Lourdes Impresiones de Un Incurable

LOURDES IMI’ WKSIONIiS D\:. UN ÍN'CUKABU-: roR E L CONDE DE LAS NAVAS M A D R ID : M C M V III Nos el Doctor Don Jo

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LOURDES IMI’ WKSIONIiS D\:. UN ÍN'CUKABU-:

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E L CONDE DE LAS NAVAS

M A D R ID : M C M V III

Nos el Doctor Don José María Salvador y Barrera, ROA LA GRACIA DE OIOS Y D E LA SAN TA S E D E A PO STÓ LIC A O B ISPO DE M A D B ID -A L C A L Í, CABA­ L L E R O ORAN C RU Z DE LA RE A L Y DISTINGUIDA ORDEN OE IS A B E L LA C A T Ó LIC A , COMENDADOR DE LA OE C A RLO S I I I , C O N SE JE R O OE IN STR U C ­ CIÓN PÚ BLICA C A PE LLÁ N DE HONOR DE S . M.f SU

,

PRED ICAD O R Y DE SU C O N SE JO , E T C ., E T C .

Hacemos sa»i-:r: Que vinimos en conce­ der y concedemos nuestra licencia para que pueda imprimirse y publicarse en esta Dióce­ sis el folleto titulado «Lourdes» (impresiones de un incurable), por el Conde de las Navas, mediante que de Nuestra orden ha sido leído y examinado y según la censura nada contie­ ne que se oponga al dogma católico y sana moral. E n testimonio de lo cual expedimos el pre­ sente, rubricado de Nuestra mano, sellado con el mayor de Nuestras armas y refrenda­ do por Nuestro Secretario de Cámara y Gob'urno en M adrid A 16 de Mayo de 19 0 8 . •j"

SJZat,iay Obispo de Madrid'Ai¿alá>— Por

mandado d« S. E . I. «1 Obispo mi señor, D r. Luis

M rti Esüvtz. H a y un sello Smpr««o que dicfr: D r.

M * S t iv a d e r

it Barrera- Dti ¿í A. S.C. HfiUeofiut MatritiHiit-Cóirtflu ítHSiS.

Á la Señorita Doña Maria de la Encarnación López-Valdem oro y Ortiz de Lazcano. Quisiera yo que mi arlicnliHo sobre L o u rd es

valiese tanto como ¡a S u m a di:

S a n to T o m ás,

para poderlo dedicar á us­

ted, mi segtutda madre, como se ¡o dedico, v aun así w pagaría ni la centésima parle de lo cjtie d usted debo de ectriiio y de ptícUncur, Con la que derrocha á diario escuchán­ dome, ka mis impresiones en la Gruta mi­ lagrosa, y no dude nunca del amor y del respeto que la profesa su achacoso sobrino

J

uan

G

ualbekto .

I. P r i m e r a im p r e s ió n . — II, L o u r d e s y Z o i- a . — III. C ó m o n o s e x p l i c a m o s l a d e ­ v o c i ó n d e L o u r d e s . — IV . C o n c e p t o d e l m i la g h o . — V . L o s m i l a g r o s d e L o u r d e s . V I. L a C i e n c i a y e l m i l a g r o . — V IL A c e r ­ c a d é l a h e .— V III. S e g ú n d a s im p r e s io n e s : i-:l c e s t o d i: p a p e l e s y e l c a p u c h i n o . — IX . T r e s a r g u m e n t o s d e g u a r d a r r o p í a . X . C o n h o h m e s c o n Z oi.a e n e l ú l t i m o p u n to .

I

PRIMERA

IM PRESIÓN

Todos los mortales, así como de poe­ tas, médicos y locos, tenemos pujos de críticos (i). Lit condición propia del in d i­ viduo, el infortunio y la cultura, segiin los casos y circunstancias, desarrollan el prurito de perseguir la perfección, propor­ cionándose ó n o , de paso, el gustazo de despellejar al prójim o. Así hay críticos por naturaleza, por envidia ó desespera­ ción y por am or al arte. Conocemos á un sujeto, sinceramente religioso, que, lleva­ do de su amor á la limpieza, al arrodillar­ se para com ulgar, se escandaliza, fijándose

( i)

« E l menos letrado, el analfabeto, lleva díh-

tro de %[ un critico, y formula su crítica Mn pensarlo, á 1a manera de aquel snob de Molibrequc haría, pro* s a j>in p e n s a r t o . > E m i l i a P a r i í O Ü a z

Jfrnncti'cre. La Leetur*. Julio ■ 1907*

— Fernantf& 228.

— 12 — de pronto en Los chorreones de cera que ensucian la urna de uu mártir dormido plácidamente sobre el .litar del sagrario. San Agustín filé, si no nos equivocamos, quien aseguró, que es facilísim o arreglar el mundo, el que, segiin los críticos, como los departamentos m inisteriales en Espa­ ña, necesita á todas lloras reformas Basta para conseguir la total ordenación del universo, según el gran Doctor de la Igle­ sia C atólica, que cada nacido se lim ite y consagre al arreglo de su casa. Y es obvio que, si por análogo procedim iento, todos los humanos apuntasen el objetivo deesa especie de cámara obscura de la critica individual hacia sus respectivos interiores y sobre su conducta esterna, con propó­ sito firme de la enmienda, se lograrían las más asombrosas conquistas en las regiones del bien, de la verdad y de la belleza, con­ virtiéndose este valle de lágrimas en un nuevo paraíso sin manzanos ni serpientes. Parécenos que el mejor