La Quintaesencia Del Mundo: Christian Kal Fulcanelli

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LA QUINTAESENCIA DEL MUNDO Christian Kal Fulcanelli

1. Introducción PARTE I: UN MUNDO OSCURO 2. La condición humana en el Siglo XXI 3. El conocimiento de sí mismo 4. De la utilidad de la filosofía 5. El camino del hombre y la mujer 6. El misterio del sexo 7. Eros y Tánatos 8. Estoicismo y salud mental 9. De la educación de los niños y jóvenes 10. Etimología del ocio 11. El sufrimiento humano 12. El cerebro nos engaña PARTE II: UN PEQUEÑO FUEGO ENCIENDE OTROS FUEGOS 13. Los guías de la humanidad 14. La llave del poder 15. Disciplinas del Despertar a) Relajación Progresiva de Jacobson b) El YO Volitivo c) Ejercicios de respiración d) Ejercicio de relajación ocular e) Disciplina mental de autodominio diario 16. La quintaesencia del mundo (La Alquimia del Espíritu Solar)

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“¿No sabéis que Egipto es la imagen del cielo, ya para que quede más claro, la colonia de todas las cosas que son gobernadas y ejercitadas por el cielo?. A decir verdad, nuestra tierra es el templo del mundo, pero, ay, vendrá el tiempo en que parecerá haber sido en vano la piadosa admiración de la divinidad, volviendo al cielo, abandonará Egipto al desierto, y ese trono de divinidad quedará huérfano de toda religión, piedad, ley y credo”. - Corpus Hermeticum

INTRODUCCIÓN

Los caminos del desarrollo humano son como los rayos de una rueda; en la periferia se encuentran separados unos de otros, y a medida que nos acercamos al centro, los rayos se van uniendo, las relaciones se estrechan y a cada paso que damos, reconocemos en otros caminos, valores y el material para enriquecer nuestra búsqueda de la Verdad. Podemos comprender entonces que las diferencias periféricas son debidas a las particularidades de cada método; particularidad que responderá al pueblo para quién tomó forma; a la época y lugar especifico dentro de la obra teatral del homo-sapiens. Apartadas las diferencias puntuales, o mejor dicho, el camino escogido, podemos aventurar una sola meta común: Guiar al buscador hacia su Esencia, hacia la comprensión del motivo de su existencia en la gran trampa que es este planeta. Así es como actualmente nos encontramos quizás en los tiempos más oscuros a nivel global y podrían empeorar. Como todo en un mundo de ilusión, esto es positivo por un aspecto y negativo por otro. Aquel que aprendió a nadar, cuando caiga en el mar tempestuoso tendrá la oportunidad de poner a prueba sus habilidades y mejorar. En cambio, aquel que no ha aprendido a nadar (ya sea porque no quiso, por inercia y negligencia) será arrastrado por sus impetuosas olas y se ahogará.

En otras palabras quizás menos simbólicas: hay que entrenar el espíritu en tiempos de paz pensando en los tiempos de guerra. Entonces, cuando llegue la guerra, el espíritu será la guía en las noches más oscuras, mientras se recuerde a sí mismo, mientras retenga su YO Soy: se fortalecerá. El Alma es la que puede llegar a la Quintaesencia, nunca el solo intelecto, confiar en la inteligencia cerebral es ingenuo. Quien posea esta capacidad humana podrá aprovechar al máximo la oportunidad dorada de crecer en tiempos críticos. ¿Y qué es la Quintaesencia? Es el llamado quinto elemento por la filosofía antigua, puro y sutil, del que estaban formados los cuerpos celestes. Para Aristóteles, la quintaesencia es el quinto en la composición del universo, especie de éter sutil y purísimo, cuyo movimiento propio era el circular y del cual estaba formado el cuerpo celeste. Se aplica a lo más puro, fino y acendrado de una cosa. En alquimia, el principio fundamental de la composición de los cuerpos, por cuyo medio esperaban operar la transmutación de los metales viles en oro. La Quintaesencia era considerado un hipotético quinto elemento de la naturaleza, junto a los cuatro elementos expuestos por Empédocles: tierra, agua, fuego y aire. Mientras que todo el ámbito sublunar está constituido por los cuatro elementos, los objetos o entes del mundo por encima del mundo sublunar estarían compuestos por tal quintaesencia. Según la cosmología moderna, quintaesencia es una forma hipotética de energía que se postula para explicar las observaciones del universo en expansión acelerada. Es un tipo de “energía del vacío”. Quintaesencia proviene del griego 'pemptê ousia' traducido al latín por 'quinta essentia' que correspondía al elemento invisible que llena el universo. En síntesis, la quintaesencia es lo más fino de una cosa, lo esencial y más puro. Para llegar a ella hay que poseer una mirada

profunda que llegue al significado oculto a través de las apariencias. Salomón advierte lo siguiente: “Quinto ser de una cosa mixta… Como un alma muy sutil extraída de su cuerpo y de la superfluidad de los cuatro elementos por una muy sutil y muy perfecta destilación, y por ese medio se espiritualiza, es decir, se vuelve muy espiritual, muy sutil, muy pura, como incorruptible, astral y celestial”. Desde un punto de vista cósmico, la Quintasesencia puede ser denominada como materia oscura o antigravedad. Desde luego, son pocos los científicos que se han logrado poner de acuerdo en torno a la existencia de este “quinto elemento” y como es algo que no se puede ver o tocar, resulta difícil que sea aceptado desde escepticismo. Sin embargo, desde el punto de vista que sea definida, la quintaesencia es una energía que reside en todas las cosas y de una pureza imposible de igualar por cualquier elemento terrestre. No obstante, son muchos los misterios que el hombre no ha podido revelar posiblemente más por el alcance de su mente más que porque aquello no pueda dar evidencia. Este libro está “dedicado a los pocos”, a aquellos que en su fuero interno presienten que algo marcha mal y temen expresar muchas veces esto abiertamente debido a la presión externa de una muchedumbre alucinada, fiel reflejo de una cultura que representa al lado oscuro de la fuerza, promotores del error y perpetuadores del reino de la bestia representada por la parte animal de la especie. Dividido en dos partes, en la primera es una crítica y vivisección de la situación humana en el siglo XXI, la cual, se repite en diversos grados a través de nuestra historia conocida. Cuando hablamos de un mundo oscuro, nos referimos a un mundo interno y externo en la sombra, es decir, oculto a la consciencia. Este es el significado de la palabra esotérico: algo oculto, que sin

embargo se encuentra a su vez presente para quien “tenga ojos para ver”. Planteamos los problemas, reconocemos la enfermedad. Ya en la segunda parte intentamos dar soluciones prácticas y nos embarcamos en un ideal esperanzador y unificador. ¿Qué ocurre en el mundo en este siglo?, ¿Qué hacer frente a todo esto?, ¿Cómo enfrentarlo?, ¿Cuál es el sentido de la vida?, Son algunas de las preguntas que intentaremos responder y resolver en este volumen mediante un lenguaje directo, pero muchas veces simbólico por motivos necesarios para llegar no tan sólo al área intelectual del lector, descartando que muchos semisabios, “ratones de biblioteca” o curiosos del intelecto no accedan al conocimiento sin antes haberse despojado de la vanidad mediante la prueba del fuego de la misma vida. Por otro lado, el cuidado de la sensibilidad ajena no puede ser tan importante como para ocultar la verdad y es el deber de todo auténtico filósofo el denunciarla. No obstante, lograr ver la verdad en este mundo es un imposible desde nuestra personalidad. Bajo el principio de polaridad, en este mundo de ilusión, toda verdad es semi-verdad, tal como nos dice El Kybalion. Por lo tanto, debemos mantenernos humildes "con los pies en la Tierra y la cabeza en el Cielo", simbólico significado de La Esfinge. Pienso que un auténtico filósofo debe elevar su consciencia más allá del bien y el mal, al plano de los efectos para ser realmente objetivo, trascendiendo su parte animal o mecánica. Para esto se necesita de una escuela, de un guía o maestro. Sobre todo en soledad no hay nada más difícil pues el individuo lucha, pero no por liberarse, sino por mantenerse esclavo. Ante todo esto, un filósofo suele ser un visionario, una especie de profeta adelantado a su época sin pretenderlo. Por ello a veces para un pensador es mala señal ser comprendido en vida. No buscará ser comprendido ahora, sino mucho tiempo después de su muerte, siglos más adelante… ¡milenios para las arenas del tiempo!.

En síntesis, es deber del buscador de la verdad el no creer, sino cuestionar y "criticarlo" todo. Sobre todo a sí mismo, ya que todo auténtico filósofo debe necesariamente amar más la verdad que a su falso yo (a diferencia de cómo promueve la “new age” con el narcisismo de amarse a sí mismo o tomarse como objeto erótico), cuando en realidad es a la imagen -tal como Dorian Grey se enamoró de su retrato en la obra de Oscar Wilde-. Empero, acá nos referimos a la Verdad, amar a Dios por sobre todas las cosas. Pero no mi idea imaginaria de Dios, es una Verdad que quizás le desagrade totalmente al falso yo, pero le agrade a lo que realmente importa: el Ser, lo que somos realmente. Para finalizar esta introducción, tomo las palabras de Henry Durville de su obra Historia de la Ciencia Secreta: “Este libro no contiene nada nuevo. Loca pretensión sería imaginar que se renueva siguiendo a los sabios y a los iniciados. ¿No han expresado ellos en todos los tiempos las verdades eternas siguiendo su propia naturaleza y su propia misión? Si estas palabras sirven para expresarse, es necesario adaptarlas a la vida moderna para que su fruto sea más abundante.”

PARTE I: UN MUNDO OSCURO

LA CONDICIÓN HUMANA EN EL SIGLO XXI “El ser humano es un estigma en la naturaleza”. – Arthur Schopenhauer “El infierno es un paraíso sin amor”. —Meister Eckhart

Toda época ha tenido sus enfermedades, la actual es una época exacerbada en una condición narcisista, la cual, se ve retroalimentada en un círculo vicioso entre una cultura narcisista y un individuo narcisista. La cultura hace al enfermo, pero a su vez, los enfermos hacen la cultura. He ahí una doble responsabilidad, lamentablemente ninguna de ambas partes la asume por inercia, salvo ciertos individuos alejados de la muchedumbre que rompen con este esquema. ¿Puedo culpar a la cultura mientras yo soy parte de esa cultura?. Por otro lado, hay sabios que han dicho que las decadencias de las civilizaciones siempre han sido consecuencia de un desequilibrio entre el ser y el saber. Por ejemplo Gurdjieff decía:

“el saber es una cosa, la comprensión es otra”. Así vemos, cómo nos encontramos ante un caudal de información y la gente pareciera dominar muchos aspectos técnicos pero a la vez no comprender nada de lo que dice, pues si realmente lo comprendiéramos actuaríamos en consecuencia con todo aquello que sabemos. De lo contrario, ¿cómo se puede comprender que casi todo el mundo diga palabras bonitas y amorosas pero muy a menudo los actos muestren algo totalmente opuesto?. Si les mostramos esta falta de coherencia se ofenderán, pues su identidad se encuentra en lo que imaginan ser y no lo que son realmente. Para hablar de narcisismo debemos tomar como referencia al mito de Narciso. Si recordamos bien, el pastor Narciso era el antihéroe por excelencia, castigado por los dioses a vivir una y otra vez lo mismo hasta que llegara a conocerse a sí mismo. Narciso se amaba mucho a sí mismo, parecía tener “mucha autoestima,”, ¿Por qué le castigaron?. Narciso era un joven de una apariencia hermosa y llamativa. Las doncellas se enamoraban de él, pero este las rechazaba. Entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso por su amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando él preguntó “¿Hay alguien aquí?”, Eco respondió: “Aquí, aquí”. Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: “¡Ven!”. Después de responder Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que solo quedó su voz. Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de separarse de su imagen, acabó arrojándose a

las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso. Así, en forma resumida se desenvuelve el mito según la mitología griega. Lo que nos interesa acá es la relación que existe entre la situación humana y el mito de Narciso. Narciso es castigado por despreciar a Eco, quien a su vez, fue condenada por Hera a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. ¿Por qué Hera castigó a Eco?, Se atribuye a que la esposa de Zeus se indignó en aquella esencia que intentaba acercarse a un homo-sapiens, y este, le rechazaba. Hay que convenir en pensar que la esposa de Zeus representa a nada menos que a la Naturaleza y el Universo, la cual, en sus leyes, debe mantener el orden establecido, orden dentro del cual, según la Tradición, el homo-sapiens en forma colectiva se encuentra totalmente impedido de liberarse. Pero este, es otro asunto. La ninfa fue una oréade (ninfa de la montaña) del monte Helicón que amaba su propia voz (no su apariencia, hermosa, por cierto). Fue criada por ninfas y educada por las Musas. Quizás puede convenir en interpretar el hecho de que Eco al ser de origen una oréade, estaba destinada a custodiar y proteger las grutas, montañas y montes. De alguna forma, eran las que custodiaban, por ejemplo, la sagrada entrada al Monte Olimpo, pináculo de la superación humana donde dejamos atrás la condición animal sapiens para sentarnos en la mesa de los dioses. La hermosa y joven Eco era una ninfa de cuya boca salían las palabras más bellas jamás pronunciadas. En cuanto a las palabras ordinarias, se oían siempre de forma más placentera. Cuando Hera la castigó, Eco debió apartarse del trato humano. ¿Puede la Voz Interior más profunda ser la mismísima Eco enterrada detrás de la personalidad?, Recordemos al Sócrates de Platón refiriéndose a que todo su conocimiento lo buscaba desde su interior, escuchando a lo que llamaba su daimón.

Eco representa a nuestro ser, nuestra chispa divina, que tímidamente se asoma esperando ser aceptada. Como no es aceptada, somos condenados a vivir en una ergástula llamada “vida” hasta que logremos separarnos de la imagen, de lo que creemos ser y no somos. Esta, en pocas palabras es la esclavitud de la humanidad, auto-condenada a lo que Nietzsche llamara “Eterno Retorno”. En más de los casos, esa chispa se consume como Eco, desolada, mientras la imagen de la flor de Narciso crece, estérilmente, enamorado de sí mismo. En representación del Eterno Retorno tenemos al “ouroboros”, la serpiente que se muerde la propia cola, simbolizando cómo todo se repite a través de ciclos de precisión matemática, ante lo cual, incontables sabios han podido predecir con claridad meridiana y exclamar: - ¡Hombre conócete a ti mismo!. En cuanto a nosotros, no nos interesa predecir el futuro, sino conocernos. Quien se conoce puede predecir. No obstante, es este “sin sentido con apariencia de sentido” lo que lleva al ser humano a una existencia fantasiosa y estéril, que si se le tomara el peso, es decir, se comprendiera esta situación, nos horrorizaría con justa razón ya que se verá de repente desnudo empujando una pesada roca a una punta de la montaña para que esta vuelva a rodar abajo por la entropía, como en el mito de Sisifo de Camus. Para bien y para mal, existen ciertos mecanismos de defensa que impiden al individuo ver la realidad tal cual esta es. Darío Salas Sommer menciona sobre la realidad humana lo siguiente: “Se objetará que el avance extraordinario de la ciencia, prueba la inteligencia y capacidad del ser humano, y que la civilización la demuestra. Sin embargo, esta impugnación se justifica solamente por el hecho de que el sapiens tiene en alta estima la inteligencia, considerándola como la más alta manifestación humana. Se comprende entonces, que se venere la acción y memoria de los grandes intelectuales, superados en poder y prestigio solamente por los grandes

millonarios. Un genio será, de este modo, recordado vigorosamente por la historia, aún cuando fuere el inventor de un arma legal que destruyera a media humanidad.” Es necesario aclarar, ya avanzados a esta parte en la lectura, que al criticar la condición humana no estamos situándonos pretensiosamente en una posición superior, por el contrario, es deber de todo auténtico filósofo, de todo buscador de la Verdad el no creer en nada y criticarlo todo. En sentido de cuestionar todo, hasta el propio pensamiento, jamás dejándose arrastrar por las apariencias, sino buscando el significado profundo. Por ello es necesario cultivar el propio criterio para discernir la verdad del error en un “mundo al revés”, en el cual, se suele ver como deseable y positivo aquello que no lo es. El ser humano se encuentra alienado por información externa no subordinada a su Esencia. Y en esto ocurre que, por inercia se deja arrastrar por la forma de pensar y conducta que una cultura de turno promueve, tampoco es feliz. En apariencia puede imaginarse feliz y actuar como si lo estuviera, llenando las redes sociales de “selfies” y fotos de familiares donde da la impresión de absoluta dicha, ¿Pero qué ocurre en su fuero interno?. Ya hace más de un siglo, el visionario francés René Guenón expresó que la civilización occidental moderna aparece en la historia como una verdadera anomalía debido a que es la única que se desarrolló en un sentido puramente materialista. Por otro lado, también expresa lo siguiente: “Parece que ya no sea apenas posible una detención a mitad de camino, y que, según todas las indicaciones proporcionadas por las doctrinas tradicionales, hayamos entrado verdaderamente en la fase final del Kali-Yuga, en el período más sombrío de esta «edad sombría», en ese estado de disolución del que nos es posible salir más que por un cataclismo, porque ya no es un simple enderezamiento el que entonces es necesario, sino una renovación total. El desorden y la confusión reinan en todos los

dominios; han sido llevados hasta un punto que rebasa con mucho todo lo que se había visto precedentemente, y, partiendo del Occidente, amenazan ahora con invadir el mundo entero[…]” Así observamos en gran parte como la generación actual, por ejemplo, es tan infantil y narcisista, que actúa como el feto subsistiendo y demandando en forma parasitaria en el claustro materno –ahora especie de claustro representado por el mundo–, que debe estar ahí disponible sólo para él y asegurarle su existencia y por lo tanto, servirle sin pedir nada a cambio como si el mundo debiese estar ahí para conspirar a favor de sus caprichos y sin constatar merecimientos. Como no todo ocurre en la realidad como se imaginan, se dedican a gastar sus energías en quejas y exigen derechos por todo sin preguntarse por los deberes. De este modo pretenden recibir sin dar nada equivalente a cambio, violando la ley de equivalencia igualitaria, y en consecuencia, incurriendo en un robo. Principalmente la juventud en estos tiempos suele notarse sobrepasada por sus pasiones, son sujetos casi totalmente dormidos arrastrados por el inconsciente colectivo, en gran medida quizás por culpa de la formación deficiente de padres incompletos en lo que atañe a la condición realmente humana, a menudo se crían por inercia. Esta juventud jura que al expresarse son libres, pero muy posiblemente un ojo entrenado podrá ver sus pasionales móviles ocultos (taras, complejos, defectos y, por qué no, trastornos psiquiátricos) que son, en realidad, sus déspotas carceleros, siendo, en estricto rigor: enemigos de ellos mismos. "Yo os enseño el superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis hecho para superarlo?" –decía el Zaratustra de Nietzsche ante una audiencia alienada– y digamos que actualmente en nuestra generalidad como especie, no hemos sólo retrocedido al mono (pues estos son muy buenos), sino al reptil: individualista, ritualista, frío, calculador, interesado por tener poder sobre los demás y acumular objetos de status para

exhibir. La evolución de nuestra especie –tal cual han afirmado muchos expertos–, no es lineal, existen avances y... Retrocesos. Posiblemente el lector ha observado como en época de Navidad la gente se muestra especialmente enajenada. Muchas veces me he sentado en algún asiento de algún concurrido centro comercial solo a observar que, en general, solo los niños disfrutan, los adultos “compran porque tienen que comprar”. En lo más profundo seguro que sufren, saben, de alguna forma, que están totalmente perdidos, que eso no es lo que realmente quieren. Quién se pregunta: ¿qué es lo que desea dentro de mi?, ¿Algún día tendré el valor de escuchar a Eco?, ¿Puede Eco ser esta chispa divina, la consciencia que muchos hemos asesinado?, Quizás como expresara intuitivamente Nietzsche: “Dios ha muerto”. La "muerte de Dios" para Nietzsche venía a significar, como aclarara Heidegger, la muerte de toda idea sublime, de toda cosa en sí, de toda trascendencia y, de todo ideal. Esto también fue predicho por el filósofo Giovanni Reale al convenir en que Nietzsche predijo que todos los males que afectarían a la humanidad actual tendrían su origen en el nihilismo (Corriente filosófica que sostiene la imposibilidad del conocimiento, y niega la existencia y el valor de todas las cosas) males, según el, serían: el cientifismo; las ideologías absolutizadas; el pragmatismo; el bienestar material en lugar de la felicidad; la difusión de la violencia; la perdida del sentido de la forma; la reducción de Eros a la dimensión física; la limitación del hombre a una única dimensión y el individualismo llevado al exceso; la pérdida del sentido del cosmos y el materialismo. La tentación de los jóvenes es “hacer tabla rasa” –dice Reale–, el relativismo que el filósofo contempla como “una forma enmascarada de nihilismo”. […] El mal reside en la ignorancia: “se puede estar en desacuerdo con el cristianismo, pero no ignorarlo”. Se ignora el cristianismo, pero también la cultura clásica griega. “Algunos profesores en Italia han dejado de explicar Dante a sus estudiantes y te topas con doctorados en

Letras que no han leído un solo diálogo de Platón”. El creador del “mito de la caverna” puede explicar el universo virtual que padecemos, dice Reale. Salir de la caverna, es la conversión que significa en esencia cambiar el modo de pensar. En su vindicación platónica, Reale toma las palabras de La República el Estado que nace en el alma del hombre. “Si la democracia sólo son leyes y libertad sin conciencia, el resultado es el absolutismo. La verdadera libertad cesa cuando todo está permitido…”. Cargar toda la culpa a los políticos sería injusto…vuelve Platón: “El gobierno son nuestros ojos”. En el siglo XIX el problema fue la muerte de Dios, En el siglo XX el problema es la muerte del ser humano y, En el siglo XXI el problema es que la objetividad ha muerto. Donde todo es permitido, nada es sagrado. Ya en su época, Sigmund Freud decía que es imposible escapar de la impresión de los demás, pues comúnmente la gente usa estándares de medición falsos que buscan el poder, el éxito y la riqueza para sí mismos y, asimismo, esto admiran en otros, y por lo tanto, subestiman lo que es de verdadero valor en la vida. Así, el narcisista funciona en términos de búsqueda de control y poder, pero un amor al poder y no un poder del amor porque no sabe amar. El amor es expresión de la chispa divina humana, la cual, brilla por su ausencia en el interior de la gente alucinada, obsesionada con la riqueza material, poniéndola en una escala de valores más alta que la sabiduría, por ejemplo; importándoles más la notoriedad y exhibicionismo que la dignidad; considerando el éxito social más importante que el respeto por uno mismo, pues a menudo sólo por éxito el narciso puede ir contra lo que son sus valores. En resumen, se mantienen más preocupados en cómo se ven a cómo se sienten, más preocupados en el tener que en el ser. Es significante notar en el mito cómo narciso es castigado con enamorarse de su imagen por su incapacidad de amar.

Mucha gente comienza a darse cuenta que las civilizaciones de las cuales nos hemos sentido orgullosos (debido a la historia que cuentan en libros “autorizados”) han sido edificadas bajo las pasiones más bajas humanas, vale decir: el deseo de poder sobre los demás a menudo a través de la violencia. Estas características de especie revelan a lo largo de la historia que internamente no cambia la humanidad a pesar de una fachada de progreso o aparente forma "civilizada" de actuar. Si una persona tiene un "buen corazón" posiblemente se negará a matar, robar y someter a otros por el sólo gusto de tener poder y preferirá mil veces –tal como dijo Sócrates–, padecer una injusticia que cometerla. Incluso cuestionará sus propias intenciones, intentando predecir las consecuencias de ellas. La mayoría de la gente se imagina muy buena persona, pero es extraño aquel individuo que sin ser presionado no exaspere en algún momento mostrando su parte más bestial aunque parezca tan "bueno" y recto por fuera. Pienso que mientras no asumamos nuestros defectos con extrema humildad, jamás habrá progreso real y persistirá la violencia y guerra que caracteriza a nuestra especie. Por eso quizás es absurdo esperar un cambio general, o soñar que las nuevas generaciones son el "futuro" (quizás como forma de depositar la responsabilidad sobre otros) pues todo predice que seguirá igual como siempre ha sido: una gran serpiente que se muerde su propia cola. Ahora bien, la historia la escriben los vencedores, y en este mundo quienes suelen vencer son los malvados, pues a los buenos (los de "corazón limpio" y "cabezas claras") no les interesa el poder sobre los demás, y si lo asumen, es muy a su pesar. Sólo en las películas cinematográficas hay mayor claridad en quienes son los "buenos" y los "malos", no así en la vida real. Hasta ahora al parecer no ha sido suficiente con el lucrativo negocio médico y farmacéutico de la quimioterapia. Para el instinto de rapiña nunca es suficiente. El próximo paso ha sido el negocio del cambio de sexo y la venta de hormonas sintéticas. El

siguiente puede ser quizás el del aborto (tráfico de órganos) a nivel mundial. Nadie dice que sea malo acudir a estas medidas, en muchos casos quizás es necesario. Lo que falta es pensar, reflexionar, tener criterio para discernir. ¿Y qué criterio puede haber cuando no existen regiones celestes a alcanzar?, ¿Qué árbol puede crecer si sus raíces no se encuentran sanas y firmes?, ¿Qué árbol puede dar buenos frutos si sus raíces se encuentran arrancadas de la naturaleza y sus leyes?, ¿Qué corazón humano puede ser noble cuando la luz del espíritu se encuentra ausente y en cambio sólo anida en su corazón el egoísmo, la ceguera y materialismo?. Observemos a las nuevas generaciones, pueden ser gigantes del intelecto a favor de las tecnologías de la comunicación, pero al parecer, en muchos casos, ser pigmeos del espíritu. ¿Cuáles son sus modelos imitados?, ¿Admiran acaso a Pitágoras, Sócrates, Confucio, Miguel Ángel, Da Vinci, San Agustín, Shakespeare, Cervantes, u otros?. Ciertamente no. Sus modelos de imitación son, por lo general, sujetos débiles y adecuados, angustiados e inseguros, carentes de valores superiores, verdaderos parásitos sociales que nada valioso han aportado a la comunidad y mucho menos a la humanidad. Su desprecio hacia la espiritualidad se podría quizás atribuir al desprecio que la gente en la actualidad muestra hacia las religiones, principalmente el catolicismo, donde se han visto destapados horribles delitos, pero no piensan que quienes los cometen no representan al verdadero cristianismo. El verdadero cristiano es quien vive los preceptos de Cristo en su manifestación divina como un ideal a alcanzar. Hay gente que pienso necesita de religión, debido a que al menos le puede dar una orientación, sin consciencia quizás, pero les permite cumplir con lo básico que sería en poseer ciertos valores que le conviertan en un aporte constructivo a la comunidad. En cambio, aquel que carece de religión, también sin consciencia, es más proclive a actuar como bestia y como tal, ser una lacra a nivel de la sociedad.

Desde tiempos inmemoriales el ser humano comete atrocidades en nombre de un “dios” y no es capaz de darse cuenta de que necesita ciertos ideales para orientar su vida, algunos pueden llevarles al cielo y otros al infierno. Se podría decir que ni siquiera puede ser por algo elevado, sino algo muy bajo como el cometer crímenes por dinero, y en este caso, el dinero es su dios. Lo más fácil y cómodo, sin embargo, es no pensar y dejarse arrastrar por ciertas muchedumbres. De este modo, se lava las manos de toda responsabilidad. Y si, sueña con la libertad, es una gran consigna acuñada sobre todo por grupos políticos. Empero no desea ser responsable, incurriendo en una falta de coherencia pues la verdadera libertad conlleva responsabilidad. G. K. Chesterton nos decía que la mayor parte de la llamada “libertad” moderna en el fondo es miedo. No es que somos demasiado audaces para rechazar reglas: somos demasiado cobardes para soportar responsabilidades. Por eso mismo Gustave Lebon observó que muy pocos individuos son aquellos que no se hayan consagrado, en realidad, a forjar cadenas. Y estas son las cadenas de las cuales hablaba Platón en el Mito de la Caverna: individuos que en realidad no quieren y/ó no pueden liberarse principalmente porque ya se imaginan libres. Sus cadenas son sus creencias pre-concebidas, junto con todas las fuerzas ocultas en su psiquis. En este caso, podemos volver a citar a Lebon cuando expresa que la libertad con frecuencia es en realidad la capacidad del sujeto común de escoger su esclavitud. Immanuel Kant dice: “Dormía y soñaba que la vida era bella; desperté y advertí que la vida era deber”. En el hecho de soñar e imaginar en que era bella, el individuo se encontraba conforme. Un sujeto duerme ante el placer, pero despierta ante el dolor. El deber suele ser mal visto, sin embargo pienso que tenemos dos opciones en la vida: vivirla como esclavos dentro de la Caverna de Platón o vivirla fuera de ella con las responsabilidades que esto conlleva. Pero los sujetos pusilánimes no quieren ser responsables, prefieren exigir derechos sin pensar en los deberes y

esperar que algo o alguien se encargue de sus necesidades, y más de las veces, caprichos. El Cuarto Camino que nos trajo Gurdjieff a Occidente expresa que nosotros podemos ser esclavos de la Luna o servidores del Sol. Sin entrar en una larga descripción de esta idea, podemos quizás verla desde el punto de vista más comprobable (a prueba de escépticos) de que un esclavo simplemente se deja arrastrar por los vientos de sus pasiones, en cambio el servidor se ha ido dominando a sí mismo, y por lo tanto, está en una posición de poder entregar algo a la humanidad. Mientras el primero exige, el otro entrega. Mientras el primero puede ser hoja de árbol, el segundo es semilla y un día puede ser un árbol que de frutos. En lo personal pienso que la mayor virtud es la paciencia por poseer una elevada cuota de impersonalidad, es decir, es una actitud positiva mientras se soporta y se espera, estando muy relacionada con el verdadero carácter. La paciencia justamente es heroica porque no es evidente. Quienes han sido grandes individuos que han entregado algo importante a la humanidad, han sido a menudo incomprendidos, perseguidos, calumniados, asesinados; y han soportado con paciencia, entregando su vida a una “force mayeure”, quizás a su propia chispa divina, la cual se encuentra más allá del bien y el mal. Se han mantenido en pie temiendo morir con las flechas por la espalda y esperando hacerlo con ellas sobre su pecho, así, fuertes y valientes han exclamado: “No cambiaremos al mundo, no hay que hacerse ilusiones. No somos nosotros los que vamos a cambiar el mundo, pero el mundo no nos cambiará” (J. Mabire). Por otra parte, ocurre con cualquier ideología que, aunque no exista una deidad, ningún ser humano es capaz de vivir sin un significado, sin un sentido superior al cual entregar su vida. El individuo que dice no tener religión, por ejemplo, puede que se sienta importante y muy libre, pero ser libre es imposible, al menos en este mundo. Tal como hemos dicho: aquí somos

esclavos o servidores. Un individuo debe elegir y aunque no elija: elige no elegir (al menos no elige conscientemente pero sí “eligen” sus mecanismos). Carl Jung advierte: “La idea de un ser divino y omnipotente está por todas partes, si no con reconocimiento consciente, entonces con aceptación inconsciente… Por eso, considero que es más sabio reconocer conscientemente la idea de Dios, de lo contrario, otra cosa llega a ser dios, generalmente algo muy impropio y estúpido”. Al hablar de Dios, no hablamos de un anciano sobre una nube o ideas por el estilo. Puede usarse el nombre que se desee: el Absoluto, Inteligencia Infinita, Supremo Creador, el Todo; etc. Lo importante es que nosotros al expresarnos de Dios lo hacemos como el significado profundo de todas las cosas, de la partícula que une todo y que mantiene el orden y sentido universal: yo le llamo la Quintaesencia. Por supuesto, mientras no conocemos ni siquiera nuestra chispa divina será imposible comprender esta idea. Sin embargo me pregunto: ¿Qué cosa puede ser más necesaria y racional que intentar comprender quienes somos y para qué realmente nos encontramos en un pequeño planeta en los confines de un cosmos de miles de cosmos?. Quizás lo brevemente expuesto pueda sonar desalentador para muchos pero observo que lo que ha ocurrido, ocurre y ocurrirá a nivel de especie "debe funcionar así" y "no puede ser" de otra forma. Ahora regresando al problema del narcisismo, sigo insistiendo en que es una “enfermedad” de esta época. Veamos por qué: El individuo narcisista se identifica con su imagen. No pueden distinguir entre la imagen que se imaginan ser (imagen viene de imaginación) y aquello que realmente son. Las dos perspectivas se han convertido en una. La tragedia es que el narcisista se identifica con su imagen idealizada. En otras palabras, no funcionan en términos de su auto-imagen, porque, por diversas

razones es inaceptable para ellos. Entonces “viven” ignorando y negando su realidad, sin mirar sus sentimientos y sin mirar su ser. La auto-imagen (ya sea grandiosa, idealizada o real) necesariamente debe tener una relación estrecha con el ser. Narciso debe tener una estrecha relación con Eco, pero esto no ocurre. El narcisista no niega que posee un cuerpo físico, el problema es que ve el cuerpo como un instrumento de la mente, sujeto a los deseos de su imagen idealizada. Por lo tanto, opera solo de acuerdo a sus imágenes y no por sentimiento. Nuestro cuerpo sí puede operar como un instrumento, como una máquina de altísimo rendimiento o incluso como una estatua; pero algo falta… le falta “vida”. Esta vida en realidad es un ser que no se encuentra expresándose a través de la línea espacio-temporal del presente, entonces el individuo puede decirse que no es real, ni nada entonces es verdadero. Por lo antedicho, me atrevo a designar una nueva categoría de alienación en este siglo, llamándola el “psicópata civilizado”. A pesar de lo que podría entenderse, el psicópata civilizado no es un asesino –en sentido de no atentar contra la integridad física–, pero sí puede ser un “asesino de esencias”. Este sujeto es simplemente un autómata, fanático del exitismo, la “high performance” y, por lo tanto, del control y el poder. No acepta el lado oscuro humano, negando todo aquello que no corresponda a la imagen que tenga de sí mismo y los demás, prefiriendo, por lo tanto, vivir de mentiras. Niega entonces todo rasgo de vulnerabilidad, del cual se avergüenza. Muy a menudo toda muestra de vulnerabilidad le perturba terriblemente porque justamente la niega en sí mismo. Por dar un ejemplo concreto, al saludar a los demás sólo espera “buenas caras”, en cambio si ve a alguien triste puede que le enoje y le intente cambiar ese estado diciéndole, por ejemplo: “–no estés triste”. ¿Qué más se le puede pedir a quien sólo vive desde su cabeza?, Simplemente no conecta, no se involucra

emocionalmente, no tiene corazón, no tiene humanidad. Por lo antedicho es comprensible que frecuentemente la gente en estos días se queje de sentir soledad, aún estando acompañados, están solos. Y esto ocurre porque casi nadie sabe ponerse emocionalmente en el lugar del otro, para que esto ocurra, tendrían que sanarse de su exacerbado narcisismo. A nivel humano nos encontramos en los tiempos de mayores niveles de oscuridad, porque, a diferencia de las películas cinematográficas, en la vida real ya es muy difícil saber quién es el malo y quién es el bueno. Es decir, ya no se puede confiar en la prensa, no se puede confiar en toda la información (y desinformación) que abunda en las redes, no se puede confiar totalmente en la ciencia (pues depende de dinero también para cumplir con las investigaciones en las cuales invierten algunos, sino todos los principales grupos de poder), no se puede confiar en sólo una parte de la historia pues esta la escriben los vencedores y los vencedores no necesariamente son los justos en este mundo. Sostengo que la única forma de discernir todo realmente es despertando a niveles más elevados de vigilia, formando lo que la Tradición Hermética llama “Yo Volitivo”. De lo contrario, seremos agentes inertes del sistema, meros engranajes. No pensaremos por nosotros mismos, sino con la “cabeza” del inconsciente colectivo, sin responsabilidad alguna, cómplices mostrando las peores características de la especie. Como iremos viendo, la solución es individual, cada cual debe buscar su liberación comenzando desde su interior, liberación de la gran trampa de este planeta. Las críticas a nuestra condición humana no son jamás efectuadas para menoscabar. Es totalmente respetable un individuo quiera no pensar en nada, dejarse arrastrar por la mayoría y mantener su cabeza bajo tierra como los avestruces. No obstante, el deber de todo pensador o filósofo siempre fue comunicar que existen otras posibilidades de desarrollo.

DE LA UTILIDAD DE LA FILOSOFÍA «Filosofía es, en realidad, nostalgia –dice Novalis–, el impulso a tener el hogar en todas partes». “Por eso la filosofía, igual como forma de vida que como determinadora formal y dadora de contenidos de la poesía, es siempre un síntoma del desgarramiento entre lo interno y lo externo, un signo de la diversidad esencial entre el yo y el mundo, un signo de la incongruencia entre el alma y la acción. Por eso los tiempos felices no tienen filosofía”. – Georg Lukács

«La vida es una guerra y un exilio, la fama póstuma es olvido. Entonces, ¿Qué es lo que puede escoltarnos? Sólo una cosa,la filosofía. Esto es vigilar que el espíritu divino interior esté sin vejación, sin daño, más fuerte que los placeres y los sufrimientos, que no haga nada al azar ni con mentira o fingimiento, que no tenga necesidad de que otro haga o deje de hacer algo. Y además que acepte lo que ocurre y lo que se le ha asignado como algo que viene de allí de donde él vino. Por encima de todo, aguardar la muerte con el pensamiento favorable de que no es otra cosa sino disgregación de los elementos de los que está compuesto cada ser vivo.» – Marco Aurelio

La filosofía –nos dice Martín Heidegger– es una movilidad libre en el pensamiento, es un acto creador que disuelve las ideologías. En otras palabras, si poseemos creencias rígidas, no tendremos libertad de pensamiento. En consecuencia, más que realizar el ejercicio de pensar: somos pensados. Este “ser pensados” es en realidad un funcionar compulsivamente bajo un programa ideológico. Todos tenemos ideas, sin embargo la filosofía al buscar acercarse a la realidad –única forma de ser sabios–,

requieren de objetividad y si nuestras creencias no nos permiten ver, por ejemplo, que al salir a la calle un día de lluvia lo más probable es que nos mojaremos, entonces esas ideas niegan una parte de la realidad, y como tales son mentiras y deben ser disueltas. Empero, si no las podemos cuestionar ni disolver, entonces no amamos la verdad, amamos la mentira. En consecuencia, hemos elegido quedarnos dentro de la Caverna de Platón. Etimológicamente, filosofía procede de los vocablos griegos Phileo (amor) y Sophia (sabiduría). Significa pues, amor a la sabiduría. El verbo fileo, además de amar, tiene el significado de tender, aspirar. Nos encontramos en tiempos de anti-filosofía donde en vez de amar la sabiduría –como el conocimiento viviente que es: la consciencia–, muchos se hacen fanáticos, más por inercia que otra cosa, de una ideología. Mientras más popular, mejor. El fanatismo es una sobre-compensación de la duda, es decir, en el fondo el sujeto tiene miedo y no piensa, al no comprende sólo queda sosteniéndose tercamente en creencias y por lo tanto, se va al otro extremo como mecanismo de defensa. Filosofía y fanatismo son totalmente incompatibles. La filosofía, la que propiamente se le puede llamar tal, quizás es el único medio que busca algo básico, noble y digno en el ser humano que es el lograr pensar lo más clara y objetiva posible, erradicando el pensamiento mágico y la subjetividad que nos lleva al error. Básico: porque debiese ser lo primero que deba aprender la persona: conocerse a sí misma. Digno: porque desde esta posición quizás ya podría ser llamado humano y no un animal o máquina.

Noble: porque es una labor de amor. El amor no busca creer, ni idealizar ni descalificar por gusto, el amor busca y honra la verdad. Sostengo que la filosofía es positiva para un acercamiento hacia la realidad. La realidad es algo que pareciera pocos buscan, somos más propensos a identificarnos con una fantasía o creencia agradable pues tememos la verdad no nos guste. En este sentido hay un miedo a la vida. Spinoza nos decía: “No creo que cuestionar las cosas sea una enfermedad. La obediencia ciega sin cuestionamientos, es la enfermedad”. A su vez, Jacques Lacan nos decía que la primera virtud del conocimiento es la capacidad de enfrentarnos ante aquello que no es evidente para nosotros. La filosofía invita a tomarlo todo como es, todos tonos y semi-tonos, felicidad, tristeza, dolor, placer, rabia, miedo; entrar en las fauces de la existencia y ser tocado por ella. Sócrates decía que una vida sin ser examinada no valía la pena ser vivida y es que no parece sensato el pasar una oportunidad de vida, que pasa tan rápido y es tan corta, moviéndonos en forma enajenada como un caballo con anteojeras sin saber de dónde venimos, donde estamos y hacia dónde vamos porque dependemos de un conductor que nos dirige hacia donde ni siquiera sabemos. La filosofía es una actitud interna del espíritu, de poco y nada pienso sirve el llenar nuestro disco duro cerebral de teorías sin comprender ninguna, pues la única forma de comprobarlas s justamente experimentándolas en la realidad. Al ir comprendiendo vamos creando una energía sutil que podemos realmente llamar Sabiduría. El vulgo suele tildar de “sabio” a aquel que sabe muchas cosas de memoria, como si su cerebro hipertrofiado correspondiera a esto. Sospecho que esta apreciación se basa principalmente en el desafortunado descalabro, según mi opinión, de afirmar que la inteligencia es el valor más importante del ser humano. Craso error ya que no considera la diferencia entre una inteligencia muerta y una inteligencia desprogramarse.

Veremos a lo largo del libro que el camino de liberación pasa, necesariamente, por la necesidad de primero sacrificar muchas cosas. Pero estas cosas no son necesariamente cosas que tenemos, sino en su mayoría son cosas que imaginamos tener. Así vemos como el ser humano imagina que tiene libertad, consciencia, disciplina, voluntad, carácter, inteligencia, importancia fundamental ante el universo, amor y sabiduría, sólo por solo nombrar algunas. Pero profundizando en el significado, veremos que en general, todo es imagen y no despega de ser sólo palabras bonitas para vestir de seda al mono. Hablar de filosofía es hablar de sabiduría. ¿Y qué es entonces, sabiduría?. La palabra sabiduría viene del verbo “saber” y este del latín sapere = tener buen gusto y tener inteligencia (desprogramada). Se hace interesante reflexionar justamente en la palabra “buen gusto”, porque ciertamente pienso la sabiduría, de saber, tiene relación con sabor. Las palabras sabor, sabroso y saborear provienen de sapere. Pero acá no nos referimos a un sabor de la comida material, de forma simbólica nos referimos al proceso de digestión mental, el cual, parecido al sistema digestivo cumple con la función de extraer los nutrientes principales de los alimentos para luego desechar los elementos nocivos y manteniendo los benéficos. Este mecanismo ocurre en forma automática en el organismo humano pero no ocurre igual a nivel del cerebro, el cual, en el individuo programado sólo acepta aquello que se encuentra ya contenido en él (aunque sea erróneo) y no puede ver aquello que no se encuentra (aunque sea verdadero). Esto sería como decir que el cerebro programado podría perfectamente tomar un alimento pero mantener sus toxinas y desechar su contenido nutricional. Parece muy absurdo, pero es demasiado frecuente. Por otro lado, la mente subconsciente que es como el niño interior que llevamos dentro, es sumamente crédula y en ella ingresa todo sin ser filtrada por la consciencia, lo que también de alguna forma la programe y posteriormente el sujeto cree ser de

una manera porque piensa, siente y actúa de ciertas formas siendo que todo se encuentra programado. Este proceso es imposible ocurra en una inteligencia muerta, refiriéndonos con ella a aquella fruto de una programación, toda idea y creencia pre-concebida queda ahí, y entonces el sujeto vive defendiendo algo que muy posiblemente vaya contra su propia esencia, convirtiéndolo en un alienado en que la información que lleva en su cerebro no posee criterio, en realidad el sujeto es como el caballo con anteojeras esclavo del contenido en su cerebro que ni siquiera comprende porque no se conoce a sí mismo. ¿Cómo puede ser considerado realmente adulto alguien así cuando no es responsable de actos que no comprende?. Incluso en el caso en que un individuo pueda estar programado a nivel cerebral con una serie ideas elevadas y nobles, no por esto podrá actuar en consecuencia. Y es lo que ocurre a los teóricos, la filosofía se encuentra entonces en la acción, en la experimentación directa, sólo así se puede llegar a comprender, siempre y cuando exista el proceso reflexivo en un nivel de vigilia más elevado al normal. Poseer mucha información teórica, una gran inteligencia, e incluso, haber vivido muchas cosas en la vida no es sinónimo de sabiduría. Es el procesamiento de la experiencia vital lo que importa, es su calidad y no su cantidad o variedad. Esta calidad depende única y exclusivamente del estado de vigilia acrecentado, el cual nos permite llegar al mundo del significado para unir y relacionar la parte al todo, lo particular a lo general, lo que es posible en este nivel de consciencia superior que permite al individuo crear una energía fina –quintaesencia– que le permite concretamente: evolucionar. La información es el cuerpo o la cáscara de algo; la comprensión es el espíritu, la esencia o el verdadero contenido de algo. La información sólo alimenta nuestras neuronas cerebrales; el significado alimenta a nuestro propio ser.

Por esto mismo nos atrevemos a realizar una imaginaria comparación entre el desarrollo muscular en el organismo humano y el desarrollo de la sabiduría: Para desarrollarse el músculo requiere: 1. Oposición de una fuerza contraria (como en el caso del levantamiento de pesas). 2. Requiere posteriormente un descanso, detenerse para repararse como consecuencia de: 3. Una alimentación nutritiva que repare los tejidos dañados. 4. En la medida de la calidad del entrenamiento, de la calidad del descanso, la calidad del alimento ingerido y la capacidad del cuerpo de procesar, el músculo crece. En síntesis, el músculo para crecer debe, por así decirlo y de forma simplificada, procesar correctamente los nutrientes. La sabiduría para ir creciendo debe procesar correctamente la vida, pero este proceso en este último caso no es automático.

Filosofía no es amor a la teoría, es amor a la sabiduría. Ahora sabemos que entender y comprender son polos opuestos al igual que la teoría y la sabiduría o la inteligencia muerta y la desprogramada. La sabiduría es el saber desprogramado, la esencia extraída de todas las cosas y lo que las une. Su utilidad es fundamental para fines humanos, justamente para humanizar al animal y haga honor a su calidad de sapiens, y logre manifestar su espíritu –quien realmente es–, a través de su cerebro, entonces nos encontramos ante un conocimiento viviente. Pero debemos despertar, nuestra luz debe ampliarse y acceder a los oscuros recovecos de nuestra psique, comenzando por las raíces y no por las ramas: conocernos primero a nosotros mismos. Carl Jung decía que pensar sobre la muerte, hace que nos sintamos mejor. En esto hace eco sobre la idea de Sócrates de que la filosofía es esencialmente “una meditación sobre la muerte”; la

muerte es la que da significado a nuestra vida y nos coloca en el centro de la reflexión sobre la naturaleza humana.

EL CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO “La sinceridad es la llave del conocimiento de sí mismo y ser sincero con uno mismo trae muchísimo sufrimiento”. – Gurdjieff

El camino espiritual o desarrollo humano es el camino del autoconocimiento. Este camino es para “desesperados”, son aquellos que han perdido las ilusiones pero no la esperanza de encontrar algo real dentro de un desierto lleno de espejismos que llamamos “vida”. Una vez pregunté a un hombre notable: “-cómo puedo saber quién soy yo?”, y ante esto me respondió: “-debes saber primero quién no eres”. Esta respuesta jamás la olvidé. En nuestro estado habitual nos imaginamos de una manera que sea agradable al autoestima. Debemos habernos desilusionado incluso de nosotros, y en esta desesperación pienso que momentáneamente el falso yo pierde su fuerza de control y el individuo queda “en el aire”, sin saber a qué afirmarse y quizás, encuentra algo real dentro que se espera jamás deje ir. Sin un “estado de naufragio”, cualquier búsqueda de conocimiento será quizás para aumentar más la vanidad y por curiosidad, jamás en el

estado de desesperación para tomarlo como lo más importante que se pueda hacer en la vida. Y es que aquel que se encuentra luchando por no ahogarse en el mar, tomará “por asalto” la tabla que le ayude a salvarse y salir de esa tempestad. En el estado normal de la civilización, es “irracional” buscarse a sí mismo pues la tendencia natural es a buscar el placer y el olvido de sí mismo. Por ello, la normalidad es un estado mediocre, más bien tibio. El individuo que comienza en el auto-conocimiento debe estar quemándose, y debe velar porque esta llama nunca se apague. Lamentamos de antemano defraudar a quienes imaginan que el auto-conocimiento comienza por la base imaginaria de identificarse con el “rayo violeta”, “el amor incondicional”, abrir la glándula pineal o en abrir el “tercer ojo”. A su vez, es para desconfiar de aquellos que intentan motivar al estudiante mediante prácticas de “magia” consistentes en la telepatía, el caminar sobre las aguas, la levitación, la clarividencia, la magia sexual, etc. Si bien estos poderes son factibles para el ser humano, pienso que esa magia se vuelve negra en manos de individuos que sin ser “dos veces nacidos” emprenden una empresa así. Con lo que sería incurrir en el grave error de “entregar dinamita a los monos”. Cuando nos referimos a los “dos veces nacidos” hablamos de una etapa fundamental en el trabajo sobre nosotros mismos en la cual la personalidad o parte animal “muere” simbólicamente, en sentido de que deja de ser la identificación principal del individuo, de este modo liberándose de ella, desprogramándose y cortando ese cordón umbilical. De este modo se podría decir que la personalidad se vuelve un elemento pasivo y ahora la Esencia se torna en la realidad activa. Cuando expresamos la siguiente idea: “sólo los árboles fuertes como el roble y flexibles como el junco no tienen miedo a romperse”, nos referimos a que aquel que comprende, aunque sea

un poco, no tendrá creencias rígidas, y por lo tanto; podrá cuestionar todo, incluyéndose a sí mismo. ¿Qué podría romperse si su identificación no se encuentra en la imagen o personalidad?, ¿Por qué temer morir si nunca muere?, ¿Qué teme morir entonces?. El auto-conocimiento es una tarea difícil y engañosa, ya que: ¿Con qué instrumento deseamos conocer?, ¿Qué calidad tiene nuestro instrumento cognitivo?. Pensamos conocernos, pero, ¿Puede un programa verse a sí mismo?, ¿O yo observo e interpreto a través de mis mecanismos de defensa, complejos, defectos, emociones de turno (yoes) o creencias pre-concebidas? Las herramientas que se formaron por motivos de sobrevivencia en la psiquis del individuo a temprana edad, es decir, el programa de nuestra personalidad y sus mecanismos de defensa; se convierten en pesadas cargas cuando el medio que las hizo necesarias ha dejado de existir. En síntesis, seguimos existiendo en un mundo ilusorio, como el Quijote que se enfrentaba a molinos de viento que sólo existían en su imaginación. Al encontrarse nuestros actos motivados por motivos subconscientes, debemos decir que estamos soñando. Mucho más adelante hablaremos sobre el subconsciente, por el momento hablaremos un poco sobre los mecanismos de defensa del yo. En nuestro interior existe un mundo de pensamientos, sentimientos, deseos, emociones, defectos y pasiones ocultos a la mirada de nuestra consciencia. El trabajo de conocernos comienza por tomar consciencia de nuestro mundo interno, el cual, vive en la subconsciencia regido por impulsos animales, esto no es otra cosa que un programa que nos vemos obligados a obedecer. La mayoría de los grandes filósofos y sabios hablan de las pasiones, actualmente utiliza esta palabra para designar algo incluso positivo. Cuando nosotros nos referimos a “pasiones”, es para designar todo lo relativo a pasivo. En otras palabras, estas

son todas las emociones, sentimientos y conductas afectivas de un sujeto, que ocurren en forma automática, sin la intervención voluntaria del mismo. Son los defectos y emociones compulsivas, mecánicas del individuo. Por lo tanto, estas ocurren a pesar del mismo y correspondiente a todo aquello que realizamos compulsivamente y no podemos dejar de hacer. Por esto muchos filósofos se referían a que sólo podía ser feliz y libre quien lograra adueñarse de sí mismo, pero para esto debían ser sinceros y reconocer por ejemplo sus defectos, trabajar para vencerlos y de esta modo ser hombres realmente buenos, tal como decía Diógenes de Sinope: “Los malvados obedecen a sus pasiones, como los esclavos a sus dueños”. En este sentido, tal como Sócrates mencionara, la maldad es en realidad ignorancia, principalmente ignorancia sobre nosotros mismos. Nuestro objetivo es ir creando una energía sutil, pero primero debemos recuperar nuestra energía, la cual se encuentra secuestrada por nuestros defectos y pasiones. Todos estos problemas se ven representados a nivel físico en la capacidad respiratoria y en lo que el psicoanalista y creador de la Bioenergética, Alexander Lowen ha profundizado en lo que Willhelm Reich llamó "corazas musculares". En el caso del Dr. Reich, llegó a la hipótesis de que el cuerpo tiene una coraza muscular y que existen diferentes zonas de emociones o anillos en los cuales se acumula y se estanca. Reich observó que el cuerpo se contrae en una posición de defensa para evitar que algunos sentimientos no deseados entren en la conciencia. Cuando tales comportamientos de defensa se mantienen durante un periodo prolongado, esta contracción se vuelve crónica y los músculos forman una coraza que sólo se podría disolver mediante terapia. A diferencia del psicoanálisis convencional, tanto Reich como Lowen trabajó con los pacientes frente a frente; estudiaba la expresión facial, el lenguaje de su cuerpo y sus gestos. Los alentó para que articularan su movimiento con aquello que expresaban, a

fin de obtener una imagen más clara de los sentimientos inconscientes que implican los movimientos, procurando integrar estas técnicas dentro del marco psicoanalítico. Ambos pensaban que la respiración era importante e influía en la psiquis. Comprobaron que las primeras reacciones de defensa para evitar un sentimiento perturbador consistían en bloquear la respiración, cerrando la caja torácica y el diafragma. Por esto, el primer paso era hacer que el paciente respirara con facilidad y profundidad. El segundo paso era movilizar cualquier expresión emocional que se exteriorizase más claramente en el rostro o en la actitud del paciente. A partir de esto podría seguir liberando sentimientos y memorias asociadas. En lo personal he observado cómo las corazas musculares son tensiones crónicas que contienen la energía (a la que Reich le llamaba “Orgón”) y donde normalmente queda alojado un conflicto emocional que no es consciente. Incluso el individuo se ha acostumbrado a esta tensión muscular y ya no la siente, su respiración deficiente le impide sentir. Llega un punto en que ha perdido noción del ser y sólo vive como autómata. La razón de todo este mecanismo ha sido por sobrevivencia, como el caso de seguir adelante y olvidar experiencias sumamente traumáticas. Pero el costo es la pérdida de la Esencia, atrapada su energía en sus conflictos ha ido perdiendo entonces la humanidad. También pienso que es muy difícil, sino imposible, acceder a lo que es el llamado “momento presente”. Tanto la espiritualidad como la pseudo-espiritualidad habla sobre la fundamental importancia de dejar de pensar y entrar en lo que se llama el “momento presente”. Sin duda alguna nuestra esencia se manifiesta en el aquí y ahora, los niños cuando juegan lo hacen con toda su concentración, es casi como que fuera lo más importante en la vida, ellos están en el presente y con el paso del tiempo van perdiendo este contacto en medida de sus mecanismos.

¿Pero qué ocurre cuando crece?, Su Esencia se ve enterrada en estos mecanismos que surgen por sobrevivencia, entonces pierde el Cielo. Por ello sostengo que aquel que es sincero en sus intereses de desarrollo, debe tomar contacto con su realidad corporal y realizar actividad física durante toda su vida en esta tierra. Por otro lado, debe realizar disciplinas físicas respiratorias (algunas que nos permiten revelar se encuentran en este libro), además es necesario llegar a desbloquear todas aquellas emociones que se encuentran a nivel del cuerpo, de este modo poder ir liberando esa energía, la cual puede ser usada en el propio desarrollo espiritual. Desde el punto de vista más elevado, este trabajo es pura belleza, el proceso de transformación de larva a mariposa. Sin embargo desde el punto de vista personal, es muy doloroso, debido a que se trata de un proceso de sanación y cirugía del alma. Pero un día el sujeto debe preguntarse si prefiere vivir una existencia llena de dolores(y quizás muchas vidas exactamente igual o peor), o pagar el precio de un gran sufrimiento, pero que permite posteriormente una vida llena de paz y tranquilidad. Si escoge la segunda opción, debe buscar ayuda y profundizar en sí mismo. No obstante, pienso en muchos casos hacerse consciente de los propios defectos no sirve para el cambio, es casi como quedarse en la teoría, por eso hay que insistir en la importancia de ir retomando obligadamente contacto con la realidad corporal y todo lo que ella representa. Por otro lado, es básico empezar a conocer en teoría cómo operan los mecanismos de defensa del yo, lo cuales al ir viéndolos en los demás y nosotros mismos, comprenderemos cómo efectivamente nos impiden ver la realidad tal cual esta es. Más de alguno podría preguntarse: ¿Por qué existen los mecanismos de defensa si son tan perjudiciales para el desarrollo humano?. La razón de su existencia es de índole evolutiva: el yo infantil es demasiado débil para integrar y sintetizar las demandas que se le hacen. Las defensas del yo se adoptan como medidas

protectoras. Del mismo modo que las corazas musculares expuestas anteriormente, tienen la facultad de permitir que el individuo siga viviendo con relativa sanidad mental, al menos bien adaptado a una cultura. Pero su punto en contra es justamente la perdida de humanidad, por ello el camino del autoconocimiento es “retomar el hilo de Ariadna” y desenterrar la Esencia perdida. El individuo que ha crecido frente a experiencias a menudo intolerables para su yo, va acorazándose de defensas que se adoptan como medidas protectoras. En estos casos si el yo no puede reducir la angustia por medios racionales, tiene que utilizar tales medidas para negar el peligro (represión), externalizar el peligro (proyección), esconder el peligro (formación reactiva), permanecer en el mismo estado (fijación), o retroceder (regresión). De este modo funcionamos realmente en forma mecánica, y como todos estos mecanismos ocurren a nivel del inconsciente, podemos decir que estamos durmiendo. Existe un sueño hipnótico de carácter universal, el cual se desplaza hacia abajo a partir el Absoluto (el Orden Absoluto) hasta la unidad más baja que es la materia. Este sueño hipnótico es ejercido desde afuera y desde dentro del ser humano, si el individuo se libera desde dentro, podrá liberarse de afuera. Esta hipnosis en la cual vivimos permanentemente expuestos, nuestra inteligencia sigue operando automáticamente, pero la lógica y el juicio desaparecen en el individuo, por lo tanto; puede estudiar, trabajar, ganar dinero, formar una familia, pero se ve imposibilitado mentalmente de acceder a un conocimiento trascendental. Y es esta, la condición normal de nuestra especie (de norma estadística). En verdad somos esclavos de nuestra programación y el peso de nuestra imagen, y somos libres sólo en medida de nuestra verdad. Los grandes maestros de la humanidad han sostenido a lo largo de los siglos de que existe una sola realidad, refiriéndose a esta de diversas maneras, pero siempre siendo en esencia la misma. Lo que es el vulgo, juzga la realidad según el color del

cristal por el que mira, sin cuestionar su cristal. En consecuencia, observa a través del espejo de la imaginación, el cual se encuentra teñido y trastocado por nuestras deshonestidades, defectos, pasiones, taras, problemas psicológicos y fantasías, haciendo que el contacto con la realidad esté alterado y disperso. Estos lastres más los mecanismos de defensa nos apartan de nosotros mismos, nos conducen al engaño y perturbación de la inteligencia, separando al Yo esencial de lo real, actuando en su conjunto como un sistema de amortiguación entre el individuo y el entorno. Por otro lado, como bien afirma El Kybalion, en nuestro mundo solo existen semi-sabios pero como consecuencia a que nuestro mundo de ilusión se encuentra sometido a ciertas leyes, y una de ellas es la de polaridad que nos impide aquí ver la realidad pues esta se sitúa más allá de estas leyes, en el mundo de las Causas, donde nuestra personalidad no tiene acceso. Conocernos a nosotros mismos es el punto de partida, debemos ser humildes en reconocer en que necesitamos ayuda, necesitamos aprender de aquellos que ya recorrieron ese camino tal como Virgilio sirvió de guía a Dante en La Divina Comedia. En esta obra, Dante inicia el trabajo interior de ingreso en el infierno de sus pasiones para salir limpio a las puertas del Cielo donde le esperaba su amor perdido que era su propia Alma personificada en Beatriz. Acá no nos dedicamos a imaginar figuras de luz o ángeles que vengan a salvarnos, sino internarnos en el laberinto interior hasta encontrar al minotauro que representa nuestra parte animal que debe morir para dar nacimiento al Iniciado, quien, es el “dos veces nacido”, nacido del hombre, es decir: de sí mismo como la mítica ave fénix. En la mitología de Teseo y el minotauro, Ariadna le entregó un hilo que le ayudaría a encontrar la salida del Laberinto de Creta, una vez vencida la bestia. Según la mitología, el minotauro es un monstruo con cuerpo humano y cabeza de toro para el cual el rey Minos hizo construir el laberinto donde fue encerrado. Lo alimentaba periódicamente,

todos los años o cada tres años, con siete muchachos y siete muchachas traídas desde Atenas en tributo. Teseo voluntariamente se ofrece a ser uno de los tributos y mata al minotauro, y gracias al hilo de Ariadna pudo volver a la luz. Este monstruo simboliza el estado psíquico, el dominio perverso de Minos, el “rey de ese mundo”. Reflexione sobre esta idea el lector. Todos necesitamos ayuda. A veces podemos enseñar pero siempre estamos aprendiendo. Nos encontramos en el mismo “buque planetario”, y hay individuos que en su nivel de ser están bajo el nuestro, pero siempre, siempre hay individuos de mayor nivel de desarrollo que nosotros ya que sea en el mundo material o, sobre todo, en el mundo de la energía. En relación al trabajo interno, pienso que no existe un “manual”, cada individuo al ser diferente requiere diferentes condiciones para su desarrollo. Así puede ser que un sujeto le sea de ayuda un tipo u otro de psicoterapia, alguna creencia o religión determinada. El consejo impulsivo sobre lo que otros deben hacer para trabajar en si mismos es irresponsable, todos llevamos una cruz y cada cual debe aprender a llevarla a su manera. Es preciso enfrentar el hecho de que la energía de la cual disponemos apenas nos alcanza para mantener nuestro cuerpo físico con vida, el cual realiza un trabajo inmenso del cual no somos conscientes para contrarrestar los nocivos efectos de la contaminación ambiental, los alimentos procesados, los transgénicos, el uso y abuso de fármacos, etc. –Y por solo mencionar la parte biológica y no mental y emocional–. Los esfuerzos laborales, los placeres del sexo, las envidias por lo ajeno, el miedo al porvenir, la glotonería en las comidas, el gusto al criticar a los demás, la agresividad de los insultos, la rutina y monotonía de lo cotidiano, las posturas corporales monótonas, la inercia en la forma de pensar impidiendo la reflexión, los enredos de la política, la adicción a las tecnologías,

el sopor de las vacaciones; son sólo algunos ejemplos de cosas capaces de dormirnos y forzarnos a abandonar nuestra tarea más importante: el viaje para encontrarnos a nosotros mismos. Todos los llamados Santos se les representaba con una aureola sobre sus cabezas representando en este caso al Sol como la iluminación, es decir, manifestar el espíritu a través de su propio cerebro. Iluminar sus tres centros o tres cerebros: el complejo-R (instinto), el sistema límbico (emocional) y neocortex (intelectual) unidos. La palabra en hebreo “Kadosh” (santo) significa algo que es “otro” (separado), exactamente lo opuesto de algo que es común. La palabra refleja el sentido de santidad y consagración del alma. Cuando Moisés pensó que palabra utilizar para describir el lugar más importante del Tabernáculo, donde moraba su Dios, dijo: “el Santo de los Santos”. En el caso de la aureola, viene del latín “aureõla” que significa círculo dorado o círculo luminoso. Esta palabra es algo parecido a lo que se concibe como “aura”, que de hecho son prácticamente lo mismo. Esta última es aquella que algunas personas dicen percibir de manera visual, incluso por medio del olfato ya que tienen una sensibilidad exquisita en percibir el mundo de la energía. Esto también se puede mediante la intuición, que es la percepción a través del inconsciente, y las personas más sensibles tienen un contacto mayor con su inconsciente. La aureola desde la antigüedad ha representado un símbolo de divinidad. Se refería específicamente a los dioses desde épocas antiguas. En muchos lugares como Persia o la India se utilizaba la aureola con el mismo concepto. Aunque no necesariamente era llamada o comprendida de la misma forma en todas las culturas. El término de aura se dice que es de origen latino, en cambio el término “halo” con el que también se relaciona o se llega a identificar, es un término que se refiere a la “haloa” que es un término griego y se refiere a una ceremonia religiosa. Consistía en trazar un círculo en las épocas de cosecha. En el interior de ese

círculo se llevaban a cabo ceremonias religiosas. Este círculo, se supone, era donde se encontraba la divinidad. En sánscrito, raíz “sadh”, de donde deriva el término para un individuo santo “sadhu” significa “ir directamente al blanco”. De la misma manera el término Rju-ga significa “lo que acierta”, es decir, una “flecha” recta. Se dice en el Mahjanaka Jataka, un flechador al enderezar una flecha, la mira a todo lo largo y con ojo cerrado, de esto se extrae la enseñanza de la visión unitaria. Por otro lado, en los Vedas se hace hincapié sobre la rectitud del rey, no será irrelevante señalar que las palabras sánscritas “rju” significa “derecho”, pertenece a la raíz común que subyace en “recto”, “rectificar” y “regio”. Podemos compararlo con el latín regenere y “rex” y sánscrito “raja”. Sumado a lo antedicho, Plutarco, quien fuese iniciado en los misterios del dios griego Apolo, fue el mayor de los dos sacerdotes de Apolo en el Oráculo de Delfos. En Isis y Osiris expresa lo siguiente: «Desde la época más remota, pasando a través de poetas y pensadores, ha llegado hasta nosotros otra doctrina que se remonta a los más antiguos teólogos y legisladores. Tiene un principio absolutamente anónimo, pero su fuerza indeleble se halla entre griegos y bárbaros, y no sólo en tradiciones y discursos, sino que también se encuentran en ceremonias iniciáticas y sacrificios. Según reza está doctrina, el universo no está flotando en los aires azarosamente, sin sentido, inteligencia, ni guía; declara que no hay tampoco una razón única que lo conduzca como un timón o lo frene, sino que los bienes y los males se encuentran mezclados con él con la mayor frecuencia o, por mejor decir, que todo aquello que el mundo provee lo hace a partir de una mezcla. Cómo un tabernero, que teniendo dos barriles, nos diera la mezcla del licor. Todo cuanto llega a nosotros, es fruto de dos principios opuestos, uno conduce diestramente y en línea recta, la otra crea un

círculo que nos hace dar la vuelta y volver atrás. Por cuanto dicha mezcla es inherente a todo el cosmos, y si no al cosmos, sí a nuestra esfera sublunar que está supeditada a la irregularidad, la fluctuación y a toda clase de variaciones. Pues si tiene necesidad de una causa, y si bien no puede ser causa del mal, es del todo necesario que haya en naturaleza un principio del mal que le dé su origen, tal y como también hay uno para el bien.» En relación al bien y el mal, la verdad y error –junto a todos sus grados–, podemos ver en la teoría de las pulsiones de vida y muerte propuestas por Sigmund Freud (más adelante un capítulo completo sobre este tema). Estas son Eros y Tánatos. En definitiva, no deja ser necesario recordar que la palabra “pecado” en hebreo “jet” proviene de “leajti”, verbo que significa “errar al blanco”, el llamado Santo, en este caso, sería aquel contrario del pecador que se desvía del sendero. El santo es aquel que va directamente a la meta, ¿Cuál meta?: La de conocerse a sí mismo y cumplir con el supremo deber de encontrarse a sí mismo. Es menester empezar el viaje de autoconocimiento, esta es la propia iniciación que es la cirugía del alma, así, de esta forma, podremos ir leyendo en el libro abierto de la Naturaleza, siguiendo el aforismo de El libro egipcio de los muertos: “… quienquiera que no esté iniciado no puede comprender las cosas secretas…” Por otro lado, tenemos a la teoría de Cuarto Camino que expone dentro de la necesidad de conocer tres centros que operan dentro de la máquina humana: el centro instintivo, el centro emocional y el centro intelectual. Estos tres funcionan en forma automática sin que sea necesariamente en forma coordinada, sino cada cual trabaja sin el conocimiento del otro. Nuestra misión es conocer cómo operan estos centros dentro nuestro para eventualmente llegar a su dominio.

En todas las personas operan estos centros pero en algunas se manifiesta constantemente más uno que otro. Desde este punto podemos observar individuos más instintivos, individuos más emocionales e individuos más intelectuales. En la década de 1950, el neurocientífico norteamericano Paul MacLean desarrolló la teoría del cerebro triuno. Las investigaciones de MacLean sugieren que nuestro cerebro se desarrolló incorporando cada vez funciones más complejas, sin embargo en lugar de integrar las funciones más primitivas en el resto del cerebro, estas funciones continuaron siendo gestionadas por la estructura más antigua ya que era la que estaba altamente especializada en gestionar dichas funciones. Algunos detractores de esta teoría afirman que no se puede simplificar el funcionamiento del cerebro a esta estructuración, debido a que, por ejemplo, no se puede entender un cerebro cognitivo sin su aspecto emocional y viceversa. Sin embargo, la teoría en ningún momento afirma que una parte del cerebro actúa independientemente de la otra, sino que es una forma de estructurar el cerebro para poder entender su funcionamiento, basada en su desarrollo evolutivo y en la complejidad de sus funciones y que para nada excluye que el cerebro funcione en red mediante la interacción de todas y cada una de sus estructuras.

La teoría de MacLean dice que el cerebro se puede dividir en tres estructuras principales, según la complejidad de sus funciones: El cerebro reptiliano o complejo-R, que compartimos básicamente con el resto de los reptiles. El sistema límbico o mamífero, que compartimos con la mayoría de los mamíferos. El neocórtex que, aunque lo poseen otros animales de forma poco evolucionada, se puede decir que es el que nos hace

humanos por el desarrollo que alcanzó en el homo sapienssapiens, hace unos 150.000 años, según los antropólogos. Los tres cerebros se desarrollaron en forma de capa uno por encima del otro. El cerebro reptiliano: Está compuesto por el tallo cerebral, los ganglios basales y el sistema reticular y ocupa el 5% de la masa cerebral. Su función principal, al igual que en el resto de las especies, es asegurar nuestra supervivencia y la de la especie. Esta área cerebral no entiende de pasado o futuro, sólo vive el presente y así reacciona. Actúa como primer filtro de la información que percibimos del medio ambiente. Su función es actuar y ante posibles amenazas sólo tiene dos tipos de respuesta: ataque o huida. Es el responsable de nuestra resistencia al cambio ya que evalúa a lo conocido como seguro y a lo desconocido como peligroso para la supervivencia. El sistema límbico: Está constituido por 6 estructuras y ocupa el 10% de la masa cerebral: El tálamo La amígdala (emociones) El hipotálamo Los bulbos olfatorios La región septal Hipocampo (memoria)

Con la aparición de este cerebro, aparece la capacidad de aprender y modelar las respuestas automáticas pro-supervivencia y por lo tanto memorizar nuevas respuestas para poder utilizarlas en

situaciones futuras semejantes. Es decir procesa experiencias presentes y pasadas. Un reptil nace con todo lo necesario para sobrevivir y su capacidad de aprendizaje es muy limitada. Sin embargo un gatito nace sin saber cazar y es el aprendizaje lo que le permitirá sobrevivir. Funciona como segundo filtro de la información que ingresa a nuestro cerebro evaluando los estímulos en dos grupos: Dolor o placer, el dolor lo considera malo para la supervivencia y el placer como bueno para la misma. A diferencia del cerebro reptiliano, el sistema límbico es adaptable, y por lo tanto, acepta situaciones o estímulos nuevos, a los que evalúa como placer o dolor. Cada vez que experimentemos dolor o placer, nuestro sistema límbico buscará la causa y la guardará en la memoria. Estos aprendizajes no son nunca fijos o indelebles, aunque cuando se asocian a dolores o placeres muy intensos son muy difíciles de modificar y nos llevará a lo que llamamos conductas de acercamiento cuando los estímulos estén relacionados con el placer y de alejamiento o lucha cuando estén relacionados con el dolor. En todos los casos, en términos de esta codificación en la memoria, cuando hablamos de placer no hablamos de felicidad, sino de si es garantía de supervivencia y en el caso del dolor, peligroso para la supervivencia. La información percibida por nuestros sentidos tarda 125 milisegundos en llegar a este sistema, recuerda este dato porque será muy importante para comprender nuestras reacciones emocionales.

El neocórtex: Es la parte más desarrollada del cerebro y en los seres humanos es la que nos diferencia del resto de los animales. Su función cognitiva-ejecutiva hace referencia a la capacidad de procesar la información de forma consciente. Ocupa el 85% de la masa cerebral, no obstante el cerebro reptiliano y el sistema límbico, a

pesar de ocupar sólo un 15% de nuestro cerebro tienen una influencia enorme en nuestra actividad cerebral debido a que son los primeros en evaluar los estímulos percibidos –¿recuerdas los 125 milisegundos?-. El neocórtex, se enciende siempre después de los cerebros anteriores, la información tarda 375 milisegundos más en llegar a esta estructura cerebral, y es de acción lenta ya que consume mucha energía. Es donde se llevan a cabo los procesos intelectuales superiores, el desarrollo social, el proceso racional de entendimiento y análisis, la planificación y la habilidad de procesar experiencias futuras y la creatividad mediante la imaginación. En él se encuentra la parte que nos hace realmente humanos y ésta son los lóbulos pre-frontales y está estructurado en dos hemisferios, el hemisferio izquierdo está asociado con el razonamiento lógico, el análisis, la descomposición de un todo en partes y el lenguaje y el hemisferio derecho está asociado a la creatividad, la imaginación, los procesos asociativos globales, las relaciones espaciales y al proceso de las emociones. Como iremos viendo, debemos llegar a conocer cada aspecto de nosotros mismos iluminando con la consciencia hasta que un día podamos acceder cada vez más al recuerdo de nosotros mismos, después de haber creado lo que se le ha llamado el “Yo Volitivo”, sin el cual, sostengo que todo intento de acceder a mayores niveles de vigilia se torna un imposible, así como el objetivo de manifestar el propio espíritu a través de nuestro propio cerebro triuno. Esta sería la flecha en el blanco.

EL CAMINO DEL HOMBRE Y LA MUJER

Dentro del marco de la condición humana en el siglo XXI, no podemos dejar de lado algo fundamental que es la objetividad sobre todo en lo concerniente a algo que se ha convertido en una completa ambigüedad como es el caso del género humano. Todo en la naturaleza tiene género, desde la Luna y el Sol hasta el óvulo y el espermio, pero estos son dos, y de ellos, nace la vida en todas sus manifestaciones. Actualmente esto se niega, pero poco se podría esperar de una especie totalmente alienada. Estamos en la “Tierra de la Confusión”, escenario ideal para el caos de nuestra especie. Hay muchos secretos relacionados con el desarrollo humano que se encuentran vedados y solo se entregan

al buscador sincero después de años de aquilatar su templanza. Sin embargo, la razón principal que me ha motivado a divulgar algunas cosas, es que los tiempos son tan oscuros, que incluso el entregar abiertamente preciosas semillas, estas caerán, en su mayoría en suelos infértiles. No obstante, nunca sabremos si alguna germine para brindar luz dentro de las tinieblas. Si alguien tiene algo que puede brindar luz a algunos seres y no hace nada, es una cobardía. Dicho esto, pienso que desde el punto de vista del Rey de las Tinieblas, lo que ocurre hoy es “perfecto”, una estrategia que se ha ido promoviendo lento pero segura a través de décadas para corromper y esclavizar al sapiens. Podemos decir, sin temor a la burla e ignorancia del vulgo que existen unas “reglas del juego”, y algunas de ellas son: 1. El individuo ha sido creado incompleto y es su deber moral el completarse mediante un trabajo interior. 2. El individuo es un animal, no simbólicamente, sino un mamífero. Como tal, pertenece al alma colectiva animal. Se podría decir que no tiene un alma propia a menos desarrolle una no por “gracia divina” sino propio esfuerzo. 3. Todo desarrollo humano requiere un distanciamiento del alma colectiva animal al sublimar su naturaleza inferior. 4. Según lo anterior, el verdadero y máximo logro para ser completamente humano consiste en “destruir” su individualidad animal igual que la larva rompe su crisálida ahora convertida en mariposa. Esto es necesario mencionarlo para recién concentrarnos en el título de este capítulo. Podemos afirmar que no todos los hombres y mujeres son tales, la parte biológica no es la totalidad pues existe una “sexualidad magnética”. La coherencia ideal radica en tener la parte biológica y magnética en armonía. En este sentido, podemos diferenciar a muchos hombres como machos (machistas) y mujeres como hembras (hembristas). Sin embargo, quienes han trabajado en sí mismos recién se encuentran en vías

de ser verdaderas Mujeres y verdaderos Hombres (con mayúscula).

666 = número de la bestia 999 = número del Ser Humano Podemos afirmar que tanto machismo como hembrismo son parte de la biología animal, pero la parte más oscura y bestial de nuestra especie. No obstante, la virilidad y la feminidad es alcanzada (disculpe la insistencia estimado lector) por un trabajo interior que permite a la persona alejarse de estos niveles de bajos instintos. Culturalmente esto casi nunca ha convenido esto se conozca y el vulgo prefiere culpar a algo externo en vez de hacerse responsable. Si nos hiciéramos responsables la mayor parte de nosotros, pienso mejoraría todo, transmutando este infierno que hemos creado por un Cielo en la Tierra. Hay gente que en determinados momentos de sus vidas (posiblemente por mecanismo de sobrevivencia), recurran a una negación de los sentimientos mediante el "juego mental" de "controlar" con pensamiento positivo. Lo cierto es que los sentimientos no se pueden controlar, sí se pueden negar con la imaginación de que se tienen "bajo control" (no está de más recordar que los sentimientos no son lo mismo que las emociones). Negar los sentimientos es casi como entregar el alma al diablo ya que desgasta energéticamente al individuo para mantener una imagen ante si mismo y los demás. A muchos quizás esto les puede ayudar a no caer en profunda depresión si se miran realmente, "lujo" que quizás no pueden darse más por miedo a no poder mantener su ritmo de vida y ver amenazada la imagen que artificialmente han construido de ellos mismos.

Puede ser una imagen de éxito o incluso una de espiritualidad, cuando en estricto rigor, pienso que espiritual es aquél que es totalmente transparente para si mismo, y por lo tanto, absolutamente vulnerable, algo que teme el individuo narcisista ya que busca poder personal. De ahí que el machista busca oprimir y someter a las mujeres especialmente, lo mismo la hembrista, buscando oprimir y someter a los hombres. Son características originadas desde el cerebro reptil y sistema límbico que hacen al sapiens siempre buscar poder sobre otros, compitiendo y siempre en guerra. Obviamente no se dan cuenta del “lunático” mecanismo que les motiva, a menudo racionalizando sus conductas, jamás reconociendo sus instintos de rapiña. También el individuo narciso se puede imaginar como un ser luminoso y negará toda la sombra -uno de los principales arquetipos del llamado inconsciente colectivo según la psicología analítica de Carl Gustav Jung-. Se miente a si mismo y miente a los demás, usándolos. Y así nos comunicamos, por así decirlo: de falso yo a falso yo. Así, es un círculo vicioso y la persona sigue funcionando como autómata, los reconocerás como seres que suelen ser altamente valorados socialmente debido a los logros materiales que obtienen o su conducta (indigna por cierto) enajenada por la vida sin incluso detenerse a respirar, sus cerebros computadora son incapaces de empatía y en su interior tienen un desastre al igual que el retrato de Dorian Gray (de la novela de Oscar Wilde en gran medida influida por el mito de narciso). Este desastre interior se busca constantemente esconderlo de los demás y sobre todo de si mismo, -recordemos Dorian en la novela no quería volver a mirar su retrato, y cuando finalmente fue a mirar luego de años de negación, fue tal la impresión que no la soportó, y se suicidó-.

Sostengo que este es uno de los motivos principales de la alienación actual en que se pierde la humanidad para dar paso a la maquinalidad que tristemente es valorada. Podemos observar cómo la gente aplaude a los gigantes del intelecto, o niños que a muy temprana edad ya se manejan mejor que los adultos en las tecnologías de la información, niños que poseen una inteligencia capaz de procesar datos y responder preguntas velozmente, pero es información no subordinada al ser, no comprendida, por lo tanto, “repiten como loros”. Muchísima gente se queja de que falta amor en la humanidad y pienso esta es la razón. Quien niega sus sentimientos no se ama, y si no se ama a sí mismo imposible ame a los demás. Los sentimientos deben ser aceptados como son, porque son parte de nuestra esencia olvidada. Sin embargo, la paradoja es que nuestra personalidad es útil a la esencia, debemos grabarnos a fuego que “somos dos”. Todo lo que tiene relación con nuestro cuerpo físico debe ser aceptado, conociéndolo y eventualmente tomando control sobre el centro intelectual, emocional e instintivo. Para todo esto existen algunos ejercicios prácticos que aparecen más adelante. Nuestra posibilidad de salvación está en tomar control sobre este vehículo de protoplasma que puede desarrollar un alma al servicio del ser. Debemos “comenzar con lo que hay”: si no aceptamos nuestro cuerpo, estamos mal; si lo negamos e imaginamos que es diferente a lo que es, estaremos aún peor. Dentro de esta aceptación está la sombra y todo aquello instintivo en nosotros, estas pasiones y defectos absorben nuestra energía y terminan a un hombre haciéndole menos masculino y a una mujer menos femenina. Esto, ante la Naturaleza y el Universo no es aceptado como “moneda de cambio evolutivo”, nada es gratis, menos la evolución. A la Naturaleza y el Universo no le interesa para nada cuánto sabemos, ni cuánto tenemos; le interesa sólo una cosa: cómo vibramos.

Por esta razón es menester que un hombre biológicamente llegue a ser viril energéticamente y una mujer biológicamente llegue a ser femenina energéticamente. Aquí radica el misterio del sexo, la fuerza que puede convertirnos en dioses o bestias. El hombre y la mujer se necesitan mutuamente para una correcta evolución espiritual: son los dos polos del ser humano y por ello simbólicamente se les ha representado como el Sol y la Luna, el Día y la Noche, el Caballero y la Doncella. Ninguno de ellos es superior al otro sino que ambos se complementan admirablemente y deben, de forma ideal, cultivar el amor, el respeto, la amistad, la admiración y el trabajo común. Por todo lo anterior, no es nada extraño que ciertas fuerzas oscuras impulsen, especialmente hoy día, el enfrentamiento, el desprecio y la rivalidad entre ambos géneros: eso que se ha llamado “guerra de sexos” y cuyo único objetivo real consiste en lograr mantener esclavizado al espíritu humano. Sobre todo la literatura autoayuda, quizás sin malas intenciones, suele sugerir que el corazón humano es sabio y es nuestro deber seguirlo. La realidad es que casi todos siguen a su corazón, en el sentido de “dejarse llevar” por lo que sienten, sin muchas veces cuestionar si es correcto dejarse influir como tabla de madera arrastrada por las olas del mar. No obstante, debemos pensar que simbólicamente se representa al corazón como la sede de las emociones. Con el corazón sí se puede razonar, pero se debe desmitificar la idea de que es naturalmente sabio. Sólo la consciencia es sabia, y esta debe llegar a iluminar a nuestro corazón: educándolo. En el libro La Ciencia del Amor, el Dr. Darío Salas Sommer nos expresa cuáles son los defectos que deben ser trabajados y sublimados, además profundiza en todo lo expuesto. Por ejemplo este mismo autor ha sostenido que la mujer que ha asumido una

posición feminista para defender sus propios egoístas intereses, lo hacen luchando contra el hombre, no contra sus propias debilidades y carencias. En consecuencia, intentan poner límites a la fuerza expansiva masculina en vez de desarrollar su propia energía y poder como consecuencia de su nivel de consciencia. Por lo tanto, este pienso es el verdadero “empoderamiento” y no aquel enfocado en tener poder sobre los demás, cayendo en la misma trampa del machismo contra el que luchan. Actualmente al menos, los grupos más populares del nuevo feminismo son radicales. Es comprensible que lo más popular sea el más inconsciente, ya que la mayor parte de la gente duerme. Por esta razón a través de la historia humana son poco numerosos los grupos amorosos y más numerosos los grupos odiosos. Es más fácil propagar epidemias de envidia y odio, que de amor y gratitud. Empero, temo no habrá un acercamiento a la paz si tanto el hombre como la mujer no se conocen a ellos mismos y se intentan admirar en sus diferencias. Esta admiración será natural cuando el corazón se encuentra limpio de todo lastre. Los grupos feministas –en general en esta época, no todos– siguen tan dependientes de los varones como el resto de sus compañeras, puesto que las indicaciones direccionales que motivan su actividad están radicadas en los hombres, a quienes continúan tomando como punto de referencia para su lucha, careciendo como antedicho, de una actividad auto-referida fruto de un alma libre, dueña de sí misma. Como crítica al hombre actual, al menos he observado en Latinoamérica un sujeto inmaduro. Desconozco las estadísticas en este caso pero todo parece apuntar de que la mayoría de los hogares son llevados por madres que crían a sus hijos con padres ausentes. Y este el problema del machismo, en el cual el hombre actúa como animal inconsciente. Lo que actualmente se observa es una lucha constante no entre mujeres y hombres, sino más exacto: lucha entre hembras y machos como en el reino animal, aunque peor pues al menos en el reino animal no existen malas

intenciones, un animal mata por sobrevivencia, no por gusto. Asimismo el macho muchas veces protege a la hembra y rara vez le ataca. Como se dan las cosas en las muchedumbres, todo es más instintivo que racional, más emocional que intelectual. En lo personal, pienso que el verdadero feminismo es el de la hembra que trabaja por convertirse en Mujer –un verdadero empoderamiento–, pero no en quedar en la misma condición a nivel animal de hembra (como hemos observado), o aún peor, como en los casos en que se agrupan para mostrar el trasero desnudo dentro de una Iglesia, más bien parecen actos propios de infantes. Además, como profundizaremos más adelante, difícil pueda un grupo determinado se justo cuando utiliza como bandera de consigna a la llamada “igualdad”, debido a que esta de por si va contra la naturaleza y constituye una de las más graves inmoralidades, provocando una tremenda confusión a nivel del criterio y los valores. Nos guste o no, debemos aceptar que no todo es igual y hay individuos con características más sobresalientes que las nuestras y otros que no. La falta de humildad provoca la ceguera en el corazón humano impidiendo ver los méritos ajenos y esperando de alguna forma arrastrarlos a la misma forma de ser y de pensar, mecanismo que ocurre muy a menudo en forma involuntaria. ¿Podría decirse que está forma de proceder sea fruto del amor?. Alexis Carrel nos dice que es imposible elevar a individuos inferiores a nivel humano, el único medio de producir la igualdad democrática es rebajarlos a todos al mismo nivel. Y esto ha ocurrido en demasiados grupos, ahora le ocurre al feminismo radical que busca “deconstruir” al hombre, eliminando su defecto del machismo. A veces he pensado que son buenas estas intenciones, nadie niega el machismo sea un defecto, pero debe ser sublimado, no reprimido o en este caso, despolarizado, conviertiendo al hombre no en machista, sino en un ente asexuado. Como muestran las evidencias a nivel mundial, lejos de erradicar este problema les está jugando en contra, como está

ocurriendo en países europeos como España en que el hombre ya no desea acercarse a una mujer, no desea comprometerse, evita a toda costa casarse porque las leyes sólo favorecen la mujer. ¿Puede eso ser justo?. En este siglo nos encontramos en tiempos de amplia ambigüedad, en que “todo vale”, sin darnos cuenta que esta apariencia de libertad es la peor esclavitud a las propias pasiones, defectos y problemas psicológicos que perturban nuestro nivel de vigilia, convirtiéndonos en verdaderos zombies dirigidos por el espíritu de las tinieblas, siendo entonces la muchedumbre el instrumento del anticristo. El sujeto debe comprender que “no se puede servir a dos señores”, y debe un día decidir si desea actuar como servidor o seguir siendo un esclavo. En el caso del servicio, el individuo toma la responsabilidad de honrar a su chispa divina, sublimar sus defectos, desprogramarse, acrecentar su ser para completarse y de este modo, cumplir con el objetivo para el cual fue creado. Muy por el contrario, quien acepta –sin reconocer esto, por supuesto– ser un esclavo, se dejará llevar por sus pasiones, siendo un engranaje inerte del inconsciente colectivo, renunciando a toda responsabilidad individual, y como consecuencia de esto, cumplir con el objetivo de dirigirse con los ojos vendados al matadero para ser alimento de fuerzas que desconoce. Ahora, sin temor a la risa o burla sarcástica de quienes piensen todo lo planteado es fruto de mentes rígidas y cerradas conservadoras, diremos lo que la Tradición, que se basa en el humilde aprendizaje de la Naturaleza y el Cosmos considera: ¿Qué es ser hombre y qué es ser mujer? La Tradición Hermética nos dice lo siguiente: Un hombre debe ser 100÷ viril y una mujer ser 100÷ femenina. ¿Qué significa esto?, Significa que el hombre y la mujer deben conocerse a ellos mismos y sublimar su naturaleza inferior,

en el sentido de el hombre vencer sus defectos femeninos y la mujer vencer sus defectos masculinos. En estos tiempos se nos dice que las diferencias que existen entre hombres y mujeres son “constructos sociales” y esto es algo que la ciencia no admite. Óscar Marín, director del Centro de Trastornos del Neurodesarrollo en el King's College de Londres menciona que hay ciertas estructuras a nivel cerebral que son más grandes en el cerebro de la mujer que del hombre. En el hipotálamo, por ejemplo, hay núcleos que controlan algunos de nuestros comportamientos primarios que son diferentes. En las amígdalas cerebrales también hay ciertas diferencias. Hay muchos ejemplos de circuitos dimórficos en muchas especies de mamíferos, lo cual no es ni mejor ni peor. Es simplemente como es, igual que hombres y mujeres tenemos mamas, pero las desarrollamos de modo distinto. A nuestro cerebro le ocurre un poco lo mismo. Hay una base biológica que subyace a algunas de nuestras diferencias. Hay otros estudios científicos que afirman que los cerebros de hombres y mujeres son iguales, esto es sospechoso debido a que existe una campaña de ambigüedad a nivel mundial, no sabemos si con estos fines se invierte dinero para financiar a ciertos científicos a investigar y llegar a resultados que favorece a sus inversores. Por el momento, debemos hacer caso al humilde sentido común, el cual, brilla por su ausencia en la muchedumbre. La neurociencia demuestra que las diferencias no son culturales sino biológicas. Hacer una tesis completa sobre estas diferencias es material para otro libro, mientras tanto, queda en manos del sentido común de cada cual en qué creer en tiempos de una vorágine de desinformación. Sólo recuerdo ante esto las palabras de Rudolf Steiner: “ “La demostración de que una idea sea cierta o no depende de lo que ésta produce: una idea que con el tiempo produce daño y desconcierto, no puede ser verdad. Si en el lugar de

una idea florecen almas y se adquiere amor y esperanza para el hombre y para el mundo, entonces esa idea es definitivamente real”. Cuando algo se masifica se ensucia como el agua de la fuente que desciende desde la montaña, o como el llamado “juego del teléfono”, que consiste en un reunir a un grupo de personas en un un gran círculo para pasar un mensaje de oído a oído evitando a toda costa el receptor siguiente escuche. Quienes han practicado este juego siempre podrán ver cómo el mensaje inicial llega al final totalmente deformado. Toda ideología, religión o dogma se corrompe en la muchedumbre. Esto, por ejemplo, está ocurriendo con movimientos actuales que, aún con buenas intenciones, por culpa de una mayoría trastornada, destruyen su verdadera esencia. Esto ha ocurrido a todo lo largo de la historia humana que conocemos, y poco se espera cambie pues para que esto suceda, el nivel de contenido interno de toda la humanidad debe cambiar. Así, la mayoría puede pasar miles de vidas esperando de brazos cruzados, soñando toda una vida en que evolucionarán gratis. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que a lo largo de la historia humana se ven en la forma de ser de la especie sapiens unas conductas más humanas (o menos bestiales), podríamos constatar frente a esto que la evolución no es lineal, sino que existen avances y retrocesos. Temo que ahora en siglo XXI estamos ante un gran retroceso, no obstante ninguno de nosotros podemos controlar eso, pues depende de la sumatoria de las partes del sistema. Lo que nosotros sí podemos hacer, pues sí se encuentra en nuestro control, es el de realizar el trabajo interno para desarrollar nuestra chispa divina. Los misterios de la pareja humana los podemos explicar desde el punto de vista de la energía y su representación en la Naturaleza, la cual expone un Libro Abierto que casi nadie quiere leer. Se dice que el hombre representa al Sol y la mujer a la Luna.

El Sol es el principio activo, el que da y conquista. La Luna es el principio pasivo, la que recibe, como un útero concibe y entrega la creación. Ninguno es más importante que el otro, pero podemos imaginar que si la Luna quiere ser Sol y el Sol quiere ser Luna, el descalabro podría ser de niveles cósmicos. Afortunadamente la especie humana no es tan importante como imagina, pero sí desempeñamos un rol necesario. Desde este punto de vista, insistimos en decir que el hombre debe llegar a ser energéticamente viril y la mujer energéticamente femenina. Si observamos en estos tiempos al hombre se le ha ido castrando, en vez de educar para sublimar la libido, se la castran, ya su agresividad no le sirve más que volcarla sobre si mismo a través de una depresión profunda, en actos destructivos consigo mismo y desvirilizarse. ¿Qué motivación puede tener en llegar a ser viril (virtuoso) y conquistar el mundo si no cuenta con la necesaria admiración de la mujer?, sino todo lo contrario, cuenta actualmente con un mayoritario desprecio por algo propio de su naturaleza masculina. Sistemáticamente a la mujer le han ido programando a nivel cerebral ideologías para que perciba lo viril como indeseable y un hombre femenino y a menudo lleno de vicios como deseable. Como consecuencia de lo anterior, cada vez son más los “hombres” que energéticamente y en actos actúan pasivamente, entonces como la naturaleza busca el equilibrio, la mujer empieza a asumir el rol activo. Observemos cuántas mujeres, sobre todo en Latinoamérica mantienen por sí mismas el hogar y a sus hijos a menudos siendo hasta un pilar donde pueda sostenerse el mismo marido, son ellas entonces las que van hacia la conquista en contraste con esos hombres que son un “tiro al aire”. Podríamos encontrar miles de ejemplos sobre lo que está ocurriendo actualmente, separando más y más a la pareja, llevando a una inevitable despolarización que les transforma en verdaderos esclavos.

Y como siempre, muchos podrán exclamar: -“¡Todos esos son constructos sociales!”. Y les encuentro algo de razón, pero pocos piensan realmente en pasar por el doloroso camino de echar abajo una casa para construir algo sano, y no peor en su terreno. Así como decía Rumi: “Debes derribar partes de un edificio para restaurarlo y lo mismo ocurre con una vida que no tiene espíritu”. Esto equivaldría a completarse pero de acuerdo a las leyes de la Naturaleza. Quizás en el fondo como que supieran que en este caso si debieran quejarse ante algo debe ser ante el Supremo Creador, quien les ha entregado una Chispa Divina que se han dedicado a repudiar. Cuando hablamos de una admiración en el caso de la mujer hacia el hombre, hablamos de una basada en la realidad, no en la imagen idealizada del otro. El amor es amigo de la Verdad, no del Error. El hombre en cambio se arrodilla ante la mujer, venerándola, pues representa la parte femenina del Todo. La admiración de la mujer por el hombre es consecuencia natural del amor. Esta se muestra a menudo en los relatos de los caballeros que se inspiraban en sus conquistas por su mujer. El hombre, según el hermetismo y muchos sabios, a diferencia de su compañera, necesita de ella porque su camino espiritual pasa, necesariamente, por comprenderla. Sin la mujer el hombre no puede evolucionar y la mujer esto inconscientemente lo sabe, de ahí su poder para elevar o hundir a un hombre. En otros términos, la mujer representa la Naturaleza para el hombre y el Alma (el Santo Grial). Más allá de lo que pueda pensarse, la pareja realiza una danza que puede ser armónica o desarmonica a nivel vibratorio, ambos son responsables pues en esta danza hay causas y efectos que se complementan. Los problemas que tenga el hombre no son culpa de la mujer, ni los problemas de la mujer son culpa del hombre. Estas son dinámicas en que ambos son responsables, y sospecho

que este conjunto de dinámicas a niveles del planeta, generan efectos favorables o desfavorables a nivel del entorno. La femineidad verdadera, de la cual nos habla la Tradición Hermética, concilia fuerza y belleza en un solo ser (sin ser el mismo concepto de fuerza exhibido por los varones). Lo que es la actualidad, la hembra procura igualarse al macho combatiendo energía Yang con Yang, sin asumir su posición Yin, la cual le daría una suavidad receptivamente firme, persuasiva y envolvente. Esta sería una individualidad armoniosamente femenina y no una despolarización. El Camino de la Mujer es el de conocerse a sí misma para reconocerse como la “Madre del Mundo”. Ya tiene todo en su interior uno necesita el permiso ni la aprobación de nadie. No obstante, tal pareciera que a lo largo de la historia humana la cultura predominante busca que ella piense lo opuesto, posiblemente así evitar que pueda realmente empoderarse tomando el dominio de su mundo interno, y por consiguiente, la natural influencia sobre el mundo externo ayudando a la humanidad a alcanzar niveles espirituales jamás soñados. El Camino del Hombre es el de conocerse a sí mismo igual que la Mujer, pero a diferencia de ella, debe además conocer el Alma Femenina. Su camino pasa, necesariamente, a través de la Mujer porque la Mujer es la Naturaleza, y como tal, sus leyes deben ser respetadas y obedecidas. El Hombre al hacerse virtuoso, sublimar su libido, desarrollar al máximo su carácter y voluntad puede ser aceptado como un Servidor por la Naturaleza y ser un Sol que enciende otros fuegos y anima a la doliente humanidad.

EL MISTERIO DEL SEXO

“La función sexual se halla estrechamente relacionada con la salud física y mental, que también es la base para cultivar las facultades espirituales superiores”. – Tao

Hablar de sexualidad es hablar de la energía que da vida al universo y que se encuentra contenida –secuestrada, por decirlo así– en el ser humano en sus pasiones. Sublimar las pasiones es transformarlas en virtudes, transformarlas en virtudes es desarrollar un alma que pueda ser un puente perfecto hacia el espíritu, manifestándolo, a través del propio cerebro. Dice Weininger en su obra, Sexo y Carácter: “Según la biología moderna el sexo tiene su sede no sólo en las partes sexuales, sino en todo el cuerpo, en cada una de sus células. Es más vasto que el cuerpo; no está en el cuerpo, pero el cuerpo está en él”. Tanto los defectos y las virtudes en nosotros son la misma única energía, la única diferencia es su calidad. Es decir, una misma energía puede ser más fina y otra más gruesa. La materia que vemos directamente en este mundo es un tipo de energía, dentro de las más gruesas. En una dimensión en que se manifiesten los fantasmas, posiblemente para ellos nosotros lo seamos y ellos se verían como reales. A estas alturas es necesario comprender que a este mundo hemos venido a pagar, aprender y crecer. ¿Pagar con dinero?, ¡No necesariamente!: Debemos pagar con todo aquello que creímos ser, pagar con un esfuerzo arduo de vernos y vencernos, pagar con nuestras fantasías y defectos. El Dr. Salas Sommer sostiene que son nuestros defectos los que se interponen en el camino al espíritu. El hombre debe trabajar en vencer sus defectos femeninos y la mujer en vencer sus defectos masculinos, de esta

forma, y sólo de esta forma, podrá el alma esposarse con el espíritu en el llamado Matrimonio Perfecto. La Tradición Hermética nos dice que la mujer es lo pasivo, la que recibe, la que fecunda la vida. El magnetismo que necesita lo recibe del hombre por contacto físico o proximidad física, esto es algo negativo sólo por el aspecto de que si no se encuentra protegida mediante ciertos ejercicios específicos, puede recibir el magnetismo de baja calidad de hombres de bajos niveles de ser. En cambio, por supuesto, puede recibir el magnetismo de elevada vibración de hombres con un trabajo interno. Además, por si fuera poco, la Tradición nos dice que la primera experiencia sexual en la mujer marca para bien o mal su destino, ya que al tener relaciones sexuales con un hombre, recibirá parte de su alma, la cual puede estar en un nivel elevado o bajo dependiendo de la calidad humana y espiritual de ese hombre. Ante lo antedicho, se hace necesario hacer la condenación de aquellos hombres que pueden tener cierto trabajo interno pero se las ingenian para tergiversar la enseñanza por ignorancia. Me refiero a aquellos hombres que tienen relaciones sexuales con muchas mujeres con la excusa de que les están ayudando espiritualmente. Esto es algo inmoral ya que un hombre debe hacerse merecedor de sólo una mujer y conocer profundamente sólo a esa mujer, con la cual, puede realizar un intercambio magnético de polaridades. Se nos dice que una mujer que no tuvo la fortuna de unirse en la primera relación sexual con un hombre elevado, puede cambiar su alma con el tiempo al unirse a un hombre de elevada naturaleza humana y espiritual que le ame profundamente. El hombre, en cambio, debe aprender a sublimar su libido, principal punto débil debido a su necesidad física de una mujer. La razón de su necesidad física se debe a que el intercambio magnético se renueva en el hombre al compartir con otros pares, pero muy principalmente en el acto sexual con la mujer, precisamente en el coito ya que el mayor caudal magnético lo entrega por el pene, y recibe magnetismo renovado de la mujer

sólo a través del coito. De ahí su principal necesidad instintiva, no siendo esta necesidad comúnmente igual o mayor en la mujer, siendo la necesidad de la mujer más de carácter emocional. El hecho de usar los llamados preservativos o condones inhibe la recepción magnética, al aislar eléctricamente, entonces siendo como una mera masturbación que más daño hace al drenar las energías, con mayor razón si existe eyaculación del fluido seminal. En general, en el caso del hombre no se recomienda la castidad salvo sea como consecuencia de no existir una pareja unida por el amor. Nos dice Jorge Adoum en La Zarza de Horeb: «El sexo es el camino de la iluminación, pero la pasión sexual es el querubín con la espada llameante quien, por sí solo, impide al hombre impuro su entrada en el Edén. La castidad alejada del sexo no tiene valor alguno. La verdadera castidad debe hallarse en la pureza y en la santidad del sexo. El casto de verdad es quien lleva la Divinidad a su virilidad. Dios se hizo hombre por medio del sexo, y el hombre se hizo Dios mediante el sexo. Huir del sexo es tan nocivo como buscar en él solamente el placer. Es incompleto el placer sexual fuera de la pureza sexual.» La pareja bien constituida debe mantener relaciones sexuales cada vez que la consciencia también lo permita, disciplinándose para mantenerlas en periodos infértiles y sólo en fértiles si desean procrear un hijo físico. Toda relación sexual procrea hijos también en el mundo de la energía, constituyéndose en verdaderos ángeles o demonios que influyen en el destino, como consecuencia de la calidad vibratoria de esta unión. Y hay más: se debe decir que la Ciencia Hermética descubrió el hecho de que hay una diferenciación polar magnética en los cerebros masculinos y femeninos. En el caso del hombre, su cerebro es femenino (receptor) y su sexo masculino (dador). En cambio, en la mujer su cerebro es masculino (dador) y su sexo

femenino (receptor). Quién pueda profundizar en lo antedicho podrá descubrir incontables tesoros que se encontraban vedados a la consciencia. Por sólo dar un ejemplo, la mujer siembra en el cerebro del hombre y este ejecuta lo sembrado, la calidad de la siembra de la mujer, a su vez, depende en buena medida de la calidad del amor del hombre a su mujer, siendo al final una dinámica que puede ser viciosa o virtuosa, dependiendo totalmente del contenido interno del hombre y la mujer formando la pareja. Volviendo al asunto de la masturbación. El onanismo debe ser totalmente disciplinado, el individuo no debe ceder al impulso de masturbarse por el daño que puede hacer al ensuciar el espejo de su imaginación, ensuciar sus emociones y profanar su cuerpo. Por si esto fuera poco, al descargar el fluido seminal lo que hace es un verdadero atentado que deprime las defensas orgánicas causando una notable pérdida de energía. El Dr. Darío Salas Sommer en su libro Moral para el Siglo XXI realizó una serie de experimentos que temo hasta el día de hoy no se le ha dado la suficiente importancia, salvo en países como Rusia donde este libro especifico fue altamente valorado por el presidente Vladimir Putin. Grupos organizados que operan en las sombras buscan esclavizar a la humanidad para que esta sea una especie que es cultivadora y es cultivo a la vez en la Granja Humana, la cual da valor a lo pervertido y desprecia lo que se encuentra recto. Todo aquello que promueva la humanización de la especie es casi totalmente prohibido, por lo que más de alguno ha vislumbrado o intuido que este mundo se encuentra al revés. Por esta razón, la muchedumbre instrumentalizada por la Gran Bestia, no es capaz de valorar lo sublime, coronando a mediocres que se parezcan más a la mayoría, aquellos en quienes pueden sentirse identificados, y crucificando a sus salvadores y erigiendo monumentos a sus victimarios.

Según el doctor Bodo Köhler en su libro Introducción a la medicina cuántica, todos los procesos que ocurren en nuestro universo pueden describirse desde el punto de vista material o desde una perspectiva energética, pero en ningún caso puede ignorarse el otro aspecto complementario. Por tanto, todas las cosas tienen dos lados y para describir algo íntegramente y con corrección científica siempre hay que tener cuenta el otro lado. En los experimentos el Dr. Salas se basó en las técnicas de la acupuntura de la medicina tradicional China, usando un equipo llamado Vegatest, fabricado en Alemania por la empresa VEGA, equipo diseñado para medir eléctricamente los puntos (electroacupuntura). La energía electromagnética es la que mantiene la coherencia en la materia, tal como lo expresa el físico Heinz R. Pagels. En el caso del experimento con la masturbación, se midió un grupo de 10 hombres que la practicaban, en un periodo de 2 días, dividido en 3 etapas. En la primera etapa (por la mañana) se midió un punto relacionado con el meridiano de la circulación y el sexo y un punto relacionado con los riñones. El punto de los riñones se eligió debido a que en ellos se produce la mayoría de la energía que abastece al centro sexual. Luego, en la segunda etapa, el paciente volvía dos horas después de haberse masturbado, procediendo a recibir una segunda medición. Finalmente, era citado al día siguiente, también por la mañana, a la misma hora que la primera vez, repitiendo el procedimiento de las dos primeras mediciones. En las tres etapas de medición el terapeuta estaba provisto de guantes quirúrgicos, con el objetivo de aislarse eléctricamente del paciente, asegurándose con esto de no alterar las medidas. Los resultados fueron claros en la disminución de la energía, lo cual no ocurre al mantener relaciones sexuales normales ya que

en este caso se produce un intercambio de energía, aumentando la energía en alrededor de un 2.8% con respecto a un valor inicial. Por otro lado, también el Dr. Salas midió el coito anal, el cual se ha popularizado en estos tiempos dándole una connotación de “sólo una variación sexual”, como si fuera tan normal y deseable como cualquier otra. En rigor de los datos demostrados científicamente, esta “variación sexual” perjudica la humanización y sólo bestializa más, degradando a niveles energéticos más bajos que la misma masturbación. El asunto de la energía es fundamental ya que en estricto rigor, la calidad de esta energía depende nuestra evolución. Como dijimos en el capítulo anterior: a la Naturaleza y el Universo no le interesan las buenas o malas intenciones, sino cómo vibramos. Y esta vibración es consecuencia de la sublimación de todos nuestros metales viles en oro espiritual. El Dr. Paul Le Moal expresa lo siguiente: “Lo que le da valor especifico al acto sexual humano no es ni la madurez sexual, ni la atracción heterosexual (las dos condiciones se dan y existen entre los animales), sino la maduración afectiva, implicando la electividad. En el hombre y la mujer cuya madurez alcanzada es el impulso sentimental, el amor oblativo, el que debe condicionar el acto carnal, el simple lazo genital en los seres evolucionados, no puede bastarse a sí mismo, porque aislado no aporta mas que «placer», que no es ni sombra de la alegría gozosa (en la que va incluida el placer) reservada a los que aman plenamente.” A lo largo de este libro, si digo que algo es positivo es en relación al efecto beneficioso con respecto a lo que espero al lector anhele: el desarrollo espiritual y humano. Por el contrario, cuando digo algo es negativo, sólo me refiero a esto en relación al efecto pernicioso con respecto a lo que

espero el lector desee evitar y vencer: la involución y subsecuente bestialización humana.

EROS Y TÁNATOS “La gema no puede ser pulida sin fricción, ningún hombre puede perfeccionarse sin dificultades.” –Confucio

Como expresamos anteriormente, no hay nada más desacralizado que el sexo, el cual tiene diferentes vías de expresión en el ser humano, pero que a nivel de la mayoría, se mantiene a nivel de los animales. Nuestra condición humana no es solamente mamífera, sino híbrida, es decir, tiene la posibilidad de completarse o degenerarse. No existiría la poesía más sublime sin el estímulo sexual, ni tampoco las más grandes obras creadas por el hombre, no existe genio creador sin una gran sexualidad, la cual, se expresa en este caso sublimada a través del arte o el trabajo interno en el camino espiritual en las alas de Eros dirigiendo su vuelo al Sol. Asimismo, las conductas bestiales, individuos que declaran guerras, que cometen atroces crímenes, son impulsados, en forma pervertida por el mismo estímulo sexual. Este es el caso, por dar un ejemplo, de los llamados “crímenes pasionales” en que el asesino celoso o envidioso, tiene su sexualidad pervertida hacia Tánatos.

Fue el famoso psicoanalista Sigmund Freud quien utilizó los nombres de Eros y Tánatos para referirse a dos instintos básicos que actúan en el individuo, nombres de la mitología griega. Estos son los instintos de vida y muerte. Eros es un instinto cuya característica es la tendencia a la conservación de la vida, a la unión y a la integridad, a mantener unido todo lo animado. Tánatos designa las pulsiones de muerte que tienden hacia la autodestruccion con el fin de hacer que el organismo vuelva a un estado inanimado, hacia la desintegración. Ambos instintos son parte de todos los seres vivientes, y comienzan a operar o están presentes desde que el individuo nace. Entre ellos hay una permanente lucha que crea tensión. Según la mitología griega, Eros era el dios del amor y la sexualidad. La tradición más aceptada es que es el hijo de Afrodita (diosa de la belleza) y Hermes (mensajero de los dioses), sin embargo, existen otras versiones sobre su origen, como considerarlo hijo de Afrodita y Ares (dios de la guerra), o nacido en el inicio, junto con Gea y Caos. Para el psicoanálisis, y también para nosotros, sin embargo, la versión de su origen que propone Platón en El Banquete resulta más adecuada. Cuando nació Afrodita, los dioses lo celebraron con un banquete. Poros, el dios de la abundancia, estaba en el festejo y, embriagado, fue al jardín de Zeus para quedarse dormido. Penosa, la diosa de la pobreza, llega a mendigar al festejo y encontró a Poros dormido. “Impulsada por su carencia de recursos”, según dice el texto, Penia trama un plan para conseguir un hijo de Poros. Se acuesta a su lado y concibe a Eros. Bajo esta visión, Eros es el dios del amor por la influencia de haber sido concebido en el banquete de Afrodita, pero conserva las características de sus padres. Platón describe que es “[…] siempre pobre, duro y compañero de la indigencia por tener la naturaleza de su madre. Pero, por otra parte, de acuerdo con la naturaleza de su padre, está de lo bello y de lo bueno… en el

mismo día unas veces florece y vive, cuando está en la abundancia, y otras muere, pero recobra la vida de nuevo gracias a la naturaleza de su padre.” Tánatos, por otro lado, es el dios de la muerte (no confundir con Hades, dios del inframundo). Es hijo de Erebo, el dios que personifica la oscuridad, y Nyx, la diosa de la noche hija del caos y hermano de Hipnosis, el sueño. A diferencia de las Keres, las diosas de la muerte violenta, Tánatos representa un fallecimiento tranquilo y sutil, igual que quedarse dormido, ergo el vínculo tan estrecho entre Tánatos e Hipnos. Seguía las órdenes de las Moiras, personificación del destino, y tenía la tarea de llevar a los humanos al inframundo. Eros, dios del amor, fue elegido para nombrar a una pulsión que comparte características con el personaje del mito griego. La pulsión de vida tiende hacia la integración y a la unificación, es aquella parte de nosotros que busca vinculaciones más estrechas. El deseo de “formar uno con la pareja”, estar más cercano de los seres amados, tener una sociedad integrada, son todas manifestaciones de Eros. Eros engloba en si las pulsiones sexuales y a las pulsiones yoicas o de auto conservación. Las primeras, como su nombre lo indica, están ligadas con funciones corporales que permiten al individuo mantenerse con vida. Por ejemplo, el hambre. A diferencia de los animales, cuya hambre es instintiva y no pulsional, en las personas eso que satisface el hambre (comida) puede ser relacionado con un momento de convivencia, o, por el contrario, se puede rehusar ingerir alimentos, como en el caso de la anorexia. Hay tantas concepciones del hambre y la comida como hay personas pues la pulsión hace a las necesidades más intrincadas que la mera satisfacción orgánica. Las pulsiones yoicas están relacionadas con el principio de realidad, esto significa que se rigen por lo que ocurre en la realidad y están vinculadas con las normas sociales y culturales. Considerémoslo como un policía que se incorpora en nuestra psique para regular las pulsiones en base a las normas y

costumbres sociales, como por ejemplo el entrenamiento higiénico y reglas de convivencia. La otra parte que compone a Eros es la pulsión sexual, relacionada con el principio del placer. Al hablar de sexualidad, nos referimos salgo mucho más amplio que el acto sexual en sí o la genitalidad. Podríamos definirla como más cercano al amor y, de hecho, el amor expresado a personas que no son nuestra pareja. En este sentido, Erich Fromm decía: “Si una persona quiere solamente a una sola y es indiferente a todas las demás, entonces su amor no es amor, sino un apego simbiótico o egolatría dilatada”, aquí vemos un amor más elevado, no utilitario. Se trata de esta pulsión con una meta-objeto diferente. También es aquella que sublimada (con una modificación en el objeto-meta sexual a uno no sexual) deriva en creaciones culturalmente aceptadas, como el arte o la ciencia. Eros como pulsión no solo comparte la cuestión del amor con el dios griego, sino también otra característica: la pobreza heredada de Penia. La pulsión puede seguir insistiendo, puede seguir buscando, puede llevarnos a formar lazos con otras personas, seguir estudiando, seguir investigando, seguir trabajando en nosotros mismos, porque nunca se satisface completamente. En el año 1920, aparece el texto Más allá del principio del placer donde Freud introduce un nuevo dualismo pulsional interdependiente: Eros y la pulsión de muerte. Este punto de la teoría psicoanalítica ha sido una fuente de discusión y modificación, e incluso rechazo, entre diversos teóricos del psicoanálisis. Muchos de nosotros, pensamos que nuestra tendencia más profunda es hacia encontrar nuestro bienestar y que, si no removemos los obstáculos del camino, podremos lograr ser plenos. Estos obstáculos usualmente se experimentan como algo

ajeno, de lo cual nos podemos desentender. ¿Qué pasaría si estas barreras que nos causan conflictos y sufrimiento forman parte de nuestra propia psique?. La pulsión de muerte tiende a la destrucción, a la separación y la aniquilación, se satisface por medio de destruir y cuando toma como objeto de satisfacción a la propia persona, se convierte en una especie de autobomba. Es aquella parte de nosotros que va contra la armonía y la salud. Tánatos, como el dios, no siempre manifiesta de forma escandalosa, sino en actos sutiles y silenciosos del día a día. Por ejemplo, un enfermo de diabetes comiendo cosas azucaradas a escondidas, sabiendo que le causa daño. Incurrir en conductas riesgosas como conducir a exceso de velocidad y la procrastinación en muchas actividades que son necesarias por el propio bien. Por supuesto que existen ejemplos extremos como el suicidio o casos de adicciones que atormentan a las personas en forma severa. Para la mayoría, sin embargo, se da en pequeños momentos silenciosos todos los días donde se realiza algo que va en contra de nuestras propias concepciones de lo que es correcto para nosotros. Estas pulsiones ocurren en nuestro organismo de forma mecánica, es decir, de forma compulsiva, manteniendo al ser humano hipnotizado, dormido. Distinto es el caso del que comienza a conocerse a sí mismo, eventualmente puede empezar a adueñarse de su mundo interior para destinar todos sus recursos interiores en la gran meta de la vida, que es la liberación y conquista de la paz suprema. Cómo hemos mencionado varias veces, hemos sido creados incompletos pero con el potencial para completarnos, esto sólo depende de nosotros. También a través de Tánatos se puede manifestar la depresión, la cual es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “patología con mayor causa de discapacidad en el mundo” (2018). Por el año 2015, la institución señaló que el número de personas depresivas era de alrededor de 322 millones. La cantidad aumentó

en un poco más del 18% desde la última medición, en el año 2005. El psiquiatra David Viscott en su libro El Lenguaje de los Sentimientos señala sobre la depresión: «En la depresión la energía parece volverse contra el yo. En lugar de permitir el libre flujo de sus sentimientos, la persona deprimida ve cada sentimiento de enojo como prueba de su poca valía y retrocede ante toda expresión de dicho enojo. Aún en este caso, da la impresión de estar enojada, porque sus defensas excesivamente cargadas dejan escapar expresiones del enojo de aquí y allí. Si bien estas personas se sienten a menudo tristes, la depresión se diferencia de la tristeza. La tristeza es un sentimiento de vacío que sigue a una herida o una perdida. Cuando nos sentimos tristes y nos preguntamos: “¿Qué he perdido?”, “¿De qué modo he sido herido?”, por lo general tenemos una respuesta que tiene sentido. Podemos expresar rabia por nuestra herida y dolor por nuestra pérdida. Nuestro enojo no ha sido enterrado y si lo resolvemos, es habitual que la tristeza desaparezca. «Cuando un individuo permanece triste durante largo tiempo, sin comprender qué significa está tristeza, a menudo pierde contacto con el hecho que provocó la tristeza. El resultado es la depresión.» […] El tratamiento de la depresión por la psicoterapia involucra ayudar al paciente a liberar su enojo reprimido e impedir que se acumule en mayor medida. A menudo el terapeuta desempeña el papel de persona “segura” con quién el paciente puede enojarse sin que aumente su sentimiento de culpa.» Prosigue el Dr. Viscott:

«[…] No ser lo mejor de nosotros mismos es doloroso. Aceptar la responsabilidad de nuestros propios sentimientos y decidir describir qué es lo mejor dentro de nosotros es el legado más valioso que puede dejarnos una depresión. «Ser lo mejor de nosotros mismos significa que somos sinceros con nuestros sentimientos, que renunciamos a las expectativas de que seamos perfectos y, por lo tanto, a la necesidad de ocultar lo que sentimos, ya que lo que sentimos es nuestro propio ser. «Ser lo mejor de nuestro propio ser significa que la combinación única de sentimientos que forman ese ser es lo mejor que podemos ser, sean cuales fueren dichos sentimientos.» Ante todo es necesario ser sinceros con nosotros mismos, un camino que también es doloroso, al menos en principio, pero el grado del dolor pienso depende el grado de imagen o importancia personal que nosotros tengamos. A mayor imagen idealizada, más difícil aceptar la posibilidad de ser como no se creía ser o incluso totalmente opuesto a aquella imagen. Pero lo heroico es eso, enfrentar esa verdad en vez de dedicar estérilmente una vida para defender una porquería que es la imagen. Nuestro ser, aún así, puede cambiar. Pero es imposible algo cambie sin ser aceptado. Imposible, si nos mantenemos enamorados de nuestro reflejo en el lago, y rechazamos cruelmente a Eco. Abarcando otro aspecto dentro de este capítulo, se le atribuye a Aristóteles un fascinante texto sobre la melancolía llamado el Problema XXX, el cual, posee una asombrosa actualidad. El célebre filósofo afirma con una pregunta uno de los simbolismos más grandes de su escrito: «¿Por qué razón todos aquellos que han sido hombres de excepción […] resultan ser claramente melancólicos?». Con esto el filósofo deja sentado que la melancolía es un privilegio de seres humanos de elevada condición. Aristóteles, como la mayoría de científicos que le

precedieron y los de su tiempo, atribuía las enfermedades a un desbalance de alguno de los cuatro humores principales del cuerpo, esto es, la bilis amarilla, la bilis negra, la sangre y la flema. En el caso de la bilis negra, que causaría la melancolía, Aristóteles afirmaba que consistía en un sedimento, en un residuo no procesado, inacabado, pendiente de ser diferido, con lo cual también abrió la posibilidad de que la melancolía, capaz de llevar a la perdición –si se depositaba en la cabeza– y a sufrir úlceras en el cuerpo –si se abría paso hasta la piel–, también podía ser procesada y digerida. Esto equivaldría a decir: Si hay melancolía hay oportunidad. En esta afirmación, de la línea final precedentes, también se sostiene que, si hay melancolía hay conciencia, o más exacto: que el sufrimiento es conciencia. Con esto nos podríamos adentrar en otra problemata, la que encarna el asunto del sufrimiento humano intrauterino y del sufrimiento humano al momento de nacer –que tiene las variaciones biológicas propias de un llanto por trauma importante estrés – con el asunto de vivir fuera del útero, en una situación que cambió desfavorablemente, o por la imposibilidad de volver a una situación anterior más confortable. Volviendo a la bilis negra, esta como un sedimento no procesado, asevera que por ello tiende a quedarse, a mantenerse con persistencia en el cuerpo, con lo cual invita a procesarla o digerir la bilis negra, que representa como sustancia “perfectamente inestable”, con el potencial de ser –y hacer a la persona– extremadamente fría o extremadamente caliente. Aristóteles señala, entonces, implícitamente, la oportunidad de procesar eso inacabado que puede enfermar, en algo mejor, convertir la melancolía en una melancolía creativa. Para los antiguos griegos, la vida era una constante lucha o agón en la búsqueda del equilibrio de los humores internos y el equilibrio frente a las inestabilidades de la naturaleza y de los

propios pobladores griegos, Aristóteles deja también implícito en su problemata que la melancolía no tiene que ser, necesariamente, una enfermedad, sino, como se ha dicho, una oportunidad para el individuo melancólico para encontrar un feliz equilibrio en su vida, y no necesariamente la locura o el sufrimiento perenne. Aristóteles propuso, todo esto, veintidós siglos antes de que Víctor Hugo nos regalara uno de sus más bellos aforismos: “La melancolía es la felicidad de estar triste”. Fyodor Dostoyevsky decía: ”El dolor y el sufrimiento son siempre inevitables para una gran inteligencia y un corazón profundo. Los hombres realmente grandes, creo, tienen una gran tristeza en la tierra.” Lamentablemente, en estos días se confunde la melancolía con la depresión y se ha llegado a rotularla como enfermedad. En una cultura narcisista lisiada espiritualmente, enfocada en el poder. No es extraño se concentre mentalmente en la performance mediante un obsesivo positivismo, donde la literatura autoayuda mueve millones de dólares a nivel mundial, buscando ante todo, negar todo aquello que pueda frenar el desempeño maquinal del individuo. Ken Wilber decía: “Hemos aprendido a utilizar el pensamiento para trascender el cuerpo, pero todavía no sabemos servirnos de la consciencia para trascender el pensamiento”. En este sentido, el melancólico quizás es más realista, más consciente y frente a este realismo sufre en su justa medida. No se comporta como aquellos que parecen incapaces de sentir tristeza, pues parecieran preferir usar una máscara de la alegría. Acá en el melancólico, su bilis negra le pareciera indicar desde adentro que ya todo está perdido y ni siquiera vale la pena llorar. ¿Muy trágico?, ¿Qué puede ser más trágico el negar la realidad o

aceptarla estoicamente?. Tener claridad en ciertas cosas, hace valorar otras, quizás lo realmente importante. Quizás comprende más cómo está constituida la existencia en este mundo, que a todos nos aguarda la muerte y que existe muy pocas cosas bajo nuestro control. En el libro La Agonía del Eros, Byung-Chul Han observa lo siguiente: “Vivimos en una sociedad que se hace cada vez más narcisista. La libido se invierte sobre todo en la propia subjetividad. El narcisismo no es ningún amor propio. El sujeto del amor propio emprende una delimitación negativa frente al otro, a favor de sí mismo. En cambio, el sujeto narcisista no puede fijar claramente sus límites. De esta forma, se diluye el límite entre el y el otro. El mundo se le presenta solo como proyecciones de sí mismo. No es capaz de conocer al otro en su alteridad y de reconocerlo en esta alteridad. Sólo hay significaciones allí donde él se reconoce a sí mismo de algún modo. Deambula por todas partes como una sombra de sí mismo, hasta que se ahoga en si mismo. La depresión es una enfermedad narcisista. Conduce a ella una relación consigo mismo exagerada y patológicamente recargada. El sujeto narcisista-depresivo está agotado y fatigado de sí mismo. Carece de mundo y está abandonado por el otro. Eros y depresión son opuestos entre sí. El Eros arranca al sujeto de sí mismo y lo conduce fuera, hacia el otro. En cambio la depresión hace que se derrumbe en si mismo.” Muy lúcida observación sobre el fenómeno que hemos también planteado desde el inicio de esta pequeña obra: estamos ante una cultura enferma de narcisismo, enferma de importancia personal. Como bien expresa Han también en el mismo libro”El narcisismo y exhibicionismo exacerbado por la «sociedad virtual» del siglo XXI amenazan con la desaparición del Eros”, es decir, cada cual vive en un mundo subjetivo donde solo se

relaciona con quiénes puedan servir de espejo favorable, nadie se pone emocionalmente en el lugar de los demás, solo les interesa su imagen, por la cual piden “likes” y corazones. Estas endorfinas que reciben es el efecto beneficioso de la droga natural del cuerpo humano del mismo nombre, la “droga de la felicidad”. Pero en este caso es un objeto desviado, e incluso absurdo como aquel individuo que se compra un automóvil deportivo nuevo que objetivamente, quizás, no le brinde muchos beneficios reales y en cambio la “felicidad” que le brinda es el goce narcisista de exhibirlo ante los amigos, los vecinos, redes sociales o incluso imaginar aventuras que no existen, y quizás, sólo “existen” en las películas de Hollywood y comerciales televisivos. En estos tiempos la gente pareciera no tener sed, una sed de un agua del conocimiento de la vida. En cambio, parecieran ya contentos, sin interés alguno en mirar más profundo o incluso valorar las cosas que parecen simples, como escuchar atentamente el trino de los pájaros en las mañanas. Eros se ve agónico, y Tánatos se muestra con dominancia en este estado hipnótico, casi catatónico espiritualmente, individuos que son verdaderos “muertos que entierran a sus muertos”, se exhiben pareciendo muy vivos, pero es sólo eso: parecer y no ser. En el ámbito de las relaciones de pareja hablan mucho de amor pero no sienten nada, salvo nuevamente el goce narcisista de exhibir o exhibirse con su pareja. Tristemente lo mismo ocurre con los hijos, pareciera más este un mundo de farándula. El hombre no intenta comprender a la mujer, no le alcanza la libido para ir más allá de su egolatría. Asimismo, la mujer tampoco intenta comprender al hombre. Para qué hablar del sexo, que es percibido casi como comerse una hamburguesa en un local de comida rápida. Se ha desacralizado, pero esto también caracteriza la deshumanización generalizada. En el terreno de la literatura rotulada como “espiritualidad” abunda la “espiritualidad caramelo”, verdaderos placebos emocionales que hacen al narcisista sentirse muy importante y

especial, acrecentando aún más su vanidad incurriendo en todo lo opuesto que es el camino espiritual. Obviamente, la gente cae más fácilmente en estas redes, donde le hacen creer que es un ser ya iluminado que tiene al mundo como un gran claustro materno del cual él es un feto cuya función es netamente parasitaria. El narcisismo es aceptable en ciertos grados menores, el gran problema se da cuando es exacerbado, pues todos tenemos cierto grado de narcisismo. El narcisismo necesariamente va unido a la personalidad y esta es necesaria como vehículo del espíritu en este mundo. Pienso que sí vencemos nuestro narcisismo, aceptando nuestro “lado oscuro”, podremos tratar mejor con la sombra de los demás. Por ello, por ejemplo, el romanticismo necio del positivismo pienso ha fallado terriblemente. Al negar la realidad, niega la propia humanidad, y por ende, ha influido en que mucha gente ya no sea capaz de comprenderse, con las desoladoras consecuencias que esto representa. El individuo, a menudo en forma inconsciente, tiene el objetivo de vivir para la imagen y no para el ser. Entonces manipula y controla la forma en que lo ven los demás, ocultando de toda forma posible sus defectos o aquello que se distancie de su imagen idealizada. Así, se siente poderoso. Pero es algo que debe ser inflado constantemente, pues depende de los demás que validen su imagen. Esta necesidad de amor al poder, opuesta al poder del amor, el individuo actual todo lo transforma en un objeto, se puede ver cómo la preocupación incluso en el acto sexual no está en lo realmente importante del acto que es el amor, sino en la performance. Entonces, es bastante frecuente este narcisismo se manifieste en las relaciones, ocurriendo que el individuo imagina que en el futuro encontrará el amor en esa persona, justificando y racionalizando de alguna forma lo que es sólo fruto de sus pasiones. El amor como consecuencia del Eros no busca poder sobre nada ni nadie, su amor es hacia la vida, por lo tanto es flexible y fluye como un río cuando se encuentra elevado. En su

nivel más bajo, el Eros se ve reducido solo al aspecto físico y materialista. Tánatos, en cambio, es como la roca: petrificada y rígida. Simbolizando la muerte, busca el poder sobre los demás rotulando y rigidizando. No quiere fluir con la vida, prefiere mantenerse tan petrificado como una estatua. El correcto manejo de ambas fuerzas nos puede ir permitiendo despertar a la vida, accediendo al eterno presente como consecuencia de dejar ir la rigidez de la personalidad, para armarnos con la humildad de reconocer los límites, es decir, de comprender por ejemplo que nuestro prójimo puede tener otras necesidades, otros intereses, otros deseos, otro mundo interno. Y reconocer todo aquello que está bajo nuestro control realmente, y aquello que no lo está. Tal como nos decían los filósofos estoicos.

ESTOICISMO Y SALUD MENTAL “Pitágoras ha dicho que la medicina es la más divina de las artes. Si la medicina es la más divina de las artes, es menester que el médico se ocupe del alma al mismo tiempo que del cuerpo. ¿Cómo podría hallarse sano un ser cuya parte más importante estuviese enferma?.” - Apolonio de Tyana

La salud mental es vista por la Organización Mundial

de la Salud como: “el estado de equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural que garantiza su participación laboral, intelectual y de relaciones para alcanzar un bienestar y calidad de vida”. Este significado me parece muy cómodo, y aunque sea en términos generales, por un aspecto es cierto que la salud mental se puede dilucidar de acuerdo a la capacidad de adaptación de un individuo al medio ambiente que le rodea. ¿Pero qué ocurre si ese medio al que nos adaptamos se encuentra corrupto?, ¿Qué ocurre si nos adaptamos a una sociedad que se encuentra divorciada de la realidad, de la Naturaleza, y en cambio, se encuentra totalmente alienada bajo parámetros subjetivos?. Muchos están de acuerdo en pensar que la salud mental es un “estado de bienestar”, a la vez la mayoría concuerda en pensar que este bienestar depende de factores externos, transformándose en personas cambian de un estado a otro según las circunstancias, a pesar de sí mismos. ¿Puede una persona estar sana sin un yo maduro que mantenga un equilibrio entre las presiones internas como externas?, ¿Puede ser sano alguien que no tiene control sobre sí mismo?. Es menester llegar a formar un YO sólido que pueda dirigir el mundo interno para mantener el orden, pienso es realmente imposible de otra forma. Ahora bien, el animal sapiens puede pensar, imaginar, tener sentimientos, emociones y conductas como consecuencia de lo anterior que dependen de la salud de todas estas áreas descritas. La persona puede que mantenga una alta higiene corporal, la cual es positiva, ¿Pero qué hay de la higiene mental y emocional?, ¿Dónde se encuentra la sede de estas inteligencias?. Los grandes guías de la humanidad nos han indicado que en el Alma.

Antes de dar una definición del Alma, tenemos que decir que poco nos importa la risa o burla sarcástica de aquellos intelectuales que vanidosamente creen solo en lo que pueden ver y tocar. Ya está más que demostrado que a nivel del universo la parte material visible por nuestra vista es de apenas un 5%. Esto se sabe, pero, por supuesto como muchas cosas que sabemos, no ¡e tomamos el peso que corresponde. El solo hecho de comprender esto nos mataría la importancia personal haciéndonos más humildes. Ahora bien, el Alma no es, como se cree, un sinónimo de Espíritu. Alma se tiene, Espíritu se es. El Alma es el sistema magnético, inteligente, coordinado e integrado de las cuatro inteligencias que forman el cuerpo humano. Ellas son: - Inteligencia del Aparato Respiratorio (incluye el sistema nervioso) : Aire, pensamiento e imaginación. - Inteligencia del Aparato Circulatorio: Agua, Emociones. - Inteligencia del Aparato Digestivo: Tierra, cuerpo físico, nutrición. - Inteligencia del Aparato Procreador: Fuego, instinto, sexo. Estas se corresponden a los cuatro elementos que constituyen la naturaleza, según los antiguos alquimistas. El Alma nace de la interrelación entre nuestro Espíritu y estas cuatro inteligencias, las cuales, hay que dominar mediante el YO Volitivo y purificarlas para hacerse digna del Espíritu y manifestar ese quinto elemento. Esto es el dominio sobre sí mismo, el dominio de las pasiones (de pasivo), la conquista de uno mismo para poder realmente ser libre y al purificarse, lograr llegar a ver la realidad tal cual esta es, ¿Y cuál es esta realidad?, es Dios, el Supremo Creador o Inteligencia Infinita.

En este sentido, podremos decir que los parámetros utilizados para medir la sanidad de las personas se encuentran directamente relacionadas con la cultura de turno, la cual juega en forma arbitraria ya sea acercándose o alejándose de la naturaleza según la época. Pero estos parámetros, por supuesto, no son para medir a las personas en su relación con niveles más humanos, niveles que se acerquen más a la naturaleza, al universo y al Creador. Nosotros, que no somos más que “microbios cósmicos”, juramos que el parámetro de realidad es un contexto mínimo, que además se encuentra instaurado en un 5% del universo. Como veremos a lo largo de este libro, estoy convencido que el ser humano tiene en su interior en forma latente la llave de la Suprema Felicidad, y no aquella caprichosa que surge pasionalmente. Esta llave es su consciencia, la cual se encuentra sepultada, encadenada por un enemigo que es él mismo, o lo que ha creído ser toda la vida, pero si observamos objetivamente veremos cómo, cual ángel caído, el ser humano ha desviado el camino y ha terminado despreciando su Esencia para apreciar una basura que es su propia imagen. Pero esto es por nuestra ignorancia y falta de amor, el cual, en algunos casos abre sus brazos como Eco para acercarse a Narciso, y quizás, tristemente en la mayoría Eco muere, desolada y olvidada. Una verdadera tragedia, un verdadero pacto con el demonio que la mayor parte de nuestra especie realiza. Si nuestra imagen, nuestra personalidad y parte animal es la que más se defiende, si se dedica la vida para hacer crecer lo falso y descuidar lo eterno, ¿Puede el ser humano en estas condiciones ser realmente libre y feliz?. Me temo que no. Llegados a este punto es necesario dar una breve definición de lo que es la personalidad: un conjunto de mecanismos intelectuales, emocionales e instintivos de un ser humano, que le dan una falsa sensación de unidad e identidad y una conducta característica, aportándole una explicación de sí mismo y de su entorno, que lo mantiene hipnotizado y separado de la realidad.

La personalidad es lo adquirido en la cultura que nos tocó vivir, opuesto a Esencia, ser o Espíritu; que es lo que realmente somos. No es necesario profundizar en aspectos cruciales de la personalidad, como son los mecanismos de defensa del yo al menos en este libro debido a que se encuentra abundante información académica sobre ellos. Lo que me interesa destacar es que pienso que la razón principal de nuestras angustias, depresiones y ansiedades, son consecuencia de la sensación vaga que surge a veces, de un sin sentido. Esta crisis de sentido, este vacío necesita ser llenado, pero la imagen jamás se llena, pues es nada. Esta es la vanidad humana, poner la existencia en algo efímero. En el fondo, el individuo se siente vulnerable y aterrado, pone su vida en aquello que no tiene control, pero lejos de escucharse y atender este sentimiento, realiza una autocompensación, identificándose totalmente con la personalidad adquirida, la cual, muere junto al cuerpo físico mientras la Esencia -si es que aún se mantuvo viva-, jamás creció y por lo tanto fue una existencia estéril donde se retira igual como llegó, repitiendo la misma vida, una y otra vez hasta que cambie su nivel de ser. ¿Cómo una persona puede ser sana si no quiere escucharse?. Pienso que inevitablemente aquél que padece depresión tiende a (de golpe) ver un poco más la realidad. No porque haya aumentado su nivel de vigilia o consciencia, sino lo contrario, pero en este aspecto quizás sus mecanismos de defensa pierden fuerza y el yo se ve afrontado desnudo frente al mundo, sin tantas mentiras (recordemos los mecanismos de defensa según la psicología, impiden al yo ver la realidad). Dependiendo el contenido interno de una persona, pienso que sí de repente apareciera un ángel y que con cierta magia le arrebate a esta persona todos sus mecanismos de defensa, esta persona se ilumina o se vuelve totalmente loca. Por eso es que el trabajo interno es paulatino.

Parece no haber genio o sabio que no haya pasado alguna vez por una profunda depresión de aquellas que casi les haya arrastrado al suicidio, muchos, como Eckhart Tolle, lo han reconocido. La depresión, si es aceptada y escuchada de forma que queramos saber qué nos quiere decir, es quizás como la muerte personificada que te toma de la mano, pero en vida, y te arrastra al infierno para que mires tu interior. Igual que el infierno de Dante, predispone al "afectado" a atravesarlo hasta purificarse en las llamas y ser digno del Paraíso en vida, Paraíso interior que él mismo debe conquistar. La odisea es “ingresar en el barro y volver limpio como flor de Loto”. Esta es al menos una forma alegórica de describir el proceso del trabajo interior. La mayoría, por razones comprensibles no se atreven y optan por atravesar la existencia tomando grandes cantidades de fármacos o buscando experiencias externas que les haga "entretenerse" y así poder "funcionar" en lo básico que requiere una existencia de autómatas que miran pero no ven, oyen pero no escuchan, hablan pero sin contenido. En esta cultura no hay tiempo para "perder" en conocernos, sino sólo producir bienes materiales, en una sociedad emergente y exigente, expuesta a asociar la felicidad con el éxito y el consumo, invirtiendo toda su energía en un parecer, máscara construida y mantenida a costa del dolor de ir contra su Esencia. Es fácil autoengañarnos con placebos emocionales para lograr sobrellevar una existencia de mentiras. No obstante, es un camino muy duro y arduo el de desenterrar la Esencia para llegar a niveles más humanos, pero es el único camino si queremos realmente ser libres y alcanzar la paz. Nada es gratis y por ello se debe sacrificar mucho, comenzando por ser sinceros con nosotros mismos. En este sentido, simbólicamente venimos a este mundo a “morir antes de morir”, pues aquello que debe de dejar de operar activamente es la personalidad y en cambio esta debe llegar a estar al servicio del ser.

¿Cómo discernir qué es beneficioso para hacernos más virtuosos?. ¿Cómo saber vivir una existencia que se imagina pero no se acepta tal cual es? La vida, en todas sus formas es una lucha constante entre dos polos buscando la homeostasis. La pérdida del equilibrio puede significar la muerte. Quien aprende a vivir, aprende a soportar estoicamente. He ahí el heroísmo, en aceptar con carácter la realidad y nunca en cuentos de hadas y auto-engaños. Si observamos la línea del tiempo, veremos que en el pasado no hay quizás mucha diferencia con el presente en relación al contenido interno de las personas. Aunque es muy posible antes la salud mental era mayor que ahora, si bien habían más enfermedades incurables, el individuo parecía tener mejor calidad de vida interior, ya que no vivía bajo un stress crónico, endeudados, ni con las ansias consumistas que nos caracterizan ahora. Pienso que la salud mental se puede más o menos deducir según el grado de realidad que la persona es capaz de aceptar y tolerar, en otras palabras, hay menor salud mental en el individuo alienado que no tiene la humildad suficiente para vivir "con los pies en la tierra", no puede estar en el momento presente y aceptar aquello que está bajo su control y aquello que no. El individuo alienado no tiene consciencia de que morirá e imagina que vivirá para siempre, dándose el lujo de perder el tiempo y obrar en forma incorrecta desconectado de su cuerpo que se encuentra en el presente y con su mente alternando entre el pasado que ya no existe y el futuro que aún no llega. Por otro lado, según lo antedicho en occidente nos encontramos con mayor grado de irrealidad debido a la imaginación de que todos viviremos por siempre, la consciencia de la muerte inevitable causa pavor a más de alguno y prefieren taparse la vista frente a ella. Cuando frecuentamos los funerales,

por lo general quien suele más llorar la pérdida es aquella persona que menos se preocupó del difunto en vida. De repente quizás se da cuenta como con un balde de agua fría un poco de la realidad negada, y más que sufrir por el otro sufre por si mismo, ya sea por la falta del otro y la noción de que también así como el otro ha muerto, a él o ella también les llamará la muerte. Con justicia quizás frente a esto, el psiquiatra Carl Jung decía que “el ser humano que no percibe el drama de su propio fin no está en la normalidad sino en la patología, y tendría que tenderse en la camilla y dejarse sanar”. En otras palabras, aquél que no tiene la humildad para aceptar la vulnerabilidad de la existencia junto con todas aquellas cosas no que están bajo nuestro control y cuáles sí lo están, no puede estar sano. ¿Puede estar sano quién niega la realidad y entonces no vive?. Su temor a la realidad es un temor a la vida, y su temor a la muerte irónicamente le impide realmente vivir. Dice Diógenes Laercio en el libro segundo de La Vida de los Filósofos que Sócrates y Anaxágoras, condenados a muerte, cuando les leyeron la sentencia, respondieron con entereza: “A nosotros y a nuestros jueces la Naturaleza nos ha leído la misma sentencia”. Un viejo proverbio dice: “Una vez terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja”. En este sentido, y como la muerte inexorable, lo único que puede servirnos ante esta realidad es “lo bien vivido”, en sentido elevado, ¿Hemos consumado la vida haciendo todos los esfuerzos por despertar?, Y a pesar de todos estos esfuerzos, ¿Hemos logrado aterrizar, reconociendo las cosas que dependen y no dependen de nosotros?. En palabras de Epícteto de Frigia:

“De nosotros dependen nuestras acciones (opiniones, inclinaciones, deseos y aversiones), de nosotros no dependen lo que no es nuestra propia acción (cuerpo, bienes, reputación, honra)” (…) “Las cosas que dependen de nosotros son por naturaleza libres, nada puede detenerlas, ni obstaculizarlas, las que no dependen de nosotros son débiles, esclavas, dependientes, sujetas a mil obstáculos y a mil inconvenientes, y enteramente ajenas” Ahora bien, la filosofía estoica a mi parecer es sentido común constante y sonante. Para tener sentido común hay que ser lo más realista posible, algo que es evidente y nos une. Sin embargo, como decía al parecer nadie pondrá en duda el hecho de que por estos días el sentido común no es común y vemos como a nivel mundial estamos llenos de terribles faltas de criterio. Frente a eso podemos deducir que estamos ante una cultura profundamente enferma mentalmente. Pero se nos olvida que la cultura la hacemos nosotros, somos responsables de ella. Según el estoicismo como concepción ética, el bien no está en los objetos externos, sino en la sabiduría y dominio del alma, que permite liberarse de las pasiones y deseos que perturban la vida.Los estoicos dividieron la filosofía en tres partes: la lógica (teoría del conocimiento y de la ciencia), la física (ciencia sobre el mundo y sobre las cosas) y la moral (ciencia de la conducta). Una de las características más significativas del estoicismo es la idea de que todo cuanto sucede, lo hace de acuerdo a una profunda necesidad y una inevitable finalidad que impide otro rumbo. La influencia del estoicismo, por su carácter práctico y alejado de fantasías, por su dignidad y transparencia, ha sido extensa y persistente, sobre todo a partir de la época renacentista.

Características Principales. 1. Felicidad: el bien supremo es la felicidad, que consiste en la tranquilidad del alma. 2. Sentido práctico: los hechos son de dos tipos: los que dependen de nosotros y los que no. 3. Relación hombre - tiempo: relatividad el tiempo y cómo lo utilizamos. 4. Cosmopolitismo: el Estado ideal es el Estado sin fronteras ni nacionalidades, donde prime la idea de "ciudadano del mundo".

La gente piensa que la felicidad es cumplir con sus caprichos, pero a lo largo del libro veremos que estos caprichos provienen de la personalidad, y la paz y tranquilidad proviene del ser, es decir, de ser realmente nosotros mismos como seres divinos e inmortales. En esta serenidad, que se opone a la borrachera y alucinación colectiva encontramos la imperturbabilidad. Tal como nos decía Séneca que “el que es prudente es moderado; el que es moderado es constante; el que es constante es imperturbable; el que es imperturbable vive sin tristeza; el que vive sin tristeza es feliz; luego el prudente es feliz”. La prudencia se ve reflejada en quien se mantiene humilde en relación con sus expectativas, buscando que estas vayan de la mano lo más estrechamente posible de la realidad. Mucha gente fantasiosa tilda de pesimista o poco ambicioso a quien intenta acercarse a la realidad, pues como vemos, aquel que intenta ver la realidad tal cual esta es, será considerado un loco por locos. Simplemente ocurre que este “loco” se ha ido haciendo responsable de aquello que está en su interior, como el caso de lo que se encuentra en su sombra, no culpando más a nadie. Tomar responsabilidad de nuestros sufrimientos es tomar en cuenta nuestras expectativas. Son estas las que determinan de qué

manera contemplamos por anticipado el mundo. La gente llena de expectativas, por lo general está llena desilusiones. Por eso las vidas más llenas de desesperación son aquellas vidas cuyas expectativas carecen de realidad. Y… ¿Quién sabe motivarse por realidades y no fantasías? Cuando se nos dice que la verdad nos hará libres es que el nivel de la realidad nos rompe las cadenas, pues somos prisioneros de nuestras fantasías que nos hacen sufrir estérilmente y nos impiden ser dueños de nosotros mismos, retener el yo, y como consecuencia de lo anterior, ser realmente felices. Para finalizar pienso que junto con todo lo antedicho, la sanidad mental se puede medir en base a la congruencia entre nuestra imagen, la realidad corporal y del ser.

DE LA EDUCACIÓN DE NIÑOS Y JÓVENES “El camino al infierno está lleno de buenas intenciones”. - Friedrich W. Nietzsche

Mucho se habla de la importancia de la educación, pero poco se habla de la dirección de esta educación. ¿Hacia donde se encamina?, ¿Hacia la virtud o hacia la corrupción?, ¿Hacia el cielo o hacia el infierno?, ¿hacia lo humano o lo bestial?, ¿Hacia el dominio de las propias pasiones o hacia el desenfreno?, ¿Hacia el autoconocimiento o hacia el desconocimiento de sí mismo?. Es momento de que hablemos más profundo sobre la virtud. San Agustín define la virtud como “ardo amoris”, la ordenada condición de los sentimientos en la que cada objeto se concede el tipo de grado de amor apropiado a él. Por otro aspecto, virtud vimos que proviene etimológicamente de “vir” (viril), se podría decir que es una fuerza viril, activa, positiva, luminosa. A su vez, Aristóteles dice que el propósito de la educación es hacer que al pupilo le agraden y le desagradan las cosas adecuadas. Cuando llega la edad del pensamiento reflexivo, el alumno que ha sido formado en los “afectos ordenados” o “sentimientos adecuados” encontrará fácilmente los primeros principios de la ética; pero para el individuo corrupto serán imposibles de ver y no podrá progresar en esa ciencia por dar valor a todo lo vulgar.

El pequeño animal sapiens no tendrá de primeras las respuestas correctas ante la vida. Habrá que educarlo para que sienta placer, agrado, desagrado y aborrecimiento ante las cosas que son placenteras, agradables, desagradables y aborrecibles. En “La República” de Platón, la juventud correctamente educada es aquella “que puede ver con más claridad lo que es incorrecto en las obras mal hechas del hombre o en los productos defectuosos de la naturaleza, y que con justo desagrado puede despreciar lo carente de belleza aún en la más tierna edad y puede deleitarse alabando la belleza, recibiéndola en su alma que se forma, y nutriéndose de ella, de modo que lleguen a ser individuos de noble corazón. Todo ello antes de entrar en la edad de razonar; de modo de que cuando la razón y el criterio lleguen a él o ella, entonces, habiéndose formado así, el joven reciba con los brazos abiertos y la reconozca gracias a la afinidad que siente por ella. Muchos padres, sin malas intenciones, enseñan lo que la cultura les programa, bajo agendas políticas e ideológicas que sirven a propósitos que muy rara vez han servido al bien común en toda la historia conocida de la humanidad. El padre no puede transmitir al hijo aquello que él carece, debe cultivar en su propia alma primero aquello que desea en ellos. Ser padre no es procrear o sólo mantener financieramente, ser buen padre, en el sentido más técnico, es educar al niño y joven para adquirir las virtudes necesarias para el arte de vivir en este mundo. La pediatra y psicoanalista francesa, Francoise Dolto advirtió que educar a un niño sin padre no es tarea fácil, pero sí sobrellevable a condición de que la madre diga la verdad y continúe viviendo su vida sentimental y sexual de mujer adulta, así como su vida social y laboral, sin encerrarse en la soledad. Así, invitará al hijo a relacionarse con compañeros de su edad, sin aprisionarlo en un amor inquieto y posesivo.

La madre –para Dolto–no puede reemplazar al padre. Ella sola no puede responder por todo, y menos a lo que se refiere a la emocionalidad de un varón. Si intentara hacerlo se enmiscuiria demasiado en la sensibilidad del niño. De esta forma, Dolto aconseja que cuando el niño haga preguntas de hombres a la madre, ésta debe decirle "soy mujer, no sé contestarte, pero puedes elegir a hombres que te aconsejen". Del mismo modo, una niña que nunca vio a su madre con un varón, no podrá hablarle de sus sentimientos hacia los varones, ya que sentirá a su madre como frustrada, como una hermana mayor huérfana. Ante el abandono paterno, Ledoux sostiene que Dolto invita no decir reproches contra el progenitor, y a vivir sin sentimiento sacrificial. Debe la madre hacerle entender al hijo que su padre existió para ella en algún momento. El hecho de saber que su madre lo concibió en un acto de deseo con un hombre coloca al niño dentro de la verdad simbólica, lo aparta de una hemiplejía afectiva y simbólica. Es necesario para la salud mental del niño saber que nació del amor de sus padres, aunque ese vínculo se haya disuelto. ¿Qué está ocurriendo hace tiempo en la educación de los padres hacia los hijos y los resultados que vemos? ¿Qué esquizofrenia social veremos en los próximos años debido a la negación filial, la ambigüedad en los roles y carácter inespecífico de la relación con los padres?. Si observamos a todas las edades, dentro de todo orden social, veremos algo en común. Una distinción en contenido interno. "Quiten a un hombre sus posesiones, ¿qué queda del hombre?". Pues bien, existe ese algo en potencia dentro de nosotros que en medida que crece, recién podríamos decir que somos más o menos maduros. A esto que realmente somos le hemos llamado espíritu, chispa divina, ser y esencia. Esta esencia se alimenta de algo también, así como la personalidad de información teórica, la

esencia se alimenta de procesar y decodificar la vida: Comprender. Solemos pensar que la persona es madura en relación a la edad y en relación a lo que posee en la vida. Quitémosle todo, ¿qué queda del "hombre"?. Así, hay personas que llegan a avanzada edad y no tienen contenido interno, no hay sabiduría, sólo información. Son un fidedigno recorte de la muchedumbre. Asimismo, a veces personas que se ven jóvenes en edad fisiológica pero ser como viejos sabios, individuos bastante sensatos, de sentido común, capaces de ponerse emocionalmente en el lugar de los demás, capaces de “poner ¡a otra mejilla” si es necesario. ¿Cuál será la diferencia? En la manera de interpretar, profundizar, procesar su propia vida. Es muy difícil discernir el nivel de ser o contenido interno de alguien, la prueba de fuego es como enfrenta la vida cuando esta aprieta, ¿en qué se afirma cuando todo lo pierde?. En medida de esto, la persona puede tener una esencia madura que sea una fuerza que nada ni nadie se la pueda quitar aunque esté abandonado, perdido, con absolutamente nada a qué afirmarse, siempre se tendrá a sí mismo. La gran tragedia es poner la vida en algo efímero: la personalidad. Darío Salas Sommer menciona que la personalidad es sólo un reflejo del alma común, la cual moldea con un poder insospechado la psiquis del sujeto. Es nada más que una “emanación del depósito común, la cual se incorpora y personaliza en un individuo, quien llega así a tener, si es que se puede usar esta expresión, «un alma animal de su propio peculio», miniaturización y singularización de la gran alma colectiva.” De este modo, el sujeto recibe de sus padres una herencia corporal y genética, y de la humanidad, el legado del poder y de la inteligencia animal. En estas condiciones, ya es muy difícil que el sujeto llegue a sobreponerse a esta compulsión arrolladora y pueda llegar a formar su propia personalidad individual. Debe

conformarse con compartir el destino común de sus congéneres, a no ser que tenga la “suerte” de llegar a una escuela hermética. El autor sostiene que no puede haber un verdadero progreso espiritual y moral si el individuo no corta el cordón umbilical del sistema que lo une a la especie, el cual sustenta las características “bestiales”, las cuales les impide al individuo amar. Muchos padres imaginan que aman a sus hijos, pero mirando profundamente quizás veremos que sólo se aman narcisistamente a ellos mismos a través de ellos, entonces vemos casos de aquellos que parecen muy buenos pero técnicamente son pésimo. Les dan todo lo que desean y no les ponen límites por temor a no ser queridos. Entonces ya estos padres no tienen control, en cierta forma, los mismos infantes “educan” a sus propios padres, generándose un sinnúmero de conflictos emocionales en este pequeño, conflictos que le perseguirán toda su vida mientras culpa a sus irresponsables progenitores. Nadie duda de las buenas intenciones de los padres, en este mundo estamos llenos de buenas intenciones, pero el problema radica en que si estamos ante una sociedad narcisista compuesta -en su mayoría- por individuos narcisos, difícil esperar una mejoría humana, perpetuándose de esta forma el círculo vicioso de la gran miseria. Perfeccionarnos a nosotros mismos es un deber moral, pero no obligatorio. Nadie puede obligar a un otro a realizar un Trabajo interior, en esto existe una cuota de libre albedrio. No obstante, si un posible padre y madre nunca tomaron esa responsabilidad, menos debiesen tener hijos. El futuro de la humanidad no son los niños, en general ellos son más de lo mismo y a veces aún peor, la idea de darles esa connotación fantasiosa es por un pensamiento perezoso e irresponsable. Además que trasluce el narcisismo del padre en el intento fantasioso de proyectar sobre sus hijos aquello que no lograron para ellos mismos. Si un padre tiene una gran imagen, de seguro la proyectará sobre sus hijos, ya no viéndoles como realmente son, sino desde sus propias fantasías.

El futuro está en esos padres que crían, pero un padre que no se ha perfeccionado internamente es casi imposible pueda criar un futuro ser humano útil a la humanidad, sino como vemos, todo lo contrario, y esto, debe ser advertido debido a la inmoralidad que conlleva, ya que todos terminamos perjudicados por la suma de estas partes y el “todos” no es sólo la especie humana. Esta forma perezosa, y a menudo parasitaria de existir tiene como consecuencia que las cosas no mejoren (pues nada mejora o cambia sin una fuerza que se oponga). En otras palabras, la mecanicidad de esta forma de existir es imposible pueda significar un mejoramiento sino un paulatino empeoramiento, igual que una casa que se deja sin realizar limpieza por mucho tiempo, así es la parte interna humana de nuestra especie: sólo mejora la fachada (la imagen) pero lo real (el ser) empeora. Es como una casa que sólo se le pinta y arregla su fachada, pero internamente jamás la ordena y limpia. He aquí una tremenda falta de coherencia entre la imagen hermosa mostrada hacia afuera y la realidad interior ocultada a sí mismo y sobre todo, hacia los demás. Esta bonita fechada representa a los avances tecnológicos e intelectuales que nos hacen imaginarnos más "evolucionados", la casa está pintada con pinturas de última generación y cuenta con tecnología de punta externamente. Pero internamente, lo que realmente importa, es posiblemente un lugar que no tiene nada de hogareño, es un lugar frío y oscuro que quizás por tantos años de nulo orden y limpieza hasta arañas debe tener como huéspedes. Y es esta casa la que se deja como herencia a los hijos, de algún modo traspasada incluso a través de los genes. ¿Y así esperamos que las cosas mejoren?, o quizás a demasiados les da lo mismo, sólo les interesa ellos mismos, por eso ni siquiera reflexionan antes de concebir y traer a este mundo con violencia a alguien que posiblemente no lo pidió, que quizás si nos pusiéramos en su lugar no querría venir o incluso tenernos como sus padres.

¿Quién piensa en el ser que piensa traer?, ¿Tiene un hogar interno limpio y ordenado para recibirlo?. La especie humana pienso que no sabe amar. "Ama" lo que le conviene, entonces imagina que ama pero esto es posiblemente una burda caricatura de lo que en realidad es el amor. El amor no puede ser algo intrínseco sino que nace como consecuencia del nivel de ser o de consciencia individual el cual es resultado del propio trabajo interno. Con claridad meridiana, el filósofo Dario Salas Sommer expresa lo siguiente: «Esta es la verdadera génesis de la miseria espiritual del mundo: en la inmensa mayoría, somos hijos de "malos padres", en el sentido técnico. Padres moralmente indefinidos, ambiguos, con escaso conocimiento para educar adecuadamente a sus hijos ya que hasta el momento ellos han sido ineptos para educarse a si mismos en lo que constituye el supremo conocimiento humano: el adueñarse de la propia persona para conducirla a niveles de comportamiento humano superior en el sentido espiritual, ético y moral. Dominarse a si mismo para evitar ser controlado por las pasiones animales. «[…] El descalabro ético y espiritual del hombre es en realidad el fracaso de los padres de familia, quienes por ser, por lo general, insuficientemente desarrollados y, por lo tanto, incompletos (a nivel humano) no logran transmitir a sus hijos los valores espirituales necesarios, puesto que ellos mismos carecen a su vez de estos.» El vulgo confunde amor con necesidad, no tiene su corazón ordenado en los afectos, entonces imagina que ama porque necesita. Esto es egoísmo puro igual que el infante que dice amar a sus padres, y sus padres lo piensan así, pero realmente ocurre esto porque les necesita, depende de ellos para subsistir. Con justicia se dice que una persona recién, quizás, podría amar a sus padres cuando se independice y no les necesite para sobrevivir.

En ese mismo sentido, es difícil juzgar el carácter de una persona por como nos trata cuando necesita algo de nosotros, se le puede juzgar por como se comporta cuando no nos necesita. Lamentablemente la palabra amor es una de las palabras más prostituidas de todas, se justifica casi cualquier capricho en nombre del amor, es un nombre bonito e irresponsablemente utilizado porque permite disfrazar un defecto de virtud, de disfrazar de ángel a un diablo. La palabra egoísmo, siendo sincera, suena muy mal. No obstante, pocos piensan en la posibilidad de un “sano egoísmo”, aquel por ejemplo que surge en la necesidad de un individuo de pensar en si mismo pero en el sentido de buscar su perfeccionamiento moral y espiritual. Si bien esta necesidad de encontrar el propio bienestar es objetivamente egoísta, el resultado de ello es beneficioso ya que nada mejor para el mundo que existan individuos que sean dueños de ellos mismos, capaces de comprender a los demás, que no se ofenden fácilmente, individuos muy sensatos y con criterio. Actualmente podemos ver que a cualquier cosa se le dice irresponsablemente que es amor ("love is love" dicen por ahí a veces tratando de barnizar con colores lindos conductas bastante cuestionables). Al llamar a todo caprichosamente “amor”, ya nada será sagrado, y puede ser el amor una hamburguesa. Pienso que realmente podemos amar en medida de que no necesitemos. Como decía el psiquiatra Erich Fromm bajo la frase: es "te necesito porque te amo y no te amo porque te necesito". El Amor es la Verdad, la consciencia, la comprensión. Lo opuesto es la Ilusión, la mentira, el error, la ignorancia, la vanidad y narcisismo. Todos los defectos y pasiones son producto de la debilidad del hombre, y tal como afirmara Richard Wagner: “Únicamente los hombres fuertes conocen el amor, solamente el amor incluye la belleza, solamente la belleza produce el arte. El amor de los débiles entre si no puede

producir sino la satisfacción de sus apetencias lujuriosas, el amor del débil hacia el fuerte es humillación y temor, el amor del fuerte hacia el débil es compasión e indulgencia; solamente el amor entre los fuertes es amor”. Se nos ha hecho creer que al procrear hijos estos vienen como una tabla rasa, es decir, con una especie de hándicap a favor que es libre para ser grabado en él lo que se quiera. Lo cierto es que la neurociencia y otras ramas de la ciencia como la epigenética no lo perciben así, estos han considerado la posibilidad de una herencia transmitida de padres a hijos en el momento de la concepción, la cual influye directamente en el destino del vástago para bien o para mal dependiendo de cómo sean los padres a nivel humano. De aquí que “el pecado de los padres lo pagan los hijos”. Al respecto, Ancelin Schutzenberg expresa lo siguiente: “Entre las cuestiones que dejan en herencia los antepasados no están solamente la sangre, el apellido, los bienes o los parecidos físicos. También nos entregan sus conflictos, a menudo no resueltos, y los dejan sin querer en manos de sus descendientes, nosotros, que tampoco sabemos bien qué hacer con ellos.” ¿Qué es la epigenética?, es una teoría que sostiene que el estilo de vida –las influencias del medio ambiente– pueden provocar cambios genéticos en nuestra descendencia y jugar un papel importante en su desarrollo. Lo que se encuentra científicamente comprobado es que la única forma de transmitir información biológica entre las generaciones es a través de los genes que están contenidos dentro del ADN. No obstante, nuestros genes presentan cambios por la influencia del ambiente mediante una especie de rotulación química (el epigenoma) que se adhiere a nuestro ADN y que funciona como un interruptor: modifica la expresión de los genes activándolos o silenciándolos.

Rachel Yehuda, profesora de psiquiatría y neurociencia ha liderado proyectos de investigación como por el ejemplo los cambios genéticos asociados del trauma sufrido por los sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial en la Alemania Nazi. En este estudio, dicen sus autores, se presenta un ejemplo claro en humanos de cómo puede afectar los genes de nuestros hijos en incluso nuestros nietos, siendo, en palabras de Yehuda: “la primera evidencia en humanos de una marca epigenética –de la que tenemos conocimiento– en la descendencia basada en la exposición de los padres, antes de la concepción”. Steven Pinker, profesor de psicología de Harvard argumenta que la mente infantil no es una vasija vacía que la sociedad puede llenar con los valores y comportamientos que prefiera, sino que más bien nacemos con ciertas predisposiciones genéticas. Al respecto Pinker expresa lo siguiente en una entrevista: «Considerar a las personas como organismos biológicos puede resultar inquietante por varias razones. Una de ellas es la posibilidad de la desigualdad. Si la naturaleza humana es una tabla rasa, entonces todos somos iguales por definición. Pero si consideramos que la naturaleza determina nuestras cualidades, entonces algunas personas pueden estar mejor dotadas que otras, o con cualidades distintas a los demás. Quienes están preocupados por la discriminación racial, de clase o sexista preferirían que la mente fuese una tabla rasa, porque entonces sería imposible decir, por ejemplo, que los hombres son significativamente diferentes a las mujeres. Yo sostengo que no debemos confundir nuestro legítimo rechazo moral y político a prejuzgar a un individuo en función de una categoría con la reclamación de que la gente es biológicamente indistinguible o que la mente de un recién nacido es una hoja en blanco.

«El segundo miedo es el de quebrar el sueño de la capacidad de perfeccionamiento del género humano. Si los niños fueran tablas rasas, podríamos modelarlos para que fueren el tipo de gente que queremos que sean. Pero si nacemos con ciertos instintos y rasgos innobles, como la violencia y el egoísmo, entonces los intentos de reforma social y mejora del ser humano podrían ser una perdida de tiempo. Yo defiendo que la mente es un sistema muy complejo con muchas partes, y que se puede hacer trabajar a unas partes del cerebro en contra de las otras. Por ejemplo, los lóbulos frontales, con su habilidad para tener empatía y anticipar las consecuencias de nuestras decisiones, pueden anular los impulsos egoístas o antisociales.[…] «Y en tercer lugar, está el temor al determinismo, a la pérdida del libre albedrío y la responsabilidad personal. Pero es un error considerarlo así. Porque incluso si no existe un alma separada del cerebro que influye de algún modo sobre el comportamiento –e incluso si no somos nada más que nuestros cerebros–, es indudablemente cierto que hay partes de la mente responsables de las consecuencias potenciales de nuestros actos, es decir, responsables de las normas sociales, para premiar, castigar, creer o culpar.» En lo que a mí me parece, tenemos una cuota de libre albedrío y otra cuota de esclavitud. Esa cuota de libre albedrío es sólo en razón del nivel de autoconocimiento, y la parte esclava es aquella en la sombra del desconocimiento. Todo aquello que ignoramos sobre nosotros mismos, potencialmente nos puede hacer daño. Podemos hablar de muchas influencias desconocidas en el momento de la concepción y nacimiento como las influencias planetarias, posición de los astros y el nivel vibratorio de la pareja en el momento de la cúpula, la cual, considero también sumamente relevante en el destino del ser que traerían a este mundo, y en toda esta “ensalada” de diversas influencias, no

puede existir igualdad. Y es que si observamos atentamente a la naturaleza y el universo, no veremos igualdad y en esto consiste una cuota de libertad, paradójicamente en una condición de desigualdad. En este sentido podemos decir que la utopía de la igualdad es una búsqueda envidiosa, resentida e irrespetuosa por alcanzar la destrucción del talento y mérito individual, convirtiendo a todos en mediocres (un comportamiento medio, tirando a malo). Pero poco y nada se habla de equidad, que es la cualidad de no favorecer el trato de una persona perjudicando a otra. Tiene relación con la justicia, pues la igualdad no puede ser justa si atenta contra la individualidad. Esta, la equidad, es la cualidad que consiste en dar a cada uno lo que se merece en función de sus méritos o condiciones. Guste o no, un delincuente no puede ser que goce de los mismos méritos y condiciones –en algunos países gozan de mayores méritos– que la gente honrada y justa. Por dar sólo este ejemplo podemos ver que la utopía de la igualdad es una de las más grandes formas de injusticias y por lo tanto, en su práctica es inmoral. Ser justo, necesariamente requiere de fortaleza. Una fortaleza es la concentración, esta tiene relación con la fortaleza, la atención. Por ejemplo, siempre se pide atención a los alumnos en alguna clase, ¿Pero quienes enseñan dan atención a su vez a los alumnos en forma individual? La atención es algo bastante olvidado. En el idioma inglés se dice "pay attention", que literalmente sería: "pagar atención". Nada es gratis, ni siquiera la capacidad de atender. Se podría decir que si pongo mi atención, debo "pagar" por ella, en sentido de concentrar mis fuerzas mediante cierta disciplina que me permita dejar de identificarme de mi minúsculo mundo al que tanta importancia le doy. La atención, pienso tiene mucha relación con el amor, un bien escaso estos días, pues para amar, debo aprender a extender mi atención más allá de mi ego. Así, "he de llegar a ser capaz de amar al otro

aunque me odie", "he de ser capaz en interesarme en lo que al otro le interesa, aunque a mí no me interese". ¿Cómo podría considerar externamente si paso considerando interiormente?, ¿Cómo podría yo tener empatía si pienso que todo gira alrededor mío?, ¿Cómo puedo ponerme emocionalmente en el lugar de los demás si yo no me encuentro en contacto con mis propios sentimientos, sino más bien, identificado con un falso yo?. No podemos dar lo que no tenemos. Pensamos tener atención, pero esta se encuentra secuestrada generalmente en mayor o menor medida por el propio egoísmo. Por eso es un bien escaso, tener cierto dominio sobre la atención es algo que nos va haciendo más humanos y menos máquinas. Una máquina si pone atención será capaz de sólo ver lo que está configurado en su programa pues su programa le hace atender una cosa u otra, y nada más, y a menudo lo hará por algún objetivo, como por ejemplo, por el interés de conseguir algo de un otro. En cambio, un individuo más humano simplemente atiende lo más profundo de un otro, lo que nos une a pesar de todas las apariencias. Una máquina no es capaz de profundizar, un ser humano -en toda la extensión de la palabra- puede llegar al mundo del significado, en todo lo existente. En síntesis, la capacidad de dar atención a un otro puede ser una de las mayores muestras de amor debido a su impersonalidad y es necesaria en la educación, de modo que también los niños al recibir este amor, puedan estar preparados para entregarlo al mundo. Nathalie de Salzmann, discípula de Gurdjieff advierte: «Educar y aprender no es tan sólo una parte de la vida sino la vida misma. La meta de la educación debiera ser preparar hombres y mujeres “inteligentes” y seguros de sí mismos, que sean capaces de valorar los principios del

“ser”, que vienen dictados por una consciencia moral sólida y bien formada, y debería comprenderse como un proceso continuo desde el nacimiento para prolongarse durante toda la vida.»

ETIMOLOGÍA DEL OCIO "Mientras no seas consciente de la ley infinita del morir y del volver a nacer, eres meramente un vago invitado a un mundo oscuro." – Goethe

La persona de genio requiere soledad y tiempo libre. Necesita disfrutar de una esfera privada que brinde espacio y sosiego para

poder reflexionar, escribir y crear una obra de significativo valor cultural y social. El ocio, del latín Otium, es la actividad noble del individuo que se dedica al estudio, las letras, las artes o el servicio público que tiene como finalidad la búsqueda del bien, la verdad, la belleza o la gloria. Por otra lado, el ocio está en contraposición a la actividad burguesa de Nec-otium o en castellano neg-ocio. La tarea mecanizada, monótona, enajenante del individuo máquina que por un sentido de obligación y obediencia produce mercancías en busca de dinero y consumo. En la antigüedad, el otium y el nec-otium eran la manera de distinguir al hombre libre del esclavo. El filosofo alemán Nietzsche dijo: “Quien no disponga de dos tercios partes de su jornada para sí mismo es un esclavo, independiente de lo que sea además: político, comerciante, funcionario o erudito” Es curioso que la palabra trabajo viene de tripalium, en latín, un instrumento de tortura usado en los tiempos antiguos. Por otra parte, la palabra escuela viene del griego skolé o en latín schola que significa ocio. La mayoría de los genios y sabios de la antigüedad eran autodidactas, se enseñaban a si mismos a través de la observación, auto-conocimiento y reflexión. Cabe decir que no se está desaprobando el trabajo como la actividad creadora y gratificante necesaria para satisfacer las necesidades físicas y psicológicas del ser humano y la sociedad. La critica va dirigida a la glorificación del trabajo burgués que esclaviza y embrutece a la humanidad. El burgués nunca tiene tiempo y siempre está de prisa. Solo tiene tiempo para los negocios y el lucro. Francamente, es el peor trueque de todos. Su vida por dinero. Su alma por consumo. Como ya en su época dijo el escritor irlandés Oscar Wilde “Vivimos en la época de los supertrabajadores y de los

infraeducados; en la época en que la gente se aplica tanto al trabajo que se vuelve totalmente estúpida.“ El otium es la base de la cultura. El otium es el alimento del artista creador. Esa persona que goza del acto mismo de crear. Aquel personaje que mientras vive, la sociedad lo desprecia, pero después de su muerte será aplaudido por sus aportes. La cultura sería otra, si muchos de los artistas, filósofos, poetas, intelectuales, escritores y músicos de nuestra historia universal hubieran desperdiciado sus vidas trabajando de 8:00 a 20:00 de lunes a viernes sin descanso, fabricando productos y obedeciendo ciegamente los intereses de un mercado capitalista. “Nunca he estado menos ocioso que cuando estoy ocioso, ni mas acompañado que cuando estoy solo”. Esta es una célebre frase del célebre romano Escipión, el Africano; extraída de los escritos del filosofo y político romano Marco Tulio Cicerón. El ocio, en síntesis, es una actitud ante la vida. Una forma de vida que se apoya mayormente en el ser y no en el tener. No obstante, no me malinterpreten. El trabajo es necesario, el problema es que antes de lanzar al mundo al individuo no se le enseña primero el arte de vivir. Todo exceso es un defecto y sólo la consciencia puede advertir cuando se incurre en excesos, pues todo en este mundo tiene consecuencias positivas para ciertos aspectos, y negativas para otros. Nos falta sabiduría para poder saber elegir y no actuar por inercia. La Tradición nos dice que una forma de reconocer el avance espiritual o humano de un individuo está en directa relación con su dominio sobre la inercia. ¿Qué se entiende por inercia? inercia nombre femenino 1.

Incapacidad que tienen los cuerpos de modificar por sí mismos el estado de reposo o movimiento en que se encuentran. Se refiere tanto a la incapacidad de efectuar cambios deliberados entre un exceso de reposo o exceso de movimiento. Por lo tanto, la equilibrada alternancia entre ocio y trabajo es necesaria para vivir en este mundo. El vulgo se ve arrastrado por la inercia de forma que su conducta, emociones y pensamiento es compulsivo, mecánico. Se mira a sí mismo en ciertas actividades y a los demás pensando que son voluntarias pero mirando más profundo esto puede ser un gran autoengaño. Todo es consecuencia de influencias que desconoce, pero sus mecanismos de defensa se las arreglan lo más bien para, por ejemplo, justificar y racionalizarlas. En realidad sólo puede actuar o “hacer” algo realmente es aquel individuo dueño de sí mismo capaz de tener cierto dominio sobre la inercia de sus pasiones y mecanismos de defensa. Volviendo a la ley del esfuerzo o trabajo, por siglos hemos culpado a la cultura de turno de nuestra falta de libertad, con cierta razón, pues incluso para tener "beneficios" (cosas básicas) como salud y vivienda, debemos ser verdaderos autómatas dignos de estar dentro del sistema. "El esclavo es aquel que espera ser liberado" nos decía el poeta Ezra Pound, y ciertamente, desperdiciamos tiempo valioso -la oportunidad de cada vidaesperando que "llegue" algo o alguien a liberarnos. Mientras tanto, si vivimos en el campo, culparemos quizás a la Naturaleza porque debemos trabajar muy duro en verano para abastecernos para el duro y frío invierno, con miedo a que alguno de nuestros seres queridos no contraiga una terrible enfermedad. La ley del trabajo en este sentido es esclavizante donde se mire. Una ley para que sea tal, debe ser “obedecida”, por cualquier sistema imaginable: cuerpos, ríos, máquinas, planetas, galaxias, mundos internos y externos tal como propuso el ingeniero

estadounidense Adrian Bejan con su teoría de la ley constructal a finales de los años 90. Mantener el mismo cuerpo físico es una esclavitud - causante del dolor, según Buda-, pero, ¿somos ese cuerpo?. En realidad, bien decía Gurdjieff que la liberación debía ser interna, siempre internamente primero, no al revés como la mayoría piensa. Quien se libera desde adentro, eventualmente lo hará afuera. Pero primero, debo yo un día comprender con cada órgano, caso neurona y cada célula de mi vehículo físico, que estoy en una prisión y que nada debe ser más importante que escapar de ella. El Trabajo Interno es como "la cuchara" para cavar la salida. Mi labor es administrar varias "cosas": tengo un microcosmos a mi cuidado, he ido formando y limpiando un Alma y a la vez, YO Soy. Esta es la Trinidad. Este es el Triángulo Soy "dos" porque está el YO y está el cuerpo fisico a mi cuidado para cada vida con el Alma auto-heredada de las anteriores. Ese YO está en lo Alto, esperando a que mi Alma lo alcance. Es mi Alma la que me empuja hacia el Cielo, es mi Alma la que ama al Espíritu, y el Espíritu ama al Alma, este es el Matrimonio Perfecto. Sin embargo, Alma no todos tenemos, el Alma, nos dice la Tradición que debe ser creada como un hijo. En efecto, nace del "hombre" y de su simiente espiritual La Trinidad es: Padre, Hijo, Espíritu Santo. Sólo se llega al Espíritu a través del Hijo. Este es el espejo que te entrego. Un humilde espejo. Nada más porque ya está todo en ti.

EL SUFRIMIENTO HUMANO “Yo no soy lo que me sucedió. Yo soy lo que elegí ser.” –Carl Jung

Anteriormente mencioné que la depresión me parecía una especie de “oportunidad” de ver la realidad un poco más de cerca debido a que los mecanismos de defensa podían dejar de operar al menos tan activamente. No obstante, debo enfatizar en que el resultado constructivo de esta experiencia vital, padeciendo este trastorno afectivo, depende exclusiva y únicamente de la forma en que enfrentamos este sufrimiento, es decir, de nuestra actitud interna. Es sensato que nuestros cimientos morales en este mundo estén inspirados en el estoicismo (como también expuesto en páginas anteriores). No existe en este mundo quien no sufra por algo, ya sea rey o plebeyo, rico o pobre, hombres o mujeres; todos compartimos el común denominador de la vulnerabilidad y con esto, sea evidente en algunos casos o no, el miedo a lo desconocido. Los defectos personales son inseparables del yo de la personalidad, no obstante, en individuos virtuosos los defectos son a menudo prácticamente invisibles al contrastar con su elevado nivel humano. Los sabios nos dicen que únicamente el sufrimiento verdadero permite llegar a la llamada “temperatura de fusión”, de la cual hablaban los antiguos alquimistas, que permite derretir la programación y sublimar los metales viles (los defectos). El filósofo Ramasse Radullá expresa lo siguiente: “Una persona puede sufrir mucho y no aprender ni sacar provecho de su sufrimiento, y esto sucede cuando se está en un «falso» sufrimiento, el cual no toca la programación del individuo y no produce, por lo tanto, ninguna purificación espiritual. Es absolutamente necesario «desprenderse de estos falsos sufrimientos», que nunca son provocados por situaciones naturales, sino por el mismo individuo, y a los cuales el ser humano vive tan apegado porque alimentan muchas veces sus ambiciones desmedidas de manera

neurótica y llenan así en forma artificial sus vacías existencias” Así, mucha gente puede orientar su identidad en el sufrimiento y no logra abandonarlo porque su identificación se encuentra atrapada allí, si le quitan el sufrimiento sería como matarles. Por ello debemos un día aceptar nuestra oscuridad y nuestra luz, de modo de que la personalidad deje de ejercer la mayor influencia en nuestras vidas y se convierta en un vehículo pasivo del conductor activo que sería la Esencia Espiritual. Todos en la humanidad sufrimos en diversos grados y además de forma real o imaginaria. De forma real puede ser una enfermedad física dolorosa, puede ser la pérdida de un ser querido, la pérdida de un trabajo, los horrores de la guerra, la bancarrota financiera, etc. Un sufrimiento imaginario pueden ser cosas que se temen que ocurran pero no han ocurrido, y quizás, jamás ocurran. Entonces la persona vive imaginando diversas escenas de situaciones dolorosas y frente a esto sufre, por lo que vive en un estado constante de stress y ansiedad. Ante esto último, mucha gente vive deprimida, pues es tremendamente desgastador, por lo que a menudo se sienten hasta agotados de sí mismos y no es para menos, pues se ven incapaces de soportarse a ellos mismos ya que no logran actuar de otra manera. Podrán decir: “la vida no tiene sentido”, y tienen razón, no tiene más sentido que aquel que ellos pueden darle al profundizar en ella, para lo cual, necesariamente se requiere la energía que se ha perdido en forma involuntaria. Muchas veces la depresión es una crisis interior, aquella que pide a gritos descanso. El depresivo al no poder jamás descansar, a menudo puede pensar en quitarse la vida, esto es un llamado simbólico, un llamado al inalcanzable descanso, una inalcanzable paz. Por supuesto hay diferentes tipos y grados de depresión y hay abundante información académica, acá hablamos de la depresión en forma generalizada. No es de extrañarnos que en casi todos los países la gente manifieste cuadros depresivos crónicos, pareciera

en muchos casos que el estilo de vida moderno, con las aparentes comodidades no ayuden mucho, sino sea contraproducente. Cada vez la gente se mantiene más hiper-conectada, usando múltiples redes sociales para comunicarse y exhibirse en una gran vitrina digital ante gente que ni siquiera le importa. Debe mantenerse “online”, debe ser visible a modo de “mantenerse con vida”. Esta idea a mucha gente le puede parecer risible, pero ya existen incontables estudios en cómo existen millones de casos de gente que ha dejado las redes sociales manifestando síntomas propios de alguna adicción al alcohol, drogas o una perdida afectiva significante. No diremos sobre esto que las redes sociales sean el problema ni que son negativas, todos los problemas del mundo no son externos, sino internos. Todos los problemas del mundo son problemas de consciencia. A falta de consciencia, cualquier elemento que tengamos a nuestra disposición podría eventualmente esclavizarnos. Michel Foucault sostenía que los sistemas coercitivos explotaban al ciudadano siguiendo el modelo del panóptico de Bentham (controlando exteriormente su actividad, observando sin ser observado), ahora han sido sustituidos por un sistema de dominación que, en lugar de emplear un poder opresor, utiliza uno seductor por el que la gente se somete por sí misma a la observación. Si en el panóptico de Bentham los individuos estaban aislados, en el digital se comunican entre sí. El filósofo Byung-Chul Han expresa ante esto que estamos ante un “enjambre digital”, que lejos de ampliar la participación, implica una despolitización de la sociedad. Muchos saben cómo después del caso Snowden en 2013, caso de denuncia del espionaje masivo por las agencias de inteligencia de los Estados Unidos, la idea de un panóptico digital parece bastante veraz. Vivimos en un cierto tipo de sociedad en la que estamos al borde de un embotamiento producido por el medio digital, y esto

trae nuevas formas de alienación y un tipo de incomunicación aún mayor por irónico que parezca. Para Karl Marx el trabajo conduce a la alienación. Pienso que depende las condiciones del trabajo, después de todo cualquier actividad humana en bajo nivel de consciencia pienso que conduce a la alienación, cualquier actividad, incluso aquella que nos apasiona realizada en bajo nivel de vigilia nos programa y perdemos energía no recuperable. En cambio, incluso lavar platos con total concentración en el momento presente nos llena de una energía que se acumula en el tiempo. Pero mientras no dejemos de culpar a algo externo, jamás podremos desarrollarnos. Reflexionemos en el significado de la palabra “alienado” según la RAE: “1. Acción y efecto de alienar (‖ enajenar ). 2. f. Limitación o condicionamiento de la personalidad , impuestos al individuo o a la colectividad por factores externos sociales, económicos o culturales.” Muy clara descripción a la cual me gustaría agregar lo siguiente para efectos de ser más precisos en cuanto a lo que deseamos comunicar: nuestra personalidad, como hemos ya leído, es un constructo alienado, por lo tanto es una limitación o condicionamiento de la Esencia. No obstante, esta personalidad crece en desmedro del ser mediante su programación como consecuencia directa de nuestro escaso nivel de vigilia. El hecho de que no se nos enseñe primero a aumentar nuestra consciencia antes, y sólo antes, de comenzar a aprender cosas, no es de dominio ni interés cultural por motivos de esclavitud humana que más de alguno podría levemente sospechar. Volviendo al trabajo, es Ley en este mundo lo queramos aceptar o no. Nuestro mismo organismo trabaja día y noche por mantener o recuperar la homeostasis, si un solo órgano decidiera dejar de trabajar, podríamos morir. Por otro lado, quizás no nos

encontramos esclavizados en cadenas pero si muchos a través de la deuda o la manutención de su nivel de vida. Epicteto fue un esclavo en cadenas, obligado a dar su vida a cambio de un plato de comida y sin embargo, allí en ese mismo sufrimiento se venció a sí mismo y finalmente triunfó. Por ello siempre decían sabios como Gurdjieff: “recuérdese a sí mismo siempre y en todo momento”, pero no los escuchamos, no queremos ser impecables. Como no no los escuchamos, insistimos en siempre culpar a algo externo por nuestra incapacidad de dominarnos. No se puede negar que en estos tiempos, para la población generalizada, las horas laborales son extenuantes, no dejándoles casi espacio para la vida personal, mucho menos para el ocio. Todo exceso es un defecto: ni demasiado trabajo, ni demasiado ocio. ¿Pero quién puede discernir cuándo algo es un exceso?:la consciencia. ¿Qué puede cambiar un estado de inercia por otro?: La fuerza de voluntad. Pues ocurre que hay dos fuerzas que chocan, y estas dos fuerzas son parte de todo en esta vida: una fuerza activa y otra pasiva, una que afirma y otra que niega. Pero como sostienen tantos sabios, la voluntad no es algo inherente a nuestra condición, sino que debe ser una fuerza desarrollada a través del trabajo consciente. En otras palabras, desarrollar voluntad requiere disciplina, y esto es hacer muchas veces lo que no se desea, pero constituye lo correcto para ciertos efectos. En estos tiempos, es indudable en muchos casos cómo la tecnología y avances de la ciencia permiten mayor comodidad al ser humano. Fácilmente puede evitar el calor del verano en una oficina o automóvil con aire acondicionado, fácilmente puede evadir también el frío. No debe asumir la penosa tarea de recorrer a pie largas distancias por poseer mejores medios de transporte. No obstante, volvemos nuevamente a lo expresado anteriormente: sin consciencia del bien y el mal es imposible saber a dónde nos puede dirigir lo aparentemente positivo o lo aparentemente

negativo. Bien y mal son dos polos ilusorios, no obstante, es más correcto quizás referirnos al la verdad y el error. Reflexione el lector: ¿Quién puede potencialmente desarrollar más carácter y voluntad, el individuo que conduce a su trabajo en un automóvil de última generación o aquel que debe ir a pie a menudo soportando diversas incomodidades?. Destaquemos en lo anteriormente expuesto que puede “potencialmente” desarrollar más fuerza, dependiendo de la actitud interior que mantenga en estas condiciones aquel que debe pasar por incomodidades. El lector debe comprender que este es sólo un ejemplo aislado. Cuando Nietzsche nos decía: “lo que no me mata me hace más fuerte”, pienso que tenía razón pero que faltaba el ingrediente de la actitud interna, es decir: cómo nos tomamos las cosas, cómo las interpretamos, cómo las procesamos. De aquí podríamos quizás deducir de un ejemplo imaginario (y que ocurre realmente cambiando los eventos), de dos personas que presencian una situación horrorosa, uno de ellos sale de esta situación con fuerza y otro puede salir debilitado, con serios traumas difíciles de disipar excepto quizás mediante el trabajo terapéutico. La razón de esta diferencia puede quizás encontrarse en el contenido interno, por ello se hace énfasis en la urgencia de recordarnos a nosotros mismos, en mantener la fijeza del YO. No obstante para quienes no hayan aún creado un “Amo de Casa” o YO Volitivo, estas palabras pueden significar nada. Por ello más adelante en este mismo libro, expongo el método de creación de un YO, método legado de tiempos inmemoriales, sólo así en el futuro el estudiante podrá volver a leer este libro no en forma memorista o vana curiosidad, sino digiriendo de una manera nueva y efectiva. Esto es crucial para eventualmente aprender a “poner la vida en el ser”.

El verdadero sentido de la vida en este planeta es el de hacer crecer lo que realmente somos: el ser, la chispa divina. Esto lo podemos interpretar como: “llegar a alimentarnos de la vida en vez de que la vida se alimente de nosotros”. Sin embargo, para llegar a ese “poco”, antes debemos saber mucho. Nietzsche nos hablaba también del “Amor Fatis” (o amor al destino), una forma sensata de vivir en el cual no se encuentra la irracionalidad que caracteriza la neurosis moderna de buscar controlarlo todo. Entonces, en esta condición enajenada prolifera el interés casi obsesivo por adivinar lo que vaticina la astrología, brotan como hongos los supuestos métodos del estilo “El Secreto” para atraer a nuestra vida lo que deseamos caprichosamente, proliferan los gurúes de autoayuda que hablan de pensamiento positivo pero su método no es positivo, llenando más las páginas y seminarios con relatos auto-referentes. El individuo se mantiene muy lejos de su centro, vive constantemente perturbado, como borracho lejos de su opuesto: la serenidad. ¡La serenidad!, ¡Qué bien más valioso para nuestra alma y sin embargo, tan escaso!. Hay gente que no ha estado serena por años, una vida entera absorbidos y triturados por el gran molino de la existencia. El individuo ha olvidado que ese bien superior se encuentra en su interior, se ha olvidado de sí mismo. Se ha enfocado en poner su energía en cosas que encuentra valiosas y que no están bajo su control, entonces, vive aterrado. Hay gente que puede verse muy segura de sí misma, pareciera tener todo muy resuelto, pero si profundizamos, encontraremos este temor que tapan con una imagen. Esta condición es definitivamente deprimente, es la Esencia que sufre muchas veces, esperando ser escuchada. Pero lejos de escucharse, el hombre moderno más se tapa los oídos, más repudia su chispa divina y en consecuencia, más se aleja de el camino evolutivo al darle valor a una porquería que es su imagen. En El Silencio Habla, Eckhart Tolle nos expresa lo siguiente:

“(…) Si no hubieras sufrido como has sufrido, no tendrías profundidad como ser humano, ni humildad, ni compasión. No estarías leyendo esto. El sufrimiento abre el caparazón del ego, pero llega un momento en que ya ha cumplido su propósito. El sufrimiento es necesario hasta que te das cuenta de que es innecesario.” Discernir cuándo un sufrimiento es innecesario, estéril, es clave. A veces se puede ser autoindulgente con sufrimientos imaginarios y a la vez resistirse a lo que es el sufrimiento inevitable. Así se vive sufriendo, es la resistencia lo que hace más sufrir. Lo cierto es que la alternancia constante entre placer-dolor nos conduce al sufrimiento, tenemos algo y tememos perderlo. Luego, si lo perdemos, por supuesto, se sufre. De ahí que a mucha gente le parece todo un absurdo. Pienso que a menudo el joven adolescente presente este aparente sin sentido, y se rebela, pero a menudo de formas nada de constructivas. Lamentablemente nos encontramos en tiempos en que pareciera que emocionalmente muchos individuos aún a avanzada edad persisten en la adolescencia o estadios infantiles. Sufren terriblemente cuando algo no lo obtienen como desean, tienen muy baja tolerancia a la frustración y esto les hace proclives a todo tipo de vicios y el buscar el camino de menor esfuerzo para obtener sus objetivos. El rey filósofo Marco Aurelio nos decía: “Un hombre se compara y se estima a sí mismo por una idea que es superior a él, y un hombre malo, por una menor que él. La primera produce una aspiración, y la otra ambición, que es la forma en la que un hombre vulgar aspira”. Es por esta razón que siempre a través de la historia conocida de la humanidad, la gran mayoría de la gente ambiciona a emular a individuos mediocres o peores que ellos, porque es como que ya se reconocieran muy por debajo y esto les molestará profundamente en vez de motivarles, entonces en su incapacidad

de admirar a quienes sobresalen, les envidian, conformándose, pues un objetivo mediocre jamás les obligará a salir de su comodidad, esforzándose, sufriendo por un sentido superior y realizando los sacrificios necesarios. No ocurre igual con el individuo de nobles aspiraciones, que está dispuesto a pagar el precio por alcanzar su ideal. Este último es como el águila que mira al cielo, mientras el primero es quizás como la lombriz apegada al suelo. Por siglos hemos culpado a la cultura de turno de nuestro sufrimiento, de nuestra falta de libertad, con cierta razón; pues para gozar beneficios básicos como salud y vivienda en muchos países hay que considerar una verdadera esclavitud.

EL CEREBRO NOS ENGAÑA

Hemos repetido una y otra vez, abusando quizás de la paciencia del lector el hecho de que debemos conocernos a nosotros mismos y vencernos a nosotros mismos. Se repite, de una y otra forma porque esto es el espíritu de la obra: profundizar, “quintaesenciar”. Frente a todo esto, el ser humano dentro de sus orgullos imaginarios, piensa que lo más grande y sagrado que posee es su cerebro. Como “animal pensante”, cree que este sólo hecho le hace superior a todas las otras especies, así vemos a notables científicos e intelectuales que defienden ciegamente sus ideas, pero que jamás en su vida probablemente las han sometido a un cuestionamiento en un nivel de vigilia más elevado. Al tener menor consciencia, no se les ocurre ni por asomo al parecer, pensar en si su gran inteligencia pueda servir para cuestionables propósitos (como el inventor de armas de destrucción masiva). Por fuera pueden ser individuos famosos, celebridades, personas de gran prestigio social debido a sus logros valorados culturalmente, con una gran inteligencia, pero quizás con un nivel de consciencia menor que un modesto pescador que a los ojos del vulgo pareciera “poca cosa,Así se ve a veces como un individuo no muy inteligente, puede ser bastante consciente, modesto,

moderado, capaz de tener empatía y ser bastante sensato en sus actitudes. En cambio, podemos frecuentemente ver lo contrario en aquellos “genios del intelecto”. Y no es que la capacidad intelectual sea negativa, es el uso de esta capacidad. Por esta razón, el “animal pensante” puede en potencia ser cercano a los dioses en su bondad y altruismo, o ser un monstruo como consecuencia de la inercia de sus pasiones. El problema del mundo se debe principalmente a esto último, la mayoría de los países, por ejemplo, se encuentran gobernados por verdaderos criminales. Lo natural es que en este mundo algo se corrompa, en cambio el perfeccionamiento requiere un esfuerzo titánico. Lo mismo ocurre con todo aquello que sentimos atracciónrepulsión, perfectamente puede un defecto de mi personalidad llevarme a sentir ciertas inclinaciones por una cosa y otra, pero no nos cuestionamos. Por ejemplo, cuando una persona dice que está siguiendo a su corazón, suena muy bonito, sin embargo en la mayor parte de los casos es el sistema límbico el que anda haciendo de las suyas. Cuando una persona busca posesiones para sentirse segura, es altamente probable el cerebro reptil haciendo de las suyas. El homo-sapiens. Aquel contradictorio mamífero que se siente mayormente inclinado a simpatizar ciegamente con ideologías que representen sus defectos y pasiones que aquellas que sean fruto de sus virtudes. Es mucho más fácil reunir a la gente en una cruzada de odio que de amor, de guerra que de comprensión. ¡Si tan solo nos conociéramos primero a nosotros mismos antes de caprichosa e irresponsablemente osar enarbolar bandera alguna!.Y el auto-conocimiento no comienzan por la parte “dulce” de conocer al YO Superior o el Amor Incondicional, sino a conocer las pasiones, defectos, lo que se encuentra en nuestra sombra. Es un camino doloroso a través de ese infierno para recobrar el Alma. Mientras mayor importancia personal, más doloroso y difícil es.

El principal componente de la mecanicidad en el individuo se encuentra situado en el complejo-R de nuestro cerebro, o cerebro reptil. Esta parte de nuestro cerebro ejerce principal influencia por ejemplo en las conductas ritualistas. Ritualismo: Apego exagerado a los ritos y a las normas formales establecidas. Todos vemos cómo cultural y socialmente realizamos y/ó celebramos cosas que ni siquiera nos hemos detenido a cuestionar si quizás al menos tiene un sentido. No, se piensa y se realizan cosas porque "casi todos los demás lo hacen". En el caso del neocórtex, este rara vez se ve en la gente operando debido a que tiene relación con la razón, parte del cerebro que se ve sobrepasada por la emocionalidad ciega del sistema límbico. Mientras el individuo no sea dueño de su propio cerebro, jamás será libre aunque goce en lo externo de una vida aparentemente feliz o "realizada", ya que podrá aceptar solo aquello que está configurado en su programa, negando todo lo demás. De ahí que cada cual vive en su diminuta cuadrícula de realidad. Los animales tienen impulso, no racionalidad, según Séneca. En cambio, el ser humano tiene razonamiento (en potencia), que le permite reflexionar antes del impulso. En tiempos de libertinaje o de ambigüedad, se ve abolida la razón por completo, a nivel cerebral el neocórtex queda sobrepasado por la condición netamente emocional del sistema límbico y, por supuesto, la impulsividad del complejo-R o cerebro reptil. Esta es la razón de por qué vemos tanta bestialidad y tanta gente se horroriza ante la brutalidad expuesta en hechos cotidianos a nivel mundial, no comprende que estamos en un cuerpo animal (con todas sus letras), no le toma el peso, e imagina que intrínsecamente ya por "obra y gracia" de la vida, son naturalmente de condición humana. Si le tomáramos el peso pondríamos "manos a la obra" en nuestro trabajo interno,

inmediatamente, sin excusas. Pero optamos por seguir soñando, leyendo frases bonitas, que venga Jesús, los ángeles o los extraterrestres a salvarnos, o nos salve una ideología de turno a cargo de “los mismos poderosos de siempre” que tienen un gran club al cual la mayoría de nosotros no estamos invitados. Podríamos deducir, sin temor a equivocarnos, que sólo los "corazones impuros" buscan el poder personal, entendido como poder sobre los demás. Según lenguaje de Cuarto Camino diríamos que esto emana del centro instintivo, o según neurociencia hemos dicho que de el cerebro reptil (Complejo-R). Entre victimas y victimarios, ninguno parece buscar la brecha justa. Esto ocurre en la política en forma total y también en las grandes corporaciones (sobre todo que son sociedades anónimas nadie se hace responsable). Asimismo, en general toda ideología que intenta imponerse a la fuerza (con aparentes buenas intenciones) pero que también desean -en el fondo- poder sobre otros. A ti te pregunto querido lector: ¿cómo siendo un oprimido no pasas a ser un opresor?, ¿cómo mantienes limpio el corazón libre de resentimientos, odios y envidias?. Todo los sabios hasta el cansancio nos han repetido que el poder sobre nosotros mismos es el único poder real que muy pocos buscan en un mundo que se habla mucho de amor pero pocos comprenden qué es y usándolo como bandera de lucha igual que los fanáticos "religiosos" (entre comillas porque aquellos que eran intolerantes y cometieran toda suerte de aberraciones no eran verdaderos apóstoles del amor) que cometieron las más grandes atrocidades en la historia, pues jamás comprendieron lo que era aquello que predicaban ni sabían en el fondo qué móviles pasionales les hacían buscar hacer las cosas de ese modo. Es difícil la especie cambie en esto, a lo largo de la historia sólo se ve guerra y nada de comprensión. Si queremos

comprender el presente debemos indagar también en el pasado. Cual serie televisiva como Game of Thrones, es una lucha de poderes y sólo unos pocos se niegan a jugar el juego o usar el poder en forma justa. Dicen que es algo inherente al diseño incompleto humano que nos toca Trabajar para completar nosotros. El mayor autoengaño es imaginar que ya estamos completos. Estamos en una cultura de autoayuda en que nos dicen que debemos "ser nosotros mismos", pero ese "ser uno mismo" podemos acceder luego de un largo trabajo de auto-conocimiento en que primero vayamos descubriendo lo que no somos. Veremos, quizás, que hemos defendido toda una vida algo que no éramos con ideas y emociones que no éramos y así, creíamos ser "libres". Darío Salas Sommer en su libro ¿Cuánto Vale una Persona? describe lo siguiente que nos sirve como ejemplo concreto para un “darse cuenta”: Conoceremos a una familia muy interesante y respetable que posee admirables hábitos de conducta:

- Selección y preparación del hogar - Establecimiento de un territorio - Uso de todas las posibilidades del hogar - Muestra preferencias de lugar - Sabe rastrear y perseguir cuando es preciso - Delimita muy bien su territorio - Patrulla y vigilia su territorio - Practica rituales de exhibición de poder para defender su territorio - Sabe establecer una lucha inespecífica para defender su territorio

- Hace exhibiciones de triunfo cuando se defiende exitosamente - Asume posturas de sumisión cuando se rinde - Sabe cazar - Regresa siempre a su hogar - Atesora y acumula cosas y alimentos - Participa en la formación de grupos sociales - Establece jerarquías sociales - Saluda a sus semejantes - Se acicala cuidadosamente - Se aparea - Cría a sus hijos - Le gusta agruparse en rebaño - Emigra a otro lugar cuando sus condiciones de vida no son propicias

¿Se trata acaso de sus vecinos? No, se habla de nuestros antecesores: son los reptiles, de quienes heredamos uno de nuestros tres cerebros, que corresponde a nuestra parte primitiva. La fría realidad nos demuestra que el cerebro reptil es el que ejerce control mayoritario de las funciones cerebrales, aunque muchas veces es moderado por el neocortex. Por supuesto, todo esto es automático en la máquina. El cerebro reptiliano es responsable de la autopreservación y allí se desarrollan los mecanismos de agresión y conductas repetitivas. Está siempre activo aún durante el sueño y repite continuamente, de manera

mecánica, los mismos patrones de conducta. Nunca cambia y no posee capacidad para aprender de la experiencia. Es rígido, obsesivo, compulsivo, ritualista y paranoico, y es la sede de la "memoria ancestral".

Quizás sea muy dificultoso digerir lo anteriormente expuesto, pero reconocer y “tomar el peso” a todas las evidencias en nuestra condición humana, es necesario para alcanzar la sanidad como consecuencia de la propia completitud. ¿Cómo podemos sanarnos si negamos una enfermedad?, ¿Cómo podemos despertar si nos imaginamos despiertos por el solo hecho de tener los ojos abiertos en el día?, ¿Cómo podemos estar completos si negamos aspectos en nosotros mismos?. Este es el verdadero camino del autoconocimiento, como hemos dicho al comienzo: “dedicado a los pocos”. No obstante, estoy convencido que estos “pocos” ayudan más que miles que vienen a este mundo solo a entregar su cuerpo de abono al reino vegetal, de alguna manera, los “pocos” son una “fina selección”, individuos seleccionados por su propio ser, quienes, deben ayudar en un balance necesario para la manutención de la vida en este mundo. La filosofía siempre ha existido como un método noble y necesario para ayudar al ser humano a pensar correctamente, limpiando el espejo teñido de su imaginación para lograr mirar la realidad tal cual es, pues busca la verdad. Pensar es el cuestionamiento del método e ideas preconcebidas. No obstante, es más importante la consciencia, sin la cual, no existirá un “conocimiento viviente” y esta inteligencia de la cual tanto se enorgullece el ser humano, se encontrará al servicio de sus pasiones. De ahí que lo sensato es que antes de llenar nuestro cerebro de información, nos conozcamos a nosotros mismos.

VALLE DE ROSAS

Este, mi mundo no es un valle de lágrimas sino un valle de rosas, Este, mi mundo pareciera tener más espinas, Pero nada se compara a la flor más hermosa.

Algunos ven sólo el dolor del pinchazo que nos clava una espina, Otros sólo ven sólo la hermosura y suave dignidad de la rosa ante la despejada vista.

Unos niegan las espinas, Otros niegan la rosa. Acompáñame al jardín y mira, ¡Esto se manifiesta en todas las cosas!.

Si, hermano mío, hay más espinas que rosas, Es fácil ser herido al intentar llegar a tan augusta flor, En este, nuestro mundo, es más fácil herir que sanar el dolor,

Es más fácil destruir que crear, Es más fácil odiar que amar.

Esta es una trampa a nuestros sentidos y la rosa lo sabe en su idioma, Por eso ella no mira con autocompasión sus espinas porque estas contrastan con su belleza y aroma, Tampoco se deleita con vanidad admirándose ella misma Cual posesivo muérdago, ocupando su atención en sus aterciopelados pétalos.

Ella no cae en ninguna tentación, Ella no canta esa canción, ¡Ella apunta siempre hacia el Sol!.

PARTE II: UN PEQUEÑO FUEGO QUE ENCIENDE OTROS FUEGOS

LOS GUÍAS DE LA HUMANIDAD “No despiertes nunca a aquel que profundamente duerme, pero haz cuanto puedas por despertar a quien se remueve en el lecho”. –Proverbio Sufí

Desde un comienzo debemos tener la humildad para reconocer nuestra ignorancia y aprender de los que saben. En toda época han existido ciertos seres que han comunicado el Fuego de la Verdad, que eleva al purificado y destruye al corrupto apegado a la materia. Todos los grandes Maestros de la humanidad, sin excepción, estuvieron en alguna Escuela Iniciática o Escuela de Misterios. No obstante, un día se independizaron, tomando esta grave responsabilidad, siguieron su Camino. A menudo siglos

después de sus muertes físicas, se elaboraron dogmas o religiones inspiradas en sus enseñanzas verbales, escritas u obras artísticas, las cuales, nunca estuvieron en su interés crear más que el objetivo de entregar un mensaje. La Sabiduría es un Fuego Viviente que no puede ser rigidizado en un dogma. Cada “Enviado de lo Alto”, cual Prometeo, trae consigo el Fuego del Conocimiento adaptado a la fachada sociocultural en que se encuentra. Fuego que, en esencia es el que ha sido, es y siempre será. Esta es, la Quintaesencia. En este contexto, cada guía de la humanidad ha tenido la inclinación de entregar su vida por los demás en una causa amarga pues rara vez son valorados, al menos en vida. Todo lo contrario, es signo de la gran bestia el erigir monumentos a sus victimarios y crucificar a sus salvadores. La muchedumbre en su ceguera, sigue al pasional y descalifica al que es dueño de sí mismo. Este último, pareciera ser como un espejo limpio que al contrastar con la suciedad de aquel que le mira, descubre todas sus imperfecciones y movido por su envidia y temor, reacciona agresivamente con la belleza de la virtud. Los guías de la humanidad han sido faros que iluminan el camino en la tempestuosa noche, ayudan a recordarse, a despertar a aquellos que se agitan en un mal sueño. Por eso es comprensible que no todos deseen despertar, y quienes duermen profundamente lucharán con todas sus fuerzas contra quienes intenten despertarles. La mayor parte de la humanidad duerme profundamente, luego vienen distintos grados de vigilia o despertar. De aquí que el silencio debe ser ley, no se debe imponer nada a nadie y así lo han hecho los Guías de la Humanidad. Saben, de acuerdo a su consciencia cuando se debe hablar y cuando guardar silencio. Estos grandes iniciados, prefieren realizar su labor en forma impersonal, y si deben ser conocidos ante la humanidad, lo hacen por un fin superior pero muy a su pesar. Su “Reino no es de este

mundo”, por ende, pareciera que lo que atañe a este mundo, sus corazones no se sientan atraídos. Todos sus afectos están ordenados. Y no es que lo que encontramos en este mundo no sea importante, pero comparado con la Verdad, lo que hay en este mundo es “poca cosa”. Ellos han vislumbrado La Gran Trampa, la serpiente que se muerde la propia cola: el eterno retorno. Este círculo de la vida se ve expresado en el auge y declinación de las especies, civilizaciones, ideologías, religiones y sistemas de todo tipo. Estas son las revoluciones: giros sobre un eje, dar vueltas siempre sobre lo mismo aunque muchas veces en apariencia pareciera diferente, esta es la trampa de nuestros sentidos. Han reconocido este problema, y han reconocido la solución. Pero esta solución no existe a nivel de especie, la cual según la Tradición tiene prohibido la liberación, sino solo se presenta ante ciertos individuos aislados de la muchedumbre alienada. Esta solución es el camino evolutivo que es opuesto al camino revolucionario. Cuando Nietzsche hablaba del Superhombre era como cuando Platón hablaba del mito de la caverna. Pasan siglos y nosotros como humanidad no comprendemos nada de esto, quizás probando muy a nuestro perjuicio, el nulo crecimiento interno. Si hubiésemos comprendido, actuaríamos acorde a ello y se eliminarían muchas divisiones, injusticias, luchas de poder y el materialismo (adoración al becerro de oro en actos, pero en palabras diciendo que se adora a Dios). El Superhombre, a mi modo de ver representa simplemente a la superación de la condición natural de la especie que es de bestia. Es simplemente a través de un trabajo interior pasar de bestia a ser realmente humano. Pero, ¿Quién va a querer ser humano si ya se imagina como tal?, se mira a sí mismo y no se ve cachos y pezuñas entonces se dice que es muy humano. Piensa que sabe mucho sobre cultura, filosofía y sabe leer, escribir, ganar

dinero, entonces es automáticamente humano y no bestia. Nada más lejos de la verdad. No hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor enfermo que no asuma su enfermedad para buscar las causas de ella. Insisto en la idea de que si fuésemos tan humanos como decimos ser, no estaría el mundo como está. Si fuésemos una especie civilizada, no habrían guerras. Pero acá también muchos dirán que la culpa no es de ellos, hay mucha maldad pero no la verán en ellos mismos. Verán que algo anda mal afuera pero no pensarán en qué tenemos nosotros mismos responsabilidad en ello. Tan sólo para reflexionar, o somos parte de la solución o del problema. Si decimos una cosa y hacemos otra como seguir las pautas culturales, vivir para sólo comer, dormir, procrear, ganar dinero, pasarlo "bien", velar por sólo los "nuestros", ¿Entonces?. Vivimos como bestias, dirán quizás que vivimos como bestias racionales pero tampoco es verdad pues muchos hacen más daño que los mismos animales salvajes. Un perro es más leal que el hombre. Sólo seguimos como ovejas al rebaño y hacemos y pensamos todo lo que los demás piensan. Eso no nos hace individuos, nos hace verdaderos alienados. Pero espero estas no sean tomadas como palabras duras, sino que es sólo observar los actos individuales y a nivel de especie. El objetivo no es la crítica estéril, sino el de mostrar hechos para lograr darnos cuenta. ¿Alguna vez comprenderemos a los grandes hombres que dieron su vida para comunicarnos algo a pesar de saber que al igual que hoy no serían escuchados?. Y el problema principal es que la comprensión requiere de un cierto tipo de “energía fina”, llamémosla así, que es creada por el laboratorio del cuerpo físico. En estado normal, el individuo solo tiene energía disponible, apenas, para los quehaceres cotidianos, no quedándole ningún excedente para acceder a ciertas verdades, quintaesenciando la vida en este mundo.

¿Cómo podemos crear esa energía?, si bien los grandes filósofos de todos los tiempos enfatizaban en la necesidad de hacernos virtuosos, no era por vanidad y pretensión su búsqueda de perfeccionamiento. La razón estaba en que la energía que tenemos, se encuentra secuestrada por nuestros defectos, nuestras pasiones, nuestros mecanismos. Esta energía es el bien más preciado llamado energía consciencia y es, algo que una vez creada en nosotros, nada ni nadie nos podría quitar. A medida que el individuo se va conociendo a sí mismo, se empieza a aceptar, se empieza a vencer, podrá llegar a encontrarse con si mismo y tener listas las alas para el gran vuelo hacia el infinito. Más allá de lo ambicioso que pueda parecer este anhelo, es el único que realmente importa en este mundo donde todo lo demás pasa, y nada permanece. “Oh, insensatos afanes de los mortales. Qué débiles son las razones que nos inducen a no levantar nuestro vuelo de la Tierra”, decía Dante Alighieri en La Divina Comedia. Poseer mucha información teórica, una gran inteligencia, e incluso, haber pasado por muchas cosas en la vida no es sinónimo de Sabiduría. Por supuesto, alguien que ha vivido mayor cantidad de situaciones difíciles, tiene mayor potencialidad de plomo para convertir en oro. Es el procesamiento de la experiencia vital lo que nos importa, es su calidad y no su cantidad o variedad. Esta calidad depende única y exclusivamente del estado de vigilia acrecentado, el cual nos permite llegar al mundo del significado, para unir y relacionar la parte con el todo, lo que es posible en este nivel de consciencia superior que faculta al individuo crear una energía fina –quintaesencia–, que le permite concretamente,: evolucionar. G. K. Chesterton decía algo que me parece sumamente verídico y requiere cierta interpretación: "La Tradición es la adoración del fuego y no la adoración de las cenizas" es una idea que representa mi siguiente reflexión. El "fuego viviente" es la Tradición y la Tradición es "el fuego viviente". Un Maestro es un "portador del fuego" como

Prometeo. Sin embargo, es muy común para la gente promedio el adorar las cenizas. Esto es: “lo que quedó", tal cual, a menudo interpretado literal y hasta en mismo lenguaje y forma que lo expresó algún Maestro por el cual sentimos predilección. A menudo mientras más famoso mundialmente y popular sea un Maestro, más se le "adora". Para qué decir si tuvo una muerte dramática, más "llama la atención". Pensar que existen, sí, existen, pero muy pocos Maestros en este momento en el mundo pero no suelen ser tomados en cuenta a pesar de que transmiten (de diferente forma) el mismo fuego. Y es que la humanidad valora más aquello que no está, y por lo tanto, lo que no está suele transformarse en algo mejor entendido y más popular con el tiempo, a menudo siglos después de su paso por el planeta. Por ejemplo, se suele decir que Jesús el Cristo no fue reconocido mientras vivió, sino por muy pocos. ¿Qué debían reconocer en él?, no la imagen sino el Fuego Crístico Solar, ¡era el Hijo del Sol!. Pero... ¿qué gran valor puede existir en adorar las cenizas?, Lo valioso es reconocer que era un Maestro que transmitía el fuego viviente, no las cenizas. Los pocos que podían darse cuenta, tenían algo de ese fuego. Sólo un fuego reconoce otros fuegos y enciende otros fuegos.

LA LLAVE DEL PODER “El hombre propone y el subconsciente dispone”.

Si afirmamos que el ser humano se encuentra dormido o hipnotizado no es metáfora, sino un fenómeno literal como veremos lo más brevemente a continuación, debido a que existe abundante literatura que ha explorado este aspecto crucial. Gran parte de la bondad –decía Séneca– consiste en querer ser bueno. Sin embargo, casi nadie duda de su propia bondad. Del

mismo modo, gran parte del despertar es querer estar despierto al cuestionar nuestras facultades cognitivas. Esto casi nadie lo pone en duda salvo en casos muy aislados quizás en toda una vida. No podemos tener algo que imaginamos tener. Ante todo es preciso saber que existen dos entidades mentales en nosotros, absolutamente distintas las unas de la otra. Ambas son inteligentes, pero, mientras una es consciente, la otra es subconsciente. Generalmente se cree la mente trabaja únicamente en líneas conscientes, sin embargo, gran parte de la actividad humana es por medio de líneas subconscientes. Podemos ser conscientes de algunos de nuestros pensamientos y acciones; pero ser casi enteramente inconscientes de miles de pensamientos y acciones expresados a cada instante. Si comparamos la mente consciente con la mente subconsciente, observaremos que la primera se encuentra provista de una memoria muy deficiente e imperfecta; pero la segunda demuestra todo lo contrario para nuestro beneficio o perjuicio: es una memoria perfecta y nítida, que registra los menores hechos de nuestra vida diaria. Además es crédula y aceptasin razonar todo lo que se le dice. Es, pues, una curiosa mezcla de alto y bajo, de sabiduría y necedad. Ella es pasiva, plástica e impresionable, recibe, acepta, retiene y ejecuta todas las ideas que le son transmitidas por la mente consciente, y desafortunadamente la mayoría son aquellas que ingresan subliminalmente al encontrarse el individuo en estado de duermevela. La razón de este fenómeno es que la mente consciente se comunica con el mundo externo por los cinco sentidos; pero la mente subconsciente adquiere conocimientos del mundo material, independiente de los sentidos físicos, y funciona por intuición, ya que es altamente susceptible de ser controlada e influida sugestivamente por si misma, por otra persona o entidad, como los mensajes publicitarios, tal como sucede con el hipnotismo, programando al sujeto para que sea un autómata que opere bajo intereses que no son de su Esencia.

La subconsciencia es la fuerza misteriosa que construye, mantiene y gobierna el cuerpo humano: nunca duerme, no se cansa, ni descansa. Incesantemente precede las funciones de digestión, asimilación, nutrición y alimentación de cada nervio, tejido y fibra del cuerpo humano. Fabrica la sangre con los alimentos, el aire y el agua, que posteriormente lleva a todo el organismo. El corazón palpita; el estómago digiere; el hígado y los riñones llenan sus funciones, y todo ello de un modo inconsciente. Sin embargo, toda la elaboración se ha hecho precisa, propia y cuidadosamente bajo la dirección mental que ha trabajado en el plano subconsciente, que constantemente está vigilando y que, con toda fidelidad, desempeña sus deberes, siempre que no se le perturbe con pensamientos discordantes, pues ya se sabe que acepta todo lo que se le dice y lo incorpora en el organismo como una realidad. Por ejemplo, si se mantienen pensamientos como éstos: estoy nervioso, me siento débil, estoy cansado, estoy enfermo, estoy triste, tengo miedo, etc., y se repiten con insistencia, el subconsciente los aceptará como realidades y, en tiempo más o menos breve, hará realidad estas afirmaciones negativas. Pero, sí por el contrario, se mantienen pensamientos habituales de alegría, salud, paz, felicidad, etc., esa inteligencia jugará a nuestro favor. Esto nos prueba que depende de nosotros mismos escoger y mantener solo pensamientos que querríamos ver realizados y nos ayuden en nuestro camino espiritual. Según sean ellos, será nuestra vida. Los pensamientos son semillas, y la mente subconsciente, el terreno donde deben caer: la felicidad o la desdicha será la cosecha que corresponda a lo sembrado. Sin embargo, no es tan simple: es menester tener al subconsciente de nuestro lado y esto ocurre, principalmente cuando existe coherencia, es decir, cuando cumplimos con nuestra palabra empeñada.

Debemos esforzarnos por cumplir con aquello que expresamos a viva voz, por más insignificante que parezca. Muchos de nuestros actos, que al principio solo podemos ejecutar a fuerza de gran trabajo y cuidado, pronto, con paciencia y tiempo, los realizaremos fácilmente. Todas nuestras conductas, pensamientos e incluso emociones pertenecen al mundo del subconsciente: automatismos que se configuraron y se afianzaron en un bajo nivel de vigilia dando por resultado un tipo de personalidad. Nuestra labor ahora es alumbrar este mundo oculto con la Luz de la Consciencia. El plano subconsciente de la mente obra, pues, en gran medida como resultado del pensamiento “consciente” anterior. A propósito se pone está palabra entre comillas debido a que al hablar de consciencia debemos hablar de diferentes niveles de consciencia o vigilia. Igual que en un termómetro existen niveles más bajos a más elevados, siendo el nivel más común del ser humano un nivel “tibio” de duermevela, de mantenerse dormido pero con los ojos abiertos. La psicología atribuye que el sapiens se encuentra consciente al tener los ojos abiertos y tener ciertas facultades mínimas despiertas, pero no ha profundizado hasta ahora en las posibilidades de que existan diversos niveles, lo cual jerarquizaría, para bien y para mal, de alguna forma a las personas. Por ejemplo, podría darse perfectamente el caso de un modesto trabajador con un nivel consciente más elevado que un importante alto ejecutivo de una gran corporación, individuo poseedor de una gran altura de miras, sensatez y serenidad en contraste con un sujeto vanidoso, petulante y narcisista. La autosugestión es un excelente método para la reconstrucción del carácter y el desenvolvimiento del individuo. Significa la transmisión –consciente en este caso siendo una Creación Mental– de una orden del plano consciente al

subconsciente, es decir, el envío de un pensamiento o de un deseo que hemos meditado y que queremos que forme parte de nuestra mentalidad. Como ya se ha dicho, la subconsciencia realiza todo pensamiento, positivo o negativo, que con persistencia se ha repetido. En una palabra, lo acepta, lo asimila, lo hace suyo. Cómo con el fenómeno hipnótico, el operador en realidad influencia al subconsciente del sujeto, ya que por efecto del sueño hipnótico, el consciente del hipnotizado no está presente y, en consecuencia, no tiene control sobre su subconsciente. Lamentablemente hasta nuestros días, pese a los descubrimientos en el campo de la hipnosis clínica, no relacionamos el conocimiento adquirido con nuestra realidad, es decir, aún a pesar de saber muchas cosas podemos ser capaces de no comprender ninguna de ellas. Entonces, el científico investiga pero, ¿Quién lo investiga a él?, ¿Desde qué nivel de consciencia realiza sus investigaciones y descubrimientos?, Puede poseer todas las competencias y prestigio académico, pero ¿Cuál es su nivel ante la Naturaleza como consecuencia de su nivel de consciencia?. Y es que el síntoma que se da en nuestro nivel “normal” de consciencia es que nos podemos dividir entre sujetos dogmáticos o sujetos escépticos. Los dogmáticos se aferran ciega y rígidamente a alguna creencia, en cambio, los escépticos no creen en nada. Ninguno es capaz de cuestionarse, mecánicamente responden al entorno desde su programa. Pueden incluso ser partícipes de un partido político y sólo apreciarán lo que tenga relación con su ideología, aunque objetivamente esto que aprecian pueda ser muy cuestionable como diversos delitos que son evidentes pero el dogmático defenderá mediante el mecanismo de disonancia cognitiva. Fue el psicólogo Leon Festinger quien propuso esta teoría que explica cómo las personas intentan mantener –artificialmente si es necesario– su consistencia interna. El individuo al sentir incomodidad, tensión o ansiedad cuando sus creencias o actitudes entran en conflicto con lo que hacen, puede llevarles a un intento

compulsivo de cambio de conducta o a defender sus creencias o actitudes (llegando al autoengaño y aceptando una mentira como verdad) para reducir el malestar que produce cuando estas no son coherentes con la realidad. Por ello los grandes sabios nos dicen que todos los problemas del mundo son problemas de consciencia, es nuestro nivel de duermevela el que nos mantiene proclives a cualquier tipo de esclavitud. Y es en este nivel, justamente, que la especie humana se ha mantenido esclavizada bajo diferentes fuerzas ocultas. Y es en este nivel en el que muchos padecen, y hacen padecer. El subconsciente se manifiesta fisiológicamente a través del hipotálamo, que es un centro nervioso ubicado debajo del cerebro humano, actuando como su principal regulador. De él depende todo el sistema simpático, y es el centro de las pulsiones emotivas y subconscientes que en un instante dado viajan por medio de un impulso eléctrico hacia el neocórtex, sede de la racionalidad. No obstante, muchos impulsos no llegan al neocórtex debido a la acción de diversos mecanismos de defensa como es el caso del mecanismo de represión que actúa justamente reprimiendo un impulso que sea reñido con la moral de la época, lo políticamente correcto y la educación. Este impulso se encuentra en su camino antes de llegar al neocórtex con lo que Freud llamó el “super yo”, “imagen idealizada” o “censura”, que es en cierto modo el programa moral del individuo. Este super yo es una parte del programa o personalidad constituido por la cultura de turno, la educación y convencionalismos sociales. Esta pulsión, al no poderse expresar en forma natural de forma consciente, se dirige entonces hacia el sistema nervioso simpático, que al perturbarse da origen a la angustia, stress, rabia, celos, envidia, que la persona no llega a ser consciente del proceso, a no ser que en el acting-out por compulsión exprese, a menudo violentamente, aquello reprimido. El problema es que también a menudo, después de reaccionar el

individuo en vez de intentar comprender su conducta, suele verse dominado por el mecanismo de defensa de negación y de racionalización para de este modo, salvar la imagen del falso yo ante sí mismo, siendo este un círculo vicioso, una cárcel en la cual todos nos hemos encontrado encerrados. Volviendo al subconsciente, según Ramasse Radullá: “[…] ejerce un tremendo poder sobre nuestras vidas y está representado por el Niño, al que debemos educar y disciplinar para llegar a convertirnos n verdaderos adultos con una efectiva maduración intelectual y emocional. En la medida en que con nuestra Voluntad logremos mantener al niño en nosotros bajo control, estaremos actuando directamente en el subconsciente.” Llega el momento de acercarnos a las Disciplinas del Despertar, piedra angular de lo que debe ser nuestra obra interna, acercándonos así, a la creación mental del YO Volitivo, el cual, empero, es obligatorio si nuestro deseo de alcanzar niveles más humanos es verdadero.

DISCIPLINAS DEL DESPERTAR

«La evolución espiritual real es el producto de un trabajo consciente, arduo, y de lucha honesta contra los defectos personales. El vulgo cree que evolucionar es saber cosas, tener información sobre algo, lo que es falso […] «Para avanzar realmente en el Camino Espiritual, debemos aprender a pensar con lo que verdaderamente somos.» – Darío Salas Sommer

Idealmente, los siguientes ejercicios prácticos deben ser realizados bajo cierta supervisión, no obstante, el estudiante puede comenzar con el primero para ir desarrollando la voluntad y el “gusto” para poder ir realizando los siguientes. En general es muy difícil un individuo pueda mantener una disciplina impecable en su realización, el estudiante debe recordar siempre la siguiente idea: “es fácil hacerlo, pero también es fácil no hacerlo”. La mayor parte de las escuelas esotéricas poseen parte de estas disciplinas, sino todas, pero son letra muerta sin ponerlas en práctica, la cual, se suele realizar en grupos dirigidos por un instructor calificado. Puede parecer extraño hablar de grupos de trabajo si anteriormente hemos hablado de individualidad. La razón estriba en la paradoja siguiente: para despertar, al menos en un comienzo, hay que hacerlo en grupo. Esto se debe a que en grupos organizados, todos se apoyan y se motivan a realizar y persistir en las disciplinas y trabajos asignados, además de ayudarse a descubrir “puntos ciegos” entre unos y otros ya que en esta ayuda fraternal, todos son espejos. Para quienes se encuentren en soledad, esta guía efectuada en el orden y forma descrita será de invaluable ayuda. Existen muchas otras técnicas que son reveladas en escuelas esotéricas luego de probar la valía del buscador, pero como hemos mencionado antes, estamos en tiempos tan oscuros que encuentro

necesario revelar, al menos, todo aquello que nos autorizan a divulgar. Por otro lado, motivamos para que quienes deseen, organicen sus grupos de trabajo basados en esta guía. De cualquier forma, si el lector desea algún tipo de orientación o desea aportar algo, puede escribir a mi E-Mail: [email protected] a) La Relajación Progresiva de Jacobson Esta técnica fue desarrollada en 1929 y hoy en día es una de las más utilizadas. Consiste en aprender a tensar y relajar los diferentes grupos musculares del cuerpo. La Relajación Progresiva de Jacobson se basa en el hecho que la respuesta de estrés genera una serie de pensamientos y comportamientos que provocan tensión muscular en la persona. Esta tensión aumenta la percepción subjetiva de ansiedad. La relajación progresiva reduce esta tensión muscular, y con esto la sensación de ansiedad. A nivel procedimental, el entrenamiento se realiza a lo largo de un mínimo de siete semanas. Durante este periodo, el practicante tendrá que aprender a tensar y a relajar 16 grupos de músculos en todo el cuerpo: manos, antebrazos, bíceps, hombros, frente, ojos, mandíbula, garganta, labios, cuello, nuca, espalda, pecho, abdomen, piernas (muslos y pantorrillas). La fase de tensión se realiza para el practicante aprenda a percibir las sensaciones asociadas a la aparición de la ansiedad o tensión, siendo estas sensaciones las que indicarán a la persona que tiene que relajarse. Esta tensión muscular permite a los músculos relajarse todavía más que si se hubieran relajado tensar previamente. Al final del entrenamiento, se aprenderá a relajar los músculos directamente sin ponerlos previamente en tensión.

Fases En la Relajación Progresiva de Jacobson usualmente se siguen las siguientes fases: 1. Durante las dos primeras semanas, se practicará cada día el tensar y después el relajar los 16 grupos de músculos. 2. En la tercera semana, el tiempo para relajarse se reduce. 3. Durante la cuarta semana, se aprende a relajarse directamente sin poner los músculos previamente en tensión. 4. En la quinta y sexta semana se aprende a estar relajado mientras se hacen varias actividades sentado y también mientras se está de pie y andando. 5. En la última semana, se practica la relajación rápida muchas veces al día en situaciones no estresantes. 6. Finalmente, se empieza a aplicar la relajación en situaciones provocadoras de ansiedad empezando por aquellas situaciones que provocan menos ansiedad. Una vez que se consigue disminuir la ansiedad en esta situación, se pasa a la siguiente. Realización Más concretamente, en cada ejercicio de tensión-distensión el practicante debe tensar un grupo de músculos durante unos cinco u ocho segundos. Posteriormente, focalizará la atención en la sensación que está experimentando ante esta tensión muscular. Pasados estos segundos, la persona relajará este grupo de músculos durante diez o quince segundos, para concentrarse luego en las sensaciones que experimenta en la zona relajada. En cuanto a la postura a mantener durante la actividad, esta puede realizarse en tres posiciones distintas:

1. Sentado en una silla cómoda, con la cabeza apoyada, así como la espalda y los pies apoyados en el suelo. Los brazos están relajados sobre los muslos. 2. Tumbado sobre una superficie dura, para tener apoyado todo el cuerpo y la cabeza ligeramente elevada. 3. Postura del cochero, sentado en una silla, con el cuerpo inclinado hacia adelante, la cabeza apoyada en el pecho y los brazos sobre las piernas. Aplicación de la Relajación Progresiva de Jacobson La Relajación Progresiva de Jacobson se centra en enseñar a la persona que lo practica a distinguir entre la sensación de tensión y distensión en las diferentes partes del cuerpo en que se distribuye el entrenamiento, en total 16 grupos musculares. A partir de ese momento, el sujeto va a poder controlar de forma óptima qué situaciones cotidianas provocan cada una de las sensaciones de tensión-distensión y cómo debe proceder para destensar los grupos musculares en caso de notar un exceso de tensión. Las situaciones tensas usualmente, al relacionarse con emociones menos agradables, van disminuyendo con el entrenamiento, de forma que el estado de bienestar emocional y psicológico del individuo tiende a aumentar progresivamente. Ejemplo Como ejemplificación de las instrucciones de aplicación pueden utilizarse las siguientes fórmulas: En un lugar cómodo, tranquilo y con escasa estimulación distractora se introducen unas frases inductoras de calma como “Estás cómodo y relajado, puedes oír tu respiración, no se escuchan ruidos sólo el silencio...”. Posteriormente, empezando a trabajar el primer grupo muscular, se siguen las siguientes instrucciones:

1. Dirige la atención al brazo derecho, a la mano derecha en particular, ciérrala, estréchala con fuerza, y observa la tensión que se produce en la mano, y en el antebrazo (durante unos 5 u 8 segundos). 2. Deja de hacer fuerza, relaja la mano y déjala descansar donde la tienes apoyada. Observa la diferencia que existe entre la tensión y la relajación (10-15 segundos). 3. Cierra otra vez con fuerza el puño derecho y siente la tensión en la mano y el antebrazo, obsérvalo detenidamente (10-15 segundos). 4. Y ahora afloja los músculos y deja de hacer fuerza permitiendo que los dedos se distiendan relajados. Nota una vez más la diferencia entre tensión muscular y relajación (10-15 segundos). Y así sucesivamente con el resto de grupos musculares: manos, antebrazos, bíceps, hombros, frente, ojos, mandíbula, garganta, labios, cuello, nuca, espalda, pecho, abdomen, piernas (muslos y pantorrillas) y al ir relajándose decirse a sí mismo: “YO ESTOY DESPIERTO AQUÍ Y AHORA”, “YO ESTOY DESPIERTO AQUÍ Y AHORA”, “YO ESTOY DESPIERTO AQUÍ Y AHORA”. En el día a día siempre está nuestro cuerpo recibiendo distintos estímulos internos y externos causantes de tensión, y estas tensiones musculares cuando son constantes, podemos fácilmente dejar de sentirlas, en sentido de ya no ser conscientes de su existencia, creando especies de “corazas musculares” crónicas que impiden el libre flujo de la energía. Uno de los puntos principales que recomiendo relajar más atentamente es a los globos oculares, pues estos al no estar relajados, fácilmente puede inducirnos en pensamientos no deseados y sobre todo, imaginar cosas no deseadas. Se recomienda tensarlos y luego mantenerlos cerrados y moverlos hacia arriba, abajo, lado derecho e izquierdo cuántas veces se

desee hasta lograr, por contraste obtener una relajación de ellos lo más completa posible. Es menester tomar consciencia de la respiración, relajados y aprender a realizar una respiración costo-diafragmática que consiste en llenar el estómago y el diafragma, una respiración completa y relajada que permita calmar el foco emocional en el corazón. En definitiva, el entrenamiento en la Relajación Progresiva de Jacobson requiere, como ha podido observarse, la aplicación sistemática, estructurada y bien secuenciada del conjunto de procedimientos que se han expuesto con la finalidad de alcanzar un nivel de eficacia adecuado. Se entiende, por tanto, que es la práctica mantenida en el tiempo lo que va a permitir un mayor perfeccionamiento en su realización, de tal modo que este tipo de ejercicios se vayan interiorizando como un nuevo hábito diario cotidiano. A propósito he indicado este ejercicio como el primero ya que para realizar los siguientes, su poder se amplifica si estamos relajados a nivel físico, emocional y mental. b) El Yo Volitivo El punto de partida básico para lograr un estado de conciencia superior reside en la posesión de un Yo crecido, adulto y maduro, con cualidades y calidad constante, el que debe ser convertido en el centro de referencia del flujo de nuestras percepciones. Este yo debería ser el "espiritual" o "superior". No obstante es preciso percatarse de que, por constituir este yo nuestra propia estructura esencial, es muy dificultoso conectar nuestra conciencia con él de manera directa, motivo por el que debemos crear, con nuestro propio potencial psicológico, un yo hijo de nuestra mente, para convertirlo en el directo auxiliar del "Yo espiritual", ente que será denominado "Yo Volitivo".

Este es un Yo estable y consciente que permite la conexión y una vía de comunicación, entre el Espíritu y el cerebro de un individuo. Es una creación teúrgica del Iniciado, a través de la voluntad y la consciencia para integrar y dirigir su mundo interno. Darío Salas Sommer ha sido uno de los grandes hombres que tuvo la humanidad y que legó este conocimiento trascendental en lo que concierne a los tiempos modernos en occidente. Por lo cual, se transcribe y se comparte lo que es la antorcha de su enseñanza: El proceso de formación comienza usando el significante material del "Yo Vigílico", que servirá de base para formar este ser, que no existe en el común de los mortales, y que tal como un dios, será creado en base del misterio de la teúrgia. El resto de su estructura debe nacer del trabajo mental del practicante. El "Yo Volitivo" debe constituirse paulatinamente en el intermediario entre el "Yo Espiritual" y nuestra conciencia intelectual, siendo el poder que nos permitirá coordinar y dirigir todos los actos conscientes y voluntarios, y alcanzar también el dominio de nuestras pasiones. Este "Yo Volitivo" no es una abstracción imaginativa, sino un ente real dentro de nuestra estructura psíquica; un ser interno y externo, es decir, que en primer lugar existe como punto céntrico de nuestra estructura psíquica, y que desde allí efectúa una acción centrípeta, mediante la cual va absorbiendo en su campo gravitatorio la estructura compleja del material psíquico. También posee vida independiente del sujeto, ya que por medio de la teúrgia se le ha formado un cuerpo energético, el que existe como un ente con cierto grado de autonomía; en su infancia (la infancia del "Yo Volitivo"), se alimenta del individuo, pero en su mayoría de edad se plasma como una especie de proyección o desdoblamiento mental, que coexiste en una asociación de mutuo provecho. Sin embargo, es más certero pensar en el "Yo Volitivo" como "el ser en el cual llega a convertirse el sujeto" esto significa, que asimila con el tiempo todo lo que el sujeto es en su manifestación inferior.

Recordemos que nuestro objetivo consiste en tener un yo crecido, adulto y maduro, de cualidades e identidad constante, es decir, un centro de gravedad o anclaje psíquico, que se mantenga invariablemente fijo en las mismas coordenadas de nuestro mundo interior. Este punto de referencia y amarre es la puerta a través de la cual logramos penetrar a nuestro universo interno para comenzar allí el vuelo hacia la divinidad suprema; nuestra propia chispa divina o espíritu. ¿Qué podemos encontrar allí? Una especie de "hoyo negro" a través del cual es posible escapar para siempre con nuestra conciencia del mundo de la ilusión, alcanzando aquellas realidades que "siempre han sido, son y serán", las que no están sujetas a la influencia onírica. Sostenemos, tal como lo afirman los principios herméticos, que "el universo es una creación de la mente de Dios", y que por lo tanto, "todo es mente", y vivimos en un mundo mental. La realidad absoluta, por lo tanto, se encuentra fuera de éste, en el pensamiento del que emana su creación. Encontrarnos a nosotros mismos, de una manera verídicamente superior, sólo es posible conociendo las coordenadas que puedan llevarnos al lugar del universo donde está el Creador. Hablamos, naturalmente, de nuestro universo interior; ya que según el aforismo hermético que dice "como es arriba es abajo; como es abajo es arriba", aquello que logremos dentro de nosotros podremos también realizarlo en el exterior. El "Yo Volitivo" es el navegante cósmico que puede conducirnos de manera segura a la meta culminante que todos los seres humanos anhelan inconscientemente, que consiste en reunirse son la fuente de sus orígenes. El "Yo Volitivo" tiene que constituirse en el amo de las cuatro inteligencias (que componen el Alma), para subordinar estos grandes sistemas a una dirección superior y consciente. Como ya hemos dicho se pretende, a su debido tiempo, coronarlo como el rey supremo del microcosmos, esto es, como la mano derecha de

nuestro propio espíritu. Es la fuerza que nos va a permitir manejar toda nuestra estructura psíquica de la manera más eficiente posible. Esto significa liberarla de lo hipnótico, alcanzar un grado superior de conciencia, obtener la posesión de la inteligencia integral, y alcanzar un desarrollo ilimitado a través del tiempo. Se forma a partir de nuestro escuálido y subdesarrollado "Yo Vigílico", agregando a este una suma de pequeños esfuerzos efectuados con el deliberado propósito de liberarse de lo onírico. Cualquier sacrificio que se haga voluntariamente, "dedicándolo" a formar y nutrir lo volitivo, tendrá precisamente ese efecto. Nuestros actos tienen el impulso direccional que les dan nuestros deseos, y si hacemos muchas cosas con una motivación deliberada, crearemos una energía que perseguirá invariablemente la realización de aquello que queremos. Esto es lo que ocurre en el caso del "Yo Volitivo"; debemos hacer esfuerzos y sacrificios de autodominio y disciplina, ya sea consistan en privarnos de cosas determinadas o en ejecutar otras que nos exijan esforzarnos mucho más allá de lo normal. Cada vez que realicemos esto es menester repetirnos mentalmente que lo practicamos para formar el "Yo Volitivo". Con el tiempo iremos concentrando allí todo trabajo penoso, de manera que formaremos un sistema de retroalimentación entre lo volitivo y nuestros esfuerzos; una cosa fortalecerá a la otra. Para esto es menester, empero, que nuestros sacrificios o privaciones no nos sean impuestos por el deber o la necesidad material, ya que en este caso obraríamos sin tener otra alternativa, lo que no constituiría un acto de voluntad sino un deber imperioso. Precisamos hacer cosas difíciles, con el exclusivo designio de formar y nutrir nuestro "Yo Volitivo". Después de cierto tiempo, cada vez que nos empeñemos en algo penoso, debemos imponernos sobre el cuerpo con nuestro poder volitivo, entrenamiento que creará la fluidez necesaria para manejarnos del modo más eficiente y adecuado.

Nuestra meta será un correcto autodominio, ya que esto involucra un manejo consciente de nuestras capacidades y una adecuada actuación del ser. Aprenderemos gradualmente a dirigir la conciencia, de modo que su trabajo sea de una calidad y eficiencia incomparablemente superior a lo común, pudiendo de esta manera, vencer al poder onírico que mantiene sojuzgado al "Yo Espiritual", constituyéndose el ser volitivo en el libertador o "salvador".

Ejercicio Formación del "YO VOLITIVO"

Delante de un espejo es preciso repetir diariamente, del modo más vehemente posible, y de viva voz, la siguiente fórmula, mirando fijamente la propia imagen: Yo soy voluntad; todo cuanto Yo quiera he de realizarlo. Yo soy el poder, la fuerza y la vida. Yo soy voluntad; Yo soy voluntad; Yo soy voluntad. Concentro en mí la fuerza y poder de todas mis energías para convertirme en un ser fuerte y poderoso. Yo soy fuerte y poderoso: Yo soy fuerte y poderoso. Mi voluntad tiene el poder de vencer todos los obstáculos; mi voluntad es el poder de mi Yo y Yo soy el poder de mi voluntad en acción. Esto debe repetirse siete veces seguidas todos los días de la manera más concentrada y enérgica, pronunciando muy correctamente, y dándole a cada frase el énfasis adecuado. Al pronunciar “Yo”, se sugiere decir “IO”, más que nada como una especie de muletilla que ayude a ingresar este al subconsciente. Es menester señalar que éste no es un ejercicio de autosugestión, como algunos podrían creer, sino un sistema de creación mental,

mediante el que se le da vida a un ser nacido de nuestro pensamiento, el que se constituirá, a medida que toma cuerpo, en nuestro ser volitivo. Después de cierto tiempo podremos empezar a operar en experiencias simples, que nos permitirán ir fortaleciendo lo volitivo y la obtención de un adecuado manejo del sistema. Los ensayos que efectuaremos constituyen un adiestramiento en el despertar, y su mecanismo operativo es el de sobreponernos a la influencia de lo onírico para actuar en el plano de la vigilia. Debemos prevenir que estas experiencias no son ejercicios que sea posible ejecutar en la mañana para mantenerse despierto durante todo el día, lo cual no es factible porque la condición vigílica consume energía adicional, que debe ser proveída continuamente durante el proceso. Nuestra disciplina consiste en el manejo voluntario de la atención, conducta que debemos observar durante la actividad diaria, ya que el objetivo que se persigue es el de estar despierto en el trascurso de la labor habitual y no en lapsos ideales de descanso. No tiene relevancia el conseguir momentos de despertar en la paz o tranquilidad de un monasterio, sino hacerlo en la vorágine de la actividad acostumbrada, o en toda ocasión en que lo deseemos. Se hace preciso explicar que el estado de vigilia superior no puede mantenerse constantemente, ya que si no fuera sucedido por el sueño, terminaríamos por perder la noción de lo que significa estar despierto. Es el contraste el que nos permite apreciar los cambios y la condición polar de cada cosa. Es por esta razón que, solamente, debemos pretender despertar a estados de conciencia superior por periodos limitados después de los cuales debemos retornar a nuestro nivel inferior. Con esta conducta es obligatorio adquirir también la facultad de ser conscientes de estar dormidos, es decir, saber cuándo estamos durmiendo. No es dañino el dormir cuando se trata de algo deliberadamente permitido, con el objeto de descansar, y se

mantiene la capacidad de despertar a voluntad. Se persigue, en el fondo, conseguir el manejo voluntario de todo el sistema de la conciencia, para elevarla, cuando sea menester, a una vigilia superior, o dejarla caer hasta el sueño profundo para restaurar las energías perdidas.

c) Ejercicio de relajación ocular Los ejercicios de gimnasia facial nos ayudan a humectar y oxigenar el ojo, aliviando el estrés ocular y retrasando la vista cansada, además de tonificar la zona. Además de relajar y calmar el pensamiento y la imaginación que es lo que más nos importa. Se puede probar de realizar los siguientes ejercicios para notar sus beneficios. 1. Sin estirar sujeta la cola de tus cejas con el dedo índice (empujando levemente hacia arriba) mientras que el dedo pulgar lo apoyaremos en el pómulo (como si lleváramos un antifaz) , cierra los ojos de golpe para hacer fuerza y posiblemente notarás un temblor debido al trabajo muscular, sostén 6 segundos y ábrelos. Efectuar el ejercicio 4 veces. Beneficios. Notarás como este masaje relaja la zona, la oxigena y activa la microcirculación, disipando la tensión y despertando la musculatura. 2. Este ejercicio se utiliza en el yoga y resulta muy efectivo, es el del reloj, lo combinaremos con la respiración. Con los ojos abiertos imagina que miras un reloj, inhala y sube los ojos hacia el techo como si miraras a las 12, ve

soltando el aire mientras mantienes esa posición y cuando lo hayas soltado regresa con los ojos a la posición del centro, vuelve a inhalar y dirige los ojos hacia la derecha como si miraras a las 3 , ve soltando el aire mientras mantienes esa posición y cuando lo hayas soltado regresa con los ojos a la posición del centro, vuelve a inhalar y dirige los ojos hacia el suelo como si miraras a las 6 y ve soltando el aire mientras mantienes esa posición y cuando lo hayas soltado regresa con los ojos a la posición del centro, vuelve a inhalar y dirige los ojos hacia a las 9, ve soltando el aire mientras mantienes esa posición y cuando lo hayas soltado regresa con los ojos a la posición del centro. Repetiremos 5 veces. Beneficios. Este ejercicio relaja las tensiones oculares, hidrata el ojo y lo oxigena activando su microcirculación. El ejercicio respiratorio nos aportará serenidad y un mayor incremento de oxígeno que activará nuestras células. Masaje: 1. Para relajar los ojos, ábrelos y ciérralos fuertemente masajeándolos y sin marcar arrugas. 2. Realizaremos unas digito-presiones siguiendo el orbicular para desembozar los canales energéticos. Presionaremos un punto, contaremos hasta 6 y soltaremos de golpe. El lagrimal es la zona de limpieza del ojo con lo que finalizaremos allí las presiones ayudando a drenar la zona. 3. Acabaremos efectuando “palming” para relajar la vista y transmitirle la energía de nuestras manos. Nos frotaremos las manos hasta sentir calor y las colocaremos encima de los ojos, manteniendo los ojos abiertos para recibir mejor esa energía y mantendremos 10 segundos.

Como resultado notaremos una sensible mejoría de la carga ocular diaria, con los ejercicios los ojos se mostraran más abiertos y más vivaces, aumentando la serenidad y calma mental y emocional.

d) Ejercicios de Respiración Según Dr. David Navarro C., el magnetismo solar (biofotones) puede aumentar nuestra vitalidad fortaleciendo el centro intelectual, emocional e instintivo. Es preciso ponerse de pie, -idealmente después de realizada una ronda de relajación progresiva muscular de Jacobson- con rostro hacia el Sol y decir a viva voz al menos 7 veces lo siguiente:

"OH SEÑOR DEL SOL, YO OS PIDO, QUE CON VUESTRAS VIBRACIONES BAÑES MI ROSTRO Y MI CUERPO, Y ME CONCEDAS BRILLO, BELLEZA, SALUD Y JUVENTUD A MI ROSTRO Y A MI CUERPO". Al decir YO es necesario sea desde el “Yo Volitivo”, es decir, desde lo más profundo, lo que está detrás de la personalidad, la consciencia. De nada sirve realizar ejercicios mecánicamente. Es necesario, según el autor de El Ángel y el Brujo, realizarlo completamente concentrado, utilizando constructivamente la imaginación en visualizar la energía penetrando en cada célula de nuestro cuerpo. Ideal frente a los primeros rayos de la mañana, todos los días, y cuántas veces se desee en el día, con humildad y reverancia ante el Dador de Vida en este mundo. De poco sirve

dar opiniones de quienes lo hemos practicado por años, cada cual debe experimentar por si mismo. Sobre el autor: su vida es bastante desconocida, así como muchos iniciados, aparecen y desaparecen como tímidas estrellas en algunas noches oscuras y su tenue luz ayuda a volver a casa cuando nos hemos dado cuenta que nos perdimos. No sabemos tampoco si su nombre es real, lo que nos importa es el contenido. La primera edición del libro donde aparecen una serie de ejercicios fue en el año 1976, y ha tenido cinco re-ediciones, la ultima en 1994 impreso en Chile. Otro ejercicio recomendado es todas las mañanas al levantarse, de pie, mirando hacia el oriente con los brazos descansando a cada lado y las palmas volteadas, hacer una inspiración lenta mientras al mismo tiempo se levantan los brazos con las palmas abiertas quedando hacia arriba en la postura de la “estrella de cinco puntas”. Ya en esta postura retener el aire mientras se expresa mentalmente: “Me estoy cargando de energías positivas de amor, poder e iluminación espiritual”. Luego, ir soltando lentamente el aire mientras a la vez se van bajando los brazos ahora con las palmas hacia abajo y decir mentalmente: “Expulso de mí todo lo negativo”. Repetir esto al menos 3 veces, hacerlo concentradamente evitando el apuro. Una vez finalizados decir a viva voz: “Que así sea”.

e) Disciplina mental de autodominio diario (S.P.H.)

Esta técnica tiene relación práctica con el capítulo “La Llave del Poder” en donde vimos cómo el ser humano vive su vida bajo el dominio de un ser sin juicio y razón al que se le ha llamado “subconsciente”. Este ser en cualquier instante se puede hacer cargo de la dirección de nuestro cerebro. Puede enfermarnos, puede hacernos recuperar la salud, puede cegarnos en un instante de horror, puede impedirnos ganar dinero o impedirnos tener pareja (por sólo dar algunos ejemplos). Si se interesa en nuestros proyectos, con toda seguridad saldremos adelante pues posee remos una fuerza descomunal, pero si se mantiene indiferente nos quedaremos detenidos, y si se opone a su realización, fracasaremos rotundamente. El subconsciente es crédulo, maleable y sugestionable como un niño. Es como una computadora que recibe información, la ordena y por medio de impulsos de los que generalmente no nos damos cuenta, influye sobre nuestra vida consciente. El subconsciente se opone en todo aquello que nos propongamos. Si aseguramos, por ejemplo, que a partir del día de hoy nos mantendremos alegres y positivos por siempre, reaccionará en forma violenta, intentando ponernos negativos. Pero si afirmamos que seremos positivos solamente por un día, la reacción será notoriamente menor, y tendrá por resultado que el subconsciente se convenza, gradualmente, de ser positivo. Basados en este razonamiento, exponemos estos ejercicios de verbalización que idealmente se recomiendan frente al espejo, a ser realizados de Lunes a Sábado ojalá a primera hora al levantarse. Deben ser realizados a viva voz, intercalando una respiración profunda entre una afirmación y la otra, completamente posesionados de lo que estamos diciendo y viviendo el instante presente segundo a segundo, para que estas afirmaciones se conviertan así en una “practica mágica”. S.P.H. = Solamente por hoy Lunes

S.P.H. voy a trabajar por ser positivo S.P.H. tengo la responsabilidad de pensar siempre positivamente. Pensar negativamente sería como un suicidio mental. S.P.H. voy a descubrir el oro que brilla en todas las cosas. S.P.H. aceptaré y amaré todo lo que la vida me entregue, bueno o malo, alegre o triste. S.P.H. haré mía la siguiente máxima: “deja que el mañana arregle el mañana, basta con los afanes de hoy”, es decir, aprenderé a esperar, en todas las circunstancias de la vida. S.P.H. no voy a permitir que ningún acontecimiento negativo del pasado me toque o me moleste. S.P.H. no voy a permitir que los problemas me apabullen, me preocupen negativamente, o me angustien, y aprenderé a ser optimista y a alegrarme de todo, minimizando los problemas en vez de agrandarlos. No me dejaré atemorizar por “los fantasmas” que la vida ponga en mi camino. S.P.H. tengo la obligación de pensar siempre positivamente, ya que el pensamiento es creativo y tiende a convertirse en hechos reales. Qué así sea.

Martes S.P.H. voy a ponerme en el lugar del otro y estaré abierto para descubrir sus puntos de vista, sus razones y sus motivaciones internas.

S.P.H. voy a aprender a interesarme por los demás, escuchándolos, comprendiéndolos y aceptándolos tal cual son. S.P.H. voy a aprender a “dejar pasar por alto” las pequeñas ofensas, las palabras hirientes y las incomodidades que me ocasionan a veces. S.P.H. voy a aprender a perdonar, y a pedir perdón por mis errores, con humildad. S.P.H. voy a aprender a aceptar los errores ajenos, dándome cuenta de que deben haber tenido sus razones para cometerlos y que yo también podría haberlos cometido. S.P.H. voy a aprender a dar libertad a los demás, puesto que “cada uno recorre por sí mismo el camino de su propia vida” y por esa razón debo dejarlos ser. S.P.H. voy a aprender a usar “la misma vara de medida” tanto para los otros como para mí. S.P.H. voy a aprender a ayudar a los demás en forma silenciosa y desinteresada. Dando ayuda material, consuelo, enseñando, dando apoyo moral, demostrando cariño, acompañando. S.P.H. voy a aprender a buscar lo bueno en las demás personas, y voy a dejar de estar a la pesca de los defectos. Si lo busco con sinceridad, lo bueno en el otro siempre aparecerá. S.P.H. voy a dejar de pretender que los otros sean iguales a mi, que se amolden a mis gustos, mis costumbres, mis planes, mis metas, mis motivaciones, y dejaré de forzarlos para que sean a mí manera. Qué así sea.

Miércoles S.P.H. no protestaré, no me quejaré, no haré reproches ni rezongaré. Hablaré siempre calmado, dulce, alegre y optimistamente. S.P.H. no diré jamás “me va mal”, “me siento mal”, “tengo mala suerte”, porque así me irá bien, me sentiré bien y tendré buena suerte. S.P.H. pensaré siempre antes de hablar y expresaré con firmeza lo que pienso, en el momento oportuno. S.P.H. no dañaré, no heriré, no criticaré, no juzgaré, ni hablaré mal de otra persona. S.P.H no hablaré de mí mismo (a menos que sea absolutamente necesario) ni me pondré de ejemplo, ni me las daré de sabio. S.P.H cumpliré siempre con mi palabra, haciéndome así respetar por la Naturaleza. S.P.H no hablaré más de lo necesario. No hablaré “por hablar”, en forma compulsiva y superficial, puesto que la palabra es creadora. S.P.H aprenderé que es mejor escuchar que hablar y que quedarme en silencio no me desmerece. S.P.H aprenderé a ser benevolente para con quien me habla tratando así de escuchar tranquilo, con paciencia y expresando admiración y elogio. S.P.H tendré siempre presente que con lo que digo y en la forma como lo digo estoy moldeando mi ser interno, modificando mi

entorno, uniéndome o desuniéndome a los otros y fabricando con cada palabra felicidad o infelicidad. Que así sea.

Jueves S.P.H aprenderé a tomar distancia frente a los problemas de la vida cotidiana para observarlos objetivamente sin apego, en forma impersonal, como si fuese el espectador. S.P.H aprenderé a observar mis motivaciones profundas: celos, envidia, afán competitivo, deseos de predominar, deseos de ocultar mis propias deficiencias, sacándolas a la luz y observándolas objetivamente antes de actuar. S.P.H aprenderé a dejar la subjetividad de lado cuando practique la auto-observación. S.P.H aprenderé a reconocer y aceptar mis propios errores y mis actitudes negativas, y aprenderé a trabajar para eliminarlos. S.P.H aprenderé a agradecer a aquel que señala mis faltas. Aunque no me de cuenta, me está ayudando a crecer. S.P.H aprenderé a aceptarme tal cual soy, con todas mis virtudes y defectos. S.P.H aprenderé a quitarme las máscaras que uso y a dejar de aparentar, tratando de ser realmente yo mismo. S.P.H aprenderé a controlar la ambición de poder, de figuración, de fama, de renombre, de dinero; lo que podré realizar si practico con tesón la virtud del desapego, sabiendo que desapego no es desinterés, es cortar los lazos internos que me atan a las cosas. Desapego no es no poseer cosas, es que estas cosas no nos posean. S.P.H aprenderé a hacerme cargo de mí mismo dándome cuenta de que “Yo Soy” responsable de mí mismo, de que “Yo Soy”

quien fabrica mi destino y recorre el camino de mi vida y dejaré de echar la culpa de lo que sucede a los demás. S.P.H dejaré de preocuparme por los qué dirán, qué pensaran de mí, cómo lo tomarán, y trataré de ser espontáneo, actuando en forma natural y libre frente a cada situación que se presente. Y no quedar atrapado por el “debería”, debería actuar así, debería ser de tal manera. Que así sea.

Viernes

S.P.H aprenderé a aceptar la idea de que nada es permanente, y de que todo está sujeto a cambio. Aceptando la idea de que mi cuerpo también tendrá enfermedades, envejecimiento y muerte. S.P.H aprenderé a abandonar mis hábitos, que me tienen atados y me impiden crecer. S.P.H aprenderé a abandonar los falsos sufrimientos. S.P.H aprenderé a simplificar mi vida, haciéndola sencilla y simple, y evitando la complicación. S.P.H aprenderé a desprenderme de todo lo superfluo. S.P.H aprenderé a no dañar a nadie, ni con mi pensamiento, palabra, ni acción. S.P.H aprenderé a enfrentar la vida menos seriamente, con menos solemnidad, tomando todo con humor y alegría. Aún lo malo. S.P.H aprenderé a no autocompadecerme.

Sábado

S.P.H aprenderé a valorar lo que la vida me da, no lo que deja de darme. S.P.H aprenderé a evitar que nimiedades me cierren para ver las cosas valiosas que me rodean. S.P.H aprenderé a querer a todos, diciéndoles mentalmente “te quiero”, desde el corazón, cada vez que me acerque a alguien. S.P.H aprenderé a disfrutar con las cosas simples y pequeñas: una flor, una paloma que va cruzando el cielo, la mano de mi pareja que se apoya en la mía, el aroma del café, un gato que cruza el camino. S.P.H aprenderé a darme cuenta de que yo formo parte del universo, y que me muevo gracias a la corriente de vida universal. Que sólo soy una parte de un todo. S.P.H respetaré todo lo creado, y aprenderé a no destruir nada sin un motivo justificado. Respetando la vida en todas sus formas. S.P.H abandonaré la violencia. Aprenderé a ser flexible y suave. El agua termina horadando la piedra, sin ningún tipo de violencia, sólo perseverancia. S.P.H aprenderé a “querer”. Un deseo que nazca de lo más profundo de nosotros mismos, es como una orden del destino, que tiene que cumplirse. S.P.H si me ocurren cosas que no puedo cambiar, no me opondré, dejaré fluir la situación hasta que se agote por sí misma y las cosas se acomoden solas, por su propio peso. Y si veo venir una dificultad, esperaré relajado, suelto, sereno, y cuando llegue, trataré de pasar por encima, como si saltara una valla. Que así sea.

A medida que practique los ejercicios, observará profundos cambios en su forma de vida, y aún las cosas más simples adquirirán un nuevo significado.

Se sentirá mejor físicamente: las molestias habituales de salud (cansancio, dolores musculares, dolores de cabeza), se harán menos frecuentes y llegarán a desaparecer. Se sentirá cada vez con mayor capacidad física, y dueño de una sensación general de bienestar. Además de mayor sensación de autodominio, calma en la esfera de las emociones y paz mental.

LA QUINTAESENCIA DEL MUNDO (La Alquimia del Espíritu Solar)

Según el premio Nobel de Física, Erwin Schrödinger, la vida pareciera ser el "comportamiento ordenado y reglamentado de la materia, que no está asentado exclusivamente en su tendencia en pasar del orden al desorden, sino basado en parte en un orden existente que es mantenido. Su propiedad más sorprendente es la de desplazarse hacia arriba contra el flujo del tiempo". La vida, según Schrödinger es una contradicción paradójica respecto a la segunda ley de la termodinámica, que establece que todo está, ha estado y estará moviéndose hacia abajo, hacia el equilibrio y la muerte. Sin embargo, la vida evoluciona hacia una mayor complejidad y se caracteriza por una improbabilidad omnipresente. Es decir, la vida es un orden implícito que mantiene y regula los procesos materiales. Entonces, vemos cómo muchos teóricos de la física expresan que la vida en realidad es orden, estructura y jerarquías. La vida no es anarquía, desorganización, ambigüedad y confusión en ningún caso, siendo estas tendencias condiciones de Tánatos como pulsión de muerte y fuerza involutiva. Por otro aspecto, quizás más contemporáneo, el físico alemán Burkhard Heim trabajó por alrededor de 40 años en formular una "Teoría del Todo". Amplió la teoría general de la relatividad a 12 dimensiones. Aquí propone que la materia o el mundo material es la expresión visible de un orden implícito que está en dimensiones superiores. Aquí Heim propone un mundo donde predomina la energía (partículas sin masa) y como propone el Kybalion con el Principio de Mentalismo, y cómo este "mundo inmaterial" crearía nuestra realidad física y material. En la comprensión del principio de polaridad, que es uno de los regentes en este mundo, es que podemos encontrarnos con dos afirmaciones que pueden ser igual de verdaderas: «todos somos diferentes, todos somos iguales». Reflexionemos juntos sobre esta idea:

Un termómetro puede indicar grados de calor y frío, pero estas diferencias son parte de una misma única energía. En una escala musical existen tonos y semi-tonos, a mayor altura, mayor sutilidad y a mientras más bajo, mayor densidad. No obstante, en algún punto, los extremos se tocan. Con nuestros defectos y virtudes ocurre igual. Siendo los primeros una energía densa y los segundos una energía sutil parte del mismo principio. Imaginemos a la Verdad como un gran fuente en la montaña más elevada de cual desciende el agua hasta la más baja planicie. Será entendible que esta agua, pura desde su fuente vaya ensuciándose y contaminándose al ir descendiendo. Sin embargo, sigue siendo en esencia la misma agua. Por eso nuestra labor es volver a ser como el agua de la fuente en la alta montaña que ha eliminado de sí toda impureza. El agua que ha regresado a la fuente en la montaña en su sabiduría sabe reconocer lo diferente al haber descendido, sabe que hay cosas que purifican y otras que ensucian, y que ciertas notas igual que en una escala musical elevan y otras hacen descender, ahora comprendiendo desde la altura, más allá de la polaridad que, «todo es igual», pues desde aquí todo proviene. Así, La Gran Fuente que es Dios: crece. Es imposible ver las cosas de forma más objetiva y menos subjetiva, imposible acceder al conocimiento viviente en estado de vigilia carencial, hemos propuesto que este puede ser incrementado mediante ciertas disciplinas. De lo contrario estaremos a merced de una alucinación colectiva, impedidos totalmente de alzar este vuelo. Nos encontramos en los tiempos de mayores niveles de oscuridad porque, a diferencia de las películas, en la vida real ya es muy difícil saber quién es el malo y quién es el bueno. Es decir, ya no se puede confiar en la prensa, no se puede confiar en toda la información que abunda en las redes, no se puede confiar totalmente en la ciencia (pues depende de dinero también para cumplir con las investigaciones en las cuales invierten algunos siniestros grupos de poder), no se puede

confiar en sólo una parte de la historia pues esta la escriben los vencedores (y los vencedores no necesariamente son los buenos). La única forma de discernir todo realmente es despertando a niveles más elevados de vigilia, formando un YO Volitivo. De lo contrario, sólo seremos agentes inertes del sistema. No pensaremos por nosotros mismos, sino con la "cabeza" del inconsciente colectivo, sin responsabilidad alguna, cómplices, mostrando las peores características de la especie. En lo personal no me encuentro muy optimista respecto al mundo civilizado, por lo que esta obra aspira principalmente en ser un pequeño Faro que sirva de guía en la tempestad. Temo que cercanos al fin de este siglo XXI, el mundo civilizado seguirá siendo un gran manicomio. La diferencia es que ahora los enfermos mentales andarán sueltos, y los sanos estarán con camisa de fuerza. Hay grados de subjetividad y grados de realidad, más allá de todo esto se encuentra la Verdad, pronto el extremo del error y la subjetividad tocará fondo, y este será un fin de un mundo. Es posible que incluso nuestra especie desaparezca para siempre, esto no lo sabemos, pero conocemos esta recurrencia que ocurre por inercia a nivel de la especie a través de toda su historia. Nos encontramos frente a los grados más marcados de subjetividad y llegará el día de la locura. Por esta razón se puede observar cómo se va normalizando todo aquello que durante siglos nunca lo fue, y no lo fue porque existen incontables estudios en que se muestra con evidencia empírica el hecho de que estas conductas son fruto no de la sanidad sino de complejos y problemas psicológicos. Lo que es en época de subjetividad, la ciencia es despreciada totalmente al igual que lo que ha ocurrido a lo largo de la historia con el fanatismo religioso, ingresando en el terreno de la psicosis. Aquí encontramos a la superstición que se ve reflejada entre aquellos que aceptan volublemente ciertas cosas sin siquiera razonar y entre aquellos, que por el contrario, niegan tajantemente algo sin

tener la capacidad de ver otros ángulos pues ambos extremos son rigideces mentales. Por otro lado, declaramos que no existe la moral ni la virtud mecánica, estas cualidades sólo se expresan naturalmente en elevados niveles de vigilia producto de la disciplina, autoconocimiento y autodominio. Antes de eso, es mejor seguir la “Ley de Oro” al irreflexivo libertinaje. A Jesús los fariseos le inquirieron: “–dinos cuál es el mayor mandamiento de la Ley”, a lo que Jesús respondió: “–ama a Dios por sobre todas las cosas y no le hagas a tu prójimo lo que no quieres que te hagan, cumple con esto y encontrarás la Ley y lo dicho por los profetas”. Igualmente, muchos profetas a lo largo de la historia humana decían que debíamos encontrar a Dios en el corazón, simbolizando, de alguna manera que podíamos encontrar la Verdad a través del centro emocional. Dios en realidad es a quien debemos llegar a honrar y amar por sobre todas las cosas como decía Jesús, es nuestra verdadera identidad, nuestra chispa divina que es emanación del Absoluto en la Tierra. El gran problema es que nos encontramos cojos y ciegos, moviéndonos entre la niebla espesa de la vida. Ambas piernas no se encuentran coordinadas debidamente y así no avanzamos en dirección alguna, más de las veces tropezamos y erramos en el blanco, ¿Cómo avanzar y en qué dirección a menos tengamos los ojos bien abiertos?. Por plantear un ejemplo y de otra manera, las carreras académicas humanistas y científicas son como agua y aceite. Mientras la primera suele verse subjetiva, la segunda puede ser más objetiva. Mientras la primera tiene corazón, la segunda tiene intelecto. Mientras la primera tiene sentimiento, la segunda posee la técnica. Ninguna por sí sola hace mucho, pues siempre quedaremos cojos. La unión y coordinación de ambas, tal como dos piernas, crea otra fuerza. Sin embargo, el agua y el aceite por naturaleza no pueden unirse, lo único que puede unirles es la fuerza del amor consciente (vinculum quippe vinculorum amore

est). Esta fuerza sutil es la espiral (spirit), el espíritu de todo, la quintaesencia. Dicho por Giordano Bruno: «En todas las cosas hay una fuerza divina, esto es, el amor, el padre en sí mismo, la fuente, el océano divino de todos los vínculos». La quintaesencia es el Amor. Una etimología de la palabra “amor” es que es una palabra compuesta del latín, donde “a” significa “sin” y “mor” es una contracción de la palabra “mortem” que significa “muerte”. En consecuencia, amor quiere decir “sin muerte”, por lo tanto, según este significado el amor es eterno y tal como decía Hermes Trismegisto: “Sólo lo eterno es real”. El amor es el Absoluto y nosotros poseemos una chispa del Absoluto. Desde aquí nace todo y en todo esto el Universo se sostiene. Así se puede ver desde todo lo que la teoría de El Rayo de la Creación. Según esta teoría existen siete cosmos: 1- Protocosmos 2- Ayocosmos 3- Macrocosmos 4- Deuterocosmos 5- Mesocosmos 6- Microcosmos 7- Tritocosmos El Protocosmos estaría formado por múltiples Soles Espirituales. Se ha hablado mucho sobre el Sol Absoluto o el Sol Negro, aquel Sol invisible que se encuentra “detrás” del Sol visible. Cuando los antiguos sabios egipcios se referían al Absoluto, se referían con el nombre de Amón-Ra. Es un craso error cometido por los historiadores, decir que los antiguos egipccios eran politeístas, ellos eran monoteístas y su consideración de otros dioses era solo basada en el respeto hacia diferentes fuerzas de la

naturaleza. Nuestra Chispa Divina es una emanación del Sol Absoluto, por eso quienes vuelven a su Esencia, vuelven a ser Hijos del Sol. Según Friedrich Von Licht en El Fuego Secreto, Hiperbórea (más allá del viento del norte), según la mitología griega, es el lugar donde el dios Apolo permaneció inmediatamente después de su nacimiento y en donde cada diecinueve años, período que necesitan los astros para efectuar una revolución completa y volver a su posición inicial, el dios celebraba sus fiestas durante la noche de equinoccio de primavera. Por su parte, Atlántida, según el mito, era la isla donde reinaba Atlante o Atlas, el titán que sostenía en sus hombros la bóveda celeste. Von Licht dice que es fácil, entonces, entender el mensaje de la leyenda. Hiperbórea es la residencia del Sol, el dador de luz, calor y vida. Atlántida es el hogar del Espíritu que "sostiene al firmamento". Por tanto, cuando se afirma que la Alquimia proviene de Atlántida e Hiperbórea, a los adeptos no les interesa señalar tanto su origen histórico o geográfico como su fuente espiritual y energética: el Espíritu Igneo que sostiene al universo y que “sólo puede verse desde el interior”. Quizás mucho se ha hablado sobre el Sagrado Sol Absoluto, y es obvio que todo Sistema Solar está gobernado por uno de esos espirituales soles. Esto quiere decir, que nuestro sistema de mundos posee su Sagrado Sol Absoluto propio, al igual que los otros sistemas solares del inalterable infinito. El Segundo Orden de mundos estaría formado con todos los soles y planetas que viajan a través del espacio. El Tercer Orden está formado por nuestra galaxia, por esta gran Vía Láctea que tiene como capital cósmica central al Sol Sirio. El Cuarto Orden está representado por nuestro Sistema Solar de Ors.

El Quinto Orden corresponde a nuestro planeta Tierra. El Sexto Orden es el Microcosmos Humano. El Séptimo Orden está en los Mundos Infernales. Sin desear ampliar excesivamente lo expuesto, podremos eso sí darnos cuenta del hecho de que nuestra especie homo-sapiens no es tan importante como se imagina. Son incontables los autores e investigadores que exponen la teoría de que somos alimento de otras fuerzas desconocidas y que poco menos nos encontramos en una “Granja Humana”. Ya dijimos dentro de los primeros capítulos que la especie sapiens tiene prohibido evolucionar pero puede hacer este salto cuántico de la consciencia en forma individual. Y es que, justamente, como especie nos encontramos esclavizados y lo peor es que no nos damos cuenta, es más, la mayor parte de la gente ama sus cadenas. No obstante, algunos individuos poseen una “intuición de la verdad”, la cual les hace buscarla al no poder contentarse con el panorama ofrecido. Algo pareciera no calzar, algo pareciera andar mal. En los últimos años se ha vuelto moda en las teorías de conspiración hablar de seres annunaki o reptilianos. No nos cabe duda de que este tipo de seres existen, y muchos de ellos, quizás la mayoría, no ejercen influencia positiva en el ser humano. Gurdjieff mencionaba que la especie humana -compuesta por seres "tricerebrales" a lo que la neurociencia actual comprueba con la teoría del cerebro triuno propuesta por Paul McLean- fue gratificada en el pasado con un órgano particular, situado en la base de la cola (en la época en que teníamos una), el órgano que llamó "kundabúffer". La función de este órgano, en cuyo nombre creemos reconocer la energía central del yoga, "Kundalini", era simple: impedirnos ver la realidad tal cual esta es. Es decir, hacernos tomar lo imaginario, o lo ilusorio, por lo real. Persuadirnos de que

lo que vemos, escuchamos, percibimos y comprendemos, ya se trate de nosotros mismos o del resto del mundo, constituye la única y verdadera realidad. Posteriormente, por orden superior, cuenta Gurdjieff, este órgano desapareció de nuestro cuerpo, pero por una especie de "predisposición hereditaria", sus efectos aún se hacen sentir en la casi totalidad de nuestros semejantes. Nosotros continuamos, a pesar de las intervenciones benéficas pero rápidamente distorsionadas de ciertos "Enviados de lo Alto", los fundadores de nuestras religiones y Escuelas de Misterios, creyendo que el mundo, tal como se nos aparece, es real. Este órgano sigue ejerciendo sobre nosotros una fuerza verdaderamente hipnótica que se traduce en una sugestión profunda. Y estamos tan hondamente sepultados bajo nuestras certidumbres engañosas que la idea misma de salir de allí nos parece absurda. Dormimos y decimos: "Yo estoy despierto. ¿Por qué tendríamos que despertar?". Poder de la imaginación, dice Ouspensky, poder de la fantasía, "que usurpa el lugar de una función real". Así que continuamos creyendo, alentados por palabras seductoras (Sócrates, Descartes, Jung), que podemos conocernos a nosotros mismos y que, por consiguiente -pues es fácil dar el paso- nos conocemos. Tan viva es nuestra vanidad, tan ligera nuestra mentalidad, que vivimos encorsetados dentro de imágenes muy precisas, nosotros que no somos más que niebla o “microbios cósmicos”. De esta manera escuchamos cada día, en una forma u otra, a alguien que nos dice "Yo soy así, yo soy asá", y percibimos otra cosa. O bien se equivoca, o bien miente. Sobre esto bien lo dice Ouspensky, citando las palabras de Gurdjieff: "Usted verá que puede pensar, sentir, actuar, hablar, trabajar, sin ser consciente de ello, y si usted aprende a ver en usted mismo los momentos de consciencia y los largos

periodos de mecanicidad, verá con la misma certeza en los demás en qué momentos ellos están conscientes de lo que hacen y en qué momentos no lo están" (...) "¿Cuándo ustedes se recuerdan a sí mismos, qué es lo que recuerdan exactamente?". Todo esto puede unirse a muchas teorías, como el Mito de la Caverna de Platón o también a la idea del "Depredador" , una instalación foránea, especie de Kundabúffer presentada por Carlos Castaneda y que es de la cual deseo comentar. En Pases Mágicos, Castaneda escribió: "Los seres humanos están en un viaje de conciencia, el cual ha sido momentáneamente interrumpido por extrañas fuerzas." Y del libro El Lado Activo del Infinito cito: "Los hechiceros creen que los depredadores nos han dado nuestros sistemas de creencias, nuestras ideas del bien y el mal, nuestras costumbres sociales. Ellos son los que establecieron nuestras esperanzas y expectativas y sueños de éxito o fracaso. Nos han dado la codicia, la avaricia y la cobardía. Son los depredadores que nos hace complacientes, seguidores de rutinas, y ególatras. Para mantenernos obedientes y dóciles y débiles, los depredadores se comprometieron en una maniobra estupenda; estupenda, por supuesto, desde el punto de vista de un estratega de la lucha. Una maniobra horrible desde el punto de vista de aquellos que la padecen. Ellos nos dieron su mente! ¿Me escucha? Los depredadores nos dieron su mente, que se convierte en nuestra mente. La mente del predador es barroca, contradictoria, malhumorada, llena de temor de ser descubiertos en cualquier momento.

Yo sé que a pesar de que usted nunca ha sufrido hambre tiene ansiedad de alimentos, que no es otra cosa que la ansiedad del depredador que teme que en cualquier momento ahora su maniobra vaya a ser descubierta y su comida va a ser negada. A través de la mente, que, después de todo, es su mente, los depredadores inyectan en las vidas de los seres humanos lo que es conveniente para ellos. Y ellos aseguran, de esta manera, un grado de seguridad el actuar como un amortiguador contra el miedo". "Los depredadores nos dieron su mente - que se convierte en nuestra mente". Un acto que se conoce como 'estupendo' desde el punto de vista de una estrategia de lucha.” Esta “mente” pienso se refiere al cerebro triuno que hemos mencionado anteriormente, que tiene la particularidad de mantener una “memoria ancestral” radicada en el complejo-R, que hace a nuestra especie operar en forma mecánica, sumado al sistema límbico que permite mantener una conexión hacia el reino animal, haciéndonos ni animales ni reptiles, sino híbridos. El neocórtex, a su vez, sería el programa de sociocultural introyectado, además de una interpretación y aprendizaje en la vida sin ser esto nada de sabiduría. Todo esto, en su conjunto, presenta lo que comúnmente llamamos “personalidad”, la cual, en realidad, es un injerto foráneo y llega el momento en que la tomamos como la “verdadera” identidad. La descripción de Osho de la iluminación viene a la mente con respecto a este dilema en el que nos encontramos: "La iluminación es un proceso destructivo. No tiene nada que ver con ser mejor o estar más feliz. La iluminación es el desmoronamiento de la falsedad. Es ver a través de la fachada de la pretensión. Es la erradicación completa de todo lo que imaginamos que es verdad."

Sólo liberándonos internamente podremos liberarnos afuera. ¿Afuera de qué?... De los mensajes publicitarios, del marketing, de las modas e ideologías, de todo lavado de cerebro y eventualmente, ¿Por qué no? Liberarnos de los dioses que nos tienen esclavizados. Liberarnos del frío dominio de los Arcontes del Destino sobre la humanidad. Escribir sobre estas fuerzas en profundidad sería motivo para otro libro, sin embargo, expondremos algunos aspectos pero debo confesar me abstengo un poco de hacerlo y lo hago al final de este libro para evitar incentivar en desmedida la imaginación del lector. Hay muchos grupos que empiezan por las ramas del árbol y no por sus raíces, la imaginación es más proclive a motivarnos a investigar sobre supuestas magias, contactos con dioses o ángeles y evitar así hacer el arduo y humilde trabajo de conocernos a nosotros mismos. Prosiguiendo con lo antedicho, el ovniólogo Salvador Freixedo expresa en su libro Defendámonos de los Dioses: “El que piense que todo lo que se refiere a los ovnis es una alucinación, etc., etc., está completamente equivocado y, a estas alturas, cuando el fenómeno ha sido investigado a fondo y aireado por todos los medios de comunicación y cuando se han publicado sobre él cientos de libros, los que todavía siguen pidiendo pruebas demuestran tener una cabeza bastante pequeña y bastante cerrada, por muchos títulos académicos que posean.” Eso que este libro fue escrito hace más de una década, sabemos en la actualidad existen. Según Freixedo –quien ha dedicado una vida entera a investigar este fenómeno–, los dioses se manifiestan ante la humanidad sólo por dos razones: necesidad o placer. Estos seres no nos aman ni nos odian, simplemente nos tratan al igual como nosotros tratamos a los animales. Así vemos cómo diversidad de gente se comporta de diversas formas con los animales, muchas veces por afecto, a veces por crueldad o incluso por deporte (como en la casa y las corridas de toros). En el caso

de los Arcontes, nos referimos a “Los Señores del Zodiaco”, es decir, son las influencias de los astros y planetas que rigen sobre nuestro destino, el cual, se encuentra a merced de estos fríos seres que cumplen con la labor de mantener otro orden a nivel cósmico. Pensemos que tal como el mensaje de Hermes: “como arriba es abajo, como abajo es arriba”, nosotros no nos encontramos para nada como imaginamos vanidosamente en el pináculo de la especie, no somos los reyes del universo, tan sólo somos una especie más de miles y miles. La humanidad como especie está obligada, como hemos dicho, a cumplir con las reglas del juego que se le ha asignado. Debe nacer, sufrir, amar, gozar, reproducirse, construir civilizaciones, destruirlas, enfermar, y morir, sólo para beneficio de potencias superiores invisibles, quienes capitalizan el “producto vital”. La evolución a nivel universal es infinita y opera en una mutua cooperación. Dentro de este esquema, así como nos alimentamos y capitalizamos de otras especies, también otras más elevadas a nuestra escala evolutiva lo hacen con nosotros. Para ellos nuestra especie es una “Granja Humana” y esta capitalización es negativa para nosotros pero positiva para ellos. El mineral se alimenta de los rayos solares, la planta se alimenta del mineral, el animal de la planta e incluso otros animales, el sapiens de todos los anteriores y las fuerzas superiores (podemos llamarles ángeles y arcángeles), suelen alimentarse de las emanaciones de la especie, de su caldo aurífero, su energía vital. Sólo liberándonos internamente podemos escapar transitoriamente a estas leyes, y de este modo evolucionar al disponer de la energía necesaria para alimentar a nuestro ser. Sólo diremos que no recomendamos para nada al buscador el invocar a nadie, ni llamar a nadie para adorarle, ni postrarse ante ningún dios-persona ni ante ningún dios-persona para rendirle culto ni celebrarle ritos. Sólo rendir honor a la propia Chispa Divina que es emanación incorruptible e indestructible del Absoluto. Las razones de esto es que a menos el sujeto no haya

creado en si mismo un enorme centro magnético, puede ser objeto de ser esclavizado por otras fuerzas que pueden ser malignas a mediano o largo plazo y es lo que se ha visto en miles y miles de casos incluyendo en la vida de muchos líderes de la humanidad que han sido motivados a realizar tremendas injusticias en nombre de su “dios” Como hemos dicho, principalmente estos dioses se nos manifiestan por “su” placer, no el nuestro. A cualquier persona que le parezca descabellada esta idea es simplemente que se encuentra profundamente dormida. Todo esto es un gran juego, una gran trampa de la cual debemos liberarnos. Al poner la vida en el ser, vamos aumentando la sabiduría y el poder espiritual para ir liberándonos de ciertas leyes, y cumplir así, como servidores del Sol Padre... Como Hijos del Sol Absoluto.

Sobre el autor Christian K. Fulcanelli, pseudónimo literario de escritor de nacionalidad chilena. Posee estudios de psicología. Actualmente se dedica a desarrollar su sistema de desarrollo humano llamado “Alquimia del Espíritu Solar”.

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