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LA MUERTE

Vladimir Jankélévitch Traducción)' prólogo de ili.J...\'UEL ÁRRA\Z

PRE-TEXTOS

r,.,,u uhr:i ~e b.:t1 nervios~1s o las enfer~~e­ cL1de:) cont:1gios:is, tiene sien1pre un CJ.r:ícter 1n:is o rnenos sobre:1ñadido v ·Jd\·enricio: :uJL'lll:is Lis preocupaciones son n10/estias que perturh:in :1 Jlgu'nu ..; en LtZn de su salud. Je :;u oficio. de su pobrez:1. de su:-; sinsabores con~·ug:1!t_·..,: \- L·n fin. la prt.·ocupaclón. [ipo espeL'i:J] de inquietud. coincide tan bien con su c:tus:1 que elb. misr11a !lega J. ser Ja caus:.l .. La rnuene por ::;u p~1rte es Lt Je ....;dicha univcrs:i[ y !a enfermedad difusa. '( anre todo !a muerte repn:'.'iLnr:t .;-.:! h:tndicap en cierro modo in1p:dpable o. si :-;e prefiere. L1 i1nponderahle tara que pesJ sobre la exisrenci;i: es;i deducción en el origen, esa hipocec:1 de:-;conCJ.dJ. ele J.nternano. y todo ello desde el n~cimiento. es

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la enfermedad constitucional que ll::imamos finitud. Por lo demás, la muerte no es la desventura excepcional de cienos hombres, ni la eles.gracia de cienos de.shereelados, es una n1aldición común para todos: el hombre es atacado no en tanto enfermo o torpe o desprotegido, sino en tanto que hombre, o, por decirlo de algún otro modo: alrrüs Ka8' aú-cóv; lo que significa: el hombre es mortal no ya en tanto en cuanto es esto o aquello, no ya por varios motivos- y en tales o cu::i.les circunstancias, sino que es mortal absoluta.mente, esencialmente, morral pura y sin1ple1nente: íá:rrA(ú;! Las enfermed:::~:..:~--;;_;:.::2W1, a la manera de ser: la muerte aniquila el ser de las maner::is. Como l:::. ;:::2.~idad, según los Apóstoles, no quiere saber nada de la -npocrüJTtOAT\\j/Ía, es decir: no tiene preferencia por nadie, no torna en consideración ni el estado ni la situación social; es inherente a la condición universalmente humané=en. g.f'.neral; del mismo modo que "la guardia que vigila los accesos al lou_vr.f",._1no protege a los reyesl Es el ser de la criatura el que está limitado, no _t::-'.! ·e1 .,hacer" el que es culpable. A ciertos teólogos no les molestaría en abEol•..n.c horrar toda distinción entre la maldición y !a rnala suerte, entre la fataliC-.d y el fracaso, y se representarían de buena gana la mortalidad como la con,.,- '11encia de un castigo. Y una vez mis se banalizJ.ría la inuene reduciéndola.a l..l::> ciimensiones de un fenómeno partitivo y empírico. El absurdo del final se oy:-,ne a los desengarlos de la continuación. corno la miseria metafisic.a se opone a la desgracia personal. '{ la n1ortalidad, no sólo no es nunca en-tanto-encuanto, sino que ni siquiera, hablando con propiedad, es la razón de nuestra preocupación: del mis1no n1odo que no ad1nite ningún quatenus. tampoco responde a la pregunt1 Car. ¿Por qué esa frente preocupada? la respuesta ·porque tiene una enfern1edad del hígado" es perfectamente una respuesta, que ;isigna la causa determinad:i y circunstancial de la preocupación: el Porque neutraliza efectivan1ente el Por qué y responde a la pregt1nta. Pero !a respuesta "porque !\eg~tr:í un día en que tendri que rnorir" no es una respuesta. pues es una respuesta que responde con la pregunta rnis1na, ya que e! Porque nos devuelve a! Por qué: ¿acaso no es la necesidad dt; rnorir la esenci:i nlisrna de la vida? Deber 1norir no es por t;:into, propiamente hah!ando, un n1otiuo ele preocupación: !a n1uerte es 1n:.í.s hien la fuente de todas las preocupaciones en1píricas y n~lturales: la muerte es la preocupación preocupante y lo que d~1 a tocl~1 preocupación su dimen::;ión tr:ígica: por eje1nplo una tensión alta, un soplo en el cor:izón. un exceso de urea son 1notivos de preocup::i.ción porque iinplican un~t posibilidad de 1nuerte; pero no es direcra1nente !a 1nuerte lo que constituye !a preocupación. Nlás aún: las preocupaciones empíricas que :ilborotan en el escenario para divertir a la galería son mis bien la coartad::i. de una angustia [ejan·J y mis profunda: estas son paraclójic::i.mente las preocupaciones que representan la verdadera incuria de Lt providencia: es el :1jetreo de !a preocupación lo que nC?s pennite

de la efectividad de la vida en general, po~ el sirnple hecho de que ·la vida es la vida, y n_o__ .tiene __nada q_ue _ve~__c:9n tiles _() Cll_ales -~aneras circu_nstanciales de existencia. El ligero -velo- dé 'li melancolía~ -que la anguStia morral deja caer sobre nosotros, no tiene naO que ha sido convertido a la muerte en vida no pasa su tiempo de modo diferente a co1no lo pasa el profano; sus asuntos no son diferentes, ni tampoco sus ocupaciones: sólo el énfasis Y la ilunünación de su devenir ;i parecen transfigurados.

.precis:.in1entc:- el c:i.so de Dio::>. Los teólogos nos acostumbr;in ;i la idea de que si n:.idJ. sob. en e! sencido óntico del \·erbo ser Pero en ese l':ISO. la esenci~l r~1n1poco es - ¡y por lo t:.11110 no es JiYin:i! Co1no t:i.n1poco lo que es po.::>ih!e. por definición. puede· e>:i."tir. ~ l.'no está por tanto :1boc:ido a decir que Dios esti n1:í.-; all:í de !a e."cnci:1 1...·01110 c:'Sti ¡n:Ís a!l:í de \;J e:-;:i."tenc!:1. que e.". para ernp!ear el \'Oc:1hul:trio de Plotino ~-de Dioni:->io el .-\rcopagir:.i. Urrtpo-Úatoc;, _-;ohrel:senci:i!. tncluso i.:n este c:iso. sería toJ~l\·ía positivid:1d puríslrn:l. \corno e! Ser supre1no no da e! ser m:ís que si é! n1isn10 es ser e.Je nada o noser. :1sí b. Esenci:1 supren1a no funsai de 111áaph)'.~ic¡11e l'ScfJ,uoíriJ!,!l/lll'. !':tris, 19.:;7, enrido inversos. Tampoco .">lrve par:1 h~1cernos entender éSta pleni¡u' de la vida se'- articula en lapsos-' de .. tiempo; y así como lbs :petiodos _r:tncidenadOs_ y' los ·éPiscidioS sucesivos se: limitan unos a ottds· en_ el tiemP_o &Iobal de 13. vid3, así es,e tiempo global a su vez, ese Tienipo-de todos _lb.S tiempos, encajonatjo entre eI·nacimiento y la muerte, aparece- como ·un· episodio en la eternidad de la nada: las dos nadas que le oprin1en, la nada anterio~ al comienzo y la na·da posterior al fin. convierten el tiempo global en una: dliración vertebrada. labrada, estructurada, donde se articulan entre ellos_ hasta el infinito los tiempos seg1nentarios. Así con10 la silueta actual de la persona es una especie de recinto recor[ado en el espacio infinito, así la \·ida personal es una carrerJ. de algunos decenios cirClJnScrita en el océano de la eternidad sin límites. La finitud es lo que da un valor al tien1po desnudo, es decir, la cosa más impalpable y más neutra del n1undo, ¡la vil duración! ¿No es el tiernpo lo contrario de una mercancía? Aunque si el tiempo no es dinero, sí puede ser la condición elemental y ;:ibstracta por excelencia de todo enriquecimiento._ A partir-de 5-éneca, 1 la filosofía ton1a conciencia del valor del tie1npo y no desdeña regular su economí:.i y su buen uso. •1Von exiguio-n temporis bahemus, secl multum perdimus. Satis longa rita... Non accepinzus breuem vitam, sedfecimus.~ "iSéneca. que reprocha a los frívolos disipar semejante tesoro (~re omniton pretiosissinro !uclitu11.). nos reconlienda que llevemos la contabilidad de nuestros días: ·Recense ritae tiuu! dies•. Para la filosofía cristiana. el buen etnpleo del tie1npo consi~te en la preparación para la vida eterna ...No hay nacJa más precioso que el tie1npo, puesto que con un solo instante se puede co1nprar el gozo de una gloriosa erernidad." 2 Regulando el aprovechamiento de los días por el seYero '-..'Ó1nputo de las hor~1.s. Nicole condena los v:inos pasatie1npos y to sur le traité de senr!que, ·De la

IH'ié1'eté de lr.1 de·. ~ El padre Nicobs de Sau!r. .--1dre,,1:e pour cbercher OieH par les t•oies nat11reíles er surnatttrelles,

lfr'i L. ~it:ole. De tusa.~e d11 rempsi c"nsayn púsmmoJ. Ft:ne!on. Réjle:dons saintes pn11r tous fe.'>jours r/11 111ois, 2- jurnad:i. l)7

Dios. liber:il y ma~':!. . cconorrü::I de su providen-\ ';uen uso del tiempo, puesto ,; ·:ez, y sólo nos concede el segundo ~ TJ.rd5.ndose el tercero en la manga, de~·( tncerr!Jur:: .'.-.: si lo !legaremos a disfrutar un día. El -, c>::i dJ.do p:ira aprovechJ.r L1 e[ernidad; y lJ. eternid;:id nunca será ·'~º larg:.1 corno parJ. lJrneruar l:i pérdida de tie1npo si hemos abu- ,.;~~~~.Í ·.:1.ldo . . k: ¿r.. L:1 recuperJción del tiempo perdído tiene desde ahora un senLido. :'>Ets in.:üpido, mis Inodoro, y n1ás incoloro que el agua· pura, mis int::ingib!e e irnponderable que el aire atmosférico, el tiempo, cuando se nos n1ide rneticulosJrnentc, J.dquiere un valor infinito. Por unas gotas de :igua en el culo de unJ bote!lJ. quien se est:.í rnuriendo de sed en el desierto darí:J sin dud:1 todo el oro del mundo; por :i.lgunos ins[3.ntes más de aplaz:.1n1iento de l:i pen:i ¿qué no d:iríJ. el condenado J. muerte? Así como la r~1reza y, cuando se est:í :il borde de l::i n:id;:i, JJ unicidad que es el casi n3Ja, encJrecen !3s cosas y les confieren un valor. JSÍ la brevedad del plazo y, en ú!tün:i instancia, el instante semelf5.ctico que es el casi-nunca, revaloriZ:ln el devenir: pues el insr::inte es la casi-inexistencia Y el acontecimiento dudoso por excelencia, lo n1isn10 que el hápax es la aguja rnás fina y el super!:Hi,;o r.trísirno el.:- la rJrefacción. ¿Qué digo? ¡El casi-nada de la duración, :1p:irición evanescente, es rn5.s inexistente que cualquier haecceidad inUíviJual! La person:i a !::J. que se concede un cu·Jrto de hora mis de plazo no Jebe desperdicíar esos quince preciosos minutos: ¡el tiempo urge! Pero :J.quel que dispone de un único inst;:inre ¿cómo lo emplear5.? ¿Qué hJri con es:i rr1or:J.tori:.1 infinitcsirnal para no perder su última oportunidad en toda la eternidad? Ahor:I bien. puede suceder que un instan re sin duración concentr~ en sí n1is1110 ~l \·:J!or de un largo interv:i!o y con[eng:1 el máxin10 fervor en et núniino tie¡npo ... Sucede J \·.:-ces que un goce continuado y 1n:ís o n1enos diluido SL concen[rJ de pronto en un júbilo repentino. ¡L~1 pasión concentr:1da en t:se insrante puntual tiene in:is valor en ese caso que años enteros de tr:1nquila felicidad'. Pero ¿qué es !'.1 vid:i enter::l. perdida en el oc~ano de la eternicL1d. sino un ¿¿,rn11 instante? A n1edid:::i que los milenios .'iuccden J. !o.-; rnilenius, :i n1ediJJ que el olvido hace su (r:lb:ljo, la biografía Je] Jes:ipareciJo se h:lce c:::ici:i vez 1n::í.s dudosa y tiende :i :::inul:irse: de todo Jquello que fue una vld:i quedar:i un c:isi-nada. :lpenas una huella .. En nuestra.::; re]J.ciones con el prójimo, b caducidad o labilidad Jel devenir es !o que nos hace t:In precioso al ser querido y explic:i nuestra dilección infinit:J por L1 efünera y fr:igil inocencia del niño. nuestro :1pego casi malsano a su precaried:iJ y :i su ingenua frescurJ. ¡No dispon.:-mos de toda la eternidad par..1 Jdorar. cuidar y proteger esa inocencial. ¿Cón10 contener !o infinito en rn:ís de.se:ible que lodas las for en toJo lo den1J.s. nos en'.:' cón10 Jeben1os ser circi · ..no nos d:i nunJlicado: así, etc·eiebro es el órgano-obstáculo de! pensa1niento, el ojo, el órgai:,.,,,nhstáculo de -la vista, el lenguaje, el órgano-obstáculo del sentido. Georg Siriirllc-;, d.E\5cribía en la "tragedia de la cultura..3 una arnbivalencia dialéctica del mismo _ord€.:~~~-eCe~pí­ ritu, si quiere expresarse, necesita de determinados signos que.-sin,embarg'u le desmienten, y que le sirven a la vez de estorbarle; ¿en virtud.de que c'urioso capricho del destino el sentido no- puede expresarse--más que-en -el malestar? Tal es, sin embargo, la acrobacia del estilo... La obra -reniega del·:creador-.del que procede, y sin embargo sin criatura tampoco habría habido cre3.:.. dor. Así es como la ingrata progenitura reniega de ·su mismo creador. Pero eso no es todo: la retracción o contracción de la existencia individual es la condición de toda vida verdadera y ?eter_minada: ¡condición contrariante, y determinante en la medida mis1na en que es contrariante!· ¿No son acaso las linütaciones el precio que h-J.y que pagar por la vida personal? ¿Acaso no hay que soltar lastre para llevar una existencia plena? -¡Pues n9 se puede ser a b_ vez todo el nlundo y uno n1L.:;1no! ¡Aquel que lo es todo no es nada! La persona es esta paradoja nlisma de la positividad negativa y del infinito finito. Aquel que acept3 ser poca cosa, que no quiere ser nlás que lo que es, será "ªl menos~ un poco_. aquí y ahora, este y no aquel. No s~ disolverá en lo indetenninado. Tal es el caso del arte, especialmente de la escultura: la resistencia de l:i n1ateria es el instrumento-iinpedimento de la fonna que una n1ano _de ~1rtista arranca· ai tnárn1ol rebeide; íPUes no se esculpen· {as nubesl La poesía y la música, a su vez. inventan mil problemas difíciles, se ünponen las reglas gratuitas del soneto y las prohibiciones a menudo arbitrarias de la fuga y del contrJ.punto, se encierran en la estrechez de un estricto juego para encontrar su razón de ser. E:-; lo que Nietzsche llama "danzar en las caJen:L""· Porque el artisr:1 nece.'-'ita encontrar trabas en sus anagramas y en sus caligr:Hnas para ..,entir.-;e lihre. Es la gravedad lo que condiciona, contrariándolas, la gracía de L1s h::iílarinas y el esfuerzo victorioso de los alpinistas. Y de 1nanera si111il:1r los triunfos del virtuoso son victorias sobre la fatiga y la torpeza. sohn: la inercia inuscular '! la pereza de los órganos .. Pur un efe1.._"to de balanceo donde se reconoce la Alternativa füncbmental, l:.i gravitación es paraio de C6ntradicción? ¿O tal vez de una economía admirablemente irig~~iosa que se v:iliera del no-ser para afirmar el ser? A::;í es con10 los hombres se sinren de las caídas de agua para hacer girar sus turbinas y convierten fuerza devastadora de los torrentes en fuerza motriz: la violencia domesticada se cünvierte en obediencia ... Pero no, el órgJ.no-obstáculo no es un a_rdid de ingenio que hace trabajar al servicio del hombre a las fuerzas hó-stiles. A ·decir.verdad,. el equívoco del órgano-obst:.ículo es infinito y su dialéctiCa no dese1nbocará- nunca en una con-ciliación; y el espíritu está siendo lanzado constantemente de un ·contradictorio al contradictorio de ese contradittor'io sin que pueda fijarse nun_Ca. Si- el obstáculo sólo nos permite vivir irrisoriarnente, el órgáfio·.:.t:bnt:inúa;trágicamente irnpidiéndonoslo. En resumidas cuentas, el-yivo·-ne-Cesita el ~~enerto que le mata: ¡necesita morir para poder vivir! Ironía o economía, pocO irllpon:a. ¿El vivo no está en cierto tnodo intoxicado por su-dulce veneno. por el irritante diletna de una 111uerte :l la \·ez vital y ho1nicida? - Por eje1nplo. el cuerpo es el órganoobstáculo del aln1:l. El aln1a a la vez entorpece el f1.1nciona111iento ele los órgano.s al tomar conciencia de ellos, y representa el principio de anirnación sin el cual la carne inerte no sería más que c::irroña; inversamente. la carne entorpece. desfigura y desn1iente el e:-;pfritu, y al n1is1no tien1po ofrece :il ahna en pen~l, en y por encarnación, la oportunidad de una exbtencia personal y detennin3d:l; :i su 1nanera. el cuerpo e.'.'I por tanto la rnuerre de l_a vida del altna y, en cierto modo, la muerte Yi[aÍ de esa vida; el cuerpo es el alma suspendida y- Constreñida, para existir. a esa suspensión misma. No obst:inte el órgano-obstáculo puede ser, en JeterminaJas circunstancias, más obstáculo que órgano; este es el caso, especialmente, en el fracaso y en la torpeza, cuando el cuerpo se convierte en una m3sa inerte sometida al geotropismo de la gnvedad: este es el caso en el dolor y en la enfermedad,

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Órg:ioo-obsrJ.culo del espíritu, pero (como su propio non1bre indica) son m:ís órgano c.¡ue obsticulo: y J.quí el A_ pesar de es p:lr::idójico, esotérico, ' secund::irio: y es el Porque por el contrario el que, en el caso de la muerre, désafí:1 ;_¡.] sentido con1ún. NegJción del alrn3, el cuerpo no es m:ís que indirecramente y por intermitencias: el cuerpo es una interrupción provisjonal y p:1rCi:Jl de la vida espiritual. El organismo es ante todo el conjunto