LOS GRANEROS DEL FUTURO

LOS GRANEROS DEL FUTURO WILLIAM OSPINA ¿Cómo cobrar en Colombia cada deuda de una violencia de 50 años, sin terminar si

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LOS GRANEROS DEL FUTURO WILLIAM OSPINA

¿Cómo cobrar en Colombia cada deuda de una violencia de 50 años, sin terminar siendo parte de esos mismos bandos que sembraron el caos y quieren que nos eternicemos en él? Lo que enseña nuestra historia es que es inútil linchar a los responsables si no se corrigen por fin las grandes causas del conflicto. Siendo un argumento veraz puesto que esta tesis nos ubica que la posición de William es contraria a la de los mandatarios del gobierno colombiano, que ha causado los problemas y guerras, por el descuido del pueblo, generando, explotación, narcotráfico, guerrilla, e inseguridad, en los campesinos de nuestro país. Pero sin dejar de lado la solución que sería no quedarnos callados, no tomar bandos sino, permanecer unidos, informarse y abrirle los ojos al gobierno con diferentes estrategias, sin buscar venganza, recibiendo el castigo y recomenzar. Lo cual es un argumento muy realista. Puesto que se nota, que lo investigo a fondo, cada premisa, para poder llegar a una conclusión que el mismo ha podido expresar con sus propias palabras, sabiéndose expresar de una forma fácil de entender, también usando recursos como el ethos, puesto que esos argumentos bien especificados, utilizados y bien referentes hacen posible una lectura agradable, poco tediosa, fácil de entender y captar, lo que William quiere transmitir a sus lectores. En general el autor nos hable que Las guerrillas fueron fruto de la irresponsabilidad del Estado colombiano, que no fue capaz de impedir la inmolación de 300.000 campesinos de impedir que un puñado de hombres valientes y rencorosos se convirtieran en una guerrilla implacable, cada día con menos escrúpulos, y la guerra hizo el resto. Tenía que haberlos escuchado y comprendido a tiempo, pero los políticos desde sus curules en un Congreso infame, que siempre legislaba mal sobre asuntos agrarios porque era un Congreso de terratenientes, alentaron con su veneno esa guerra Entonces empezó la guerra irregular, a la que solo llamamos guerra porque no tenemos otro nombre. La estúpida guerra de las drogas, que volvió criminal la agricultura de subsistencia, depravó el comercio, alentó la rapiña de los traficantes y convirtió el ejercicio de surtir el ávido mercado de los consumidores del llamado primer mundo en una degradación de toda la sociedad. El estado era infinitamente inferior a su deber de ocupar el territorio, de resolver problemas, impedir conflictos, estimular procesos productivos, proteger ecosistemas y salvar vidas por eso Los finqueros se armaban, los empresarios contrataban seguridad privada, el ejército legal prestaba asesoría a los ejércitos ilegales La guerrilla lo hizo y sus adversarios lo hicieron cada vez más; pero no eran Héctor y Aquiles enfrentados, solo quedaba el recuerdo de las degollinas y las decapitaciones de los años 50, Pero de ese Estado balbuciente y cínico que solo garantiza privilegios, que no protege a nadie, todos somos responsables por acción o por omisión, y hay que saber que, mientras no lo reformemos, la principal responsabilidad seguirá siendo nuestra. Es por eso que reformando el gobierno. Parte de la guerra. Acabará, solamente, cuando se rompan los hilos que movieron a todas las fuerzas de ese combate, no por innoble menos doloroso y extenuante. Cuando por fin se corrijan las causas que engendraron tantos monstruos, y se abran de verdad, para millones de seres humanos, los graneros del futuro.

Juan camilo Murcia robles 1102