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• Manuel Espinosa

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Resultando del análisis del filme “mi vida en color de rosa”, dónde se presenta la figura infantil del protagonista dentro de un momento introyección-identificación bastante tardío, manifestando comportamientos reflectantes de la carente identidad psicosexual del mismo, en un primer momento se aprecia una madre con personalidad hipersexualizada, que interfiere con la instauración de la ley, tanto por su parte como por la del padre, siendo este último una figura ausente en materia educativa y afectiva, provocando la aparición del “objeto a”. Ludovic, busca a la figura paterna sin respuesta favorable, el filme aporta un dato relevante para determinar una hipótesis sobre la infancia temprana, la abuela pregunta si se viste de mujer frecuentemente, los padres responden que es de vez en cuando, que es normal y para los 7 años debería “desaparecer” pues está buscando su “identidad”, entonces figura que desde muy temprana edad comenzó a realizar este tipo de comportamiento y a su vez era tolerado, es decir, no existía concepto de ley ni moral, ni acciones prohibitivas que abstuvieran a Ludovic de persistir, además de tener un padre ausente con una madre hipersexualizada, que en su contexto, al tener 4 hijos la demanda económica era mayor y por supuesto la reducción del tiempo de atención es notoria, eso propicia el surgimiento de un deseo, deseo del padre, retomando elementos del sujeto clásico, Ludovic desea que su padre lo desee, sino nos trasladamos a Lacan, el deseo del Otro lo convierte en sujeto inconsciente y explicaremos mas esta hipótesis. Para haber logrado este punto, el conflicto surge en una etapa pre-edipica, en la aparición del “falo imaginario” que es la condición fundamental para que en el futuro se adquiera identidad, un punto de fijeza, ese punto de fijeza es la madre. El niño está en una posición fálica porque desea el deseo de la madre. Recordemos que los significantes que le aportan sentido a nuestros significados provienen del exterior, es decir, de “el Otro”, esto supone que nos desarrollamos a través de ese “el Otro”, por tanto, cuando el bebé llora para demandar, es porque carece de significantes para hacer una demanda, además de ser, el llanto, la incapacidad de simbolizar la relación con la madre, aquí es donde la madre toma dos posturas, da afecto o dicta la ley, el niño es ingresado en la metonimia del deseo, esto significa lo que en el adulto en una discusión de pareja, por ejemplo, argumenta “ella/el me quiere a pesar de los problemas”, es decir, sigue siendo objeto de deseo, esto es el “falo imaginario”, el niño desea que el deseo de la madre sea desearlo a él. Este “falo imaginario” tiene dos funciones, 1. El reconocimiento de “el otro” como una forma de construirse a uno mismo. 2. Tener en el entorno una serie de objetos, que sirvan para tener la ilusión de que todavía se tiene contacto con la totalidad que se ha perdido (objeto a). El “objeto a” se ubica cuando el infante toma por totalidad lo que es solo una parte. Este objeto a, es algo de lo que uno no puede desprenderse, como el bebé del pecho de la madre. Si a partir de esto se entra en una dialéctica conocida como el estadío del espejo y “el Otro” es tomado para construir la identidad propia, es obvio que no se le ve objetivamente, sino, idealmente. Esto lleva al origen fundamental de la angustia, porque la identidad se fundamenta en una figura ficticia. Cuando se habla de identidad sexual, de género, psicológica, etc.,en psicoanálisis, la identidad es una ficción, no en el sentido de una vacío, sino que es una ficción preformativa. Esto desarrolla un contraste entre lo que se necesita y lo que se

consigue y esto se mantiene atrapado entre la dialéctica de lo que hay y la ficción, evidentemente genera angustia. Con lo siguiente dicho el estadio del espejo tiene la función de pasar de lo fragmentario a una unidad ortopédica, a la territorialización del cuerpo. Ahora que hemos visto cómo surge la identidad, podemos deducir que esta se ubica en dos niveles, 1 identidad de orden de imagen, el registro de lo imaginario y 2 identidad del cuerpo en tanto a cohesión. Toca el turno de revisar el Complejo de Edipo, también desde Lacan, en este se marcan tres fases que proveen el camino hacia el sujeto social. En un primer momento o fase el niño se coloca como objeto de deseo, el mismo se convierte en objeto de deseo de la madre (falo imaginario). Se tiene la intuición de que es la madre la que tiene el falo y dicta la ley. Recordemos que falo proviene de faro. Es una guía, que si se desea explicar metafóricamente, es la luz que guía el camino de una barca en medio de la tempestad y furia del mar, lo que en el niño es la fragmentación de su cuerpo, lo lleva a la territorialización del mismo. El niño se defiende de la metonimia del deseo. En un segundo momento llega el padre feroz, colocando la ley simbólica, la presencia del padre impidiendo el incesto entre hijo y madre. El padre sustituye a la madre para brindar el significante pleno, el significante binario, es decir, la diferencia entre madre y padre. El niño es liberado del goce de la madre. En el tercer momento, ya existe una figura de plena identificación con la cual asociar el cuerpo que se tiene, lo identidad que uno posee frente al el Otro, es decir, ya se tiene consciencia de ser niño o niña. Con todo lo anterior expuesto ahora queda fundamentada la situación de Ludovic, que podríamos resumirla en los siguientes puntos 1. Madre fuertemente dominante e hipersexualizada que contribuye a posicionarse como objeto de deseo de Ludovic, además de en conjunto con la abuela no proveer la dicción de la ley. 2. Padre ausente, que no instaura el simbolismo de la moral y la rigidez, no se logra el significante binario, Ludovic, lucha por ser deseado por el padre, convirtiéndose en el objeto de deseo del mismo, su esposa. 3. El objeto a, se ubica entre el deseo de los padres y lo que obtuvieron, es decir, Ludovic, cumple un deseo que no es suyo, el hecho de que el deseo sea del Otro y no de él, explica por qué él no sabe lo que es y lo que desea ser, ya ue hubo momentos de la película en los que el muestra disposición a reubicar su identificación. 4. La abuela promueve el sustento de la ficción en torno a la fantasía como forma defensa ante la realidad. Esto significa que Ludovic, aún vive en el estadio del espejo y esta fantasía lo mantiene, previniendo la fragmentación de la unidad ortopédica