Lo Comico en Las Psicosis, Donatello

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Lo cómico en la psicosis 11/03/2005- Por Ignacio Donatello Siguiendo la premisa freudiana de que el chiste es solidario de la inscripción del Nombre del Padre, propongo pensar que hay toda una serie de fenómenos graciosos que no implican su operatoria y que se producen dentro del registro imaginario, bajo la forma de lo cómico, de lo “dual”... La Ironía es del sujeto y va contra el Otro, “dice que el Otro no existe, que el lazo social en el fondo es una estafa, que no hay discurso que no sea semblante”. Prosiguiendo con esta línea, otorgaría a la ironía estatuto estructural en la psicosis y tomaría a la comicidad como una expresión imaginaria, en tanto esta última no es exclusiva a una estructura en particular. La comicidad tal como la han entendido Freud y Lacan nos remite a una situación “dual”, un juego imaginario de a dos. Por un lado en el análisis de la comicidad Freud establece que “puede cumplirse con sólo dos personas, una que descubra lo cómico y otra en quien se ha descubierto. La tercera persona a quien se lo comunica refuerza el proceso cómico, pero no le agrega nada nuevo. (...) Nos vimos precisados a situar en lo inconsciente la fuente de placer del chiste; respecto de lo cómico no se avizora ocasión alguna para una localización parecida.” Y por otro lado cuando Lacan lo retoma en el seminario sobre las formaciones del inconsciente, lo elabora de la siguiente manera: “Digamos que ese juego dual es tan solo una preparación que permite la distribución en dos polos opuestos de lo que siempre tiene de imaginaria, de reflejada, de simpatizante, la comunicación...” Retomando, Freud distingue cuatro medios de expresión de lo cómico: la imitación, el disfraz, la caricatura y la parodia. ¿Cómo responde el psicoanálisis frente a “lo cómico” en la psicosis? Siguiendo la premisa freudiana de que el chiste es solidario de la inscripción del Nombre del Padre, propongo pensar que hay toda una serie de fenómenos graciosos que no implican su operatoria y que se producen dentro del registro imaginario, bajo la forma de lo cómico, de lo “dual”. Lo pensado surge trabajando como acompañante terapéutico ante una serie de experiencias vividas con un paciente psicótico (a quien llamare N), en el marco del “Hospital de día” de una institución privada, que durante su proceso de “compensación” realizaba chistes e ironías constantemente. Debido a que con el equipo de trabajo no lo hemos conocido durante su desencadenamiento, estas situaciones nos han llevado a cuestionarnos el diagnóstico de este sujeto en diferentes ocasiones. Si bien excede el marco de este trabajo realizar una reseña de todo el proceso de este tratamiento e incluso dar cuenta de su diagnóstico estructural, sabemos que en un primer momento N no podía quedarse en el espacio del Hospital, agredía verbalmente a los psiquiatras frente a cualquier hecho y realizaba constantes destrozos en el ámbito. Cabe resaltar que N, por política de esta institución asistía a una terapia grupal, pero no a una terapia individual. Una vez que se inició el trabajo de acompañamiento bajo el imperativo de dar lugar a la singularidad del sujeto, N comenzó primero a hablar de los defectos de la institución, luego siguió con los chistes, momento en que fueron cediendo los actos agresivos y en el último tiempo se pudo quedar en el hospital y sostener este espacio. Por esta época N, comenzó a escribir cuentos y poesías de gran riqueza cínica, y a demandar una terapia exclusiva para él. Se puede pensar que sus comentarios graciosos se dieron en distintos momentos y giraron alrededor de diferentes temáticas, en un primer momento en que se refería básicamente en torno a la burla de la figura de los psiquiatras responsables de la institución y en un segundo momento en que se desplazó hacia los compañeros de hospital y a personajes televisivos y la temática comenzó a girar en torno a la sexualidad. Voy a tomar para análisis uno de los tantos de la primera etapa: “Te tiro una me dice N, el psiquiatra X es igual a Zoidber”: N me explica que este es un personaje de Futurama, una serie de dibujos animados de donde proviene este extraterrestre naranja con cara de pulpo, medico cirujano y amante de la vida marginal; que come residuos y llora constantemente su

desgraciada vida, y que demuestra que no sabe nada de medicina humana. Solo tras mi reacción de sorpresa y mi sonrisa, N estalla en carcajadas. ¿Cómo entender este fenómeno?, ¿Cómo poder conceptualizarlo? Al tratarse de un sujeto de estructura psicótica, estos dichos no poseen el valor de chiste, ya que para que un dicho tenga valor de chiste en necesario la inscripción del significante del Nombre del Padre. La función de este significante que representa la ley y consiente la excepción, es de acoger el chiste en el Otro, sancionarlo como tal y anudarlo a la significación fálica. Pero, otra manera en la que se podría pensar este fenómeno es bajo la perspectiva de lo cómico y de la ironía, tal como la entiende J-A Miller: “la ironía es la forma cómica que toma el saber que el Otro no sabe, es decir, como el Otro del saber no es nada”[1]. La Ironía es del sujeto y va contra el Otro, “dice que el Otro no existe, que el lazo social en el fondo es una estafa, que no hay discurso que no sea semblante”[2]. Prosiguiendo con esta línea, otorgaría a la ironía estatuto estructural en la psicosis y tomaría a la comicidad como una expresión imaginaria, en tanto esta última no es exclusiva a una estructura en particular. La comicidad tal como lo han entendido Freud y Lacan nos remite a una situación “dual”, un juego imaginario de a dos. Por un lado en el análisis de la comicidad Freud establece que “puede cumplirse con sólo dos personas, una que descubra lo cómico y otra en quien se ha descubierto. La tercera persona a quien se lo comunica refuerza el proceso cómico, pero no le agrega nada nuevo. (...) Nos vimos precisados a situar en lo inconsciente la fuente de placer del chiste; respecto de lo cómico no se avizora ocasión alguna para una localización parecida.”[3]. Y por otro lado cuando Lacan lo retoma en seminario sobre las formaciones del inconsciente, lo elabora de la siguiente manera: “Digamos que ese juego dual es tan solo una preparación que permite la distribución en dos polos opuestos de lo que siempre tiene de imaginaria, de reflejada, de simpatizante, la comunicación...”[4] Retomando, Freud distingue cuatro medios de expresión de lo cómico: la imitación, el disfraz, la caricatura y la parodia. El ejemplo se puede pensar como una parodia de la figura del psiquiatra, y se puede ver como se establece el pasaje del semblante a la imagen, donde la autoridad es degradada por medio de esta deformación superpuesta, a la figura de un semejante. La parodia le inventa una imagen que se sostiene en otras representaciones, que permite esta permutación imaginaria, del solemne médico al pulpo marginal. Aquí lo cómico posee características de insulto a lo jerárquico, donde se rebaja al Otro del saber medico a una imagen absurda. Recordemos que en un primer momento el Otro del saber psiquiátrico era objeto de insulto y cobraba un tinte persecutorio, pero por esta operación N lo desinviste, lo deshumaniza y se impone frente a él. El Otro no sabe dice N y él lo asegura. Este Otro gozoso se le imponía con el saber y lo asfixiaba a fuerza de psicofármacos, dejando poco espacio para la singularidad de este sujeto y en la cual la única escapatoria era por la vía de salirse del lugar con violencia y agresión. Por este recurso este Otro cae a una irónica imagen desvirtuada y soportable para N. Se podría pensar mi posición siguiendo lo que dice Freud, como el lugar del tercero que escucha, que abre la posibilidad que N se exprese y que refuerza el proceso cómico pero que no agrega nada nuevo. Que acoge el decir de N y con mi sonrisa brinda un soporte imaginario para intentar civilizar algo de este goce insoportable que le retorna del Otro; posibilitando que él con sus propias herramientas dé y deje un testimonio en este proceso que va de la burla a la escritura, de cómo él se defiende contra lo real del goce. Retomando la pregunta de cómo responde el psicoanálisis opino que, siguiendo la subjetividad de N, en este caso responde con una sonrisa. Ignacio Donatello [email protected]

Bibliografía: J-A Miller “La ironía” en Revista uno por uno Número 34. Freud S. “El chiste y su relación con lo inconciente” Obras completas ED. Amorrourtu

Lacan J. “El seminario 5, Las formaciones del inconsciente ” ED. Piadós

J-A Miller “La ironía” en Revista uno por uno Número 34. J-A Miller, ídem. [3] Freud S. “El chiste y su relación con lo inconciente” Obras completas ED. Amorrourtu [4] Lacan J. “El seminario 5, Las formaciones del inconciente ” ED. Piadós [1] [2]

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