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I libro del maestro en mecánica de tornos APARICIONES EN UN PANEL DE COMPUTADOR I Poeta atrapando una muchacha Tu ro

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I

libro del maestro en mecánica de tornos

APARICIONES EN UN PANEL DE COMPUTADOR

I Poeta atrapando una muchacha Tu rostro agresivamente sereno gruñe ahora en la tarde y caminas por estas calles, altivo, y sereno, bello como un abedul. Tus ojos son machetes que arrasan a la podredumbre que odias. Tus pasos patean a lo que se opone a tu rumbo. Desde un lugar perdido en el parque observas derrumbarse un atardecer en la ciudad. Todo -cielo enrojecido tras moles verduzcas- te es atractivo y vuelas, una muchacha como dulce acordeón en tus manos se desliza en la yerba y ahora ella te escucha y se desnuda -lecho de yerbapara ser amada por un leopardo. // El instinto aún se entromete Todo cuerpo enloquece bajo la mano que dibuja su más secreta verdad: la mente se rebela contra su corazón, el instinto aún se entromete como el buen gusto en el computador que programo. Páginas, mariposas, azucenas son el cuerpo que permanece. ¿El cuerpo que ama no se metamorfosea en la mariposa que unas manos atrapan? Una muchacha se escapa del lienzo donde Chagall me plasmó como un ángel tocando un dulce laúd y se encuentra conmigo sobre la banca de un parque. Su belle-

10 za será este poema. Su inteligencia un florero como un ángel que vuela escondido en sus ojos. Sus labios son mi Iruta, su cuerpo una mariposa que vuela detrás del vidrio de mi computador. Si la lógica no se pareciera a la vida que cambia entonces sabríamos que: a) la mariposa de tu cuerpo es una falacia, b) tus pechos como fruta una inducción incoherente, c) el ángel que alumbra tus ojos una proposición tan poco ló­ gica como el slip de un verano al que desnudas. Sin embargo una lógica no es tan incomprensible como la vida. Tu cuerpo que atrapo como a una mariposa en mis manos es un trago de gin. Suena ahora Alban Berg en la radio pero yo prefiero no col­ gar el teléfono para no perder tu voz. Tengo a Chagall en un libro pero mi laúd me hace pensar en tu cuerpo. Una mente irreal como un cuadro inexistente es tristeza ligeramente sombría: tu cuerpo es tan real como el poema que te sueña pero no esta época perdida como un desperdicio donde un deli­ cado rasguño en tus muslos es toda esta angustia -el poema como garra asiéndote por la cintura- y esta belleza, muchacha lentamente atrapada como mariposa que yo me atrevía a soltar en un panel. III Aparece ahora el Paraíso Haber abandonado a la soledad no es tan absurdo como no ha­ ber desconocido a tu presente. Abrir a Stendhal recuerda días enloquecidamente felices, amores perdidos tras el velo de manicomios olvidados. Haber abandonado la soledad para encontrarse con una mujer imaginada como un Paraíso

fue locura pero no pérdida alguna de lucidez. No aparece aún el Paraíso pero en un bar se encuentra al innoble perdido y sus ojos tristes después de perderse en el primer bar donde se descubre parecido al tema buscado -la biografía de los sueños deshechos es su propia biografíano son flores que pudieras cultivar deliciosamente. Rebelarse contra este tiempo es complejo, la eternidad son principios inconmovibles. El puesto de punta de lanza izquierdo podrá ser eterno pero del jugador sólo nos quedan sus jugadas bajo el cielo. Yashin, la araña negra. Mané Garrincha. Gallardo. Flores, pálidas como el recuerdo de un amor en un aula de la universidad. Chagall está enloquecido como una flor, el tiempo como este poema son geranios delicados pero en vez de gera­ nios debiera destrozar a lo que me hiere. Esa segunda persona ahora es una hipótesis descchablc. Una tercera persona acabará destruyendo a tu propio yo incluso antes que el lector se ilumine al leer tu último ver­ so. Aquel hombre ha envejecido como su obra, su mundo no se produce tan a menudo como sus hijos salen a estudiar a Vallejo en el colegio. Muere un pasado apenas empieza su cotidiana borrachera, aparece ahora el Paraíso en los ojos de la mujer que contemplo. Sus ojos tienen llores y deseo, sus pezones son gotas de ro­ cío en mis labios. "El tiempo nos destruye" -dice aquel hombrecito. Todo el tiempo se hacen cosas también: una época puede nacer con un poema, todo este mundo terminar con su incomprensión.

AMANECER EN SAN VALENTIN

I

Te he preferido al dulzor de la noche esta noche en diciembre, un viento ligeramente helado y hermoso como un Concerto para címbalo de Durante acaricia tu inaccesible tristeza y yo me acerco a ti para hacerte girar y envolverte en mis brazos como a una tris­ te chiquilla desprotegida en la noche. Y te he preferido a la noche esta noche larguísima como tu vida, triste como tus ojos posándose en mí ahora que elevas tu copa -sonrisa levísima como un entreabrirse de flores al sol- para brindar por todo lo mucho, o poco, que yo he podido ofrecerte y cruzando este punto en que la primavera se ha tomado verano tu palabra adorada me transfiere a un instante posible y tranquilo, cuerpo entreabriéndose para eternizarse bajo mi cuerpo que te recibe. Dulce y perfecto como he imaginado tu vida te he conducido a mí para abrevar en mis labios, y te he levantado por encima de la noche de Lima y el tiempo que pasa y no vuelve es esta casa a donde hemos vuelto a danzar como con Nietzsche sobre campos de heno, verdad en un tiempo aún irrcalizado y lejano.

14 ¿Qué hay más allá del pasado, qué aquí en tu cintura serena­ mente batiéndose como ramas de belleza en mis manos? El Concerto se agola como este trago en diciembre, trazamos un arco sobre el arco intranquilo de la noche donde pasión y locura y este milagro do vernos caminar por sobre una ciudad obsti­ nada en florear desde sus maceteros colgados nos restituye a la luz, a esta verdad que yo he puesto en tus labios ahora. Y te he llevado, girasol en mis manos, a dar tres vueltas elípticas en tomo a ti misma en un ruedo del Rímac, un trago entrelazado a tu nombre en la noche de La Victoria, o Magdalena donde contemplar este mar (que es helado y tiene una orquesta iluminada bajo sus aguas tranquilas y dulces). Pero te he preferido al dulzor de la noche esta noche en diciembre y tus labios en "Bertoloto" eran ci­ ruelas dulcísimas bajo este ardor de labios que te mordían. Y girando a una vuelta de ti, y apretado a ti, te he visto sonreír levemente, dirigirte conmigo sobre una esquina solitaria en diciembre en que eras tranquilidad para mí y silencio, todo el tiempo del mundo perdido sin ti. 11

Hoy es atardecer en San Valentín lleno de música de nogales y coro de Angelus que me van suavemente estrujando a tu mirada profunda y tranquila como azucenas. Emancipación con Rufino Torneo -trazo de un ángulo perfecto

15 para un parquecito donde Leo y Tauro encontraron su verdadero zodíacoconvergen en este cuadro de ojos, cabellos largos como alfalfa llena de lilas y mis manos acariciando la curva de tus hombros dulces como duraznos, o flores violetas, brotan en ti (toma primera de un fotógrafo ambulante) y se deslizan hasta tus pechos dul­ císimos, tus labios (toma siguiente en una banquita perdida) como suaves corolas hambrientas se abren dejándome entrelazar mi lengua a tu lengua durante un instante que tiene todo el sabor de estos primeros artos de enamorados y el fotógrafo ambulante te ha paseado ahora por una Avenida de olmos y flores y gente apurada mientras yo, recogiendo flores pisoteadas, te contemplo en mi carne y he recuperado tu sonrisa, bellísima -¿me das y te enciendo un cigarrillo?una noche en el "Mochica" todavía yerba e imprevisible como yo que te hablo, gotas de garúa por encima de las copas, probando que mi tesis -un último anarquista y una conciencia estética como nunca la tuvo este país sólo eras tú misma cuando quedas como flor de pureza en mi papel- de una escritura perfectamente lúcida puede ser esta sonrisa en plena tarde que me retiene como tu propia belleza a la belleza que yo te presento en estos versos: una conciencia estética sólo puede transformarte en flor agresi­ va y su diferencia al presente es un mundo aún poco consciente de sí. No tuvimos diferencias, y el mundo que nos golpeó

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hizo que nuestras vidas se estrecharan, se comprendieran más de lo que ya se habían comprendido, una perfecta conjunción sobre este cielo donde yo habré desabotonado tu blusa adorada para acariciarte aquí bajo los faroles de San Marcelo. III Saboreé largamente el dulzor de tus labios entreabiertos y en tu cuerpo como un mar donde cuerpo y mar, mar y toda mi tristeza se envolvían y distendían suavemente encontré calor, y caricia, comprensión, palabras tranquilas que salen de una esposa que luego ya de todos estos años termina por comprender finalmente a mi propia locura: esta vida como una obra de música es nuestra propia belleza y belleza, lucidez que destruye a las circunstancias de §u propio mundo hostil, es el mejor invento, y el experimento, la metáfora, el símbolo transformando miseria en belleza sobre esta tierra. El mundo vale por esto: poemas, clases, cuadros tuyos o míos, y lo otro como quedarse sin trabajo y desesperadamente a veces tratando de ganarse la vida escribiendo tesis eruditas para un estudiante obtuso, o demasiado poco ocupado en cosas como política, o arte, estos últimos adelantos de la mecánica cuántica, no existirían sin el sentido de lo que cultivas tan asiduamente como todo arte admirable en un mundo aún inmaduro para compren­ demos. Todo esto es la vida, sin embargo, y el amor es lo que se sobrepone a ti misma, o en nosotros, antepuestos a un mundo incomprensible y dormido. El marrón y el lila, toques discretos y elegantemente combinados a tu cabellera castaña cuando te

vistes, como ahora, para pasear en San Marcelo tienen la propia yerba de estas palabras que muerdes en un fondo verde y revuelto. Esta callecita que se pierde como un sendero con hojas crujiendo a nuestro pa­ so por entre el parque de la Exposición, más allá del Museo de Arte, y con una bellísima fuente llena de faunos y mujeres desnudas en cuyos bordes hemos venido a besamos tiene un misterio de poesía sólo percibido por noso­ tros. Conversábamos de todo esto y lo duro que es vivir en este tiempo donde sólo el amor es un milagro capaz de soste­ ner nuestro mundo y pienso que la cuestión de pareja es sal en las legumbres del día. Sal, no condimento, ni mucho menos hojarasca para entrever mejor el sentido actual del futuro (y no sólo el pasado). Sin embargo en ti misma está, como en un jardín que ha empezado a florecer, tu propia libe­ ración y tu tranquila capacidad para realizar a esta necesidad no sólo del cuerpo -libre cuando se une a otro cuerpo en la noche bajo el deseo- que, además, moldea bellamente a su época como una arquitectura de vidrio sobre co­ lumnas de acero, allí estás tú, y allí estamos, flor en las manos, este libro como un amor que nos ha liberado a ti y a mí de aquello que vuelve a caer como hoja marchita en el fondo del estanque donde nos abrazamos. ¿Qué más podré agregar a esta cuestión en que una libera­ ción sólo puede provenir de ti misma, y en donde tú misma debes entenderte como cen-

18 tro de un universo complementado a la obra en común, marido y mujer, luchar por cosas aún posibles y bellas? Te he lanzado mis brazos a tu cintura para arrancarlo del oto­ ño, y tú juegas con mis cabellos encrespados como con un racimo de uvas, estos versos palpando tus caderas poderosísimas ahora en la madrugada de Lima cuando sabemos que un colectivo nunca ha podido tener dos timones que partan en direcciones opuestas y estas palabras son flores en tus dulces cabellos, tus senos arden bajo mis labios, últimos compases de un Concerto para címbalo donde esta madrugada, mañana, antes, y siempre habrá nacido como todo en nosotros mismos.

UN ANALISTA CRITICA Mervilleux des papiers perdus

Todo pasaba tan rápidamente como los tranvías que ya no exis­ tían. Había sucedido eso que los libros llaman lucha de clases. El futuro estaba ahora en el pasado pero la lucha ocurría en tor­ no a unas metáforas: el lenguaje a usarse debía ser publicitario como una mujer maquillada, no el reflexivo de una mente serena. No dominar español entonces era una virtud tan absurda como no ser belga, asumir el porte distinguido de un hombre del pasado era no ser un adolescente apareciéndose aún en la foto en sepia. El hombre mediocre no había podido ser Pctit Thouars. Estábamos a comienzos de siglo como en una vieja película. Galilco debía retractarse, Einstcin desaprobar matemáticas. No se tenía trabajo pero nadie podía negar que la época había cambiado. Era fácil vivir con una palmada en el hombro como un borracho, el drploma de actor apenas permitía intrigar para no dejar de imaginar ser un cruel corsario en una oficina estrecha. Imaginación agotada como la lucha de clases que no estaba en la calle sino en la paranoia con que entonces se jugaba con la gente. El Paraíso había pasado a ser un cementerio, la conciencia una extorsión en la gente. Como en el fútbol, el TV a plazos, y la irrisión de estos tiempos: escribir Mervilleux des papiers perdus en versos tan poco profundos como el muladar del Rímac,

20 una metáfora maloliente, y al fin esa oscura distinción: era un hombre del poder, no todavía Lord Nelson.

ADAGIO DE LEOPARDO CON FLOR EN LAS GARRAS

Gira lentamente la noche y el leopardo es una belleza aún perfectamente agresiva en un conglomerado de gente. Tiene el leopardo su fuego que el mar gruñe en mis ojos y hay que saber recoger verdad por encima de cualquier contingencia pues emitirla ha sido siempre tan hermoso como percibirla. Treimaitrcs años son una pieza clásica: no un trayecto tan irreal como el pequeño Volkswagen donde el horror a mi belleza es un reverso de mi amor a natura y el leopardo es fuego que salta armonizado en músculos, cerebro e impulso. Sus gruesas uñas son geranios hambrientos clavándose en el rostro de una época arruinada. El cerebro es una joya encajada en una cabeza triangular, sus dientes cuchillos afilados desgarrando horrorosamente a la gacela que traga Su garrotazo tiene la furia del universo pero el pasado es lo que yo desecho a mi paso. Ponte a buscar precisión en un tiempo lleno de imprecisiones y sabrás que los que te odiaron se admiraban viéndote aún rugir, erguido y tranquilamente colérico, delicado como flor rapaz deslizándose por estas calles donde esta terrible energía era un trayecto armónico y orquestado. Sabrás que los que te lanzaron largas peroratas como ladridos bajo

22 las palas del aserrín eran ahora ceniza y tristeza, irremediable fracaso como el no haber comprendido esta pureza de tu rugido: soñé esto y mezclé de todo un poco como en una farmacia a donde el buen hombre que lo deseara podía encontrar remedios para su pena. Fui esta farmacia, o aún todavía un frutero en la noche: chirimoyas, ciruelas, mandarinas asediadas por manos sedientas. Todo esto fue, sin embargo, azufre en las narices (y se llamaban humanos) de quienes te odiaron como un libro vanamente deshojado en sus manos ineficientes y mucho más inelegantes que este espejo de mostrador donde desde la barra -té de floripondios, un dulce de frijol colado- y dándoles la espalda los he contemplado hin­ chados y abotargados como un gran corcho en el mar, rumiando la frustración de lo que no floreció ni pudo florecer ya en ellos. Todo lo que ha sido amado creado florido saltó tan ferozmente como verano gruñéndoie su belleza una mañana que sobrevive. Nada es sin apoyo de nada y mi leopardo es un dulce geranio de garras hambrientas. Su cuerpo es una máquina perfecta en el poema de su rugir. Cuando se acopla a su hembra el mundo se tambalea. Tú entonces te desesperas sintiéndome refregar a mi pecho duro sobre tus lomos sudorosos, una garra en tus brazos, la otra -fuerte como un garfio- acaricia tus pechos crecidos, y el falo que te penetra es fuego que rasga a tus entrañas. ¿Hay algo más terrible que toda esta perfección de mi música? No existe jaula para el leopardo que clava su mente en una pradera con flores. Unos han dicho que primavera enloquece el corazón y estos tiempos son todavía intranquilos y absurdos. Otros, menos inteligentes, proponen destrozar a la vida. ¿Nosotros no hemos resuelto ya defender irrevocablemente a nuestro amor

23 como lección de gratitud con el mundo? El cielo cuando amanece se sonroja límpidamente y ahora la gente ya sabe que el leopardo soñado como primavera -su acción es belleza- ha podido modificar a la historia. Toda la incomprensión de este siglo ha sido el aliar donde nuestros corazones se estremecieron sin dejar de florecer bellamente intranquilos. Un gorrión que sueña en la tarde no ha podido aún volar suavemente porque una cosa ha terminado por significar otra, y el mundo es absurdo. Y nosotros hemos debido apresuramos a mantener esta altivez. He dibujado este fuego de mi leopardo como una máquina simbólica atreviéndose a jaquear al infierno ahora cuando el tiempo que precede a toda cosecha trae siempre un cierto estoicismo, un orden que permite que todo esté perfectamente acoplado, y en su sitio. Y evadirse no es una misión del hombre pero el hombre ha de acechar siempre a lo que se opone a sus sueños. El hombre encontrará madurez en el arte de comprender que lo viejo, y no el pasado, se desecha a cada paso, el futuro que destruye a lo viejo es también levemente indefenso. ¿Existe conjunto más hermoso que un equilibrio .en sus partes? He desprendido de esta partitura al ballet del leopardo cuya comprensión es dulce música en mi vida, y esta es mi luz como flor pensativa, brazos desplegándose en este salto de leopardo cuya estructura son geranios sobriamente brotados en tus manos ahora que ha girado la noche y yo he abatido a lo inútil.

DANZA’ K

Y bien, dulce fascio, todo y nada ha pasado. El arte de una antigua defensa exige levantar la rodilla, elevar un codo y antes de quebrar lo que se ha de quebrar suspender hermosamente en el aire el filo de la palma de la mano hacia el rostro. Tu rostro, pequeño fascio. i

Todo y nada ha pasado. Tus palabras son polillas en nuestra mesa. Para ti una metáfora no fue lechuga sino especular con la carne. Y no te importó que te llamaran hambreador del pueblo. Tu surrealismo terminó por comerse a una inasible lingüista y hasta eso -que es vil- no fue tan real como postrarse lastimeramente ante un Volkswagen. ¡ilaí! ¡oh! ¡ilaí! ¡oh! -toda tormenta es decoro en un agua tranquila. Acostumbrado a una retórica creías cambiar elogios por carne, tu cruel despojo por un Sol LeWiu, esa balanza entretanto -chatarra sin ritmo en el ocioso oficio perdió ecuanimidad, tersura, silencio inclinada allí como un reloj sin no más muñón que este sereno desprecio. El arte de una antigua defensa exige concentrar energía en esto que ha de llamear en la palabra estancada, transformarse uno en el golpe destrozando a la nada.

26 ¡ilaí! ¡oh! ¡ilaí! ¡oh! -toda tormenta entresaca flores del llanto. Pero ah, dulcísima rata, todo y nada ha pasado. Tu padre admiraba a Winston Churchill. Tu madre no supo quién bombardeó a Dresde. El hijo es fascistoide: su aliento no fue árbol sino zoncera volátil, aguarrás. Escupidera en el té, tú que te has ido resbalando como aquel sapo que desde una oficina ve campos azules, yerbas del catálogo de Braniff para adormecer una siesta no más pesada que un frizer has de pastar ahora en Kentucky, cabeza de cepillo aplastada por Khalcd. Entre un bello ejemplar de automóvil -no un pur sangy este hermoso y terrible arte de amar poesía, dudas . Duda, pues. Y dedícate a dubitar, duplicidad de dudar. Restáuralo todo. Y lima tus uñas. Mis dioses antiguos como frutos de achonta han de escupir en tu cráneo el sopor de haberte entregado al enemigo que iba y venía en tus pies. "Rompe " dije. No "perron”. Calavera de Hamlet, aléjate ya -te digo. Aléjate y no rompas cuerdas de mi laúd. ¿Estos lentos años pasados por ti como por una oscura disquisición inaudible te aseguran qué hipotecas o qué ventanal con vidrios al mar -un doctorado en muerte, Mengele ilustrado? La perplejidad es el cheque del fascismo en estos tiempos. Y tu mente caída en bancarrota no más antes que cuenta corriente rebotara en mi haber no merece mi aprecio. Y no reconocimiento. El arte de una antigua defensa consiste en pulverizar uno por uno a los trapecios enanos, transfigurar en tormenta a una mente que ha de ensuciarse por ti. Mister A. Hitler, señor de la brocha con sangre o Eugene McCarthy, marioneta de una mediocridad como Reagan hicieron con

27 muerte alimento y tras su torcido invento -manadas de VW como panzers tragándose a las aldeas vecinas no veo sino desechos y latas de conserva abiertas como un programa aburrido y un miedo a ser lo que eres agua pasada, repetición de lo hecho y un miedo a ser como eres Tarot XII, estructura en defecto y un miedo a no sé qué ya que de Belaundc no has dicho nada. Y no te conviene. A lo más dirás que un auto grande es tan caro como las novelas que no puedes escribir, dulce fascio. El arte de una antigua defensa exige levantar la rodilla, elevar un codo y antes de quebrar lo que se ha de quebrar suspender velozmente en el aire el filo de la palma de la mano hacia el rostro. Tu rostro, blanco fascio.

Trepaste

¡ilaí! ¡oh! ¡ilafi ¡oh! -toda tormenta desfoga verdad en un verano tranquilo.

hasta lo más alto de la cabeza de Keops pero trepaste tarde. El equilibrio de suspensión no es tan seguro como un autobús cuya caja de cambios puede hasta hendir tu chcqucra con sólo colocar gusanos bajo sus ruedas. Nuestro centro de gravedad rota afuera de ti donde lo que no es salpica inmediatamente. Tu tiempo ha pasado pero nunca estuviste en el tiempo. Tus siervas no han abierto a Swift pero en tu mundo pequeño como un VW malogrado el fagot de una copa quebrándose es puro y hermoso.

Todo y nada ha pasado. "Rompe” dije. No "pcrron": ortigas se comen crudas, geranios no brotan en la grasa de los chanchos. ¿Qué hacías con Recavarren por el Jirón de la Unión mientras en el Jirón de la Unión tanquetas y lacrimógenas echaban contra el desierto a los ambulantes? -tu palabra no era más monocorde que un comunicado de Morales Bermúdez, coherencia confusa como SINAMOS. Trepado en la OCI eras Luza, lepra en los atardeceres de Lima. Ah, enlatado en palabras. Ah, éste que intentó encharcarme. E intentó abalearme» culpar en mí todas sus culpas. Yo he plantado como un roble este pie izquierdo en tierra mientras con el talón en ángulo volando destrozo múranos y arañas en terciopelo para poner fin a tu era, a la injuria. Todo y nada ha pasado. Todo y nada -recuérdalo. Habrán diferencias entre un modo de saborear un licor pero entre tú y nosotros apenas existe más distancia que entre el gusano y el pie que lo aplasta. "Rrompe" dije. No "perrRrron". El estilo desolado como panteón no es mi tierra. Y no me interesa una pieza a lo ElioL No más por lo menos que una flor de loto con una pierna encogida y otra en vuelo estirada como cuchilla cortándote el cuello. Cabeza cortada -to be or not to be: en honor a tu lengua he de poner mi falo como una sierra eléctrica. Cabeza cortada, el palacio se ha derruido. Infierno/purgatorio/cielo son tan & no más necesarios que fuego. Cópula es disyunción, cabeza cortada. Porque sin en como y, ¿en qué vientos habrá de girar la dialéctica? Lo dual le pertenece a lo mítico. Y tú, al jamais. ¿Metafísica machismo no son una proyección de tu huida? Feminismo, ¿una shirt-T que arrugas para este fin de semana?

20 ¡ilaí! ¡oh! ¡ilaí! ¡oh! -toda tormenta tiene un sentido en el equilibrio del mundo. Tus palabras son polillas en nuestra mesa y porque tus palabras -por mediocre poeta- son cáncer sama infección en nosotros quítate entonces y quítate rápido antes de que el filo de la palma de mi mano se eleve hermosamente en el aire y destruya tu desacreditado castillo, tu pirámide enana. La socialdemocracia es tu destino. Y no puedes hacer más que retórica No puedes hacer otra cosa. El manejo de un verso es difícil pero no más (tampoco menos) que estos autos a los que haces una muy buena publicidad. Tu destino está allí. Acércate entonces a la ventanilla, y cobra.

MARCHA DE CABALLOS EN LA NOCHE

Me encuentro

galopando esta mañana de mayo por una calle ajetreada como un loquerío. Estoy solitario pero en mis ojos saltan flores, cielo, autos, un parque vuela, y yegua y caballo se acercan a la noche como a un parque. Mi cabeza levantada en la calle es un ángel aparecido en tus ojos que buscan apasionarse. Tu cuerpo apisonando cemento, y flores, silencio, madrugadas inagotables, desemboca en una avenida con autos estacionados como piezas de un ajedrez. Mueve el alfil pero no enroques aún a la lógica que funciona como cuchillo. Caballos sin destino aparente trotan a nuestros costados. Salvajes, domésticos, locos, sus problemas son nuestros. ¿Podemos hacer aún algo por ellos? Pensar obliga a no ser tan animales como para abandonarlos a su propio terror solitario. El mundo se ha envanecido ahora pero tú para mí eres pasto, y bondad, lluvia, yegua mordiéndome hojas, alfalfa, manantial que trago de noche, y este enrocar un cuerpo al otro son como manos aferrándose a un acompasado trotar de caderas que abrazo tan desesperadamente como un muchacho solitario. Esto no es aún locura que pueda ser dominada. Potros que buscan no perder su identidad son estas calles. Un mundo no desolado es la meta buscada cuando tú cabalgas

32 como yo sobre ti por senderos terribles, y entonces te he deseado perenne, bella, indiscreta, suave y no tan posesiva como mano no deseando separarse momentáneamente del potro que busca montarse a una yegua perdida en la calle. Tus ojos llamean como piedras preciosas, tu cuerpo pequeño pero esbelto seduce, tu crin alisada por mis manos ansiosas cuando me pego a tu cuerpo, y tu boca acostumbrada a lanzar insultos, son un tesoro arrancado a la noche. Yo soy tus ojos, esta crin sudorosa es el hermoso lomo culebreante del potro al girar sobre el pasto y saltar ahora a tu lecho. Tú eres todo mi pasto y yo para ti soy hambre y sed, lluvia que empapa suavemente a tu pelambre sedosa, tu tiempo y este tiempo me son dispares y fragantes. Cuando te doy caza alzas patas y muslos, relinchas hinchando peligrosamente tus pechos indiscretos como una invitación indecente. Luego eres serena como fuga de Bach, este allegro en el concierto de Schumann son mis relinchos. Toda esta ciudad te pertenece, estos bares, estos sueños. Un ansioso muchacho que salta una reja nocturna para encontrarse contigo son estas palabras acariciadas como un caballo. ¿Desaparecería la noche si yo arrancase tristeza a tus ojos? Galopas, gritas, y galopas saltando por sobre autos atollados. Caballos desenfrenados compiten contigo, este jinete palpa tus ancas insatisfechas antes de poder sentir a tu cuerpo encabritarse bajo mis piernas y tus cabellos enjabonados en una bañera perfuman mi mundo, tus pechos como fruta abultada y este deseo bajo el vuelo de mis manos que te acarician son el poder de la vida. Alza ahora tu desenvuelta cabeza hacia el este como para contemplar arrugarse a un otoño

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pero cuando le desnudes muerde la flor de la almohada. Tu culto poeta tiene gustos vulgares y exquisitos. Mis manos en tus cabellos son flores de alfalfa crecida. Levantar tus piernas antes de elevar tus cascos traseros para sallar un obstáculo es más hermoso que llegar a Urano. Te he traído hasta Breña y te he llevado a Miraflores. Te he acariciado dulcemente arrecha en Pueblo Libre y hemos subido ágilmente al San Cristóbal. Toda esta ciudad atareada como una fábrica te pertenece, su belleza no se parece a un escaparate con maniquíes inmóviles pero el mundo que rechazamos no podría comparamos a algo tan horrible como su propia maldad. Trola, potranca, trota ahora tan velozmente como estos desenfrenados caballos van pasándose unos a otros, llegando cada quien a su propia meta elegida. ¿Interesa meterse a un corral como a un mundo domesticado donde ya todo ha concluido? El amor es estar montándote a ti como sobre el lomo nervioso, hosco de la tormenta en que a la tarde descendemos para ver nuestra vida, ponemos a pensar en todo esto que ahora es una playa de autos silenciosa y dormida posee una fuerza que el tiempo pierde en perseguimos. Tú para mí eres pasto, y bondad, lluvia, yegua mordiéndome hojas, alfalfa, manantial que trago de noche, ello es belleza. ¿Podré ofrecerte algo no tan innecesario como sabiduría fundida a tus labios sedientos? ¿Te parece tan violenta esta vida como para no perderla tan solamente en soñar? Hemos cabalgado invierno, verano, otoño, primavera. Tú te encabritabas en un cine, yo me introducía en el manantial de tus muslos. Allí he bebido tan desesperadamente como engendré ternura y belleza delineando un vientre hermosamente crecido.

34 Entonces mis manos eran un chal arrojado a tus hombros enternecidos y te conducían por calles enternecidamente bordeadas con sauces y flores. ¿Esta vida que nos fastidia no es cabalgar aún en contra de la noche? Yo continúo galopando por un tiempo desesperado como muchedumbres esclavizadas pero toda soledad se destruye apenas trotamos ordenadamente en manada. Ah galopa, oh galopa, ch galopa, tú galopa, eh ah oh ah ch ci galopa relincha galopa. Montándote a pelo y con mi muchacha -cada quien sobre sus propias cabalgaduras, tiesos como húsaresconversamos ahora que yo he conducido tu trotar bajo crines sedosas como un látigo desenvainado en mis manos. Y ahora has sallado por encima del otoño, abismos turbulentos son superados antes de bajar a beber en mis manos. Tus pechos se llenan de hermosura y tu carne son flores que yo he acariciado en tus flancos. Trotabas y yo en ti era brío y destreza, tu relinchar elevando hermosamente las patas de yegua insatisfecha y agreste. No te abandono en día o noche, invierno o verano, apenas me apeo de ti para coger yerba y darte a mascar en la noche. Masca mi pasto: te digo. Masca mi cuerpo, estas flores terribles como cuchillos son tus dominios. No te comparo a la noche pero eres también mi muchacha, pantalla con caballos enloquecidos que proyecto ante ti. ¿Su desesperación no es un tiempo envejecido que los oprime? El amanecer se enrojece tras una fábrica ajetreada, los caballos son flores acaneladas que saltan en un fondo verduzco. Cabeza altiva, cuerpo flexible y desarrollado, trote poderoso como una tormenta. El pescuezo no tan ligero como su trote pero su musculatura, y su brío, sus piernas, la bella curva de su lomo grueso anchándose en las ancas,

35 el pecho amplio» pétreo, hermoso, imponente, la forma perfecta de su cuerpo son una creación del cielo.El caballo de crin espesa es indomable como la yegua que va con él. Uno juntándose al otro son el brío de una madrugada solitaria. Flores que un enamorado arranca a la noche y arroja hacia las ventanas de su muchacha que se despierta para recibirlo como a un ángel aparecido en sus ojos. Oh,ah,eh,uf, galopa muchacha. Esta manada pasa ahora ante automovilistas cansados. El caballo que va adelante tiene una musculatura tan briosa como su cabeza cuando voltea, la yegua que trota a su lado mueve las ancas como una mujer apurada. Ambos han salido a pasear a la noche, regresan de un cinc elegante. ¿El amor que propugno no resiste el odio del pasado? Tu lecho es verano, este cuerpo encontrado como un destino es el destino que me aleja de todo pasado y saber que tú en mí eres yerba, pasto mordido ahora cuando un látigo relampaguea fugazmente y sangra mi piel, mi dicha es dolor, este montón de sufrimiento que el mundo al tomarse pasajeramente enemigo es nuestra vida Te amo y te amo aún muchísimo más cuando parece que ya no comparto nada contigo y todo está perdido, cuando parece que fuéramos uno hacia el otro un recuerdo lejano, foto apenas de una pareja desnuda en el bolsillo de la camisa El amor suele atravesar pruebas terribles como un bache. ¿Por qué no he de volver a inseminar carne y lujuria, limpiar tu mente de cosas pasadas, impulsar, perfeccionar tu nimbo aterrado, estilo de yegua alunada que yo impuse a tu trotar por el trasfondo de una ciudad, un tiempo horrible como el divorcio entre artificio y naturaleza destrozando aún tu derecho a demoler el pasado?

36 Sabías con quién te ibas y con quién te venías. Cuál tu lugar en la película y a qué película asistir una noche. Cuál la manó que podía coger estas riendas y conducirte a un sitio tumultuoso como un lecho de amor. Todo encuadre es tan bello como jaquear a un rey moribundo y si ahora estos caballos se precipitan hacia ti es porque te has sumido en la película Esta manada pasa ahora ante automovilistas cansados. Caballos de Apocalipsis estirando sus cuellos en un horizonte enrojecido. Oh trota, y trota ahora sin temor por este tiempo donde no estamos más solitarios que esta gente saludándonos a un lado de la carretera ahora que hemos continuado galopando como flores predestinadas a brotar cada vez que la primavera aparece y éste es el terrible legado final encontrado y que dejamos finalmente a nuestros hijos.

YENDO AL COLEGIO PARA RECOGER A MI HUA (para Vanessa)

Un sauce con ramas tercamente delicadas sostiene un lánguido follaje verde pálido destrozándose como ligera llovizna de flores que se curvan sobre el auto que pasa lentamente perdido en la maflana. Una pequeña fábrica arroja desperdicios sobre la vereda solitaria. Flores celestes se incrustan al follaje verde que se adhiere pensativo en la pared rosada. Sobre una vereda contemplo transitar a la gente bellamente apurada. Abro un libro donde el auto que pasa lentamente intranquilo se dirige a su perdición. Mi hija aún no se aparece pero allí está, esperándome, en el colegio. Un chillido de pequeños jilgueros traviesos atruena los jardines de la entrada. Un tormentoso río de cemento grisáceo nos separa. Estoy parado en una esquina con una flor que señala el libro donde el auto busca una dirección inservible. Paredes intensamente violetas con dinteles de yeso blanco, las ventanas ojivales o cuadradas se mecen en el ramaje de árboles crecidos como un sueño. A izquierda y derecha una avenida con árboles oscuros. Al frente del colegio que abre sus verjas -cruzando la calle- el sauce aún curvándose sobre el auto que pasa parece recoger los productos de la fábrica. Cierro el libro y me acerco al colegio, mi hija apretándome la mano vuelve a casa ahora conmigo.

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LIBRO DEL MAESTRO EN MECANICA DE TORNOS

Saldrás esta noche de tu pueblo, la sierra es azul, el mar verde como un eucalipto, esta madrugada -fría y con flores que hielan a tus huesoscl camino encontrado. Abrígate un poco ahora, tus manos fabricarán pernos como azucenas que ajustas al motor del ómnibus que te conduce velozmente a la ciudad, y el mundo que ahora tendrás no será más el mundo que conociste. (Saldré de mi chacra esta noche pero antes abrazaré fuertemente a mi padre, un gran y apretadísimo abrazo, muchísimos besos a mamá, acariciaré lentamente estos largos cabellos de mis hermanas. Diré: abuelo, regreso pronto). Cuando salgas será bueno que vueles de tu pueblo en madrugada y tu llanto silencioso humedezca no más a tu rostro que a todo este pasto revuelto donde el ganado hambriento y retrechero jugaba inconscientemente contigo: evita llorar sobre todo por este camino tan largo y difícil como una bronca. Y el ómnibus cambia muchas veces de llanta pero no de ruta: va disminuyendo lentamente su velocidad con la neblina y entonces ponte a pensar allí, y reflexiona, medita como un buen pastor perdido en chacras con flores frunci­ das porque una vez que el mundo acelere y te encuentres desembarcado en calles desconocidas el pasado

se habrá alejado lanío como el ómnibus que ya no volverás a ver. Es duro pero debes saberlo antes que Lima le devore 0 tú acabes por devorar lo que este tiempo tampoco ha podido darte. (Soñaré en el mañana, regaré tranquilamente mis plantas y continuaré preparándome para acometer este oficio ahora que sueño en el espaldar de este ómnibus que me conduce velozmente a un mundo desconocido y extraño). Después sabrás que retomar es tan imposible como descansar. Despídele de tu chacra, llora momentáneamente por tu gente quedada allá en la provincia pero no olvides que el camino es largo y difícil como tu propia vida, y el mundo que ahora tendrás no será más el mundo que conociste. 1 Nada te pertenece, tú no has perdido tampoco tu belleza en medio de la peste. El cemento es agrio, triste el tiempo irremediable. ¿Serás aún tan inexperto como para no ajustar tu tomo a las flores que brotan irreprochablemente en tu destreza? No es tan extraño caminar en la ciudad como en una película en trasnoche y el semáforo puede cambiar instantáneamente de color, un auto perderse en urbanizaciones desiertas y tú no detener tu obstinada caminata. No husmees tampoco demasiado en vitrinas apagadas y aprende que tu ser no necesita consejos sombríos. Una misma visión unifica el oficio y la técnica aprendida en tu taller artesano permite transformar en lucidez al inexcusable invierno. Esto no es aun el Paraíso pero puede llegar a serlo

41 y aquí sólo veris lo que ha sobrado: basura como rastrojo, noche tan vacía como esta olla que ni el fogón quería y lo que faltan son brazos tan poderosos como tú en una ciudad aún ignorando que tú llegas para sostenerla. Estás en Lima: ahora sabrás que esta ciudad se engulle tan rápidamente al provinciano, y si esta destreza no florece en las calles tampoco podré cosechar limpiamente lo que he producido. 2

Bien, acabas de llegar perfectamente a la ciudad. Tu mujer, tu mujer encinta y tus pequeños hijos se han quedado a esperar tu primera carta, tu primer jornal. Escríbeles que vas bien y es tan atractiva esta ciudad como un buen libro de tomos pero grande y desconocida como una casa de ricos: nadie te conoce todavía y los amigos no son como en tu tierra, una ayuda con la que contar. En el periódico ayer salió un aviso para contratar gente en una fábrica en conservas pero era muy larga la cola y los puestos, pocos. Un beso para los niños -Froylan el mayorcito dices que puede ya sacar su cuenta- un cariñoso abrazo para todos. Quizá esta semana entrante tenga mejor suerte y bien, acabas de llegar a Lima: ahora sabrás que tu vida cuesta muchísimo menos que tu sudor y ya no tendrás tiempo de arrepentirte. 3 ¿Llegar temprano al parque Universitario puede ser tan hermoso como no haberse enfermado ya de TBC?

42 Transitan lentamente por aquí omnibuses inmensos como catedrales que pueden llevarte a tu destino. Súbete a uno: azul con franja roja (éste va del Rímac a La Victoria) o rojo y franja blanca (del Callao a Lima) o champa de petróleo y franja naranja (por Lince y aledaños). Recuerda bien tus colores. Mcmoriza bien los paraderos y no te bajes antes ni después. Bájate en el momento preciso y exige que te den tu vuelto centavo por centavo. Tienes que ahorrar pero no más que lo que te has gastado en conseguirlo. En Lima no lograrás aún juntar más que tu miseria y si este sueldo nunca pudo alcanzarte para nada ahora te alcanza muchísimo menos. Tu plata se va en: 1. La pensión de tu mujer (cada 15 días) desayuno (camote frito y un café "más amargo que ayer") - almuerzo (sopita rala y cuando hay segundo, 2. Tu pensión J bonito frito) - comida (lo mismo pero menos) - y además este cuartucho chiquito y con techo de esteras. 3. Tus pasajes, que cargan con el resto de tu sueldo (con las justas sacas tu cuenta pero acabas de sacarla). En cigarrillo no gastas porque no fumas, te gusta poco el trago: tienes que ahorrar. De la fábrica al ómnibus y del ómnibus a la fábrica: así pasan 6 de 7 días a la semana. En esta cuenta no incluyes el alza de la gasolina ni el PNB. Y en esta cosa no entiendes pero la entenderás. Por lo pronto sólo sabes que el precio del pan sube tanto como su peso

43 y tamaño se reducen: con esto ya sabes más que el ser ministro de Economía. El habla por TV pero nunca sabrá que eso a ti te parece pura estupidez. Meditación aparte, querida esposa, y para hablar claro, aquí las cosas cada día se ponen más y más fregadas. No se puede ni protestar pero protestamos. Me acabo de afiliar al sindicato. 4 Bien: ya has conseguido un trabajito. Te costó muchísimo encontrarlo pero acabas de percibir tu primer salario: tendrás que apretar más tus bolsillos ahora, este dinero se irá como agua en un macetero sediento. El patrono ha prometido aumentar el salario, no rechaces ser impaciente: el salario será tan poco atractivo como lo que no podrás comprar ya en un mercado, y hay que guardar pan para mañana. Estos primeros 3 meses no tendrás (y eran antes 3 años) ni seguro ni planilla: tu sudor cae en el vaso con whisky del gerente, moja todas sus camisas, engorda miserablemente la billetera pero estos 3 primeros meses no existes para nadie: puntualmente habrán de cobrarte el alquiler. Bien: ya has conseguido un trabajito y lo que hoy posees es una ganga que no tendrás después. Produce ahora no más de lo que puedes producir esta máquina como cielo que avanza tiene un ritmo perfecto y las flores se recogen a 20 para las 7: 7 x 20 son 140 y 100 pétalos son un número razonable para lo que muele implacablemente a tus pulmones. No produzcas más de lo que producen tus propios compañeros: de acuerdo con

44 el salario mínimo recibido y en desacuerdo con el poco pan que le entra en el estómago. Recuerda que el patrono sólo espera verte equivocar -como un conversar amigablemente, reír, ir al baño, o merendar- para arrojarte como Adán del Paraíso de tu sudor. Produce como sabes producir y no más -luego serás obligado a producir no mucho menosde lo que perfectamente puedes realizar. No te esfuerces en aumentar la producción y no lo hagas ya que el patrono sólo disminuirá continuamente tus ingresos (si los tienes). No sabes de estas cosas todavía pero a su debido tiempo las sabrás (alguien del sindicato te hablará). Bien: ya has conseguido un trabajiio. Ahora sabrás que no es más difícil que el haberlo encontrado. 5 Cuánto es lo que ganas si lo que pierdes -tiempo y sueño- te arroja en el foso de los micros, lo que adquieres no tiene aún la calidad de tu sudor gastado en tu fábrica. Qué amarga esta vida y qué amargo el dolor. Esta ciudad podrá parecerse a la soledad pero no a la patronal a la que he podido aplastar como yerba mala bajo cuchilla de tractor que arrasa a lo que impide su paso y tú estás lejos de mí, este pequeño radio a pilas es tristeza y olvido. Había leña y huarango que brotaba en un monte lejano y esta tijera abierta contra el maleficio en la mesa que un buen ebanista sacó del alerce que don José Concepción le dio tras herrarle un caballo.

45 Huarango y hojas de sauce curvándose en una acequia tranquila era choza escondida, flores como dulces camotes aún continuaban ardiendo en la tarde. Ah, qué amarga mi vida y qué amargo el dolor de no estar en mi pueblo, junto a mi dulce fogón, pero ahora tendrás que pagar tu luz, bombilla envuelta en papel de envolver fierro para espantar zancudos y palomitas del río que caen como tristes polillas en una vasija de agua Es amarga la vida como todo en este tiempo pero no más que esta ciudad donde tú has levantado tu hogar. Más gastados pero no menos arrogantes, igual coraje, una pesadumbre en mis hombros van mis compañeros de niño, mis pequeños amigos, estos hermanos demacrados y todavía frescos como este país que los parió, como este tiempo: una práctica inabsurda y concreta como mando de tomo en las manos, una flor que se me embellece en la mente, energía que tengo como sudor derramado en cada palabra escrita minuciosamente en el cielo. Más arrogantes y no menos jodidos: tengo que pagar con mi muerte el precio de haber nacido, pagar con mi vida el desprecio sentido por una ciudad, un tiempo, una inefectividad enredada como trapo sucio en mis flores. Todo es deuda y todo salario, neblina en estos años malditos como una pesadilla donde me han de veras pisoteado y de veras me encuentro arrojado como en un foso de Roma

46 Pero ya tienes un trabajo. Ahora sabrás que las canas llegan más rápido que iodos estos ahorros que soñaste. 7 Te tomabas unos tragos una noche como un no evitar contemplarte en el tiempo: por el nuevo hijo, compadre. Y por usted también compadre que ha cumplido un año más (o menos) de vida. Nunca sabemos si nuestra vida se pierde y el próximo no somos sino tristes lágrimas en ojos de nuestra familia. Siempre habrá motivo para alegrarse y otro para soltar lágrimas como garúa sobre Lima. Estábamos viernes y mañana, día del pueblo, tengo que sacar a la suciedad como tesoro perdido en el overol. Refregar duramente estos trapos de gasolina, asearse para acompañar al domingo a un parque de la realidad. Entre la bruma de unos tragos recordabas el huaylas que zapateabas en tomo a tus sauces, un sembrar tuyo que ahora es fuerte fatiga en un rapidísimo tomo de factoría. Y no -no te trajeron aquí locas ilusiones ni ningún otro vals que no has querido cantar todavía. Aquí me han traído un fuego que no calentaba sino el silencioso rumor de una cacerola dormida, un encontrarme lejos de aquel pasado que nada me prometía o este buen buscarme un oficio que me ha dado mi pan. Pero ya te has conseguido un trabajo. Ahora sabrás que hay que pagar hasta lo que uno se atreve a cagar en la ciudad.

47 8 En el parque Universitario podrás todavía pagar por menos (pero multiplicado por diez) de lo que te cos­ taba un plato tragado tan rápidamente como un mecánico saca y pone otra bujía en su batería. Si has saboreado o no chanfainita, pescado frito, arroz con fri­ joles sabes que no en cualquier paladar sino en la digestión cacarea tu pollo: proteínas y más proteínas, según decía el maestro de escuela. No tienes tiempo para saborear tu comida y lo que digieres es la oscura mirada de un capataz que te obli­ ga a funcionar tan perfectamente como polcas de una Diesel ensamblada a tu maestría. No pidas lechuga y el tomate es aún un fuerte rubor que ha guar­ dado tu esfuerzo. El color del mar a las 3 de la tarde apenas se puede engullir fugazmente y verdura fresca son tus pulmones, el agrio ajo este carajo contra el patrón. El ministro de Economía ve de pasada, si ve, lo que tú has sentido aquí dentro, garrotes en el estómago, y muy escasa comida a uis niños. Enróllate bien esta larga chalina en el cuello. Abróchate perfectamente esta gruesa casaca de cuero porque este clima húmedo ensuciará a tus bronquios. 9 Amaneció domingo, ¿a dónde iras a parar ahora? Apenas uno que otro ligero auto pasa rasgando a este largo silencio de la tarde. Amaneció domingo y no sabes aún dónde ir, no tienes tampoco más que polcas ruidosas en una sirena que sueña

48 4 veces por día en el mismo sitio 6 veces a la semana. Mi vida es un látigo sacando flores de sangre a mis espaldas, tarro de leche sobre un mostrador donde la cuenta no alcanza aun a llenar el estómago de mis hijos. ¿Se puede llamar a esto lucidez, valor, rugido de puma enfrentándose inabdicablemcntc a lo que debe ser destruido? (Eres más de lo que has sido y no serás tampoco menos que tu propio oficio). No me ha quedado sino sobreponer mi chicote a esta balería de un suerio donde mi vida es luego moldeándose como tomillo a la huacha de una noche perdida. Y tu vida no podrá desacoplarse al todo (tus compañeros como maquinaria pesada son una palanca que ac­ túa intcrrelacionando un orden) y el orden esta precisión impidiéndote descuidarte un instante, bello procedimiento del que si fugas tu mano perderá la virtud de un buen concertista al que sólo puedes, a veces, escuchar rápidamente en la radio. No le habrás de fugar de ti mismo para ser otro, y pierde tus ilusiones perdidas: no lloverá aún maná en tu cielo. Estás en Lima y aquí, como en cualquier otra ciudad llena de industrias, hay bondad y maldad, turbiedad, limpidez, y serenidad. Tiene esta ciudad sas vicios que cuestan la pérdida del razonamien­ to, sus tristes callejuelas que hieden -pasa, pasa trabajador provinciano sin mirar de reojo siquicraa pecado y avaricia, gula, envidia, y tormento. Recuerda: llegaste aquí como un niño y tus alegrías, tus no muy alocadas borracheras in­ cluso, serán gorrioncillos tan alegres que vuelan como chalina en tu cuello, sentimientos como pajarillos piando bellamente su propia can­ ción preferida

Y sin perder lo que eras tienes ya lo que serás: duras manos callosas como piedra que manejan perfectamente a una palanca de acero, ajustan o precisan los pernos de un sentimiento valiente, transforman en flor repujada al fierro labrado con una cuchilla afilada, sistema automático cuyo brillo te ha podido destruir lo poco o mucho de aldea que aún tenías en tus ojos. No sulfures aún tu destino y mantente diestro, ágil, fresco como higo recién madurado en su planta. Amaneció domingo y mañana 20 pabellones, baños anegados, orín apelmazado, girar de máquinas y más girar de máquinas enloquecidas taladrando a tus oídos, tu fatiga, tu silencio serán tu caminata solitaria en un parque, un áspero zapatear en el Coliseo. Te visitan parientes y amigos, un hermano que estudia matemá­ ticas puras te ha pedido este consejo práctico para un teorema que sólo tu mecánica concreta ha podido hasta ahora resolver. 10

Y a todo el que había nacido en el valle le llegaba su hora: Jo­ sé Manuel, Maruja, Ley, Victoria, Gato, Ñaño, Aurora partían todos los años de un paradero en San Agustín -enchapada a plaza San Martín- y en tu maleta apenas cabían esa niñez fogosamente jugada en calles y chacras, potreros, ruinas incaicas, o que comió hostias no consagradas, hurtó ciruelas y nísperos, se puso larga sotana roja con blanca casulla de monaguillo en misas dominicales

50 y p.ochcs de novenario que terminaban con procesión y castillos de fuego de artificio a medianoche. (Esto parece "La voz de la tradición" en Radio Nacional y Martínez Smait aún se despierta cantando - ” ... las locas ilu­ siones me sacaron de mi pueblo"). Partían y llegaban todos los años al parque Universitario. Terminaran o no terminaran su sccundaiia, terminaran o no terminaran sus estudios primarios, consiguieran o no ingresar a la U todos seguían el mismo camino pedregoso hacia Lima y como largas casuarinas iban enraizándose por todo el Perú. No los esperaba un canto de triunfo, ni los esperaba un fracaso académico. Partían y llegaban al parque Universitario, esta vida y su muerte po­ dían ser libros, vendedores de preservativos estériles bajo dinteles de Colmena. Partían y llegaban con cada buena cosecha como cuando se termina­ ba un año escolar donde yo también era arrojado dos veces del Paraíso materno: de la placenta primero y de mi aldea pequeña a esta ciudad donde hay bondad y maldad. Allá en el terruño ya le estaba quitando el pan a mis hijos, un sitio caliente a los que tienen que nacer. Partían y llegaban, y yo ya estoy afmcándome en Lima: para enviar esta ropa que no me queda a los más mcnorcitos, y poner el doloroso sudor en el pan de todo este tiempo. Y ahora al planchar mi overol he querido estar otra vez en la feria agropecuaria pero se que a mi pueblo no se llega por carreicra sino por este sueño que uno realiza limpiamente en su obra.

MUSEUM AETERNUM (El poeta - una iluminación - se dirige a las flores)

I Está lo que produjo Arona -diccionario con menos procacidades que una muchacha desnudándose en uis manosy lo que hizo Amézaga es una trocha arrancada a un fin de siécle, vuelta maravillosa al jardín de Melgar. El ópalo del otoño se marchita en la noche y en el bolsillo tengo el libro por donde ahora pascas. Mira cómo este hombre (y es Unanue) ha dejado reposar tranquilamente sus manos en el parque Universitario: mármol y yerbas, cielo azul despejado, jubilados con niños como gatos saltándole en sus rodillas han venido a recostarse lentamente en Unanue. Allí está Rosscl, aportó el estoicismo y toda esta discretísima precisión que debemos agradecer. Olvidamos lo que nos ha faltado, tenemos por presente apenas la tarde arruinada de una época triste e impasible como ésta. No hablemos de sirenas cuyos muslos de bronce poseen esa tan escasa lujuria que sobra en nuestras más castas amigas. ¿Quién dejó que el musgo mordiera sus labios a Rossel? Trabajar dijo Llamosas en el S. XVII es algo perdido en un mundo aún incipiente:

52 “Pues aquí cada genio arrebatado, / tiene el Arle u ocioso o perdonado" y en esto prefiguró a esa persona admirable, flor violenta, Manuel González Prada. Yo me he trompeado ya por Clarissa: esto lo sabe perfectamente el "Mochica" y el jardín -espejo de Amarilisai que llego iraycndoic estas flores que se desnudan como muchachas acariciadas en mis manos. Doblando a la izquierda para ver a Salavcrry -que viajó hasta París a desposar a Ismcna- me encontré a la derecha de un lago verde pálido, tranquilo furor como un bote con enamorados impulsándose en la tarde, con Althaus hablando enloquecido y otro loco -M.A.García-, algunos clasicistas, tristeza en los ojos, pelo verde como yedra bajo un volumen de ceniza -apenas la saliva de un verso que cuelga en sus tristes labios. A veces la sabiduría se dispone a descansar bajo una lápida y su epígrafe es musgo y noche: viajero, ten la paciencia de no detenerle hasla encontrar tu camino. Se sabe que no puse todas mis complacencias en Arona pero aquí está Márquez también: uno conoció la naturaleza hasta el borde mismo de su vieja hacienda (más allá la vida era un castillo desconocido) y el oiro -¿o fue Corpancho?sc ahogó temprano -Panamá, La bohemia de mi tiempopero lo que conocemos de él aún no florece como un mar en labios de ninguna furia adolescente. No hay mármol ni yerba aún fresca para Amézaga -y bregué ya por AJüiaus- donde poner mis alas. Ingeniero Paulet, Pedro Ruiz Gallo -la obra soñada

ahora florece como bellas máquinas en la noche. No interesa el mármol o su alegoría en bronce: encender versos como flores en ojos de gente apesadumbrada produce inteligencia, espíritu fresco en una aventura amarga. Exquisitez y profundidad son niveles de una misma experiencia que deben engarzarse. No rechines, por favor, tus dientes estériles y si no me entiendes -no gustas el artetampoco podrás demostrar a Gtidcl. ¿Cómo vivió -trago y fuego- toda esta gente: corazón enloquecido en la mano? ¿Se dirigían a nosotros cada vez que en el Palais -triste verbena del Apoloalzaban su ajenjo que brillaba tras la penumbra del verano? Todo un largo siglo ha pasado desde entonces y la locura de J. Chávez alzándose sobre los Alpes es hoy una realidad tan natural como volar para tocar apenas el ciclo con las manos. ¿Mañana otra dimensión podrá efectuar la belleza que se transforma en objeto apenas vuelves a ser espejo? Tuvo un centro también este fin de siglo: piadosamente o elegantemente tuvo su misterioso autor que concentró a todos: fue Lucrecio y todas estas verdades que liberaron mente y cuerpo de su atadura mítica. Nuestro XX olvidó a Lucrecio. Buscaba la forma, una cierta expresividad en estructurar el hecho interno mientras Yerovi era un piropo lanzado desde mi bicicleta a los 12 años: "sal de tu ventana ingrata y escucha la mandolinata que te doy en el jardín". En una taza de café ahora, o en un chilcano de guinda, como un lago de lágrimas se hunde este pasado

54 que yo tan borracho como un ángel he rescatado para ti y éstos son nuestros poetas: ni han usado peluca empolvada como azúcar impalpable ni son pastiches de Versaillcs, no están catalogados en Harvard. Fieras inteligentes y rabiosas batiéndose elegantemente a duelo donde también yo con esta punta de mi espada tracé estos versos para ti y mis hijos.

55 II

1

Tengo abierto este libro de González Prada. No leo su verso a la "flor de inefable nombre: flor del olvido" / leo ahora Anarquismo, acción como caballo que enrumba hacia el Paraíso esperado. Habla como león desatado para el que sólo existen dos patrias: patria de ricos, y patria de pobres. Esta flor que olvida es entonces su sabotaje a la noche. Su prosa parece concentrar la violencia de una daga que gobierno para destrozar una noche desolada. ¿El arte no puede volver a ser el sueño del mundo? Sólo el artista ha de significar un bello estado animicus en el tempus sin dejar de obrar con / desde / en la palabra: no entiendo otro Anarquismo que no pueda ser un trabajo intelectual. Aqueste estilo directo y tan filoso como cuchillo de salteador de caminos es florecer en el hielo de la noche. ¿A quien podía leerse entonces? ¿Brotaban flores lánguidas en las fiestas galantes de una noche perdida en el otoño? Tiempo pasado, tiempo de mierda. Sólo podíamos ser ahora una flor de futuro que se desespera en este pasado arruinado como tristeza de otoño. ¿Estos versas que florecen en la punta de una espada non son faroles en tus manos? Un acto de amor -sueño profètico- proyectándose como navio en el espacio de mañana bajo estos versos -crítica y flores de tu intelecto- que remueven el fondo del pretérito: flores como garfios clavándose a mi carne cuando la tristeza me arroja, petardo en verano, contra las vidrieras de la noche.

Epoca en que apenas son posibles estos dos métodos: 1.

no estética sino esteticismo, rebelión dulcísima como sabotear un culto a dioses caídos no tan bellamente como Orfco giraba levemente en una muchacha.

2.

realismo no como refracción sino como rebelión ordenada desde estos carros de guerra desplazándose en formación clásica.

Yo soy un obrero de la máquina (de escritura) y esta condición liberará a tu página de una cierta sinrazón -opuesta siempre a construcciones como ésta donde el sentido es haberse organizado-. Tracé rojo donde -ferrocarril tan bello como un alba- cabalgaba el rojo y he trazado negro donde ondeaba el negro como el caballo de un futuro construido sobre esta gramática (presente imperfecto de modo indicativo): -yo hago, bello matiz en todo un activismo y no un ser / no ser de Hamlet tan incnunciablemcntc inconsistente como impreciso el hecho a cuestionarse: consistencia es comprender y organizar a lo que se agita como estas palabras, tiempo de estío bajo lluvia de belleza en el lenguaje. 2

Presente y pasado son mañana, el ayer la flor de un manuscrito que descifras como a un lucero en la noche: un símbolo -triolet- permanece anclado bajo la lluvia, su herrumbre parece el trébol de una calle de Barranco.

57 Pasa un tranvía lentamente y subo en 61: estos tranvías ya no existen pero yo ahora tiemblo bajo el lloviznar de un ayer que pasa como este tranvía llevándome hacia una noche incierta. ¿Existe aún retórica de clase? ¿Perversidad tan pálida como ojeras de una mujer perdida a medianoche? ¿No se puede considerar a la clase obrera como máquinas con flores que brotan en verano -un cambio de estilo en el mundo? Soñando que yo sobrevolaba como una mariposa sobre el rumor a tranvías de la noche me atreví a despertar entonces como flor en la mariposa de tus muslos. Eres un trago, mujer -¿quién soñaba a quién?- que me contemplas posado como mariposa en tus pechos. ¿Quien soñaba a quién? ¿Kouang-Tsco, Prada? ¿Esta mariposa es la canción de las flores amargas que gustabas? Estar en este tiempo es decir que sobrevuelas tranvías como óxido en la noche y soy la belleza de un proyecto que florece en mis ojos pero el tranvía voló hecho pedazos y yo ahora sueño este poema. 3 "Ardua tarea corresponde al escritor... "dijiste: "...su obra tiene que ser de propaganda y ataque..." y te hablé de Rudy el Rojo y también nombré a Cohn-Bcndit, profetas en la revolución estudiantil leyendo a Malatesta y a Marcusc a Bakunin y a Fidel. Tus discípulos se dirigían a ti -toda la Inteligentzia : Colónidas, futuros Amauta- con un hermoso furor en los ojos. Tiempos presagiando la dictadura de Lcguía. "Viva Piérola" gritó un estudiante por joder

58 y en Barranco el mar era bella copa de ajenjo en un tranvía con lilas aún obstinándose en llegar lentamente al barrio chino. González Prada era un nombre escondido en nuestra mente, el renacimiento de un tipo de lucha y volví a escuchar "Viva Piérola" en el comedor universitario, los estudiantes discutían: en el gobierno de Castilla se da la "ley chinesca" (17-XI-1849) -"el hacendado, el latifundista, es un señor feudal", 7 y "en el Presupuesto General de la República una partida de 50,000 pesos" -25,000 para la inmigración china y 25,000 para "otros" considerando dicha ley: "el pago de 30 pesos como prima a los introductores" (¡¡¡) (a los introductores) "de brazos siempre que no bajasen de 50 el número de personas inmigrantes (de otras nacionalidades)" "y además" -daba privilegios- "por 5 años a Dn. Elias al igual que a don Juan Rodríguez para introducirlos a los departamentos de Lima y La Libertad respectivamente" y entre 1850/53 ingresaron al país más de 5,000 chinos traídos como sartas de ganado "por los corredores establecidos en Makao" y por cada chino se pagaban 500 pesos costo: 500 pesos contrato: 8 años sueldo: 4 pesos al mes pero también en el gobierno de Castilla se abolió la esclavitud de los negros -que en 1541 fueron encadenados y traídos a reemplazar a estos duros trabajos indios. Son años de formación de la personalidad de don Manuel y las beatas se persignaban al mirarlo pasear tan altivo por estas tardes de Chorrillos.

59 "Para verme con los muertos busco plazas, no desiertos" y en las calles (ahora) esta muchedumbre camina enlatada, y sin destino en tiempos de crisis de Poder. Epoca de la gran crisis económica internacional -España ha pretendido recuperar sus coloniasy el ministro Piórola firmó el contrato con Dreyfus. "Viva Piérola" gritó el estudiante (algo aconsejable según la economía clásica) y las inversiones crearon una imagen ficticia de bienestar. Y era la expansión final del capitalismo europeo. Y las murallas coloniales cayeron en Lima por otras aparentemente impenetrables pero invisibles: "España nos quería como país productor de oro. Inglaterra nos prefirió como país productor de guano y salitre" -cf. 7 E. y eran primeros elementos sólidos de capital comercial y bancario -"los profiteurs directos e indirectos de la riqueza del litoral empezaron a constituir una clase capitalista” -clase confundida y enlazada a la aristocracia: "Castilla marcó la solidificación de una clase capitalista" y los ingleses "rapiñadores del guano y e! salitre" como dijo Prada -tiempos en que brotaba el ghetto negro de La Victoria en el gobierno de Pardo- tenían una educación hipócrita y victoriana, suaves orgías bajo el misal anglicano. ¿Podré ser feliz? ¿Quién me asegura no haber perdido lo mejor de mi vida procreando cultura en un país tan desconsiderado y con gente aún malagradecida y banal? ¿Quién podrá no decirme que una vida perdida son estos versos, belleza predicada no tan inconscientemente como las piedras caen en mis flores? Todo un mar de bohemios bajaba entonces hasta la calle Kapón

60 y probar opio era algo tan dulce como absolver pecados en miércoles de ceniza, Vallcjo y Valdelomar, Mariátegui y Falcón buscaban a don Manuel para aprender su verdad aún hasta cuando vino ese entrechocar de espadas: Palma vs. González Prada -un asunto (ahora) nada importante, las guerras civiles eran balazos a medianoche y la sangre flores del camino de las montoneras de la sierra. Pasó la guerra del Pacífico, defendimos -espada en mano- a la patria en peligro y estuvimos con Cáccres. Aristocracia y oligarquías, podridos. ¿Y donde metes el dedo, sale pus? Sale pus en donde hay oligarquía. Tu anarquismo era la salida -"libertad ilimitada y mayor bienestar" como LUMEN & VER1TAS, este nuevo diseño de Fouricr: burocracia liquidada y estructura federal del país (desaparición del patrón oro: la moneda) -como dijo Rcad: "creando en su lugar un medio de cambio basado en la capacidad productiva del país: tantas unidades de cambio por tantas unidades de producción". Y en San Marcos -"Viva Piérola” (Facultad de Ciencias Econó.) y el estudiante quiso decir administración civilista -"bases más sólidas" según Mariáteguiy recién entonces comprendí su grito como flor en la noche. Me conseguí tu libro Anarquismo para aplicarlo ahora que nada había podido arrugar tu rostro altivo: LOS VIEJOS A LA TUMBA, LOS JOVENES A LA OBRA no solamente un lema como cuando los estudiantes desplegaban sus banderolas rojas en las calles de Lima y yo, belleza de un motor que mueve a la historia, me uní a la marcha como a un sueño donde una muchacha me esperaba para ser conducida a la victoria.

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III

En el parque Vallejo Todo muchacho es discordia y saca canas a su tiempo, y no hay muchachos que no sean Vallejo, o Egurcn, Martín Adán, una cierta violencia tranquila bajo esa mirada intranquila como un gato en la noche. Pasen, revuélqucnse y duerman avariciosamente hombres que lo persiguieron: al final se comprende que toda bondad resiste a la injuria y el silencio es pasto de olvido. El camino de un hombre está sembrado con llantos, cercos atragantadores, dientes rcchiflcros que se levantan a cercar el fuego de sus pasos que ruedan co­ mo flores en el pasto. Ve, muchacha, también tú y háblale ahora a quien forjó -dulce dolor- el carácter de su país. Dale tu mano, y acaricíalo como al misterio de la vida, esparce este polen de sus versos sobre estas calles inciertas. Su mentón descansa en el puño cerrado y esta vida son flores de piedra en su canto. Tiene melena de león y una hermosa piedra negrísima engarzada en esta sortija que él me ha brindado esta mañana cuando el invierno llevó mi vida hasta lea y Cainaná donde el maestro girando como un cosmonauta alrededor de estas latas con flores resolvió darme su impecable lección. Y yo estaba girando como un astro en el silencio de Lima, trotaba como un caballo de fuego por un camino de zarzamoras donde ninguna buena posada se abría.

62 Sólo tú, melena de fuego, librito de albaricoquc me abría su palabra rebelde. Los días de guerra y de paz son laboriosas odas tranquilas a este flujo del tiempo, precisan a este vivir enfrentado como luz a un presente perdido y la noche es este botín de la vida, la vida el botín de un largo trabajo. Este hombre padeció guerras, y llantos, incomprensiones absur­ das, órdenes de arrojarse bajo un ferrocarril de Trujillo. Ve, muchacha, y libéralo, cosecha estas flores que el te ofrece en sus ojos. Y ten el valor de aprender en él lo que en él fue destino, asunción, trabajo. Trajo carácter, fuerza, voluntad, y sufrió mientras no daba tregua a tanta iniquidad, este duro combate que opuso para vivir. No tuvo avaricia en su llanto y apenas sonríe seriamente tranqui­ lo cuando se ha logrado el cometido buscado. Así es como se forma el genio, con dolores que sólo el mar percibe, con valores que la muerte no podrá destrozar. Anda muchacha y evita inclinarte, el abrazo es un abrazo directo, estrecho, compacto. Su mentón descansa en el puño cerrado y esta vida son flores de piedra en su canto. Dulzura de primavera, tiempo cruel y absurdo, todo muchacho es discordia, y extrae canas a su tiempo. Pasen, inquiétense, y dejen que este hombre contemple su mun­ do como un llanto.

Fue sufrimiento, metal sin tregua, esplendor en los ojos. ¿Quién se llamó puro? ¿Y llamándose puro te arrojó pedradas de terciopelo en las manos? Sólo tú, melena de fuego, librito de albaricoquc me abría su palabra rebelde. Y este sueño de un ángel rebelde no será inapelable como todo pasado pero su rebelión es un gorjeo que habla con Vallejo escapando a esas redes de bullicio y pereza. Y tú, muchacha, mira que el arte es aprendizaje y herencia, ¿Cuál es la función de un joven poeta? Solamente pidiendo mi mordaza todos se justificaban contigo y a 35 años de tu muerte nadie hizo nada consistente. ¿Puedes escucharme todavía? ¿Todavía te preocupa que todo aquel pasado no fuera tan bello como amanecer entre abedules, palabras que florecen como tus manos bajo el mentón pensativo? Ningún buen estudio sobre él y el hombre es un libro ilegible, algo tan poco digno de su noble trabajo que quien no te rescataba de exégesis ininteligibles como este tiempo y su absurdo muy poco digno podía ser tam­ bién para ti, y para todos. Y te trastocan, a su modo te interpretan: no hay mármol real, piedra de Huamanga, sillar arequipeño, sino palabrería vana y sin sentido. ¿Dónde ha residido tu belleza briosa y grandiosa, sabiduría de siglos, libro milenario de un pue­ blo que te cuida como a su sangre? ¿Y cuál es, nuevamente, la función de un joven poeta y no otro sino éste que posee la conciencia del progreso del arte de su país? Tú, bella muchacha, ¿cómo podrías vivir vanamente ignorando

64 a tu fuego que florece en estas manos revueltas? Estábamos en el parque Vallcjo, gran piedra lustrosa, y un bronce en lo alto -alas de alondra, fuego: espiritualidad sublimaday al frente, tras nosotros, el bello juego barroco de una fa­ chada de Iglesia -ángeles, alas, fuego votivo en piedra o madera: sangre mestiza-, una especie de comunión continua: "Espíritu indígena" c/o "Espíritu mestizo", y como telón al fondo un enorme edificio con oficinas bancarias -símbolo sin gusto y no perdurable de un capital monopolista-, y lodo esto era una estructura en tiempos diversos y opuestos: A.- Imagen de Vallejo (Inti) B.- Imagen del barroco (lnti mestizo) C.- Alienación capitalista (aculturamiento) en un mismo lugar del siglo XX donde yo me lanzaba a rescatar­ te de manos inconvenientes para colocarte sobre esta discusión trascendente. ¿Cómo podríamos, de otro modo, vivir ignorando a estas llamas tranquilas de nuestro corazón angustiado? Ah, pasen, rcvuélqucnsc, y duerman avariciosamente hombres que lo persiguieron: al final se comprende que la bondad resiste más que su injuria y ésta es pasto de olvido. Porque no hay tregua posible luego del fin, y porque tampoco hay fin posible después de la tregua Una acuarela de Eguren 1 El ciclo rojo y su ojo dorado,

el verde cabello revuelto está lleno de fuego en otoño. Un muchacho aprieta contra su pecho un paisaje de versos como una muchacha que el hombre que va apurado en un ómnibus olvida ahora apreciar. Todo esto es silencio, y murmura la tarde -¿qué mur­ mura? laúdes, órganos color caoba, oleaje de un mar a lo lejos-: nada es como este librito olvidado donde una dulce delicadeza que el mundo ha perdido coloca sus manos en el rostro acongojado y se echa a llorar, estremece su vida en pastos donde el ciclo de una azucena lo escucha y protege. Aparta lo que no te es propicio, el mercurio que trepa a grandes pasos con la fiebre, color insensible y lerdo como el plomo de la muerte. Y ten el candor de relinchar como un pony colorado y este tiempo es un gran prado de luz como un cuadro donde el charango azul y la mano roja florecen, y se entrelazan, dulce hombre en harapos de la noche, para torcerle el cuello al arsénico -negro cisne de plástico-, verdaderas gotas de sangre en el verso y no color diluido, compás de manos alocadas que trazan su sueño y lo cumplen.

2 Vuelo azul de Barranco a Lima: José María Egurcn camina con un pincel delicado -"continuaré mi verso desolado"-. ¿Y yo lo puedo oír porque hete amado? Tengo un lejano arcabuz de fuego que habla como un Ananké olvidado: -"lanza el oboe vespertina queja"y tus palabras son venados saltando un cerco de símbolos floridos (para Marcusc).

66 1° Este luchar por la existencia implica obliteración no de tus sueños sino (para mí) fortaleza moral en un corpus sensual. 2° ¿Mas por esto en Eguren su Ananké no es una vuelta al estado de inocencia primera? No sé qué es la moral y es mejor derribar los monumentos de lodo que se anteponen a la tolerancia. Pero los desbordes de una moral -como una libertad cuando no es el provecho comúnindigna mi ánimo, obliga a blandir el fuego del ángel que se posesiona del sueño y trae paz a los muertos. Conclusión la.: Existencia es proporción + dirección a la libido. REPRESION Io de Eras: 2o causa división del traba­ jo: estática, silencio y desorden. 3o Metáforas: Prometeo.

LIBERACION Io de Eros: 2o división móvil del traba­ jo: progreso, estética y concordia. 3o Metáforas: Shelley.

Conclusión 2 a.: Realidad es una proyección del trabajo. Muchacha, esto es lo que pude entrever en Eguren. Te he puesto cerezas con miel en un frasco y ahora estás conce­ diéndome tu apreciación de estas cosas como caderas que he poseído para engendrar niños que arañen la piel del cansancio, destruyan las cosas que sobran en nuestra sala.

67 3 Llegará, tarde o temprano, otra mañana bella como un parpadeo de hojas donde incluso se atrevan estos rehiletes que traen buena suerte a volar dulcemente -alas transparentes como garras y ángeles como llamas rojas posándose en un temor que se desha­ ce- en mi gran pelo revuelto como un mar donde chapoteas tragándote el furor de estos ojos que te iluminan. Y llegará, tarde o temprano, y más temprano que tarde, este día -fiesta y bellezacomo un ángel liberándonos de la prisión en que estamos para por fin abrir este libro de versos como un gran cuadro de fuerzas sobre la pared de tu tiempo.

LA EDUCACION FORMAL

/ Teoría de la virtud Salir de improviso al verano. No hay cerezos ni manzanos aún liemos y con flores. No todavía los pinceles de flores que han de causar una im­ presión favorable, un toque delicado en un jardín desvaído. Toda una etapa -arpas de niebla y tristeza- como una pesadilla ha terminado y es viernes. Mis estudios de antiguos manuscritos se multiplican. ¿Puedo permitirme beber una cerveza? No soñaré un lenguaje más extraño que el desconcierto y la náusea, un poco de mí y mucho menos aquí donde todo es daltònico, y nada florece: estas novelas, por ejemplo, estos poemas con olas grises como el silencio. ¿No te parece que nuestros académicos se acostumbraron a jun­ tar palabras como monedas, tener mucho renombre y muy poca belleza? Ninguna cerveza podrá calmar a este tiempo: 6 pm. -espero a Pedro. Viene en su auto atrevido y esta noche será el recital donde habré de leer un poema aún irreverente como lodo en la vida, una bendición como un florero sobre esta página soñada. Imaginar una persona poética mientras busco el punto de confluencia entre Carcilaso Inka y Guamán Poma de Ayala no será una metáfora

que pueda degustarse en el "Haití” pero es cultura que agiliza la mente. Hay también todos estos libros sobre Lima -crónicas anacrónicas y recientesy todos bajo un mismo denominador común: una ciudad que se proyecta no como existir sino como irrealidad no contiene esta verdad acumulada suave mente en el pasto bajo estos geranios donde unos enamorados se acarician lenta­ mente: su futuro es el presente y una persona real ha de florecer como esla luna en la noche sin perder serenidad ni pétalos que han de moverse -tu destreza dará realidad a los Irulos de tu visión- en la conciencia donde el poema adquiere su verdad perdurable y ahora Salaverry parece una ribera tranquila sembrada con autos, hospitales de cáscara verde, cafés con terrazas donde el viento desen­ mascara a un palimpsesto expuesto bajo esta luz de mis ojos. Dicen que la ausencia de sol en la capital de la tierra del sol es una paradoja inexplica­ ble como inarmonía, o concierto, y que todo esto, la carne caliente, y su ardor, es un producto de la imaginación encendida en displicentes damiselas euro­ peas insatisfechas. Que no hubo cronista -ni nuevo apolillado cronistaque no se hubiese, todos además de segunda, bebido la hiel del mal gusto obviándole a esta ciudad su amor a las flores y su verano de uvas, su primavera y sus brincos de luz malva en otoño, su invier­ no lleno de brisa olor salado a mar en los grandes cruces donde revolotean papeles

71 como hojas en bloques de soledad fríos y con fluorescentes, tiene una certeza que las repeticiones gastadas no tienen. Crónicas extranjeras hablaron de una ciudad no definible o indiferente -muchos balcones y monasterios, muchas leyendas y el poco silencio de un fervor recogidopero siempre hundida en la niebla: nunca al cuidado de luces trasladándose como pesebres sobre el ondu­ lar de estos cerros marrones. Viajeros que huían de su propia nostalgia nos han dejado atardeceres grises como pliegos en 8 octavos por donde hemos caminado sin saber que eso era olvido, o retórica, una versión menos moderna que la antigüedad de nuestra fuerza, o sabiduría: se habló además de una república aristocrática donde tú ni yo existíamos fuera del mal tiempo, leopardos furiosos obligando a los veraneantes del sur a re­ cogerse como hojas resecas en arconcs de olvido y rencor. ¡Aplaca tu ira. Señor! ¡Aplaca tu ira! Y nosotros arrojándonos contra la noche llegábamos -yerba fresca- a barrer los últimos residuos de una aristo­ cracia que se iba pero ahora, en la noche, los semáforos verde/ámbar/rojo como flores tranquilas se abren a nuestro paso por estas calles donde la gente se aferra a una amable sonrisa como a geranios y plantas de ficus que uno riega en la tarde. Ni perla en la noche ni ciudad de tapadas: esta ciudad es un intelecto cuya energía transcurre en barriadas con flores, y sin trabajo, con hambre, y violencia, leopardo levantando su garra de pronto para cuidar a su hijita.

72 II El pequeño guerrero El tiempo que pasa no vuelve pero bajo la primavera mi viejo libro de Guamán Poma ajado en flores son estas calles por donde mi hija camina. Calles tranquilas o tumultosas, bosque de ficus como un macetero lleno de muchachos jugando escás lardes de sábados soleadas y frías en que he puesto raíces. Y mi vida se va en esta muchedumbre que vaga en tomo a un charango infinito, un poco de yerba que muerden estas fauces de un canto desolado. Todo era entonces inaccesiblemente triste y lejano, y nadie venía a reunirse en tomo al rasguido de esta flor desolada una tarde perdida cuando estar en la ciudad era desear compañía, una mano que aún pudiera guiarte por entre los recovecos de todo este tiempo. Una alocada boda fue levantar estos brazos y hacerlos girar contra el viento como contra las pétalos de mis versos que envolvieron a esta esposa para danzaría en verano: pasto, flores, versos donde ella fue lujuriosa y hermosa como cuando uno empieza y encuentra al amor que te habrá de limpiar, procrea la belleza que habrá de sonreírte como un libro en que está la alegría y la tristeza de todos estos años amargos. Tu charango y la quena y mi largo silencio musicalizado no fueron pasto de nuestra prisa, ni alimento para un olvido: en su música como un jardín de flores silvestres todo era el orden donde yo contemplaba esta armonización entre naturaleza y cultura. Poseer aún a la luna como tus propios ojos que arañan el papel del silencio es tu verdad visionaria

73 de lo moderno, una forma de toda esta vieja sabiduría persistiendo bajo los sueños que remodclan tu mundo y al volver a tomar el mismo ómnibus verás una abeja en tus labios fruncidos, ciudad inexperta como una joven socióloga recién graduada realizando su primera encuesta de probabilidad en mi mundo. Mi vista como un cóndor se ha clavado en lo que se desata afuera y afuera son cestos de verdura que pasan por entre carretillas de comida, mcrcadillos de toldos con ropas bellas como este ciclo, o camisas naranjas, chompas rojas, pañuelos rosados como llores donde yo entresaco estos versos aún no perdidos en un insomnio largo como burocracia o niebla biliosa en los labios resecos. ¿Qué es, o para qué sirven todos estos estudios de factibilidad como planillas de sueldos inalcanzables donde lo que verdaderamente cuenta es lo que el hombre se dice a sí mismo, un murmurar como paredes pintarrajeadas de noche? Sin embargo hubimos de tocar frío vacío sin flor en el hielo de un frigidaire que no ha contenido esto para lo que fue construido (en vez de pan la náusea alimenta a tu despensa) y el ómnibus sale ahora de una calle olvidada como gota de sudor en tus sienes, una cátedra no más rentable que lo poco recomendable de esta vida en noches de hastío, o silencio. ¿Esta próxima esquina ha de ser ya el final de un viaje que apenas es una primera estación de todo lo que una vez te hubiste propuesto? Sólo el caminar fue tu meta como un sueño donde avanzas briosamente lúcido, un único vuelo que aún proyectas sobre la noche

74 y he vuelto a clavar mi vista sobre una niebla que parece ahora un trapo Heno de arrugas y es el blando lomo de un animal varado allí donde en el borde del mar largos edificios (como nichos de cementerio) se bambolean contra la ventanilla del bus. Y ya estoy lejos de allí, la nueva cátedra que yo buscaba envejeció antes de poder describir a todo este pulular de moscas sobre las carretillas de comida ahora cuando yo alejándome del oeste hacia el este contemplo por esta misma ventanilla de bus en el que lentamente torres o grúas de San Felipe se inclinan como lomos de garza en la niebla a mi propia vida sobre la imagen inusual de un tiempo que sobrevive sobre su propia situación precaria, este poema como un autobús color a petróleo, franja naranja, avanzando esta mañana cuando Leal aún está despejado y yo me he bebido un té caliente tratando de disponer estas páginas como un campo donde los ángeles se revuelven bajo tus párpados y combaten contra la noche como contra lo que ha sido incorrecto a esta hora cuando todo es límpido y yo tengo un tiempo no más preciso que el que tengo para ir esbozando este poema. Voy diestramente preparado a la batalla y mi batalla -no mi trofeo- ha sido enfrentarme (toda esta época) a una incomprensión como un trofeo donde tú sabes que lo que has pensado embellece a un parque intranquilo: este mundo concebido como velocidad no es la noche y apenas pasa ante ti como si se guiñara la vista, como si apenas este libro que hubiese estado leyendo se abriera o cerrara de golpe en un nuevo arranque del bus. No tengo lápidas para 30 años de burocracia. Esta vida no ha sido tan bella como un solsticio anunciado sobre estas noches de yerba y mi visión se ha constituido con todo lo mucho que me costó no

75 poseer más que poesía, espléndida visión de una clase -Comas, Agustinofloreando como pasto con lilas desde el San Cristóbal, tierra donde yo me he detenido a sembrar yerba y música como estrellas iluminando a tus ojos de nochc cuando caminas hacia tu casa, o abres un cuaderno como una fiesta provinciana cuya música triste y lejana sacude tu vida y la niña que va conmigo ha salido a su sangre, sus delicados pasos como un Yaru Maru aguerrido y con griterío en una fiesta de sauces son ahora perfectos. El hombre que va con ella ha debido ser melancólico o pensativo, tiene todavía un candor que su época cuida como a una flor. El padre en que se ha convertido es todavía este niño que florece en las calles como en un libro de Guamán Poma , o Garcilaso, y sus flores son esta linda sonrisa que mi niña, pequeño guerrero, te ha brindado por mí. III Escuela de Bellas Artes Con mi roja casaca granate de ángel moreno y rebelde y el color sonrosado de tu piel en mis ojos yo he salido buscándote por estas calles terribles, tu blusa ligera y oscura, los carbones encendidos de tus ojos eran el m ar no, por una vez, como lánguidos botes en una tarde insoluble: una furiosa tranquilidad como flores que se contemplan en olas saladas, y frescas. ¿Qué somos nosotros, y cuál nuestro delirio? Una ciudad furiosa bajo sus garras limpiadas y afiladas ha de tener un bello estilo de ángel de cabeza levantada por estos pinceles de la Escuela cuzquefia, una gracia elegante

76 en todos sus miembros -incluye aquí a tus alas levantándose como alas de gorrión al hacer el amor- cuando el demonio bosteza tallado en la madera de una antigua Iglesia barroca. Ni amanerada ni descuidada: clásica como todo arte disciplinado y creativo y lodo este lumulto de flores -el otoño como una palabra en la que tachas hojas marchitas- son el mar que mi disciplina gobierna. ¿Qué ha podido erguirse como garras de otorongo de monte tras estos ojos atreviéndose a arañar serenamente a la tarde? Si como el sol lú volaras de este hacia oeste donde eres un milagro del cielo levantándose para alumbrar de azul dulce la noche tu vuelo será el origen de la belleza que buscas, y está en ti, estas flores se abrirán dulcemente a tus labios en lo alto de un barranco -y abajo "Terrazas", otras playas permanecen cercadas por este amor límpido y fuertecomo un libro donde aprendemos a comemos a besos, o tú ajustar tu mirada como pernos de un suspiro lentísimo. Fuera de toda verdad lo inexplícilo no es nunca cierto y lo incierto se desenmascara aquí con poses escrupulosas y no naturales donde sólo los elementos naturales poseen esta disciplina que pocos hombres todavía conocen. ¿Para qué hablarte aún de fuerzas productivas? Saber que nuestro poco exceso en desarrollo electrónico impide, por ejemplo, que tú puedas dedicarte a crear, o amar, esta atenta lectura a lo que el visionario de ojos de flores proyecta en su sueño es una verdad que obliga a todo un cambio de perspectiva en las cosas, y a muchas interpretaciones posibles bajo una sola metáfora que explique la dualidad de este tiempo donde, de todos modos, las fuerzas productivas predominarán sobre ti y la historia. El geranio de la lucidez se abre como tu cuerpo bajo la luna y lo que no tiembla ni es susceptible ni responde es

77 confusión para toda verdad, o visión. Conoces ya mi palabra: mi rostro tiene sudor pero no maquillaje y ahora, al volver, preferimos bordear el mar sembrado con abundantes rosales floridos y no introducirnos entre los maniquíes de Miraflorcs. ¿Por que no nos vamos mejor a otro sitio? Y hemos dicho que el mar y el ciclo, las chacras, somos nosotros y quienes han venido a lavar sus pecados reciben nuestra bendición ante el vidrio y la niebla donde a veces te he visto tan delicadamente como un puñado de azucenas en mi taza. Este auto: no mío y sin embargo capola negra en el poderoso motor rojo, aparcó en un atractivo café con toldos de colores y una vez más hubo que defender a Vallcjo amenazado como un lirio por polillas académicas. Así conversábamos. IV (Tazas de té sobre esta mesa mirando el mar) -"Yo creo que el Inka Garcilaso es la síntesis y Guarnan Poma el leopardo que permanece en acecho como en un manto de Paracas, o tallado en la piedra de un templo de Chavín, una sierpe a la que el propio Inka desenreda según el cultismo de toda esa época. Creo en la lucidez del Inka como en la energía de Guamán Poma y uno y otro son como ojos de nuestro rostro: no somos un país de tuertos ni de bizcos sin embargo y algo más. ¿Qué nombre dar a la acción, definirla como un Paraíso que pueda transformar a su tiempo? Ya dije: toda diferencia entre Garcilaso y Guamán Poma es una absurda pérdida de energía en hombres dedicados a nuestro pasado:

78 tuvieron una estrategia -toda esa mitología en el trasfondo de la memoriay su acción, que no tenía por qué ser un libro de Rousseau en manos de Robespicrrc, pero sí un libro de Marx blandido por Fidel Castro, se llamó Taki Onqoy: Vilcabamba y su proyección comunista a toda la tierra: Machu Picchu, bella altivez de los inkas, construye pero no se conmueve aún cuando estremezca a tus ojos. Y yo me he puesto a pensar: ¿por qué no hemos escrito hasta ahora una tesis -partiendo de la analogía entre el ábaco chino y el quipus de nuestro Inka- sobre el desarrollo de las matemáticas entre nosotros? Sólo encontrando esta ciencia perdida podemos hallar también a una escritura afín a los menesteres de las relaciones simbólicas. Un arte antropomorfo, como en los mochicas, debió haber producido una escritura de tipo creto-micénica B (como en los griegos). Un arte geométrico, como en los inkas, debió haber producido una escritura cuneiforme (como en los persas): un arte tan elegante como el Nazca debió haber producido una escritura ideográfica comparable sólo a los caracteres chinos. Donde hay lengua conocida, y sistemas métricos decimales, debe haber escritura y ciencias matemáticas. Y todo eso está perdido. Y todo esto parece (y no es ) una disquisición exquisita, una serie de comparaciones producto de una fuerte pulsión mental. ¿Qué tiene que ver toda esa charlatanería conmigo? En nuestras chacras, Huarochirí, Yauyos, sembrar y cosechar son la constelación del viento, y la flor. Saca tus propias conclusiones. Nuestra literatura debió ser grande

7‘) y poderosa, tlebió poseer una escritura espléndida como todas estas ciudades donde aún permanecemos amándonos. ¿Cómo no explicarse entonces que todos, absolutamente lodos nuestros cronistas hablen de un mismo origen y los mitos que superviven -Inkarrí, Tulupaka- sean los mismos?" Pero el motor arranca y tu exquisitez de chica de San Marcos, cabellos de azucena, pelambre encendida y aleonada en el viento llevándose al auto por un larguísimo precipicio al borde de un mar sembrado con flores ha terminado leyendo a este poema que ahora revolotea, un gorrioncillo en tus manos. l V (Lee, afilando su rostro, este poema) No vi plata no vi azucenas. Detrás de estas casas quizá un rumor a mar descompasándose como una chica arrechísima que entre página y página delibera -piano de noche- sobre la nostalgia y la dicha es el mismo que una noche hace años contemplamos entre versos y luces instantáneas, chalinas contra el frío. Pero ahora otros edificios -templos con palabras sánscritas, ¿se nombra allí de veras el nombre de Dios? ¿o es lodo eso sólo una forma de acumular el pecado?- se interponían entre yo y el mar, tus labios y la larga línea circunflccta donde todo se irradia desde uno. Cruzando el otoño habíamos salido a Magdalena: el mismo cabaret, como una bolichera hundida, apenas dejaba entrever su mástil

80 y su horrenda calavera sobre una multitud de pasos apurados, y yo que tenía que ir tejiendo los pélalos de la figura de mi Angel volando en tus ojos apenas tenía tiempo para verte arisca como un potro, moviendo palancas de un auto que buscaba cierta calle, cierto número inconcluso, tu cabellera de gata con pulgas, color aleonado, y mi libreta donde depositabas un poco de tus clases en San Marcos se abre como una flor desolada para recibir el dibujo de tus senos. En Magdalena a donde ya el mar es un charco indistinguible y el horizonte una palabra que no encuenuas por ninguna parte yo supe entonces que debía remitirme a esta dialcxis de la que me hablas como un Paraíso olvidado. Tenías la piel fresca como brisa de agosto y yo cogí tus senos para sentirte palpitar sobre esta realidad destrozándome, como toda esta tristeza, contra tus labios. Probamos cerezos y música de la comunidad de las aldeas perdidas entre lagunas azules donde chapotean muchachos como otorongos entre los dulces tallos de las retamas floridas. Tu cuerpo duro como un durazno se abrió en mí y me ofreciste un mordisco al lado del tiempo, bajo una música de pétalos en el viento de nuestros ojos. Más bello que el otoño te esperaba yo como una flor y así (mis brazos se apretaban a ti) tú eras pura como una brizna de yerba en el estío. Y tu temblor, tu bella ansiedad desnudada, todo este cariño fue el ruiseñor que sobrevoló nuestros cabellos revueltos de mariposas y rocío de la mañana. Yo tejía estos temas como resolviendo a Güdcl, o Fcrmat, un ejercicio de bella construcción en esta ciudad temida como un manuscrito lleno de lucidez y Paraíso, verdades que uno cultiva como una flor en el bolsillo de la casaca para releer o, en momentos así -cuando el ómnibus frena

SI y nuevos pasajeros suben o bajan hasta el destino buscado-, completar apenas con la última pincelada precisa. Tejer temas diversos como una ciudad, o un país, hará que tu lucidez florezca como un laboratorio en tu escritura. Nada de esto fue innecesario a nuestro tiempo ni imprevisible como un desastre natural. Sólo era bello el futuro esperado: yo, y tú, este pasado que rechazamos al proyectar mi visión. Pero en la tarde -era abril y la niebla sucumbía lentamente en mis labios- dulcemente, locura de vida, muchacha, me hablaste de ti y que en ti vislumbré al candor que yo tuve cuando caminé por primera vez sobre estas calles movidas y desbordadas fue como sentirte irrumpir en mi sueño, saber que no te era más extraño que el jardín donde mi soledad se disolvió como un gemido en tus labios, noción de realidad tenida como este poema con que las gotas de lluvia fueron también un camión de verduras que pasó por aquí como un sueño llevándose besos y morrales de viaje, estos locos amantes sobre la capola mojada. El pantalón corduroy negro apretado modelaba mejor tu figura que el gris y tus pequeños pezones dulces destacaban como gruesas ciruelas maduras en el dulzor de mi boca y esto fue Tchaicovski mientras me depositabas una mirada en los ojos, habiendo cumplido con este, tiempo para decir que no vi plata, ni azucenas: nada que se pareciera a una belleza de la que sólo tenemos un bello presentimiento cuando nuestros ojos se encuentran y ahora Rosaura enrumba hacia el centro como a un mar con luces. VI Epílogo: el conocimiento interior La tarde se ha oscurecido. No siento luz en los rostros que pasan ahora por una acera lan fría como carrocería de auto en invierno.

82 El tiempo es desolación: no una parábola de Borgcs. En tus manos mi poema revoloteaba como un gorrioncillo afiebrado. Y era viernes. Y la vida no fue ya silencio. No fue ojos vacíos. Ni hágase una tregua que el gobierno iba a pedir dimos, entonces, una vuclia por entre los baches de la noche, y el auto ronroneaba, saltaba por sobre veredas mal iluminadas bajo árboles con postes donde los mafiosos se recostaban, y buscábamos realidad entre aquellas calles, un parque en tinieblas con un cafe donde esperamos unos minutos mientras la música salía de la roccola y se disolvía en cerveza. "Vamos allá, compadre" -dijeron unos muchachos, y eran apenas chiquillos admirándose de que pudiéramos estar en Lima y no como ellos deseaban con Verlaine en los labios. Pedro arrancó a toda velocidad y nos internamos por entre barriadas sombrías para llegar hasta Lince. ¿Qué buscábamos? Pulas como pastillas de novrium para calmar la ansiedad, o tal vez poseer el libreto de la obra de teatro que Pcdrito aún no se anima a montar bajo mis críticas a sus gustos todavía inmaduros e irreales. Arrancamos a toda velocidad, tú conocías por primera vez la barriada mis versos tienen la furia de estas paredes y pienso en todo esto ahora que lo hemos rehuido -cara de sapo- cuando se nos aproximaba por la acera contraria: sus traducciones de autores extranjeros son un acto de esterilidad consentida por la irrealidad del grupo al que yo permanezco indócil y amable (aparecen casi siempre con su firma, y las estacas de su casa son huesos de albañiles en su bolsillo). Autos y omnibuses se deslizan lerna pero atropelladamente a la noche, y un radio colgado desde un retrovisor suelta una melodía cansada. Tengo ganas de alcanzar aquella tristeza como una conversación que habrá de concluir

83 con el alba -esquina de Iquitos con Grau- antes que todo vuelva a ser como niebla en tus labios. Y en mi mente repiquetea como en un templo el clamor del mal tiempo. Pero he llegado ya hasta mi arte y ahora veo cómo el invierno se deshace en labios del amanecer. Nadie cabalga, nadie se atreve a florecer contra la noche, y de un chancho que eructaba blandamente van quedando tan sólo ya esos gestos serviles. Y nada más. Y nada menos coherente que lo que no florece. Arañas tan grandes como volkswagenes se han disecado y se exhiben en Colmena, y Lima es eso: gente con poder y sin talento pero contraponiéndose a quienes crean soluciones coherentes. Tengo horror de este tiempo y me refugio en tus senos. ¿El ballet de las olas podrá todavía engullirse a la noche? La misma nostalgia pero el tiempo ha variado y quizá su color se dan matices guinda, zafiros, esmeraldas, prusias, un verde pálido con brillos dorados o plateados como muchachas que yo acaricio en mis labios. Pero el color si no descansa amplía la paleta del pintor. El mar es tranquilo de noche y los faros de los autos empalidecen ante la propia inmensidad de la luna: en la mañana todo es desierto, algunas gaviotas sobrevuelan a un pescador solitario como enamorados esperando una palabra de Dios. Amar en este tiempo exige un sentido de orientación y pericia que no encontrarás en libros inapasionados, o displicentes. ¿Para qué sembrar más palabras, proponer esta educación formal como inflexibilidad de una estrategia que dará flexibilidad

84 a lu vida? Sabemos que la estética es acción ética: eso es ciclo y eres algo más que ciclo: esto es metáfora, no una imagen sin frescura ni belleza. Dulce oleaje dulce como verano donde desde un suave pardo -tus ojos- yo penetré para limpiar mi impureza ahora que el tiempo se ha oscurecido y yo debo continuar adelante. (Y con mis labios frescos saboreé tus pezones de Qucrubina con poeta en verano)

II Leonardo

I Toda adoración del cuerpo precisa a su época y en el lienzo como en loda estrategia la precipitación obstruye la visión de conjunto. Ha vuelto lentamente el verano y tus muslos son pinceladas posadas una noche de enero. Sobre un campo con luces, como sobre este cuaderno de notas, yo he trazado este vuelo de un ruiseñor que se agita en el bosque de tu carne, esa grieta que habla como un gemido bajo los astros. Tú eres mi campo de enero, pongamos por caso una conclusión terminante en medio de una discusión tediosa. Este papel un triángulo de Pascal donde si "p - q" resonara como un momento de ternura, ese entrechocamos como geranios bajo la luna, entonces lo falso sería lo que se opone a la perpetuación de la especie. Nuestras objeciones de verdad, o falsedad, son condiciones que predestinan la realidad y lo que existe es un acontecimiento determinado por nuestra época. El mundo es un proceso: no una lógica que sirva para envanecer o justificar desechos consumados. Quiero decir que en el fondo (o contra él) de un mecanismo ilógico se afirma a ese algo que late como un corazón en la mano: aquello que permite que aún existamos, el dominio sobre el instinto, y el mundo -esta voluntad como un lienzo y tus muslos son estas flores sinuosas bajo un ciclo tranquilo.

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No es un papel el lugar donde nos hemos trenzado como geranios: un parque lleno de enamorados como un rumor a mandolinas se abre en el follaje de nuestros cuerpos que ruedan, acariciándose, sobre la yerba. ¿Importan estación, temperatura y posición de los astros en un astrolabio hecho para imperar sobre el ciclo? El ciclo somos nosotros cuando logramos integrar dos personalidades disímiles -cada quien con sus propios infiernos, sus paraísos convulsos como un mar- en un solo resistir a lo inerte, y cuando más allá de la noche el trabajo se abre, no una vuelta -como podría decir el hombre poco discretoa la vulgaridad sino a un enriquecer esta vida, con vida: este acto de cultura que es, sencillamente, intercambiar experiencias como flores, producir este mundo a tu imagen y semejanza habremos conquistado el ciclo una mañana de abril mientras contemplas lo que se produjo en tu carne. II Escribir no es meditar y esto no es comprometer manos, y papel, máquina de flores en el curso de las cosas, no disponerse a modelar lo espontáneo hacia un objetivo preciso. Escribir de lo que se es como de lo que uno realiza es el proyecto de toda vida. Si "p - q”, pongamos por caso este amor, una relación entre marido y mujer que lleva ya (para asombro de todos) seis, siete o más años fueran fáciles problemas de lógica en un mundo que nos desprecia estaríamos ya destruidos y sin experiencias que proponer a la gente. La equivalencia no es equivalente y "a = b" significa

no anulación del uno en el otro sino inexistencia del otro: este descubrimiento esencial -que vislumbramos en Wittgcnstain- obliga a ser cada quien lo que es y lejos de toda incorpórea apariencia nuestra igualdad se traduce en lograr objetivos idénticos bajo funciones distintas. Un matrimonio como todo hecho de historia parece un enfrentamiento continuo: serie de contradicciones donde lo que cae se llama error, o pasado, miedo a lo que vendrá, cosas de las que uno por haber nacido en tiempos convulsionados se ha sentido inaccesiblemente aludido, pero donde -a diferencia de la historiaintercambiamos lucidez, y belleza, sobriedad: dulces contradicciones como cuando ui dices que todo es belleza y yo que sin todo la belleza no existe. Y el mundo heredado: libros, cuadros, los años felices, y estos tiempos terribles, ha de volver como por arte de vasos comunicantes y enriquecido por los propósitos de nuestra vida a esta página para dar testimonio que tu historia se hizo, y la luz, y los sueños. Escribir de lo que se ama como de lo que uno aborrece es movilizar la conciencia y el arte, más que variar, se acentúa según transcurre la vida: tan imposible como no diseñarse un modelo dantesco para describir a este mundo resulta no resolverlo según se produce la historia: el proceso está ahora en la mente rebelde el furor del mundo moderno es su conciencia como la flor del amor. No un tema para profesores distraídos, o meditabundos: no, por tanto, materia de examen entre cuatro paredes porque entonces habríamos distanciado de nuestro cuerpo afecto, sensibilidad e inteligencia integrado todo

Motor de desterriProsodia J torialización XX. 1. artículo -i 2. sustantivo 3. adjetivo > Variables 4. pronombre 5. verbo J

106 XXI. 6. 7. 8. 9.

adverbio preposición conjunción disyunción

Invariables

(2912/1979, 12 pm.) XXII.

La art.

primavera suj.

es ver.

hermosa adj.

- Qué significa? ¿La multiplicación de un ar­ tículo + un sustantivo + un verbo + un adje­ tivo -qué produce? Si multiplico 1 x 2 x 5 x 3 llego a un punto: sale 30 (pero ¿cómo sé que: la primavera es hermosa?) XXIII. Esta es una dirección que viene de Spinoza y prosigue con Deleuze: Io resultado. XXIV. ¿Pero si al multiplicar 1 x 2 x 5 x 3 me sa­ le: -el vacío es triste? ¿Qué significa? Io Una base: artículo + sujeto + verbo + ad­ jetivo. 2o La relatividad del valor configurado. Si lo relativo es absoluto evita dar soluciones mecánicas. Toda abstracción es tan útil como su aplicarla perfectamente pero sin abstracción no perforarás tus tarjetas de sueño :

107 9. Programa para combinatoria de 12 signos.

1:

1

Tú amas F\

4 flores

3 fábricas

2

contemplar

\ 6

donde

el cielo de tu cuerpo V.

S

8

s

florece esta mente ? / / /

no ser otoño aún

y sueñas

10 cuando

11 quieres

12 ser amanecer belleza

« r ® II

2: Toda imaginación es un sistema de signos, una inteligen­ cia admirable como cuerpo de muchacha y el profesor - no el burro azul y con pestañas doradas - debe perforar sus tarjetas mecanografiando este sueño. a) 1x1 2x3 3x4 4x5

5x6 6x7 7x8 8x9

9x 10 10 x 11 11 x 12 12 x 1

1x 2 2x4 4x6 6x8

8x 10 10 x 12 12x2 2x5

5x1 1x 3 3x6 6x9

108 b) Tú amas tú amas contemplar fábricas fábricas flores flores el ciclo de tu cuerpo el ciclo de tu cuerpo donde donde florece esta mente florece esta mente y sueñas y sueñas no ser otoño aún: 10. Todo esto (estudios / combinaciones) son tautologías posi­ bles como un ciclo abierto en una flor que acaricias y es sólo innegable apariencia porque su cam­ bio de sentido, en gramática, cualifica tu mundo. No han concluido aún los primeros estudios pero su aplicación empieza: tu cuerpo y el mío son el conjunto, una alegría de flores bajo su propia sabiduría: no una proyección geométrica con curvas tristes y cifras ignorando estos sentimientos revueltos: la Bauhaus, Kandinsky, Malevich, Le Corbusier han buscado integrar el concepto de humano a la técnica, las formas que cambian transfiguran los conocimientos marchitos, pero el hombre, homo ludens, o faber, permanece. Este poema, por ejemplo, elabora un saber en el que podemos tranquilamente habitar como en un sueño cuya realidad sólo procede de poemas como éste impeliéndome a poner en marcha al mundo, una verdad en cuyo sueño el hasüo se quiebra. VI Sé que he escrito poco y que he todavía soñado más. Esta vida es un sueño destruido en la polca de una industria que me escarneció, e insultó, vilipendió mientras me escabullía hacia el amor restituyéndome a los corazones que me han guarecido, a esta noche

tan bella como el oleaje de tus caderas donde encontré bondad y belleza. He escrito poco y sin embargo he amado, deseado, procreado más que flores de un pasto en una noche estrellada. Tu alma es un campo de heno azul, tus caderas dulcemente agresivas se remueven bajo el empuje de este deseo y tus muslos como un durazno se abren tiernamente en mis brazos mientras entrecierras los párpados para sentir directamente el orgasmo, un lento y brioso estremecimiento en la carne mientras yo siento que te poseo en el lento remolino de tu cuerpo. Esta forma de amar exige energía, puñado de yerba crecida en tus muslos sedientos. Y tenemos todavía una buena colección de poses que renovar en estos cuerpos ávidos de alcanzar lo que los impulsa a estrecharse: una masa de flores proyectándose lentamente estas garras de su deseo se deposita, como un verso furioso, en tus labios ansiosos. Esto no es un deber conquistado pero aquí como en todo cuerpo que obra, o sueña, empieza la vida: amamos tan sólo el cuerpo capaz de abrazarse desesperadamente a nosotros mismos como a una última tabla de salvación y luego desunimos esta desesperación guiando aquel cuerpo hacia el calor de nuestros labios. Y no hay intermediación posible ni desconfianza alguna porque ese cuerpo es lo que somos cuando tratamos de alcanzar terrenos mejores que nuestra propia soledad. No será éste un derecho conquistado aún pero aquí empiezan vida e historia

110 y el amor más poderoso que toda la noche es también un lugar para la reflexión, esta pasión que arde como una brasa tranquila en la mente. ¿Qué puede ser no más importante: más necesario ( y más bello a este mundo) que una pareja discutiendo amablemente los proyectos de su propio futuro? Estamos solos en el mundo, y contra el mundo. Hasta que el mal tiempo no desaparezca debemos resolver todos estos problemas -autonomía, relaciones ocasionalmente aconyugalesnosotros mismos, papel y lápiz entre los muslos. Esto no es un problema de lógica pero tiene sus principios: el amor ilumina a la vida como el razonamiento a la práctica y el concepto, a pesar de Camap, es un acuerdo común entre inteligencia y sentimiento: esto es vivir como un orden y un transcurrir que se desliza suavemente a su fin. Y esto es la historia: aquella obra que queda, convulsa, de la vida. En la lucha entre marido y mujer el camino frecuente concluye equívocamente en tristeza y separación, un lenguaje rosado como todo vulgar compromiso perpetúa además incomprensiones absurdas, o su consecuencia: los libros vulgares ofrecen soluciones vulgares e insuficientes pero el arte, cuando pierde el designio, huye de las desavenencias como de una peste. ¿No ha podido aún el artista proponer, aunque contrastadamente, soluciones complejas a problemas tan turbios como alcantarillas corroyendo a la vida social, y su tiempo, y su sueño? Reemplazar un marido con otro, una mujer con otra

y decir que esto es amor es negarse a ver que los celos persisten, y el laberinto se amplía. Este uempo exige experiencias tan importantes como soluciones inteligentes y definitivas, no se puede perder tiempo tratando de encontrar otro cuerpo, otra forma de vida si no se fue capaz de cosechar en esc cuerpo belleza y tú mismo no exististe como belleza para tu propia mujer. Un pleito es una forma ilegítima de existencia, el negativo de una película aún por montar, armar, y volver a desmontar. Mira cómo han habido cónyuges engarzados como brillantes, una pareja como Sartre y Simone de Beauvoir pur ejemplo: crítica, feliz, inteligente y curiosamente aplicada en asuntos de historia ahora que hemos sido como ellos pero con cosas que ellos no tuvieron: tenemos hijos y los observamos como dulces fieras revoloteando bellamente bajo nuestras manos cuando peinamos sus cabellos. Todo puede, entonces, tener una solución concluyente y esta conversación producimos más tesoros que preparar aparejos para conquistar lenguas muertas. La vida es una conquista, y el amor, y la inteligencia que nos vuelve más liemos, más indestructibles. VII No es exclusivamente el amor un entrelazarse de cuerpos pero sin reciprocidad del uno hacia el otro el amor no existe: esta conversación, estos comentarios a sueños, sucesos, traducciones de versos clásicos según una perspectiva actual -en tus ojos he sido una flor por ejemplo, que se agita bajo tu vientre en la yerba- presupone que el amor trabaja no sólo en su lecho: flor, o yerba, tu vientre permanece

112 como este verso, luz del cerebro, en mis labios. Todas las posturas son aconsejables y el cuerpo -que no es un manual de relaciones eróticasrequiere, sin embargo, un cierto ejercicio: aún jóvenes, mundanos, utilizamos esta simple convención pasajera para protegemos mejor del mal tiempo, elegir cada quien la postura más conveniente a su deseo. Mastcr & Johnson, sexólogos, siquiatras consultan test donde la pareja es menos libre que en su propio lecho. El cuerpo es tan inagotable como el amor que lo mueve y lo que no cambia es que hombre y mujer se unan, o se desunan, ardan y refresquen su ardor con ardor. Tú eres un tesoro conquistado a tu tiempo, tu familia, tu pasado que yo he destruido como una retórica inadecuada. Sobre tu mente como sobre todo este tiempo ha volado Enrique Vcrástegui, loco , poeta, y revolucionario en teorías inexplicablemente atractivas: él te ha liberado, despertó tu eros dormido, te puso bajo la protección de una cópula donde tus labios florecieron como cerezos. Abrí tus muslos para probar tus pechos, y acaricié lentamente tu vulva entrando en ti como en un man todo eso era yerba irrevuclta, caricia dormida, tierra caída. Besé tus pechos y deseé que florecieses en la noche. El amor hecho demencia y belleza estremece: el infierno está en otra pane y la mujer que no se traga al marido no desnuda su mente. Satisfecha: se llena de bríos, contradice, habla, es generosamente viciosa con lo que la hizo florecer, como un ronquido , en verano, y vuelvo a montarte, te amo así contra la colcha. Aportamos algunas variaciones considerables al Kama-sutra, el Arte de amar de Ovidio, y el Libro del buen amor. Todas esas poses, atractivas como relieves griegos,

113

las conocimos y el mundo continuó siendo imperdonablemente imbécil como hasta ahora. ¿Estos cuerpos pueden ser el libro de la maravilla desconocida? Ninguna sensación de bondad sobre estas calles amargas. Nuestro amar permaneció revuelto e impasible como un Eros volando en tomo a los cabellos de una buena Venus de Mármol en un parque donde los peatones pasaban tan distraídamente como los autos, o el amor que buscaban. Esto no es ningún reproche al estómago y sin embargo esto es economía sexual: un querer volver al instrumento de producción un cuerpo, y hacerlo necesario como el espíritu. No tomarlo como un placer que concluye en laxitud, o ceniza, mente aterida como si todo se hubiera irremediablemente satisfecho. Te hablo de un estilo de amar, una forma incomparablemente precisa como estos sueños la que podrá liberamos de presiones síquicas dirigidas a convertimos en objetos paralizados, menos contemplativos incluso que una estatua donde Rodin ha puesto su mano. Ello expresa que buscamos un cambio, y que nosotros mismos -alocada pareja proyectada sobre esta página como una teoría incomprendida y perfectamente acariciable- hemos cambiado para desgracia de nuestro tiempo, antes de tiempo. Y no son palabras como moral, o esta otra: inmoralidad, término equivalente a función sexual alguna. Vivimos un mundo triste como un autómata, un sitio donde el cuerpo no es alegría sino silencio, un sitio como la "cosa pública" donde imperan corrupciones y niebla -el verdadero sentido de una inmoralidad a la que combatimos como situaciones inconvenientes para esta lucidez del cuerpo prefiriendo destruir sus infiernos, hacer de su obra esta metáfora de reflexión, y procreación, hermosa intuición al entrar en un cine de barrio.

114 VIII Toda pareja posee quizá un placer que la estremece en sus tardes perdidas. Un grave defecto del arte es presentar al placer aislado como una puta viciosa bajo los árboles de una noche de marzo: nada más falso, y absurdamente irreal. Una mujer poseída entre flores, de pie, o ligeramente inclinada sobre el otoño, con brazos que la cogen por la cintura como a una bestia es un hecho escultórico, no una variación ligera como ondas que se entrecruzan bajo el Kama-suira. Este boceto estaría incompleto si yo no me atreviera a borrar lo que es retórica dejando apenas a estos cuerpos que se acaricien, sin alegorías, ni pétalos de yeso, sin flores quebradizas. Un pasto ondula, y una bella espalda como una noche profunda y combada a todo lo largo de la línea del centro con sus cabellos marrones recortados como dulces racimos de uvas en las sienes, ojos entreabriéndose mientras las comisuras de tus labios están pronunciadas, el placer satisfecho bajo tu cuerpo dejándome poseer en el rumor de una tarde donde tu culo al moverse puede hacerme perder honra, fama, dinero, y circunspección merece toda una descripción minuciosa, varias novelas sobre el arte de copular en todas sus formas y unas cuantas metáforas exquisitas que yo -excepto todo lo demás- no quisiera compartir con nadie que no seamos nosotros en una noche de olvido. Un buen culo como un sueño es yerba en los labios, y cuando sacas tu blusa por entre tus brazos alzándose apenas como flores entre tu calzoncito

115 apretado tus gruesas nalgas tiemblan, estremecidas, en mis manos y yo mordisqueo suavemente a tu deseo. Este placer más que un estilo perdido es una ebullición en la carne y cuando parece que tus caderas o el movimiento de tus caderas poseen toda la sabiduría del mundo en este pecado exquisito nosotros sabemos que esto es riquísimo, y bello, y ahora en tus agitados años maduros aprendes a moverte lentamente al ser poseída por una tempestad bajo la luna, placer bastante excelso, pero placer que despierta, en todas estas parejas abrazándose por las calles. Ninguna extrañeza persistió en todo esto y sin embargo gustamos este fruto prohibido donde nada que no sean nuestros cuerpos montándose libremente a un costado del sueño puede ya existir. No ha sido éste un estilo olvidado y sin embargo tiene secretos que cada quien cultiva a su modo: gruesas nalgas apretadas en un calzoncito medio transparente es un bamboleo en verano como una sensación arrojándote a penetrarlas en un movimiento lentísimo y rico. Después de una larga experiencia no se puede decir que ni tú ni tu cuerpo o yo mismo hayamos empeorado. Te conocí con tus nalgas grandes, inhábiles, poco pudorosas y apretadas como pelotas en tomo a una raja demasiado gruesa, o peluda, en un culo un poco más alto para tus muslos robustos. Talla más bien baja y un culo hermoso como hecho para resistir toda clase de esfuerzos se compaginaba a tu espalda adorable y ligeramente ancha donde arden mis balbuceos entre los cabellos de tu nuca, estos versos

116 como lentas caricias en tu oído extraviado. Una práctica dulce, larga y cotidiana sensualizó tu silueta volviéndola poderosa en sus caderas, y las nalgas menos apretadas pero apetecibles y deliciosamente bamboleantes son ahora agresivas como una flor que desea brotar bajo la falda, y sus movimientos delicados, deshonestos y portentosos se modelan dulcemente bajo estas manos que te dibujan. Tu cuerpo está ahora más sensual y tus ojos húmedos indican que una liberación contra cualquier otro tipo de apuesta ha podido producirse en un matrimonio que es, sobre todo, este arte de un buen vivir. Este haber amado lu cuerpo haciéndote conocer todo el placer como un sueño al que secretamente levantabas tus faldas de adolescente para dejarte acariciar en los muslos por ese amor escondiéndose contigo para abrevar en tus labios puede ser que aún te obsesione pero con una obsesión sin malicia, como otro acto cualquiera, una relación más en la forma de amar. Transfigurar la noche como un contrato que podía separarte de mí equivalió a desunir las convenciones que impedían a tu mano dejarse deslizar como un pájaro a su deseo. Y es aún más curioso hablar de esta pose como de un placer prohibido cuando habernos satisfecho así pudo liberar a tu imaginación de lo que no era tú misma * en lo que tú soñabas. Sodomía no es contranatura y esto es sexo liberado de todo prejuicio, o inmoralidad, y estupidez: aquí estoy apoyado por Nietszche -"la pederastía griega no es algo antinatural; su causa final, según Platón, era la de producir bellos discursos" y por la experiencia. Estas nalgas gruesas y ardientes, tus carnes que se remueven bajo el asedio

117 de mis manos son también mi locura como una elección que me devuelve al acto permitiéndose poseer una visión más completa de estos cuerpos acoplados como bestias de noche. Y sé que te gusta culcar más de la cuenta y que tu adolescencia solitaria fue una virginidad inexplorada como un libro de piano que permaneció arrumado en olvido, o silencio. A la edad perfecta sangraste tus muslos pero no tuviste belleza o la belleza se enturbió y estuvo lejos de ti. Entonces te entregaste a todo hombre que te miraba y tu sed de amor no era aplacada con sexo. Tuviste sudores, palpitaciones, nauseas: tu cuerpo ya se perdía y yo aún no sobrevolaba como un ruiseñor tus cabellos que ondulaban en una calle cualquiera. ¿Presentías que yo llegaría a coger tu mano, e invitarte a conocer todo el mundo que habías soñado? El ritmo estaba en ti y tú aún te movías sin ritmo ni proporción antes que yo acoderara en tu cuerpo como en un primer orgasmo dándote mi propio ritmo y frescura, acaricié el misterio de tu belleza y nos conocimos realizando millares de poses sobre la yerba. ¿Qué instrumentos, o música, qué partitura es propicia a este lecho donde los cuerpos serán como hetairas y faunos copulándose lentamente? Bajo una tarde llena de ansiedad, o hastio, todo es posible, y el placer -que aleja del mundo- elimina quizá toda conciencia de realidad pero no esta realidad donde el placer como un sueño es felicidad bajo una música leve y tranquila. Nada tiene el peso de una existencia perdida entonces

118 y por unos momentos me gusta sentirte así resoplar, y gemir, o lanzar palabras como flores tibias mientras tus labios se tragan el pasto con flores de mis párpados entreabriéndose ligeramente baje» tus besos. Tienes el cuerpo grueso como el de la Margot de TJrueghel y yo amo esta carne, este poder de la cópula que me confiere su fuerza sobre un arte en el que marido y mujer abandonados a sus propios vicios secretos no son tan indiferentes a lo que desea su carne como el mundo con lo que sucede esta tarde donde el placer es todavía (¿o no?) un arte secretamente admirado en colecciones privadas. IX Labios, muslos, pechos, caderas que han aprendido a satisfacerse sacudiéndose suavemente gotas de espasmo con sus labios abiertos bajo el deseo, nalgas que engullen con ansias cuando se las penetra el falo que buscan como un trozo de placer olvidado, párpados entrecerrándose suavemente como una sonrisa pecaminosa, y besos, caricias como ligeros mordiscos, la pulpa de una palabra en los dientes, todo esto configura una música: sus tonos elevados y bajos en este cuerpo en el que extraigo versos como sonidos de tu propia belleza interpretada bajo estos besos una larga noche de amor. Ayer era un mal día, como una pelea: un símbolo extraño, o metáfora de todos estos años pasados como estados de ánimo, a los que esperamos nunca más volver,

pero ahora, y es primavera, contra una pared verde pálido como en el fondo de una vajilla griega tú muestras finalmente que el amor es eterno como el mar los cuerpos cuando se aferran uno a otro son una luz húmeda en los ojos, un dulce brillo que dice lo que a veces labios ni gestos han podido explicar. Es que el amor como el deseo -hormigueo, erupción, dulce escozor bajo la piel en la yciba- es un misterio que habla a través de los párpados, fruta que te ofrece al solo mandato de una mirada como súplica buscando estrecharse a tu cuerpo, tus labios, tus palabras ardientes como flores en los labios. Tú, yo, ellos, nosotros, han podido ser otros, o los mismos, pero bajo el imperio de la pasión estos cuerpos deben, finalmente, unificarse: caderas, muslos, torsos, pechos enormes como ubre de loba que yo probé hasta saciar mi hambre, muslos que delineé con mis labios como sobre una tristeza de esta muchacha que yo encontré perdida una noche en verano, labios como ciruelas que yo repartí en otros labios airados y ardientes una tarde bajo la lluvia, y caricias, besos como pactos inquebrantables, la húmeda belleza de una mirada que se ofrece en un compartimiento de ómnibus, todo esto conforma el misterio pero no el mecanismo del deseo que ruge, como Leopardo, en nuestros ojos hambrientos de afecto y belleza, cerebros llenos de calma, lucidez y pureza. Amor y deseo son un misterio tan inexplicable como el origen y fundamento del mundo, y estos encuentros hablan mejor que diez tratados sobre la materia

120 que nos ha convocado a un lecho como ante una mujer que aplica dulcemente sus labios repletos de lilas en el glande morado acariciándole, además, los testículos a su amante acaece que no estamos en un libro de estampas eróticas, un ritual del que por una cuestión de oscura moral debamos permanecer como dos distantes amantes y sin permitirse los suaves juegos que estrechan su conocimiento entre ellos. Tú aprietas en tus labios mi falo y yo acaricio tus hombros, tus cabellos hermosos como cedro humedecido con lluvia antes de saltar sobre ti -leopardo sobre leoparda- y olfatearte lentamente tu vulva, y mi lengua pasa como un pincel en tus labios salados hasta sentirte estremecida como un mar, un oleaje de sueños sobre el papel donde yo escribo este poema. Podemos realizar otras poses locamente libidinosas para escandalizar a quienes no conciben el amor sino como culpa, o extrañeza, pero no es el escandalizar un cuerpo con otro, o tratar de saciar lo que no puede saciarse con carne y la tranquilidad buscada no puede quedar entre uno u otro muslo sino donde el corazón -catedral que sonrícarroja afecto y bondad. Tú sabías esto mejor que cualquier psicología de la fugacidad del vivir, y mis límites son, también, una cuestión objetiva: te vuelves tratable, y tu piel es tersa y fresca, tus labios sonríen cuando reinas sobre mí como sobre un campo de flores y has refregado desesperadamente tu sexo a mi sexo, me has comido -literalmentecomo quisiste pronunciando toda clase de gemidos, palabras obscenas, y hasta palabras que sólo yo comprendo.

Esto quiere decir entonces que volvías a la vida, y sonríes, sonríes, y te sientes más apta para emprender cualquier trabajo aportando un poco de calidad en un mínimo de tiempo (diez veces menos) que el rutinalmcnte empleado cuando tu deseo persiste sin aplacarse, y tu carne no es probada. ¿Tiene todo esto algo que ver con aquello que duerme, el otoño, o la energía que ha buscado encaminarse por el cauce de su obra a donde es configurada? La energía que brindo en un abrazo es la que yo he recibido como un sueño proyectado sobre esta pared verde pálido, estas colchas revueltas como un mar de palabras donde me he negado a decir que tu alegría al desprenderse del calzoncito que se desliza por entre tus muslos a los tobillos es indecente si esto está en tu naturaleza, y excita aún más a esta sexualidad que te aborda, y es tu propia sexualidad, conduciéndonos a procrear belleza: la excesiva prudencia -como dijo Erasmo al loco de Moroes imprudente y esto ¿qué quiere decir? No ser prudentes es no ser bondadosos. Y no nos hemos obligado a posturas desagradables, ni nos hemos dañado, ni hemos permanecido irrespetuosos a estas ganas de apareamos a toda hora, en todo momento sobre paisajes hermosos, una noche estrellada, y sincera, o un azul despejado que cuelga como sábana límpida en la que estás tú con tus muslos abiertos, tus labios posándose como mariposas en mis cabellos. Estás aquí como un sueño de mí: lo mejor,

122 apenas como una flor a la que he brindado un poder insinuándose diestramente en tu cuerpo. Tres, cuatro de la tarde, y todo es hermoso. Pido volver a trazar con la escritura de nuestros cuerpos el misterio del deseo que somos, del deseo que es también este mundo cuando nos reconciliamos a él produciendo estas frutas que lo han vuelto aceptable. Tú te niegas, pero aceptas: pides que deposite mis labios en tu vulva rosada y salada, plato exquisito y nunca desaprovechado, compartido simultáneamente a lo que yo he podido ofrecerte. Y te he abrevado, y me he tendido dejándote cabalgar como una amazona sacudiendo sus muslos y pechos sobre mi pecho, yerba arisca del verano: un placer en el que participo sintiéndote gemir sobre mí que te ayuda a un mejor acceso al orgasmo y te acaricio tus nalgas arrechas y gruesas, peras maduras. Esta pasión dura ya toda una vida, y es una furia tranquila tu cuerpo cuando salto sobre ti y te he montado como a yegua que se estremece pegando su mandíbula a la colcha . y abriendo tus muslos -que descansan, a cuatro patas, sobre sus rodillas- para ofrecerme en seguida sus caderas levantadas como alfalfa de unas nalgas desfloradas yo acaricio los pelos húmedamente encrespados de tu pubis, y hago que mi Calo se refriegue lentamente en tus labios abiertos, penetrándote limpiamente, y esto es un césped que muerdo mientras tú sacudes dulcemente tus caderas con tus pechos descansando en mis manos: - ¿puede ser esto pecado, impudicia, locura de una pose prohibida que todos han hecho y esconden bajo su cama?

123 (preguntas moviéndote suavemente en sentido contrario a mi ritmo que empuja, mis manos, mi vientre en tus nalgas que son un césped dorado y tranquilo bajo mi cuerpo): -muévete un poquito más, sacúdete como hasta ahora, y trata de ser esta apacible furia que eres cuando enamoras a tu marido (te digo saboreando todo tu cueipo con este largo placer de mi cuerpo, sintiendo que los sentidos se distienden a través de mi piel en tu piel, sintiendo a punto de cvanescerme en el instante en que el cuerpo descarga y la mente desaparece). Estas palabras como otros brazos acariciándonos en la cama, qué función tienen, o excitantes de qué orgasmos que se prolongan, y se retienen, se aguantan un poquito más en tu mente desempeñan una función fisiológica cuando cuerpo sobre cuerpo se juntan? Tú montas sobre mí, te refriegas sobre mi alma, una flor, y yo monto sobre ti y nos refregamos igualmente pero siempre una amante como una yerba llena tus labios, una palabra que me dibuja a esa amante en tantos años de matrimonio, ¿y este ser todavía uno desconocido hacia el otro es el tercero en discordia -una amante furtiva en un hotel al paso que se apodera para siempre de un orgasmo que la esposa desconoce? Puede ser esto también, y puede ser que la esposa así es la amante eternamente entregada a su lujuria como a una dicha que no pasa, o puede ser también que ella es una más compartiendo al marido y así, cuando lo posee, lo posee eternamente. Se dicen tantas cosas irreales, y a veces bellas, sobre la cama como un sueño donde la postura no importa: no es sodomía así como hemos estado

pero esto -mis labios abrevando tu espalda y entre tus nalgas, contiguamente abajo, en tu propia vagina penetra mi falo- niega límpidamente el "abrazo del monje’* y la concepción es directa, exige un tan alto grado de excitación como dominar un tema de Stravinski. O cambiar esta sencilla pose por otra: colocarte por ejemplo con la espalda en el lecho -un abrazo aconsejado en Trento pero con un poco de arte mochica, o hindú: muslos abiertos, tus piernas descansando en mis antebrazos- y decirte entretanto palabras enamoradas en tu cuerpo porque sé que tú misma te imaginas (¿lo necesitas en verdad?) incluso a veces ser otra -la libidinosa esposa de un amigo desvistiéndose ante mí- para poder, como crees tú misma, sentirme mejor, yo terminar por hundirme profundamente en ti, y esto que tu cuerpo hace o no hace, mueve o remueve, forma parte de su naturaleza en relación a lo que su cultura ha deseado: la esposa de un amigo que se desviste lentamente ante mí eres tú misma como haciendo lo que más te ha gustado -tus manos empuñan mi falo y lo colocan, belleza contra belleza, entre los gruesos labios de tu vulva mientras te montas, resoplando, sobre mí como para refregar mejor a tu clítoris robusto, retráctil, y húmedo- es una hermosa complicidad, un reconocimiento por partes iguales, pero íntegras, de algo que está en el tiempo y llena los cuerpos, una postura que no es propiedad luya ni mía: una relación, una integración efectivamente armónica, y novedosa, donde poder existir ha sido todo este conocimiento. ¿Quién ha podido oponerse entonces a que rcconlinuemos en nuestros cuerpos un ritual de un vivir perdurable?

Este amor es cuerpos y sin cuerpos nada: ni tú ni yo, ellos, o vosotros, existe. Y no tiene sentido llenarse la boca con palabras como belleza, verdad, o razón, mientras estos cuerpos acariciándose como flores peligren bajo un destino que no han buscado, y no se posea conciencia que los conceptos sin cuerpos son abstracciones ante las que uno buenamente debe preservar el fruto maravilloso de su indispensable distancia El cuerpo es movimiento y su dibujo son estos versos como amantes acariciándose sobre la yerba, una pintura de amor en un fondo verde pálido, mis labios en los tuyos como aquella mañana donde yo te encontré para poner en ti esta alianza de la carne, y poder hundirme dulcemente en ti porque el cuerpo que entra en otro es el resplandor que sale en los ojos, fresquísima luz en un tiempo hermoso e intranquilo. X Han pasado lentamente las horas, y yo he continuado asiéndote delicadamente como a una blanca tetera de porcelana encima de este órgano caoba El arte de la fuga de Bach concluye como empieza: notas galopantes trotan como frescos caballos en teclas con flores que murmuran a su deseo. ¿Se escucha aún el rumor a mirlos de la tarde en nuestros labios que se humedecen besándose hasta el delirio? Tú me has arrojado tu cuerpo entre los brazos como un puñado de flores acariciadas a un tiempo del que todavía nos ha considerado adelantados e incomprensibles. Esta es una época llena de horror y belleza, un sitio donde lo que ha predominado

126 es la improvisación al método y el amor es esta música ahora esparciéndose en una época obsesionada en cosas menos bellas que su propia bondad, corazón que despierta. ¿Tiene sentido todavía dedicarse a cosas tan inútiles, y no estériles, como un describir a un amor aún incomprcndido? El mundo es una máquina acostumbrada a rolar en sí misma como un laberinto y el amor constituye una paradoja no menos deseable que su traslación heliocéntrica en tomo al orgasmo: este matrimonio no ha sido sólo acostarse o echarse a dormir y levantarse para volver a dormir. Una unión en seres tan exquisitamente rebeldes como nosotros se parece al conocimiento y una equilibrada elegancia permite no perderse en la noche. Tantas vidas perdidas, tantos proyectos frustrados he visto en parejas que lo prometían todo cuando se conocieron, y ahora son nada o silencio -van por la vida como por una acera llena de espcctrosque no cuidar lu limpieza en la mente es perder una buena parte de mí, el complemento de una verdad que rehuye mi tiempo. Las leyes del hombre y de natura han de complementarse como cuerpo c inteligencia, o pincel y dibujo comprendiéndose en esta dicha que son los propios sentidos del hombre: un cuerpo, como un poema, es el sentido que embellece a este mundo: página donde suavemente interpretamos acontecimientos que sin nosotros serían imperceptibles. Un mundo que se transforma es rueda que mueve a la mente, un cuerpo como una lucidez donde confluyen toda esta energía integrada a otros cuerpos que giran en mí como en un cielo inesperado y tranquilo: el espacio

127 donde el amor no especula en lo nauseabundo -ni traga mierdase reconoce conciencia, y su quehacer purifica el cuerpo: esto es historia, tu cuerpo como flores en mis labios no es ya el enigma y "p - q" una proposición para encontramos, a la salida de tu trabajo, y leerte mis versos. Quisiéramos poseer esta privacidad como un cuadro de Rcmbrandt donde bulle la vida total, un matrimonio como un continuo enamoramiento va a producimos como consecuencias de una formalidad decrépita enemigos emponzoñados. Enemigos más peligrosos si esta mutua confianza llega a desmoronarse: aprendiendo a reconocerse como manos acariciando estas flores de tus pechos habremos sobrevivido al pasado y este manuscrito será una fruta en nuestros labios. Somos una luz arrancada suavemente a la noche o a la incomprensión, a todo lo inerme. Tenemos flores, actitudes, misterios, reflexiones que los demás no ignoran y han olvidado como a esta palabra profética en libros terribles como toda alegría, estos poemas, lugares abiertos como parques donde muchachos ávidos de certeza puedan extraer este poco de amor, estas flores, esta fruta refrescándote dulcemente los labios ansiosos. Una comprensión es una sola estructura llena de interacciones a las que denominamos amor donde la pareja ni el amor existe sin cuerpo: una función como un destino, energía dirigida a integrar panículas dispersas en una sola escritura sobrepuesta a un mundo donde como el que misteriosamente aún florece en la imaginación del hombre predomina el deseo.

128 Y deseo es lo que impulsa a todas las cosas permitiéndonos construir un tono de vida, una luz en cuyo centro los principios masculino y femenino se rebelan contra su opuesto: aquel pasado donde los sueños se calcinan. Muchos son los conceptos, y muchos los objetos contra los que debemos combatir, y muchos además los que debemos irrefutablemente defender. Espacio, tiempo, materia son prefiguraciones surgidas en el deseo cuyo contenido son estas obras, estos cuerpos y mentes, esta escritura hecha contra la muerte. Cuerpo y deseo son la materia del tiempo y no hay conciencia sin cuerpo: todo progreso es obra de su deseo. El deseo es progreso: no así el progreso que es obra del cuerpo. Nada puede obrar sin cuerpo, y todo lo que se ha opuesto desiste de lo que existe. Una conciencia sin vida no tiene deseo y no es conciencia, y nada es lo que no desea. No hay cuerpo masculino ni femenino: hombre y mujer son complementos de un cuerpo tan infinitamente inten­ so como el orgasmo donde unas generaciones han poseído más realidad, o futuro, que en la propia realidad sus miembros estrechándose furiosamente en la yerba. El deseo existe porque es sufrimiento: destruir al pasado es poseer esta flor en los labios, y el no-sufrimiento es deseo realizado como una visión, una conciencia de la estructura de un instante en el instante en que se unen materia y espíritu, naturaleza y acción sin no más verdad que este matrimonio elevándose sobre el transcurrir de la noche, o la historia, una obra de arte a la que todos contemplan

129 como cuadro de un Renacer, música dulcemente agresiva en el órgano de estas palabras. El cuerpo que está en la madurez de la historia reside, entonces, no es un error -como diría Feyerabendsino en poseer conciencia de su energía: un paraíso recuperado en un instante de alegría fugaz como toda pesadumbre es transformación, un mañana como una flor en tus pechos dulcísimos. Y así como el poeta debe ser un buen pintor del Renacimiento: su arte un cuaderno de argumentos posibles y aplicables, un estudiar las articulaciones para ponerle alas a sus ángeles y una vez que sus ángeles pudieron volar como este poema con una mujer abriéndome sus muslos da su obra por concluida en la vida que ha de proseguirla, así también el cuerpo -que es un cuerpo místicoempezará formulándose como una visión de conjunto. El ángel que llega, o que parte, resplandece apenas como un corazón desesperado en la noche y todo silencio si no es silencio perdido predispone a la acción: tú eres este ángel, este poema, una palabra como una ciruela endulzando tus labios esta noche donde yo poseía tu cuerpo como yerba revuelta porque el amor es un producto del arte, y el arte una transformación del cuerpo en algo tan eterno como este mar, esta luz, este cielo de nuestros ojos que brotan, como astros, arriba.