La Infancia de Un Jefe

El cuento La infancia de un Jefe1 (L’enfance d’un chef) del autor francés Jean Paul Sartre (1905-1980) hace parte de la

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El cuento La infancia de un Jefe1 (L’enfance d’un chef) del autor francés Jean Paul Sartre (1905-1980) hace parte de la literatura existencialista de la primera mitad del siglo XX, este género acudía al uso de los preceptos de la corriente filosófica denominada de la misma forma. Los supuestos del existencialismo plantean una visión pesimista del hombre, entendiéndolo tan sólo como un cúmulo de experiencias inútil y frustrante; el pensamiento existencialista desarrollado en pleno se puede apreciar en la obra de Sartre El ser y la nada obra publicada en 1943 en que compendia su apreciación filosófica sobre la existencia humana. La infancia de un jefe transcurre entre dos localidades francesas principalmente, Ferolles y Paris, aunque se relatan algunos eventos en otros lugares franceses e ingleses. La historia se sucede desde los albores de la primera guerra mundial y se extiende hasta las insinuaciones de la segunda, narra la historia de un acomodado burgués, futuro heredero de una fábrica, iniciando desde la primera infancia y avanzando a través del proceso de maduración a partir de la experiencia y el pensamiento; cuenta la metamorfosis de este hombre desde su infancia hasta el inicio de su vida adulta En torno a Lucien Fleurier, protagonista de esta obra, se desarrollan los demás personajes, sus descripciones no son prolijas pues están descritas desde la interpretación y subjetividad de Lucien; así, se presentan a los padres de Lucien, a los conocidos de la familia y algunos familiares, a Berliac (un amigo de Lucien), a Bergère (un surrealista capital en la trama); la relación de cada uno con Lucien, se cuenta por dos vías: la narración omnisciente y el pensamiento de Lucien; éste se desarrolla desde la inmanente pregunta patente durante toda la obra: ¿Quién soy?. Con respecto a los padres de Lucien, existe una diferencia marcada entre sus formas de afrontar las actitudes de Lucien, a pesar de que tienen un principio común, la inconciencia del desarrollo psicológico de su hijo. La señora Fleurier es una mujer elegante y corpulenta, en la niñez de Lucien recibe halagos por su lindo hijo, ve actitudes explicadas por el narrador como engañosas cual si fueran sinceras, supone la bondad de su hijo. Con el crecimiento de Lucien y sus etapas de inquietud, se preocupa por la apariencia desgarbada de su hijo; La señora Fleurier interviene más en la vida de Lucien que su padre, se acerca al 1

Sartre, Jean Paul “La infancia de un jefe”.El Muro. Editorial Madrid. Madrid España 1949 páginas 117-202

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colegio de Lucien y le aconseja en cuanto a ayudar académicamente a su primo Riri puesto que le cree desagradecido; además, aproximándose al final del cuento, le pide que no se involucre con los camelots (un grupo de nacionalistas franceses). Por su parte, el padre de Lucien no se preocupa por las actitudes de forma mayor, pues entiende que deben presentarse cambios durante la vida; esto es palpable en las burlas hacia las pataletas de Lucien en su infancia, la tranquilidad con que afronta el sopor del crecimiento de su hijo, la oportunidad de presentarle la fábrica y el rol a desempeñar en un momento adecuado de la vida de Lucien y la impersonalidad de la pregunta sobre la vinculación a los camelots; no obstante, se nota la adecuación a la que somete a su hijo desde pequeño escogiendo para él colegios importantes y hablándole sobre su futuro de Jefe aún en la infancia. La infancia de Lucien es narrada de forma natural por el autor, sin embargo, existe en ella un sabor a diferencia que se va haciendo perceptible con el paso de las líneas, en primer lugar, Lucien es descrito como un niño muy bello, tanto que se le viste de ángel y los adultos le llaman niña; otra circunstancia de esta infancia es que se crea en Lucien una tendencia a la especulación sobre los temas vitales generada a partir de una experiencia no muy bien determinada en la que se quedó a dormir con sus padres, entonces surgen en la psiquis del niño inquietudes sobre la vida, inquietudes que llega a relacionar con el juego y el pretender. Pronto Lucien empieza a pretender ser hijo amoroso aunque detestando secretamente a sus padres; realiza hipótesis fantásticas sobre la actividad de sus padres y sobre su veracidad, por momentos les cree impostores aunque se conforma con seguir “jugando a ser Lucien”. Transcurre también una etapa de somnolencia en la vida de Lucien, en ella se muestra mohíno y amargado, esto, como se ha reseñado produjo angustia en la señora Fleurier y risa en el señor Fleurier; en este punto se presenta un cambio en la apariencia del niño, pues se cuenta que le han cortado los bucles que lucía cuando era más chico. El pensamiento de Lucien sobre Dios es muy independiente, especula sobre formas de engañarlo haciéndole creer que es un buen niño que ama a sus padres; la razón de su odio está en que él sabe más cosas de Lucien que Lucien de si mismo. Justo aquí se introduce el personaje de Riri, descrito como un niño primo de Lucien, pero más niño, más interesado por el odio aprendido a los alemanes que por las elucubraciones de Lucien; a éste niño,

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Lucien le dice ser sonámbulo, pero no logra probárselo a sí mismo; en este punto se presenta por primera vez figura usada por Sartre para determinar la existencia: la bruma; Lucien es un niño con apariencia de bondad y buenas calificaciones pero que necesita de la instrucción del jefe (su padre para determinar algo con respecto a su objetivo). En esta instancia, se encuentra con otro desafío, la aceptación de su propia apariencia física; no concibe la idea de su cuerpo en expansión, se sienta ajeno; cae en una somnolencia crónica. El recurso narrativo utilizado por Sartre para cambiar de tiempo es el de llamar la atención sobre el cambio de pantalones cortos a pantalones largos; y el viaje a Paris para estudiar; una de las causas de no haber notado las tendencias mentales de Lucien, era su excelente desempeño académico, sin embargo, ni Lucien ni el autor dan mucha importancia a ese hecho; No obstante, el señor Fleurier le otorga un viaje a Inglaterra luego del cual se sume de nuevo en la somnolencia, ésta finalmente termina luego de llegar a la pregunta ¿quién soy?, tal pregunta nace con la inquietud sobre si en realidad se sobreestimaba concepto de la tía Berthe (Madre de Riri), al contemplarlo en la enseñanza a su hijo. Con el repentino despertar fruto de la pregunta sobre la identidad, se genera un fugaz gusto en Lucien por la filosofía, y destaca en esta materia; su éxito lo incentiva a escribir un tratado sobre la nada cuando esa es la respuesta a su ¿quién soy?,mas, finalmente abandona tal idea. Al retornar a su región de origen: Ferolles (lugar de la casa y la fabrica) y posterior a la I Guerra Mundial, Lucien se encuentra con cambios sociales que advierte con base a sus recuerdos de la primera visita a la fábrica; en esta ocasión el discurso de su padre y su recién descubierta composición nihilista, le encausan hacia contemplar la posibilidad del suicidio. A pesar de las tendencias suicidas del joven Lucien, éste no cruza a los hechos; su vida continúa con la vinculación a L’ Ecole Centrale cuyos estudiantes son apodados Pistones; Lucien encuentra también allí los cambios sociales, manifestados en la escolarización de becarios cuyo nivel de culturización se le antojaba inferior a Lucien; él manifiesta su incomodidad con todos ellos y su incapacidad de hacerlos sus amigos. La incomodidad de Lucien para con sus compañeros se matiza con la entrada de Berliac a L’ Ecole Central; la descripción de Berliac le sitúa en el rango de influyente, poco a poco se gana la fascinación de los compañeros de Lucien y de él mismo, su forma de

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hablar y sus maneras descomplicadas inquietan a Lucien a entablar una amistad iniciada a la vera de un poema escrito en escritura automática (conocida técnica de escritura de los surrealistas) y de confidencias sobre sus complejos (con todas las connotaciones freudianas que ello implica); sin embargo existe entre ellos la diferencia capital de estar el uno de acuerdo con vivir guiado por esos complejos (Berliac) y el otro con la necesidad de resistirlos y la imposibilidad de aceptar las manifestaciones de un supuesto complejo de Edipo en virtud de qué Berliac se comportaba lascivo con su propia madre. Es en medio de esa relación que aparece Bergére, un surrealista conocido por Berliac del que guarda celoso cuidado de presentarlo a Lucien y se ve forzado a una reunión en la que le hacen a un lado y comienzan una serie de citas en las que Bergére se propone enseñar otra perspectiva del mundo a Lucien, presentándole obras de Rimbaud y el marques de Sade; en una de estas citas surge el tema de la homosexualidad, que Bergére defiende como una reacción a la manera tradicional de obrar; es en estos encuentros con Bergére en que se sucede una lenta seducción y moldeamiento del pensamiento de Lucien hacia la perspectiva subversiva de Bergére, la visión del sexo y del propio contacto físico se van modificando hasta que el propio Lucien consiente ser besado en las mejillas por Bergére. En una de estas citas sucede un altercado entre Lucien y Berliac, en el que Berliac ofrece el consumo de hachís a Lucien y éste responde negativamente, ante el “desaire” Berliac se burla de él y se desmejora ampliamente la relación. Bergére gana la confianza de los padres de Lucien e incluso le permiten viajar con él; en este viaje, comenten actos homosexuales que terminan por confundir a Lucien con respecto a su sexualidad; recapacita alejado de él y teme encontrase a Berliac y a Bergére, anhela incluso la muerte de ellos para lo cual hasta recuerda a Dios y le pide tal cosa. Poco a poco, Lucien intenta volver a la normalidad, se reencuentra algunos antiguos compañeros sobre los que ejerce influencia en virtud de la experiencia (aquí se aprecia un rasgo notorio del existencialismo) y decide entrar a la escuela central, en ese proceso, encuentra a su antiguo profesor de filosofía, quien opina de Freud y su teoría empleando una palabra que consuela a Lucien: “Paparruchas”; de este modo, Lucien encuentra tranquilidad; tan sólo habían tratado de descarriarlo, pero sin éxito.

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Lucien retorna a Ferolles por una temporada en la que se da cuenta de su responsabilidad al morir su padre, este tiempo es utilizado por el señor Fleurier para explicar el funcionamiento de la fábrica. Nuevamente le asaltan las preguntas sobre su existencia, pero él las rebate dedicándose a la contemplación. La acción se traslada a tres flacos en este punto; por una parte está Guigard, un compañero de Lucien quien le invita a acudir a fiestas y le presenta a Maud, una mujer con quien se involucra sentimental y posteriormente sexualmente; por otra parte aparece Berthe Mozelle, ruda mujer que se nota interesada en Lucien y de por cual él se siente atraído, pero que a pesar de haber dado pié para un vínculo físico, fue despreciada por Lucien aludiendo a una llamada salud moral; y en tercer lugar, un personaje de nombre Lemordant, a quien Lucien admira por su seguridad, le sugiere la lectura de Barres, lectura que Lucien aborda con cautela debido a la experiencia vivida con Berliac y Bergére; Al ingresar en las lecturas sugeridas Lucien descubre la ausencia de la psicología y baja la guardia; de este modo, empieza a compartir tiempo con el grupo de Lemordant (la Liga de l’action française) cuyos miembros se denominaban camelots e identificado con la causa nacionalista empezará a construir su propia identidad. El cuestionamiento existencialista está bien demarcado a lo largo de la obra, de esta manera es posible enunciarlo claramente; en la primera infancia, Lucien se debatía entre los dos géneros planteando hipótesis sobre lo que le hacía niño o le haría niña; otro interrogante de esta etapa señalaba su relación con sus padres, se preguntaba si efectivamente él venía de ellos o si era todo un juego; otra pregunta más se da en torno a las experiencias sensibles por ejemplo cuando se pregunta se realmente debe quejarse porque se ha caído; en la búsqueda de la identidad, la confesión de Lucien a Riri sobre su “sonambulismo” muestra un deseo intenso de auto denominación, por supuesto la siguiente idea de bruma es la más fuerte durante el cuento; el descubrimiento de su propio cuerpo cuando descubre su lago cuerpo, y la pregunta sobre si realmente él era un espárrago; la pregunta s ¿me doy pote?, que sigue mostrando ese afán por saber el ser a partir de la opinión de otros; la obligada pregunta directa ¿Quién soy? Y su respuesta automática “nada” que casi conduce a Lucien al suicidio. A continuación Lucien trata de responder a todas las preguntas desde parámetros institucionales o relacionales, por ello: “soy un

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pistón”, “soy amigo de Berliac”, “soy un ser lleno de complejos” desde el psicoanálisis de Freud, “Yo soy algo oscuro dentro de mi” cuando identifica su complejo de Edipo, “Soy desorden y confusión” desde los ojos de Bergère; en este punto el resurgimiento de la inquietud sobre la identidad sexual “¿soy un pedófilo?” y su respuesta algo tardía “¡no!”, posteriormente “soy novio”, “Soy un desarraigado” y finalmente “soy un ser que odia a los judíos”. La importancia de esta obra radica en la capacidad de plantear un pensamiento filosófico en un ambiente ficcionado, defendiendo sus tesis de manera sutil; Sartre presenta situaciones no muy extrañas pero de impacto social importante; en palabras de un reconocido escritor: “tratando de crear para que le crean”.

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