La Identidad Como Problema

LA IDENTIDAD COMO PROBLEMA Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. (Eduardo Galeano) Por: Javi

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LA IDENTIDAD COMO PROBLEMA Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. (Eduardo Galeano) Por: Javier Sánchez de la Cruz

PREELIMINAR Para las ciencias sociales el tema de la identidad se presenta como un problema que se viene trabajando en una época más o menos reciente. Aunque hoy parezca una categoría de gran importancia, presente en diversos debates –desde coloquios, la cátedra, o las publicaciones, etc.-, su especificación o bien qué entender por Identidad está preñada de diversos intentos que más que ayudarnos en encontrar una noción cómoda y exacta como categoría de las ciencias parece, por el contrario, dificultarnos dicha empresa. A continuación, expondremos un panorama general, sin ánimos de agotar el problema, de las líneas que nos permitan rastrear los pormenores que ha tenido que atravesar el tema de la identidad hasta convertirse en una categoría central de los desarrollos de investigación que se generan al interior de las ciencias sociales en la actualidad. Ahora bien, de los aspectos que habrá que considerar para la comprensión del concepto que nos compete – situación que convierte a la identidad en un problema- es que éste ha sido considerado como tema de reflexión no únicamente por las ciencias sociales (la Antropología, pongamos el caso), sino también por las llamadas humanidades (la Filosofía, por ejemplo), las ciencias duras o exactas (las matemáticas y la lógica), y hasta, con cierto recelo por parte de ciertos autores por incluirla en el campo de las ciencias, 1

el Psicoanálisis. Dicho en otras palabras, el tema de la identidad ha sido secuestrado por diversos marcos y estrategias de investigación de manera que no sería erróneo precisar que ésta se desenvuelve actualmente como una categoría multidisciplinaria. Sin duda, este último aspecto que hemos mencionado nos da lugar para que, más que centrarnos en alguna disciplina en particular para ver el desarrollo que ésta ha elaborado en torno al tema de la identidad, nos parezca más conveniente presentar la manera en que la Antropología, la Filosofía y el psicoanálisis, cada una desde su plataforma ideológica, su método y su objeto propios han abordado el problema que nos convoca.

I.

La identidad como noción antropológica

Hasta mediados de los años setentas de siglo pasado el ámbito de investigación de las ciencias sociales estuvo centrado en las Estructuras, es decir, los sentidos y las acciones se enfocaban por la interacción social a partir de sus determinantes estructurales. Ante este panorama el concepto de Identidad no tuvo un papel central en la teorización y en las excepciones en las que fue introducido resultaba derivado de estructuras (Estructuralismo) o bien se insertaba en el ámbito de orientaciones psicológicas de la personalidad ( Cfr., Alexander, J. (1992) Las teorías Sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial. Barcelona: Gedisa) . En este sentido, la importancia del concepto de Identidad tendrá que esperar la erosión del paradigma estructuralistas en la década de los setentas para surgir en el espectro de investigación de la antropología. De acuerdo a Francisco Franco si 2

tuviéramos que mencionar algunas razones de por qué el tema de la Identidad no ha sido sino hasta época reciente considerada en la Antropología como tema relevante habría que decir que acaso sería porque los antropólogos iniciaron dedicándose casi exclusivamente a estudiar a las llamadas “sociedades primitivas”, en los cuales la noción del “yo” era difícil de percibir para un occidental (ibid). En otras palabras, para este autor los estudios pioneros en antropología no se toparon con el problema de la identidad al interior de los llamados grupos primitivos, en particular porque se concebían a aquellas sociedades con una jerarquización férrea donde el grupo ejercía un control y una influencia que cancelaba en su totalidad el desarrollo individual.

Así, siguiendo el argumento de Franco, podríamos

distinguir que si en sus inicios el problema de la Identidad no aparecía como categoría central es que ésta estaba centrada en la descripción de los “grupos primitivos”, en la búsqueda de la construcción del concepto de cultura. Francisco Franco agrega: Podemos decir que los antropólogos definían implícitamente la identidad de una cultura por los rasgos (costumbre, formas de producción, creencias, mitos, ritos, etc.,) que efectivamente y cotidianamente un etnógrafo podía describir, observar y registrar de un grupo determinado, incluso, en situaciones de intercambio cultural se podía distinguir “desde afuera” los elementos característicos de un grupo … (Cfr., FRANCO, Francisco (Compilador) (2004). Textos de Antropología. Mérida: Cordinación de Publicaciones, Departamento de Antropología y Sociología, Universidad de Los Andes)

De lo anterior podríamos agregar que el quehacer de la antropología en sus inicios no se tomaba como importante la actitud ni la percepción que de sí mismos tenían los grupos sobre su misma cultura, aspecto hoy central en el tema de la identidad en las ciencias sociales. Aunado a este aspecto consideremos que si la antropología es y ha sido una ciencia de la sociedad esto querría decir que estaba más interesada en fenómenos sociales que en aspectos aparentemente individuales, más correspondientes con la psicología. De esta manera, podremos precisar que, la inclusión del tema de la Identidad como noción antropológica ha surgido como una necesidad –algunos la llaman (Franco, F. ibid)- que ésta ha querido solventar para ampliar su área de trabajo pues hablar de la noción de identidad dentro de la disciplina antropológica se concibe como el complemento de nociones como etnia, alteridad y otredad, importantes en el trabajo de la antropología.

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Así, la inclusión del tema de la Identidad como noción antropológica, dejando los desarrollos ofrecidos por los antropólogos pioneros que se enfocaban en las llamadas sociedades “primitivas”, por ejemplo, es resultado de que preguntarse por la Identidad supone primero preguntarse por la Alteridad, por la diferencia, por el Otro. Aspectos que, de acuerdo al argumento de Francisco Franco, no podía ser considerado por la Antropología ya que ésta en sus inicios se enfocaba al grupo, la familia y la cultura. Lo anterior no constituye sino cierta hipótesis que habrá que revisar dentro del corpus de la antropología. Lo que habría que añadir ahora es una serie de nociones en torno al tema de la identidad desde la Antropología.

La identidad como esencialismo

En esta noción la identidad es concebida en términos de un "esencialismo", es decir, se llega a afirmar que un grupo o un individuo, según juzgan ellos mismos, poseen una identidad "esencial", irreductible e incluso inmutable. Esto supone que la identidad se forma de una vez y para siempre y a pesar de los cambios internos o externos siempre sigue siendo igual a sí misma.

Identidad Cultural Este concepto ha sido concebido como equivalente a lo que se denomina "cultura" de un grupo, y se caracteriza por los elementos que un grupo práctica en la vida cotidiana, y le sirven para actuar sobre el ambiente y ordenar la vida de los demás. Como ejemplo podríamos mencionar la alusión a que “México es un país revolucionario”, este rasgo sirve para identificar a una cultura.

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Identidad étnica Suele utilizarse para grupos indígenas, aborígenes o "grupos primitivos" o para referirse a ciertas comunidades o grupos minoritarios que conviven en una sociedad donde hay un grupo mayoritario que se considera distinto a aquellos.

II

La identidad como noción Filosófica

Líneas arriba decíamos que el tema de la identidad ha sido objeto de reflexión de diversas disciplinas, la filosofía no es la excepción. Es decir, si bien este concepto ha sido un tema filosófico desde el comienzo mismo de la filosofía, y ha dado lugar a algunas de las más extrañas tesis filosóficas, cuando se plantea en relación con problemas sociales suele hacerse dentro del contexto de la cultura, tema que adquirió gran relevancia a raíz de la declaratoria de los años 1988-1997 como

Decenio mundial para el Desarrollo

cultural, hecha por la UNESCO, y como asunto principal del Congreso Mundial de Filosofía de Montreal en 1983. La cultura se ve entonces como fuente de la identidad, en la medida en que proporciona arraigo a los individuos dentro de un ambiente que se autodistingue de los otros. Desde este ámbito la consideración en torno a la identidad ha sido abordado desde diversas dimensión entre las que podemos mencionar las que suelen llamarse o bien ontológica o metafísica y lógica. Veamos. De los diversos puntos de vista en que este problema ha sido abordado sobresalen los siguientes. Ferrater Mora en su Diccionario de Filosofía señala en primer lugar: el ontológico y el lógico. El primero se muestra en el llamado principio ontológico de identidad ( A=A ), que significa el que toda cosa es igual a ella misma o ens est ens. El segundo, el lógico, se expresa en el llamado principio lógico de identidad. Este se puede entender como “ a pertenece a todo a”. Ferrater Mora añade que algunos autores han llegado a hablar del principio psicológico de identidad, que se expresa en la imposibilidad de pensar la no identidad de un ente consigo mismo.

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Si habría que enunciar aquellos filósofos que han considerado el tema de la identidad en sus investigaciones

como problema prioritario no podríamos omitir a

Aristóteles a pesar que – según Ferrater Mora – se enfocó a un análisis más minucioso del principio de no contradicción; también habrá que mencionar a los escolásticos, Leibniz, Hume, Kant, Hegel, Heidegger, por mencionar unos cuantos. El desarrollo de Aristóteles al problema de la identidad desde el punto de vista ontológico, si bien no se detiene específicamente en él. Es por ello que en primer lugar, en el capítulo VIII del libro V de la Metafísica dice que: “se llaman entidad [o sustancia] 1) a los cuerpos simples – por ejemplo, la tierra, el fuego, el agua, y cuantos son tales – y, en general, los cuerpos y sus compuestos, animales y divinidades, así como sus partes. Todas estas cosas se dice que son entidad porque no se predican de un sujeto; al contrario, las demás cosas [se predican] de ellos.”

Más adelante aclara que: “Ciertas cosas se dice, pues, que son lo mismo de esta manera [por accidente], mientras que otras se dice que los son por sí, y esto en todos los mismos sentidos en que se dice “uno”. Por un lado define entidad o sustancia como cuerpos simples, como lo que no se puede predicar, como lo que es por sí, a lo que añade “en los mismos sentidos en que se dice “uno”. Aristoteles relaciona el problema de la identidad y de la sustancia, lo que no lleva necesariamente al problema del alma, pero lo implica, pues el yo en un sentido es quien recibe los predicados, el alma es sustancia y por ello recibe los accidentes. Recordemos que en muchos ejemplos se refiere a un sujeto, como Sócrates para que sea receptor de las categorías. Siguiendo a renglón seguido la idea de la relevancia que el tema de la identidad ha tenido y tiene para la filosofía, habrá que mencionar el tratamiento que Hume ofreció de la llamada identidad metafísica, desarrollo que tuvo una gran repercusión en la historia de la filosofía occidental. Hume comienza criticando a los que pretenden que hay un yo (self) que es substancial, y es idéntico a sí mismo, o bien idéntico a través

de todas sus

manifestaciones. En el Tratado de la Naturaleza Humana Hume argumentó que la idea de una supuesta entidad no se deriva de ninguna - recuérdese que el fundamento del conocimiento es la impresión sensible -. Por consiguiente concebir algo así como un recinto donde se encuentra el supuesto equivaldría a encontrase con 6

alguna percepción particular, que tendría que mantenerse constante en una clase de identidad del . Sin embargo, los llamados son sólo haces de diferentes impresiones, y para suponer una persistencia de las percepciones se imagina un alma, yo o substancia subyacentes a ellas. Pero, según Hume, tal posibilidad es imposible por lo cual debe rechazarse la idea de que hay una identidad metafísica en la noción de substancia; pero, además, Hume consideró que el problema de la identidad personal es insoluble. Un caso más que, desde el ámbito de la filosofía podríamos considerar es el W. Van O. Quine quien acuñó la bien conocida frase sin identidad no hay entidad.

Aunque

la

frase

es

más

sorprendente que aclaratoria, podemos entenderla en el sentido de que si conocemos que algo existe debemos ser capaces

de

identificarlo

en

cuanto

diferente a los demás. Esto supone que la frase está incompleta: deberíamos decir que sin reconocimiento no hay identificación, sin identificación no hay identidad y sin identidad no hay entidad. Que la cultura entendida como arraigo permita la identificación es generalmente aceptado: cuando hay pérdida de cultura hay crisis de identidad. En la práctica, los grupos identifican a sus miembros, pero cuando los grupos se desintegran sus miembros sienten que han perdido algo importante.

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III

La identidad desde el Psicoanálisis

Un aspecto más que da prueba de que la categoría de la identidad se ha convertido en un tema interdisciplinario al interior de las ciencias es el hecho de que, pese a las reservas de cierto número de autores que le niegan el estatuto de ciencia, el psicoanálisis presenta una concepción original al tema que estamos considerando. La característica del psicoanálisis es que funciona como un recurso que uno usa cuando se percibe amenazado en su identidad. El hecho de que el analizante dedique tiempo en contar su historia, en recordar su pasado, ello lo llevará más bien a verse de otro modo, a analizar sus identificaciones total que al fin ello desembocará en un nuevo modo de ser, más fiel a su verdad. Sin duda, la importancia para las ciencias sociales que ofrece el psicoanálisis al tema de la identidad radica en la especificación de que la identidad tiene poco que ver con la verdad del sujeto. Dicho en otras palabras: uno no se ve como es, la imagen que tenemos de nosotros es ante todo un señuelo, un señuelo que nos permite poner al abrigo nuestro ser. Este elemento interpretativo que da lugar a que el analizante se cuestione por el sentido de sus acciones pasadas lo conducen a una resignificación que no se ve libre de obstáculos que coadyuven a su integración, siempre incompleta, de su identidad. En términos generales, el psicoanálisis lo presenta en los siguientes términos. Este señuelo, imprescindible en todo proceso de la construcción de la subjetividad, se construye muy temprano en la vida del sujeto. Se construye según dos ejes que se entrecruzan. Un eje imaginario, en el que el yo se mira y se toma por la imagen del semejante como si fuera su propia imagen en el espejo. Un eje simbólico, en el que el sujeto recibe las marcas del reconocimiento del Otro bajo la forma de un significante ideal al que él tiene que conformarse para ser amado. Así pues, la identidad del sujeto procede

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del otro, del otro imaginario y del Otro simbólico. Con esa identidad, el individuo se siente ser alguien, se siente ser una entidad única y mejor así. Es importante señalar que el concepto de identidad como lo concibe el psicoanálisis conlleva una pasión por la unidad y la integración. Funciona como un precipitado alienante en el sentido al estilo de una prisión que a menudo produce un cierto malestar. Desde el psicoanálisis se afirma que la autoimagen que construimos de nosotros mismos es meramente un señuelo que nos protege y vela nuestra “falta en ser”. Quedan cuestionadas las ideas de unicidad y mismidad. La unicidad en términos de integración y síntesis es una invención que como tal permanentemente se fisura o cae. De esta manera, la mismidad también comparte este carácter de creencia imaginaria ya que si consideramos que el pasado está perdido, sobre él sólo podemos contar historias. Es por ello que la práctica psicoanalítica se caracteriza por que ésta:

se funda en la tarea de negativizar toda identidad dada, buscando producir un sujeto que sólo será “lo que puede” luego de la caída o desmoronamiento de sus blasones identificatorios. Lo que precisamente resiste es esa angustia –tanto en el analista como en el analizado- a la que la ficción imitativa de la identidad pretendió evitar o atenuar. (MILMANIENE, José, La función paterna, Buenos aires, Ed. Biblos, 2004)

Así, una de las intuiciones revolucionarias que el psicoanálisis presentó al tema de la identidad influyó de manera sobresaliente en el trabajo que se gestó en las ciencias sociales al centrar su atención en el desarrollo del sujeto a partir de su interacción en el seno de la sociedad.

No hay dudas de que el método terapéutico descubierto el

psicoanálisis – con Freud, su fundador- impactó hondamente como tratamiento de las enfermedades del alma a partir de devolverle la palabra tanto a las histéricas, como a quienes se encontraban encerrados en sus fobias o a aquellos que sufrían con sus síntomas obsesivos. Además, el Psicoanálisis dejó su impronta indeleble en la cultura, influyendo en la filosofía, la literatura, la sociología y la crítica de arte, hasta introducirse en las revistas de actualidad, en los periódicos, la radio, la televisión o el cine.

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Conclusión El tema de la identidad está en la frontera del saber de diversas disciplinas. Desde las llamadas ciencias sociales (la antropología), las humanidades (la filosofía), las ciencias duras o exactas (las matemáticas y la lógica), hasta una disciplina poco aceptada por muchos como lo es el psicoanálisis. Esto último hay que considerarlo como una demanda que las ciencias tienen que enfrentar, cada una desde sus plataforma disciplinar, sus métodos y objetos de estudio, no sólo como una exigencia al interior de cada saber particular sino como una imperiosa obligación que permita a cada disciplina interactuar con las otras de manera que sea posible abordar consideraciones y/o temáticas que el mundo moderno está orillando cada a que se respondan, como serían: la interculturalidad, la etnia, la alteridad, la multiculturalidad, la globalización, etc.,

BIBLIOGRAFÍA Alexander, J. (1992) LAS TEORÍAS SOCIOÓGICAS DESDE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. Gedisa, 1992. ARISTOTELES. METAFÍSICA. Losada FRANCO, Francisco (Compilador) TEXTOS DE ANTROPOLOGIA. Mérida: Cordinación de Publicaciones, Departamento de Antropología y Sociología, Universidad de Los Andes, 2004. MILMANIENE, José. LA FUNCION PATERNA. Buenos aires, Ed. Biblos, 2004 MORA, FERRATER. DICCIONARIO DE FILOSOFÍA. Ariel.

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