Mes del Rosario (Tradicional)

EL TESORO DEL ALMA EN LOS MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO 6 Y LOS QUINCE SABADOS DEL ROSARIO · POR SOLEDAD ARROYO • (D

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EL TESORO DEL ALMA EN LOS MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO

6

Y LOS

QUINCE SABADOS DEL ROSARIO ·

POR

SOLEDAD ARROYO •

(De la ~~· O. T. de Sanlc Dom ingo).

.

Tercera edición, revisada por la misma Autora.

MADRID IMPRENTA DE LOS HIJOS DE GÓMEZ FUENTENEBRO Calle de Bordadores, 10

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EL TESORO DEL ALMA EN LOS MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO

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Y LOS

QUINCE SABADOS DEL ROSARIO POR

SOLEDAD ARROYO ·

(De la\'. O. T. de

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Tercera edición, revisada por la misma Autora.

MADRID IMPRENTA" DE LOS. HIJOS DE GÓMEZ FUENTENEBRO Calle de .Bordatl.ores, 10

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ES PROPIEDAD

Todos l9s derechos de ttaducción,! eservados.

+ ~~S EL ~~n~R ~~N J~~É M~RI~- S~U~~~R YB~RRtR~, POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA. SANTA SEDE APOSTÓLICA, OBISPO DE MADRID·ALCALÁ 1 CABALLERO GRAN CRUZ DE LA REAL Y DISTINGUIDA ORDEN DE ISABEL LA CATÓLICA, COMENDADOR DE LA DE CARLOS III 1 CONSE· JERO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA, CAPELLÁN DE HONOR DE S, M., SU PREDICADOR Y DE SU CONSEJ0 1 ETC., ETC. HACEMOS SABER: Que venimos en conceder y por el presente concedemos licencia para que pueda impr_imirse y publicarse en esta Diócesis el libro titulado EL TEsoR.o DEL ALMA EN LOS QUINCE MISTERIOS DEL ROSARIO, Ó EL M ES DE OCTUBRE CONSAGRADO Á MARÍA, Y LOS QUINCE

por Soledad Arroyo, mediante que de nuestra o·r den ha sido leído y examinado, y segú n la censura, nada contiene que no se halle en perfecta m·monia con los dogmas y enseñanzas de la Iglesia Católica. En testimonio de lo cual, expedimos el presente, rubricado de m¿estra mano, sellado con . el mayor de nuestras armas, y refrendado por nuestro Secretario de/]ámara y Gobierno en Madrid á 8 de Marzo de 1909.-t JosÉ MARÍA, Obispo de Madrid-.A.lcalá.-Por mandado de S. E. I., el Obispo mi Señor, Da. Luxs PÉaEz, Seoratario. -(Hay un sello.) SABADOS DEL RosARIO,

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Madre mía amorosísima: Postrada humilde· mente á tus mate1·nales plantas, te ofrezco el pobre t1·abajito ·que voy á emprender. Bien sabes que cono~co mi inutilidad, y que sólo me mueve á ello eZ pensar si será del divino agrado que el sirva pm·a hon'l·arte · y hflcer algún _bien á las almas. ¡Ah , .Af.adre mía! Aunque soy ind'i gna de invocm·te con este dulce titulo, él es el consuelo y el esfue1' zo en mis penas y miserias. Soy tu hija, si, y por esto he de pedirte tu bendición al empezar to~os mis trabajos. Bendice, pues, éste, Madre querida, el cual quie1·o ejecutar· bajo el celestial influjo de tu mú·ada maternal: tú me guia1·ás en él, así como la madre que presencia y d-irige las primeras · labo· res de su hija)" bendice también las almas de los que este librito léye1·en, y -haz que él sirva para que en nuest1·os corazones crezca tu dulcísimo amor, de tal modo, que en la vida merezcamos tu especialísima protección, y que en la hora de la muerte nos bendigas también y se.a tu ósculo maternal el p1·incipio de nuestra eterna dicha. Amén.

La Autora suplica un Avemaría, en caridad, á los devotos de la Santísima Virgen que lean este libro.

PROLOGO Pqético · es en verdad el pensamiento de consagrar á María el mes de. las Flores, presentándolas á su:s plantas para que simbolicen las espirituales, que en profusos ramilletes la ofrecen las almas pía. dosas ·ct.urante esos días en que la naturaleza, ador- . .nada con sus :rriás bellas galas, las habla de la Inmaculada Virgen, Reina de la belleza .y su amorosísima Madre. Pero la piedad filial de los devotos de María; de continuo estimulada por sus favores, no se conforma y~ con dedicarla solamente el mes de la:s flores; la ofrece también el mes de los frutos, el mes de Octubre, en cuyo primer domingo se celebra la hermosa festividad del Rosario·, y al que el inmortal P.ontl:fice León XII-[ ha ·dado,solemn.e realce con sus notabilísimas y repetidas Encíclicas, exhortando á sus hijos para que siempre, y especialmente durante él, obsequien á la Santisima Virgen é imploren su patrocinio, mediante la hermosísima de-voción del Santo Rosario. Sí: mes del ~osario, mes de María, por lo tanto, es ya el mes de_ Octubre, y ciertamente que el pensamiento de dedicarla el mes de los frutos es también poético y consolador .. En efecto: esos frutos cosechados por el infatigable labrador, que la tierra con su sudor regada ha producido, bien pueden _simbolizar los frutos de virtud y santidad que el alma debe· d~ cosechar

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en el campo de la vida, tan lleno de espinas y malezas. Mas ¡ah! ¡cuántas almas olvidan que están en este Ca]Tipo, única y exclusivamente para cultivarle y hacerle fruct_íféJ:.:O en "() btas -~e PEirfección cristíana, y con cuánta facilidad olvidan el fin para q ne el hombre fué creado, que no es otro que el servicio de Dios y la sahración de su alma! ¡Cuánto.s yultivan las maJas hierbas de las pn.sione~, las espinas de los pecados, y dejan secar la hermosa semilla. de la gracia, gérmen fecundo de preciosos frutps de santidad ·y de gloria! Pero las almas que, fieles á esta graci~, cultivan los preciosos frutos de la virtud, conságranlos·,. pónenlos en este mes á la·s augustas plantas de ~aría, sabiendo cuán beneficioso es para ellos el bellísimo·.sol de su maternal ternura. . · . Co~gr~guémonos, pues, ·durante este mes., bajo · el manto de nuestra Madre y repitamos con fervor la salutación ap.gélica, mientras meditamos los mis_terios del Santo Rosario. El fué siempre para las almas amante.s de María, cual rica mina, de la que extraje1:on in.nlensos tesotos espiritualés; cual bellísimo jardín, embalsamado por el celestial aroma de las preciosas :flores de las virtudes, que por doquier esparcen el. perfume de la piedad y del consuelo; cual sol radiante, en fin, que ilumina con sus rayos de consoladoras verdades, las tinieblas de esta triste vida: Y al contemplar á María en sus misterio!!, recolectando frutos de santidad sublime, pidámosla gracia para, á su imitación, -recoger también frutos de virtud en el árido desierto de esta vida, cuyó precio gocemos á sus benditas plantas, en el eterno paraíso de la Gloria . .f.,inén.

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DÍA PRIMERO Hecha la señal de la c1·uz, y 1·ez·a'do con arrepentimiento el Acto de Contrición, se empezará con la siguiente · OR.A.CJÓN P .A.R.A. TODOS LOS DÍ.A.S

Reina del santísimo :&osario, dulcísima Madre de.- nuestras almas:. aquí tenéis_á vuestros hijos que, _con-fusos y arrepentidos de sus miserias, fatigados por 1as tribulaciones de la vida, y confiando · en vüestra maternal pro· tección, vienen á postrarse ante vuestro altar en este mes consagrado á honri!Lros por el supremo J ei·arca de la Iglesia. ; · ¡Olí Madre amorosísinia! _Nosotr'os quei·emos obsequiáros-. dedicAndoos estos breves momentos con toda la efusión -'d é nuestras álmas. A_co~ednos bajo las al~s de vuestro maternal amparo, cubridn_os con vuestro manto y atraednos bondadosa á vuestro purísimo Corazqn, depósito de celestiales gracias. Dejaos r·o dear de vuestros hijos, que están pendientes de vúestros labros. Hablad, Madre querida, para que oyéndoos sumisos y. poniendo en práctica las santás inspiraciones que

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cual maternales consejos ~s dignéis concedernos durante este bendito mes, log~emos la dicha de vivir cumpliendo con perfección la santísima voluntad de vuestro Divino Hijo, creciendo en todo momento su amor en nuestros corazones, para que logremos la dicha de alabarle con Vos eternamente en la Gloria. Amén.

Primera. -consideración sobre el primer Misterio gozoso. ,· . De la virtud de la humildad.

Vamos á dar comienzo á las consideraciones que hemos de hacer sobre las virtudes en los misterios del santísimo Ro.sario, hablando de la virtud de la hu-mildad, pues que ella es base y cimiento del edificio espiritual de la perfección, que con las demás virtudes hemos de levantar en nuestras almas. Con la verdadera humildad puede decirse que vienen como consecuencia todas las demás vírtudes, y que sin humildad toda virtud es ilusoria; y esto parece significarnos aqpel pasaje que se lee en la vida de Santa :María Magdalena de

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Pazzis, que dice: «Queriei].dO un )iÍa Jesús darla inteligencia de los di v!nos secretos, le plugo instruirla por sí misrp.o, y entre otras palabras, la dijo: «En el infierno hay muchas »Vírgenes, pero no hay ningún alma humilde.» Pues bien; en contemplación del primer Misterio gozoso, encontraremos sublimes ejemplos, elocuentisifi?.aS lecciones que p.os impulsen al amor de tan ~ecesaria virtud, «Por los hombres, .dice el P. Tesniere, Dios se hace hombre; por nosotros, mis.e rables, el Altísin10 se humilla; por nosotros, criaturas, el Creador es creado; por nosotros, débiles é indigentes, el Todopoderoso conoció y se so· metió á la indigencia. Por nosotros, hijos ingratos, extrayiados y rebeldes, el Hijo primogénito ha sacrificado su felicidad y su gloria . .Por nosotros, pecadores y per~id-Os pa_ra siem-pre, el Santo de los santos se ha entregado á los suplicios y á la muerte.» ¡Qué estupen~o anonadamiento el del Divino Verbo, descendiendo del cielo á tomar nuestra humana naturaleza en el seno purísimo de la Santísima Virgen! Adoren nuestras almas en el silencio de la admiración tan profundo misterio , y fijemos después nuestra atención en esa humildísima Yirgen, que ha

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de ser nuestro modelo y celestial Maestra ·en todas las virtudes,. y que parece darnos ejemplo, de una ·manera especial, de esta prihcipalísima de la humildad. ¡Ah! Es tanta la .necesiqad que de ella tenemos y tanta ia dificultad que ofí·e·ce á nuestra miser~a su prác .. tica,-qúe debemos de bendecir al Sefior, al contemplar á la Santísima Virgen, Reina de to·do's los Santos, of_reciéndonos un .ejemplo de vida tan oculta; retirada y humilde, que no se perciben en ella ni aun esas demostraciones de celestial grandeza que el Omnipotente hace brillar á veces en la vida de sus siervos; pues la Santísima Virgen, que gqzó de las prerrogativas· y · dones que á, todos ellos concediera, y que én perfección, g·r a.cia -y santidad se eleya á inconmensurable a}tura sobre todos los ángeles y santos, se presenta á. nuestra vista sin dai· muestra alguna de tan excelsa grandeza, estando siempre ocultos los emi· ·nentes dones qu·e posee y la gloria que la circunda. Por esto observaremos que está siempre al lado de su Divino Hijo en la humillación y en el dolor. En efecto, en el pesebre de Belén, donde contemplamos á un Dios Niñoqueqtliere nacer en un pobre establo, rodeando dos animales

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su humildísima cuna, vemos á la Santísima Virgen, sosteniendo en sus brazos a!_ Divino Infant~, y . participando de aquel desamparo y pobreza. Cuando nuestro .Di vino Salvador en su Sagrada Pasión fué insultado y hecho el e.s car.nio y b.efa d~ la plebe, ka S~ntísima Virge~ sale á su encuentro en la c.a lle de la Amargura, ·á compartir los insultos., burl~s y humillaciones oon su .amado Jesús; y si por último le contemplamos expirando .en un in· fame patíbulo, en 1nedio de dos n1al.hechores, allí está también su Santísima Madre, inmóvil al pie de la Cruz, participando de_Ja ignomi· nia de aquell~ afrentosa -muerte, y absorbiep.· do amarguraf;! y tormentos inex:plicab~es en su purísimo Corazón. Pero en vano buscaremos á .la Santísima Virgen cerca de su Divino Hijo en esos momentos -en los que su divinidad parecía brillar instantáneamente, pues no nos dice el Evangelio que estuviese con Jesús cuando las multi~udes, entusiasmadas por su predicación y por los prodigios que obraba, querían aclamarle Rey; ni con los discípulos que contem-· piaron la manifestación ct·e su gloria en el Tabor; ni con el Bautista á las márgenes del Jordán, cuando se abrió el cielo· y se oyó

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aquella voz soberana que descubría la gloria· del Salvador, ni ·q ue pr~senciara tampoco su· triunfante entrada por las calles de J erusaléri. ·¡Oh Madre mía! ¡Sólo te vernos cerca de tu Divino Hijo en la humillación y en el dolor! ¡Qué herinoso ·ejemplo! Bien podemos decir que tu Inmaculado Corazón es ~l modelo de los corazones verdadera1nente generosos que rio quieren otra cosa que "los sufrimientos por amo1~ á, Jesús, y dechado perfectísi.mo de humildad. Haz, Madre querida, que ya que he· mos contemplado los ejemplos -que nos das de ésta hermosa virtud, tan rara desgraciada· mente, como necesaria, la practiquemos imi· tándote en las ·humillaciones, para que un día alabemos á Dios contigo en la exaltación de la Bienaventuranza. EJEMPLO

La institución d·e la festividad de Nuestra Señora del Rosario tuvo su origen en el glo· rioso triunfo de las · huestes cristianas en Lepanto. El Papa San Pío V congregó á los príncipes cristianos en una. santa confederación y liga contra las fuerzas del gran turco Selim

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Solimán, en el año de 1571. Para conseguir la victoria, quiso que el pueblo cristiano se preparase con oraciones, y muy principaimenté con· la del Santo· Rosario, para lb cual aprobó y confirmó todas las indulgencias y gracias con que sus predecesores ha~bían· enriquecido á la cofradía, concediendo para en· adelante otras nuevas, y recomendó el rezo del santo Rosario para implo.raT de este modo el p:.ttrocinio de la Santísima Virgen. Esta bondadosa Madre escuchó los ruegos que sus hijos ta dirigían por medio de la devoción que tanto ama, concediendo una milagrosa victoria, haciendo que el viento cambiase, contra lo que era natural, á favor de l~s cristianos, é infundiendo el des'a liento en la escuadra de los turcos; habiendo confesado algunos de ellos . haber visto. ángeles con espadas desnudas sobre nuestras galeras. Por esto en la sala real del Vaticano se pintó á San Pedro y San_Pa: blo, y un ejército de ángeles que por la armada de la Liga peleaban contra el poder del infierno, y se acuñaron medallas con la misma alegoría. Mientras tenía lugar este memorable triunfo, el Papa se ocupaba en Roma de un trabajo importante) con varios Prelados. De repente les impone silencio con un

- 16signo de la mano, se lev~:qta bruscamente, se dirige _á un~ v:entana, 1~· abre y pern;1anece asomad