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La Poza de la Sirena “Yo tuve la suerte de conversar en esa época muy niño todavía con un señor que tenía cerca de noven

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La Poza de la Sirena “Yo tuve la suerte de conversar en esa época muy niño todavía con un señor que tenía cerca de noventa años que se llamaba don Amador Mazuelos y él nos aseguraba una leyenda que había sucedido en Ilo. En esa época Ilo era una caleta, un caserío se puede decir, porque era un grupo muy pequeño; las casas estaban diseminadas, casi aisladas en ciertos sitios del puerto. Así que esa gente, en esa época, solamente se conocía la manera más rústica de cocinar que era a leña… Entonces la materia prima era la leña y había gente que vivía de ese trabajo. Y se trata cabalmente de uno de estos señores que en una época en que se fue al valle a traer su materia prima para las cocinas, se entretuvo en el valle comiendo fruta, porque era temporada de frutas y, cuando acordó, ya el tiempo se le había vencido. Comenzó a recolectar la leña, formó su atado y se lo puso a la espalda y este señor comenzó a caminar por rutina por el mismo sitio que era el camino del puerto al valle, por la orilla del mar hasta la Boca del Río. Así que cuando estaba pasando por un trecho muy pegado al mar, siente una voz de una mujer que estaba tarareando, una voz muy bonita. Pero el agarró y pensó: “!Caray! esta mujer a dónde viene a cantar en este desierto” Pero después se quedó parado y sorprendido porque recapacitó y resulta que él se orienta bien y ve que la voz salía del mar. “¿Cómo –dijo- una mujer bañándose a estas horas de la noche?” Y esa era una noche oscura, no había luna. Así que a las justas, dejo tirado la leña en el suelo, se sentó sobre el atado y se puso a escudriñar el mar. Y en el mar había un mochito y allí se veía un bulto que se movía, pero él decía que era un lobo; pero sentía que desde allí salí una voz que era de una mujer que gritaba, que cantaba, que entonaba algo. Pero de repente vio con sorpresa que siente un chapuzón y ve en la espuma blanca que con velocidad salía en su dirección, una raya blanca que se dirigía hacia él. Cuando de repente ve que sale del agua una mujer. El no se dio cuenta de la cola ni nada y recién supo más tarde que era una sirena. El problema era de comunicarse hasta que se comunicaron con mímica y al fin se comprendieron. Entonces ella le decía “¿Qué haces acá?” Y él le señalaba la leña y así. Luego de una larga conversación, resulta que se despiden pero la sirena le dice que ponga las manos juntas que le iba a dar algo. Entonces mete la sirena debajo del agua las manos y comienza a llenarle las manos con lo que del fondo sacaba y el se lo mete al bolsillo. Luego se despiden y recién cuando se da la vuelta, se da cuenta el leñador recién que la mujer tenia una cola de pescado. Cuando la sirena desapareció, él se sentó un rato sobre la leña, pensativo y se dijo “Esto no lo puedo contar en el puerto, porque si lo cuenta me van a decir que estoy loco, que estoy chiflado; nadie me va a creer porque no hay otra persona que lo haya visto”. Entonces se quedó calladito. Llegó al puerto y comenzó a repartir la leña; cada persona necesitaba dos palitos para cocinar. Termina su venta y entonces se queda pensativo y va y se acerca a un bar; en ese tiempo los bares solo vendían vino. Cuando lo terminó,

metió la mano al bolsillo, sacó la plata que había acumulado, pero sintió unas cosas raras; saca la mano con esas cosas raras y lo primero que hace es sacar la plata para pagar y empezó a examinar unas cosas raras como una bolitas de fierro, pero brillante, medio blanquizcas. Como los del costado conocían de esto, dijeron “!Perlas!” El leñador metió la mano al bolsillo, pagó y se fue asustado pensado en las perlas. Pero dicen que “en pueblo chico infierno grande”; voló la noticia y todo el mundo se enteró, hasta las autoridades de esa época. Ellas se reunieron y se informaron de quién tenía las perlas, que era un pobre diablo que vivía de la leña, que cómo puede tener perlas, que de dónde las habrá sacado, que seguro las habrá robado… y especularon muchas cosas, incluso que había encontrado un banco de perlas. “!Vamos a ser ricos¡” dijeron entonces y decidieron chapar al leñador. Luego de hacerlo le quitaron las perlas y le dijeron que confiese de donde las había sacado. El se mantuvo en silencio porque tenía miedo de decir la verdad, hasta que decidió contarlo todo pero a condición de que le crean: “Me las dio una sirena” les dijo. No bien dijo esto lo castigaron. Le echaron agua, lo colgaron y le pegaron, lo que le mortificó mucho; pero como insistía en su versión, unote sus captores propuso que hiciera lo mismo para demostrar que decía la verdad. Así que lo enviaron al mismo sitio custodiado por soldados sin mayor fortuna por espacio de quince o veinte veces, recibiendo castigos por mentiroso. Uno de ellos le dijo “¿Por qué no te concentras y así puedas transmitirle a la sirena para que venga?” Así que el leñador se concentraba y llamaba a la sirena, hasta que en una noche sin luna salió nuevamente hacia el lugar seguido de cerca por sus captores. Se puso frente al mar y de repente, igual que en la primera vez, escuchó el canto de la sirena y su figura sobre la roca en medio del mar. “!¿La sienten?! ¡¿La sienten?!” empezó a gritar. Tiro la leña al suelo y la llamaba a gritos “!Ven sirena! ¡Ven sirena!” Sintió el chapuzón, vio la espuma del mar y la raya blanca que se le acercaba. Al preguntarle qué pasaba, el leñador le comentó que desde el día que la había visto, en vez de ser una alegría había sido una desgracia porque había sufrido mucho y le contó lo sucedido. Entonces el leñador se agarró las puntas de la camisa formando una bolsa y le dijo “Dame perlas, dame perlas” La sirena le entendió el mensaje y le lleno la camisa con lo que pedía; luego de lo cual llamó a las autoridades para que vean lo que tenía. Al llegar al sitio algunos lograron ver algo de la sirena y al dar su chapuzón pudieron verla por completo perdiéndose en el mar. la gente curiosa fue a ver lo que le había entregado al leñador y éste soltó su camisa y las perlas se fueron al suelo, luego de lo cual todos se arrodillaron para poder agarrar algo de ella, mientras el leñador desapareció por completo del lugar en el momento de la confusión.

San Gerónimo Cuentan que hubo un tiempo en que el río se secó en una de sus peores sequías al extremo que las desgracias y miserias no podían ser castigo de Dios: los animales morían, las hembras perdían sus crías, las plantas morían, los árboles se secaban. No había remedio para esto y algunas personas comenzaron a irse a otros valles con mejor suerte. Un día llegó al valle un hombre que, según contó, venía caminando valle abajo y visitaba todos los lugares. Llamó la atención la túnica que usaba y su firma de hablar, tan dulce y firme. Desde que llegó hablaba de Dios y de lo importante que era arrepentirse de los pecados para no traer la ira divina. Peor de lo que se dio cuenta la gente del valle era que con su llegada empezó a llegar el agua y con ella la vida. Las atenciones hicieron que este personaje quedase en el valle más tiempo del que tenía programado. En ese tiempo, los animales engordaron, el río creció, las plantas empezaron a tomar fuerza y las hembras preñaban y parían. Pero este personaje debía continuar su recorrido hacia el norte. No escuchaba los ruegos de la gente que se reunía en tu entorno. No le inmutaron ni las lágrimas de las mujeres agradecidas ni la risa de los niños que jugaban a su alrededor, pues su partida era inevitable. Dicen los viejos que mientras subía el cerro cayendo ya la tarde, las gentes en silencio rogaban a todas las fuerzas para que el personaje no se vaya. Pero la oscuridad que avanzaba muy rápido, como nunca, impidió seguir viendo al visitante perderse en las alturas. Al día siguiente la gente se levanto con congoja y sólo atinaron a recorrer con la vista el sendero del visitante y cual no sería su sorpresa al ver al mismo pero convertido empiedra: los ruegos de la gente había logrado detener su partida y había logrado hacer que se queda en medio del valle, para bendecir su prosperidad. Las gente empezó entonces a llamarlo San Jerónimo, patrono del valle de Ilo. Dicen que los valles del norte nunca recibieron su visita, por eso terminaron secándose y sus gentes tuvieron que salir de ellos para no morir de hambre y sed. Frente al Parque Ecológico de El Algarrobal, en medio de un angosto camino se puede ver a un personaje de espaldas, con su capa a medio vuelo y la pierna flexionada en además de subir el cerro, recorrido que nunca culminó.

Calienta negros Graciela Vera contaba sobre la playa Calienta Negros la siguiente leyenda: La misteriosa playa de Calienta Negros está enclavada en un paradisiaco lugar rodeada de silenciosos peñascos, ternos y celosos guardianes de lo que allí sucedió. Esta enigmática y seductora playa tiene el increíble sortilegio de atraer, enamora y despertar profunda curiosidad por sus raras leyendas de acontecimientos ocurrido durante la Colonia. La leyenda cuenta de cuando llegaron por mar raras e impresionantes embarcaciones a vela, flameando tétricas banderas negras y despertando el temor de la población. En esos galeones viajaban temibles y sanguinarios piratas en su afán de rapiña por haberse enterado de los fabulosos tesoros en el Perú. Aquellos ocultaban sus naves en playas pequeñas y tranquilas par asechar a los españoles portadores de sus inmensas riquezas. Pero también llegaban con sus bodegas llenas de esclavos traído desde el Congo. Hombres y mujeres negros eran tratados como bestias de carga y vendidos como tales. En la playa se les sometía a subasta en donde se les cotizaba por su estatura, físico y dentadura, adornado con grilletes que llevarían hasta el fin de sus días. Fondeados sus galeones, los diabólicos piratas en su estratégico escondite procedían a desembarcas la triste y lacerada mercancía humana es la playa , apartada tanto del humilde pueblo y aprovechando de ese lugar para calentar o reanimar bajo los reconfortantes rayos de sol a los miserables negros, desventurada gente que llegaba después de una penosa, larga y sacrificada travesía de largos meses por el mar sin poder siquiera caminar ni estirar su cuerpo, medios moribundos, desnutridos y con múltiples enfermedades. Esta famosa e histórica playa que los piratas utilizaban para calentar a los negros por espacio de algunos días y alimentarlos con mariscos y pescado antes de su comercialización se conoce hasta nuestros días como Caleta Negros (Calienta Negros). Allí también ocurrió otro hecho: “Dicen que una hermosa y bien formada negrita era requerida y asediada por un robusto y barbado pirata inglés, y cuentan que en una tranquila y oscura noche de verano allá junto al roquerío el pirata pretendió hacerla su mujer. La negrita angustiada se defendió como podía y desesperada, ya no sabía quehacer y antes de perder su honor en manos de ese bárbaro pirata, cogió una daga del cinto del pirata… y en vista que los ruegos no el importaban ni las lágrimas conmovían a aquel hombre cruel, ella perdió la razón, se hundió la daga en el pecho y se partió el corazón.” Otra versión no habla de piratas si no de comerciantes ingleses quienes desembarcaba por Puerto Inglés y utilizaban Calienta Negros para los fines que se han comentado líneas. Es de allí donde vendría el nombre de Calienta Negros: el lugar donde se calentaba a los negros vendidos como esclavos, o la caleta de los negros, en donde se les comerciaba para introducirlos en los valles de Sama, Moquegua, Tacna, Arica y Tarapacá.

Playa Las Loberas

Había una vez en el puerto de Ilo una playa en la cual vivían una señora y sus dos nietas. Un día la señora mando a sus nietas a recoger leña, sin saber que por ese lugar se encontraban merodeando piratas. Los piratas al ver a las niñas fueron tras ellas, las golpearon y las ultrajaron. Las niñas al regresar a su casa le contaron todo lo sucedido a su abuela, quien enfurecida salio en busca de los culpables. Al encontrar a los culpables, la mujer lanzo grandes maldiciones contra ellos, y debido a esto se dice que los piratas se convirtieron en lobos marinos. Es por eso que a ese lugar se le conoce con el nombre de la playa Las Loberas.

La india María

En los inicios de valle Algarrobal, existía en una de los fundos una india llamada María. Ella vivía con su madre.Conforme pasaron los años María se convirtió en una persona cada vez mas malcriada y malagradecida. Un día su madre mando a María a pastar ovejas al cerro y ella ni quiso obedecer lo indicado. La madre de la india , le increpo su conducta y la muchacha le contesto y cacheteó a su propia madre. La madre de María le dijo que las hijas que golpeaban a sus madres se condenaban. María no presto importancia a las palabras de su madre y se fue al cerro. En la mitad del camino, María se sintió mal y al poco poco rato ella y sus ovejas se convirtieron en piedra. Desde entonces podemos observar a María y a sus ovejas en el cerro yendo al Algarrobal.

La Horma Al norte de la ciudad de Ilo, hay un manantial copioso que desemboca en la playa El Platanal,llamada así porque en su lecho se levantan palmeras a la cual debe su nombre , además de higueras y otras plantas. Aquí habitaba un pequeño pero aguerrido pueblo perteneciente a la cultura chinchorro. Su vida cotidiana se desarrollaba entre la paz de susquehaceres domésticos, los hombres se dedicaban a la pesca, al cultivo y a la orfebrería, y las mujeres al tejido y cerámica. Cuando Wiracocha vino a Ilo a sumar territorios para incorporarlos a su Imperio , tuvo conocimiento de las ricas minas de oro que existían al norte enviando un pequeño grupo de guerreros . Debido a la dificultad de acceso a la quebrada El Platanal, no pudieron doblegar a los dueños de casa. Irritado , el Apu Wiracocha, cuenta la leyenda, voló hacia el lugar y aterrizo cerca al manantial dejando estupefactos a los del chinchorro y sometiéndolos de este modo. Testigo de esto , es que hoy en día se puede apreciar en una roca la horma del pie que el inca Wiracocha dejo al llegar.

La dama encantada Cuenta la leyenda que cierta vez en el valle Chiribaya de la provincia de Ilose hallaba un chombo, el cual fue encontrado por un explorador ,percatándose que emanaba un olor fétido del mismo. Al darse cuenta de dicho olor, el explorador decidió abrir el chombo. Al destaparlo, no pudo soportar la fetidez , perdiendo la conciencia por algunos segundos. Al despertar, se topo con una bellísima dama, ella había salido delchombo. Al cruzar miradas la dama le dirigió la palabra para pedirle que no dijera nada sobre su existencia y a cambio de su silencio le concedería cualquier deseo .

Los dos amigos y la sirena Se cuenta que hace mucho tiempo, en el puerto de Ilo, ubicado al sur del Perú en el departamento de Moquegua, vivía Alberto , un pescador. Un día Alberto salio de faena al mar con su lancha, junto con su mejor amigo de nombre Pío. Estando ya en altamar, Alberto sintió cansancio por las largas horas que navegaba. Al llegar la noche y preocupado porque no habían pescado nada, decidieron regresar al muelle Fiscal y desviando la proa, enrumbaron a sus casas. Pasada media hora, ambos amigos escucharon una melódica canción en medio de la noche y el brillo del mar que provenía de un conjunto de rocas. Ellos pensaron que era el viento con el vaivén de las olas y no le dieron importancia al sonido. Pino, remando más despacio, decidió ver que animal provocaba tan bello sonido y divisando a una sirena hermosa con cabellos cristalinos, ojos brillantes y con una silueta de mujer inigualable, ella llevaba entre sus manos una varita que daba buena suerte. Pío se puso a pensar en ese momento en los rumores de vertían otros pescadores de la suerte y la fortuna que traía la varita de la sirena. Entonces decidió arrebatarle la varita a la sirena. Antes de hacer ello, la sirena se zambulló al mar. Pío dio un salto, tomó la varita y de otro brinco volvió a la lancha y remando como nunca antes lo había hecho, y se alejó de ese lugar. Alberto le preguntó el porqué de aquella acción tan peligrosa a su amigo y este le respondió y solo estaba ejercitando los músculos y así en medio de la conversación se dirigieron hacia el muelle. Estando en el muelle Fiscal se bajaron los dos apresurados para tomar café en la casa de Pío. Cerca de las dos de la mañana, Pío no podía dormir tranquilo por la acción que había realizado en el mar y mientras pensaba , nuevamente escuchó la melodía. Él se levanto asustado y miró por la ventana, era la sirena que lo llamaba entre las olas del mar y el oscuro ocaso. Pío salió a pasear para borrar el miedo que llevaba dentro. Se encontró con Alberto y decidió contarle lo que venía ocurriendo todas las noches. Alberto, le dijo que la última vez que fueron al mar, saltó de la lancha y vio que había cogido algo brillante ¿Qué era?-preguntó- no era nada –dijo Pío. Sin haberle creído Alberto le respondió: “Esa es la varita de una sirena y mientras tú la tengas te traerá mala suerte; es mejor que la devuelvas antes que pase más tiempo, porque cuando la llegues a tocar, en el Mar te va a pasar algo muy malo”. Después de la conversación, Pío regresó corriendo a su casa, cogió la varita y se fue a tirarla al mar en un lugar muy alejado para que nadie lo viera. Pero en su mala suerte pisó un pozo de agua. De inmediato, Pío se convirtió en una inmensa peña. El poder de la varita hizo que desde ese día, ese lugar se convirtiera en una

piscina natural de aguas quietas y cristalinas conocida actualmente como Puerto Inglés.

El vengador espíritu pirata Narran los pescadores con más experiencia del varadero artesanal de Ilo, que Puerto Inglés , playa ubicada al sur de la ciudad, fue como una especie de fuerte y desembarcadero pirata. Los piratas desembarcaban aquellos tesoros que sustraían de los navíos de la corona española en una fortaleza peñosa construida por la propia naturaleza, la cual hallamos en el cerro de peñas que se encuentra ubicado frente a la playa. Como era costumbre, después de haber atacado un navío real, la tripulación pirata quedaba maravillada de tanta riqueza , todos los objetos eran de oro y decorados con rubíes. Al día siguiente de cada robo, el capitán de la embarcación declaraba los tesoros y a la vez los demás daban fe de protegerlo de cualquier amenaza inclusive sacrificando sus vidas. Una noche Gulibert uno de los piratas, presionado por la codicia de la mujer que amaba, sustrajo un cofre. Al ser descubierto por sus compañeros, huyó despavoridamente rumbo al cerro de peñas con la finalidad de esconderlo, y así lo hizo. No había pasado mucho tiempo y Gulibert fue detenido por el capitán, quien ordenó castigarlo por la traición, lo cual era castigado con la muerte, y así lo hicieron. Degollaron a Gulibert y condenaron su espíritu a la protección infinita de los tesoros. Transcurridos los años, nadie se atrevía a buscar el baúl. Gulibert recorre las inmediaciones del cerro de peñas , decapitado , debido al castigo que le dieron. Se dice que su espíritu seguirá penando hasta reunir la cantidad de vidas que tenía la tripulación pirata a la que pertenecía. También dicen que aquel que encuentre o trate de encontrar el baúl del tesoro será maldecido como Gulibert.

El misterioso museo del Algarrobal Los que viven cerca del ahora museo del Algarrobal , cuentan que hace mucho tiempo , en la provincia de Ilo en el distrito del Algarrobal se construyó una vivienda que tenía como finalidad convertirse en museo. Al término de esa edificación, empezaron a implementar el interior de la vivienda con algunos restos que dejaron los hombres antiguos que vivían en ese lugar. A pesar del tiempo transcurrido, se dice que al promediar la media noche, se oían voces y sonidos como si estuvieran trabajando en una chacra , cuidando el ganado, y lo más misterioso es que se escuchaba el ladrido de un perro. Es por esa razón, que ninguno de los que cuidaban el lugar se atrevía a entrar a la casa. Cierto día uno de los vigilantes junto a un arqueólogo, se atrevieron a entrar al lugar. Esperaron hasta media noche y al toque del reloj que marcaba las doce empezó nuevamente el bullicio. Entonces vieron que de pronto se le apareció un perro que ladraba, mientras ellos caminaban por el museo. Pasados unos minutos, desaparecieron las voces y aquel ladrido .Los hombres se tropezaron y con mucho miedo se levantaron. Lo único que ellos deseaban en ese instante era salir de aquel lugar. Al día siguiente, los hombres se pusieron a cavar, y encontraron que dentro de aquella excavación los restos óseos de una persona con sus bienes, acompañado del esqueleto de un perro. Consultando a los pobladores del lugar, los hombres se enteraron que en ese lugar hace muchos años vivieron hombres llenos de bienes y que tenían como guardián un perro. Esos hombres son conocidos como los Chiribaya. Desde entonces, es común para aquellos pobladores escuchar los ladridos del perro y aquellas voces misteriosas. Muchos dicen que el perro sale del museo y va a tomar agua del río los días martes y viernes al promediar la media noche.

El vengador espíritu pirata

Narran los pescadores con más experiencia del varadero artesanal de Ilo, que Puerto Inglés , playa ubicada al sur de la ciudad, fue como una especie de fuerte y desembarcadero pirata. Los piratas desembarcaban aquellos tesoros que sustraían de los navíos de la corona española en una fortaleza peñosa construida por la propia naturaleza, la cual hallamos en el cerro de peñas que se encuentra ubicado frente a la playa. Como era costumbre, después de haber atacado un navío real, la tripulación pirata quedaba maravillada de tanta riqueza , todos los objetos eran de oro y decorados con rubíes. Al día siguiente de cada robo, el capitán de la embarcación declaraba los tesoros y a la vez los demás daban fe de protegerlo de cualquier amenaza inclusive sacrificando sus vidas. Una noche Gulibert uno de los piratas, presionado por la codicia de la mujer que amaba, sustrajo un cofre. Al ser descubierto por sus compañeros, huyó despavoridamente rumbo al cerro de peñas con la finalidad de esconderlo, y así lo hizo. No había pasado mucho tiempo y Gulibert fue detenido por el capitán, quien ordenó castigarlo por la traición, lo cual era castigado con la muerte, y así lo hicieron. Degollaron a Gulibert y condenaron su espíritu a la protección infinita de los tesoros. Transcurridos los años, nadie se atrevía a buscar el baúl. Gulibert recorre las inmediaciones del cerro de peñas , decapitado , debido al castigo que le dieron. Se dice que su espíritu seguirá penando hasta reunir la cantidad de vidas que tenía la tripulación pirata a la que pertenecía. También dicen que aquel que encuentre o trate de encontrar el baúl del tesoro será maldecido como Gulibert.

La Dama encantada Cuenta la leyenda que cierta vez en el valle Chiribaya de la provincia de Ilo se hallaba un chombo, el cual fue encontrado por un explorador, percatándose que emanaba un olor fétido del mismo. Al darse cuenta de dicho olor, el explorador decidió abrir el chombo. Al destaparlo, no pudo soportar la fetidez, perdiendo la conciencia por algunos segundos.

Al despertar, se topo con una bellísima dama, ella había salido del chombo. Al cruzar miradas la dama le dirigió la palabra para pedirle que no dijera nada sobre su existencia y a cambio de su silencio le concedería cualquier deseo.

La leyenda de María Sosa Esta es la historia de una roca que se encuentra en el valle y tiene forma de mujer subiendo un cerro, ella parece llevar un bebé. María Sosa era una mujer que vivía en el valle y estaba casada con el señor Pedro Tuntes. Su madre era una persona muy importante porque agasajaba a las personas que la visitaban.

Cierto día una de las autoridades de Moquegua llegó a su casa y no tuvo qué prepararle; así que fue a la casa de su hija para solicitarle su ayuda. Le pidió una res para agasajar al ilustre visitante. Maria Sosa habló con su esposo y él le dijo que no, porque su madre gastaba demasiado en aquellos recibimientos. Al ver la negativa de su hija, la señora aguardó a que llegara la noche e ingreso al corral para sacar la res, pero en la oscuridad no se dio cuenta que iba por unos matorrales, los cuales le causaron profundas heridas en el cuerpo y al no poder curarlas murió. La gente murmuraba sobre la muerte de tan amable señora y culpaban a Maria Sosa por negarle el animal. Pasado el tiempo, misteriosamente Maria Sosa desapareció del valle, nadie la pudo encontrar . Ella tenía un corral en el cerro, pues allí se encontraba abundante pasto. Las personas pensaron que tal vez María estaba en su corral porque cuando se aproximaban notaban la presencia de unas extrañas piedras que nunca estuvieron en el lugar. Una de esas piedras tenía la forma de una mujer que cargaba a su hijo en la espalda. Entonces los pobladores comprendieron que se trataba de María Sosa y sus animales. La madre fallecida, antes de su muerte maldijo a su hija, al esposo de ella y a sus animales.

TRES HERMANAS Cuenta la leyenda que en una época de nuestra historia, un gobernante del valle tenía tres hermosas hijas a las cuales protegía como lo más valioso que tenía, disponiendo para ellas un contingente de cuidadoras que debían pagar con su vida si algo les pasaba. En uno de sus frecuentes paseos llegaron hasta el mar en donde a lo lejos divisaron unas raras embarcaciones que nunca habían visto y de las cuales, luego de acercarse hacia la costa, descendiendo en un bote pequeño, unos hombres de barbas largas y con cuerpos que brillaban con el sol. Mientras todos retrocedían ante estas personas, la curiosidad de las niñas las empujo a acercarse lo más posible al borde de aquella playa, desobedeciendo los llamados del anciano que siempre las acompañaba. Uno de ellos, aparentemente un intérprete, las invitó a subir pero conforme avanzaban empezaron a convertirse en grandes peñascos de acuerdo al tamaño de cada una de ellas. El anciano al tratar de protegerlas inició un ritual que las transformó en rocas confundiéndose con el resto del roquerío y formando una pequeña poza natural entre ellas. Por mucho tiempo y luego de castigar a quienes no pudieron proteger a las hermanas, se dice que desde el valle salían constantes romerías con el padre a la cabeza, invocando a los dioses le devuelva a sus hijas, ruego que los dioses nunca escucharon. Hoy es fácil ver los tres peñascos que dan nombre a la playa y se puede visitar la poza que es una pequeña piscina natural.

MARIA SOSA Y PEDRO TUNTE Esta es la historia de una roca que se encuentra en el valle de El Algarrobal y tiene la forma de una mujer subiendo un cerro, y aunque las versiones difieren un poco como en toda leyenda, ella se centra en la maldición que sobre María Sosa y pedro Tunte lanzo la madre de la primera. María Sosa era una mujer que vivía en el valle y estaba casada con el señor Pedro Tunte. Su madre era una persona muy importante que tenía la costumbre de agasajar a las personas que la visitaban. Cierto día, una de las autoridades de Moquegua llegó a su casa y no tenía qué prepararle; así es que, fue a la casa de su hija para pedirle que le prestara una res para agasaja al ilustre visitante. María Sosa habló con su esposo y él le dijo que no porque no estaba de acuerdo con lo que su madre gastaba en aquellos recibimientos. Al ver la negativa de su hija, aguardó a que llegara la noche e ingresó al corral para sacar la res; pero en la oscuridad, no se dio cuenta de que al ir por unos matorrales, las piedras, palos y tallos pequeños, empezaron a hacerle heridas profundas en el cuerpo, causándole la muerte. Según la leyenda, el entierro de María Sosa fue muy dolido y vinieron personas desde Moquegua y desde las quebradas del norte y en él no se comentaba otra cosa que la negativa de la mala hija de no querer regalarle un animalito a su madre. Con los días vendrían nuevos acontecimientos: María Sosa desapareció en el valle y la encontraron convertida en piedra en el camino que la llevaba hacia el corral de sus animales. Lo más curioso es que sus animalitos también estaban convertidos en piedra lo que despertó la fantasía de los vecinos que empezaron a hablar de la maldición que les había caído y culpaban de todo ello a Pedro Tunte quien una mañana apareció convertido en un cerro en medio del valle. Hoy se puede ver a María Sosa como una piedra en forma de cholita con su peque en la espalda subiendo un cerro justo bajo un recuadro en cuyo centro se pueden notar varias piedras y, dentro de la hacienda Chiribaya, el cerro que los lugareños conocen como Tunte.

SAN ANTONIO La leyenda de San Antonio hace referencia a una roca en medio de una quebrada encima del fundo Maldonado donde se ubica el Parque Ecológico de El Algarrobal. Esta formación natural asemeja a una persona cubierta de una capa subiendo la quebrada, con una pierna flexionada y el brazo derecho pegado al cuerpo. Según la leyenda, en una época de crisis con sequía y mortandad de animales llegó al valle un personaje que dijo llamarse Antonio, que trajo consigo la lluvia, el agua y el crecimiento del rebaño. Luego de permanecer un tiempo entre los pobladores, Antonio decidió seguir su camino hacia los valles del norte, no obstante la gente empezó a rogarle por que se quedara pues estaban seguros de que si él se iba regresaría la escases y la muerte. Sin escuchar explicaciones y viendo que sus explicaciones no lograban convencer a los lugareños, Antonio continúo su viaje pero en medio del cerro se detuvo quedando quieto a partir de ese momento. Intrigada, la gente subió presurosa al cerro viendo con asombro que lo que allí había era una piedra con toda la apariencia de quien días antes los había visitado. Desde esa vez, la gente no

dejo de hablar de San Antonio, nombre con el que se conoce a esta roca, inconfundible en medio del cerro.

BOCA DE SAPO Hace mucho tiempo cuando el puerto de Ilo estaba en pleno crecimiento, el gobierno peruano mandó a inspeccionar el terreno para la construcción de la vía férrea para el paso de “Kalamaso” -esto hace muchos años atrás- a un grupo de obreros, el objetivo era observar por donde debería de pasar la línea férrea del futuro tren que vendría de Moquegua.

Empezaron, los obreros, desde la zona denominada “Bello Horizonte”, caminaron por el acantilado de los cerros y no encontraron ninguna dificultad, pero cosa curiosa, avistaron un cerro de forma muy peculiar, tenía la forma de una boca, esto por la zona de Miramar. Tras larga caminata, los obreros se pusieron a descansar en las faldas de este último cerro, pero un curioso trabajador quería explorar aquel cerro de extrañas formas; en el momento del descanso se fue a la cima y todos lo avistaron atónitos por tal osadía. Todos esperaban el regreso de su compañero de trabajo pero este no llegaba, pasó el tiempo y la preocupación comenzó a inquietar a los demás obreros. Se decidieron en ir a buscarlo, ingresaron a la abertura del cerro de extrañas formas y no encontraron nada, sólo uno de ellos pudo ver a un sapo muerto que no le tomó mucha importancia. Los hombres seguían con la búsqueda, pero los resultados eran desalentadores. Al atardecer regresaron al Campamento donde reportaron la desaparición de su compañero al jefe de la expedición. La búsqueda fue intensa durante varios días sin resultados positivos. Nunca apareció este muchacho, decía la gente, por esos tiempos, que la boca se había tragado al hombre que había venido a inspeccionar la ruta que tendría el “Kalamaso”. Hoy a ese cerro lo llaman “La boca del sapo”, ubicado más allá de Miramar, en la provincia de Ilo.

LA CUEVA DE LOS PIRATAS Muchos pescadores cuentan que en uno de los acantilados de la playa puerto Ingles, hay una cueva que está en un lugar de difícil acceso, solo se llega hasta ella por el mar y en equipos espéciales. Pero esta parte de le costa Ileña es muy bien custodiada por animales y peces gigantes, por ello es que casi nadie se aproxima. De las personas que tuvieron la osadía de ingresar, no todas tuvieron la suerte de salir y las que sí lograron, informaron que dentro existen tesoros que se encuentra allí desde el tiempo de los piratas y que a cada metro de avance, mayores son las posibilidades de encontrar más riquezas, pero al salir, estas disminuyen. Por la ambición de estas personas nunca pudieron salir, se perdieron quedándose a cuidar los tesoros como almas encantadas. Aquellos afortunados que llegaron a encontrar la salida, mostraron joyas de oro que fueron vendidas a muy buen precio, otros mostraron vestimentas de los corsarios. Todos estos tesoros, están esperando el día en que vayamos por ellos, pero cuando llegue el momento, no debemos de dejarnos llevar por la ambición porque quizás nunca encontraremos la salida y nos convertiremos en uno de los eternos guardianes de esta misteriosa cueva.

LA SIRENA EN ILO Cuentan la leyenda que hace mucho tiempo atrás, trabajadores del valle El Algarrobal, salieron a pescar almejas cerca de la cuenca del rio Osmore. Pasaron todo el día en ese lugar y cansados de bucear, uno de ellos no se sentía capaz de realizar el retorno, así que decidió quedarse a dormir en el lugar.

Era una noche de luna llena, el señor estuvo pensando en que algo iba a ocurrir; el miedo se había apoderado de el así que decidió cantar; mientras cantaba

escucho un acompañamiento, eran unas hermosas melodías, entonces se puso de pie y fue en busca de quien le seguía en la canción, así llego hasta la orilla del mar y vio unas hermosa mujer sentada sobre una roca. Sorprendido se pregunto

qué

es

lo

hacia

una

mujer

en

ese

lugar.

La bella mujer le dijo que se aproximara, el aun temeroso se acerco y recibió algo

de

sus

manos

y

se

fue

retirando

poco

a

poco.

Al día siguiente retorno al valle y al llegar a su casa se encontró con sus compañeros de trabajo y estos preocupados, le preguntaron qué era lo que llevaba y el dijo nada, pero los amigos no le creyeron. Más tarde no pudo callar lo que le había sucedido y les conto todo, incluso que la mujer le entrego algo y al sacarlas de su bolso vieron que se trataba de barras de oro.

Un día los amigos presionaron al señor para que los lleve hasta el lugar donde4 se encontró con la sirena, ellos querían que les suceda lo mismo. La sirena nuevamente se apareció y le pregunto al temeroso señor que por que había vuelto, este le respondió que sus amigos lo obligaron porque querían también que les de oro, ella muy molesta les dijo que tomaran todo lo que quisieran pero que ella mismo tenía que tomarlo, entonces los señores cegados por la ambición se

introdujeron

en

el

mar

de

donde

nunca

más

salieron.

LA PLAYA TRES HERMANAS Cuenta la leyenda, que hace mucho tiempo había en Ilo una señora que tenía tres hermosas hijas, estas Vivian cerca de una playa. Cierto día hizo mucho calor, la madre como todos los días salió a trabajar, preveniente antes y como siempre a sus hijas que no salgan de casa ya que les podría suceder algo malo. Luego que se marchara la madre, las tres hermanas, sin tomar en cuenta los

consejos recibidos, se fueron a la playa, pues no soportaban el sofocante calor que hacía. Cuando la primera de ellas estuvo en el agua, empezó a gritar pidiendo auxilio, se estaba ahogando; la segunda de las hermanas corrió inmediatamente para ayudarla, pero se encontró en la misma situación, entonces la tercera se lanzo al mar para rescatarlas y también fracaso en el intento. Las tres hermanas murieron ahogadas, pero extrañamente el mismo día del suceso, aparecieron tres peñas, las cuales podemos ver en la actualidad; se les conoce como Mocho Uno, Mocho Dos y Mocho Tres. Paso el tiempo, y la madre buscaba incansablemente a sus hijas. Un día cuando observaba la playa, noto que sobresalían tres peñas que nunca antes había visto. Al acercarse un hombre mayor le dio alcance y muy apenado le narro lo sucedido a las tres hermosas mujeres. Desde ese día “las tres hermanas” llevan el nombre de una de las playas más hermosas de puerto de ilo

LEYENDA DE AMOR EN EL PUERTO Cuenta la historia que hace mucho tiempo, en el puerto de Ilo vivió una familia adinerada que tenía una hermosa y joven hija quien caminaba por el puerto; a lo lejos veía que se aproximaba una lancha y cuando estuvo seca vio que el conductor era un apuesto muchacho, ambos quedaron completamente enamorados, pero tenía una diferencia, el pescador era pobre, sin embargo esto no fue inconveniente para que ambos inicien una relación amorosa. Cierto día la muchacha llevo al joven a su casa para presentárselo a sus padres quien no quiso aceptarlo por su condición humilde. Encolerizado le ordeno que nunca más viera a su amor, ella no pudo hacerle caso y continuaron viéndose en secreto. Los rumores le hicieron saber al padre que su hija lo desobedecía, entonces

impotente ante aquella situación, decidió asesinar al muchacho. Al día siguiente, los enamorados como de costumbre se despedían en el puerto, deseándole la guapa mujer, buena suerte en la pesca. Ya en alta mar cuando estaba concentrado en su faena, un enorme barco choco contra su pequeña embarcación destrozándola, el joven apenas pudo salvarse arrojándose al agua y pidió auxilio, pero nadie lo ayudaba. Cansado de tanto gritar estuvo a punto de ahogarse hasta que un estaño ser se le aproximo transformándolo en un lobo de mar, solo así pudo salvar la vida. L a muchacha esperaba en el puerto el retorno de su amado, se hizo muy tarde y el no llegaba, fue pasando el tiempo y cansada de tanto esperar se convirtió en una más de las rocas que había. Por ello es que a la media noche se ve a un lobo de mar que llega al puerto y al salir del agua se convierte en el joven, y la roca de igual manera en la guapa muchacha; y si vez a una pareja sentada en el puerto no la interrumpas ni molestes pues son la pareja de enamorados que nunca se separaron.

EL MUELLE ENCANTADO Se cuenta que hace mucho tiempo atrás, llego a Ilo un joven muy atractivo y elegante tratando de despejar su mente de los estudios que lo asechaban en la ciudad de Arequipa. Al llegar a Ilo, quedo impresionado con las hermosas aguas de este puerto y conoció a una hermosa dama que se dedicaba a recolectar productos del mar. Cierto día, el joven, invito a la dama para que le enseñe los lugares más atractivos de Ilo. Visitaron las playas pozo de lisas, Puerto Ingles, Boca del Rio y cuando llegaron al muelle, comenzaron a percibir una sensación de dulzura que con la brisa y encanto de sus aguas quedaron los dos profundamente enamorados hasta que decidieron casarse. Paso el tiempo, y el joven comento a sus padres que se iba a casar con una linda chica y cuando menciono la pobreza de ella, estos se opusieron; los padres de la joven tampoco aceptaban el casamiento. A ellos no les importo la opinión de sus familiares y decidieron casarse a escondidas en el templo “san Jerónimo”, los progenitores del joven, al enterarse, fueron a impedir la boda, tanto era el amor que se profesaban, que decidieron lanzarse al mar, del muelle de donde se enamoraron, pero antes se prometieron amarse eternamente, y cuando estaban a punto de encontrarlos se lanzaron al agua, cayendo primero el joven al mar quedando convertido en un lobo de mar, sin embargo la chica no llego a caer al mar porque se había convertido en una hermosa gaviota.

EL PEZ CACIQUE Cuentan hace mucho tiempo, el Pez Cacique era el jefe de los chiribayas y estos se ubicaron en el puerto de Ilo. Dice la leyenda, que el pez “chasqui” era antes un hombre perfeccionista y ambicionaba el poder. En ese tiempo los alimentos comenzaron a escasear, el mal clima y las lluvias malograron las cosechas. El cacique quería hacer alarde de su poder y ordeno que sus servidores tomar medidas más drásticas, pero todo era en vano, el pueblo se moría de hambre y comenzaba a protestar. Un humilde muchacho de la tribu tuvo una gran idea, pero el Cacique cegado por su orgullo y vanidad ignoro la propuesta del joven. El cacique desesperado por los comentarios de las otra tribus y temeroso de ser la burla del pueblo, ordeno enviar a todo el pueblo a pescar a la playa, en un lugar en donde solo podrían ingresar los puros de corazón. La pesca no les estaba yendo mal, pero aun así les faltaba ayuda, y el Cacique creyendo ser un hombre perfecto, decidió ingresar al mar, pero el humilde muchacho que lo observaba, rápidamente le dio alcance diciéndole: “Señor, no ingrese usted al mar”. El Cacique enfurecido le dijo: “ ¿Te estás dirigiendo a mi?”, y el joven le respondió: “Señor, sucede que en esa playa solo pueden ingresar los puros de corazón”, pero el Cacique en vez de hacerle caso, se rio burlonamente ignorando el consejo. El señor confiado de que poseía un gran corazón, y sobre todo humilde, fue ingresando al mar y poco a poco fue haciéndose presa del encanto de una sirena. Cuando el Cacique quiso reaccionar ya era demasiado tarde, había perdido toda su forma humana y ahora se movía y nadaba como un pez. De ser

en hombre principal paso a ser un insignificante pez, súbdito de la sirena.

EL MILAGRO DE SAN PEDRO Cuente un poblador que al sur del país, está situado el puerto de Ilo, lugar donde ocurrió un accidente, más o menos cerca de la media noche. Un barco navegaba por el inmenso mar, y de pronto uno de los pescadores cayó al agua. Mientras el barco se alejaba más y más, nadie vio ni oyó al hombre que gritaba y gritaba levantando las manos. Cansado de tanto esfuerzo sintió que se estaba ahogando. De pronto vio que se acercaba un barco inmenso, mas cuando estaba cerca, le cayó un galón o cilindro, ya casi agonizante, se apoyo del depósito, pero al despertar, encontrándose a la orilla del mar, no vio a nadie, ni al galón ni al inmenso barco.

EL MISTERIO DE LOS LOBOS MARINOS Hace mucho tiempo en Ilo, residía la familia Figueroa, la cual tenía una hija llamada Lía, esta era una joven muy hermosa, con cabellos rubio y tenía unos

ojos azules que impresionaba a cualquiera. Era un domingo de inverno, cundo Lía paseaba por las orillas de la playa Monte Carlo, observo a un lobo marino que sangraba, ella intento acercarse para ayudarlo, pero este no se dejaba así que ella siguió con su paseo. Paso el tiempo y ella seguía concurriendo a la playa en sus paseos dominicales, pero un día se dio con la sorpresa de observar a un lobo muy diferente a los demás; su tamaño era mucho mayor a la de su especie, este se acerco a ella sin mostrar miedo, lo cual a Lía le pareció totalmente extraño. La hermosa joven empezó a visitar todos los días la playa, solo con el deseo de ver a ese singular mamífero. Era una de sus visitas diarias ya no encontró al lobo marino, pero en su lugar se presento un apuesto joven diciendo que ello era el lobo que ella todos los días visitaba. Ella quedo impresionada, muy asustada, e el la tomo en sus brazos y se la llevo a la profundidad del océano. Sus padres la buscaron día y noche, pero todos sus esfuerzos fueron en vano, porque desde ese día no supieron nada de ella. Desde ese momento se escucha la voz de los padres de Lía que la llaman angustiadamente y lloran por su desaparición.

EL PRODIJIO DE LOS LOBOS MARINOS Cuenta un pescador que en el puerto de Ilo aconteció un terremoto y por tal suceso la población temía que se produjera un maremoto, por esa causa la

gente desesperada escalaba hacia las cima de los cerros. A unas doscientas millas del mar se hallaba un señor, quien se encargaba de vigilar el petróleo de los barcos y botes en horas de la noche. A media noche escucho en la radio el anuncio del maremoto, desesperada, se coloco de rodillas en el borde del barco en el cual se encontraba y aclamaba a Dios que lo salvara, tanta fue su suplica que escucho una voz que decía: -“Hombre de poca fe ¿Por qué teméis?” Al escuchas esas palabras sintió paz en su corazón, pero luego de unas horas volvió a desesperarse, tanta fue su desesperación que se desmayo y rodo hacia el mar, luego de unos minutos reacciono intento subir al barco pero no lo pudo lograr. Luego se sintió con fuerzas para nadar y quedo inconsciente. De pronto se aparecieron dos lobos marinos quienes lo pusieron en sus lomos y lo llevaron hasta la orilla del mar. Al día siguiente, se levanto sorprendido y se pregunto cómo es que se encontraba con vida, dio gracias a Dios por haber escuchado sus plegarias.

MISTERIOSA ANCLA En el puerto de Ilo, situado en el departamento de Moquegua, lugar donde se encuentra una glorita y un muelle fiscal cerca del mar, ingresando a este último se encuentra un ancla y al contado de la glorieta esta la cruz de metal, donde dicen que hace veinte años aproximadamente ocurrió un accidente entre un tiburón azul que media ocho metros con una camioneta que llevaba una persona dentro. Pasaba por ahí una camioneta con una ancla y unas cadenas en donde justamente un tiburón azul saltaba de un lugar a otro, el conductor se distrajo y fue de frente hacia la glorieta, el quiso frenar pero no pudo, falleciendo si el conductor, y se dice que al saltar el tiburón azul, choco con el ancla en donde de pronto creció quedándose allí, en el muelle fiscal. Es así que se encuentra la cruz al costado de la glorieta y el ancla al ingreso del muelle. Se dice que a la media noche se ve al hombre, que viene a ser el alma que quedo allí por el susto que llevo, pero este está sentado observando al tiburón azul saltar.

LA COMPASION DEL MAR Cuentan los antiguos pobladores del Puerto de Ilo sobre la aparición de los lobos marinos en sus playas. Se dice que tiempos atrás, cuando los ingleses desembarcaban grandes cantidades de esclavos, estos lucían su bronceado color brillante con el reflejo del sol e increíblemente saludables. Se sabía que el viaje era muy largo y tedioso para los esclavos. Entonces, ¿Cómo estos esclavos llegaban sanos?, se preguntaban en el puerto. Con el pasar del tiempo, se supo que efectivamente durante el viaje muchos de los esclavos enfermaban o las fuerzas los abandonaban debido al inhumano trato que recibían. Los ingleses no tenían mejor opción que arrojarlos vivos al mar. Pero estos no morían sin antes soltar horribles gritos y llantos, terribles maldiciones contra la tripulación que gozaba y reía con sus muertes. Con la puesta del sol, los gritos y lamentos se convertían en fuertes gemidos, pues los esclavos, se habían convertido en lobos marinos, gracias a la compasión del enorme mar, quien quiso así vengar sus muertes y condenar a los hombres a perder sus pescados por estas criaturas.

LA ESPERA DE LA GAVIOTA Al sur de Perú, está situado el puerto de Ilo, lugar donde existe un inmenso mar y hermosos paisajes, Cuentan los pobladores que antiguamente vivían ahí una familia Gonzales y que habitaban una hermosa casa. Cierto día el jefe de la familia, recibió la noticia de que debía viajar a España a trabajar con su familia. Esa misma noche, el padre los convoco a una reunión para darles la gran noticia del viaje y además que debían ir al puerto a embarcarse muy temprano. Al amanecer, toda la familia se dirigió al puerto para embarcarse, olvidándose de la última de sus hijas. La niña al despertarse se dio cuenta de que su familia no estaba y corrió hacia el puerto pensando que aun podía encontrarlos, pero la gente le decía que habían partido muy temprano y ella triste se dirigió hacia una roca a esperar que el barco que llevaba a su familia regresara por ella. Con la puesta del sol, la niña de tanto llorar y pedir al mar que traiga el barco, sintió que este la llamaba con amor y la niña lo vio con ojos tiernos. De pronto del mar surgió una inmensa ola que la cubrió por completo y que al retirarse quedo solo una Gaviota con hermoso plumaje. Se dice, que desde ese día, la Gaviota mira a todas las embarcaciones que se aproximan al puerto para ver si su familia llega en una de ellas.

EL RIO ENCANTADO M e cuentan que frente al algarrobal, vivía mi abuelo Benigno. Era domingo y de cómo costumbre los campesinos del lugar, salieron a reunirse en una pequeña taberna donde vendían licor, pues con frecuencia los lugareños conversaban sobre lo sucedido durante la semana. Ese día mi abuelo decidió ir más temprano de lo habitual y llegando al rio Osmore, observo al otro lado, una gallina con once pollitos, se sorprendió y pensó: ¿Que hace esa gallina por estos lugares, voy a llevarla a mi hacienda?. Comenzó acercarse poco a poco mientras la gallina se dirigía hacia una piedra grande tratando de esconderse. El anciano entusiasmado se apresuraba más y al llegar a la inmensa roca, no vio nada, dirigió su mirada por todos los lados pero el ave sencillamente había desaparecido. Entonces su vecino Jeremías le dijo: “Benigno, todos estos lugares están encantados y de seguro que hay oro, ¿Te acuerdas bien de donde la has visto?”, si respondió benigno. Luego se dirigieron al lugar Jeremías, Juan, Pedro y mi abuelo, pero cuando movieron la piedra y comenzaron a cavar no encontraron nada, resignados por su fracaso regresaron a la taberna. Quizás volvieron a efectuar muchas búsquedas, porque aquel rio, encierra muchos encantos y hechos fantásticos.

LA AMBICION DE LOS HOMBRES Cuenta la leyenda, que hace mucho tiempo, había en el pueblo de Ilo un hombre totalmente negro y a la vez loco, cuyo nombre era Alberto Ruiz. Siempre pasaba caminando y a veces trotaba por la cuidad, llevando con él una

piedra de oro que lo cambiaba por alimento y coco, porque no sabía el valor de dicha piedra. Al ver esto la gente impresionada se preguntaba: ¿De dónde lo sacaba? . Un grupo de personas por la ambición, decidieron investigar. Al día siguiente, estas personas salieron de sus casas para ver si este hombre había traído otra piedra. Ellos lo esperaban, pero Alberto no aparecía por ningún lado. Luego de dos semanas sin tener rastro de Alberto, lo vieron y en el momento de retirarse unas personas lo siguieron, este al darse cuenta se aterrorizo, provocándole gran miedo y empezó a correr perdiéndose en una zona rocosa. Lo siguieron buscando y no lo hallaron. Después de este hecho, Alberto desapareció por el temor de que le hicieran daño y no regreso nunca más por la ciudad y aquellas personas que lo asustaron, por las noches, tuvieron pesadillas por mucho tiempo.

LA MUERTE DEL ALGARROBO ¿Conoce usted el algarrobo? Es un árbol alto, de troco leñoso, que da frutos en forma de vainas marrones, llama la ate4ncion por sus frondosas ramas que dan sombra placentera durante los medios días del verano. Cuenta la leyenda que en épocas remotas las Chiribayas vivían felices

cultivando sus tierras, las cuales daban abundantes cosechas, ellas estaban sanas y vigorosas. La desolación amenazaba con extinguir al pueblo que había olvidado sus deberes; el líder Chiribaya llamaba Malal entendiendo lo que sucedió, intento hablar con su pueblo pero no lo escucharon, fue entonces que Tuca la hija de Malal, pidió a la Pachamama que perdonara a sus hijos y que les diera otra oportunidad. Fue así que la Pachamama enternecida por los ruegos de la Tuca, hizo que aparecieran otros árboles, cuyo fruto negro y pequeño les daría bienestar y alegría mutuamente. Y así el algarrobo desapareció y dio paso al olivo, árbol centenario que hasta hoy existe y es uno de los mejores en nuestro Perú.