasión contra la hierba fresca.

Hallan le dio el mismo tratamiento a su parte trasera con la misma intensidad y determinación que lo había hecho con la parte delantera. Sus manos estaban calientes, frotando los músculos de la espalda de Logan y éste no se había dado cuenta siquiera de lo tenso que estaba hasta que Hallan trabajó sobre ellos. Luego se trasladó a las piernas las pantorrillas, los muslos, y cuando empezó a acercarse a los lugares que aún le dolían por su toque, él se alejaba, jugueteando. Sus ágiles dedos trabajaron los glúteos de Logan, deslizando un dedo en el pliegue entre ellos justo lo suficiente para hacerlo estremecer y gemir en respuesta. Siguió el masaje con la boca, besando, mordiendo, chupando los globos de sus nalgas hasta que Logan estaba seguro de que tendría chupones por todas partes, y amaba el pensar en ello. Cuando la lengua de Hallan se deslizó entre sus nalgas, él se resistió. Pero cuando Hallan agarró las caderas y tiró de Logan sobre sus rodillas con la cabeza apoyada en el pasto y el culo en el aire, y luego se echó hacia atrás para mirar, simplemente, lento, desesperante, el alma de Logan comenzó a estremecerse con la mirada de Hallan. La mirada ya caliente de Hallan lo penetró, sacudiéndolo en shock. —Tan hermoso —dijo Hallan con voz áspera, y Logan sólo podía imaginar lo que debía parecer, su piel pálida invernal con las marcas que Hallan había dejado en ellas sin ninguna duda rojas en contraste, y exponiéndose a la espera de la expectación de lo que Hallan deseara hacer con él. El elfo metió un dedo dentro de su agujero. —Estás temblando. Justo aquí. —La punta de los dedos rozó el agujero de Logan, lo que hizo que Logan saltara y dejara escapar un gemido desigual.

—¿Te acuerdas de la otra noche, cómo amaste que te tocara aquí? —la voz de Hallan se redujo a un susurro ronco—. Tú me rogaste, Logan. ¿Te acuerdas? Otro gemido se liberó y se derramó sobre sus labios. —Sí. —“Te quiero dentro de mí” dijiste “Por favor, jódeme” —Jugueteó con un dedo sobre la apertura de Logan de nuevo—. ¿Te acuerdas? —Hal... Hallan... por favor —se lamentó. —Así es, fue justo así. Su dedo apretó contra el ano de Logan, esta vez mojado, y frotó círculos contra la carne sensible. —Dilo de nuevo. —La orden dada en voz baja emanaba una sensualidad que envió nuevos flashes de calor a través del cuerpo de Logan, al igual que las explosiones de pequeños fuegos artificiales. —Por favor. Hallan, ¡por favor! Aire cálido y húmedo revoloteaba sobre la piel sensible de Logan ahí abajo. —Una vez más. —Por favor, ¡Dios! El primer contacto de la lengua cerca de Logan lo envió fuera de la tierra. Pero cuando Hallan apretó las nalgas y las separó y se adentró en él con ardor magistral, penetrando profundamente con su lengua, girando en círculos húmedos, hundiendo, sondeando, lamiendo, chupando como si toda la intención de Hallan fuera comérselo hasta que Logan alcanzara el orgasmo más placentero, solamente con su boca en su culo, lo hacía poner más duro, y el estremecimiento comenzó a balancearse a través de su cuerpo.

—Oh Dios... oh... ¡oh Dios! —Sus dedos se clavaron en la hierba, y balanceaba el culo contra Hallan, rogando por lo que su amante le daría. La boca de Hallan se movió hacia abajo, acariciando y chupando su saco, y luego volvió a lamer su abertura una vez más. La mente de Logan se apagó mientras la felicidad seguía llegando. Su cuerpo se sentía como un conducto eléctrico y la boca de Hallan en su núcleo era un rayo, golpeando una y otra vez, enviando nuevamente corrientes eléctricas de calor a través de él, cada uno más intenso que el anterior, hasta que su cuerpo sufrió un espasmo incontrolable. Hallan hizo una pausa, y Logan protestó, rogó. Hasta que su amante abrió aún más las nalgas separándolas, extendiéndolas para abrirlas, entonces todo lo que podía hacer era gemir. La brisa lamió contra su carne húmeda. Su culo temblaba, apretaba los dientes, vacío como el infierno. —¡Por favor! —sollozó—. Por favor, soportarlo más. ¡Te necesito en mí Hallan!

no

puedo

Calor, la bendita presión empujó contra su agujero. —Lo que tú quieras, amor. Las dulces palabras casi deshicieron a Logan. El pene de Hallan extendía su apertura, metiéndose de nuevo en contra de ella, empalándose a sí mismo en él hasta la raíz. Ambos gritaron. Los dedos de Hallan se clavaron en sus caderas. Empujó aún más profundo, y se pusieron a gritar de nuevo, largo y prolongado, un himno a la lujuria y el amor. Cuando él comenzó a moverse, los embistes fuertes de Hallan causaron estrellas a punto de estallar detrás de los ojos de Logan, una y otra vez en explosiones lentas.

Logan se sintió tan lleno, tan profundamente, que se sentía como si estuviera en contacto con su alma. Sus manos, acariciaban su espalda y caderas, sacudiéndose, y Logan sabía que no estaba en la mejor forma. Su cuerpo no podía dejar de temblar. No podía dejar de arremeter contra su amante tampoco. Hallan círculo un brazo alrededor de su cintura y se inclinó sobre su espalda. Su peso era cálido y pesado, y muy, muy querido, y cuando lo besó en la nuca, las lágrimas quemaron los ojos de Logan. —Yo nunca podré tener suficiente de ti —dijo con voz entrecortada cuando Hallan profundizaba aún más en él—. Dios, Hallan... por favor... por favor, quédate conmigo. —Logan... —el susurro ronco de Hallan rasgó en el corazón de Logan. Otro profundo empuje a su alma. —Yo quiero verte. Por favor. Hallan se retiró de Logan y descansó a su amante sobre la espalda. Bajó la cabeza entre las piernas de Logan para conseguir mojarlo de nuevo, provocando gritos suaves de Logan. Luego levantó las piernas de Logan hasta sus hombros y volvió a colocarse a sí mismo con un golpe rápido que envió a Logan a girar de nuevo. —Sí... sí... justo así —exclamó Logan, su voz ronca—. Te quiero justo así, enterrado dentro de mí, todas las noches durante el resto de mi vida. Hallan se deslizó sobre él y se inclinó para besarlo. Logan se encontró con su rostro y miró a los ojos de amatista y supo que esto era lo que estaba pasando. Más de lo que jamás podría haber imaginado. —No sé cómo sucedió todo esto, cómo encontraste el espejo de tu lado o

por qué he encontrado en el mío. Yo sólo sé que estoy enamorado de ti. Estoy tan enamorado de ti, Hallan. Hallan retuvo el aliento. Emoción pura se arremolinaba en su mirada. Y entonces él lo besó de nuevo, y arremetió en el culo de Logan de nuevo con pasión ardiente y todo lo que Logan podía hacer era aferrarse a él y esperar que Hallan estuviera allí para salvarlo de morir ahogado cuando una ola de sensaciones y emociones se estrelló sobre ellos. Hallan levantó y alzó las piernas de Logan arriba. El ángulo obligó a la cabeza de su pene a rozar contra la próstata de Logan en cada embestida. —¡Jesús! —Logan gritó cuando cada nueva sacudida de electricidad lo atravesaba. Comenzó a sentir un hormigueo en la base de la columna. Le dolía el culo. Sus bolas se elevaron apretadas. Su pene palpitaba. Una mano caliente cerrada alrededor de su pene; ¿suya?, ¿de Hallan? No estaba seguro. Tal vez de ambos. —Necesito... necesito... «¡oh!» —El mundo alrededor de Logan se astilló. Leche caliente cubrió su mano y la de Hallan. Sus propios gritos resonaban en sus oídos. Y luego Hallan se dejó llevar con su liberación. Yacieron mucho tiempo frente con frente, ambos respirando con dificultad, todavía temblando por el post orgasmo. —Voy a encontrar una manera. —Hallan bajó el determinante tono como una canción de amor a Logan. Logan llevó una mano a la mejilla de Hallan. —Dime qué puedo hacer para ayudar.

Sus miradas se encontraron, fundiéndose. —No dejes de amarme. El corazón de Logan latía. —Nunca.

Hallan estaba sobre su lado, su cabeza apoyada en un brazo y su mano acariciando la cadera desnuda de Logan, contenido por el momento, mirándolo sólo a él, a este hombre que había consumido sus pensamientos durante tanto tiempo. No podía evitar la sensación de urgencia apremiante que era como un peso en el pecho. El reloj seguía corriendo y este sueño no duraría para siempre, pero mientras yacía de esta manera, con los rayos de sol oblicuos a través de las ramas del árbol, no podía apartar la mirada de Logan. El sol besó el cabello oscuro ondulado de Logan con reflejos bruñidos, y sacó el brillo de sus ojos marrones. Su cuerpo delgado estaba tendido junto a Hallan, frente a él, una pierna envuelta en Hallan. Sin hacer nada, hacía girar un largo mechón del cabello de Hallan alrededor de su dedo. Lo llevó a los labios y lo besó, y luego sonrió, y el gesto causó un nudo en la garganta de Hallan. —¿Dónde estamos ahora mismo... en Lamerion? —le preguntó Logan. —Mm-hmm. —¿En algún lugar específico? —Este es el prado cerca de donde crecí. Solía venir aquí cuando era un niño y de joven. Era uno de mis lugares favoritos. Jugué y bajé por este árbol, y luego, cuando me hice mayor me sentaba aquí a leer o soñar despierto, o a

venir a recoger mis pensamientos cuando mi cabeza estaba llena. Logan rodó sobre su espalda y miró hacia arriba a través de las ramas. Todo lo que Hallan podía mirar era a él, extendido y relajado, a gusto con su desnudez, su pecho sólido que disminuía hasta un abdomen musculoso, delgadas caderas, piernas firmes y sexys. Pero aún más sexy todavía era la línea de vello oscuro que se iniciaba por debajo de su ombligo y se arrastraba hacia abajo hasta los rizos alrededor de su medio-erecto pene. —Nunca he visto un árbol como este... con hojas de plata y la corteza también de plata —dijo Logan—. No tenemos nada como esto en mi mundo. Incapaz de resistir la tentación, Hallan se acercó más para frotar círculos alrededor de la cabeza del pene de Logan con el pulgar, y fue recompensado con un suave gemido de agradecimiento. —El árbol es una especie única en Lamerion —dijo Hallan—. Hay sólo unos pocos de ellos. Este y un pequeño bosque de ellos en las regiones más australes Este fue traído aquí como una planta del sur y plantado por mi abuelo, el padre de mi madre, como un regalo a su amada para que recordara a su casa en el sur, cuando ella vino a vivir con él. Se llama árbol de hallandiell. —Hallandiell —repitió Logan. La palabra élfica sonaba casi natural en la boca de Logan, lo que hizo que Hallan sonriera—. Suena como tu nombre. Hallan dio una risa suave. —Eso se debe a que mi nombre me fue dado por el árbol. Mi nombre completo es Hallandiell Greystone. Hallandiell es una palabra élfica que significa guardián vigilante. No estoy seguro de que mi

madre pensaba que sería realmente un guardián, o si simplemente le gustaba el sonido de la palabra. —Pero tú has sido un guardián vigilante. Hallan levantó una ceja cuestionadora. —El mío —dijo Logan en voz baja. El pecho de Hallan se llenó de calor y se inclinó para besar los labios entreabiertos de Logan. —Tú dijiste que solías venir aquí. ¿Ya no lo haces? Quiero decir, fuera de los sueños. —Todavía vendría aquí si pudiera. —Tristeza cayó sobre él. Logan volvió a su lado, apoyado en un codo, y frotó círculos suaves sobre el pecho de Hallan, alrededor de cada pezón. Hallan sentía la tensión en su toque y su mirada irradiaba preocupación. —Tú me dijiste antes que tenías guardias que respiraban en tu nuca, y no lo negaste cuando te pregunté si estabas en peligro por venir a verme. ¿De qué tipo de peligro estamos hablando, Hallan? Hallan suspiró, odiando que su idilio pacífico hubiera terminado, pero recordándose a sí mismo que él había querido traer a Logan aquí no sólo para hacer el amor, sino también para poder hablar. —Durante los últimos tres años he sido obligado a vivir en el alto tribunal, porque el rey guarda todos esos temores y no puede confiar ni en su pulgar. Él nos llama ‘invitados’ y hace el espectáculo de pretender que ese es el caso —su voz estaba teñida de amargura—, pero la verdad es que estamos prisioneros, vigilados y no se nos permite salir a menos que él lo haya decretado y sus guardias nos

acompañen, pero él tiene una particular fascinación conmigo y me hace vigilar mucho más que a cualquier otro. —¿Has hecho algo que le lleve a creer que eres una amenaza mayor que los demás? —¿Hacer algo? No. Creo que es más porque él me necesita y me teme. —No entiendo. —Él me necesita porque soy el maestro de pociones. —¿Por ‘maestro de pociones’ significa que sólo hay uno? —En este momento, sí. Mi madre era también un maestro de pociones, pero el rey Zolodan la exilió cuando asumió la corona porque había sido asesora de su padre, el viejo rey, y de su hermano menor Aestorian que gobernó durante un corto tiempo. Quería cortar todos los lazos con los reinados anteriores, porque no quería darle ninguna oportunidad a alguien de que le arrebatara su corona. Hallan explicó la historia de los reyes, cómo Zolodan se había, más que probablemente, hecho con la corona a través de medios dudosos, y cómo Zolodan efectivamente se había deshecho de los herederos de Aestorian, por lo menos hasta que su sobrino escapó. —¿Y entonces él cree que tú podrías ser desleal a él porque tu madre era leal a su padre y su hermano? ¿Aunque tú no trabajaste para ellos? —Tal es su paranoia. —Y él te necesita porque eres el maestro de pociones y requiere tus habilidades. —Eso es correcto.

—¿Cómo pociones?

se

convierte

uno

en

un

maestro

de

—Por haber nacido en una familia con ese don especial de la magia. La habilidad, a falta de una mejor manera de explicarlo, de manipular la vida vegetal. La de enlazar las únicas propiedades de las plantas y las estructuras de otros elementos y crear nuevas formas, o para mejorar las propiedades naturales de las que ya tenemos. —Alargó el brazo y arrancó una flor deluviane blanca entre la hierba y la sostuvo en su palma. Era pequeña, una nueva recién salida de la tierra y aún no florecida. Se centró en ella, y en cuestión de segundos, el tronco se alargó y los pétalos poco a poco empezaron a surgir hasta que se desplegaron en todo su esplendor. Oyó la ingesta suave del aliento de Logan que estaba sorprendido a su lado. Hallan sonrió y le entregó la flor. Logan la tomó como si fuera una joya preciosa. —Es por eso que el aceite de PASIÓN que hiciste era tan fuerte y diferente a todo lo que he conocido. Hallan asintió. —¿Pero por qué pociones? Con esta capacidad, puedes alterar la realidad, como... no sé... que los árboles sean más altos o la hierba más verde. —Parece que podría ser una tentación, ¿no? Pero no lo es. La naturaleza es como debe ser por una razón. Todas las cosas están interconectadas, e incluso un pequeño cambio podría tener un efecto dominó que pueda causar daño en alguna parte de la línea. Sin duda esto también es cierto en tu mundo. Logan asintió con la cabeza. —Así es. Aunque por desgracia no todo el mundo en mi mundo es tan respetuoso con la naturaleza como lo eres tú. ¿Así que haces pociones

porque estás trabajando con las plantas que ya no están conectadas con el todo? ¿Una vez que han sido cosechadas puedes manipularlas? —Es un poco más complicado que eso, pero, básicamente, sí. Y porque hay reglas para la magia... toda magia tiene sus reglas. —Al igual que el espejo —murmuró Logan. Hallan sintió el remordimiento de Logan, dándole dolor en el pecho. —Al igual que el espejo. —¿Hay maneras de evitar las reglas? ¿Cómo romper el espejo de mi lado después de que llegues a través de él y de esa manera no puedas regresar? Suspiró. —El espejo no puede romperse por ningún medio natural. Por lo general, sólo la magia trabaja sobre los puntos de magia. A veces hay formas de eludir las normas. Sin embargo, aunque puedan encontrarse... siempre hay consecuencias por la manipulación. Logan tragó saliva. —Eso no suena bien. Hallan lo besó en la frente. —Eso no va a impedirme tratar de encontrar una manera, Logan. —Yo... yo no quiero ‘consecuencias’ que empeoren el problema en sí. ¿Me prometes ser cuidado? —dijo, mirando fijamente a Hallan. —Te lo prometo. —Me siento tan jodidamente impotente. Quiero ser capaz de ayudar, pero estoy atrapado en mi mundo sin habilidades especiales. No sé qué hacer. —Te lo dije... simplemente ámame. Eso me da más motivación de la que te puedas imaginar.

Logan le dio un beso, dulce y largo, sus cuerpos presionando, piel contra piel, calor con calor, sus manos acariciándose. Todo lo que Hallan quería era hacer girar a Logan sobre su espalda, tirarse encima de él, hundirse en su calor, y que lo rogara que lo montase. El tiempo era esencial, sin embargo, y él sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que se despertara en el dormitorio de Logan. Sin embargo, cuando Logan se empujó para subirse a horcajadas, se inclinó a chuparle el pene, introduciéndolo en el horno húmedo de su boca y lo succionó hasta que estuvo duro, chorreando, y resbaladizo, y luego se elevó por encima de él con un calor constante en la mirada, como si hubiera estado leyendo la mente de Hallan todo el tiempo, y Hallan no podía pensar en una sola razón para querer detenerlo. Separó los globos del culo de Logan y gimió en éxtasis cuando Logan se hundió en él. —Tan... tan... bueno —se quejó Logan con los ojos medio cerrados—. Te lo dije... no puedo tener suficiente de ti. Hallan lo miró, una mirada cálida, viva y totalmente sensual en el sol de la tarde. Logan se hundió hacia arriba y abajo de él, su pene duro moviéndose a medida que avanzaba, y sabía que nunca sería capaz de obtener suficiente tampoco. «Nunca». —¿Tienes alguna idea de lo que me haces? —dijo con voz áspera, sosteniendo el culo de su amante con sus manos. —Dime. ¿Qué te hago? —Me haces querer joderte hasta que ninguno de nosotros pueda caminar, hasta que no podamos movernos, y hasta que cada parte de nosotros se funda, donde no haya principio ni fin... solo nosotros, por siempre, enredados juntos, nunca separados.

Los ojos de Logan se cerraron, la cabeza inclinada hacia atrás. Era la cosa más hermosa que Hallan hubiera visto alguna vez. Su mano estaba alrededor de la gran longitud que sobresalía de los rizos de Logan, acariciándola. Logan gimió y se mordió los labios, pero nunca dejó de moverse en Hallan, sólo cambiaba su movimiento lo suficiente como para que mientras lo cabalgaba, su pene empujase más a fondo en la mano de Hallan. Las llamas quemaban a través de Hallan, abrasando su pene enterrado dentro de Logan, en sus bolas, abajo en su columna vertebral, y fuera de sus miembros. Espontáneamente, unos gemidos escaparon de su boca, sonidos sobre los que él no tenía control, que se entrelazaban con los gritos y gemidos de Logan. El olor de sus almizcles, de la lujuria desatada, y de la hierba dulce de la pradera, se arremolinaban en su cabeza, mareándolo. No podía cerrar los ojos, sin embargo, porque él no podía apartarlos del hombre encima de él, perdido en el abandono. Logan de repente abrió los ojos y su mirada se fijó en Hallan. —No puedo... no puedo durar mucho más tiempo... —dijo con voz entrecortada. —Córrete para mí —ordenó Hallan. La cara de Logan se tensó. Sus labios se abrieron, llenos, húmedos y rojos donde había estado mordiendo. Su eje se engrosó en la mano de Hallan. Y luego, con un sollozo estremecedor, Logan se corrió y su semilla caliente disparo de su pene. Hallan levantó la cabeza, abrió la boca, y tomó tanto como pudo, dejando una capa de sabor salado en su lengua, deslizándose por su garganta. Su clímax estaba cerca también... empujando duro en Logan se derramó, gritando el nombre de Logan.

Logan se inclinó y lamió los labios de Hallan, su barbilla, mejillas, limpiando su propia crema que Hallan había perdido. Fue una de las cosas más sexys que Hallan había experimentado nunca. Y luego se besaron de nuevo, las lenguas se arremolinaban juntas en un baile lento hasta que ya no podían respirar y tuvieron que separarse por aire. —Te amo —susurró Hallan. —También te amo. —La sonrisa de Logan subió directamente al corazón de Hallan. Y luego Logan se echó a reír, el sonido profundo y suave—. Creo que tu predicción podría hacerse realidad. No estoy seguro de que pueda separarme de ti. Y si puedo, no podré ser capaz de sentarme o caminar por una semana. Mi culo nunca ha tenido este tipo de entrenamiento antes Hallan sonrió. —Bien. Tendrás que acostumbrarte a ello, porque amo tu culo y anticipo muchas horas iguales a esta. Los ojos vidriosos de Logan estallaban con lujuria. — ¿Es una promesa? —Sí. Y tú me puedes sostener a mí. —Oh, tengo la intención. —Con un gemido y otra risa a medias, Logan se levantó y salió de Hallan, desplomándose a su lado—. Pero tal vez no hoy. Hallan acarició la espalda y las movimientos suaves. —Necesitas una poción.

nalgas

con

—¿Qué poción será ahora? ¿Una poción de ‘me duele el culo’? Hallan se echó a reír. —No, haré una poción de ‘hacer desaparecer los dolores del culo’.

Logan sonrió y se acurrucó en contra su lado. —Muy bien, Maestro de Pociones, cuando volvamos, ¿por qué no haces una de esas para mí? —Lo pondré en mi lista. —Así que... ¿todos los elfos pueden hacer magia como tú? —Logan le preguntó. —Todos los elfos nacen con una cierta cantidad de magia en el nivel celular. Es parte de nuestra constitución. Sin embargo, la magia con las plantas es rara. Una de las habilidades más raras de todas, y es hereditaria. A los que la tienen, tradicionalmente se la el título y las responsabilidades de maestro de pociones. —Así que tu madre era la maestra pociones para el rey, y ahora lo eres tú. Cuando dijiste que el rey te necesitaba, es porque no quiere perder tus servicios porque tú eres el único que verdaderamente puede hacer lo que haces. Excepto por tu madre, a quien él exilió. —Sí. Logan se levantó sobre un codo para mirarlo. —Pero puede volver algún día, ¿verdad? —No. Se ha ido a los confines de nuestro mundo y va a vivir sus días allí. No hay vuelta atrás. Me dejó una carta cuando fue exiliada diciendo que estaba cansada y lista para alejarse. Creo que su corazón ya no estaba en ello. Trabajó en la Corte Suprema como maestra de pociones por mil años, ella estaba dispuesta a seguir adelante. Logan se atragantó y se sentó. Se quedó mirando a Hallan. —¿Acabas de decir mil años? —Mm-hmm. Primero para el viejo Rey Danedil, y luego para Aestorian durante los cien años de su reinado.

—Tú... —Logan comenzó. Se detuvo. Lo intentó de nuevo—. Cuando... cuando me estabas contando acerca de los reyes, asumí que significaba que sus reinados fueron... ya sabes, tiempos humanos. Si tu madre fue maestra de pociones durante mil años, ¿cuánto tiempo has estado tú en esa posición? —Sólo un tiempo corto en comparación. Unos ciento cincuenta años. Un shock pálido se deslizó sobre el rostro de Logan. Se levantó de repente y se alejó, caminando no muy bien. Preocupado, Hallan se levantó y lo siguió. Cuando Logan se detuvo, aparentemente con la mirada perdida en la nada, Hallan envolvió sus brazos alrededor de él por detrás. —¿Qué pasa, amor? Logan sacudió los hombros con un suspiro lento y dificultoso. Hallan le dio un beso. —Háblame, Logan. —¿Cuántos... cuántos años tienes? —Tengo seiscientos doce años. Joven sin embargo, para mi carrera. Logan arrastró un aliento temblando. —¿Y tu madre? —Cerca de tres mil en el momento de su exilio. Otro aliento. Otro, tembloroso. —¿Sois... sois los elfos…? Quiero decir, ¿de larga vida o inmortales? —En algún lugar en el medio. —Hallan habló con suavidad, sintiendo que esto era un shock para Logan. Si los seres humanos en el mundo de Logan se comparaban a los humanos en el suyo, una larga vida útil podría ser de noventa años—. La mayoría de los elfos viven una vida muy larga. Ninguno muere de viejo y no son susceptibles a la

enfermedad. Es parte de esa magia inherente que viene con nosotros, la que te he mencionado. Pero nos pueden matar con una cuchilla o asfixiarnos o envenenarnos como a un ser humano. Y podemos renunciar a nuestra voluntad de vivir y desvanecernos. —Jaló a Logan contra él y lo mantuvo cerca—. Logan, creo que entiendo por qué te preocupa. Pero si piensas que el hecho de que seas un ser humano hace que te ame menos, entonces estás muy equivocado. —Sí, excepto por el hecho de que sólo voy a estar por un corto tiempo en el gran esquema de las cosas. Si... — tragó saliva—, si de alguna forma encontramos una manera de estar juntos, me verás envejecer y morir, mientras que tú todavía... probablemente todavía te verás tal como lo haces hoy en día, ¿no? Hermoso y joven como nunca. Hallan le dio la vuelta para mirarlo de frente. — ¿Crees por un segundo que tú podrías ser cualquier cosa distinta que hermoso para mí? Yo no sólo te amo por lo que hay en el exterior. Te amo por quién eres tú por dentro también. Por lo que eres ahora y en lo que te convertirás. Logan hizo una mueca. —Tú dices eso ahora, pero un día cuando esté gris y cojeando alrededor tuyo y tú todavía seas viril y estés lleno de vida... —Maldita sea. —Hallan tomó la barbilla de Logan, subiendo su cara para obligarlo a que sus ojos se encontrasen con su mirada—. ¿Crees que soy tan superficial? Lo dices como si fuera una fantasía pasajera para mí, como si me fuera a cansar de ti y seguir adelante. Pero no tienes idea de lo que hablas. He estado vivo por más de 600 años y en todo ese tiempo he amado una sola vez... a ti, Logan. Logan se le quedó mirando, sus ojos marrones con sorpresa. —¿Sólo a mí? —le susurró.

—Eso es correcto. Los elfos no aman sin rumbo o con frecuencia. Muchos tienen la suerte de encontrar un amor en su vida entera, y cuando se enamoran, es para siempre. Cuando una pareja muere, algunos pierden la voluntad de vivir sin su pareja y mueren también, por su corazón roto. Y los que no, encaran una existencia larga y solitaria, su vida se extiende ante ellos como un camino sin fin, con poca comodidad. Muy pocos encuentran otro amor para llenar su corazón. Muy pocos lo quieren. —Apartó un mechón suelto lejos de donde colgaba sobre los ojos de Logan—. ¿Por qué crees que lo arriesgo todo para venir a través de ese espejo para verte?

Logan miró a Hallan, luchando para sacar el aire de sus pulmones torturados, con el corazón tan lleno que hacía doler su pecho. —Yo... Hallan enmarcó su rostro con las manos y lo besó, eliminando la necesidad de las palabras que no quisieron venir. Su boca era suave y cálida, ofreciendo el beso, y sin embargo penetró en el alma de Logan con una intensa pasión y un amor que casi asustó a Logan por tan intenso que era. ¿Cómo un ser humano que vivía la vida sencilla de un comerciante y que había soñado con encontrar un día un hermoso, sencillo y genuino hombre para pasar su vida juntos, podía responder a algo tan poderoso y mucho más grande que cualquier cosa que él jamás hubiera imaginado? ¿Cómo superar el shock de un elfo de seiscientos años de edad, que le decía que él era el único amor de su vida y que había arriesgado todo por él... y lo decía en serio?

—No entiendo por qué —susurró Logan contra los labios de Hallan—, ya que tienes cosas más importantes en tu vida, en tu mundo. Muchos problemas en tu propio plato. ¿Y vienes a mi mundo y tienes tiempo para ponerme a mí en la cama cuando estoy borracho, hacer una poción para que no me sienta como una mierda a la mañana siguiente, y hacer otra que me ayude a salvar mi tienda? ¿Por qué te preocupas por alguien como yo? —Tú ya sabes por qué. —El calor y el amor en su mirada robó el aliento de Logan—. Te amo, Logan. Le ardían los ojos por las lágrimas. —No sé lo que hice para merecerte. —Yo siento lo mismo por ti —dijo Hallan—. He pasado los últimos ciento cincuenta años bailando ante los dictados de un rey enojado y vengativo, y los tres últimos años de mi vida como un prisionero virtual debido a la paranoia del mismo rey. Cada semana se pone peor. Me levanto todos los días y me pregunto si este será el día en que decida que soy una amenaza y que decida terminar con mi vida. A veces, mirando a través de ese espejo, verte sonreír, escucharte hablarle a Zeus, ha sido lo único que me ha mantenido cuerdo. No tienes idea del regalo que has sido para mí. Logan se echó hacia atrás y estudió a Hallan, el miedo anudaba sus entrañas. —¿Crees que te mataría? Hallan suspiró y dio varios pasos para mirar hacia el prado. —Creo que si se entera de la verdad que ni siquiera sospecha, sí. —¿Qué verdad? —La mano de Logan fue a su espalda. —Mi madre se negó, toda mi vida, a hablarme de mi padre. Ella dijo que era mejor si yo no lo sabía y yo nunca

discutí eso con nadie. Naturalmente, me hacía preguntas. Ella me mantuvo lejos de la Corte Suprema, a pesar del hecho de que ella trabajaba allí, y tan pronto como tuve edad suficiente, me envió en un viaje por todo Lamerion a aprender lo más que pudiera. Pero hubo momentos, cuando estaba en casa, que la observaba mientras ella hablaba, y cada vez que mencionaba un cierto nombre, su cara se suavizaba y ponía una mirada de ensoñación en sus ojos, y a veces tenía la misma expresión cuando su mirada caía sobre mí, y luego, cuando fue exiliada me dejó una carta y en ella me dijo: ‘Mantente en silencio. Un día habrá muchas preguntas, y si se enteran, estarás en peligro’. —Sí, nunca te dijo nada acerca de tu padre, ¿sobre qué iba a querer que guardaras silencio? —Creo que ella sabía que yo sospechaba. —¿Quién crees que es? Él respiró hondo y habló. —Creo que Aestorian era mi padre.

Un príncipe». Logan había estado lo suficientemente sorprendido por la bomba de Hallan. Si Aestorian era su padre, eso hacía a Hallan un príncipe. Sin embargo, cuando Logan lo dijo, Hallan se había encogido de hombros como si no le importara ni quisiera un título. Aestorian había tenido otros dos hijos con su esposa; una hija y un hijo. Si Zolotan no les hubiera quitado la corona para sí mismo, uno de ellos habría ascendido al trono. Si Hallan fuera el hijo de Aestorian, sería uno más en la línea hacia el trono, el tercero, porque era mucho más joven que los otros dos, y además Aestorian no se había emparejado con su madre. Era el hijo ‘ilegítimo’, Logan pensaba en ello; aunque parecía que para los elfos eso era menos de un flagelo que aquí. Logan lo había interrogado acerca de la esposa de Aestorian, aunque le había molestado que Aestorian estuviera con dos mujeres después de la revelación de Hallan de que la mayoría de los elfos tuvieran la suerte de enamorarse sólo una vez en sus vidas. Al final resultó que, a diferencia del resto de la raza, aquellos con sangre real eran emparejados por lo general por el poder, la seguridad o el favor político, no muy diferente de los antiguos matrimonios arreglados en la Tierra. Aestorian se había emparejado con la hija de uno de los señores del este elfo por razones políticas, y así sus descendientes serían los

herederos socialmente aceptados por ambos reinos, entonces el suyo fue un vínculo de sentido práctico, no basado en el amor. A pocos cientos de años en su relación, ella se separó de Aestorian en buenos términos y se trasladó de nuevo a sus tierras. Y, finalmente, Aestorian, que todavía era un príncipe en ese momento, se había enamorado de la madre de Hallan, o al menos eso es lo que Hallan creía. De todo lo que le había dicho a Logan, este recordaba que era probable. Hallan creía que la razón por la que su madre no había luchado contra el destierro era que cuando Aestorian murió, su corazón ya no estaba en la Corte Suprema y que quería alejarse y llorar en paz. Si el rey investigaba la paternidad de Hallan y encontraba alguna evidencia de que el padre de Hallan en realidad era Aestorian, el rey lo vería como una amenaza directa a su corona. Especialmente con el sobrino ya agitando un problema hacia él. El temor de Hallan era que el rey creyera que él había sido puesto allí para alimentar de información privilegiada a la rebelión. El Rey Zolodan había desterrado a la hija de Aestorian y encarcelado a su hijo para deshacerse de ellos porque estaba en contra de la ley de muerte por cualquier delito. Hallan, sin embargo, no recibiría tal indulgencia. Nadie sabría que era la progenie de Aestorian, por lo tanto el rey podía, y probablemente lo haría, hacer matar a Hallan. Cuanto más hablaban, Logan había empezado a entender mejor la situación verdaderamente difícil en la que Hallan estaba. Estando prisionero como lo estaba con guardias que siempre lo vigilaban, no había manera de que él se escapase de Lamerion. El rey y sus guardias sospechaban demasiado de él para aceptar alguna de sus pociones o confiar en él para dejar su comida o bebida a su alcance, así que no había ninguna manera fácil de que pudiera deslizar algún somnífero para ellos.

Su única salida era a través del espejo. Sin embargo, debido a las reglas del espejo, no podía quedarse. Todo lo que podía hacer era buscar indultos breves.

Después de que él y Hallan hubieran despertado del sueño, aunque Logan realmente no lo había esperado y había pensado que era una broma, Hallan había bajado, y regresó un rato más tarde y frotó en la parte posterior de Logan algo que era deliciosamente frío y caliente al mismo tiempo. Estaba allí en la oscuridad, dejando una vez más que Hallan cuidara de él, y se preguntó que, en todo caso, él podría cuidar de Hallan y facilitar las cosas para él. Hallan estaba en peligro, era el que tomaba los riesgos, y mataba a Logan el pensar en lo que podría sucederle. Él se preguntaba una y otra vez qué podría hacer, pero aparte de la promesa de estar aquí por su amante, él no lo sabía. Se sentía como un ser humano pequeño, insignificante y ordinario que no tenía ningún papel que jugar en un juego de poder de este tipo. Un juego de poder que estaba teniendo lugar en otro mundo, un mundo al que él no podía viajar, con seres inmortales que tenían poderes mágicos y con intereses mucho más altos que cualquier cosa que Logan hubiera tenido que enfrentar en su sencilla vida aquí en la Tierra. Cuando llegó el momento de que Hallan se fuera esa noche, la cosa más difícil que Logan hubiera hecho alguna vez era dejar a Hallan irse cuando ninguno de ellos sabía cuándo o, Dios no lo quisiera, si él sería capaz de volver.

Pasó una semana... y nada. La tormenta se había apaciguado, la electricidad había regresado, y la vida continuaba. Logan casi había llorado a la mañana siguiente a que Hallan se fuera, cuando se encontró con una docena de botellas de aceite de PASIÓN en la mesa. Había maldecido al elfo, aunque a carcajadas, por arriesgar más tiempo para hacerlas. Si hubiera podido, a Logan le hubiera gustado sacudir su cabeza y decirle cuáles debían ser sus prioridades. Después de descubrir cómo vivía Hallan su vida, se había sentido culpable por haberse sentido tan mal por sus penurias. Él amaba a su tienda con mucha pasión y no quería perderla y haría todo lo posible para mantenerla a flote. Sin embargo, si cerraba no sería el fin del mundo. Buscaría otro trabajo como todos los demás hacían cuando los tiempos eran malos. Estaría triste y lo odiaría, pero la vida seguiría. Nadie podría salir lastimado. O morir. Pero el destino quiso que las ventas en la ‘Tienda mágica de Shoemaker’ despegaran. Era como si el aceite de PASIÓN que Hallan había creado, hubiera puesto algo en movimiento que estaba por encima y más allá de las ventas de la propia poción. Logan tenía más clientes que todas las mejores semanas de diciembre en su conjunto. Y la mayoría de ellos hacían una compra de algún tipo, no sólo compraron el aceite de PASIÓN, aunque muchas botellas fueron vendidas. Por primera vez en meses, Logan fue capaz de pagar todas sus cuentas a tiempo, y comenzó a trabajar en un pedido de mercancía pequeña para reponer algunas de las cosas de su stock. Si las cosas seguían

yendo bien, no tendría nada para la próxima semana. Incluso se había permitido el lujo de agregar a los fideos ramen que comía habitualmente, mantequilla de maní y en algunas ocasiones jalea, y una noche, incluso derrochó en carne con queso. Pero las victorias, tan agradables como lo eran, le pesaban. Nunca olvidó ni por un segundo cómo se había iniciado el cambio en su tienda, y qué era responsable de impulsar sus ventas. Cada vez que vendía una botella de aceite de ‘PASIÓN’, pensaba en a qué precio Hallan podría tener que pagar por él, y otro pequeño pedazo de su corazón se rompía. Cada noche esperaba, con esperanza, esperaba un poco más que Hallan tal vez viniera.

y

luego

Y cada noche dormía solo en su cama. El siguiente sábado por la noche, pasó cada minuto que no estuvo en la tienda, en la cocina, cerca del espejo. Incluso aunque Hallan no pudiera llegar a través de él, tal vez sería capaz de verlo allí. Era consciente de que podría ser visto, sabiendo que había sido observado por varios meses así. Y, sin embargo, de alguna manera, estar cerca del espejo era como estar cerca de Hallan, aunque no tenía absolutamente ninguna manera de saber si Hallan era libre para mirarlo. Esa noche se fue a la cama preocupado de que algo le hubiera sucedido. La última vez habían pasado dos días en su lado y seis en el de Hallan. Así que si había pasado una semana aquí, entonces tenían que haber pasado cerca de tres semanas o más allá. Tres semanas. Apenas podía soportar pensar en todo lo que podría haber sucedido en ese tiempo. Cuando finalmente cerró los ojos y se durmió, fue un sueño muy intranquilo.

Que probablemente fue la razón de sentir el calor de un cuerpo encima de él, un segundo antes de que una boca caliente aplastara la suya. Las manos de Logan se enroscaron alrededor de la espalda familiar, querida, una enredándose en el largo cabello, y la otra aferrada a la cintura, y se entregó a la embestida sensual como un hombre que al fin encontraba sustento después de una hambruna. La boca de Hallan no le dio cuartel, y Logan no lo quería. Quería cada impulso de su lengua, cada mordida de sus dientes en el labio inferior, cada dulce respiración que lamía sobre las heridas para hacerlas mejores. No se necesitaban palabras. La ropa de cama fue arrojada a un lado. La ropa desapareció. Y entonces quedó carne dura y caliente sobre otra carne dura y caliente. Sus pezones fueron succionados, retorcidos y mordidos. La húmeda boca chupaba su pene. Dedos lubricados ahondaban en oscuros lugares estrechos. Guturales gruñidos, gemidos y quejidos. Y luego el cielo en la tierra, cuando Hallan entró duro y profundo en Logan, su cuerpo dándole la bienvenida. No se trataba de sensibilidad o de ocio o hablar. Se trataba de rabia por la soledad, una necesidad cruda, y una urgencia impulsada por el miedo y el alivio, el amor en forma de lujuria, y la desesperación agridulce por todo lo que sabía, que esto podría durar por poco tiempo hasta que pudieran estar juntos de nuevo , o podría ser la última vez que lo estuvieran. La cama golpeó contra la pared. El viento soplaba afuera, anunciando otra tormenta de nieve. En el interior, la tormenta personal estalló como relámpagos de calor, punzante en el aire a través de los

cuerpos calientes y pegajosos aferrándose juntos, arrancando gritos roncos de las gargantas, bañando pasajes profundos y tirando de las manos con abrasadoras ráfagas de semillas viscosas. Y en algún lugar entre el último espasmo de éxtasis y la calma que se apoderó de su cuerpo después... Logan finalmente supo lo que tenía que hacer. Los labios de Hallan encontraron los suyos de nuevo, gentilmente esta vez, las caricias suaves arrancaron el ya dolorido corazón de Logan. —Te extrañé —murmuró Hallan entre besos—. Tanto. Pensé... —su voz quedó atrapada en su garganta—. Pensé que nunca iba a encontrar la oportunidad de llegar hasta aquí. —Tenía miedo —admitió Logan, con dificultad para hablar después de tanta emoción—. ¿Estás bien? —Solo. Tan malditamente solo sin ti. Las lágrimas picaron los ojos de Logan. —Yo también. —He tenido a alguien conmigo constantemente. Incluso en mis habitaciones. Ha habido más preguntas. —¿Cómo has llegado hasta aquí? —Hubo un ataque contra el alto tribunal. Una rebelión. Todos los guardias adicionales eran necesarios, por lo que llamaron al que estaba en mi casa. Aún hay uno al otro lado de la puerta, pero tan pronto como el otro se fue, yo cerré la puerta, fui al cuarto de baño y abrí el grifo, y luego cerré la puerta del baño también, así pensaría que yo estaba ocupado en el baño. Y luego vine aquí. Logan, yo no... —Tienes mucho tiempo. Lo sé.

—Lo siento. —Los labios de Hallan se presionaron contra los suyos nuevamente, ofreciendo una disculpa—. Lo siento mucho. —No te disculpes. No es culpa tuya, Hallan. —Lo sé. Pero eso no significa que sea más fácil. Odio la idea de tener que irme cada vez más. —Se aferró a Logan de una manera que este nunca lo había visto hacer antes. A medida que acunaba la cabeza de Hallan contra su pecho y le acariciaba el cabello, Logan recordó la tarde que había pasado en el sueño, la forma de los hoyuelos de Hallan, la sonrisa fácil que le había robado el aliento. Cómo la luz del sol brillaba en su cabello rubio. Cómo sus ojos, que hacían sombra a las amatistas, habían alternado entre un brillo malicioso y una pasión abrasadora, hasta que las rodillas se le debilitaron. Tan hermoso. Tan vivo. Tan condenadamente entregado a él. Con un dolor punzante en el pecho, Logan supo que era el momento. El momento en que él finalmente podría mover la balanza y hacer algo para ayudar Hallan. Suavemente, le dio un codazo para apartarse y se deslizó de la cama. —¿Logan? ¿Qué pasa? Él no contestó, tenía miedo de que si trataba de hablar, el nudo caliente y doloroso en su garganta fuera a estallar. En cambio, en la oscuridad, cruzó la habitación y agarró los jeans que se había quitado antes de acostarse. Estaban en un montón al lado de la puerta del armario. Buscó en el bolsillo de atrás y encontró su cartera. Por lo general la ponía encima de la cómoda, pero había estado tan distraído y preocupado por Hallan cuando se fue a la cama, que lo había olvidado. Tragando saliva, tratando de

respirar profundamente y mantener sus emociones bajo control, la sacó, la abrió y encontró el fajo de dinero en efectivo que había puesto allí cuando había cerrado el registro por la noche. Había sido un largo tiempo desde que había tenido tanto dinero en la caja, y él lo metió en su cartera para comprar al día siguiente comestibles, entonces, lo que quedara, lo depositaría en el banco. Su objetivo ahora era mucho más importante. Con un último tranquilo suspiro para encontrar ese lugar de calma dentro de sí mismo, se giró. Cada pisada en el suelo de la madera fría le dolió, porque cada paso lo acercaba a lo que más quería y más temía, todo al mismo tiempo. Hallan se había movido y estaba sentado en el borde de la cama. Logan lo sintió en la oscuridad. Era extraño cómo había llegado a conocer la forma de Hallan, su olor, el patrón de su respiración, tan bien, que ahora lo podía encontrar casi infaliblemente, a pesar de no poder verlo. —Vístete —le dijo Logan, encontrando las palabras y haciendo de alguna manera un esfuerzo titánico para mantener la voz firme. —¿Qu...é? El pecho de Logan dolía. —Hallan, por favor, vístete. —¿Por qué? —Porque yo te lo estoy pidiendo. —Su pie descalzo rozó algo en el suelo. ¿Los pantalones de Hallan? Se agachó a recogerlos, y luego los mantuvo en alto—. Aquí. La mano de Hallan agarró su muñeca. —Logan, ¿qué pasa? Habla conmigo.

«Por favor, Hallan». La opresión en su pecho era peor, lo que le dificultaba poder respirar. Con un movimiento liberó su muñeca del agarre, todavía sentía el hormigueo de los dedos calientes de Hallan en donde habían presionado contra su pulso. —Por favor. —Su voz estaba traicionándolo ahora, ronca por el dolor—. Confía en mí. —Logan... —Hallan, de pie, se acercó más. Logan dio un paso atrás. Si Hallan lo tocaba otra vez se desmoronaría. —Bien, pasando?

ahora

me

estás

asustando.

¿Qué

está

—No estoy tratando de asustarte. Estoy tratando de salvarte, maldita sea. —Un sollozo escapó—. ¡Así que ponte tu ropa y... y sólo déjame! Arrojó los pantalones de Hallan hacia él, pero lo escuchó de pie a su lado. Lo sintió más cerca. —Logan, ¿qué es eso? —Su voz estaba ahora tensa por la preocupación. —Hallan, joder, ¿podrías acabar de hacer lo que te estoy pidiendo? —Logan apretó el pulgar y el índice en contra de sus ojos, tratando de detener las lágrimas, pero vinieron de todos modos—. Sólo tienes que ponerte tu ropa. ¡Hazlo! —¿Por qué? —Hallan preguntó de nuevo. Esta vez demandando. Logan dio un paso atrás. Y otro. —Dime por qué. —Debido a que tienes que irte. Ahora mismo. —Un sollozo ronco arrancó de su pecho—. Vas a ponerte tu ropa.

Vas tomar este dinero que estoy sosteniendo. Vas a bajar. Y vas a abrir la puerta y salir. —¿Qué? —Ya me has oído. ¡Vístete y hazlo! Quiero que salgas por esa puerta y simplemente sigas caminando y no pares. Y nunca, nunca mires hacia atrás. —¡No! ¿De qué estás hablando? —Estoy hablando de un camino, el camino que te salve, ¡maldita sea! No puedes volver atrás, Hallan. Es sólo una cuestión de tiempo el que el rey te mate. Y no puedes quedarte aquí conmigo porque nunca te podré ver. Si yo te veo, tú serás atrapado por el jodido espejo y serás devuelto a tu mundo y entonces el rey te matará. —Logan liberó otro sollozo. —Logan… —No. Sólo... sólo calla y escúchame. Esta es la única manera. Tú me dijiste por la tarde en el sueño, que tu madre te envió los textos y el espejo y te dijo que ella te ofrecía una ventana. Ella también te dijo que guardaras el secreto, porque podría ser peligroso si alguien se enteraba. ¿No lo ves? Ella lo sabía, Hallan. Sabía que esto iba a pasar con el rey y ella te envió el espejo como una forma de escape. Las palabras se ahogaron ahora, pero siguieron viniendo. —Tenemos un dicho en este mundo... una cita de un famoso inventor. Dijo que cuando una puerta se cierra, otra se abre... pero a veces miramos tanto tiempo la que se cerró que no vemos la que se abrió. —Lo…

—¡Basta! ¡Escucha! Eso es lo que ha ocurrido aquí. Tu madre te envió el espejo... la ventana... la puerta está abierta. Es tu manera de escapar, Hallan. Tu única salida. Pero todo lo que hemos hecho es lamentar el hecho de que no puedes quedarse allí y no puedes quedarte aquí tampoco, ya sea por mí, porque no puedo verte o por lo que sea. Hemos estado tan obsesionados que no hemos visto lo que es obvio. Todo lo que tienes que hacer es estar aquí, y yo... yo no necesito verte... Sólo camina y no regreses nunca más y... y nunca podré verte de nuevo y entonces tú no tendrás que regresar a tu mundo. Logan se había apoyado contra la pared. No había otro lugar a dónde ir. Las lágrimas caían libremente ahora, y su pecho le dolía como el infierno. Los brazos de Hallan se curvaron alrededor de él y lo atrajo hacia sí. —No... Por favor. Por favor, vete —exclamó. Trató de alejarlo, pero el elfo era como un pilar de granito que no se movía—. ¡Por favor! Cuando se dio cuenta de que Hallan no iba a darse por vencido, se deslizó por la pared hasta el suelo y puso sus rodillas contra el pecho. Hallan se hundió con él y tiró de él en el espacio entre sus piernas, y lo balanceó en su contra. —Por favor... haz esto —rogó Logan—. Por mí. —No. No lo haré. —La voz de Hallan era baja, superando la gran emoción—. Te amo, Logan Shoemaker, y no me alejaré de ti. —Te amo, también, maldita sea —dijo Logan con voz áspera con la garganta dolorida—. ¿No lo entiendes? Te amo tanto que eso jodidamente me va a matar. Es por eso que tienes que hacer esto. Porque no puedo soportar la

idea de que mueras. Prefiero... Dios... prefiero que vivas y estés a salvo, incluso si significa que nunca pueda volver a verte, pero no puedo permitir que vuelvas allí y mueras. —Voy a encontrar otro camino. Las manos de Hallan masajeaban su espalda, frotando sobre ella con un movimiento suave que sólo lo hizo todo más difícil. —No hay otra manera. Y los dos lo sabemos. —Yo no creo eso. No voy a perderte. A pesar de noche, he tenido mucho leyendo los textos que me Encontraré algo en ellos.

voy a dejar que me alejes y no que he tenido un guardia día y tiempo para leer. He estado fueron enviados con el espejo.

—¿Cuándo? —La voz de Logan casi era nula ahora, y los sollozos seguían sacudiendo a través de él—. Los has tenido durante más de dos años. El rey sólo busca una excusa. Y va a encontrar una. Y entonces... entonces... —Shhh, amor… shhh. —Por favor, Hallan... Siempre y cuando no me veas de nuevo, entonces estarás a salvo. Vete. ¡Vete! —se apoyó en el pecho Hallan, golpeándolo—. ¡Deja de tratar de ser un jodido héroe y solo haz esto! Hallan no lo detuvo, no se alejó. —No voy a irme —su tono era tranquilo, pero lleno de una determinación de acero. Logan se hundió en sus brazos. —No lo puedo soportar. Estás rompiendo mi corazón —susurró, destrozado, perdiendo la batalla por los sollozos que sacudían a través de él.

Hallan lo sostenía, murmurando en voz baja, apretando los ojos cerrados y dejando que sus propias lágrimas cayeran. En todos sus sueños, nunca lo vio venir. Él sabía que, en algún nivel, Logan estaba en lo cierto. Eso podría funcionar y muy bien podría haber sido que su madre tuviera esa intención cuando le envió el vidrio élfico. Él lo podría haber pensado incluso en algún momento al principio. Pero entonces se enamoró de Logan, y de ahí en adelante, sólo tenía necesidad de verlo y estar con él. El espejo y Logan se habían convertido en sinónimo de amor, de esperanza, y en el rayo de una pequeña la luz solar en su existencia por lo demás oscura. Los dos ya no eran mutuamente excluyentes y no lo habían sido durante meses. Ellos formaban parte del mismo paquete. Si alguna vez venía a través del espejo y se quedaba, sólo sería si podía quedarse con Logan. Lo que lo había sacudido esta noche fue cómo habían sido de condenadamente altruistas las acciones de Logan. Contrariamente a lo que Logan parecía pensar, él era mucho más heroico de lo que Hallan podría esperar ser. Los sollozos de Logan comenzaron a disminuir, pero Hallan no estaba dispuesto a dejarlo ir. Estaba bastante seguro de que nunca estaría listo para dejarlo ir. Lo besó en la cabeza y lo puso más cómodamente contra su pecho. Los acontecimientos de esta noche habían hecho su necesidad, ya urgente, de llegar a un plan, aún más urgente. Logan tenía razón en otra cosa... que era sólo una

cuestión de tiempo. El rey estaba acercándose peligrosamente a poner fin a esta farsa. No le hacía falta una prueba de que Hallan era el hijo de Aestorian... todo lo que necesitaba era algún falso cargo contra Hallan, una acusación que nadie en el alto tribunal pudiera argumentar en contra, porque entonces tendrían la misma suerte. En verdad, Hallan no podía entender por qué el rey no había terminado con él ya. Todo lo que podía imaginar era que el rey realmente creía que Hallan participaba en la rebelión y tenía la esperanza de atraparlo en el acto y tal vez capturar a su sobrino al mismo tiempo. Hallan no estaba seguro de cuántas más oportunidades tendría para venir aquí. El tiempo se había terminado. Tenía que llegar a un plan y hacerlo rápido. —Vamos. —Puso un brazo debajo de las rodillas de Logan y se levantó. Se negaba a romper el corazón de Logan, pero los sollozos tranquilos que el hombre estaba haciendo, muy bien podrían romper el suyo. Puso a Logan en la cama y se deslizó en ella con él, teniéndolo cerca debajo de las sábanas. —Hallan... por favor —susurró Logan. —Shhh. Cierra los ojos. —Tienes que irte. —No voy a ninguna parte en este momento. No te voy a dejar así. Duerme, Logan. Estaré aquí hasta que estés dormido. —Eres demasiado terco para tu propio bien —dijo susurrando cerca de su cuello.

—Bueno, oficialmente tienes mi permiso para darme una patada en el culo la próxima vez que te vea, ¿de acuerdo? Un suspiro suave y torturado fue su respuesta. Sostuvo cerca a Logan, con ganas de hacerlo mejor, y sabiendo que no había una sola manera de hacerlo. —Te amo —susurró, rozando un beso en la frente de Logan—. Tú eres todo lo que es correcto y bueno, Logan. No te romperé el corazón. —¿Lo prometes? —Te lo prometo. Hallan se quedó hasta que Logan estuvo pesado en sus brazos y su respiración fue uniforme y sólo rota por un ocasional suspiro entrecortado. Mientras se vestía y salía de la habitación, hizo otra promesa, una silenciosa, que la próxima vez que estuviera en esta habitación, sería para quedarse.

uando Logan despertó, tenía dolor cabeza y la garganta lastimada, y se sentía como si alguien hubiera pinchado un hierro caliente en su corazón, entonces miró alrededor para asegurarse de que la miseria había alcanzado el máximo nivel. Se acostó en la cama y cerró los ojos con fuerza, tratando de respirar más allá del dolor y, finalmente, se dio cuenta de que no iba a suceder. Especialmente el de su pecho. Tenía miedo de que permaneciera allí hasta el final de sus días. «Hallan». Oh, Dios... Había hecho todo lo posible para convencer a Hallan, pero este no había cedido. Logan se rasgó en dos, entre la agonía que lo enfermaba por saber que Hallan había elegido volver a través del espejo donde su vida pendía de un hilo en vez de alejarse como Logan le había suplicado que hiciera, y el alivio de saber que no se había alejado de él. —No se puede tener ambas cosas —dijo, disgustado consigo mismo. «Debería haber sido más fuerte. ¿Si yo no me hubiera desmoronado, tal vez se habría ido?» Pero él sabía que tan pronto como lo había dicho la idea nunca sucedería. Hallan no se había movido.

Y entonces se quedó para hacer frente a la realidad de que se Hallan se había negado obstinadamente a escapar como Logan le había ofrecido, y ahora lo único que podía hacer era rezar para poder verlo de nuevo. A pesar de que la tienda de magia continuaba yendo bien, cada día que pasaba Logan se encontraba apenas presente, como si su mente, su corazón, y todos sus sentidos estuvieran siempre en modo de espera, esperando. Pasó a través de los movimientos para abrir y cerrar la puerta cada día, ayudar a los clientes, pero no era capaz de sacar a relucir una sonrisa, o incluso dejar que una oleada de alegría lo inundara el día en que rompió su mejor récord de ventas ese año. Ahora sólo era un trabajo. Él no era capaz de encontrar alegría, ni siquiera en las pequeñas cosas que se la daban en el pasado. Incluso las payasadas de Zeus o la forma en que la mascota se llenaba las mejillas, nada lo podía sacar de su estancamiento. Siempre se decía a sí mismo que debía salir de ello, tener una actitud positiva, que todo iba a estar bien. Pero su corazón no estaba en ello. Empezó a preguntarse si era así como la madre de Hallan se había sentido cuando Aestorian fue asesinado. «Él no está muerto». «No está muerto», —se decía una docena de veces al día. Pero no podía evitar la sensación de que tampoco estaba bien todo. Una semana vino y se fue. Sally, la primera clienta que compró el aceite de PASIÓN, apareció una tarde, echó los brazos alrededor de Logan, y le dio las gracias por salvar su matrimonio. Su amiga Jane apareció dos días más tarde y compró una botella del aceite.

La extraña señora que no sonreía ni hablaba, vino y compró otra botella de aceite de PASIÓN con el mismo entusiasmo que había comprado la primera, junto con una pequeña botella con una etiqueta brillante catalogada como ‘polvo de hadas’, y una pieza de cuarzo rota que había tenido la intención de tirar. Logan estaba un poco en shock cuando una mañana, la señora Khovansky entró en la tienda. En todos los años que había vivido junto a ella, nunca había entrado. Ella quería una botella de ese ‘¡woo-hoo!’ aceite del que su amiga Wanda le había hablado. Wanda había, al parecer, conseguido una botella como un regalo de otro amigo de la señora y le había dicho que cada vez que ella se colocaba un poco encima, su esposo le decía: ‘¡Woo-hoo!’ Parecía que la señora Khovanksy había conocido a un agradable hombre ruso en el bingo y quería algo de ‘¡woo-hoo!’ de él. Información mucho más de la que Logan siempre quiso saber acerca de su vecina, pero la envió fuera de la tienda con una botella de aceite de PASIÓN y se preguntó qué pensaría su esposo fallecido, Iván, con este nuevo giro de los acontecimientos. Robert llegó una noche justo antes del cierre, y Logan pretendió estar interesantemente fascinado en el discurso de otro cliente acerca de atrapar insectos en ámbar, cualquier cosa por no hablar con el hombre. Él se sentía como... como un insecto en ámbar... incapaz de moverse, atrapado en un poco de resina brillante, congelado en el tiempo. Al el noveno día después de la última visita de Hallan, Logan cerró la tienda por la noche, echó la llave y apagó las luces. Cuando entró en la cocina, su corazón se disparó en su garganta.

Sobre la mesa había un trozo de fino pergamino amarillo. Y en él podía ver la hermosa escritura de Hallan, pero esta vez parecía que había sido escrito a toda prisa para dejarle un mensaje: «Creo que hay un camino. Esta noche, no vayas a la

cama. Permanece junto al espejo». —Oh, Dios... Logan se sentó en uno de los taburetes, con miedo de que sus piernas no pudieran sostenerlo. No sabía lo que lo sorprendió más... si el contenido de la nota o el hecho de que obviamente había estado Hallan aquí, en la cocina, a plena luz del día mientras él estaba solo en la habitación de al lado. Tomó el pergamino con las manos temblorosas y pasó los dedos sobre las palabras. «No vayas a la cama. Permanece junto al espejo». Logan estaría mintiendo si dijera que la idea no lo aterrorizaba. ¿Qué estaba pensando Hallan? Si él permaneciera aquí junto al espejo, ¿cómo podría Hallan venir a través de él? Pero no salió de la cocina. «Esta noche, no vayas a la cama». No sabía a qué hora quería decir ‘esta noche’ y realmente deseaba que ya fuera ese momento, porque después de la primera hora, la espera era angustiosa. Estaba demasiado angustiado para cenar, así que se hizo una taza de café. En el momento en que lo había terminado, varias horas más tarde, estaba angustiado realmente. Se paseaba por la habitación, mirando en el espejo cada pocos segundos.

Zeus salió de su bungaló para vigilarlo. El estómago de Logan tenía tal nudo, sin embargo, que él no podía hacer más que mirar al pequeño. ¿Qué habría querido decir Hallan cuando le escribió que pensaba que había un camino? ¿Qué tipo de camino? ¿Y por qué él debía esperar en la cocina? Logan tenía miedo de que Hallan cometiera una locura, como tratar de llegar a través del espejo mientras él estaba aquí, y si hacía eso todo estaría perdido. Y sería por su culpa... la suya, de Logan, porque Hallan no podía dejar que él lo viera. El reloj de pared marcó los minutos y después las horas que pasaban. Ya pasaba de la medianoche. 01 a.m. A continuación, 02 a.m. Logan se encontró de pie delante del espejo, simplemente mirando, como si estuviera viendo que Hallan podría aparecer en cualquier momento. «Una olla que se vigila nunca hierve». Uno de los favoritos viejos dichos de tía Lil. Y sin embargo, de todos modos continuó observando. Las 03 a.m. se iban y las 04 a.m. venían. A las 06 a.m. las primeras punzadas débiles del amanecer comenzaron a iluminar el cielo. El corazón de Logan volvió a sentir la locura de la espera y que de que todo podría estar perdido. El zumbido de la cafeína del café había desaparecido hacía mucho tiempo, pero no tenía ganas de cerrar los ojos. Sentía como si sus ojos estuvieran permanentemente abiertos de todos modos, le quemaban. La cabeza le latía. A las 07 a.m. el dolor se había convertido en un golpeteo en toda regla. Le tomó toda su energía arrastrarse hacia el mostrador sobre el lavabo y sacar una aspirina.

A las 10:00 a.m. por primera vez en los cinco años que había administrado la tienda, no encendió las luces, la puerta permaneció cerrada, y el letrero de ‘cerrado’ aún colgaba de la ventana oscura. A las 10:30 Logan reclinó la cabeza sobre la mesa y cerró los ojos. No para dormir. Él no pensaba que podría dormir, no importaba lo cansado que estaba. Cerró los ojos, porque si miraba en el espejo otro minuto más, él sabía que estaría perdido. «Hallan... Dios, ¿dónde estás?» —Por favor... por favor... por favor... por favor... — cantaba—. Por favor, vuelve. «No voy a romper tu corazón.» «¿Me lo prometes?» «Te lo prometo.» —No rompas mi corazón, Hallan. —Un sollozo débil sacudió a través de él, pero estaba malditamente determinado a que no iba a perderlo de nuevo. No otra vez. Él había llorado lo suficiente la última vez que Hallan había estado aquí para completar su cuota por unos cuantos años. Por la tarde, Logan supo que estaba hecho un desastre. Todavía no había dormido. Sólo se había levantado de la mesa para ir arriba al cuarto de baño un par de veces, y otras que había estado allí en lo que estaba empezando a sentir como una cámara de tortura. Cada vez que cerraba los ojos se imaginaba a Hallan muerto en algún lugar, su piel pálida y traslúcida, sus ojos para siempre cerrados, su largo cabello rubio revuelto a su alrededor.

—¡Alto! —Sus ojos se abrieron de golpe y se juró a sí mismo una vez más que no los cerraría más. Se puso de pie y se arrastró hasta pararse frente al espejo. —Hallan, si me oyes, no puedo tomar esto. Por favor... Tengo que saber si estás bien. —Se hundió en cuclillas allí en el suelo de linóleo viejo, y hundió el rostro entre sus manos. Debía salir de aquí. Ir a la cama. Si dormía algo podría ser capaz de hacer frente a todo de una mejor manera. Pero no pudo hacerlo. ¿Por qué Hallan quería que esperara junto al espejo? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Se había hecho esa pregunta una y otra vez. Y no encontró respuesta. Alrededor de la medianoche supo que era inútil. Le dolía cada centímetro de su piel, cada músculo. Hallan había sido fiel a su palabra. Cada vez que él le había dicho a Logan que iba a hacer algo, lo había hecho. Si él no estaba aquí... algo malo había sucedido. Él no iba a venir. Y no había ni una maldita cosa que Logan pudiera hacer al respecto. La impotencia lo consumía. Esta vez, cuando su cabeza cayó sobre la mesa, las lágrimas llegaron.

Un sonido chirriante sorprendió a Logan despertándolo. Le tomó unos segundos para mover la cabeza, aclararla y darse cuenta de que estaba sentado

ante la mesa y se había quedado dormido con la cabeza entre sus brazos. El chirrido se hizo más fuerte, e hizo una mueca. Cuando levantó la cabeza, el dolor se disparó a través de su cuello, por haber permanecido tanto tiempo en una posición tan incómoda. Él parpadeó. La cocina estaba oscura excepto por una lámpara nocturna al lado del fregadero que enviaba un resplandor amarillento en la penumbra. Su cabeza latía de nuevo. Los dedos de su mano izquierda estaban dormidos. ¿Y qué fue ese ruido espantoso? Era el sonido de metal raspando metal. Se sentó, sosteniendo su cabeza mientras el sonido se construía. Logan miró alrededor de la cocina, tratando de entender qué pasaba, pero su mente estaba confusa. No tenía idea de qué hora era, excepto que no era el amanecer todavía. La cocina empezó a traquetear. moviéndose, ¡como un... terremoto!

Literalmente,

Logan se puso de pie, y luego se quedó helado, tratando de pensar qué hacer ante un terremoto. ¡Jesús! Ellos nunca habían tenido terremotos en la zona lo suficientemente grandes como para sentirlos. ¿Cómo iba a saber qué diablos hacer? Zeus chillaba en su jaula. En un momento de claridad, Logan agarró la jaula de Zeus, y luego se encaramó a la mesa de pesada madera. Probablemente era lo más pesado en la casa. El chirrido se hizo más fuerte todavía, hasta que Logan sintió como si estuviera dentro de una lata gigante que podría estar siendo abierta con una navaja.

Un destello iluminó la habitación, casi como un relámpago. Logan miró hacia arriba para ver qué podría haber sido... Se quedó paralizado, incapaz de moverse, casi sin poder respirar. El espejo brillaba con una extraña luz, como de fuego, y mientras miraba, el marco parecía extenderse, a continuación, se contrajo de nuevo a su forma habitual, se extendía, se contraía. Cada vez que lo hacía, la casa se agitaba. —Oh, Dios mío... Hallan. Logan no tenía idea de lo que estaba pasando, pero el nombre de Hallan llenaba su mente una y otra vez, como un cantico. Hallan... Hallan... Hallan... Hallan. «Por favor, permite que esté vivo.» El espejo seguía extendiéndose y contrayéndose. Un nuevo ruido venía ahora, junto con el chirrido... un gemido extraño. La luz de fuego dentro del espejo se hizo más brillante. El espejo parecía vivo, retorciéndose en la pared. Logan tragó saliva, su corazón parecía correr una maratón. Y entonces la luz en el interior del espejo estalló como una granada en un estallido de color rojo, naranja y negro. Logan escondió la cabeza bajo el brazo y tapó sus oídos cuando la explosión sacudió a través de él. Oyó un ruido sordo que sacudió a través de las tablas del suelo, seguido por el choque y ruido de cristales rotos. Y luego todo quedó en silencio. Logan levantó lentamente la cabeza, esperando encontrar en su casa todo volado en pedazos y en llamas. En cambio, la casa estaba extrañamente oscura, excepto

por la luz nocturna que seguía ardiendo sobre el fregadero. Levantó la mirada hacia donde había estado el espejo, y encontró el marco vacío, torcido y colgando. El vidrio se había roto y estaba en pedazos en el suelo debajo de él. «Oh, no... ¡No, no, no!» Un grito se construyó en su pecho. Con el espejo roto, no habría manera de volver a ver a Hallan nunca. Un suave gemido vino de algún lugar cercano. «¡Oh, Dios!» Logan se arrastró por debajo de la mesa, su mirada buscando, buscando, y luego… —¡Oh, joder! —Se acostó sobre su espalda y cerró los ojos, su corazón latía con fuerza—. No... no... Por favor, por favor. Pero luego no pasó nada, y en algún lugar de su mente, girando, llegó a la conclusión de lo que él había visto... y no había pasado nada. Se dio la vuelta y su mirada de inmediato encontró una forma boca abajo, despatarrada en el suelo. —¡Jesús! —Sin pensarlo, simplemente reaccionó, Revolvió entre los vidrios rotos y pedazos de papel y chucherías que habían caído en el suelo con el estruendo, y cayó de rodillas junto a la alta figura tendida al lado de la estufa. —¡Hallan! —Logan acarició con su mano el largo cabello, y fue recompensado con otro gemido. En el resplandor tenue de la lámpara de noche, se dio cuenta que Hallan estaba completamente desnudo, pero su cuerpo esbelto y hermoso estaba cubierto de moretones y rasguños. Su corazón se apretó ante la vista. —Oh, Dios.

¿Qué te ha pasado? —No estaba seguro de si debía o no moverlo... pero luego Hallan se agitó y se impulsó sobre su espalda. Sus ojos se abrieron. Y su mirada cayó sobre Logan. Él sonrió, una sonrisa cansada que quemó a través de Logan y trajo lágrimas a sus ojos. —Hola —dijo en voz baja con una voz tan desigual y agotada como su sonrisa. Pero fue muy, muy real y muy amada. —Hola —dijo Logan, cepillado una palma sobre el cabello de Hallan. —Te lo dije... que no rompería tu corazón. Un sollozo quedó atrapado en la garganta de Logan, y pasó la mano por la mejilla golpeada de Hallan y lloró. Luego sonrió. —Y no lo hiciste. —Yo... yo necesito que hagas algo. —Cualquier cosa —dijo Logan. —Dime... Dime que me amas y me deseas. El nudo estaba de vuelta en la garganta de Logan y las lágrimas en sus ojos. —Oh, Dios... sí, te amo. Y, por supuesto que te deseo. Te he deseado desde la primera noche que estuviste aquí. Te desearé siempre. Hallan suspiró, como si de alguna manera Logan hubiera acabado de tomar el peso del mundo de sus hombros. Una fugaz sonrisa curvó sus labios. —Gracias — suspiró—. Ahora me puedo quedar. —Como... ¿quedarte realmente? —Tanto tiempo como tú me quieras. Lo que espero sea el resto de nuestras vidas.

—Voy a hacer que sostengas lo que has dicho. —Las malditas lágrimas le picaban otra vez. —Cuento con ello. Logan se arrodilló junto a él y lo besó. Suavemente. Tiernamente. Y luego acarició con una mano la pálida mejilla de Hallan. —No te ves muy bien. —No me siento muy bien. —Vamos a la cama. —Sí, por favor.

A medida que la luz pálida del invierno entraba por la mañana como la más suave gasa sobre la cama, Logan miraba a Hallan dormir. Con cada exhalación suave e inhalación de Hallan, se maravillaba por la belleza de tener este regalo... de ser capaz de estar aquí, junto al hombre que amaba y saborear cada segundo de él, sin el temor y la preocupación, y sin la sensación persistente de la fatalidad que lo había eclipsado durante tanto tiempo. Se sentía libre... Por primera vez en su larga vida. Logan extendió los brazos sobre su cabeza hasta tocar la cabecera de la cama, y sus músculos se tensaron y se estiró debajo de las sábanas. Sus ojos se abrieron. Parpadeó. Y luego su mirada se volvió hacia Hallan. Y por un momento de shock, él se quedó inmóvil como si no pudiera creer que Hallan estuviera allí. —Tú estás aquí. Todavía estás aquí. En serio. —Estoy aquí.

—Oh, Dios... Yo... Yo... —Y luego Logan sonrió tímidamente—. Creo que estoy sin palabras. Hallan se echó a reír, y se sentía tan condenadamente bien. —No estoy seguro de que alguna vez te haya visto quedarte sin palabras. —Sí, yo tampoco. —Entonces Logan le acarició el rostro, la frente, los surcos de preocupación—. ¿Cómo te sientes? —Como si estuviera vivo. Muy agradecido. —¿Quieres decirme qué pasó? —Logan tragó saliva y vio cómo el nudo en su garganta se deslizaba lentamente hacia arriba y hacia abajo. Hallan lo había tenido preocupado y con miedo la noche anterior. —Lo siento, Logan. Lo siento, no estuve aquí cuando te dije que estaría. No quise preocuparte. —Lo sé. Pensé en todo tipo de cosas horribles, pero… ¿qué pasó? —Encontré una manera de llegar a través del espejo y quedarme, y tenía previsto hacerlo cuando te lo dije. Pero los rebeldes golpearon a uno de los guardias del rey en la tarde. Fue el tercer ataque en dos días, y Zolodan decidió que estaba cansado de jugar, porque él creía que yo era el que suministraba la información a su sobrino. Así que antes de que yo estuviera a punto de poner mi plan en acción, los soldados me agarraron y me arrastraron a los calabozos. —Oh, Dios, yo tenía miedo de algo así. ¿Qué hizo? —Quería información en primer lugar, antes de que él me matara. Tuvimos varias charlas... —Hallan optó por no decirle a Logan exactamente, lo que el rey y sus soldados le habían hecho para tratar de obtener esa información. Aunque la evidencia se mantenía en todo su cuerpo en

forma de contusiones, y desde que Logan lo vio ya estaba poniendo las piezas juntas. —Yo estuve allí durante casi dos días. Luego, los rebeldes atacaron una vez más, distrayéndolos a todos. Yo estaba encerrado en una celda, pero durante el ataque un grupo de los rebeldes entraron en los calabozos y mataron a los guardias. Salí de mi celda, y me reuní con uno de los rebeldes. —Sacudió la cabeza, recordando—. Hubo un extraño momento en que nos miramos el uno al otro. Y entonces los dos lo descubrimos al mismo tiempo. Estaba oscuro, se dirigió justo hacia mí, era más alto, pero buscando en sus ojos, Logan... fue como mirarme en un espejo. Los dos estábamos sorprendidos. —¿Quién era? —El hijo de Aestorian. El sobrino que planteó la rebelión contra el rey. Logan tomó aire rápidamente. —Tu hermano. Hallan asintió y sonrió. —Si alguna vez había tenido mis dudas antes de que pudiera verlo, no después de esto. Y aunque no hubiera sabido nada de mí, juntó las piezas de inmediato porque tengo el color de mi madre y sabía que Aestorian y mi madre habían sido amantes. —Oh, Dios mío. Conociste a tu hermano. —Finnlorien. Finn. —¿Qué pasó? —Luchamos por salir de la cárcel, pero luego nos separamos. Había soldados por todas partes. Llegué a mi habitación y descubrí que la habían incendiado. El vidrio élfico seguía en su sitio, pero tenía que hacer un ritual antes de pasar a través de él. Era la única manera de que fuera a funcionar. Así que empecé, pero los soldados

entraron, junto con el rey, antes de que yo hubiera terminado. Ellos me tomaron y me empezaron a arrastrar. Pero todo en lo que podía pensar era en ti. Y lo que te había prometido. Y la idea de no verte de nuevo... —Hizo una pausa, luchando por calmarse. Los dedos de Logan lo acariciaron y luego lo apretó. Hallan devolvió el apretón. —Me liberé, huí lejos de él, gritando las últimas palabras del ritual mientras corría... y me zambullí a través del espejo, rezando que funcionase. —Yo no sabía lo que estaba ocurriendo aquí. Fue como un terremoto, pero el espejo de este lado estaba haciendo ruidos terribles, como de metal en seco. Se produjo un incendio en el espejo, y luego una explosión. Cuando todo terminó, el espejo estaba roto, y tú estabas desnudo y tendido en el suelo de la cocina. —No pude traer nada conmigo. Esa era una de las reglas. Ni siquiera la ropa que llevaba. —¿Y el ritual... por el que estás aquí? ¿Funcionó? Hallan acercó la cara de Logan hacia él y lo besó en la frente. —Funcionó. Una vez que estuve aquí sólo tenías que decir que me querías aquí. Es por eso que necesitaba que estuvieras junto al espejo. Ese fue el paso final en el ritual. —Nunca he sido tan feliz de ver a alguien en mi vida como cuando te vi ayer por la noche. Pero al principio me asusté, porque me di cuenta de que te había visto antes de que yo supiera que eras tú. Me giré, cerré los ojos, esperando que no fueras succionado de vuelta a través del espejo... y no lo fuiste. —La mirada de Logan ahora parecía una de preocupación. —¿Qué pasa, amor?

—Magia. Reglas. Dijiste que si podías encontrar un camino alrededor de las reglas, había por lo general consecuencias. —No habrá ninguna. —¿Cómo lo sabes? —Porque para eso era el ritual —dijo Hallan lentamente— para pagar el precio necesario de antemano. Los ojos de Logan se abrieron como platos. —¿Por qué no me gusta el sonido de eso? ¿Qué precio, Hallan?, ¿qué precio? —No hay nada que yo no esté dispuesto a dar. —¿Qué ... precio? —No fue un sacrificio para mí, Logan. Fue un regalo. Algo que yo quería. Hallan llevó la mano de Logan, la que todavía llevaba el anillo de Hallan, a los labios. —¿Te acuerdas de tu preocupación de que yo me mantuviera joven y tú envejecieras? Bueno, ya no es más un problema. El suave jadeo de Logan fue el único sonido en la habitación por un largo rato. —¿Tú... tú sacrificaste tu inmortalidad? Hallan... Hallan sonrió, una vez más la sensación de libertad florecía dentro de él. —Te lo dije, no fue un sacrificio. Lo haría todo de nuevo para estar contigo. Vi cómo mi madre se moría poco a poco después de que Aestorian murió. He visto a otros de mi raza desaparecer después de que sus amores se hubieran ido. La vida inmortal no es todo lo que piensas, es larga y solitariamente dolorosa. Yo estuve solo la mayor parte de mi vida, 600 años... hasta que te encontré.

—Oh, Dios, me estás volviendo loco. Rodó a Logan sobre su espalda y se colocó entre sus piernas, y luego rozó los rizos oscuros sobre los ojos de Logan. —Nunca lo pensé de esa manera —dijo Logan suavemente, sus ojos se nublaron con la tristeza—. No puedo ni siquiera imaginarlo. —Y ahora ya no es necesario hacerlo más. —Hallan tapó la boca de Logan con la suya y derramó todo su amor por él en el beso y el movimiento lento de su ingle. Logan gimió y envolvió sus brazos alrededor de él. Sus dedos pasaban a través del cabello de Hallan, y luego se trasladaron hasta sus orejas. Hallan se estremeció ante el contacto y Logan se rompió en una sonrisa tranquila. —¿Qué? —Hallan demandó, pero también había una sonrisa burlona en su boca. —Sólo estaba comprobando. Quería asegurarme de que no habías renunciado a cualquier otra cosa en ese ritual que hiciste. Hallan se acercó y metió el cabello detrás de su oreja, dejándolas al descubierto en su totalidad. —Mira, todavía está allí. La sonrisa de Logan y el brillo malicioso en sus ojos, debería haber advertido a Hallan lo que se avecinaba. Logan frotó un dedo a lo largo de la curva hacia la punta afilada, luego siguió frotando. Hallan luchó para mantener su reacción oculta, pero después del tercer toque en el lugar, se estremeció deseoso de clavar su eje ya inflamado en Logan en un segundo. —Si

continúas así —dijo con voz áspera—, voy a tener tus piernas en el aire y mi pene enterrado en el interior de tu culo en unos dos segundos. —¿Es una promesa? Otra sonrisa curvó los labios de Hallan. —¿Por qué tengo la sensación de que voy a hacerte un montón de promesas en los próximos años? Logan envolvió sus piernas alrededor de las caderas de Hallan y tiró de él hacia su firme ingle hasta que ambos se quejaron. —Y yo voy a hacer que mantengas cada una de ellas.

Ganadora de premios al mejor autor, M. L. Rhodes ha escrito durante trece años, además de ficción erótica que ella ha escrito para Amber Quill Press, también ha publicado poesía, artículos en revista, romance tradicional, fuertes romances, novelas de suspenso. Sus trabajos de ficción están caracterizados por historias emocionales que han recibido buenas críticas de lugares como Romántica Times Magazine, The Romance Studio, y JERR. Ha ganado numerosos premios en la industria de los escritores. En sus romances gay, ella disfruta de escribir sobre parejas unidas, fuertes, héroes independientes que están abiertos a explorar su sexualidad y sus emociones. Hombres que se enamoran de otro y M. L. cree en celebrar eso. Si te sientes con ganas de mantenerte en contacto con el mundo de M. L. y enterarte de los nuevos libros, entra en su web site a la siguiente URL: www.mlrhodeswriting.com. A ella también le encanta oír de sus lectores. Puedes encontrarla escribiendo a: [email protected]

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