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Jesus Tuson Valls

LOS PREJUICIOS LINGOISTICOS

editiorial octiaedro

BOLSILLO · OCTAEDRO, NUM. 23

Titulo original: Mal de llengiies. A l'entorn dels prejudicis lingUistics. Barcelona, Edito~al Empuries, 1988; 199616 • Publicado en Ediciones Octaedro en la colecci6n Lenguaje y comunicaci6n: 1996, 2003 2• Traducci6n libre del propio autor.

Primera edici6n, en esta colecci6n: diciembre de 2010 © Jesus Tus6n Valls © De esta edici6n: Ediciones OCTAEDRO, S.L. C/ Bailen, 5 - 08010 Barcelona Tel.: 93 246 40 02 - Fax: 93 23118 68 www.octaedro.com - [email protected] Cualquier forma de reproducci6n, distribuci6n, comunicaci6n publica o transformaci6n de esta obra solo puede ser realizada con la autorizaci6n de sus titulares, salvo excepci6n prevista porIa ley. Dirijas e a CEDRO (Centro Espaftol de Derechos Reprograficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear alglln fragmento de esta obra.

ISBN: 978-84-9921-146-6 Deposito legal: B. 44.335-2010 Diseiio y producci6n: Servicios Graticos Octaedro Impresi6n: Liberduplex, S.L. Impreso en Espana Printed in Spain

[ndice

PREAMBULO PROLOGO

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CAPITULO 1

Juicios de hecho, juicios de valor y prejuicios linguisticos Unas gotas de l6gica 13 Juicios de hecho y juicios de valor 16 Las supersticiones linguisticas 2 2 Las definiciones de «prejuicio lingiiistico>> 2 5 CAPITULO 2

Breve historia de los prejuicios linguisticos 29 La Antiguedad 29 El Renacimiento 3 3 La Ilustraci6n y el Romanticismo 38 Las exaltaciones y las defensas de las lenguas CAPITULO 3

Primer peldafto: los prejuicios inocentes 51 Lenguas «faciles>>, lenguas «dificiles>> 51 Lenguas «suaves>>, lenguas 55 Lenguas , lenguas 59

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13

CAPITUL04

Segundo peldano: los prejuicios culturales 69 Prejuicio linguistico y cultura 69 Las lenguas linguistica del mundo 99 Lenguas 103 Los ide6logos de la lengua y la substituci6n linguistica EPILOGO

Una nueva educaci6n linguistica; una nueva educaci6n BIBLIOGRAFIA

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Preambulo

l,Podriamos, acaso, imaginarnos a un ec6logo feliz escribiendo un libro sobre la sabanas inacabables de Africa, o sobre una familia de islotes que flota en el Oceano Pacifico, o sobre selvas escondidas que ignoran las huellas humanas? Seria, no hay que dudarlo, un libro placentero. Pero imaginemos ahora a ese mismo ec6logo disertando sobre los vertederos de basura, sobre la extinci6n de los bosques, sobre los aerosoles que hacen menguar peligrosamente la capa de ozono o sobre Ia desaparici6n de los humedales en los que recuperan el aliento las aves en sus largas, larguisimas, migraciones. Estas fantasias vienen dictadas por una necesaria confidencia: no ha sido nada c6modo escribir el presente libro. Y ni las ironias que contiene han podido ocultar completamente la tristeza; ni la confianza obligada bacia la humanidad ha podido veneer en su autor la irritaci6n ante la estulticia de algunos de sus congeneres. No ha sido c6modo esciibirlo porque las lenguas humanas son objetos fragiles que, si no son cuidados y defendidos, pueden morir, y morir con ellos una parte substancial de nuestra memoria. Tal vez toda nuestra memoria. Hay que cuidar las lenguas porque todas ellas, sin excepci6n, carecen de punos; ninguna oculta en el fondo de 7

sus estructuras, armas secretas y mortiferas. Son todas absolutamente inocentes y nada saben de agresiones y preeminencias. Las lenguas no tienen parlamentos, ni organismos internacionales en los que dlrimir conflictos; las lenguas desconocen los conflictos porque ni tienen inteligencia, ni tienen voluntad. Aunque hay quien si posee voluntad y poder, y convierte a las lenguas en banderas. Y hay, tambien, gentes inocentes que asi lo creen y caen en la trampa de la agresi6n, precipitandose, tal vez sin saberlo, par la pendiente de una mala educaci6n multisecular que nos quiere fieles a esquemas preconcebidos. Y por eso mismo el mundo de los humanos rebosa de prejuicios.

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Prologo

Segun diversos especialistas en demografia de las lenguas y en la ~lasificaci6n de las diferentes familias lingiiistkas que pueblan nuestro mundo, a finales.del siglo XXI la HumahidaCl habra visto reducido su panorama y patrimonio lingti1sticos practicamente a la mitad. Y es cierto que, sin necesidad de jugar a futurologos, hoy vemos ya que hay centenares de lenguas que cuentan con unas pocas docenas de hablantes, generalmente ancianos, que desapa,receran de esta tierra, y con ellos, sus lenguas. Asistiriamos, asi, a una cruel contradicci6.n: los humanos somos cada vez mas sensibles en lo que ata:iie a la conservaci6n de las especies vegetales y animales, hasta tal pun to que ya algunos gobiemos e instituciones publicas se ven implicados en el mantenimiento de la biodiversidad y, en cambia, demostrariamos despreocupaci6n ante la agonia y muerte de centenares de lenguas, tras las cuales hay (no se ol~de) culturas y pueblos, constituidos estos no solo, ni en todos los casos, por personas de edad avanzada. Los prejuidos lingiiisticos quiere ser, en consecuencia, una apuesta por el respeto mutuo entre los hablantes, por el reconocimiento de la diversidad de las culturas, de las lenguas 9

diferentes y de los grupos humanos que en ellas expresan su manera particular y legitima de ser plenamente humanos: miembros de una misma especie cuyo sello distintivo es la posesi6n de la facultad dellenguaje, perfecta y plenamente volcada en cada una de las cinco millenguas que, todavia hoy, se pueden contar en el mundo. Yes cierto que las lenguas, identicas todas en lo que concierne a los rasgos universales que las hermanan, presentan diferencias entre si: por el numero de hablantes, por la orientaci6n de su vocabulario hacia el entorno fisico en que son utilizadas, y hasta en lo que se refiere a las circun:stancias geopoliticas, tecnol6gicas y comerciales que las rodean (sin ellas saberlo) y que pueden convertir a unas pocas en moneda internacional, circunstancialmente, claro esta, y a la espera de que otras ocupen su espacio y funciones en el futuro. Estas y otras diferencias, sin embargo, nunca deberian dar pie a las ironia y bromas que nacen de una supuesta superioridad, y mucho menos al insulto y al desprecio con los que se puede llegar a negar el derecho de existencia a otras lenguas y a otras culturas . En esta linea, la presente obra ha nacido con las pretensiones de constituirse, a la vez, en un acto de autoeducaci6ri (para el propio autor) y de heteroeducaci6n (para los lectores posibles). El autor quiere, ahora, dirigirse precisamente a un hipotetico lector monolingiie, hablante de una lengua en cuyo horizonte, si somos estrictamente realistas y renunciamos a proclamas que anuncian catastrofes a corto o medio plazo, nose atisba el mas leve signo de tormenta. Este lector, que se encuentra instalado a placer en su lengua (y que tiene todo el derecho del mundo a sentirse asi) hallara acaso sorprendentes, y sentira como ajenas, algunas de las reflexiones contenidas en este libro: tal vez no acabara de entender que grupos 10

de habl (y no piense alguien que el castellano y el chinu co pertenecen a la misma familia lingi.iistica); finalmente, -am significa «venir». Tenemos ya las piezas del rompecabezas; solo nos queda llegar de un salto a la vision global de.la imagen reconstruida: He venido para darselo a ella. ~Muy dificil? Habria que preguntarselo a uno de los treinta hablantes que quedan del chinuco, lengua definitivamente condenada ya a la desaparicion. Y nos responderia que somos nosotros quienes nos complicamos la vida innecesariamente con nuestras extravagantes lenguas indoeuropeas. Y (_que dirian nuestros antepasados, los apologistas y defensores de las lenguas «breves», ante una tan «breve» como el chinuco? Asi pues, inialudam quiere decir He venido para darselo a ella. Y (_que tal si ahora hacemos un ligero ejercicio de desfa53

miliarizacion con esta oracion ya traducida que, forzoso es reconocerlo, usamos con la misma facilidad con que respiramos? Empecemos: he se opone a has y ha, y esto significa «primera persona». Pero como estas tres formas se oponen globalmente a hemos, habeis, han, resulta que he significa, ademas, «singulan>. Todavia mas: las seis formas que estamos contemplando ocupan un espacio que queda delimitado, de una parte, por habia, habfas ... y, por otra, por habre, habras ... En consecuencia, he es una seiial compleja que nos indica: «la accion que se expresa acto seguido hade ser entendida en relacion a un pasado inmediato que casi roza el presente. Ademas, esa accion es cosa mia.» Continuemos: ven- quiere decir: «desplazarse hacia otro u otra cosa»; -(i)do vale tanto como «perfeccion de la accion»; para significa «finalidad» (y nuestro amigo del rio Columbia se sorprenderia por esta forma, para el superflua); dar se interpreta como «hacer que alguna cosa pase de manos de una persona a manos de otra»; se representa a un «beneficiaiio»; lo significa «objeto»; a, como diria Sapir, no se puede definir satisfa>). Y esta es la valoraci6n de los indios adultos: «Uno de mis informantes -escribe Haas- piensa que el habla de las mujeres es mejor que el de los hombres. Dice que las mujeres hablan "con mas facilidad, mas detenidamente y con mayor suavidad. Suena bonito. El habla de los hombres tiene demasiadas eses".>> Un caso analogo lo presenta Sapir en un estudio breve sobre la lengua yana, del norte de California. En ella, las formas femeninas son mas breves y las masculinas mas largas (por ejemplo, p'atc"/ p'adja: «nieve>>; i'laza!i'lala: «estrella»). Lo curioso del caso es que «las formas masculinas son usadas por los hombres solamente cuando hablan con hombres, mientras que las formas femeninas son usadas por las mujeres tanto si hablan con mujeres como si se dirigen a los hombres, y tarnbien por los hombres cuando se dirigen a las mujeres. Dicho de otra forma: las formas ferneninas se utilizan, aproximadamente, tres veces mas que las masculinas», raz6n por la cual se explicaria su desgaste. Asi pues, en el espacio de una deterrninada lengua podemos encontrar diferencias de uso por raz6n del sexo de los hablantes, como ha destacado Robin Lakoff al estudiar ellexico. Casos especiales como estos son hechos de lengua, datos, por otra parte, cuya interpretacion podria resultar arriesgada. Por esta raz6n, el propio Sapir hablaba, sin excesiva convicci6n, de un posible simbolismo: las formas breves del yana tal vez habrian jugado el papel de marcadores desconsiderados de «Una condici6n [social] inferior>>. Ahora bien, con el mismo criterio podriamos sacarnos de la manga otras inter57

pretaciones simb6licas, tambien injustificadas, cuya validez dependeria exclusivamente de la imaginaci6n del interprete. Por ejemplo, un mayor sentido de la economia entre las mujeres; o pocas ganas de perder el tiempo precioso. Como hoy todo el mundo sabe (o mejor dicho, como sabe todo aquel que quiere saber) las estructuras de las lenguas no favorecen interpretaciones. Podemos encontrar lenguas analiticas (el chino) y sinteticas (ellatin); con tendencia al monosilabismo o al polisilabismo; con tres, cinco o siete vocales (entre muchas otras posibilidades); con abundancia afijal, etc. Pero nunca podran ser asociadas estas caracter.isticas con rasgos culturales, fisicos o de cualquier otra indole. Y es que la Linguistica hace ya tiempo que abandon6las fantasias romanticas. Los ejemplos del coasati y del yana nos presentan una muestra de variaci6n (determinada por el sexo de los hablantes) dentro de una lengua, y tienen el caracter, ya lo hemos dicho, de hechos objetivos. Pero la comparaci6n valorativa entre lenguas diferentes es una historia muy otra: instalado el prejudicador en la propia lengua (que, o bien queda al margen del problema, o bien es considerada superior y, por lo tanto, energica y viril), las otras lenguas seran tildadas de superiores o de inferiores, segun sea el grado de simpatia o antipatia que sienta por pueblos y hablantes. No hace falta decir que, en estas valoraciones, podrian llegar a desempefiar un papel fundamental los ingredientes ideol6gicos y las afinidades circunstanciales del prejudicador con movimientos que, en ocasiones, pueden tener mucho que ver con las fantasmagorias tragicas del fascismo . Sin embargo, las lenguas no entienden de estas diferencias. L«Suaves» o «asperas»? Todos los humanos tenemos unos instrumentos, ligeros y sensibles, llamados «cuerdas vocales», que producen el tono de las voces: mas agudo o mas grave en funci6n de cada persona; mas placentero 0 mas 58

rechinante dependiendo del grado de esfuerzo o a causa de alguna inflamaci6n. Y tambien son cosa nuestra las cavidades supragl6ticas, responsables de un complejo sistema de resonancias que configuran el timbre unico de cada voz. Las lenguas, en cambio, ni tienen cuerdas vocales, ni cavidades supragl6ticas: las lenguas son sistemas en manos de sus hablantes, y los sistemas, por lo que sabemos, no tienen sexo, ni son suaves o energicos o bonitos; son redes de relaciones, y en ningun caso son ilicitas.

lenguas «con muchos hablantes»,lenguas «con pocos hablantes» La tercera de nuestras dicotomias populares afirma que hay lenguas con muchos hablantes y otras con pocos hablantes. Es algo que nadie puede negar, de la misma forma que nadie osara negar que en el mundo haya mas caballos que ballenas blancas. Lo que sucede aqui, sin embargo, es que los hablantes ordinarios de una lengua jamas se han podido ocupar de ir' por el mundo realizando recuentos lingiiisticos, y por esta raz6n tendremos que creer a ciencia cierta que son otros quienes les han hecho el trabajo y les han proporcionado las cifras ... redondeadas, frecuentemente con generosidad, hacia arriba, si era eso lo que en realidad interesaba. En estos casos, la inocencia del hablante corriente noes sino la cara positiva de la otra cara, la negativa: la de los patrocinadores de ciertas cifras. Nos hallamos, pues, ante un caso tipico de ignorancia inducida. El problema que ahora planteamos es de tipo numerico (aunque las interpretaciones de las frias cifras sean muchas veces interpretaciones febriles), y por eso jugaremos brevemente con los numeros. Se dice que habitamos el mundo unos cinco mil q~inientos millones de personas, y que nos 59

hallamos distribuidas en unas ciento ochenta y cinco franteras estatales. Por otra parte (y ahora los cal.culos son poco dignos de credito porque ningun organismo cultural internacional se ha tornado la molestia de establecerlos), se afirma que el numero de lenguas del mundo se situa en torno a las cuatro mil; aunque algunos elevan la cifra hasta mas alia de las seis mil. Este margen escandaloso tiene causas diversas. La indiferencia a que nos acabamos de referir es una de ellas; pero tambien las difi.cultades que existen para tomar unas tijeras hipoteticas que permitan decidir que es una lengua (diferente de las otras) y que es un dialecto (por cierto: algunos secesionistas, gentes barbaras e incultas en lo que concierne a la Lingiiistica, conservan ocultas estas tijeras magicas, y componen con elias los mapas de las lenguas con una seguridad que solo es comparable con su estulticia). Dos operaciones muy simples no.s permitiran centrar el problema. El total de la poblaci6n humana, dividido por cuatro millenguas, nos da 1.375.000 hablantes para cada una de ellas, en terminos absolutos. Y si dividimos el numero de lenguas por el de los estados (185) el resultado es de 21'6 lenguas por estado (tambien en terminos absolutos), cosa que hara temblar de indignaci6n a los amantes y militantes del monolingiiismo que, si por regla general, tienen tendencia a aceptar una sola lengua para cada estado, severian abocados a borrar de un plumazo las restant~s tres mil ochocientas quince lenguas. Pero, incluso desde el punto de vista del monolingiie militante, ciento ochenta y cinco lenguas (una por estado) son demasiadas: su mal menor, ante la imposibilidad factual de reducirlo todo a una sola lengua, sera aceptar por fuerza las diez 0 doce con mas hablantes (aunque el ya tenga suficiente con la suya y siga considerando caprichoso que otros mantegan en vigor tantas y tan peregrinas hablas). 60

Sigamos con los guarismos. En el presente, los datos sobre el numero de hablantes de cada lengua son oscilantes, si nos atenemos a las estadisticas, porque, en general, se basan en censos antiguos que, en el mejor de los casos, h"!-n sido extrapolados con la finalidad de obtener una pintura mas fiable y actualizada del panorama lingiiistico. Con todo, hay que tener en cuenta que en algunas zonas del mundo la explosion demografica es fortisima, mientras que en otras se da una tendencia al crecimiento cero. Asi pues, vamos a confeccionar unas listas de hablantes (de mayor a menor numero), tamando las cifras de tres obras relativamente recientes: en la primera columna figuran las de Les langages de l'humanite (Paris, 1983), de Michael Malherbe; en la segunda, las de Langue et societe (Quebec, 1986), de Jacques Lecrerc, yen la tercera las del Compendium of the World's Languages·(Londres, 1991), de George L. Campbell; y tomaremos como punto de referenda para el orden los datos de esta Ultima obra (por descontado que se expresan en millones de hablantes). LENGUA

MALHERBE-83

LECLERC-86

Chino Ingles Espaflol Hindi Ruso Bengali Arabe Portugues Japones Aleman Frances Italiano Coreano

700 320 190 280 160 125 130 130 110 90 70 65 52

632 352 263 250 194 150 150 132

117 120 80 66 59

CAMPBELL-91

1200 350 300 225 160 165 150 125 120 90 71 60 60

61

He aqui algunas lenguas cuyo numero de hablantes supera la cifra de cincuenta millones. Pero bajemos ahara, de golpe, a anotar unas pocas que se situan entre los quince y los cinco . millones: LENGUA Hungaro Checo Bulgaro Quechua Nepali Catalan

MALHERBE-83 12 10 9 10 8 6'5

LECLERC-86 13 11 9 10 10 8

CAMPBELL-91 . 14 10 8 8 8 6

Y ahara solo cuatro por debajo del mill6n: LENGUA Nahua Euskera Gales Navajo

MALHERBE-83

0'8 0'8

LECLERC-86

CAMPBELL-91

0'6 0'1

Finalmente, las cifras de algunas lenguas con un numero aun mas reducido de hablantes: ellap6n (35 .000), el dacota o siu (20.000), el cheroqui (10.000), el havayan o (7.500), el fox (5.000) ... Y todavia hay en el mundo lenguas que cuent an con unos pocos centenares de hablantes -e incluso con unas pocas docenas- que son usadas por la generaci6n delos ancianos y, en consecuencia, condenadas a la desaparici6n (se estima que en los pr6ximos dos o tres decenios algo semejante le puede suceder a al inenos unas dos millenguas). Como afirma reflexiva y sabiamente Juan Carlos Moreno, cuya propuesta sabre los nombres de las lenguas del mundo seguiremos fielmente en esta obra: «Hoy dia que tanto se habla de las especies animales en peligro de extinci6n, que 62

constituyen una l6gica causa de preocupaci6n en las personas amantes de la naturaleza, parece obligado abogar por la gran cantidad de lenguas y culturas que estan a punta de desaparecer ante el empuje de los imperialismos lingiiisticos, econ6micos y culturales.» Respecto a las tablas anteriores, se habra podido comprobar que las diversas cifras rara vez coinciden entre si. Practicamente hay unanimidad en casos como el checo; hay una concordancia aproximada en lo que concierne al italiano; pero hay diferencias sorprendentes en cuanto se refiere al hindi, debidas sin duda a las dificultades de los censos. Por otra parte, ante las oscilaciones del ingles, del espaiiol y del ruso, cabe seiialar que las diferencias pueden depender de si se considera solamente a los hablantes nativos o si se incluye a la:s personas que tienen estos idiomas como segunda lengua, ya sea por elecci6n o por imposici6n hist6rica: con demasiada frecuencia los contables de las lenguas millonarias actuan como ciertos leucocitos que fagocitan estadisticamente a las lenguas «pequefias», defendiendose de no se sabe que peligro inminente. Tenemos un paradigmatico ejemplo de ello en «Los alegres guarismos de la demolinguistica», conferencia que Gregorio Salvador pronunci6 el afio 1983, recogida en ellibro Lengua espanola y lenguas de Espana (1987). Su autor quiere someter a examen la famosa cifra de los trescientos millones de castellanohablantes y, tras pasar revista al desajuste numerico, da como cifra orientativa la correspondiente al «numero de habitantes del mundo hispanico» (266 millones en 1981; 303 en 1985), sin tener en cuenta que el resultado es sumamente discutible porque es obvio que en sus recuentos el «mundo hispanico» es el mundo de los «estados hispanicos». Mas generosamente todavia, Salvador avizora el futuro y, de la mano de Damaso Alonso, suefia con un afio 2000 en el que quienes hablaran castellano (lengua que debe 63

ser considerada tan buena -o tan lengua, no incurramos en prejuicio- como cualquier otra) llegaran a ser 500 millones. Lo que es inquietante de este juego es que, redondeadas por encima, con generosidad y en proyecci6n de futuro estas cifras de la lengua castellana, el autor pase a examinar «las otras lenguas de Espana» y empiece con las siguientes palabras: «Por supuesto, no voy a hablarles del gaelico, del sindhi o del quicongo, cuyas cifras de hablantes, arriba o abajo, poco nos pueden importar, sino de las otras lenguas de Espana, que esas si que nos interesan y nos afec~an. » Para empezar, es sorprendente que un autor que se considera dialect6logo y sociolingtiista manifieste su desinteres hacia alguna de las lenguas del mundo. El texto hubiese quedado mas limpio asi: «[ ... ] cuyas cifras de hablantes, arriba o abajo, no son ahora materia de examen ... » Sin embargo, la cuesti6n principal no tiene nada que ver con la correcci6n de estilo y por eso tendremos que dilucidar cual es el interes del autor hacia las «otras lenguas de Espana». Le interesan -y le afectan- porque han iniciado procesos de normalizaci6n que, segun el, conducen ala creaci6n de lenguas artificiales o «academicas», alejadas de la viva realidad. Y (_cual es la realidad para Gregorio Salvador? En el caso del euskera, la mutua intercomprensi6n entre unos dialectos que -sigue el autor- son lenguas diferentes. En otros casos, como el gallego, es la lengua viva la que rechaza las artificiosidades normalizadoras. En cuanto al catalan, es considerado un caso aparte: suerte que la regulaci6n de Fabra -se hizo en otros tiempos porque, de lo contrario, las criticas forasteras que recibi6 en su momento tan monumental tarea serian hoy pan corriente, como en los dos casos aludidos. Gregorio Salvador - y que nadie p1ense que quien esto escribe tiene el gusto de conocerle- de vez en cuando afirma cosas muy razonables. Como cuando considera r idicu64

lo crear catedras de «Lengua y Literaturp. valencianas» o de . Podra tener sentido desde la perspectiva econ6mica, de las relaciones transcontinentales, de un intercambia de alta tecnologia o de algunos eventos macrodeportivos, factores todos que frecuentemente sugieren ignorancia sobre las realidades de los pueblos, y propios de personas que ni tan solo hacen el esfuerzo de informarse sobre las lenguas que se hablan en los lugares en los que dejan sus pisadas indelebles. Pero una lengua no es mas que una lengua, y si llega a ser «internacional>> sera a causa de expansiones econ6micas, tecnol6gicas, politicas, colonizadoras ... apoyadas frecuentemente en ejercitos que actuan como embajadores, o con la espada de Damocles de su amenaza. Y tambien se convierte eh «internacional>> una lengua gracias al anzuelo dorado de la «modernizaci6n>> que se vende a los llamados pueblos «primitivos>>para convertirlos en consumidores del emporio imperial. La desigualdad entre los pueblos tiene un indicador linguistico muy evidente: «La identificaci6n de los prestamos lexicos - escribe Junyent- es una buena guia para el conoci-. miento de la historia, especialmente porque son la muestra 10 7

mas palmaria del imperialismo. No hay que profundizar demasiado en este fen6meno para apercibirse de que el tipo de prestamo esta siempre en funci6n de la relaci6n ocupante/ ocupado. El pueblo ocupante puede tomar en prestamo terminos como banana, tomate, etc. ; pero el ocupado recibe muchos mas, especialmente del tipo juez, ley, piensa ... La conclusion no es dificil de extraer: lo que se esta tomando prestado, de hecho, es la producci6n de un pueblo, en un caso, y un sistema social ajeno, en el otro.»

Los ide61ogos de Ia lengua y Ia substituci6n lingiiistica Ante las dificultades que implica la definici6n de lengua, hay quienes son muy expeditivos y afirman, no sin alguna dosis de raz6n, que una lengua no es otra cosa que un dialecto que tiene el apoyo de un ejercito de tierra, mary aire (como ya sugerimos paginas atras). Esta idea podria ser incluso luminosa sino fuera porque le falta un elemento esencial: los ide6logos de la lengua, que son los acompaiiantes imprescindibles de la milicia (real o metaf6rica). Ya tuvimos la ocasi6n de observar el caso paradigmatico del frances, antes y despues de la Revoluci6n; un caso que ha sobrevivido al paso del tiempo y que incluso lleg6 a nuestro siglo y contamin6 a todo un gran linguista como Antoine Meillet, disdpulo, y luego colega, de Ferdinand de Saussure: «En relaci6n con el frances, el bret6n es un instrumento tan rudimentario y tan poco util que ningiln bret6n lucido podria ni siquiera sonar en usarlo como instrumento preferente. Y no se puede decir que la bombilla electrica oprime a la vela de cera; ni tampoco tiene sentido lamentar que la segadora perjudica a la hoz.» S6lo existe un problema: el ilustre Meillet -de quien tantos hemos aprendido tantas cosas utiles- perdi6 de vista que las velas y las ho108

ces no pueden pensar, ni sentir; mientras que los bretones (y todos los que se han encontrado y se encuentran en circunstancias semejantes), si que pueden pensar, y piensan; si que pueden sentir, y sienten. Porque la hoz desplazada existe por si misma; pero la lengua bretona vive (o malvive) porque hay gentes que la hablan. En definitiva, menospreciando ala lengua bretona, Antoine Meillet desdefiaba a sus hablantes. 0 tal vez los amaba tanto que les queria hacer progresar por los caminos esplendorosos de la lengua y civilizacion francesas. Queda pendiente una pregunta: {.por que no invito Meillet a los bretones a que fueran fieles a su propia lengua y, adernas, adquiriesen las ganancias de otras lenguas, entre elias el frances, si asi lo deseaban libremente? A veces, la insensibilidad alcanza cotas escalofriantes. Morris Swadesh, experto en lenguas autoctonas de America, publico en 1946 un estudio sobre las categorias gramaticales de algunas lenguas amerindias. El estudio es un modelo desde el punto de vista de la lingiiistica descriptiva, y en el se afirma, incluso, que lenguas como el navajo, el yana y otras no son, en absoluto, lenguas «primitivas»: todo aquello que se puede expresar en ingles tambien es posible expresarlo en cualquiera de estas lenguas. Hasta aqui, todo funciona muy bien; pero el estudio comenzaba con una lamentacion: estas lenguas se f;!Stan perdiendo. Y {_sabemos por que hay que lamentar su desaparicion? Porque, «condenadas ala extincion, nunca podran ser adecuadamente estudiadas ya que no existe el numero de investigadores sufi.cientemente preparades para registrarlas y describirlas». Y tendriamos todo el derecho del mundo a preguntarnos: {.que se ha hecho de sus hablantes? Claro esta que la insensibilidad de Swadesh era del todo explicable: participo en un proyecto para la integracion lingiiistica de los aborigenes americanos y, lisa y llanamente, de lo que se trataba era de alfabetizarlos en la 109

lengua autoctona para que la abandonasen inmediatamente en favor del ingles. Afirmabamos hace tan solo un momento que ala «definicion» de lengua le faltaba un ingrediente: los ideologos. El poder siempre ha acudido a los ide6logos porque siempre ha necesitado o bien la autojustificacion de las propias acciones (y eso debe de ser porque es dificil suprimir la mala conciencia que se oculta en los rincones del cerebra), o bien el adoctrinamiento, o ambas casas a la vez. Ademas, el poder dificilmente puede basarse en el vacio y, aunque resulte triste decirlo, aprovecha los sentimientos heter6fobos, unas tendencias de odio que tienen en cada uno de nosotros el unico caldo de cultivo imaginable. Y como el poder, que ha aprendido urbanidad, no osa cerrar a cal y canto las bocas de unos hablantes discolos y minoritarios, porque podria provocar reacciones no facilmente controlables, tiene que jugar con los mecanismos de la persuasion. Ahara bien, la gente que de verdad maneja los hilos del poder no ha perdido el tiempo estudiando filosofia; hay otros que lo han hecho en su lugar, sabiendolo o sin saberlo -como apuntaba Chomsky-, consciente o inconscientemente. Bastara con un ejemplo. Pero antes habria que reiterar que no es agradable ni educado seiialar a alguien con el declo. En parte, porque un declo es excesivamente puntual y la gente es sumamente compleja; en parte, tambien, porque no todo el mundo es propenso a recibir criticas por sus palabras, y las criticas pueden desencadenar, incluso, el efecto contrario al que se pretendia. Hace unos aiios, Manuel Alvar publico un escrito titulado Bilingilismo e integraci6n, que algunos han considerado como un ejemplo de Sociolinguistica no precisamente critica hacia ciertas posiciones asimilacionistas, sino mas bien como un producto ideologico (en su sentido peyorativo) y manipulador. Veamos por que. En el escrito de Alvar 110

son frecuentes expresiones tan alejadas de la Lingiiistica (y de la Sociolinguistica) como «lento proceso de quehacer patriotico» para aludir al cambio de lengua y cultura en los paises latinoamericanos; o bien la expresi6n «lengua nacional» para referirse al castellano que hay que imponer a los indios de America. Sino erramos en las interpretaciones, la tesis fundamental del escrito de Alvar es esta: las lenguas indigenas americanas son un factor de aislamiento y de retraso porque el progreso, en aquellos paises, se expresa en la lengua «nacional»; en consecuencia, es preciso que los·hablantes de las lenguas indigenas cambien al castellano para que de esta forma se produzca la integraci6n. Ahora bien, y siguiendo las propuestas de Swadesh, Alvar sugiere que se tendra que hilar muy fino en el proceso de substituci6n: sera necesario alfabetizar ala poblaci6n aut6ctona en su propia lengua, porque muchos de ellos no saben castellano; eso si, una vez alfabetizados, habra que conducirlos hacia la lengua castellana: «saber la lengua vernacula escrita es, a la vez, un paso decisivo ala total alfabetizaci6n en castellano». Sin embargo, sera forzoso justificar la necesidad de este cambio, porque de lo contrario pareceria un trabajo doloroso y gratuito; una imposici6n pura, simple y sin raz6n alguna. La excusa quiere ofrecerse como benefactora: como la enseiianza a todos los niveles en las lenguas aut6ctonas le parece inviable al autor, «no queda, pues, otra soluci6n que instruir a los indigenas en la lengua nacional para acceder -a traves de ella- hasta los mas altos niveles de instrucci6n». De buenas a primeras, la autojustificaci6n parece muy clara: se trata de salvar al salvaje, de liberarlo del primitivismo y la miseria, de «romper las estructuras que mantienen marginadas a ciertas comunidades». Pero las intenciones benefactoras dejan pronto el paso franco a unos objetivos que no se saben o no se pueden di111

simular: «Es necesario que las cosas sean asi, para mejora de gentes que viven en estado de miseria y para el desarrollo equilibrado de naciones en marcha, que no pueden caminar con el lastre de cientos de miles de personas ajenas a la obra que la colectividad ha emprendido. Las ventajas indiscutibles y -ya- insoslayables exigen otros sacrificios» (el subrayado es nuestro) . Los sacrificios son, evidentemente, el abandono.de la lengua y cultura propias que, eso si, «no se extinguen por completo, sino que dejan -como adstrato- algunos elementos que condicionan a la lengua que se impone o -como substratotienen ecos para siempre en la entonaci6n yen la fonetica». Suena aparentemente hermoso: las lenguas americanas no tendr.:in otro remedio que morir; pero dejaran alguna huella en la lengua triunfadora. ;,Verdad que alguna vez hemos leido el hermosa soneto de Quevedo (sensible y sagazmente editado por Jose Manuel Blecua) que comienza «Cerrar podra mis ojos la postrera I sombra que me llevare el blanco dia»? Este soneto, cuyo titulo es «Amor mas poderoso que la muerte», es un prodigio gramatical. Con la reiteraci6n de las construcciones concesivas, Quevedo expresa todo aquello que sobrevivira, pese ala acci6n devastadora de la Hora inevitable. El endecasilabo final produce escalofrios: «polvo seran, mas polvo enamorado». y esta es la cuesti6n para Alvar: las lenguas amerindias sobreviviran en la otra orilla, dejaran sus resonancias amorosas en la lengua «nacional»; lo que es absolutamente cierto es que seran polvo, la ceniza consecutiva al sacrificio. Claro esta que la obra emprendida por la colectividad asi lo justificaba y, ademas, si alguien sentia remordimientos de conciencia, habria de saber que substituciones como esta ya se habian producido antes: «La situaci6n de la estructura colonial no hace sino crear una nueva ordenaci6n de los grupos, pero la division de los grupos venia desde mucho antes. En 112

Ultima instancia, los aztecas no eran otra cosa que un pueblo conquistador, que tenia bajo tributo a otras 371 tribus y poblados, poco propicios al yugo que se les imponia. Lo que ocurre es que, igual que los nahuas marginaron a las otras culturas, la azteca fue marginada por la conquista.» Paginas atras avanzamos un esbozo interpretative del escrito de Alvar. Ahora se trata de modificarlo a la vista de unos materiales que hemos sacado -era forzoso- de su contexto; pero que vistas en su lugar de origen, y como parte del discurso global, todavia resultan mas estremecedores. Hemos llegado al final del camino: lo que conviene es sacrificarse para la construecion del estado. No parece importar la gente, sus culturas y sus lenguas; no hay que pedirles su opinion para saber si quieren incorporarse a las grandes empresas colectivas. Hay que incorporarlos, de grado o por fuerza, para que el estado navegue con vientos favorables. Por sino lo sabiamos, la victoria es para el mas fuerte.

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EPILOGO

Una nueva educaci6n lingiiistica; una nueva educaci6n

«La educaci6n debe estar siempre al servicio de la diversidad lingilistica y cultural, y de las relaciones armoniosas entre las diferentes comunidades lingiiisticas de todo el mundo.• Declaracion Universal de Derechos Lingiifsticos

En mas de un momento, a lo largo de estas reflexiones, hemos tenido que denunciar la irreverencia de unas opiniones y propuestas que menospreciaban a lenguas y hablantes. En nombre de las grandes empresas se han querido eliminar (y se han eliminado) realidades naturales variadas y se ha aconsejado a los poderes para que asi lo hiciesen. Bueno seria que todo el mundo tomase nota precisa de las palabras de Popper: «Si se quiere que progrese el crecimiento de la raz6n y que sobreviva la racionalidad humana, entonces jamas tendremos que inmiscuirnos en la variedad de los individuos y de sus opiniones, fmalidades y prop6sitos (excepto en casos extremos en que la libertad politica se halle en peligro). Incluso las llamadas a una tarea comun (que tanto satisfacen desde el punto de vista emotivo), aunque se trate de una tarea excelente, no son sino llamadas para que se abandonen las diferentes opiniones eticas, para que se abandonen las criticas mutuas y los debates que estas opiniones generan. Al fin y al cabo, son llamadas con las que se pretende que renunciemos al pensamiento racional.» Por desgracia, la historia de la humanidad es, en muchos casos, la historia de las «tareas comunes»; de unas empresas 115

exorbitantes que se han caracterizado por el olvido y el sacrificio sistematicos de los individuos. Una interpretacion verosimil del devenir humano nos diria, con toda probabilidad, que los humanos no hemos mostrado excesiva ternura los unos para con los otros. Asi, el decurso historico de los pueblos y de los contactos entre los pueblos podria ser en tendido como una larguisima historia de presiones y opresiones, una lucha irracional en que el mas fuerte ha anulado (o ha intentado anular) al mas debil, al mas educado, al que habia apostado menos por la fuerza, al que tenia menos ansias expansionistas. Pero esta historia todavia continua, porque en unos tiempos en los que nos vanagloriamos de nuestro grado de civilizacion, los pueblos, las culturas y las lenguas continuan en peligro. En otros tiempos, los contactos de un pueblo con los restantes llevo a algunos hacia la teoria de la propia superioridad -como expone Louis-Jean Calvet-, y por esta via se quisieron justifi.car las colonizaciones. Hoy todo es mas sutil y la «civilizacion» es, en muchos casos, una nueva forma de colonizacion a escala planetaria. Porque en lugar de promover el bienestar, el equilibrio de la riqueza, la cultura de liberacion y el respeto mutuo, se promueven constantemente las desigualdades entre los pueblos y el espiritu de competitividad y agresividad entre los individuos. Y la civilizacion es asociada una y otra vez con un grado de desarrollo tecnico tal que la presion de un declo sobre un boton podria desencadenar los complejos mecanismos de bombas perfectamente orientadas. La historia de la vida y de la muerte de las lenguas corre en paralelo con la historia de los dominadores y de los dominados: «En una situacion puramente natural -escribe Oscar Uribe-, cuando los hablantes de dos lenguas distintas seencuentran y desean comunicarse entre si, usan uno de varios procedimientos de aproximacion que no hay por que detallar. 116

Pero, fuera de esas situaciones en que el lenguaje es puro y simple expediente para la comunicacion, se suele hacer del lenguaje un simbolo del poder de un grupo o de unas sociedades formadas por hablantes de idiomas, de dialectos ode modalidades lingiiisticas diferentes. Esto explica el que haya grupos que traten de imponerles a otros su idioma, tanto dentro de las situaciones internas como en las internacionales, y que el multilingiiismo de un pais revele el delicado equilibria politico de los diversos grupos que en el conviven, asi como el multilingiiismo mundial revela el equilibria politico presente y la pasada historia politica de las diversas sociedades en el ambito internacional.» Por esta razon hay lenguas que crecen (y no a causa de un aumento repentino de la natalidad) y lenguas que mueren (y no porque los hombres y las mujeres hayan dejado de quererse). Ypara lograr que una lengua desaparezca noes necesario asesinar a sus hablantes; no hay que hacer aquello que denunciaba el informe de la Escuela de Berkeley sobre el paso de veinticinco millones de mexicanos autoctonos a un millon, en tan solo el tiempo que va desde principios del xvr a finales del mismo siglo. Noes necesario ir tan lejos. Basta con la persuasion, con la extension de los prejuicios y con la promocion de la desigualdad: hay lenguas mas y menos cultas, mas y menos internacionales, mas y menos progresistas. Es preciso luchar contra la promocion de la desigualdad y es positivo promover el igualitarismo, tanto en los niveles generales como en el caso concreto de las lenguas. · Gabriel Ferrater hablaba asi del prejuicio de la desigualdad: «La persona medio culta recae constantemente en lo que Leonard Bloomfield llamaba las reacciones secundarias y las reacciones terciarias ante el lenguaje: las reacciones secundarias son simplemente las preconcepciones inverificadas, y las terdarias son los accesos de colera histerica cuando ellingiiista las 117

somete a verificaci6n y descubre que son falsas. El ejemplo clasico (mencionado por el propio Bloomfield) es el del colono en Africa, o simplemente el veraneante en una aldea de montana, que vuelve contando que los negritos o los labriegos no disponen mas que de un par de centenares de palabras para entenderse (y algunos anaden que no llegarian a entenderse si no completaran el habla con la gesticulaci6n, lo cualles impide hablar a oscuras), y que se sale de madre cuando ellinguista le certifica que todo ser humano dispone de un caudallexico sensiblemente igual al de los profesores de universidad.» Perrater y Bloomfield son dos testimonies mas del espiritu critico que conviene ejercitar contra las imposturas, contra la idea de que hay lenguas buenas y lenguas malas, contra la promoci6n de una ignorancia que incluso nos llevaria a creer que hay lenguas, culturas y etnias que todavia estan caminando (y muy lentamente) hacia la humanizaci6n. Sin embargo, no solo se produce el desprecio hacia unas lenguas en relaci6n con otra u otras lenguas. Tambien en el seno de una de estas se promueven supuestas diferencias cualitativas y el.rechazo de unas variedades genuinas consideradas como inferiores al resto. Ante esta situaci6n, es especialmente doloroso el silencio de muchos lingiiistas: «Por lo que sabemos -denuncian Newmeyer y Emonds- ningun linguista ha tenido en consideraci6n las posibles implicaciones racistas, o contra la clase obrera, cuando se defiende que una clase social ha de modelar su forma de hablar de acuerdo con otra. Algunos han suavizado las cosas al proponer que el ingles no estandar sea usado en la escuela elemental, y otros, como Labov, han hecho lo posible para aligerar la carga impuesta al alumno negro; pero ninguno de ellos ha renunciado al objetivo final de modelar al hablante no estandar segun los patrones del «estandar» (por supuesto que seria objeto de mofa aquel que propusiese que los hablantes de las cla118

ses dominantes inglesas modelasen su manera de hablar por deferencia ala clase trabajadora). En resumidas cuentas, que nuestra sociedad no permita que cada individuo hable su propia variedad del ingles, sin que esto implique una lacra social, es cosa que no ha sido criticada por los lingiiistas; ni los lingiiistas han luchado para extirpar de raiz la lacra, y no los dialectos». Lo que significa que el rechazo de la diversidad no solo se produce entre lenguas diferentes, sino tambien respecto de las variedades geograficas y sociales interiores. La avaricia es inconmensurable y, en estos casos, la glotofagia no conoce limites: el sistema escolar, por un lado, y la promoci6n del ridiculo, por otro, seran los intrumentos de un poder que ha aprendido urbanidad, que ya no quiere colonizar, que solamente «civiliza» y libera al pueblo de la barbarie. (. Caminamos hacia un futuro sin colores y sin los matices de cada color? Hay que reconocer la diversidad, y la profunda unidad que en ella se esconde y que hace posible el esplendor de la riqueza humana, de una humanidad en la que nadie tiene el derecho de valer y ser mas que cualquier otro y donde nadie podra jamas aducir razones legitimas para pisotear a sus semejantes y a todo aquello que es obra de los humanos: sus culturas y sus lenguas, muy especialmente. En un mundo en que la realidad es desigual hasta limites lacerantes, vale la pena apostar por la utopia del igualitarismo y del humanismo; apostar por una nueva educaci6n integradora capaz de superar la «tolerancia» en favor de la convivencia. La «tolerancia» supone que somos realmente los buenos y que a los demas, que se comportan al margen de nuestras normas, les permitimos graciosamente vivir a su aire, porque somos tan generosos que incluso podemos admitir las excentricidades. Una nueva educaci6n ha de apostar por el igualitarismo; ha de asumir sin reticencia alguna que el mundo es de todos los que compartimos el tesoro de una evoluci6n que nos ha situado en la punta finisima 119

de una fiecha que nose detiene. Entre tanto, en el camino de la utopia, habra que edificar los refugios de la tension para aprender a vivir rechazando los simplismos, los esquemas bipolares, el maniqueismo y los prejuicios. Habra que aprender a resistir la mala educaci6n (la propia y la ajena), y habra que luchar contra las dukes persuasiones del poder, desoyendo la gracilidad de los cantos de sirena. Aprenderemos a vivir hicidos, acaso libres.

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