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NUEVA

LOS SACRAMENTOS DE LA VIDA Y LAVIDADELOS SACRAMENTOS Mínima Sacramentalia

Leonardo

Colección IGLESIA NUEVA

Leonardo Boff

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*. DEDICATORIA DEDICO este librito a la montaña que me visita siempre a través de la ventana. A veces el sol la quema. Otras la reseca. Frecuentemente, la lluvia la castiga. No raramente la niebla la envuelve mansamente. Nunca la oí quejarse por causa del calor o del irlo. Jamás cobró nada por su majestuosa belleza. Ni siquiera el agradecimiento. Ella se da simplemente. Gratuitamente. No es menos majestuosa cuando el sol la acaricia que cuando el viento la azota. No se preocupa si la miran. No se incomoda cuando caminan sobre ella Es como Dios: Todo lo soporta; todo lo sufre; todo lo acoge. Dios se comporta como ella. Por eso la montaña es un sacramento de Dios. Revela, recuerda, apunta, re-envía. Porque es así, le dedico agradecido, este iibríto. En él se trata de hablar el lenguaje sacramental que ella no habla, sino que -lo que es mucho másella misma es.

LOS SACRAMENTOS DE LA VIDA Y LA VIDA DE LOS SACRAMENTOS Mínima Sacramentalia

EL AUTOR

INDO-AMERICAN PRESS SERVICE Apartado Aéreo 53274 Chapinero - Bogotá - Colombia

1975

CAPITULO X

¿EN QUE SENTIDO JESUCRISTO ES EL AUTOR DE LOS SACRAMENTOS? La nueva fase de la Iglesia está ligada indiscutiblemente al buen Papa Juan. El Concilio Vaticano II, que estableció los marcos teológicos, orientadores de la reforma de la Iglesia, fue el fruto de su empeño y actuación. Los historiadores futuros, sin duda, hablarán de lo que fue Juan XXIII, señalándolo como el autor de un nuevo, grandioso, valiente ensayo de encarnación de la fe cristiana en el espíritu de la modernidad. Autor de esto en el sentido verdadero, riguroso, de la palabra; no de cada una de las acciones hechas después de él, sino del horizonte que posibilitóla nueva orientación de la Iglesia: autor del espíritu ecuménico, del diálogo abierto entre la Iglesia y el mundo, del espíritu de servicio simple, jovial, apartado de todo triunfalismo, de la valorización religiosa de todas las cosas auténticas y verdaderas que la civilización moderna produjo, etc. De forma semejante, el Papa Paulo VI es autor de la famosa encíclica "Populorum Progressio". No porque haya escrito de su propio puño este decisivo documento, pues probablemente no tiene la preparación técnica suficiente para ello (el autor literal es conocido, fue el P. Lebret con su grupo). Sin embargo decimos, con razón, que es Pablo VI el autor de la encíclica, porque trae su firma, signo de autoridad suprema; autor, por ser originador último de todo el proceso que desembocó en la encíclica social. Autor porque asumió y confirió autoridad oficial al mensaje contenido en el documento. El Presidente Vargas fue el autor de la revolución del 30. Autor de la nueva era de la historia del Brasil, caracterizada por la industrialización, el nacionalismo, el populismo, la conquista de los derechos fundamentales de los obreros, del salario mínimo, del sindicalismo, de la previsión social, etc. Vargas es autor, no en cuanto que él haya llevado a cabo todas estas acciones revolucionarias, sino en cuanto fue quien creó toda esa atmósfera y abrió ese camino que llevó a profundas modificaciones de la fisonomía política y social del Brasil. 1. "LOS SACRAMENTOS FUERON INSTITUIDOS POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR" El Concilio deTrento definió solemnemente que los sacramentos cristianos fueron instituidos por Jesucristo Nuestro Señor (DS1601; cf.1804, 2536). Esta afirmación es fundamentalmente cierta. Sin embargo, debe 52

ser comprendida correctamente, en el sentido que Trento le confirió. Ciertamente, hubo épocas de reflexión teológica, demasiado reflejada en los manuales, en que se tomó esta afirmación de Trento en el sentido meramente sintáctico, sin procurar entender más profundamente su su exacto significado semántico y pragmático. Se buscaba por eso, en las páginas del Nuevo Testamento, una palabra de Cristo en favor de la institución de cada uno de los siete sacramentos, haciendo naturalmente violencia a los textos. Y las inteligencias no quedaban con esto esclarecidas, no obstante las sutilezas de los argumentos teológicos. La moderna teología, poniéndose de acuerdo con la más antigua tradición de los Santos Padres, amplió el horizonte en el que deben ser pensados y comprendidos los sacramentos. Afirma que hay argumentos válidos para asegurar que Jesucristo es el autor de los sacramentos. Veámoslo rápidamente. Los sacramentos no deben ser considerados en sí mismos, como átomos aislados. Un sacramento individual, como por ejemplo el bautismo, es la densificación y corporificación del "sacramento de la voluntad del Padre" (Ef. 1,9),vale decir, de la economía de la salvación, del plan salvífico de Dios, del único misterio-sacramento, como hablaban los Santos Padres S. León Magno, S. Cipriano y San Agustín. El plan salvífico de Dios, denominado sacramento o misterio, se mediatiza en gestos, ritos o acciones que encarnan, hacen visible y comunican, la salvación. Tales acciones, ritos, gestos, son llamados también sacramentos. En cuanto el plan salvífico tiene como autor al Verbo eterno pre-existente, podemos decir que todos los sacramentos, en una última referencia, vienen del Verbo eterno. Las expresiones sacramentales son históricas y culturales, le sirven al hombre para expresarse a través de ellas; pero la fuerza salvífica que ellas contienen, proviene del Verbo. En este sentido, como lo vio agudamente S. Agustín, son sacramentos cristianos y esto ocurre también con los realizados por los paganos en las religiones del mundo, porque todos ellos hacían histórica la gracia salvadora de Dios y el plan del amor del Padre que se realiza por Jesucristo, en quien todo existe y por quien todo fue hecho (CoM, 15-20; Jn.1,3). El Verbo eterno estaba siempre en acción a lo largo de toda la historia, grávida de Jesucristo. Los sacramentos paganos, en su última realidad, no son paganos. Pagano, como es sabido, es un concepto sociológico y no teológico; sociológicamente es pagano aquel que no fue bautizado y que, por eso, estadísticamente, no es tenido como cristiano, aunque teológicamente no hay paganos, ya que nadie se sustrae al influjo del Verbo Eterno, Luz verdadera que ilumina "todo" hombre que viene a este mundo (Jn. 1,9).Los sacramentos cristianos articulados en las religiones del mundo, apuntaban verticalmente hacia el Verbo, eran sacramentos de Dios. Así, comer era participar sacramentalmente de la divinidad; bautizarse significaba sumergirse en la vida divina. Generalizando, podemos 53

decir que los sacramentos que hoy poseemos en la Iglesia, ya pre-existían en ella. El hombre de todos los templos se relacionaba sacramentalmente con la Divinidad (Verbo eterno). Las formas eran diversas, pero la salvación comunicada era idéntica a aquella que resurgiría de forma plena e inefable en los sacramentos de la Iglesia. 2. DE LOS SACRAMENTOS DE DIOS HACIA LOS SACRAMENTOS DE CRISTO Cuando los sacramentos de Dios (Verbo eterno), que apuntan verticalmente hacia lo alto, se relacionan y se insertan en la historia de Jesucristo, -que se inscribe horizontalmente como cualquier otra historia- entonces, se tornan sacramentos específicamente cristianos. Los sacramentos poseen una dimensión religioso-cultural, pre-existen a la explicitación típicamente cristiana, fueron elaborados históricamente. Antes de la Iglesia ya había bautismo, por el que los hombres manifestaban el renacer que la Divinidad exige. Existía matrimonio, por el que expresaban la presencia del Amor divino en el amor humano. Existían, como ya consideramos antes, los ejes existenciales con su densidad sacramental, reveladora del Misterio presente. Eran sacramentos divinos, y cristianos ya en forma latente. La fe cristiana, por causa de Jesucristo, descubrió su relación con el Dios encarnado, y nos ligó al misterio del Verbo hecho hombre: nos insertó en la historia que viene del Cristo. La dimensión vertical se cruzó con la dimensión horizontal. Ese encuentro es el sacramento cristiano que por un lado supone y asume el sacramento divino que preexiste en las religiones, y por otro, descubre una realidad presente en estos sacramentos divinos escondida para las religiones y ahora manifestada a través de la luz del misterio de Cristo: la presencia del Verbo eterno obrando a través de los sacramentos divinos. Y no solamente eso, sino que inserta estos sacramentos en la historia de Jesucristo de tal suerte que Cristo asume una categoría de autor específico. Bautizar no significará ya participar en la vida de la Divinidad, sino sumergirse en la vida de Jesucristo; comer el banquete sagrado no será comulgar de la Divinidad, sino comer el cuerpo del Señor y participar de su existencia resucitada. Casarse no quiere decir ya simbolizar la unión de Dios con los hombres, sino figurar la unión de Cristo con la humanidad fiel. Es decir: de los sacramentos divinos se pasa a los sacramentos explícitamente cristianos.

3. EL SENTIDO EN QUE JESUCRISTO ES AUTOR DE LOS SACRA MENTOS De lo dicho queda muy claro en qué sentido debe ser considerado Cristo autor de los sacramentos. Primero, en cuanto Verbo eterno siempre era El quien se comunicaba amando y salvando, a través de los ritos que expresaban relación de los hombres con el Altísimo. Segundo, en cuanto Verbo eterno encarnado, dentro de una historia concreta, se manifestó cómo todo está vinculado con su Misterio. Por eso, todo posee una profundidad crística. Tercero, por lo menos para los tres sacramentos del bautismo, la eucaristía y la penitencia, el mismo Cristo estableció la referencia explícita a su Persona. Estos tres sacramentos pertenecen a los ejes fundamentales de la vida humana, gracias a los cuales el hombre se siente, de modo especial, referido al Trascendente y a Jesucristo. Si se nota bien, los tres están en la raíz de la propia vida: el bautismo corporifica el nacer nuevo en Jesucristo; la eucaristía, la alimentación de la vida nueva en Jesucristo: la penitencia, el renacer de la vida que fue amenazada de muerte fatal. Insertados en Jesucristo, los sacramentos comunican su vida. No es otra la intención del Concilio de Trento, cuando se refirió a la institución de los sacramentos por el Señor; no pretendía proferir un juicio histórico y sustituir el esfuerzo de los exégetas, sino -como se ve claramente al leer las Actas del Concilio- entendiendo el término "instituir" en el siguiente sentido: es Jesucristo quien confiere' eficacia al rito celebrado; no quiso definir la institución del rito, sino la fuerza salvífica del rito, que no proviene de la fe del fiel o de la comunidad, sino de Jesucristo ahí presente. Queriendo la Iglesia, sacramento universal de salvación, Cristo quiso también los sacramentos que detallan y hacen concreto en la vida el sacramento universal. En este sentido, no deseó solamente los siete sacramentos, sino la misma estructura sacramental de la Iglesia es decir: quiso la visibilización de la gracia en términos de ritos, gestos, acción de servicio, testimonio, santificación entre los hombres. En un cuarto sentido podemos hablar de Cristo como autor de los sacramentos, en cuanto -como venimos diciendo- es autor del Sacramento Universal de la Iglesia. Los ejemplos antes aludidos del Papa Juan, de Paulo VI y del Presidente Vargas, tal vez nos iluminen el horizonte dentro del cual también debamos comprender, cómo Cristo es Autor en lo que concierne a los sacramentos. Todo es de Cristo. El no introdujo solamente como novedad su Persona y su Resurrección, sino que vino a revelar la santidad de todas las cosas.

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Todo está repleto de El ayer, hoy y siempre. Y poder ver Su actuación y eficacia en todos los acontecimientos de la historia de los hombres, especialmente ahí donde el hombre se revela a sí mismo como hombre, eso constituye específicamente lo cristiano. Saber relacionar los sacramentos "naturales" con el misterio de Cristo, en eso está la especificidad del sacramentalismo cristiano. Todo lo que es verdadero, santo y bueno, ya es cristiano, aunque no use tal nombre; así, nada se rechaza, todo se asume, todo se lee a la luz de la historia del misterio de Cristo. Como en la trasfiguración: todo se convierte, según su característica propia, en sacramento cristiano: viene de Cristo, conduce a Cristo.

CAPITULO XI

EL SACRAMENTO DE LA PALABRA DADA La palabra no es primariamente un medio para comunicar al otro esto o aquello. Antes de comunicar mensajes, la palabra ya comunicó la propia persona del que habla. Aún más, la palabra define a la persona, es la persona misma que consiste, esencialmente, en comunicación. Hay pocas personas, no obstante, que conscientizan esta profunda realidad y para quienes la palabra se configura como algo absolutamente sagrado. Como toda persona merece respeto, la palabra es digna de respeto, aunque para la mayoría de la gente siga siendo un simple instrumento de pasar mensajes... mensajes baladíes, mensajes que a las veces obstruyen los canales de comunicación y de encuentro entre los hombres. Hay palabras que se profieren para esconder los pensamientos en lugar de comunicarlos. El Dr. Gómez es un empresario que ha obtenido buen éxito y a quien los negocios relacionaron con hombres de las más diversas situaciones y de muy diferentes intereses; en todo su modo de ser aparece una profunda serenidad, fruto de un diálogo constante con su interioridad... Diríase uno de esos místicos chinos, montado sonriente sobre un león bravio; vale decir, es un hombre maduro que enseñoreó de sus pasiones violentas y las convirtió en fuerzas constructivas del proyecto humano integrado. Su palabra puede ser suave y dulce como lágrimas de ternura, puede ser dura y cortante como una espada. Tanto la dulzura como la dureza se armonizan en un control perfecto de quien es siempre señor de una situación.' Pero lo más admirable en él es el valor y el peso que coloca en lo que dice: su palabra escrita es cristalina, sin ninguna ambigüedad; escribe enumerando primero, segundo, tercero... En medio de una claridad matemática, va colocando aquí y allá la palabra que no trasmite mensajes, propuestas, datos, contratos, sino su persona misma: "La vida es dura, no mima a nadie; los verdaderos valores, nacidos de la benevolente gratuidad de Dios y del empeño humilde y paciente del hombre, deben surgir a la luz. Estamos aquí para servir". Siempre hay una luz benéfica que logra atravesar el espeso de la floresta y animar la pequeña planta que busca insaciable lo alto. Sin embargo, para el Dr. Gómez, más importante que la palabra escrita es la hablada. Palabra empeñada, historia narrada. . . le gusta decir lo decisivo y esencial. Por eso consulta, analiza, se toma tiempo, estudia personas y situaciones. Una vez dicha la palabra, se ha jugado todo: podrá

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