Las Aventuras de Sherlock Holmes

LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES Sherlock Holmes adquirió tanta popularidad que se llegó a convertir en mito literario,

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LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES Sherlock Holmes adquirió tanta popularidad que se llegó a convertir en mito literario, un personaje de ficción que oscureció a su propio creador, Conan Doyle. Sherlock Holmes es el auténtico mito de todo género policíaco, habiendo llegado a convertirse por sí solo en un género literario, ya que no sólo obligó a Conan Doyle a resucitarlo, sino que, después de muerto su creador, nació una larga serie de obras que continuaban las aventuras del inteligente detective, sin contar las versiones cinematográficas que se hicieron. Conan se convirtió para muchos lectores en una especie de anotador de las historias que el médico Watson escribía sobre los extraordinarios casos que Sherlock Holmes resolvía; un Sherlock Holmes cada vez más real. Posiblemente harto de esta popularidad que anulaba sus obras literarias y hasta su propia personalidad, Conan Doyle decidió matar al detective, pero tuvo que volverlo al mundo de los vivos ( en la ficción literaria) ante la avidez de los lectores.El mito pudo más que el escritor. En La aventura de la casa vacía encontramos esta resurrección de Sherlock Holmes, explicada con la misma lógica que caracteriza los demás relatos. Tras la muerte de Conan Doyle, otros continuaron escribiendo aventuras en la misma línea que le había dado su creador. Sherlock Holmes es un superhombre: es capaz de percibir los más mínimos detalles, de hacer las más complicadas deducciones y sacar las más imprevistas conclusiones. Su inteligencia está por encima de la de los demás mortales, y no es solo Watson quien lo dice y reconoce al contarnos los distintos casos, el mismo Sherlock Holmes hace gala de ello en afirmaciones inmodestas. Un ejemplo de ello aparece en La aventura de la casa vacía : “Los tres años pasados no habían suavizado la aspereza de Holmes ni su impaciencia, cuando se encontraba con una inteligencia inferior a la suya. Creo que la edad no marchita, ni la costumbre desgasta mi infinita variedad-dijo- y reconocí en su voz el gozo y el orgullo que el artista tiene ante su propia obra.” Si la característica principal de la novela policíaca es la existencia de un enigma que ha de ser resuelto, Sherlock Holmes cuenta con la clave para conseguirlo: su extraordinaria

capacidad de deducción. La observación de detalles mínimos, sin importancia para el resto de personajes o para el lector todavía no familiarizado con sus aventuras, le sirve para ir armando el rompecabezas de los diferentes casos, hasta dar con la última pieza que lo aclarará todo. Su método está reflejado en estas frases de La aventura de los muñecos danzantes: “...no es realmente difícil enlazar una serie de deducciones, cada una consecuencia de la anterior y a la vez simple en sí misma. Si, actuando así, uno encuentra todas las deducciones intermedias y solo presenta a su auditorio los puntos inicial y final,puede lograr un sorprendente efecto, aunque, posiblemente, ello sea de mal gusto.” Por eso Sherlock Holmes no se fija en los detalles que los investigadores oficiales, la policía, tiene por importante, sino en todos los otros que son despreciados por los encargados del caso, a los que paternalistamente ayuda y regala, en ocasiones, el éxito, con lo que gana nuevos e incondicionales amigos que su vanidad personal necesita. La caballerosidad y trato galante con las mujeres son otro rasgo de su carácter.En La aventura de la ciclista solitaria dice: “-Desde luego, su problema no debe ser la salud-dijo, mientras sus penetrantes ojos se fijaban en ella-.Una ciclista tan lozana como usted debe estar llena de energía.” Otra de sus características es que tiene su propia norma, que no siempre coincide con la legal; el organiza el mundo según sus propios criterios, y juzga y decide según su propio dictamen. Así habla en La aventura de Abbey Grange: “-Mire, capitán Broker ,resolveremos esto conforme a la Ley. Usted es el acusado; usted, Watson, el jurado, y conste que nunca hubo nadie más adecuado para este puesto, y yo soy el juez. Tenía un rostro vil y siniestro, con una frente amplia y una mandíbula sensual que hablaba de una gran inteligencia y propensión al mal. Sus crueles ojos azules, con cínicos párpados caídos, su nariz agresiva y la línea amenazadora de sus cejas, confirmaban esta impresión.”

Conan Doyle trata a los personajes de forma maniquea ; los malos son malos en todos los aspectos y una simple mirada los define. La adjetivación del siguiente fragmento es muestra de ello. El ambiente de la obra es muchas veces éste: “Era una noche fría y borrascosa, el viento soplaba cortante a lo largo de la calle y casi todas las personas que transitaban por ella iban envueltas en sus abrigos y gabardinas.” Algunos rasgos de crítica irónica sobre la propia obra aparecen en las críticas que Sherlock Holmes hace al doctor Watson sobre su estilo literario : “Debo admitir que tiene usted una capacidad de selección que compensa sobradamente lo lamentable de sus narraciones, porque con su funesta costumbre de considerar los casos como historias, en vez de cómo ejercicios científicos, ha arruinado toda una serie de demostraciones instructivas e, incluso, clásicas. Ha menospreciado la habilidad y la delicadeza por extenderse en detalles sensacionalistas, que posiblemente excitarán al lector, pero que difícilmente le instruirán.” Con ello, además, Conan Doyle nos está dando casi una definición del género que tan hábilmente cultivaba. Finalmente, la crítica social también está presente, sobre todo en lo que respecta a unas leyes rígidas y anticuadas: “Es un crimen, una villanía, un sacrilegio, obligar a que un matrimonio semejante continúe unido, y les digo que estas monstruosas leyes de ustedes les traerán un castigo, porque el cielo no puede permitir una maldad tan grande.”

CONCLUSION Dado que la actividad literaria de Conan Doyle se desarrolló principalmente a finales del siglo XIX y principio del XX, esperaba de él un lenguaje rebuscado, algo anticuado quizá y seguramente complicado de leer. Sin embargo me he encontrado que salvo tal vez algún que otro anacronismo, mas debido a la forma de pensar de esa época que a su expresión, la lectura de estas aventuras ha sido muy agradable y tremendamente absorbente. Desde luego sabe como captar la atención. Supongo que por la cultura mediática que todos tenemos, atracados desde niños con historias de detectives, películas de intriga y todo tipo de libros y relatos (herederos sin duda del legado de Conan Doyle) estamos ya todos de vuelta y media de este tipo de historias. Sin embargo he de reconocer que aunque en casi todos los relatos ya me esperaba la mayor parte de la solución, en todos ellos ha aparecido algún elemento que ha conseguido sorprenderme. Eso en este tipo de novela es muy de agradecer. Una cosa que me ha llamado mucho la atención es la mezcla tan hábil que hace de las personalidades de Holmes y de Watson, contraponiéndoles y permitiendo el contraste, pero a la vez sugiriendo un cierto proceso de “quijotizacion” en el buen Doctor Watson, que creyendo muerto a Sherlock se dedica finalmente él mismo a investigar y tratar de resolver con mayor o menor éxito los crímenes londinenses a la manera de Holmes. En la mayor parte de las novelas policíacas hay algún tipo de personaje que sirve de apoyo y contrapunto del personaje principal, pero en las de Sherlock Holmes, al ser Watson el narrador y testigo de todo lo ocurrido, y al ser a través de sus ojos como vemos la acción que se desarrolla, consigue salir del segundo plano de los personajes secundarios y ponerse con creces a la altura de Holmes. He de decir que la historia que más me ha gustado es la de Abbey Grange, supongo que entre otras cosas porque es la única que acaba más o menos bien (Hombre, todos son crímenes, ya sabes más o menos lo que te esperas, pero se agradece de vez en cuando una historia con un final agradable) Además Holmes demuestra un carácter muy humano con sus dudas entre lo que es correcto y lo que la ley dicta. Y sobre todo que nunca le había imaginado tan cerca de ser engañado…

La que menos me ha gustado es la de La Casa Vacía. Todo ese rollo de Moriarty supongo que interesará si has leído absolutamente todo lo legible de Sherlock Holmes, pero para mi no pasa de ser un gracioso truhán que se ríe con todas las vocales. Además, darle ese susto al pobre Watson me parece imperdonable por su parte.