La Vida Cotidiana en Grecia

El modo de vida Rasgos principales ¿Cómo vivían los griegos del siglo V a. C.? ¿Cuáles eran sus actividades habituales?

Views 212 Downloads 1 File size 262KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

El modo de vida Rasgos principales ¿Cómo vivían los griegos del siglo V a. C.? ¿Cuáles eran sus actividades habituales? Especialmente, conocemos bastante bien la vida de Atenas, gracias a la literatura (comedias y discursos) y al arte (cerámica). Éstos son algunos de esos detalles: En la ciudad no había casas ostentosas o grandes palacios. La mayoría de las casas estaban construidas con barro y madera. Solían tener una sola planta, en el caso de que hubiera dos, solían tener una escalera exterior. El mobiliario estaba formado por baúles, camastros, sillas, etc. Sabemos que los hombres solían pasar mucho tiempo fuera de sus viviendas y por ello no se preocupaban por tener grandes lujos. Un día cualquiera Veamos qué tipo de vida hacía un ciudadano ateniense medio. Por la mañana se vestían y tomaban un poco de comida: pan con aceite y aceitunas. Las mujeres apenas salían de casa, dedicaban bastante tiempo a su arreglo personal, usaban cremas, perfumes, adornos y joyas. Los hombres pasaban la mañana en el ágora o en el campo cuidando de sus negocios y de sus tierras. Los trabajos manuales no eran muy apreciados por los ciudadanos, se valoraba más el trabajo en el campo, así como dedicarse a la guerra, la política, o ser artesanos y artistas. Al mediodía tomaban algo ligero para comer y descansaban. Después solían ir a los baños y a las barberías. Al caer la tarde volvían a casa para cenar, esta era la comida más importante del día. A veces se cenaba en familia, en otras ocasiones había invitados. En ese caso, tras la cena se celebraba un simposion (τὸ συμπόσιον: "bebida en común") Alimentos y bebidas La base de la alimentación de los griegos la constituían los cereales, trigo y cebada esencialmente. La harina de cebada amasada en forma de torta era la maza, alimento esencial en la vida cotidiana. Las verduras escaseaban y eran relativamente caras en la ciudad, excepto las habas y las lentejas, que se comían sobre todo en puré. También se comía mucho ajo, así como queso y cebollas, sobre todo en el ejército. La carne era rara, excepto la de cerdo, y los pobres de la ciudad sólo la comían de vez en cuando, con ocasión de algún sacrificio, pues casi todas las fiestas religiosas terminaban en comilonas. La mayor parte de los atenienses de la ciudad tenían que alimentarse más a menudo de pescado que de carne. El pescado, junto con el pan, era quizá el alimento esencial de la población urbana. El mercado de pescado era uno de los más frecuentados y pintorescos del Ágora. También gustaban mucho los atenienses de los mariscos, los moluscos, como la sepia y los calamares. La comida podía terminar con un postre consistente en fruta fresca o seca, sobre todo higos, nueces y uvas o dulces con miel. Las mujeres de la casa, sobre todo las esclavas, eran las que cocinaban por lo general. Sin embargo, a partir del siglo IV a. de C. surgen cocineros y pasteleros profesionales. Casi todas las comidas se tomaban con los dedos, pues no conocían el tenedor. Las tortas planas de maza se podían utilizar como platos, pero también había platos y escudillas de madera, barro o metal y, para comer los caldos y purés, cucharas muy parecidas a las nuestras. El cuchillo era necesario para cortar la carne. El plato que más tomaban los espartanos, en sus comidas en común, era el famoso caldo negro, una especie de guiso muy sazonado, con ingredientes como carne de cerdo, sangre, vinagre y sal. Para beber se servían cuencos de madera o metal y copas de barro. Seguramente la bebida más refrescante era el agua. También se bebía leche, sobre todo de cabra, y una especie de hidromiel, mezcla de miel y agua. Pero la viña aportaba la bebida real, el «regalo de Dioniso». El vino se conservaba en odres de piel de cabra o de cerdo, mientras que el que se exportaba se introducía

en grandes tinajas de barro. Pocas veces se consumía vino puro. Antes de cada comida, en una gran jarra llamada crátera, se hacía una mezcla de agua y vino, más o menos fuerte. Los criados lo sacaban de la crátera con unos cacillos muy largos, de metal o de barro, y llenaban las copas de los invitados. Los symposia o banquetes Cuando los invitados llegaban a la casa del anfitrión se descalzaban y los esclavos les lavaban los pies. En algunas ocasiones se ponían guirnaldas. A continuación se tumbaban a comer, reclinados en lechos, tomaban la comida servida en mesas bajas. Si las mujeres de la casa habían estado presentes, se retiraban de la sala y los hombres bebían vino mezclado con agua. Ése era propiamente el simposion (συμπόσιον). Se nombraba un jefe ('simposiarca'), que debía proponer entretenimientos: música, danzarinas, poesía, etc. En ocasiones especiales el anfitrión contrataba a un grupo de músicos y danzarinas. En otros casos, los participantes recitaban poemas o charlaban sobre una cuestión. Los datos más relevantes de este tipo de reuniones los conocemos gracias a las obras de Platón y Jenofonte (El Banquete). Las divisiones del día Las horas no se podían contar en la antigua Grecia de una forma muy exacta. No obstante, a mediados del siglo V a. de C. los griegos disponían ya de dos aparatos para medir el tiempo: el cuadrante solar o gnomon, heredado de Oriente, y la clepsidra o reloj de agua, que indicaba el tiempo transcurrido por el paso regular de una cantidad determinada de líquido. Los gestos expresivos Los griegos del siglo de Pericles, como los actuales, decían «no» echando hacia atrás la cabeza y levantando la barbilla. Cuando se encontraban se saludaban con un gesto de la mano derecha levantada, pero no se practicaba el beso de saludo como se hará en Roma. En cuanto al apretón de manos, se reservaba más bien para determinados actos de carácter religioso y tenía el sentido de un compromiso solemne. En el teatro y en la Asamblea la aprobación se expresaba por medio de aplausos y aclamaciones, y el descontento con silbidos y gritos discordantes. En la vida cotidiana algunos gestos tenían un significado simbólico. Para manifestar la alegría se chasqueaban los dedos, con la mano levantada. Para burlarse de alguien y ridiculizarlo se le señalaba con el dedo corazón al mismo tiempo que se doblaban los demás. La religión o la superstición imponían muchos gestos. Se escupía para alejar un mal presagio. Cuando un griego lloraba, sufría o, con mayor motivo, sentía llegar la muerte, se cubría el rostro con un pliegue del vestido, por pudor o para evitar a los demás un espectáculo de triste augurio. El aseo y el vestido En Atenas los establecimientos de baños públicos existían desde el siglo V a. de C. Los clientes utilizaban unas bañeras planas con un asiento bajo en la parte de atrás, y también piscinas. En muchos de estos establecimientos parece que había salas reservadas para las mujeres, pero seguramente las frecuentarían sólo las atenienses de condición modesta, las cortesanas y las esclavas; las atenienses de la burguesía se bañaban en su casa. Los griegos no conocían el jabón. En el baño se debía utilizar bien un carbonato de sosa impuro, bien una solución de potasa, o bien arcilla especial. Les gustaba bañarse antes de cenar. Los griegos no empezaron a afeitarse completamente la barba y el bigote hasta después de Alejandro. En la época clásica, cuando se habla de una navaja siempre se trata de un accesorio del aseo femenino, ya que, para hacer desaparecer por completo el vello superfluo, las mujeres se depilaban con el candil o por medio de pastas especiales, pero también utilizaban navajas. Después de las guerras médicas, en Atenas los niños eran casi los únicos que seguían llevando el pelo muy largo: cuando se aproximaban a la edad de la efebía se lo cortaban y lo consagraban a los dioses. Las mujeres libres sólo se cortaban el pelo temporalmente en señal de duelo.

La familia

El núcleo básico de la sociedad griega era la familia: el padre ostenta la autoridad sobre la mujer y los hijos. El matrimonio En época antigua, solía realizarse mediante compra o convenio entre las distintas tribus. Ya en época clásica, lo normal era que fuese concertado por las familias, para así perpetuar el linaje y la tradición familiar. Generalmente, la edad de la mujer era mucho menor que la del hombre y no eran infrecuentes los matrimonios dentro de la misma familia: entre primos o tío y sobrina. El esquema más común de todo este ceremonial era el siguiente: Los esponsales. Consistía más o menos en la petición de mano. Para concertar la boda, el padre de la novia debía entregar, en un acto ante testigos, una dote al novio. El primer día los novios celebraban la ablución o baño purificatorio. Ella, tras despedirse de sus juguetes, que entregaba en ofrenda a la diosa Ártemis, recibía un baño ritual en una fuente pública. En Atenas era famosa la fuente Calírroe (καλίρροη "la de bello chorro"). El segundo día se celebraba la ceremonia propiamente dicha, con un sacrificio a los dioses del cielo en casa del novio y la procesión de los desposados a la casa del marido. La novia iba en un carro. Detrás solía ir su madre con una antorcha encendida como símbolo de la continuidad del hogar. Los acompañantes entonaban cantos al dios Himeneo. Ya en el nuevo hogar, recibía el cortejo la madre del novio y daba a probar membrillo a la novia como símbolo del deseo de la perfecta unión y de fecundidad. El tercer día se celebraba una fiesta con los amigos y los familiares entregaban regalos a los recién casados. Nacimiento Las familias solían tener pocos hijos para no repartir el patrimonio, por tanto, era comúnmente aceptados el aborto y el abandono (la 'exposición') de niños recién nacidos. El acto del nacimiento iba acompañado de ciertas prácticas sociales: El anuncio. Cuando nacía un hijo deseado, si era niño, se colocaba a la puerta de la casa una corona de olivo, como expresión del deseo de los padres de que triunfara en la guerra, o de laurel si se deseaba que fuera célebre en los deportes o las artes. En caso de ser niña, lo colocado era una madeja de lana, como símbolo de sus funciones domésticas. El reconocimiento del niño. En Atenas, esta decisión concernía a la voluntad del padre, quien tenía plena libertad para aceptar o rechazar al recién nacido. En Esparta, por el contrario, dependía de la decisión del Consejo de Ancianos, guiados por el criterio de su utilidad para la polis. La exclusión. En caso de que el niño fuera rechazado como nuevo miembro de la familia, en Atenas el padre solía exponer al hijo en un lugar público con el fin de que pudiera ser recogido por quien tuviera interés, ya fuera por piedad, o ya porque quisiera adoptarlo como uno má de la familia o como esclavo. En Esparta, la solución podía ser a veces más drástica, pues el niño era abandonado en el monte Taigeto hasta su muerte. El baño. Era costumbre en Atenas, nada más nacer el bebé, bañarlo en aceite para fortalecerlo. Este baño inicial, en Esparta, podía ser de alcohol, como prueba de su resistencia. La amfidromía. Hacia el sexto día después del nacimiento, se celebraba una ceremonia de purificación, τὰ ἀμφιδρόμια, mediante la cual el padre aceptaba al niño en el hogar. El nombre. Hacia el décimo día se le imponía un nombre. Normalmente el niño recibía el nombre del abuelo paterno y para distinguirlo de otras personas que pudieran tener el mismo nombre luego se añadía el nombre del padre en caso genitivo o el patronímico. En Atenas, para mayor precisión aún, se añadía también el nombre del demos al que pertenecía: ὁ Σωκράτης Σωφρονίσκου Ἀλώπηκος. Niños y niñas permanecían con la madre en el gineceo hasta los siete años. Se han encontrado juguetes con los que se entretenían. A partir de esa edad los niños iban a la escuela. La mujer La mujer debe obedecer al marido y ocuparse de las tareas de la casa: tejer, hilar, etc.

Pasaba toda la jornada en el gineceo, las niñas y jóvenes apenas veían a los varones de la familia; todo lo que tenían que aprender se lo enseñaba su madre, su abuela o las esclavas. El aprendizaje consistía en conocer las tareas domésticas: cocina, cuidado de la lana, administración de los bienes de la casa; algunas aprendían a leer y algo de cálculo y música. Sólo salían de casa durante las fiestas, sabemos que las jóvenes participaban en la procesión de las Panateneas y las mujeres casadas acudían a las fiestas de las Tesmoforias.

La educación En la antigüedad clásica era propia de las clases adineradas y nobles. Niñas y niños permanecían en el hogar hasta los 7 años. A partir de ese momento, las niñas solían seguir junto a la madre, dedicadas a las funciones de la casa hasta su boda. Los niños, en cambio, iban a la escuela. En Atenas El período de escolaridad se extendía hasta los 16 años. Con ello se intentaba lograr del niño la καλοκαγαθία ("bello y bueno"), una una educación, que hoy llamaríamos 'integral', concebida como una completa formación tanto física como espiritual. Esta educación de 7 a 16 años corría por cuenta económica exclusivamente de la familia, pero debía adaptarse a las normas de la polis, basadas en los siguientes criterios: Grandes conocimientos marítimos. Abundantes conocimientos de lectura, para que así pudieran participar en la política de la polis. Una sólida formación musical. Una formación deportiva. Los niños solían ir a la escuela "conducidos" por un παιδαγωγός (pedagogo),generalmente, un esclavo de confianza, instruido. En la escuela, recibían lecciones de 3 maestros: El γραμματιστής (gramatistés) era el maestro encargada de enseñar las 'letras'. Como base se tomaba siempre un texto (de Homero u otro poeta). Los instrumentos eran tablillas de cera en las que se escribía con un punzón o estilete (estilo), con la parte posterior aplastada para borrar. Una vez que el alumno dominaba lo más elemental, se pasaba a leer un texto, sobre todo, de Homero o Hesíodo, y se sustituía la tablilla por el papiro y el estilo por un cálamo (una caña con tinta). El κιθαριστής (kitharistés) o maestro de música. El παιδοτρίβης (paidotribes) o maestro de gimnasia.

A los 18 años los jóvenes entraban en la milicia o 'efebía' (ἐφηβία), Ésta duraba 2 años, pero poco a poco se sutituyó por una educación de tipo filosófica, retórica y científica (algo que al principio sólo sucedía después de la mili). En Esparta La educación aquí insistía en la prohibición del uso de la moneda, de todo tipo de lujo y en la similitud de ejercicios para niños y niñas. Existía, en efecto, una educación semejante para ambos sexos, aunque con distinto enfoque: en ellos, primaba la idea de hacerse fuertes para la guerra; en ellas, la posibilidad de dar hijos fuertes. De 7 a 20 años a los niños se les agrupaba por edades en los llamados agogai ἀγωγαί. Allí su educación básicamente era: Una instrucción elemental en las letras, lo suficiente para aprender a leer y a escribir.

Ejercicios deportivos exhaustivos, como preparación para la guerra. Una formación musical de carácter militar, castrense. Ejercicios de danza que facilitaban la agilidad. A los 20 años, los chicos pasaban al servicio activo. A los 30, adquirían los derechos de ciudadanía, aunque no podían vivir en familias, sino en los συσσίτιον ("comida en común).

El ocio y el deporte Los ciudadanos solían disponer de bastante tiempo libre, salvo los campesinos más pobres que tenían que trabajar su mísera tierra. Ya hemos visto que pasaban bastante tiempo en los baños y las barberías. Los atletas se ejercitaban en los gimnasios para participar en los diversos juegos que se celebraban en Grecia. Asimismo, todo el pueblo participaba de las fiestas en honor de diversos dioses: Las Panateneas con las procesiones y Las Dionisiacas con el teatro. Vestimenta griega. El antiguo vestido griego, y también romano, no se adaptaba a la forma del cuerpo mediante el corte y la costura, era un vestido suelto. Consistía simplemente en un rectángulo de tela, que envolvía muy libremente el cuerpo y sólo lo sostenía en algunos casos un cinturón, broche o algunos puntos de costura. Los hombres no llevaban ropa interior debajo de la túnica. Para dormir no se quitaban la túnica, que servía de camisa durante el día y de camisón por la noche. Los niños llevaban túnicas cortas sin cinturón. En principio el vestido femenino no difiere del masculino. En la época clásica, en la vida cotidiana, las joyas estaban prácticamente reservadas a las mujeres, excepto los anillos con chatón que los hombres utilizaban para grabar su sello (sfragís) en arcilla o cera. Las mujeres llevaban con mucha frecuencia collares, pulseras, pendientes y aros alrededor de las piernas. Entre los accesorios no hay que olvidar el abanico y la sombrilla, muy útiles en un país tan cálido y soleado como Grecia. También utilizaban cremas de belleza, toda clase de perfumes y maquillaje. Los atenienses no solían usar zapatos en casa, pero fuera se utilizaban por lo general zapatos y sandalias. Los zapatos de las mujeres tenían formas mucho más variadas y elegantes que los de los hombres. Para parecer más altas, las mujeres utilizaban una especie de tacón que se ponía entre el pie y el zapato.