Lesiones Deportivas

INSTITUTO LEONARDO BRAVO LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA ACTIVIDAD FISICA Y EL DEPORTE MATERIA: LESIONES DEPORTIVAS Y RE

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INSTITUTO LEONARDO BRAVO LICENCIATURA EN CIENCIAS DE LA ACTIVIDAD FISICA Y EL DEPORTE

MATERIA: LESIONES DEPORTIVAS Y REHABILITACIÓN

PROFR. JUAN CARLOS DOMINGUEZ FIGUEROA No. 109

ALUMNO: HÉCTOR CARDENAS ESTRADA

8. LESIONES DEPORTIVAS POR ZONAS CORPORALES Y DEPORTES

8.1 EL PIE En algún momento u otro, todos hemos tenido una lesión menor de los dedos del pie, de los pies o de los tobillos que provocó dolor o hinchazón. La mayoría de las veces, los movimientos del cuerpo no causan problemas, pero no es sorprendente que se presenten síntomas debido al desgaste cotidiano, el uso excesivo o una lesión.

Las lesiones de los dedos del pie, de los pies o de los tobillos ocurren más comúnmente durante: 

Deportes y actividades recreativas.



Tareas relacionadas con el trabajo.



Trabajos o proyectos en el hogar.

En los niños, la mayoría de las lesiones de los dedos del pie, de los pies o de los tobillos ocurren durante la práctica de deportes, durante los juegos o por caídas. El riesgo de tener una lesión es más alto en deportes con salto, como el básquetbol, o en deportes con cambio rápido de dirección, como el fútbol o el fútbol americano. Cualquier lesión en un hueso que se encuentre cerca de una articulación podría lesionar la placa de crecimiento (fisis) de un niño, y necesita ser evaluada.

Determinados deportistas, como bailarines, gimnastas o jugadores de fútbol o básquetbol, tienen un mayor riesgo de tener lesiones de los dedos del pie, de los pies o de los tobillos. Los adultos mayores corren un riesgo mayor de lesiones y fracturas debido a que pierden masa muscular y fuerza ósea a medida que envejecen. También tienen más problemas de vista y de equilibrio, lo que aumenta su riesgo de lesiones.

La mayoría de las lesiones menores sanan por sí solas y, por lo general, lo único que se necesita para aliviar los síntomas y fomentar la sanación es tratamiento en el hogar.

Lesión repentina (aguda) Una lesión aguda puede ocurrir a causa de un golpe directo, una lesión penetrante, una caída o al torcerse, sacudirse, trabarse o doblarse una extremidad en forma anormal. El dolor

podría ser repentino e intenso. Podrían desarrollarse moretones e hinchazón poco después de la lesión. Las lesiones agudas incluyen: 

Moretones (contusiones) . Después de una lesión de tobillo, los moretones podrían extenderse a los dedos de los pies por el efecto de la gravedad.



Heridas punzantes . Los objetos afilados, como clavos, tachuelas, picahielos, cuchillos, dientes y agujas pueden causar heridas por punción. Estas aumentan el riesgo de infección pues son difíciles de limpiar y constituyen un lugar cálido y húmedo para que crezcan las bacterias. La bacteria Pseudomonas es una causa común de infecciones cuando una herida punzante ocurre a través de la suela del calzado deportivo.



Lesiones en los ligamentos que brindan soporte a las articulaciones.



Lesiones en los tendones , como tendones desgarrados en el talón ( tendón de Aquiles ). Es posible que los niños y adolescentes de entre 8 y 14 años tengan una afección conocida como enfermedad de Sever, que causa lesiones en el hueso en crecimiento donde se conecta el tendón de Aquiles. Por lo general, esto ocurre cuando se realiza actividad y se alivia con tratamiento en el hogar.



Lesiones en articulaciones ( esguinces ). Si el esguince no parece sanar, podría presentarse una afección conocida como osteocondritis disecante , que causa síntomas persistentes.



Tirones musculares ( distensiones ). Los músculos del pie y del tobillo se pueden distender y también se pueden desgarrar.



Huesos rotos ( fracturas ), como una fractura del dedo del pie .



Un hueso fuera de lugar ( dislocación ).



Lesiones por aplastamiento, que pueden causar síndrome compartimental .

Lesiones por uso excesivo Las lesiones por uso excesivo ocurren cuando se ejerce demasiada tensión en una articulación o en otro tejido, a menudo al "hacer en exceso" una actividad o al repetir la misma actividad una y otra vez. Las lesiones por uso excesivo incluyen: 

Bursitis retrocalcánea , que es la inflamación de la bursa. Esta afección causa hinchazón y sensibilidad en la parte posterior del talón y del tobillo. Por lo general, el dolor empeora al usar zapatos y cuando se realiza una actividad, y mejora durante el reposo.



Tendinitis o tendinosis (tendinopatía) de Aquiles , que es la degeneración de tejidos blandos en el tendón de Aquiles y alrededor de él, que conecta los músculos de la pantorrilla al hueso del talón.



Fractura por estrés , que es una fisura muy delgada en el hueso .



Fascitis plantar , que es una inflamación de la fascia plantar, un ligamento ancho y plano en la planta del pie que se extiende desde la parte delantera del talón a la base de los dedos de los pies y ayuda a mantener el arco del pie.



Metatarsalgia, que es dolor en la parte frontal del pie o antepié.

La porción ósea del pie puede dividirse en tres partes: 

Tarso, con siete huesos siendo, de atrás a delante el calcáneo, el astrágalo, el navicular, el cuboides y tres cuñas (primera o medial, segunda o intermedia y tercera o lateral)



Metatarso, con cinco huesos largos, que se disponen de dentro afuera con los nombres de primero, segundo, tercero, cuarto y quinto.



Falanges, con catorce huesos. Se conocen con los nombres de primera o proximal, segunda o media y tercera o distal o ungueal.



El retropié está compuesto por el astrágalo y el calcáneo o talón. Los dos huesos largos que componen la pierna, la tibia y el peroné, se conectan con la parte superior del astrágalo para formar el tobillo. Tiene función estabilizadora.



La parte media del pie está formada por cinco huesos irregulares: cuboides, navicular, y tres huesos cuneiformes, los cuales constituyen los arcos del pie, que sirve como un amortiguador. La parte media del pie está conectada con el antepié y el retropié mediante músculos y la fascia plantar. Esta parte tiene una función rítmica ya que los huesos que la forman actúan de forma sincrónica.



El antepié se compone de los cinco metatarsianos que forman el metatarso y las falanges del pie. Al igual que los dedos de la mano, el dedo gordo tiene dos falanges (proximal y distal), mientras que el resto de los dedos tienen tres falanges. Las articulaciones entre las falanges se llaman interfalángicas y las que existen entre el metatarso y las falanges se denominan metatarsofalángicas. Su función es dinámica.



La parte superior o dorsal del pie se llama empeine y la inferior planta. El pie se mueve en relación a la pierna con el auxilio de músculos extensores y flexores. Los primeros, que constituyen la pantorrilla, se insertan en la extremidad posterior del calcáneo por

medio del tendón de Aquiles. Los segundos están situados delante de la pierna. Existen, además, músculos elevadores que hacen girar el pie hacia fuera o hacia dentro.

El pie humano está formado por tres arcos que constituyen una bóveda, dos arcos longitudinales y un arco transversal que están mantenidos por las formas entrelazadas de los huesos del pie, los ligamentos y los músculos. La ligera movilidad de los arcos cuando el peso se aplica y se retira del pie hace que el caminar y el correr sean más económicos en términos de energía.

El arco interno es el más largo y alto mientras que el arco externo tiene una longitud y altura menor a las del arco interno. Por último, el arco anterior cuyos puntos de apoyo son la cabeza del primer y quinto metatarsiano. La excesiva tensión en los tendones y ligamentos de los pies puede dar lugar a arcos caídos o pies planos. El arco externo se compone de posterior a anterior por: calcáneo, cuboides, quinto metatarsiano y la falange del quinto dedo. El interno lo forman astrágalo, escafoides, primera cuña, primer metatarsiano y falange del primer dedo

8.2 TRAUMATISMO DE LA PIEL; CONTUSIONES, DISTENCIONES

Una lesión es un daño que ocurre en el cuerpo. Es un término general que se refiere al daño causado por accidentes, caídas, golpes, quemaduras, armas y otras causas. En los Estados Unidos, todos los años millones de personas sufren de lesiones. Estas lesiones pueden ser menores o severas y poner en peligro la vida. Pueden ocurrir en el trabajo o en el juego, en espacios interiores o exteriores, al conducir un vehículo o al caminar por la calle.

Las heridas son lesiones que rompen la piel u otros tejidos del cuerpo. Incluyen cortaduras, arañazos y picaduras en la piel. Suelen ocurrir como resultado de un accidente pero las incisiones quirúrgicas, las suturas y los puntos también causan heridas. Las heridas menores no suelen ser serias, pero es importante limpiarlas bien. Una contusión es una lesión traumática que se produce por golpe, compresión o choque sin que haya pérdida de la solución de continuidad de la piel o de las mucosas (éstas ceden sin romperse, debido a su elasticidad).

La gravedad de la contusión dependerá de la intensidad del traumatismo o golpe que la origine. En general, exceptuando las craneales, que son las más graves, porque ocasionan un estado de conmoción, suelen revestir escasa importancia y su signo más característico es la rotura de los vasos de la dermis que se traduce en pequeñas lesiones hemorrágicas.

Clasificación Una clasificación de las contusiones es la siguiente:

Contusiones mínimas. Se producen como resultado de un pequeño golpe y su consecuencia es un enrojecimiento de la zona afectada (por vasodilatación), es decir, hay una pequeña lesión de los vasos sanguíneos. No se produce ni desgarro ni alteración de planos profundos. Contusiones de primer grado. Dan como resultado lo que se conoce por equimosis o cardenal. En ellas se produce la ruptura de pequeños vasos cuya sangre se desparrama por el tejido celular de la piel, mucosas o serosas. Al principio el tono de la piel afectada es de color azulado, pasa en etapas posteriores a un color verdoso y finalmente a una tonalidad amarillenta. Las equimosis también pueden ser producidas por lesiones más graves o más profundas que una leve contusión, como en el caso de las fracturas y generalmente son consecutivas a lesiones musculares o articulares. La equimosis no es de por sí grave ni representa ningún peligro, pero puede ser un signo de un problema mayor. Cuando es espontánea, constituye un signo de las púrpuras y refleja debilidad en el endotelio vascular o alteración de las plaquetas.

Contusiones de segundo grado. Su resultado es lo que se conoce como hematoma o chichón (se caracteriza por una acumulación líquida que produce relieve). El hematoma es la extravasación de sangre coleccionada en el interior del organismo, en el intersticio de los tejidos o en una cavidad orgánica. El chichón es la hinchazón que se forma en la cabeza por efecto de un golpe. En condiciones normales se produce como consecuencia de un traumatismo y su gravedad dependerá de la intensidad y la localización.

Contusiones de tercer grado. Son aquéllas en las que aunque la piel puede tener un aspecto normal,después toma un tono grisáceo debido a un aplastamiento de la grasa y el músculo, que pueden quedar reducidos a una masa. También pueden verse afectados los nervios, huesos, etc. en cuyo caso habría que remitirlas al médico.

Las distensiones son lesiones en los músculos y/o los tendones que los unen o los sostienen. Por lo general se producen al estirar el músculo o tirar de él, o por una contracción fuerte y repentina del mismo

Causas de una lesión de tejidos blandos La causa de los esguinces y las distensiones es una fuerza severa o repentina de torsión, estiramiento o contracción (esta última en los músculos). Estas estiran, o incluso desgarran las fibras del músculo, tendón o ligamento. Puede llegar a hacer que el músculo, tendón o ligamento se separe de su punto de anclaje.

8.1.2 ESGUINCES DEL PRIMER DEDO

Los esguinces del pulgar son roturas de los ligamentos que unen el pulgar a la mano. 

Cuando se produce un esguince del pulgar, el paciente tiene dificultad para agarrar objetos entre el pulgar y el dedo índice, el pulgar es doloroso y está hinchado.



El médico diagnostica un esguince del pulgar explorando el dedo, a veces después de inyectar un anestésico en el pulgar para que el examen sea menos doloroso.



La mayoría de los esguinces del pulgar se inmovilizan con una férula que incluye el pulgar, pero a veces es necesario el tratamiento quirúrgico.

La mayoría de los esguinces del pulgar afectan al ligamento principal en la base del pulgar en la parte interna del dedo. Este ligamento a menudo se lesiona cuando el sujeto se cae sobre la mano mientras sostiene un bastón de esquí. Por lo tanto, esta lesión a menudo se denomina pulgar del esquiador. Este ligamento también puede lesionarse cuando el pulgar queda atrapado y se desplaza hacia atrás sobre una superficie dura al caer o al ser golpeado durante una captura de una bola de béisbol. El estiramiento excesivo repetido de la articulación también puede desgarrar el ligamento, como ocurría antiguamente cuando

los guardabosques ingleses rompían el cuello de los conejos con su mano. Por lo tanto, esta lesión a veces se denomina pulgar de guardabosques.

A veces, cuando se rompe el ligamento, arranca un pequeño fragmento de hueso de la base de la primera falange del pulgar (lo que se denomina fractura por avulsión).

Síntomas Tras la torsión del pulgar, el sujeto tiene dificultad para agarrar objetos entre el pulgar y el índice. El pulgar duele, se hincha y en ocasiones aparecen hematomas. El pulgar puede quedar debilitado e inestable después de la lesión.

Diagnóstico 

Exploración física



Radiografías para detectar fracturas

Para determinar si el ligamento está roto, y determinar la gravedad de la rotura, el médico pide a la persona afectada que mueva el pulgar lesionado de varias maneras. A continuación el médico mueve el pulgar en varias direcciones mientras mantiene inmóvil el resto de la mano (lo que se denomina prueba de esfuerzo). Si la articulación del pulgar está suelta, es probable que se produzca un esguince. A veces, antes de explorar el pulgar, inyecta un anestésico local cerca del pulgar lesionado para que el examen sea menos doloroso. También puede examinar el pulgar sano para compararlo con el pulgar lesionado. Se toman radiografías desde distintos ángulos para detectar fracturas. Las radiografías se pueden hacer a la vez que el médico aplica presión sobre el pulgar lesionado (técnica denominada radiografía de estrés).

Tratamiento 

Por lo general, una férula de inmovilización del pulgar



Ejercicios de fortalecimiento



En ciertas ocasiones, intervención quirúrgica

En la mayoría de esguinces, se inmoviliza el pulgar con una férula espica del pulgar. La férula se usa durante varias semanas hasta que cicatrizan los ligamentos. Después de

unas semanas, se puede retirar la férula para realizar ejercicios de fortalecimiento y, a continuación, se vuelve a colocar de nuevo la férula. El sujeto debe seguir este plan de tratamiento durante 2 a 3 semanas.

Puede ser necesaria la cirugía si el ligamento está totalmente roto o si existe un fragmento de hueso que necesita ser reducido a su posición. También es necesaria la cirugía si el ligamento no cicatriza después de haber estado inmovilizado durante varias semanas. Después de la cirugía, el paciente tiene que llevar un yeso corto para el brazo o una férula de inmovilización del pulgar durante 6 a 8 semanas

8.1.3 FRACTURAS DE LOS METATARSIANOS, FRACTURA DE ESTRÉS

Fractura del segundo metatarsiano: es la fractura de estrés más común, ya que suele ser el dedo más largo y el que está sometido a mayor carga durante actividades como la carrera. No obstante, cualquiera de los metatarsianos puede sufrir este tipo de fractura. 

Fractura del quinto metatarsiano: típica en deportes como el fútbol o el baloncesto, donde se realizan desplazamientos laterales y saltos.



Fractura del calcáneo: suele aparecer en corredores que utilizan una técnica de carrera donde el primer apoyo se realiza con el talón.



Fractura del astrágalo: es menos común, pero de gran importancia debido a la relevancia de este hueso en el movimiento del pie.

Síntomas, diagnóstico y tratamiento de la fractura por estrés

Suele empezar con un dolor fuerte que comienza al realizar la actividad física, pero desaparece o disminuye cuando se deja de hacerla ya que se reduce la carga sobre el hueso. Puede aparecer algo de hinchazón, incluso algo de enrojecimiento. Si el problema no se trata y se sigue realizando la actividad física, el dolor suele aumentar y se mantiene en el tiempo, pudiendo permanecer de manera continua en la vida diaria.

Respecto al diagnóstico, las fracturas por estrés son fracturas difíciles de diagnosticar, confundiéndolas en muchas ocasiones con otras patologías. Para su correcto diagnóstico es necesario acudir a un experto y realizar pruebas complementarias como TAC, radiografía en

distintas posiciones, resonancia magnética o gammagrafía ósea puesto que en la radiografía simple, en muchas ocasiones, no se percibe la fractura.

El tratamiento pasa principalmente por el reposo durante unas 6-8 semanas, reduciendo la carga en la zona afectada, para que el hueso sea capaz de cicatrizar por sí sólo y generar un callo óseo. En el caso de que la fractura sea más grave y se produzca un desplazamiento de la misma puede llegar a ser necesario algún tipo de inmovilización o incluso la cirugía.

¿Cómo se pueden prevenir? Si se habla de la prevención de este tipo de fracturas, es obligatorio pensar en cómo se producen. El principal motivo es la sobrecarga y los micro-traumatismos de repetición en una zona en concreto. Por ejemplo, en corredores sería en la zona del antepié o en los metatarsianos.

Se recomienda reducir la presión y la carga sobre esas estructuras, pero para ello será necesario seguir una serie de pautas como las que se enumeran a continuación:

-Llevar un calzado apropiado es muy importante. Para ello, hay que seguir las indicaciones de nuestro podólogo que nos aconsejará sobre el zapato más adecuado para la actividad que vamos a realizar.

-En caso de que la fractura se haya producido en el deporte, evitar el sobreentrenamiento y adaptar las cargas que recibe ese hueso.

-Vigilar

la

superficie

de

entrenamiento,

ya

que superficies

muy

duras como

el

asfalto aumentan el riesgo de este tipo de lesiones.

-En caso de que seamos corredores, es necesario una adecuada técnica de carrera que nos evite sobrecargas innecesarias.

Por último, para tratar este problema, todo esto debe ir acompañado de un correcto estudio de la pisada y del gesto deportivo, realizado por un podólogo para poder detectar las zonas

de sobrecargas de nuestro pie y, mediante tratamiento con plantillas personalizadas, poder reducir y repartir adecuadamente las cargas.

8.1.4 PATOLOGIAS CRONICAS POR SOBRECARGA

Las lesiones por sobrecarga comprenden cualquier tipo de lesión muscular o articular, como tendinitis o fractura por estrés, que se produce a causa un traumatismo reiterado. Por lo general, las lesiones por sobrecarga se originan a partir de lo siguiente: 

Errores en el entrenamiento. Los errores en el entrenamiento ocurren cuando intentas hacer mucha actividad física demasiado rápido. Avanzar demasiado rápido, hacer ejercicio durante mucho tiempo o, simplemente, practicar mucho un tipo de actividad puede distender los músculos y causar una lesión por sobrecarga.



Errores en la técnica. Una técnica incorrecta también puede traer repercusiones en el cuerpo. Si no cuidas la forma en la que, por ejemplo, haces los ejercicios de fortalecimiento muscular, balanceas un palo de golf o arrojas una pelota de béisbol puedes someter a ciertos músculos a un exceso de tensión y causar una lesión por sobrecarga.

Factores de riesgo de las lesiones por sobrecarga Si bien cualquiera puede sufrir una lesión por sobrecarga, puedes ser más propenso a este tipo de lesiones si tienes ciertas enfermedades. Las lesiones por sobrecarga también ocurren con más frecuencia a medida que envejeces, en especial, si no reconoces el efecto que tiene la edad en el cuerpo y no modificas tu rutina en consecuencia. Por estos motivos, es una buena idea hablar con el médico antes de empezar una nueva actividad o de aumentar la exigencia de tu rutina. El médico puede darte consejos para hacer que la actividad física sea más segura para ti. Por ejemplo, si tienes debilidad muscular en la cadera, podría mostrarte algunos ejercicios para tratar el problema y prevenir el dolor de rodillas.

PROBLEMAS DEL ARCO

LESIONES DEL ARCO PLANTAR INTERNO El pie es el elemento de sustentación, el basamento, el punto final de confluencia de todas las líneas de fuerza del peso corporal. Y no es una superficie estática de sustentación; se

adapta de forma continua a los cambios posturales con una fina sensibilidad a las presiones en todos los puntos de la planta para corregir la postura y lograr el equilibrio.

Todo esto es posible gracias a una complejísima estructura de terminaciones sensitivas que envían la información

a

los

centros

nerviosos

y

de

su

correspondiente trama de terminales que dan la orden a toda la dotación muscular encargada del último acto motor. El sistema está alimentado por una tupida red de vasos que aportan la sangre arterial y otra de retorno venoso.

CAUSAS DE LESIÓN. MECANISMOS

Como en todas las lesiones deportivas, contemplaremos dos posibles causas: 

El traumatismo directo o indirecto que producirá contusiones, esguinces, luxaciones o fracturas



La sobrecarga, el exceso de solicitación de una zona o la solicitación en condiciones inadecuadas

En el fútbol el pie es, además, la herramienta más importante, la que utilizamos para conducir, golpear y parar el balón. Sufre continuos traumatismos por impacto directo sobre el antepie, especialmente en el arco interno sobre la articulación metatarso-falángica.

Otro factor causante de lesiones es el calzado deportivo, que estudiaremos más adelante, y que en el fútbol presenta características especiales por el apoyo sobre tacos de diferente consistencia y distribución y por la misma arquitectura de la bota, ceñida al pie y bastante rígida en el contrafuerte posterior.

El 75% de las lesiones de antepie son susceptibles de tratamiento conservador, podológico, un 20% se resuelven espontáneamente y tan sólo un 5% requieren algún tipo de tratamiento quirúrgico.

METATARSALGIA La metatarsalgia es una afección que produce dolor e inflamación en la bola del pie (metatarso). Podrías sufrir esta afección si participas en actividades como correr o saltar. También existen otras causas, por ejemplo, deformidades del pie y zapatos demasiado ajustados o demasiado grandes. Aunque no suele tratarse de algo grave, la metatarsalgia puede dejarte fuera de juego. Por suerte, los tratamientos caseros, como aplicar hielo y descansar, con frecuencia alivian los síntomas. El uso de calzado adecuado con plantillas que absorban los impactos o con soportes para el arco podría prevenir o minimizar futuros problemas con la metatarsalgia.

Síntomas Los síntomas de la metatarsalgia pueden comprender: 

Dolor fuerte, continuo o intenso en la bola del pie, la parte de la planta justo detrás de los dedos del pie



Dolor que empeora cuando te pones de pie, corres, doblas el pie o caminas, en especial descalzo sobre una superficie dura, y que mejora cuando descansas



Dolor agudo o punzante, entumecimiento u hormigueo en los dedos del pie



Sensación de tener una piedra en el zapato

Factores de riesgo Casi todas las personas pueden padecer metatarsalgia, pero el riesgo es mayor en los siguientes casos:



Participar en deportes de alto impacto que incluyan actividades como correr y saltar



Usar zapatos de tacón alto, zapatos que no calzan bien o zapatos con tacos o clavos, como varios tipos de calzado deportivo



Tener sobrepeso o estar obeso



Tener otros problemas en el pie, como dedo en martillo o callos en la planta del pie



Tener algún tipo de artritis inflamatoria, como artritis reumatoide o gota

SINDROME DE MORTON El neuroma de Morton es una enfermedad dolorosa que afecta el metatarso, más frecuentemente el lugar entre el tercero y cuarto dedo del pie. El neuroma de Morton se puede sentir como si estuvieras parado sobre un guijarro en tu zapato o un pliegue del calcetín. El neuroma de Morton implica un engrosamiento del tejido alrededor de uno de los nervios conductores de los dedos del pie. Esto puede causar un dolor agudo y con ardor en el metatarso. Los dedos del pie también pueden picar, arder o adormecerse.

El calzado de tacones altos se ha relacionado con el desarrollo del neuroma de Morton. Muchas personas experimentan un alivio al cambiar a un calzado de tacones bajos con plantillas más anchas. A veces es necesario aplicar inyecciones de corticoesteroides o realizar una cirugía.

Síntomas En general, esta afección no tiene signos externos, por ejemplo, bultos. Sin embargo, puedes experimentar estos síntomas: 

Sensación de tener una piedra en el zapato



Ardor intenso en la bola del pie, que puede extenderse a los dedos del pie



Hormigueo o entumecimiento en los dedos del pie

Factores de riesgo Entre los factores que aparentemente contribuyen al neuroma de Morton se incluyen: 

Tacos altos. Usar zapatos de tacos altos o ajustados o con un calce deficiente puede ocasionar una presión extra sobre tus dedos y sobre la planta del pie.



Determinados deportes. Participar en actividades atléticas de alto impacto como trotar o correr puede someter tus pies a una lesión repetitiva. Los deportes que se caracterizan por el uso de zapatos ajustados, como el esquí de nieve o la escalada de montañas, pueden ejercer presión sobre los dedos.



Deformidades del pie. Las personas que tienen juanetes, dedo martillo, pie cavo o pie plano, presentan mayor riesgo de desarrollar neuroma de Morton.

8.1.5 BURSITIS DEL TALON

La bursitis del tendón de Aquiles es la inflamación de la bolsa sinovial localizada entre la piel de la zona posterior del talón y el tendón de Aquiles (denominada bursitis posterior al tendón de Aquiles) o de la bolsa sinovial situada en posición anterior a la unión del tendón de Aquiles con el calcáneo (denominada bursitis anterior al tendón de Aquiles o bursitis retromaleolar). 

Los síntomas habituales son hinchazón, calor, dolor y una zona sensible a la palpación en la parte posterior del talón.



El diagnóstico se basa en los síntomas, la exploración y a veces un estudio radiológico.



El tratamiento se dirige a aliviar la inflamación y, según cuál sea la localización de la bursitis del tendón de Aquiles, eliminar la presión sobre la parte posterior del talón.

El tendón de Aquiles es el que une los músculos de la pantorrilla con el calcáneo. La bursitis es una inflamación dolorosa de una bolsa sinovial (un saco aplanado lleno de

líquido articular que proporciona amortiguación y reduce la fricción en zonas donde la piel, los músculos, los tendones y los ligamentos rozan con los huesos).

La bursitis posterior al tendón de Aquiles se produce principalmente en mujeres jóvenes, aunque se da también en varones. Puede provocarse o agravarse al caminar de forma que se comprima repetidamente el tejido blando de detrás del talón contra el soporte rígido posterior del zapato. Los zapatos que se estrechan de modo pronunciado hacia el talón posterior (como los de tacón alto o zapatos de salón) pueden provocar o empeorar un engrosamiento del hueso posterior del talón (denominado espolón o deformidad de Haglund), que contribuye a la bursitis posterior al tendón de Aquiles.

La bursitis anterior al tendón de Aquiles (también denominada enfermedad de Albert o bursitis retromaleolar) puede tener su origen en cualquier condición que suponga una presión adicional sobre el tendón de Aquiles. También provocan este trastorno los traumatismos en el talón (como los debidos a un calzado demasiado rígido o mal ajustado) y enfermedades (como la artritis reumatoide y la gota).

SINDROME DEL ESPOLON CALCANEO

El síndrome que se conoce como "Espolón del Calcáneo", consiste en dolor y sensibilidad muchas veces recurrente en la superficie inferior del calcáneo, donde se inserta la aponeurosis plantar, por lo general en el lado medial.1-2

Aunque es bien conocido por todos los cirujanos ortopédicos, es muy probable que nadie lo entienda. El síndrome puede ser manifestación de artritis reumatoide o de Strumpell - Marie, pero en ausencia de una enfermedad así, su causa es cuestionable

El espolón del calcáneo es un osteófito que crece en la parte anterior de la tuberosidad plantar del calcáneo y se extiende en sentido lateral 2 o 2.5 cm. Su extremo anterior irrumpe en la fascie plantar. Existen dos tipos de espolones calcáneos. 1. Largo pero asintomático debido a que no se encuentra en áreas de cargo de peso y solo se diagnostica cuando se realiza una radiografía de pie por otras causas. 2. Largo y doloroso a carga de peso (paciente parado o caminando), debido a que la posición del calcáneo se afecta por una depresión del arco longitudinal y la espina calcárea entra en el área de apoyo. 3. Aquellos que son unas pequeñas proliferación acompañadas de un área de disminución de la densidad radio gráfico en el origen de la fascia plantar lo cual indica un proceso inflamatorio subagudo.1-2 Ha sido demostrado que en la zona origen del espolón calcáneo existe bolsa serosa, por lo que no debe hablarse de bursitis plantar, automáticamente la aponeurosis plantar se origina en la tubercosidad del calcáneo, se dirige hacia delante y se divide en 5 bandas que se insertan en la base de las falanges proximales; esto hace que al caminar se ejerza un gran esfuerzo en distensión sobre dicha aponeurosis, especial en su origen.3

La causante del espolón del calcáneo es difícil de precisar a pesar de que las radiografías demuestran la presencia de la espina, según algunos autores se trata de un agente de infección. En 1906 Baez lo señaló como signo de gonorrea e igual información hizo Liberson en 1932. B Lo Khin en 1937 señalo que se originaba por un exceso de uso funcional o por anormalidad de los huesos en el pie. Gould en 1942 le dio un valor a la herencia, con predominio masculino. Davbis y Blais en 1950 lo señalaron como un signo de la epicondilitis, otros lo han asociado al síndrome de Reister y a la Gota.

4-8

El síntoma mas importante es el dolor que se agrava en la carga de peso que estando el paciente parado o caminando este dolor se localiza, es referido muy bien por el paciente en la zona del talón y raramente irradia. Con la preparación puede encontrase cierto aumento de volumen que resulta doloroso en la poción anterior de la tuberosidad calcánea, el dolor

puede reproducirse cuando se destienden la aponeurosis y la fascia plantar por un movimiento forzado de hiperextensión de los dedos del pie

TENDINITIS DEL PIE Es una afección que ocurre cuando el tendón que conecta la parte posterior de la pierna al talón se inflama y duele cerca de la parte inferior del pie. Este tendón se denomina tendón de Aquiles. Le permite empujar con su pie hacia abajo. Usted usa el tendón de Aquiles al caminar, correr y saltar. Causas Hay dos músculos grandes en la pantorrilla. Ellos generan la fuerza necesaria para empujar el pie o pararse en los dedos de los pies. El gran tendón de Aquiles conecta estos músculos al talón. El dolor de talón casi siempre se debe a un uso excesivo del pie. En pocas ocasiones, es causado por una lesión. La tendinitis debida a sobrecarga es más común en personas jóvenes. Puede ocurrir en caminadores, corredores u otros atletas. La tendinitis aquílea puede ocurrir más probablemente si: 

Hay un incremento repentino en la cantidad o intensidad de una actividad.



Los músculos de la pantorrilla están muy tensos (no están estirados).



Usted corre sobre superficies duras, como el concreto.



Usted corre con mucha frecuencia.



Usted salta mucho (por ejemplo jugando baloncesto).



Usted NO usa un calzado que le dé a sus pies un soporte apropiado.



Su pie repentinamente se voltea hacia dentro o hacia fuera. La tendinitis a raíz de artritis es más común en personas de mediana edad y adultos mayores. Se puede formar un crecimiento o espolón óseo en la parte posterior del talón. Eso puede irritar el tendón de Aquiles y causar dolor e hinchazón. El pie plano pone más tensión sobre el tendón.

8.1.6 RECUPERACION FUNCIONAL Y EJERCICIOS Es un conjunto de técnicas y ejercicios programados en función de un objetivo y que son directamente dependientes de las características de la lesión o disfunción del paciente.

Es decir, que para cada persona será completamente diferente, aunque a priori pareciera que pueda ser la misma lesión.

Cualquier lesión o disfunción que haya afectado a la normal movilidad del cuerpo humano va a tener una repercusión a nivel de equilibrio, reacción y técnica deportiva, por lo que cualquier esguince, rotura de ligamentos, disfunción en el control postural, accidente de tráfico, luxación articular, etc, va a necesitar una REEDUCACIÓN, y para ello, no hay mejor herramienta que el MOVIMIENTO.

Si queremos que nuestro cuerpo aprenda los patrones correctos de movilidad, tendremos que hacer que se mueva de la manera más funcional, y que no le suponga un consumo de energía demasiado elevado. Su objetivo primordial es que el paciente pueda realizar otra vez, todas las actividades previas a la lesión, ya sean, algún tipo de deporte en concreto o cualquier actividad de la vida cotidiana. Dicho lo anterior, se puede decir que la recuperación funcional es todo un plan de asistencia, que organiza los medios físicos y humanos alrededor de la persona lesionada y así alcanzar nuevamente la función correcta de la parte del cuerpo afectada.

Se suele hacer uso de ésta, tras intervenciones quirúrgicas, fracturas, roturas musculares o plastias de tendón o ligamento, entre otros, pero lo contamos con más detalle a continuación, y de manos de nuestro equipo de expertos en fisioterapia deportiva.

Etapas de la recuperacion funcional Como te explicamos anteriormente, la recuperación funcional es un plan de asistencia en pro de alcanzar el objetivo óptimo de recuperación. Por tal motivo, es un método que debe funcionar como una máquina perfectamente aceitada para que tenga éxito. Por eso, se compone de dos fases: 

Tratamiento con el fisioterapeuta: Con el fin de controlar la inflamación y reparación primaria de los tejidos.



Tratamiento con preparador físico: Posterior al tratamiento realizado con el fisioterapeuta. Se efectúan ejercicios funcionales que le devuelven la elasticidad, fuerza y capacidad de reacción al tejido lesionado.

Caracteristicas de la recuperacion funcional Para que la recuperación funcional se dé como todo un plan que funcione perfectamente, debes tener en cuenta que no se recupera una lesión de la noche a la mañana. Por tal motivo,

este

plan

requiere

de

tiempo

y

esfuerzo

de

ambas

partes,

tanto

fisioterapeuta/preparador y paciente.

Se puede decir, que existen ciertas características o te sugerimos llamarlas palabras clave, para que siempre sean aplicadas en cada plan de recuperación funcional. No olvidarlas nunca y hacer uso de ellas, te dará la noción de que vas avanzando por el camino indicado para alcanzar los objetivos de recuperación trazados desde la primera fase (tratamiento con fisioterapeuta). 

Debe ser progresiva, ir avanzando poco a poco de acuerdo con el progreso de recuperación de la parte afectada.



A su vez, un plan de recuperación debe ser individualizado. Hay un tratamiento diferente para cada tipo de lesión y de persona, es decir, que no se aplica el mismo plan a varias personas, así exista el mismo tipo de lesión.



Debe existir una buena comunicación entre fisioterapeuta, preparador físico y paciente, para que ambos busquen los mismos objetivos con el mismo método. Esto implicará que existan menos tropiezos a la hora de alcanzarlos, lo que reduce considerablemente el tiempo de recuperación y aumenta la efectividad de este.



La empatía y la confianza entre todas las partes involucradas dará como resultado una mayor fluidez en la recuperación.

Tecnicas de la recuperacion funcional Cuando se determina el nivel de la lesión, se debe determinar la técnica de recuperación. Estas son algunas de las más usadas: 

Crioterapia

Se aplica frío en la parte afectada. Su objetivo es evitar la inflamación de los tejidos lesionados, además, también actúa como sedante, disminuyendo el dolor. Se debe aplicar en lapsos no mayores de 20 minutos, para evitar quemaduras en la piel. 

Electroterapia

Consiste en la aplicación de estímulos físicos que son generados por una corriente eléctrica, lo que provoca un efecto terapéutico. Se aplican con dispositivos como los electro estimuladores musculares que vienen a su vez con dos funciones: El programa TENS, que es un programa de baja frecuencia que disminuye el dolor de la zona en cuestión. Y otros programas, que evitan la atrofia muscular y ayudan a ganar fuerza. 

Termoterapia

Consiste en la aplicación de calor en la parte afectada, puede ser una aplicación superficial o profunda dependiendo del tipo de lesión. 

Cinesiterapia: dividida en dos partes:



Cinesiterapia pasiva: El paciente no realiza movimientos voluntarios, solo se estimulan los tejidos afectados. Cuando se aplica continuamente, ayuda a prevenir atrofias musculares aumenta, el riego sanguíneo y agiliza el proceso de recuperación.



Cinesiterapia activa: Existe actividad voluntaria del paciente y se divide en varias partes:

1. Activa asistida: Se realiza movimiento ayudado por poleas o gomas elásticas. 2. Activa libre: se realiza movimiento sin ninguna ayuda. 3. Activa resistida: Aquí se debe vencer una resistencia externa, que en este caso puede ser aplicada por el fisioterapeuta, gomas elásticas o pesos.

8.2 TOBILLO Y PIERNA

El hueso del tobillo (astrágalo) y el extremo inferior de los dos huesos de la pierna forman la articulación del tobillo. Los ligamentos, que conectan los huesos entre sí, estabilizan y dan soporte a la articulación. Los músculos y tendones lo mueven.

Los problemas más comunes del tobillo son las torceduras y las fracturas (huesos rotos). Una torcedura o esguince es una lesión en los ligamentos. Los esguinces pueden tardar algunas semanas o hasta varios meses en sanar completamente.

Una fractura es una ruptura de un hueso. También pueden ocurrir lesiones en otras partes del tobillo como los tendones, que unen los músculos al hueso, y los cartílagos, que amortiguan los roces e impactos de las articulaciones. Las torceduras y las fracturas del tobillo son lesiones deportivas comunes.

Las fracturas de tobillo son el tipo más frecuente de fractura tratado por los cirujanos ortopédicos-

Se producen por movimientos forzados del pie en aducción, abducción, pronación, supinación,

combinados,

torsión,

choque

vertical

(formas

muy

diversas)

Las fracturas por encima de la sindesmosis no afectan directamente a la articulación tibioperonea-astragalina por lo que no suelen tener más complicación que la posible rigidez post-inmovilización; la afectación propia de la articulación es de más difícil recuperación salvo reducción perfecta.

8.2.1 LESIONES AGUDAS DEL TOBILLO

ESGUINCE El tobillo se estabiliza lateralmente por los ligamentos laterales siendo el externo (LLE) el que con mas frecuencia se lesiona, a su vez de los 3 fascículos que componen el ligamento el mas afecto en los esguinces suele ser el peroneoastragalino anterior (LPAA); siendo raro las lesiones del ligamento lateral interno (LLI). Las lesiones del LLE se producen por movimientos bruscos donde la articulación describe un movimiento de aproximación + rotación interna del pie o lo que es lo mismo por una hiperinversión que supera la elasticidad del ligamento.

Las lesiones del LLI se deben a una posición forzada de valgo + rotación externa.

CLASIFICACIÓN 

Grado I: esguince leve sin rotura ligamentosa. Sensibilidad leve con tumefacción discreta, estabilidad.



Grado II: esguince con rotura ligamentosa parcial. Dolor, inflamación, equimosis, estabilidad, dificultad para caminar.



Grado III: rotura ligamentosa completa del peroneoastragalino anterior y posterior. Dolor severo, inflamación, hemorragia, inestabilidad, incapacidad para andar.

FRACTURAS En general las fracturas de tobillo se producen cuando tenemos una torsión de tobillo. El paciente presenta gran dolor y molestias para mover el pié, incluso deformidades. La inflamación es importante y el diagnóstico viene dado por un resultado de radiografía. En algunas ocasiones debemos hacer un TAC para ver si existen distintos fragmentos, diagnosticar la fractura y clasificarla. Existe una clasificación usada habitualmente para este tipo de fracturas, la clasificación de Weber. La clasificación lo que ve es si el peroné está fracturado por encima o por debajo de la membrana. Clasificación de las fracturas de peroné Existen tres tipos de fracturas: 

Tipo A: La fractura se produce por debajo de la membrana fibrosa o sindesmosis que une tibia y peroné, y existe una afectación del peroné distal. Es importante valorar la integridad de la membrana ya que cuando se rompe, los dos huesos se separan y el astrágalo tiene más movilidad de lo normal, produciendo dolor en el paciente.



Tipo B: La fractura es transidermal, situándose justo al nivel de la sindésmosis.



Tipo C: La fractura del peroné se localiza por encima de la membrana, y se acompaña de una lesión en la cara interna/tibial de la pierna que genera inestabilidad. Esta lesión puede ser de dos tipos: Una fractura de la tibia o una afectación del ligamento deltoideo. Si en la cara interna no existe fractura pero sí afectación del ligamento, se llama equivalente bimaleolar.

Tratamiento El tratamiento depende de si existe desplazamiento de los fragmentos fracturados o no: Tratamiento conservador Si no existe desplazamiento el tratamiento es conservador, y se debe vigilar al paciente durante una semana ya que al bajar la inflamación pueden desplazarse los fragmentos que no estaban desplazados en un inicio.

Si se continúa sin desprendimiento se mantiene el tratamiento conservador con la aplicación de una férula de yeso o incluso un botín de yeso (para una mayor inmovilización) durante 6 a 8 semanas. El resultado del tratamiento conservador dependerá en gran medida de la edad del paciente, calidad ósea y de cada persona. El paciente debe estar sin apoyo con ayuda de muletas y

tratamiento fisioterápico y movilizaciones de tobillo. Normalmente a los 4 meses hace vida normal y deporte 6 meses, dependiendo del deporte.

Tratamiento quirúrgico Cuando si existe desplazamiento de fragmentos (normalmente en las fracturas tipo B y tipo C), el tratamiento indicado consiste en la fijación del peroné y colocación de una placa con tornillos dándole estabilidad. Si la fractura es muy grande, en algunas ocasiones, se colocan fuera de la placa unos tornillos perpendiculares a la fractura para lograr mayor presión y así tener mayor estabilidad de la fractura. Se valorará el estado de la sindérmosis, del ligamento deltoideo y de la tibia. Si existe una fractura asociada de la tibia, se colocan uno o varios tornillos para sujetar el fragmento óseo en su sitio. Si está afectado el ligamento deltoideo se puede realizar una sutura del mismo. Si existe una daño de la sindesmosis (la membrana que une los dos huesos), pueden colocarse unos tornillos transidesmales que fijan el peroné y a la tibia, manteniendo la presión entre estos dos huesos. El tornillo se mantiene hasta cicatrice esta membrana y desaparezca la inestabilidad. A las seis semanas se puede retirar el material de osteosíntesis. Hasta entonces no se recomienda apoyar el pie en el suelo, debido a que siempre existe cierta movilidad y podría romper el tornillo.

Postoperatorio El tratamiento operatorio se diferencia del tratamiento conservador en que con la cirugía se inmoviliza menos el tobillo. Aunque no pueda realizar apoyo, el paciente puede ir ganando movilidad en la flexión y extensión del tobillo. La recuperación total para volver al deporte se estima en unas 4 a 6 semanas. Durante el postoperatorio el tratamiento fisioterapéutico del paciente es muy importante para ganar: • Movilidad • Equilibrio • Propiocepción • Fuerza del pie • Se puede comenzar realizando deportes de descarga: bicicleta y natación

PATOLOGIA DEL TALON DE AQUILES

El tendón de Aquiles puede tener varias patologías entre las cuales se encuentran: 

Tendinitis: Inflamación del tendón.



Tendinosis: Degeneración del tendón.



Bursitis: Inflamación de las bursas las cuales son bolsas llenas de líquido que se encuentran entre los huesos y el tendón, ayudando a éste a deslizarse con mayor facilidad.



Ruptura del tendón de Aquiles: Desgarro de la parte posterior de la pierna. *Tendón: estructura fibrosa que une un hueso con musculo. Sufrir una de estas lesiones es una limitante para el paciente ya que se acompañan de dolor y disminución en la marcha, además el tiempo de recuperación es muy lento ya que puede tardar semanas, meses e inclusive años.

Por eso que se compararon los diferentes tipos de rehabilitación para poder obtener una terapia que se enfoque al tratamiento del tendón de Aquiles en el menor tiempo posible, logrando así la reincorporación del paciente a sus actividades diarias. También se buscaron medidas de prevención que ayuden a disminuir estas lesiones.

MATERIAL Y MÉTODOS El estudio se sustenta en la información obtenida de varias fuentes bibliográficas, al igual que electrónicas, las cuales se enfocan a tratamientos y medidas de prevención sobre lesiones en el tendón de Aquiles.

El tendón de Aquiles es uno de los más potentes y gruesos de nuestro cuerpo, el cual se forma por los músculos: gastrocnemios o gemelos (tiene dos cabezas: la lateral, que se encuentra en el cóndilo lateral del fémur, y la cabeza medial, localizada en la superficie poplítea del fémur, éstos llegan a la parte posterior del calcáneo) y el soleo (parte posterior del peroné llegando igual a la parte posterior del calcáneo). (Moore, 2007: 587)

Las lesiones pueden presentarse en cualquier momento, causando una incapacidad para realizar nuestras actividades cotidianas. Estas lesiones ya se presentaban anteriormente pero en los últimos años han tenido un incremento. A continuación se mencionan las causas y síntomas de estas patologías:

DESARROLLO Causas de las lesiones del tendón de Aquiles: 

Sobre uso y exceso de extensión del tendón.



Practicar deporte sólo ocasionalmente.



Rotación excesiva del pie hacia adentro (pronación).



Traumatismo (golpe en el tendón).



Uso de un mal calzado (que se presenta por no saber comprar uno adecuado, ya que éste debe de cumplir con características como: que su suela no sea rígida, doblarse donde se flexionen los dedos; en las mujeres no debe de elegirse un calzado con un tacón muy alto debido a que el tendón se mantiene tenso, lo que incrementaría la posibilidad de producir una lesión.



Arcos de los pies demasiados altos (los arcos son estructuras que distribuyen peso por todo el pie y éstos nos ayudan a caminar, correr o saltar).



La edad de desgaste comienza regularmente a partir de los 30 años, ya que los tendones se vuelvan muy rígidos y fáciles de lesionar. Síntomas de lesiones en el tendón de Aquiles:



Hinchazón en el lugar de la inflamación.



Limitación dolorosa de la flexión dorsal del pie (el pie no puede estirarse o llevarse hacia atrás).



Dificultad para caminar.



Dolor repentino



Dificultad para apoyarse sobre los dedos de los pies (de puntas)



Sensación de rotura.

Cómo prevenir lesiones del tendón de Aquiles Las lesiones en el tendón de Aquiles se pueden prevenir realizando un calentamiento adecuado antes de comenzar una práctica deportiva, tratar de buscar un calzado cómodo, ser constantes al realizar una actividad deportiva y tratar de hacer estiramientos diarios en este tendón.

Para cualquier deportista lo que se tiene que realizar antes de comenzar alguna actividad física es un previo calentamiento, ya que éste ayudará a prevenir lesiones al igual que a preparar física, fisiológica y psíquicamente para comenzar una actividad de mayor intensidad que la que se hace normalmente.

Para los entrenadores lo que pueden hacer es buscar mejores alternativas de calentamiento, una opción podría ser el masaje deportivo ya que con éste los deportistas restablecen lo más pronto posible su capacidad de trabajo físico, lo que hará que se mantengan en un buen estado.

8.2.2 LESIONES CRONICAS DEL TOBILLO

El esguince agudo de tobillo es comúnmente asociado con una inflamación marcada y moretones en el lado exterior del tobillo, los que a veces también aparecen en la cara interna. El tratamiento clásico de un esguince de tobillo implica descanso, hielo, compresión y elevación. Este tratamiento está diseñado para disminuir la inflamación y la hinchazón del tobillo asociado con el esguince, sin embargo, con este método no van a sanar los ligamentos lesionados.

Para que los ligamentos se recuperen, el tobillo debe ser inmovilizado por unos días, con un yeso o una bota y luego pasar al uso de una órtesis o tobillera, por dos semanas. En cambio, para esguinces menores, un aparato ortopédico puede aplicarse en el tobillo desde el comienzo, permitiendo al paciente caminar durante este proceso de recuperación, para que los ligamentos del tobillo sanen de una manera adecuada.

Después de este período de inmovilización inicial de 7 a 10 días, los ejercicios de fortalecimiento son esenciales para recuperar el equilibrio y la estabilidad del tobillo. Es fundamental que los tendones y los músculos de la parte externa del tobillo (tendones peroneos) sean ejercitados. Esto se debe hacer inicialmente en un programa de ejercicio supervisado. Si los ligamentos se han visto gravemente lesionados, la capacidad de prevenir que ocurra más esguinces a futuro depende de la fuerza de los músculos peroneos.

Como resultado de la inestabilidad del tobillo, la capacidad de adaptarse con precisión en

superficies irregulares se ve limitada para el pie, además de la dificultad de mantener el equilibrio. Si disminuyen estas capacidades, la probabilidad de esguinces también se incrementa.

Cuando ocurren esguinces de tobillo recurrentes, lo llamamos inestabilidad crónica recurrente del tobillo. El tobillo está en riesgo de desarrollar otros problemas en este contexto, los que incluyen lesiones en el cartílago de la articulación del tobillo, pudiendo generar un desgaste más rápido de la articulación y artrosis.

El diagnóstico de la inestabilidad crónica recurrente se hace a través de un examen cuidadoso del tobillo, muchas veces con radiografías bajo estrés de la articulación. Otro examen para un diagnóstico certero es la resonancia magnética, siendo útil en sólo algunos casos.

Una vez realizado el diagnóstico de la magnitud de la inestabilidad del tobillo, se plantea un tratamiento adecuado. Recomendando un programa de fortalecimiento, antes de proceder con la cirugía.

Cirugías

La reparación quirúrgica de los ligamentos del tobillo crónicamente débiles, se puede realizar con mucho éxito. En términos generales, hay técnicas que reparan los ligamentos lesionados y otras que crean injertos de los ligamentos, extrayéndolos de los tendones de los propios pacientes o de un donante. Es importante mencionar que una rotura aguda de los ligamentos normalmente es tratada de forma conservadora y la cirugía se reserva para lesiones crónicas, cuando el tratamiento ha fallado (al menos 3 meses de tratamiento sin resultados).

Estos procedimientos suelen ser muy exitosos, porque las personas son capaces de volver a todas sus actividades, incluso deportivas, sin riesgo de lesión recurrente en el tobillo.

Reconstrucción ligamentos de tobillo

En caso de lesión en ligamentos e inestabilidad crónica de tobillo, una reparación de ligamentos puede ser necesario para reforzar el tobillo y evitar nuevos episodios de torsión. Son dos los principales ligamentos que serán reparados y ajustados, mediante un anclaje, implante metálico o bioabsorvible, al que se unen los puntos de sutura que se inserta en el hueso (peroné).

Después de la cirugía 

Tendrás que usar muletas durante dos semanas.



En el primer control, serás capaz de empezar a caminar con bota removible durante 4 a 6 semanas y luego debes usar una tobillera durante 4 a 6 semanas más.



Puedes comenzar a hacer ejercicio a la sexta semana después de la cirugía, siempre y cuando utilices la tobillera.



La terapia física es una parte importante de tu recuperación, comenzará durante la tercera o cuarta semana.



No se permite ningún deporte de impacto durante 3 a 4 meses

8.2.3 LESIONES AGUDAS DE LA PIERNA

Las piernas están formadas por huesos, vasos sanguíneos, músculos y otros tejidos conectivos. Son importantes para moverse y como soporte del cuerpo. La práctica deportiva, correr, las caídas o los accidentes pueden lesionar sus piernas. Las lesiones más comunes incluyen torceduras y distensiones, dislocaciones de una articulación y fracturas (huesos rotos). Estas lesiones pueden afectar toda la pierna o solamente el pie, el tobillo, la rodilla o la cadera. Algunas enfermedades también causan problemas en las piernas. Por ejemplo, la osteoartritis de la rodilla, común en personas mayores, puede causar dolor y limitarles sus movimientos. Los problemas en las venas de las piernas pueden causar várices o trombosis venosa profunda.

Las lesiones menores en las piernas son comunes. A menudo, los síntomas se presentan como consecuencia del desgaste cotidiano, del uso excesivo o de una lesión. Es más probable que se produzcan lesiones en las piernas durante: 

Deportes y actividades recreativas.



Tareas relacionadas con el trabajo.



Trabajos o proyectos en el hogar.

La mayoría de las lesiones en las piernas en niños y adolescentes ocurren durante la práctica de deportes, durante el juego o como consecuencia de caídas accidentales. El riesgo de sufrir una lesión es más alto en los deportes de contacto, como lucha, fútbol americano o fútbol, y en los deportes a alta velocidad, como ciclismo, patinaje, esquí, "snowboarding" y andar en patineta. Las rodillas, los tobillos y los pies son las zonas del cuerpo más afectadas. Toda lesión que tenga lugar en el extremo de un hueso largo cerca de una articulación puede lesionar la placa de crecimiento y debe ser evaluada por un médico. Los adultos mayores tienen un riesgo más alto de sufrir lesiones y fracturas, debido a que pierden masa muscular y fortaleza en los huesos ( osteoporosis ) a medida que envejecen. También tienen más problemas con la visión y el equilibrio, lo cual aumenta su riesgo de sufrir una lesión accidental.

La mayoría de las lesiones menores sanarán por sí solas, y el tratamiento en el hogar suele ser lo único que se necesita para aliviar los síntomas y favorecer la sanación. Lesión aguda (traumática) Una lesión repentina puede ocurrir a causa de un golpe directo, una lesión penetrante, una caída o al torcerse, sacudirse, trabarse o doblarse una extremidad en forma anormal. El dolor puede ser repentino y fuerte. Se pueden presentar moretones e hinchazón poco después de la lesión. Las lesiones agudas suelen requerir evaluación médica inmediata y pueden incluir: 

Moretones ( contusiones ), que ocurren cuando los pequeños vasos sanguíneos que se encuentran debajo de la piel se rompen o se desgarran, en la mayoría de los casos por torceduras, golpes o caídas. La sangre se filtra en los tejidos debajo de la piel y causa un color negro azulado que a menudo cambia de color, incluidos los colores púrpura, rojo, amarillo y verde, a medida que el moretón sana.



Lesiones en las fibras duras y similares a un cordón (ligamentos) que conectan los huesos entre sí y que ayudan a estabilizar las articulaciones ( esguinces ).



Lesiones en las fibras duras y similares a un cordón que conectan los músculos con los huesos (tendones), como una rotura del tendón de Aquiles .



Tirones musculares ( distensiones ), como una distensión de los tendones de la corva.



Rupturas musculares, tales como el desgarro del gastrocnemio.



Huesos rotos ( fracturas ). Se puede producir una fractura, tal como una fractura en la parte inferior de la pierna , cuando un hueso se tuerce, se dobla, se traba, se golpea directamente o se utiliza para prevenir una caída.



Separación o desplazamiento de los huesos fuera de su conexión normal con otros huesos que componen una articulación ( luxaciones ).

Lesiones por uso excesivo Las lesiones por uso excesivo ocurren cuando se ejerce demasiada tensión en una articulación o en otro tejido, a menudo al "hacer en exceso" una actividad o a realizar la misma actividad reiteradamente. Las lesiones por uso excesivo incluyen: 

Inflamación de los sacos de líquido que amortiguan y lubrican los huesos ( bursitis ).



Inflamación, desgarramiento o deshilachamiento de las fibras duras y similares a cordones que conectan los músculos a los huesos ( tendinitis ).



Fisuras finas en los huesos, tales como fracturas por estrés del pie.



Inflamación del recubrimiento fibroso del hueso (periostio), donde las fibras de los músculos se conectan con este ( dolores en las espinillas ).



Inflamación de la fascia plantar, un ligamento ancho y plano en la parte de abajo del pie ( fascitis plantar ).



Inflamación en la parte superior del hueso de la espinilla (tibia), donde el tendón rotuliano se conecta con una prominencia ósea ( enfermedad de Osgood-Schlatter ). Es más probable que se produzca esta enfermedad durante los períodos de crecimiento rápido y suele verse en los adolescentes deportistas, especialmente en aquellos que practican fútbol americano, básquetbol o fútbol, y aquellos que están involucrados en gimnasia y danza. La enfermedad de Osgood-Schlatter afecta ambas piernas en alrededor del 25% de los casos y rara vez se trata de una afección crónica de por vida.

Tratamiento El tratamiento para una lesión en las piernas puede incluir hacer reposo, utilizar hielo, elevación y otras medidas de primeros auxilios (como el uso de un aparato ortopédico, de una tablilla [férula] o de un yeso) o fisioterapia. Algunas lesiones en las piernas se tratan con medicamento o cirugía, especialmente si se fractura un hueso. El tratamiento depende de: 

El sitio, el tipo y la gravedad de la lesión.



Cuando ocurrió la lesión.



Su edad, su estado de salud y sus actividades, como trabajo, deportes o pasatiempos.

CONTRACTURAS Los cuádriceps son los músculos de la parte delantera de la pierna que ayudan a flexionar la cadera y enderezar la rodilla al caminar o correr. Estos músculos están unidos al fémur; por lo tanto, un golpe directo al muslo puede hacerlos chocar contra el hueso. La lesión sufrida puede ser bastante dolorosa y, en algunos casos, grave.

Los dos tipos de contusión en el cuádriceps son los siguientes: 1. Una contusión intramuscular se presenta cuando el músculo se desgarra dentro de la vaina (revestimiento) que lo rodea. 2. Una contusión intermuscular ocurre cuando se desgarran tanto el músculo como la vaina que lo rodea. Las contusiones en el cuádriceps son comunes en los deportes de contacto, como el fútbol americano y el hockey. También son un riesgo en deportes donde existe la posibilidad de una colisión, como el fútbol y el lacrosse. Y también puede ocurrir en deportes como andar en patineta, esquiar y snowboard, donde hay una posibilidad de que el muslo golpee un objeto si te caes.

¿Cuáles son los síntomas? Te darás cuenta inmediatamente si tienes una contusión en el cuádriceps. Duele mucho. Pero no podrás darte cuenta enseguida qué tan grave es, y saber esto te ayudará a recibir el tratamiento adecuado. Los médicos diferencian la gravedad de las contusiones en el cuádriceps en grados que van del 1 al 3. Cada grado tiene sus propios síntomas: 

Grado 1. Este nivel de contusión será poco doloroso y solo presenta un leve dolor al tacto. Puede haber unos pocos moretones y algo de hinchazón. Podrás caminar normalmente y doblar la rodilla más de 90 grados.



Grado 2. Tal vez tengas una hinchazón mayor y, posiblemente, los moretones sean más intensos en el muslo, y lo más probable es que camines rengueando. La zona afectada estará sensible y solo podrás doblar la rodilla entre 45 y 90 grados.



Grado 3. El muslo estará hinchado y con dolor, y podría estar bastante amorotonado. Tendrás dificultad para doblar la rodilla y caminar sin muletas. El rango de movilidad de la rodilla será de menos de 45 grados y tal vez aparezca un bulto en el músculo cuando intentes estirar la pierna. Es conveniente que un médico controle tu lesión, aunque estés seguro de que tienes una contusión leve en el cuádriceps. Esto se debe a que las contusiones en el cuádriceps a veces pueden provocar otros problemas:



La miositis osificante es una afección grave que ocurre cuando comienza a formarse hueso dentro del músculo. No es un problema habitual, pero es importante detectarlo cuanto antes: Cuanto más se tarde en detectarlo, mayores complicaciones puede causar.



El síndrome compartimental es otra complicación poco frecuente pero grave de las contusiones en el cuádriceps. En un caso de síndrome compartimental, el sangrado del músculo dañado puede quedar atrapado y acumularse dentro de la vaina del músculo (la capa de tejido que envuelve al músculo). A medida que la sangre se acumula dentro de este espacio, los músculos quedan presionados y el oxígeno no puede llegar a los vasos sanguíneos, los tejidos y los nervios. Esto puede provocar un daño muscular permanente. Si sientes que el dolor es mayor a cuando te lesionaste o si sientes un hormigueo o ardor en la zona que te lesionaste, llama a un médico inmediatamente.

DISTENSION DE GEMELOS La distensión de la pantorrilla es la lesion producida por elongación del músculo o de los músculos de la parte posterior de la pierna. La pantorrilla consta de dos músculos principales: el gastrocnemio, que es el músculo grande que está más cercano a la superficie conocido tambien como gemelos; y el sóleo, que está más profundo, detrás del gastrocnemio y del tendón de Aquiles.

Síntomas Cuando uno se distiende el músculo de la pantorrilla se siente un repentino dolor, como un rasgado o un pinchazo. En las distensiones menores puede resultar posible continuar la actividad, pero se sentirá tirantez en el músculo. Si la distensión es grave, el dolor puede ser tan intenso que no se pueda apoyar la pierna.

Al relajar los músculos después de hacer ejercicio, el dolor puede empeorar, conforme el músculo se inflama y sangra internamente. Esto se puede manifestar como tirantez y rigidez del músculo.

Causas La distensión de un músculo se produce cuando el músculo se contrae cuando está estirado. Esto puede producirse cuando se comienza a correr partiendo de un estado estacionario, como por ejemplo cuando se empieza a correr cuesta arriba o cuando se empieza a esprintar. Es más probable sufrir la distensión de un músculo si: - el calentamiento es demasiado breve - los músculos ya se encuentran tirantes o rígidos - los músculos están cansados o se han utilizado en exceso - el tiempo de recuperación entre sesiones de entrenamiento no es suficientemente largo - los músculos son débiles

Tratamiento Aficionado Un profesional de la medicina deportiva, como un fisioterapeuta o un médico especialista en medicina deportiva, puede diagnosticar una distensión de la pantorrilla. Dicho profesional

determinará exactamente qué tejidos musculares están dañados y el alcance de los daños y calculará cuánto tiempo tardarán en cicatrizar.

Usted recibirá instrucciones para ayudarle a reducir el dolor y la hinchazón, y para acelerar el proceso de cicatrización. También pueden utilizarse otras técnicas médicas como los ultrasonidos, el masaje e incluso las inyecciones.

Puede que le enseñen algunos ejercicios preventivos diseñados para aumentar la capacidad de movimiento y del músculo de la pantorrilla y para fortalecerlo.

PIERNA DE TENIS La pierna de tenista corresponde a la rotura muscular del gemelo interno. Aunque muy dolorosa, es menos grave ya que requiere de un tratamiento conservador. Sin embargo, una rotura del tendón de Aquiles, puede ser menos dolorosa, pero requiere de una intervención quirúrgica.

Este tipo de lesión es relativamente frecuente y se da tanto en jugadores de tenis aficionados o con poca preparación física que en una arrancada sienten un dolor agudo en la pantorrilla como en personas de mediana edad. De ahí que esta lesión se denomine también el ―latigazo de los cuarentones‖

Pierna de tenista: síntomas El síntoma de esta lesión es un dolor agudo en la pantorrilla asociado a una sensación de chasquido. Los que lo han sufrido hablan también de una sensación de ―pedrada‖ por detrás. En los casos más leves, suele sentirse un calambre puntual localizado o tenaz, o bien por una sensación de desgarro.

¿Cómo reaccionar ante la lesión? Si crees que puedes estar ante una pierna de tenista, te detallamos qué debes hacer como primeros auxilios. Lo primero que debemos hacer es parar la práctica deportiva para que la lesión no vaya a más y acabe en una rotura del tendón de Aquiles.

Si estamos acompañados, lo mejor será utilizar a tus acompañantes de muletas y que te acerquen al servicio de urgencias para valorar el alcance de la lesión. Puedes aplicar hielo a la pantorrilla y comprimir la zona con un vendaje o pernera. En ningún caso apoyes la pierna. Tratamiento de la pierna de tenista

El tratamiento de la pierna de tenista es un tratamiento conservador que llevará entre 3 y 8 semanas de fisioterapia. La recuperación requiere de reposo relativo, anti-inflamatorios y fisioterapia. Un músculo roto tiene que cicatrizar y tiene sus plazos que debemos respetar para una correcta recuperación.

La reanudación del ejercicio físico debe ser gradual y siempre bajo la supervisión del fisioterapeuta. Las sesiones de fisioterapia permitirán tratar la lesión y se hará movilizaciones suaves que permiten estirar los gemelos, el sóleo y el plantar delgado poco a poco. Una forma práctica de comprobar que la lesión está en su fase final será cuando uno pueda ponerse de puntillas y dar pequeños saltos en esa posición sin que cause dolor alguno.

FRACTURAS Una pierna quebrada (fractura de pierna) es una quebradura o fisura en uno de los huesos de la pierna. Entre las causas frecuentes, se cuentan caídas, accidentes automovilísticos y lesiones deportivas.

El tratamiento de una pierna quebrada depende del lugar y de la gravedad de la lesión. Una quebradura grave de pierna puede requerir cirugía para implantar un dispositivo en el hueso quebrado con el fin de mantenerlo alineado de la manera correcta durante la cicatrización. Otras lesiones pueden tratarse con un yeso o una férula. En todos los casos, el diagnóstico y el tratamiento inmediatos de una pierna quebrada son fundamentales para una cicatrización completa.

Síntomas Una fractura del fémur —el hueso más fuerte del cuerpo— por lo general es evidente porque requiere de mucha fuerza para quebrarse. Pero las fracturas de la tibia (el hueso que más

peso soporta en la parte inferior de la pierna) y del peroné (el hueso que se encuentra a lo largo de la tibia, debajo de la rodilla) pueden ser más sutiles.

Los signos y síntomas de una fractura en la pierna pueden comprender los siguientes: 

Dolor intenso, que puede empeorar con el movimiento



Hinchazón



Sensibilidad



Hematomas



Deformidad evidente o acortamiento de la pierna afectada



Incapacidad para caminar

Los niños o los niños pequeños que empiezan a andar que se fracturan una pierna simplemente podrían dejar de caminar, aunque no puedan explicar por qué lo hacen. El llanto sin causa aparente puede ser un síntoma de que el niño pequeño tiene una fractura.

Factores de riesgo A menudo, las fracturas por sobrecarga se producen como consecuencia de la sobrecarga repetitiva en los huesos de las piernas por actividades físicas, como las siguientes: 

Correr



Ballet



Básquetbol



Caminar

Los deportes de contacto, como el hockey y el fútbol americano, también pueden suponer un riesgo de golpes directos en las piernas que pueden ocasionar fracturas. Las fracturas por sobrecarga que no son ocasionadas por la práctica de un deporte son más frecuentes en las personas que tienen lo siguiente: 

Menor densidad ósea (osteoporosis)



Diabetes



Artritis reumatoide

Complicaciones Las complicaciones de una quebradura de pierna pueden comprender: 

Dolor en la rodilla o el tobillo. La fractura de un hueso de la pierna puede producir dolor en la rodilla o el tobillo.



Retraso en la consolidación del hueso o consolidación deficiente. Es posible que una fractura grave de pierna no se consolide rápidamente ni de manera total. Esto es particularmente frecuente en una fractura expuesta de la tibia debido al menor flujo sanguíneo hacia este hueso.



Infección ósea (osteomielitis). Si tienes una fractura expuesta, el hueso puede exponerse a hongos y bacterias que provocan infecciones.



Daños en los nervios o en los vasos sanguíneos. Una fractura de pierna puede lesionar los nervios y vasos sanguíneos cercanos. Si notas entumecimiento o problemas de circulación, busca atención médica de inmediato.



Síndrome compartimental. Esta enfermedad neuromuscular provoca dolor, hinchazón y, a veces, discapacidad en los músculos que están cerca del hueso fracturado. Esta es una complicación poco habitual que es más frecuente en las lesiones de alto impacto, como las que se producen en un accidente de automóvil o motocicleta.



Artritis. Las fracturas que se extienden a la articulación y la mala alineación del hueso pueden causar artrosis años después. Si comienza a dolerte la pierna mucho después de una fractura, consulta con tu médico para que te evalúe.



Longitud desigual de las piernas. Los huesos largos del niño crecen desde los extremos de los huesos, en zonas blandas llamadas «cartílagos de crecimiento». Si una fractura atraviesa un cartílago de crecimiento, con el tiempo esa extremidad podría acortarse o alargarse más que la extremidad contraria

8.2.4 LESIONES CRONICAS DE LA PIERNA Las fracturas son lesiones traumáticas que se definen como la pérdida de continuidad en el hueso. La sintomatología más frecuente que acompaña a este tipo de lesiones es el dolor (que se hace muy intenso cuando se pretende mover la extremidad afectada), deformidad, desdibujo, acortamiento (dependerá mucho del tipo de rotura, de la cantidad y desplazamiento de los fragmentos), inflamación, aparición de hematoma y marcada impotencia funcional. Cualquier decisión de intervención ante una lesión de este tipo debe tener en cuenta la posibilidad de que haya habido o se pueda producir una lesión en las partes

blandas

adyacentes

(vasos

sanguíneos,

fibras

nerviosas),

hemorragia

y shock hipovolémico, infección (en fracturas abiertas). El tratamiento definitivo de este tipo de lesiones pasa por el traslado del afectado a un centro sanitario y debe ser realizado por un facultativo.

FRACTURA DE ESTRÉS DE LA TIBIA Y PERONÉ

Las fracturas por estrés ocurren cuando un hueso normal es sometido a un ejercicio físico prolongado y repetitivo que resulta una carga excesiva para la cual la estructura ósea no está preparada (fracturas por fatiga) o cuando un estrés normal es aplicado a un hueso debilitado por cualquier causa (fractura por insuficiencia)1.

El resultado es que se originan pequeñas microfracturas directamente influenciadas por el número y la frecuencia de las repeticiones. Si el factor estresante continúa puede originarse una verdadera fractura.

Constituyen del 1 por 100 al 16 por 100 de las lesiones en atletas y el 95 por 100 se localiza en las extremidades inferiores, fundamentalmente en tibia (corredores y bailarinas), metatarso, peroné, fémur, etc.2-4; otras localizaciones menos frecuentes son costillas y clavícula. Tienen un pico de incidencia entre los 18 y los 25 años, siendo el sexo de mayor riesgo el femenino3.

El diagnóstico de estas fracturas está basado fundamentalmente en la historia clínica y en la exploración física. Clínicamente el síntoma más importante es el dolor. Al comienzo es leve y aparece después del ejercicio en la zona de la fractura, pero desaparece con el reposo. Si continúa el factor estresante, finalmente el dolor se hace persistente a pesar del reposo 3-5. A la inspección puede existir un área de tumefacción y enrojecimiento (por ello a veces es necesario hacer un diagnóstico diferencial)5 y a la palpación existe un punto doloroso concreto4-6, e incluso un área de engrosamiento perióstico.

Respecto a las fracturas por estrés en la tibia, nos encontraremos ante un síntoma de dolor insidioso localizado sobre la tibia, en su tercio distal preferentemente; si la fractura se localizara en el platillo tibial, este síntoma sería difícil de valorar. Es importante poder correlacionar este dolor con un aumento de la actividad física o ,al contrario, estimar si con el reposo de dicha actividad cede la molestia. A partir de esta primera sospecha habrá que hacer

un

diagnóstico

diferencial

con

tendinitis,

periostitis,

tumores

o

snídrome

compartimental, principalmente. La demora en el diagnóstico correcto, algo frecuente,

dificulta la recuperación de esta lesión. En la exploración podemos encontrar también edema, enrojecimiento y calor en la zona, así como dolor a la palpación. Las lesiones localizadas en la diáfisis tibial anterior pueden tener complicaciones importantes como desplazamientos. Tras el diagnóstico, habría que determinar si hay causas biomecánicas que hayan propiciado ese estrés sobre el hueso como dismetrías en los miembros inferiores, alteración en el eje del retropié hacia la pronación u otro tipo de desequilibrios musculares o articulares.

8.2.5 RECUPERACION FUNCIONAL Y EJERCICIOS Si bien el tratamiento varía dependiendo del lugar de la lesión, en general, se debe evitar lo que precipitó la dolencia. La mayoría de las fracturas por estrés sanan durante las primeras 6 y 8 semanas luego de iniciado el reposo o inmovilización, sin embargo, el reintegro a las competencias se produce después de las 12 y 16 semanas. La cirugía es necesaria en raras ocasiones y por lo general se realiza ante algunas de las complicaciones antes mencionadas.

¿CÓMO SE PUEDE PREVENIR LAS FRACTURAS POR ESTRÉS? La prevención consiste, principalmente, en manejar los factores de riesgo: 

No correr más de 60km semanales (aunque algunos autores señalan 40km/semana).



Siempre realizar cambios graduales en los planes; cambios bruscos de intensidad o volumen pueden causar estas lesiones.



Evitar superficies duras e/o irregulares.



Si existen algunos trastornos físicos como discrepancias de longitud de las extremidades inferiores o desbalances musculares evidentes, se deben tratar de corregir, con plantillas o zapatillas en el primer caso y fortaleciendo la musculatura, en el segundo.



La alimentación es fundamental para evitar lesiones; un bajo peso puede significar poca masa muscular, o desbalances calóricos (entre lo que se consume y se gasta) que provocan que los huesos no logren la remodelación adecuada y se pueda ocasionar una fractura por estrés. Esto último es especialmente cierto en las mujeres ya que algunos estudios muestran hasta 10 veces más riesgo de fractura por estrés que los hombres.

REHABILITACIÓN No existe evidencia de herramientas de fisioterapia que hayan demostrado especial utilidad para la recuperación. La rehabilitación debe basarse en el manejo de los factores de riesgo

indicados con anterioridad: entre ellos los déficit y desbalances posturales y musculares que llevaron a que se produjera la lesión. Mientras tanto, se debe mantener la inmovilización o descarga de la extremidad lesionada.

Tras la recuperación clínica, el reintegro deportivo debe ser progresivo de manera de permitir que el hueso se adapte a la carga gradual. Se puede mantener el estado aeróbico nadando, andando en bicicleta o trotando en agua.

8.3 RODILLA Y ESTRUCTURAS RELACIONADAS

La articulación de la rodilla se compone de hueso, cartílago, ligamentos y líquidos. Los músculos y los tendones ayudan a que la rodilla se mueva en su articulación. Cuando alguna de estas estructuras se lastima o se enferma, surgen problemas. Los problemas en las rodillas pueden provocar dolor y dificultades para caminar. Los problemas en las rodillas son muy comunes y pueden ocurrir a cualquier edad. Pueden interferir con muchas actividades, desde la práctica de deportes hasta poder levantarse de una silla y caminar. Pueden tener un gran impacto en su vida.

La enfermedad más común que afecta los huesos de las rodillas es la artritis. El cartílago de la rodilla se desgasta gradualmente y provoca dolor e inflamación.

Las lesiones en los ligamentos y tendones también causan problemas con la rodilla. Una lesión común se produce en el ligamento cruzado anterior (LCA). Estas lesiones frecuentemente suelen ocurrir por un movimiento de torsión repentino. Las lesiones del LCA y otras son lesiones deportivas comunes.

5.3.1 LESIONES AGUDAS, CONTUSIONES, BURSITIS, ESGUINCES Lesiones repentinas (agudas) Las lesiones son la causa más común de los problemas en las rodillas. Las lesiones repentinas (agudas) pueden ser causadas por un golpe directo en la rodilla o por un giro anormal, una flexión de la rodilla o una caída sobre la rodilla. Es posible que el dolor, los moretones o la hinchazón sean graves y se produzcan en el término de minutos de la lesión. Es posible que se compriman o se dañen nervios o vasos sanguíneos durante la lesión. Es

posible que la rodilla o la parte inferior de la pierna se sientan entumecidas, débiles o frías; tengan hormigueo; o tengan apariencia pálida o azul. Las lesiones agudas incluyen: 

Esguinces , distensiones u otras lesiones en los ligamentos y en los tendones que conectan y sostienen la rótula.



Un desgarro en los amortiguadores de consistencia gomosa de la articulación de la rodilla ( menisco ).



Desgarros de ligamentos, como del ligamento cruzado anterior (ACL, por sus siglas en inglés) . El ligamento lateral interno (MCL, por sus siglas en inglés) es el ligamento de la rodilla que se lesiona más comúnmente.



Quebraduras ( fracturas ) de la rótula, la parte inferior del fémur o la parte superior de la tibia o del peroné. Las fracturas de rodilla son causadas más comúnmente por una fuerza anormal, como caerse sobre la rodilla, un movimiento brusco de giro, una fuerza brusca que flexiona la rodilla o un golpe fuerte de la rodilla contra un objeto.



Dislocación de la rótula. Este tipo de dislocación ocurre con más frecuencia en niñas de 13 a 18 años.



Trozos de hueso o de tejido (cuerpos sueltos) de una fractura o una dislocación que pueden quedar atrapados en la articulación e interferir en el movimiento.



Dislocación de la articulación de la rodilla. Esta es una lesión poco frecuente para la que se debe ejercer una gran fuerza. Es una lesión grave y requiere atención médica inmediata.

Lesiones por uso excesivo Las lesiones por uso excesivo se producen por actividades repetitivas o por presión reiterada o prolongada sobre la rodilla. Las actividades como subir escaleras, montar en bicicleta, trotar o saltar ejercen presión en las articulaciones y en otros tejidos, y pueden provocar irritación e inflamación. Las lesiones por uso excesivo incluyen: 

Inflamación de los pequeños sacos de líquido que amortiguan y lubrican la rodilla ( bursitis ).



Inflamación de los tendones ( tendinitis ) o pequeños desgarros en los tendones (tendinosis).



Engrosamiento o pliegue de los ligamentos de la rodilla (síndrome del pliegue sinovial ).



Dolor en la parte frontal de la rodilla debido al uso excesivo, una lesión, el exceso de peso o problemas en la rótula ( síndrome de dolor femororrotuliano ).



Irritación e inflamación de la banda de tejido fibroso ubicada en la parte externa del muslo (síndrome de la cintilla iliotibial ).

CONTUSIONES Este es el término médico para describir un moretón o magulladura. Su causa es un golpe directo a la piel y a los músculos. La piel no se rompe y no hay cortadura. Al principio, la piel contusionada puede ponerse roja, luego morada, y por último de un color anaranjadoamarillento.

Estos cambios en el color de la piel son consecuencia de la sangre derramada por los capilares o pequeños vasos sanguíneos rotos en la zona afectada. La piel también puede estar hinchada. El dolor suele ser leve a moderado. La zona de la magulladura es sensible al tacto.

En general esto puede tratarse en casa. Una compresa fría puede ayudar a reducir el dolor y la hinchazón.

BURSITIS La bursitis de rodilla es la inflamación de un saco pequeño lleno de líquido (bolsa) ubicado cerca de la articulación de la rodilla. La bolsa reduce la fricción y amortigua los puntos de presión entre los huesos y los tendones, los músculos y la piel que están cerca de las articulaciones.

Cualquiera de las bolsas de la rodilla puede inflamarse, pero la bursitis de rodilla ocurre con mayor frecuencia sobre la rótula o en la parte interior de la rodilla debajo de la articulación. La bursitis de rodilla ocasiona dolor y puede restringir tu movilidad. El tratamiento para la bursitis de rodilla a menudo implica una combinación de prácticas de cuidado personal y tratamientos administrados por el médico para aliviar el dolor y la inflamación Causas La bursitis en la rodilla puede ser causada por: 

Presión frecuente y constante, como la que se produce al arrodillarse, especialmente, en superficies duras



Una sobrecarga o actividad extenuante



Un golpe directo en la rodilla



Infección bacteriana de la bolsa sinovial



Complicaciones de la artrosis, artritis reumatoide o gota en la rodilla

Factores de riesgo Si bien la bursitis de rodilla es una afección frecuente, el riesgo de presentar este trastorno doloroso puede aumentar como resultado de: 

Permanecer arrodillado durante mucho tiempo. Las personas que trabajan arrodilladas durante períodos prolongados (instaladores de alfombras, plomeros y jardineros) corren un mayor riesgo de tener bursitis de rodilla.



Participar de ciertos deportes. Los deportes que provocan golpes directos o caídas frecuentes sobre las rodillas (como la lucha libre, el fútbol y el vóleibol) pueden aumentar el riesgo de tener bursitis de rodilla. Los corredores pueden manifestar dolor e inflamación en la bolsa de la pata de ganso, ubicada en la parte interior de la rodilla, debajo de la articulación.



Obesidad y artrosis. La bursitis de la pata de ganso, que afecta la parte interior de la rodilla, debajo de la articulación, se presenta con frecuencia en mujeres obesas con artrosis.

ESGUINCES Un esguince de rodilla es un estiramiento o desgarro de un ligamento en la rodilla. Los ligamentos sostienen la rodilla y mantienen los huesos y la articulación en la posición correcta. Un esguince de rodilla podría involucrar uno o más ligamentos. ¿Qué aumenta mi riesgo de un esguince de rodilla? 

No usar el calzado adecuado o los elementos de protección durante la actividad.



No calentar o estirarse antes del ejercicio



Demasiado ejercicio de una vez, o un aumento repentino del ejercicio

¿Cuáles son los signos y síntomas de un esguince de rodilla? 

Rigidez o disminución en movimiento



Dolor o sensibilidad



Crujido doloroso que usted puede sentir y oír



Inflamación o moretones



Rodilla que se traba o agota al caminar

¿Cómo se diagnostica un esguince de rodilla? Su médico le va a preguntar acerca de la lesión y lo examinará. Infórmele si usted escuchó un crujido o estallido cuando se lesionó. Su médico revisará el movimiento y la fuerza de su articulación. Es posible que le pida que mueva la articulación. Es posible que también necesite alguno de los siguientes tratamientos: 

Una radiografía, tomografía computarizada o resonancia magnética podrían mostrar el esguince u otros daños. Es posible que le den líquido de contraste para que su lesión se vea mejor en las imágenes. Dígale al médico si usted alguna vez ha tenido una reacción alérgica al líquido de contraste. No entre a la sala donde se realiza la resonancia magnética con algo de metal. El metal puede causar lesiones serias. Dígale al médico si usted tiene algo de metal dentro de su cuerpo o por encima.



Una artroscopia es un procedimiento para observar el interior de la articulación con un artroscopio. El endoscopio es un tubo largo con una lupa, una cámara y una luz en un extremo

8.3.2 PATOLOGIAS INTRARTICULARES

La rodilla esta sustentada por varios ligamentos que le dan estabilidad y evitan movimientos excesivos. Los ligamentos que están en el interior de la cápsula articular se llaman intraarticulares o intracapsulares, entre los que se encuentra el ligamento cruzado anterior y el ligamento cruzado posterior.

Por otra parte los ligamentos que están por fuera de la cápsula articular se llaman extrarticulares o extracapsulares como el ligamento lateral interno y el ligamento lateral externo.89 Intraarticulares 

Ligamento cruzado anterior (LCA).



Ligamento cruzado posterior (LCP).



Ligamento yugal o ligamento transverso. Une los meniscos por su lado anterior.



Ligamento meniscofemoral anterior o Ligamento de Humphrey. Del menisco externo al cóndilo interno del fémur.10



Ligamento meniscofemoral posterior o Ligamento de Wrisberg. Del menisco externo al cóndilo interno del fémur, por detrás del meniscofemoral anterior.

8.3.3 ROTULA Y PROBLEMAS RELACIONADOS

Uno de los males más habituales en corredores y deportistas en general es el dolor en la rótula. Y es que, una de las afectaciones más frecuentes en la rodilla del corredor es la del cartílago rotuliano. La rótula actúa como una verdadera polea en la rodilla. Si está polea se encuentra afectada (gastada, inclinada, deformada…) ocasiona una serie de problemas, de difícil diagnóstico y tratamiento. De algunos de ellos (condropatía rotuliana, condromalacia de la rótula o problemas en los tendones) ya hemos hablado con anterioridad.

DOLOR DEBAJO DE LA RÓTULA O CONDROMALACIA FEMOROPATELAR La rótula trabaja bien cuando se mueve de manera centrada, deslizándose sobre el fémur. Cuando existe algún problema que afecta ésta movilidad aparece lo que se conoce como un problema femoropatelar.

El Síndrome

de

dolor

femoropatelar,

que

puede

derivar

en condromalacia femoropatelar, se evidencia con la aparición de dolor en la rótula.

Se trata de una de las quejas más frecuentes de los atletas que practican deportes de resistencia. Se trata de una molestia invalidante o un dolor debajo de la rótula o un dolor de rodilla al correr, que se ve agravado al realizar determinadas acciones. Por ejemplo, se produce un fuerte dolor de rodilla al subir escaleras y/o al bajarlas, o se evidencia un dolor en la rótula al correr en pendientes (sobretodo en las bajadas). “El síndrome femoropatelar se caracteriza por un dolor debajo de la rótula o un dolor de rodilla al correr, que se agrava al subir o bajar escaleras o al correr en pendientes”

CAUSAS DE DOLOR EN LA RÓTULA Los síntomas pueden desaparecer durante la carrera. Sin embargo, pasados unos minutos, puede reaparecer el dolor de rodilla después de correr. El primer episodio de dolor en la rótula puede aparecer tras un sobreesfuerzo o sobreentrenamiento, por un cambio en las zapatillas, por la alteración del ritmo de entrenamiento, de la técnica o como consecuencia de un golpe directo en la rótula. ―El dolor en la rótula puede aparecer tras un sobreesfuerzo, un cambio de zapatillas, una alteración del ritmo o del tipo de entrenamiento o como consecuencia de un golpe en la rótula‖

DOLOR EN LA RÓTULA, CONDROMALACIA FEMOROPATELAR Y/O CONDROPATÍA ROTULIANA

Hay

muchos

factores

que

la condromalacia femoropatelar y/o

pueden en

influir

la condropatía

en

el dolor

rotuliana.

en

la

rótula,

La condropatía

de

rótula puede aparecer por alteraciones en los pies, en la misma rodilla, en la cadera o en la técnica de entrenamiento.

8.3.4 RODILLA DE SALTADOR, TENDINITIS ROTULIANA O CUADRICIPTAL

La rodilla de saltador, también conocida como tendinitis rotuliana o tendinopatía rotuliana, es una inflamación o lesión del tendón rotuliano, un tejido similar a una cuerda que une la rótula a la tibia (hueso de la espinilla). La rodilla de saltador es una lesión por sobrecarga (movimientos repetidos que causan irritación o daño en los tejidos en determinada zona del cuerpo). Saltar, caer y cambiar de dirección de manera constante pueden provocar torceduras, desgarros y daño en el tendón rotuliano. Por lo tanto, los niños que regularmente practican deportes que implican saltar mucho todo el tiempo, como atletismo (en particular, salto en alto), baloncesto, voleibol, gimnasia, jogging y fútbol, pueden ejercer mucha presión en las rodillas.

La rodilla de saltador puede parecer una lesión menor que no es realmente grave. Por este motivo, muchos atletas siguen entrenando y compitiendo, y suelen ignorar la lesión o intentan tratarla por su cuenta. Sin embargo, es importante saber que la rodilla de saltador es una afección grave que puede empeorar con el tiempo y, a la larga, requerir cirugía. La atención y el tratamiento médicos tempranos pueden ayudar a prevenir el daño continuo en la rodilla.

Acerca de la rodilla de saltador Cuando se extiende la rodilla, el cuádriceps tira del tendón del cuádriceps, que a su vez tira de la rótula. Luego, la rótula tira del tendón rotuliano y la tibia, y permite que la rodilla se enderece. Al flexionar la rodilla, en cambio, los músculos de la corva tiran de la tibia, y esto hace que la rodilla se flexione.

En la rodilla de saltador, el tendón rotuliano está dañado. Dado que este tendón es fundamental para enderezar la rodilla, el daño en él hace que la rótula pierda el soporte o el sostén. Esto causa dolor y debilidad en la rodilla, y dificulta el enderezamiento de la pierna.

Síntomas Algunos de los síntomas frecuentes de la rodilla de saltador son los siguientes: 

dolor directamente sobre el tendón rotuliano (o, más específicamente, debajo de la rótula)



rigidez en la rodilla, en particular al saltar, arrodillarse, agacharse, sentarse o subir las escaleras



dolor al flexionar la rodilla



dolor en el cuádriceps



debilidad en la pierna o la pantorrilla

Algunos de los síntomas menos frecuentes son los siguientes: 

problemas de equilibrio



aumento de la temperatura, sensibilidad excesiva o hinchazón alrededor de la parte inferior de la rodilla

Tratamiento La rodilla de saltador primero se evalúa mediante un sistema de calificación que mide el grado de la lesión (las calificaciones van del 1 al 5; 1 significa dolor solo después de realizar una actividad intensa y 5 significa dolor constante todos los días e imposibilidad para realizar actividades deportivas).

Al examinar la rodilla, el médico o profesional médico le solicitará al paciente que corra, salte, se arrodille o se agache para determinar el nivel de dolor. Además, es posible que recomiende una radiografía o una imagen por resonancia magnética (IRM). Según el grado de la lesión, el tratamiento puede consistir solo en reposo y bolsas de hielo o incluso cirugía.

8.3.5 RODILLA DEL CORREDOR La rodilla del corredor, también conocida como síndrome de la cintilla iliotibial o fascia lata, es una de las lesiones más comunes en el running. Ésta se manifiesta como un dolor punzante en la cara externa de la rodilla y que aparece en el momento de impacto del talón en el suelo y que en fases agudas imposibilita la carrera.

¿Por qué se produce la rodilla del corredor? Para conocer el motivo por el cual se produce la lesión, antes tenemos que hablar de la cintilla iliotibial. Ésta es una banda gruesa del tejido fibroso que se extiende desde la cadera hacia abajo por la parte exterior del muslo y se inserta en la cara anteroexterna de la tibia.

Se forma como consecuencia de las expansiones de los músculos tensores de la fascia lata y el glúteo mayor. Su acción contribuye a la abducción de cadera, la rotación interna de rodilla y la extensión de la rodilla.

El mecanismo por el que se produce la lesión suele ser el roce repetitivo de la cintilla iliotibial con el epicóndilo lateral del fémur (protuberancia ósea anátomica externa de la zona baja del fémur). Con la pierna estirada, la cintilla iliotibial está situada delante del epicóndilo lateral del fémur, pero a partir de los 30º de flexión ésta se coloca en la parte posterior. Es allí donde se provoca el roce, justo después del impacto con el suelo cuando la rodilla empieza a flexionar. Cabe mencionar que anatómicamente el cuerpo ya tiene prevista una defensa para este roce en forma de ―bursa‖ o bolsa protectora. Sin embargo, una tensión excesiva de la cintilla en el momento del impacto puede provocar también la inflamación de esta bursa protectora.

Los deportes con movimientos repetitivos continuados como la carrera continua o el ciclismo están más expuestos a este tipo de lesión. Causas de que provocan la rodilla del corredor Existen diferentes factores que pueden influir en la aparición de la rodilla del corredor: 1. Errores en el entrenamiento: 

No seguir un programa progresivo y controlado de entrenamiento.



No hacer un trabajo previo o paralelo de refuerzo de grupos musculares grandes (cuádriceps, glúteo, isquiotibiales) que nos estabilicen correctamente rodilla y cadera.



Calentamiento y estiramiento insuficientes.



Uso de calzado inadecuado.



Cambio de superficie y pendiente de entrenamiento (la molestia suele iniciarse en bajadas)

2. Errores de técnica de carrera: Un apoyo excesivo de talón que provoca excesiva extensión de rodilla, perdiendo además amortiguación. 

El ―overstriding‖ o intento de alargar la zancada manteniendo el tronco rígido y vertical.

3. Factores individuales: Alteraciones de la estática y dinámica: Arqueo de rodillas o genu varo, rodillas en X o genu valgo, hiperpronación de pie y tobillo que durante la marcha pueden provocar las ateraciones mencionadas anteriormente. 

Dismetría de extremidades inferiores (tener una pierna más larga que la otra).



Desequilibrios musculares debidos a una mala postura estática corporal.



Epicóndilo femoral externo muy prominente



Hiperlaxitud cápsulo-ligamentosa.



Edad

8.3.6 RECUPERACION FUNCIONAL Y EJERCICIOS ¿Cuál es su tratamiento? El primer paso para tratar la rodilla del corredor es tratar la inflamación. Esto se puede llevar a cabo con diferentes medios: Aplicación de hielo local, medicación anti-inflamatoria y

analgésica, fisioterapia y osteopatía (electroterapia, vendajes, masajes y estiramientos), o infiltración de corticoides o similar. Una vez tratada la inflamación (también se puede hacer de manera paralela) debemos tratar la causa que provoca la lesión si no queremos recaer.

La rodilla del corredor, también conocida como síndrome de la cintilla iliotibial o fascia lata, es una de las lesiones más comunes en el running. Ésta se manifiesta como un dolor punzante en la cara externa de la rodilla y que aparece en el momento de impacto del talón en el suelo y que en fases agudas imposibilita la carrera.

¿Por qué se produce la rodilla del corredor? Para conocer el motivo por el cual se produce la lesión, antes tenemos que hablar de la cintilla iliotibial. Ésta es una banda gruesa del tejido fibroso que se extiende desde la cadera hacia abajo por la parte exterior del muslo y se inserta en la cara anteroexterna de la tibia.

Se forma como consecuencia de las expansiones de los músculos tensores de la fascia lata y el glúteo mayor. Su acción contribuye a la abducción de cadera, la rotación interna de rodilla y la extensión de la rodilla.

El mecanismo por el que se produce la lesión suele ser el roce repetitivo de la cintilla iliotibial con el epicóndilo lateral del fémur (protuberancia ósea anátomica externa de la zona baja del fémur).

Con la pierna estirada, la cintilla iliotibial está situada delante del epicóndilo lateral del fémur, pero a partir de los 30º de flexión ésta se coloca en la parte posterior. Es allí donde se provoca el roce, justo después del impacto con el suelo cuando la rodilla empieza a flexionar. Cabe mencionar que anatómicamente el cuerpo ya tiene prevista una defensa para este roce en forma de ―bursa‖ o bolsa protectora. Sin embargo, una tensión excesiva de la cintilla en el momento del impacto puede provocar también la inflamación de esta bursa protectora.

Los deportes con movimientos repetitivos continuados como la carrera continua o el ciclismo están más expuestos a este tipo de lesión. Causas de que provocan la rodilla del corredor Existen diferentes factores que pueden influir en la aparición de la rodilla del corredor:

1. Errores en el entrenamiento: No seguir un programa progresivo y controlado de entrenamiento. 

No hacer un trabajo previo o paralelo de refuerzo de grupos musculares grandes (cuádriceps, glúteo, isquiotibiales) que nos estabilicen correctamente rodilla y cadera.



Calentamiento y estiramiento insuficientes.



Uso de calzado inadecuado.



Cambio de superficie y pendiente de entrenamiento (la molestia suele iniciarse en bajadas)

2. Errores de técnica de carrera: Un apoyo excesivo de talón que provoca excesiva extensión de rodilla, perdiendo además amortiguación. 

El ―overstriding‖ o intento de alargar la zancada manteniendo el tronco rígido y vertical.

3. Factores individuales: Alteraciones de la estática y dinámica: Arqueo de rodillas o genu varo, rodillas en X o genu valgo, hiperpronación de pie y tobillo que durante la marcha pueden provocar las ateraciones mencionadas anteriormente.



Dismetría de extremidades inferiores (tener una pierna más larga que la otra).



Desequilibrios musculares debidos a una mala postura estática corporal.



Epicóndilo femoral externo muy prominente



Hiperlaxitud cápsulo-ligamentosa.



Edad

¿Cuál es su tratamiento? El primer paso para tratar la rodilla del corredor es tratar la inflamación. Esto se puede llevar a cabo con diferentes medios: Aplicación de hielo local, medicación anti-inflamatoria y analgésica, fisioterapia y osteopatía (electroterapia, vendajes, masajes y estiramientos), o infiltración de corticoides o similar.

Una vez tratada la inflamación (también se puede hacer de manera paralela) debemos tratar la causa que provoca la lesión si no queremos recaer.

Como hemos expuesto en el punto anterior, es importante empezar por un buen programa de entrenamiento con un refuerzo muscular correcto, y un calzado adecuado. También nos ayudará mejorar nuestra técnica de carrera y seguir un programa de reeducación postural. Por último, es recomendable realizarse un estudio biomecánico de la marcha.

Si tomamos la pierna como una columna cuya base es el pie y cuyo equilibrio ha de ser la alineación vertical de pie, rodilla y cadera, cualquier alteración en la alineación del tobillo provocará una respuesta de adaptación en la articulación inmediatamente superior a él -que es la rodilla- poniendo en compromiso las distintas estructuras articulares, tendinosas y musculares que la estabilizan.

En el caso que nos ocupa, una rodilla arqueada o una rodilla en X provocarán un estiramiento y una tensión mayor de la habitual en la cintilla llegando a lesionarla. Puede ser que en estática la estructura de pierna sea correcta (fémur bien alineado, tibia bien alineada), pero es la forma de pie, tobillo y rodilla en movimiento (en carga sobre un solo pie en el momento del salto de la carrera) lo que creará el estrés en la rodilla.

Este sobreesfuerzo prolongado suele ser el origen de la lesión. Y hasta que no demos con él y no le pongamos remedio cualquier tratamiento que proporcionemos (médico, fisioterápico, osteopático, etc..) no será efectivo.

De este modo podremos determinar si existen alteraciones o desajustes en nuestro aparato locomotor durante la marcha y en caso afirmativo corregirlos mediante plantillas personalizadas.

8.4.1 MUSLO, CONTUSIONES DEL CUADRICEPS, DISTENSIÓN DE LOS FLEXORES DE LA RODILLA. Una distensión de cuádriceps es un desgarro de las fibras de uno de los músculos de la parte anterior del muslo que endereza a la rodilla. Una lesión de cuádriceps puede ser un tirón, un desgarro parcial o un desgarro completo.

Cómo se produce Al igual que la mayoría de los esguinces y distensiones, las lesiones de cuádriceps suelen ser causadas por el estiramiento de las fibras musculares más allá de sus límites. Es posible que sienta un ruido, por lo general en la parte frontal del muslo, cuando el músculo se desgarra. Una distensión de cuádriceps es una lesión común en deportes como correr o saltar. Sin embargo, también puede ocurrir durante una prensa de piernas intensa en el gimnasio.

Cómo se diagnostica Su médico revisará su muslo para evaluar si hay sensibilidad o moretones. Él o ella lo palpará para ver si hay dolor, debilidad o una lesión muscular más grave. El médico puede solicitar

rayos-X

o

un

MRI

para

determinar

el

grado

de

su

lesión.

Cómo se trata El tratamiento para las lesiones de cuádriceps depende de la gravedad de la lesión. La mayoría de las lesiones de cuádriceps responden bien a los tratamientos simples y no quirúrgicos. En algunos casos más severos, se puede necesitar cirugía.

8.4.2 CADERA Y REGIÓN PÉLVICA, BURSITIS, ESGUINCES, Y LUXACIONES

Bursitis Lesiones de partes blandas

Igual que en otras articulaciones, en la cadera tenemos una bolsa (bursa) que contiene líquido sinovial y que sirve para amortiguar el "choque" entre huesos y tendones. Cuando esta bolsa se inflama, se produce una bursitis.

Traumatismos, presión continuada, actividades deportivas, infecciones, gota, diabetes o artritis reumatoide son algunas de las causas que pueden producir este daño en la bursa. Los síntomas más frecuentes son dolor, inflamación y rigidez en la cadera o muslo, siendo su intensidad aguda en los primeros momentos, pero transformándose a sorda y continuada los días siguientes.

Es una lesión que puede ser repetitiva y llegar a convertirse en crónica. Medicación, reposo, fisioterapia, pérdida de peso, extracción del líquido e incluso la cirugía (bursectomía) pueden ser algunos de los tratamientos a aplicar, en función de la intensidad de la lesión.

Fracturas Lesiones óseas

La cadera es una articulación en la que un hueso con forma de bola (la cabeza del fémur) encaja dentro de una cavidad de otro hueso (acetábulo de la pelvis).

Aunque son articulaciones muy estables, que permiten gran cantidad de movimientos sin ningún problema, cuando sufren un golpe muy fuerte (por ejemplo, por una caída, por un uso excesivo o por la práctica de algunos deportes), se puede producir una fractura de cadera. En las personas de cierta edad, por la pérdida de masa ósea y la osteoporosis, que hacen que los huesos sean más débiles, la frecuencia de estas lesiones es mayor, y puede tener consecuencias muy serias si no se trata adecuadamente.

Las fracturas más frecuentes en la articulación de la cadera son la fractura del cuello del fémur y la fractura intertrocantérica.

La fractura de cadera es una lesión grave que requiere atención inmediata y en la mayoría de los casos necesitará cirugía para su resolución. Por su parte, la recuperación es lenta y su duración dependerá del alcance de la lesión, la edad del paciente, su tolerancia a los medicamentos y tratamientos y, por supuesto, su estado general de salud.

Luxaciones Lesiones óseas

Decimos que se ha producido una luxación cuando, los extremos de los huesos que deberían estar encajados en las articulaciones (fémur y pelvis), se salen de su sitio normal. Es lo que también se conoce como "dislocación" y suele producirse como consecuencia de accidentes en los que la cadera sufre un impacto muy fuerte y seco.

Cuando esto sucede, se produce un dolor repentino y muy agudo, quedando la articulación deformada e inestable, e impidiendo realizar movimientos de rotación. Se distinguen dos tipos de luxaciones –anterior y posterior–, dependiendo de dónde quede la superficie articular del fémur respecto de la tibia.

El diagnóstico lo debe realizar un traumatólogo y su tratamiento será la analgesia, la reducción de la lesión –sólo la debe realizar el especialista, ya que es muy fácil dañar la articulación–, el reposo y la descarga. En muchos casos será necesaria la cirugía.

8.4.3 OSTEOPATIA DINAMICA DEL PUBIS, INFALAMACION DE LOS ADUCTORES, FENOMENOS DEL CHASQUIDO

La pelvis está formada por dos huesos pélvicos curvos que forman una especie de cuna. Los dos huesos se unen centralmente en una articulación que se llama sínfisis del pubis y que se encuentra en la parte frontal de la pelvis. Esta articulación está formada por dos ligamentos

púbicos (superior e inferior) y un tejido fibrocartilaginoso, que hacen de sustento y lubricación a la articulación.

Con este artículo, desde Ortoweb Medical, tu ortopedia online, vamos a tratar más a fondo una patología muy común sobre todo en personas deportistas, como es la osteopatía de pubis o pubalgia.

Definición de pubalgia: La osteopatía dinámica de pubis, o más comúnmente llamada pubalgia, es un síndrome doloroso que se produce cuando existe una hipermovilidad de la sínfisis púbica, dando lugar a la inflamación de los músculos que se insertan en la zona del pubis, más concretamente los abdominales y los aductores de la zona interna de la pierna, (ingle).

Esta patología, muchas veces incapacitante en personas del sexo masculino, comienza con dolores moderados en la práctica deportiva, llegando a ser incapacitante con el tiempo, en la realización de actividades de la vida diaria y afectando a todas las estructuras locomotoras de la parte anterior de la cintura pélvica.

En el caso del sexo femenino, afecta principalmente a mujeres embarazadas y durante los últimos meses de gestación por el sobrepeso que hay que soportar del bebé, crecimiento de útero o incluso debido simplemente a cambios hormonales.

Factores influyentes en una pubalgia: Los factores que influyen a la hora de una pubalgia son entre otros: 

Hipotonía de la pared abdominal a nivel de los oblicuos.



Laxitud en los ligamentos



Tendinopatía de los aductores



Afectación por sobreesfuerzo del trayecto inguinal



La intensidad de la práctica deportiva.



Un mal calzado y no adecuado al terreno



Traumatismo durante el ejercicio.



Dismetría de los miembros inferiores



Varo de rodilla o pie

Epidemiología de una pubalgia: La osteopatía de pubis, es más frecuente en deportes que implican correr, realizar saltos o giros, como por ejemplo el fútbol, o en actividades como el triatlón o maratones, donde los tiempos expuestos a actividad deportiva son elevados.

Conviene ser diagnosticada de una manera precoz, ya que la pubalgia tiende a cronificarse, siendo más lento el proceso rehabilitador y la vuelta a la actividad deportiva o actividades de

la vida diaria. Para ello, tras la pertinente exploración, nuestro médico podrá solicitar una ecografía para valorar la inflamación o no del tendón de los músculos aductores y si existe degeneración de los tendones, así como una RM para descartar una posible hernia discal o inguinal.

Tratamiento de una pubalgia: El proceso rehabilitador estaría compuesto por tres fases principales, siendo necesario agotar todas las posibilidades de cada una de ellas, antes de pasar a la siguiente. Lo primero sería una prevención ante la práctica deportiva, muchas veces olvidada y no incorporada a nuestra rutina de entrenamiento, en la que incluiríamos el fortalecimiento muscular y abdominal, y los estiramientos de aductores e isquiotibiliales para trabajar la flexibilidad.

Una vez que aun habiendo prevenido aparece la pubalgia, será necesario un tratamiento rehabilitador realizado por un profesional como un fisioterapeuta que nos ayudará en la realización de ejercicios isométricos de aductores, abductores, abdominales y oblicuos.

Esta rehabilitación irá combinada con un reposo relativo hasta la recuperación, junto con sesiones de electroestimulación a nivel antiinflamatorio y crioterapia (terapia de frío), así como el uso de un cinturón sacroilíaco que nos de compresión y contención a la zona afectada en los momentos de esfuerzo físico o actividades incapacitantes.

En el caso de mujeres embarazadas, no estaría aconsejado el uso de la electroestimulación en la zona del abdomen, pudiendo sí ser aplicada en las piernas para fortalecer aductores e isquios.

Destacar además que, en lugar de un cinturón sacroilíaco, existen unas fajas específicas para esa etapa tan importante en la vida de cualquier mujer, que además de darnos contención hacen de soporte del abdomen, y de las que encontrarás más información unas líneas más abajo.

El uso de antiinflamatorios también nos puede ayudar a bajar la inflamación de la sínfisis, pero éstos irán siempre pautados por nuestro médico de referencia para que nos indique cuál es el más adecuado a nuestra situación e historia clínica.

CHASQUIDOS O CRUJIDOS ARTICULARES

Debemos saber que los chasquidos o crujidos articulares son muy comunes en toda la población. Suelen ser muy frecuentes en las manos, en el cuello y en las rodillas. Quizá la pregunta más importante cuando nos enfrentamos a un chasquido articular es la siguiente: ¿Duele? 

Sí, producen dolor: debemos preocuparnos.



No, no duelen: 99,9% de chasquidos normales

¿Por qué se producen los chasquidos articulares? Este sonido se debe al fenómeno de la cavitación, por el cual en el líquido de las articulaciones (líquido sinovial) se produce la liberación de gases y con ello el sonido tan característico al explotar esas burbujas. Por este motivo, en muchas ocasiones, podemos provocar ruido al crujir los dedos de la mano, por ejemplo, pero a continuación ya no podemos, hasta que pase un tiempo.

Cuando una articulación lleva tiempo sin moverse (por la noche) se acumula mucho gas en ese líquido articular y se produce una limitación de movimiento. Es en estos casos cuando, al realizar el chasquido, encontramos alivio. Realizar este chasquido, de forma controlada, es lo que realiza un fisioterapeuta.

Pero no todos los chasquidos son normales, algunos se producen con dolor asociado. En estos casos sí debemos preocuparnos y debemos acudir al traumatólogo. Estos chasquidos dolorosos pueden deberse a: -Cuerpos libres articulares: también llamados ―ratones‖ articulares. Son fragmentos de cartílago que quedan nadando en la articulación y cuando se interponen entre un hueso y otro producen un chasquido con dolor. También pueden producir bloqueos de la articulación

y suelen precisar de cirugía (habitualmente por artroscopia para su limpieza). En casos

degenerativos también son comunes, como en la artrosis. -Enfermedades articulares: como una sinovitis villonodular, en la que se producen cientos de cuerpos libres en la articulación. -Lesiones de menisco: un menisco roto puede girarse sobre sí mismo y producir un dolor severo con crujido de la rodilla. Suele deberse a las llamadas lesiones en asa de cubo o a meniscos mal formados llamados meniscos discoideos, típica causa de dolor de rodilla en niños. En este artículo podéis leer más acerca de las lesiones de menisco y su tratamiento

(no siempre hay que operarlas). -Subluxaciones o luxaciones articulares: cuando dos huesos que están unidos formando una articulación pierden esta relación, se produce un chasquido y dolor severo. -Articulaciones en resorte: es muy común en los dedos en resorte o en gatillo, como explico en este artículo, y también en la cadera (cadera en resorte). Suelen ser dolorosos. En el caso de los dedos se deben al engrosamiento de una polea que impide el correcto paso del

tendón y en el caso de la cadera se debe al salto que realiza el músculo tensor de la fascia

lata sobre el trocánter del fémur.

-Pacientes hiperlaxos: en estos pacientes el chasquido puede cursar con o sin dolor y se debe al movimiento y recolocación de los tendones por excesiva elasticidad. Suele ocurrir en enfermedades como el síndrome de Ehlers-Danlos.

8.4.4 RECUPERACION FUNCIONAL Y EJERCICIOS EJERCICIOS PARA PUBALGIA

La osteopatía dinámica de pubis (ODP), conocida más comúnmente como pubalgia, es el dolor crónico de pubis como consecuencia de una inflamación de la sínfisis del pubis. Su causa principal es el desequilibrio entre los músculos que se insertan en el pubis. Por un lado, una debilidad de la musculatura abdominal (oblicuos, transverso y recto anterior del abdomen) y, por otro lado o en consonancia con lo primero, por un desarrollo excesivo de los músculos aductores de la pierna, sobre todo el aductor largo y recto interno.

La acción de estos grupos musculares es antagónica, traccionando la musculatura aductora hacia abajo y oponiéndose a este movimiento la musculatura abdominal. De forma común, el riesgo de sufrir este dolor y lesión se ve incrementado por factores y alteraciones biomecánicas y anatómicas como: 1. Anteversión pélvica. 2. Isquiotibiales cortos. 3. Hiperlordosis lumbar.

4. Dismetría miembros inferiores. 5. Desequilibro en la cadera. 6. Desequilibrio monopodal. Se produce especialmente en deportes caracterizados por cambios de ritmo y de dirección de carrera frecuentes, así como en los que existe golpeo de balón con las extremidades inferiores, donde es el fútbol es el máximo exponente.

¿CÓMO SABER SI TENGO PUBALGIA? El primer síntoma de esta patología es el dolor en la zona inguinal durante la práctica deportiva. Inicialmente se localiza en la región de inserción de la musculatura aductora, o bien en la zona supra púbica donde se insertan los músculos abdominales, de manera predominante en la pierna dominante o de golpeo. De manera progresiva, el dolor limitará aquellos movimientos donde se combina la flexorotación de la cadera y la aducción de la extremidad, como chutar, pivotar, saltar o al realizar un sprint con cambio de dirección.

Si bien el dolor desaparece durante los primeros días de reposo del ejercicio, o bien después del calentamiento previo a la práctica deportiva, el cuadro evoluciona rápidamente y se puede empezar a tener dolor bilateral e incluso durante la actividad física diaria, como puede ser al entrar o salir del coche. Una vez instaurado el dolor en la zona de la sínfisis púbica, puede irradiar hacia la zona aductora, a la zona inguinal profunda, los testículos, incluso a la zona glútea y lumbar.

EJERCICIOS Si tienes alguno de estos síntomas o crees que estás en proceso de poder llegar a experimentarlos, los siguientes ejercicios te serán de especial ayuda, pero siempre comprendiendo que el tratamiento ha de ser multidisciplinario, es decir, participarán varios profesionales y deberá gestionarse bien.

Por otro lado, el reposo deportivo será imprescindible, evidentemente dependerá del nivel de afectación y muchas veces es difícil de convencer al deportista de su importancia para solucionarlo.

1. Rotaciones externas de fémur sobre fitball Con la zona lumbar apoyada en el suelo y los talones ejerciendo presión sobre el fitball, realizar rotaciones externas de fémur (cadera), manteniendo la postura final (máx. rotación externa) entre 6 y 12 segundos (3 series 6-10 repeticiones).

2. Rotaciones externas de fémur con tronco sobre fitball Con la zona torácica de la espalda apoyada en el fitball, los pies fijos en el suelo y un ángulo de 90º en la articulación de la rodilla. Realizar rotaciones externas de fémur (cadera), siempre manteniéndola en posición neutra (sin anteversión pélvica), y manteniendo la postura final (máx. rotación externa) entre 4 y 10 segundos (3 series 6-10 repeticiones).

3. Flexiones de cadera sentado* Sentado sobre una silla o apoyado contra una pared manteniendo la espalda totalmente recta, con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en suelo, se eleva una de las rodillas (la de la extremidad lesionada) hasta los 45º-60º manteniendo la pierna flexionada. Para incrementar la intensidad, se puede realizar ejerciendo presión con la mano sobre la rodilla que se eleva para así notar una mayor activación de los flexores de cadera. Mantener la flexión durante 4-10 segundos (3 series 6-10 repeticiones). * Variante: Sentado en un churro o foam roller, con la pierna de trabajo flexionada, se realiza el mismo procedimiento.

4. Skating lateral o zancadas deslizantes Sobre una superficie deslizante, que puede ser específica como la que se utiliza en fisioterapia y algunos equipos deportivos, o bien, un suelo como el parqué de casa. Basta con ponerse un par de calcetines de nylon deslizar lateralmente en un movimiento de ida y vuelta. Este ejercicio se puede intensificar con pesas en los tobillos o un disco en las manos, hecho que además potenciará la activación del core y el tronco. En este caso, las repeticiones no se mantienen sino que son totalmente dinámicas. 3-4 series de 8-12 repeticiones por lado.