La Frontera Del Contacto

Universidad para la Profesionalización Estratégica Maestría en Psicoterapia Gestalt Módulo VI: Mecanismos de Interrupció

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Universidad para la Profesionalización Estratégica Maestría en Psicoterapia Gestalt Módulo VI: Mecanismos de Interrupción y manejo de conflictos Claudia Alejandra Medina Orihuela 13 de Junio de 2019

LA FRONTERA DEL CONTACTO 1.1 Contacto El contacto la experiencia en sí misma, es el funcionamiento de la frontera entre el organismo y el entorno, es la conciencia del campo o la respuesta motriz en el campo (Ronie, 2000, consultado en Ramos, 2009). En otras palabras, es la función que sintetiza la necesidad de unión y de separación, brindando a la persona la oportunidad de encontrarse nutriciamente con el exterior (Polster y Polster, 1980). Cualquier contacto es un ajuste creador del organismo y del entorno (Ronie, 2000, consultado en Ramos, 2009), es el punto en el que uno experimenta el yo en relación con lo que no es el yo, ambos se experimentan claramente. Solo puede existir entre dos seres separados, que siempre necesitan interdependencia y siempre se arriesgan a quedar cautivos en la unión. En el momento de la unión se da una creación nueva: Yo no soy solamente yo, sino yo y tú somos ahora nosotros (Polster y Polster, 1980). En ese sentido, el cambio es producto forzoso del contacto. 1.2 Fronteras del Yo Polster y Polster (1980) afirman que el contacto es una relación dinámica que ocurre en la frontera de dos figuras de interés claramente diferenciadas, cada figura tiene un sentido de limitación de lo contrario no podrían llegar a ser figuras ni entrar en contacto o separarse. La frontera de yo está determinada por la gama de experiencias en la vida y por aptitudes que haya adquirido el individuo para asimilar experiencias nuevas o intensificadas. Esta frontera delimita en cada persona la capacidad de contacto que considera admisible. En ese sentido, define los actos, las ideas, la gente, los valores, los escenarios, las imágenes, los recuerdos y todo aquello que una persona quiere elegir en un compromiso total con el mundo exterior. Comprende también el sentido de los riesgos que está dispuesto a afrontar allí donde hubiese grandes oportunidades de superación, de las que pueden derivar nuevas exigencias personales, que estará o no a su alcance satisfacer. Por ello, la selectividad para el contacto determinada por la frontera del yo gobernará el estilo de vida del individuo, la elección de sus amigos, trabajo, lugar de residencia, fantasías, amores, y todas las experiencias psíquicamente relevantes para su existencia.

Universidad para la Profesionalización Estratégica Maestría en Psicoterapia Gestalt Módulo VI: Mecanismos de Interrupción y manejo de conflictos Claudia Alejandra Medina Orihuela 13 de Junio de 2019

La forma en que una persona bloquea o permite la conciencia y la actividad en la frontera del contacto es una forma de mantener el sentido de sus propios límites. La frontera del contacto no está rígidamente prefijada ni siquiera en los sujetos más inflexibles, pero la medida individual de su expansividad o contractibilidad es muy variable. Sin embargo, cuando se han fijado rígidamente los límites, la expansión de la frontera del yo se experimenta como una amenaza de sobrecarga psíquica: el individuo cree que estallará, sofocado por un exceso de sensaciones y emociones. Pero también teme la retracción de esa frontera, porque lo asusta sentirse vacío, consumido o debilitado ante la presión del exterior. Con ello lo que le da miedo es la ruptura de la frontera habitual, función incluye el estallido de la emoción violenta o la represión. Según Polster y Polster (1980) la experiencia de la frontera del Yo puede identificarse desde varios puntos de vista: 

Frontera del cuerpo: Las personas han aprendido a restringir la percepción de determinadas partes o funciones del cuerpo, limitándolas al sentido que tienen de sí mismas, lo cual trae como consecuencia que el sujeto quede desconectado de partes suyas importantes (Ramos, 2009).



Frontera de los valores: El fanatismo y las creencias limitan las fronteras del contacto al no permitirnos ver las cosas, ni las personas, ni otras posibilidades que no sean las nuestras. Estos valores cegar al individuo y limitar su frontera del contacto. Para muchas personas el suavizar su sistema de valores puede abrir las posibilidades nuevas de compresión y de expansión, al permitirles una mayor capacidad de contacto e intercambio, que hasta ese momento no habían experimentado. Esto no implica sometimiento o “confluencia” con los valores del ambiente, sino más bien conocerlo mejor y aprender a extraer o rechazar de él lo que necesita para vivir mejor (Ramos, 2009).



Fronteras expresivas: Los tabúes contra el comportamiento expresivo empiezan temprano: no toques, no te muevas, no llores, no te masturbes, etc (Polster y polster, 1980). Estas expresiones las aplicamos a situaciones nuevas en la vida adulta sin ningún tipo de examen discriminatorio, encontrándonos así con resistencias a tocar a los demás, a acercarnos o a llorar (Ramos, 2009).

Universidad para la Profesionalización Estratégica Maestría en Psicoterapia Gestalt Módulo VI: Mecanismos de Interrupción y manejo de conflictos Claudia Alejandra Medina Orihuela 13 de Junio de 2019



Fronteras expresivas: Tiene que ver con la renuencia específica a ser observado o reconocido, a ser etiquetado, a llamar la atención, a hacer el ridículo. Está íntimamente unido al juicio negativo que los demás hagan de nosotros (Ramos, 2009).



Fronteras de la familiaridad: El cambio inspira terror a algunos y hace que prefieran reducirse a funcionar en ambientes que los limitan, pero que les son familiares.

1.3 Forma de Contacto Polster y Polster (1980) indican formas de contacto; que al mismo tiempo bloquear o evitar el contacto. 

Mirar: La visión se convierte en una forma de contacto intermedia, que facilita el contacto final con las ideas o conceptos que interesa comprender. El bloqueo del contacto visual se resuelve, restaurando la voluntad de ver y volviendo a sentir los efectos de mirar. En este proceso ayuda que el paciente aprenda a mirar a su terapeuta y se ejercite en la exploración de toda la gama de posibilidades visuales que le ofrece.



Escuchar: Escuchar puede constituir un proceso abierto y muy activo. El que en realidad escucha, recibe ávidamente los sonidos que penetran en él.



Tocar: Es necesario relajar los tabúes que ha generado una prohibición al tocar.



Conversar: Está integrado por 2 dimensiones, la voz y la palabra; mismas que influyen en la calidad del diálogo que se sostiene.



Oler y gustar REFERENCIAS

Polster, E. y Polster, M. (1980). Terapia gestáltica. Amorrotu editores: Buenos Aires, Argentina. Ramos, M. (2009). Curso de formación de terapeutas Gestalt. Instituto de Terapia Gestalt. Recuperado de: https://studylib.es/doc/5568080/el-contacto---instituto-de-terapiagestalt