La Linares Ensayo

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República Bolivariana de Venezuela Ministerio del Poder Popular para la Educación U.E Colegio San Francisco de Sales San Cristóbal-Edo Táchira

Las Linares (Ensayo)

Docente: Gerardo Guillen Año: 5to U

Participante: Aldrin Román Pineda Chacón

San Cristóbal, Marzo 2020

Comienza con la lucidez de la sociedad destella en la sinceridad de su lado más oscuro. Del conjunto social refleja su idiosincrasia. Cuando sus miembros invocan sus demonios y manifiestan sus miedos; ellos confiesan sus inseguridades sin poner en riesgo su honor. Y todo esto, gracias a la mágica habilidad otorgada por la mitificación de personajes reales. Protagonistas que despuntan de forma distinta a la convención social. Y así el drama se agudiza, cuando la historia involucra a una mujer de convicciones liberales y de supuestos valores impíos. Que la convierten en prospecto perfecto para cumplir con el papel de chivo expiatorio. Evocar demonios internos y exteriorizar profundos miedos sin someter a juicio el honor personal, es posible dentro de una sociedad retrógrada y patriarcal. Los pecados quedan impunes en la conciencia, cuando su confesión se ejemplifica a través de terceros. Terceros cuya única culpa, quizá haya sido, mostrarse más sinceros y seguros de su libertad que la norma social. Esta relación se evidencia con la interacción dentro de un grupo social, donde el raro, el loco, el friqui, es no solamente juzgado sino inculpado de vicios ajenos, y todo para que sus detractores puedan revelar sus faltas. Claro ejemplo dentro del libro, a más del personaje central, es el del “Cuete García”, personaje que vivía y sobrevivía a su modo, un modo un tanto desfachatado pero sincero y real.

En divinidades buenas y malas el hombre deposita sus convicciones, a través de ellas vive y se redime. Mitifica el pueblo a uno de sus miembros por conveniencia, por interés y por sapiencia, pues desde siempre ha sabido que no hay mejor manera de expiarse que a través del mito. “La Linares” se presentó desafiante y sincera; es por eso que ser directa, fue petición irrefutable para llevarla a beata, una santa, no tan santa, pero de divinidad indiscutida, bienaventurada que cargó con el peso de algunos pecados  propios, pero más ajenos. Las reglas están hechas para someter, y quien no se someta, pasará a ser discriminado. La discriminación se aplicará con más saña en el caso de una mujer, pues según la moral, mujer que se respete, se acoge a lo establecido. Si la mujer tiene esencia libertina se la calificará como una mujer vulgar, no por comportamiento impío sino por imitar la independencia varonil; tal como ocurrió con Manuelita Saenz. Y esto nos lleva a concluir que, de la mujer se espera todo, amor, comprensión,

paciencia,

independencia.     

pero

se

castigará

con

dureza

su