La Guerra Del Chaco

La Guerra del Chaco (Parte 2) Reflexiones de un investigador del siglo XXI Por Pablo Michel Romero Sobre el armamento qu

Views 358 Downloads 88 File size 282KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

La Guerra del Chaco (Parte 2) Reflexiones de un investigador del siglo XXI Por Pablo Michel Romero Sobre el armamento que utilizó el Ejército en Campaña Otro de los famosos “cliches” o “slogans” en nuestra historia es el concerniente al tema del armamento… como: “Bolivia estaba pobremente armada” o “el ejército boliviano carecía de armamento y medios”. Parece ser una constante cuando se entra en la introducción de alguna de las tantas guerras que sostuvo nuestro país… incluso estas afirmaciones ya lo encontramos desde la Guerra de Independencia. Esta postura solo la comparto con la Segunda Campaña de la Confederación… (por supuesto) que en la Guerra del Pacífico y en la Segunda campaña del Acre… pero en el resto de las Guerras no. La guerra contra la invasión peruana de 1840 a 1841 que culminó con la Batalla de Ingavi, la Primera campaña de la Confederación, la primera campaña del Acre y La Guerra del Chaco muestra que Bolivia estaba militarmente preparada, incluso con el armamento de última generación en sus respectivos contextos históricos. En el caso del tema que hoy tocamos (La Guerra del Chaco), es importante y necesario puntualizar lo siguiente: - El gobierno boliviano se puso en contacto con la fábrica de armamento inglés Vickers Armstrong en enero de 1927, en el mismo tiempo en que se daba luz verde para la construcción del camino Tarija-Villamontes… esto previendo que SI iba a existir un conflicto armado en la región del chaco (estamos hablando de cinco años antes de Boquerón). La firma Vickers Armstrong fue la única que aceptó un crédito a Bolivia. La fecha oficial del contrato fue protocolizada en 1º de febrero de 1927 con un anticipo boliviano de diez mil libras esterlinas; mientras se fijaba un tope preliminar de tres millones de libras esterlinas para equipar a un ejército de 40.000 efectivos… aunque el primer borrador decía 60.000 hombres. Esto significó empréstitos, negociaciones y renegociaciones con los países acreedores por el tema de la deuda, como préstamos y reubicación de los fondos de la construcción de ferrocarriles y modernización de las infraestructuras del país a solamente la construcción del camino Tarija-Villamontes y el pago del contrato Vickers Armstrong.

El firmar el contrato Vickers Armstrong, no solo significaba la compra como tal del armamento, sino todo el trabajo previo a cargo de una muy bien formada Comisión Boliviana (seleccionada por el entonces Jefe de Estado Mayor Gral. José Quiróz) encargada de viajar a las respectivas fábricas, realizar las diferentes pruebas que de forma muy minuciosa se hicieron; pues ya habíamos aprendido del pasado, sobre todo del la Guerra del Pacífico que cuando llegó el material bélico pagado con

anticipación el 60% del armamento estaba en mal estado. Si bien es cierto que para finales de 1938 (Gobierno de Siles Reyes) se tiene casi el total del armamento comprado en Bolivia, pero no sería suficiente para enfrentarse al Paraguay, y acá es importante hacer dos diferencias fundamentales: -La 1ra. Que efectivamente Bolivia tenía armamento de última generación antes de iniciarse la Guarra, con casi la totalidad del armamento comprado de inicio en suelo boliviano. -La 2da. Que si bien Bolivia estaba preparada para la Guerra… el Paraguay estaba aún mucho más preparado; que los servicios de inteligencia del Estado Mayor boliviano, y la falta de discernimiento de los niveles militares, diplomáticos y políticos fallaron, ignorando o peor aún subestimando la capacidad armamentística del enemigo… además esto unido con la preparación del personal que utilizará dicho armamento. El Paraguay hizo un excelente juego de contrainteligencia, haciendo creer a los mandos bolivianos que: “el Paraguay no estaba preparado o estaba atrasado en su compra de armamento”… siguiendo así la tesis del propio Félix Estigarribia que decía… y cito: “impreparación paraguaya, superioridad boliviana”, en abierta contradicción con lo que el mismo hizo en el Paraguay. Por esta razón es que los historiadores de los primeros años de la post guerra (paraguayos, bolivianos y extranjeros) establecieron que definitivamente Bolivia era superior al Paraguay. La carrera armamentista la inició Paraguay en 1924 y en 1927 ya tenía asentadas dos cañoneras en las márgenes del río Paraguay, Bolivia se enteró recién en 1925 he inmediatamente inició las gestiones para comprar armamento. Recientemente, hoy en día es que los jóvenes historiadores paraguayos están arrojando nueva luz sobre las reales cifras armamentísticas que tuvo el Paraguay significándoles a ellos un tremendo sacrificio económico y la adquisición de una descomunal deuda que la arrastró hasta la década de los años 70`s. En síntesis… Bolivia estaba preparada militarmente para la Guerra y adquirió todo el material que le fue posible, el estado boliviano hizo todos los esfuerzos para contar hasta antes de 1929 con todo el armamento que se utilizaría en la Guerra, pero el Paraguay dispondría de mayor cantidad de material bélico que Bolivia. Lo que se ganó y lo que se perdió “Dos pueblos hermanos entrecruzaron sus objetivos nacionales” Masamaclay significa: lugar donde pelearon dos hermanos Bolivia no es un país expansionista y no quiso expandirse … pero después de la Guerra del Pacífico y a la pérdida de sus puertos… el salir al Atlántico se convirtió no en un capricho sino en una necesidad. La zona del Chaco propiamente dicho no tenía dueños legítimos, era zona en litigio por ambos países. En 1932 Bolivia tenía como objetivo político: “salir al río Paraguay y sentar soberanía en estos territorios en disputa”… y el Paraguay quería evitar de cualquier manera que Bolivia salga por este río, siguiendo los

dictados de geopolítica, y su segundo objetivo: “sentar presencia sobre los territorios en disputa”. Acá es importante puntualizar que la Argentina apoyó al Paraguay… y decía que no permitiría que existiera otro tributario más al río Paraguay, refiriéndose a Bolivia. Pero el año 1934 después de la derrota de Campo Vía y cuando el Paraguay comenzaba a acercarse a los contrafuertes de la serranía y la cordillera, el gobierno paraguayo cambió de objetivos… ahora “el fin era adueñarse de las petroleras”, (no se hablaba de gas todavía)… y ahí es donde empezó la geofagia del Paraguay, seguramente oliendo el petróleo del territorio. Por lo tanto el objetivo boliviano también mutó... ahora se trataba en defender y evitar que caigan las petroleras en manos del enemigo. Después de Villamontes se estableció el cese al fuego (al medio día del 14 de junio de 1935), con el rótulo de: “Sin vencedores ni vencidos” (aún hoy en día muy discutible por muchos autores) y es a partir de este “slogan” que la corriente revisionista de ambos países está empezando a sostener en la actualidad la tesis de que “quién logró sus objetivos fue Bolivia y no el Paraguay”. Citaré nuevamente al teórico, filósofo y tratadista militar alemán Carl Von Clausewitz… Clausewitz en su concepto de polaridad decía: “lo que pierde uno es lo que gana el otro, o lo que gana uno es lo que pierde el otro”… el perdedor obtiene lo que se llama suma 0 o sea que pierde todo y el ganador gana todo. Bolivia se quedó con el 25% del territorio en litigio y el Paraguay con el 75% .. por lo tanto no fue suma 0, sino suma NO 0… esto corrobora perfectamente la declaración: “Sin vencedores ni vencidos”siguiendo el fondo y conceptos diplomáticos de ese momento. Acá es también bueno recordar que no solo el Paraguay se oponía a que Bolivia salga al río Paraguay, a su turno también se opuso el Brasil y también Argentina. Hoy por hoy a más de 70 años de distancia pareciera que el “hilo se cortó por la línea más delgada”: el Paraguay… y ya no fuimos a la guerra contra el Brasil ni contra la Argentina. Bolivia retuvo su riqueza petrolera y su salida al río Paraguay… lo del río Paraguay lo veremos a continuación: El año 1935 Bolivia desmovilizó 55.000 efectivos y el Paraguay a 46.000 efectivos; Según el Pacto de cese al fuego ambos países debían conservar el la nueva frontera 5.000 hombres por bando. La paz del Chaco firmada el 21 de julio de 1938, fue producto de una movilización que se produjo entre enero y febrero de ese año; el Archivo de la Cancillería muestra que Bolivia multiplicó esa cantidad de hombres que debía tener en la frontera a 25.000 hombres, esto fue ordenado por el presidente de entonces y héroe de la guerra el Tcnl. Germán Busch. Acá estamos hablando que Bolivia no cumplió con el número estipulado de efectivos que debía tener (solo 5.000) En la actualidad se sigue viendo a Busch como el “gran capitán del Chaco” o “el presidente precursor de la Revolución Nacional”… pero el

mayor mérito de él fue conseguir el acceso al río Paraguay. Si estaba otro presidente dudo mucho que se hubiera podido lograr este tan ansiado objetivo. No debemos olvidar que el ejército paraguayo después del Cese al fuego estaba ocupando la carretera Villamontes-Santa Cruz en la región de Voyuibe y no pensaba recular sus filas hasta la actual frontera… y mucho menos permitiría que Bolivia tenga un puerto sobre el rió Paraguay. Para 1938 el Paraguay desmovilizó 40.000 hombres; al respecto Arturo Bray (historiador y excombatiente paraguayo) explica en sus estudios que: “el Paraguay quiso movilizar la misma cantidad de efectivos como lo hizo Bolivia”… pero no lo logró por una sencilla razón: “Una comisión española compró de forma secreta el armamento paraguayo que se requería en la Guerra Civil Española, destapando así tremendos actos de corrupción de algunos malos funcionarios del gobierno y el ejército paraguayo”, por lo tanto los más de 40.000 hombres desmovilizados ya no contaban con el material bélico para iniciar nuevas acciones bélica contra Bolivia. La movilización subrepticia de 1938, fue un esfuerzo descomunal para el Estado boliviano pues tuvo que mantener a más de 20.000 hombres en la frontera con todo y la tremenda deuda que se estaba pagando en la post guerra… el Paraguay ya no pudo movilizar la misma cantidad y eso le significó “levantar las manos”, sin duda alguna esta acción del gobierno de Busch y sus diplomáticos fue una diestra jugada geoestratégica… con estos objetivos cumplidos en 1938 Bolivia bien puede decir que logró sus objetivos… el Paraguay no. Hoy Bolivia goza de los pozos de petróleo y gas que estuvieron en peligro de caer en manos paraguyas… hoy Bolivia sale y exporta más del 40% de sus productos por el río Paraguay… pero el costo en lo humano, económico y social fue durísimo. Hoy los bolivianos esperamos que las enseñanzas, aciertos y desaciertos sean aplicados por los nuevos actores en los distintos campos de acción. Que el sacrificio de los hombres y mujeres de nuestro país sirva para reflexionar en lo importante que es la vida misma y que la guerra debe ser la última medida, después de agotarlo todo. Héroe y Mártir no es lo mismo Finalmente me referiré a la “heroicidad”… en nuestra historia boliviana parece una constante la aparición de los héroes en las distintas guerras que tuvimos. Los héroes nacionales son un ejemplo de sacrificio, de renuncia, de ofrenda a su país… y fueron, son y serán un ejemplo en las generaciones bolivianas. Pero también los héroes son el resultado del abandono, la falta de planificación de los gobiernos y los comandantes. Los héroes que llegaron al sacrificio… perdieron sus vidas porque hubo un país que los abandonó, que los envió al matadero, porque no les llegaron refuerzos y suministros. ¿A caso no fue así en Calama?, ¿en la defensa del Acre?, ¿o en Boquerón?... estamos peligrosamente enseñando a las nuevas generaciones que Héroe es SOLO el que muere por su país o sea el mártir. Y SI… es héroe. Pero también son héroes los

comandantes que toman decisiones acertadas en el campo de batalla y reducen al mínimo las bajas de sus hombres, los que planifican una acción con toda la inteligencia y con todas las luces a su alcance, logrando el éxito esperado. A 76 años del fin de la Guerra del Chaco hagamos un merecido homenaje a todos los héroes de la Guerra del Pacífico, de la Confederación, de Ingavi, del Acre, de Ñancahuazú, y por supuesto del Chaco, a los héroes de NUESTRA historia, conocidos y con monumentos… anónimos y olvidados. A todos los que respondieron en sus distintos campos de acción, militares y civiles, hombres y mujeres … mi reconocimiento y admiració

lgunas armas utilizadas en la guerra del Chaco 1932-1935 La Guerra del Chaco o guerra paraguayo-boliviana, también llamado el “Infierno Verde” fue uno de los conflictos armados más sangrientos de la historia sudamericana, esta guerra fue librada entre Paraguay y Bolivia, desde el 9 de septiembre de año 1932 hasta el 12 de junio de 1935, por el control de un gran territorio conocido como el Chaco Boreal. Fue la guerra más importante en Sudamérica durante el siglo XX. En los 3 años de duración, Bolivia movilizó unos 250.000 soldados, Bolivia llegaría a formar tres ejércitos y Paraguay 120.000 hombres en armas, que se enfrentaron en combates en los que hubo gran cantidad de bajas (50.000 bolivianos y 40.000 paraguayos), gran cantidad de heridos, mutilados y desaparecidos. Los distintos tipos de enfermedades tanto físicas como psicológicas, la característica hostil del teatro de operaciones y la falta de agua y buena alimentación produjeron el mayor porcentaje de bajas y afectaron la salud de los soldados sobrevivientes, a muchos de por vida. El enfrentamiento consumió recursos económicos de ambos países, de por sí muy pobres. Ambos países hicieron enormes compras de armas, antes y durante la guerra. El cese de las hostilidades se acordó el 12 de junio de 1935. Bajo la presión de los Estados Unidos, por un tratado secreto firmado el 9 de julio de 1938, el Paraguay cedió 110 000 km² ocupados por su ejército al cese de las hostilidades.El tratado de Paz, Amistad y Límites se firmó el 21 de julio de 1938 y el 27 de abril de 2009 se estableció el acuerdo de límites definitivo. La zona en litigio quedó dividida en una cuarta parte bajo soberanía boliviana y tres cuartas partes partes bajo soberanía paraguaya. Bolivia recibió una zona a orillas del alto río Paraguay. Comandantes de Bolivia Durante la guerra del Chaco, el ejército boliviano fue dirigido sucesivamente por cuatro generales

General Filiberto Osorio (desde septiembre a octubre de 1932). General José Leonardo Lanza (desde octubre a diciembre de 1932). General Hans Kundt (desde diciembre de 1932 a diciembre de 1933) General Enrique Peñaranda Castillo (desde diciembre de 1933 hasta finalizar la guerra) Presidente de Bolivia Daniel Salamanca Urey , presidente de Bolivia entre 1931 y 1934. Comandantes de Paraguay. General José Félix Estigarribia Presidente de Paraguay Eusebio Ayala segundo mandato desde 15 de agosto de 1932-17 de febrero de 1936. El antecedente directo del comienzo de la guerra del chaco fue el mal llamado “Incidente de laguna Chuquisaca o Pitiantuta” (Chaco Boreal) consistió en el ataque sorpresivo realizado por el ejército boliviano al fortín paraguayo Carlos Antonio López, ubicado sobre esa laguna, el día 15 de junio de 1932. La laguna Pitiantuta es un espejo de agua dulce en la zona central del Chaco Boreal. Fue descubierta el 13 marzo de 1931 por el explorador ruso Belaieff, al servicio del ejército paraguayo, que más tarde participaría en la guerra del Chaco como General. En el mes de julio de aquel año se fundó en sus orillas, hacia el sureste, el fortín Carlos Antonio López. Este había sido uno de los secretos mejor guardados por el ejército paraguayo. El ejército boliviano puso en ejecución un plan de triple penetración en el Chaco bajo las ordenes directas del Presidente Daniel Salamanca que pretendía una mayor presencia Boliviana en el Chaco boreal. El primer grupo explorador, partiendo de Roboré en el norte, fundó los fortines Ingavi, Aroma y Florida. El grupo explorador central, partiendo de Charagua, estableció los fortines „‟27 de noviembre„‟ y Picuiba en la zona más desértica del Chaco. El tercer grupo explorador partió del río Pilcomayo, en el sur, instalando los fortines Fernández, Loa, Bolívar y Camacho. Entonces el Mayor Óscar Moscoso avista la laguna “Pitiantuta” , desde el Estado Mayor General Boliviano le es ordenado tomar posesión de aquella laguna, después de una marcha forzada de veinte días a través de 170 km. de espeso monte y poca agua, el Mayor Moscoso llegó a su objetivo al anochecer del día 14 de junio de 1932. Al amanecer del día siguiente, sus fuerzas se aproximaron con cautela a las casuchas que había divisado desde el avión a finales del mes de abril de 1932, en el lado sudeste de la laguna. Las tropas paraguayas, un cabo y 5 soldados, al notar la presencia boliviana y los disparos que hacían en su avance, abandonaron el fortín. El ejército paraguayo denunció después la baja del cabo Liborio ( u Oliborio) Talavera como muerto, desaparecido o prisionero. Los bolivianos habían destruido el fortín paraguayo Carlos A. López y se ubicaron a 5 Km. al oeste en un fortín que bautizaron con el nombre Mariscal Santacruz. Construyeron una pista de aviación y recibieron refuerzos con hombres de los regimientos Ayacuyo, General Lanza, Loa y fusileros y ametralladoras ligeras del Campero. En total el Destacamento

Moscoso llegó a contar con siete oficiales y 143 hombres, una batería de artillería, una sección de ametralladoras de dos piezas, 16 ametralladoras livianas, una sección sanitaria y unos 23.000 cartuchos de fusiles. El teniente coronel José Félix Estigarribia planificó rápidamente el envío de dos contingentes para recuperar el control de la zona. El primero, al mando del teniente Ernesto Scarone, al frente de 50 soldados del RI2 Ytororó, con dos morteros, un pelotón (32 hombres) del RC Toledo, más 10 hombres con mulas de carga y una sección sanitaria (en total 98 hombres) el cual atacó por sorpresa el 29 de junio un retén adelantado al mando del teniente boliviano Arévalo. Ante la presencia de fuerzas superiores enviadas por Moscoso al retén, Scarone se retiró del lugar estacionándose en Anta, a 25 Km. de la laguna. Las bajas bolivianas, además del teniente Arévalo fueron 3 soldados muertos, 3 desaparecidos y 1 herido. Las fuerzas paraguayas tuvieron 2 muertos y 1 herido. Es enviado el segundo contingente al mando del capitán Abdón Coronel Palacios compuesto por 16 oficiales, 402 soldados, ametralladoras y morteros. El día 15 de julio, mientras las patrullas y retenes bolivianos daban el parte de “sin novedad”, comenzó el primer sondeo paraguayo. La acción del día consistió en movimientos de patrullas y ataques de morteros contra los 172 hombres que contaba Moscoso y que estaban atrincherados al noreste de la laguna donde había comenzado a construir el fortín Mariscal Santa Cruz. La presión continuó el día siguiente. A la tarde, después de un griterío (sapucay) que anunciaba que el ataque paraguayo iba a comenzar (pero que no se produjo), Moscoso comprobó que todas sus fuerzas habían huido hacia fortín Camacho dejándolo solo con apenas 14 soldados. El Mayor Moscoso buscó refugio junto al cabo Maceda y algunos soldados que seguían combatiendo y finalmente no tuvo otra opción que retirarse hacia fortín Camacho, la laguna volvía a manos Paraguayas. Ante la presión popular es ordenada una gran represalia por el mismo presidente Daniel Salamanca con la captura de tres fortines paraguayos: Corrales, Toledo y Boquerón. Esta orden es objetada por el Estado Mayor General boliviano la cual ve como desmedida y por la carencia de fuerzas suficientes. El coronel boliviano Enrique Peñaranda ocupó el día 27 de julio el fortín paraguayo Corrales, el día 28 el fortín Toledo, y el día 31 el teniente coronel Luis Emilio Aguirre ocupó el fortín paraguayo Boquerón. Todas estas operaciones militares se hicieron ante fuerzas paraguayas escasas que se retiraron sin ofrecer resistencia salvo en la emboscada planeada mucho antes por el teniente paraguayo Heriberto Florentín en Boquerón y que fue ejecutada por el teniente Eulalio Facetti que le costó la vida al teniente coronel boliviano Luis Emilio Aguirre y a varios oficiales y soldados que fueron acribillados. Foto: Convoy de camiones paraguayos en su marcha hacia el Chaco. Guerra del Chaco 1932-1935. Casado, punto desde el cual eran llevadas por tren de trocha angosta hasta el kilómetro 145 de la vía férrea (Punta Riel), en dirección Oeste. Por la época, ella estaba extendiéndose hasta el kilómetro 160. Desde el

término de los rieles, el traslado hasta el cuartel de Isla Poí (Villa Militar), al Suroeste, se hacía a pie o en camiones. El ferrocarril de Casado cumplió un papel relevante en la movilización. Haciendo tres a cuatro viajes por día, en duras condiciones para los trasladados, este medio pudo transportar alrededor de mil soldados por jornada, cuando así lo requerían las urgencias de la lucha.De:Recuerdos de la Guerra.. Reacción paraguaya. La captura y destrucción del fortín Carlos A. López que la cancillería boliviana seguía negando, la ocupación «en represalia» de tres fortines paraguayos que se negaba a devolver y la actitud intransigente y belicista del gobierno boliviano, convencieron al gobierno paraguayo de que la solución militar era la única salida a los problemas chaqueños. El presidente Eusebio Ayala decretó la movilización general para lanzar al Paraguay a una guerra a gran escala. Durante el mes de agosto de 1932 se concentraron 8.000 soldados en la base de operaciones de Isla Poí; 1.500 en el fortín Nanawa y 3.000 se ubicaron en el alto río Paraguay. Otros 3.000 refuerzos fueron enviados a Isla Poí a fines de agosto. Estas fuerzas estaban al mando de 8 tenientes coroneles y 12 mayores. En Isla Poí se construyó una pista de aterrizaje y se trasladó toda la fuerza aérea. Se requisaron camiones y barcos privados, los primeros para el transporte de tropas y recursos en el Chaco y los segundos para reforzar la logística que se hacía desde Asunción hasta el puerto Casado por el río Paraguay. El 8 de septiembre, aviones bolivianos detectaron la aproximación del fuerzas paraguayas en el camino hacia Boquerón y bombardearon y ametrallaron la columna, ocasionando bajas entre hombres y caballos. El teniente coronel Manuel Marzana asumió el mando de las fuerzas que ocuparon Boquerón el 31 de julio de 1932. Este competente oficial fue el responsable de sostener el cerco de Boquerón resistiendo los embates del grueso del ejército paraguayo que, desde el 9 al 29 de septiembre de 1932, lo atacaría sin cesar. El Boquerón cayeron muchos jinetes con sus cabalgaduras y decenas de muertos quedaron en el campo de nadie. Los artilleros del fortín sorprendieron por la espalda a fuerzas paraguayas que atacaron desde el suroeste, justo entre su posición y las trincheras del reducto, causando numerosas bajas.Reiniciado el fuego de artillería, los paraguayos lanzaron un nuevo asalto. El ataque frontal fue rechazado con gran cantidad de bajas para los atacantes.El ataque frontal paraguayo fracasó por la inexperiencia en este tipo de ataque a lo que se sumó la desorganizada provisión de agua que debía traerse de Isla Poí y que no alcanzaba para satisfacer la sed de tantos soldados, obligando a muchos de ellos a abandonar las líneas para proveerse de ese vital elemento. Foto: imagen del horror en Boquerón, cadáveres de soldados paraguayos que fueron muertos durante el asalto al Fortín. Guerra del Chaco 19321935. Desde las posiciones ocupadas el día anterior, y con mucho más cuidado, el ejército paraguayo atacó el fortín empleando cañones, morteros y armas automáticas. En los alrededores, desde los bordes de

los montes e islas, comenzó a controlar los caminos que iban al fortín. El comando paraguayo tuvo especial interés en controlar firmemente la entrada al gran cañadón que se abre a 3 km de Yujra ocupando los bordes e islas en el lado sur. Fue cortada la línea telefónica de 8 km que unía Yucra con Boquerón. Marzana movió los cañones dentro del reducto ante la posibilitad de que fueran copados. El mayor boliviano Lairana, con la 1.ª y 2.ª compañías del I/RI-14, salió hacia Boquerón con la orden de “limpiar el camino desde Boquerón hacia Isla Poí”. Pese a tener un vehículo adelantado como punta de la patrulla, al mando del teniente Luis Hugo Rada, la columna Lairana cayó en una emboscada sobre el camino Yujra-Boquerón en la que murieron la mitad de sus soldados. Lairana y algunos de sus hombres cayeron prisioneros. La desorganización paraguaya, motivada en algunos casos por la falta de agua, provocó intermitentes claros en el cerco. Así, al anochecer, la 4.ª Compañía del I/RI-14 boliviano, al mando del capitán Tomás Manchego, logró ingresar a Boquerón sin problemas desde el fortín Ramírez. Transportaba alimentos, municiones y dos ametralladoras Vickers, que fueron ubicadas en la denominada “Punta Brava”, sector potencialmente vulnerable del fortín. A las 22:00 horas, el mayor Montalvo, con parte del 2º batallón del RI-14 (II/RI-14), más los sobrevivientes de la unidad de Lairana y fracciones del RC-6, avanzó por el sur preparándose para ingresar al fortín al amanecer del día siguiente. El teniente coronel Estigarribia reajustó sus planes, pues informes de prisioneros bolivianos indicaron que el ejército boliviano cuenta en ese momento con 6.000 combatientes y 600 oficiales aunque en Boquerón sólo están rodeados 619 hombres. La nueva táctica consistió en plantear un sitio formal con hostigamiento de morteros y ametralladoras en tanto que las acciones principales se trasladaron más allá del fortín. Sin embargo, ni el coronel Marzana en Boquerón, ni el coronel Francisco Peña en Arce ni el general Quintanilla en Muñoz se dieron cuenta de que estaban enfrentando a una parte importante del ejército paraguayo cuyo objetivo no era sólo la recuperación del fortín sino la destrucción de todo el Primer Cuerpo del ejército boliviano. Un mes y medio atrás se habían capturado tres fortines defendidos por muy pocos paraguayos y era difícil suponer que ahora vinieran por miles para retomar el fortín Boquerón. Los servicios de inteligencia y el Estado Mayor boliviano desconocían que el Paraguay había completado su movilización general en tiempo récord iniciando una ofensiva militar en una escala sin precedente en el Chaco. Foto: Soldados bolivianos disparan desde sus refugios, mientras los implacables rayos del sol caen sobre ellos. Guerra del Chaco 1932-1935. El mayor Montalvo ingresó a Boquerón combatiendo contra las fuerzas que cercaban el fortín Desde el inicio del ataque paraguayo, el coronel Peña había ordenado al coronel Enrique Peñaranda, ubicado en el sector de los fortines Corrales y Toledo que se moviera con su destacamento hacia Arce-Yujra-Boquerón. El destacamento Peñaranda estaba compuesto por un batallón del RI-5 “Campero” al mando del Mayor

Germán Jordán (el resto de este regimiento ya se encontraba en Boquerón con su comandante, el teniente coronel Marzana) y el RI-4 “Loa” (250 hombres) al mando del teniente coronel Walter Méndez (alias el “tigre rubio”) al que se le unió un escuadrón (100 hombres) del RC-6 “Castrillo” que en el curso de la noche del día 11 llegó a Yujra después de tres días de agotadora marcha. Este escuadrón del RC-6 (regimiento que estaba al mando del mayor Óscar Moscoso) había viajado 40 días desde su cuartel en Cochabamba conducido por el teniente Germán Busch, dejando sus caballos extenuados en Muñoz. Estas fuerzas reforzaron las defensas de Yucra y el camino hacia Boquerón en donde repelieron diversos ataques de los regimientos paraguayos “Curupaity” y “Corrales”. Desde Yujra, por un camino diferente, partió rumbo a Boquerón el capitán Víctor Ustáriz con 58 hombres del “Loa” como vanguardia del destacamento Peñaranda. A las 21:00 horas, esa fuerza, por su pequeño tamaño, ingresó al fortín sin ser detectada. No ocurrió lo mismo con el destacamento Peñaranda que fue detenido por los regimientos “Corrales” e “Itororó” a mitad de camino. Marzana decidió enviar una patrulla de reconocimiento para saber qué ocurría fuera de Boquerón. A las 10:00 horas salió el capitán Víctor Ustáriz acompañado del subteniente Julio Murillo y 50 hombres para tomar contacto con Yujra, el fortín más cercano. Ustáriz, era el oficial con más experiencia y conocimiento del monte chaqueño, el capitán Víctor Ustáriz muere al ser alcanzado por el fuego enemigo, en palabras del teniente Alarcón: “Ustáriz muere combatiendo cara a cara con el enemigo. Herido de muerte, cae sobre su arma besándola como si fuera una cruz”.El fuego de hostigamiento, especialmente de morteros (que Marzana creyó que eran cañones de largo alcance), continuó incesantemente y en este día se registraron una decena de bajas. Un sorpresivo ataque de sondeo paraguayo realizado al anochecer terminó siendo desbaratado. Con unidades que van completando su marcha de aproximación, el ejército paraguayo reforzó sus líneas de ataque alrededor de Boquerón y de emboscadas en toda la zona circundante. Las fuerzas bolivianas al mando de Peñaranda, atrincheradas delante de Yujra, atacaron hacia Boquerón sin poder romper el cerco enemigo. La fuerza de Peñaranda siguió aumentando con la llegada del resto del RC-6 (365 soldados). La aviación boliviana bombardeó a las fuerzas enemigas en el camino que viene de Isla Poí con escasa eficacia debido a que lo hizo a nivel de vuelo y desde gran altura. El alto mando convenció finalmente a Salamanca sobre la necesidad de abandonar Boquerón. Se realizó en Muñoz, sede del comando boliviano en el Chaco, una tormentosa reunión de varios generales.Esto motivó que el general Quintanilla, el día 27, pidiera a Marzana que soportara diez días más mientras organizaba un contraataque. Ninguna de las dos cosas era posible por el agotamiento de las fuerzas bolivianas y la superioridad en hombres y recursos de las fuerzas paraguayas. El alto mando boliviano se negaba a reconocer que no había previsto la sorpresiva estrategia paraguaya de atacar con todo su ejército. El día 28, las agotadas fuerzas bolivianas ubicadas entre Boquerón y Lara-Castillo,

presionadas por el enemigo, comenzaron la retirada. En la tarde del día 28, Marzana reunió a la oficialidad para tratar la capitulación de la plaza y solicitar al enemigo que le permita y otorgue los medios para retirarse con sus tropas a causa de la falta de víveres, municiones y las lamentables condiciones físicas y sanitarias. Durante el día, el general Montes sobrevoló Boquerón y mediante mensajes exhortó a mantener la defensa diez días más, asegurándoles la victoria contra las fuerzas enemigas. El tajamar, que apenas abastecía las necesidades de los defensores, cayó bajo el control de los francotiradores paraguayos y fue contaminado por los cadáveres de los que se arriesgaron a proveerse de agua. En la noche del 28 al 29 de septiembre, la 1.ª Compañía del regimiento paraguayo RI-6 Boquerón, al mando del teniente Guggiari avanzó hasta los bordes de las posiciones bolivianas de Punta Brava. La situación en el fortín se vuelve critica, sufren la falta de agua, comida y la carencia de municiones, Manuel Marzana se enfrenta a una realidad terrible pero ha decidido no rendirse, entonces pide una capitulación honrosa, el teniente coronel paraguayo José Félix Estigarribia acepta parlamentar, cuando Marzana sale de la trinchera, los soldados en sus posición levantan banderas blancas y las tropas paraguayas a metros de las posiciones bolivianas se abalanzan y la toman, creyendo que los soldados bolivianos se rendían. Las pérdidas en hombres por ambas partes fueron importantes. El mayor paraguayo Antonio E. González y el historiador boliviano Querejazú Calvo coinciden en que el ejército boliviano tuvo 1.000 muertos, 20 oficiales y 446 soldados cayeron prisioneros. Imagen perteneciente a Facebook: Memorias de la Guerra del Chaco. Por su parte el ejército paraguayo tuvo 2.000 muertos para todo el mes de setiembre. Mazzacotte sostiene que 24 oficiales y 820 soldados bolivianos cayeron prisioneros en Boquerón y que las bajas fueron de 1.000 muertos. Atribuye la cifra de 1.513 muertos, heridos o desaparecidos para el ejército paraguayo en el periodo de junio a setiembre. La sanidad del ejército paraguayo a su vez registra 1.890 hombres como muertos para igual periodo. Foto: Imagen del Teniente Coronel boliviano Manuel Marzana luego de caer prisionero, se encuentra leyendo un diario paraguayo fruto de la caballerosidad ante el enemigo vencido, detrás de él soldados paraguayos. Isla Poi. Guerra del Chaco 1932-1935. Caída del fortín Arce, contraofensiva paraguaya. 22 de octubre Después de la captura de Boquerón, el ejército paraguayo que contaba ya con unos 15.000 hombres continuó su avance en dirección al fortín Arce. José Félix Estigarribia reorganizó sus fuerzas creando la 4.ª División al mando del teniente coronel Nicolás Delgado. Por su parte, las tropas del Destacamento Peñaranda y fuerzas auxiliares, agotadas y desmoralizadas, se replegaron hacia Arce ofreciendo ligera resistencia a unos 11 km de ese fortín. La presión paraguaya provocó que 3

regimientos bolivianos abandonaran sus posiciones sin combatir. El ejército paraguayo ocupó los fortines Ramírez y Castillo (8 de octubre), Lara (11 de octubre) y Yujra (12 de octubre). El 22 de octubre, al amanecer, comenzó el ataque al fortín Arce y para el mediodía los regimientos paraguayos rodearon las líneas bolivianas saliendo a su retaguardia. Al notar esta maniobra, cuatro regimientos bolivianos abandonaron sus posiciones completo desorden. El coronel Peñaranda, temiendo ser rodeado, ordenó la retirada. El ejército boliviano recién pudo resistir el avance paraguayo a 7 km del fortín Saavedra, al borde de un largo y ancho pajonal que los paraguayos debían atravesar si querían llegar a Muñoz (La base del comando boliviano). Foto: Tropas paraguayas marchan hacia el frente de batalla.Guerra del Chaco 1932-1935.Imagen perteneciente a Facebook: Memorias de la Guerra del Chaco. Allí se posicionó la 4.ª División al mando del teniente coronel Bernardino Bilbao Rioja, que reemplazó a Peñaranda por motivos de salud. Mientras tanto arreciaban las críticas contra el presidente Salamanca y el alto mando pidiendo la vuelta del General Alemán Kundt. El ante esto el 11 de octubre de 1932 Quintanilla abandona el mando. A fines de diciembre de 1932, el ejército boliviano, al mando de su flamante comandante, el general alemán Hans Kundt, completó su movilización. kundt que era veterano de la Primera Guerra Mundial y fue visto por la opinión publica boliviana como el único salvador de la nación. A estas alturas Paraguay cambia su estrategia, más el comienzo de la época lluviosa, el alargamiento de la logística en 200 km, la falta de camiones y el agotamiento físico de los soldados luego de 3 meses de ofensiva, el coronel Estigarribia decidió pasar a la «defensa activa» para enfrentar a la totalidad del ejército boliviano. Foto: Plenos combates, tropas bolivianas responden el fuego desde interior del monte chaqueño. Guerra del Chaco 1932-1935. Imagen perteneciente a Facebook: Memorias de la Guerra del Chaco. Batalla de Kilómetro Siete: 7 de noviembre de 1932 a febrero de 1933.(El avance paraguayo es detenido por Bolivia) La Batalla de Kilómetro Siete (del camino Saavedra-Alihuatá). La batalla comenzó con el avance del ejército paraguayo hacia Saavedra y terminó con la retirada de la 1.ª División paraguaya hacia Kilómetro 12, dando fin a la ofensiva paraguaya y al inicio estratégico de una “defensa activa”. La pérdida de los fortines Boquerón, Arce, Alihuatá y la retirada general hacia Saavedra fue un duro golpe para los bolivianos. Cundió una ola de desmoralización que alcanzó a todas las unidades en el Chaco.El general Carlos Quintanilla fue destituido del mando de la 4.ª División siendo reemplazado por el coronel Enrique Peñaranda. Los restos de la 4.ª División boliviana retrocedieron hacia Saavedra abandonando los fortines Arce y Alihuatá, los más avanzados que tenía Bolivia en el Chaco.

A la altura del km 7 del camino Saavedra-Alihuatá cruzaron un ancho pajonal que cortaba perpendicularmente el camino. Los comandantes vieron allí las condiciones favorables para una defensa y acordaron detener ahí el avance paraguayo. Después de capturar Arce y Alihuatá, Estigarribia perdió la oportunidad de acabar con el ejército boliviano en el Chaco al desviar su ataque hacia los fortines bolivianos Fernández y Platanillos asumiendo, razonablemente, que fuerzas bolivianas podían salir desde allí a su retaguardia y cortar la línea de suministro Arce-Isla Poí. Estigarribia pensaba que los efectivos apostados en esos fortines superaban los 1.000 hombres, sin saber que allí solo se encontraba distribuido, en posiciones distanciadas, el regimiento RI-1 Colorados con 220 soldados. Este error de apreciación le dio tiempo a las fuerzas bolivianas en retirada para fortificar sus posiciones en Saavedra. Se produjeron nuevos cambios en los comandos: El coronel Francisco Peña, comandante interino del Primer Cuerpo, fue reemplazado por el general Arturo Guillén. El Coronel Peñaranda cedió el mando al brillante teniente coronel Bernardino Bilbao Rioja. Desde Bolivia, el presidente Salamanca pensó que la resistencia en ese lugar era decisiva para recuperar la moral de las tropas, la cual pendía de un hilo. Una derrota obligaría a los bolivianos a retroceder aún más, lo cual acarrearía graves consecuencias para todo el ejército y posiblemente para su propio gobierno. Los 18 días perdidos por Estigarribia permitieron la llegada al frente de los regimientos Abaroa, el RI-25, un destacamento de zapadores y un grupo de artillería. Se apostó a otros 1.500 hombres y 80 oficiales al otro lado del camino y se esperó pacientemente la aparición de los paraguayos. Foto: Campamento boliviano, un herido es atendido por sus camaradas. Guerra del Chaco 1932-1935. Comienzo del combate en kilómetro 7 La batalla comenzó el 7 de noviembre de 1932, cuando el regimiento RI-3 Corrales, al mando del mayor Torreani Viera, chocó contra las trincheras, primero en el centro, luego sobre ambas alas, tratando de romper la línea boliviana. El RI-25 casi es rebasado, pero gracias a la ayuda del batallón del RI-5 “Campero” al mando del Mayor Germán Jordán logró mantener su posición. Los paraguayos intentaron una nuevo ataque, a bayoneta calada, pero la intervención de la Batería Rivera los detuvo. El 9 de noviembre las fuerzas paraguayas ante la resistencia boliviana se vieron obligadas a atrincherarse en una isla de monte a distancia de asalto. La aviación boliviana informó que la unidad paraguaya se encontraba aislada. Sin esperar más refuerzos, el teniente coronel Bilbao Rioja se decidió por un contraataque para acabar con esa amenaza, ignorando la orden del comando de mantener la actitud defensiva para no poner en riesgo la débil moral de las tropas y sabiendo que la 2.° División paraguaya se encontraba a 50 km del lugar. Estigarribia a su vez envió al regimiento RI-

1 Dos de Mayo para reemplazar al desgastado regimiento Corrales que pasó transitoriamente a la retaguardia. El regimiento boliviano RI-50 Murguía encabezó la maniobra de envolvimiento sobre el ala derecha paraguaya cuyo objetivo era salir a su retaguardia y cortar el camino Saavedra-Alihuatá. Al mismo tiempo, los regimientos Campero y Campos atacaron por la izquierda mientras los regimientos RI-4 Loa, RI-25 y el RC1 Abaroa sostenían frontalmente las posiciones de Kilómetro 7, quedando el RC-7 Chichas como reserva. Estos 7 regimientos sumaban un total de 3.500 hombres. El ataque boliviano se inició en la madrugada del 10 de noviembre con los disparos de los grupos de artillería Rivera y Peñaranda apoyados adicionalmente por el bombardeo de la aviación. Foto: Oficiales bolivianos en una trinchera “Chapapa”. Guerra del Chaco 1932-1935. El regimiento paraguayo RI-1 Dos de Mayo es tomado por sorpresa. El RI50 Murguía, aunque no había logrado salir completamente a la retaguardia del enemigo, chocó contra el debilitado regimiento RI-3 Corrales que también fue sorprendido. En esta desesperada acción el mayor paraguayo Torreani Viera tuvo que recurrir a los cocineros y asistentes personales para defender las posiciones. Pese a la sorpresa, el ataque del RI-50 Murgia fue rechazado y tuvo que retroceder. El regimiento Loa logró ocupar algunas trincheras y tomar prisioneros, material bélico y heridos. Pero a las 17:00 horas también tuvo que retirarse de las mismas. La batalla del 10 de noviembre, con semejante despliegue de artillería y número de soldados comprometidos impactó a ambos bandos por su intensidad.El 12 de noviembre, la 4.ª División paraguaya llegó desde Alihuatá para reemplazar a la 2.° División que había quedado maltrecha. Esta unidad realizó un nuevo ataque, que fue repelido gracias a la llegada de nuevos refuerzos bolivianos a las trincheras de Kilómetro 7. Era el regimiento Sucre, formado por reservistas de La Paz y Potosí. Al ver que los ataques frontales no surtían efecto, el comandante de la 4.ª División paraguaya planeó una maniobra para desalojar a los bolivianos del este del camino, fijando al enemigo en el centro y en su ala derecha e intentado romper su frente del sudoeste. El regimiento Boquerón encabezó la maniobra apoyado en la izquierda por el RI-7 y a la derecha por el RC-3. Un error en la dirección del ataque del RI-7 provocó la pérdida de la sorpresa por lo que los defensores pudieron repeler al regimiento paraguayo. El general Estigarribia con el problema de la época de lluvias a punto de comenzar en el chaco, planeó un último intento para doblegar la resistencia boliviana en kilómetro 7 pero esta vez a una escala mayor. La división de avanzada, al mando del teniente coronel Carlos José Fernández, avanzó a ciegas hacia su objetivo, pero su radio de giro resultó muy corto (esto a causa del cerrado monte chaqueño) y en lugar de rodear el ala izquierda de la línea boliviana chocó contra un reten lateral. Al detectarse el envolvimiento de las defensas de Kilómetro 7, el regimiento RI-5 Campero alargó su despliegue hacia la izquierda cerrando el paso a los atacantes paraguayos. El RI-22 Campos, que se encontraba de reserva, fue enviado a estirar la línea defensiva cubriendo

Puesto Montaño y doblándose en punta para evitar el rodeo. Estas unidades fueron reforzadas por la Batería Rivera que recibió el apoyo de un tanque Vickers conducido por el teniente José Quiroga. Los paraguayos habían perdido la sorpresa, el contraataque de los regimientos RI-22 Campos, RI-33 Chorolque, y RI-50 Murguía acabó por paralizar toda la maniobra de Estigarribia. En el centro, el aferramiento contra las fortificaciones bolivianas esperó en vano que la División de Fernández concretara su maniobra. Estigarribia sacó de Nanawa a su 5.ª División y la lanzó sobre Agua rica, pero sin mayores resultados. El 23 de diciembre de 1932, el coronel Estigarribia viendo la gran obstinación de las defensas bolivianas ordenó la finalización de la „‟Primera ofensiva„‟ del ejército paraguayo en el Chaco Boreal cambiando estratégicamente, a una fase de „‟defensa activa„‟ hasta tanto las condiciones militares en el teatro de operaciones le permitieran volver a la ofensiva. La batalla Aérea sobre el Chaco Para el inicio de la Guerra del Chaco, Bolivia contaba con un cuerpo aéreo muy capaz. Unos meses antes del conflicto, los bolivianos desplazaron un grupo aéreo de tres aviones de combate Vickers Vespa, tres bombarderos Breguet XIX, de cinco a seis aviones de combate Vickers “Scout” y un par de Fokker CVs a la zona de Villamontes, en la frontera del Chaco y las tierras bajas de Bolivia. Tanto Bolivia como Paraguay hicieron grandes esfuerzos por organizar fuerzas aéreas eficaces. Pese a ser un país pobre y pequeño, Bolivia poseía una fuerza aérea de cerca de cuarenta aviones, que incluían naves entrenadoras y de transporte. Paraguay podía colocar en campaña alrededor de diez aviones de combate y veinte naves de entrenamiento y transporte. El Teniente Coronel Bilbao Rioja tomó el mando de la Fuerza Aérea Boliviana en el Chaco a inicios del conflicto y concentró su fuerza en Villamontes con una base de avanzada. En julio de 1932, los bolivianos desplazaron tres aviones de combate Vickers “Vespa”, tres bombarderos Breguet XIX y entre tres a seis Vickers “Scouts” a sus pistas de avanzada. Las naves incursionaron contra la base paraguaya en Puerto Casado. Desde ese momento, el Cuerpo Aéreo Boliviano llevó a cabo misiones de reconocimiento, patrullaje aéreo y apoyo aéreo cercano. En la batalla de Boquerón, ambos lados llevaron a cabo numerosos ataques en apoyo a las tropas terrestres. Entre el 9 y el 29 de septiembre, paraguayos, escoltados por aviones de combate Wibault, efectuaron 12 ataques de bombardeo sobre los bolivianos en Boquerón.De: Guerra del Chaco El experimentado piloto boliviano Rafael Pabón fue transferido al Fortín Muñoz e intervino en la captura del Fortín Bogado, al descubrir que en un inmenso totoral estaban posesionados los paraguayos, inicia su ofensiva, haciendo derroche de su audacia. En velocidad fantástica lanza sus bombas sobre el fortín, pasa por encima de las fortificaciones enemigas y proyecta una lluvia de balas descendiendo hasta los 50 metros de altura ante los azorrados enemigos quienes le ametrallan

constantemente. Producido el triunfo de Bogado los soldados arrojan sus gorras aclamando al capitán que recibe las felicitaciones del General Lanza , y cuando en animada charla se le preguntaba el motivo por el que voló a tan poca altura responde: “No saben cazar al vuelo”. Este brillante piloto boliviano también participo en la en la defensa de Boquerón, Agua Rica, Yuqra, Castillo y Arce e innumerables misiones de reconocimiento, bombardeo y combate. Es considerado el gran triunfador de la primera batalla aérea en Sudamérica. El combate ocurrió en la región denominada Kilómetro 7, la cual fue vista por ambos ejércitos desde tierra.En aquella ocasión, Pabón tripulaba un bombardero Vickers Vespa y el avión enemigo que abatió fue un Potez 25 que era piloteado por el aviador paraguayo,Trifón Benitez Vera. Las hazañas de Rafael Pabón se habían convertido en leyenda y eran relatadas con orgullo dentro y fuera de las trincheras. El piloto Rafael Pabón Cuevas al mando de un Curtiss Osprey moriría en acción de combate contra un Potez 25 TOE paraguayo piloteado por Capitán PAM Carmelo Peralta. El piloto Rafael Pabón es considerado el máximo héroe de la aviación boliviana. De: El héroe olvidado De: Rafael Pabón Cuevas Relato de la Acción: En una misión de reconocimiento sobre las posiciones bolivianas en Saavedra, el Potez 25 A.2 N° 6 tripulado por el Tte.1° PAM Trifón Benitez Vera como piloto y acompañado por el Cap. Obs. Ramón Avalos Sánchez como observador-artillero, resultó atacado por tres Vickers Scout. A pesar de realizar el Potez una acción evasiva, no pudo evitar que el Scout piloteado por el entonces Cap. Rafael Pabón se pusiera en posición ventajosa detrás del primero. El Cap. Avalos disparó las apareadas Madsen contra el Scout, pero una ráfaga del avión boliviano lo mató instantáneamente. El Tte. Benitez se dió perfectamente cuenta que sin protección de su artillero no tenía muchas chances de sobrevivir, por lo que continuó su acción evasiva volando al ras de las copas de los arboles y en zig-zag. El Scout, más veloz que el Potez, se le acerca peligrosamente; Una de las ametralladoras del Scout de Pabón se queda trabada, entonces decide estrellarse contra el Potez para derribarlo. El Tte. Benítez era un destacado piloto y había egresado en segundo lugar, detrás del Capitán Aponte, y al ver que el Scout se le precipitaba encima, logró esquivarlo, pero en una segunda arremetida, Pabón dispara contra el Potez nuevamente, hiriendo mortalmente a Benitez, quien pierde el control de aparato, estrellándose al Suroeste de Saavedra, detrás de las líneas bolivianas. Los cuerpos de Benitez Vera y Ávalos Sánchez fueron rescatados por tropas bolivianas, quienes los enterraron en el cementerio del Fortín Muñoz, con todos los honores militares. De: Los Años 30 El capitán Rafael Pabón es derribo el 12 de agosto de 1932, Relato de la acción. El 12 de Agosto de 1934 el Potez 25 TOE N°11 tripulado por el Cap.PAM Carmelo Peralta y el Tte.1° Obs. Rogelio Etcheverry derriba al Curtiss Osprey N° 78 boliviano del Mayor Rafael Pabón y el Sgto. Mario Calvo sobre la zona de Florida. El Potez paraguayo se encontraba realizando

una misión de reconocimiento en la zona cuando fue atacado por el Curtiss boliviano. El Cap. Peralta, en conocimiento de las mejores prestaciones del caza-bombardero boliviano, voló en zig-zag a la altura de la copa de los árboles y a una mínima velocidad, lo cual hizo infructuoso todo ataque del aparato enemigo. En un momento dado, el Tte. Etcheverry logró tenerlo en su mira por algunos segundos,lo cual bastó para derribar al Curtiss. El fortín estaba defendido por la 5.ª División paraguaya al mando del teniente coronel Luis Irrazábal. En el ala norte, los atacantes cerraron prematuramente su avance y chocaron con el flanco derecho de las fortificaciones. Tampoco prosperó el ataque sobre el ala sur. En un momento de la batalla, la 5.ª División paraguaya comenzó a quedarse sin municiones debido a las lluvias que dificultaba el abastecimiento y al alto consumo para frenar el ataque enemigo. Se construyó una pista de aterrizaje para que los aviones pudieran reaprovisionar el fortín mediante un puente aéreo. La Primera batalla de Alihuatá, se produjo entre los días 10 y 13 de marzo de 1933 y culminó con la ocupación del fortín Alihuatá por parte del ejército boliviano y la retirada de la pequeña unidad que lo defendía permitiendo que la 9.ª División boliviana cortara la ruta de suministros que desde Arce iba a la 1.ª División paraguaya que combatía en la zona de “Kilómetro 7″ y Campo Jordán al sur de Alihuatá. La 9.ª División boliviana inició su avance a fines de febrero. Su vanguardia estaba constituida por un escuadrón del regimiento „‟Lanza„‟ y el grueso de los regimientos „‟Campos„‟, „‟Chacaltaya„‟, „‟Illimani„‟, parte del RI-36, más la batería Mendivil con cuatro cañones Schneider de 75 mm. Hasta el 1.º de marzo la unidad había avanzado unos 42 km, encontrando agua en abundancia en un cañadón que se extendía hacia la derecha con dirección a Alihuatá. El mayor Alfredo Rivas realizó una exploración con los jinetes del „‟Lanza„‟ llegando sin tropiezos hasta Charata, hacia el oeste y en las proximidades del objetivo. El regimiento „‟Campos„‟ tomó la delantera para el ataque, seguido del „‟Chacaltaya„‟ y el „‟Illimani„‟ mientras el RI-36 se quedó en Charata para proteger la retaguardia. El personal de artillería continuó trabajando en la apertura del camino a la vez que aproximaba sus cañones. El 10 de marzo, una patrulla paraguaya adelantada detectó la aproximación boliviana y dio la alarma al capitán Chircoff que comandaba el fortín. El regimiento „‟Campos„‟ se desvió un poco hacia el norte para cortar el camino Alihuatá-Arce, el „‟Chacaltaya„‟ avanzó frontalmente hacia el este y el „‟Illimani„‟ se desplazó por el lado sur para cortar el camino Alihuatá-Saavedra. El día 11, al aproximarse al campo descubierto que rodeaba el fortín, el comandante del „‟Chacaltaya„‟ detuvo la iniciación del ataque para que el „‟Illimani„‟ terminara su movimiento por la derecha. En tales circunstancias, le llegó una amonestación del comando divisionario por su demora y, molesto por esto, se presentó en el puesto de mando de una de sus compañías y dio la absurda orden de: “Adelante, el fortín está desocupado”. Los infantes avanzaron tratando de ocultarse entre los pocos matorrales pero sin

poder burlar el fuego enemigo. A las cuatro de la tarde el combate llegó a su punto culminante: la compañía Bayá resultó aniquilada. El regimiento „‟Illimani„‟, que recibía su bautismo de fuego, se confundió en el monte y disparó contra el „‟Chacaltaya„‟ que estaba delante, cuyo extremo aun no había sobrepasado. Los bolivianos retrocedieron al monte y aprovecharon la noche para reorganizarse. El día 12 de marzo, el regimiento „‟Campos„‟ se puso a caballo sobre el camino hacia Arce que era su objetivo y lo propio hizo el „‟Illimani„‟ en el suyo. El nerviosismo y la falta de capacidad profesional con que se condujo un ataque que carecía del factor sorpresa permitió que los escasos defensores, que ya estaban en conocimiento de la presencia boliviana, pudieran producir 238 bajas (incluyendo algunos oficiales) de un total de 1.000 que tenían los tres regimientos. La sorpresiva aparición de una nueva división boliviana (no prevista por el servicio de inteligencia) en el centro de su dispositivo, fue un contratiempo para el coronel Estigarribia que no esperaba además una penetración tan audaz y mucho menos contra el fortín Alihuatá. Ese fortín era una escala importante en la logística paraguaya hacia la 1.ª División paraguaya que en ese momento combatía al sur, frente a Saavedra. La batalla de Campo Jordán una serie de combates librados en la zona de Campo Jordan, que terminó con la retirada de la 1.ª División paraguaya hacia Gondra. Esta retirada tuvo su origen en la captura boliviana del fortín Alihuatá en su retaguardia que cortó la ruta de suministros paraguaya Arce-Alihuatá-Saavedra. Sin tener la autorización de Kundt, Toro movió al resto del regimiento “Loa” hacia Campo Grande en ayuda del “Ballivián”. Molesto por esta decisión, Kundt viajó a Alihuatá para analizar la situación con el coronel Carlos Banzer. Ambos estimaron erróneamente que el centro de gravedad del ataque enemigo era el que se dirigía contra el regimiento “Chacaltaya”. Sin embargo, era en el ala izquierda, en Campo Grande, donde operaba casi toda la reforzada 7.ª División paraguaya con unos 3.000 soldados. En la noche del día 10 de septiembre, los soldados del regimiento “Loa” llegaron al frente de Campo Grande en malas condiciones físicas. Pese a estos datos y sin darle tiempo para organizarse en su nueva posición, Ayala Moreira le ordenó a Capriles que apurara la recuperación de los puestos ¨Pantoja¨y ¨M¨ pero este no pudo evitar que el enemigo lo superara por los flancos. En el intento fue herido al chocar imprevistamente con una patrulla. El desconcertado coronel Banzer viajó a Campo Grande para analizar in situ la grave situación. El 12 de septiembre de 1933, el camino de Campo Grande a Charata fue ocupado por fuerzas paraguayas al mando del teniente coronel Eugenio Garay, quedando los regimientos “Ballivián” y “Loa” completamente rodeados. La presión paraguaya se hizo cada vez más intensa tanto por el norte como por el este. Para liquidar la batalla y evitar el accionar de nuevos refuerzos, un ataque paraguayo quebró la línea del “Ballivián” por lo que se tuvo que emplear personal de cocina y estafetas para cerrar la brecha. Los comandantes cercados no pidieron más ayuda pues

Banzer les había dicho que la 9.ª División ya no tenía reservas y que solo podía ayudar al regimiento “Chacaltaya” que defendía el camino de Arce a Alihuatá desde donde se asumía que venía el ataque principal. Desde el punto de vista estratégico Kundt siguió insistiendo en que toda la operación paraguaya frente a la 9.ª División era una acción meramente distractiva. Al atardecer del segundo día del cerco, las fuerzas rodeadas en Campo Grande oyeron ruidos de combate desde el sector ¨J¨, al norte de Charata. Era la compañía Zambrana del regimiento “Loa”, enviada erróneamente a Pozo Favorito (Charcas) y que ahora volvía en socorro de los sitiados. Luego de media hora el ruido cesó: el capitán Julio Zambrana Bayá y muchos de sus hombres sucumbieron en el intento de ruptura. Algunos aviones bolivianos lograron arrojar bolsas de coca a los cercados. El día 15 de septiembre, el tercero del cerco, la situación es critica debido a la alta temperatura, la sed castigó a las tropas bolivianas que solo disponían de medio jarro de agua por día, por persona. Esto también dificultó a los soldados consumir los alimentos. Ese mismo dia a las 10:00 horas, a varios kilómetros a la derecha, en Pozo Favorito (Charcas), la reducida compañía del RI-18 boliviano “Junín” más fracciones del RC-5 boliviano “Lanza”, se rindieron. Los paraguayos transmitieron esta noticia de viva voz a los oficiales bolivianos cercados en Campo Grande invitándolos a hacer lo mismo. Después de consultar con sus oficiales, el teniente coronel Capriles aceptó entrevistarse con un parlamentario enemigo.Finalmente, luego de discutir cada cláusula y sin ninguna esperanza de ser rescatado, Capriles firmó la rendición a las 16:30 horas Dos soldados bolivianos: Retrato realizado por Gil Coimbra Foto: Soldado boliviano prisionero herido es tratado en un puesto de socorro del regimiento paraguayo, para luego ser transportado a las formaciones sanitarias de retaguardia. Guerra del Chaco 1932-1935. Archivo Fotográfico del Dr.Sanctis Un total de 509 soldados capitularon, entre ellos 2 jefes, 11 oficiales, 3 cirujanos y 10 suboficiales. En el centro, el regimiento “Chacaltaya” logró salir del segundo cerco con la ayuda de dos regimientos. El agotado regimiento “Campos”, que se venía desplazándo y combatiendo sin parar desde dos meses atrás, realizó tres ataques consecutivos con graves bajas pero no pudo desalojar a los paraguayos para poder cruzar. Finalmente fracciones del regimiento “Lanza”, al mando del capitán Gérman Busch, luego de hacer un amplio rodeo, abrió una senda por un costado por donde el Chacaltaya pudo escapar del cerco. Con la captura de Campo Grande, el ejército paraguayo liberó la zona de Arce y controló los caminos de Arce a Fernández y de Arce a Puesto Sosa y Muñoz, condiciones indispensables para emprender un posterior avance hacia el sur El 3 de octubre, el presidente paraguayo Eusebio Ayala visitó Isla Poí para ascender a José Félix Estigarribia a Brigadier General por el triunfo en la batalla de Campo Grande. Estigarribia le manifestó que había llegado el momento de un cambio en la estrategia: Había constatado que

los mismos regimientos bolivianos que combatieron en Nanawa, Gondra y Campo Grande estaban agotados, física y moralmente.En el lado boliviano, el mayor Oscar Moscoso expuso al general Kundt el temor de los oficiales por la suerte del ejército boliviano debido al cansancio, desmoralización y falta de soldados luego de los combates de julio a septiembre. Estigarribia adelantó su puesto de mando al fortín Falcón (Rojas Silva), a no más de 20 km del frente, donde inició la concentración de una División de Reserva con nuevos contingentes llegados de Asunción y tropas extraídas de Nanawa, Toledo, Fernández, y aún de Bahía Negra y Fuerte Olimpo (Alto Paraguay, al norte del país). Se constituyó así una fuerza de 4 divisiones (Div.6,7,8 y Div. Rva.) apoyadas por dos grupos de artillería (GA-1,GA-3) frente a la 9.ª División boliviana y sus refuerzos.En esta ofensiva se empeñaría la casi totalidad de los 27.000 combatientes con que contaba todo el ejército paraguayo en ese momento. De esta manera, la 9.ª División boliviana, que durante las acciones de julio (1933) frente a Gondra se había reducido a dos regimientos y una compañía, desde la batalla de Campo Grande había vuelto a crecer, recibiendo en su línea el refuerzo de 9 regimientos muchos de las cuales salieron de la 4.ª y 7.ª División.Las dificultades para abastecer a todas las fuerzas paraguayas en pleno verano retardaron los movimientos en ciertos sectores pese a que antes de iniciar la operación se habían perforado más de veinte pozos para proveer de agua a tantos soldados. Retrato de un artista boliviano que capta la acción de la tropa en sus trincheras. Esta demora hubiera permitido, quizás, salvar a la 9.ª División ordenando su retirada nuevamente a “Kilómetro 7″, un lugar favorable para establecer una buena defensa. Pero el gobierno boliviano temía que el abandono del fortín Alihuatá repercutiría peligrosamente en la moral del país y el general Kundt subestimaba la capacidad del ejército paraguayo para maniobrar ofensivamente con tantos hombres en pleno verano por lo que sostenía que el envolvimiento enemigo por el flanco izquierdo se detendría de un momento a otro por problemas logísticos. Kundt confiaba además que moviendo económicamente sus fuerzas por líneas interiores podía frenar el amplio y complicado envolvimiento paraguayo. El 3 de diciembre, Estigarribia decidió asumir personalmente la conducción táctica de toda la operación y ordenó al coronel José A. Ortiz, a cargo de la maniobra, que cerrara el camino Alihuatá-Saavedra. El día 4, la vanguardia paraguaya que guiaba el explorador Manuel Irala Fernández (alias „‟Yacaré Valija„‟), salió al pajonal de „‟Campo 31„‟, sobre el camino Alihuatá-Saavedra. La 7.ª División paraguaya reforzada con los regimientos RI-1, RI-2 y RC-5 (unos 3.300 hombres) penetró en la retaguardia de la 9.ª División boliviana. El RI-41 “Colorados” boliviano trató de contener ese avance a la altura del “km 31″, pero fue arrollado.El 4 de diciembre el mayor Sinforiano Bilbao Rioja, sacado apresuradamente del sector Gondra, recibió la misión de enviar un

batallón del RI-34 para despejar el camino a la altura del “km 31″ pero, por su escasa importancia, esta unidad no tuvo ninguna posibilidad de realizarlo. El día 6 de diciembre, una pequeña unidad de 200 soldados paraguayos cortó el mismo camino a la altura del “km 22″. Tanto Kundt, desde el sur, como Banzer desde el norte, enviaron fuerzas para eliminar ese bloqueo que se mantuvo con gran tenacidad. Lo que Banzer no pudo prever fue que, casi simultáneamente, a las 04:35 del día 7, el frente de la 4.ª División colapsó por un sorpresivo ataque nocturno que, sin preparación previa de la artillería y por propia iniciativa, realizó el teniente coronel Franco de la 1.ª División paraguaya. Esta acción abrió una brecha de 1.200 metros en el sector defendido por el teniente coronel Pareja por donde se infiltró la división paraguaya.Este ataque tomó por sorpresa no sólo al coronel boliviano González Quint, de la 4.ª División, sino también a Estigarribia que pidió varias veces la confirmación de que el Franco había logrado infiltrarse y estaba cerrando de esa manera las vías de escape de las dos divisiones bolivianas. Foto: El implacable clima del gran chaco y la falta de agua, comienza a cobrar sus victimas. Dos soldados bolivianos hallados muertos en el camino Senador Long, “conocido como la Picada de la desesperación”.Guerra del Chaco 1932-1935. Banzer acusó a Kundt de haberle ordenado que „‟procediera de acuerdo a la situación‟‟ sin prevenirle que el frente de la 4.ª División había sido roto y que la maniobra de ayuda del destacamento Brandt, enviado desde Puesto Sosa para frenar a una división reforzada, consitía en una unidad de 300 reclutas. Las instalaciones del fortín Alihuatá fueron incendiadas. La 9.ª y la 4.ª División retrocedieron hacia Campo Vía, una zona particularmente inhóspita, a mitad de camino entre Gondra y “Kilómetro 21″, bajo el permanente acoso de un enemigo, hasta quedar finalmente detenidas por los dos brazos del cerco paraguayo. La consecuencia más importante de esta retirada fue la ruptura en el abastecimiento de agua que comenzaron a sufrir ambas divisiones bolivianas. Algunas pequeñas unidades bolivianas lograron huir antes de que el cerco se cerrara completamente; lo hicieron con gran sacrificio y muchas bajas. La falta de medicamentos y ante el peligro acuciante de que miles de soldados murieran de sed bajo un sol abrasador, los coroneles Banzer y González Quint se encontraron en Campo Vía. El cerco de Campo Vía, a comienzos de diciembre de 1933, fue la culminación de la Segunda batalla de Alihuatá en la que el ejército paraguayo rodeó a dos divisiones bolivianas obligándolas a rendirse. El ejército boliviano perdió más de dos tercios de sus fuerzas operacionales en el Chaco por lo que tuvo que abandonar la zona Muñoz-Saavedra y retirarse hacia la línea defensiva Magariños-La China. El gobierno del Paraguay creyó que había ganado la guerra y propuso un armisticio para iniciar las negociaciones diplomáticas. Bolivia aceptó la propuesta para ganar tiempo y reconstruir su ejército. La guerra continuó hasta junio de 1935. La 9.ª y 4.ª División bolivianas se encontraron en Campo Vía donde quedaron inmovilizadas por los dos brazos de la tenaza paraguaya.El 10 de diciembre se completó el anillo.Solo el regimiento Lanza, en una lucha

feroz y con grandes pérdidas, logró abrirse paso pero muy pocos soldados lograron escapar. El día 11 de diciembre de 1933, las dos divisiones cercadas, sin ninguna opción, tuvieron que rendirse. Las pérdidas bolivianas fueron importantes, murieron 2600 soldados y aproximadamente 7500 cayeron prisioneros (18 jefes, 170 oficiales, 7271 soldados).De un solo golpe, más de dos tercios del ejército boliviano fue destruido. Solo escaparon 1500 hombres, que en su mayoría pertenecían a las fuerzas de Peñaranda que no estuvieron dentro del cerco. El 11 de diciembre de 1933 los ministros y Toro llegaron para destituir al general Kundt. La rendición de Campo Vía proporcionó al Paraguay gran cantidad de armas y equipos: 8.000 fusiles, 536 ametralladoras, 25 morteros, 20 piezas de artillería, 2 tanques Vickers, muchos camiones y una gran cantidad de municiones, algunos de cañones habían sido incapacitados por los soldados bolivianos impidiendo su utilización por los paraguayos. El resto del ejército boliviano se retiró hacia Magariños. En Muñoz, centro del comando boliviano en el sur, el día 14 de diciembre de 1933, a las 10:00 horas, en medio del trajin para desalojar el fortín y destruir sus instalaciones, el destituido general Kundt subió a un trimotor Junkers 52 del Lloyd Aéreo Boliviano y partió del Chaco para siempre. Breve alto al fuego, Armisticio del 19 de diciembre de 1933 al 6 de enero de 1934 El presidente Ayala creyó que había ganado la guerra y que Bolivia, sin ejército, no tenía otra opción que capitular y solicitar la paz y, para dar tiempo a la diplomacia, propuso un armisticio que el gobierno boliviano aceptó de inmediato.El armisticio de veinte días, del 19 de diciembre de 1933 al 6 de enero de 1934, favoreció enteramente a Bolivia. Foto: El presidente paraguayo Eusebio Ayala (Centro) en el frente de batalla. Guerra del Chaco 1932-1935. Este país aceptó el armisticio para ganar tiempo y formar un nuevo ejército. Durante el primer año y medio de guerra, Bolivia había movilizado 77.000 hombres de los cuales solo quedaban 7.000 combatientes en el Chaco (la 7.ª División) y 8.000 hombres que prestaban diversos tipos de servicios. Tercera ofensiva paraguaya, enero a diciembre de 1934 El ejército paraguayo, luego de este descanso, continuó su avance capturando los fortines Platanillos, Loa, Esteros, Jayucubás, mientras el ejército boliviano, en actitud defensiva, intentó crear diversas líneas de contención. A partir de Campo Vía el ejército paraguayo comenzó a sufrir el mismo problema que había aquejado a su oponente desde el comienzo de la guerra: el alargamiento de su línea logística. Con un parque de camiones siempre escaso, con cubiertas y motores desgastados por el uso intensivo, en condiciones de extremado calor, y la necesidad de derivar más hombres para cuidar y sostener la fluidez de esas líneas de aprovisionamiento, Estigarribia tuvo que sujetar sus decisiones estratégicas a estas limitaciones logísticas. La captura de gran cantidad de soldados enemigos en las distintas batallas y cercos, a los cuales había que trasladar a la retaguardia, alimentar y sobre todo proveer de agua que a esas alturas era más valiosa que el oro.