La Paz Perpetua Hoy

La Paz Perpetua: El ideal kantiano de paz hoy y una nueva “guerra justificada”contra el terrorismo. Situación.- “Ningún

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La Paz Perpetua: El ideal kantiano de paz hoy y una nueva “guerra justificada”contra el terrorismo. Situación.-

“Ningún Estado puede inmiscuirse por la fuerza en la constitución y gobierno de otro”.1 Esto es lo que se expresa en el quinto artículo de los artículos preliminares para la paz perpetua, propuesta por Kant. Este artículo que es entendido en su expresión más no como una mera proposición sino, como una ley prohibitiva, es decir, aquella ley que tiene una eficacia rígida; engloba, junto con los otros cinco restantes, el marco mínimo para abordar la tentativa de la paz perpetua kantiana. De esta forma el respeto que Kant exige a los Estados para con los Estados resulta básico para cualquier pretensión de derecho. El respeto pleno de la soberanía de un Estado, se expresa como el respeto que debe haber con los pueblos que, guiados por su insociable sociabilidad, conformaron (contra su voluntad quizás) una sociedad civil, dejando la salvaje libertad con la que contaban en tanto estado natural propio de los hombres, es decir, como aquel paso soberano que los hizo dejar de ser masa y convertirse en pueblo. De tal forma, es que me resulta de vital importancia tomar este artículo no como el más importante o el primero en un orden determinado, sino como quizás el que más resuena en la actualidad bélica de nuestro tiempo, en donde los grandes Estados, o potencias, de la cual sabemos, una, es la que más contradice el artículo citado y que con el status que le da ser potencia político-económica, se aboga el derecho de vulnerar las constituciones y sociedades que les parezcan una amenaza para sus intereses.

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Kant, I. Sobre la paz perpetua, Editorial Tecnos, Madrid, 1998, p. 9.

Esta claro que a las situaciones a las que me refiero tienen que ver con todos los conflictos que se detonaron después del 11 de septiembre norteamericano (11 S) y que tienen en constante tensión nuestro mundo. Las llamadas guerras asimétricas2, llamadas así en contraposición a lo que se llamó “Guerra Fría”, en donde había una polarización radical de dos mega potencias, dicho de otra forma, la guerra estaba tan claramente expuesta que o se era rojo o rayado; de esa forma el enemigo era claramente diferenciables y localizable. Había una tópica bélica explícita. En el caso de los conflictos contemporáneos, las guerras asimétricas son aquellas guerras que ahora advienen en la dispersión, estas guerras en donde el enemigo no tiene cabeza clara y además tiene células transnacionales (tipo Al-Qaeda) con una estructura propia de los movimientos contra-culturales: horizontalidad y flexibilidad militante y en donde por la misma incapacidad política de limitar al enemigo, se aglomeran causas antiglobalizantes, anti-neoliberales y grupos separatistas o movimientos de liberación nacional, todos amontonados, clasificados y hechos caer en un mismo saco por la política de “los que están con nosotros” o “los que están contra nosotros” propuesta por Washington luego de reordenar y redefinir las “amenazas” para el mundo occidental, acaecidos los hechos del 11 de septiembre del 2001. De esta forma es que me hace sentido preguntarse cómo es que en nuestro actual estado de crisis política, o en aquella retirada de lo político, como lo enuncia Nancy y Lacoue-Labarthe 3 se piensa en el establecimiento de una paz perpetua que opera en Kant y que se consigue con la maduración de los estados respetando por sobre todas las cosas el derecho, entendido como aquel conjunto de condiciones bajo las cuales el arbitrio de uno puede ser compatible con el de otro según una ley general de libertad.4 Pues siendo la propuesta kantiana la más aceptada o por lo menos en la que se han basado y establecido las políticas de derecho internacional, cabe exponer como concibe la política contemporánea la propuesta kantiana de una paz perpetua entre los estados, como producto de una maduración de la racionalidad de los hombres.

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Cfr. Bishara, M., La era de las guerras asimétricas, Ediciones Le Monde Diplomatique, versión chilena, 2001. 3 Cfr. Nancy, J. y Lacoue-Labarthe, P., La retirada de lo político, Ed. Anthropos, Barcelona, 2002. 4 Sobre la Paz Perpetua, Sobre el concepto de República, p. XXIV.

Por esto, la acción política contemporánea que usan los estados maduros o potencias y que vulnera el legítimo derecho que tienen los estados a elegir su autonomía es la que me hace pensar que el ideal kantiano de paz perpetua es la difícil tarea que debemos afrontar y de tal manera deba convertirse en nuestro “nuevo horizonte insuperable”, en el sentido como Sartre lo enunciaba como la necesidad histórica de la humanidad. De esta forma, la tentativa propuesta por Kant, aquella idea que apela a la consecución de la anhelada paz que no tenemos, debe ponerse y revisarse cada vez pues debemos estar pendientes de que a pesar que la paz perpetua se presenta ya desde Kant como un ideal o utopía, debamos hacer el esfuerzo por hacerla cada vez más posible.

La Propuesta kantiana de la paz perpetua y su proyección.

Kant compartía con Hobbes, la idea de que el estado natural de los hombres no es la paz sino más bien la guerra5, en donde a pesar de que no se declaren las hostilidades propiamente tales y no siempre se llegue al conflicto, la inminente amenaza siempre está allí, a la orden del día. Por eso es que para Kant el establecimiento de un Estado de Paz deba ser la tarea de los hombres, para pode así llegar a una solución que beneficie a todos los hombres que están de acuerdo en dejar de lado el primitivismo de su estado natural. Por ende a pesar de que ya estando fuera del estado natural siempre violento y salvaje, los hombres dentro de un estado pueden tener hostilidades con otros y pueden a través del triste instrumento de la guerra establecer sus hostilidades a fin de resolverlas con un tratado de paz, que les traiga la paz en el futuro.

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Sobre la paz perpetua, p. 14.

De tal forma que todos los hombres que “ejercen influencias”unos con otros, deban buscar la seguridad que les brinda una constitución civil a la cual recurrir luego para establecer la paz. Por que una cosa es clara, el hombre que es propenso al conflicto con los demás, a raíz de su insociable sociabilidad, busca el conflicto pero también busca la paz, pues por cansancio está empujado a buscar soluciones que lo dejen establecer estados en donde se pueda desarrollar. Dicho de otra forma, los hombres tanto como utilizan la guerra y el conflicto para resolver asperezas con sus vecinos, también necesitan de la paz para poder construir algo que lo haga trascender, pues no sólo es destrucción. Kant establece que los hombres que buscan conflicto deben exigirse mutuamente, el estar dentro de parapetos cívico-legales que permitan una salida a la hostilidad. Pues de lo contrario, se estaría en una a-poría, en un sin camino ni salida y, se volvería al estado de la naturaleza humana en donde reina la ley del más fuerte y en donde no existe ningún tipo de derecho en donde los hombres puedan resguardarse tanto como derrotados o victoriosos de un conflicto. La constitución civil que establece Kant, tiene a su haber tres aspectos principales, los cuales se expresan 1) según el derecho político (Staatburgerrecht) de los hombres de un pueblo; 2) según el derecho de gentes (Völkerrecht) de los Estados en sus relaciones mutuas; 3) según el derecho cosmopolita (Weltbürgerrecht), en tanto los hombres considerados dentro de una Humanidad.6 Esta división de los aspectos de un derecho público, es vital para entender la propuesta kantiana de una paz perpetua, pues establece que no sólo basta que un pueblo necesite para sí el establecimiento de una constitución civil que le permita vivir en el imperio del derecho, sino que además obliga a que los estados exijan a los demás estados también entrar al ámbito del derecho en tanto, comparten un solo mundo, una sola gran tierra y por ende deben tratar de vivir en armonía compartiendo el mismo espaciamiento natural en donde nadie tiene más o menos derecho de habitarlo.

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Sobre paz perpetua, p. 15.

Dicho esto, Kant expone en su obra que la idea del contrato original, aquel que nos permite establecer la necesaria convivencia social, tiene su expresión teórico-política en la idea del republicanismo Esta idea de republicanismo Kant la entiende como aquella idea más próxima al contrato original, y con la cual toda constitución civil debe confrontarse para el establecimiento de un paz perpetua, pues dicha constitución se basa en los preceptos básicos de la libertad, de la dependencia de los hombres bajo una regulación común y de la igualdad de aquellos que acatan la regulación común, en tanto considerados como ciudadanos.7 En la formulación de esta república, se establece la calidad de los hombres en tanto ciudadanos y por tanto considerados como parte constitutiva de la sociedad civil. De tal forma que una sociedad que tenga para sí una constitución republicana considerará la voluntad general para consentir las decisiones que se necesiten y de esta forma por ejemplo, se entiende que los ciudadanos en tanto hombres dentro del derecho son también colegisladores de sus propias normas. De esta forma, en el caso de un conflicto o guerra, los Estados que cuenten con una constitución republicana deberán enfrascarse en una difícil misión porque para decidir se debe hacer caso omiso a la voluntad general de la sociedad, la cual estime si es necesario llegar a la guerra y si es factible ir a la guerra asumiendo todo lo que ello implica. Por eso para Kant, la constitución republicana representa una forma más óptima de cómo se gobierna, pues en el caso de un conflicto los ciudadanos están considerados como hombres y no como posesiones u objetos que están dentro de un reino, como lo es en el caso de los regímenes despóticos, en donde hacer la guerra es una cosa muy fácil y en donde los hombres están obligados a ir sin que hayan reflexionado sobre las consecuencias sociales que conlleva un conflicto. Aquí es donde para mí está el problema que vive en la actualidad, pues para mí la democracia como forma de estado contemporáneo y que tiene como forma subyacente al 7

Ídem.

ideal republicano: con la separación de los poderes fácticos, ha sido por parte de las potencias un gran régimen déspota y es más, se podría decir que es un nuevo tipo de totalitarismo: un totalitarismo inédito.8

La democracia

contemporánea como despotismo inédito y una nueva “bellum

justus”.

Si bien Kant consideraba que la democracia en su constitución originaria no podía albergar el espíritu y el ideal del republicanismo, pues encontraba una contradicción que la democracia se mostrara como aquella soberanía que todos poseían y que por tanto funda un poder ejecutivo en donde todos deciden sobre y, en todo caso, contra uno, quien no da su consentimiento (la cuestión de la minoría), con lo que todos sin ser todos, deciden, 9 lo que Kant consideraba una contradicción radical con la voluntad general; es el modelo que se transformó en El modelo político, después de la experiencia vivida con los regímenes totalitarios durante el siglo XX y de tal forma se estableció como hegemonía al ser considerada la salvaguarda ante cualquier tentativa totalitaria. Ahora bien, hay que entender que al calor de la lectura kantiana de democracia, o lo que éste entendía como tal es distinta a la nuestra, en tanto que la democracia si opera con un modelo representacional, es decir tiene forma, y en donde existe la clara separación de los poderes del estado, y en donde los ciudadanos en tanto que eligen a su ejecutivo, éstos no encarnan en si mismo el legislativo, pues lo haría un régimen déspota; dicho de otra forma tenemos un régimen demócrata y republicano. Y de esta forma la democracia contemporánea se enmarca dentro de aquella idea de Kant de que entre más reducido el

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Esta idea de totalitarismo inédito, es la que trabaja Nancy en “La retirada de lo político”, y se expresa como aquel advenimiento político que llegó después de la caída de los regímenes totalitarios del s. XX y que hizo de la democracia el nuevo modelo hegemónico. Pero no por eso el mejor y el que brinda mas tranquilidad al mundo, pues los conflictos a los que el mundo se ha enfrentado han sido por la imposición de la democracia a como de lugar: Guerra de Irak, Guerra de Afganistán, Conflicto árabe-israelí, conflictos africanos como el de Somalia, etc. 9 Sobre la paz perpetua, p. 18.

número de personas del poder estatal y mayor representación de los mismos, está más abierta la posibilidad del republicanismo. Pero para mí, el punto conflictivo sobre el cual pretendo al menos enunciar la problemática es cómo a partir de la vulneración del derecho soberano de los estados, cometidos por un estado como los Estados Unidos –por ser el caso más claro pero no el único: recuérdese el apoyo europeo a los ataques a Medio Oriente –es decir, cómo a partir de la vulneración de uno de los artículos que regulan la idea de un republicanismo, aquel que versa sobre el “respeto de los estados y la prohibición de intrometerse en las constituciones de otros estados”,10 se puede consolidar un programa de paz permanente, que haga verdadera justicia al ideal kantiano, en el cual se basa mucho del derecho internacional. Me parece de suma importancia exponer que la “imposición de la democracia” que hacen Estados como los Estados Unidos de Norteamérica y el apoyo que recibe de Estados como el de Gran Bretaña, merman cualquier intento de llegar a un acuerdo posible para la consecución de una paz, entendiendo que ellos mismos violan y contradicen el derecho internacional al que apelan. Los regímenes del Oriente Medio, quizás no sean el símil de occidente, pero me parece que hacerles la guerra por no ser como los modelos occidentales y establecer como válidas las excusas sobre la “amenaza” que representan para el occidente y sus intereses, hacen que se cree un nuevo tipo de “bellum justum”, de guerra justificada, a la manera cristiana en tiempos antiguos; Kant es claro rupturista con esta idea pues las guerras justificadas en nombre de una religión, en la antigüedad, y ahora en nombre de una nueva religión llamada democracia occidental, y por eso ofrece un programa en donde se establezcan medios para guerras que sean equitativas en el sentido de no ser solo despliegues militares sobre pueblos desarmados o armados con armamento casero11 o inapropiado: pues no es un conflicto que 10

Cfr. Cita número uno del presente trabajo. Basta con ver en los medios el conflicto palestino ( y ahora también líbano)-israelí y la diferencia armamentista entre uno y otro además de un detalle no menor: Palestina no es reconocida por organismos internacionales oficiales como un Estado propiamente tal, por lo que ni siquiera puede ser considerado una guerra; con las consecuencias que aquello significa: muertes civiles sin derecho a nada y la desprovicion y total desamparo de cualquier tipo de ayuda humanitaria en casos de guerra. Lo que ocurre allí es un conflicto visible pero no dimensionado en su gravedad y alcances. 11

pueda resolverse de manera satisfactoria por la constitución misma del conflicto, en donde ni siquiera el “enemigo” tiene un Estado de derecho. Por esto para mí, la propuesta kantiana me parece un ideal al cual tenemos que aspirar, pues sin duda alguna queremos vivir y disfrutar de una vida que sea “vivible” para todos, que no solo sirva para cubrir las necesidades de orden básico, sino que además podamos desarrollarnos como humanidad y por ende la necesidad del ideal del establecimiento de una Federación de la Paz, aquel tipo especial de federación de estados que buscan acabar no con una guerra sino con todas las guerras para siempre12, que en nuestra historia reciente advino en su forma de Liga de Naciones y luego en Organización de Naciones Unidas, se hace impetuoso en el sentido de resguardar el derecho internacional y su debido respeto para la paz mundial. De ahí que acciones como las que emprende Estados Unidos o algunos países europeos cada vez que ven amenazada su seguridad es agredir a estados que no tienen la simetría económico-política para afrontar una guerra y por tanto, cada incursión que se emprende en nombre de alguna amenaza –antes fue la amenaza comunista en Vietnam, ahora la amenaza terrorista de oriente medio – termina siendo una tentativa de exterminio 13 sobre la cual nunca se podrá establecer el fin de las hostilidades y es más las exacerba; es lo que ocurre con los conflictos que actualmente interviene Estados Unidos entre otros, en donde en vez de darles el espacio a los estados para que ellos elijan sus propios procesos políticos, éstos les impongan uno, con lo cual agreden el derecho de cada hombre a legitimar su forma de sociedad y con ello se pone en cuestión la autonomía de los estados. De esta forma y pensando en que la paz perpetua se establece pensando en que tenemos, o estamos de alguna forma obligados, a establecer un derecho cosmopolita en tanto compartimos un mismo mundo, un único mundo, se debe pensar que manera los estados están en disposición para una paz necesaria en un mundo que se extenúa de si mismo y que se sabe finito. Pues vivimos una época crítica, tal como la vivió y pensó Kant, de ahí que se hace necesario reflexionar al tenor de las propuestas kantianas que queremos de mundo. 12 13

Sobre la paz perpetua, p. 24. Ídem, p. 9.

Bibliografía:

Kant, I., Sobre la paz perpetua, Editorial Tecnos, Madrid, 1998. Nancy, J. y Lacoue-Labarthe, P., La retirada de lo político, Editorial Anthropos, Barcelona, 2002.