Las papas nativas como alternativa

FEDERACIÓN COLOMBIANA DE PRODUCTORES DE PAPA No. 29 Octubre 2013 ISSN 0122 - 2686 REVISTA PAPA Organo informativo de l

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FEDERACIÓN COLOMBIANA DE PRODUCTORES DE PAPA

No. 29 Octubre 2013 ISSN 0122 - 2686

REVISTA PAPA Organo informativo de la Federación Colombiana de Productores de Papa

El mercadeo y los precios de la papa

Enfermedades que restan rentabilidad

La ciudad de la papa

Papas nativas con valor agregado

FEDERACIÓN COLOMBIANA DE PRODUCTORES DE PAPA

No. 29 Octubre 2013 ISNN 0122 - 2686

REVISTA PAPA

Contenido

Organo informativo de la Federación Colombiana de Productores de Papa

Presidente Fedepapa Alejandro Estévez Ochoa Gerente Fedepapa Juan Daniel Pérez Duque Junta Directiva Fedepapa Principales Juan Pablo Buraglia Ignacio Rodríguez Santamaría Juan Warner Botero Botero Elkin Fredy Cardona Narváez Sergio Andrés Martínez Pérez Mario Patiño Patiño Alejandro Estévez Ochoa Paulo Casallas Mondragón Luis Ernesto Rodríguez M. Antonio José Sanabria Suplentes Luis Gerardo Cubillos Quijano Rodrigo Antonio Vallejo Arlex Enrique Valencia Londoño Miguel Augusto Osorio Arango Guillermo Antonio Campuzano Jorge Arturo Hortúa Camargo Manuel Alfredo Gutiérrez M José Domingo Bernal Ahumada Julio Eduardo Gómez R. José Hernando Prieto R. Director Revista Juan Daniel Pérez Duque Coordinador Revista Eméramo López Parra Comité Editorial Héctor Villarreal Márquez Luis Ernesto Rodríguez Eméramo López Parra Milthon González Pinzón Javier Pérez Bernal María Cristina Sáenz Edición María Cristina Sáenz Comunicaciones y Ediciones Ltda. Cel 310 238 6535 Diseño Margarita Guarin Rueda [email protected] Comercialización María Cristina Sáenz [email protected] Cel 310 238 6535 Fotografías Archivo Fedepapa Impresión Legis S.A. Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente la posición de Fedepapa. Queda autorizada la reproducción total o parcial del material firmado, siempre y cuando se mencione la fuente. Fedepapa SEDE NACIONAL Avenida Carrera 45 # 106 B – 84 de Bogotá Tel: (57-1) 214 29 89 - Fax: (57-1) 215 26 00 E- Mail: [email protected]. Web: www.fedepapapa.com Bogotá, D.C.

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Editorial Más allá de análisis y diálogos



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Mercados El mercadeo y los precios de la papa Sanidad Rhizoctonia, una enfermedad poco reconocida

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Entrevista Papas nativas con valor agregado

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Tecnología Nanotecnología en el cultivo de papa

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Entrevista La papa ayudó a desnudar la crisis

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GANADERÍA ¿Qué es producir buenos pastos?

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Sanidad Sarna polvosa y camanduleo

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Opinión Colombia necesita ser CoOL

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Ganadería Papa en la nutrición bovina

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Eventos En Agroexpo, la ciudad de la papa

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Indicadores Comportamiento del crédito

REVISTA PAPA ENTREVISTA

Las nativas como alternativa Por María Cristina Sáenz

Con las papas de los abuelos, nuevo mercadeo y valor agregado, Pedro Briceño y los asociados a Copaboy recorren un nuevo camino en busca de mejor rentabilidad. Dan valor a lo propio.

N

egra, chavita, tocana, carriza, criolla manzana, andina, curipamba, ratona, pacha negra y colombiana son algunas de las variedades de papa que han estado a punto de desaparecer del panorama nacional. El auge de las variedades comerciales, mejoradas, con mayor producción por área de siembra, las dejó por muchos años en el olvido. Son las mismas variedades que ahora recobran preponderancia gracias al tesón y perseverancia de personas como Pedro Briceño, unido al de campesinos anónimos que las guardaron y siguieron cultivando en sus pequeñas huertas. Porque en Boyacá, y tal vez en otros departamentos de raigambre papera, hay un regreso a los cultivos ancestrales, acompañado de orgullo por lo propio.

Volver a la raíz Me reúno con Pedro Briceño en su casa en Ventaquemada para hablar de su proyecto, que es el proyecto de un grupo de agricultores asociados en Copaboy, la Central Coope20

Fedepapa octubre 2013

rativa de Productores de Papa de Boyacá. El humo del chocolate caliente parece mezclarse con la bruma que todavía no se aleja de la tierra al comienzo de la mañana en esta zona de Boyacá tan proclive al cultivo de papa en pequeñas parcelas. No en vano es el principal producto agrícola del municipio seguido por arveja, maíz, habas y ganadería de leche.

Tecnólogo en producción agropecuaria, en gerencia social, planes de negocios y metodología de trabajo con productores, Pedro Briceño lleva un año al frente de Copaboy.

“La situación es desesperada porque los precios están muy bajos, todo mundo está trabajando a pérdida, producir es muy costoso. No hay cómo competir”, es la queja que sale de los labios de Pedro Briceño. Bien informado, habla de esa cadena de costos altos donde enumera insumos, transporte, combustibles... “Si el combustible es caro, todo lo demás es caro”, dice haciendo énfasis en que si se quiere procesar papa, los servicios, el aceite y la seguidilla de insumos afectan la competitividad del cultivo mismo y de procesos que añaden valor al tubérculo.

Porque Pedro es consciente de la importancia de agregar valor a la producción. Buscando alternativas con sus socios de la cooperativa, “todos pequeños agricultores de cinco carguitas”, parecen comenzar un camino de regreso a sus raíces, la papa andina, la nativa, “la de antes”. “Hemos encontrado otros mercados a partir de la papa nativa”, dice sobre esas variedades que muchos de ellos han guardado con cariño y orgullo en sus huertas caseras mientras en los lotes comerciales siembran las que piden la industria y el mercado de las grandes ciudades.

REVISTA PAPA ENTREVISTA Las conservaron como la comida de la familia, como valiosas joyas que ofrecen en sus eventos especiales, los quince años de la hija o el matrimonio del hijo, para complacer esos paladares que saben de lo bueno que da la tierra y que para el gasto no acaban de aceptar las variedades que sienten lejanas a su gusto y a los sabores que los han acompañado desde siempre. El camino que recorren los ha llevado a mirar de otra manera la papa nativa. Briceño recuerda que su papá lo mandaba a buscar “al lado de una mata de maíz cerca de las piedras, una tal mata de papa; unas eran negras, otras cinchaditas con blanco y al cortarlas eran moradas. Para uno de chico, era una maravilla”.

Nombres “más nuestros” Las nativas las volvió a ver de manera “oficial” en un día de campo que hizo Corpoica en Zipaquirá con papas del banco de germoplasma y “la memoria echó reverso, ¡esas papas las conocía! De pronto aparece una papa originaria de Ventaquemada que llaman Argentina. Nos reunimos con otros cultivadores y la llamamos Andina de Ventaquemada, porque para meterla en el mercado tenemos que ponerle un nombre apropiado, no podemos vender como nativa una papa que se llama Argentina”. Ese nombre, a más de parecerles inadecuado los ofende. “Nos dieron una semilla, la depuramos con selección masal quitando las matas que tenían virus o que no tenían buena producción. Si era más lo malo que lo bueno, se mar-

Alfonso Ruiz siembra en la vereda de Bojilque. “Estoy motivado porque hay mercado y nos piden más cantidad con mejor precio”, comentó al regresar de Tunja donde esa mañana de septiembre vendió la carga de Diacol en 30 mil pesos, “que no cubren los 58 mil que valió producirla, sin contar obreros, empaques... ¡Se pierde mucho!” Agrega que “debemos organizarnos, planificar y producir a más bajo costo. Las papas nativas son una alternativa, el color hace que el comprador se anime”. caban las buenas con una cintica y el día de la cosecha esas matas se guardaban para semilla. En Corpoica se dieron cuenta que el esfuerzo valía la pena y empezaron a producirlas en aeroponía”. Ahora Corpoica les provee mini tubérculos, en ocasiones vendidos, o como parte de un proyecto, a porcentaje: “Nos dan diez mil mini tubérculos y devolvemos quince mil de la cosecha”. Así, los agricultores empezaron a buscar más papas nativas y apareció en Tierra Negra, sector de Ventaquemada, una larga, roja, “por dentro moradita; era de un abuelo, la conservó porque la consideraba buena para los cayos; la llaman criollos por ser larguita, en contraposición con la redonda criolla”. Pedro la sembró y algunos compañeros la

analizaron y al saber de dónde provenía, un agricultor de edad sugirió llamarla como los indígenas llamaban a la tierra, pacha, de manera que la llaman “pacha negra”.

El valor del trabajo en equipo Ahora todos conservan sus semillas nativas. “La más comercial que tenemos en este momento es la Andina de Ventaquemada. Otras doce variedades nativas no tienen comercio pero las conservamos. Cada una se le entrega a un padrino que se encarga de mantenerla pues en cualquier momento la podemos necesitar”. Y las enriquecen con el trueque ancestral con sus pares de otras zonas. Por eso tienen variedades

“El consumidor tiene que sentirse orgulloso de comer papa colombiana”. La veta de la Andina de Ventaquemada va a enamorar a muchos consumidores. Fedepapa octubre 2013

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REVISTA PAPA ENTREVISTA la visión de que hay que producir mejor. “Buscamos que tengan esa conciencia y esperamos que el mercado valore lo que hacemos en la producción”.

Andina, criolla manzana, pacha negra y pucasungo ya han mostrado sus cualidades. “Les vemos futuro”, dice Pedro Briceño.

llevadas a Boyacá por agricultores de la comunidad de los pastos en Nariño. “Ellos, trajeron semillas de El Chaquiñán, en Ecuador, de las variedades yanasungo, pucasungo y criolla manzana”. Pedro Briceño dice la disminución del consumo de papa los llevó a buscar alternativas desde Copaboy. Un estudio de mercado que derivó en un plan de negocios, resultó en un empaque para cinco kilos de papa “que se acomoda a las familias más pequeñas de las ciudades, calculando la cantidad de papa que se consume en una semana, el espacio para guardarla y la comodidad de transporte”.

rar productos más sanos; aunque todavía no están certificados, ya saben secretos como cortar las ramas de la planta antes de la cosecha en lugar de aplicar herbicidas y así garantizan un mejor producto; de pronto hasta produzcan papas orgánicas. Con Corpoica como mano derecha, organizaron escuelas de campo para hablar de aspectos empresariales, de cultivos, de producción de semilla, de buenas prácticas agrícolas. Ahora son “agricultores técnicos” con

Pedro recuerda una conferencista que les habló de comercialización y alguien le preguntó si ella comía papa y respondió, “muy poquita, sobre todo puré”, con lo que su credibilidad se fue al piso. “Si alguien viene a asesorarnos tiene que comer papa colombiana, porque ese puré se hace con papas traídas de Argentina”. No pueden desconocer la importancia económica de las variedades mejoradas, de manera que han estudiado su preponderancia en cada municipio para hacer proyectos a partir de ellas, como lavar papa, empacarla, generar semillas… Dice que en Toca predomina la sabanera; en Motavita, la pastusa; en Tunja, pastusa e ICA única; en Ventaquemada y Turmequé, Diacol Capiro; Soracá montó producción de semilla de criolla.

Con un plus, que la papa allí empacada está limpia y escogida. “La condición para los afiliados a Copaboy es que tienen que producir papa con mejor calidad para marcar diferencia y no seguir siendo los mismos de siempre. Solo así podemos hacer empresa”, enfatiza sobre ese aspecto que implica la búsqueda de puntos de encuentro entre productor y consumidor. Tal vez se embarquen en las buenas prácticas agrícolas para gene22

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Pedro Briceño, José Atará y Alfonso Ruiz muestran la cantada de Andina recién cosechada. Orgullo de quien la cosecha.

REVISTA PAPA ENTREVISTA

Corpoica provee semilla producida por aeroponía.

La mano femenina En algunos municipios las mujeres se han capacitado en el procesamiento de papa, a través del Sena. Con el conocimiento adquirido hacen pruebas, buscan la mejor para fritar en hojuelas y como papa a la francesa, para caldos... Para las más jóvenes es una novedad ver esas papas nativas y aprenden a conocerlas y a usarlas, mientras las mayores se las enseñan con orgullo. “Las mujeres dan el visto bueno en la gastronomía. Siempre contamos con ellas, algunas son socias, otras son las esposas de los asociados en cualquier parte de Boyacá”. Cuando van a hacer una prueba, esas mujeres campesinas “que cocinan de maravilla”, las preparan y dan su opinión sobre sabor, comportamiento, tiempos de cocción, que se mantenga en su forma para determinar el uso”. Son prácticas muy válidas que recuperan información del campesino y le dan relieve.

El sueño El sueño en Copaboy es tener una procesadora de papa nativa. Algunos agricultores ya se declaran

a favor de sembrar solo nativas, él mismo incluido pues “no tienen pérdida”, y ya saben que “la que tiene morado o color por dentro, tiene más antioxidantes y tendría más mercado. Ese color la diferencia de otras y con ellas esperamos encontrar un nicho de mercado especial que va a seguir creciendo y nos dará opciones”. Va quedando atrás la idea de que son buenos productores pero malos comercializadores, porque recorren ambos caminos con buenos pasos. Por ejemplo tienen claro que sus “nativas” no irán al mercado de plaza, “deben ir con el mayor valor; es escasa y podemos poner el precio”. De manera que la van a manejar como papa élite, con lo que ellos consideran una “ventaja”, que no produce igual que las variedades mejoradas, lo que le da mayor valor. Otro valor es el sabor, valor que ellos mismos por estar connaturalizados y acostumbrados, no percibían. Pedro le hace cuentas a la papa comercial. “En Bogotá se vende entre $600 y $900 libra, muchas veces sin lavar, sin saber la procedencia. Si la venden a $600, la carga sale a 120 mil pesos, y en la zona la compran a $ 20 o 30 mil pesos”. A la que ellos ofrecen, la Andina de Ventaquemada, le dan garantía de calidad y saben que les recompensa la inversión y el trabajo realizado. Pedro Briceño todavía busca la carriza, “que fue con la que mi papá nos educó; es una papa de mucho sabor que desapareció con el boom de las variedades mejoradas”. En su Ventaquemada, municipio pionero en la conservación de variedades, el dirigente gremial se come

Pedro Briceño muestra el empaque desarrollado en fique con la cantidad que calculan necesita una familia en una semana.

hasta el “richecito” que la señora prepara muy bien y también impulsa la andina de Ventaquemada con sus varias formas, unas alargadas, otras redondas, siempre saraviadas y que llega a producir unas 20 toneladas por hectárea. A Pedro lo tildan de loco. Él mismo recuerda cuando sembró diez bultos y se asustó pensando que nadie le compraría. “Le dije a los socios de la cooperativa que hiciéramos un día de campo. La mujer que ordeñaba las preparó con leche y ese sabor único hizo que la gente dijera ‘vamos a sembrarlas’; compraron bulticos, cargas y comenzaron a regar la bola. Eso nos abrió los ojos”. Ahora las empresas los buscan para surtir restaurantes en las grandes ciudades, y para procesar y enviar a mercados especializados, como el alemán que las recibirá fritas en hojuelas mostrando la hermosa veta moraduzca de la Andina de Ventaquemada. Para el recuerdo, esa localidad debe su nombre a un establecimiento que existió en el sitio, llamado La Venta, que fue incendiado por rivalidades entre sus habitantes.  Fedepapa octubre 2013

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