Manual Historia Del Arte El Arte Egipcio

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El arte egipcio 1. Contexto histórico El Neolítico trajo consigo una profunda variación en todas las facetas de la vida humana, comenzando un camino que llevará a la aparición de las primeras sociedades urbanas, con complejos sistemas sociales y culturales que se verán reflejados en las creaciones artísticas de estos pueblos. Sin duda la cultura egipcia va a ser una de las primeras y más destacadas sociedades urbanas, creando una civilización que perduró alrededor de 3.000 años, con un riquísimo acervo cultural científico, religioso y por supuesto, artístico. Egipto alcanzó un esplendor que cegó a todo el mundo antiguo gracias a ser la tierra mimada del todopoderoso río Nilo. Así lo dejaría escrito el viajero griego Herodoto, padre de la historia en el siglo II (“El Egipto que los griegos frecuentan en sus naves, es según los propios Egipcios, una tierra de formación reciente y un don del ríos”). El Nilo, sin duda, es la sangre que lleva la vida a una región donde el 93% de su territorio es desierto. Las crecidas de Iteru (denominación del Nilo en lengua faraónica) llevan la riqueza y el alimento a los márgenes del río que, al retirarse las aguas, se convierte en una tierra fértil y fecunda capaz de dar los egipcios varias cosechas anuales. El territorio egipcio se divide en Alto y Bajo Egipto, siendo Luxor - Tebas la frontera de unas tierras unificadas bajo el mítico rey Menes. Características fundamentales para comprender el arte de esta civilización son su sistema de gobierno y su escala social, copada por el faraón, hijo del Dios Ra, y por tanto fuertemente divinizado. Rodeándole se encontrarán su familia y un imbricado sistema de gobierno, en el cual sacerdotes y funcionarios ejercían un gran poder. Destaca la figura de los escribas, garantes y custodios de la palabra escrita, símbolo y vehículo de poder sobre el pueblo. Por último, debemos destacar la importancia en la creación artística de la religión. Es un sistema de creencias politeísta, donde el Panteón aparece dominado por un grupo de dioses: Ra (dios Sol, padre y fecundador); Horus (señor del cielo, dios halcón): Osiris (dios de la vegetación y jefe de las creencias funerarias, preside el tribunal de ultratumba); Isis (mujer de Osiris y madre de Horus) principal diosa femenina junto a Hathor (diosa de la fertilidad, representada con forma de vaca): Anubis (deidad funeraria representado con forma de chacal) y Thot (dios civilizador). En determinados momentos de la historia egipcia se imponen otras deidades como Atón en la XVIII Dinastía. Estos dioses generalmente son representados con parte humana y una parte animal, acompañados de unos símbolos característicos. Será la creencia en la vida de ultratumba de este sistema religioso, uno de los elementos más característicos de esta civilización, al contar con un complicado sistema de rituales, objetos y construcciones relacionadas.

2 En este período de más de 3.000 años de historia se pueden dar unas características muy generales en cuanto a su arquitectura. Quizá el elemento más llamativo es la monumentalidad y el colosalismo de sus construcciones, adoptando una escala más propia de dioses que de humanos. Otro elemento distintivo será su arquitectura arquitrabada, realizada en piedra, el material rico por excelencia y con las características de eterno e indestructible, utilizado por ello para las moradas donde el alma vivirá inmortal.: la tumba. Por último el arte egipcio y por tanto su arquitectura va a tener una marcada función religiosa. Quedan apenas vestigios de casas, palacios y otras edificaciones para los vivos, por el contrario sus construcciones religiosas, tanto para los Dioses como para los muertos van a permanecer y a seguir maravillando miles de años después de su construcción. Dividimos pues, la arquitectura egipcia en dos grandes tipologías: la arquitectura funeraria y los templos. Pese a ser la pirámide el tipo de edificio más significativo y emblemático del arte faraónico, no va a ser el único, ni siquiera el más antiguo. La funcionalidad que se pretende con la monumentalidad es, aparte de una expresión de poder, la de conservar el cuerpo del difunto de manera intacta, salvaguardándolo tanto de inclemencias climatológicas y de agresiones naturales (putrefacción, descomposición) como de posibles ataques de ladrones, usurpadores o enemigos que pudieran interrumpir la llegada del difunto a la vida de ultratumba. Así la tumba del egipcio (los altos dirigentes) se convierte en la morada del más allá donde todo queda preparado para la vida eterna; posesiones, riquezas e indicaciones para aquella vida (relieves y pinturas). Las tipologías de arte funerario egipcio son la fosa o túmulo, la mastaba, la pirámide y los hipogeos: Fosas o túmulos. Primeras tumbas de fosas para el cuerpo, el ajuar y los alimentos cubiertos de madera y arenas de épocas predinástíca. Mastabas Son construcciones con forma de pirámide truncada. Se empiezan a realizar a principios del Imperio Antiguo hacia el año 3000 a. C. Se realizan en adobe, evolucionando luego al ladrillo o a la piedra, lo que sin duda es síntoma de progresivo avance en la técnica arquitectónica. Constan de una cámara mortuoria excavada en el suelo, una sala con función de capilla funeraria y una cámara para alojar una estatua del difunto. Las mastabas de los primeros reyes solo se han conservado en Saqqara. Por evolución de esta tipología el túmulo tronco piramidaI se fue conviniendo en una pirámide. Pirámides. La evolución de la mastaba llegó en la III Dinastía con el faraón Zoser y su arquitecto Imhotep, personaje mitificado por la propia civilización egipcia en tiempos posteriores, por su sabiduría y sus amplios conocimientos en construcción y en medicina. El arquitecto creó la pirámide escalonada (superposición de varios cuerpos de una mastaba en el conjunto funerario La evolución hacia la pirámide continúa con el primer faraón de la IV Dinastía Snefrú a quíen se le atribuyen, excepcionalmente. la realización de tres pirámides: la de Meidum: la Acodada, denominada así por presentar una rectificación del ángulo de inclinación de la propia pirámide, y la última es la pirámide roja de Dahsur, asi denominada por el color rojizo del granito de Assuán que se emplea para su construcción. Aún en la IV Dinastía en el Imperio Antiguo se alcanza la cúspide de esta tipología constructiva en el valle de Gizeh con sus pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos. La gran pirámide de Keops fue considerada como una de las siete maravillas del mundo antiguo dado sus insólitos números: 146.59 metros de altura, 230 metros por cada

3 lado de su base, 2.300.000 bloques de piedra, cada uno de ellos de 2,5 toneladas de peso. En el espacio que ocupa cabrían la Catedral de San Pablo, la Abadía de Westmister, La Basílica de San Pedro del Vaticano y las Catedrales de Milán y Florencia. Su base es perfectamente cuadrada y su orientación hacía los puntos cardinales alcanza una precisión extraordinaria con solo 3’36’’ de error, es decir, está realizada con una increíble precisión astronómica Las pirámides están además acompañadas de construcciones funerarias que reflejan los distintos rituales por los que pasaba el faraón y su camino hacía el más allá. Llega el cuerpo del río en un barco, es acogido en el templo del valle, se traslada por una calzada cubierta hasta el templo funerario y desde allí se trasporta el cuerpo momificado hasta la pirámide. Perteneciente a este conjunto encontramos una obra a medio camino entre la arquitectura y la escultura, la siempre en enigmática esfinge. Con su cabeza humana y cuerpo de león se erige como defensora de los accesos a los templos funerarios de Kefrén y como símbolo del culto a Isis. Con el Imperio Medio la construcción de tumbas en forma de pirámide pierde vigencia, seguramente por su escasa eficacia ante asaltantes y saqueadores. El centro político se desplaza hacia el sur, hacia Tebas, la de las cien puertas, empezando a cobrar importancia el hipogeo.

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Hipogeos. Son tumbas excavadas en la roca de los acantilados del rio, como en BeniHassan o bien en el suelo. A esta última tipología pertenecen los vestigios correspondientes ya al Imperio Nuevo y se sitúan en el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas al oeste de Tebas, caracterizados por la ocultación de sus accesos, por estar constituidos por varias salas y por su rica decoración interior. La ocultación tanto de sus accesos como de la comunicación entre salas se debe a la intención de despistar a los intrusos y saqueadores.

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El templo La segunda gran manifestación arquitectónica egipcia es el templo, no sólo morada y tugar de culto de la divinidad, sino como verdadero centro de poder económico, administrativo y político. Los templos, hemos visto que aparecen ya en el Imperio Antiguo vinculados a los recintos funerarios, aunque a partir de la Dinastía V van a adquirir independencia, al ser el lugar de recogida de ofrenda al dios. No será hasta el Imperio Nuevo cuando cobren un espléndido desarrollo y una decisiva importancia. Las partes fundamentales del templo egipcio son las siguientes: Avenida de esfinges. Marcan y protegen el camino hacia el templo. Pilonos. Enormes muros trapezoidales, a menudo con grandes relieves, que enmarcan la puerta de entrada al templo. Simbolizan las montañas entre las que surge Ra, el dios Sol Obeliscos. Elevados monolitos de piedra de sección poligonal y decorados con relieves que ponen en comunicación el mundo terrenal y el celestial, morada de Ra. Patio porticado o sala hípetra. Es un patio rodeado por columnas, descubierto, es la última parte pública del templo. Sala hipóstila. Recinto columnado arquitrabado como lugar de rituales y con luz mucho más matizada. El santuario o cella. Lugar de acceso muy restringido que alberga la estatua del dios iluminada levemente por un haz de luz. Salas rituales. Entre la sala hipóstila y el santuario suelen encontrarse salas menores conocidas con diversos nombres: sala de la barca, sala de fiestas. Sirven para la realización de diversos rituales.

Entre las características de tos templos egipcios se encuentran, además de su monumentalismo y su forma arquitrabada, sus columnas con varias tipologías y la disminución de altura de las diversas estancias a medida que nos acercamos al santuario. La hipótesis más extendida es la de hacer disminuir con ello la entrada de la luz solar en las estancias más sagradas, para aumentar el ambiente mágico y sagrado, dejando un haz de luz tan solo que ilumine la estatua del dios. Otra hipótesis plausible es la de mejora de la acústica del templo y los sonidos, cánticos u oraciones, que llegan de la zona sagrada a la pública, actuando la construcción como un gran megáfono.

6 Los grandes ejemplos de templos son los del Imperio Nuevo de Karnac y de Luxor, ambos unidos por una avenida de esfinges. Son símbolo de poder de la clase dirigente. Por esta razón el templo recibía aportaciones del faraón de turno para aumentar, embellecer y magnificar su estructura En cuanto a los templos egipcios de época dinástica encontramos dos extraordinarias singularidades: un hemispeos (templo excavado parte en la roca y parte construido) erigido por la reina Hatshepsut que llegó a gobernar como faraona en el antes vergel y ahora desierto de Der-et-Bahari. Y los espectaculares speos excavados en la roca con carácter funerario propios de Ramsés II y su favorita Nefertari en Abu Simbel, donde podemos apreciar además del monumentalismo de la arquitectura y escultura egipcia con las estatuas colosales talladas en la roca a modo de Pilonos, los grandes conocimientos astronómicos y geométricos de esta

El templo estaba diseñado para que la luz del alba entrara en días concretos (el 21 de febrero y el 21 de octubre) e incidiera unos minutos en las estatuas de los dioses, en el santuario. Una vez trasladado el templo por la Unesco en 1960 para evitar que se quedara hundido en el lago Nasser no se logró dar la misma perfección al cálculo de entrada del sol en esos días concretos, fallando los expertos del siglo veinte en unos grados, cuestión que sin embargo consiguieron los arquitectos egipcios en el año 1200 a. C.

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Por último, debemos hacer una referencia a los templos realizados en época tolemaica, ya bajo dominación grecorromana, siguiendo las formas y el diseño constructivo de época faraónica, destacando los ejemplos de Edfú, Kom Ombo, Denderah o los de la isla de Philae. Columnas egipcias

La pintura y el relieve Formalmente tanto la pintura como el relieve egipcio van a caracterizarse por una característica que los hará claramente identificables en toda la historia de la humanidad: la ley de la frorrtalidad. Este convencionalismo lleva a representar lo más característico del objeto o la figura plasmada en el espacio bidimensional y adoptar la

8 mejor perspectiva para cada caso. Así, para representar la figura humana la hacen con el rostro de perfil, el ojo y el torso de frente, y las extremidades otra vez de perfil. Este convencionalismo es la visión que mejor identifica a los seres humanos (el perfil del rostro, el reflejo del alma a través del ojo y el movimiento de las extremidades solo apreciables de perfil). La temática de estas imágenes girará en torno a la religión (dioses, culto a los muertos): a la vida palaciega (vida del faraón, victorias batallas...) y a la vida cotidiana (trabajos, oficios, construcciones...), pero siempre en un contexto funerario Mención aparte merecen las incisiones en relieve con escritura egipcia, los famosos jeroglíficos, traducidos gracias a la piedra Rosetta. Por otra parte los cartuchos que constituían una mezcla de escritura y representación, donde se trataba de aunar el carácter del faraón y su relación con la divinidad, mostraban el nombre del soberano. A medio camino entre el relieve y las artes aplicadas están las Paletas, instrumentos para la cosmética y los afeites. De la época de la Unificación destaca la Paleta de Narmer de la Dinastía I donde se aprecia la perspectiva jerárquica, otro característica de sus imágenes. Llama la atención su carácter narrativo: Narmer vence a sus enemigos en combate.

La escultura

9 Lo primero que nos debe llamar la atención de la escultura en bulto redondo egipcia es que va a mostrar características que siglos después van a seguir otras civilizaciones como la griega, etiquetada como la cuna del arte y la cultura occidental. Asi, estas características son las siguientes: Los egipcios buscan desde épocas muy tempranas, un canon ideal del cuerpo humano. Es decir, buscan la belleza en la proporción. Sus figuras van a presentar un marcado hieratismo, con los brazos pegados al cuerpo, los puños cerrados y un tratamiento anatómico muy esquemático. Dos son las formas representativas más extendidas; las figuras sentadas y las que aparecen de pie, generalmente con la pierna izquierda avanzada, los brazos pegados al cuerpo y la cabeza alta. En su rostro destacan unos ojos con forma almendrada y una boca cerrada que parece esbozar un ligero gesto sonriente.. La marcada frontalidad de las esculturas nos hace pensar que son manifestaciones creadas con la intención de ser observadas desde un único punto de vista, de frente. Idealización de los rostros, aunque con ciertos rasgos realistas en algunos casos. Sin duda estas características las vamos a volverá encontrar en los kuroi de La Grecia arcaica, cientos de años después de estas obras Como todo el arle egipcio, marcada función religiosa. Las figuras están concebidas como soporte material del Ka, el alma-espíritu delo difunto. Aparecen ciertos rasgos realistas para que el Ka reconociera donde tenía que residir esperando la resurrección de ultratumba. También la mirada perdida hacia un punto en el infinito, como en trance, nos marca su función religiosa. Por supuesto, está relacionada con el poder, lo importante era señalar el rango, el estatus, la función social del representado en una sociedad fuertemente jerarquizada. Esta jerarquizaron se mostrará también en el tamaño de las figuras representadas. Se observa perfectamente en los relieves. Cuanto mayor es la figura mayor es su importancia social (perspectiva jerárquica).

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Por último mencionar los materiales con los que se esculpe, que normalmente son duraderos, eternos, por la función religiosa mencionada (granito, porfirio, basalto o diorita, roca de gran dureza) y la policromía. Dependiendo del material se aplicaba color a la escultura, si el material era rico se dejaba visto. Es de obligada referencia el periodo de Tell-el-Amarna de la Dinastía XVIII, en tiempos de Amenofis IV o Akenaton, donde el arte y sobre todo la representación escultórica cambia sus cánones, haciéndose estos más alargados, estilizados, elegantes, de expresión melancólica y más realistas, incidiendo en la humanización y sin perder un ápice de solemnidad. Las formas se redondean, los ojos se hacen más perfilados, los labios se representan más gruesos y el cráneo parece alargarse al fundirse con el tocado

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Artes aplicadas Seguramente es uno de los capítulos más bellos y menos conocidos del arte egipcio, tanto por la riqueza de los materiales empleados como por la calidad de las representaciones y de la elegancia de los diseños. Sobresalen muebles y sobretodo piezas de joyería y orfebrería. Destaca el conjunto funerario encontrado intacto en la tumba de Tutankamón [Fig. 1.24). Por último debemos señalar la decoración de los Libros de los Muertos en rollos de papiro, verdaderas guías para que el difunto supiera desenvolverse en el mundo de ultratumba. Diversos pasajes de este libro aparecen a menudo en relieves y pinturas de las salas en las construcciones funerarias.

Pinturas de la tumba de Nebadun. Estanque con peces. Claro ejemplo de la ley de frontalidad. Museo Británico

Estela funeraria Imperio Medio

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Mentuhotep. Friso de las Ocas Dinastía IV Museo del Cairo