La Paz

La Paz Un valor fundamental para las personas, las familias y las naciones ¿Cómo puede cultivarse este valor desde nues

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La Paz

Un valor fundamental para las personas, las familias y las naciones ¿Cómo puede cultivarse este valor desde nuestro interior? Vivir la fraternidad y la armonía entre los seres humanos son los ideales de paz que más se predican, en contraposición al desastre, la guerra y a todo género de conflictos. Pero la paz no comienza desde fuera, sino desde dentro. No depende de las decisiones de altos funcionarios sino de lo que llevamos en el interior. La paz es un valor que suele perderse fácilmente de vista. Cuando una nación entra en conflicto con otra y tenemos que vivir sus consecuencias o cuando en la familia los problemas o pleitos comienzan a surgir comenzamos a apreciar el valor que tiene la paz. La paz puede verse a nivel internacional o a nivel personal, pero en cualquier perspectiva debemos entender que no surge como producto de un "no meterse con nadie", con un dejar hacer a los demás para que me dejen "vivir en paz". La calma y tranquilidad tampoco se da, necesariamente, como producto de convivir con personas afines. Las dificultades entre los seres humanos suele ser algo común. Quien no sabe vivir en paz generalmente lo identificamos como una persona conflictiva porque: Es imposible llegar a un acuerdo, aunque sea pequeño y de poca importancia. Tiene una marcada tendencia a buscar en las palabras y actitudes un doble propósito, normalmente negativo.

Se siente aludido y agredido ante cualquier circunstancia, y más si está en contra de sus intereses. Busca por todos los medios "salirse con la suya" aunque esté equivocado. En el trabajo o los negocios crea dificultades inexistentes. Discute con facilidad. Como cultivar la paz Lamentablemente, aunque a veces los países logren resolver sus conflictos, la paz no siempre es duradera. Casi la mitad de los países que recuperan la paz vuelven a una situación de guerra en un plazo de cinco años. Como en todos los valores, se requiere la iniciativa personal para lograr vivirlos. La paz interior surge como un producto del conocimiento propio: aprender a dominar nuestro egoísmo y el deseo de tener siempre la razón; saber escuchar y comprender las debilidades propias y ajenas. Pero sobre todo: pensar en los demás siempre. Cuando esto ocurre conciliamos la paz con nosotros mismos y con nuestros semejantes. Con origen en el término latino pax, la paz puede ser definida en un sentido positivo y en un sentido negativo. En sentido positivo, la paz es un estado de tranquilidad y quietud; en cambio, en sentido negativo, la paz es la ausencia de guerra o violencia. A nivel político y para el derecho internacional, la paz es la situación y relación mutua de quienes no se encuentran en guerra. Se trata, en estos casos de una paz social, donde se mantienen buenas relaciones entre comunidades de individuos. En cuanto a la paz familiar, no olvidemos que todas las actitudes de los padres se reflejan en los hijos, por eso es importante: No discutir o quejarse de los demás delante de ellos Saber sonreír aún en las dificultades; Evitar que todos sufran las consecuencias de nuestro mal humor; Enseñar a disculpar; Crear las condiciones para hacer agradables todos los momentos de convivencia.

La Paz Verdadera La Paz es un anhelo de la mayor parte de la humanidad. Durante milenios, el hombre ha “conceptualizado” la Paz y la ha buscado obtener por todos los medios. El mundo tiene su propio concepto de Paz. Incluso nosotros podemos tener una personal idea de lo que “Paz” significa, pero, más importante que ello, es conocer el verdadero concepto de “Paz”La palabra que Dios ocupa para definir PAZ es el hebreo SHALOM. Shalom significa un estado de “bienestar”, de “plenitud”, “estar completo”, “bendición”, “salud”, “prosperidad”, “integridad”, “paz”, “concordia”, “sosiego”, etc. Muchos teólogos concuerdan que el término SHALOM, lo que se tradujo en español como “Paz” es una palabra que por su contenido, requiere de muchas palabras para describirla. Sin embargo, también la Biblia nos enseña a discernir del verdadero concepto de “Paz” y de los erróneos conceptos de “Paz”. La paz verdadera no depende de las circunstancias En ocasiones creemos que cuando “todo esté bien” o cuando tengamos todas las circunstancias a nuestro favor, entonces tendremos paz. La Biblia muestra lo contrario. La Escritura nos enseña que aún con circunstancias difíciles, podemos tener Paz. Jueces 6:24 “Entonces Gedeón construyó allí un altar al Señor, y lo llamó «El Señor es la paz», el cual hasta el día de hoy se encuentra en Obra de Abiezer.” La paz verdadera es diferente a la paz que el mundo ofrece Jesús dijo a sus seguidores: “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.” (Juan 14:27) Jesús en este versículo nos habla: La que EL da y la que el Mundo da Jesús vive en un tiempo en el que en el mundo se vivía la llamada “PAX ROMANA” La paz que el mundo de aquella época ofrecía estaba basada en las circunstancias. Estaba basada en la política de “pan y circo”. El origen de la pax romana venía de cosas externas. Este es el tipo de paz que el mundo ofrece.

La paz verdadera se obtiene permaneciendo en dios Considero que pasa lo mismo con Dios y las circunstancias. Hay ocasiones en nuestras vidas, que pasamos por ese tipo de “túneles”, y una vez dentro, creemos que Dios no es firme en nuestras vidas, que Dios ya no está, que Dios no es tan estable como pensamos y las circunstancias parecen eternas, no cambian, ¡están fijas! Pero eso es sólo una ilusión. Dios es Eterno y Estable. Dios no tiene sombra de variación. Dios es nuestra Roca firme en quien podemos fijar la vista cuando atravesemos circunstancias adversas en nuestras vidas: Isaías 26:3 “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”